Apéndice. Los recuerdos de Jisei

Tengo que decir, antes de que empecéis a leer, que los apéndices llevan un ritmo y una narración propia diferente al resto de la historia.
Espero que os guste este primer apéndice, en él es Jisei la que, en forma de carta a Akane, nos pondrá al día que como van las cosas, después pasaremos a enterarnos de alguna novedad con respecto a Yuri y recordaremos situaciones pasadas.

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Apéndice 1

Los recuerdos de Jisei

Era aún de madrugada, Jisei no podía dormir y no hacía más que dar vueltas en su cama así que decidió levantarse y hacer algo, tampoco es que necesitase que fuese productivo pero al menos que esas horas de insomnio no se gastasen tontamente.
Cogió su pc portátil y lo puso en su escritorio, enchufó el cable, abrió la tapa y presionó el botón que lo encendía. Mientras esperaba que se iniciase pensó que escribir contando todo lo que había sucedido en las últimas semanas la ayudaría a poner sus ideas en claro y no había nada mejor que poder contarle las cosas a una amiga, a su amiga, a su confidente, a esa persona a la que antes le contaba todo y a la que echaba mucho de menos, no porque estuviese muy lejos físicamente pero se hacía difícil la separación, era más que nada una especie de tristeza, no mucha pero lo suficiente para añorar muchas cosas, detalles pequeños como hablar con ella, regañarla por lo cabezota que era y esperar siempre su opinión y sus ánimos, si había alguien que sabía animarla era Akane, cuando tenía dudas Akane siempre estaba allí, diciéndole que todo iba a salir bien y apoyándola, parecía una tontería pero la extrañaba mucho, no es que las demás no la escuchasen, claro que lo hacían pero... era otra cosa, algo único que existía entre ellas dos, dejando aparte lo que quería a sus amigas, que era mucho, y la confianza que tenía con ellas, Akane era... no sabía explicar el tipo de relación que tenían, era...
Mientras buscaba en su mente una palabra que la describiese el ordenador ya se había iniciado, así que ahora su atención se centraba en abrir el documento de word... lo que haría sería escribir una carta a Akane, parecía un poco tonto porque no iba a tardar muchos días en verla pero es que de veras que tenía la necesidad de "hablar" con ella y cuando la viera no iba a poder hacerlo, no estaban juntas tanto tiempo y además tampoco estaban a solas, además no iba a acaparar a Akane contándole sus tonterías, que los demás también querían hablar con ella... lo mejor era escribirla una carta, claro que si, así se haría a la idea de que hablaba con ella y se sentiría mejor.
Así que allí tenía el documento abierto y en blanco... a escribir.
Hola Akane,
¿Cómo te encuentras? Yo ya me encuentro mucho mejor.
Ya sabes que no pude ir a verte por culpa de este maldito constipado, no sabes la rabia que me dio porque tenía muchas cosas que contarte. Para empezar decirte que te echo mucho de menos, no te imaginas cuanto, la verdad es que eres una pesada y una cabezota pero cuando no estás se siente un gran vacío. Me acuerdo mucho de nuestras discusiones tontas, esas que empezamos por cualquier cosa y terminan convirtiéndose el algo absurdo sobre quien tiene el culito más sexy o la sonrisa más arrebatadora.
Han pasado apenas tres semanas y Akira nos habla mucho de ti y de todo lo que haces, así que estamos al día de tus nuevos amigos, esperamos que no te olvides de nosotros. Aquí la que más te echa de menos es Ryuko, ella quiere hacerse la dura pero ya sabes que nunca ha sabido mentir, sus ojos siempre hablan por ella y la delatan pero nosotros hacemos como que nos creemos lo que dice.
Kamui me pregunta muy a menudo por ti, no te asustes, que no lo hace en plan de galán conquistador o celoso, solo lo hace en plan de amigo, su aura ahora es bastante limpia, no te voy a decir que sea cristalino del todo pero no es como antes, desde luego se nota que siente algo por ti, supongo que cariño o agradecimiento aunque no creas, de vez en cuando... bueno, eso me lo cayo.
Hablando de Kamui, te gustará saber que su hermano está mucho mejor y ya le han dado el alta y están empezando a hacer las paces, por lo visto lo que les pasaba era todo un grandísimo malentendido. Según me ha contado Karura, que ya podemos decir que está saliendo con Fuma "formalmente", según se ve el padre de Kamui siempre ha querido dedicarse a la política o algo así y tener buenas influencias, en general los Kaguya quieren tener influencias y tenía previsto que Fuma se casase con alguna hija de familia importante y Fuma se negó así que se lio un buen jaleo en la familia y hasta los padres estuvieron a punto de divorciarse y todo y claro, eso influyó bastante en Kamui y se volvió un desconfiado. Fíjate tú que novelesco todo.
Pero la que más sabe de esto es Fatora, según parece ella y Kamui fueron amigos de pequeños, ya te contaré más cosas sobre esto ¿sabes? Fatora me cae muy bien, ahora, gracias a Shugo la estoy empezando a conocer mejor.
El que está cambiando muchísimo es Karasu, ni te imaginas, se ha tomado muy enserio eso de ser novio de Ringo, porque por lo que se ve ahora son novios, al menos eso dice a todo el mundo y se comporta de lo más responsable, es de lo más padrazo con la pequeña Aiko, que por cierto, le llama "apá", no sabemos si eso quiere decir "papá" o que pero sí que le llama a él, le quiere un montón, en cuanto le ve quiere irse con él, solo quiere estar con él, no se va con nadie más, a veces hasta a Ringo le cuesta separarla, te lo juro, se engancha a él como una lapilla y llora y gruñe, es muy graciosa.
A parte de a ti también echamos mucho de menos a Himeko, no vayas a pensar que eres el ombligo del mundo... es broma, es broma, ya sé que no lo harías... como te iba contando echamos mucho de menos a Himeko, aún no ha vuelto al instituto, va todas las mañanas a rehabilitación, aún tiene uno de los tobillos escayolados pero el otro, el de la operación, no, y tiene que ejercitarlo. Nos cuenta Kohaku que la pobre se queja mucho, que es muy doloroso, pobrecilla. Esta tarde vamos a ir a verla, a ver si le damos ánimos. El caso es que ella hace los deberes todos los días, Kohaku se los lleva y luego los trae al día siguiente, se está esforzando un montón y además ayuda con lo del teatro, bueno, hace la pobre lo que puede, claro.
Eso me recuerda a Hizashi, parece que ya va tranquilizándose. La verdad es que estaba fatal, le afectó mucho romper con Karura pero ahora se le ve mucho con Yuko ¿Te acuerdas de Yuko, verdad? La chica de 3-1, la que decían que el año pasado se había liado con un profesor... si, ya se lo que estás pensando y no, no es mi ídolo, ni voy a aprender de sus errores, ni nada de esas cosas... en realidad ella no se lio con el profesor ¿no lo sabías? la gente es que habla demasiado, bueno, pero ya te contaré mejor todo ese cotilleo.
Supongo que ahora estarás pensando que desde cuando me he vuelto yo tan cotilla, no es culpa mía, la culpa es de Genki y de Shiho que se han implicado demasiado en el periódico, más de Genki que de Shiho, carai con Genki, ha resultado todo un cotilla y se entera de todo y luego se lo cuenta a Sumire y ya sabes cómo es Sumire y lo que le cuesta a veces guardar una noticia.
De Sumire tengo que contarte que está muy contenta porque parece que lo de Suo y Misaki va muy bien. Fijate tú quien se iba a imaginar que Suo iba a resultar homo, siempre fue un chico muy raro pero a mí ni se me pasó por la imaginación, sin embargo parece muy feliz con Misaki, a lo mejor era eso lo que le pasaba, que simplemente no encontraba su lugar, que sentía que no encajaba.
Jisei empezaba a notar que se le cerraban los ojos, parece que el sueño volvía, en muy mal momento, ya casi no merecía la pena dormir... casi.
Sería mejor dormir un poco, aunque fuera poco, el sueño estaba venciéndola, ya seguiría con la carta luego o mejor, la terminaba y la enviaba, que luego a lo mejor se le olvidaba.
Bueno Akane tengo mucho sueño así que voy a dormir un poco antes de ir al instituto que luego el día es muy largo y ando sin energías. El otro día Sumire se empeñó en que me tomara una bebida energética y fue el caos, creí que me iba a dar una taquicardia.
Tengo muchas cosas que contarte, para empezar de mi misma y de Inari y explicarte como va todo... tenemos mucho de lo que hablar. Prometo escribirte otra carta cuanto antes.
Si tienes tiempo y te acuerdas a ver si me contestas, me hace mucha ilusión recibir una carta tuya.
Cuídate mucho, pulga. Te mando un beso muy fuerte.
Jisei
Guardó el documento y de pronto se dio cuenta de que la red wifi de su casa estaba apagada, bueno, tendría que mandarlo cuando llegase del instituto, ahora estaba demasiado cansada. Apagó el ordenador y se echó en la cama.
El ruido repetitivo de unos nudillos golpeando en su puerta la hizo despertarse de repente.
- ¡Jisei! ¡Jisei! - oyó a su madre al otro lado de la puerta - ¡Que ya son menos cuarto!
Se incorporó como un muñeco al que hubiesen activado pulsando un botón.
- ¿Menos cuarto?
Aterrada miró su despertador, era cierto, pero... pero... ¿Cómo podía ser? ¿Es que no había sonado el despertador? No estaba ahora para esas consideraciones, llegaba tarde, llegaba tarde, así que más valía que se espabilase y corriese.
Lo que no sabía era cuanto podía hacer en poco tiempo. Nunca había corrido tanto para arreglarse, ni le había cundido tanto el tiempo. Salió del cuarto de baño y entró al comedor donde estaba desayunando su madre y prácticamente se tiró a por el abrigo del uniforme, ya era Diciembre y el tiempo había refrescado bastante.
- Hoy se te han pegado las sábanas - comentó su madre.
- Ya te digo ¿Cómo no me has despertado antes?
- Tu despertador dejó de sonar, pensé que lo había apagado tú.
- ¿Entonces si sonó? Qué raro, no recuerdo haberlo apagado, es más, no recuerdo ni haberlo oído.
- ¿No vas a desayunar?
- No, no me da tiempo. Ya tomaré algo por el camino, no te preocupes.
- ¿Necesitas dinero?
- Pues no me vendría mal.
- Pues toma entonces - la madre cogió la cartera que estaba encima de la mesa y la abrió - Ya me lo estaba imaginando y lo tenía preparado. Toma.
- Gracias mamá.
- ¿Y la comida?
- ¡La comida!
- Ya te la he preparado. Está en la cocina.
- Esta bien, gracias, me voy que no llego.
- Dale recuerdos a Inari de mi parte y dile que se abrigue.
Jisei caminaba a buen ritmo por la calle, iba tan acelerada que empezaba a tener calor y el abrigo comenzaba a sobrar pero sobretodo su estómago se estaba quejando ya demasiado. Miró el reloj, bien, había corrido tanto que podía permitirse desacelerar el paso e incluso pasar por alguna panadería y comprar algo.
Hacía bastante frío aunque en esos momentos no lo sentía pero era consciente del frio y cuando hacía frío siempre le apetecía un bollo relleno de carne de cerdo asada... humh, que rico y con el hambre que tenía solo de pensarlo la boca se le hacía agua, por suerte sabía de una panadería donde vendían unos bollos recién hechos, calentitos, tiernos y para chuparse los dedos.
Cuando llegó hasta la panadería miró a través de los cristales del escaparate para comprobar cuanta gente había... demasiada. Miró el reloj, no iba mal de tiempo pero como le tocase alguno de esos lentos e indecisos seguro que llegaría al final tarde al instituto.
Al fijarse mejor vio que Momoka estaba dentro, situada justo detrás de la persona que estaban atendiendo. Bien, ella no solía hacer esas cosas pero es que tenía mucha hambre y prisa, así que empujó la puerta y entró en la tienda.
- ¡Momoka! - dijo yendo derecha hacia ella - Ya he llegado, siento el retraso ¿Has pedido ya?
- Eh... - Momoka la miró confundida pero enseguida vio el gesto de apuro en la cara de Jisei que miraba su reloj y comprobó que la cola para esperar turno era muy larga - No, que va, llegas a tiempo. Mira ya nos toca.
- Genial ¿Cuánto era el precio de los bollos de carne? - preguntó sacando su monedero.
- Deja, ya lo pago yo y luego me lo das.
No tardaron en salir sonriendo de la panadería y Jisei con su deseado bollo en las manos.
- Muchas gracias Momoka, si hubiera esperado toda esa cola no llegaría al instituto.
- No hay de qué ¿Te lo vas a comer ahora?
- Sí, tengo mucha hambre, es que no he desayunado ¿Tu no?
- No, lo mío es para la comida.
- Ah, pues si quieres un poco...
- No, tengo el desayuno aún en la garganta, como aquel que dice.
- Pues que me aproveche.
- ¿Y cómo es que no has desayunado?
- Porque me he quedado dormida - contestó con la boca llena - Lo siento - tragó.
- Sí que tienes hambre ¿Es que no has dormido bien? Perdona, perdona, estoy siendo bien cotilla.
- Ah, no me importa. Lo que pasa es que no duermo bien por las noches, me desvelo pensando un montón de cosas; al final me levanté y me puse a escribir una carta a Akane hasta que me entró el sueño.
- ¿Qué tal está Akane?
- Akira dice que está muy bien y muy contenta pero... yo la echo mucho de menos.
- Normal, siempre estabais juntas, erais como hermanas - comentó con un poco de pena.
- ¿Qué te pasa? - aquel cambio de humor no iba a pasar desapercibido fácilmente para Jisei, sobretodo porque iba acompañado de un oscurecimiento del aula, más que un oscurecimiento era como si perdiera brillo.
- No nada... de pronto me he acordado de que sois como Yuri y como yo, también éramos casi como hermanas.
Mal asunto, a Jisei no le gustaba nada aquello.
- ¿Es que os ha pasado algo? Perdona, perdona, ahora he sido yo la cotilla.
- No, no te preocupes, si no es nada, es solo que me preocupa bastante. Ya sabes lo suyo con... lo de la comida.
- Bueno, sé que tiene algunos problemillas.
- Algunos problemillas no, es anoréxica, a las cosas hay que llamarlas por su nombre.
Jisei guardó silencio y dio otro bocado a su bollo, más que nada es que no sabía que contestar ante aquella afirmación tan rotunda.
- No sé si sabes que Yuri va tres días en semana a un grupo de... a una terapia de grupo para ayudarla a reconocer su problema y afrontarlo.
Tampoco sabía que contestar, es que el tema era complicado, ella sabía eso de Yuri, lo sabía porque Kyojin se lo había dicho a Ryuko, ahora tenía mucho cuidado de no guardarle secretos porque sabía que a Ryuko le faltaba un poco de confianza en sí misma y que a veces se podía sentir abandonada, como que él prestaba más atención a Yuri que a ella, como si los problemas de Yuri le preocupasen más o algo así, el caso es que se esforzaba en demostrarle que ella era lo más importante para él. Luego estaba el problema de Ryuko, que era que necesitaba contárselo a alguien a su vez porque también estaba preocupada por Yuri, Ryuko era de esas personas que siempre se angustian por los demás y quería ayudar y como no podía hacer nada pues ya estaba acongojándose y Jisei notó eso en su amiga y no paró hasta que consiguió que se lo dijera... todo muy complicado, como diría Akira. El caso es que Jisei estaba al tanto de lo que le pasaba a Yuri pero no quería que Momoka pensase que era una cotilla o algo así.
- Pues... sabía que estaba adelgazando bastante, bueno eso se ve a simple vista y que lleva una dieta muy estricta y bueno Kyojin a veces comentaba que iba a acompañarla a unas clases de nutrición o algo así.
- Que buen chico que es Kyojin - sonrió Momoka - Lo que pasa es que Yuri necesita de verdad ayuda, necesita que la enseñen a comer, a alimentarse como es debido y también que la vigilen - Momoka dio un largo y profundo suspiro - Parece ser que los padres de Akira le han dicho a los suyos que en el hospital que está Akane también atienden a personas con problemas de alimentación.
- Si, eso es cierto, Akane se ha hecho amiga de un chico con problemas de anorexia.
- Creo que quieren que Yuri ingrese en ese hospital - comentó con pena.
- ¿Tan... tan mal está?
- Es que necesita ayuda, ayuda de profesionales, necesita a alguien que la vigile, que controle sus comidas porque... es que ella no lo puede evitar, quiere curarse, te juro que quiere curarse, yo lo veo en sus ojos, ella lo intenta pero no puede sola.
- Está bien Momoka, ya verás como todo va a solucionarse, quizás sí que sea lo más conveniente que ingrese en ese hospital. No es un sitio malo, bueno, yo no he ido a verla pero Akira dice que es tranquilo y que tiene unos jardines muy bonitos y hasta animalitos sueltos.
- Pero... me da tanta pena... mi amiga ingresada en un hospital psiquiátrico... es horroroso.
- No tienes que verlo como algo horroroso, no lo es, es una sitio donde estará atendida, cuando te duele una muela vas al dentista, cuando te pasa lo que a Yuri pues vas a donde te van a atender.
- Ya lo sé y Yuri quiere ir pero es que el otro día vi una película de una chica anoréxica que a pesar de que quería recuperarse y pidió ir a una clínica y todo pues allí se deprimió y se suicidó, fue horrible.
- ¿Pero cómo piensas esas cosas? Eso es una película Momoka, debes llenar tu mente de cosas positivas, solo positivas y pensar que si Yuri quiere curarse lo va a conseguir porque ella siempre ha sido muy decidida, así que no pienses cosas negativas, si piensas cosas positivas te pasan cosas positivas y es lo que tienes que trasmitirle a Yuri porque si está optimista su cuerpo reaccionará mejor, está comprobado. Además si se deprime pues no olvides que allí estará tratada por psicólogos.
Momoka no contestó, no parecía muy convencida. Jisei puso un gesto de desagrado antes de volver a morder su bollo, ella estaba convencida de que el que Yuri quisiera ir a ese hospital era bueno y aunque a Momoka le diera pena alejarse de su amiga pues tendría que hacer ese pequeño esfuerzo... uff, como entendía a Momoka, como la entendía.
Al llegar al instituto se separaron, como era lógico cada una se unió a su grupo habitual de amigos. Jisei entró en clase mientras escuchaba a Akira contar cosas de Akane, por lo visto ayer había tenido un día de lo más duro con la psicóloga, había estado hablando de cosas dolorosas para ella, recordando a su madre y como quería hacer las cosas bien para que se sintiese orgullosa y viese que era una buena hija pero según ella no lo conseguía nunca, así que ayer Akane terminó agotada por el esfuerzo emocional que todo eso conllevó y por la tarde lloró muchísimo.
- Es bueno que llore - decía Ryuko - Guardarse las lágrimas no es bueno.
- Dijiste que quizás algún día iba a venir a vernos - añadía Kyojin - pero no ha venido aún.
- Es que no puede - explicaba Akira - La medicación que toma la deja como agotada, solo quiere dormir y cuando se pone nerviosa o se mueve demasiado termina agarrotándose y poniéndose rígida; es muy desagradable y una mal rato para ella.
- ¿Puedo ir a verla esta tarde? - preguntaba Shibi.
- Supongo que si - respondía Akira - De todas formas le preguntaré, quizás no quiera que la veas... así, abatida.
- Entiendo - fue todo lo que añadió Shibi.
- Le he escrito una carta - intervino Jisei.
- Eso la va a poner muy contenta - afirmó Akira.
- ¿Por qué la escribes cartas si puedes llamarla por teléfono o chatear con ella? - curioseó Xu-Xu.
- Porque me gusta escribir cartas, así le cuento muchas cosas y no se... me gusta.
- ¡Ah que buena idea! - exclamó entusiasmada Sumire - ¡Yo también la escribiré una carta! Ya verás, le contaré de todos nosotros ¡Qué bien!
- Si no la recibe - continuaba Jisei hablando a Akira - me das un toque, es que no la he envidado porque no tenía conexión, espero que no se me olvide.
- ¿Se la has escrito al ordenador? ¡Ah pues yo se la escribiré a mano! - reflexionaba Sumire - A mí me gustan las cartas a mano, son más personales.
- No te flipes - se burlaba Kyojin - Lo que pasa es que no sabes cómo enviársela por correo electrónico.
- También es verdad. La tecnología y yo no nos entendemos para nada.
Las clases comenzaron y todo siguió con su habitual monotonía. Jisei miraba la mesa vacía de Akane y luego la de Himeko... todo parecía igual pero faltaban ellas y su hueco seguía allí, curiosamente nadie ocupaba sus sitios, estaban reservados para ellas y para cuando regresasen. A Jisei le resultaba cuando menos anecdótico, porque no era algo que hubiesen hablado o pactado, simplemente nadie ocupaba los asientos.
Miró a Yuri, seguramente dentro de poco su sitio también estaría vacío y lo más probable es que no volviese a estar ocupado por ella y sin embargo seguiría vacío. Lo que Yuri tenía no era algo que fuese a curarse en un par de semanas y teniendo en cuenta las fechas que estaban ya del curso y las vacaciones de invierno pues... el curso terminaría con el asiento de Yuri vacío.
Las clases fueron sucediéndose hasta que llegó la hora de dar Biología. A Jisei cada vez se le hacían un poco más cuesta arriba, podía atender el clase, es no era difícil y no mostrar preferencia por ese profesor, ni echarle miraditas o sonrisitas cómplices, en ese aspecto no tenía problema e Inari se comportaba de igual manera, no había nada en ninguno de sus gestos que pudiera descubrirlos, ni nadie nunca podría reprocharles que el profesor se distrajera, tuviera preferencias por ella, ni nada de nada pero había momentos en los que alguien hacía algún comentario simpático sobre cualquier cosas e Inari sonreía de aquella forma tan encantadora, se le formaban dos pequeños hoyuelos cerca de la comisura de los labios y Jisei tenía que disimular la cara de tonta que se le ponía, así que siempre miraba a alguna de sus amigas que, al tanto de todo, aprovechaban para poner una sonrisa burlona en sus labios.
De todas formas hoy Jisei se encontraba bastante cansada y acababa de abstraerse de todo pensando en que debería estar enfadada con Inari. Llevaban una temporada que discutían bastante, pero no discusiones de enfadarse el uno con el otro, discusiones de intentar convencer a quien tenían delante de que él o ella eran los que tenían razón. No había forma de ponerse de acuerdo, Inari se negaba a irse a trabajar a Sapporo, se negaba a aceptar ese puesto de trabajo que le separaría de ella y ella se negaba a que no lo aceptase, tenía que ir, aunque no quería separase de él estaba convencida de que tenía que irse, si no, a la larga, toda su vida se iba a arrepentir de no haber ido y quizás terminaría sin darse cuenta reprochándoselo, no directamente, porque Inari no sería capaz de hacer eso pero se arrepentiría de no haber tomado la decisión correcta y ella sabría que había sido por estar a su lado.
Que cosas, como en un año pueden cambiar tantas cosas, que diferentes iban a ser estas Navidades a las del año pasado. Al recordar lo poco que quedaba para las Navidades Jisei no podía evitar recordar cómo eran las cosas el año pasado, más o menos por esas fechas, quizás unos días más adelante, si, quedaba menos para Navidad...
"...
Era uno de esos días medio tontos en los que no se sabía nunca si iba a llover o no, salías a la calle cargado con tu paraguas porque esta nublado y parecía que iba a llover, sin embargo no llovía y te pasabas el tiempo con el maldito paraguas incordiándote o bien pensabas que ya no iba a volver a llover y te decidías a no sacar el paraguas cuando de repente empezaba a hacerlo y terminabas calado hasta los huesos.
Era domingo por la mañana y Jisei estaba terminando de desayunar al lado de su padre mientras su madre andaba de un lado para otro de la casa.
- Este Kisuke - mascullaba Rika entre dientes - Mira qué horas son y aún sin aparecer, vete tú a saber a qué hora vendrá.
- Déjalo Rika - comentaba Tetsuya, su marido - Ya es mayorcito.
- Ya lo sé, ya lo sé, pero no quiero que llegue tarde, sabe que hoy vamos a ir a comer a casa de mis padres.
- Pues si no va tampoco pasará nada.
- Pero quiero que vaya, hace mucho que mis padres no le ven.
En ese momento se oyó como alguien abría la puerta de la casa.
- Mira, ahí tienes a tu niño - comentó Jisei.
- Pasa, pasa, ya sabes donde es - oyeron hablar a Kisuke.
- Buenos días - dijo Akane entrando en el comedor - Siento molestar.
El aspecto de Akane no podía ser más lamentable, tenía el pelo completamente mojado y pegado en su rostro y aunque llevaba un abrigo de material impermeable sus pantalones estaban empapados.
- ¿Pero qué te ha pasado? - preguntó el padre de Jisei mirándola con detenimiento.
- ¡Akane! - Jisei se levantó y se acercó a ella - ¡Estás empapada!
- Jisei, ve y dale ropa tuya - ordenó la madre - Quítate eso antes de que cojas un catarro.
- Me la he encontrado en la calle - explicó Kisuke.
- ¿Y dónde ibas a estas horas? - se interesó el padre.
- Pues no lo sé... me fui de casa de mi padre y me puse a andar y...
- Anda, anda, ya nos lo explicar luego, ahora cámbiate de ropa.
Al cabo de unos minutos Akane estaba sentada en la mesa del desayuno explicando que le había pasado.
- La madre de Maron ha venido a pasar una temporada con su hija, creo que hasta año nuevo y lo malo es que... Jaakuro también está aquí.
- ¿Te ha hecho algo? - preguntó bastante enojado el padre de Jisei.
- No pero... no le soporto, no puedo estar allí, no lo aguanto, me mira y me hace sentirme mal, me... ¡no puedo soportarlo!
La madre de Jisei se sentó a su lado y la abrazó.
- Cálmate - susurró - No puede hacerte daño.
- Pero... no lo soporto, me... me siento muy mal... yo... es que no puedo estar en la misma habitación, me entran ganas de vomitar.
- Normal - masculló entre dientes Kisuke.
- Yo... esta mañana estaba sirviendo el desayuno - Akane comenzó a hablar de una forma mecánica - y entonces tuve que ponerme a su lado y él... no sé lo que dijo pero me dio un cachete en el culo y yo... yo no lo pude evitar, no sé lo que me pasó pero me giré y le grité que no me tocara, que no me tocara más...
Akane escondió la cara en sus manos aunque no lloraba, ni una sola lágrima salía de ella, más bien era como si se avergonzase de algo.
- No pude evitarlo - susurraba - no pude evitarlo, tuve que gritarle y... quería golpearle, quería pegarle, quería...
Mientras el padre de Jisei miraba la cara de pena de su mujer y mascullaba unas amenazas y Kisuke prefería varios insultos, Jisei, al contrario que Akane, si lloraba. Para ella era muy doloroso sentir el miedo, el asco, el pánico que su amiga y no solo eso sino el enfado de sus padres porque ellos querían mucho a Akane, para ellos era más que una amiga de su hija, la habían tenido en casa, la habían cuidado, la habían protegido, la habían intentado ayudar, sobretodo la madre de Jisei a la que Akane había contado muchas confidencias.
- Le odio, le odio, le odio - repetía Akane.
- No te preocupes - habló Rika - Hoy pasarás el día con nosotros, te vendrás a ver a los abuelos de Jisei, se alegrarán de verte, siempre preguntan por la "guindilla" y esa eres tú.
- Lo peor de todo es que me han dicho que era una maleducada y me han regañado y yo... - continuaba hablando Akane como si no hubiese escuchado a Rika - yo me he ido de allí y ahora estarán diciendo que estoy loca o algo así.
- Bueno, yo llamaré a Maron y hablaré con ella - propuso Rika.
..."
Después de aquello Akane siguió contando que tenía que pasar en casa de sus padres la Navidad y eso la espantaba, no quería volver a estar cerca de aquel tipo y menos aún a compartir habitación con él.
Así fue como aquel día sus padres decidieron que Akane no iba a pasar por esa tortura, hablaron con Maron, con el padre de Akane y con su madre para decirles que invitaban a Akane a ir a esquiar con ellos el día de Navidad y que se sentirían muy ofendidos si esta no iba y que como saldrían muy temprano tendría que quedarse a dormir en su casa la noche anterior. En realidad aquella solución gusto a todo el mundo y Jisei tuvo la sensación de que a todos molestaba Akane. Por lo visto la madre de Maron tenía unos vales para pasar unos días en un balneario y quería invitar a su familia, recalcando "su familia", Akane no era de su familia, no la consideraba su nieta y nunca la consideraría como tal, Ginta y Takato no les caía tan mal, quizás porque eran niños y no una niña "sucia y guarra" como Akane. Sea como fuera Takato iría con ellos, era muy amigo de Yusuke y menor de 14 años, con lo que su estancia resultaba gratis. En cuanto a Ginta, la madre de Akane aprovechó para mandarle a un campamento que quería ir, si Akane se iba lo apropiado era que también dejase a Ginta ir y así ella y su marido podían irse a pasar la Navidad a casa de los padres de su marido, con el pequeño Kenta, es decir, que le vino a pedir de boca que Akane se fuera con los padres de Jisei.
- ¿Señorita Nagashiyama?
Jisei dio un respingo al oír la voz de Inari casi en su oído y comprobar que estaba inclinado hacia ella, mirándola fijamente y quizás demasiado cerca.
- ¿Estás con nosotros? - volvió a preguntar Inari.
- L-lo siento, yo... - comenzó a decir aturdida.
- ¿Te encuentras bien?
- Si, es que...
- No tienes buena cara ¿Has descansado esta noche? Tienes cara de cansada.
- Bueno yo es que...
- No sé cómo hay que haceros entender lo importante que es dormir y no solo dormir sino descansar - comentó Inari mientras se dirigía a la mesa del profesor, allí abrió una de sus carpetas, sacó un folio y escribió algo en él - Toma - se acercó de nuevo a Jisei - Vete a la enfermería y dale esto a la enfermera. Descansa un poco porque así no te va a servir de nada estar en clase.
Jisei no se atrevió a protestar, estaba en el instituto e Inari era su profesor, además no le iba a servir de nada discutir, si el profesor decía que fuera a la enfermería a descansar pues tendría que ir, además estaba demasiado cansada para discusiones.
Era una suerte que en la enfermería del instituto tuviesen una camilla por si sucedía alguna urgencia o algún alumno se encontraba mal, al menos a Jisei le pareció la mejor idea del mundo al verla y ser consciente de repente de lo cansada que se encontraba. La enfermera no puso ningún inconveniente, al contrario, se empeñó el comprobar que Jisei no tuviese fiebre ya que la veía "cara de estar enferma".
Apenas si había puesto a cabeza en la almohada cuando un montón de imágenes sin sentido parecieron adueñarse de su pensamiento, eso quería decir que estaba a punto de dormirse.
- Jisei, Jisei - sintió como alguien la zarandeaba y le susurraba al oído - Vamos, despierta ¿O tengo que darte un beso?
Abrió los ojos y sonrió, ese era Inari. La sonrisa inicial de pronto cambió a un gesto de pánico.
- Tranquila, estamos solos - sonrió Inari - Ya han terminado las clases así que nos tenemos que ir.
- ¿Que han terminado ya las clases? ¿Pero cuánto he dormido?
- Bastante. Estabas agotada y a Shinobu le ha dado pena despertarte.
- Pero... ¿Y la comida?
- Te la perdiste. Venga, Akira nos está esperando.
- ¿Akira?
- Si, lleva tu cartera y los deberes.
- Ah, claro.
- Ya he llamado a tu madre y me ha dicho que no hay problema.
- ¿Qué no hay problema para qué?
- Nos vamos a ver a Akane ¿Qué te parece?
Jisei abrió los ojos sorprendida y encantada.
- ¿A Akane?
- Claro. Me han dicho que la echas mucho de menos. Hoy no tengo nada que hacer, así que he pensado que podíamos pasar a verla y podíais hacer los deberes juntas y así, si tenéis alguna duda pues yo, que soy profesor, por si no lo recuerdas, os puedo ayudar.
Jisei se abrazó a él sin considerar que alguien pudiera entrar.
- Gracias, gracias, gracias.
- Me habían dicho que tienes muchas cosas que contarle.
- Gracias - repitió.
- Si querías ir a verla solo tenías que habérmelo dicho, sabes que haré todo lo que me pidas - dijo acariciando su pelo.
- Menos aceptar ese puesto de profesor.
- Entiéndeme, tú y tu familia sois... sois toda mi familia, no quiero perdeos.
- Pues por eso, porque somos tu familia no nos vas a perder.
- Bueno, ya discutiremos eso en otro momento. Ahora tenemos que irnos no vaya a ser que cierren el instituto.
Al final parecía que ese día iba a ser mucho más interesante de lo que Jisei suponía, pero sobretodo lo era porque tenía a Inari a su lado, no sabía cómo iba a poder estar sin él dos años pero sabía que iba a hacer todo lo posible por no perderle.
El día de Nochebuena del año pasado le vio solo en el parque y le invitó a cenar a su casa. Él llegó puntual, con una botella de vino y una bandeja de quesos y aquel día fue el comienzo de algo muy importante, empezó a formar parte de su familia. Que buen día fue aquel, sus padres, su hermano, Akane e Inari, todos juntos, y al día siguiente incluso fue a esquiar con ellos y ella empezó a pensar que quizás más que adoptar sus padres a Akane lo que debía hacer Kisuke era salir con Akane... la de cosas raras que se piensan en momentos de felicidad.
Aquel fue un día importante, quizás debía considerarlo como un aniversario o algo así y quizás debía ir pensando algo para este año.

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