sábado, 23 de agosto de 2014

149. El veneno de Arashi

- ¡No me lo puedo creer! – decía Akane ante un Akira que intentaba normalizar la respiración después de la carrera - ¡Has hecho el recorrido entero!
- Psist, yo soy un machote.
- Reconozco que me has sorprendido, el año pasado te quedaste a la mitad del camino.
- Y este año me estoy muriendo, todo hay que decirlo.
- Lo que pasa es que este año no ha podido escaquearse – explicó Kyojin – Hemos tenido a Sigure todo el rato pegado a nuestro culo.
- ¡Akira! – llegó corriendo hasta él Nowaki.
- ¿Qué te pasa, loco?
- ¡He hecho una cosa horrible!
Akira le miró frunciendo el ceño.
- ¿Y por qué me lo cuentas a mí?
- Porque tú eres como mi gurú particular, necesito hablar contigo.
- ¿Cuándo quieres que hablemos?
- Ahora, ahora – apremió Nowaki.
- ¿Ahora? ¿Es que no necesitas descansar o algo?
- Es que es muy, muy, muy importante, de veras.
Nowaki se quedó mirándole con ojillos de pena y Akira resopló.
- Anda y ve a hablar con la criatura – opinó Akane - ¿No ves que parece que va a llorar.
- De veras que es muy importante, sino no te molestaría – habló Nowaki apenado.
- Esta bien, cansino, que eres un cansino. Dime lo que tengas que decirme.
- No – se acercó a él con gesto misterioso – Es que es privado – murmuró.
- Ve con él que si no le va a dar algo – sugirió Kyojin.
- Bueno pues vamos, venga, criatura, cuéntale al gran gurú tus penas.
Después de irse Akira, Akane se quedó mirando a Ryuko y Kyojin.
- ¿No estás tú muy callada, Ryu? – preguntó.
- Estoy cansada – respondió con bastante desgana.
- Ah – Akane miró a Ryuko y a Kyojin, quizás lo que necesitaban es hablar a solas porque no sabía si era impresión suya pero parecía como que había cierta tensión - ¿Por qué no vais a recuperar un poco de azúcares?
- Si, buena idea – opinó Kyojin – De veras que yo lo necesito, creo que me ha bajado el azúcar ¿Te vienes con nosotros?
- No, mejor espero aquí a Akira... ¡Ah! ¡Se me olvidaba! Ayer me dejé mi agenda en la reunión del comité organizador de la gincana.
- Desde luego Akane es que te apuntas a todo – afirmó Ryuko.
- Es que como tengo el brazo así y no puedo ir a trabajar pues me aburro.
- Algún día deberías plantearte descansar un poco y dedicarte a ser ociosa – comentó Kyojin – De veras que te va a gustar.
- Lo malo es que me guste ¿Os lo imagináis? Bueno, voy a aprovechar para ir a recogerla.
Un ligero mareo hizo que se inclinase hacia un lado como si se fuese a caer.
- ¡Eh! ¡Que te viertes! – rió Kyojin sujetándola.
- Uy que mareo más tonto me ha dado – dijo agarrándose a su brazo.
- ¿Estás bien? – se preocupó Ryuko.
- Si, ya se me ha pasado, ha sido muy raro. Seguro que es por culpa de las pastillas.
- Vas a tener que decirle al médico que te las cambie o algo – sugirió Ryuko.
- Si, yo creo que sí. Bueno que voy a por mi agenda. Luego nos vemos, parejita.
Mientras caminaba hacia uno de los pabellones anexos comenzó a pensar que debía haberse quedado traspuesta mientras esperaba en el banco porque entre la canción que comenzó a escuchar en su mp3 y la que sonaba cuando Kimisuke la llamó había demasiadas y no tenía puesto el modo aleatorio ¿Cuánto tiempo habría pasado traspuesta? Esperaba que nadie la hubiese visto, debía ser algo muy patético, allí, durmiendo sentada en un banco... desde luego que esas pastillas no la estaban haciendo nada bien, encima ahora le estaba entrando de nuevo sueño.
...
Yuri seguía paralizada y sin reaccionar, Momoka se acercó a ella y, agarrándose a su brazo, la obligó a moverse.
- Ven, vamos a sentarnos – le dijo cogiendo su brazo y guiándola hacia uno de los bancos. Yuri la siguió de forma mecánica.
- Nowaki... – habló Yuri temblando – Ha pegado a Minako por defenderme a mí.
- Si, ya lo he visto, todos lo hemos visto.
- Pero ha pegado a su hermana por mí.
- Y se estará arrepintiendo un montón.
- Momoka... Xu-Xu dijo que yo le gustaba a Nowaki.
- Y le gustas Yuri, le gustas.
- Pero eras tú quien le gustaba.
- Pero ahora le gustas tú, está clarísimo ¿Qué más pruebas quieres?
- ¿Por qué ha pegado a Minako?
- Porque te estaba insultando, por eso. Yuri, a Nowaki le gusta mucho ¿No te acuerdas del regalo que te hizo para tu cumpleaños?
- Lo parece ¿verdad? Yo... algo me lo decía pero...
- Yuri tú eres una chica fantástica, guapa, inteligente, graciosa, simpática, buena amiga... le gustas a muchos chicos.
Yuri sonrió nerviosa.
- Y le gusto a pesar de... de que sabe como soy.
- Yo creo que es precisamente lo que más le gusta de ti.
- Pero yo no se si él me gusta a mi ¿Y qué hago? Ha pegado a su hermana por mi ¿Debería decirle algo?
- Creo que con una sonrisa será más que suficiente.
- Nowaki es muy buen chico.
- Sí que lo es.
- Es estupendo, siempre está ayudando a todo el mundo.
- Si, yo confío mucho en él.
- Y además es bastante guapo.
- Y yo no quiero que le hagas daño ¿Me entiendes? No te acerques a él solo porque te sientas halagada, no juegues con él, Yuri, te lo advierto, no juegues con él. Nowaki es un chico más sensible de lo que todos creemos. Yuri, mírame y escúchame.
- Ay que si, no seas pesada.
- Te lo digo en serio, no juegues con sus sentimientos.
- ¿Y quién va a jugar con sus sentimientos?
Momoka no veía bien la cosa, estaba genial que Yuri se diese cuenta de que le gustaba a Nowaki, precisamente eran ese tipo de cosas las que la animaban pero de ahí a tratar a Nowaki como un objeto o un capricho había un mundo.
Lo que Momoka no sospechaba es que Yuri sentía latir su corazón de forma acelerada ¿Por qué se ponía así al pensar que le gustaba a Nowaki? Era una sensación tan maravillosa y a la vez le producía tanto miedo... ¿Qué sería eso?
...
Chiharu iba al lado de una llorosa Minako de no sabía muy bien donde ir ni que hacer.
- Ven, le pediremos a Akira que nos invite a un chocolate calentito, ya verás que bien te va a sentar.
Xu-Xu, Kenshi, Jisei, Sumire y Kimisuke estaban riendo y comentando como se les había dado la carrera, incluyendo que Sumire se había perdido ¿Se podía uno despistar corriendo en una maratón? Parecía imposible con la de gente que participaba, pero para Sumire no había nada imposible por lo que se veía.
- Hola chicas – saludó alegre Kenshi al ver pasar cerca de ellos a Chiharu y Minako - ¿Qué te pasa Minako?
Minako miró a Kenshi y repentinamente se abrazó a él y rompió a llorar. Kenshi miró confuso a Chiharu.
- Nowaki me ha pegado – lloriqueó Minako.
- ¿Qué ha hecho qué? V-Vale... cálmate.
Kenshi sintió un golpe en la cabeza.
- Suelta a la chica y no te aproveches – le ordenó Jisei.
- Si yo no hago nada, de verdad.
- ¿Qué ha pasado? – preguntó Xu-Xu.
- Minako se ha puesto a gritar a Yuri y Nowaki le ha dado un bofetón.
- ¿Eso ha hecho Nowaki? – dijo Himeko que estaba por allí cerca y al ver a Minako en ese estado no pudo evitar acercarse – No me lo puedo creer.
- Pues es cierto – sollozó Minako – ¡Me odia!
- Ven – Himeko la intentó separar suavemente de Kenshi – ¿Quieres contarme a mí lo que ha pasado?
Minako se separó de Kenshi y se abrazó a Himeko.
- Vamos a dar una vuelta nosotras solas. Ahora vuelo Kohahu.
- De acuerdo, no tengas prisa – contestó el chico.
- Que raro – comentaba Xu-Xu a Jisei – Es extraño que Nowaki pegue a Minako ¿No crees?
- Vete tú a saber lo que habrá pasado.
...
El pabellón estaba abierto. Akane esperaba que así fuera, no se le había ocurrido pensar que al ser la semana de los deportes quizás estuviera cerrado hasta que no estuvo delante de la puerta, pero por suerte estaba abierto, mejor para ella.
Nada más entrar se veía un pasillo y al lado derecho de este tres puertas, eran los despachos de la asociación de padres de alumnos, del consejo de estudiantes y del consejo de clubs.
Akane caminó hasta donde el pasillo la obligaba a girar hacia la derecha. Continuó hacia las escaleras que llevaban al primer piso, allí había varias salas, una de ellas donde se habían reunido el día anterior para organizar la actividad lúdica del viernes.
Según subía por las escaleras un sonido metálico la sobresaltó... algo debía haberse caído o quizás algún balón había golpeado la puerta. Siguió subiendo, en ese silencio se le antojó de pronto que aquello parecía una película de terror y ella la clásica víctima propiciatoria a la que se va a escuchar gritar mucho de un momento a otro.
Llegó hasta la sala que buscaba y abrió la puerta... de nuevo esa sensación de marearse y perder el equilibrio... necesitaba echarse una siesta, le estaban empezando a entrar ganas de sentarse en una de esas sillas y recostarse sobre la gran mesa que presidía la sala y lo haría si no fuera porque lo mismo se dormía y se olvidaban de ella, como en el libro de "La Historia Interminable" cuando el niño se queda leyendo en el desván del colegio y las clases terminan y él se queda allí encerrado... no, claro, alguien notaría su ausencia, que tontería.
Vio su agenda, estaba justo en el sitio que había ocupado el día anterior, mira que olvidársela, que despistada que estaba últimamente. Fue hasta donde estaba, la recogió y al darse la vuelta para irse dio un pequeño grito de susto al ver a Seishiro, con una mano apoyada en el quicio de la puerta, mirándola.
- ¡Dios que susto! ¿Qué haces aquí?
- Esperarte. Me dijiste que viniera.
- Muy gracioso, si, muy gracioso – emprendió el camino hacia la puerta muy decidida.
- Es en serio, tú me has dicho que viniera.
- Anda y déjame pasar.
- Vamos a ver si entiendes esto, bonita, tú y yo hemos hecho un pacto y tienes que cumplir tu parte.
- ¿Qué pacto? ¿Estás tonto o que te pasa?
- Sabes que me debes algo.
- Yo no te debo nada de nada.
- Me ofendiste y me rechazaste.
Akane le miró confundida.
- Seishiro, eso fue hace ya tiempo.
- Pero yo no lo he olvidado, me dolió bastante ¿sabes? Tú a mí me gustabas mucho.
- Pero teníamos intereses distintos. Déjame pasar.
- Me lo vas a dar.
- ¿El qué quieres que te dé? Mira Seishiro no se lo que estás pensando ni que ideas se te han metido en la cabeza pero ya lo hablamos, lo nuestro fue una tontería, lo intentamos, no salió bien y ya está.
De nuevo el mareo y esta vez mucho más intenso. Akane sentía que las piernas se le aflojaban y creyó caer al suelo pero los brazos de Seishiro la sujetaban.
- ¿Mareada? – sonrió.
- Dé... déjame – balbuceó.
- Anda, ven, vamos a sentarte en esta cómoda silla.
Akane no quería pero sus piernas no le respondían, era como si las tuviese dormidas y lo mismo le pasaba a los brazos, Seishiro la llevó casi arrastrando los pies hacia una de las sillas y ella no era capaz de oponer resistencia ¿Qué le pasaba?
- Así, mi niña – dijo acariciándole el pelo – Voy a quitarte las gafas para que no te molesten. Así.
Era increíble, levantó las manos para impedírselo pero estas no llegaron a su destino, no al menos lo suficientemente rápidas.
- ¿Qué me has hecho? – preguntó con miedo.
- ¿Yo? Nada ¿Te he hecho yo algo? Venga – se puso a su espalda y colocó las manos sobre sus hombros – Relájate, será mejor si no opones resistencia.
...
Nowaki y Akira se habían sentado en las escaleras de la entrada al edificio principal del instituto; por el camino Nowaki le había contado lo que había sucedido con Minako y también lo que sentía al pensar que Yuri iba a salir con Kamui.
- Sinceramente Nowaki, no deberías preocuparte porque Yuri salga con Kamui, no es una cita de verdad, quiero decir que no es una cita que él le haya pedido porque le gusta.
- ¿Tú crees? ¿Y por qué la ha elegido a ella?
- Pues no lo se pero Kamui nunca ha demostrado interés por Yuri, sería absurdo que lo hiciera ahora.
- Pero me da miedo que Yuri se ilusione, ya sabes que siempre le ha gustado Kamui.
- Sí, es cierto.
- Pues eso.
- Yo no me preocuparía por eso. Puede que a Yuri siempre le gustase Kamui pero hace mucho tiempo que supo que no le gustaría a él.
- Pero ahora van a salir – se quejó.
- Yuri no es tonta, no se va a ilusionar con gustarle ahora a Kamui. Simplemente debe haberle ilusión que la tengan en cuenta como posible futura esposa para un Kaguya, pero Yuri es muy romántica, nunca se casaría solo por esa razón, ella es una princesa, una princesa que busca un príncipe que sea capaz de enfrentarse a dragones por ella ¿lo entiendes, Nowaki?
- No... no entiendo lo que me quieres decir.
- Que no te preocupes por eso, que Yuri tiene problemas mayores y Kamui no va a ser un príncipe dispuesto a matar esos dragones.
- ¿De qué hablas, dattebayo?
- Ay Nowaki, que bruto que eres a veces, te juro que me aburres.
- ¡Pues habla claro, narices! ¡A ti sí que no hay quien te entienda!
- Bah, déjalo.
- Mi madre me va a matar cuando se entere – dijo algo abatido.
- ¿Lo dices por lo de Minako?
- Pues claro ¿Por qué iba a ser si no?
- No lo se, cambias de tema sin avisarme, me vas a volver loco, pesado.
- Akira...
- Dime.
- ¿Qué hago con Minako?
- Ahhhhh, pesado... búscala y pídele perdón.
- Pero dijo cosas muy feas a Yuri.
- Es tu hermana, piénsalo ¿Qué le dirías tú a un chico que vieras que hace sufrir a tu hermana?
- Le partiría la cara ¡vaya que si!
- Pues eso, ya tienes la respuesta. Haz las paces con ella, seguro que si le pides perdón se calmará.
- ¿Tú crees?
- Por supuesto. Minako es como tú, incapaz de guardar rencor a nadie. Pero...
- ¿Qué pasa?
- Bueno, no se si tú te has dado cuenta pero Minako tiene otra razón para tenerle manía a Yuri.
- ¿Si? ¿Mi hermana? ¿Por qué le va a tener manía a Yuri?
- Porque está enamorada de Kamui,
- ¿Yuri? – gritó alarmado.
- ¿Por qué gritas tanto? Mira que eres gritón – dijo metiéndose el dedo meñique en el oído – Que escandaloso eres.
- ¿No has dicho que a Yuri no le interesaba Kamui?
- Me refiero a Minako, a Minako le gusta Kamui, pesado.
- ¿Qué a mi hermana le gusta Kamui? – volvió a gritar.
- Ahhhhg... que problemático que eres.
- ¿Pero por qué dices eso? ¡Minako es muy niña para él!
- A Minako le gusta Kamui desde... desde siempre ¿Es que no te habías dado cuenta?
- ¿Yo? Pues no ¡Eso son imaginaciones tuyas! Además, Minako siempre os está abrazando a ti, a Kohaku, a Hizashi, a todos menos a él.
- Pues por eso, Nowaki, por eso.
- Pues si le gustara le abrazaría.
- No, si le da vergüenza.
- Minako no sabe lo que es la vergüenza – Akira le miró de forma condescendiente – Además, eso son chiquilladas, Minako es una niña.
- ¿Tu sabes cuantos años tiene tu hermana?
- Pues claro que lo se, es mi hermana, además por casualidad o desgracia comparto el día de mi cumpleaños con ella desde hace 15 años.
- Ah... 15 años ¿A ti a los 15 años no te gustaba alguien? Por ejemplo, no se... ¿Momoka?
Nowaki se quedó pensando como si tratase de comprender la información que acababa de descubrir.
- ¿Recuerdas como era Momoka con 15 años? – Nowaki miró a Akira abriendo mucho los ojos – Tu mismo.
- ¿Entonces quizás Minako estaba celosa de Yuri?
- Pudiera ser que eso también le influyera.
- Pero ella es muy pequeña para Kamui.
- Quizás tú lo veas así, pero que yo sepa se llevan poco más de tres años. Mis padres se llevan 5, que yo sepa es bastante normal una pequeña diferencia ¿O no?
Nowaki se separó de Akira que regresó a la cafetería y se puso a buscar a su hermana.
Por fin la encontró, estaba junto a Himeko, detrás del edificio principal del instituto, las dos sentadas en el suelo y apoyadas en la pared. Se quedó a una distancia prudencial mirándolas, a Minako se la veía bastante apenada, con las rodillas doblabas y rodeando sus piernas con sus brazos.
Himeko fue la que se dio cuenta de su presencia. Al verle se levantó y se acercó a él.
- ¿Está muy enfadada conmigo? – le preguntó Nowaki.
- No, no demasiado. Está más bien molesta consigo misma y algo dolida.
- ¿Me odia?
- No digas tonterías. Ve y habla con ella.
- Muchas gracias Himeko, tú siempre eres muy amable.
- N-no hay de que Nowaki, me gusta ayudar.
Nowaki se acercó con paso lento a su hermana que parecía fingir que no se daba cuenta y se sentó a su lado.
- ¿Qué haces aquí? – preguntó Minako.
- Estaba buscándote.
- ¿Para qué? ¿Para decirme que me he comportado de forma soberbia y que ese carácter no es... lo que sea? ¿Qué te he dejado en ridículo?
- No, no es eso, tú no me has dejado en ridículo.
- Si, si lo he hecho. Soy una tonta que no piensa, ya lo se, tenía que haberme callado, pero no pienso ir a pedirle perdón a Yuri.
- Bueno, como tú quieras.
- ¿Crees que tengo que pedírselo?
- Hombre, le dijiste cosas muy feas.
- Pues la verdad ¿Acaso no se está comportando como una tonta?
- Si pero bueno... es que tiene problemas.
- Ya se que tiene problemas, lo se, va a terapia con mamá y veo el aspecto que tiene ¿Acaso crees que no me he dado cuenta de que es anoréxica? Esa es otra de las razones por las que no la aguanto.
Nowaki no dijo nada, no había caso discutir de ese tema con Minako. Como a él, su madre la había llevado a que viera las consecuencias de hacer locuras con tu propio cuerpo y se había quedado bastante traumatizada.
- No he venido para regañarte – dijo con pena.
- ¿Ah no?
- He venido a pedirte perdón. Lo siento mucho Minako, no debía haberte pegado, lo siento un montón, de veras.
- No pasa nada.
- Si pasa, no debí haberte pegado, soy un bruto.
Minako se secó con las manos las lágrimas que salían de nuevo de sus ojos.
- Me dolió ¿sabías?
- Ya lo se. Venga, pégame tú a mí, anda, dame fuerte.
- ¿Para qué? No es que me hayas pegado, es que me has pegado delante de todo el mundo.
- Lo se, lo siento, no me he dado cuenta de nada ¿Me perdonas?
- ¿Por qué te gusta tanto esa chica?
- ¿Por qué no te gusta a ti?
- Porque es tonta, no se da cuenta de nada y porque por su culpa mamá y tu discutisteis anoche y mamá estuvo llorando.
- ¿Mamó lloró? No lo sabía.
- ¿Por qué te gusta una chica como ella? ¿Solo porque es guapa?
- No, en realidad eso no me importa mucho. Me gusta porque es simpática y divertida, porque sabe muchas cosas y es muy buena amiga, siempre está dispuesta a ayudar y me gusta hablar con ella.
- Pues espero que no hagas el tonto como con Momoka.
- Solo tengo que ser su príncipe mata-dragones.
- ¿Lo qué?
- Es una cosa que me ha dicho Akira.
- Nowaki, a ver una cosa, a veces Akira habla de forma figurada, o sea, que no te tomes al pie de la letra lo que dice.
- Ya lo se, no soy tan tonto como todo el mundo piensa.
- Pues que tengas suerte y ten cuidado, no quiero que Yuri te haga daño como lo hizo Momoka.
- Momoka no me hizo daño.
- Si que te lo hizo, yo lo se, soy como tú y a mí me hubiera dolido como te trató. No quiero que lo pases mal por culpa de Yuri... eres mi hermano.
- ¿Me perdonas entonces?
- Solo si me invitas a un chocolate calentito con nata por encima.
- Eso está hecho hermanita - dijo levantándose – Además así podemos iniciar una charla entre hermanos.
- ¿Sobre qué?
- Sobre chicos.
- ¿Por qué sobre chicos?
- Bueno – se rascó tontamente la cabeza – Que estaba yo pensando que ya tienes 15 años y eres una chica muy guapa, claro, te pareces a mí y... esto... ¿A ti te gusta algún chico?
- ¿Desde cuándo te interesa a ti si a mí me gusta algún chico?
- Desde que he visto a la hermana de Sakura salir con el hermano de Yuri.
- Ahhhh y lo mismo te has preguntado si soy sexualmente activa ¿A que si?
- ¿Queeeeeeeé? – gritó espantado - ¡Pero que dices!
- Tranquilo, no te alarmes tanto, no me he acostado con ningún chico.
Nowaki suspiró aliviado.
- Menos mal, menudo susto me habías dado.
- Pero no es porque no pueda hacerlo – comentó mirándole de reojo.
- ¡Tú estás enferma! – exclamó de nuevo alarmado.
- Que tengo 15 años Nowaki, que ya muchas de mi clase lo han hecho.
- ¡Pues tú no tengas tanta prisa! ¡En la vida hay tiempo para todo!
- Pareces un viejo hablando.
...
Sentía cada vez más mareo y como su cuerpo no la respondía, ahora le costaba más mover los brazos pero Akane no iba a ceder, no sabía lo que pasaba pero perder el control de su cuerpo no estaba en sus planes.
Sacudió su cabeza todo lo fuerte que pudo y reuniendo su fuerza de voluntad se levantó de la silla.
- ¿Qué me has hecho? – preguntó.
- Nada. Te lo has hecho tu solita.
- ¿Esto es lo que le disteis a Himeko para drogarla?
- ¿Te he dado algo?
- No lo se... no lo recuerdo pero...
Las piernas volvieron a fallarle y Seishiro de nuevo la sujetó antes de caer al suelo.
- Tonta, cuando más te mueves es peor. Ven, quédate sentadita y se una buena chica.
Akane se sentía una muñeca, le costaba tanto moverse y Seishiro la movía de un lado para otro como... como si fuera una muñeca.
De nuevo estaba sentada en la silla. Vio a Seishiro abrir el armario que había en la sala y sacar... ¿Qué era? Sin sus gafas no veía bien, además el mareo no ayudaba en nada... era algo como un abrigo o una bata que puso en el suelo.
- ¿Me has dado lo mismo que le diste a Himeko?
- No, no es lo mismo, es algo mucho mejor y te lo has tomado tu solita.
- Mentiroso, yo no he tomado nada... ¿En la cafetería? ¿Kimisuke?
- Es divertido verte tan asustada. No, no ha sido Kimisuke, hubiese estado bien pero no. Eres buena, muy buena, actúas muy bien, casi me creo que de verdad no te acuerdas de nada.
- ¿Qué... actúo?
- A no ser que tengas una hermana gemela fuiste tú quien me propuso este jueguecito... o quizás es que te drogas y tienes alucinaciones ¿Es eso? Cuando te di la pastilla no dudaste en cogerla.
- ¿De qué hablas?
- Hemos hecho un trato. Tú vendrías aquí y yo cogería lo que no quisiste darme.
- ¿Pero de que hablas?
Seishiro la agarró de una mano y tiró de ella levantándola.
- Me dijiste que querías que te hiciera daño, mucho daño.
- Ya vale, ya estoy asustada, vamos a dejar ya la broma.
- ¿Broma? Yo no bromeo.
De forma brusca la tiró contra el suelo para caer justo encima del abrigo.
- Me propones jugar y ahora te haces la tonta... sí que eres una niña mala, muy mala.
- Seishiro yo no... ¿Cuándo?
Todos los pensamientos de Akane estaban dando vueltas alrededor de su cabeza ¿De que hablaba Seishiro? ¿Cuándo había hablado con él? ¿Por qué la tenía tanta manía? ¿Cuándo? ¿Cuándo? ¿Cuándo?... había sido otra, no había sido ella, otra de sus personalidades debió hablar con él, otra de sus personalidades debía haberle molestado tanto... ella no recordaba nada pero ella sabía que no había hecho lo que él decía.
Akane abrió los ojos aterrada.
- ¿Qué te he hecho para que me odies?
- ¿No te acuerdas?
No, no se acordaba de nada ¿Qué había pasado? Sabía que salieron juntos unas cuantas veces y que aquello no resultó, que Seishiro quería ir demasiado deprisa y que ella no estaba preparada y discutieron pero ¿Esa era razón para tenerle tanta manía? Y encima estaba el tema de que le había pedido que le hiciera daño... daño... Arashi... tenía que haber sido ella, solo ella odiaba tanto a Akane como para pedir que la hieran daño ¿Cómo no se había dado cuenta antes?
- ¿Me has dado tu algo, verdad? Algo que tenía que tomarme yo sola.
- ¿Ya te acuerdas?
- Si, claro que me acuerdo – mintió, no sabía porqué pero algo le decía que tenía que seguirle el juego, que era mejor así - ¿He conseguido engañarte?
- Bastante, comenzaba a pensar que estabas loca pero ya veo que solo eres una viciosa que tienes engañado a todo el mundo.
- Oye Seishiro... la pastilla que... me diste – comenzó a hablar sin saber muy bien que decir y suponiendo que Arashi fue quien se la pidió – No... no me va a hacer... daño ¿verdad?
- Para nada, además ¿Has visto que bien funciona? Tiene un recubrimiento especial que tarda en deshacerse para que haga efecto cuando uno quiere ¿Verdad que es una gran idea? Justo ha empezado a hacer efecto cuando acabó la carrera, a la hora que tú misma propusiste.
¿Podía ser que ella misma lo hubiese planeado todo? ¿Por eso se dejó la agenda? Pero había una cosa que Arashi no había planeado: que Akira seguro que la iba a buscar si tardaba mucho, si, Akira la buscaría.
...
- ¿Habéis visto a Akane? – preguntaba Akira a Jisei y Sumire.
- Estaba con Kyojin y Ryuko la última vez que la vi – contestaba Sumire.
- ¿Y dónde han ido?
- Conociendo a Kyojin seguramente a la cafetería – respondió Jisei.
- Tienes razón, no se como no se me ocurrió ir derecho allí.
- Hoy vamos a comer aquí fuera – comentó Sumire – Vamos a aprovechar que no hace frio ¿Comeréis con nosotros?
- Pues seguramente ¿Dónde os vais a poner?
- Allí mismo, al lado de ese claro.
- Esta bien, esperarnos.
- ¡Akira! – le detuvo de pronto Jisei cuando comenzó a andar rumbo a la cafetería.
- ¿Si? ¿Qué pasa?
- No lo se... siento... siento algo muy malo.
- ¿Te encuentras bien?
- No... ha sido un escalofrío... es una tontería, déjalo.
- Mejor ve a ponerte la sudadera, lo mismo has cogido frio de sudar y eso.
- Si, será eso.
- ¿Qué te sucede Jisei? – le preguntó Sumire una vez que Akira se hubo marchado.
- No lo se, ha sido una sensación rara, he visto a Akira sonreír y me ha dado la impresión de que... iba de dejar de hacerlo y lloraría.

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