lunes, 25 de agosto de 2014

172. De determinaciones y miedos

La puerta de la habitación del hospital donde estaba Ringo se encontraba entreabierta. Karasu la empujó despacio.
- ¿Se puede? - preguntó en voz baja asomando la cabeza a través de la apertura.
Ringo, que estaba tumbada en la cama más cercana a la puerta de las dos que había en la habitación, y en esos momentos había cerrado los ojos intentando controlar sus nervios, los abrió al oír la voz masculina y sonrió aliviada.
- ¡Karasu! - exclamó también en voz alta mientras se incorporaba para sentarse.
- ¿Cómo estás preciosa? - dijo entrando sonriente Karasu.
- Chisst, habla en voz baja, mi compañera está durmiendo.
- Ah, vale, vale ¿Qué te han dicho?
- Estoy manchando mucho y me han preguntado que qué quiero hacer.
- ¿Y?
- Dicen que lo mejor es hacer un legrado porque seguramente termine abortando.
- Bueno, eso ya lo sabías.
- Es cierto, es cierto, es solo que de pronto me ha entrado mucho miedo.
- ¿Miedo de qué?
- Es que verás, de pronto he pensado que esto me pasa porque estuve deseándolo, es decir yo quería que el embarazo se malograse, yo no quería estar embarazada y de pronto va y pasa esto y ahora pienso que es un castigo por mi egoísmo y que me va a pasar algo malo.
Karasu la miró completamente confundido.
- Las cosas vienen como vienen y no hay que darle mas vueltas - repuso.
- Pero es que... no lo puedo evitar, pienso que todo es por mi culpa, por las cosas que pensé y que no se... que me voy a morir o algo, que no me voy a despertar de la anestesia o que me desangraré o yo que se.
- Ya veo, crees que te pasará algo malo como castigo pero es imposible que tengas un castigo porque tú no has hecho nada malo, al contrario, ya lo has pasado bastante mal y... ¿No recuerdas lo que siempre nos dice Sonomi? Ya sabes, esas teorías absurdas sobre el equilibrio del universo y el karma: "en este mundo todo debe estar en equilibrio y si haces algo malo el universo se encargará de que lo pagues y algo malo te sucederá pero si por el contrario haces algo bueno el universo te recompensará"
- Pues por eso, porque yo no he sido buena ahora el universo me castigará, no olvides que he intentado quitarme la vida, soy mala persona, muy mala persona, por eso me pasan cosas malas, lo se, me lo merezco.
- Pues yo creo que es al contrario, ya lo has pasado bastante mal así que esta es su forma de equilibrar las cosas. Vamos Ringo, no te va a pasar nada malo, piensa en Aiko, ella si que no tiene culpa de nada, piensa en ella, en lo que le pasaría si...
- Buenos días ¿Qué tal habéis dormido? - dijo entrando sonriente una mujer de constitución no muy alta y rellenita - ¡Hombre! ¡Si tenemos visita! ¿Es tu marido? Es muy guapo - dijo acercándose a Ringo y guiñándole un ojo - Vamos a ver como está tu tensión.
- ¿Qué pasa? - se oyó perezosamente hablar a la mujer, bastante joven, que dormía en la otra cama.
- Buenos días ¿Cómo estás hoy? - preguntó la enfermera.
- Mal, me duele bastante.
- No te preocupes, enseguida viene el doctor a verte.
La mujer no dijo nada, con gesto de dolor se levantó de la cama y se metió en el pequeño servicio que había en la habitación.
- Bien, tu tensión está muy bien - hablaba la enfermera - Ahora voy a ponerte una vía y eso que llevamos hecho.
- ¿Vamos a ir ya? - preguntó asustada Ringo.
- Si, dentro de unos minutos ¿Has firmado las autorizaciones?
- Si, ya las firmé... da un poco de miedo firmar eso.
- No es nada - sonrió la enfermera - solo un trámite.
- Pero dice que me puedo morir.
- Mujer, que exagerada que eres, solo nos autoriza a ponerte una trasfusión si es que tuvieses una hemorragia, cosa que no va a pasar, al contrario, si te vas a casa lo mismo si tienes una hemorragia y no estaremos contigo para controlarla.
- ¿Y lo de la anestesia?
- Está muy asustada - intervino Karasu - Cree que no se va a despertar de la anestesia.
- Tu no tengas miedo, bonita, no te va a pasar nada malo - dijo mientras cogía la muñeca de Ringo - entiendo que tengas miedo pero hacemos esto muchas veces al día, demasiadas, diría yo y nunca ha pasado nada. Además no tienes que preocuparte, podrás tener más hijos, ya lo verás.
- No, si no es por eso... ¡Ah! - se quejó al notar un pinchazo en el dorso de la mano.
- Tranquila, solo es un pinchacito de nada, no te pongas nerviosa que es peor.
- Ya, ya, ya lo se, pero no lo puedo evitar, no me gustan las agujas.
- Vamos, relaja la manita.
- ¡Ah! - repitió apartando la mano instintivamente.
- Así no vamos a ningún sitio. Venga, déjame ponerte la vía.
- ¿Cuanto durará la intervención? - se interesó Karasu tratando de paso de distraer la atención de Ringo, a la cual se veía cada vez más nerviosa.
- Poco, cinco minutillos, tardamos más en estas cosas. Vamos, respira hondo... así... ¿ves? Ya está, no era para tanto. Ahora vuelvo a por ti.
Ringo se quedó mirando a Karasu con cara de pena.
- No tenías que haber venido, te dije que no hacía falta.
- Si claro y que te voy a hacer caso ¡Ah! Por cierto, si no sabes lo que ha pasado, los hermanos Akasagan estamos en plena tragedia, creo que alguien nos ha echado un mal de ojo.
- ¿Qué ha pasado?
- Pues que, sabes que el fin de semana mis hermanos se fueron a casa de la abuela Mito, pues Fuma, el tipo que sale con mi hermana y Himeko, fíjate que maldita casualidad, han tenido un accidente.
- ¿Un accidente? ¿Pero como?
Al escuchar a Karasu contar sobre el accidente de Fuma y Himeko, Ringo comenzó a pensar que de nuevo estaba siendo una exagerada y una egoísta porque sin duda aquello era peor que lo que a ella le estaba pasando, a fin de cuentas lo suyo se iba a solucionar en unos minutos y la verdad, a pesar del miedo que estaba pasando, no le gustaría cambiarse por Himeko o Karura.
Tal y como la enfermera había dicho no tardó en regresar para llevarse a Ringo. Karasu se sentó a esperar cuando la compañera eventual de habitación de Ringo salió del servicio.
- Hola - dijo al ver al chico allí sentado, solo.
- Hola.
- ¿Ya se han llevado a tu novia?
- Si, ya se la han llevado.
- Ya verás que vuelve enseguida. No tardan mucho.
La mujer se sentó con dificultad en su cama. Karasu la miraba con interés ¿Se vería así Ringo después de la intervención?
- No te preocupes - continuó hablando la mujer - En un par de horas ya te la podrás llevar a casa, a lo mejor incluso antes.
Karasu sonrió sin saber que decir, por lo que se veía no era esa la razón por la que ella estaba allí.
- He tenido ya bastantes compañeras - habló como si supiera lo que Karasu estaba pensando - Y la mayoría se va muy tranquila, algunas contentas, otras llorando... es la vida.
- Ya...
- Ah pero no te asustes, yo llevo varios días aquí por otra razón, es que tengo quistes en los ovarios y me los están drenando.
- Ah, vaya, lo siento.
Se hizo el silencio y Karasu miró el reloj y como siempre pasaba cuando estás esperando el tiempo parecía ir mas lento de lo normal.
Uno de los doctores, acompañado por un auxiliar, entró en la habitación y Karasu tuvo que salir fuera, por lo visto iban a hacer una revisión a aquella mujer.
Karasu volvía a mirar el reloj ¿Era obsesión suya o estaba tardando mucho? Bueno, sería normal, puede que la intervención tardase pocos minutos pero tenían que llegar al quirófano, preparar a Ringo y luego pues traerla de vuelta y eso llevaría tiempo.
Para distraerse y no pensar más en el tiempo decidió recordar la decisión que aquella noche había tomado: hablar con Ringo y contarle los planes que tenía, lo más importante era conseguir que Ringo le escuchase y tratar de ser lo mas convincente posible, así que había que repasar lo que le iba a decir.
...
La habitación 1101 del Hospital General de Kizuna era la que le habían asignado a Himeko Girei. Era una habitación no muy grande pero era individual, en ese hospital podías escoger que clase de habitaciones prefería y Ichirou Girei pidió una lo más tranquila posible para su hija mayor.
Sonomi miró a Himeko, dormida en la cama, con el suero puesto y otra bolsa con un líquido transparente que seguramente sería el analgésico o el sedante. La verdad es que le dio pena verla, era muy triste pensar que por culpa de un conductor imprudente ahora esos chicos estuviesen así, que injusta podía llegar a ser la vida, en un momento podía suceder cualquier cosa que verdaderamente te la arruinaba.
Le daba mucha pena ver a esa chica así, tenía la edad de su hijo, solo era una chiquilla que empezaba a vivir y aun así podía decir que había tenido mucha suerte, menos mal que al menos llevaba el casco puesto. Ahora le esperaba una larga recuperación y sería precisamente esa idea, la que había tenido mucha suerte, la que tenía Sonomi que trabajar con ella para que no se deprimiera, había que potenciar todo lo positivo porque en casos así, de recuperación lenta y dificultosa, los pacientes solían ver más que nada lo negativo de la situación.
El sonido del teléfono móvil la hizo volver bruscamente a la realidad. Corrió hacia uno de los sillones donde estaba su bolso y lo abrió. Como siempre le sucedía cuando tenía prisa no lo encontraba, no fallaba, los móviles y las llaves tenían la curiosa capacidad de esconderse en lugares inaccesibles de los bolsos.
Cuando por fin encontró el móvil este había dejado de sonar. Miró el registro de quien la había llamado. Había sido Yoshiko Shikamoto, seguramente estaría bastante preocupada, no había que olvidar que ella también era parte de su grupo habitual de amigas con las que iba a desayunar cuando los niños eran pequeños e iban al colegio. Decidió llamarla.
- Yoshiko, soy Sonomi ¿Me has llamado?
- Ah, por fin puedo hablar contigo ¿Dónde estás? Te he estado llamando a tu casa.
- Estoy en el hospital, no puedo dejar solas a Makoto y a Nagisa, tengo que conseguir que mantengan el optimismo.
- ¿Cómo están?
- Pues Nagisa no está muy mal, se puso un poco histérica por el susto y también porque Ichirou es tan seco que a veces parecía que la culpaba a ella, no se y Makoto, pues te puedes imaginar, está como loca.
- ¿Cómo están sus hijos?
- Pues Himeko ya está en planta, la tienen sedada, cuando recobró el conocimiento se puso muy nerviosa y no sabía dónde estaba, ni lo que había sucedido, así que le van a hacer otro scanner cerebral y el hijo de Makoto pues están operándole ahora mismo, a ver que tal sale de la operación.
- ¿Pero está muy mal?
- Todo depende de la operación.
- Solo dime una cosa ¿Has dormido?
- No, nada, entre unas cosas y otras no he podido dormir nada. Makoto se empeñó en quedarse en el hospital y pues estuve haciéndole compañía.
- Ya lo estaba imaginando. Pues deberías irte a dormir un poco ¿No crees?
- Es que no quiero dejar a Makoto sola.
- Entonces iré y me quedaré yo con ella.
- No, no, tengo que estar aquí.
- No empieces a ser cabezota que ya sabes que conmigo no te vale. Voy a ir para allá y tú te vas a ir a dormir a tu casa ¿Cómo vas a ayudar a Makoto si te pones enferma o algo?
- No me voy a poner enferma.
- Sonomi no me discutas. Además, te voy a decir otra cosa, te vas a llevar a descansar a Makoto a tu casa.
- A ella sí que no la alejas de aquí y yo la entiendo ¿Si operasen a tu hijo no te gustaría estar lo mas cerca posible de él?
- Pues cuando termine la operación, como le llevarán a ese sitio ¿cómo se llama? ya sabes, la sala esa, reanimación creo o algo así y ella no va a hacer nada allí porque no le dejarán estar con él, coges y os vais las dos a dormir, además Emi y yo vamos a ir a ver a la hija de Nagisa, así que por ella no te preocupes ¿entendido?
Yoshiko colgó el teléfono sin más, menudo genio también tenía esa mujer, menos mal que Sonomi ya la conocía. La verdad es que la idea no era mala, ella tendría que descansar o al final estaría demasiado agotada para ayudar a Makoto y Makoto también tenía que descansar, si no enfermaría, ella ahora no se daba cuenta, estaba llena de adrenalina y se sentía con fuerzas pero tarde o temprano el cansancio haría mella en su estado de ánimo.
Ahora Sonomi estaba sola en la habitación porque Makoto y Fugaku había ido a la consulta del traumatólogo que ahora atendía a Himeko para hablar con él. Fugaku, del que todo el mundo hablaba y cotilleaba sobre lo frio que era ese hombre que por lo visto decía que para él su hijo mayor había muerto y mira por donde que se había pasado toda la noche sentado al lado de la cama donde ese hijo estaba y nadie, ni Makoto, ni los doctores, consiguieron que se alejase de allí más que unos minutos para dejar un poco a Makoto.
- ¿Se puede? - Una voz masculina se escuchó a través de la puerta entreabierta.
- Que pronto has venido Kohaku. Pasa, pasa, ahora mismo estoy yo sola, los padres de Himeko han ido a ver al médico.
- ¿Cómo está Himeko? - dijo entrando y sin dejar de mirar a la chica dormida en la cama.
- No parece que esté mal. Lo peor va a ser después.
- ¿Por qué?
- Los accidentes siempre dejan secuelas en el ánimo, a parte de los recuerdos físicos, claro.
- ¿Y que se sabe de Fuma?
- Están interviniéndole en este momento ¿Karura ha venido?
- Si, bueno, ha ido derecha a buscar a sus padres.
La cara de Kohaku mostró bastante preocupación.
- Bueno Fuma es fuerte y se puede vivir sin bazo.
- Si, esperemos que la operación vaya bien. También es mala suerte que justo fuesen a tener el accidente Fuma y Himeko y luego encima lo de Ringo.
- ¿Qué le pasa a Ringo?
- Por lo visto tenían que hacerle un... legrado, creo que ha dicho Karasu.
- ¿Un legrado? - preguntó despacio como si mientras hablaba estuviese analizando aquel hecho.
Lo había olvidado, con tanto lio con lo de la comida y ahora con el dichoso accidente no había tenido tiempo de pensar en nada más pero ahora recordaba que hace unos días, durante la consulta de Ringo esta comentó angustiada que a veces pensaba que estaba embarazada y no sabía muy bien si eran paranoias suyas... ¿A que iba a estar embarazada de verdad?
- ¿Karasu está todavía en tu casa?
- No, está aquí, por alguna parte del hospital, para acompañarla.
- Ay dios... si es que todo tiene que pasar a la vez, que agobio. Voy a salir un momento, como estás tú aquí te dejo encargado de Himeko, si se despierta muy nerviosa o cualquier cosa pulsas este botón de aquí - le enseñó una especie de cable con un interruptor alargado al final de él.
- Vale, de acuerdo.
Kohaku vio a Sonomi coger su bolso y salir a toda prisa de allí. Se acercó a Himeko y se inclinó hacia ella para mirarla con detenimiento, parecía dormir tranquila... sintió ganas de llorar, unas ganas tremendas de llorar, Himeko iba a recuperarse, seguro pero durante unas horas pensó que no iba a ser así, la sola idea de perder a Himeko le producía demasiada ansiedad, y ahora solo quería llorar, no de pena, si no simplemente de los nervios que había pasado.
...
La noticia del accidente de Himeko y el hermano de Kamui había revolucionado a todo el instituto, curiosamente, de repente, todo el mundo parecía conocer a Himeko, a Kamui o incluso a Fuma; todos eran amigos de alguno de ellos, habían hablado con ellos o compartido cualquier cosa.
Se habían formado varios grupillos donde se comentaba la noticia con distintas versiones de la misma según si la información les había llegado de primera, segunda o tercera mano y también dependiendo de la simpatía o antipatía que producían los protagonistas.
Pero, por supuesto, los más afectados eran sus compañeros de clase.
En el aula de 3-2 todos habían estado pendientes de la información que tenían Nowaki, Yuri y Akane, por algo ellos habían estado en el hospital y habían visto a los padres de Himeko y Kamui, también había estado Akira pero él hablaba poco, no parecía con demasiadas ganas de repetir una y otra vez lo que sabía y solo se lamentaba de que todo eso le parecía muy aburrido.
El que no hubieran acudido a clase Kamui y Hizashi, aunque entendible, llenaba a todos de preocupación pero sobretodo lo que más intrigaba era la ausencia de los tres hermanos Akasagan.
Y aunque todo aquello producía cierta excitación nerviosa y bastante preocupación en todos, había un grupo al que otro asunto, por increíble que pareciese, tenía más preocupado.
Akane, de pie al lado de Ryuko, había pasado un brazo por la espalda de su amiga y otro por delante hasta juntar sus propias manos manteniendo a Ryuko abrazada a ella. Esta apoyaba con tristeza la cabeza en el hombre de Akane y parecía a punto de llorar.
- No quiero que te vaya, Aka-chan - decía con tono de lamento.
- ¡Anda! Lo dices como si me fuera muy lejos, pero si voy a estar ahí mismo, en Negima, no se tarda nada en llegar en tren y nos vamos a ver mucho.
- Pero vas a estar ingresada en un hospital y a mi me da mucha pena.
- Pero solo van a ser unos días ¿verdad Akane? - preguntaba impaciente Sumire.
- Si, bueno, no lo se, depende de lo que necesite.
- Solo va a ser una semana - recalcó Akira con el ceño fruncido - Luego pasará a régimen de semi-interna, lo que quiere decir que algunas tardes podréis ir a verla e incluso salir a dar un paseo.
- O no - le contradigo Akane - No sabemos lo que voy a necesitar.
- La doctora le dijo a mi padre que solo unos días para hacerte unas pruebas - contestó a su vez con voz grave Akira.
- De todas formas también podréis venir a verme al hospital - habló Akane intentando no ponerse a discutir con Akira.
- Yo no quiero que te vayas - se lamentaba Ryuko de nuevo - Quiero que estés conmigo ¿Por qué tienes que irte? Aunque digas que podemos ir a verte no será lo mismo.
- Venga - intentó tranquilizarla Jisei aunque su gesto y los ojos llenos de lágrimas no parecían muy convincentes - Solo va a ser una temporada y cuando regrese va a estar como nueva.
- No Jisei, no empieces tú también, tú siempre has sido la fuerte de nosotras.
- ¿Si? Pues ya estoy harta de ser la fuerte, no me gusta que te vayas, todo el mundo se aleja de mi ¿Qué es lo que pasa últimamente?
- ¿Pero que te pasa Jisei? - Akane soltó a Ryuko para acercarse a Jisei que se giró dándole la espalda mientras se intentaba secar las lágrimas con las manos.
- Nada, no me pasa nada ¿Es que no puedo yo tener un día sensible?
Akane se iba a un hospital, eso Jisei ya lo sabía porque había hablado con ella por teléfono y se lo había comentado, lo que sucedía es que estaba tan preocupada por la idea de que Inari debería aceptar el puesto ese en Sapporo que pensó que solo era una idea, una sugerencia de la psicóloga, no que era ya un hecho, que Akane iba a ingresar en un hospital... Akane se alejaba de ella, Inari se alejaba de ella... y ella empezaba ya a sentirse abandonada.
Era extraño que Jisei reaccionase así, ella siempre miraba las cosas desde el punto de vista mas objetivo posible, sopesando los pros y los contras y en este caso en concreto estaba claro que lo mejor y más adecuado era que Akane ingresase en ese hospital y siguiese el tratamiento o lo que fuese que tuviera que seguir y también lo mas adecuado era que Inari aceptase ese puesto en Sapporo pero... no podía, sentía que aquella la superaba, además la negación de Inari a aceptar ese puesto solo por estar con ella y el aura apagada de Akane, la tristeza de Ryuko y Sumire y esa exasperación en Akira... era demasiado, no podía con todo eso.
De todas sus amigas Akane había sido siempre su punto de apoyo y más aún que Akane, Ayesa, era su amiga, su confidente, como una hermana para ella ¿Qué iba a pasarle a Ayesa? ¿Qué iba a pasarle a Akane? Si Ayesa y Akane se fusionaban, si sus personalidades formaban una sola ¿Cual sería el resultado? ¿Una extraña?
- Va a ser muy divertido - intentaba bromear Akane - Akira y yo vamos a vivir juntitos, como si fuésemos un matrimonio.
- Será tu maridito - sonrió forzadamente Sumire.
- ¿No te parece emocionante, Sumire? - se extrañó Kyojin - Esperaba mas emoción por tu parte.
- Tampoco quiero que Akane se vaya y que pierda el curso, aunque bueno, seguramente yo tenga que repetir así que estaremos juntas el año de viene.
Era extraño ver a Sumire tan desanimada, ella siempre estaba alegre y veía lo divertido de cualquier situación, para ella todo era emocionante, quizás por eso, verla de "capa caída" parecía preocupante.
- ¿Te pasa algo, Sumire? - se interesó Akira - ¿Todo bien con el Kirin?
- Si, si, no es eso, es que es todo, no veo justo que Himeko haya tenido ese accidente porque ¿Qué ha hecho de malo Himeko? Ella es muy buena y ahora empezaba a vérsela tan contenta con Kohaku ¿Y Kohaku? Pues eso... y luego lo de Akane... es que no entiendo nada, no entiendo por qué tienes que ir a un hospital y las cosas no pueden seguir como hasta ahora, si no haces daño a nadie y a mi me gusta como eres.
- Pero no soy "normal", por eso voy a ir al hospital, para ponerme bien - habló Akane - Tengo que ser capaz de aceptar mis circunstancias y no esconderme detrás de personalidades solo porque no quiero enfrentarme a la realidad ¿No lo entendéis? Mi vida es un caos, no recuerdo cosas que he hecho o he dicho, no me gusta no saber lo que hago y quiero que mi vida sea eso, normal, o al menos lo menos caótica posible. Sobretodo no puedo eso que tengo dentro guardármelo y hacer que salga toda mí rabia contra mi misma. Si estoy enfadada conmigo misma, si me culpo de lo que sea tengo que enfrentarme a eso, a lo que fuera que me ha traumatizado tanto y superarlo y tampoco me vale si no me gusta algo volverme como una niña pequeña y bloquearme sin querer ver la realidad y... esas cosas que hago y digo. Sea lo que sea a lo que tengo que enfrentarme pues... tengo que hacerlo y superarlo.
- Hacéis un drama donde no lo hay - habló de pronto Shibi sorprendiendo a todo el mundo, como era habitual en él - Akane va a curarse y no se va tan lejos, yo pienso ir a verla a menudo y los fines de semana saldrá con nosotros, no veo donde está el drama. Prefiero que mi amiga esté bien atendida antes de verla todo el día tomando esas pastillas.
- Buenos días, chicos - saludó la profesora Nanao al entrar y todos le devolvieron el saludo - Bueno, tengo que daros noticias y me imagino que ya las sabéis.
- ¿Se trata de Himeko? - preguntó nervioso Kenshi - ¿Que se sabe de ella?
- Tranquilízate un poco, veo que ya sabes lo que le ha pasado.
- Si, que ha tenido un accidente - interrumpió Genki - ¿Pero como está?
- Efectivamente ayer tuvo un accidente de moto - los rumores se extendieron por el aula - A ver, silencio y podremos enterarnos bien de todo.
- ¿Como está? - preguntó Nowaki.
- ¿Es muy grave? - interrogaba a su vez Sumire.
- A ver, dejadme hablar, por favor. No os preocupéis que está completamente fuera de peligro. Eso si, no va a venir en una temporada a clase.
- ¿Y por qué no ha venido Hizashi a clase? - volvió a preguntar Kenshi.
- Supongo que habrá pasado la noche en vela y estará cansado. Esta mañana ha llamado su padre y nos ha dicho que tiene fracturadas las piernas.
- ¿Las dos? - interrumpió Genki.
- Si, las dos. Debe ser que del impacto salió disparada o bueno no lo saben, el aso es que se ha fracturado los dos tobillos y la pierna izquierda la tiene bastante mal, pero la buena noticia es que por suerte no tiene nada más.
- ¿Y el hermano de Kamui? - se interesó ahora Momoka poniéndose en pie.
- Pues parece que él está mas grave, le están operando, así que hoy no va a venir Kamui, como es evidente.
- ¿Y cómo fue el accidente? - preguntó Suo después de levantar la mano.
- Parece ser que un coche no les vio al dar una curva o algo así. A lo mejor Momoka sabe más de eso.
- No, la verdad es que no se mucho, a mi no me dejaron acercarme y preguntar, yo me quedé con la abuela de Takumi.
- Están en el Hospital General de Kizuna - continuó hablando la profesora - Pero os recomiendo que hoy no vayáis todos allí, no creo que Himeko esté para demasiadas visitas.
- Nanao - Yuri se levantó temblando y se sorprendió al darse cuenta de que estaba temblando y mareada - De verdad ¿Cómo están?
Fue lo último que dijo antes de caer redonda al suelo.
...
Yuri abrió los ojos y no vio nada, solo algo blanco.
- ¿Cómo te sientes? - escuchó la voz de Genma, profesor y orientador del instituto, a su lado - Toma, un poco de agua.
Miró hacia donde venía la voz y vio al profesor con uno de sus palillos entre los labios, como era habitual en él y ofreciéndole un vaso de plástico blanco.
- Gracias - dio incorporándose para coger el vaso - No sé lo que me ha pasado.
- ¿Sabes dónde estás? - vio a Shinobu acercarse a ella e inclinarse para cogerle el pulso.
- Si, en la enfermería ¿Me he desmayado?
- ¿Has desayunado hoy?
- ¿Por qué me preguntas eso? - contestó a su vez de forma defensiva.
- No eres la primera que se desmaya por no desayunar.
- ¿Ah si? ¿Se desmayan a menudo?
- Si, es lo que tiene no ingerir alimentos y la falta de energía. Lo que me extraña es que te hayas desmayado tan temprano, normalmente se desmayan casi al final de la mañana, cuando el cuerpo empieza a notar que le falta "gasolina".
- Bueno es que... no he dormido bien, por lo del accidente de Himeko.
- ¿Cenaste anoche?
Yuri retiró la vista sintiendo como su cara ardía, seguramente se habría puesto muy colorada y solo de pensarlo le entraba mas vergüenza con lo cual el calor aumentaba.
- O sea que no cenaste anoche - concluyó con tranquilidad el profesor.
- Es que como Momoka me llamó yo me puse muy nerviosa y entonces el padre de Akira nos llevó al hospital y cuando regresé a casa ya era tarde.
- Ah, me imagino que tus padres habrían ya recogido la cena.
En realidad no y Genma sabía que no podía haber sido así. Los padres de Yuri ya estaban al tanto del problema de su hija y los profesores del instituto también, así que Genma sabía a ciencia cierta que los padres de Yuri seguro que dejaron la cena para cuando su hija regresase. Que ella consiguiese engañarnos de alguna forma para no cenar era otro tema...
- Anda, túmbate y descansa, voy a traerte algo de comida para que recuperes fuerzas.
- Pero...
- Chist, no protestes o llamaré a tu madre y le diré lo que te ha pasado y que te lleve a casa.
- No, no, mejor no la llames, estará ocupada porque ella es amiga de la madre de Himeko y seguro... mejor no la molestemos.
- Está bien, entonces voy a por la comida ¿Qué prefieres? ¿Un sándwich? ¿Algún bollo?
- ¿No puede ser algo de fruta? - preguntó resignada, puesto que se la llevaría al menos que no fuera un bollo.
- Si, claro. Ahora vuelvo.
Tendría que tomársela, recapacitaba Yuri cuando se quedó sola, bueno, sola, sola no estaba Shinobu, la enfermera del instituto y también profesora, sentada frente a una mesa de despacho que había en la enfermería y parecía muy enfrascada corrigiendo unos exámenes, claro que eso no quería decir que fuera a ser fácil no comerse la fruta que le iban a traer.
De repente se dio cuenta de que lo que estaba pensando era una barbaridad, estaba planeando como engañar a los profesores y no comerse la fruta porque... porque le daba asco, solo pensar en el olor de la comida ya empezaba a tener ganas de vomitar... dios mio ¿Qué estaba pasando con ella? Estaba haciéndose daño a si misma, no actuaba de una forma normal, vale que no quisiera meter en su cuerpo grasas y todo eso pero… ¿es que estaba equivocada con sus decisiones?
Desde siempre había estado muy preocupada por no engordar y no porque de pequeña fuera una niña "rolliza" o se metieran con ella, era más bien por su madre y su abuela, podía decirse que esa obsesión con ser perfecta se la creó su madre, porque fue la primera en ponerle una dieta… si, su madre, esa misma que ahora se ponía como loca porque decía que no comía.
Ella recordaba a su abuela, la madre de su madre como una mujer "redondita" que cuando se reía, lo cual era muy a menudo porque era muy risueña, se le movía la barriga arriba y abajo, arriba y abajo. Su madre tampoco era una mujer delgada, no es que ella la viese gorda pero veía las fotos de cuando tenía su edad y podría decir perfectamente que era ella si no fuera porque su madre era mucho mas ancha que ella, no gorda, solo… vamos que su madre nunca había sido delgada y como se parecía tanto a ella su madre comenzó a pensar que Yuri también engordaría, seguro que lo suyo era algo genético y seguro que el no cuidarse también era muy importante, lo mas importante.
Emi, la madre de Yuri, estaba muy orgullosa de su preciosa niña, de su niña que parecía una muñeca y no quería que le pasase como a ella, que empezase a engordar y dejara de ser la muñequita que era ahora, así que una alimentación adecuada y un poco de ejercicio no le vendrían nada mal.
Si, ahora se daba cuenta, ahora se acordaba, no era solo por ella, no ella la única que se obsesionó con ser perfecta porque creía que era para lo único que servía, no, aquello empezó con su madre pero a ella se le había ido de las manos tanto como para preocupar a sus padres y a sus amigos ¿Dónde había fallado el plan?

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