sábado, 23 de agosto de 2014

148. Inesperado

- ¡Vamos, levanta! – la voz de Akane llegaba hasta Akira como si ella estuviese en un sitio muy, muy lejano - ¡Venga o llegarás tarde!
Lentamente abrió los ojos, sentía la cabeza bastante pesada, como espesa y tenía mucha sed.
- ¿Hace falta que grites tanto? – se quejó.
- ¿Qué? ¿Nos encontramos mal?
- Pues la verdad es que... – se incorporó pesadamente mientras se llevaba la mano a la frente – No recuerdo haber bebido tanto como para tener resaca.
- Lo suficiente como para hacer un poco el tonto.
- ¿No es muy temprano? – dijo mirando el despertador – ¿Cómo es que estás arreglada?
- Culpa tuya y de tu bocota, ahora me toca aguantar una buena charla.
Akira se quitó la mano de la frente y miró confuso a Akane, esta estaba de pie, vestida y arreglada ya con su uniforme y el cabestrillo puesto.
- ¿Hice algo ayer para que estés con esa cara?
- No, más bien es lo que dijiste. El alcohol te suelta la lengua, amigo.
- ¿Qué fue lo que dije? No recuerdo haber dicho nada... o sea, tengo como una idea confusa...
- Es lo que tiene beber sin medida.
- Pero si no bebí mucho, lo que pasa es que no estoy acostumbrado a hacerlo... y nunca en mi vida volveré a beber – dijo tocándose el estómago – Creo que voy a vomitar. Debió sentarme algo mal – comentó poniéndose en pie, fue cuando se miró y vio que aún estaba vestido aunque tenía los pantalones desabrochados - ¿No me quité los pantalones?
- Te quedaste dormido en el proceso y yo no conseguí hacerlo, pesas demasiado, lo intenté pero me hice daño de nuevo en el hombro y como tu madre andaba regañando a tu padre que decidí dejarte dormir así.
- Siento si me porté de una forma algo patética. Mi padre quería darme consejos como padre y se dejó llevan demasiado por el entusiasmo, al entusiasmo de beber, se entiende.
- ¿Y te dio buenos consejos?
- Pues empezó bien, pero luego empezó a desviarse del tema y a desviarse y según bebía se desviaba más y como se desviaba pues bebía... terminamos hablando de cosas muy... mejor que no lo sepas.
- Bueno, pues que sepas que no voy a olvidar lo que pasó.
- ¿Tan enfadada estás por qué me fui con mi padre?
- ¿El que hayas estado bebiendo con tu padre? No, hombre me hubiera gustado ir a mí y no quedarme como una tonta esperando, que parecía tu tonta mujercita, me refiero a la vergüenza que me hiciste pasar cuando llegaste.
- ¿Y se puede saber que te dio tanta vergüenza?
- Ah, pues trata de recordarlo porque estoy muy rencorosa – dijo entornando los ojos.
- Vaya por dios – se quejó el chico.
- Aunque eso no es lo peor.
- ¿Ah no?
- No, lo peor es que me dijiste muchas cosas delante de tus padres y me hiciste pasar mucha vergüenza, bueno, la vergüenza la voy a pasar ahora, cuando vea a tu madre.
- ¿Y que te dije?
- Cosas.
- ¿Qué cosas?
- No puedo repetírtelas. Una señorita no dice esas cosas.
Akira la miró y sonrió.
- Estás colorada.
- ¿Y quién tiene la culpa?
- Ah pues no se porqué no se lo que dije para que te pongas tan colorada, lo mismo algo que te gustó.
- No seas payaso y deja de decir tonterías.
- Creo que ni siquiera tú lo sabes bien, ayer por la tarde eras Ayesa.
- Pues sí, es cierto, era Ayesa pero... tengo una idea.
- Ya... a lo mejor lo que te pasa es que quieres acordarte. De todas formas, esto de que ahora Ayesa y tu andeis escribiendo notitas y contandoos cosas está empezando a preocuparme.
- No me líes, no me líes. Ahora en serio, Akira, tienes que hacerme un favor.
- ¿Un favor? ¿De qué se trata?
- Tienes que hablar con Kyojin, de verdad, tienes que hablar con él, por favor, habla ya con él.
- Es cierto, me lo dijiste y se me olvidó.
- Ayer me llamó Jisei, Ryuko estuvo en su casa y no parecía muy animada. Por lo visto Yuri llamó a Kyojin o yo que se porque tenía que hablar con él.
- ¿Y cuál es el problema?
- Que no quería hablar con Ryuko y la pobre se sintió desplazada.
- Pero eso es una tontería, Kyojin nunca desplazaría a Ryuko, será un malentendido por parte de Ryuko.
- ¿Estás llamando a Ryuko histérica? – gritó de pronto.
- Ah no, no, no por favor no empieces a sacar las cosas de lugar.
- Ah, a lo mejor la histérica soy yo.
- Ya vamos a empezar a discutir, lo estoy viendo.
- No discutiríamos si... es que contigo es imposible, no me tomas en serio.
- No digas eso – Akane se había girado y le daba la espalda, se acercó a ella – Eres lo que más en serio me tomo de mi vida.
Akane volvió a girarse de forma brusca para descubrir que Akira estaba demasiado cerca de ella.
- Has vuelto a ponerte colorada.
- No te burles de mí, por favor, sabes que me enfada mucho.
- ¿Acaso ayer dije que iba a hacer algo...
- Ah no se, se lo dijiste a Ayesa, fuera lo que fuera se lo dijiste a ella y ella se enfadó porque no lo hiciste. Típico de ti.
- Creo que dije que la iba a abrazar toda la noche y no dejar que se apartara de mí.
- No, dijiste que querías que cuando nos graduemos busquemos un apartamento y que vivamos juntos.
- ¿Eso dije?
- Si y también te pusiste de lo más cariñoso.
- ¿Estás segura?
- Ahora tu madre dice que tenemos que quedar tu familia y mis familias e ir a comer un día para "conocernos". Creo que da por hecho que nos vamos a... comprometer o algo.
- ¿Y en que se basa para eso?
- Mira, eso se lo preguntas a Ayesa y que ella te conteste que para eso fue con la que te morreaste delante de tus padres.
- ¿Fui capaz de algo así?
- Que sepas que tu padre está preparando vuestro desayuno en nuestra cocina, le ha mandado tu madre como castigo y ha dicho que tenéis que dejar la cocina como los chorros del oro, que ya que estáis, que limpiéis por detrás de la cocina y el frigorífico que se acumula mucha mierda, que yo no estoy para ciertos trabajos por lo de mi lesión y que la casa tiene que estar bien limpita.
- ¿Esto es un castigo?
- Yo me voy a desayunar con tu madre y Chiharu. Te veo en el instituto y recuerda hablar con Kyojin.
- Está bien, hablaré con él, no te preocupes.
- Es que ya se que Yuri tiene problemas y que es vuestra amiga pero Ryuko también los tiene y si se siente sola pues lo mismo eso es la gota que colma su vaso y entra en una depresión y...
- Que si, que no te preocupes – Akira suspiró, menudo drama había organizado en un momento, pues sí que era cierto que esas pastillas también la ponían muy sensible
Akira salió de su casa estirando la espalda, maldita la gracia que le había hecho ayudar a su padre a mover los muebles de la cocina para limpiarlos y encima a esas horas, vamos que aquello era una verdadera injusticia, pero ya conocía a su madre y como se ponía cuando se mosqueaba y por lo que se veía estaba muy mosqueada, así que lo mejor era hacerlo todo bien y rapidito.
No había caminado ni la mitad del recorrido hacia el instituto cuando se encontró con Kyojin que parecía estar distraído mirándose los zapatos.
- ¿Qué haces aquí? – le dijo al llegar a su altura.
- Esperándote.
- ¿Hoy no vas con Ryuko al instituto?
- No, hoy ha dicho que se iba con Jisei y Sumire.
- Vaya, que cosa tan rara, en fin, las mujeres son así.
- Tienes mala cara.
- Me han despertado bastante temprano y he tenido que estar limpiando la cocina, moviendo muebles y todo.
- Eso suena a típico castigo de tu madre.
- Se nota que la conoces.
- ¿Y que has hecho para que te castigue?
- Ayer mi padre se empeñó en llevarme al bar para hablar de cosas de "hombres". Nos enrollamos y llegamos tardísimo y con bastante cantidad de alcohol en vena.
- ¿Te emborrachaste con tu padre?
- No, yo no diría tanto, solo teníamos un puntillo porque no bebimos mucho, al menos yo.
- ¿Bebiste alcohol con tu padre?
- Un poco, lo que pasa es que no estoy acostumbrado a beber.
- ¿Y tienes resaca?
- No... solo tengo la cabeza un poco pesada. Te puedes imaginar como se ha puesto mi madre.
- Lógico, solo a tu padre se le ocurre algo así.
- Lo peor es que por lo visto volví a casa demasiado parlanchín y le dije a Ayesa de todo.
- ¿De todo?
- Me da la impresión de que me puse demasiado romanticón.
Kyojin rompió a reír, es que se imaginaba a Akira declarándose a Ayesa delante de sus padres y no lo podía evitar.
Akira observó a Kyojin y de pronto recordó la conversación que había tenido con Akane.
- Oye Kyo ¿Te puedo preguntar una cosa?¿Qué pasó ayer con Yuri?
- Ah, eso... ¿Cómo sabes que pasó algo?
- Por lo visto Ryuko fue a ver a Jisei y Jisei llamó a Akane.
- Vaya, creí que Ryuko se había marchado a su casa.
- ¿Qué pasó? ¿Acaso viste a Yuri?
- Es que Yuri tiene un problema.
- Yuri tiene varios problemas.
- Si pero es que quiere que le haga un favor.
- ¿Qué favor?
- Es que... bueno ya sabes como es Yuri, que es un poco lianta y por lo visto el otro día sus padres empezaron a preguntarle cosas y ella se puso nerviosa y... y les dijo que estaba saliendo conmigo.
- Ah, menudo rollo ¿no?
- Si, bueno ya sabes que ella no tiene mala intención.
- ¿Y eso es lo que quería decirte?
- Pues sí.
- ¿Y no podía habértelo dicho delante de Ryuko?
- Es que le daba vergüenza.
- ¿Y le has dicho que le diga la verdad a sus padres?
- No, es que ella quiere que... vaya a su casa...
- ¿A decírselo tú?
- No.
Akira miró directamente a Kyojin a los ojos y este retiró la mirada.
- ¿No me digas que te ha pedido que le sigas el juego?... Espero que te hayas negado.
- Claro yo le he dicho que no.
- Pues menos mal, si no empezaría a preocuparme por los problemas que fueras a tener.
Akira siguió caminando con aparente tranquilidad y Kyojin le miró con pena ¿Cómo le podía decir que en realidad su contestación fue "déjame que lo piense"? De lo cual ahora seguramente se arrepentía muchísimo pero... ¿Y cómo le decía a Yuri que no iba a ayudarla si él nunca sabía negarse a hacer un favor?
Suo terminaba de ponerse el chándal en el vestuario del instituto, cerca de él hacía lo mismo Shugo mientras Deisuke le observaba fumando un cigarrillo.
- Es una lata tener que venir en uniforme para cambiarnos aquí ¿no? – comentó dando una larga calada.
- Está prohibido fumar en el instituto – le advirtió Shugo.
- ¿Te vas a chivar tú?
- Estás llenándolo todo de humo.
- Pues no respires. Oye... tú, si, Suo ¿Te llamas así, no?
- Si, así me llamo.
- Tú eres maricón ¿verdad?
- ¿Qué te hace suponer eso?
- Si lo eres, que tienes novio y todo, me enteré en la fiesta de Yuri.
- ¿Qué yo tenga novio es de tu incumbencia?
- Estas mariconas tristes – rió Deisuke – Os cuesta horrores reconocerlo y eso que es de lo más evidente.
Suo prefirió ignorarlo, no es que le molestase, no, ni siquiera le molestaban las burlas de una persona estúpida e ignorante.
- ¿Y que tal es hacerlo con un chico? – insistió el rubio.
Suo siguió sin contestar.
- Hay que reconocer que tu novio es muy mono, puede pasar hasta por una chica, se parece a su hermanita, a lo mejor, si me tiro a su hermana puedo hacerme una idea.
Suo iba a contestar y no de una forma amable pero Shugo fue más rápido que él y cuando se quiso dar cuenta había tirado a Deisuke al suelo de un puñetazo.
- Te lo advierto – dijo con voz seria y grave – Estoy harto de sanciones ¿lo entiendes? Así que compórtate y ni te acerques a esa chica o te rompo las costillas y sabes que soy capaz de hacerlo.
Shugo se marchó sin decir nada y Suo le siguió. Estaba completamente alucinado, no se acostumbraba a esos cambios de actitud de Shugo, normalmente era un chico callado, incluso tímido, pero de vez en cuando, cuando se le cruzaban los cables o le provocaban llegaba a dar miedo, no solo por lo serio que se ponía o lo violento, sino también porque Shugo era muy grande y fuerte y daba la impresión de que te iba a hacer daño aunque no quisiese.
Lo que no entendía era porqué existían personas como Deisuke, personas que no pueden dejar vivir a los demás tranquilamente ¿Hacían Misaki y él daño a alguien? Para nada, no se metían con nadie, no robaban, eran buenos ciudadanos ¿por qué tenían que ser tratados a veces como enfermos o apestados? No lo podía entender, había violadores y asesinos por el mundo, pervertidos que abusan de niños, esos si son enfermos y si son peligrosos. Empezaba a comprender porqué Misaki era tan reacio a mostrarse en público. Ahora que eso a él le daba igual, no estaba dispuesto a renunciar a estar con Misaki, a sentirse a gusto y comprendido a su lado por culpa de una panda de intolerantes.
Era el día del maratón, no iba a haber otra actividad y es que el maratón del instituto de Kizuna era ya un clásico que no fallaba ningún año, puede que el tiempo u otras eventualidades no dejasen hacer otra actividad pero el maratón si se llevaba a cabo.
Todos los alumnos debían participar, tanto los de secundaria como los de preparatoria y todos juntos.
El maratón consistía en una carrera en la que los alumnos salían del instituto y recorrían el parque de la ciudad de Kizuna para regresar de nuevo al instituto.
Antes de comenzar, por supuesto, era imprescindible que realizasen unos ejercicios de calentamiento.
Kanna observaba a Hizashi haciendo sus ejercicios de calentamiento siendo prácticamente acosado por Stella y Kikyo.
- ¡Será guarra! – comentó Kanna a Yuko – Esta va a por Hizashi.
- Harían buena pareja, los dos son muy guapos.
- ¿Pero que dices? Tú no entiendes nada.
- ¿Cómo van las clases de matemáticas?
- Bien, si no fuera porque tengo que estar con "esa".
- A mí también me gustaría que me diese clases Hizashi, la entiendo.
- De un tiempo a esta parte he estado pensando una cosa, creo que a ti te está empezando a interesar Hizashi.
- Eso no es nada raro, Hizashi es muy guapo, es fácil que guste.
- Ya, pero yo no sé porqué te veo bastante interesado.
- Imaginaciones tuyas.
- Desde que nos juntamos con Karura como que te interesa mucho.
- La verdad es que hace tiempo que no me interesa ningún chico
- ¿Ni un poquito?
- Quizás, pero yo no creo que le interese nada. A él le gustan las chicas como Karura.
- Puedes hacer como Stella y meterle las tetas en la cara, bueno y parecer tonta.
- Pues a mí no me interesa mostrarme como no soy. Es importante ser una misma, si le interesas a un chico tiene que ser como tú eres, imagínate si no fingir que eres lo que no eres durante mucho tiempo... tiene que ser agotador. Por eso, si yo no le gusto como soy pues lo sentiré mucho pero no voy a fingir otra cosa.
- Chica, tampoco te digo que cambies tu personalidad.
- Pero es que yo soy yo y soy así.
- Lo que tú digas, pero yo no quería hablar de esto. Lo que quería era preguntarte que si te parece podrías venir con Nagato y conmigo este viernes al cine y podíamos invitar a Hizashi.
- ¿Invitar a Hizashi? ¿Con qué excusa?
- Con ninguna. Es primo de Nagato, simplemente decirle la verdad, que le apetece conocerle un poco más. Piénsalo, Hizashi es un chico guapo y ahora está libre, tú eres una chica joven y no puedes encarcelarte porque cometieras un error, eso ya ha pasado, además solo se trata de pasar un rato con unos amigos, no es una cita ni nada de eso y él también tiene que salir, desde que Karura y él rompieran o lo dejasen o fuese lo que fuera tampoco sale, me lo ha dicho Himeko.
- Luego lo hablamos ¿vale?
Estaban en plena fase de calentamiento, unos quejándose y otros llenos de energía y ganas de empezar a correr como Genki o Kenshi. También Sumire se encontraba de lo más animada.
- Ten cuidado no te vayas a caer – le advertía Jisei.
- Jo, no os fiais de mi ni un pelo, no siempre me caigo.
- Pero mira que tú te tropiezas con una raya pintada en el suelo – añadió Karasu.
- Bueno, tampoco es para tanto, jopetas.
- Ya sabes Ryuko – le decía Kyojin – Comenzaremos despacio ¿vale?
- Pues que remedio, yo no se correr rápido. Solo espero que este año no me tengan que atender como el año pasado.
- Este año voy yo contigo, no tienes que preocuparte.
Kyojin se acercó a Akira que no parecía muy animado con la idea de la carrera.
- ¿Crees que será bueno que Yuri corra? – le preguntó en voz baja.
- Lo que creo es que Ryuko te está mirando y se debe imaginar de lo que me hablas y se va a mosquear, ya lo verás.
- No estoy diciendo nada malo.
- Pues la cara de Ryuko parece que dice lo contrario. Ve con ella y no te preocupes por Yuri, Nowaki la vigilará, ya lo verás.
- ¿Akane va a correr? – le interrogó de repente Kamui.
- Vaya, hola Kamui – respondió Akira – Pregúntale a ella.
- Te pregunto a ti, se supone que tú debes cuidarla.
- Es demasiado cabezota para dejarse cuidar por mí.
Kamui no dijo nada más, simplemente se acercó a Akane que desde luego se había puesto el chándal y parecía dispuesta a correr.
- ¿Qué le pasa ahora al Kaguya? – se interesó Kyojin.
- Supongo que se preocupa por ella.
- ¿Y no te pones celoso?
- No.
- Eso es raro en ti.
- Lo dices como si yo fuese "Otelo". Confío en Akane.
Akane si quería correr, por supuesto, era lo suficientemente cabezota como para querer hacerlo y Akira lo sabía pero confiaba en Shibi y en que este se lo impidiese y su confianza en Shibi no le fallaba, no tardó en acercarse también a ella.
- No vas a correr – dijo secamente mientras Kamui y Akane hablaban.
- Por dios, Shibi, tú siempre dando sustos – se quejó Akane.
- No vas a correr – repitió.
- ¿Por qué no? No es que me guste muchísimo correr pero lo que tengo chungo es el hombro, no las piernas.
- Creo que tiene razón Shibi – añadió Kamui – Mejor que te quedes a esperarnos.
- Ah sí, mira que bien, aquí me quedo yo solita, aburriéndome.
- ¿Quieres que le preguntemos a la enfermera a ver que dice? – habló Shibi.
- No, si serías capaz de llamarla.
- Akane, no te pongas cabezota, sabes que conmigo eso no te vale. Además ¿Crees que te van a dejar salir con ese cabestrillo?
- Pues me lo quito, ya ves tú que cosa.
Daba igual lo que protestase, ella misma sabía que no la iban a dejar participar, pero intentarlo tenía que intentarlo. Resignada se buscó un buen sitio para ver la salida.
Después de que todos los alumnos o al menos la inmensa mayoría comenzaron el maratón, Akane miró a su alrededor, casi no había nadie en el recinto, algunos alumnos que tenían la suerte de conseguir un exento en educación física o que se encontraban en su mismo estado o quizás resfriados... eso le hizo acordarse de Kimisuke, seguramente él tampoco estaba corriendo ya que con sus problemas de bronquios no era lo más apropiado ¿Y dónde estaría?
No hacía mal día, ya refrescaba pero a ella le gustaba el frio. Como no veía a Kimisuke decidió sentarse en unos de los bancos que había a la entrada ¿Cuánto tardarían en regresar? Menudo aburrimiento.
Sacó el mp3 que se había metido en uno de los bolsillos del chándal y se puso los auriculares, si ya sabía ella que iba a pasar eso, que iba a quedarse sola y aburrida, por esa razón llevaba el mp3. Lo encendió y dio al play, una alegre canción comenzó a sonar y se dejó llevar por sus pensamientos.
Ya había pasado bastante tiempo o eso le parecía. De pronto llevó su mano hacia el hombro herido y sin más clavó sus dedos en él produciéndose un dolor agudo y punzante.
Apretó los dientes para no gritar y aumentó la presión.
Había sido muy mala idea dejar a Akane sola.
- Verás como te pondrás enferma – habló Kimisuke a su espalda - ¡Akane! – tiró de unos de los auriculares haciendo que la chica se girase furiosa – Perdona, no quería molestarte.
Se quedó mirándole perpleja.
- ¿Te encuentras bien?
Parpadeó un par de veces y miró confusa a su alrededor.
- ¿Kimisuke?
- Chica, estás como ida.
- ¿Cuándo has llegado?
- Acabo de hacerlo ¿Qué haces aquí sentada?
- Pues te estaba buscando, me imaginaba que no correrías y pensé que podíamos hacernos compañía.
- Pues entonces vamos a la cafetería, aún queda bastante para que vuelvan... Akane, Akane... ¡chica espabila! Estás como atontada.
- Si, creo que me he quedado como adormilada – dijo pasándose los delos índice y pulgar por los párpados – Venga, vamos a la cafetería.
Al levantarse hizo un movimiento con el brazo que le produjo de nuevo dolor en el hombro.
- ¡Ah, ah, ah! – se quejó.
- No se, ahora me duele mucho más.
- Seguro que es por el frio, dicen que el frio se mete en los huesos.
- ¡Pero si no hace tanto frio!
La carrera fue más larga de lo que Akane se imaginaba, quizás era porque estar sin hacer nada era algo que la desesperaba pero por fin fueron llegando poco a poco todos los participantes.
Momoka y Yuri no fueron de las primeras en llegar, venían agotadas y destrozadas.
- Buena carrera, melocotoncito – dijo en tono burlón Yuri.
- Tu tampoco lo has hecho mal, florecilla – respondió Momoka.
- Momoka – Sakura, su hermana llegó hasta ella seguida por Chiharu y Minako – Has tardado más que yo, eres una lenta para todo.
- O tú muy rápida.
- Hola chicas – las saludó Yuri.
- Hola – contestó Chiharu pero Minako, extrañamente en ella no dijo nada, simplemente se dio la vuelta y se alejó. Yuri la miró extrañada y después de una corta conversación Chiharu y Sakura siguieron a su compañera.
- ¿Qué te pasa, Minako? – se interesó Chiharu.
- Pasa que no la soporto.
- ¿A quién? – preguntó ahora Sakura.
- A Yuri, es insoportable.
- ¿Yuri? – se extrañó la hermana de Momoka – Pero si Yuri es muy simpática.
- Es una asquerosa, una presumida y una imbécil.
- Hola Touya ¿Qué haces por aquí – oyeron decir a Yuri.
- Che, che, tienes que ser amable conmigo, aprende a ser amable y discreta, recuérdalo o los Kaguya pensarán que eres una salvaje.
- Anda y ve con tu novia, está allí.
- Touya, Touya – le llamaba Sakura.
Nada más acercarse a las chicas, Touya y Sakura se dieron un pequeño beso.
- ¡Por favor! – se quejó Minako - ¿Tenéis que estar siempre así? Sois de un empalagoso que dais asco.
- Pues sí que estás hoy de buen humor – apuntó Chiharu.
- Es que dan asco, todo el día abrazados y besuqueándose.
- No la hagas caso, amor – decía ñoñamente Sakura – Es envida.
- Si, me muero de envida – gruñó Minako.
- ¿Pero qué te pasa de pronto? – se quejó Chiharu – Ha sido entrar aquí y parece que te ha poseído algo.
- Lo que me pasa es que... ¡Todo es culpa de tu hermana! – le reprochó a Touya – Es tan tonta como tú, que no te enteras de nada.
- ¿Pero ahora que te he hecho yo? ¿Y qué te ha hecho Yuri?
- ¿Qué que me ha hecho? Por su culpa todo está mal, todo, todo – comenzó a hablar nerviosa – Por su culpa ayer mi madre y Nowaki discutieron, todo por su culpa, por su maldita culpa.
- Tranquilízate Minako – habló Chiharu – Estás muy nerviosa.
- ¡Claro que estoy nerviosa! Mi hermano es muy bueno y por culpa de tu hermana...
- ¿Pero a mí que me cuentas de mi hermana? – habló gritando Touya.
- Déjala – intervino Sakura - ¿No ves que no razona? Está como histérica.
- ¡Y tu cállate también! – se encaró a ella Minako – Que eres igual de tonta que tu hermana.
- ¿Qué pasa? – se acercó preocupada por las voces Yuri.
- ¡No lo se! – contestó Sakura - ¡Está histérica!
- Todo es culpa tuya – reprochó Minako a Yuri medio llorosa – Que lo sepas, todo es tu culpa porque eres una presumida y una... cuece-huevos y una buscona.
- ¿Pero Minako, que te pasa?
- Por tu culpa Nowaki se ha pasado la noche llorando, por tu culpa mi madre y Nowaki discutieron. Eres muy mala, eres egoísta y caprichosa, una niña mimada y...
- ¡Minako! – la interrumpió Nowaki - ¿Qué te pasa? ¿Por qué gritas así?
- Creo que a tu hermana le pasa algo, Nowaki – dijo Yuri.
- ¡Cállate! No eres más que una presumida que se cree el ombligo del mundo y que te crees que puedes despreciar a mi hermano porque tienes una cita con Kamui, pues que sepas que tú no le gustas a Kamui y que solo va a salir contigo porque le obligan y sin embargo no te das cuenta de que Nowaki te quiere de verdad...
- ¡Minako! – volvió a interrumpirla Nowaki - ¡Deja de decir tonterías!
- ¡No son tonterías! Ella es una fresca y una guarra que solo sabe coquetear con cualquier chico que ve...
Ni siquiera lo pensó, simplemente lo hizo y cuando se dio cuenta ya era tarde.
Minako le miraba sin dar crédito a lo que había pasado, con los ojos llenos de lágrimas y una mano en la mejilla.
Todos se habían quedado en silencio.
Nowaki se miró la mano, la misma con la que había golpeado a su hermana, no había sido un bofetón fuerte, por suerte había controlado su fuerza pero la había pegado ¿Y por qué? No lo sabía, no lo sabía, no sabía porqué de pronto levantó la mano contra ella.
Cerró el puño y se avergonzó de sí mismo.
En silencio se dio media vuelta y se marchó.
Minako aún no reaccionaba. De pronto miró a Yuri con rencor y se fue corriendo de allí seguida por Chiharu.
Yuri se había quedado igual de paralizada ¿Nowaki había pegado a su hermana por ella?
Nowaki se había ido al lugar más apartado que encontró, allí se sentó en el suelo y escondió la cabeza entre las manos... ¿Qué había hecho? Había dado un bofetón a su hermana pequeña ¿Y por qué? Solo porque no soportaba que dijese esas cosas de Yuri ¿Por qué?
Oyó unos pasos acercándose a él y como alguien se sentaba.
- Nowaki...
- ¿Kamui? – dijo incrédulo aún con la cabeza entre las manos.
- ¿Te parece que hablemos?
- ¿De qué?
- De ti, de mi... de tus sentimientos por Yuri.
- ¿Para qué? ¿Te vas a burlar de mí? ¿Me vas a decir que siempre seré un segundón y que nunca te venceré en nada?
- No, solo... creo que se cómo te sientes.
- ¿Ah sí? ¿Y tú qué sabes cómo me siento?
- ¿No estás siendo muy derrotista?
- ¡Déjame en paz!
- No es propio de ti. El Nowaki que yo conozco no se deja vencer tan fácilmente.
Nowaki levantó la cabeza y le miró. Ahí estaba, Kamui, su amigo, su rival... ¿Y desde cuándo se rendía él con facilidad? ¿Iba a dejar que Kamui le superara sin ni siquiera intentarlo? No, por supuesto que no.
Kamui y Nowaki... siempre rivales. Desde pequeños Nowaki se había esforzado en superar a Kamui ¿Y por qué? Porque quería demostrar que él podía valer tanto como el Kaguya. Tener un amigo como Kamui no era fácil, de pequeño era un niño dulce y encantador y hasta un poco tímido, todo lo contrario al hiperactivo y gritón de Nowaki, revoltoso como él solo y siempre sucio, eso era una cosa que Nowaki no comprendía ¿por qué Kamui nunca se ensuciaba? Si jugaban a lo mismo ¿por qué la tierra se pegaba solo a él?
Cuando salían del colegio a menudo sus madres les llevaban al parque y allí siempre lo mismo, si jugaban al balón, Kamui le ganaba, si jugaban con la arena, Kamui siempre hacía construcciones más chulas, si era al escondite pus Kamui siempre le encontraba... daba igual a lo que fuera, Kamui siempre era el mejor, además tan educado que Sonomi no paraba de decírselo a Mikoto y para colmo el favorito de todas las niñas... Pero Nowaki no era envidioso, podía ser muchas cosas pero no envidioso, lo que sucedía es que quería superarle, ganarle alguna vez y también que dijesen que él era encantador, lejos de tenerle envidia todo aquello motivaba a Nowaki a esforzarse
Y así fueron creciendo y entonces apareció Momoka y a Nowaki le gustó pero a Momoka quien le gustaba fue, como no, Kamui. Ya no solo se trataba de esforzarse por superar a su amigo sino también por llamar la atención de aquella chica... y luego pasó lo que pasó, Kamui fue cambiando poco a poco y ahora estaban las cosas como estaban.
Nowaki sonrió, quizás de pronto creyó ver un indicio de que Kamui empezaba a volver a ser su amigo, algo en las palabras de Kamui y en sus ojos le hicieron entender que igual que él siempre se esforzaba por superarle, Kamui se esforzaba porque no lo hiciera y ahora el reto era Yuri. Pero era más que eso, a Nowaki le gustaba competir contra Kamui y a Kamui le gustaba competir contra Nowaki.
- ¡Tienes razón, vaya que si! – se levantó enérgicamente – Te demostraré que no soy un perdedor.
- Oye bobo... no te lo voy a poner fácil.
- Ni yo quiero que lo hagas, listillo.
- Que gane el mejor entonces.

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