lunes, 25 de agosto de 2014

168. Las vueltas que da la vida

Kimisuke había quedado con Sumire, Xu-Xu, Kenshi, Genki, Shiho, Suo y Misaki y allí estaban, tal y donde habían quedado, en las puertas del centro comercial.
Nada más llegar noto a Xu-Xu más distante de lo normal. Por lo general Xu-Xu era una chica simpática y alegre pero su mirada al llegar le recordó la desconfianza con que le miraba al principio de comenzar a relacionarse, en aquellas tardes en las que acompañaba a Jisei al hospital para visitarle y parecía estar un poco a la defensiva con él.
Como ya estaban a punto de entrar en Noviembre y por lo tanto el clima comenzaba a ser cada vez más frio, decidieron que en lugar de dar vueltas por las calles de Kizuna o por el parque era mejor ir al centro comercial. Una vez allí descubrieron que en la segunda planta del mismo, en una de las zonas, habían montado un pequeño escenario y se había organizado una especie de concurso de karaoke. En cuanto esta noticia llegó a oídos de Genki le faltó tiempo a proponer, o casi obligar, a sus compañeros a ir allí, secundado, por supuesto por una eufórica Sumire.
En si no era un karaoke, se trataba de un concurso que había organizado una de las tiendas de videojuegos y en realidad era una competición de un famoso juego para consola llamado "sing star", pero eso daba igual, se trataba de cantar y Genki era un entusiasta de ese tipo de actividad.
- No empieza hasta las 6 - dijo Genki que había ido eufórico a preguntar en el pequeño stand que habían puesto para que los que quisieran participar se apuntasen - Yo nos he apuntado a todos.
- ¿A todos? - preguntó alarmado Suo.
- Si, a todos.
- Pero Genki - le recriminó Xu-Xu - Deberías habernos preguntado antes.
- Pues el que no quiera que luego no cante pero tenía que apuntarnos, por si acaso, no vaya a ser que luego no podamos. Hay que ser prevenido en esta vida.
- ¿Y mientras tanto que hacemos? - se interesó Misaki.
- Podemos ir al "Mayo Chiki" y tomar algo - propuso Sumire - A mí me apetece comer pollo.
- O al WacDonalls - añadió Kenshi.
- Es que a mí me apetece más pollito, unas alitas bien crujientes ¿A ti te gustan las alitas, Kirin?
- Si, por mi alitas está bien.
- En realidad a él le gusta más la pechuga ¿verdad? - decía Xu-Xu sin dejar hablar a Kimisuke y mirándole sonriendo de forma que al chico casi le daba miedo - O no, mejor que la pechuga unos buenos muslitos ¿A que si, Kimisuke?
- Venga, vamos donde sea, tengo hambre y además estamos de celebración - añadía Kenshi - Genki y Shiho están saliendo ¿Qué te parece?
- ¿Estáis saliendo? ¡Pero eso es estupendo! - exclamó Misaki.
- ¿A que si? - repetía entusiasmado Genki acercándose demasiado a Kimisuke para su gusto - ¡Estoy en plena efervescencia de mi hermosa juventud!
Entraron al local encima de cuya gran puerta principal había un cartel en color amarillo en el que se leía "Mayo Chiki" y al lado el dibujo de un pollito vestido con un delantal y un gorro de cocinero, lo cual, teniendo en cuenta que allí servían pollo, no dejaba de resultar una ironía.
Buscaron asiento, por suerte no había mucha gente y quedaban varias mesas libres que podían juntar para estar todos juntos, cosa que hicieron algo ruidosamente.
Enseguida apareció un camarero para tomarles nota de lo que querían.
- Bueno - se levantó Xu-Xu al cabo de un rato - Voy a ver si me dan los refrescos.
- Te ayudo - dijo Kimisuke levantándose también, la verdad es que veía el momento ideal para hablar con Xu-Xu y preguntarle qué era lo que le sucedía.
- ¡Yo también voy! - se animó Genki.
- ¿Para qué? - intervino Kimisuke - Nosotros podemos traerlo todo.
- Hombre es que no está bien hacer trabajar a una chica.
- Déjalo - habló Kenshi - Ya sabes cómo son las chicas, lo mismo se ofenden y dicen que las tratamos como si se fueran a romper.
- Además no se me van a caer las uñas por traer una bandeja - aclaró Xu-Xu.
- Nosotros dos podremos con todo - dijo Kimisuke comenzando a andar hacia la barra donde iban a ponerles los refrescos.
Xu-Xu le siguió bastante enfurruñada. Estaba molesta, muy molesta o casi podría decir que estaba enfadada con Kimisuke, le había visto con Yuya, le había visto perfectamente, había quedado con ella, ella le esperaba en el parque y juntos fueron a vete tú a saber dónde ¿por qué había quedado con Yuya? ¿Y por qué no se lo había dicho a nadie? Eso era lo que le molestaba, que lo mantenía en secreto y las cosas cuando se mantienen en secreto y no se comparten es por alguna razón que no es muy inocente.
- Bueno, a ver - habló Kimisuke al llegar a la barra - Dime que es lo que te pasa conmigo.
- ¿Qué me pasa de qué?
- ¿Qué te pasa hoy conmigo? Estas... como enfadada.
- ¿Crees que estoy enfadada? ¿Tengo motivos para estarlo?
- No creo que tengas que tenerlo.
- ¿No? Bueno dime tu qué es lo que pretendes con Sumire?
- ¿Qué pretendo? ¿Piensas que "pretendo" algo?
- Ah, no sé, en realidad hay muchas cosas de ti que no sabemos.
- Sabes que me gusta Sumire, lo sabes, y que estoy interesado en ella, llevo un tiempo detrás de ella y tú y Akane me dijisteis que tenía que ir despacio y aflojar un poco. Entiendo que Sumire es tu amiga y bla, bla, bla, todas esas cosas que me dijiste y yo he tenido paciencia y he ido despacio.
- Creo que no me entendiste, lo que pasa es que Sumire es... joven e inocente.
- No sí, si te entendí perfectamente. Hay que mantener a Sumire alejada de Kimisuke, porque Sumire es inocente y Kimisuke un salido y además estuvo con el grupo de Seishiro y no hay que fiarse de él.
- No, no, Kimisuke, yo nunca he pensado eso de ti.
- Lo piensa todo el mundo pero ¿A que no sabes una cosa? No hay que fiarse de las apariencias.
- No seas exagerado que sabes que todos te hemos dado una segunda oportunidad. A lo mejor ese es el problema.
- ¿El problema?
- A lo mejor no has cambiado tanto como pensamos.
- ¿Que no he...? ¿En qué te basas para decir eso?
- Mira, yo lo que no quiero es que hagas daño a Sumire.
- ¿Y por qué habría de hacerla daño? A mí me gusta de verdad. De verdad Xu-Xu que hoy estás muy paranoica.
- Es que ella se ilusiona enseguida y...
- Que a ti te hicieran daño no quiere decir que todos los chicos vayamos haciendo daño a las chicas. Así que ¿Te importaría darme un poco de espacio?
- ¿Qué espacio?
- Me molesta tenerte vigilándome, no puedo acercarme a Sumire sin que tú estés ahí, eres peor que Akane y entre las dos me vais a volver loco.
- Es que... tú no sabes nada de Sumire.
- Sabría más si pudiera salir con ella.
Xu-Xu abrió la boca, estaba a punto de decirle que le había visto con Yuya cuando les pusieron en la barra las bandejas con los refrescos. Mejor se callaba porque tal y como iba el tema era cierto que ella estaba quedando como una paranoica. Pero aun así no se fiaba de Kimisuke, algo se traía escondido y ella lo sabía.
...
La vida da vueltas y vueltas y el pasado que creemos en el pasado, de pronto, aparece en el presente y es que el destino es caprichoso y el tiempo es algo que no juega siempre a nuestro favor.
Quien diga que los sentimientos son eternos miente, nadie puede asegurar que sus sentimientos van a seguir siendo iguales y que ni el tiempo, ni las circunstancias, el ambiente, las personas a tu alrededor, no te vayan a cambiar. Todo depende de demasiadas variables y una de esas variables son el imprevisto y la sorpresa y eso, si había alguien que lo sabía muy bien era Kamui Kaguya.
En los últimos meses su corazón había vivido demasiados "alternados", demasiadas "revoluciones" había creído estar enamorado de Momoka, pensó que no se la merecía y que debía "cedérsela" a Nowaki, luego se sintió atraído por Akane, después descubrió que Hikari no le era desagradable, su cabeza se volvió un caos, bueno y no solo su cabeza, la lógica le decía una cosa, el corazón otra y una parte de su anatomía se rebelaba contra todo. Nada fue normal, ni el aluvión de sentimientos que sintió, ni como se enredaron sus pensamientos y su confusión.
Ahora todo parecía ir volviendo a la normalidad. Se había dado cuenta de que tal como pensó, lo que sentía por Momoka era amistad, quizás, tanto le hablaba Momoka de que le gustaba y tanto le decían que estaba enamorada de él, resultó que llegó a pensar que quizás lo que él sentía también era algo distinto. Se había dado cuenta de que su amistad por Nowaki era muy importante para él y también que Akane le había enseñado a ver más allá y descubrir que cualquier persona puede ser maravillosa si le das oportunidad de demostrarlo y por supuesto. que los caprichos no son buenos cuando se trata de sentimientos, que las personas no eran objetos que se cogen y se utilizan cuando uno desea y él se había comportado como un niño caprichoso que quiere probar un juguete y no le dejan.
Había llegado un nuevo invitado a casa de los Senju. Era un hombre alto, de pelo negro y con algunas canas en las sienes. Nowaki no prestó atención cuando le presentaron, así que no había escuchado su nombre, aunque si su apellido, "Ibiki".
A Nowaki le llamó mucho la atención porque su madre siempre se hablaba de lo importante que eran los Ibiki pero él, aparte de sus abuelos y tíos no conocía a ninguno otro. Ahora acababa de ver a un nuevo Ibiki que nunca había visto y que recordase no era de su familia cercana ¿Sería él importante?
Después de una corta conversación con el recién llegado, se hicieron tres grupos. Por un lado, la madre de Fatora se llevó a su madre y a la madre de Kamui a enseñarles la casa y como había quedado después de unos arreglos que habían hecho. Su padre, el padre de Fatora, el de Kamui y el recién llegado se marcharon a otra habitación para tratar un tema importante, quizás era sobre el matrimonio concertado entre Kamui y Fatora... podría ser.
Ahora estaban en el jardín, Minako y Nowaki parecían haberse entendido perfectamente con los hermanos de Fatora, un chico que acababa de empezar la universidad, alegre y simpático que no paraba de contar anécdotas y una chica algo más pequeña que Minako que parecía tan interesada en Kamui como la propia Minako.
Fatora hubiese querido ir con ese animado grupo pero uno de sus invitados, Kamui, parecía de pronto haberse quedado abstraído mirando el estanque lleno de peces de colores y la educación recibida por Fatora le impedía abandonar a su invitado y dejarle solo.
Kamui miraba el agua fijamente, había algo en el suave nadar de los peces que parecía atraerle. Cuando levantó la vista del agua se percató que estaban solos Fatora y él. Los demás se habían alejado unos metros y parecían divertirse mucho contándose anécdotas.
- ¿Ya has regresado a la realidad?
- ¿Perdona? - preguntó Kamui confuso.
- Es que parecía que no estuvieses aquí.
- Ah... estaba pensando. Oye Fatora ¿Tu qué opinas de esto del matrimonio?
Fatora se quedó mirando interrogante a Kamui.
- ¿Pasa algo? ¿He dicho algo que no debía? - se interesó el chico.
- No, no. Lo que sucede es que me extraña que hables conmigo y menos de ese tema.
- ¿Por qué no iba a hablar contigo?
- Nunca lo has hecho.
- Pero no es porque seas tú, soy bastante insociable, por si no lo habías notado.
- Hikari dice que en realidad, cuando querías, eras muy amable.
- ¿Eso dice Hikari de mí?
- Sí.
- Pues yo creía que solo diría cosas malas. No he sido muy simpático con ella.
- No creas, no habla cosas malas de ti, solo le molesta que hubo momentos en los que pensó que no tuviste en cuenta sus sentimientos, que cambiaste, pero por lo general no habla mal de ti.
- Eso es extraño.
- En realidad evita hablar de ti. Ella dice que las cosas siempre pasan por algún motivo y yo también creo que es así.
- Pues como últimamente me evita pues pensé que me odiaba.
- Creo que te evita para evitar precisamente odiarte.
Kamui no entendía muy bien la lógica que Fatora intentaba explicarle pero no iba a insistir más con el tema.
- ¿Crees que estás preparada? - preguntó Kamui volviendo a mirar el agua del estanque - Me refiero para casarte.
- ¿Para casarme? Por supuesto, llevo muchos años preparándome.
- ¿Es realmente ésta la vida que quieres llevar?
- Pues como es para la que me han preparado, creo que no sabría tener otra. Hubo momentos en los que, cuando hablaba de mi futuro con otras chicas de mi edad, sentía que no me comprendían y que yo era como un bicho raro para ellas, pero luego comprendí todo lo bueno que estaba recibiendo. Me lo tomé como que iba a ser mi profesión, yo iba a ser la representante de la familia Senju y tenía que ser una buena representante.
- ¿Eso que has dicho lo has dicho de verdad?
- Pues claro.
Fatora levantó la cabeza muy altiva mientras hacía un curioso gesto llevando el dedo índice y frotándose la nariz mientras la arrugaba. Y de repente ese gesto pareció destapar algo dentro de su cabeza ¿A que le recordaba aquello? Fue algo fugaz pero a Kamui le recordaba algo y no sabía el qué.
- ¿Qué me miras tanto?
- Perdona es que... me has recordado algo y no se el que.
- ¿Esto? - repitió el gesto.
- Si, eso mismo.
- Pues a lo mejor te recuerda a mí.
- ¿A ti?
- Vamos por favor Kamui ¿Ya lo olvidaste? Bueno, supongo que sí. Realmente tienes una memoria corta.
- ¿Por qué me tiene que recordar a ti?
- Ay Kamui - rió Fatora - ¡Que de verdad no te acuerdas! Yo lo suponía pero no estaba segura ¡Que gracia! A ver si esto te recuerda algo - Fatora se aclaró la voz y empezó a canturrear - "Taro y Tori subidos en un árbol se dan un beso, be-e-ese-ese-o..."
Kamui abrió los ojos enormemente mientras en su cabeza en ese momento parecía un televisor que acababan de encender.
- ¿Tori? - preguntó completamente asombrado - ¿Eres Tori?
- ¿Por fin te acuerdas de mí?
- ¿Tori? - repitió - Pe-pero tú eras una niña y...
- Y tu un niño ¿Cuántos años teníamos? ¿8? Hombre, admito que he cambiado mucho, sobre todo mi carácter, reconozco que me he vuelto mucho más tímida y arisca.
- ¿Tori? - continuaba repitiendo.
- Que sí, que soy yo. La niña de trenzas con la que tú y tu primo Taro jugabais en verano.
Kamui la miró detenidamente. Era muy difícil ver en esa chica alta, de pelo corto y semblante serio a aquella niña compañera de travesuras junto con su primo Taro.
Kamui sonrió, recordar su infancia y esos días de verano le producía cierto calor dentro del pecho.
"...
La casa del lago de los Kaguya era el lugar de veraneo favorito de la madre de Kamui. Le gustaba más que la casa de la playa y más que ir de viaje al extranjero, así que, del mes y medio de vacaciones de sus hijos cuando eran pequeños, al menos pasaban allí tres semanas mínimo, al menos mientras Fuma y Kamui fueron pequeños, después los niños crecieron y tenían otros intereses, las circunstancias cambiaron y la costumbre se acabó.
La casa de los Kaguya no era la única que había en aquella zona. No se podía decir que estuviesen juntas unas casas de otras, más bien la distancia entre ellas eran amplia pero había dos o tres casas más, una de ellas, justo al otro lado del lago, en plena "zona prohibida".
La zona prohibida era como Kamui y Taro Kaguya denominaban a la parcela de terreno donde estaba la casa de una conocida familia, la familia Senju y que tenían completamente prohibido acercarse allí. Ellos no sabían exactamente muy bien por qué no debían hacerlo, simplemente sabían que los Kaguya no se juntaban con los Senju, ni a su padre, si a sus tíos, les caían bien, por lo visto eran unos orgullosos soberbios con costumbres anticuadas.
Los Senju no se juntaban con los Kaguya. Eso Fatora lo tenía más que aprendido. Los mayores decían que los Kaguya eran unos prepotentes nuevos ricos, no como los Senju, una familia antigua y respetable.
Aquel verano Kamui tenía 9 años. Estaba en la casa del lago pasando unos días de vacaciones con su familia y su primo Taro.
Era un verano caluroso, como todos los veranos, aunque aquel parecía más caluroso de lo normal.
Después de la comida y hasta la hora de la merienda no había demasiadas cosas que hacer, salvo dormir la siesta. Kamui y Taro aprovechaban esas horas para investigar por los alrededores buscando un poco de aventura... pero todo era bastante aburrido.
Aquel verano Fatora tenía también 9 años. Estaba en la casa del lago de sus abuelos pasando unos días de vacaciones con su familia y su profesora.
Era un verano caluroso y aburrido para una niña de 8 años que no encontraba nadie de su edad para jugar y que tenía que practicar piano o aprender a decorar con flores durante la tediosa hora de la siesta. Fatora solo quería que pasasen esos días y regresar a su casa y ver a sus amigas
Kamui y Taro deseaban tener alguna aventura ¿Y qué mayor aventura que acercarse a "la zona prohibida"? Aunque cuando de pronto se vieron lo suficientemente cerca comenzaron a sospechar que allí no había nada emocionante, a fin de cuentas era solo una casa.
- ¡Eh! ¡Chicos! - oyeron una voz que les sobresaltó. Se giraron a su alrededor pero no vieron a nadie - ¡Aquí arriba!
Ambos miraron hacia donde parecía provenir la voz, efectivamente subida a un frondoso árbol había una niña con el pelo recogido en dos trenzas.
- ¿Quién eres tú? - preguntó Taro.
- Soy una niña ¿Es que no se ve?
- ¿Estás segura? Pareces un mono con trenzas - rió Taro.
- ¡Eres imbécil! - gruñó la niña.
- Déjala - habló Kamui - ¿No ves que no puede bajar del árbol?
- Pues si puedo bajar del árbol, puedo bajar cuando quiera.
- Ah, pues entonces nos vamos. Venga Taro, regresemos a casa.
- ¡Esperad! - gritó la niña - No os vayáis, por favor, sí que necesito bajar del árbol.
Kamui suspiró y se dispuso a subir al árbol.
- Si es que todas las niñas son tontas - gruñía Taro.
- ¡Y tú eres tonto y un moñigo! - le gritó la aludida.
- Y tú tienes cara de mono, fea.
- Ya déjalo Taro - intervino Kamui - Es una chica en apuros y tenemos que ayudarla, somos Kaguya, no lo olvides.
- ¿Que sois unos Kaguya? - gritó aún más fuerte la niña - ¡A mí no te toques! ¡No te acerques! ¡Vete! ¡Fuera!
- ¿Pero qué te pasa? - preguntó extrañado Kamui.
- Los Kaguya sois mala gente.
- Baja Kamui, está loca ¿No lo ves? Anda y que baje solita si se atreve.
- ¿De veras no quieres que te ayude?
De repente esa niña vio a Kamui cerca de ella tendiéndole la mano, era un chico guapo y con una sonrisa amable y a ella de pronto le pareció un príncipe que acudía a rescatarla.
La bajada del árbol fue más complicada de lo que Kamui pensó y también más dolorosa ya que terminaron los dos en el suelo.
- ¿Te has hecho alguna herida? - preguntaba Kamui.
- No, estoy bien - contestaba la niña limpiándose el vestido mientras Taro se reía - ¿De qué te ríes, cara moco?
- Se te han visto las bragas.
- Eres un crio. Gracias por ayudarme a bajar - hizo una respetuosa inclinación ante Kamui.
- ¿Y qué hacías subida en ese árbol? - se interesó Kamui.
- Me escondía de Nana, es mi profesora.
- ¿Tienes una profesora en vacaciones? - rió Taro - Seguro que has suspendido un montón.
- Tu amigo es tonto ¿verdad? - se dirigió la niña a Kamui - Soy una señorita y una señorita no puede descansar su educación.
- Menuda señorita...
- ¡Eh! Soy Tori Senju, no una boñiga como tú, Kaguya.
- ¿Eres una Senju? - gritaron casi a la vez Kamui y Taro.
- Ah, tu sí que eres una mala persona - gruñó Taro - Todos los Senju sois unos presumidos y unos ¿Cómo se dice, Kamui?
- Presuntuosos.
- Eso, presuntuosos.
Fatora se había puesto colorada y abrió la boca para defenderse y defender a los Senju cuando una voz la detuvo.
- ¡Señorita!
- ¡Ah! ¡Es Nana! Por favor, esconderme, no quiero volver a esa aburrida clase de baile, por favor, por favor.
Kamui miró a los ojos de Fatora y por alguna razón que no supo entender cogió la mano de la niña y echó a correr con ella seguidos por un confuso Taro.
Corrió hasta que encontró una zanja donde pensó que estarían a salvo.
- ¿Pero qué haces, Kamui? - se quejó en voz baja Taro escondido con ellos en la zanja - ¿No ves que es una Senju?
- Es solo una niña ¿No lo ves?
- Es una Senju. Si tu padre se entera de que ayudaste a una Senju se va a enfadar mucho.
- Y vosotros unos Kaguya - protestó Fatora - Y si mi abuelo se entera de que he aceptado vuestra ayuda me la voy a cargar.
- Pero es solo una niña - insistió Kamui a Taro - Ella no nos ha hecho nada.
- Porque no ha tenido tiempo.
- A mí no me ha hecho nada y yo a ella tampoco.
..."
Así fue como Kamui y Fatora se conocieron y desde aquel día, Kamui, Taro y Tori se hicieron inseparables, claro que en secreto, lo cual hacía que todo fuera más emocionante, como una aventura, ellos se sentían casi como rebeldes siendo amigos de quien no debían serlo, pero es que para Kamui y Taro, Tori no era más que una niña divertida a la que le gustaba ir a coger manzanas o jugar a que era un ninja o un samurái y para Fatora ellos eran dos niños con los que divertirse y así las tediosas y aburridas tardes de verano comenzaron a ser de lo mejor del día y por suerte para ellos y después de varias escapadas de Fatora, su padre decidió que las vacaciones son para que los niños disfrutasen, no para agobiarles más aún, ahora Fatora tenía amigos y ningún estudio ¿Se podía tener un verano mejor?
Y ahora resultaba que es niña era Fatora Senju, a veces, cuando llegaba el verano, se preguntaba que había sido de la pequeña Tori y mira por donde la había estado viendo todo el rato.
Desde luego que la vida daba demasiadas vueltas.
...
Al final Karasu había terminado quedándose solo en la sala de espera.
- Cuanto tardan tu madre y tu abuela - dijo mirando a la niña que tenía en brazos y que se metía la mano con desesperación en la boquita - ¿Qué estarán haciendo?
La niña empezó a lloriquear y a moverse nerviosa.
- Supongo que tendrás hambre. Vamos a ver que ha metido tu mamá en el bolso. Espero que le diera tiempo de meter algo - introdujo su mano en el bolso y comenzó a moverla - Vaya, parece que aquí hay algo. Mira que suerte tenemos, un potito de frutas, ahora solo hay que encontrar una cucharilla y parece que sí... aquí está - sacó un tubo cilíndrico y no muy grande, lo abrió y dejó deslizar una cucharilla que había dentro hasta su mano - Pues nada, a ver si esto al menos te calma el hambre. Me estoy haciendo todo un experto en cuidar bebés, lo mismo cuando vaya a la universidad me busco un trabajo como canguro ¿eh? ¿qué te parece?
La niña se comió casi todo el puré de frutas y Karasu la sentó en el carrito y la limpió con una toallita húmeda la cara y las manos, que se le habían quedado como pegajosas.
- Tendría que cambiarte el pañal pero, chavala, eso no me apetece tanto - la niña, como si le entendiera, dejó salir una risita - Yo también tengo hambre ¿A que sabe esto? - dijo mirando los restos del puré en el frasco, encogiéndose de hombros metió el dedo y lo sacó impregnado en esa sustancia viscosa y se la llevó a la boca - ¡Eh! No está mal ¿Por qué no querías comértelo? Podías habérmelo dicho y lo habríamos compartido, chavala.
Le pareció oír un ruido y miró hacia la entrada a la sala de espera con el dedo de nuevo en la boca, preparándose para quedar como un tonto delante de quien fuera, pero nadie entró.
- Lo mismo se han asustado de verme... desde luego, lo que hace el aburrimiento.
Se limpió el dedo y se levantó para tirar a una papelera que había allí la toallita y el frasco del potito.
- Aiko, vamos a tener que preguntar en información, a ver si nos dicen algo, porque tú me dirás que hago contigo, esto ya se está alargando demasiado.
Empujó el carrito hasta salir de la sala de espera, miró a través de unas puertas blancas con cristales un pasillo largo y solitario, por allí habían entrado Ringo y su madre y a él le entraban ganas de colarse, pero optó por dirigirse al mostrador de información.
- Perdone - esperó a que la mujer le mirase - Es que mi... amiga ha entrado hace ya unas horas y...
- Los partos no son tan rápidos como a veces queremos, hijo - contestó con condescendencia.
- No, si ella no está de parto, ha venido por... un... porque estaba manchando.
- Pues la estarán atendiendo.
- Ya, si no digo que no, lo que pasa es que aquí está su hija y es un bebé y bueno, me gustaría saber qué hacer con ella.
La mujer se incorporó y miró a través del cristal hacia el carrito.
- ¿No es tu hija?
- Pues no.
- ¿Y estás solo?
- Pues sí, porque hemos venido con su madre, la abuela de la niña y ha entrado con ella y...
- Está bien, está bien. Pasa por esa puerta y pregunta en el mostrador, a ver que te pueden decir.
Karasu volvió hacia las puertas blancas con cristales. Eran unas puertas de las que se abren simplemente empujando y lo hacen indistintamente para cualquiera de los lados, así que, ni se acercó, empujó con el carrito y entró. El nuevo mostrador que le había dicho estaba justo a la derecha la entrar.
- Perdone - dijo nuevamente y esperó a que le atendiera alguien de las tres personas que se veían al otro lado.
- Buenas tardes - le saludó una mujer joven y risueña.
Karasu contó de nuevo todo lo que había pasado y la mujer, como la anterior, se puso a teclear el ordenador.
- Mira, está en la sala de espera, tienes que seguir este pasillo y verás una puerta con un cartel azul, pues es allí, no creo que tengas problema en encontrarla.
- Vale, gracias.
Karasu pensó que quizás no debía entrar con el carrito pero prefirió ignorar ese detalle, le habían dicho que entrase y él entraría y si alguien le llamaba la atención se haría el tonto y diría que era lo que le habían dicho.
Encontró la puerta sin dificultad y también la nueva sala de espera, cosa que pensó era de lo más absurdo, dejar una sala de espera para entrar a otra.
Allí había varias personas y entre ellas Ringo y su madre. A Ringo se le veían los ojos más rojos e hinchados que antes y todavía parecía más nerviosa.
- ¿Pero que hacéis aquí? - preguntó Hitomi nada más verle - ¿Has podido entrar?
- Sí. Le he dicho que qué hacía con la niña y me han dicho que entrara ¿Qué hacéis aquí?
- Esperando de nuevo.
- ¿Y a qué esperáis ahora? ¿Te han visto ya, Ringo?
- Si, si me han visto - contestó esta.
- ¿Y?
- Primero me han hecho un montón de preguntas y luego una ecografía y decían que no se veía bien, que podía ser un aborto o no, que me fuera para casa y si seguía manchando que volviese.
- Menuda solución.
- Pero como me he quejado de que me dolía mucho y he preguntado si podía tomar algo han decidido hacerme una ecografía vaginal - Karasu la miró con cara de no saber si es que eso era alguna diferencia - Es una ecografía que te hacen interna.
- Te violan con un aparato - añadió Hitomi.
- El caso es que me han hecho mucho daño y he empezado a sangrar más y mi madre se ha puesto hecha un basilisco y ha dicho que de aquí no nos íbamos hasta que no me atendieran bien.
- Hombre claro ¡cómo no me voy a poner hecha una fiera! No es el caso porque Ringo no sabe si tener el niño o no y muy animada no parece, pero tu imagínate que es una chica que deseaba tener el bebé, viene aquí porque sangraba y está asustada y se va manchando aún más ¡eso es una barbaridad! ¿Y si aborta? Pues te digo una cosa, no sería la primera que se queda con la sensación de que ha abortado por venir al hospital y que si no hubiera venido no la habrían estado toqueteando y lo mismo no hubiera pasado nada.
- Así que han dicho que van a hacer no sé qué análisis y que seguramente me quede ingresada y lo más probable es que si sea un aborto, entonces mañana me harán un legrado.
- Y es mejor que se quede - añadió Hitomi - Porque irnos para tener que volver dentro de unas horas pues no es plan.
- En eso tiene razón tu madre - afirmó Karasu - Bueno, yo es que como no salíais pues me preguntaba que hacía con Aiko. Le he dado un potito de frutas que tenías en el bolso pero creo que se ha quedado con hambre.
- Estás hecho todo un padrazo - sonrió Hitomi - ¿Y la has cambiado?
- No eso ya no.
- Pues muy mal ¿no ves que puede escocerse?
- ¡Mamá por favor! Estás agobiando a Karasu. Gracias Karasu, siento tanta molestia.
- Es verdad - suspiró Hitomi - Eres todo un ángel. Será mejor que me lleve a la niña a casa y ya me ocupe de ella ¿No crees, Ringo?
- Si, anda, iros ya y descansar.
- No, yo me quedo haciendo un poco de compañía - habló Karasu.
- ¿De verdad te quedas con ella? - preguntó Hitomi - Pues no sabes cómo te lo agradezco, no quiero que se quede sola, al menos hasta que le digan que se queda.
- No importa mamá.
- No te preocupes - la ignoró Karasu - Yo me quedo con ella hasta que la den habitación y si no, la acompaño a casa.
De nada sirvieron las quejas de Ringo, Karasu había tomado ya su decisión así que, después de unas cuantas frases más, Hitomi se marchaba con la niña.
- Vaya tarde aburrida que te estoy haciendo pasar - se lamentó Ringo.
- Hombre, muy divertida no es, para que te voy a mentir pro si se soluciona todo estará más que bien. Venga, anímate - pasó su brazo por los hombros de la chica - Ya verás que todo va a salir bien, no tengas miedo.
Ringo se apoyó sin darse cuenta en Karasu, la verdad es que estando a su lado siempre se sentía muy bien.

0 comentarios: