El sábado había amanecido bastante nublado. Acababa de empezar Octubre y a pesar de que algunos días habían sido luminosos y hasta calurosos no se podía esperar que todos lo fueran. Aún así a Yuri se parecía un gran día, unas pocas nubes en el cielo no iban a nublar su alegría.
- ¡Mamá! - gritó desde su habitación - ¡Mamá!
- ¿Que te pasa? - llegó su madre.
- ¿Dónde está mi bikini celeste? No lo encuentro.
- ¿Te vas a poner bikini?
- Pues claro que si, en la casa de Stella hay una piscina.
- No hace tiempo para andar bañándose y además está nublado, va a llover.
- O a lo mejor no llueve, a lo mejor escampa, no está tan nublado además no hace frío y aunque no me bañe si puedo lucirme, pienso ponerme el pareo a juego con el bikini.
- Estamos en Octubre, hija, parece que no pero ya no es verano, te vas a poner enferma.
- Que exagerada que eres, que sepas que el sol todavía pica.
- Y así vienen los constipados, uno de destapa y luego coge frío. De todas formas ¿No te lucirías mejor con ese precioso vestido que te has comprado?
- Ese para después, cuando se vaya el sol ¿Pero dónde está el bikini?
- Ya te lo busco pero ya verás como no vas a poder ponértelo.
La madre salió de la habitación meneando la cabeza, no le gustaba nada la idea de la fiesta pero era el cumpleaños de Yuri y su marido había dicho que podía hacerla, desde luego ¿Así era como castigaban a su hija por su tontería? Pero bueno, alguna razón tendría Juushiro para hacer tal cosa, no lo dudaba, solo esperaba que resultase bien.
Después de llevarle a su hija el bikini que tanto pedía fue al comedor donde Juushiro y Touya desayunaban.
- No conocemos a esa amiga suya - gruñó.
- No te preocupes, Momoka y Nowaki van a estar con ella.
- Ya me gustaría a mi ir a esa fiesta, debe ser la os... - Touya cerró la boca sin terminar la palabra al ver los ojos de su madre clavándose en los suyos - Vamos que tiene que estar muy bien.
- Tu eres aún muy joven para ciertas cosas - refunfuñó la madre - Y también Yuri. No me gusta, no me gusta nada.
- Bueno yo ya he terminado - se levantó Touya.
- ¿Ya vas a ponerte al ordenador? - se quejó la madre mientras le veía salir del comedor.
- Van Akira y Kyojin a la fiesta - añadió Juushiro - ellos la vigilarán.
- Si, fíjate tú que vigilancia.
- Son dos chicos responsables.
- Si, mira que responsabilidad que tienen.
- Los dos son unos chicos muy responsables, además ya fui yo a hablar con los padres de esa Stella para asegurarme de que les permitían la fiesta y la verdad parecían muy confiados en su hija.
- Sigue sin gustarme esta fiesta, no sabemos casi nada de esa familia - gruñó volviendo de nuevo al tema inicial - Yo no se lo que haría si Yuri se quedase embarazada.
- Yuri no puede quedarse embarazada - comentó Juushiro abriendo distraídamente el periódico - Dudo mucho que tenga menstruación, está demasiado delgada para eso, se le habrá retirado vete tu a saber hace cuantos.
- ¡Y encima eso! ¡Pues bien que me ha hecho comprarle tampones todos los meses! ¿Que hará con ellos? Supongo que tirarlos sin usar.
- Hemos sido un desastre de padres Emi, y ahora nos toca aguantarnos y esforzarnos. Solo espero que aún la cojamos a tiempo, si no... no se lo que sería de mi.
Efectivamente no tardó en entrar Yuri arrastrando una maleta con ruedas.
- Bueno me voy ya para casa de Stella - dijo sonriendo feliz - Tengo que estar allí, no puedo dejar que se ocupe ella de todo, es mi cumpleaños.
- ¿Seguro que no molestamos a esa familia? - interrogó la madre.
- Que no, de veras que no, además se quedan sus hermanos mayores para vigilarnos.
- ¿Y quien va a limpiar luego todo?
- Ay mama, tienen un montón de gente que se ocupa de eso, no me agobies.
- No, si te agobio, mañana irás a ayudar a limpiar.
- Yuri, no protestes a tu madre. Ella tiene razón, es tu fiesta y no se como te autorizan a hacer allí una fiesta.
- Porque a Stella también le gusta, ella lo estaba deseando, es mi cumpleaños pero también es la fiesta de Stella.
- Al final os va a llover, ya lo verás - gruñó la madre por lo bajo - Os meteréis en la casa y ensuciareis más.
- Que no, que por lo visto tienen una carpa o algo así para cuando llueve.
- ¿Has metido ahí una chaqueta o algo? - inquirió el padre.
- ¡Por dios! ¡Cómo voy a llevar una chaqueta!
- Pues tendrás frío - añadió impasible el padre, bien sabía él que su hija debía pasar mucho frío, normal, no tenía grasas ninguna - Anda, desayuna.
- ¡Que desayunes te digo!
- Desayunaré en casa de Stella, no te preocupes.
- Yuri, he dicho que te sientes a desayunar - se levantó y la miró severamente - Necesitas un buen desayuno, va a ser un día muy ajetreado y necesitas energía. Siéntate y desayuna.
- Ya te he dicho que desayunaré en casa de Stella - insistió mirando con asco aquel desayuno abundante y lleno de calorías.
- ¡Que te sientes! Te lo digo solo una vez Yuri, hasta que no desayunes no vas a irte.
- ¡Pero papá! ¡Mamá dile algo!
- Tu padre tiene razón, puedes desmayarte si no desayunas lo suficiente.
- Yuri, siéntate - repitió de forma imperativa.
Yuri soltó la maleta y mirando a su padre con miedo se sentó, no sabía si verle así de severo le asustaba más que comer aquella cosa o al contrario.
- Y no te vas a levantar hasta que te lo tomes todo ¿Me oyes?
- Si no desayunas, no hay fiesta.
Yuri miró con asco la comida mientras Juushiro y su mujer la observaban a ella. Juushiro se sentó a su lado sin dejar de mirarla, no iba a quitarle ojo de encima, no iba a distraerse con nada, Yuri se comería ese desayuno si quería ir a su tan deseada súper fiesta y se lo comería hasta la última miga, ahora ya no le funcionarían los trucos, sabía que su hija después iba a sentirse fatal y que a lo mejor hasta lloraba pero él no iba a claudicar, si quería fiesta tendría que desayunar... así de simple.
- ¡Nowaki! - gritaba Sonomi - ¡Quieres parar de una vez!
- ¿Qué pasa? - decía este mirando expectante a su madre.
- Me estás poniendo nerviosa, tranquilízate un poco.
Nowaki había regresado a su casa, ahora, además de estar nervioso por el regalo para Yuri estaba preocupado por Akira y por Akane ¿Por qué Akira no le había dicho que Akane tenía problemas? Bueno claro, tampoco iba a ir contándole a todo el mundo sus problemas... eso le demostraba lo que suponía, que era un problema importante, si hubiese sido una tontería no les hubiese importado decirlo. Y para colmo él andaba dándole dolores de cabeza con sus problemas, ahora si que comprendía porqué Akira dijo que él no podía ayudar a Yuri y que ya tenía sus propios problemas ¿Pero que le pasaba a Akane? Seguro que era algo relacionado con sus padres, por eso estaba en casa de Akira, si, seguro que era por ellos ¿No sería que la maltrataban o algo? Es que ella nunca hablaba mucho de su familia, ni se le veía con ella, sus padres nunca iban a las reuniones con los tutores y luego ella tenía reacciones muy raras... Lo que sea debe ser lo suficientemente importante como para que la diera una crisis de ansiedad, que es lo que Jisei había comentado que le había pasado.
- Mamá - le dijo casi en un susurro siguiendo a su madre por la casa.
- He estado en casa de Akira y... es que...
- ¿Cómo estaba Akane? - preguntó con naturalidad.
Nowaki se sorprendió al oír aquello, o sea que su madre sabía lo que le había pasado a Akane.
- ¿Tu sabes lo que le pasa a Akane?
- Claro que lo se, ayer tuvo una crisis de ansiedad y el padre de Akira me ha llamado.
- ¿Tu... tratas a Akane? ¿Qué le pasa?
- Sabes que no puedo hablar de mis pacientes con nadie.
- Solo dime si es muy... grave.
- No te preocupes por Akane, va a estar bien enseguida, ya lo verás, tiene al mejor doctor a su lado... a Akira, se que suena cursi pero es así.
Mejor dejaba de pensar en ese tema, él no podía hacer nada así que se concentraría en su problema, el que para él era verdaderamente grave ahora ¿Qué flores regalarle a Yuri? Una flores, unas flores, si, nunca había recibido unas flores, parecía que así la sorprendería pero ¿Qué flores, por dios?
- ¡Ahhhh, no se que flores regalarle! - gritó de pronto.
- Chico, pero no te lo tomes como si fuera un asunto de vida o muerte - sonreía su padre.
- Uy mirad - decía Minako ajena a todo el barullo que estaba montando Nowaki sentada en el sofá y con su ordenador encima de las piernas - Touya ya se ha conectado. Dice que Yuri ha preparado su bikini más provocativo, su fiesta tiene que ser la bomba... ¡Mamá! ¿Me dejarás preparar a mí una fiesta cuando cumpla los 15 años?
- Jo, hay que fastidiarse, "Minacienta" es lo que soy, "Minacienta".
- Déjate de decir payasadas. Además ¿Para qué quieres tú una fiesta?
- Pues para lucirme. Mira la guarra de Sakura - cambió de pronto de tema - Ha puesto en su estado "Te amo Touya" ¡Será imbécil la muy pija! Se cree más que las demás porque tiene "novio" y nos lo restriega por la cara. Nowaki ¿Kohaku-kun va a ir a la fiesta?
- Ese si que es guapo y le queda bien el bañador, que pena que no pueda volver a verle. Hazle una foto, anda.
- ¿Que le haga una foto a Kohaku? - chilló Nowaki.
- Y la subo al "feiss" para que Sakura se muera de envidia.
- ¡Deja de decir tonterías Minako! - la recriminó su madre - Y tu Nowaki ¡Siéntate de una vez!
- Vamos a ver Nowaki - habló con tranquilidad su padre mientras miraba el interior de la taza que tenía en una mano - ¿Qué es lo que te pasa?
- Es que quiero darle a Yuri el mejor regalo y Akira me dijo que le regale flores porque como sus padres tienen una floristería pues nunca nadie le ha regalado flores precisamente por eso y que a ella le gustan pero no se que flores tengo que regalarle.
Todo lo había dicho de corrido, deprisa y sin respirar y al finalizar la explicación se tomó un segundo para hacerlo.
- Bien - dio un sorbo al café - Me parece buena idea.
- ¡Pero no se que flores le gustan!
- Puedes regalarle lirios, su nombre significa lirio - respondió Sonomi.
- Las rosas siempre son muy románticas - leía Minako en el ordenador - Lo que pasa es que a lo mejor algo así de amor pasional de pronto pues la asusta.
- Rosas no - reflexionaba Sonomi - Que es algo que está muy visto... ¡Orquídeas! Dicen que son lo mas glamuroso, seguro que le encantan.
- Las orquídeas son muy caras, mamá - comentó Minako.
- Eso es lo de menos - dijo el padre - Mi hijo tiene que lucirse ¿A que si, Nowaki?
- Habláis como si estuviese enamorado de ella o algo así - meditó Minako y después de unos instantes sonrió maliciosa.
- ¿Sabes lo que vamos a hacer? - habló de nuevo Minato - En cuanto me termine este café vamos a ir a la floristería Hanakiri. Creo que sus padres sabrán decirnos que flores le gustan a Yuri.
- Menudo jaleo estáis liando y solo por un regalo - se quejó Minako.
- No es solo un regalo - respondió Sonomi - Es algo que debe hacer que Yuri sienta que hay gente que se preocupa por ella, que tiene amigos, amigos de verdad.
- ¡Porque lo digo yo! ¡Tu sigue con tu ordenador y no te metas donde no te llaman!
Tal y como Minato había propuesto, al cabo de un rato los dos, Minato y Nowaki iban en el coche camino de la floristería Hanakiri.
- ¿Te vas a declarar hoy? - preguntaba Minato mirando de reojo a su hijo.
- Porque estará muy emocionada por todo y como atontada.
- Por eso hoy no me va a hacer ni caso.
- ¿Te ha dicho tu madre que el lunes comienza a ir a la consulta?
- ¿Tú también sabes lo que le pasa?
- Pues claro, tu madre está muy preocupada por ella y también por ti y a veces necesita desahogarse. Creo que aceptará mejor la ayuda que necesita si sabe que le gusta a un buen chico que la va a apoyar.
- Ella ya sabe que le gusto y creo que da igual.
- No, decírselo no se lo dije - Nowaki se rascó nervioso la cabeza - Pero se enteró ¡Vaya que si!
- Por eso, no es lo mismo sospecharlo, que te lo diga otra persona a que te lo digan personalmente. Nowaki, esa chica tiene que enfrentarse a cosas muy duras, para ella va a ser terrible y saber que cuenta con una persona es muy importante.
- ¿Qué piensas de ella? ¿Te cae bien?
- Pienso que es una chica alegre, inteligente y muy guapa, si me cae bien pero sobretodo no quiero que te haga sufrir.
Al entrar en la floristería Hanakiri el sonido de unas alegres campanillas les dieron la bienvenida. No había nadie allí. Era una tienda pequeña, llena de macetas y flores y un olor muy agradable. Juushiro apareció entrando por una pequeña puerta que había detrás del mostrador.
- Bienvenidos. Hombre, hola Minato ¿Qué te trae por aquí?
- Hola Juushiro ¿Cómo va todo?
- Bueno, el negocio no va mal. Hola Nowaki, carai, has crecido mucho desde la última vez que te vi, cada día te pareces más a tu padre, chaval.
- Buenos días señor Hanakiri.
- Juushiro mira, mi hijo quiere el mejor ramo que puedas hacer para una chica.
- Claro - sonrió Juushiro - Menudo bribón estás tu echo ¿Sabes que flores le gustan a la chica?
- Pues la verdad es que no - contestó un poco apurado.
- Pues es una pena porque el mejor ramo de flores para una chica es el que tiene las flores que a ella le gustan.
- Por eso estamos aquí - intervino Minato - Son para tu hija, como regalo de cumpleaños.
- Si, mi chico quiere lucirse. No importa lo que cuesten pero queremos que le gusten.
- Vaya... que sorpresa. En ese caso creo que tengo lo ideal, a ver donde está el catálogo - buscó entre los catálogos que tenía encima del mostrador - Aquí está. Mira - ojeó uno de ellos hasta detenerse en una página en concreto - A Yuri le gusta mucho hacer arreglos florales y también centros, estos son fotos de centros que ha hecho ella misma ¿A que son bonitos? Pues esta cesta es su favorita. Recuerdo que dijo que le encantaría que le regalasen uno como este.
Nowaki lo miró con detenimiento, él no sabía decir si era un centro bonito o feo, eran flores, flores como todas las flores pero supuso que si Yuri lo había hecho sería porque a ella le gustaba.
- Pero Yuri no puede hacerlo - habló Minato.
- No, pero puedo hacerlo yo.
- ¿Y cuánto tiempo te llevaría hacerlo?
- Pues unas horas, no es algo que se haga en unos minutos, requiere su dedicación y además tendría que ir al vivero a por algunas flores.
- Y tienes que atender la tienda - añadió Minato.
- Ese no es problema, Emi está a punto de venir. Si realmente quieres sorprenderla este es el regalo - dijo mirando fijamente a Nowaki.
- Yo... yo quiero que le guste mucho.
- ¿Y cuánto nos costaría?
- Por ser un regalo para Yuri solo os cobraré el precio de las flores.
- ¿Y estará para que yo se lo lleve al cumpleaños? - interrogó Nowaki.
- Si, sin ningún problema. Mira, escoge tarjeta, yo te recomiendo la de las azucenas, también es la que más le gusta, pero mira, mira tú.
Mientras Nowaki miraba las tarjetas un poco como aturdido Minato sonrió a Juushiro. Este observó al chico, la verdad es que ese muchacho era sorprendente y él lo sabía, sabía de su empeño, de como gracias a él aquel muchacho que vino de Hohein tan huraño se había vuelto sociable, de como ayudó al joven Girei... Yuri siempre hablaba muy bien de él ¿Sería posible que estuviese interesado en su hija? Eso si que sería estupendo porque un chico como él la ayudaría mucho.
- ¿Sabes que Yuri está saliendo con Kyojin? - preguntó con intención de valorar a Nowaki y de paso confirmar la mentira.
- ¿Con Kyojin? - gritó Nowaki alarmado - ¡Pero si Kyojin está saliendo con Ryuko! Eso es mentira, quien se lo haya dicho le ha engañado.
- Ya lo suponía - comentó resignado.
Volvió a mirar a Nowaki, era el hijo de la psicóloga que iba a tratar a su hija... quizás... si a ese chico le interesase Yuri podría ser un gran apoyo para ella
Karura, Kohaku y Karasu vivían solos en Kizuna. Por lo general se las apañaban bien, se repartían las tareas, limpiar un poco la casa, hacer las comidas, la colada, limpiar el baño... cosas sencillas que entre los tres no les llevaba mucho tiempo. Dos días a la semana venía una mujer para hacer una limpieza más "a fondo", planchar y otras cosas que ellos no hacían a menudo y de vez en cuando tenían un día de limpieza general. Así era como se habían organizado.
Además una o dos veces al mes venía a visitarlos su tutor legal hasta que cumplieran los 21 años. Les ponía al día de todas las decisiones que el consejo de administración de las empresas Akasagan tomaban, también a veces venía con él un abogado para explicarles bien si debían o no firmar algún papel.
Normalmente el tutor iba los primeros de mes pero en esta ocasión les llamó diciendo que adelantaba la visita.
Los tres hermanos esperaban la llegada del tutor cada uno ocupado en sus aficiones, Karasu montando con cuidado una nueva maqueta, Karasu regaba sus macetas y se aseguraba de que no tuviesen pulgones y Kohaku leía.
- ¿Entonces de veras que no vas a ir a la fiesta? - preguntó curioso Karasu.
- No, no voy a ir - contestó Karura - No me apetece nada.
- Ya te he dicho que no me apetece, además no soy taaaaaan amiga de Yuri.
- Pero no me va a echar de menos. Además ya he quedado en ocuparme de la niña de Ringo.
- Ya, pero quería asegurarme.
- No voy a cambiar de idea a última hora, no te preocupes.
- ¿Y de veras no te importa quedarte con Aiko?
- Que no, que no me molesta. Es una niña pequeña, tampoco dará tantísimo trabajo.
- No se, sigue dándome como cosilla cargarte con la niña.
- Tu diviértete y haz que Ringo se divierta un poco, algo me dice que lo necesita.
- Si que tienes razón, lo necesita ¿Pero vas a saber ocuparte de ella?
- Dios que pesado eres Karasu - protestó Kohaku levantando la vista de su libro - Te ha dicho que si.
- Además me gustan los niños pequeños y ya Ringo me dio unas clases rápidas de como cambiarle lo pañales y darle el biberón.
- Y te servirá para distraerte de lo que sea que te tiene tan agobiada - añadió Kohaku volviendo a leer su libro - ¿Sabes que Hizashi si va a ir a la fiesta?
- Bueno, me lo imaginaba. He visto a una de las Barbies corretear detrás de él.
- A mi Hizashi me cae genial.
- Y a mi también - parecía protestar Karura - Me cae muy bien, es mi amigo, un gran amigo, por eso precisamente quiero que se divierta y que lo pase bien... - el timbre sonó interrumpiéndola - Debe ser Baki, voy a abrir.
Efectivamente era el tutor que aparte de su maletín habitual llevaba cogida una caja de tamaño algo más grande que una caja de zapatos. Se reunieron en una de las habitaciones donde había una mesa rectangular y varias sillas.
- Veréis - les dijo - Es que el consejo de administración propone que hagamos una ampliación de capital.
Estuvo durante bastante rato explicándoles que era lo que exactamente pretendían y los tres hermanos le hicieron todas las preguntas que se les ocurría para resolver sus dudas. Cuando parecía que habían terminado puso la caja encima de la mesa, delante de Kohaku.
- Esto es para ti - le dijo.
- Pues son cosas de tu tío Noboru.
- ¿Noboru? - habló con desprecio Kohaku, solo acordarse del nombre del hermano de su madre que le había demostrado tanto desprecio ya le hacía asquearse.
- Si. Dentro hay una carta que escribió antes de suicidarse... es muy interesante y deberías leerla, además hay cosas de tu madre que él guardaba.
- ¿Por qué tenía él cosas de mi madre? - se exasperó Karasu.
- Hay un diario, deberíais leerlo los tres pero primero tu, Kohaku.
- ¿Dónde estaban estas cosas? - preguntó Karura.
- En la caja fuerte de un notario. Noboru las guardó allí para que tu padre no las encontrase.
- ¿Y como aparecen ahora? - insistió la chica.
- El notario tenía una carta de vuestro tío que pedía que se lo entregaran a Kohaku cuando cumpliera 18 años pero la carta se extravió y nadie recordaba que había que entregarla.
Kohaku miró con miedo la caja, allí estaba su pasado, recuerdos de su madre y de aquel a quien durante un tiempo consideró su tío.
- ¿Quieres que la abramos nosotros, Kohaku? - propuso Karasu.
- No... dejarme solo... yo lo haré, pero no ahora, necesito estar preparado. Voy a guardarla hasta que me encuentre con ganas de hacerlo.
Con aparente frialdad Kohaku se levantó y cogió la caja. Era lógico, pensó Baki, una caja llena de cosas del pasado cuando este ha sido tan terrible y doloroso como el de Kohaku no es fácil de asimilar, hace falta mucho valor para enfrentarse a esos recuerdos.
Akane se había despertado pero no se sentía despierta, se sentía como si aún estuviese durmiendo, dentro de un sueño o anestesiada. Le parecía que todo lo llegaba como amortiguado, como si una burbuja invisible la rodeada y lo que había fuera de esa burbuja era irreal. Pensó que quizás era algún efecto secundario de las pastillas que le habían dado. Se llevó la mano al pecho, al menos ya no le latía de aquella forma.
Vio a Akira durmiendo a su lado ¿Qué hora sería? Ya había amanecido, seguro, veía la tenue luz del sol entrar por una huequecito de la ventana que la persiana no tapaba.
Que sentimiento tan extraño era el que sentía dentro de ella. Por un lado era como "ya lo sabía yo" y por otro lado de "no me lo puedo creer", parecía que eso de aceptar que tenía doble personalidad no era fácil. Aunque sabía que era verdad, tenía que serlo, eso explicaba tantas cosas, por ejemplo la foto con el vestido que no recordaba haberse puesto o no comerse el trozo de tarta aquel ¿es que a su otra personalidad no le gustaba el chocolate? eso si que era raro.
¿Por qué todo el mundo se lo había ocultado hasta ahora? Seguramente por no hacerla daño ¿Le hacía daño saberlo?
Sentía que había perdido parte de su vida o que se la habían robado... lo curioso es que por lo visto la ladrona era ella misma.
Ahora mismo intentaba recordar como había llegado a casa de Akira. Lo último que recordaba era a Akira diciéndole que Ayesa era ella y luego todo empezó a estar confuso, recordaba su cabeza explotar ante un montón de ideas que llegaban golpeándola y que no se encontraba bien y... lo siguiente que recordaba era despertarse en la futón asustada porque el pecho le dolía y no podía respirar pero ¿cómo había llegado ha estar acostada en ese futón? Aunque lo intentaba no recordaba como llegó, no recordaba haber ido con Akira en el tren, lo que recordaba eran escenas de otros días pero ayer no pudo ser como otros días, es imposible, habrían hablado de ese tema, incluso ella podía haberle gritado o algo, discutir sobre aquello o haber llorado asustada... algo, lo que fuera, no ese enorme vacío, esa "nada" ¿Cenó? ¿Que hizo?
¿Y cuantos de esos vacíos tenía?
¿Y que tipo de persona era cuando era Ayesa?
¿Era amiga de sus amigos?
¿Quienes sabían de su trastorno?
¿Lo sabrían sus padres y sus hermanos?
¿Lo sabrían los profesores?
¿Por qué la cita con la psicóloga la había pedido Akira?
Tenía tantas preguntas dentro de ella, quería saber tantas cosas que deseó que Akira se despertara de inmediato para empezar a preguntarle.
Se sobresaltó al notar un roce en su hombro y se giró rápidamente. Jisei la miraba sonriendo.
- ¿Llevas mucho despierta? - le habló en un susurro - Chist, no le despiertes, se ha pasado la noche despierto velándote.
Jisei, Jisei estaba allí, seguro que ella también sabía algo, por fin podría hablar con alguien. Se levantó con cuidado de no despertar a Akira y se puso una bata que le ofrecía su amiga ¿Esa era una bata suya? No, ella no tenía batas, a no ser que fuera de Ayesa, aunque más bien parecía un fino kimono de hombre... sería de Akira.
Salieron de la habitación casi de puntillas y nada más cerrar la puerta a su espalda miró ansiosa a Jisei.
- ¿Desde cuando estás aquí?
- Vine esta mañana muy temprano, en cuanto Akira me llamó.
- Claro, estaba muy preocupado por ti. No te ha molestado que me metiera en la habitación ¿verdad? Es que si no dudaba que Akira se durmiese.
- Ya te lo he dicho, está muy preocupado por ti, se ha pasado la noche vigilándote y nos ha costado convencerle de que si se ponía enfermo entonces si que no podría ocuparse de ti.
- Ven - la cogió suavemente del brazo - No soy la única que ha venido.
Empezaron a bajar las escaleras, Akane aún estaba un poco mareada y se agarró al brazo de su amiga.
- ¿Sabes que tengo doble personalidad?
- Lo que tu tienes se llama "trastorno disociativo de la personalidad" y no estás loca.
- Segurísima, no te pasa nada malo - trataba de que sus palabras sonasen suaves, tranquilas, naturales y que la trasmitiesen confianza.
- Pues claro y sigues siendo mi amiga ¿no? y te quiero mucho y tu lo sabes.
Aquella afirmación diciendo que a pesar de lo rara que era la querían la hizo sentirse mucho mejor.
- ¿Desde cuando soy así de rara?
- No eres rara. Eres solo una persona herida que te has intentado curar tu sola.
- Soy un bicho raro, no me mientas.
- Pues bicho raro o no aún así tienes amigos que te queremos ¿Los oyes?
Akane agudizó el oído, se escuchaban voces que venían de la cocina.
- ¿Quien ha venido? ¿Quien sabe lo que me pasa?
- Lo que te tiene que importar es que a los que lo sabemos no nos importa lo que te pasa.
- ¿Ayesa es buena persona? - preguntó nerviosa, era casi lo que más deseaba saber, que tipo de persona era cuando no era ella.
- Ayesa es muy buena persona, algo peculiar pero buena persona.
Habían llegado a la puerta de la cocina.
- Chicos mirad quien se ha despertado.
- ¡Akane! - Ryuko se levantó del taburete donde estaba sentada y corrió a abrazarse a Akane - ¿Cómo estás?
- ¿Tú también sabes que soy un bicho raro?
- Le ha dado por eso - explicó Jisei.
Ryuko la cogió la cara con las manos, Akane la miró, Ryuko estaba llorosa... pobre Ryuko, ella era una chica de lágrima fácil, se la notaba realmente preocupada.
- Ya le he dicho que todos la queremos mucho - volvió a explicar Jisei.
Akane examinó la cocina. Al lado de la mesa, donde había una bolsa de patatas fritas y tres vasos de refresco, estaba Kyojin, parecía que acababa de levantarse del otro taburete y apoyado en la cocina, con las manos cruzadas por delante de su pecho, la observaba Shibi.
- Ven, siéntate - dijo Ryuko guiándola hasta el taburete - ¿Quieres comer algo?
- Si - contestó de forma automática - Tengo hambre.
- No me extraña - afirmó Shibi - Por lo visto ayer vomitaste y luego no cenaste nada.
- ¿Vomité? - no lo recordaba, no recordaba haber vomitado.
- Venga, yo te hago el desayuno, no te preocupes - dijo Kyojin.
- ¿Quien más lo sabe? - preguntó aturdida, es que realmente la comida le importaba poco, lo que quería era saber muchísimas cosas.
- Sumire, Suo... - contestó Jisei - Supongo que Nowaki sospecha algo aunque no creo que lo sepa.
- ¿Xu-Xu creéis que sospecha algo? - comentó interrogativa Ryuko.
- El que si sospecha algo es Kamui - añadió Shibi.
- Mis padres también lo saben - habló Jisei - Y mi hermano.
- ¿Tus padres? - se alarmó - ¿Por qué?
- Y el padre de Akira - volvió a hablar Shibi.
- Y los profesores - dijo Kyojin - No os olvidéis de Akemi y Genma.
- Claro - reflexionó Akane - Por eso tengo citas con Genma, es por eso ¿A que si?
- Ellos solo quieren ayudarte.
- ¿Es que tanto se nota mi "anormalidad"?
- No lo llames así - se quejó Ryuko - No eres una anormalidad, para nada.
- Y no se te nota tanto - continuó Jisei - Bueno, esto te empezó a pasar cuando eras pequeña y la verdad es que hacía años que no... que Ayesa no había vuelto a aparecer.
- ¿No ha aparecido siempre?
- Que va. Ayesa solo ha aparecido cuando has necesitado ayuda - dijo Shibi - Ayesa solo sale para ayudarte.
- Sobretodo cuando te has sentido muy agobiada, asustada - continuó Jisei - Creemos que ha aparecido ahora porque te estresaste mucho con eso de que tenía que mudarte a casa de tus padres.
- O quizás porque empezaste a sentir algo por Akira - añadió Ryuko sorprendiendo a todo el mundo - Creo que sentir algo por él, enamorarte, te daba miedo.
- Akane ¿No te acuerdas cuando de pequeñas jugábamos a los caballeros y las princesas? ¿Te acuerdas?
Akane buscó en sus recuerdos, claro que recordaba haber jugado con Jisei y Ryuko a las aventuras medievales, era algo que les gustaba mucho, si que recordaba aquellos juegos y... recordaba a Ayesa, era ella, era el nombre que le puso a el personaje que a ella le gustaba ser, un caballero, no una princesa ni nada de eso, ella quería ser un caballero y se hacía llamar Lady Ayesa.
Miró asombrada a sus amigos.
- Te lo pasabas tan bien - hablaba Jisei - Eras tan féliz olvidándote de todo y te sentías tan valiente que...
- Terminé por creer que yo era Ayesa... - reflexionó Akane.
- Mira - interrumpió Ryuko - Hemos traído fotos y cosas tuyas, bueno... de cuando eras Ayesa, quizás te guste conocer...
- ¡Claro que si! - no la dejó terminar.
Era tan extraño ver cosas de su propia vida... era todo tan absurdo, increíble y surrealista.
- Pues claro que si - respondió Kyojin.
- Yo estuve enamorado de ella - añadió Shibi sonriendo.
- A la única persona que no le caía bien al principio era a Akira - aclaró Jisei.
- Porque yo te quiero a ti y pensé que era una impostora - habló de pronto Akira en la puerta de la cocina.
- ¿Ya te has despertado? - le preguntó Kyojin - ¿No deberías dormir un poco más?
- Me desperté, vi que no estaba Akane y me preocupé.
- Que agonías que eres, hijo - le regañó Jisei - Ya te hemos dicho que nosotros nos ocupábamos de todo.
- Ya, ya lo se pero no lo puedo evitar.
- ¿Ayesa no te cae bien? - le interrogó Akira.
- Ahora si, era al principio de "conocerla", la veía como una impostora que utilizaba tu cuerpo sin permiso, me molestaban muchas cosas de ellas... luego comprendí que eras tu misma, que era parte de ti y que solo querías disfrutar de la vida.
- ¿Y ahora te he decepcionado?
- Tú nunca me decepcionas ¿Por qué ibas a decepcionarme?
- Porque soy un bicho raro, porque tengo ese trastorno y debo haber complicado mucho tu vida, seguro.
- Es cierto, no solo eres una chica complicada, eres dos, pero a mi no me importa. Ya me gustabas antes, luego empecé a sentir algo por ti y después, cuando supe lo que te pasaba aprendí a quererte y a querer ayudarte, quiero ayudarte más que nada en esta vida y... te quiero, realmente te quiero como eres, con tu mal genio, tu manía de organizarlo todo, tu cabezonería, tu desconfianza y tus personalidades... amo a Akane y amo a Ayesa porque eres tú. Ya se que piensas que soy muy joven para decir palabras tan importantes pero es lo que siento, quizás esté equivocado, quizás tengas razón y a nuestra edad no se sabe lo que es el amor pero yo... te necesito.
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