sábado, 23 de agosto de 2014

145. La huésped de si misma

Había pasado un mes y algunas cosas habían cambiado aunque otras no tanto.
Era de madrugada y como era habitual en él, Kohaku no dormía. Había abierto la ventana, a finales de Octubre el aire que entraba en su habitación era frío pero eso a él le daba igual, incluso le gustaba, sentía como le despejaba completamente. Se asomó a la venta y respiró profundamente. Llevaba el puño de la mano derecha cerrado con fuerza, guardando en él un tesoro muy preciado. Abrió la mano y lo miró.
Era una cadena fina, de oro, en la que estaba enganchado un colgante no muy grande, redondo como una medalla y en ese círculo grabado el kanji "amor". Era uno de los objetos de su madre que había dentro de la caja que su tutor le había entregado, uno de los objetos que su tío Noboru había guardado como un gran tesoro, se lo había regalado su hermana, la madre de Kohaku y quería que lo tuviese él.
Se lo pasó por la cabeza para ponérselo, no hacía falta desabrocharlo, la cadena era lo suficientemente larga para meter la cabeza. Una vez puesto lo cogió y volvió a mirarlo.
Le quería, su madre siempre le había querido, era lo que importaba. Había pasado 13 años de su vida pensando que su madre le odiaba y que le había maldecido antes de morir y no era cierto. Durante 13 años su padre le había repetido una y otra vez que su madre murió por su culpa y que nunca había querido que naciese, por eso sus últimas palabras fueron de odio y desprecio... 13 años pensando que era una especie de monstruo, 13 años soportando oír a su padre decirle a Karasu y Karura que por su culpa no tenían madre y resulta que todo no eran más que las falacias de un desquiciado.
En esa caja había demasiadas revelaciones. La carta de su tío Noboru explicándole que no era cierto que le odiase, que si bien si le dolía la muerte de su hermana no le culpaba a él en absoluto, si acaso a la mala suerte, al destino o incluso a los dioses porque no comprendía porqué tenía que pasar algo así. Su hermana era una buena persona y tenía dos hijos muy pequeños y no era justo que muriese, no entendía porqué habiendo tantas personas malas por el mundo tenía que morir una buena. No le había dejado terminar de hablar, no había podido explicarle lo que sentía, además era un niño cuando pasó todo aquello y ¿cómo explicarle a un niño ciertas cosas?
Pero ahora se suponía que debía ser mayor y lo comprendería y también le perdonaría si en alguna ocasión se lamentó de la pérdida de su hermana, si sus palabras habían sido dichas en un momento de dolor de una forma cruel... Tampoco él le odiaba, al contrario, Noboru le quería, le quería muchísimo, tanto que se sintió culpable de todo, tanto que no soportó ver su dolor y su impotencia... Noboru estaba muy deprimido, desde la muerte de su hermana mayor estuvo deprimido y no conseguía salir de esa depresión, se sentía cada vez más y más hundido y las exigencias del padre de Kohaku no lo ayudaron para nada... por eso, en aquel momento de desesperación tomó la decisión de morir e irse con ella...
"Que absurdo es eso de suicidarse" pensó Kohaku.
Junto con la carta de Noboru había unas cuantas cosas de su madre que él guardaba y pensó que debía ser para Kohaku. Un cuaderno normal y corriente que su madre utilizó para escribir lo que sentía desde que supo que estaba embarazada hasta que comenzaron las contracciones antes de tiempo que indicaban que su pequeño iba a nacer mucho antes de lo previsto y como intentaron detenerlas para que no se produjese el parto pero que fue inútil. Lo último que escribió fue una hora después de que naciera Kohaku, unas frases mal estructuradas, con palabras las escritas y hasta imposibles de leer algunas, unas palabras hablando de lo pequeño e indefenso que era su niño, parecía que sabía que a ella le quedaba poco de vida y quiso aprovecharlos para decirle que siempre le protegería...
Los ojos de Kohaku se llenaron de lágrimas que comenzaron a deslizarse por sus mejillas... su madre le quería, nunca le odió.
Pero no era lo único sorprendente que había en esa caja. También había una revelación, algo que su padre había mantenido en secreto y que quizás, aparte de que al nacer él hubiese tantas complicaciones en el parto y su madre perdiese tanta sangre en esa hemorragia interna y falleciese, hizo que su padre le tuviese tanto rencor.
Noboru le contaba que después de nacer Karasu y Karura, mellizos y un parto también complicado, se quedó débil, delicada de salud y se sintió sola y agobiada. Era una madre primeriza y como a muchas madres primerizas que no saben muy bien manejar esa nueva situación todo le parecía horrible y tuvo lo que a veces se da en llamar "depresión postparto". Eran dos niños y ella una sola y no podía con aquello, así que se marchó una temporada a casa de sus padres. Allí encontró paz y la amistad de una persona muy especial.
Noboru no entraba en detalles pero por lo visto aquella persona, un hombre, se enamoró de ella y ella encontró un amigo en el que apoyarse. Lo malo fue cuando su padre se enteró, los celos le hicieron casi perder la razón, fue a buscarla y la hizo regresar al hogar y de nuevo se quedó embarazada. Los celos y la desconfianza hicieron que esos meses fueran casi una pesadilla para ella, su marido acusó injustamente de infidelidad y hacían insoportable la convivencia. Fue a raíz de una discusión que las contracciones comenzaron y se adelantó el parto... así que quizás fuese culpa de su padre después de todo el que su madre falleciese...
Noboru también hablaba de sus padres, es decir, los abuelos de Kohaku, esos que nunca conoció y que su padre decía que habían abandonado a su hija cuando se casó con él... mentira, todo mentira... ¿Qué habrá sido de sus abuelos?
...
Sonomi Namikaze también andaba desvelada, en la penumbra de la cocina, con tan solo la luz de una farola de la calle que entraba por la ventana, puso la cafetera en marcha. Mientras veía caer el café en la taza comenzó a preguntarse porqué tenía respuestas para todo el mundo menos para la persona que más le importaba.
Cogió la taza, sacó del armario el azucarero y se echó dos cucharaditas de azúcar en el café. Después se sentó frente a la mesa y monótonamente comenzó a mover la cucharilla dentro del líquido humeante de forma lánguida.
Tenía que pensar algo, tenía que haber algo que se le ocurriese.
- ¿Que haces tan sola y a oscuras? - la sorprendió la voz de Minato.
- Ah, Minato ¿Te he despertado?
- No, tu no, pero noté que me faltabas ¿Qué te pasa?
- Lo de siempre.
- Deberías pedir ayuda a alguno de tus compañeros - dijo mientras se sentaba a su lado - Sabes que los psicólogos no debéis tratar a parientes ni amigos, os implicáis demasiado.
- Si, ya lo sé, ya lo sé. No estoy siendo muy ética que digamos pero... es Nowaki, es mi hijo y no creo que necesite a ningún psicólogo, lo que necesita es a sus padres, el consejo de sus padres.
- Estás exagerando mucho.
- ¡Será porque tú lo digas! Es mi hijo, yo lo parí ¿recuerdas? y se que todo le está afectando demasiado. Él quiere ayudar a Yuri y se desespera porque cree que no consigue nada.
- ¿Y si lo consigue?
- Claro que si, en este mes hemos conseguido mucho, para empezar que ella acepte ir al grupo de terapia. La verdad es que Yuri está bastante unida a Nowaki.
- ¿Entonces de que te preocupas tanto?
- El problema son los Kaguya, eso es lo que me preocupa.
- ¿Por qué? ¿Qué tienen que ver los Kaguya en todo esto?
- Es que - Sonomi miró por encima del hombro de su marido asegurándose que ninguno de sus hijos estaba allí - Los Kaguya le han pedido una cita concertada a los Hanakiri, ya sabes, una cita de esas para hacerse novios.
- ¿Para casarse?
- Si, para ver si pudieran casar a Yuri con Kamui.
- ¿Con Kamui? ¿Y él ha aceptado?
- Pues claro, ya sabes como son los Kaguya.
- Vaya por dios ¿Y los Hanakiri también han aceptado?
- He hablado con Juushiro Hanakiri y por lo visto no tiene más remedio que aceptar, ya sabes, cosa de sus superiores, no puede negarse.
- Nosotros y nuestra obediencia a los superiores ¿Y la chica lo sabe?
- Si, se lo dijeron el sábado, ayer hablé con Emi, la madre, por teléfono, por lo visto está muy emocionada.
- No me extraña, es una cita con un Kaguya pero la chica...
- Ella está emocionada, la verdad es que si no fuera por tu hijo no vería mal el asunto, la hace sentirse... no se... valorada o algo así, pero está Nowaki en todo esto.
- Es cierto ¿Nowaki lo sabe?
- No, aún no lo sabe, pero no creo que tarde en descubrirlo y como madre suya me duele pensarlo.
- Te entiendo, ahora te entiendo, pensé que era porque otra vez parecía algo deprimido.
- No, no es por eso, Nowaki es un prisas, quiere hacerlo todo deprisa, es demasiado pasional y a veces le entra el bajón pensando que no estoy logrando nada con Yuri pero se repone enseguida, ya sabes como es, a fuerza de voluntad no le gana nadie, pero es que Kamui es su amigo, un muy buen amigo y no se como se va a tomar todo esto.
- Siempre han sido muy competitivos el uno con el otro - reflexionó Minato - Siempre ha querido superarlo en todo.
- Por eso se encaprichó tanto de Momoka.
- Hombre, es que la chica es mona.
- Si pero sobretodo quería que Momoka se fijase en él y en lo que él valía... tu hijo es un cabeza-hueca.
- Ah eso no me lo digas a mí, en eso se parece a su madre.
- ¿Quieres probar mi puño otra vez?
- No, déjalo, déjalo y no grites que vas despertar a los niños. Si Kamui le quita a Yuri le va a doler mucho.
- Eso es lo que me preocupa, eso es lo que me preocupa.
...
Akane se despertó agobiada por el calor. Ella era una chica calurosa, no lo podía evitar y con Akira abrazado a ella pasaba mucho calor pero no se atrevía a decírselo, ni a separarse de él, al contrario, pasaba todas las noches agarrándolo con fuerza, asegurándose que al despertarse no iba a estar sola, que no le iba a abandonar.
Ya no se traían aquel juego por las noches, ya no iba a su habitación y esperaba unos minutos para colarse en el futón de Akira, ni se metía intentando no tocarle; tampoco se despertaba y esperaba haciéndose la dormida que Akira la despertarse para luego irse de la cama disimulando.
Ahora todas las noches iba directamente a la habitación de Akira donde él la esperaba sin hacerse el dormido, o al contrario, ella le esperaba a él. Ya no había porqué disimular, incluso el padre de Akira había sugerido que Akira durmiese con ella. La razón: desde que Akane supo de su problema de trastorno de personalidad las noches les daban miedo, esa otra Akane, la que la odiaba tanto podía aparecer en cualquier momento y dañarla. No, ni Akira, ni su padre querían arriesgarse a que Akane durmiese sola, los sueños, las pesadillas, eran también otra arma de esa personalidad para atormentarla... Akane no podía quedarse sola por las noches, incluso ella misma tenía miedo de hacerse daño.
Como pudo, Akane sacó un pié dejándolo al aire libre, a ver si así se refrescaba un poco... un método un poco inútil, la verdad, pero al menos el pie estaba más fresquito.
Lo mejor sería ponerse a pensar en algo, así a lo mejor se distraía y se olvidaba del calor, pero estaba demasiado nerviosa, hoy tenían cita de nuevo con la psicóloga y cada vez que iba descubría algo que la inquietaba.
Sonomi, su psicóloga era muy amable, cariñosa y paciente. Le hablaba siempre despacio, explicándole todo y... en plural. Sonomi le hablaba en plural, siempre que se refería a ella decía "vosotras" para que ninguna de sus personalidades se sintiese desplazada, era su forma de reconocer su existencia y demostrar que las respetaba a todas.
Y es que a parte de Ayesa había por lo menos dos más. Ese era el diagnóstico que, tras unas semanas de ir diariamente a su consulta y unas sesiones de algo parecido a la hipnosis, había dado la psicóloga.
Sonomi decía que Akane era la "huésped", así la llamaba porque a priori era la que "contenía" a las demás y además "personalidad cooperativa" porque era la mas interesada en que todas cooperasen para superar todo aquello. A Ayesa la denominaba "personalidad protectora" y era la que quería evitar a toda costa que Akane sufriese. Después estaba la "personalidad persecutoria", era negativa, agresiva y dañina, para poder dirigirse a ella Sonomi la había bautizado con el nombre de "Arashi" y esta era la más complicada de todas, la que no quería participar en nada, se volvió aún más hostil hacia Akane y era la razón por la que terminó mandando a Akane a un colega psiquiatra, para que la medicase; por su culpa ahora Akane tenía que tomar unas pastillas que odiaba, para poder mantener a esa personalidad controlada.
Por último estaba la pequeña Akane, víctima y hasta masoquista, sumisa y asustada a la que Sonomi también bautizó con el nombre de "Chisa". Al principio la psicóloga dudó que estas dos últimas personalidades lo fueran como tal, tenía la teoría de que solo eran unas formas alternativas de la personalidad de Akane, que no tenían conciencia de ellas, que eran fenómenos transitorios de estado de su ego, pero no, por lo visto eran personalidades aisladas, separadas y resistentes.
Como normalmente sucede en una personalidad "huésped", Akane no era consciente de su multiplicidad, de echo era la única que no conocía a las demás y la pequeña Chisa resultó ser la que más sabía de todas y a la vez se convirtió en la mejor aliada de la psicóloga.
Ahora se encontraba en la primera fase de su tratamiento, "Fase de refuerzo", se trataba, según Sonomi consistía en que todas ellas comprendiesen lo que les pasaba y lo aceptasen, tarea entorpecida continuamente por Arashi. A Akane le sorprendía cada cosa que descubría de si misma, como que cada una de sus personalidades tenía su propia sentido del "yo", se representaban de manera distinta y el sentido de posesión tan fuerte sobre su propia memoria y sus recuerdos aunque lo mas increíble fue cuando Sonomi le puso una grabación de ella misma siendo Chisa y escuchó la descripción que esta hacía del lugar donde "habitaban", una descripción llena de metáforas, las cuales, por lo visto era normal.
"Vivimos en bosque. Es un bosque muy frío y húmedo. Entrar y salir del bosque es difícil y duele. Hay muchos árboles y cada una de nosotras vive en un árbol, es como nuestra casa pero no es verdadera. Ayesa vive en el árbol situado a mi izquierda, ella está en el centro, eso es buena idea pues así puede vernos a Akane y a mí, a las dos todo el tiempo, ella nos vigila pero no se da cuenta del árbol de Arashi porque está un poco escondido, por eso Ayesa no la conocía. Akane vive al lado derecho de Ayesa pero no puede ver nuestras casas, siempre tiene una neblina rodeando su árbol. Akane y Ayesa tiene en su árbol fotografías y videos, Akane más que Ayesa, yo me he colado en el árbol de Akane y he mirado. Ayesa me ha mostrado algunas de las suyas y me gustan, a Arashi le da envidia de los árboles de Akane y Ayesa, a veces, cuando ellas no están, les rompe las ramas, sobretodo las de Akane porque Ayesa le da más miedo y el árbol de Akane tiene ramas que se rompen más fácilmente".
Ya estaba otra vez pensando demasiado en el tema, mira que se lo tenían dicho, que no tenía que pensarlo tanto, que eso no la ayudaba en nada y ella intentaba no pensar pero... cuando menos se daba cuenta estaba inmersa en esos pensamientos.
Intentó pensar en otra cosa... tal vez en Ryuko. Tampoco era buena idea, eso la ponía aún más intranquila, pero es que no lo podía evitar, cada vez que pensaba en el asqueroso de Seishiro y lo mal que lo pasó la pobre Ryuko durante la fiesta de Yuri es que la llevaban los demonios... menos mal que Takumi y Momoka se dieron cuenta... asqueroso ¿Pero de que iba? Pobre Ryuko, claro que eso le pasaba por ser como era, por no decir que necesitaba ayuda, por callarse, si ella hubiera dicho que se sentía mal, incómoda, que lo estaba pasando fatal por culpa de sus padres y que su autoestima estaba por los suelos, por no hablar de la envidia que le daba ver a Kyojin tan preocupado por Yuri pues a lo mejor no habría pasado nada. Pobrecilla, nunca había sido una chica muy segura de sí misma, con sus padres diciéndole lo poco que valía y sin nadie a quien contarle sus miedos poco a poco se convirtió en eso, en caldo de cultivo para las ponzoñas de Seishiro.
Últimamente nadie se había preocupado de Ryuko, nadie. Ella misma estaba preocupada por lo suyo y demás problemas añadidos, Jisei andaba agobiada con lo de Inari, Xu-Xu con lo de Kenshi, Akira tenía demasiadas cosas, Kyojin también preocupado por si mismo y su propia confianza y por Yuri... que ya te vale, ya podían esos dos haberles contado lo que pasaba con Yuri antes, eso de que no comía y lo de las pastillas de Taro, si lo hubieran hecho les habrían comprendido, Ryuko hubiera sabido porqué Kyojin estaba preocupado por Yuri y no se hubiese sentido celosa... todo fue un cúmulo de cosas, cosas que se le fueron acumulando y Ryuko fue callando, y todas esas cosas cada vez la pesaban más, hasta que no la dejaban casi moverse... y ahí fue cuando atacó el asqueroso de Seishiro, poniendo la última piedra y hundiéndola del todo.
Y Akane se sentía mal, sentía ganas de llorar cada vez que pensaba en Ryuko, la pobre, calladita, como siempre, sin querer molestar, pensando que sus problemas son una tontería y sin contarle a nadie sus preocupaciones... se sentía culpable por no haberse dado cuenta de que su amiga también lo estaba pasando mal, que la necesitaba ¿qué clase de amiga era que no se había dado cuenta?
Dejó de pensar en cuanto movió la cabeza y vio a Akira mirándola fijamente con el ceño fruncido.
- ¿Otra vez nerviosa? - le dijo.
- Me he despertado por el calor y no podía dormir.
- Y ya has estado dándole vueltas a las cosas.
- No lo puedo evitar, mi mente no descansa.
- Luego te subirá la tensión y te dará la ansiedad.
- Jo, que pesado que eres.
- Que pesado que soy no, sabes que si te da la ansiedad tendrás que tomarte de nuevo esa pastilla que tanto odias.
- Si que es verdad que la odio. Y la otra también. Akira ¿De verdad tengo que tomármela todas las noches?
- Sabes que es para ayudarte a dormir.
- Es que me sientan muy mal, me despierto con dolor de cabeza y cansada, siempre tengo la sensación de no dormir lo suficiente, no me gusta tomarlas.
- Ya lo se pero... – se detuvo al hablar al ver el gesto de dolor que hacía Akane al incorporarse y como se tocaba el hombro derecho - ¿Aún te duele?
- Bastante.
- ¿Ves? Por eso tienes que tomarte las pastillas.
Nadie sabía cómo había sido, ni siquiera Akane, pero esta se había caído desde bastante altura y se le había salido un hombro; colocárselo fue de lo más doloroso y todavía seguís doliéndole, sin contar con los cardenales que le habían salido... ¿Se había caído o la había tirado Arashi? Lo más probable es que fuera lo último.
- Ponte el cabestrillo, anda – le aconsejó Akira – Y recuerda que hoy comienza la semana deportiva en el instituto, creo no vas a poder participar en ninguna actividad.
- Ay que rabia, me voy a sentir una inútil, aunque te digo una cosa ¿De verdad Ayesa es zurda? Porque yo soy completamente nula... mira, ni vestirme puedo.
- Trae, yo te ayudo.
- ¿Y ducharme?
- Si quieres me ducho contigo y te enjabono.
- ¿Eso no será mucho trabajo para ti?
- Tendré que sacrificarme - sonrió.
- Mejor espera a que sea Ayesa y te duchas con ella, apuesto a que ya lo has hecho otras veces. Tienes que hablar con Kyojin.
- ¿De qué?
- Tienes que decirle que haga más caso a Ryuko, me preocupa bastante, la tengo muy abandonada.
- Kyojin siempre está pendiente de ella.
- Pues le dices que no dedique tanto tiempo a Yuri. Es tu amigo, a ti te escuchará.
- Yuri es nuestra amiga y tiene problemas.
- Y Ryuko se siente marginada. Por favor Akira, díselo.
...
Como en la mayoría de los institutos, una vez al año en el instituto Kizuna celebraban la semana deportiva. Era una semana dedicada enteramente al deporte, hacían competiciones de lo más diversas, desde las clásicas como saltos de obstáculos o carrera de relevos hasta las absurdas como las carreras a tres piernas.
Solían ser durante el otoño y este año se habían retrasado más de lo habitual pero al fin habían llegado.
Entre otras cosas se había organizado una especie de "liguilla" de futbol entre varios alumnos que practicaban este deporte consiguiendo formar cuatro equipos. Nowaki, Kenshi y Kamui, por supuesto estaban en uno de ellos, además de Genki, Xu-Xu y Sumire, aunque fueran chicas también podían participar.
Karasu, Ryuko, Kyojin, Akane, Akira y Jisei estaban sentados cerca de las pistas observando uno de los partidos.
- ¿Vosotros sabéis que se trae otra vez Kenshi con Xu-Xu? – curioseó Akane.
- ¿Que quieres que se traiga? - rió Karasu, como respuesta recibió una colleja de parte de Jisei - ¡Ahu! Ya estamos como siempre.
- Kenshi lo único que quiere es que todo vuelva a ser como era antes con Xu-Xu - contestó Jisei - Solo intenta que ella recuerde lo amigos que eran y lo bien que se lo pasaban juntos, es un chico encantador.
- Ah, ah, ah - protestó Karasu - Él pensó con lo que pensó y es un chico encantador, yo digo un comentario y me acribillas a collejas, esto no es justo.
- Kenshi cometió un error - habló Kyojin - Pero es normal que lo cometiera, todos cometemos errores, tampoco hace falta rasgarse las vestiduras, además que tampoco fue para tanto, poneros en el lugar de Kenshi, no era novio de Xu-Xu, ni nada. Creo que todos exageramos mucho.
- ¿Tú crees? - Ryuko le miró un poco molesta - Claro, no habían "firmado" ningún contrato.
- No, no, no – intervino rápidamente Jisei al ver el cambio de aura de Ryuko - Vamos a dejar también este tema, lo que pasó, pasó y lo que importa es el ahora.
- ¡Eh, mirad! - dijo de pronto Akane que también quería cambiar de tema – Por ahí va el profesor Raido, da clase a mi hermano Ginta ¡Que guapo que es!
- ¿También te gusta ese? - pareció quejarse Karasu.
- Sssssssi - afirmó moviendo la cabeza repetidamente Akane.
Jisei miró a Ryuko, desde el incidente con Seishiro estaba cambiada, no lo parecía pero ella lo notaba, a veces saltaba por cualquier cosa, sería que estaba más sensible o más suspicaz... tendría que hablar con ella porque le daba la impresión de que se sentía cada vez más poca cosa, más insignificante.
- ¡Chicos, chicos! - llegó corriendo hasta ellos Xu-Xu - ¿A que no sabéis de que me he enterado?
- ¿Un cotilleo? - preguntó Kyojin.
- ¡Y de los grandes! - contestó entusiasmada Xu-Xu.
- ¿Ya ha acabado el partido? ¿Y Kenshi? - se interesó Karasu al no verle a su lado.
- Creo que van a apuntarse a no se qué otra cosa.
- Pues voy a verles, no me interesan los cotilleos y este tiene pinta de cotilleo de chicas.
- Espérame - dijo Kyojin - Voy contigo, quiero comprar unas patatas, tengo hambre. Enseguida vuelvo - se dirigió a Ryuko.
- ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? - se acercó corriendo Sumire.
- Creo que yo también me voy – comentó Akira - Esto promete ser una de esas cosas que si las oigo a lo mejor luego quiero arrancarme los oídos.
- Pues no creas – afirmó Xu-Xu – Esto va de Yuri, a lo mejor te interesa.
- Vale, que luego Akane me haga un resumen.
- Huye, huye, cobarde – rió Akane.
- Te vas a enterar de todas formas – amenazó Xu-Xu – Ya lo verás.
- Déjales – habló Akane – Venga, cuéntanos ese cotilleo.
A esas alturas ya todos sabían que Kamui Kaguya estaba teniendo citas matrimoniales. Unos lo veían bien y otros no tanto, había quien aseguraba que Kamui hacía lo que debía y quienes opinaban que debería ser libre para elegir si casarse o no, cuando y con quien. Era lo que tenía vivir en una sociedad que iba modernizándose pero en la que las tradiciones aún tenían mucho peso.
- ¿A que no sabéis con quien va a tener Kamui otra cita de esas? - dijo Xu-Xu poniendo gestos exagerados de intriga.
- No, dinos, dinos - la apremió Akane.
- No os lo podéis imaginar - repitió con la misma intriga.
- ¡Pero dilo de una vez! - se quejó Jisei impaciente.
- Con... nada menos y nada mas que... ta-ta-ta-cha... Yuri Hanakiri.
- ¿Yuri? - gritó Sumire - ¿Nuestra Yuri?
- La misma ¿Qué os parece?
- Increíble... - murmuró Ryuko.
- ¡Que fuerte! - exclamaba Sumire.
- ¡Madre, la que se va a liar! - resoplaba Jisei - ¿Quién te lo ha dicho?
- Yuri, la propia Yuri. Antes ha venido corriendo a decírnoslo.
- ¿A quién?
- Pues estábamos Kenshi, Momoka, Takumi y yo. No os podéis imaginar lo emocionada que estaba...
- ¿Nowaki no estaba con vosotros?
- No ¿Que os parece la noticia?
- No sabía yo que la familia Hanakiri fuera importante - comentó Ryuko.
- El padre de Yuri pertenece al departamento de Defensa o de Inteligencia o algo así - contestó Akane.
- Pues no lo parece - habló Sumire.
- No es por ofender a Yuri ni a su familia pero creo que sinceramente Yuri le interesa al padre de Kamui, creo que la ha puesto de adorno, para que Kamui no se sintiese tan presionado o algo así.
- ¿El qué? - se extrañó Sumire.
- ¿Qué quieres decir? - se interesó Ryuko.
- Que no creo que sea tan importantísimo comprometer a su hijo de 18 años con la hija lo que sea que es el padre de Yuri. Madara Kaguya tiene un bufete importantísimo y seguro que contactos... no, quien le interesa de verdad al señor Kaguya no son los Hanakiri.
- ¿A no? - volvió a extrañarse Sumire.
- Claro que no, estoy segura de que el padre de Kamui está pensando en otro pez mas gordo, yo diría que para no hacérselo tan duro a Kamui su padre le ha dicho que podía elegir entre varias... pensarlo, no es normal que tenga tanta prisa para comprometer a Kamui.
- Vaya, pues dicho así tiene su lógica - añadió Akane.- ¿Y no es raro también que los Kaguya quisieran casar a su hijo menor? Lo suyo es que primero pensasen en Fuma ¿no?
- A lo mejor a Fuma no le interesan esas cosas - comentó Xu-Xu.
No, Jisei no veía nada claro el asunto, no le cuadraba nada de nada, había algo que le decía que eso no era normal, que pasaba algo, no sabía explicar que era pero lo sentía.
...
- Siéntate Masashi, no estés ahí de pie - decía al profesor Chikara, la directora del instituto, sentada frente a la mesa de su despacho mientras echaba una ojeada a unos informes.
- ¿Estás segura de lo que afirmas? - le preguntaba el hombre.
- Pues sí. Me lo ha contado Momoka Sakuraba, la pobre no podía aguantar más con el secreto. Ya sabes que es una alumna brillante y yo confío en ella.
- ¿Y ella como lo ha averiguado?
- Se lo dijo otro alumno, Takumi Akasuna y por lo visto sabe de lo que habla.
Masashi resopló y se acomodó en el asiento.
- Así que Shishio se divierte jugando con drogas - reflexionó - De ser así es nuestra obligación dar el aviso y denunciarlo.
- Pero necesitamos pruebas. Hasta ahora Shishio no tiene antecedentes de ese tipo ni nada, necesitamos respaldar nuestra acusación con algo.
- Pero tenemos a ese chico, Takumi.
- No nos va a servir, no puede ser tan fácil, Shishio debe tener previstas todas esas eventualidades.
- Eso es cierto.
- Según Sakuraba, durante una fiesta Seishiro Yakushi ofreció drogas a otra de nuestras alumnas, drogas que, supuestamente, le dio o compró a Shishio.
- Pero no tenemos pruebas de eso, Yakushi no va a acusar a Shishio.
- Y que tampoco pueden demostrar que lo hizo, es su palabra contra la de él.
- Pues no nos queda más remedio que informar a la policía y que ellos investiguen.
- O contratar un investigador.
- ¿En tantos líos quieres meterte?
Masashi y Chikara se miraron fijamente. Bien conocía Masashi a Chikara y sabía que ese tema se había convertido en algo personal. En su época de estudiantes, los tres, Shishio, Chikara y Masashi eran compañeros, se podría decir que amigos pero realmente Shishio no era demasiado amistoso, siempre había sido un chico raro, casi siniestro pero bueno, si se podía decir que habían sido amigos, aunque ninguno de los dos, ni Masashi, ni Chikara, habían llegado nunca a comprenderle realmente.
- Iré a hablar con él - dijo con gesto agrio Chikara.
- ¿Tú?
- Si, yo. No puedo delegar esto en nadie. Yo iré a hablar con él.
- ¿Con qué excusa?
- ¡No lo se! ¡No lo se! Pero lo que si se es que no puedo quedarme quieta.
Los recuerdos venían a Masashi, recuerdos de aquellos años de infancia cuando ella, Shishio y él eran compañeros... compañeros... que ironía ¿Alguna vez Shishio fue compañero de alguien? Y ahora tenían ese problema con él, en realidad el mismo problema desde hace años, simplemente que Shishio no era buena persona, que no consideraba a nadie como ser humano, para él todo el mundo no eran más que sujetos que utilizar.
- No me parece apropiado que vayas a hablar con él, debería ir yo contigo.
- Si vienes conmigo sospechará.
- ¿Y qué más da? Lo hará de todas formas.
- Estoy pensando... Cuando mi hermano estaba ya en fase terminal y el dolor... - Chikara cerró los ojos con gesto apenado, recordar aquello era muy desagradable - ¿Recuerdas que Shishio me proporcionó morfina?
- Es cierto ¿Cómo hemos olvidado ese detalle?
- Shishio siempre ha estado metido en asuntos turbios, siempre.
- ¿Qué estás pensando, Chikara? - a Masashi no le gustaba para nada la mirada que en esos momentos tenía Chikara.
- Estoy pensando que yo podría ponerme en contacto con él y...
- ¡Ni se te ocurra! - gritó poniéndose en pie - ¡No voy a dejar que te pongas en peligro!
- ¿Y qué hago si no? - gritó también - ¿Dejo que reparta drogas entre mis alumnos? Este instituto es mi responsabilidad, soy la directora y no voy a dejar que...
- Tranquilízate un poco Chikara - dijo en tono más calmado - Déjame esto a mí.
- ¿A ti?
- Si, a mí. Que la directora de un instituto se vea implicada en un asunto de drogas no va a beneficiar a nadie, ni al instituto, ni a los alumnos... yo solo soy un profesor. Por favor Chikara, déjame a mi hacer esto, además todo es más simple de lo que creemos, no se porqué estamos dando tantas vueltas ¿Qué te parece si voy a hablar con los padres de Seishiro?
- ¿Con los padres de Seishiro?
- No es una cosa tan extraña, no sería la primera vez que los profesores vamos a ver a los padres de los alumnos, en primaria van regularmente.
- Es cierto, bueno también podemos llamarlos, podíamos decir que es una reunión convencional.
- Ni siquiera eso, les llamamos y punto y cuando estén aquí les decimos que hay rumores de que su hijo está implicado en un tema de drogas, suficiente para alarmarnos.

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