sábado, 22 de enero de 2011

48. Equipos y parejas

Eran las 5 de la mañana. La directora Chikara, en la puerta del gimnasio veía como los alumnos de 3-1 y 3-2 se iban agrupando mientras pensaba por qué demonios tenía que estar un sábado a las 5 de la mañana allí.
- Animo Chikara - le dijo Shinobu que estaba a su lado - Si esto va a ser divertido.
- ¿Están ya todos? Nanao, Ebisu, pasad lista, yo voy dentro.
Chikara se metió en el gimnasio, Nanao, la tutora de 3-2 y Ebisu, tutor de 3-1, un hombre alto, delgado y de gesto siempre agrio, separaron a las dos clases y pasaron lista. No faltaba nadie.
- Id entrando en el gimnasio - dijo Ebisu - Y no arméis jaleo.
- Vamos pequeños cerebros de pez - decía Nanao - Vosotros también y demostrar vuestra educación.
Desde luego se notaba que los profesores no estaban de muy buen humor.
Dentro del gimnasio les esperaban, aparte de la directora, Nanao, Ebisu y la enfermera y secretaria Shinobu; Masashi, uno de los profesores mas antiguos del instituto, maduro de cabellos grisáceos y sonrisa burlona; el sexy profesor Sigure; Akemi, dulce y encantadora; Yotsuda, enamorado de Akemi; Gaito, el profesor de educación física, siempre enérgico y por último Inari. En un lateral había un montón de mochilas de distintos colores. Chikara estaba situada detrás de una mesa, en ella había lo que parecían pañuelos de distintos colores, pulseras, chapas y unos sobres.
- Os preguntareis que hacéis aquí ¿no? Yo también me lo pregunto - habló con voz grave - En fin, ahora vosotros y nosotros, muy a nuestro pesar, vamos a pasar un bonito fin de semana de convivencia, no creo que ayude a que os comprendáis pero seguramente sirva para descargar adrenalina.
- ¿Nos vais a llevar de acampada? - se oyó preguntar a alguien.
- Desde ahora ya no vais a ser personas con nombre - continuó hablando Masashi - Desde ahora vais a ser un color, un número y una letra. Vamos a formar 7 grupos de seis personas, cada grupo tendrá asignado a un profesor que será "el capitán" y un color. Os relacionareis solamente con los miembros de vuestro equipo, no quiero decir que no podáis hablar con el resto pero tampoco es que vayáis a tener muchas oportunidades.
- Pero aquí no acaba la cosa - siguió la directora - Cada grupo, de seis personas estará a su vez dividido de dos en dos, es lo que vamos a llamar "parejas". Cada pareja, y aquí viene lo mas divertido, vais a estar unidos, muy unidos, no os podréis separar el uno del otro más de 3 metros, si lo hacéis, estas pulseritas tan monas que os vamos a poner os darán una descarga eléctrica a parte de avisarnos con un molesto sonido.
- ¿No estallarán, verdad? - preguntó Kenshi.
- No - rió Masashi - No estallan pero son muy desagradables. Lo que vamos a hacer el fin de semana lo iréis viendo sobre la marcha, de momento, vamos a empezar haciendo los grupos y las parejas.
- Los grupos ya están hechos - dijo Shinobu - Han sido hechos al azar y también las parejas. Os aseguro que ha sido algo totalmente aleatorio y no se ha tenido en cuenta nada, ni a favor, ni en contra. Los nombres están en esos sobres y nadie, salvo la directora y yo, saben lo que hay dentro. Os encontrareis con grupos formados por mayoría de una clase, mayoría de chicos... en fin, no se ha seguido ninguna lógica, así que no protestéis porque os haya tocado con alguien a quien odiéis y a otro con su mejor amigo ¿de acuerdo?
- ¿Podemos protestar? - dijo Nowaki.
- No - respondió secamente Chikara.
- ¡Pues entonces!
- Vamos a empezar que no podemos perder tiempo - continuó la directora - Veréis que pronto comprenderéis todo ¿Quien es el capitán del equipo magenta?
Shinobu abrió un sobre del mismo color.
- Sigure... Toma - le pasó el sobre - Nombra a tus chicos.
- Bueno vamos allá... Esto es tan intrigante para mi como para vosotros, yo tampoco se los nombres que hay aquí adentro así que... espero que no me deis mucha lata - Sigure sacó una hoja y le echó un vistazo, se acercó a Chikara - Esto... ¿esto está bien?
- Ha sido el destino - respondió Shinobu.
- ¿El ponerlos juntos se debe a algo?
- El destino así lo ha querido - repitió la secretaria.
- Vale. En fin, pareja número 1, con la letra A está... Nagato... ven, acércate y con la letra B... Seishiro.
- Bien - interrumpió la directora - Pues ya tenemos a la primera pareja, desde ahora Nagato será Magenta1A y Seishiro Magenta1B ¿entendido? Sigure, ponles las pulseras.
Sigure cogió un par de pulseras de color magenta y con un pequeño destornillador tocó algo, una pequeña luz parpadeó en las dos pulseras a la vez durante unos segundos. Colocó las pulseras en las muñecas de los chicos, ajustándolas y cerrándolas con algo que parecían bridas.
- Estas pulseras no se pueden quitar hasta que nosotros lo hagamos - comentó - como veis, solo se pueden quitar rompiéndolas, es inútil que lo intentéis de otra forma.
- ¿No os estáis flipando mucho? - dijo sarcástico Nagato.
- Si, mucho y desde ahora Seishiro va a ser tu sombra y tu la suya. Vosotros no os lleváis del todo bien ¿no? Anda un poco para allá Seishiro, aléjate - Seishiro anduvo unos pasos - Vamos, un poco más, hasta que esto pite, así comprobaremos como funcionan.
El chico siguió andando hasta de que, sorprendiendo a todos, un agudo pitido comenzó a sonar preveniente de las dos pulseras.
- Si te alejas un paso más os dará una descarga - aseguró Masashi.
- ¿Seguro? - retó Nagato - ¿No lo diréis solo para meternos canguelo?
- Da un paso hacia atrás - le dijo Sigure.
Nagato así lo hizo, tanto él como Seishiro dieron un salto al sentir aquella descarga. Lo que salió por boca de ambos no fue precisamente bonito.
- Lo siento chicos - habló Chikara - os ha tocado por ser los primeros.
- Tomad - Sigure les dio una chapas de color magenta marcadas como 1A y 1B - Para que todos sepan quienes sois - y un pañuelo del mismo color - Ponéoslo dónde queráis pero que sea en un lugar visible. Coged cada uno una mochila de vuestro color, si os dais cuenta las hay de dos tipos, unas tienen una banderita y otras no, coged una de cada tipo, son vuestra tienda y sacos de dormir entre otras cosas.
- ¿Vamos a acampar como los boy-scouts? - preguntó Genki.
- Y sin protestar - siguió hablando Sigure - Id a la puerta del instituto, hay un autobús, Masashi os acompañará, esperadme que ahora cuando esté el grupo me uniré a vosotros.
- ¿Podemos esperar aquí? - propuso Seishiro - Para conocer al resto del equipo.
- Si, vale.
- ¿Cuantas posibilidades hay de que me toque con Kamui? - murmuraba Yuri.
- Una entre 41 - contestó aburrido Akira - Eso es más o menos el 2,5%... algo menos.
- Eso para ser pareja - agregó Akane - Para estar en el mismo grupo algo más.
- Siguiente pareja - hablaba Sigure - Con la letra A: Akira y con la letra B: Stella.
- ¡Ala, Bambi, te ha tocado con una Barbie! - se burló Akane.
- ¡Que suerte tío! - exclamó Kenshi - al menos está buena.
- ¡Menuda gracia! - se quejaba Akira.
- ¿Tengo que estar con esta vulgaridad? - se quejaba Stella.
- Si Stella, es lo que hay - respondió Shinobu.
- ¡Por dios! Espero que no me pegue nada.
Miraba a Akira realmente con asco, a este no le preocupaba demasiado ella, la idea de estar en el mismo grupo que Seishiro era lo que le tenía algo mosqueado.
- Que casualidades tiene la vida - murmuraba Shibi.
- Vale, ahora la pareja 3, a ver, letra A: Kyojin, B: Yuki.
- ¡Que suerte Kyojin estará con Akira! - exclamó Sumire - Al menos estarán juntos.
- Si, porque son los únicos de nuestra clase en ese grupo - recalcó Ryuko.
Una chica alta, morena de pelo muy largo y lacio se acercó a que la pusieran la pulsera. Yuki no era una chica muy sociable, ni pertenecía a ninguno de los grupos de 3-1 y no había participado en los altercados del año pasado; ella estaba en esa clase por otra razón: había mantenido una relación amorosa secreta con uno de los profesores, cuando los descubrieron el profesor fue expulsado y ella se "auto-aisló" del resto de los alumnos. La única clase donde la directora pensó que estaría bien era aquella puesto que todos estaban demasiado ocupados en meterse con los de 3-2 como para hacerla caso a ella y les daría igual que ella tampoco quisiese relacionarse con ellos, además, se había convertido en una especie de "ídolo" para algunas chicas como Stella y sus amigas, por eso de representar un amor prohibido y demás tonterías. Yuki no hablaba casi nunca, solo lo imprescindible, no se la conocía ningún tipo de amigo, nunca se la veía con nadie, tan poca era su participación que a veces todo el mundo solía olvidarse de ella y de su presencia.
Después de que les pusieran las pulseras y cogieran las mochilas, los seis, junto con Sigure salieron. De camilo al autobús, Stella no dejaba de quejarse.
- ¡Como pesa esta mochila! ¡Ya podías llevarla tú que eres mi pareja! Desde luego, que mis padres van a tener noticias de esto ¡que vergüenza! Si alguien llegase a verme... con esta chusma de acampada… ¡por favor!
- Meter las mochilas en el maletero, subid al autobús y ocupad los primeros asientos - ordenó Sigure.
- Estas muy callado ¿no, Shikamoto? - habló burlón Seishiro - ¿Te han separado de alguien importante?
- Estamos juntos en esto - habló de improviso Yuki - Intentemos llevarnos bien.
- ¡Callaos ya! - gruñó Nagato - Tenemos que soportarnos ¿no? Pues hablemos lo menos posible.
Kyojin miraba por la ventanilla preguntándose con quien le tocaría a Ryuko.
- Ya vienen los de otro equipo - dijo.
- Parece que es el de Yotsuda - habló Seishiro - El equipo naranja... ¡y mira que cosa tan curiosa!
- si, es curiosa - añadió Kyojin - Ven Aki, asómate y mira.
El equipo de Yotsuda estaba compuesto por Taro y Jiro, Kikyo y Reiji y, aquí es donde estaba lo curioso, Kamui y Akane.
- 1 posibilidad entre 41 y va y le toca - dijo Akira volviendo a su sitio - Ya es casualidad.
- Ya sabes lo que dicen - rió Kyojin - Todos los tontos tienen suerte.
Akira se sentó recostándose en su asiento y cerró los ojos, había cosas que era mejor no ver. Subieron Taro, alegre y emocionado, Jiro, que dirigió una mirada asesina a Kyojin, Kikyo que corrió a lamentarse junto con Stella, Reiji, Akane y Kamui.
- Hola Akane - dijo Seishiro - ¿Estás muy triste? ¿Te hubiera gustado estar conmigo?
Akane no contestó, de hecho, evitó mirarle.
- No sufras - continuó con media sonrisa Seishiro - Seguro que el Kaguya está dispuesto a consolarte.
Kamui agarró a Seishiro de la sudadera.
- ¡Kamui! - gritó Sigure que se estaba imaginando lo que pasaría y subía al autobús - ¡Vale, no empecemos!
- ¡Oh, pobre Kumoyuki! - habló Stella - Yo me quejo pero mira que tú, con el Kaguya pequeño que todos sabemos lo loco que está.
- Si es que somos unas mártires miss Stella - contestó Akane con el tono de voz mas hueco y vacío que pudo - ¡No se si podremos superarlo! ¡Horas de psiquiatría nos esperan!
Akane no podía evitarlo, cada vez que Stella la hablaba ella siempre respondía en ese tono pomposo, le hacía gracia porque Stella nunca se daba cuenta de que en realidad estaba burlándose de ella.
- ¡Ya viene otro equipo! - gritó Taro - ¡Si son todo chicas!
Era el equipo amarillo de Akemi, pero no eran todos chicas, exactamente.
- ¡Que bueno! - se rió Akane - ¡Pobre Kenshi!
El equipo estaba compuesto por Jisei y Tsuki, Kenshi y Yuya y Sumire y Karura.
- ¡Se lo van a comer! - también reía Kyojin.
- Aki, ahí vienen 3 de tus novias, juntitas - continuaba riendo Akane - En ese grupo lo mismo hay víctimas.
El siguiente grupo, el verde, que lideraba Ebisu, estaba compuesto por Seiji y Himeko, Karasu y Fatora y Zenko y Yuri.
- Pobre princesa - se lamentó Jisei - Mira que tocarle con el diabólico de Seiji... que incómoda está la pobre.
- Y a Yuri con Zenko, esto va a estar movido - apostilló Karura.
- Karasu con Fatora... pues estará contento ¿no? -añadía Sumire.
- El hubiera preferido con otra pero vamos a falta de pan buenas son tortas - decía Jisei, al ver la cara de asombro de Sumire rió - Déjalo, a mi me hace gracia.
El grupo de Inari era el marino. Lo componían Dosu y Kuromaru, un chico de piel muy morena y bastante amigo de Jiro, Seiji y Reiji; Setsu y Kohaku y Deisuke y Shibi.
- ¡Tócate los huevos! - se quejó Karasu - Kohaku y Deisuke en el mismo grupo, aquí va a arder Troya.
Al subir al autobús Shibi se detuvo al lado del asiento de Akira y le pasó algo escondido en su mano.
- Tienes que devolvérmela - le susurró.
Akira lo cogió extrañado, era algo pequeño.
- ¿Que os estáis pasando? ¿droga? - inquirió Stella.
- Se le ha caído - contestó Shibi - Me la he encontrado. Guárdala bien.
Akira la miró. Era una foto tamaño carnet de Akane.
- ¿Y eso? - volvió a interesarse Stella.
Akira creyó entender lo que pretendía Shibi.
- Gracias, debió caérseme cuando saqué la cartera.
- Procura guardarla mejor o la perderás - dijo sin ninguna expresión Shibi - No siempre voy a estar yo allí para encontrarla.
- ¿Es tu chica? - preguntó Stella - ¿No me digas que es tu chica? ¡No puede ser! Kumoyuki no puede haber caído tan bajo.
- Déjalo Stella, no lo comprenderías - dijo mientras sacaba su cartera para guardar la foto, no sin antes observar que Seishiro se había dado cuenta de todo.
- A ver Shikamoto - dijo Seishiro cogiéndole la mano y levantándola para leer la dedicatoria escrita por detrás - "Al yin que equilibra mi yang" Que bonito, yo si que la desequilibraba a ella.
- ¿Te importa? - Akira retiró bruscamente la mano - Esto es privado.
- Vale, no te pongas así hombre. Guárdala bien o te la quitarán... me refiero a la foto.
- Oye Kumo... - empezó a decir Stella poniéndose en pie, Akira también se levantó y la tapó la boca.
- Chhist, no digas nada.
- ¿Ella no lo sabe? ¿Tienes una foto suya y no lo sabe?
- No es eso, es que está algo mosqueada.
- Entonces ¿vas a ser amable conmigo?
- ¿Quieres decir si seré tu esclavo? Paso, anda, díselo, me da igual, alguna vez tendremos que hablar nuestro "problema" anda, corre, díselo.
Stella se sentó enfurruñada, así no tenía gracia.
Ahora llagaba el equipo añil de Nanao con Hizashi y Nowaki, Ryuko y Genki y Karin y Kimisuke. Por último llegó el profesor Gaito con su equipo violeta compuesto por Momoka y Shugo, Kanna y Suo y Takumi y Xu-Xu.
Una vez que todos estuvieron acomodados emprendieron el viaje. Este duró un par de horas en las que algunos, como Akira, aprovecharon para dormir, otros, como Karasu intentaban mantener una conversación con su compañero.
- Eres muy seria Fatora - la decía - Mejorarías algo si sonrieses más.
- Yo sonrío, soy muy simpática, con quien me da la gana, tú no te mereces mi sonrisa.
- Pues soy el hermano de Kohaku.
- ¿Ves? El si se merecería mi sonrisa.
- Pues nos parecemos muchos.
- Si, sois iguales, como un huevo a una castaña, por favor no te humilles más.
- ¿No estás emocionada? - decía Genki bastante excitado.
- Un poco si - contestaba Ryuko - Pero me da miedo pensar lo que nos tendrán preparados.
- Es emocionante, yo estoy deseando llegar, sea lo que sea lo afrontaré con entusiasmo.
- Si estás cansada - decía Kamui a Akane - Aprovecha para dormir.
- Estoy demasiado nerviosa para dormir. Además estoy de pareja con el Kaguya, no puedo desaprovechar esta oportunidad durmiendo.
- Siempre te burlas de mi, soy yo el que no puedo desaprovechar la oportunidad... el azar está de mi lado.
- No lo creo... Momoka no está aquí, estoy yo.
- Justo quien yo quería.
- ¿Que vas a hacer esta noche? ¿Te atreverás a dormir conmigo?
- ¿Crees que dormiremos juntos?
- Tiene toda la pinta, llevamos una tienda cada pareja y no nos podemos separar ¿Di? ¿No tienes miedo de que te ataque o algo así?
- Dormiré con un ojo abierto para no perdérmelo.
- ¿Sabes que estoy un poco preocupada?
- ¿Crees que te meteré mano?
- No, tú eres muy formal para eso y yo no despierto esas pasiones. Son algunas de las chicas, por ejemplo Momoka ¿estará bien con Shugo?
- Créeme con Shugo es con quien menos peligro puede correr. Puede que sea algo violento pero solo cuando se le provoca, por lo general odia la violencia.
- ¿Y Himeko? A ella le ha tocado con Seiji y ese chico si que da miedo.
- No se atreverá a tocarla, ya lo verás.
De Himeko precisamente también hablaban Hizashi y Nowaki.
- Himeko es mas fuerte de lo que parece, no se va a asustar de ese - decía Hizashi - No, después de lo que ha pasado.
- Pues yo espero que los profesores sepan lo que hacen porque no me fío de él, menos mal que en su grupo está Karasu.
- ¿Estás preocupado por ella?
- ¿Cómo no voy a estarlo? Ella es mi amiga y...
- Vale Nowaki no te alteres tanto. Simplemente creí que nunca te fijabas en ella.
- ¿Cómo que no me fijo en ella?
- Es tan tímida que pensé que ni sabías que existía.
- ¿Pero que dices? Es mi amiga ¿Cómo no voy a saber que existe?
- Déjalo Nowaki, déjalo, son cosas mías.
De momento Seiji la ignoraba, parecía más interesado en meterse con Yuri.
- ¡Eh, rubia, no te lo tengas tan creído! Anda y mírame no seas vergonzosa mujer, yo muerdo pero te gustará.
- Déjala en paz - dijo medio riendo Zenko - No me la pongas nerviosa, a ver si se nos va a querer ir.
- Esta no se pone nerviosa - recalcaba Seiji - Al contrario, a esta le va la marcha ¿a que si rubia? Pues no tienes tu pinta de...
- ¡Métete la lengua por el culo! - gritó de repente Yuri.
- ¿Lo ves Zenko? Esta es de las nuestras, es todavía más ordinaria que Yuya.
- ¡Que me dejéis en paz! - agregaba Yuri con toda su rabia.
- Al final la haréis llorar, vale ya ¿no? - intervino Karasu.
- ¿Quieres que nos apostemos a ver quien...? - empezó a burlarse Zenko.
- ¿Que tienes que decir, payaso? - gritó muy alterado Karasu.
- ¡Basta ya! - dijo Ebisu levantándose y acercándose a ellos - ¿Puede que seáis los peores de todos? ¡No voy a tolerar ni una amenaza más! ¿Entendido?
Por fin llegaron a su destino, lo que parecía un campamento militar.
- Ahora vamos a bajar por grupos - habló Masashi - Cogéis vuestras mochilas y esperáis guardando orden y silencio. Primero los últimos en subir, el equipo violeta, vamos, id bajando.
Al cabo de unos minutos ya estaban todos fuera listos para lo desconocido.
- Bien - dijo la directora - Ahora vais a entrar en ese barracón por grupos, hay un mostrador, allí os van a dar unos pantalones y una camiseta, entrareis en una sala que os indicarán y allí dejareis las mochilas y os cambiareis de ropa.
- ¿Nos vamos a cambiar todos juntos? - preguntó Genki.
- Si, pero solo por grupos.
- Pero ¿chicas y chicos juntos? - se interesó Stella.
- Si, sea como sea el grupo lo haréis ¿o es que no sabéis como no mirar?
Un gran rumor se extendió entre los chicos.
- Si no se quiere no se ve nada - agregaba la directora - Vamos es la primera prueba de que confiáis en vuestro equipo. Cuando terminéis iréis al comedor a desayunar, necesitareis energía.
Más de un chico sonreía maliciosamente... más de una chica también.
El equipo magenta fue el primero en entrar a cambiarse.
- Bien - dijo Sigure - Las chicas mirad para allá y los chicos miraremos hacia este otro lado, si nos mantenemos así no habrá problemas.
- ¿Tu también te vas a cambiar? - quiso saber Stella.
- Si, yo también.
- Venga, dejaros de tonterías - dijo Yuki quitándose la sudadera de su chándal, todos parecían un poco cortados - Vamos ¿me vais a decir que no es igual que un bañador?
- Bueno si - dijo Sigure girándose - Pero los hombres tenemos una mente muy sucia.
- Sois unos retrasados pero en fin... - Yuki se dio la vuelta - Ya no os miro.
- No olvidéis doblar vuestra ropa y colocarla en esas estanterías - explicó Sigure.
No tardaron en salir vestidos ahora con una camiseta blanca y unos pantalones de camuflaje. Entró el grupo naranja de Yotsuda.
- No miréis a Taro ¿vale? - decía éste.
- ¿Quien quiere verte a ti? - gruñó Reiji.
- Taro siente vergüenza - añadía el primero.
- ¿Tienes algo que ocultar? - preguntó Akane mirándole de arriba a abajo.
- Lo mismo tiene los gayumbos sucios - habló Reiji.
- ¡Taro no tiene los calzoncillos sucios!
- Será que tú estás lleno de palominos - dijo Kikyo señalando a Reiji.
- ¿Que has dicho, niñata?
- ¡Eh, eh! - intervino rápidamente Yotsuda - Vale, venga a lo nuestro.
Jiro ya estaba cambiándose.
- Podías ser más discreto que no eres precisamente un Apolo - se quejó Kikyo.
- Al que no le guste, que no mire - contestó éste.
- Es mas interesante mirar a otros - dijo Reiji viendo como Akane se bajaba los pantalones aunque la sudadera no dejaba que se viera nada.
- ¿quieres que te haga daño? - le amenazó Kamui.
- Ya vale Kamui - dijo Yotsuda - Y tú Reiji, no hagas comentarios obscenos y no mires.
- Déjele que mire - dijo Akane - Es lo único que va a conseguir.
- ¿A Akane no le da vergüenza? - añadió Taro.
- De momento no se me ha visto nada ¿a que no? ¿Qué pasa Taro? ¿Te pongo nervioso?
- Taro se pone muy nervioso.
- Pues no mires, tonto. Mira tu primo, date la vuelta como él.
- Pero verás el trasero de Taro.
- ¡Taro, que te des la vuelta de una vez! - gritó Kykyo - Hay que ver y parece tonto...
- Está bien, está bien, Taro se gira pero no miréis ¿eh?
Pero sin duda el que peor lo pasó fue Kenshi, en su equipo amarillo, sobretodo teniendo en cuenta que era el único chico, incluso su capitán era la profesora Akemi.
- Kenshi tu vete a ese rincón y olvídanos - le dijo Akemi.
- Profe, no puedo olvidarme.
Karura ya empezaba a quitarse el chándal.
- ¡Me va a dar un algo!
- Tú, payaso pervertido - dijo Yuya cogiéndole del cuello de la sudadera - Pon tus ojos en mi y será lo último que veas ¿entiendes?
- Déjale Yuya - intervino Tsuki - Yo voy a mirarle a él, no me importa que mire.
- ¿Vas a mirar a Kenshi? - exclamó Sumire.
- ¡Hombre! ¿Crees que me voy a perder el culito de este bombón?
- Me parece que aquí el acosado eres tú, Kenshi - dijo Jisei.
- Estoy empezando a tener miedo - comentó el chico.
- Venga no le asustéis, vamos, giraos y no le miréis - habló la profesora.
- ¿Por qué de pronto me siento como un trozo de carne? - se quejaba el chico.
- Eres el lobo al que acosan los corderitos - rió Karura - No te fíes de los corderitos Kenshi.
El equipo verde de Ebisu fue el que más problemas causó. Seiji y Zenko no eran precisamente un ejemplo de caballeros. Seiji fue el primero en quitarse el chándal y lo hizo delante de Himeko, asegurándose de que ésta le veía. Himeko, roja a más no poder, no sabía dónde mirar.
. ¿Te crees muy hombre por lo que haces? - le gritó Karasu apartándole.
- Eh, eh, no me toques ¿Qué pasa contigo?
- Karasu, no toleraré la violencia - habló severamente Ebisu.
- ¡Pues que no avergüence a Himeko!
- ¿Por qué iba a avergonzarse? Si en el fondo le gusta mirar ¿a que si? Venga, ahora te toca a ti, preciosa.
- ¡Seiji ya vale! - le recriminó Ebisu - Apártate de ella y tú, Karasu, también.
- A lo mejor debería dejar que me mirase la rubita.
- ¡No pienso mirarte, asqueroso! - gruñó Yuri.
Seiji la cogió del cuello.
- Ya cambiarás de idea, muñeca.
- ¡Seiji, ya basta! - ordenó Ebisu - Si sigues así tendré que sancionarte.
- ¡No las asustes hombre! - habló Zenko - Se atraen más moscas con miel.
- ¿Estás bien? - se interesaba Karasu por Yuri.
- Si, no es nada.
- Vamos, las chicas a ese lado y los chicos allí - hablaba Ebisu - Y el que se gire lo pagará muy caro ¿entendido?
En cambio el equipo marino de Inari no tuvo ningún problema, ya que al ser solo chicos no tuvieron ningún tipo de situación especialmente violenta, solo la que se había producido por estar mezclados, sobretodo porque Kohaku y Deisuke se llevaban bastante mal. Entraron, se cambiaron y salieron rápidamente.
Tampoco hubo problemas en el equipo añil de Anko.
- No te preocupes Ryuko - decía Genki - Nadie os mirará.
- No - habló secamente Kimisuke - Nadie lo hará.
- ¿Nosotras tampoco podemos mirar? - decía maliciosa Hikari mirando a Hizashi - ¡Pues que pena!
Por último, el equipo violeta de Gaito también hizo un cambio bastante suave.
- No miréis - advirtió Momoka - Ni se os ocurra u os arrancaré las pelotas.
- Eres muy basta, niña - habló Takumi - Nadie va a mirarte, no caemos tan bajo como para espiar a unas crías, comportaros vosotras como una damas y nos organicéis un espectáculo.
- No es correcto mirar a nadie mientras se desviste - añadió Suo.
- Eso, tampoco me mires a mi - advirtió Shugo a Suo - No me fío de ti, tienes pinta de raro.
- ¿Crees que me gustan los hombres?
- Suo o como te llames - dijo Kanna - Procura no poner nervioso a Shugo, es por tu bien.
- Yo no quiero poner nervioso a nadie - Suo sonrió - No me gusta la violencia.
- Pues tu cara me pone nervioso - añadió Shugo.
- Entonces no dejaré que me mires ¿vale?
- ¡Stop! ¡Stop! - el profesor Gaito empezó a hacer aspavientos - Vamos mis chicos, nosotros tenemos que demostrar que somos los mejores, ¡seremos el equipo mas guay!
- ¿Mas guay? - dijo Momoka en voz baja a Xu-Xu - ¿Que forma de hablar es esa?
- La suya Momoka - respondió Xu-Xu - el profesor Gaito es... el profesor Gaito.
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Os resumo los equipos y parejas para ver si así no os liáis tanto:
Equipo Magenta (Sigure): Nagato (cabecilla de uno de los grupos de 3-1) y Seishiro (cabecilla de otro de los grupos de 3-1), Akira y Stella (principal Barbie-girl), Kyojin y Yuki (la chica insociable que no pertenece a ningún grupo).
Equipo Naranja (Yotsuda): Taro (primo de Kamui) y Jiro (el que retuvo a Ryuko durante el incidente), Reiji (el más diabólico de los gemelos diabólicos) y Kikyo (segunda Barbie-girl), Kamui y Akane.
Equipo Amarillo (Akemi): Jisei y Tsuki (una de las que dijo salir con Akira), Yuya (otra que también dijo salir con Akira) y Kenshi, Karura y Sumire.
Equipo Verde (Ebisu): Seiji (el otro gemelo diabólico) y Himeko, Karasu y Fatora (tercera Barbie-girl), Yuri y Zenko (el que amenazó a Akane con partirle la boca y Kamui agredió).
Equipo Marino (Inari): Kuromaru (uno más del grupo de Seishiro) y Dosu (otro del grupo de Seishiro), Setsu (amigo de Kamui que pertenece a 3-1) y Kohaku, Deisuke (el que dio la lata de refresco a Himeko, parece gustarle) y Shibi.
Equipo Añil (Nanao): Hizashi y Nowaki, Ryuko y Genki, Kanna (novia de Nagato) y Kimisuke (el chico enfermizo de 3-1 que fue amigo de Jisei).
Equipo Violeta (Gaito): Momoka y Shugo (otro de los amigos de Kamui que pertenece a 3-1), Takumi (preparó la trampa para Himeko y parece interesarse por Xu-Xu) y Xu-Xu, Suo y Hikari (amiga de Kamui, parece enamorada de él, pertenece a 3-1).

47. Besos

Jisei era una persona muy empática, quizás por el hecho de ver las auras y los sentimientos, porque puede que nadie creyese eso de las auras, pero lo que si era innegable es que "sentía" los sentimientos de los demás, los percibía. Nadie como ella era capaz de darse cuenta de la alegría y el sufrimiento de quienes le rodeaban y eso sería por algo, quizás su capacidad de empatizar con los demás fuera muy superior a la de cualquier otra persona. Todos sabían que Jisei era capaz de "atravesar" la apariencia de cualquiera y leer sus sentimientos-
Durante la discusión que habían tenido Akane y Akira, Jisei se sintió aprisionada en aquella tormenta de sentimientos entre ambos, ella, que sentía la alegría y tristeza de las demás personas, si se concentraba podía sentir como propio cualquier sentimiento... ahora había cometido ese error y encogida de dolor intentaba controlar sus lágrimas. Xu-Xu se acercó a ella y silenciosamente le ofreció un pañuelo de papel. Jisei lo cogió y con un movimiento rápido se abrazó a Xu-Xu ahogando el llanto en su hombro. Xu-Xu la apartó del grupo que miraba a través de la enorme puerta.
- Es horrible - sollozó Jisei - Nunca he visto tantas emociones a la vez, pena, dolor, rencor... por puedo Xu-Xu, no puedo asimilar tanta intensidad, en ellos todo es exagerado, han estado tanto tiempo guardándose lo que se sentían que ha crecido y crecido...
Karura las miró, ella no era tonta, esa no era una discusión solo por una obra, sentía una pena por Akira, ella no vería las auras pero veía el sentimiento de dolor en los ojos de Akira ¿cómo podría ayudarle? Se acercó a ellas.
- Jisei ¿que le pasa a Akira?- se interesó.
- Nada, no es nada... solo discuten por la obra, Akira quiere que Momoka y Yuri hagan de Helena y Hermia y tú de Titania y Akane no está de acuerdo.
- ¿Por esa tontería se ponen así? ¿Me tomas por tonta?
No iba a discutir con Jisei, al fin y al cabo ella había resultado la pieza que incordió y estropeó lo que parecía una bonita historia. Lo que más le extrañaba era que Akane no la hubiese cogido manía.
Cuando aquella discusión hubo terminado y Akane regresó al gimnasio todo parecía normal, nadie, salvo sus amigos más íntimos y Kamui parecían dar importancia a aquel incidente. Quizás estaban demasiado acostumbrados a sus continuas discusiones, ésta había sido mas intensa, cierto, pero nada más, había que tener en cuenta que ahora se los obligaba a colaborar juntos y seguro que, conociéndolos, era una tontería. Al verla entrar y acercarse a donde estaba Akira, todos se sentaron en el suelo siguiendo los movimientos de Sigure, dispuestos a escucharles.
- Siento esta interrupción - habló Akane - Lo siento Sigure, ya se que los directores no debíamos discutir delante de todos, que estropeamos el ambiente y desorientamos a todo el mundo pero es que me he puesto muy nerviosa.
- ¿Está todo bien ya? - preguntó el profesor.
- Si, ya está todo bien.
- Estupendo. Tienes razón, no es bueno que discutáis delante de los actores, hace que se sientan inseguros, es como si papá y mamá discutiesen delante de sus hijitos, pero también es bueno que descargues esos nervios.
- Vamos a decir el reparto - continuó la chica - Recordad que de momento es eventual, veremos como se os da, a lo mejor tenemos que hacer algún cambios.
- Empezaremos por las chicas - habló de improviso Akira sorprendiendo a Akane - Sois menos y terminamos antes. Los papeles de Hermia y Helena van a ser para Momoka y Xu-Xu.
Akane giró rápidamente la cabeza y le miró perpleja.
- Es eso ¿no, Akane? - le dijo Akira - De momento Momoka de Hermia y Xu-Xu de Helena.
Akane no daba crédito a lo que oía. Sentía crecer dentro de ella un calor intenso y acumularse en su cara ¿Por qué Akira había cambiado de idea de forma imprevista? Akira la sonreía de forma amable.
- ¡Ay que bien! - exclamaba Xu-Xu - ¡Que ilusión me hace! Yo pensé que no me ibais a dar nada.
- ¿Por qué? - la interrogó Karasu.
- Hombre estaba claro, solo hay 4 personajes y parecen hechos para Momoka, Yuri, Karura y Himeko.
- No digas eso - habló en voz baja Himeko - A mi me da mucha vergüenza, yo no podría...
- Gracias Akane, gracias Akira ¡veréis como me voy a esforzar!
- Para el papel de Titania hemos dudado mucho - continuó Akira muy satisfecho al ver la expresión que mostraba Akane - Porque Himeko da un perfil estupendo pero es muy tímida y tampoco queremos que pase un mal rato, así que, en principio probaremos con Yuri ¿te parece bien Akane?
Los gritos de ilusión de Yuri y la sonrisa de Karura que, estaba dispuesta a decir que ella no representaría el papel de ninguna hadita medio tonta, se hicieron patentes. Akane volvía a mirar a Akira con la boca abierta.
- Creo que Yuri será una reina de las hadas estupenda - añadió Akira - Karura, tú serás Hipólita, la reina de las amazonas. Para Jisei tenemos un papel más complicado, vas a ser un chico que hace de chica, son dos papeles en uno ¿no, Akane? ¿Akane?
- ¿Eh? Ah, si... serás Flauta, uno de los actores que hará de Tisbe en la obra que representan al final, así que también serás Tisbe ¿lo comprendes?
- Comprendido. Me gusta.
- Himeko, Sumire, Ryuko y yo misma seremos el resto de las hadas, aún no tenemos muy decidido quienes pero hay una que canta, esa será Sumire.
- Y ahora vamos a por los chicos. Genki tu serás Posaderas, el que se le pone la cabeza de burro y la vez harás de Píramo en la representación, claro.
- ¡Bien! Ya veréis como me esfuerzo ¡Lo bordaré!
- Seguro - aseguró Akane - Nowaki tú serás el Duende que lo lía todo.
- Jo, pero yo quería ser uno de los guaperas...
- Bueno, vale, igualmente también me esforzaré.
- Lo harás muy bien - apostilló Himeko.
- Suo va a ocuparse del decorado - proseguí Akane - Por eso le vamos a dar un papel corto, al igual que a Kyojin. Serán Morrudo, que también hace de Pared y Comodón, que a su vez hace de León ¿entendido?
- Yo también haré un pequeño papel - añadió Akira - Sastre y Luz de Luna.
- Karasu tu vas a hacer dos papeles, pero no como ellos que son uno que hace a su vez de otro, no lo tuyo son dos, serás Egeo, el padre de Hermia y Filostrato, maestro de festejos, así que puedes lucirte dos veces.
- Estupendo, o eso creo. Pero vamos me hace ilusión que confiéis en mi.
- Kenshi será Oberón, el rey de la hadas.
- ¿Si? ¿Yo? ¡Esto si que no me lo esperaba!
- Hizashi será Teseo y Kamui y Kohaku, Demetrio y Lisandro... ah y por último Shibi hará el papel de Membrillo. Bueno, de momento quedaría así. El próximo día
haremos unos ensayos. No os encariñéis demasiado con los personajes, por si acaso.
- Os vamos a dar unas hojas con los trabajos eventuales que os hemos asignado "entre bastidores", por ejemplo, Yuri y Himeko diseñarán el vestuario.
- Bien - intervino Sigure - Veo que cuando queréis os organizáis muy bien - Echó un vistazo a una de las hojas - Buen trabajo. Bueno y ahora como nos sobra tiempo....
- ¡El baile del pollo! - gritó entusiasmado Genki - ¡Si!

Terminó el ensayo y se dispersaron. Kamui espero a la salida a Akane que, como era habitual fue una de las últimas en marcharse. Akira decidió que se marcharía solo a casa, Kyojin quería acompañarle pero Akira le advirtió que no tenía ganas de hablar con nadie, así que prefirió ir con Ryuko y dejarle solo, parecía que necesitaba un tiempo consigo mismo y Ryuko estaba alterada aún por la discusión que habían presenciado.
Kamui y Akane cogieron el autobús para ir a casa del primero. Akane estaba algo incómoda, ahora no sabía porqué había aceptado aquella invitación ¿Qué pensaría Kamui de ella? A lo mejor ahora pensaba que iba detrás de él, claro, no sería la primera en hacerlo.
Al llegar a su casa, los padres de Kamui saludaron a Akane, no hablaron mucho, el padre se limitó a alabar algún artículo de la chica y la madre, como Akane esperaba, fue muy amable y simpática.
Nada más entrar en su cuarto de estudio, Kamui cerró la puerta tras ella y se quedó mirándola con bastante seriedad.
- ¿Pasa algo? - comentó la chica.
Kamui se acercó a ella y la abrazó fuertemente, estrechándola contra él.
- Kamui ¿Qué haces?
- Lo siento, no soy bueno diciendo palabras y…
- Vale pero ¿a que viene esto?
Kamui la separó suavemente de él.
- Ahora sé que fue Akira.
- ¿El qué?
- Quien te hizo tan desconfiada, el que te hizo daño.
Akane bajó la vista y se separó aún más de Kamui.
- El no me hizo daño, me lo hice yo sola. Fui yo la que tenía sueños de tonta y…
- ¿Estabas muy enamorada? ¿Aún estás enamorada de él?
- ¿A que viene este interrogatorio? ¿Qué importa ahora Akira?
- No soy nada de tonto. La discusión que tuvisteis el otro día y ahora esta… fue él el imbécil que te traicionó.
- ¿Y que si fue él? ¿Qué más da? El pasado, es el pasado.
- ¿Y Shibi? ¿Estabas enamorada de Shibi?
- Vamos a ver Kamui ¿para esto me has invitado? ¿Para interrogarme sobre mi vida?
- Quiero saber cosas de la vida de la persona que me interesa ¿es eso malo?
Akane iba a contestarle pero se quedó a medio camino con la boca abierta.
- ¿Yo te intereso? - dijo de pronto.
- Creo que el otro día te lo dejé muy claro.
Akane arqueó las cejas.
- Si no te conociera pensaría que estás celoso.
- Pues… quizás lo estoy.
- ¿Y Momoka?
- ¿Ya estamos con Momoka otra vez? ¿Qué obsesión tienes tú con Momoka?
- No quiero ser el segundo plato de nadie.
- ¿Por qué piensas que eres un segundo plato para mi?
- ¿Y que quieres que piense? ¡Eres el Kaguya! Tienes hasta un club de fans en el instituto ¿de verdad vas a estar interesado en mi? Momoka es guapa y popular y es tu amiga ¿Y desde cuando me conoces a mí? Hace a penas un mes ni me hablabas y hace dos ni sabías que existía… ¿Qué haces?
Sin darse cuenta Kamui había ido acercándosele y ella reculando hacia atrás hasta chocar con la puerta. Kamui puso sus manos apoyadas en la pared a la altura de la cabeza de la chica.
- Hace dos meses no sabía ni que existías y ahora me muero por besarte ¿Qué es lo que me has dado?
Akane abrió los ojos realmente asombrada. Unos golpes en la puerta la sobresaltaron.
- Debe ser tu madre.
Kamui se separó de ella dejando que la chica abriese la puerta. En efecto era su madre llevando la merienda. Después de cruzar unas frases entre ellas se marchó y en esos momentos el plato con el trozo de tarta de chocolate atraía toda la atención de Akane.
- Ven, siéntate - Kamui le ofreció una silla.
- Kamui yo… - nada, por más que lo intentaba el trozo de tarta parecía tener algo hipnotizante para ella.
- Se que crees que soy un crío malcriado y caprichoso que ahora se me ha encaprichado contigo.
- Lo que no entiendo es porqué yo.
- Pues no lo se y eso es lo que me gustaría saber ¿Qué tienes tu de especial?
- ¿Puedo empezar a comer? - sin esperar respuesta llevó un trozo de tarta a su boca y lo paladeó, luego miró sonriendo a Kamui - ¿De verdad soy la primera chica con la
que has salido?
- Ya te dije que si.
- Es que es raro de creer.
- Ya, porque soy popular pero no olvides que soy muy insociable y nunca he querido saber nada de nadie.
- Eso es cierto, podías haber salido con Momoka y no lo has hecho y eso que lo tenias a huevo… quiero decir que era fácil ¡Que buena está esta tarta! Oye ¿Y con Hikari has salido?
- Bueno…
- ¿Has salido o no?
- He salido con ella pero nunca como pareja, solo es que hemos coincidido en ir a algún sitio.
- ¿Te has enrollado con ella?… Perdona, perdona… ha salido mi vena periodística.
- No importa, no me he enrollado con ella, de hecho, nunca me he enrollado con nadie.
Akane se echó a reír.
- ¡Anda ya!
- ¿Por qué no me crees?
- Porque eres el Kaguya.
- Pues este Kaguya nunca ha besado a una chica.
- Entonces si yo te beso ¿sería la primera en hacerlo?
- No me avergüences, por favor, no es necesario que te rías de mi.
- ¿Ni siquiera has besado en algún juego como el de la botella?
- Nunca ¿Tú has besado a muchos?
- Mas bien no. No soy mucho de besos… yo es que doy besos de pez.
- ¿Besos de pez?
- Si… así como… de pez… sin lengua… soy bastante escrupulosa.
- ¿Y eso?
- Cosas mías.
- Entonces tú tampoco has tenido un beso… bueno… ya sabes…
- Algunos me han dado a mi pesar, si, mira, tu amigo Seishiro entre otros.
- Eso no es amigo mío ¿Qué te hizo?
- Bueno, le dije que yo no salía con chicos por besuquearme y en la primera cita que tuvimos todo fue bien pero en la segunda se puso algo pesadito, así que pensé que tampoco pasaría nada por darle una par de besos… mira que le advertí que mantuviera la lengua quietecita en su sitio pero lo fastidió todo.
- ¿Y que pasó?
- Me metió la lengua hasta el esófago… fue muy desagradable.
- ¿Y que hiciste?
- Le dejé que siguiera… no me mires así; descubrí que cuanto más me oponía más se estaba excitando… es un recuerdo muy asqueroso el que tengo de él. Claro, después de eso le dije que no volvía a salir con él nunca más… y se lo tomó bastante mal, la verdad… ¿Por qué me miras así? ¿Estoy hablando mucho otra vez?
- Pienso que me encantaría probar esos besos de pez.
Mientras tomaba otro trocito de tarta, Akane sonreía.
- Mira que sois los chicos… siempre estáis pensando en lo mismo. Tranquilo, por ahí hay más de una dispuesta a enseñarte besos de pez, de rana y de lo que sean… Venga come ¿No te vas a comer tu tarta?
Akane estaba incómoda, quizás se debiera a que después de comer la tarta se pusieron con sus tareas pero Kamui no dejaba de mirarla, si, seguramente ese era un detalle importante aunque también influía el echo de estar en casa de un chico ¿por qué la había invitado? Lo que estaba claro es que quería algo de ella porque no eran amigos desde hacía años, como Shibi, así que era hora de dejar de hacerse la tonta.
- ¿Que miras tanto? Me estoy empezando a poner nerviosa ¿Se me han quedado migas en la boca? - se llevó las manos a los labios limpiándoselos.
- Me acabo de dar cuenta de que tienes una cara muy bonita.
Akane miró a Kamui entornando los ojos.
- Tengo pecas.
- Y tus labios son tan...
Allí estaba ella, si hace un mes se lo hubieran dicho se habría muerto de la risa. Ella, la chica de la cabeza de calabaza estaba en la casa de Kamui Kaguya, uno de los chicos más populares del instituto, guapo, de ojos negros y profundos, actitud misteriosa, frío, inteligente, perfecto en casi todo lo que hace... y está allí porque él la ha invitado y encima le está diciendo que su cara es bonita ¿que convergencias planetarias deben darse para que esto suceda? ¿Cada cuanto tiempo se repite algo así? Era el Kaguya y ella sería muy tonta si no se aprovechase de esa circunstancia, que, al menos pueda decir que una vez en la vida supo hacerlo.
- Cierra un momento los ojos que te voy a enseñar una cosa - le dijo.
Kamui así lo hizo y se sorprendió al sentir de pronto algo caliente en sus labios. Fue algo muy breve pero suave e intenso.
- Ya puedes abrirlos y no te rías ¿eh?
Kamui la miró, ella había vuelto a hacer sus deberes.
- ¿Eso ha sido un beso de pez?
Akane rompió a reír.
- ¡No! Eso era una especie de piquito ¿Nunca te has dado un piquito con nadie?
- Pues... no.
- ¿O sea que he sido la primera en probar tus labios?
Kamui desvió la mirada algo avergonzado ¿tan patético era? ¿Era ridículo que un chico a su edad aún no hubiese besado a nadie?
- No te enfades, no te enfades.
- No me enfado pero... Akane... ¿me darías otro? Es que me ha sabido a poco.
Akane volvió a reírse con verdaderas ganas.
- Aprendes rápido... Pues no, si quieres más te los tienes que ganar.
Kamui sonrió, ahora sabía que le gustaba tanto de ella... era tan distinta, tan espontánea tan... ella.

Fuera como fuese, Jisei tenía un "don" y ese don había que aprovecharlo, algo tenía que hacer con él, era egoísta no compartirlo. Desde hacía ya años, una vez a la semana, Jisei acudía al tempo Tsukishiro, un templo sintoísta a las afueras de Kizuna, allí los monjes la ayudaban a canalizar ese don y a saber utilizarlo para ayudar a los demás y eso era algo que a Jisei le llenaba de satisfacción porque se sentía útil ayudando a otras personas.
Era ya tarde cuando regresaba a su casa, sus padres no estaban, en esos días había sido sus bodas de plata, 25 años de casados y eso no es algo que se cumpla todos los días, así que se habían regalado el viaje de novios que al casarse no pudieron tener. Jisei tenía que darse prisa, precisamente hoy le tocaba hacer la cena a ella, seguro que Kisuke, su hermano estaría tocándose la barriga y se metería con ella.
Buscó las llaves de su casa, como siempre estarían al fondo de la bolsa donde llevaba su traje de sacerdotisa. Mejor llamaría y que le abriera su hermano.
Nada. No abría. Volvió a llamar... y una tercera vez... estaba claro que Kisuke no estaba en casa. Se sentó en el suelo y vació la bolsa... las llaves no estaban, ahora recordaba que las había vuelto a meter en la cartera... estupendo, dentro de casa.
Cogió el móvil para llamar a Kisuke ¿dónde estaría a esas horas? Una nueva desilusión: su hermano no respondía a las llamadas, no se extrañaba, algo le decía que todo se le había torcido ¿y ahora que hacía? Llamaría al trabajo de Kisuke, seguramente no estaría allí, hacía horas que había terminado su jornada pero bueno, a lo mejor le había surgido algún problema.
Efectivamente le comunicaron que de allí ya se había marchado. Volvió a intentar llamarle... era inútil ¿que estaría haciendo?
Bien, pues lo intentaría con Inari, a lo mejor estaba con él.
- ¿Inari? - habló cuando éste contestó a su llamada, por lo menos él contestaba - Soy Jisei.
- ¿Jisei? ¿Sucede algo?
- ¿Está Kisuke contigo?
- ¿Por qué? ¿Aún no ha llegado a casa?
- Pues no y me he olvidado las llaves dentro ¿Tú sabes dónde está?
- Ah... si, si se dónde está
- ¿Y le puedes decir que venga? Es que lo estoy llamando pero no me lo coge.
- No me extraña. Esto... Jisei, espérame en la cafetería que hay enfrente de tu casa, voy enseguida.
- ¿Que vas a venir? ¿Por qué?
- No creo que pueda convencer a tu hermano.
- ¿Por qué? ¿Dónde está?
- Está... ocupado. Esta tarde ha visto a una antigua amiga muy querida por él y estarán charlando.
- ¿Qué se ha ido de ligue con una tía? - gritó Jisei.
- Tranquilízate.
- No si me da igual, ya es muy mayorcito pero podía coger el teléfono ¿Tú no puedes hacer que al menos te de las llaves de mi casa? Por mi puede pasar la noche donde quiera pero yo tengo que entrar.
- Anda, espérame donde te he dicho, voy a intentar pasar por dónde está Kisuke a ver si me da las llaves ¿De acuerdo?
- Bueno, venga, te espero... que remedio.
Jisei hizo lo que Inari le había pedido. No esperó demasiado, Inari llegó antes de lo previsto.
- Hola Jisei.
- Hola Inari, siento haberte hecho venir hasta aquí.
- No hay problema ¿Has tomado algo?
- Solo un batido.
- Bien, lo pago y nos vamos.
- ¿Te ha dado las llaves?
- No. No he podido hablar con él.
- ¿Dónde está? No... mejor no me lo digas.
- No te enfades con él, es un hombre joven y saludable y tiene...
- Ya, ya, si lo entiendo, lo entiendo. Lo único que quiero es entrar en casa.
- Pues no vas a poder. Venga, vente a la mía.
- ¿Qué? - gritó Jisei al tiempo que su corazón parecía saltar dentro de su pecho.
- Esta noche la pasarás en mi casa. No te preocupes, yo dormiré en el comedor.
- ¿Pero que dices? ¿Cómo voy a pasar la noche en tu casa?
- ¿Dónde la vas a pasar si no? Bueno, puedes ir a casa de alguna compañera.
Jisei suspiró resignada.
- Pues a casa de Akane no puedo ir, a penas si cabe ella... y los padres de Ryuko son muy estrictos y no les agradará la idea... si no te importa ¿podías llevarme a casa de Xu-Xu?
- Claro.
Jisei parecía dudar.
- ¿Y que hago con los libros y el uniforme? Están dentro de mi casa.
- Mañana tendrás que pasar sin ellos. Por lo menos el profesor de Biología te entenderá, seguro.
- O mejor llévame a un hotel. Mañana te devuelvo el dinero, te lo prometo, es que no quiero molestar.
- ¿Estás tonta?
- Es que es muy tarde y...
- Te vienes a mi casa.
- ¡No puedo ir a tu casa!
- ¿Por qué no? Yo me he quedado a dormir en la tuya algunas veces.
- Ya, pero no es lo mismo ¿que pensaría la gente si me ve entrando en tu casa? Piensa en tu reputación.
- Pensarán que me he ligado a una chica joven y guapa.
- ¿Pero y si saben que soy tu alumna? No, Inari, no puedes arriesgarte.
- Pues si me ven entrando en un hotel contigo va a ser peor.
- ¿Por qué?
- ¿Crees que voy a dejar que pases la noche sola en un hotel? Anda, vamos a mi casa. Esperaremos a ver si Kisuke coge el teléfono, hablaré con él e iré a por las llaves ¿de acuerdo?
Jisei le miraba mordiéndose el labio, la verdad es que pasar la noche en casa de Inari era algo que la llenaba de hormigas el estómago. En realidad, había una parte de ella que lo estaba deseando.
- Venga, cuanto más tarde se haga peor pensarán de mí.
- Me da mucha vergüenza.
- ¿Acaso no hay confianza entre nosotros?
Inari pagó el batido y entraron en el coche tomando rumbo hacia la casa del profesor. Inari la miraba de reojo, el aspecto de Jisei era realmente como el de un perrillo abandonado en busca de un sitio donde cobijarse, con su carita asustada y vergonzosa, pero la encontraba preciosa, quizás fuera porque la veía desamparada y entraban ganas de abrazarla y reconfortarla,... ¿Pero que estaba pensando? ¡Por dios! que era una de sus alumnas y además la hermana de su mejor amigo, la hija de los que le consideran casi como de la familia... ¿cómo podía estar pensando esas cosas? Sin embargo no podía evitarlo, Jisei era muy atractiva y ya no era ninguna niña, había cumplido los 18 años... no, ya no era la pequeñaja alumna a la que no le gustaba la biología, había crecido y ahora era una mujer, la naturaleza no suele quedarse parada, sigue su curso y la prueba estaba allí. Inari sentía verdadero aprecio por ella, o al menos eso se decía a sí mismo cuando se descubría mirándola sin darse cuenta; le gustaba su compañía, no solo era su alumna, era la hermana de alguien a quien consideraba uno de sus mejores amigos, la hija de una matrimonio encantador, unos padres para él. El nunca se había fijado en ninguna de sus alumnas, nunca, pero ella era distinta, cuando estaba con ella, con su familia, él podía dejar atrás su rol de profesor y ser un amigo, uno más de la familia y ella también dejaba atrás el papel de alumna, era una chica, una chica corriente, la hermana de su amigo y también amiga suya, por eso él la miraba de forma diferente, porque ya no era su alumna y descubrió que además la miraba como a una mujer, al fin y al cabo él no era tan mayor, era un hombre joven, solo tenía 26 años y ella ya era muy atractiva y la naturaleza tampoco se para en esos temas, que las necesidades biológicas son muy fuertes, que no podía evitar fijarse en ella como en una mujer, que aunque quisiese mantener su mente distraída ciertas partes de su cuerpo no pensaban igual.
Hablando de bastantes cosas superficiales llegaron a su apartamento. A juicio de Jisei era un sitio perfecto, pequeño pero muy acogedor e Inari lo mantenía siempre limpio y ordenado. Tenía una sala que era a la vez el comedor y la cocina, luego un cuarto de baño y otra habitación, la de Inari.
- ¿Quieres que te traiga un chándal o algo para que estés más cómoda?
- No, no, no hace falta, gracias.
- Yo voy a intentar llamar otra vez a tu hermano.
Inari se dedicó a llamar repetidamente al teléfono de Kisuke, sin ningún éxito. Estaban en un silencio incómodo que ninguno de los dos se atrevía a romper.
- ¿Quieres algo de cena?
- No, no te molestes.
- Si no es molestia, tengo que hacerla de todas formas.
- Pero es que ¿y Kisuke?
- Mira, creo que vamos a tener que olvidarnos de Kisuke. Voy a sacar un futón que tengo y lo pondré en el comedor, tú puedes dormir en mi cama.
- No, de eso nada, yo dormiré en el futón.
Inari sonrió nervioso ¿por qué se ponía nervioso? Era la hermana de Kisuke, era su amiga ¿tanto le perturbaba la idea de que durmiese en su casa? ¿que clase de pervertido era? por favor, que aquella chica era la hija de los Nagashiyama, que le habían abierto las puertas de su casa y tratado con tanto cariño... Pero no podía evitarlo, en esos momentos ya no era su alumna, ni la hermana de su amigo, no era la niña a la que llevaba años dando clases, en esos momentos pensaba en ella como... Se sentía avergonzado de sí mismo y de esos pensamientos que se empeñaban en venir a su mente, sería porque estaba en su casa, porque estaban a solas, porque se había dado cuenta de que ya no era una niña, y el darse cuenta había producido tal cortocircuito en su mente que ya no sabía como mirarla.
Jisei miraba de vez en cuando a Inari, estaba muy nerviosa, cada vez muy nerviosa, eso parecía una tontería, ella tenía confianza con Inari pero no lo podía evitar, estaba en su casa, estaban a solas y como siempre sentía ese maldito tío vivo dentro de ella al estar cerca de él ¿Qué hacía? ¿Qué decía? Realmente la situación era muy
incómoda, lo mejor sería decirle que la acompañara a casa de Xu-Xu, pero ya era tarde y...
- Ven, vamos a cenar - Inari la sacó de sus pensamientos - ¿Has terminado ya, no?
- Ah, si, si.
- Espero que te guste, no es mucho.
Cenaron rodeados por aquel ambiente tenso e incómodo.
- Siéntate en el sofá - dijo Inari al terminar -He preparado un chocolate calentito para que te ayude a dormir.
Jisei sonrió, "chocolate calentito, que Inari este, nunca cambiará" pensó.
- ¿Te he ofendido? ¿Quizás es algo infantil para ti?
- No, chocolate está bien, me apetece.
Jisei se sentó en el sofá. No tardó Inari en acompañarla con dos tazas humeantes de chocolate.
- A mi me ayuda a conciliar el sueño.
- Es perfecto. Solamente pensaba que es una pena no ser adicta al chocolate, así podría poner esa excusa, aprovecharme y lanzarme a besarte alegando que tenías chocolate en los labios o que se me había ido la...
Inari la miraba con los ojos muy abiertos. Jisei se sonrojó, no podía creer lo que acababa de decir.
- Perdona, he hablado sin pensar es que tú...me gustas.
Inari realmente se encontraba bastante apurado.
- Lo siento Inari, no te pongas tan serio, que no te voy a besar ni nada, somos amigos, solo era una pequeña...
Jisei no pudo terminar su frase, Inari, dejándose llevar por un impulso inconsciente le había acercado a ella y la callaba poniendo en sus labios un pequeño beso. La miró temiendo su reacción.
- Perdona...tu también me gustas... esto... Vamos a ver que hay en la tele - dijo algo nervioso Inari.
Guardaron silencio. Ambos se sentían incómodos y miraban la televisión sin ver nada. Inari pensaba que era ridículo, estaba comportándose como un adolescente ¿por qué no se comportaba como un hombre? Por una parte algo en su cerebro no dejaba de repetirle que aquella era su alumna y la hermana de su amigo y por otra su cuerpo entero se sentía atraída hacia ella, quería tocarla, sentirla...
Jisei se sentía confusa y acalorada, llevaba mucho tiempo sintiendo aquello por su profesor ¿qué era? ¿sería amor? no lo sabía pero si sabía que ya no podía más, había estado guardándoselo durante mucho tiempo, era algo que la confundía, necesitaba saber que era lo que sentía, necesitaba quitarse ese nudo de la garganta, necesitaba decirle de una vez lo que pensaba, aunque la rechazase, pero no podía más con ese secreto.
- Inari, yo...no quiero molestarte pero quiero que sepas que hace ya algún tiempo no puedo verte como a mi profesor, solo puedo verte como a...un hombre. Espero que me disculpes, solo quería que lo supieses, pero no te apures, soy consciente de que para ti soy aún una cría, una alumna, yo...solo necesitaba decírtelo, es un peso que me he quitado de encima, ahora puedo enfrentarme a ello y olvidarlo.
Inari la miraba realmente asombrado, no sabía que le asombraba más, si la sinceridad de la chica o la madurez que parecía demostrar. De nuevo aquel impulso volvió a dominarle, cogió la nuca de Jisei con una de sus manos y la atrajo hacia sí, volviendo a juntar sus labios, esta vez con un beso más intenso y también quizás algo más violento. Jisei no sabía como reaccionar, Inari se separó solo unos pocos centímetros, apoyó su frente en la de Jisei y la miró profundamente a los ojos.
- Jisei, para mí has dejado de ser mi alumna, para mí eres una mujer, sé que es una locura pero desde que te conozco más íntimamente has ido poco a poco convirtiéndote en una mujer para mí, la alumna no sé donde se quedó, supongo que en el instituto porque afuera eres...eres...
Ahora fue Jisei la que calló a Inari con sus labios. Más que un beso aquello fue un choque precipitado, torpe y brusco y permaneció pegada a él sin saber como continuar, pero eso no importó porque Inari si sabía continuar, tomó el control de la situación besando lenta y dulcemente sus labios. Soltó la nuca de Jisei y bajó sus manos acariciando su espalda hasta la cintura, rodeándola y atrayéndola más hacía sí. Jisei puso las suyas en el cuello del hombre, acariciándoselo y provocando que la piel se le pusiese de gallina.
De improviso Inari rompió aquel beso y se apartó bruscamente.
- Lo siento, lo siento, perdóname, no se que me ha pasado... lo siento.
- Ha sido culpa mía. He hablado sin pensar. No me hagas caso Inari. No te preocupes, no te molestaré nunca más.
- No es eso Jisei, no es eso... es que tu... eres la hija de los Nagashiyama... la hermana de Kisuke... mi alumna... yo... yo...
- No te preocupes Inari, si lo entiendo, solo soy una jovencita con sueños absurdos y románticos en su cabeza. Siento haberme dejado llevar. No quiero que te sientas incómodo...
- No me siento incómodo contigo, me siento incómodo conmigo mismo, no se que me pasa y porqué he reaccionado así, me he comportado como un asqueroso. Por favor Jisei, vamos a olvidar todo lo que ha pasado, será lo mejor.
- Si, será lo mejor. Creo que me he sentido furiosa con Kisuke y por eso...
- Si... creo que a mi me ha pasado algo así.
Ninguno de los dos sabía muy bien lo que estaba diciendo pero si sabían que no querían estropear el lazo que les unía.
- Es que salí con tu hermano y creo que he bebido demasiado y aún tengo alcohol en mis venas.
- Si y yo me sentía desamparada y tú me has ayudado... a veces el agradecimiento se confunde con...
- Si... eso debe haber sido. Bueno, yo duermo en el comedor y ya no se habla más.

46. Los reproches que nunca nos dijimos

Para cuando llegó el jueves, el rumor de que habían visto a Akira y Akane enrollándose ya se había recorrido por la mayoría del instituto, cosa que, por supuesto, ponía de muy mal humor a Akane, no había en ese momento cosa peor que la consideraran el nuevo "trofeo" del casanova de turno.
Akira acababa de sentarse frente a su mesa cuando Yuri apareció y se sentó encima de la misma cruzándose de piernas.
- ¿Que quieres Yuri? - Akira no tenía ganas de preguntar y no le interesaba lo que hiciera pero si le molestaba que ocupase su mesa.
- ¿Sabes lo que vamos a hacer?
¡Que irritante era aquella chica! Nunca decía las cosas claramente, le encantaba crear expectación hasta para lo más tonto.
- ¿No lo sabes? - sonrió Yuri maliciosa.
- ¿Vas a bajarte de mi mesa?
- Vas a ser mi profesor particular - Yuri pasó el dedo índice por la frente de Akira hasta llegar a su nariz, bajó y lo detuvo en la punta. Akira frunció el ceño e hizo un ademán con la cabeza para apartar aquel dedo - ¿No te lo ha dicho tu madre?
- ¡Ahg! ¿Qué me tenía que decir?
- Que me vas a dar clases particulares, para subir la nota.
- ¿Quien? ¿Yo? No digas tonterías ¿haría yo algo tan pesado?
- Pues mis padres dicen que está todo resuelto. Lo han hablado con tus padres.
- A mi nadie me ha dicho nada.
- Pues tu madre dijo que estabas encantado. Me darás clases por las tardes, vamos a pasar mucho tiempo juntos.
- Lo siento Yuri pero yo por las tardes estoy muy ocupado.
- ¿En que mejor que yo?
- Pues entre otras cosas en vivir. Además tenemos una obra pendiente ¿recuerdas? Soy uno de los directores.
- Bah, bah, bah, eso son tonterías - Yuri se acercó a su oído - ¿Prefieres pasar la tarde con una chica malhumorada o conmigo?
Akira sintió los ojos de Akane clavados en su nuca. Lo había oído, seguro, Yuri no se había ni molestado en bajar el tono de voz.
Akane tiró el bolígrafo que sostenía contra la mesa violentamente, se levantó, cerró los puños y se dispuso a abandonar la clase. Akira la vio pasar a su lado con paso firme y rápido.
- ¡Eh rubia! - Karura se acercaba a ellos - Ya te estás pasando de nuevo.
- ¿Por qué te metes en los que no te importa, coletitas? - gruñó Yuri mirando con burla las dos coletas en las que Karura había recogido su pelo.
- Porque me sale de donde te cuento ¿Algún problema? - y cogió a Akira del brazo obligándole a levantarse - Y tu espabila y haz algo ¿no?
¿Por qué las mujeres tenían que ser tan liosas y complicadas? Akira intuyó en la mirada de Karura que aquello era una orden y seguramente estaba en lo cierto, algo tenía que hacer. Resopló y salió del aula.
- ¿A ti no te gustaba Kamui, mona? - seguía oyendo a Karura - ¿Por qué no dejas a Akira en paz?
- Porque no quiero que caiga en tus zarpas, listilla.
Akane estaba apoyada en la pared del pasillo, Akira, con las manos en los bolsillos, se puso a su lado.
- ¿Qué te pasa? - preguntó con el tono de voz más pausado que pudo.
- ¿Tiene que pasarme algo? ¿A ti que te pasa? ¿Que haces aquí fuera?
- Yuri me da dolor de cabeza.
- ¿Ah, si? Que extraño. Anda y vuelve con tu rubia de cabellos dorados y ojos celestes como el cielo y deja a esta chica malhumorada en paz.
Akira se movió y regresó al aula. Akira se quedó muy confundido mirando hacia la puerta.
- ¿Mi rubia de cabellos dorados y ojos celestes como el cielo?... Será tonta.
Regresó al aula, Yuri ahora estaba entretenida hablando con Suo, Karura charlaba con Kyojin, al verle torció la boca.
- No me lo digas - le dijo - No has hecho nada ¿Y por qué dejas que Yuri te trate así?
- Me da mucha pereza discutir con ella, grita mucho y me aburre.
- No siempre voy a estar aquí para ayudarte a librarte de sus zarpas.
- No te he pedido ayuda.
- Ya lo sé, tontainas, pero me da rabia que te trate como si fueras de su propiedad.
- Los chicos no deberían ser ayudados por la chicas, eso es antinatural.
- ¡Tú si que eres antinatural y absurdo! A ver cuando pones esa mente tuya al día, se de alguien que no te va a aguantar esas cosas.
- Karura ¿qué es lo que pretendes hacer?
Karura se acercó a él con los brazos cruzados.
- Arreglar lo que por mi culpa se estropeó - murmuró.
- Por tu culpa no se estropeó nada, no intentes remendar mis errores del pasado.
- Te conozco Akira, no olvides que vi como lloraste por ella y no me gusta ver como sigues lamentando lo que pasó.
- ¿No crees que a lo mejor lo que deberías hacer es poner tu vida en orden?
- ¿A que te refieres?
- Sabes a lo que me refiero.
Akira se sentó justo cuando entraba el profesor. Las mujeres eran más que complicadas y él estaba rodeado de todas las más difíciles e insoportables de tratar.
A la hora del almuerzo, como hacía muy buen día, Sumire, Jisei, Ryuko y Akane decidieron ir a sentarse a los pies de un árbol a comer. A ellas se unieron Karasu, Suo, Kyojin y Akira. El ambiente era agradable a pesar de cierta tirantez que de nuevo se notaba entre Akira y Akane.
- Esta tarde hay ensayo - dijo Jisei - ¿Habéis decido ya algo?
- No - contestó tajante Akane.
- Os habéis encabezonado los dos - repuso Ryuko.
- Si es que es imposible, no se como nos han puesto juntos, no nos pondremos de acuerdo en la vida.
- ¡Hola Aki! - saludó alegre Yuri, sentándose al lado de Akira.
Akira miraba al suelo, no era un buen día, sentía que algo pasaba con Akane y le daba rabia que no tuviese confianza con él. Ante la llegada de Yuri no levantó la mirada.
- ¿Quedamos esta tarde? - dijo la chica.
- Esta tarde tenemos ensayo - contestó sin mucho ánimo.
- ¿Vais a quedar? - se interesó Sumire.
- Me va a dar clases particulares.
- No te voy a dar clases particulares. No tengo ni tiempo, ni ganas.
- ¿Das clases particulares? - volvió a preguntar Sumire.
- Solo a mí.
- Jo, que pena, yo me apuntaría.
- Me cansa estudiar para mi - se quejó Akira llevándose una mano a la frente - Así que imagínate ayudar a alguien más. Déjame Yuri, lo siento pero no soy el apropiado para ayudarte.
- ¿Te duele la cabeza? - se interesó Ryuko al verle hacer ese gesto.
- No es nada, solo una ligera molestia.
- ¡Por Dios Kyojin! - exclamó de pronto Yuri - ¿Cómo puedes comer eso?
- ¿Quieres?
- No, por favor, una chica no come esas cosas ¿no ves la grasa que tiene?
- Pues está bueno.
- ¡Me das asco! Así nunca conseguirás novia.
- ¿Por qué?
- ¿Cómo le vas a gustar a alguien? Kyojin tienes que empezar a controlarte, si comieras menos estarías mejor.
- Si comiera menos, Kyojin enfermaría - intervino Akira.
- A todo el mundo le gusta la gente esbelta ¿A que si Karasu? - añadió Yuri.
- A mi me gustan todas las chicas - respondió el aludido - No hago distinciones.
- Porque tú eres muy básico - comentó despectiva Yuri.
- ¿Tu crees que por ser delgada ya le gustas a un chico? - preguntó Jisei.
- Es un punto - respondió Yuri - Mira Ryuko por ejemplo, es una chica guapa, si estuviese 2 o 3 kilos más delgada seguro que ligaría un montón ¿a que ahora no ligas mucho?
- Voy al servicio - habló Ryuko con voz quedada.
Ryuko se levantó. Sentía que si seguía allí rompería a llorar. No tenía un buen día, precisamente hoy estaba bastante desanimada. Había estado preparando su uniforme de verano pero cuando se puso la falda vino el problema: no podía abrochársela ¿que significaba eso? pues que había engordado. Poco le sirvió que sus amigas le dijeran que no se le notaba, que tenía que haber sido una nimiedad, que a lo mejor estaba hinchada o que tendría gases; la realidad era que no le venía... había engordado.
Recordaba que un día Akira dijo que el cuello de Akane era muy sensual, no sabía que nos chicos se fijasen en esas cosas, pero claro, el cuello de Akane era largo y esbelto, el suyo corto y rechoncho, a nadie le parecería que su cuello era sensual, seguro... Suspiró, mientras caminaba hacia los servicios pensó en Jisei, ella era alta y delgada, con unas piernas largas... sin embargo sus piernas eran regordetas, Jisei tenía unas manos preciosas con unos dedos delgados, en cambio sus dedos eran como morcillas... Ryuko se encontraba cada vez más desanimada, mirase donde mirase, solo veía pruebas de que ella era el patito feo.
- Ya te vale, Yuri - le recriminaba Akira a la rubia mientras las otras chicas clavaban sus miradas en ella.
- ¿Qué pasa?
- Te has pasado bastante - comentó Karasu.
- Eso ha sido muy cruel - añadió Kyojin.
- Si, no ha sido muy educado - también intervino Suo.
- Deberías pedirle perdón - dijo de nuevo Akira.
- ¿Por qué?
- Porque la has ofendido - aclaró Jisei.
- Pero ¿Qué he hecho? Solo he dicho la verdad.
- Yuri - Akira la miró a los ojos bastante serio - Que vayas a disculparte.
- ¿Que pasa? ¿Qué te gusta Ryuko? ¿Por eso insistes tanto?
Akira se levantó.
- Pues mira si, me gusta Ryuko, me parece una chica estupenda, de las mejores que conozco, es amable, sabe escuchar y si no fuera porque le gusta a uno de mis amigos a lo mejor le planteaba pedirle salir ¿te molesta?
Akira echó a andar.
- ¿Dónde vas? ¿A que llore en tus brazos?
- Me voy al aula antes de que me levantes más la migraña.
Yuri se mordió el labio.
- ¿Me he pasado mucho?
- Pues si - le contestó Akane.
- Las personas que no somos tan esbeltas y tan perfectas según tu - habló Kyojin - Resulta que somos personas después de todo y tenemos sentimientos.
- Claro, eso que parece que yo no tengo ¿verdad? Voy a ver si la veo.
Yuri sabía dónde buscar a Ryuko. Así que fue a los aseos que encontró más cercanos. No había nadie pero tras una puerta cerrada escuchaba un ruido. Golpeó con los nudillos.
- Ryuko ¿eres tú?
- Si ¿que quieres?
- Pedirte perdón.
La puerto se abrió, Ryuko, con los ojos enrojecidos la miró.
- No pasa nada Yuri.
- Te he molestado y todos se han enfadado conmigo. Si es que tengo una bocaza enorme.
- Solo decías lo que pensabas.
Ryuko se acercó a los lavabos, abrió un grifo, se mojó la manos y se las llevó a los ojos.
- De veras que lo siento, no quería ofenderte.
- Ya lo sé, es que hoy tengo un día horrible, no ha sido tu culpa.
- De veras que pienso que eres muy guapa.
- Si, ya, pero debería adelgazar... ¿crees que no me gustaría ser más delgada?
- Tú estás bien como estás, además le gustas mucho a Kyojin.
- Claro y como él también debería adelgazar pues hacemos muy buena pareja ¿verdad?
- No, no, yo no quería decir eso ¿ves? Siempre estoy metiendo la pata... Lo que quiero decir es que le gustas a un chico, así como eres, sin tener que esforzarte en ser
perfecta, no te imaginas como te envidio.
- ¿Crees que no me esfuerzo?
- Ay es que no se explicarme, tú ya eres perfecta dentro de lo que tú eres, no tienes que esforzarte para que un chico se fije en ti.
- Te estas liando tu sola cada vez más, será mejor que lo dejes porque mi autoestima no es muy alta y me deprimo con facilidad.
- Te entiendo, no creas que mi autoestima es tampoco muy alta.
- ¿Tú? ¿Pero que dices?
- Si, ya se que no lo parece pero es muy agobiante intentar ser...
- ¿Perfecta? Yuri tu eres una de las chicas más populares del instituto y sales con quien te da la gana.
- No es verdad. Los chicos suelen pensar cosas de mí que no son.
Ryuko empezó a sentir un poco de pena por Yuri, en realidad todo en ella era pura fachada ¿Cómo era realmente Yuri? ¿Alguien lo sabía?

Al terminar las clases, Akane tuvo que pasar por el periódico para solucionar un pequeño problema. En la puerta del instituto, Shibi, Kenshi, Kyojin, Akira y Ryuko la esperaban para irse, algo alejando estaba Kamui.
- ¿Qué esperará? - preguntó Kenshi mirándole.
- ¿Qué va a esperar? - respondió irónico Akira.
Kenshi miró a sus compañeros.
- ¿Espera a Akane? - dijo después de dudarlo mucho.
- ¿Te has dado cuenta tu solito? - volvió a ser irónico Akira.
- No, el domingo Nowaki me dijo a Kamui le gusta Akane.
- Vaya, al final terminará sabiéndolo toda la clase - refunfuñó Shibi.
- ¿Está esperando a Akane? - repitió molesto Kenshi - ¿Por qué? Aki haz algo que te la está pisando.
Akira le miró arqueando una ceja.
- Eso vengo yo diciéndole desde hace mucho - se quejó Kyojin.
- ¡Pero que pesados sois!
- Akira tienes que hacer algo - insistía Kenshi - ¿No ves lo popular que es? No te ofendas pero las chicas se vuelven locas por él.
- ¡Eh, Kamui! - gritó Akira - Ven con nosotros, esperamos a la misma persona ¿no?
- ¿Pero que haces? - gruñó Kenshi - ¡No invites al enemigo!
Kamui se acercó.
- Esperas a Akane ¿no?
Kamui pensó si contestas, normalmente hubiera dicho algo como ¿os importa? pero aquellos chicos eran amigos de Akane y él también quería ser su amigo, así que, por lógica, debería relacionarse con ellos.
- Quiero decirle una cosa.
- ¿Por qué? - inquirió Kenshi.
- Cachorro loco, no le atosigues - habló Shibi - Kamui tendrá sus razones.
- Bueno - dijo Akira - Yo creo que me voy a ir - "¿Que querrá decirle que no puede esperar a verla en el ensayo?" pensaba.
- ¡No, tu no te vas! - Kenshi casi gritó de forma alterada.
- Me voy, aquí ya estamos demasiados.
- Te acompaño - dijo Shibi - Vente cachorro.
- Pe... pero... Akane... y Kamui - balbuceó Kenshi, Shibi le agarró del brazo y tiró de él llevándoselo tras de si.
- No te preocupes que yo me quedo con Ryuko - reía Kyojin.
- Pero ¿Estáis locos? - refunfuñaba Kenshi - Habéis dejado al lobo solo con el corderito.
- ¿El corderito? - sonrió Akira - ¿Crees que Akane es un corderito? Te tiene que dar pena Kamui, él es el que se está metiendo en la boca del lobo.
Akane se extrañó al ver solo a Kyojin y Ryuko esperándola, creía que estaría alguien más, tal vez Jisei, pero no, en cambio estaba Kamui.
- ¿Y los demás?
- Parece que tenían cosas que hacer - contestó Kyojin.
- Akane ¿puedo hablar contigo?
- Si, claro, dime.
- Es que... - Kamui miró de hito en hito a Kyojin y Ryuko - Mi madre me ha pedido que te invite esta tarde a merendar.
- ¿A mi? - Akane miró extrañada a Kamui y luego a Ryuko y Kyojin que parecía querer ocultar una sonrisa ¿Pero que manía les había dado a las madres con las invitaciones?
- Ha preparado esa tarta que tanto te gustó.
- ¿Me invitas tú o tu madre?
- Quizás los dos.
- ¿Tu madre no pensará que soy tu novia o algo así?
- No, no es nada de eso.
- ¡Ah! ¿Y me dejarás comer toda la tarta que yo quiera? - preguntó mirándole con picardía.
- Toda la que quieras.
- Esa es una proposición muy tentadora.
- Bueno, venga - Ryuko se puso entre los dos - Vámonos ya que nos estamos entreteniendo demasiado. Luego habláis, vamos.

Akira entró en su casa sin saludar, se descalzó y fue directamente hacia su habitación.
- Akira - oyó a su madre mientras subía, se detuvo - ¿Qué pasa? ¿Ya no se saluda?
- Hola mamá.
Siguió subiendo. Entró en la habitación, soltó la cartera y se tumbó en la cama cerrando los ojos.
- ¿Que te pasa? - dijo su madre entrando.
- Déjame, no estoy de humor.
- ¿Crees que esa son maneras de hablarme?
- Lo siento - dijo sentándose en la cama - Oye ¿le has dicho tú a los padres de Yuri que le daría clases a su hija?
- Pues claro, estaban preocupados las notas de Yuri están bajando.
- Yuri no necesita clases, lo que necesita es atención psicológica y pensar menos en chicos.
- ¿Estás celoso?
- Dile a sus padres que no puedo darle clases.
- ¿Pero que dices? ¿Cómo que no le vas a dar clases?
- Tenías que haberme consultado a mí antes de comprometerte. No voy a darle clases.
- ¿Serás capaz de avergonzar así a tu madre?
Ya se lo he prometido, además es una oportunidad para reanudar tu relación con Yuri.
- Mamá, a ver si lo entiendes, no me interesa Yuri, ni tener relaciones con ella de ningún tipo.
- Akira, los Hanakiri son amigos nuestros desde hace mucho tiempo, si su hija tiene problemas nosotros tenemos que ayudarles.
- Uff... Mira, le daré clases, un día a la semana, los lunes.
- Pero hijo...
- Los lunes, es el único día que puedo, no voy a renunciar a otras cosas por ella, es lo que hay, que lo tomen o lo dejen y... tengo mis condiciones.
- ¿Condiciones?
- Le daré clases aquí, en nuestra casa, no pienso ir a la suya, como mucho a la biblioteca pública. Y no le daré clases en mi habitación, ni en ninguna estancia privada, lo
haré en el comedor o en la cocina, en un sitio donde se nos pueda ver bien-
- ¿A que tienes miedo?
- Es lo que hay, no me fío de Yuri, tiene ideas muy raras ¡ah! y otra cosa: el mes que vienes es el Tanabata, quiero prestarle a Akane tu kimono, el azul de las estrellas.
- ¿Le quieres regalar mi kimono?
- Podía ser, tú ya no te lo pones ¿que más te da?
- Pero lo guardo para tu esposa.
- Quiero que Akane lleve ese kimono el día del Tanabata y la voy a llevar a ver las estrellas, le debo una cita y se la voy a pagar, así que no hagas planes con los Hanakiri
como haces siempre.
Yoshiko vio a su hijo tan decidido, tan extrañamente distinto a como era siempre que no se atrevió a contradecirle.

Akane miraba el libreto de la obra. Sentada en un banco del gimnasio no hacía más que darle vueltas. Jisei, Ryuko y Sumire la miraban un poco alejadas de ella sin atreverse a decirle nada.
- ¡Vaya día que lleva! - comentó Sumire.
- Va enlazando un enfado con otro, por lo visto también la ha tenido en su casa - explicó Jisei.
- Kamui la ha invitado esta tarde a su casa - habló Ryuko, Jisei rompió a reír - No te rías que yo no le veo la gracia.
- Akane tiene una vida muy interesante - hablaba asombrada Sumire - Que envidia me da, a mi nunca me pasa nada.
- Pues que no te de tanta envidia - agregó Ryuko - Se complica la vida porque a ella le da la gana.
Akira daba unas últimas caladas a su cigarro antes de entrar al gimnasio.
- Entonces - decía Kyojin a su lado - ¿Vas a darle clases a Yuri?
- Le he dicho a mi madre que los lunes ¡Ahg! ¡que manera de complicarme la vida!
- Parece que hoy estás de muy mal humor.
- Las mujeres son todas una mandonas, empezando por mi madre, te lo juro, no me apetece darle clases.
- ¿Y por qué lo haces?
- Aguantar a mi madre y sus charlas sobre su amistad con los Hanakiri me apetece menos todavía. De todas formas le he puesto unas condiciones a las que en el mejor de los casos se negará y olvidará el tema de las clases.
- ¿Y en el peor de los casos?
- Me libraré de ir a la cena del Tanabata.
- ¿Me vas a dejar solo?
Akira tiró el cigarrillo y lo pisó, después dobló el cuello hacia los lados repetidas veces.
- Lo que tampoco me apetece en entrar ahí.
- Espera Aki, es que tengo una curiosidad ¿Tu sientes celos de Kamui?
- ¿Tengo que estar celoso?
- ¿Cómo te lo diría yo? ¡Ah! ¿Sabes la cara que pone Nowaki cuando alguien le dice que le invita a una hamburguesa?
- La misma que tú.
- Pues cambia a Nowaki por Kamui y la hamburguesa por Akane.
Akane contaba a Jisei su problema con el reparto de los papeles. Jisei miraba hacia la puerta del gimnasio cuando vio entrar a Akira que, echando un vistazo, fijó su mirada en ellas y caminaba hacia allí muy decidido.
- ¡Vaya aura! Aquí va a haber movida.
- ¿Has estado coqueteando con Kamui? - dijo nada más llegar a ellas.
Akane le miró de arriba a abajo.
- ¿Que problema tienes, Bambi?
- Yo os dejo solo - comentó Jisei marchándose - Esto es cosa vuestra.
- Jisei espera - la detuvo Akane.
- No, no, a mi no me implicáis en esto.
- ¿Has coqueteado con Kamui? - repitió el chico.
- No he coqueteado con él pero si lo hubiera hecho ¿que? ¿te importa?
- ¿Eres tonta? ¿Crees que eso es normal?
- ¿Y a ti que más te da lo que yo haga?
- ¿Qué quieres hacer con ese chico? ¿Volverle loco? Te lo dije, los chicos somos muy tontos y ese es más tonto que ninguno.
- No se de dónde has sacado que coqueteo con él pero estás muy equivocado... mira déjame, no tengo porqué darte explicaciones de mi vida.
Ryuko se acercó a Kyojin.
- ¿Qué le pasa a Akira?
- Creo que me he pasado un poco. Le he contado la escena de Kamui y Akane de antes pero a mi manera, o sea, creo que he exagerado bastante.
- ¿Por qué has hecho eso?
- Quería saber que haría. Normalmente Akira no tiene sangre en las venas, hay que aprovechar los pocos días que está activo para pincharle ¿a que es divertido verle en ese estado?
- Buenas tardes chicos - dijo entrando Sigure, el profesor de guardia en ese día - Siento llegar tarde, a ver, mis directores ¿que habéis preparado para hoy?
- Tenemos preparado un reparto provisional - respondió Akira.
- ¿No vamos a hacer el baile del pollo? - se quejó Genki.
- A lo mejor luego, si nos da tiempo.
- Desde luego Sigure siempre llegando tarde - también se quejó Nowaki - No te tomas en serio nada y por tu culpa ahora no nos va a dar tiempo.
- ¿Que papeles les vamos a dar? - preguntaba Akane a Akira con cierto tono de enfado - ¿Los tuyos, verdad?
- ¿En qué hemos quedado? - respondía Akira - Que yo sepa no hemos quedado en nada.
Todas las miradas estaban fijas en ellos. Akira resopló y se llevó la mano a la nuca.
- Es algo eventual, por algún sitio tenemos que empezar - continuó - Solo vamos a probar.
- Pero vas a decir tu propuesta ¿verdad?
- ¿Tú tienes una? Si la tienes dila. Si no, será mejor que empecemos por lo que tenemos.
- Claro, por tu maravillosa idea.
Akira respiró hondo.
- Akane, no me arrastres a otra discusión delante de todo el mundo.
- Eres tú el que hoy estas muy "gallito".
Bruscamente Akira agarró a Akane de la muñeca y con paso rápido se dirigió hacia la puerta casi arrastrándola detrás de él, abrió esta de un golpe y salió fuera. Todos miraban sin dar crédito a lo que habían visto.
- No querrán discutir delante de nosotros - dijo Karasu.
- ¿Le pasa algo a Akira? - se interesó Sigure.
- Creo que ninguno de los dos tiene una buena conjunción planetaria - respondió Jisei, ganándose las miradas confundidas de sus compañeros.
Todos se dirigieron a la puerta, desde allí podían verlos aunque no oírlos. Akane tenía la espalda pegada a una de las paredes del edificio principal, Akira, delante de ella, parecía estar impidiendo que se fuera de allí.
- Estos dichos tienen una gran tensión acumulada - dijo Sigure con toda normalidad.
- ¿Qué tipo de tensión? - preguntó Kenshi - ¿Sexual? - Notó la mano de alguien golpeándole en el cuello - ¡Ah! - se giró y vio a Jisei a su lado.
- Necesitan descargar toda esa tensión - continuó Sigure.
- ¿Y como lo van a hacer? - observó Karura.
- Podríamos organizarles un combate de boxeo - propuso Genki.
- A grandes males, grandes remedios - dijo el profesor - Yo creo que Akira debería... - se calló al ver como Akira la sujetaba de las dos muñeca - Eso es Akira, demuéstrale quien es mas fuerte.
- ¡Profe! - gritó Momoka - ¿Pero que estás diciendo?
- En realidad está muy separado de ella - proseguía Sigure - Debería acercarse más, así no va a conseguir que se rinda.
- Profesor - habló muy serio Hizashi - ¿Qué pretendes que haga Akira?
Kamui dio un paso al frente, Shibi le detuvo.
- Tienen que solucionarlo solos - fue lo único que dijo.
- Profe ¿Acaso quieres que Akira muera o se quede sin testículos? - preguntó Xu-Xu.
- La pregunta es - contestó éste tranquilamente - ¿Será capaz de hacer que Akane libere toda esa rabia?
- ¿Quieres que Akane se desahogue pegándole? - agregó Xu-Xu.
- Sería lo más eficaz.
- ¿A ti te cae mas Akira, verdad? - apostilló Karasu.
Akane respiraba fuertemente, tenía la cara enrojecida por la rabia, la presión de la mano de Akira en sus muñecas era bastante fuerte, pero lo que no soportaba eran sus ojos, aquellos ojos clavados en los suyos parecía querer penetrar en su mente.
- ¿Que demonios te pasa? - le gritó.
- Ahora me vas a escuchar - dijo el chico con una tranquilidad casi aterradora.
- No quiero saber nada de ti.
- Tú verás. Revisa tu posición, no estás en condiciones de exigir nada. Vas a escucharme por la buenas o por las malas, a mi me da igual, si quieres volvemos al gimnasio y lo hablamos delante de todos.
Akane sintió un escalofrío, se sentía muy enfadada y casi sentía miedo ¿Dónde estaba el Akira que ella conocía? ¿Dónde quedaba aquel chico amable? ¿quien era ese?
- Suéltame, me haces daño.
- No. Y seré mas brusco si tu no eres más amable conmigo.
Akane cerró los ojos con rabia, la ira la estaba dominando. Dos lágrimas producidas por esa ira se apresuraron a resbalar por su mejillas. Akira la soltó y violentamente golpeó con uno de sus puños contra la pared, a centímetros de la cara de Akane, manteniéndolo allí. Akane le miró entre asustada y sorprendida, finos hilos de sangre se deslizaban lentamente entre los dedos del chico.
Aquel puñetazo sorprendió a todo el mundo.
- No Akira - dijo Sigure - Así te terminará dominando ella.
Akira miraba al suelo, seguía con el puño allí, pegado a la pared.
- ¿Por qué no quieres escucharme? ¿Por qué me haces esto? Cometí un error pero ya vale ¿no? ¿Vas a estar toda la vida menospreciándome por eso? Se que te hice daño pero ya está bien ¿Cuanto tiempo ha pasado ya? ¿No crees que ya es hora de que hablemos y lo solucionemos?
- No hay nada que hablar, todo está muy claro, además tu fuiste el primero que no quiso hablar ¿Acaso me pediste alguna explicación?
- ¿Que explicación tenía que pedirte? Vi lo que vi y creo que una imagen vale más que mil palabras.
- ¡Ah, muy bonito! No había nada que hablar, tu tenías cientos de excusas pero yo no, a ti hay escucharte, a mi no, a ti todo el mundo puede comprenderte, claro, pobrecito, fue una tentación muy grande ¿quien puede negarse a comer un dulce? ¿y a mí? ¿en que me he convertido yo? ¿sabes lo que la mayoría de la clase pensó que era la chica de la que hablaste el otro día? ¿en que me has convertido, Akira? ¿que soy para ti?
- Me apartaste de tu vida sin darme una explicación - parecía lamentarse Akira - No entendía nada de lo que pasaba, un día dijiste que saldríamos y a la semana siguiente apareciste de la mano de Shibi y diciendo que estabais... juntos ¿Y yo que? ¿Qué había sido para ti? ¿Una diversión? ¿Qué pasaba? ¿No era suficiente para ti? Claro yo era aburrido, desmotivado, un muermo. Si al menos me hubieras hecho un reproche, si me hubieses gritado, si me hubieses insultado, si me lo hubieses dicho al menos hubiese intentado comprender, pero no, tu no, tu me dejaste sin más, se suponía que yo tenía que saberlo pero lo único que entendía era que me habían abandonado.
- Pues supiste como sustituirme muy bien.
- ¿Crees que esas chicas llenaron el vacío que tu dejaste? Que poco me conoces. Lo reconozco, todo lo hice por despecho hacia ti, quería que vieras que no me importabas... hasta que un bofetón de la realidad me hizo volver ¿y sabes lo peor de todo? Que quería odiarte y no podía.
- ¿Acaso crees que fue fácil para mi? Akira, Karura me dijo que te había pedido una cita ¿entiendes? me lo dijo precisamente a mi. Esperé a que me dijeras algo, no podía creer que fueras tan hipócrita, confiaba en ti, pensé que eras un chico sensato, pensé que eras honesto, pero no, resultaste vulgar e interesado, incluso te dije que si querías lo dejábamos... espere, esperé, creyendo que al final te arrepentirías y te dije que no podía salir ese día, confiaba en que te esforzarías por convencerme, pero no, te dio igual, estaba claro que la idea de salir con ella era mas apetecible que salir conmigo, claro a mi ya me conocías y sabías lo que encontrarías ¿no?
- Yo no quería salir con Karura, no era una cita, yo quería salir contigo. Déjame hablar ¿me vas a escuchar? ¿Cuanto tiempo llevo aguantando tu despecho?
- Me da igual, no quiero oírte más, no quiero oír como me explicas porque retrasaste nuestra cita para verte con ella y lo difícil que debió ser para ti decidir entre la chica sexy y excitante que daba a entender una cita emocionante a la mojigata de una cría inexperta.
- ¡Cabezota! Si hubiese querido enrollarme con Karura podía haberlo hecho cualquier día, no tenía porque esperar al sábado a las 4 de la tarde ¡que hora tan romántica!
- No es la hora, es el hecho. Tenías que haberle dicho que salías conmigo, eso era lo que yo quería, haber sido algo para ti, que te importase, que me valorases más.
- Ya y tu por eso quedaste con Shibi ¿no? Tú también podías haber sido más sincera conmigo y decirme que le preferías a él ¿Que pasó? ¿El te daba algo que yo no? Quizás te vino muy bien que yo quedase con Karura para librarte de mi y encima echarme la culpa... pues no olvides decirle al Kaguya lo que te gusta, no vaya a ser tan panoli como yo y no te lo de y tengas que buscarlo en...
Akane estrelló la palma de su mano abierta contra la cara de Akira con un sonoro golpe.
- ¡Dios! - exclamó Genki - ¡Menudo bofetón!
- Sigure - habló Momoka - Deberíamos intervenir.
- No, ya ha pasado todo, le ha costado pero ha conseguido que suelte esa rabia.
- Me muero por saber que le ha dicho para que tenga esa reacción - murmuraba Kenshi.
Akira se había quedado quieto, con la cara ligeramente girada después de recibir aquel bofetón. Sonrió levemente mientras lentamente la llevaba a su posición inicial.
- Lo siento Akira - se apresuró a decir Akane - Lo siento, no quería, no sé que me ha pasado - Akane puso su mano rozando donde había golpeado. Perdona.
Akira puso su mano en cima y apretó la de Akane contra su mejilla.
- No me importa que me pegues, se que me lo merecía, al menos así no me ignoras… Yo… cuando veo a Kamui cerca de ti me siento fatal, a él se lo perdonas todo ¿y a mi qué? El se merece otra oportunidad ¿y yo no? Cuando me doy cuenta estoy pensando cosas raras, no se como decirte pero no me fío de él, me hace sentir… supongo que celoso es la palabra.
Akane retiró su mano y miró hacia el gimnasio.
- Nos están mirando, esto es muy vergonzoso.
- Antes dime que te pasa, no es normal que por unos estúpidos rumores y unos malditos papeles te pongas así. Vamos, soy tu amigo ¿o no?
- Es por todo. A veces pasan cosas y me siento impotente, inútil. La directora habló con mi madre y le dijo lo que las notas que recibí y mi madre piensa que no es nada, que soy una exagerada, que quiero llamar la atención y yo… yo me siento muy mal ¿soy una paranoica? a veces tengo la sensación de que todo se excapa a mi control.
- ¿Has probado a llorar? Parece una tontería pero ayuda a espantar malos pensamientos, pero vamos, si quieres, la próxima vez que te apetezca desahogarte digo cualquier tontería y volvemos a organizar un espectáculo.
- ¡Mira que eres tonto! - sonrió.
- No creo que seas una paranoica, lo que creo es que intentas hacerlo todo tu sola y eso no puede ser, intenta contar tus problemas, tienes muchos amigos preocupados por ti, quieren ayudarte y no saben como y me tienes a mi… ahora mismo te abrazaría pero me imagino que daríamos mucho más que hablar… yo te quiero mucho Akane, eres una amiga muy valiosa para mi… en fin ¿volvemos?
- Ve tú, necesito un momento para centrarme.
- Bueno si, mejor que no te vean demasiado cerca de mi. Te espero.
Akira metió su mano, la que no tenía herida, dentro su bolsillo y haciendo un gesto con la otra comenzó a caminar hacia el gimnasio.
Todos corrieron a situarse por el gimnasio haciendo como que no hacían nada. Al entrar, Ryuko se acercó angustiada a él.
- Ve con ella - le dijo - Te necesita.
- Bueno señor director - dijo Sigure - ¿Habéis limado ya asperezas?
- Akira… tu mano - Momoka fijó su mirada en la mano de su compañero, llena de rasguños y sangre seca - Voy a curarte.
- Si no es nada.
- Por aquí hay un botiquín, espera que lo traigo.
Suspirando y pensando que con las mujeres no hay forma de discutir se acercó a donde Akane había dejado los apuntes de la obra. Jisei se sentó frente a él.
- ¿Se lo has dicho? - inquirió.
- Hemos hablado de varias cosas.
- No, me refiero a "eso" que te quema por dentro.
Akira sonrió.
- Tú y tus misterios. No, aún no he podido explicarle nada y menos aún pedirle perdón. Tu amiga es muy terca, lo único que hemos hecho es echarnos cosas en cara pero al menos ha sido algo.

viernes, 21 de enero de 2011

45. La noche esconde secretos

El camino de vuelta fue muy animado para Kenshi y Nowaki, ambos eran iguales, muy activos, alocados y competitivos, pero llegó un momento en el que decidieron dar un descanso a su energía y comenzaron simplemente a andar.
- Oye Kenshi ¿No has notado algo cambiado a Kamui últimamente?
- ¿Cambiado como?
- No se… distinto.
- Ahora que lo dices, si, es como amable. Estará entrando en razón.
- ¿Puedo contarte una cosa?
- ¿Es un secreto?
- Si, no se lo digas a nadie.
- Por favor Nowaki ¿crees que somos colegialas?
- Ya… es que estoy algo mosqueado.
- ¿Y eso?
- A Kamui le gusta una chica.
- ¿Y?
- Pues eso, que le gusta una chica.
- ¡Pues vaya cosa! ¡Normal que le guste una chica! Lo raro sería que le gustase un chico, aunque mira, he llegado a pensar mal de él.
- ¿No me digas que has pensado que era…?
- Pues si, aunque siempre está rodeado de chicas y nunca las hace caso, tú piensa si no es para mosquearse.
- ¡Ah, nunca lo había pensado!
- ¿No me digas que a ti no te olía mal? Sobretodo después de ver a tantas chicas pegadas a él como lapas… uno sospecha.
- Claro… pero… no le gusta Momoka.
- ¿Y? ¿Tiene que gustarle a la fuerza?
- Pero a ella le gusta él.
- ¿Y? No te entiendo ¿Es obligatorio que te guste a quien le gustas tú?
- Pero no me entiendes, si Momoka se entera lo va a pasar muy mal, le va a hacer daño.
- ¿Nowaki estas tonto? Yo se de una chica a quien tú le gustas, lleva años detrás de ti y no te he visto a ti decir "uy, no voy a decir que me gusta Momoka, no vaya a ofenderse"
- ¿Hay una chica que va detrás de mí?
- Si Nowaki, una chica buena y encantadora, a ella no le gusta verte siempre babeando por Momoka, de hecho babeas tanto por Momoka que ni la has visto a ella ¡Debes ser la única persona del mundo que no te has dado cuenta de nada!
- Pe… Pero… te lo estas inventando ¿a que sí?
- No me invento nada, hay una chica a quien le gustas y tú la ignoras ¿Por qué habría de ser Momoka más especial? ¿Ella puede sufrir viéndote detrás de otra y Momoka no? ¿Qué hace distinta a Momoka? ¿Qué te gusta a ti? Eres muy egoísta ¿No crees?
- ¡Pero yo no sabía que le gustaba a nadie!
- Pues eres el único que no se ha dado cuenta. Es una chica estupenda ¿sabes? Me da rabia que te preocupes porque Momoka sufra y… ¡bah!
- ¿Quién es?
- No te lo voy a decir, averígualo tú.
- ¿Yo le gusto a una chica?
- Creo que Kamui tiene derecho a escoger quien le gusta ¿no? Igual que tú. No va a ocultar sus preferencias solo porque le guste a Momoka. Ella tendrá que aceptarlo, es como tú, a ti te gusta Momoka y a Momoka, Kamui ¿Tiene ella en cuenta lo que tu sientes al verla cada día pegada a él diciendo: "mi Kamui"?
- No… la verdad es que no.
- Pues entonces, Nowaki.
- ¡Ah! ¿Es que soy tonto? ¿Cómo soy tan tonto?
- ¿Ya te has dado cuenta? En fin… ¿Y se puede saber quien le gusta?
- ¿De verdad hago tanto el ridículo?
- Pues mira si, a veces resultas ridículo… siempre con tu Momoka, todo el día babeando y ella…
- Pero últimamente se porta muy bien conmigo.
- Si, pero sigue detrás de Kamui. No se porqué pero creo que no entiendes nada.
- Si lo entiendo, no soy tan tonto. Entiendo que a Kamui no tiene porqué gustarle Momoka, ni Yuri, ni Hikari, ni ninguna de las que van detrás de él y que tiene que tratar a Momoka como a las demás, bueno, somos amigos, puede tener algo de tacto.
- Si claro, pero ese debería tenerlo también con Yuri ¿o Yuri no se lo merece? ¿Por qué tiene que ser diferente Yuri a Momoka? Yuri también es buena chica ¿se merece un desprecio?
- ¡Ahhh! ¡Que complicado es todo!
- El complicado eres tú que como te gusta Momoka solo piensas en que ella no lo pase mal.
- Tienes razón… ¡Ahhh! Kamui está empezando a actuar como un chico normal y yo debería haberle apoyado… me ha contado sus problemas y yo le he confundido más ¡que bruto soy! ¡Pero lo arreglaré! ¡Le daré todo mi apoyo!
- Pues muy bien, pero no te pases.
- Le ayudaré… además, así me quitaré un rival de encima
- ¿Pero me vas a decir quien le gusta?
- Ah, no pensaba decírtelo pero creo que al final te terminarás dando cuenta… es Akane.
- ¿Akane? ¿Akane la de nuestra clase?
- Esa misma.
- Pues vale.
- ¿No te sorprende?
- No ¿por qué? Es una chica ¿no? Me sorprendería que me dijeses que le gustaba… Shibi, pero Akane, no. No es el único al que le gusta.
- ¿Ah no?
- ¿Te extraña? Puede que no te hayas dado cuenta pero en el mundo hay bastantes chicas y Akane tiene sus cualidades, es mona y tiene… poderosas razones para gustar ¿No la has mirado nunca? No me extraña, solo ves a Kamui y a Momoka. Seguro que nunca te has dado cuenta de lo bonita que es Himeko o lo sexy que es Yuri.
- ¡Deja de meterte conmigo! ¿Y a quien le gusta? ¿A Shibi?
- No.
- ¿No? ¿Estás seguro?
- Seguro ¿Por qué tenía que ser Shibi? ¿Por qué son amigos? De verdad Nowaki me estás poniendo nervioso.
- ¡Cómo si tu fueses muy listo! Seguro que no te diste cuenta hasta que te lo dijeron
- ¿Me comparas contigo? Pues ahora no te lo voy a decir, averígualo tu solito.
- ¿Qué crees? ¿Qué no me voy a dar cuenta?
- Tú no eres capaz de encontrar ni tus pulgas.
- ¿Me estás llamando pulgoso?
- Solo tonto.
- ¿A que eso no me lo repites?
- ¿Quieres pelea?
- ¿Cuándo empezamos?
- Espera… ¿No me lo vas a decir? Bah, es igual, no tendrá nada que hacer frente a Kamui.
Kenshi torció la boca "pobre, la verdad es que el Kaguya es un rival a tener en cuenta"
- Bueno, a lo mejor a Akane no le interesa tu Kamui, no todas las chicas se derriten a sus pies.
Y así siguieron, debatiendo si Kamui era una buena opción para cualquier chica o no durante el resto del camino.

Shibi y Akira se habían quedado rezagados unos metros. Apoyados en una pared, tenían una buena vista de lo que hacían Kamui y Akane, claro que no escuchaban nada. Con las manos dentro del bolsillo del pantalón y el ceño fruncido, Akira les miraba de reojo.
- ¿Escuece? - habló en un susurro Shibi.
- Cada vez se le notan las intenciones al Kaguya. Me revienta que vaya con esa actitud de tío duro y molón cuando en realidad se deja llevar por sus calzoncillos.
- ¿Crees que solo quiere liarse con ella?
- No se si es lo único que quiere pero se le notan las ganas.
- No te preocupes, Akane no va a dejarse deslumbrar tan fácilmente.
- Eso ya lo se pero...
- ¿Tienes miedo de que se enamore de ella?
- ¿Tú aún estás enamorado de ella?
- En realidad nunca estuve enamorado de ella. Confundí mis sentimientos de aprecio y cariño con el amor y casi la pierdo. Tuvo su gracia, tampoco yo me porté muy bien, quise ocupar el vacío que tú dejaste en su corazón aprovechando lo vulnerable que se sentía.
- Eso sería tarea fácil.
- No creas, le importabas más de lo que piensas. Aún le importas.
- Oh si, eso es seguro - ironizó.
-Para ser tan listo te cuesta darte cuenta de muchas cosas ¿no? Pero da igual porque no dejaré que nadie, ni tu, ni Kamui, vuelva a hacerla daño
Akira le miró interrogante.
- ¿Vuelva?
- Aunque la veas tan despreocupada y de esa forma de ser, Akane lo ha pasado muy mal. No se trata de mal de amores, son otra cosa. Cuando éramos pequeños me sentí la persona más impotente del mundo al no poder ayudarla, eso no volverá a pasarme nunca.
- Esto, ahora que lo dices, antes... ha reaccionado de una forma extraña.
Ahora era Shibi quien le miraba de forma interrogante.
- ¿Qué ha pasado?
- Estábamos bromeando, hablando con Ryuko de sus padres y lo que pasó ayer y Akane... yo pensé que era por todo el chocolate que había tomado...
- ¿Se quedó como bloqueada? ¿Cómo ida?
- Algo así.
Shibi dio un profundo soplido, como un bufido.
- ¿Y que pasó?
- Pues... Ryuko tropezó y me empujó y caí encima de ella... entonces empezó a gritarme como si nada. Shibi ¿Que es lo que le pasa?
- Yo no puedo decírtelo, no todavía, son cosas suyas, si ella no habla yo no debo hacerlo.
- ¿Tiene que ver con lo que has dicho antes de su infancia?
- Akane no sabe desahogarse. No sabe llorar cuando debe llorar, todo se lo traga y aguanta hasta que ya no puede más. Creo que ahora está pasando por muchas cosas, tiene movidas en su familia y luego lo que pasó ayer... Necesita una válvula de escape.
- ¿Demasiadas cosas a su cargo?
- ¿Te lo ha dicho a ti?
- No, pero puedo suponerlo, siempre está ocupada y pendiente de sus hermanos, quizás se toma todo muy en serio.
Shibi sonrió de manera casi imperceptible.
- ¿Que podemos hacer para ayudarla? - preguntó Akira, Shibi negó con la cabeza.
- Nada. Solo estar ahí. ¿De que hablarán tanto? ¿No tienes curiosidad?
- El Kaguya no suele hablar mucho así que tendrá muchas cosas pendientes que decir.
En realidad Kamui y Akane no hablaban de nada en concreto, del instituto, la obra de teatro, el periódico… en realidad Kamui no escuchaba lo que Akane decía, estaba absorto mirándola, había descubierto que le encantaba los gestos que hacia continuamente al hablar, el tono de su voz.. ¿Qué tenía esa chica de especial? Recordaba a Nowaki preguntándole y como no supo contestar porque ¿que le gustaba? quizás era ese brillo en los ojos cuando hablaba de lo que le apasionaba... Kamui llevó su mano hasta la barbilla de la chica que guardó silencio y sonrió.
- Es muy tarde, cenicienta, no quiero causarte problemas.
Aquella situación era bastante incómoda para Akane, le molestaba aquel contacto físico, le era algo molesto.
- Si, mejor vete ya, tu casa queda lejos.
- ¿Podemos salir otro día?
- ¿Otro día?
- Si, me gustó salir contigo y tengo que compensarte por estropearlo todo.
- No hay nada que compensar, todo está bien.
- ¿Pero puedo volver a llamarte?
Akane abrió la boca, ese era su problema, sería muy decidida a veces pero otras no sabía como negarse sin ofender.
- Pues ¿Y Momoka?
- No pienses en Momoka, siempre estás pensando en ella, no es mi novia ¿lo sabías?
- Ya, pero...
- Quiero volver a salir contigo, me gustó mucho ¿Puedo llamarte un día de estos?
- Bueno si, llamarme puedes, ya veremos que pasa.
- Entonces ¿Puedo?
- Si hombre, si, lo puedes intentar.
- Tú me lo has dicho, has dicho que puedo.
- Que si, que si - Akane continuaba molesta, cada vez más molesta, ahora Kamui rozaba su mejilla mientras sonreía.
Sin que Akane se lo esperase, mientras desviaba la mirada y daba un paso hacia atrás para separarse de Kamui, sin apenas tener tiempo para reaccionar, vio la cara de Kamui acercándose a la suya, por un instante pensó que la iba a besar y lo hizo pero para alivio suyo yo en los labios, tampoco en la mejilla, lo hizo brevemente en la comisura de su boca.
- Buenas noches Cenicienta.
- Ah... si... buenas noches, príncipe.
- ¿No vas para tu casa?
- Tiene que venir conmigo Akira.
- ¿Y eso?
- Soy una chica llena de secretos, anda lárgate ya, mañana nos vemos.
- ¿La ha besado? - preguntaba Akira abriendo los ojos extrañado.
- No lo creo, si la hubiese besado ahora mismo estaría por los suelos.
- Pues lo ha parecido. Bueno, parece que ya se separan, voy a acompañarla a su casa ¿me esperas?
- Si, me da igual esperar un poco más.
Sin sacar las manos de sus bolsillos Akira se dirigió hacia ellos mientras veía a Kamui hacer gestos de despedida y como se alejaba de ella. Se cruzaron en medio del camino pero no se hablaron, a penas si se hicieron un leve gesto con la cabeza.
- ¿Acabaste de despedirte del príncipe encantado? - dijo al acercarse a ella - Ten cuidado, a lo mejor después de besarle se convierte en sapo.
Akane no contestó, aquella reacción no parecía muy típica de ella, si hubiese sido Akira poco menos que estaría gritándole ¿por qué Kamui la había cohibido tanto? A lo mejor el problema no era que Kamui la cohibiera, era que tenía mucha confianza con Akira. Le miró, con su ceño fruncido como si estuviese molesto por algo... a lo mejor si estaba molesto, a lo mejor es que ella quería que estuviese molesto ¿por qué nunca reaccionaba?
- Ten cuidado con Kamui, no se porqué pero no me fío de él, creo que... es igual, solo que es un chico y ya sabes como somos.
Akira caminó al lado de Akane sin pronunciar una palabra más, no podía hacerlo, en su mente si hablaba con ella, en su mente le decía todo lo que su boca no se atrevía.
"No me importa que te bese, me da igual los besos que te de, me da igual quien te bese, al contrario, quiero que te beses con muchos, con todos los que puedas y cuando te hayas hartado y estés cansada de esos besos, vuelve a mi y deja que demuestre lo que es que te besen con todo el corazón".
Akira suspiró, a veces en su mente pensaba cosas que hasta a él mismo asustaban.
- Ya nos han debido ver - habló de pronto Akane al llegar a la puerta de la casa de su madre - Si quieres puedes marcharte ya.
- No, no. No pasa nada, no quiero que tu madre piense que soy un maleducado.
Apenas había levantado el dedo del timbre cuando la puerta se abrió. Takato, el otro hermano pelirrojo de Akane, parecido a Ginta pero más pequeño y con gafas, se abalanzó sobre Akane abrazándola.
- ¡Akane, ya has vuelto! - sollozó.
- Vale Takato, no me he ido a la guerra.
- Has tardado mucho, estaba muy preocupado.
- ¿Que dices? ¡Pero si es pronto!
El chico se separó de ella y con ojos llorosos lanzó una mirada de desprecio hacia Akira.
- Buenas noches, Takato - le saludó este. Takato apretó fuerte los labios y se marchó corriendo - Creo que no le gusto.
- Bienvenido Akira - saludó una señora de pelo corto y castaño.
- Buenas noches - Akira repasó mentalmente ¿Cómo se apellidaba ahora la madre de Akane? - señora Ryuga.
- Pasa, no te quedes en la puerta.
- Ya se tiene que ir, mamá - apostilló Akane.
- Tonterías, pasa.
- Con permiso.
- ¡Aki! ¡Aki! - gritó acercándose el hermano pequeño de Akane - ¿Y el gatito?
- Hola Kenta - Akira le sacudió el pelo.
- ¿No has traído al gatito?
- No Kenta - respondió Akane - El gatito no sale de paseo.
- ¿Por qué?
- Porque los gatitos se asustan de los perritos que hay por la calle.
- ¿Por qué?
- Anda - le cogió en brazos - ¿Te has bañado?
- No.
- Pues nos bañamos juntos ¿quieres?
- Vale y Aki también.
- No, Aki se va a marchar.
- ¿Por qué?
- Porque tiene que dar de comer al gatito.
- Trae Akane - dijo acercándose un señor moreno y agarrando al niño - Tú atiende al muchacho, yo le bañaré.
- Buenas noches, señor Ryuga.
- Buenas noches ¿Has hablado con el padre de Akane?
- Si, si señor.
- ¿Y que te dijo?
- Que si me aprovechaba de Akane me sacaría el hígado por la boca.
- Bien, pues recuérdalo y recuerda que yo se sacaré el páncreas.
- ¡Ya está bien! - gruñó Akane - Me estáis avergonzando y asustáis a Akira.
- Pues que se asuste y no olvide que tienes dos padres.
- Cariño, ya vale - dijo la madre - Ve a bañar al niño. Discúlpale Akira, por favor.
- Si yo le entiendo pero es que no tienen que preocuparse porque yo...
- Toma, te he traído un refresco, siéntate.
- Mamá, se tiene que ir ya.
- Hola Akira - saludó Ginta apareciendo desde una habitación, bastante ojeroso y decaído.
- Hola Ginta. Señora se lo agradezco pero veo que están muy ocupados, yo no quisiera molestar.
- Mamá, me ha traído sana y salva, ya le has visto, así que no se lo hagas pasar peor.
- Está bien, está bien, pero tendrás que venir a merendar algún día.
- ¡Mamá!
- Será un placer, señora.
- ¿Puedo hablar contigo, Akira? - preguntó Ginta.
- Si, claro.
- Vamos fuera, es privado.
- Bueno pues, hasta luego señora Ryuga, despídame de su marido. Te veo mañana Akane.
- Mañana nos vemos.
- Buenas noches y gracias por cuidar a mi hija - en cuanto vio salir por la puerta al chico se giró hacia su hija - Es encantador, espero que no cambie.
Ginta esperaba fuera a Akira.
- ¿Cómo está Kyojin?
- Solo magullado.
- ¿Está muy enfadado?
- Kyojin es incapaz de enfadarse mucho tiempo, pero Akane si.
- Ya lo se. Lo siento mucho, por favor pide disculpas en mi nombre.
- Será mejor que lo hagas tú mismo, sobretodo a Ryuko.
- Lo haré mañana, de verdad.
- Pues espero que te haya quedado claro que jugaste con algo peligroso.
- Si, ya he aprendido la lección. Soy un imbécil, pero la he aprendido.
- Mira Ginta, si quieres jugar con drogas allá tú, tú serás el que más perderás pero procura no implicar a nadie ¿entendido?
- Lo siento, estoy muy arrepentido ¿Que puedo hacer para que me creáis?
- Pues mira, a mi se me ocurre algo. Se que Akane se va a enfadar pero quiero que comentes por ahí que la has visto enrollándose conmigo. Seguramente Chiharu va a ir largando algo parecido, tú síguele la corriente, quiero que alguien piense que podría ser cierto.
- Llegará a oídos de Akane y se enfadará mucho.
- Si y seguramente intente matarme. Tú solo hazme ese favor.
- Pero no entiendo que vas a conseguir.
- Digamos que necesito atraer la atención de cierta persona hacia mi y que crea que puede hacerla daño atacándome a mi - Ginta le miraba como si estuviese diciendo la cosa más absurda del mundo, Akira sonrió - Pensaba en voz alta, no tiene importancia, tu solo deja correr ese rumor.

La hora de dormir llegó, llevando, como siempre, descanso para unos y fantasmas para otros. Porque mientras algunos abrazaban sus almohadas felices, dejándose llevar poco a poco por el sueño, otros, sentían terror ante la soledad y el silencio abrumador de la noche.
Por primera vez en muchos días Karura pudo sonreír al acostarse, sin tener que pensar más, sin dudas, ni nervios, sin tener que estar pensando en que hará, en que dirá, en que iba a ser de su vida.

No estaba en su misma situación Kohaku. Sentado delante de la ventana de su habitación miraba la luna, allá, grande y brillante. Kohaku dormía mal, el insomnio era habitual en él, no le gustaba dormir, siempre tenía miedo de tener aquel sueño, ese maldito sueño en el que se veía solo y abandonado por todos, solo en aquel vacío absoluto, sin nadie que supiera de sus miedos, sin nadie que escuchara su llanto y sabía que ese sueño iba a venir, lo sabía, ese maldito sueño siempre acudía a atormentarle cuando se encontraba nervioso, enfadado o preocupado, eran sus malditos miedos, sus miedos a no ser capaz de enfrentarse a nada... ahora, concretamente, su miedo a no proteger a Himeko. La idea de lo que podían haberle ocurrido a su compañera se había instalado en su mente, aterrándole y causándole una ansiedad enorme ¿Que podría haber pasado? Himeko estaba sola e indefensa ante esa gente, podían haber hecho con ella cualquier barbaridad, podían... ¿Cómo no estuvo atento? Tenía que protegerla, tenía que hacerlo, para él Himeko era una persona muy valiosa, no podía permitir que nunca más le pasase nada, tenía que impedirlo, tenía que protegerla… Y esa maldita voz volvía a sonar dentro de su cabeza… "¡Vete!" murmuraba con rabia, apretando la mandíbula mientras enredaba los dedos entre su pelo y tiraba de él "¡Vete!".

Yuri no quería dormir, se sentía muy molesta consigo misma, al final había cenado más de lo que había planeado, su madre insistía e insistía y ella no quería que sospechase nada pero ahora tenía que quemar esas calorías. Así que decidió que era una gran ocasión para limpiar el ventanal de su habitación, si hacía movimientos amplios y exagerados y flexionaba las piernas subiendo y bajando seguro que le servía de ejercicio y de paso al día siguiente tendría más tiempo libre, eso le venía bien, pensaba acercarse al gimnasio y preguntar, el deporte siempre es bueno, te hace sentir bien y la ayudaría a no coger kilos.

Momoka pensaba en Yuri, quería entenderla, quería comprenderla, pero sobretodo quería que confiase en ella ¿que haría ella para lograrlo? Quizás era buena idea sugerirle apuntarse a un gimnasio juntas, si, eso haría, le iría que quería mantenerse en forma... si consiguiese convencerla e forma sutil que el ejercicio era más eficaz para adelgazar que dejar de comer... Tenía que intentarlo porque veía que estaba perdiendo a su mejor amiga poco a poco.

Ginta se rebulló en su litera, algo le decía que alguna cosa no estaba donde debería, como si le faltase algo aunque no era capaz de discernir el que. Se giró y al extender el brazo notó que era lo que no estaba en su sitio: su hermana. Akane compartía habitación con sus hermanos, allí tenían una litera y una cama pequeña; ella compartía la litera de arriba con el mayor de sus hermanos. Cualquier persona pensaría que lo lógico hubiese sido que ella durmiese en la cama pero no, su madre tenía sus propias ideas, la cama pequeña era para el pequeño Kenta, porque era la mas baja y podía subir y bajar mas fácilmente y así, si por la noches se levantaba ella se quedaría más tranquila. Takato no podía dormir con nadie, por lo visto le causaba una especie de escrúpulo que le impedía conciliar el sueño, así que, por supuesto a Akane no le quedaba otra opción que compartir la litera de arriba con su hermano preadolescente.
No era muy cómodo para ninguno de los dos, sobretodo para Ginta que empezaba a notar que no controlaba ciertas partes de su cuerpo, que puede que fuera su hermana, que incluso se causara repulsión pero... es que era una chica, con cuerpo de chica y olor a chica. Por eso dormía poco y mal, manteniéndose alerta a lo que pudiera pasar, porque si le ocurría "aquello" sería muy violento que su hermana se diese cuenta.
Pero Akane no estaba tumbada a su lado, Ginta terminó e despertarse y se incorporó extrañado. Akane estaba a los pies de la litera, sentada abrazándose las piernas y pegando su frente a sus rodillas. Ginta se sobresaltó y a gastas se acercó a ella.
- Akane - le susurró - Akane ¿Estás bien?
Akane no parecía reaccionar. Ginta acarició su pelo.
- Vamos a dormir Akane, venga.
No era la primera vez que Ginta veía a su hermana de esa forma y tampoco le extrañaba la reacción, era normal, lo entendía. Pasó los brazos alrededor de su hermana y la abrazó.
- Ya, Akane, todo se va a solucionar, ya lo verás.
Fue entonces cuando se dio cuenta de lo pequeña que empezaba a parecerle era su hermana. El recordaba cuando era ella quien le abrazaba a él y él pensaba que Akane era grande y podía protegerte de todo y sin embargo ahora era él quien la abrazaba.
- Anda, ven, túmbate - la empujó con cuidado para que se tumbase, Akane se dejaba guiar sin oponer resistencia - ¿Te acuerdas? Mañana va a volver a salir el sol, siempre decías eso.
Ginta empezaba a darse cuenta de muchas cosas, cosas que quizás era mejor no haber descubierto. De pequeño él era una crío malcriado y caprichoso, hacia siempre lo que le daba la gana seguro de no llevarse ningún castigo, para eso estaba su hermana. Siempre daba problemas, decían los psicólogos de la escuela que era porque quería llamar la atención, porque se sentía desplazado porque su padre se había vuelto a casar y tenía nuevos hijos, si, era la reacción típica de un hijo de divorciados, él se sentía marginado, su padre no estaba en su casa, tenía otros hijos más importantes que él, su madre hacía más caso al pequeño... puede que eso fuese muy normal y clásico pero no era su caso, en realidad el sabía aprovechar esa circunstancia para conseguir todos sus caprichos, y no era el único que se beneficiara, los hijos de su padre y su hermano también sacaban beneficio de la situación, había que comprenderlos, pobrecitos pero ¿y Akane? ¿Quien se preocupaba de Akane? Nadie porque Akane era la mayor y tenía que dar ejemplo y ser responsable y ayudar a su madre y a la otra madre.
Ahora Akane se había vuelto a llevar los reproches de su familia, todo lo que había pasado era por su culpa, ella dejó que su hermano se relacionase con esos chicos, por su culpa podrían haber violado a Ryuko, por su culpa, por su culpa... hace a penas un par de años cuando escuchaba esas palabras se sentía aliviado, se había librado de un castigo pero ahora se empezaba a dar cuenta de lo egoísta que era ¿Cómo podía perdonarle su hermana todos los castigos que se había llevado por su culpa? ¿Y como podía ayudarla? ¿Sería buena idea hablar con sus amigos? Sea como sea, intentaría volver a hablar con su madre y explicarle que todo lo que había pasado había sido por su culpa, ya era hora de que él se llevara algún castigo.