sábado, 23 de agosto de 2014

143. Una forma de decir las verdades

Yuri vio la cara angustiada de Nowaki mirándola y sus ojos clavados en los suyos. Nowaki tenía siempre una mirada limpia y directa, no era de los que esquivaban la mirada, él siempre miraba directamente a los ojos, sin ningún tipo de miedo, como cualquier persona que no tiene miedo a que descubran ninguna de sus mentiras... no como ella, que ya no era capaz de mirar así a nadie.
Se sintió avergonzada de si misma y con una cierta presión en el pecho.
- ¡Ahu! - apretaba la gasa en izquierda de su cabeza - Menudo chichón que me va a salir.
- No me extraña, menudo porrazo te has dado, ha sonado como si cayese un ladrillo, vaya que si.
- Hombre, gracias.
- No es que te esté llamando ladrillo, ni que diga que tengas la cabeza dura.
- Ya, ya lo se.
- ¿Has comido?
- ¿Cómo?
- Momoka dice que te has desmayado por los nervios y por no comer.
- He desayunado, esta mañana he desayunado, he debido desmayarme por el calor.
- Vale, desayunaste pero ¿No has comido?
- Es que no me entraba nada de los nervios, tenía el estómago cerrado.
- Ah, claro - dijo tontamente - Entonces debe ser eso.
Nowaki sonreía pero lo hacía solo por fuera, por dentro lo que sentía era una profunda tristeza. Tenía que encontrar alguna forma de hacerle entender a Yuri que la comida no es solo ingerir calorías, que en los alimentos hay algo más, proteínas, vitaminas y todas esas cosas que él no recordaba pero sabía que eran importantes para el cuerpo.
- ¿Qué te parece si le digo a Stella que me de algo de fruta?
- No te preocupes.
- No, si no me preocupo. Yo se que tu eres muy inteligente así que no eres de esas que no comen, porque hay algunas chicas que no comen por mantener el tipo, yo las he visto, a veces acompaño a mi madre al hospital, mi madre lleva a Minako para que las vea y vea lo malo que es dejar de comer, pero eso no te pasa a ti - la miró de reojo.
- No... yo... yo como... hoy he desayunado... lo que pasa es que me gusta cuidarme.
- Claro, claro, ya lo se yo.
- Lo que pasa - habló de pronto rápidamente y de forma nerviosa - Es que últimamente he comido poco porque me compré un vestido y me quedaba algo apretado y...
- Ah claro, es por eso, claro. Lo que no entiendo es porqué te compras ropa que te queda pequeña.
- Tu no lo entenderías Nowaki, eres un chico y los chicos no entienden de esas cosas.
- Pero si entiendo como me gustan las chicas y a los chicos no siempre nos gustan tan delgadas como creéis, nos gusta que las chicas parezcan chicas, no chicos.
- Déjalo Nowaki, no te esfuerces, son cosas de chicas - dijo con aparente tono de benevolencia.
- Ya... bueno mi padre siempre dice que un envoltorio puede ser muy bonito pero si lo que envuelve es una piedra pues que no tiene gracia.
- ¿Y eso que quiere decir?
- Jeje... pues no lo se bien - se rascó la cabeza - Supongo que lo que importa es el interior o algo así.
- Ya, por eso a los hombres se les van los ojos detrás de las mujeres bonitas.
Nowaki se quedó sin saber que contestar, la verdad es que la sociedad, en general, tenía unos estereotipos bastante crueles.
- ¿Tu sabes que cuando se está muy delgada y no es porque tu constitución sea así puedes padecer problemas de corazón?
- ¿Por qué me dices eso?
- Es que de pronto me he acordado de unas chicas que yo conocía, estaban tan delgadas que sus huesos se podían romper y su corazón no latía bien, siempre tenían frío, los dientes y el pelo se les caían, su piel era seca, amarillenta, tenían los dedos azulados y... se morían, yo las conocía, hablaba con ellas y un día de pronto ya no estaban y lo más triste es que ellas se llegaban a sentir tan mal que querían morirse.
Yuri le miraba aterrada ¿por qué le contaba esas cosas?
- Te aseguro que no te exagero... por eso cuando alguna amiga mía no se alimenta bien pues me asusto... no me gustaría perder a nadie de esa forma. Además ¿sabes otra cosa? A veces algunas se recuperan, siempre tendrán cosillas como anemia y esas cosas pero otras, las que no se coge lo suficientemente a tiempo nunca se recuperan, padecen úlceras...
- ¡Bueno vale ya! - le interrumpió nerviosa Yuri - Me estás asustando.
- Perdona - se rascó tontamente la cabeza - Creo que mi madre ha conseguido traumatizarme con algunas cosas, jeje. Bueno, tú está claro que no vas a dejar de comer por adelgazar porque ya estás muy bien.
Esa era una de las cosas que había aprendido de su madre, a decir las cosas de forma retorcida.
- ¿Te parece que estoy bien?
- Estás estupenda.
- ¿No crees que debería hacer algo con mi tripa?
- ¿El que vas a hacer con tu tripa? Además te digo una cosa, a veces uno adelgaza y no pierde volumen donde quiere. Pero tú ahora lo que necesitas es un poco de energía para no desmayarte otra vez, porque si lo haces, aparte de perderte tu fiesta, como te la estás perdiendo ahora, resulta que pueden pensar que estás embarazada o algo así.
- ¿Pero que dices?
- Voy a ver si me dan algo de fruta ¿Te parece?
- No hace falta, estoy... - Yuri se levantó y de pronto todo comenzó a dar vueltas - ¡Mierda!
- ¿Has visto? - dijo Nowaki sujetándola - Esto no es por el golpe, no comer es malo, sobretodo si bebes alcohol.
- Yo no he bebido alcohol.
- No mientas, no mientas o te crecerá la nariz. Siéntate, no tardo en regresar.
Nowaki se fue convencido de que quizás la había hecho pensar durante unos instantes de lo peligroso que era torturar tu propio cuerpo dejando de proporcionarle alimentos, eso sin contar que no le había hablado de los daños psicológicos... claro que eso solo era un avance de lo que su madre le iba a mostrar.
Yuri se quedó bastante impresionada ¿Sería cierto todo eso que decía Nowaki? Bueno, su madre era psicóloga y... pero bueno, eso solo pasaba en los casos extremos, los casos de esas personas que no saben controlarse. no era su caso, ella era lista y lo tenía todo bajo control.
...
Kimisuke observaba a Sumire hacer fotos de todo el mundo, parecía enfrascada en esa actividad, como si ella en esos momentos no estuviese allí, como si fuese solo una mera espectadora... se podía ver lo que disfrutaba fotografiando.
- Tierra llamando a Sumire ¡Sumire!
- ¿Eh? ¿Qué pasa Kirin?
- ¿Qué fotografías con tanto afán?
- Ahora mismo a Karasu... que guapo que es Karasu y que fotogénico, me encanta y a la cámara también.
- ¿Te gusta?
- Claro que me gusta, es bien guapo.
- Vaya - dijo con algo de desilusión - No sabía yo este dato.
- ¿Qué dices?
- No, nada importante ¿Y él sabe que te gusta?
- Yo que se ¿Por qué lo iba a saber?
- ¿Y le vas a pedir una cita o algo?
- ¿Por qué le voy a pedir una cita?
- Hombre como te gusta.
- ¿Y tengo que pedirle una cita? ¡Que vergüenza! Pues entonces tengo que pedirle una cita también a Akira.
- ¿A... Akira? - la miró intrigado.
- Claro, Akira también me gusta, me encanta, hay veces que me pone tontita, es tan romántico, él se hace el tonto y como que se queja y parece bobo pero yo siempre supe que era un romanticón enamorado hasta las trancas y claro, también me gusta Nowaki, es tan mono.
- Espera, espera ¿De qué estamos hablando?
- No se, tu eres el que ha empezado todo.
- ¿Yo?
- Tu me has dicho que tengo que pedirle una cita a Karasu porque he dicho que me parece guapo y entonces yo he dicho que tendré que pedirle una cita a Akira porque me encanta, fíjate tu, desde un día que me recogió cuando yo estaba tirada en un charco, que me caí porque iba con muletas y llovía y yo estaba mojándome, entonces me llevó a su casa y se soltó el pelo, porque entonces tenía el pelo largo, y me cambió la venda del pie, yo supe que era un romanticón porque cotilleé en su ordenador, ya se que eso no está bien, pero no lo pude evitar, tenía una contraseña y aquello era como un reto a ver si la descubría y luego resultó que fue muy fácil porque ¿sabes cual era? Pues "Kumoyuki" fíjate que simple que es el pobre, todo el rato quejándose de Akane y luego tenía en su PC una clave que era su apellido, no, si es que los hombres sois bastante simples, bueno pues... ¿a que ha venido esto?
- No lo se - contestó confuso - Ya no se de lo que hablábamos.
- Siempre me pasa, me pongo a hablar, me hago bola y al final me lío ¿Por qué me has dejado hablar tanto?
- Ah... no lo se... creo que me he perdido completamente... ¡Ah, ya recuerdo! Es que has dicho que te gusta Karasu.
- ¡Ah si! Es que tiene algo, no se el que, Akane dice que es un punto muy sexy. También me interesa Shibi, tiene una cosa así como muy misteriosa, que pena que no haya venido a la fiesta, yo quería haberle fotografiado ¿Sabes porqué me gusta hacer fotos? Es que yo miro a través de mi objetivo y veo muchas cosas curiosas.
Kimisuke la miraba cada vez mas confundido e intrigado, claro que lo que él quería saber era si le gustaba Karasu.
- En cuanto a lo de Karasu...
- ¿Karasu? Si, si, él es de lo más curioso. A mi me gusta fotografiar a las personas cuando no se dan cuenta de que lo hago y es entonces cuando descubro muchas cosas. A Karasu le gusta Ringo pero intenta que no sea demasiado obvio, debe ser porque algo le preocupa, he visto en sus ojos que hay algo como que no comprende y le confunde.
- ¿Y eso lo has visto haciendo una foto?
- Mirando a través de mi objetivo - afirmó orgullosa - Hace meses cuando fotografiaba a Akira veía una gran tristeza en sus ojos cada vez que miraba a Akane, también he visto que Karura evitaba mirar a Hizashi a los ojos directamente, como si ocultase algo o la ansiedad que tenía Kohaku cuando Himeko estaba cerca de él... también veo la soledad que siente Kamui o el miedo de Yuri, miedo o desesperación, no lo se muy bien.
- Así que ese es tu secreto.
- ¿Mi secreto?
- Siempre me he preguntado como es que te dabas cuenta de todo.
- Porque observo a mis amigos, que me preocupo mucho por ellos, ya te lo dije una vez.
- Y yo vuelvo a decirte que eres increíble. Oye Sumire, en serio ¿Te gusta Karasu? Porque si te gusta Karasu yo creo que...
- ¿Si salimos algún día me darás otro "bum"? - preguntó con cara de traviesa - Pero solo un "bum", yo no estoy preparada para nada mas, lo que pasa es que pues me apetece salir contigo, espero que no te moleste que te lo diga pero eres muy atractivo, al menos a mi me lo pareces y me gustaría salir contigo antes de que cualquier chica se me adelante, como le pasó a Xu-Xu que no le dijo nada a Kenshi y fíjate lo que pasó, mas que nada porque luego los chicos os encandiláis demasiado y claro ya no tendré oportunidades porque seguramente te enchoches con ella.
- ¿Que me enchoche? ¿Y eso que es?
- Ah, es algo como que te encapriches demasiado con ella o que te vuelvas como tonto, como un zombie detrás de ella porque claro, entonces...
- ¿Pero a ti no te gusta Karasu?
- ¿Karasu?
- Eso has dicho antes, que te gusta Karasu.
- Ah, claro y me gusta pero no para salir con él, me gusta como amigo, me gusta como compañero y como chico guapo que es pero no creo que él quiera salir conmigo, seguro que me diría que si porque se le ve bien educado y limpio, que es de agradecer, y no sabría como decirme que no pero... ya te he dicho que le gusta Ringo, iba a ser de lo más incómodo.
- Me vas a volver loco, hablas, hablas y hablas y me pierdo entre tanta palabra pero...
- Hablo mucho ¿verdad? Siempre me pasa, mi madre dice que le doy dolor de cabeza.
Kimisuke empezaba a desesperarse, así que optó por coger a Sumire por los hombros y acercarla a él para darle un "bum"
- Está visto que esta es la única forma que tengo de callarte. Está bien, saldremos juntos.
Sumire sonrió e inmediatamente le sacó una foto.
- Me encanta la expresión que tenías - volvió a sonreír -¡Eh! ¿Eso ha sido un trueno?
- Si, parece que va a llover, será mejor que nos metamos dentro de la casa.
Las primeras gotas comenzaron a caer, eran gotas grandes que parecían caer pesadamente y con rabia. Yuri miró al cielo, pues si, lo que le faltaba que encima comenzase a llover.
- Vamos, no te preocupes - le dijo Stella - La fiesta seguirá dentro de casa.
...
Kohaku miraba a Nagato nervioso, en realidad estaba demasiado alterado. Seguramente sería porque la caja que le había llegado con cosas de su tío había conseguido desequilibrarle interiormente. Sabía que era importante lo que estaba hablando con Nagato, pero entre su intranquilidad y la rabia que aún sentía cuando recordaba que drogaron a Himeko estaba a punto de gritarle, de sacar esa especie de "monstruo" que vivía dentro de él, como cuando era pequeño y gritar, gritar que se callase y que no había excusa ninguna para lo que hicieron.
- Yo sabía lo que iba a pasar y me quedé quieto, soy tan culpable como lo fueron Takumi o Deisuke - decía Nagato.
- Lo que no entiendo - hablaba con voz triste Himeko - Es porqué a mi, no entiendo porqué le caigo mal a todo el mundo.
- No es eso, te juro que no era nada en particular contra ti. En realidad yo pensé que no iban a ser capaces... Entiendo que me odies.
- Ella no te va a odiar - intervino Kohaku con voz rencorosa - Pero yo no lo voy a olvidar tan fácilmente.
- ¿Qué eres tu de Himeko? - preguntó suavemente.
- Espero ser alguien muy importante. Entiendo que todos cometemos errores, todos tenemos un pasado, yo tengo un pasado, no nací ayer y no es un pasado bonito y también tengo cosas de las que me avergüenzo pero no soy un santo, soy humano y como humano que soy me cuesta olvidar ciertas cosas fácilmente, no soy capaz de correr un velo y olvidarlo, lo siento, no puedo.
- Y te entiendo. Si alguien drogara a Kanna yo no le perdonaría, así, de buenas a primeras.
- Pues yo creo que lo mejor será que mi padre no se entere de esto - comentó Himeko - Es que es muy estricto y severo
- A gente estricta y severa estoy acostumbrado. No sabes la de "padres" que he tenido. Mira - le señaló una cicatriz en la ceja - Esto es una caricia de uno de ellos, yo tenía siete años.
- Pero tu madre... - comenzó a decir Himeko - es decir, mi tía, está casada, me han dicho.
- Si, ahora si y no es mal tipo del todo, de los mejores que hemos tenido, al menos no nos pega y trabaja, que ya es bastante.
- Perdona que me meta en tus cosas pero...
- Puedes hacerlo, soy de esas personas que les da igual hablar de sus cosas, no se, será que no tengo en mucha consideración a la familia.
- Pero eso es muy triste ¿Es por eso que me odiabas?
- Te he dicho que no te odiaba, además no sabía que eras mi prima.
- Hizashi la odiaba - habló bruscamente Kohaku - Ahora no, pero cuando yo conocía Himeko, Hizashi la odiaba porque pensaba que ella lo tenía todo y él nada, así que, puede comprender que tu la odiases también.
- Pues no, no la odio y si en aquella ocasión yo hubiese sabido que era mi prima no hubiese dejado que la hicieran nada. Puede que su padre no quisiese saber nada de mi madre pero soy consciente de que mi madre también tuvo mucha parte de culpa, es demasiado orgullosa, creo que los Girei son todos unos orgullosos. Mira Himeko, tu le gustas a Deisuke, le gustas bastante y Takumi creo que quien no le caía muy bien era a Kohaku, por lo visto vosotros ya os conocíais ¿no?
- Pues si, su madre era secretaria de mi padre... pero si a Deisuke le gustaba Himeko ¿por qué hacerla daño?
- Quizás él pensaba otra cosa o quizás por despecho, porque ella nunca le la hecho caso. Himeko, de verdad...
- Déjalo, no lo hablemos más, lo pasado, pasado está.
Pero para Kohaku eso no era tan fácil, no podía olvidarlo así como así. Si Himeko se lo pedía lo intentaría pero desde luego que le llevaría su tiempo confiar en ese chico.
...
- Un yen por tus pensamientos - decía Kanna sorprendiendo a Hizashi.
- ¿Un yen? - dijo sorprendido - No eres muy generosa ofreciendo dinero.
- Si; es porque se que no me lo vas a decir o si lo haces no serán los auténticos y entonces una mentira pues no vale mucho.
- Yo nunca miento.
- ¿Nunca, nunca?
- No. No hay que mentir, la mentira no es buena.
- Si que te pones serio para decirlo.
- Es que las mentiras no son cosa de broma.
- Está bien, está bien, me rindo, tú ganas, no hay que mentir pero sonríe un poco al menos ¿Es que estás enfadado?
- No es que esté enfadado, es que no suelo sonreír demasiado.
- Pues es una pena porque creo que estarías muy guapo; no quiero decir que así no estés guapo, es solo un decir.
- Supongo que debería ser más amable con la novia de mi primo, lo siento. Y dime ¿Te lo estás pasando bien?
- Eres un caso - dijo riendo Kanna - Nunca en mi vida he conocido a nadie tan recto como tu.
- ¿Soy recto?
- Parece que te hayan metido un palo por el... lo siento, me estoy pasando.
- No, si tienes razón, estoy comportándome demasiado recto, siempre me lo dicen, necesito relajarme un poco.
Se hizo un silencio un poco incómodo, Kanna no quería insistir en hablar sobre él, estaba claro que el chico evitaba los temas personales.
- Me ha dicho Himeko - rompió el silencio - que te has apuntado al programa de tutoría.
- Si, es cierto, ayer mismo lo hice.
El programa de tutoría del instituto Kizuna era una actividad que se proponía para los alumnos más aventajados, estos se ofrecían voluntarios para ayudar a los que tenían dificultades en el aprendizaje de alguna materia, no dificultades graves, más bien que necesitasen una pequeña ayuda para hacer los deberes o para estudiar. En distintas ocasiones los profesores le habían comentado a Hizashi que él podría colaborar, estaban convencidos de que esa actividad le ayudaría mejorar sus habilidades para relacionarse con los demás, sobretodo hace unos años, durante esa etapa de odio hacia el mundo, pero él siempre se negó, nunca le había llamado la atención sin embargo ahora había reconsiderado el asunto, era una actividad que le mantendría ocupado y también le proporcionaría un beneficio ya que sería tenido en cuenta positivamente en su expediente .
- ¿Y que hay que hacer para tenerte a ti como tutor?
- Pues no lo se, creo que pedirlo, supongo.
- Pues a mi me vendría muy bien que alguien me ayudase con las matemáticas ¿A ti como se te dan las matemáticas?
- Bien, no se me dan mal.
- ¿Entonces puedo ir y pedir que seas mi tutor?
- Pero yo... o sea tu estás en tercero como yo, se supone que tienes que saber lo mismo que yo.
- Pero me quedan las matemáticas de segundo y necesito aprobarlas para poder graduarme, es una guarrada, imagínate que no las apruebo. Además yo sola no se como estudiarlas, me gustaría que alguien me guiase o algo ¿No crees que es buena idea?
- Supongo que es bastante lógico lo que dices.
"Chicos" - se oía a través de un micrófono o algo parecido un voz masculina, seguramente la del hermano de Stella o alguno de sus amigos - "Ahora vamos a tener una ronda de canciones románticas, así que escoged una pareja, agarraos bien y a disfrutar"
- Entonces ¿Me aceptas como alumna?
- Bueno, tú díselo al profesor Masais, es el encargado de ese tema.
- ¿Y que días podríamos quedar?
- Pues no se, yo voy a kendo, habría que esperar a ver que te dice Masashi y si eso pues vemos el horario.
- Estupendo.
- ¿De qué habláis? - dijo de pronto Stella al lado de Hizashi.
- Nada importante - contestó recelosa Kanna - Cosas nuestras.
- Ah, mira que mona - replicó Stella con condescendencia - ¿Te apetece bailar, Hizashi?
Fue cuando Hizashi se dio cuenta de que la música que sonaba era una balada.
- Es que yo es que no suelo bailar.
- Anda tonto - le cogió de la mano - Esto no es una sugerencia, es una orden, vamos.
Hizashi se levantó, miró a Kanna confundido y se dejó llevar por Stella, no le apetecía bailar, no era una de sus actividades favoritas, pero tampoco se atrevía a ser maleducado negándose a hacerlo, así que siguió a la chica hasta un lugar poco concurrido y sin obstáculos cercanos.
Stella puso las manos apoyadas por debajo de los hombros de Hizashi.
- Vamos, seguro que sabes que hay que hacer.
Hizashi puso levemente las manos en la cintura de la chica y comenzó a dejarse llevar por la música.
- ¿De qué hablabais?
- ¿Quienes?
- No te hagas el tonto que no te pega. Kanna y tu ¿Qué hablabais tan entretenidos?
- Es que quiere que sea su tutor, ya sabes, que la ayude con los estudios.
- ¿Tu haces eso? ¿Ayudas con los estudios?
- Bueno, acabo de empezar.
- ¿Y yo puedo ser tu alumna? - le miró con ojos suplicantes - Es que se me dan fatal las matemáticas y de verdad que necesito ayuda, si suspendo mi padre se enfadará muchísimo.
- Bueno es que...
- Por favor, por favor, necesito tener un buen expediente y si suspendo eso será algo negativo, por favor.
- Es que creo que deberías preguntárselo a Masashi, él es el encargado de todo eso.
- Ah pues el lunes voy y se lo pregunto.
- Pero no se si será posible porque ya tengo a Kanna y a otro alumno que me han asignado.
- ¿Qué le vas a dar a esa chica?
- Matemáticas.
- ¡Mira que casualidad! Pues puedes ayudarnos a los dos a la vez ¿verdad que si? Oye ¿Sabes que bailas muy bien?
Mientras Stella acortaba la distancia entre ella y Hizashi este sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal... algo malo se avecinaba, lo presentía.
...
Akane miraba como comenzaba a llover desde una de las ventanas de la sala de espera del criadero de los Tsumerage.
- ¿Y ahora que hacemos? - preguntó.
- ¡Ya está! - dijo Hana entrando en la sala - Todos los perros en sus habitaciones. Si queréis podemos seguir viéndolos.
- No queremos molestar - contestó Akira - Supongo que será mas trabajoso para tu familia. Mejor nos vamos ya.
- ¿Y donde vamoz? - se dirigió a él la pequeña Sachiko.
- ¡A casa de Aki! - respondió gritando Kenta - ¡A ver al gatito!
- ¿Tienez un gatito? Ez un cambio interezante.
- Que os parece - dijo Akira cogiendo a Kenta en brazos - ¿Y si compramos patatas fritas y gusanitos y vemos una película?
- Aquí cerca hay un establecimiento donde alquilan películas y podemos comprar cosas para picar - indicó Hana.
- Pues estupendo - afirmó Akira - Venga Akane, agárrate a mí.
El establecimiento no era muy grande, tenía una zona en la que habían cuatro ordenadores ocupados en ese momento por unos niños, otra zona con estanterías llenas de películas de todo tipo y un rincón donde estaban las bolsas de aperitivos.
- Tengo una idea - susurró Shibi a Hana - ¿Que te parece si tu y yo llevamos a los niños a tu casa para ver la película?
- ¿Qué pretendes?
- Es que Akane va a estar pendiente de su hermano, la conozco.
- ¿Y no será esta una encerrona para mi?
Shibi sonrió.
- Quizás. Eh, chicos, he tenido una idea ¿Que os parece si Hana y yo nos llevamos a los niños a ver la película y vosotros aprovecháis para pasear o lo que sea?
- No, no - protestó Akane - Para nada, si hombre, solo faltaba que te ocupases tu de mi hermano.
- Pues no es mala idea - apuntó Jisei - No estás tú para ocuparte de tu hermano.
- Si ya estoy muy bien.
- Piensa que vas a pasar la noche con él, es mejor que descanses ahora. Nosotros cuatro vamos a ir a dar una vuelta, huele a tierra mojada y se está bien.
- Conozco un sitio tranquilo donde se está muy bien - propuso Inari.
- Pero es mi hermano, no quiero que Shibi cargo con él.
- Yo tengo otra idea - habló Hana - A ver que te parece, mis tíos viven en el criadero, quiero decir que tienen ahí su casa, ahora están atendiendo a los clientes, les podemos pedir que nos dejen ver la película allí, mis tíos tienen un par de perros buenísimos y que tienen mucha paciencia con los niños, seguro que Sachiko y Kenta se lo van a pasar bien.
Después de discutir un poco con Akane lograron convencerla. Era lo mejor, todos estaban de acuerdo con eso, Akane necesitaba despejar su cabeza y nada mejor que un paseo al aire libre.
Ya estaban en la caja para pagar lo que habían escogido cuando Akane se detuvo a mirar con ojos golosos un mostrador de cristal dentro del cual se veían los dulces, pastelitos, bollos y... chocolates... bombones, muffings, chocolatinas... Los ojos de Akane se deleitaban mirando todas aquellas exquisiteces.
- Chocolate... - murmuraba casi babeando.
- Venga, coge una cosa -sonrió Akira - Yo te invito.
- ¿De verdad? - le miró con ojos emocionados.
- De verdad, pero solo una cosa.
- ¡Ahhhhhhhh!
Akane se pegó prácticamente al cristal, es que todo tenía que ser tan delicioso que le era difícil decidirse, las chocolatinas eran apetecibles pero ¿y los muffings? sin olvidarse de una pequeñas cajas de bombones.
- Vamos Akane - la metió prisa Jisei - Que ya hemos pagado.
- Ya voy, ya voy.
- Venga, coge los que sean - le dijo Akira - ¿Qué más da? Es chocolote igual.
- Como se nota que eres un ateo en cuestión de chocolates - refunfuñó la chica entornando los ojos.
- ¡Venga, vámonos ya! - decía impaciente Kenta - ¡Quiero ver la película!
- Ya, ya voy.
Akane de pronto vio un expositor al lado del mostrador, no era muy grande pero estaba lleno de cajas como las de los bombones, cajas de distintos colores y sus ojos se detuvieron en una de color marrón oscuro y con unas tabletas de chocolate dibujadas en ella... debían ser bombones de chocolate negro, seguro. La cogió y se acercó presurosa donde estaba Akira y la puso encima de la cinta.
- Quiero estos bombones - dijo orgullosa.
- Venga, pues estos bombones.
La dependienta lo miró extrañada y sonrió, pasó la caja por el lector del código de barra y la dejó al otro lado. Inari miró aquello de lo más sorprendido.
- ¿Estás segura que quieres estos? - preguntó perplejo.
Jisei dejó escapar una risita.
- Si, si, tienen pinta de estar deliciosos, debe ser chocolota negro.
- Si tu lo dices - murmuró sonriendo Shibi.
- Pero Akane... - comenzó a decir Hana, Jisei la hizo un gesto para que se callase.
- Deja, esto va a estar gracioso.
Akira pagó y sin mirar metió la caja en una bolsita.
- Toma tus bombones.
- Ay que bien, gracias Akira, los compartiré contigo.
- Tendrás que compartirlos con él a la fuerza - comentó Shibi.
- ¿Por qué? ¿Y si no quiero?
- Dame uno - exigió Kenta - Dame un chocolate.
- Pero solo uno. Ahora te lo doy en la calle.
- Esto va a estar bueno - murmuró Jisei.
Akane quitó el plástico que precintaba la caja, la abrió y metió los dedos deseosa de sacar su preciado chocolate.
- ¿Qué es esto? - gritó.
Fue cuando Jisei, Shibi, Hana e Inari rompieron a reír.
- ¿Qué pasa? - preguntó Akira - A ver.
- ¡No! ¡Tú no puedes verlo! ¿Por qué no me lo dijisteis? Vosotros los sabíais y no me lo dijisteis y tú... - amenazó con el dedo a Akira - Seguro que también lo sabías ¡pervertido!
- ¡Dame uno! - volvió a exigir Kenta.
- ¡No puedo! - le gritó - Es que... son de licor, estos no te gustan.
- ¿Se puede saber que bombones has cogido? - preguntaba Akira sin comprender nada.
- Inari no pienses mal de mí, te juro que creía que eran bombones, tenían chocolate dibujado.
Akira le arrebató la bolsa y miró... luego miró asustado a Akane.
- ¿Has comprado preservativos?
- Con sabor a chocolate - rió Jisei - Yo que tu tendría cuidado, ya sabes como se pone Akane con el chocolate que se envicia y no para de comer.
- Akane... - comenzó a decir Akira.
- No digas nada, no es lo que piensas, de hecho mejor no pienses, ha sido un error ¿Por qué ponen los preservativos al lado de los dulces?
- ¿Que ez un prezervativo? - preguntó Sachiko.
- Es chocolate, tonta - dijo Kenta - con licor, nosotros no podemos tomarlos.
Todos menos Akane y Akira volvieron a reír.
- Oye si queréis os dejamos solos - dijo Inari.
- ¿Pero por qué no me lo habéis dicho? - gruño Akane - Seguro que la culpa ha sido tuya.
- ¿Mía? - se quejó Akira.
- Si, seguro que tú los habías visto.
- ¿Tu crees que yo te dejaría comprar esto? Conociendo tu vicio por el chocolate esto es peligroso, lo mismo me muerdes.
- Anda y ve a descambiarlos.
- No creo que me los descambien, están abiertos.
- ¡Pero ha sido un error! Si no me hubieseis metido tanta prisa no me habría equivocado, no se puede meter prisa a una chica cuando escoge chocolate. Desde luego... vaya forma de desperdiciar el dinero. Mira que graciosos como se ríen, claro como no es su dinero..
- Venga, no te enfades - habló Akira - Ya buscaremos una forma de amortizar el gasto.
- ¿Qué insinúas?
- No se, déjalo, no se lo que digo.
- Akira se ha puesto nervioso - dijo riendo Hana.
- Muy nervioso - recalcó Jisei.
- Pues os digo una cosa, la tontería esta ha costado lo suyo, habrá que sacarle partido de alguna forma - reflexionó Akane - ¿Y si los revendo en el instituto? A lo mejor hasta saco beneficios... Lo peor es que me he quedado sin mi chocolate, que rabia.
- No, si el chocolate lo tienes - volvió a reír Jisei - solo tienes que… ya sabes.
- Cállate pervertida, que eres una pervertida ¿Los quieres tu, Inari? Te los vendo a buen precio, a lo mejor tu les sacas mas utilidad.
Jisei reía con tantas ganas que hasta se atragantó e Inari disfrutaba de verla así, tan relajada, tan feliz con sus amigos, se veía que ese era su ambiente… recordó que al día siguiente iba a ir a hablar con su padre… ¿Qué pasaría? No tenía miedo por el padre de la chica, respeto si, tendría que convencerle de que iba a tratarla bien y a respetarla y que sus intenciones eran buenas pero al ver a Jisei con sus amigos no podía dejar de pensar en si a ella le gustarían los suyos.

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