sábado, 23 de agosto de 2014

130. Nuevos héroes en la ciudad

Ryuko no cogía el teléfono. Este no era un echo muy insólito ya que ella normalmente solo lo conectaba cuando salía de casa y cuando permanecía en ella lo tenía apagado pero con desvío de llamadas al fijo de su casa por si alguien la llamaba. Cuando Kyojin oyó la voz del padre de Ryuko sintió tal terror que no fue capaz de decir una sola palabra, solo colgar.
Eso querría decir que Ryuko estaría aún en su casa, fue lo que pensó y salió a buscarla.
Le temblaba todo el cuerpo de los nervios que llevaba y no solo por enfrentarse a sus padres si no por Ryuko, no quería que ella lo pasase mal o que por su culpa aún la regañasen más. Ryuko le había contado lo estrictos que eran sus padres, como no la dejaban encender el ordenador a ciertas horas, ni recibir llamadas en el móvil y también como su madre parecía empeñada en controlarle todo. A juicio de Kyojin se pasaban bastante.
Pero cuando llegó cerca de su casa el terror volvió a invadirle y el miedo de estropear las cosas más aún fue superior a él, así que decidió llamar a Jisei y pedirle a ella que llamase a Ryuko y le preguntase si podía salir.
Su sorpresa fue descubrir que Ryuko no estaba en casa, si no en el parque con Jisei así que dirigió sus pasos hacia dónde le habían dicho que estaban. Al acercase al banco donde las dos amigas estaban sentadas pudo darse cuenta de que Ryuko estaba llorando, eso si que no le gustaba.
En realidad Ryuko no lloraba, ya había llorado bastante, solo de vez en cuando alguna lagrimilla se escapaba y ella, con un pañuelo de papel ya roto se la secaba.
- Toma - decía Jisei sacando un nuevo pañuelo - Tira ese ya que da cosa verlo.
- Es que me da tanta rabia - se lamentaba.
- Mira, por ahí viene tu Romeo, seguro que él te anima.
- Hola - saludó Kyojin - ¿Cómo estáis?
- Pues ya nos ves - contestó Jisei.
- Ryuko - dijo sentándose a su lado, quedando la chica en medio de Jisei y Kyojin - ¿Como te encuentras?
- Fatal - intentó sonreír.
- ¿Que te dijeron tus padres? ¿Te regañaron mucho?
- Mi padre gritó bastante y se puso un tanto exagerado pero lo peor fue mi madre, me cayó un buen sermón.
- Cuanto lo siento, debí haberme quedado contigo.
- ¿Para qué te ibas a quedar? No, eso no hubiera solucionado nada. La verdad es que anoche mi madre no me dijo nada, se limitó a mirarme con esos ojos que pone y a dejar hablar a mi padre pero esta mañana me ha despertado muy temprano y... ¡dios que charla que me ha echado! Ha utilizado la técnica que yo llamo de hacerse la víctima, ha empezado a hablar de todo lo que me quieren, de lo importante que soy para ellos y la de sacrificios que han tenido que hacer por mi, la de cosas que se han perdido por mi y lo bien que vivirían si yo no estuviese, porque no querían que naciese y que si podían haber ido a abortar pero que no lo hicieron a pesar de saber que mi madre ya era muy mayor y que corría peligro y lo poco que querían tener otro hijo, que si ya estaban bien con los dos que tenían, que no me necesitaban pero que se aguantaron y luego lo que me han querido, que si soy la niña mimada, la de cosas que han tenido que hacer por mi, por darme una educación, porque no me faltara nada... y se ha puesto a llorar y a decir que solo quiere lo mejor para mi, que soy lo único que les queda, que no quieren hacerme daño... - Ryuko se volvió a secar las lágrimas.
- Vamos - habló Jisei - Lo que se dice hacerla sentir mal por defraudar a sus padres.
- Si es que no se lo que quieren de mi - se quejó Ryuko - No se que esperan. Yo no me porto mal, no visto se forma indecente, como dicen ellos dicen, ni siquiera me maquillo a penas, no pueden decir de mi que voy provocando o algo de eso, si soy una sosa para todo, que ni palabrotas digo, nunca les he desobedecido, no pueden tener quejas de mi, siempre llego a casa a la hora que me dicen, ordeno mis cosas, soy cuidadosa, me dan poco dinero y hasta ahorro, no fumo, no bebo, no he salido con chicos hasta ahora, estudio, saco buenas notas... yo no se que esperan de mi.
- Venga Ryuko - la animó Jisei - Ya déjalo.
- Es que no lo soporto, cuando se pone a llorar diciéndome esas cosas como si yo fuera la peor hija del mundo es que consigue que me sienta mal, consigue ser ella la víctima y yo quedo siempre como una egoísta desagradecida. Es que no ha sido solo una charla por lo de que Kyojin estuviera en casa, ha sido también por Akane, porque ahora resulta que vive en casa de un chico, que si, que están sus padres también pero que así no es como se hacen las cosas, que se ha metido en la casa de un chico y por algo será, seguro y claro, dime con quien vas y te diré como eres y ahora la gente que pensará de mi, que soy igual que Akane y no te cuento si alguien vio a Kyojin entrar en casa, madre mía lo que van a decir de mi.
Ryuko lanzaba pequeños sollozos ahogados.
- Sus padres son muy exagerados - comentó Jisei a Kyojin - Y muy antiguos, deben resetear sus cerebros un poco.
- Yo... - comenzó a decir nerviosa - Mira Kyojin he pensado que hasta que todo esto se tranquilice un poco... creo que es mejor que lo dejemos un poco.
Kyojin la miró aterrado e incrédulo ¿Qué es lo que había dicho?
- ¿Cómo que lo dejéis un poco? - fue Jisei la que dijo las palabras que parecían no salir de la garganta de Kyojin - Estas de coña ¿no?
- No, lo digo en serio. El ambiente está como muy crispado y...
- ¿Y? - insistió Jisei sin dejarla terminar - O sea, tu no riges bien de la cabeza ¿verdad?
- Es que lo he estado pensando y creo que va a ser lo mejor. Esperar a que todo se calme.
- O sea que vas a hacer lo que tus padres quieren, como siempre.
- Es que tú no lo entiendes...
- ¿Estás rompiendo conmigo? - dijo Kyojin con voz trémula.
- No, solo es dejar pasar un poco el tiempo hasta que...
- ¡Y una mierda! - soltó de pronto con un ímpetu que sorprendió a las dos chicas después del desanimo que parecía tener hacia un segundo - Tu no vas a dejarme.
- No es que te vaya a dejar, solo digo que...
- Que rompamos, si, si lo he entendido muy bien pero es que no me da la gana. No soy tan cobarde como para dar la espalda a los problemas, porque si rompemos es lo que estaremos haciendo, coger la solución más fácil y cobarde.
- Yo solo digo que si nos damos un tiempo y esperamos a que todo se calme.
- ¿Y cuando se va a calmar? A ver dime la fecha en la que podemos volver a salir ¿El 28 de Febrero te parece bien? ¿O el 14 de Abril? Que no Ryuko, que no, que si quieres cortar conmigo me lo digas directamente, dime que no te gusto, que te he decepcionado o lo que sea pero no me vengar con esa tontería porque así no lo acepto.
- ¡Tu no me has decepcionado! - gritó nerviosa - ¿Es que no me entiendes?
- No, pues claro que no, como demonios voy a entenderte. Lo único que entiendo es que quieres romper conmigo con una excusa tonta.
- No quiero romper contigo, lo que quiero es que nos lo tomemos con calma.
- ¿Con mas calma? ¿Te parece que no nos lo tomamos con calma? Por dios Ryuko no digas cosas raras, si estamos siempre escondidos y pendientes de que nadie nos vea, si ni te cojo la mano en público por no hablar de otras cosas. Lo que les pasa a tus padres es que no quieren darse cuenta de que ya no eres una niña y además piensan que eres tonta o algo así y que cualquier chico va a aprovecharte de ti; pues te digo algo, yo no seré el novio con la apariencia mejor del mundo pero soy una buena persona, soy bueno - decía señalándose a si mismo y hablando lleno de impotencia con los ojos aguados - No soy malo, no quiero hacerte daño y te he respetado, te he respetado mucho, quizás otro chico más "aparente" no lo haría, no creo que la apariencia tenga nada que ver con las intenciones, a lo mejor, como vives tan pendiente de agradar a tus padres y eres tan sumisa, a lo mejor si yo no estuviera encontrarías a alguno que si se aprovechara de ti pero yo no, no lo he hecho.
Jisei miraba a Kyojin realmente asombrada.
- Bueno, yo creo que mejor me voy - dijo levantándose.
- ¡No! - la detuvo Kyojin - Siéntate, si no me importa que estés, si lo que tengo que decirle se lo puedo decir delante tuya, no, es incluso mejor que estés para que tu también lo oigas porque yo no tengo nada que ocultar. Me gustas mucho Ryuko, hace años que me gustas, desde que te vi entrar en clase, agarrada a tus libros y sin levantar la vista del suelo, me ha costado muchísimo decírtelo y... ¿Y Akira y Akane? Ellos discutieron y no nos dijeron nada para que no discutiéramos por ellos ¿Es que no te importa? Pues a mi si, Akira es mi amigo y se guardó su dolor sin compartirlo por mí y ahora tú... yo no soy malo ¿Qué he hecho yo de malo? Puede que si yo no estuviese hubieses encontrado a otro chico que te tratase mejor o puede que fuese peor, eso no lo sabemos pero yo no te he tratado mal, te he respetado ¿Acaso me he portado mal? ¿Te he agobiado o algo? Me he adaptado a tu ritmo y no te he pedido mas de lo que quisieras darme y con eso he sido feliz ¿Acaso crees que no me hubiera gustado algo más? Pues que sepas que si, que soy un chico y humano y... ¿Que queja tienes de mi? ¿Que he hecho para que me apartes de tu lado? No quiero, no quiero, me niego y no me digas que es lo mejor para nosotros porque eso no es así, no me digas que te deje, no me digas que lo haga y que siga como si nada, viéndote todos los días y siendo tu amigo porque no, no puedo hacerlo, y no me digas que puedo vivir sin ti porque no es cierto.
Ryuko y Jisei miraban a Kyojin casi sin dar crédito a lo que estaban viendo y es que Kyojin parecía otro, le había cambiado completamente la expresión y ninguna de ellas se atrevía ya a decir una palabra.
- Apartarme de tu lado no va a solucionar nada - continuó algo mas tranquilo - Si no soy yo pues será otro.
- Pero es que no va a haber otro, yo no digo que quiera que rompamos solo que... no salgamos. No voy a salir con nadie más, solo sería como una pausa.
- El problema no soy yo, Ryuko, el problema es que tienes que enfrentarte a tu madre y decirle lo que deseas y explicarle que es tu vida, la tuya y que tienes que vivirla como a ti te apetezca, con errores incluidos ¿Qué te equivocas conmigo? Pues es que... ¿Es que hay algo para conseguir a la persona perfecta? ¿Realmente como sabes que esa persona no te va a fallar? A lo mejor eres tu la que me falla a mi, la vida da muchas vueltas y...
- Crecer implica también tomar decisiones y arriesgarnos - continuó Jisei - Kyojin tiene razón, nada va a garantizar a tus padres que encuentres a la persona perfecta. Tus padres nunca van a estar contentos con quien sea, te tienen muy sobreprotegida, no quieren que crezcas, quieren que siempre seas su niña pequeña y que no les abandones.
- Pero yo no puedo enfrentarme a mis padres... no lo entendéis, es que yo... es que no puedo, no soy capaz, no sabéis lo que pasa.
- Mira, Ryuko, es tu vida - habló Jisei - Y tienes que tomar las riendas de ella, no puedes dejar que tus padres lo hagan.
- No lo entendéis.
- Yo que tu hacía caso a Kyojin, su aura está a punto de explotar.
- No rompas conmigo Ryu, no me des la patada, déjame al menos que lo haga mal para hacerlo.
- Si yo no quiero romper contigo.
- Mira, ya solucionaremos lo de tus padres de alguna forma, ya lo verás, solo tenemos que tener paciencia.
- Pues eso es lo que yo digo.
- Ya, pero tu quieres que mientras lo dejemos ¿esperando qué? ¿A qué vamos a esperar? Si van a cambiar lo harán igual salgamos o no. Yo creo que deberías empezar por tomar una decisión, la tuya, y hacer lo que de verdad te apetezca.
- Y mantenerte firme - añadió Jisei - Tienes que aprender a defender tus decisiones. Está muy bien que no quieras disgustar a tus padres pero también tienes que empezar a vivir tu vida.
...
Hizashi, sentado en una de las sillas que le habían indicado y con los brazos cruzados por delante del pecho, miró a su alrededor. Terminar pasando la mañana del domingo en un cuartucho de las oficinas de los encargados de la seguridad de un centro comercial no era desde luego su idea de pasar una agradable mañana.
Enfrente de él estaban los dos chicos con los que había terminado pegándose. Era algo inaudito, Hizashi Girei había sido amonestado en público por unos simples guardas jurados y llevado a ese sitio, como si fuese un vulgar ladronzuelo y todo por golpear a ese par de impresentables, claro que tenía que hacerlo, se vio en la obligación y él tenía razón, lo sabía, no había duda de ello y esperaba que su tío lo comprendiese. Estar esperando a su tío en aquella situación empezaba a estresarle un poco ¿Cómo habrá reaccionado al saber que su sobrino estaba retenido? El sabía que había hecho bien así que intentaba relajarse y que no se notara su preocupación.
Había ido a acompañar a sus primas Shinju y Sango, las gemelas, al centro comercial. Shinju y Sango eran las hijas menores de sus tíos, es decir, sus primas, las pequeñas. Tenían 9 años y a Hizashi le parecía que eran demasiado precoces para su edad. Todo el mundo decía que ambas niñas eran iguales, ambas morenas, con el pelo largo y los mismos ojos azules, como dos gotas de agua y solían hacer lo clásico de cambiarse y confundir a los demás, salvo a Hizashi, él las distinguía perfectamente, Shinju era la más dulce y lloraba más a menudo, sin embargo Sango tenía la carita un poco más redondita y tendencia a ensuciarse por alguna extraña razón, además era bastante más inquieta y protestona.
Alguien tenía que ir con ellas porque se habían puesto bastante insistentes con ese tema y es que había una actuación de un grupo de niños muy famosos en televisión y que Hizashi ni recordaba como se llamaban, solo sabía que todas las niñitas estaban como locas con él, con que si eran muy guapos y que si cantaban muy bien. Cuando Shinju y Sango se enteraron de que ese domingo actuarían en el centro comercial para promocionar su nuevo disco no pararon hasta convencer a sus padres para que las dejaran ir. Claro, Ichirou no iba a dejar que sus hijas menores fuesen solas, eran demasiado pequeñas e iba a mandar a un guardaespaldas con ellas pero las niñas se negaron, no había cosa que cortase más el rollo, según palabras suyas, que un guardaespaldas, así que le pidió a Hizashi que las acompañase, desde que hace años, cuando Himeko era bastante pequeña, sucedió aquel intento de secuestro, Ichirou Girei extremaba todo lo que podía las precauciones, por eso, tanto Hizashi como Himeko e incluso Kotoko sabían defensa personal y varias artes marciales y las gemelas ya estaban aprendiendo aunque lo que sabían no era suficiente a juicio de su padre.
Como no tenía otra cosa que hacer, Hizashi accedió. No le apetecía, no le gustaba, lo consideraba una verdadera pesadez pero era su obligación cuidar de sus primas, así que, fue.
"...
Ni que decir tiene que la mañana fue de lo más aburrida y decepcionante para él, pero las niñas disfrutaron muchísimo.
- Hizashi - decía Shinju mirándole con ojos grandes e ilusionados - ¿Nos invitas a un helado?
- No lo creo apropiado, a vuestra madre no le gusta que comáis nada antes de la comida.
- ¡Pero aún queda mucho para comer! - protestó Sango.
- Venga Hizashi, damos una vueltecita mientras nos los comemos ¿vale?
Tampoco Hizashi vio nada malo así que así lo hizo, compró un par de cucuruchos para las niñas y comenzaron una vuelta por el lugar, una vuelta corta, les había advertido.
- Ah, yo quiero ir al servicio - dijo de pronto Sango.
Los aseos estaban un poco apartados, por lo menos en una zona donde las tiendas estaban cerradas y no había mucha gente. Había que meterse por un ancho pasillo, en un lado había espejos y en la parte de enfrente un montón de puertas señalizadas, aseos para hombres, mujeres, minusválidos y para niños.
- Que asco, por favor - oyeron una voz femenina para al momento ver salir de uno de los aseos a una chica rubia que se sacudía una mano con verdadero asco - La gente es tan cutre y este sitio es tan vulgar, cuando llegue a mi casa te juro que voy a ducharme entera, que asco que he pasado.
- Tienes razón Stella - respondía una chica morena a su lado - Es que la gente sin clase es muy guarra.
Hizashi las reconoció de inmediato, eran Stella y Kikyo, dos de las famosas "Barbie-girls" del instituto, faltaba la tercera pero es que últimamente esa no iba mucho con ellas.
- Te juro que nunca vuelvo a un centro de estos - seguía hablando Stella.
- Espero que esos ya se hayan ido porque es que me dará algo si vuelvo a encontrármelos.
- Y si no te juro que llamo a seguridad o la policía.
Shinju se detuvo y agarró fuerte la mano de su hermana.
- Mira - susurró - Es la americana que te digo, su padre tiene mucho dinero, papá a veces los ha invitado a casa.
- Si, si, ya la conozco - respondió susurrando también Sango - Himeko dice que es muy popular en el instituto.
- Seguro que tiene un montón de novios porque es muy guapa.
- Bah, no tanto, que lleva maquillaje.
- Pero mira que ropa mas moderna que lleva.
A Hizashi aquella conversación de las niñas le hacía gracia. Al pasar Stella por su lado este le miró, estaba a punto de saludarla pero al ver que la chica parecía ignorarlo no lo hizo.
- Toma primo - dijo Shinju - Sujétanos los helados.
Y allí se quedó, sujetando los dos cucuruchos esperando que las niñas salieran del aseo con la sensación de hacer el ridículo y viendo como Stella y Kikyo se giraban para mirarle y decían algo antes de girar y desaparecer de su campo de visión.
Las niñas fueron bastante rápidas y salieron corriendo, riendo y con las manos empapadas en agua. Casi le arrebataron los cucuruchos a Hizashi y este pensó que quizás ya, por fin, había llegado la hora de salir de ese centro comercial y regresar a casa.
Salieron de aquel pasillo y se encontraron a Stella y Kikyo prácticamente siendo acosadas por un par de chicos, no muy altos, vestidos de forma que iban luciendo unos tatuajes en los brazos como si fueran un trofeo y con bastante pinta de chulos. No se veía a nadie por los alrededores, bueno si, alguien pasaba pero aunque veía la escena pasaban ignorándola. Las dos niñas se acercaron a Hizashi.
- ¿Has visto? - dijo Shinju.
- Son unos gamberros ¿No les estarán robando, verdad? - añadió Sango.
- No, no las están robando, no lo parece al menos.
Podía oír a Stella decir que hicieran el favor de dejarlas en paz y a Kikyo decirles algunas frases que se suponía querían ser sarcásticas aunque más bien se notaba el miedo que tenía.
- Pues yo creo que si quieren robarlas - insistió Sango.
- ¡Tenemos que ayudarlas! - Shinju miró a su primo con cara de querer pedirle algo.
- ¡Eh, gamberros! - gritó de pronto Sango y el grupo se quedó mirándola - ¡Dejad a las chicas, gamberros!
La risa del par de chicos resonó por el lugar.
- Si no estamos discutiendo, niña - dijo uno de ellos con aire de superioridad - Es mi novia.
- Ni en tus mejores sueños - respondió Stella - Suéltame asqueroso.
Hizashi observó que uno de ellos la había cogido de la muñeca y el otro rodeó a Kikyo por la cintura lo que hizo que la chica le diese un manotazo y se apartase rápidamente.
- Esperad aquí, niñas - dijo muy serio.
Eso si que no, por supuesto que por muy huecas que les pareciese esas chicas no iba a dejar que unos gamberros las tratasen así.
Se acercó con paso firme hasta el grupo.
- ¿A que vienes, pringao? - se burló uno - ¿A hacerte el héroe?
- Dejad a las señoritas.
- Uy mira el niño pijo que bien habla - rió el otro - ¿Y quien me lo va a impedir? ¿Tú o tu mamita?
- Vamos tío - añadió el primero - Si quieres pelea venga, aquí me tienes, a ver si tienes huevos de enfrentarme a mi. Saca el móvil y graba que la paliza que le voy a dar a este hay que subirla a Internet.
Hizashi les miró realmente con cara de estar perdonándoles la vida.
- Willowy, Kurama, apartaos un poco - dijo simplemente.
- Si, no vaya a ser que os salpique la sangre - se rió el que sacaba el móvil.
Fue le primero que se llevó un puñetazo de Hizashi en plena nariz que no supo cuando le había dado, solo que aquello dolía y sangraba.
- ¡Tío, me ha partido la tocha! Será capullo ¡Patéale los riñones! Ahora si que nos has enfadado, capullo.
- Ven, ven si te atreves, que te vas a llevar un buena lección - decía el otro.
Claro que fue lo último que dijo antes de llevarse unos cuantos golpes y encontrarse en el suelo inmovilizado por Hizashi.
- ¿Que decías que me ibas a enseñar?
- ¡Tío está loco! ¡Grábalo que esto hay que denunciarlo! - gritaba asustado.
Pero todo aquello había atraído a demasiadas personas incluyendo a los guardas de seguridad que no se entretuvieron preguntando que había pasado, ni escuchando a las nerviosas niñas.
..."
Así que Hizashi estaba ahora esperando a su tío, mirando como esos dos le miraban con desprecio, uno de ellos con la nariz completamente hinchada.
Sango y Shinju esperaban nerviosas a la puerta de la sala donde habían llevado a Hizashi. No estaban solas, Stella y Kikyo permanecían allí, después de lo que ese chico había hecho no podían hacer menos que esperar para darle las gracias.
Ichirou Girei llegó andando con gesto grave. En cuanto le vieron las niñas corrieron a contarle atropelladamente lo que había pasado.
- No ha sido culpa de Hizashi - decía Shinju - Por favor, no le castigues.
- El ha sido un héroe, de verdad - hablaba nerviosa Sango.
- Está bien, está bien, callaos un poco. Voy a ver que me cuentan.
- Pero es que él es el bueno de esta historia - continuaba Sango.
- Señor - habló con un poco de miedo Stella - Perdone ¿Es el padre de Girei?
- Soy su tío - se detuvo y la observó - Y su tutor legar.
- Disculpe que le moleste pero es que su sobrino está en esta circunstancia por ayudarnos a nosotras.
- Queríamos que lo supiera - añadió Kikyo - Si no hubiese sido por él a saber que nos habrían hecho esos delincuentes.
- De acuerdo - dijo muy serio - Lo tendré en cuenta.
Ichirou llamó a la puerta y al momento le abrieron y entró.
- ¿Nos vamos ya, Stella?
- No, quiero saber que pasa. Ese chico ha sido muy valiente y además...
- ¿Además qué?
- Que es tan guapo y...
- Uy, que a ti te está empezando a gustar.
- Además los Girei son una familia muy importante, no es un cualquiera.
- No si, si no te niego que el chico es muy guapo y parecía todo un héroe defendiéndonos.
- Es un sueño de chico.
Al cabo de lo que se les hizo un rato eterno la puerta se volvió a abrir y salió Ichirou seguido de Hizashi, ambos con caras serias. Las gemelas se acercaron a ellos sin atreverse a hablar, el ambiente no parecía muy propicio.
- No estoy enfadado con Hizashi por lo que ha hecho - pareció responder su padre a su mirada interrogativa - Se ha portado como un caballero defendiendo a estas dos señoritas, la cámara de seguridad lo ha grabado todo, pero debería haber sido más prudente.
- Pero ha sido un héroe, papá - habló Sango.
- Eso no se lo discuto. Lo que no me ha gustado es que me llamaran para tener que venir aquí y verle ahí metido, como un delincuente cualquiera.
Stella y Kikyo se acercaron al grupo.
- Perdón, estoy Girei - habló Stella - Quería darte las gracias personalmente por lo que has hecho.
- No tiene importancia - respondió con seriedad.
- Para mi si, realmente he pasado mucho miedo.
- ¿Son compañeras de mi sobrino, señoritas?
- Vamos al mismo instituto. Yo soy Stella Willowy-Peacemaker.
- ¿Eres la hija de Arnold? No te había reconocido, disculpa mi poca educación.
- No se preocupe señor, entiendo que estuviera preocupado.
- Hizashi, puedes quedarte con tus amigas e invitarlas a algo, yo llevo a las niñas a casa.
- ¿Ya nos vamos? - protestó Shinju - Está bien, padre, como quieras - añadió al ver la mirada de su padre.
Hizashi iba a protestar ¿pero que decía?
- Mejor voy a casa también yo - fue lo que se le ocurrió.
- Ni mucho menos. Lleva a estas señoritas a tomar algo. Toma - sacó su cartera y unos billetes de ella - Invítalas para que se les pase el susto.
Hizashi se quedó con el dinero que su tío le había dado en la mano, viendo como este se marchaba con las niñas y un par de chicas a las que apenas conocía mirándole y sonriéndole.
- No hace falta que nos invites, Girei - habló Stella.
- No, claro que si os invito - en esos momentos Hizashi solo pensaba que solo le faltaba no invitarlas y que su tío, por avatares del destino, se enterase - ¿Que os apetece tomar?
Total, tampoco podría ser tan horrible tomar algo con esas chicas, peor que aguantar el espectáculo de los niñatos esos no iba a ser.
...
- ¡Momoka! - oyó gritar a su hermana pequeña a la otra puerta del servicio donde estaba arreglándose.
- ¡Ya voy! ¡Ya voy!
- Un chico ha venido a buscarte.
- ¿Un chico?
Momoka abrió la puerta para encontrarse a su hermana en la puerta.
- ¿Que has dicho, Sakura?
La hermana, una niña de unos 13 años, muy parecida a Momoka solo que con el pelo largo y más menuda, la miraba curiosa.
- Un chico - susurró - Es un chico, te lo juro y pregunta por ti.
- ¿Nowaki?
- No, he dicho un chico, si fuera Nowaki te habría dicho Nowaki. Es un chico desconocido.
- ¿Entonces tampoco es Genki?
- Pues no, tonta, no, no es ninguno que yo conozca.
- ¿Y cómo es ese chico?
- Es guapo, no muy alto, con el pelo castaño y unos ojos muy bonitos, así como grises ¿Es que no sabes como es tu novio o que?
- ¿Será Takumi? No es mi novio, es un compañero del instituto.
- Pues ya es hora de que te eches novio ¿no? A este paso se te va a pasar el arroz. Aprende de mí que ya he tenido tres y venga, date prisa que tengo que arreglarme.
- Pasa, ya te terminado... que niña esta.
Mientras Momoka se dirigía hacia el recibidor de su casa se planteaba como podía ser que su hermana fuera tan espabilada en cuestiones de chicos.
- Takumi ¿Cómo es que has venido?
- Hola. He pensado que te gustaría que pasásemos por el museo y consideré un poco tonto, teniendo en cuenta que queda cerca de aquí, que quedásemos en otro sitio más alejado.
- Tiene su lógica ¿Y cómo sabías mi dirección?
- Ha sido fácil averiguarla. No preguntes más.
- ¿Y quieres ir al museo?
- Es que me han dicho que han traído una colección privada de cuadros de Renoir, va a estar expuesta solo unos días en Kizuna y me gustaría verla, no creo que vaya a tener otra oportunidad de hacerlo.
- ¿Te gusta la pintura?
- Pues claro. Las obras de arte inmortalizan la belleza. Creí que tú apreciabas también el arte y la belleza.
- Ah si, si, es que me ha extrañado, no es común que un chico quiera ir al museo.
- ¿Por qué?
- No se, es una impresión que tengo.
- ¿De veras que no te importa venir?
- No, claro que no, me encanta la idea de ir al museo ¡Sakura, me marcho!
- ¡Vaaaaaaale! - se escuchó - Si ves a Touya dile que ya voy.
- Bueno, vamos... espera, el bolso... ya.
- Creo que voy conociéndote, sabía que a una empollona como tu le gustaría ir a un museo.
- Gracias por lo de empollona.
- No te lo tomes a mal, ha sido una especie de piropo, no algo despectivo.
Momoka sintió como bastante calor en su cara, eso había sonado casi como un piropo.
- Gra... gracias- dijo con un hilo de voz sintiéndose como una tonta después de hacerlo.
- Las chicas suelen consideran aburrido ir a museos.
- No... yo no...
Momoka sonrió, no sabía que decir sin resultar tonta, se sentía como al principio de conocer a Kamui, igual de nerviosa y... se acordó de su hermana y sus novios y pensó que ella había gastado demasiado tiempo intentando llamar la atención de Kamui y a saber la de cosas que se había perdido.
...
- ¡Es guapísimo! - decía Stella a su interlocutora otro lado del teléfono.
- Pero es muy serio - le contestaba Kikyo.
- Si, es serio, pero es guapo.
- Pero lo serio no se lo quita nadie.
- Ya pero ¿Has visto que ojos tiene?
- Creía que a ti no te gustaban los chicos de esta ciudad.
- Ya pero creo que con el Girei puedo hacer una excepción - comenzó a reírse de forma escandalosa - Le he llamado y le he invitado esta tarde a tomar el te en casa.
- ¡Que me dices! ¿Y que han dicho tus padres?
- Pues les parece correcto, después de lo que ha hecho por mí esta mañana al menos tenemos que agradecérselo.
- ¿Y él ha aceptado?
- Por supuesto. Ya sabes como son estas familias tradicionales, no se atreven a negarse, sería como ofendernos.
- ¿Entonces le vas a ver esta tarde?
- Siiiiiiii... y luego le invitaré a que me acompañe a dar una vuelta.
- ¡Dios Stella! ¡Como te lo montas!
- Y mañana voy a invitarle a comer, le diré que preparé yo la comida.
- ¡Pero si no sabes cocinar!
- Ya lo se, pero él no - volvió a reír.
- ¡Stella! - oyó gritar a su madre - ¡Cuelga ya de una vez!
La madre de Stella, una mujer rubia, no muy mayor, peinada de forma que ni un pelo parecía descolocarse, bajaba las escaleras de su enorme y ostentosa casa.
- De verdad, que niña ¿Que tendrá tanto que hablar con su amiga? Han estado toda la mañana juntas ¿Que tienen que decirse tan urgente? No las soporto. Y encima ahora invita a un chico a merendar, así, sin avisarme ni nada.
- Es lo menos que podíamos hacer por ese chico, gracias a él a tu hija no le pasó nada - escuchó decir a su marido.
- Si, ya lo se, ya lo se.
A la señora Willowy-Peacemaker, la madre de Stella, no le gustaba nada vivir en Kizuna, ella lo que deseaba era volver a su Boston natal pero tenía que aguantarse ya que allí estaba el trabajo de su marido. Su descontento se lo había pasado a su hija, tanto decir lo bien que vivían en Boston y lo diferente que era todo había conseguido que Stella considerase que ese era un lugar horrible, lleno de gente vulgar, por eso ahora, Kikyo, una de las pocas amigas que había conseguido hacer en ese horrible lugar, no salía de su asombro al oírla decir lo interesante que le resultaba ese tal Hizashi Girei.

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