domingo, 24 de agosto de 2014

160. Cambio de imagen, cambio de actitud

- Siempre me ha gustado venir a esta casa - decía Karura aspirando profundamente el aire de la montaña.
- Es una casa muy pintoresca - comentó Fuma.
- Parece una casita de cuento - añadió Momoka - Ay, no me hagáis caso, no sé lo que digo.
- No te pongas nerviosa – habló Karura – La abuela Mito es muy simpática y amable, ya la conoces.
- ¡Hola, hola, hola! ¡Ya llegó la chavalería! – habló un señor mayor yendo hacia ellos.
- ¡Abuelo Ebizou! – se acercó a saludarle Karura – Que bien te veo.
- Tu siempre tan amable, chiquilla, pero no hace falta que te esfuerces, las cosas son como son. Cuanto tiempo sin verte por aquí Takumi.
- Si, bueno he estado bastante liado.
- Ya, ya lo sabemos.
- Tío, quiero presentarte a Momoka Sakuraba... es mi novia.
Momoka abrió los ojos y se quedó completamente paralizada, sentía que aunque quisiese moverse no lo iba a conseguir ¿Qué había dicho?
- Momoka – continuó hablando Takumi – Él es mi tío Ebizou, es el hermano de mi abuela.
- ¿Qué es eso que he oído? – Llegó hasta ellos alegre y emocionada la abuela Mito - ¿Mi nieto tiene novia?
- Se llama Momoka, abuela.
- ¿Has oído viejo gruñón? Mi nieto tiene novia ¡y tú que decías que nunca le iba a querer nadie!
- Yo... yo ya he estuve aquí hace unos meses ¿Se acuerda de mí, señora? – acertó a saludar Momoka.
- Ah, no seas tan formal y que no te asuste la cara de viejo amargado de mi hermano, ven, acércate que te vea, claro que me acuerdo de ti, bonita... ¿Y cómo es que ahora eres la novia de mi nieto?
- Bueno yo... es que... somos compañeros de clase y...
- Abuela, no la pongas en un aprieto – contestó muy serio Takumi.
- ¿Acaso crees que la voy a hacerse sentir incómoda? Es solo que me extraña que un solitario como tú haga conseguido salir con una chica.
- Venga abuela – sonrió Karura – No seas mala y no te metas con Takumi.
- Hola abuela – saludó Kohaku – Que yo también he venido.
- Kohaku, bienvenido de nuevo. Ya te había visto, a ti y a la preciosa Girei.
- Buenos días, señora Mito – saludó Himeko.
- Así que, Kohaku te ha convencido para volver.
- Es que me lo pasé muy bien cuando estuve la otra vez.
- Me llamó tu padre para asegurarse de que Kohaku no te traía a saber dónde.
- Siento las molestias – habló apurada Himeko.
- Ah, no te preocupes, estuvo bien hablar de nuevo con el serio de Ichirou Girei. En cuanto supo quién era yo se quedó bastante tranquilo... creo.
- ¿Conoces al padre de Himeko? – se interesó Kohaku.
- Hijo, es una Girei, los Girei son muy famosos, claro que conozco a los Girei, tu padre tenía negocios con ellos y yo fui secretaria de tu padre antes de lo que fuera la madre de Takumi, no lo olvides, además, vosotros no lo sabéis pero antes de casarse con Ichirou Girei, Nagisa fue su secretaria y coincidimos alguna vez que otra.
- Vaya, no se me había ocurrido pensar en esa coincidencia.
- Ya le dije que no tenía que preocuparse, su hija será tratada correctamente.
- Hola señora Akasuna – saludó también Fuma.
- Ay, Fuma Kaguya, que alegría verte, cada vez estás más guapo, aunque esté mal que esta vieja lo diga.
- ¿También conoces a Fuma? - preguntó atónita Karura.
- El gran señor Madara Kaguya, tío de este chico, quiere comprar estas tierras, creo que quiere construir un hotel o algo así y parece que mi casita y yo le molestamos.
- ¡Es un mal bicho! - habló el hermano de la abuela Mito - ¡Si me lo dejaran a mí se iba a enterar el tío estirado ese!
- Pero yo tengo un gran equipo de abogados que defienden mis intereses. Os presento a uno de mis abogados, Fuma Kaguya.
- ¡Vaya! - exclamó Karura - ¡Y que callado te lo tenías!
- Soy todo un pozo de sorpresas - sonrió Fuma.
- Pero yo creía que trabajabas para Madara Kaguya - apuntó Takumi.
- Esa es una larga y complicada historia.
- Y cuando Madara lo descubra te meterás en un lio - añadió la abuela.
- Es mejor no pensar ahora en eso.
- Si, será mejor no pensar ahora en esas cosas. Venga, vamos para la casa. Os hemos preparado una habitación para las chicas.
- A los chicos os hemos puesto unos colchones en la de Takumi – añadió Ebizou – Y no os quejéis, estoy molido, desde ayer cuando llamasteis diciendo los que erais la vieja loca esta me ha tenido limpiando y ahora la artritis me está matando.
- ¡Deja ya de quejarte, viejo gruñón! – le recriminó Mito.
- Siento si hemos causado problemas – habló Momoka.
- Ningún problema – respondió Mito – Ignora al viejo y ven conmigo, quiero saber muchas cosas de ti ¿Cómo era tu nombre, bonita?
- Momoka Sakuraba, señora.
- No me llames señora que me hace mucho mayor, llámame abuela Mito, como hace todo el mundo. Takumi, tú y los chicos dormiréis en tu habitación y las chicas en la de enfrente ¿Podrías acompañarlos? A esta vieja ya le cuesta mucho subir las escaleras. Espero que disculpes la estancia, Fuma.
- Por favor, no me trates como si yo fuese especial. Por cierto ¿Puedo comentarte una cosa?
- Por supuesto ¿Es algo del juicio?
- Pues sí.
- Vamos a un sitio más discreto entonces, ven.
Karura se quedó mirando a Fuma, era increíble, cada vez descubría más cosas de él que desconocía, ahora, además era buena persona y estaba intentando ayudar a la abuela Mito a mantener su casa ¿Cuántas más cosas no tendría Fuma escondidas? Era asombroso lo poco que le conocía a pesar del grado de intimidad que llegaron a tener y ahora, a cada cosa que descubría sentía que el Fuma anterior era como un borrador mal dibujado del verdadero Fuma que poco a poco iba mostrándose, como una imagen que se iba aclarando y definiendo y que cada vez le gustaba más.
Lo demás siguieron a Takumi por las escaleras hasta llegar a la segunda planta de la casa, allí había un pequeño rellano con tres puertas. Takumi abrió una de ellas.
- Esta es mi habitación. Aquí dormiremos nosotros.
- Gracias Takumi – respondió de forma mecánica Kohaku.
- Y las chicas aquí – abrió otra puerta – Pasa Momoka.
Kohaku entró en la habitación y Himeko le siguió. Takumi se extrañó un poco de ver a Himeko entrar tan decidida pero eso a él le daba igual. Entró en la habitación de las chicas para subir la persiana.
- Esto está bastante oscuro – dijo.
Momoka entró también. Era una habitación bastante amplia, tenía las paredes y el suelo de madera y había cuatro camas no demasiado grandes, un armario y también un par de mesas pequeñas.
- Esta es una de las habitaciones de invitados – explicó Takumi – Siempre viene mucha gente a ver a la abuela. Los servicios están abajo, luego te los enseño.
- Está... muy bien, es muy acogedora.
- ¿Qué te ha parecido mi abuela? – dijo acercándose a ella.
- Muy simpática ¿Pero por qué le has dicho que somos novios?
- Es una persona mayor y soy su único pariente, bueno está su hermano pero quiero decir joven... seguramente – puso las manos en la cintura de Momoka – le hará ilusión que su nieto tenga una novia... formal.
Momoka se sorprendió al ver como Takumi se acercaba a besarla pero tampoco hizo nada para rechazarle.
- Estate quieto... aquí no.
- ¿Por qué?
- Pueden entrar.
- Creo que Kohaku debe estar haciendo lo mismo en estos momentos.
- Quita y no digas tonterías.
- Puedo entrar yo, que parece que os habéis olvidado de mi - dijo sonriendo Karura.
- ¡Karura! - se notó visiblemente sonrojada a Momoka.
- No te preocupes, si no me escandalizo, pero me gustaría al menos dejar mi equipaje y ya si eso, seguís con lo vuestro.
En la habitación de enfrente, Kohaku está sentado en la cama que debía ser de Takumi. No era una habitación tan grande como la anterior y estaba más amueblada, se notaba que había sido la habitación de un adolescente. Aparte de la cama, había un par de colchones en el suelo cubiertos con sendos edredones.
- Kohaku – comenzó a hablar Himeko - ¿Estás nervioso?
- Un poco, pero tampoco demasiado. La verdad es que siempre me he preguntado muchas cosas y ahora quizás tenga la respuesta. La verdad es que la abuela Mito fue secretaria de mi padre durante muchos años y quizás sea la persona que más cosas sepa de él.
...
Xu-Xu se incorporó y dio un pequeño golpe a Yuri en la cabeza.
- ¡Ah! ¿A ti que te pasa? – se quejó la rubia.
- ¡Vale ya! ¡Deja de decir tonterías! Tú no estás gorda, ni tienes que adelgazar para ser perfecta, ya eres perfecta... igual que tu... tontaina... sois perfectas, jo****mente perfectas, las dos y ya me estoy hartando de tanta tontería.
- Tu no lo entiendes Xu-Xu – habló llorosa Yuri.
- No, aquí la que no entiende nada eres tú. Vas a tener que decirle a tus padres que te lleven al médico, para mí que necesitas gafas o algo, tu vista no está bien, lo mismo tienes un tumor cerebral que te deforma la realidad o algo así ¿Cómo vas a estar gorda si eres solo huesos?
- Pero algo debe estar mal en mí.
- Si, tu cerebro, ya te lo digo yo. Y lo tuyo, Ryuko, es un pedo que no te has tirado... pues no sois exageradas las dos ni nada ¿Qué talla usas Yuri? ¿La 34?
- Si, esa misma.
- Ja, ya ves tú y seguro que te queda grande y todo. Que digo yo, que en lugar de lloriquear tanto por vuestro aspecto podíais, por ejemplo, digo yo, mirar a vuestro alrededor y ver lo que tenéis. Es lo que yo hago. Yuri soñaba con ser una princesa toda su vida y ha descubierto que las cosas perfectas no es lo que la gente siempre desea, Ryuko soñaba con salir con Kyojin y resulta que a sus padres no les gusta Kyojin y yo sueño con independizarme algún día de mi familia y seguro que me va a costar bastante, pero no por eso voy a rendirme ya.
- No te quejes tú ahora, tu vida es estupenda – parecía quejarse Yuri.
- Claro, vamos, seguro que vosotras estáis al tanto de mi vida. Pues no os creáis que es tan "chachi piruli" como pensáis. Yo también tengo mis cosas, tengo que aguantar a mi hermana, la hija súper perfecta a la que nunca puedo igualar, porque nunca seré ni la mitad de guapa que ella, ni vestiré con su elegancia, ni seré tan simpática y tan aguda... aunque en realidad es una medio analfabeta y más basta que un bocadillos de chapas pero mis padres solo tienen ojos para ella y también tengo que aguantar al genio ingenioso de mi hermano pequeño... ah, no creáis que ser la hermana mediana es una bicoca en esta casa... de verdad que no sé de qué os quejáis. Tú, Ryuko, tienes un novio maravilloso, dulce, atento, se preocupa por ti... es que no sé qué le ves de malo ¿Qué se preocupa por su amiga Yuri? Y tú Yuri, por favor, eres guapa, simpática, alta, lista, graciosa ¿qué más quieres? De verdad que no os entiendo.
- Déjalo - se lamentó Yuri - Si tienes razón, soy una tonta pero... yo solo quería ser perfecta.
- ¿Quieres saber lo que es la perfección? Mírate en los ojos del chico al que le gustas y la verás... eso va por ti, Ryuko, a ver si te enteras ¿Qué? ¿Es Kyojin perfecto o no? Debe serlo porque si no fuera perfecto no te pondrías así porque creas que Yuri te lo va a quitar... ¿O sí?
- ¿Estabas celosa de mí? – preguntó incrédula Yuri a Ryuko.
- Pues claro que estaba celosa de ti y yo también lo he estado.
- ¿Xu-Xu, estabas celosa de mí?
- Pues claro, te bastó guiñar un ojo para tener a Kenshi lobotimizado detrás de ti y no sabes lo que me dolió, es que ni te lo imaginas.
- Solo mírate Yuri – intervino Ryuko - Xu-Xu tiene razón, eres perfecta, tan guapa, tan... siempre tienes chicos a tu alrededor y yo soy como una caquita a tu lado y entre tú y yo ¿Pues a quien va a elegir un chico?
- Pues a ti – respondió Yuri – Kyojin te eligió a ti... por algo sería.
- Pues no será por mi aspecto perfecto ¿Quieres saber la talla que yo uso?
- Pero...
- Ya ves Yuri - habló Xu-Xu - para Kyojin pues Ryuko es perfecta... la perfección es muy relativa y solo existe... no sé lo que iba a decir... se me ha ido... que rabia, con lo bien que estaba quedando, como odio que me pase esto...
- Pero yo quería ser todo lo que las demás personas esperaban de mi – volvió a quejarse Yuri.
- No creo que tus padres deseasen que hicieras lo que has hecho. Se te ha ido de las manos todo, Yuri.
- Si, eso es cierto, no sé cómo he llegado a meter a Kyojin en este problema... supongo que porque soy una egoísta.
- Tampoco hace falta que te castigues a ti misma por todo – comentó Xu-Xu.
- Yo no quería hacerte sentir mal Ryuko.
- Yo pensé que te caía fatal y que te burlabas de mí por mi aspecto.
- ¿Cómo?
- Siempre me has dicho lo poco que me arreglo y... ¿Qué iba a pensar? Que me considerabas fea y poca cosa.
- ¿Pero cuando te he llamado yo a ti fea?... Ya, no me contestes, nunca he sido muy delicada diciendo las cosas.
- ¡Anda Yuri! – exclamó de pronto Xu-Xu - ¿Tú no tenías que estar preparándote para la cita?
- ¡La cita! ¡Ay qué voy a llegar tarde a la peluquería! Voy a ir a hacerme un recogido, algo bien bonito y que muestre mi cuello, es que voy a llevar kimono.
- ¡Ah que maravilla! – gritó emocionada Xu-Xu – Si, si, un recogido bien alto y distinguido y hazte fotos y nos las enseñas.
- Si, bueno yo tengo que marcharme ya. Solo quería hablar con Ryuko para que no esté enfadada con Kyojin y me he enrollado demasiado. Ya no estás tan enfadada con Kyojin ¿verdad?
- Sigue siendo un poco tonto, la verdad.
- El solo quería ayudarme.
- No volvamos a empezar con el tema – intervino Xu-Xu – Ala, ya sabemos todos que Yuri no quiere quitarte a Kyojin, es lo que importa.
-. Claro que no, yo quiero mucho a Kyojin y si le dejas va a sufrir mucho, no le dejes ¿vale? Yo hablaré con él y le diré que no tiene que estar tan pendiente de mi ¡Ah, ya se lo que vamos a hacer! ¡Vente conmigo a la peluquería!
- No, mejor me quedo con Xu-Xu.
- Xu-Xu también puede venir. Vamos a la peluquería y que te alisen el pelo, créeme, no hay nada mejor que sentirse guapa para sentirse bien.
- Yuri, no empieces con tus teorías sobre la belleza – la reprochó Xu-Xu.
- Te lo digo de veras. Cuando una se siente bonita se llega de energía, un buen alisado puede hacer que te sientas muy bien y recobres la confianza en ti misma.
- Un alisado de pelo no va a hacer que me sienta más segura de mi misma.
- Yo te digo que sí. Sentirse bonita es muy importante.
- ¿No habíamos dicho que la belleza exterior es algo relativo? – gruñó Xu-Xu.
- Pero ayuda Xu-Xu, ayuda. Está bien eso de sentirte a gusto contigo misma y todo eso pero una buena imagen exterior y verte bonita ayuda mucho a sentirte segura. Créeme, se de lo que hablo. Tú te vienes conmigo, Ryuko, llevo dinero suficiente para hacerme un recogido y que te alisen en pelo, ya verás que bien te vas a sentir.
- No me voy a sentir más segura conmigo misma por un alisado.
- Anda Ryuko, deja que haga eso por ti, te lo debo después de que por mi culpa Kyojin y tú habéis discutido. Hacemos un trato, tú te vienes conmigo a alisarte el pelo y si al verte no te sientes mejor yo... haré lo que tú me pidas.
- ¿Lo que yo te pida?
- Si, eso mismo.
- No hay nada que se me ocurra que te pueda pedir que hagas.
- Bueno – intervino Xu-Xu – Ya se nos ocurrirá algo. Venga, si, vamos Ryuko, puede ser divertido.
...
Kamui había salido a dar una vuelta. Necesitaba respirar un poco antes de prepararse para la cita de esa tarde.
No sabía por qué se preocupaba tanto, era una cita normal y corriente y sabía que no iba a representar nada importante para su vida, para empezar no era definitiva, nada le obligaba a comprometerse con Yuri y por otro lado sabía que Yuri le iba a rechazar, por supuesto que le iba a rechazar, quizás hace un año no pero ahora le rechazaría, Yuri ya no estaba interesada en él.
Pero aun así le quedaba un mínimo de duda ¿Y si realmente ella no le rechazaba? Si Yuri estaba interesada en él ¿Qué pasaría con Nowaki? ¿Cómo se lo tomaría? Ese maldito rubio ¿Por qué tenía él que preocuparse por Nowaki? Pues porque era su amigo, quizás el único amigo que le quedaba.
- ¡Cuidado! – oyó gritar a su espalda.
Se giró justo en el momento de ver como una bicicleta con una chica rubia sobre ella se abalanzaba hacia él.
Se echó todo lo rápido que pudo hacia un lado mientras la chica que llevaba la bicicleta la desvió en el último segundo haciendo una extraña maniobra que tuvo como consecuencia un frenazo brusco y una caída aparatosa de la bici y la chica.
- ¡Kamui-kun! ¿Estás bien? – gritó Minako desde el suelo.
- Yo sí pero ¿Es que querías atropellarme o qué?
- Lo siento, lo siento, es que me he distraído.
- Eres igual que tu hermano – se acercó a ella – Un desastre público. Trae que te ayudo.
- ¡Ay! – se quejó.
- ¿Estás bien? ¿Te has hecho algo?
- Me he raspado las rodillas, mira – señaló ambas rodillas lastimadas y con sangre.
- Y poco te has hecho – levantó la bicicleta - ¿Quieres que te lleve a algún puesto de socorro a que te curen?
- No, no, mejor voy a mi casa. Ayúdame a levantarme – Kamui la ofreció su mano y la chica se agarró a ella - ¡Ay! Creo que también me he hecho algo en este codo.
- Anda, vamos, mejor te llevo a que te curen, así no vas a poder llegar a tu casa, además mira como está tu bicicleta.
Minako miró su bicicleta y luego a Kamui con ojos llorosos.
- Mi madre se va a enfadar mucho, ya lo verás.
- Pues menos mal que no te ha pasado nada a ti ¿Puedes andar?
- ¡Ay! Me duele mucho – se quejó llorando.
- Está bien, te llevo a cuestas, sube a mi espalda.
- ¿Ya vas a poder conmigo?
- Si, no debes pesar demasiado.
- ¿Pero y la bici?
- Creo que me las apañaré. Anda sube.
Kamui se agachó ofreciéndole su espalda y Minako no dudó en subirse a ella.
- Agárrate pero no me ahogues ¿vale?
- Vale – sonrió feliz – Gracias por todo, siento causarte tantas molestias.
- No importa – Kamui cogió la bici del manillar y empezó a andar empujándola.
- Eres todo un caballero ¿Peso mucho?
- No, pero no te muevas mucho.
Minako se apretó a Kamui, eso era estupendo, Kamui la llevaba en brazos, bueno, no la llevaba en brazos exactamente pero casi... esa idea repentina que había tenido de lanzarse hacia él con la bici había resultado mejor de lo que suponía ¡vaya que sí!
...
Shibi y Kyojin se habían sentado en un banco del parque. Kyojin necesitaba hablar con alguien, siempre que tenía alguna duda o una idea de la que no estaba muy seguro le gustaba contársela a sus amigos, tenía el convencimiento de que al hablar la idea en voz alta y escucharse a sí mismo podía "oír" como sonaba y así saber si era buena o no convencía para nada; también podría hablar el solo en voz alta, pero no era lo mismo.
Siempre el elegido para escuchar sus ideas era Akira, por algo eran casi como hermanos y la persona que más paciencia tenía con él, pero hoy Akira no estaba en Kizuna, así que había acudido a Shibi como sustituto. Shibi era un chico también muy inteligente, de los que escuchan y observan y que nunca se suelen precipitar en sus decisiones, además era un buen amigo y sabía que apreciaba mucho a Ryuko, había sido amigo suyo desde hace años y compartido secretos dolorosos, así que la conocía muy bien.
- Bueno – comentaba Shibi colocándose bien las gafas – La que mejor nos puede ayudar es Yuri, es evidente.
- ¿Tú crees?
- Por supuesto, además es amiga tuya, no nos iba a decir que no y ya sabes cómo le gustan esas cosas.
- Pero hoy tiene la cita esa con Kamui.
- ¿Y tiene que ser hoy mismo lo tuyo?
- Si, tiene que ser lo antes posible.
- Vaya prisas que te han entrado, mira que eres agonías.
- ¿Y Jisei? Ella es una chica muy... elegante.
- También tiene una cita, tiene que ir a una fiesta de algo de una boda o no se ¿De veras que tiene que ser hoy?
- Si, tiene que ser hoy.
- Pues yo creo que si esperaras a Akane sería mejor.
- No creo que ella esté para estas cosas, ya tiene bastante con lo que tiene.
- Si, eso sí pero también te digo que es amiga de Ryuko y la conoce quizás mejor que nadie.
- ¿Qué me quieres decir?
- Que sabe lo que le gusta a Ryuko.
- Quizás tengas razón ¿Y si hablo con ella me ayudará?
- No solo te ayudará, irá contigo y hablará ella por ti si tú no te atreves.
- Tampoco quiero tanta ayuda y de todas formas, ya que me he decidido quiero que sea hoy, si lo pienso me entrará el miedo y no me atreveré, tengo que hacerlo hoy que estoy decidido. Es lo que hemos dicho ¿no?
- Vale, vale, no voy a discutir contigo.
- ¡Ahhhhh! ¡Chicos! - oyeron gritar a sus espaldas, se giraron y vieron a Sumire corriendo hacia ellos, detrás de ella, caminando tranquilamente iba su hermano Misaki.
- ¿Qué hacéis por aquí? – preguntó Kyojin después de los saludos.
- Hemos salido a hacer unos recados - contestó la chica - ¿Y vosotros?
- Estamos conspirando - habló Shibi - Quizás vosotros podáis ayudarnos haciéndonos un favor.
- ¿Qué tipo de favor?
- Se trata de Kyojin, es que necesita el asesoramiento de alguien con clase, así como tú, Misaki.
- ¡Han dicho que tienes clase, Misaki! - exclamó Sumire.
- Bueno yo creo que Misaki siempre se viste muy bien.
- Pues no es lo que opina mi hermana - dijo el aludido.
- Ah tonto, pero es que yo quiero que estés muy guapo, pero sí, mi hermanito es muy elegante ¿Queréis que os ayude a ser más estilosos?
- No, solo que aconseje un poco a Kyojin.
- Ya, o sea que Kyojin necesita asesoramiento... dime que te pasa y yo te ayudo, yo también se vestir elegante a un chico, al menos se vestirle como a mí me gustaría que fuera.
- Es una chica - comentó Shibi a Kyojin - En eso tiene ventaja ¿no? Y es amiga de Ryuko.
- Además tampoco os fieis tanto de Misaki, no es cierto que los... los... ¡Ahhhhh! ¡No sé cómo llamarte! Bueno que no es cierto que tengan más gusto que nadie vistiendo, además - se acercó para hablar en voz baja - Él se pone guapo para gustarle a otros chicos, no a una chica.
- No digas tonterías, Sumire - se quejó Misaki.
- Seguro que combinando las ideas de los hermanos Saewanaguchi sacamos algo bueno.
- Shibi es que... – comenzó a hablar Kyojin.
- ¿En que necesitas ayuda? - preguntó Misaki.
- Verás - respondió Shibi con voz tranquila - Kyojin quiere cambiar su imagen, no radicalmente, solo quiere... verse mejor.
- Yo le veo muy bien, la verdad, es un chico alto y fuerte.
- Pero quiero verme mejor, mira yo soy como soy y sé que no puedo cambiar demasiado pero quiero que Ryuko se sienta orgullosa de estar conmigo.
- Ryuko ya se siente orgullosa de estar contigo, yo estaría orgullosa de estar contigo - replicó Sumire con determinación.
- Pero creo que a sus padres no les gusta mi aspecto.
- Eso es porque no te conocen.
- Pero no pueden conocerme si mi aspecto les es desagradable.
Misaki dio un paso atrás y miró detenidamente a Kyojin.
- ¿Has probado a ir a un gimnasio?
- Si he ido al gimnasio y no me sirve.
- No me refiero para adelgazar, se ve que es tu constitución así, me refiero para definir un poco todos esos músculos que tienes.
- Necesito algo que sea más rápido.
- Kyojin quiere ir esta tarde a buscar a Ryuko a su casa, es que hasta ahora pues siempre se habían como escondido de los padres de Ryuko, pero el bolita quiere dar hoy la cara - explicó Shibi.
- Ah sí, conozco a los padres de Ryuko, son como unos viejos llenos de prejuicios - gruñó Sumire.
- Quiero decirle a Ryuko lo importante que es para mí, delante de sus padres, para demostrarle lo que me importa y quiero pedirle perdón por no haberme dado cuenta de lo que sentía y no pienso irme de la puerta de su casa hasta que me perdone.
- ¿Es que se os habéis enfadado? Uh que mal, que mal - reflexionó Misaki.
- Pero no fue culpa de Kyojin – aclaró Sumire – Al menos no conscientemente, fue un malentendido, yo lo sé. Esto requiere una ayuda urgente. Ven y déjate en nuestras manos, entre Misaki y yo te haremos brillar.
- Yo había pensado que Yuri me ayudase pero...
- Si hombre, Yuri ¿Es que quieres que Ryuko se moleste aún más? De eso nada.
- Tú y yo nos vamos a ir ahora mismo a visitar un sitio que yo conozco - propuso Misaki.
- ¿Qué me vas a hacer? Me estás dando miedo.
- Ryuko es una princesa que necesita al mejor príncipe del mundo ¿Es eso, no? Bien "operación: vamos a dejar a los padres de Ryuko impresionados" está a punto de comenzar.
...
- ¿Quieres que vayamos a comer con mis tíos? - preguntaba Akira mientras recogía las herramientas que habían utilizado.
- ¿Qué diferencia hay? - preguntaba Ayesa auto masajeándose los hombros.
- Normalmente los Shikamoto que trabajamos en el bosque, ya sea reparando cercas, recogiendo cornamentas, ayudando a los animales o lo que sea, nos reunimos para comer juntos. Mi abuela y mis tías suelen prepararnos la comida por la mañana temprano y uno de mis tíos la lleva en su furgoneta. Pero si lo prefieres podemos ir a comer a la casa principal, con mis abuelas.
- Ah no, yo, yo como con tu padre y tus tíos.
- ¡Pero si estás molida!
- No tanto.
- ¿No te das por vencida aún?
- Tentada estoy, no creas que no. Reconozco que yo no estoy hecha para estas cosas - Akira se acercó a su espalda, puso las manos en sus hombros y comenzó a ejercer una ligera presión en ellos y en su cuello - ¡Ahhhhhh! - casi gimió la chica - ¡Que gustito, por favor!
- Me lo he pasado muy bien esta mañana - susurró cerca de su oído
- Ya - sonrió con malicia.
- Quiero decir trabajando contigo, pero deberías dejarlo ya, hay que ir poco a poco.
- Créeme que yo no volveré a hacer algo así, que lo haga Akane si le apetece.
- Pues es lo que hacemos los Shikamoto, tendrás que acostumbrarte.
- Akira... ¿Tú quieres que yo me muera?
- ¿A qué viene eso?
- Es que... es difícil explicarte como me siento... como nos sentimos. Yo... para mí todo es real y si me dicen que tengo que dejar de existir es como decirme que me voy a morir.
Akira la abrazó con delicadeza.
- No digas eso.
- Es que yo me siento real, siento este cansancio, no me puede decir nadie que yo no soy real, que solo soy una alteración de la mente de Akane... pero bueno, mientras Akane esté bien supongo que todo estará bien, a fin de cuentas yo soy la personalidad protectora. Por eso ahora quiero vivirlo todo, todo lo que pueda, todo.
- No deberías pensar en eso ahora.
- ¿Te has dado cuenta de que vamos a vivir juntos, cielo? - dijo girándose y quedando cara a cara y abrazada a Akira.
- Ya me he dado cuenta, ya y también de que tenemos un problema... voy a tener que atarte cada noche.
- ¿Eso es una proposición indecente?
- No, eso es que ayer por la noche te levantaste de la cama y te pusiste a jugar a las muñecas. Bueno, no eras tú, eras Akari, la pequeña, ahora quiere que la llamemos así, y pienso que si Akari tomó control de la situación y fue capaz de escabullirse de mi abrazo, lo mismo puede hacer Arashi, lo que quiere decir que puede aprovechar para hacer cualquier locura.
- Que encanto que eres cielo, siempre preocupado por Akane.
- Y por ti, también me preocupo por ti.
- Prometo compensarte por tanta molestia - dijo acariciando sus labios.
- ¿Crees que lo hago para obtener algo? No. Solo lo hago por puro egoísmo, por mí mismo.
- Tengo miedo de que algún día, después de que yo me vaya tú... te canses de ella y la abandones.
- ¿A qué viene esa tontería?
- No es ninguna tontería, Akane y yo lo sentimos así. Todo el mundo se ha cansado siempre de nosotras.
- Eso es lo que os dice Arashi, pero no tenéis que escucharla.
No pudo hablar más porque Ayesa le cayó con un posesivo beso.
- Eres imposible - suspiró cuando la chica dejó de enmudecerle con sus labios - No entiendes nada.
- ¿Y qué voy a hacer contigo, caballero andante?
- Quererme, solo quererme.

0 comentarios: