sábado, 23 de agosto de 2014

133. Nowaki nunca se rinde

Al llegar a su casa Nowaki encontró a su madre bastante alterada, nerviosa, ordenando un armario, cosa que hacía cuando se encontraba de muy mal humor y hablando sola.
- ¡Ya estoy en casa!
- Coge tu mismo la merienda - le dijo a gritos.
- Mamá está de bastante mal humor - le aclaró Minako sentada frente al televisor mientras tomaba un postre de gelatina.
- ¿Qué le pasa a mamá?
- No lo se. Ya estaba así cuando llegué.
Nowaki fue a cambiarse de ropa y cuando regresó dispuesto a comerse él también un postre de gelatina se encontró con su madre.
- Ese maldito Kaguya - mascullaba entre dientes.
- ¿Pero qué te pasa que gruñes tanto?
- Los Kaguya son insoportables… todos. Siempre con sus aires de importancia, como si fuesen los mejores ¡Pues yo soy una Ibiki! Y los Ibiki también somos importantes ¿Qué se ha creído ese?
- ¿Somos importantes?
- Por supuesto - decía mientras sacaba un trozo de tarta del frigorífico y buscaba algo con lo que comérsela - Los Ibiki somos muy importantes, tanto que vosotros deberíais ser Ibiki, no Namikaze, lo que pasa es que tu padre es muy buena persona y… ¡maditos Kaguyas!
- ¿Pero que es lo que pasa?
- Y ahora quieren emparentar con una familia importante - gruñía sentándose a comerse la tarta - No se como Mikoto aguanta tanto, te lo juro.
- ¿Cómo que quieren emparentar con alguien importante?
- ¿Sabes que Touya, el hermano de Yuri está saliendo con Sakura, la hermana de Momoka? - comentó Minako a su hermano. A ella aquella conversación le importaba más bien poco.
- ¿Qué me dices?
- Esa Sakura es una verdadera guarra.
- Eso lo dices porque a ti te gusta Touya, si lo sabré yo.
- Pues claro, es bien guapo, se parece a ese chico… a ese con el que discutiste el año pasado ¿Sabes quien te digo? Uno rubio con carita de niño bueno, que va mucho con el otro bajito que también es muy mono.
- ¿Deisuke?
- Si, ese… que guapo que es.
Vaya por dios, otra vez tenía que aparecer el condenado Deisuke, menudo día que tenía hoy con el niñito.
- Pretenciosos… - continuó refunfuñando Sonomi - Menos mal que no saben o no recuerdan lo importante que somos los Ibiki, solo me faltaría que quisiese casar a su perfecto hijo con Minako - dijo en voz baja pero no lo suficiente como para que Nowaki no lo escuchase.
- ¿Qué quieren casar a Kamui con Minako? - gritó despavorido Nowaki.
- ¿Pero que dices? - gritó también la madre - ¡Pues si! ¡Lo único que me faltaba por oír!
- Pues a mi no me importaría - dijo Minako con naturalidad - Es muy guapo.
- ¡Deja de decir tonterías! - le gritó su madre - Vamos que ni que se les ocurra. Bueno, voy a arreglarme que aún tengo algunas consultas.
- Pobres de tus pacientes - comentó Minako - Ya pueden hoy portarse bien.
Nowaki no dijo nada pero ya lo había comprendido todo. El padre de Kamui quería casar a su hijo con alguien, alguna hija de familia ilustre para… para lo que fuera… Eso era lo que le pasaba a Kamui, por eso estaba tan raro y seguramente por eso se aferraba a Akane como a un clavo ardiendo.
...
Akane salió de casa de su madre a toda prisa, se había entretenido demasiado y todo por haber puesto el ordenador de su padrastro, es lo malo que tiene Internet que te pones un momentito para mirar una cosita de nada y cinco minutos después miras la hora y resulta que ha pasado una hora, será que cuando te conectas entras en una especie de espacio temporal distinto donde los minutos tienen menos segundos o algo así. Sea como fuera, Akane se había conectado para buscar información sobre eso de la personalidad múltiple, es que le había llamado mucho la atención y sobretodo su curiosidad se había despertado ¿Por qué Akira estaba leyendo ese libro? Que además era un libro que le había dejado Kohaku, que no es que fuera suyo, que lo tuviera por su casa y le hubiera dado por leerlo, no, eso quería decir que se lo había pedido a Kohaku ¿Y por qué tenía una tarjeta de la madre de Nowaki, que es psicóloga? Bueno, quizás para eso si tenía respuesta, quizás la tarjeta era del propio Kohaku porque él acudía a su consulta... si, sería eso.
No le había servido de demasiado la información que encontró en Internet sobre el "trastorno de personalidad disociativa" que es como se llamaba, más o menos lo mismo que había leído solo que después de tanto leerlo cada vez le resultaba extrañamente más inquietante.
Llegó corriendo a la estación de tren, no podía perderlo, si lo hacía y tenía que esperar al siguiente le iba a tener que tocar correr demasiado para llegar a tiempo al trabajo y ella no quería llegar tarde, llevaba poco tiempo en ese trabajo y tenía que demostrar que era responsable. Al ver el andén con bastantes personas esperando comenzó a andar más despacio mientras se llevaba la mano a un costado. Miró su reloj, por los pelos, después buscó con la mirada uno de los paneles informativos que había en el andén, este indicaba que el tren estaba próximo a efectuar su entrada. Inspiró profundamente y se relajó.
Miró en la dirección por donde tenía que venir el tren y se sorprendió al ver una cara conocida. Era Momoka.
- ¿Momoka? - dijo cuando ya estaba muy cerca de ella.
- ¡Akane! ¿Qué tal? ¿Vas a coger el tren?
- Si. Voy a trabajar.
- ¿Trabajas?
- Pues si, en los laboratorios Shikamoto.
El tren llegó y paró, las puertas se abrieron, Momoka y Akane dejaron salir a las personas que así lo hacían y entraron. Se sentaron sin ningún problema en dos asientos contiguos.
- ¿Y tú donde vas? - se interesó Akane.
- Voy al hospital, es que está mi abuelo ingresado y voy a verle.
- ¿Es grave?
- Tuvo una pancreatitis pero ya está mejor, creo que le van a dar el alta pronto. No sabía que trabajaras.
- Es que no hace mucho que empecé.
- ¿Y por qué trabajas? Bueno, no quiero resultar muy cotilla.
- Es que quiero ahorrar dinero para poder alquilar una habitación o algo cuando termine el curso. Es que la casa de mi madre es muy pequeña y estamos muy apretados.
- Vaya.
Se hizo un incómodo silencio. No es que Momoka y Akane no fueran amigas, normalmente se llevaban bien pero aún así su situación era difícil, allí estaban dos de las chicas en las que Kamui estaba interesado y se suponía que con las dos había tenido varias citas.
- Mira Momoka - dijo al fin Akane que no soportaba esa incomodidad - Creo que deberíamos hablar de Kamui, porque esta situación es algo rara y somos compañeras y yo creo que deberías aclarar algunas cosas, como que yo no estoy interesada en Kamui.
- No te preocupes, ya se que no estás interesada en él porque estás saliendo con Akira, porque estás saliendo con él ¿Verdad?
- Ah pues podría decirse que si... si, estamos saliendo.
- Ten cuidado Akane, Kamui ya no es el mismo, no entiendo como se ha obsesionado tanto contigo.
- Ah... - Akane comenzó a valorar mentalmente si debería decirle a Momoka la información de la que disponía o no porque Momoka estaba muy sensible, por lo que hablaron la tarde anterior se le había caído la venda que tenía en los ojos y que le hacía idolatrar a Kamui y empezaba a sentirse atraída por otro chico, para Akane no era el más apropiado pero vamos, en eso ella no iba a meterse y si ahora se enteraba de que a Kamui quieren casarlo por conveniencia pues a lo mejor se le despertaba la compasión y volvía de nuevo atrás - Son cosas de las hormonas, supongo.
- ¿Crees que lo suyo ha sido algo hormonal?
- Por supuesto.
- Yo pensaba que ese chico no tenía hormonas.
Las dos rompieron a reír.
- Es cierto - añadió Akane - Yo también llegué a pensarlo.
- Pero mira, llegaste tú y se las despertaste.
- Será por mi cabeza naranja - rió Akane - Lo mismo le llamó la atención.
- O por tu "pechonalidad" - rió también Momoka - Yo creo que fue más por eso. Se ha puesto muy pesadito contigo ¿no?
- Hombre el chico es... insistente.
- Es un poco ridículo, no se da cuenta de lo tonto que se está comportando.
- Si, tengo que volver a hablar con él y ayudarle a aclarar sus sentimientos.
- ¿Que tiene que aclarar? ¿Su ego infladísimo?
- Está muy confundido y ha sido culpa mía, yo soy responsable de esa confusión que siente.
- No lo creo, él siempre fue muy... nunca quiso ser amigo de nadie no le interesaba. Yo intenté ser su amiga, muchas veces, muchas, me esforcé por caerle bien, por... hasta le dije que le quería y nunca conseguí nada.
- Momoka... yo nunca quise interponerme entre vosotros, al contrario.
- Ya lo se Akane, ya lo se. Tú nunca has sido de esas chicas que iban detrás de él, por eso cuando empecé a sospechar que le gustaba otra chica ni se me ocurrió pensar en ti. Cuando me di cuenta de que eras tú es que no me lo podía creer.
- Yo no debí haber seguido con aquella tontería. Porque fue una tontería, yo le pedí una cita en broma, era un ejemplo, no se me ocurrió pensar que él se lo iba a tomar en serio y fui tan creída de seguir con la broma. Supongo que no puedo engañar a nadie, que uno de los chicos más populares del instituto me dijese que saldría conmigo pues... me sentí... no se, importante o popular.
- Tú siempre has sido popular Akane.
- Si, popularísima gracias a mis melones, mira, las mismas que ahora no puedo contener en la blusa. Yo no quise interesarle a Kamui, te lo aseguro, solo era una cita y no me pareció mal, no se me ocurrió que yo le interesase, además hablamos mucho de ti. Yo no se ahora como piensa Kamui pero entonces estaba convencido de que no te merecía y quería... ¿cómo te lo diría yo? cederte a Nowaki.
- ¿Cederme? ¿Cómo si yo fuera un balón o algo así?
- Eso fue lo que yo lo dije. No quise hacerte daño, yo le dije que tenía que averiguar lo que sentía por ti antes de...
- ¿De declararte su amor? No me enfado contigo Akane, soy yo la que he sido siempre una ilusa y la que no avanzaba, la que no se daba cuenta de que todo el mundo cambiaba, todos menos yo. Como Nowaki... él también ha cambiado, ya no está detrás de mi y la verdad le hecho de menos.
- Es lo que suele pasar, nos quejamos de las cosas hasta que nos faltan y entonces la echamos de menos.
...
Himeko terminaba los deberes en su habitación. Abrió uno de los cajones del escritorio para buscar la grapadora cuando se fijó su diario, no es que no supiese que estaba allí o que hiciera tiempo que no lo veía, porque lo veía todos los días pero era algo tan normal verlo que ya no se fijaba en él. Era un diario blanco con letras azules, el canto de las hojas dorado y que se cerraba con un pequeño cerrojo; se lo regaló su madre cuando pasó a secundaria porque, según ella, a partir de ese momento pasarían cosas muy interesantes en su vida y a lo mejor le gustaría escribirlas y tener ese recuerdo. Eso era lo que le había dicho, luego supo que se le recomendó la psicóloga como ayuda para que ella pudiese expresar todo eso que sentía, el rechazo que sentía por parte de su padre, el miedo a defraudarle... Hacía ya años que no escribía en él, como que empezó a aburrirse de hacerlo. Lo sacó y rebuscó por el cajón hasta encontrar la pequeña llave.
Lo abrió, lo primero que vio fue una foto de Nowaki, sonriente y feliz, como siempre... que pequeño se le veía, claro si tendría 14 años o así. Recordaba que esa foto fue su mayor tesoro durante mucho tiempo. Nowaki, con su alegría y su optimismo siempre había sido una ejemplo para ella y ahora también aunque de otra forma porque ahora tenía a Kohaku... Kohaku, él también era un ejemplo a seguir, con lo mal que lo había pasado cuando era niño y todo lo que se esforzaba por superar sus malos recuerdos. Cuando conoció a Kohaku le dio hasta miedo, con ese gesto de enfado hacia el mundo, ese desprecio con el que miraba y esa desconfianza... normal, cualquiera sería desconfiado si hubiera pasado lo que él pasó. Sin embargo fue conociéndole poco a poco y... eran tan valiente, tenía tantas ganas de recuperar el tiempo perdido y de ayudar a los demás... para Himeko no había nadie más valiente que Kohaku.
De pronto se sintió confusa ¿Seguía sintiendo algo por Nowaki? Porque le quería mucho y cuando hoy le había visto tan decaído en el instituto se había preocupado mucho, no podía dejar de observarlo pero a ella le gustaba Kohaku, seguro, esperaba no tener confundidos sus sentimientos porque no se perdonaría a si misma hacer daño a Kohaku... no, a ella le gustaba Kohaku, seguro, no es que se hubiese apoyado en él porque se sentía rechazada por Nowaki, no, seguro que no.
Lo que más aterraba a Himeko era fallar a Kohaku o que él pensase que aún sentía algo por Nowaki.
Cerró de nuevo el diario y lo volvió a guardar. Iría a hablar con su madre, tenía que decirle que ahora estaba saliendo con Kohaku no vaya a ser que alguien se lo dijese antes, además quería hablar con ella porque seguro que la comprendía y la ayudaría con el tema de su padre.
...
Era cierto que a veces después de dormir se ve todo de otra forma. Por lo menos es lo que le pasaba a Nowaki. Había estado preocupado y dándole vueltas a todo, algo así como deprimido y eso era muy raro en él porque no era de los que se deprimían, él era optimista por naturaleza, nunca se dejaba abatir, siempre pensaba que todo se podía lograr si uno se empeñaba, así que esa tontería que le había entrado no era muy normal en él, a lo mejor es que estaba incubando alguna enfermedad.
Mientras se arreglaba recordó la conversación que había tenido el día anterior con su padre cuando le llevó en coche al instituto.
"...
- Nowaki ¿Es que tienes algún problema con Momoka?
- ¿Con Momoka? No, todo bien, más o menos.
- Pues tu madre cree que te pasa algo ¿Te ha vuelto a rechazar?
- Ah, yo ya paso de Momoka. O sea, no como amiga, como amiga la quiero mucho.
- ¿Es que lo suyo con Kamui ha prosperado?
- Pues la verdad es que no.
- ¿Pues entonces, que te pasa? ¿Es por Yuri?
Nowaki no contestó.
- Yuri es muy guapa y simpática.
- Y también inteligente, es muy lista.
- Si, muy inteligente. Así que ahora te gusta Yuri.
- ¿Cómo lo sabes? - gritó alarmado.
- Porque estás muy preocupado por ella. Tu madre me lo ha dicho.
- Mi madre es una chismosa y de las gordas.
- No te enfades. Se como te sientes.
- ¿Ah si? ¿Y como me siento?
- Asustado. Quieres ayudar a una chica y eso no es nuevo en ti, siempre estás preocupado por todo el mundo pero en este caso tienes por primera vez miedo, miedo a fallarla porque te importa demasiado.
- A mí siempre me han importado mis amigos.
- Si, y siempre actúas inconscientemente, a lo loco pero ahora no te atreves.
- ¡Pero no puedo hacer eso! ¡Tengo que hacer algo! ¡Tengo que ayudarla! Se está haciendo daño a si misma y actúa de una forma muy rara. Coquetea con chicos solo para llamar su atención y yo...
- ¿Y por qué no le dices lo que tu sientes?
- Claro, ¡Como eso es tan fácil!
..."
Pues no era fácil pero lo importante es que ella fuera dándose cuenta de que él también estaba en aquel juego y dispuesto a ganarlo.
...
Akira desayunaba en la cocina de su madre completamente sumido en sus pensamientos. Sabía que convencer a Akane para ir al psicólogo iba a ser imposible así que mejor ni intentarlo, pero tenía que ir, Akane tenía un problema grave, ese trastorno no era una tontería sin importancia, no era normal tener varias personalidades, eso no podía ser bueno por más que Ayesa hiciera que Akane se sintiese mejor... no, los problemas hay que afrontarlos para poder solucionarlos no esconderlos y actuar como si no existiesen, además estaba esa otra Akane, la iracunda, la agresiva que aún no sabía si era otra personalidad o simplemente un ataque de furia pero daba igual, era dañina consigo misma, parecía que se quería auto castigar y que odiaba que fuera abriéndose a sus sentimientos... eso sin contar con lo que le pasaba cuando le entraba esa especie de culpabilidad y se bloqueaba... Akane no era normal y punto.
Tenía que decirle a Ayesa que fuera a la psicóloga, Ayesa quería ayudar a Akane así que seguro que podría convencerla pero el problema es que nunca sabía cuando iba a aparecer a Ayesa ¿Por qué esa chica no tenía un interruptor que pulsar para que cambiase?
- ¿Qué le pasaba a Akane? - preguntaba Chiharu desayunando enfrente de él - ¡Eh! ¡Bobalicón! ¡Despierta!
- ¿Qué quieres? - habló con aburrimiento.
- ¿Que qué le pasa a Akane que va con tantas prisas?
- Como siempre quiere hacer muchas cosas en poco tiempo.
- Akira - le dijo la madre entrando en la cocina - Tu ropa ya está limpia, luego la sacas de la lavadora y la tiendes antes de irte.
- Vaaaaale.
- ¡Deja de quejarte! ¿No querrás que también te la cuelgue yo, verdad?
- No, yo lo haré.
- Lo que no entiendo es porqué Akane no ha traído la suya también.
- Le da vergüenza, prefiere llevarla donde su madre.
- Será tonta, menudas ganas de ir cargada con la ropa y volver. Ella puede utilizar la lavadora cuando quiera, eso si, eso si, la pone ella y la recoge ella y tu la tuya, así te acostumbras para cuando vivas solo.
- Se lo diré, pero aún así le dará vergüenza.
- Necesitáis una lavadora. Que lástima que tu tío desguazó la vieja... habrá que ir a una tienda de segunda mano o algo, pero mientras tanto dile que puede utilizar esta sin ningún problema.
- Se lo diré.
- Que utilice sus productos, si eso la va a hacer sentir mejor.
- Vale.
- Voy a buscar tu cartilla de vacunación, hoy tenéis revisión médica ¿verdad?
- Si, es cierto, se me había olvidado, menudo rollo.
- ¡Deja de quejarte tanto!
- Yo tuve la revisión ayer - habló Chiharu - ¿Y a que no sabes una cosa? He crecido bastante. La enfermera me dijo que si sigo a este ritmo llegaré casi al 1,70
- No te lo crees ni tu, enana.
Akane entraba con prisas en la cocina. Llevaba su cartera y un chaleco de punto y su corbata en el brazo.
- No te acostumbres pero hoy también te he preparado el almuerzo. Te he dejado una tartera al lado de tu cartera. Espero que te guste.
- ¿Es que no puedes parar nunca de hacer cosas?
- Y también he recogido yo la cocina.
- Ya estamos, si no lo haces tu es que revientas, apuesto a que piensas que no lo sabría hacer yo.
- No es eso, es que cuando me pongo nerviosa no puedo estarme quieta.
- Oye ¿No vas tu muy escotada?
Akane se miró los botones desabrochados de su camisa.
- Es que no me abrocha la camisa, es que mira que le dije a mi madre que no la lavara con agua muy caliente que encoge, pero nada, ella ni caso, a lo suyo.
Chiharu se echó a reír.
- Eso te pasa por tener tanto ¿ves? Ese es un problema que yo no tengo.
- Maldita camisa - gruñó Akane - No hay forma de abotonármela.
- Pues no creo que sea apropiado que vayas así - comentó Akira - Dejas poco a la imaginación.
- Pues no eres tu exagerado ni nada. Además con la corbata y el chaleco lo disimularé.
- Vas a pasar calor.
- ¿Y que voy a hacer si no?
- Yo no te puedo dejar ninguna camisa mía - alegó Chiharu.
- Ya, ya lo se - Akane empezó a abrochar uno de los botones, estaba justo a la altura de los ojos de Akira - No me mires tanto el canalillo, haz el favor, pervertido, y encima el botón está a punto de descoserse, tendría que darle unos puntos o algo.
- No lo puedo evitar, prácticamente me lo estás metiendo por los ojos.
- Tú hazte el gracioso. Ya está ¿Cómo me queda?
El botón estaba abrochado, si, pero se veía que se iba a desabotonar de un momento a otro, además que se abría un hueco entre los dos botones.
- Fatal - contestó Akira.
- Pues es todo lo que puedo conseguir sin dejar de respirar y no creas que me agobia bastante - Akane se puso las manos en la cadera y echó los codas hacia atrás inhalando aire como si quisiese confirmar que no respiraba como deseaba y en ese momento el botón de la camisa, que estaba cosido por unos tristes y débiles hilillos salió disparado.
- ¡Ah, dios! - se quejó Akira llevándose la mano al ojo izquierdo.
- ¿Te ha dado? - se preocupó Akane.
- Si, quita, quita... en todo el ojo.
- Que bueno - reía Chiharu - Ha salido disparado como una bala.
- Déjame que te vea ¿Te duele mucho?
- Si ya sabía yo que tú terminarías lesionándome con algo.
- Deja que te vea.
- Mejor voy a echarme algo de agua.
- ¿Que ha pasado? - preguntó la madre - Te traigo tu cartilla ¿Dónde vas?
- Akane ha dejado tuerto a tu hijo de un tetazo.
- No, ha sido que el botón ha saltado y... ¿La cartilla?
- Hoy es la revisión médica ¿No lo sabías?
- Ah pero mi cartilla la tiene mi madre y ayer se me olvidó pedírsela. Bueno, la buscaré ahora cuando lleve la ropa.
- ¿Se te ha saltado un botón?
- Y se ha estrellado contra el ojo de Aki, ha sido muy divertido.
- Chiharu no te rías de las desgracias de tu hermano.
- Eso le pasa por acercar tanto la cara a donde no debe.
- ¿Y dónde está el botón?
- Aquí - contestó Akane cogiéndolo de encima de la mesa - Pero ya no tengo tiempo de cosérmelo.
- Si, si hay tiempo, verás que no tardo. De todas formas esa camisa te queda muy pequeña - dijo saliendo de la cocina.
- Ya lo se, mi madre la lavó con agua muy caliente y fíjate el problema.
- Tendrás que decirle a tu madre que te compre otra si no quiere que vayas por la vida enseñando tus peras - comentó Chiharu.
- Si, tendré que hacerlo. Mira Yoshiko - dijo saliendo también de la cocina - No te molestes, me pongo un imperdible en la blusa y ya, con la corbata y el chaleco no se notará. Ya lo coseré cuando vuelva.
- Bueno como quieras, pues toma un imperdible.
- Gracias. Akira me voy que tengo que llevar la ropa a casa de mi madre y luego he quedado con Momoka, no te importa ¿verdad?
- No, no, vete, vete - decía saliendo del baño y dirigiéndose a la cocina.
"¿Con Momoka?" pensó Akira, eso si que era extraño.
Akane se acercó a él casi arrollándole.
- Se me olvidaba una cosa - le dijo y sin dejarle preguntar ni reaccionar le cogió del cuello con una mano se empinó y le dio un sorprendente y cálido beso en los labios - Nos vemos en el instituto, que se te de bien todo.
Y desapareció dejando a Akira perplejo y sonriente mientras se tocaba los labios y así volvió a entrar en la cocina.
- ¿Te gusta mucho, eh? - le guiñó un ojo Chiharu - Pues ánimo hermanito y no te rindas, ya casi la tienes en el bote.
...
Momoka ya esperaba a Akane en la esquina donde habían quedado. La tarde anterior habían estado hablando como nunca lo habían hecho y Momoka sintió que podía confiar en ella y le contó lo que había sucedido el fin de semana con Takumi, pensó que quizás Akane al no ser una de sus amigas más íntimas podía darle otro enfoque a su situación y tenía razón, por lo menos ella se sintió muy cómoda contando sus dudas a una chica que no la juzgaba y ante la que no tenía que justificarse.
- ¡Ya llego! - decía Akane mientras corría hacia ella.
- ¡No corras! Tranquila o te caerás.
- Perdona, es que no encontraba mi cartilla para lo de la revisión médica.
Habían quedado para ir juntas al instituto porque la conversación en el tren terminó cuando Akane llegó a su destino quedando interrumpida y Akane sentía que debía escuchar un poco mas a Momoka, quizás se lo debía de alguna forma porque por su culpa Kamui se había comportado como se comportó con ella, si no hubiese sido por lo que le dijo a lo mejor Kamui no habría hurgado en sus sentimientos y no habría intentado averiguar que sentía por ella de esa forma tan equivocada.
- ¿Vas a hablar con Nowaki?- preguntaba Akane.
- Si, si, por supuesto. Tengo que hablar con él y contarle lo de Takumi, no puedo engañarle. El es la persona más desinteresada que conozco, siempre preocupado por todo el mundo, no puedo engañarle.
- Sabes que se va a preocupar por ti.
- Si, lo se. No le va a hacer gracia que intime con Takumi sobretodo después de lo que le hizo a Himeko pero más le dolerá si se entera por terceros.
- Ahí te doy la razón. Oye y dime ¿Cómo es Takumi en privado?
- Pues es mucho más agradable de lo que parece y bastante educado.
- Que extraño me resulta todo.
- No se porqué drogaron a Himeko pero... creo que si le dimos una oportunidad a Kamui deberíamos también dársela a él ¿No crees?
- Bueno, no puedo decirte que no, siempre he considerado que en una historia hay dos versiones aunque de todas formas recuerda que para cubrir una mala acción hacen faltas muchas buenas y no se como le va a sentar a Nowaki o a Kohaku... ¡Ay dios mío! ¡Kohaku!
- Por eso tengo que intentar hacer razonar antes a Nowaki, creo que si le convenzo a él será más fácil lo de Kohaku.
- Madre mía, vaya jaleo que tenemos montado. Ah, ah, y luego está lo de Deisuke y Yuri.
- Si, esa es otra. Es que Yuri tiene problemas y se le está yendo de las manos.
- No, si no lo digo por Deisuke, que también ¿Sabes? Yo juraría que a Nowaki le gusta Yuri.
- ¿Pero que dices?
- Tú obsérvalo, yo lo estuve ayer, cuando Yuri rompió con Kenshi y luego me puse a recordar detalles y juraría que le gusta.
- Pero no, lo que pasa es que él está preocupado por Yuri.
Momoka dijo aquella afirmación completamente convencida pero sin embargo algo se quedó suelto en su cabeza ¿Podía ser posible?
...
Los primeros en llegar al instituto habían sido Setsu y Hikari. Setsu pertenecía al club de natación y era muy bueno. Nadar era lo suyo, casi se podía decir que el agua parecía su medio natural.
Muchas mañanas él acudía a primera hora para practicar en solitario en la piscina cubierta que tenía el instituto y no le molestaba, si por él fuera se pasaría horas dentro de la piscina. Pero hoy no estaba solo, había pedido a Hikari que le acompañara, necesitaba a alguien que le cronometrase los tiempos.
Así que Hikari, en el borde de la piscina y cronómetro en mano era lo que hacía no con mucho entusiasmo. En realidad se preguntaba porqué había accedido a ir a ayudar a ese maldito pescado, es más, se preguntaba porqué ese maldito pescado le había pedido a ella que le ayudase ¿Por qué no se lo pidió a Shugo? Era lo que siempre hacía.
- ¿Cuanto? - preguntaba Setsu ansioso desde el agua.
Hikari le miró divertida, la verdad es que con ese horrible gorro y esas horribles gafas tenía un aspecto de lo más cómico.
- ¿Cuanto tiempo he hecho? - gritó el chico.
- 1 minuto 15 segundos.
- ¿Qué? - gritó aún más.
- 1 minuto 15.
- Eso está mal, fijo ¿Estás segura de que le has dado bien al botón?
- ¿Me estás llamando inútil?
- Te estoy llamando alelada.
- Mira imbécil, me has hecho madrugar y he venido a hacerte un favor, cosa que no se porqué he hecho, no me vengas encima haciéndote el chulito porque no tengo el humor para aguantarte.
- Te digo que eso está mal ¡No puedo haber hecho ese tiempo!
- ¡Pues lo has hecho!
- ¡No se para que te he pedido a ti que me ayudases! ¡Eres una inútil!
- ¿Que soy una inútil? ¿Y si yo soy una inútil que eres tú?
- No sirves ni para cronometrar.
- ¿A que te tragas el cronómetro?
- Claro, si no está tu Kamui no sirves para nada.
- ¿Quieres que te demuestre como te meto el cronómetro por el culo?
Setsu puso las manos en el borde de la piscina y se impulsó para salir. Hikari le miró, si no fuera por ese gorro y esas gafas diría que el chico estaba de muy bien ver, la verdad es que tenía anchas espaldas, brazos y piernas bien firmes y un abdomen... vaya... quien lo diría... como se notaba que era deportista.
- ¿Qué me miras tanto?
- Lo ridículo que estás.
- Ah, estoy ridículo - dijo quitándose las gafas - Claro es que yo no soy tan cool como tu Kamui.
- ¿Quieres dejar de recordarme a Kamui? - le gritó - Y toma - le tiró la toalla - Sécate que te pondrás enfermo.
- ¿Y no quieres que me ponga enfermo?
- Lo único que me faltaba, aguantarte enfermo.
- ¿Es que tú me ibas a cuidar?
- ¿Yo? Ni en tus sueños.
Setsu se quitó el gorro y el polvo de talco blanquecino se vio flotando en el aire. Se sacudió el pelo. Hikari seguía mirándole y Setsu se dio cuenta de la curiosidad que parecía despertar en su compañera.
- ¿Que te pasa? Ya no tengo esa pinta tan rara ¿No?
- No pero deberías raparte el pelo... así dicen que se recorta tiempo.
Hikari se quedó de pronto tiesa como un palo al notar como Setsu se acercaba a ella... demasiado cerca.
- ¿Quieres que te diga una cosa?
- ¿Que cosa?
- ¿Sabes porqué te he pedido que me ayudases hoy?
¿Pero que le pasaba ahora a este estúpido? ¿Por qué se arrimaba tanto?
Setsu levantó la mano lentamente, parecía que iba a llevarla hasta su mejilla y Hikari empezó a pensar si debía golpearle en ese momento o esperar a ver que es lo que ese maldito y estúpido pescado pretendía.
Y de pronto Setsu llevó su mano a la cabeza de la chica y le dio un restregón despeinándola.
- Eres buena chica, buena chica.
- ¿Qué soy qué? - gritó enfurecida Hikari mientras le empujaba de nuevo al agua con toalla incluido - ¡Eres lo más tonto que hay sobre la tierra... y en el agua! ¡Anda y quédate a ver si te salen agallas o te conviertes en sapo!... ¡Subnormal! - dijo mientras se marchaba.
- ¡Eh! ¿Te has enfadado? ¿Pero por qué te has enfadado?
- ¡Olvídame!
- ¡Pero tráeme otra toalla que esta se ha mojado!
- ¡Anda y vete a la mierda que creo que han puesto un columpio!
Si se paraba a pensarlo Setsu no sabía porqué se comportaba así con la chica, no era mala chica después de todo pero es que no lo podía evitar, era verla y venirle a la mente todas las veces que la había visto detrás de Kamui y... le entraba como una rabia que no sabía controlar.

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