viernes, 21 de enero de 2011

45. La noche esconde secretos

El camino de vuelta fue muy animado para Kenshi y Nowaki, ambos eran iguales, muy activos, alocados y competitivos, pero llegó un momento en el que decidieron dar un descanso a su energía y comenzaron simplemente a andar.
- Oye Kenshi ¿No has notado algo cambiado a Kamui últimamente?
- ¿Cambiado como?
- No se… distinto.
- Ahora que lo dices, si, es como amable. Estará entrando en razón.
- ¿Puedo contarte una cosa?
- ¿Es un secreto?
- Si, no se lo digas a nadie.
- Por favor Nowaki ¿crees que somos colegialas?
- Ya… es que estoy algo mosqueado.
- ¿Y eso?
- A Kamui le gusta una chica.
- ¿Y?
- Pues eso, que le gusta una chica.
- ¡Pues vaya cosa! ¡Normal que le guste una chica! Lo raro sería que le gustase un chico, aunque mira, he llegado a pensar mal de él.
- ¿No me digas que has pensado que era…?
- Pues si, aunque siempre está rodeado de chicas y nunca las hace caso, tú piensa si no es para mosquearse.
- ¡Ah, nunca lo había pensado!
- ¿No me digas que a ti no te olía mal? Sobretodo después de ver a tantas chicas pegadas a él como lapas… uno sospecha.
- Claro… pero… no le gusta Momoka.
- ¿Y? ¿Tiene que gustarle a la fuerza?
- Pero a ella le gusta él.
- ¿Y? No te entiendo ¿Es obligatorio que te guste a quien le gustas tú?
- Pero no me entiendes, si Momoka se entera lo va a pasar muy mal, le va a hacer daño.
- ¿Nowaki estas tonto? Yo se de una chica a quien tú le gustas, lleva años detrás de ti y no te he visto a ti decir "uy, no voy a decir que me gusta Momoka, no vaya a ofenderse"
- ¿Hay una chica que va detrás de mí?
- Si Nowaki, una chica buena y encantadora, a ella no le gusta verte siempre babeando por Momoka, de hecho babeas tanto por Momoka que ni la has visto a ella ¡Debes ser la única persona del mundo que no te has dado cuenta de nada!
- Pe… Pero… te lo estas inventando ¿a que sí?
- No me invento nada, hay una chica a quien le gustas y tú la ignoras ¿Por qué habría de ser Momoka más especial? ¿Ella puede sufrir viéndote detrás de otra y Momoka no? ¿Qué hace distinta a Momoka? ¿Qué te gusta a ti? Eres muy egoísta ¿No crees?
- ¡Pero yo no sabía que le gustaba a nadie!
- Pues eres el único que no se ha dado cuenta. Es una chica estupenda ¿sabes? Me da rabia que te preocupes porque Momoka sufra y… ¡bah!
- ¿Quién es?
- No te lo voy a decir, averígualo tú.
- ¿Yo le gusto a una chica?
- Creo que Kamui tiene derecho a escoger quien le gusta ¿no? Igual que tú. No va a ocultar sus preferencias solo porque le guste a Momoka. Ella tendrá que aceptarlo, es como tú, a ti te gusta Momoka y a Momoka, Kamui ¿Tiene ella en cuenta lo que tu sientes al verla cada día pegada a él diciendo: "mi Kamui"?
- No… la verdad es que no.
- Pues entonces, Nowaki.
- ¡Ah! ¿Es que soy tonto? ¿Cómo soy tan tonto?
- ¿Ya te has dado cuenta? En fin… ¿Y se puede saber quien le gusta?
- ¿De verdad hago tanto el ridículo?
- Pues mira si, a veces resultas ridículo… siempre con tu Momoka, todo el día babeando y ella…
- Pero últimamente se porta muy bien conmigo.
- Si, pero sigue detrás de Kamui. No se porqué pero creo que no entiendes nada.
- Si lo entiendo, no soy tan tonto. Entiendo que a Kamui no tiene porqué gustarle Momoka, ni Yuri, ni Hikari, ni ninguna de las que van detrás de él y que tiene que tratar a Momoka como a las demás, bueno, somos amigos, puede tener algo de tacto.
- Si claro, pero ese debería tenerlo también con Yuri ¿o Yuri no se lo merece? ¿Por qué tiene que ser diferente Yuri a Momoka? Yuri también es buena chica ¿se merece un desprecio?
- ¡Ahhh! ¡Que complicado es todo!
- El complicado eres tú que como te gusta Momoka solo piensas en que ella no lo pase mal.
- Tienes razón… ¡Ahhh! Kamui está empezando a actuar como un chico normal y yo debería haberle apoyado… me ha contado sus problemas y yo le he confundido más ¡que bruto soy! ¡Pero lo arreglaré! ¡Le daré todo mi apoyo!
- Pues muy bien, pero no te pases.
- Le ayudaré… además, así me quitaré un rival de encima
- ¿Pero me vas a decir quien le gusta?
- Ah, no pensaba decírtelo pero creo que al final te terminarás dando cuenta… es Akane.
- ¿Akane? ¿Akane la de nuestra clase?
- Esa misma.
- Pues vale.
- ¿No te sorprende?
- No ¿por qué? Es una chica ¿no? Me sorprendería que me dijeses que le gustaba… Shibi, pero Akane, no. No es el único al que le gusta.
- ¿Ah no?
- ¿Te extraña? Puede que no te hayas dado cuenta pero en el mundo hay bastantes chicas y Akane tiene sus cualidades, es mona y tiene… poderosas razones para gustar ¿No la has mirado nunca? No me extraña, solo ves a Kamui y a Momoka. Seguro que nunca te has dado cuenta de lo bonita que es Himeko o lo sexy que es Yuri.
- ¡Deja de meterte conmigo! ¿Y a quien le gusta? ¿A Shibi?
- No.
- ¿No? ¿Estás seguro?
- Seguro ¿Por qué tenía que ser Shibi? ¿Por qué son amigos? De verdad Nowaki me estás poniendo nervioso.
- ¡Cómo si tu fueses muy listo! Seguro que no te diste cuenta hasta que te lo dijeron
- ¿Me comparas contigo? Pues ahora no te lo voy a decir, averígualo tu solito.
- ¿Qué crees? ¿Qué no me voy a dar cuenta?
- Tú no eres capaz de encontrar ni tus pulgas.
- ¿Me estás llamando pulgoso?
- Solo tonto.
- ¿A que eso no me lo repites?
- ¿Quieres pelea?
- ¿Cuándo empezamos?
- Espera… ¿No me lo vas a decir? Bah, es igual, no tendrá nada que hacer frente a Kamui.
Kenshi torció la boca "pobre, la verdad es que el Kaguya es un rival a tener en cuenta"
- Bueno, a lo mejor a Akane no le interesa tu Kamui, no todas las chicas se derriten a sus pies.
Y así siguieron, debatiendo si Kamui era una buena opción para cualquier chica o no durante el resto del camino.

Shibi y Akira se habían quedado rezagados unos metros. Apoyados en una pared, tenían una buena vista de lo que hacían Kamui y Akane, claro que no escuchaban nada. Con las manos dentro del bolsillo del pantalón y el ceño fruncido, Akira les miraba de reojo.
- ¿Escuece? - habló en un susurro Shibi.
- Cada vez se le notan las intenciones al Kaguya. Me revienta que vaya con esa actitud de tío duro y molón cuando en realidad se deja llevar por sus calzoncillos.
- ¿Crees que solo quiere liarse con ella?
- No se si es lo único que quiere pero se le notan las ganas.
- No te preocupes, Akane no va a dejarse deslumbrar tan fácilmente.
- Eso ya lo se pero...
- ¿Tienes miedo de que se enamore de ella?
- ¿Tú aún estás enamorado de ella?
- En realidad nunca estuve enamorado de ella. Confundí mis sentimientos de aprecio y cariño con el amor y casi la pierdo. Tuvo su gracia, tampoco yo me porté muy bien, quise ocupar el vacío que tú dejaste en su corazón aprovechando lo vulnerable que se sentía.
- Eso sería tarea fácil.
- No creas, le importabas más de lo que piensas. Aún le importas.
- Oh si, eso es seguro - ironizó.
-Para ser tan listo te cuesta darte cuenta de muchas cosas ¿no? Pero da igual porque no dejaré que nadie, ni tu, ni Kamui, vuelva a hacerla daño
Akira le miró interrogante.
- ¿Vuelva?
- Aunque la veas tan despreocupada y de esa forma de ser, Akane lo ha pasado muy mal. No se trata de mal de amores, son otra cosa. Cuando éramos pequeños me sentí la persona más impotente del mundo al no poder ayudarla, eso no volverá a pasarme nunca.
- Esto, ahora que lo dices, antes... ha reaccionado de una forma extraña.
Ahora era Shibi quien le miraba de forma interrogante.
- ¿Qué ha pasado?
- Estábamos bromeando, hablando con Ryuko de sus padres y lo que pasó ayer y Akane... yo pensé que era por todo el chocolate que había tomado...
- ¿Se quedó como bloqueada? ¿Cómo ida?
- Algo así.
Shibi dio un profundo soplido, como un bufido.
- ¿Y que pasó?
- Pues... Ryuko tropezó y me empujó y caí encima de ella... entonces empezó a gritarme como si nada. Shibi ¿Que es lo que le pasa?
- Yo no puedo decírtelo, no todavía, son cosas suyas, si ella no habla yo no debo hacerlo.
- ¿Tiene que ver con lo que has dicho antes de su infancia?
- Akane no sabe desahogarse. No sabe llorar cuando debe llorar, todo se lo traga y aguanta hasta que ya no puede más. Creo que ahora está pasando por muchas cosas, tiene movidas en su familia y luego lo que pasó ayer... Necesita una válvula de escape.
- ¿Demasiadas cosas a su cargo?
- ¿Te lo ha dicho a ti?
- No, pero puedo suponerlo, siempre está ocupada y pendiente de sus hermanos, quizás se toma todo muy en serio.
Shibi sonrió de manera casi imperceptible.
- ¿Que podemos hacer para ayudarla? - preguntó Akira, Shibi negó con la cabeza.
- Nada. Solo estar ahí. ¿De que hablarán tanto? ¿No tienes curiosidad?
- El Kaguya no suele hablar mucho así que tendrá muchas cosas pendientes que decir.
En realidad Kamui y Akane no hablaban de nada en concreto, del instituto, la obra de teatro, el periódico… en realidad Kamui no escuchaba lo que Akane decía, estaba absorto mirándola, había descubierto que le encantaba los gestos que hacia continuamente al hablar, el tono de su voz.. ¿Qué tenía esa chica de especial? Recordaba a Nowaki preguntándole y como no supo contestar porque ¿que le gustaba? quizás era ese brillo en los ojos cuando hablaba de lo que le apasionaba... Kamui llevó su mano hasta la barbilla de la chica que guardó silencio y sonrió.
- Es muy tarde, cenicienta, no quiero causarte problemas.
Aquella situación era bastante incómoda para Akane, le molestaba aquel contacto físico, le era algo molesto.
- Si, mejor vete ya, tu casa queda lejos.
- ¿Podemos salir otro día?
- ¿Otro día?
- Si, me gustó salir contigo y tengo que compensarte por estropearlo todo.
- No hay nada que compensar, todo está bien.
- ¿Pero puedo volver a llamarte?
Akane abrió la boca, ese era su problema, sería muy decidida a veces pero otras no sabía como negarse sin ofender.
- Pues ¿Y Momoka?
- No pienses en Momoka, siempre estás pensando en ella, no es mi novia ¿lo sabías?
- Ya, pero...
- Quiero volver a salir contigo, me gustó mucho ¿Puedo llamarte un día de estos?
- Bueno si, llamarme puedes, ya veremos que pasa.
- Entonces ¿Puedo?
- Si hombre, si, lo puedes intentar.
- Tú me lo has dicho, has dicho que puedo.
- Que si, que si - Akane continuaba molesta, cada vez más molesta, ahora Kamui rozaba su mejilla mientras sonreía.
Sin que Akane se lo esperase, mientras desviaba la mirada y daba un paso hacia atrás para separarse de Kamui, sin apenas tener tiempo para reaccionar, vio la cara de Kamui acercándose a la suya, por un instante pensó que la iba a besar y lo hizo pero para alivio suyo yo en los labios, tampoco en la mejilla, lo hizo brevemente en la comisura de su boca.
- Buenas noches Cenicienta.
- Ah... si... buenas noches, príncipe.
- ¿No vas para tu casa?
- Tiene que venir conmigo Akira.
- ¿Y eso?
- Soy una chica llena de secretos, anda lárgate ya, mañana nos vemos.
- ¿La ha besado? - preguntaba Akira abriendo los ojos extrañado.
- No lo creo, si la hubiese besado ahora mismo estaría por los suelos.
- Pues lo ha parecido. Bueno, parece que ya se separan, voy a acompañarla a su casa ¿me esperas?
- Si, me da igual esperar un poco más.
Sin sacar las manos de sus bolsillos Akira se dirigió hacia ellos mientras veía a Kamui hacer gestos de despedida y como se alejaba de ella. Se cruzaron en medio del camino pero no se hablaron, a penas si se hicieron un leve gesto con la cabeza.
- ¿Acabaste de despedirte del príncipe encantado? - dijo al acercarse a ella - Ten cuidado, a lo mejor después de besarle se convierte en sapo.
Akane no contestó, aquella reacción no parecía muy típica de ella, si hubiese sido Akira poco menos que estaría gritándole ¿por qué Kamui la había cohibido tanto? A lo mejor el problema no era que Kamui la cohibiera, era que tenía mucha confianza con Akira. Le miró, con su ceño fruncido como si estuviese molesto por algo... a lo mejor si estaba molesto, a lo mejor es que ella quería que estuviese molesto ¿por qué nunca reaccionaba?
- Ten cuidado con Kamui, no se porqué pero no me fío de él, creo que... es igual, solo que es un chico y ya sabes como somos.
Akira caminó al lado de Akane sin pronunciar una palabra más, no podía hacerlo, en su mente si hablaba con ella, en su mente le decía todo lo que su boca no se atrevía.
"No me importa que te bese, me da igual los besos que te de, me da igual quien te bese, al contrario, quiero que te beses con muchos, con todos los que puedas y cuando te hayas hartado y estés cansada de esos besos, vuelve a mi y deja que demuestre lo que es que te besen con todo el corazón".
Akira suspiró, a veces en su mente pensaba cosas que hasta a él mismo asustaban.
- Ya nos han debido ver - habló de pronto Akane al llegar a la puerta de la casa de su madre - Si quieres puedes marcharte ya.
- No, no. No pasa nada, no quiero que tu madre piense que soy un maleducado.
Apenas había levantado el dedo del timbre cuando la puerta se abrió. Takato, el otro hermano pelirrojo de Akane, parecido a Ginta pero más pequeño y con gafas, se abalanzó sobre Akane abrazándola.
- ¡Akane, ya has vuelto! - sollozó.
- Vale Takato, no me he ido a la guerra.
- Has tardado mucho, estaba muy preocupado.
- ¿Que dices? ¡Pero si es pronto!
El chico se separó de ella y con ojos llorosos lanzó una mirada de desprecio hacia Akira.
- Buenas noches, Takato - le saludó este. Takato apretó fuerte los labios y se marchó corriendo - Creo que no le gusto.
- Bienvenido Akira - saludó una señora de pelo corto y castaño.
- Buenas noches - Akira repasó mentalmente ¿Cómo se apellidaba ahora la madre de Akane? - señora Ryuga.
- Pasa, no te quedes en la puerta.
- Ya se tiene que ir, mamá - apostilló Akane.
- Tonterías, pasa.
- Con permiso.
- ¡Aki! ¡Aki! - gritó acercándose el hermano pequeño de Akane - ¿Y el gatito?
- Hola Kenta - Akira le sacudió el pelo.
- ¿No has traído al gatito?
- No Kenta - respondió Akane - El gatito no sale de paseo.
- ¿Por qué?
- Porque los gatitos se asustan de los perritos que hay por la calle.
- ¿Por qué?
- Anda - le cogió en brazos - ¿Te has bañado?
- No.
- Pues nos bañamos juntos ¿quieres?
- Vale y Aki también.
- No, Aki se va a marchar.
- ¿Por qué?
- Porque tiene que dar de comer al gatito.
- Trae Akane - dijo acercándose un señor moreno y agarrando al niño - Tú atiende al muchacho, yo le bañaré.
- Buenas noches, señor Ryuga.
- Buenas noches ¿Has hablado con el padre de Akane?
- Si, si señor.
- ¿Y que te dijo?
- Que si me aprovechaba de Akane me sacaría el hígado por la boca.
- Bien, pues recuérdalo y recuerda que yo se sacaré el páncreas.
- ¡Ya está bien! - gruñó Akane - Me estáis avergonzando y asustáis a Akira.
- Pues que se asuste y no olvide que tienes dos padres.
- Cariño, ya vale - dijo la madre - Ve a bañar al niño. Discúlpale Akira, por favor.
- Si yo le entiendo pero es que no tienen que preocuparse porque yo...
- Toma, te he traído un refresco, siéntate.
- Mamá, se tiene que ir ya.
- Hola Akira - saludó Ginta apareciendo desde una habitación, bastante ojeroso y decaído.
- Hola Ginta. Señora se lo agradezco pero veo que están muy ocupados, yo no quisiera molestar.
- Mamá, me ha traído sana y salva, ya le has visto, así que no se lo hagas pasar peor.
- Está bien, está bien, pero tendrás que venir a merendar algún día.
- ¡Mamá!
- Será un placer, señora.
- ¿Puedo hablar contigo, Akira? - preguntó Ginta.
- Si, claro.
- Vamos fuera, es privado.
- Bueno pues, hasta luego señora Ryuga, despídame de su marido. Te veo mañana Akane.
- Mañana nos vemos.
- Buenas noches y gracias por cuidar a mi hija - en cuanto vio salir por la puerta al chico se giró hacia su hija - Es encantador, espero que no cambie.
Ginta esperaba fuera a Akira.
- ¿Cómo está Kyojin?
- Solo magullado.
- ¿Está muy enfadado?
- Kyojin es incapaz de enfadarse mucho tiempo, pero Akane si.
- Ya lo se. Lo siento mucho, por favor pide disculpas en mi nombre.
- Será mejor que lo hagas tú mismo, sobretodo a Ryuko.
- Lo haré mañana, de verdad.
- Pues espero que te haya quedado claro que jugaste con algo peligroso.
- Si, ya he aprendido la lección. Soy un imbécil, pero la he aprendido.
- Mira Ginta, si quieres jugar con drogas allá tú, tú serás el que más perderás pero procura no implicar a nadie ¿entendido?
- Lo siento, estoy muy arrepentido ¿Que puedo hacer para que me creáis?
- Pues mira, a mi se me ocurre algo. Se que Akane se va a enfadar pero quiero que comentes por ahí que la has visto enrollándose conmigo. Seguramente Chiharu va a ir largando algo parecido, tú síguele la corriente, quiero que alguien piense que podría ser cierto.
- Llegará a oídos de Akane y se enfadará mucho.
- Si y seguramente intente matarme. Tú solo hazme ese favor.
- Pero no entiendo que vas a conseguir.
- Digamos que necesito atraer la atención de cierta persona hacia mi y que crea que puede hacerla daño atacándome a mi - Ginta le miraba como si estuviese diciendo la cosa más absurda del mundo, Akira sonrió - Pensaba en voz alta, no tiene importancia, tu solo deja correr ese rumor.

La hora de dormir llegó, llevando, como siempre, descanso para unos y fantasmas para otros. Porque mientras algunos abrazaban sus almohadas felices, dejándose llevar poco a poco por el sueño, otros, sentían terror ante la soledad y el silencio abrumador de la noche.
Por primera vez en muchos días Karura pudo sonreír al acostarse, sin tener que pensar más, sin dudas, ni nervios, sin tener que estar pensando en que hará, en que dirá, en que iba a ser de su vida.

No estaba en su misma situación Kohaku. Sentado delante de la ventana de su habitación miraba la luna, allá, grande y brillante. Kohaku dormía mal, el insomnio era habitual en él, no le gustaba dormir, siempre tenía miedo de tener aquel sueño, ese maldito sueño en el que se veía solo y abandonado por todos, solo en aquel vacío absoluto, sin nadie que supiera de sus miedos, sin nadie que escuchara su llanto y sabía que ese sueño iba a venir, lo sabía, ese maldito sueño siempre acudía a atormentarle cuando se encontraba nervioso, enfadado o preocupado, eran sus malditos miedos, sus miedos a no ser capaz de enfrentarse a nada... ahora, concretamente, su miedo a no proteger a Himeko. La idea de lo que podían haberle ocurrido a su compañera se había instalado en su mente, aterrándole y causándole una ansiedad enorme ¿Que podría haber pasado? Himeko estaba sola e indefensa ante esa gente, podían haber hecho con ella cualquier barbaridad, podían... ¿Cómo no estuvo atento? Tenía que protegerla, tenía que hacerlo, para él Himeko era una persona muy valiosa, no podía permitir que nunca más le pasase nada, tenía que impedirlo, tenía que protegerla… Y esa maldita voz volvía a sonar dentro de su cabeza… "¡Vete!" murmuraba con rabia, apretando la mandíbula mientras enredaba los dedos entre su pelo y tiraba de él "¡Vete!".

Yuri no quería dormir, se sentía muy molesta consigo misma, al final había cenado más de lo que había planeado, su madre insistía e insistía y ella no quería que sospechase nada pero ahora tenía que quemar esas calorías. Así que decidió que era una gran ocasión para limpiar el ventanal de su habitación, si hacía movimientos amplios y exagerados y flexionaba las piernas subiendo y bajando seguro que le servía de ejercicio y de paso al día siguiente tendría más tiempo libre, eso le venía bien, pensaba acercarse al gimnasio y preguntar, el deporte siempre es bueno, te hace sentir bien y la ayudaría a no coger kilos.

Momoka pensaba en Yuri, quería entenderla, quería comprenderla, pero sobretodo quería que confiase en ella ¿que haría ella para lograrlo? Quizás era buena idea sugerirle apuntarse a un gimnasio juntas, si, eso haría, le iría que quería mantenerse en forma... si consiguiese convencerla e forma sutil que el ejercicio era más eficaz para adelgazar que dejar de comer... Tenía que intentarlo porque veía que estaba perdiendo a su mejor amiga poco a poco.

Ginta se rebulló en su litera, algo le decía que alguna cosa no estaba donde debería, como si le faltase algo aunque no era capaz de discernir el que. Se giró y al extender el brazo notó que era lo que no estaba en su sitio: su hermana. Akane compartía habitación con sus hermanos, allí tenían una litera y una cama pequeña; ella compartía la litera de arriba con el mayor de sus hermanos. Cualquier persona pensaría que lo lógico hubiese sido que ella durmiese en la cama pero no, su madre tenía sus propias ideas, la cama pequeña era para el pequeño Kenta, porque era la mas baja y podía subir y bajar mas fácilmente y así, si por la noches se levantaba ella se quedaría más tranquila. Takato no podía dormir con nadie, por lo visto le causaba una especie de escrúpulo que le impedía conciliar el sueño, así que, por supuesto a Akane no le quedaba otra opción que compartir la litera de arriba con su hermano preadolescente.
No era muy cómodo para ninguno de los dos, sobretodo para Ginta que empezaba a notar que no controlaba ciertas partes de su cuerpo, que puede que fuera su hermana, que incluso se causara repulsión pero... es que era una chica, con cuerpo de chica y olor a chica. Por eso dormía poco y mal, manteniéndose alerta a lo que pudiera pasar, porque si le ocurría "aquello" sería muy violento que su hermana se diese cuenta.
Pero Akane no estaba tumbada a su lado, Ginta terminó e despertarse y se incorporó extrañado. Akane estaba a los pies de la litera, sentada abrazándose las piernas y pegando su frente a sus rodillas. Ginta se sobresaltó y a gastas se acercó a ella.
- Akane - le susurró - Akane ¿Estás bien?
Akane no parecía reaccionar. Ginta acarició su pelo.
- Vamos a dormir Akane, venga.
No era la primera vez que Ginta veía a su hermana de esa forma y tampoco le extrañaba la reacción, era normal, lo entendía. Pasó los brazos alrededor de su hermana y la abrazó.
- Ya, Akane, todo se va a solucionar, ya lo verás.
Fue entonces cuando se dio cuenta de lo pequeña que empezaba a parecerle era su hermana. El recordaba cuando era ella quien le abrazaba a él y él pensaba que Akane era grande y podía protegerte de todo y sin embargo ahora era él quien la abrazaba.
- Anda, ven, túmbate - la empujó con cuidado para que se tumbase, Akane se dejaba guiar sin oponer resistencia - ¿Te acuerdas? Mañana va a volver a salir el sol, siempre decías eso.
Ginta empezaba a darse cuenta de muchas cosas, cosas que quizás era mejor no haber descubierto. De pequeño él era una crío malcriado y caprichoso, hacia siempre lo que le daba la gana seguro de no llevarse ningún castigo, para eso estaba su hermana. Siempre daba problemas, decían los psicólogos de la escuela que era porque quería llamar la atención, porque se sentía desplazado porque su padre se había vuelto a casar y tenía nuevos hijos, si, era la reacción típica de un hijo de divorciados, él se sentía marginado, su padre no estaba en su casa, tenía otros hijos más importantes que él, su madre hacía más caso al pequeño... puede que eso fuese muy normal y clásico pero no era su caso, en realidad el sabía aprovechar esa circunstancia para conseguir todos sus caprichos, y no era el único que se beneficiara, los hijos de su padre y su hermano también sacaban beneficio de la situación, había que comprenderlos, pobrecitos pero ¿y Akane? ¿Quien se preocupaba de Akane? Nadie porque Akane era la mayor y tenía que dar ejemplo y ser responsable y ayudar a su madre y a la otra madre.
Ahora Akane se había vuelto a llevar los reproches de su familia, todo lo que había pasado era por su culpa, ella dejó que su hermano se relacionase con esos chicos, por su culpa podrían haber violado a Ryuko, por su culpa, por su culpa... hace a penas un par de años cuando escuchaba esas palabras se sentía aliviado, se había librado de un castigo pero ahora se empezaba a dar cuenta de lo egoísta que era ¿Cómo podía perdonarle su hermana todos los castigos que se había llevado por su culpa? ¿Y como podía ayudarla? ¿Sería buena idea hablar con sus amigos? Sea como sea, intentaría volver a hablar con su madre y explicarle que todo lo que había pasado había sido por su culpa, ya era hora de que él se llevara algún castigo.

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