domingo, 24 de agosto de 2014

158. Una declaración en público

Yuko hundía su cucharilla en una gran copa de helado con varias bolas de chocolate y nata por encima.
- Vamos – decía a Hizashi que la miraba escéptico desde el otro lado de la mesa de la cafetería – Vamos, come, es para ti.
- Es que no me apetece, yo no suelo comer helados.
- Pues este lo hemos pedido para ti, así que ya puedes empezar porque yo con todo no puedo sola. Venga, inténtalo, no es difícil, solo hundes la cucharilla, la sacas llena de helado y te lo llevas a la boca.
Hizashi llegó a la conclusión de que antes había sido muy estúpido y maleducado con Yuko. No se había portado de forma simpática, ni como un caballero, es más, encima había tenido la poca consideración de hablarle de otra chica. Así que cogió la cuchara e hizo lo que la chica le había dicho mientras ella le observaba ahora a él.
- ¿Qué tal?
- Está frio.
- ¡Claro! Es un helado. Venga sigue, ya verás cómo te reconforta.
- En realidad no necesito que me reconforte. Lo de antes ha sido una verdadera tontería.
- ¿Estabas muy enamorado? Ya sabes de esa chica de la que te acordaste paseando.
- Creo que te imaginas quien es.
- Si, pero estoy siendo discreta ¿Es que no te has dado cuenta? Curiosa pero discreta.
Hizashi sonrió, que chica tan curiosa era Yuko, no se imaginaba que fuera así, la conocía desde que empezó secundaria, era fácil saber quién era, incluso para un chico como él que no tenía interés en enterarse de cotilleos, el tema de la chica que tuvo una aventura con uno de los profesores fue más que una simple noticia.
- No creo que fuera amor, no creo que a nuestra edad sepamos lo que es el amor.
- Pero te gustaba.
- Era la primera chica que me gustaba de verdad.
- Ah, te entiendo, yo salí una temporada con un tío, era muy guapo y simpático, o eso creía yo, para mí lo era. Me gustaba mucho y todo eso pero resultó que no era tan simpático como yo pensaba y lo único que quería era engañar a una tonta ingenua.
- Supongo que te dolería mucho.
- Si mucho pero lo que no te mata te hace más fuerte y aprendí a que cuando ves a un tío guapo y simpático no debes dejarte cegar solo por lo que muestra y también que hay mucho asqueroso suelto por el mundo.
- Te convertiste en sabia.
- No, más bien en desconfiada ¿Ella se portó mal contigo?
- En realidad no, simplemente no... no estábamos en la misma onda. Yo creía que sí, estaba dispuesto a ayudarla y a perdonarla lo que fuera.
- ¿Te puso los cuernos con otro? Ay perdona, perdona, no debí preguntar eso.
- No importa... no se trata de eso.
- ¿Estás enfadado con ella?
- No, no podría estarlo, ella ha sido muy sincera conmigo es solo que... no sé, no sé cómo actuar.
Sin darse cuenta Hizashi siguió comiendo helado y hablando con Yuko. Fue la primera vez que habló espontáneamente, necesitaba hacerlo, no estaba dolido, ni enfadado, pero necesitaba hablar y contar todo lo que llevaba por dentro.
Hizashi se sorprendió a si mismo oyéndose hablar, pero es que hablando con ella se sentía muy cómodo, seguramente porque a veces es más fácil hablar con desconocidos o poco conocidos de tus problemas, no tenías que tener cuidado con lo que pensase de ti porque eso te daba igual, no buscabas su apoyo, ni su comprensión, solo era desahogarse hablando de todo eso que a veces no te atreves a decir por miedo a que te juzguen.
También descubrió que la gente suele hablar con demasiada ligereza de las cosas que no conoce. Yuko comenzó a hablarle de ella misma, lo que también sorprendió a Hizashi, era una chica sincera que hablaba de las cosas con naturalidad, quitándole importancia y drama, como si lo que le pasó a ella fuera algo de lo más normal y quizás es que así era, lejos de los cotilleos de todo el mundo, de lo que la gente la criticó, lo que le había sucedido no era nada tan raro.
- Todo empezó cuando yo tenía 14 años y era... pues imagínate como era, bien cría - explicó - Él era uno de esos tíos asquerosos que saben aprovecharse de la inocencia de una chica tonta que se cree enamorada. Me pasé meses mirándole y sonriéndole como tonta, poniéndome colorada cuando me hablaba hasta que un día me pidió mi cuaderno, siempre lo hacía, pedía los cuadernos de todos pero cuando me lo regresó había una nota dentro que decía "hoy estás muy guapa" y yo... imagínate.
Yuko contó cómo se ofreció para ser su profesor particular y ayudarla en las asignaturas que tenía problemas y como se mostraba siempre amable e incluso decía que la comprendía, se ganó su confianza, decía que quería ser como un amigo y ella cada vez estaba más ilusionada.
Aún más se sorprendió Hizashi cuando supo que de una forma sutil aquel profesor fue engañando a esa niña, haciéndola crees que estaba enamorado de ella, que era muy infeliz con su novia y que las caricias inocentes dieron paso a otras que no lo eran tanto y que a Yuko no le parecía bien pero el profesor siempre se las arreglaba para convencerla y ella aguantó hasta que no pudo más, porque el tiempo pasó y ella creció y aprendió de forma amarga que nada era como sus sueños de niña, que él no iba a abandonar a su novia, con la que no era infeliz y que ser valiente y decir la verdad, denunciar el abuso de poder de un profesor era muy doloroso.
- Es curioso que te haya contado todo esto - terminó diciendo al tiempo que acababa el helado - Nunca se lo he contado a nadie que no fuera de mi familia, creo que a nadie le importa.
- Eres una verdadera heroína - dijo con sinceridad - Creo que fuiste muy valiente.
- Para el resto del mundo soy la guarra, por no decir otra palabra más fea. Anda, hemos venido aquí a que te sintieras mejor y fíjate que royo que te he metido, pensarás que estoy loca.
- Lo que pienso es que tenías necesidad de contarlo, a veces no nos sirve solo con que nosotros sepamos la verdad, a veces necesitamos decirla.
- Debo haberte aburrido pero voy a decir algo de lo que me arrepentiré... Uy mira, si hemos acabado el helado ¿A qué te sientes mejor?
- Nunca había comido tanto helado en mi vida.
- Pues lo que te iba diciendo. Me revienta esto pero creo que deberías salir con alguna chica...
- No tengo ganas de aventuras amorosas.
- Lo mejor para superar una mala experiencia es tener otra, lo que pasa que la primera experiencia que se tiene después de una mala pues resulta fatal, solemos utilizar a esa persona como puente ¿Habrás oído hablar de la famosa "chica puente", no? Es esa chica con la que sales entre relación y relación, después de dejar a alguien importante y antes de conocer a alguien importante.
- He oído hablar de esa teoría, si y creo que es horrible.
- Si, supongo que si ¿Qué te parece Stella? Creo que a ella le gustas mucho.
- No voy a salir con una chica solo por olvidar a otra, no es mi estilo.
- Eres un chico de lo más curioso - sonrió.
- Pues mira la que fue a hablar ¿Tu saliste con algún "chico puente"?
- No y no creo que sea capaz. De todas formas mi caso es distinto.
...
Kohaku y Himeko llegaron hasta las puertas de la casa de esta última.
- ¿Estás seguro que quieres entrar? – preguntó temerosa Himeko.
- Por supuesto. No te preocupes, estoy es fácil.
- ¿Tú crees?
- Claro, ya lo verás.
- Vale, si tú lo dices.
Entraron en la casa y a las primeras que vieron fueron a Kotoko y Sumomo jugando en el salón con la consola.
- ¡Hola Kohaku! – le saludó Kotoko.
- Hola Himeko, hola Kohaku – saludó también Sumomo – Bueno yo me tengo que ir ya para mi casa.
- ¿Ya te vas? – preguntó la madre de Himeko entrando.
- Si, ya me voy. Me lo he pasado muy bien, gracias por la merienda – dijo haciendo una exagerada reverencia.
- Estamos encantados de que vinieras – respondió sonriendo la madre de Himeko – Vuelve cuando quieras. Kotoko, acompáñala a la puerta.
- Mamá, Kohaku ha venido a hablar con papá.
- ¿Con tu padre? ¿Y eso? ¿No pasará nada entre vosotros, verdad?
- No mamá – Himeko se puso colorada – No pienses cosas raras.
- Si no estoy pensando nada, hija.
- Quería pedir permiso a su padre para que deje a Himeko venir a pasar el fin de semana a casa de unos... familiares.
- ¿Y vienes tú a pedir permiso para llevarte a mi hija un fin de semana?
- No iríamos solos, por supuesto. Himeko ya ha estado allí, es la casa de una señora a la que casi considero mi abuela.
- Ya recuerdo, fue con su primo hace poco ¿Y queréis volver?
- Vamos con más gente pero de todas formas, tenga – sacó su cartera, la abrió y de allí una tarjeta - ¿Tiene un bolígrafo? Le voy a dejar anotado el número de la señora Mito, es la propietaria, la puede llamar y confirmar que no vamos a estar solos, ella y su hermano estarán con nosotros.
- Pero tú sabes que al padre de Himeko no le gusta que viaje sola ¿verdad?
- Ya, ya lo sé, pero estará bien protegida.
- De todas formas yo también se defenderme sola – agregó Himeko con un poco de miedo.
La madre de Himeko miró la tarjeta que le había dado Kohaku.
- Desde luego tienes valor para venir a hablar con su padre – comentó – Eso no hay quien te lo niegue. Bueno, intentaré ayudarte, me has caído bien y Himeko ya tiene edad para ir saliendo. Pero aun así, primero voy a llamar a esta señora a ver qué me dice.
- Gracias señora Girei, le prometo que no tengo otras intenciones ocultas para con Himeko.
- Más te vale porque tú no conoces al padre de Himeko cuando se enfada, es más, no quieres conocerle enfadado.
...
Habían quedado en grupo para ir al planetario. Genki se había empeñado en ir, Shiho le había dicho que era muy interesante y que había una sala de cine donde al anochecer abrían el techo y se podían observar las estrellas cómodamente sentados y Genki, llevado por el entusiasmo, como siempre, organizó una especie de excursión convenciendo a todo el que podía. Así que allí estaban, Genki y Shiho, el chico disfrutando como el que más con todo aquello y atendiendo las explicaciones de Shiho con la boca abierta y por supuesto acompañados por Xu-Xu, Kenshi, Kimisuke, Sumire, Ryuko, Kiojin y Jisei... un grupo al que casi obligaba a atender a lo que Shiho contaba y haciendo que ésta a veces se sintiera como si fuese una sabelotodo.
- ¡Eres increíble Shiho! - exclamaba Sumire - ¡Es que lo sabes todo!
- No, no, no - contestaba esta algo apurada - No lo sé todo, lo que pasa es que el universo me interesa mucho y ya he venido varias veces por aquí.
Al principio a Jisei no le apetecía nada ir a la pequeña excursión de Genki, más que nada porque todo eran parejitas menos ella, bueno, no es que fueran parejas pero vamos, se veía que si no lo eran querían serlo o poco les faltaba así que ¿qué hacía ella allí? Decidió que si se sentía muy incómoda pondría cualquier excusa y se marcharía.
Pero parecía que no iba a hacer falta porque la relación entre Ryuko y Kyojin seguía siendo distante y al final Ryuko estaba más con ella que con su pareja, de hecho, parecía rehuirle y Jisei veía con pena como Kyojin les seguía en silencio, casi sin atreverse a hablar, solo mirando con pena a la que hasta hace bien poco había considerado su pareja.
- Eres tan cabezota como Akane, creo que te ha influido negativamente – decía Jisei a su amiga mientras caminaban por las salas del planetario.
- Sí, claro, lo mismito, igual de cabezota que Akane.
- No me niegues al menos que estás siendo muy exagerada. Deberías haber aprendido algo de los errores de Akane y no repetirlos tú.
- No me lo puedo creer Jisei ¿Es que no me comprendes?
- Lo que comprendo es que a ti te gusta Kyojin y a Kyojin le gustas tú y que es un chico estupendo, bueno, cariñoso, amable... es que no sé qué queja puedes tener de él.
- Que de tan bueno es tonto.
- Pero no puedes enfadarte con él por algo que ha hecho Yuri, vamos Ryu, que no fue su idea, que fue idea de ella.
- Ya, pero él...
- Es su amiga, son casi como hermanos, simplemente no supo cómo decirle que no. No creo que se merezca que le trates así.
- ¿Pero sabes lo que pasa? Es que me sentí fatal cuando me lo dijo, yo entiendo que se preocupe por Yuri pero ¿Y yo? Yo también tengo mis problemas y no es solo porque Yuri le pidiese ese favor es que... yo también le necesito pero él está todo el tiempo preocupado por Yuri, que si Yuri es buena chica, que qué podría hacer para ayudarla, que si está muy preocupado por las pastillas que le ha pedido a Taro, que... es que solo parece que le preocupa Yuri.
- Sabes que eso no es cierto, sabes que Kyojin no es así, para nada.
- Yo creo que aún le gusta Yuri, siempre le ha gustado Yuri, él mismo lo ha reconocido, que le gustaba Yuri.
- Lo que le pasa a Kyojin es que tiene miedo por Yuri y porque se descontrole con eso de no comer.
- Si ya lo sé pero... no lo puedo evitar, me siento mal, me siento tonta e inútil, le oigo hablar de los problemas de Yuri y pienso en los míos y me da la impresión de que soy una quejica y una egoísta y que él piensa que los míos son una tontería comparados con los de Yuri.
- No digas eso – dijo con pena – Nadie piensa que tus problemas son tontos.
- Pero es que lo son, son tonterías comparadas con otras cosas y yo...
Jisei prefirió no decir nada, cuando Ryuko se ponía así era mejor dejarla tranquila porque cuanto más hablaba más nerviosa se ponía. Le daba pena de su amiga, ella la conocía desde hacía años y sabía la inseguridad que sentía de ella misma, de su aspecto, era algo de lo que siempre se quejaba, así que, había que ponerse en su lugar, ella se ve fea y gorda y ese complejo lo lleva en silencio, pensar que Yuri, una chica delgada, con ese cuerpo, considerada una de las más guapas que conocía, era capaz de hacer todo aquello por ser "perfecta" haría que ella se sintiese insignificante...Ryuko tendría mucho complejo por su físico pero al menos no implicaba a nadie... Jisei pensó que era lo que de verdad le daba rabia a Ryuko, que ella llevaba su complejo en silencio, nadie, salvo sus amigas más íntimas lo sabían e Yuri había convertido su obsesión en un espectáculo en el que todos participaban.
Ryuko miró a Jisei, esta se recogía el pelo en una coleta alta.
- Aquí hace mucho calor ¿no? - comentaba Jisei.
Eso le recordó que una vez Akira dijo que Akane tenía un cuello muy sensual y que seguro que por eso Kamui la mordió, no sabía que los chicos se fijasen en esas cosas pero claro, el cuello de Akane era largo y esbelto, el suyo corto y rechoncho, seguramente a nadie le parecería que su cuello era sensual, seguro... Suspiró. Recordó a Yuri, era alta y delgada, con una piernas también largas y sin embargo las suyas eran cotas y regordetas... su problema no es que fuese una chica gorda, ella no se veía gorda, no tenía el trasero mucho más grande que sus amigas, ni tenía tripa... el problema eran los detalles, tenía las pantorrillas regordetas, los brazos y las manos ¡Ay las manos! Sus dedos eran así como morcillas... Ryuko se encontraba muy desanimada, mirase donde mirase solo veía pruebas de que ella era el patito feo y sin embargo Yuri era tan guapa y además tan simpática... no entendía como Kyojin podía preferirla a ella en lugar de a Yuri, era más lógico que aún estuviese enamorado de Yuri y se conformase con ella porque pensase que nunca Yuri se fijaría en él.
Puede que todo pareciese una tontería pero poco a poco, detalle a detalle, entre sus padres, su propia inseguridad, Seishiro ofreciéndole pastillas y demás, todo se juntó y cuando Kyojin le dijo aquello fue la gota que colmó su vaso.
...
Kohaku y Himeko esperaban sentados en el sofá del salón a que el padre de Himeko apareciese.
- No tenías que haber dicho nada – decía Himeko – Yo... yo podría haber pedido el permiso sola, no soy... no soy una princesa desvalida.
- Ya lo sé, sé que no eres una princesa desvalida pero yo quiero que tus padres confíen en mí.
- Pero es que yo tengo que aprender a defenderme sola. N-no pienses mal, no es que no me haya gustado es que... es que mi padre piensa que soy bastante inútil y...
- Vaya, veo que no te he servido de ayuda, lo siento.
- N-no, no es por lo que has hecho, a mí me ha gustado p-pero yo tengo que aprender a enfrentarme a mi padre.
- Y seguro que no lo habrías conseguido.
- Es cierto – dio con pena.
- Himeko – Kohaku levantó con cuidado la barbilla de la chica para que le mirara – Himeko tú eres una princesa, una princesa valiente y luchadora pero yo... yo quiero demostrarte que puedo defenderte, ya sé que no me necesitas pero...
- Mi madre siempre dice que a veces las mujeres tenemos que dejar que los hombres demostréis que sois los machos de la manada – sonrió.
- Vaya con tu madre.
- Pero yo no quiero ser débil y quiero demostrarle a mi padre que no soy débil.
- Entonces... siento haber hablado de más.
- Kohaku – Himeko cogió la cara del chico con las dos manos obligándole a mirarla – Gracias.
- ¿Por qué?
- Por ser mi valiente caballero.
Estaban a punto de besarse, a Himeko no le importaba estar en su casa y que su padre apreciase de pronto, le iba a dar igual, su padre tendría que empezar a darse cuenta de que ya no era una niña tonta... pero un ruido los alarmó e hizo que se separaran bruscamente algo ruborizados... parecía que no era cierto y si le importaba que su padre apareciese.
- Bien jovencito – dijo Ichirou Girei entrando en el salón – Mi mujer me ha contado que pretendes llevarte a Himeko el fin de semana.
- Si señor – respondió Kohaku poniéndose en pie.
- Tienes valor para atreverte a venir aquí a decírmelo, lo reconozco.
- Es que no vamos a estar solos y...
- Ya, ya me lo ha dicho, pero ¿Tu eres consciente de que Himeko es una Girei?
- Sí, señor, lo sé.
- ¿La heredera de la familia?
- Si, por supuesto.
- ¿Y sabías que han intentado secuéstrala otras veces?
- ¡Papá, vale ya! – protestó Himeko – Solo soy una chica, una chica como las demás y quiero salir y quiero ir con mis amigos a pasar el fin de semana a casa de la abuela Mito y no necesito que Hizashi venga conmigo, se defenderme sola.
Ichirou miró a su hija interrogante, puede que fuera esa la primera vez que la veía interrumpirle y protestar.
- Nunca he dicho que quisiera tenerte recluida en esta casa y que no salgas.
- N-no vamos a hacer nada malo. S-si quisiéramos hacer algo malo podríamos hacerlo aquí, n-no tendríamos porqué ir tan lejos.
- Cierto. Pero yo no he dicho que tenga inconveniente en que salgas, solo quiero saber dónde vas.
- C-claro, lo siento, padre.
- Además, no me parece mal que el señor Akasagan te acompañe.
Himeko no sabía si eso era bueno o malo, parecía bueno pero lo mismo quería decir que su padre daba su "bendición" a que saliese con Kohaku y si era así quizás dentro de poco le daba por anunciar su compromiso o vete tú a saber qué. Seguro que Kohaku le parecía muy apropiado, más incluso que ella misma... tenía que espabilarse y demostrar que podía ser una Girei de la que su padre se sintiese orgullosa, no un adorno en la familia, que a ella le gustaba Kohaku, le gustaba mucho pero no quería que le quitase su puesto, que ella conocía a su padre y era capaz de emocionarse demasiado.
...
- ¡Venga! – exclamó entusiasmado de pronto Genki - ¡Vamos a la sala que ya la han abierto!
Fueron entrando en la sala situada en la parte más alta del planetario. Esa era la sala de cine, tenía una gran pantalla donde se proyectaban documentales sobre el espacio y temas similares, pero además, la cúpula de abría para poder observar las estrellas cómodamente.
- ¡Estoy tan contenta de estar aquí! – decía Shiho - ¿y tú?
- ¡Claro que sí! - respondía Genki - Me gusta estar aquí y me gusta estar contigo y seguro que voy a aprender muchas cosas.
- ¡Mira, mira! ¡Ya lo abren!
Lentamente la cúpula fue abriéndose, las luces se apagaron y el cielo iba mostrándose y exclamaciones y murmullos se oían entre los presentes.
- ¡Mira Genki! - llamó su atención Shiho - ¡Allí está Casiopea! ¿La ves? La constelación de Casiopea se puede ver muy bien en el cielo otoñal y tiene forma de "W"
- Casiopea era la madre de Andrómeda ¿Se puede ver también Andrómeda?
- Andrómeda es otra constelación muy bella porque tiene... No me mires a mí, mira el cielo.
- ¿Sabes que Andrómeda fue ofrecida en sacrificio a un monstruo marino y encadenada a una roca? Luego Perseo la liberó.
- ¿Te gusta la mitología?
- Quería estar bien informado de las estrellas que veíamos ¡No quería quedar como un analfabeto delante de ti! Y una cosa llevó a la otra ¿Sabes quién era Orión?
- Era un gigante de la mitología griega ¿no?
- Jo, Shiho tú sabes de todo, que lista que eres.
- Bueno, hay muchas cosas que no se.
- ¿Quieres salir conmigo? Quiero decir que salgamos como pareja.
Shiho iba a contestar pero de veras que de pronto no supo que decir ¿Era una broma del chico? Es que no se esperaba una declaración así, tan de repente.
- Si no quieres salir conmigo lo entenderé pero que sepas que voy a seguir insistiendo porque yo no soy de los que se rinden, nunca me rindo.
- ¿De veras quieres salir conmigo?
- Claro. Yo nunca digo las cosas por decirlas. Ahora verás – se puso en pie - ¡Un momento todo el mundo que quiero decir una cosa!
- Genki, por favor, siéntate.
- ¡Escúchenme! – gritó.
- ¡Que te sientes! – Shiho tiró de un brazo para obligarle a hacerlo – Está bien, está bien, saldré contigo pero no me hagas una declaración delante de todo el mundo.
- ¿No quieres? - exclamó Sumire con los ojos brillantes - Yo creo que es muy romántico.
- Si pero vamos despacio ¿Vale Genki? Primero empezamos a ver que tal y luego ya si quieres, más adelante, te lanzas.
- ¿Entonces salimos?
- ¡Di que sí! - susurraron Xu-Xu y Sumire - ¡Di que sí!
- Si, pero...
- ¡Bien! – gritó, todo el mundo guardó silencio y le miró – ¡Tengo novia!
Sus amigos y algunas personas comenzaron a aplaudir divertidas mientras Shiho se escondía todo lo que podía colorada como un tomate.
- ¡Así se hace, machote! - le jaleó Kenshi - ¡Tu sí que eres un hombre!
- ¡Ahhhhhh! - Sumire parecía derretirse de gusto - ¡Qué bonito! ¡Qué bonito! ¿Verdad Kirin? ¿A que ha sido muy bonito?
- Este Genki siempre dando la nota - comentaba Xu-Xu - Y tu Kenshi, siéntate bien y tranquilízate.
- ¡Es mi héroe! - decía el chico sentándose adecuadamente.
Jisei miró a su izquierda donde estaba Ryuko mirando con pena el suelo y luego a la derecha, donde estaba Kyojin mirando tristemente a Ryuko ¿Cómo demonios había terminado ella sentada en medio de esos dos? Esta tontería que les había entrado había que solucionarla pronto, pero vamos, ya mismo, en cuanto llegase a su casa se iba a poner a investigar alguna poción o algo, lo que fuera, si había que hacer trampas pues se hacían trampas.
...
Akira se rebulló entre las sábanas, a finales de Octubre y estando a los pies de las montañas ya se notaba bastante frio por las noches. Inconscientemente buscó el calor del cuerpo de Akane, ya se había acostumbrado a él, por eso al mover la mano y no tocar otro cuerpo se despertó abriendo los ojos bruscamente e incorporándose de inmediato.
Lo primero que le había venido a la mente era Arashi, que hubiese tomado el control y estuviese haciéndose daño. Sintió como el corazón se le aceleraba mientras a su mente venían cientos de cosas que podría hacer...
La ventana de la habitación estaba abierta y la persiana subida, podía ver la luz de la luna entrando e iluminando tenuemente el cuarto ¿Se habría tirado por la ventana?
Mientras pensaba atropelladamente esa posibilidad se levantó de la cama sin dejar de mirar la ventana y fue a dar un paso para acercarse cuando, entre los latidos de su corazón, pudo escuchar una dulce voz que tarareaba una canción casi como un susurro. Miró debajo de la ventana y dio un largo suspiro.
Se llevó la mano al pecho mientras respiraba profundamente varias veces.
Sentada debajo de la ventana estaba Akane, parecía completamente ensimismada en lo que hacía. Tenía una muñeca en sus manos, era una muñeca vieja pero bien conservada, no muy grande, tendría unos 10 centímetros de altura y Akane la peinaba con un pequeño cepillo y mucho cuidado. A los pies de Akane había una especie de maleta pequeña, de cartón, abierta y dentro se veían un montón de vestiditos, zapatos y gorros del tamaño de la muñeca.
- ¡Mira! - dijo de pronto la chica enseñándole la muñeca - ¿A que es bonita? Me la ha dado la abuela, ha dicho que es para mí.
- ¿Chisa? - preguntó arrodillándose a su lado - ¿Eres Chisa?
Era curioso pero esa era la primera vez que se dirigía a ella de esa forma, normalmente siempre que la veía era cuando Akane se bloqueaba y comenzaba con ese balanceo hacia delante y atrás que tanto le aterraba y por supuesto, lo único que hablaba con ella eran palabras de consuelo. La psicóloga había dicho que era otra personalidad y que se podía hablar con ella, de hecho era la más cooperativa de todas pero para él siempre había sido el "modo pánico" de Akane.
- No me gusta ese nombre - dijo mirándole y sonriendo - Todas tienen nombres bonitos menos yo.
Se dio cuenta de que el tono de voz que empleaba era muy distinto al de Akane o al de Ayesa.
- ¿No te gusta que te llamen Chisa?
- Nooo porque no lo elegí yo, lo eligió la señora porque soy pequeña pero yo quiero otro nombre, uno que empiece por A, como Akane, Ayesa y Arashi.
- ¿Y qué nombre te gusta?
- ¡Akari! - contestó llena de ilusión - Me gusta Akari.
- Pues entonces te llamaremos Akari.
- ¿Si? Se lo tienes que decir a la señora ¿Sabes cómo se llama la muñeca? - Akira negó con la cabeza - Se llama Haruka ¿A que es bonita? Mira tiene el pelo del color de Ryuko y los ojos como Jisei y fíjate, tiene mucha ropa y la puedo vestir como quiera, de bailarina... mira que abrigo más bonito y tiene botas y todo.
- Akari ¿Tienes miedo?
- No porque estoy contigo. De pequeña Akane y yo no teníamos muñecas, nosotras queríamos unas muñecas bonitas como las que tenían las niñas en el cole pero mamá decía que eran muy cara y nos compraba unas que no eran las que tenían las otras niñas... se reían de nosotras por eso no nos gustaba enseñarlas... nadie nos regalaba muñecas, la gente nos compraba ropa o le daban dinero a mi mamá y mi mamá decía que Akane era una egoísta porque tenía muchas muñecas y siempre pedía más... ella no nos entendía. Akane y yo jugábamos con las muñecas a que eran hermanas que no tenían padres, vivían solas en una casa en medio de la montaña o en una isla...
- ¿No tenían padres? - A Akira le pareció que aquel detalle era de lo más revelador.
- No, se habían muerto, estaban ellas solas, eran hermanas y se querían mucho.
- ¿Nunca tenían padres?
- No, bueno si, una vez jugamos a que tenían papá y mamá y unos hermanos pero la mamá era muy mala, solo se preocupaba de los niños y trataba muy mal a su hija y no la compraba ropa bonita, todo era para el niño y...
Había levantado la muñeca como para golpearla contra el suelo pero se detuvo de improviso y empezó a cepillarle de nuevo el pelo.
- Entonces - continuó hablando con normalidad - un día un coche atropelló a la madre y se murió.
Akira no sabía si sentir miedo de aquello ¿Eso era a lo que Akane jugaba de pequeña? Dicen que los juegos de los niños representan su vida y sus deseos ¿Quería que su madre se muriese? A lo mejor aquello ya eran los principios de Arashi.
- Akari... ¿Desde cuándo conoces tu a Arashi?
- Huy desde hace mucho. Arashi siempre ha estado conmigo. Cuando mamá nos encerraba en el armario Arashi siempre se sentaba al lado de Akane le decía en voz bajita "es mala, es muy mala, no te fíes nunca de ella, no te quiere y nunca te querrá, nadie te va a querer"
- ¿Y tú que hacías?
- Yo lloraba y decía que iba a ser buena - comenzaron a llenársele los ojos de lágrimas - Voy a ser buena, voy a ser buena.
- No, no, no, Akari, Akari - se alarmó Akira al ver que empezaba a balancearse - Mira, me gusta tu nombre, Akari significa "luz" ¿lo sabías?
- Y se parece a Akira, como tú.
- ¿Y Ayesa? ¿Qué hacía Ayesa?
- Es que Ayesa vino más tarde ¿Quieres que cambiemos de ropa a la muñeca?
- ¿Y por qué no nos acostamos? Hace frio y te volverás a constipar.
- Bueno, voy a guardarla... es tan bonita - decía mirando ilusionada la muñeca - Nunca tuve una muñeca tan bonita.
Después de guardar la muñeca dentro de la maleta y cerrarla, Akari se metió corriendo en la cama arropándose.
- ¿Sabes una cosa? A mí siempre me has gustado, como a Ayesa pero a Arashi no le gustabas nada, siempre le decía a Akane que eras malo y que la ibas a hacer mucho daño... Ayesa tiene miedo.
- ¿De qué tiene miedo Ayesa?
- De morirse. Dice que a lo mejor para curar a Akane ella tiene que morir y no quiere ¿Tú quieres que Ayesa se muera?
- No, claro que no. Anda, vamos a dormir.
Akira estuvo reflexionando durante mucho tiempo. Era la primera vez que había hablado con esa parte de Akane y había descubierto muchas cosas ¿Eso sería bueno o malo? Seguramente la idea del tratamiento en el hospital la había afectado más de lo que había aparentado y ahora estaría llena de miedo por no poder controlar esa nueva y desconocida situación.
Sobre todo se quedaba con la determinación que había demostrado Akane "Me voy a poner bien, lo juro" había dicho... su pequeña muñeca rota era muy valiente.

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