sábado, 22 de enero de 2011

46. Los reproches que nunca nos dijimos

Para cuando llegó el jueves, el rumor de que habían visto a Akira y Akane enrollándose ya se había recorrido por la mayoría del instituto, cosa que, por supuesto, ponía de muy mal humor a Akane, no había en ese momento cosa peor que la consideraran el nuevo "trofeo" del casanova de turno.
Akira acababa de sentarse frente a su mesa cuando Yuri apareció y se sentó encima de la misma cruzándose de piernas.
- ¿Que quieres Yuri? - Akira no tenía ganas de preguntar y no le interesaba lo que hiciera pero si le molestaba que ocupase su mesa.
- ¿Sabes lo que vamos a hacer?
¡Que irritante era aquella chica! Nunca decía las cosas claramente, le encantaba crear expectación hasta para lo más tonto.
- ¿No lo sabes? - sonrió Yuri maliciosa.
- ¿Vas a bajarte de mi mesa?
- Vas a ser mi profesor particular - Yuri pasó el dedo índice por la frente de Akira hasta llegar a su nariz, bajó y lo detuvo en la punta. Akira frunció el ceño e hizo un ademán con la cabeza para apartar aquel dedo - ¿No te lo ha dicho tu madre?
- ¡Ahg! ¿Qué me tenía que decir?
- Que me vas a dar clases particulares, para subir la nota.
- ¿Quien? ¿Yo? No digas tonterías ¿haría yo algo tan pesado?
- Pues mis padres dicen que está todo resuelto. Lo han hablado con tus padres.
- A mi nadie me ha dicho nada.
- Pues tu madre dijo que estabas encantado. Me darás clases por las tardes, vamos a pasar mucho tiempo juntos.
- Lo siento Yuri pero yo por las tardes estoy muy ocupado.
- ¿En que mejor que yo?
- Pues entre otras cosas en vivir. Además tenemos una obra pendiente ¿recuerdas? Soy uno de los directores.
- Bah, bah, bah, eso son tonterías - Yuri se acercó a su oído - ¿Prefieres pasar la tarde con una chica malhumorada o conmigo?
Akira sintió los ojos de Akane clavados en su nuca. Lo había oído, seguro, Yuri no se había ni molestado en bajar el tono de voz.
Akane tiró el bolígrafo que sostenía contra la mesa violentamente, se levantó, cerró los puños y se dispuso a abandonar la clase. Akira la vio pasar a su lado con paso firme y rápido.
- ¡Eh rubia! - Karura se acercaba a ellos - Ya te estás pasando de nuevo.
- ¿Por qué te metes en los que no te importa, coletitas? - gruñó Yuri mirando con burla las dos coletas en las que Karura había recogido su pelo.
- Porque me sale de donde te cuento ¿Algún problema? - y cogió a Akira del brazo obligándole a levantarse - Y tu espabila y haz algo ¿no?
¿Por qué las mujeres tenían que ser tan liosas y complicadas? Akira intuyó en la mirada de Karura que aquello era una orden y seguramente estaba en lo cierto, algo tenía que hacer. Resopló y salió del aula.
- ¿A ti no te gustaba Kamui, mona? - seguía oyendo a Karura - ¿Por qué no dejas a Akira en paz?
- Porque no quiero que caiga en tus zarpas, listilla.
Akane estaba apoyada en la pared del pasillo, Akira, con las manos en los bolsillos, se puso a su lado.
- ¿Qué te pasa? - preguntó con el tono de voz más pausado que pudo.
- ¿Tiene que pasarme algo? ¿A ti que te pasa? ¿Que haces aquí fuera?
- Yuri me da dolor de cabeza.
- ¿Ah, si? Que extraño. Anda y vuelve con tu rubia de cabellos dorados y ojos celestes como el cielo y deja a esta chica malhumorada en paz.
Akira se movió y regresó al aula. Akira se quedó muy confundido mirando hacia la puerta.
- ¿Mi rubia de cabellos dorados y ojos celestes como el cielo?... Será tonta.
Regresó al aula, Yuri ahora estaba entretenida hablando con Suo, Karura charlaba con Kyojin, al verle torció la boca.
- No me lo digas - le dijo - No has hecho nada ¿Y por qué dejas que Yuri te trate así?
- Me da mucha pereza discutir con ella, grita mucho y me aburre.
- No siempre voy a estar aquí para ayudarte a librarte de sus zarpas.
- No te he pedido ayuda.
- Ya lo sé, tontainas, pero me da rabia que te trate como si fueras de su propiedad.
- Los chicos no deberían ser ayudados por la chicas, eso es antinatural.
- ¡Tú si que eres antinatural y absurdo! A ver cuando pones esa mente tuya al día, se de alguien que no te va a aguantar esas cosas.
- Karura ¿qué es lo que pretendes hacer?
Karura se acercó a él con los brazos cruzados.
- Arreglar lo que por mi culpa se estropeó - murmuró.
- Por tu culpa no se estropeó nada, no intentes remendar mis errores del pasado.
- Te conozco Akira, no olvides que vi como lloraste por ella y no me gusta ver como sigues lamentando lo que pasó.
- ¿No crees que a lo mejor lo que deberías hacer es poner tu vida en orden?
- ¿A que te refieres?
- Sabes a lo que me refiero.
Akira se sentó justo cuando entraba el profesor. Las mujeres eran más que complicadas y él estaba rodeado de todas las más difíciles e insoportables de tratar.
A la hora del almuerzo, como hacía muy buen día, Sumire, Jisei, Ryuko y Akane decidieron ir a sentarse a los pies de un árbol a comer. A ellas se unieron Karasu, Suo, Kyojin y Akira. El ambiente era agradable a pesar de cierta tirantez que de nuevo se notaba entre Akira y Akane.
- Esta tarde hay ensayo - dijo Jisei - ¿Habéis decido ya algo?
- No - contestó tajante Akane.
- Os habéis encabezonado los dos - repuso Ryuko.
- Si es que es imposible, no se como nos han puesto juntos, no nos pondremos de acuerdo en la vida.
- ¡Hola Aki! - saludó alegre Yuri, sentándose al lado de Akira.
Akira miraba al suelo, no era un buen día, sentía que algo pasaba con Akane y le daba rabia que no tuviese confianza con él. Ante la llegada de Yuri no levantó la mirada.
- ¿Quedamos esta tarde? - dijo la chica.
- Esta tarde tenemos ensayo - contestó sin mucho ánimo.
- ¿Vais a quedar? - se interesó Sumire.
- Me va a dar clases particulares.
- No te voy a dar clases particulares. No tengo ni tiempo, ni ganas.
- ¿Das clases particulares? - volvió a preguntar Sumire.
- Solo a mí.
- Jo, que pena, yo me apuntaría.
- Me cansa estudiar para mi - se quejó Akira llevándose una mano a la frente - Así que imagínate ayudar a alguien más. Déjame Yuri, lo siento pero no soy el apropiado para ayudarte.
- ¿Te duele la cabeza? - se interesó Ryuko al verle hacer ese gesto.
- No es nada, solo una ligera molestia.
- ¡Por Dios Kyojin! - exclamó de pronto Yuri - ¿Cómo puedes comer eso?
- ¿Quieres?
- No, por favor, una chica no come esas cosas ¿no ves la grasa que tiene?
- Pues está bueno.
- ¡Me das asco! Así nunca conseguirás novia.
- ¿Por qué?
- ¿Cómo le vas a gustar a alguien? Kyojin tienes que empezar a controlarte, si comieras menos estarías mejor.
- Si comiera menos, Kyojin enfermaría - intervino Akira.
- A todo el mundo le gusta la gente esbelta ¿A que si Karasu? - añadió Yuri.
- A mi me gustan todas las chicas - respondió el aludido - No hago distinciones.
- Porque tú eres muy básico - comentó despectiva Yuri.
- ¿Tu crees que por ser delgada ya le gustas a un chico? - preguntó Jisei.
- Es un punto - respondió Yuri - Mira Ryuko por ejemplo, es una chica guapa, si estuviese 2 o 3 kilos más delgada seguro que ligaría un montón ¿a que ahora no ligas mucho?
- Voy al servicio - habló Ryuko con voz quedada.
Ryuko se levantó. Sentía que si seguía allí rompería a llorar. No tenía un buen día, precisamente hoy estaba bastante desanimada. Había estado preparando su uniforme de verano pero cuando se puso la falda vino el problema: no podía abrochársela ¿que significaba eso? pues que había engordado. Poco le sirvió que sus amigas le dijeran que no se le notaba, que tenía que haber sido una nimiedad, que a lo mejor estaba hinchada o que tendría gases; la realidad era que no le venía... había engordado.
Recordaba que un día Akira dijo que el cuello de Akane era muy sensual, no sabía que nos chicos se fijasen en esas cosas, pero claro, el cuello de Akane era largo y esbelto, el suyo corto y rechoncho, a nadie le parecería que su cuello era sensual, seguro... Suspiró, mientras caminaba hacia los servicios pensó en Jisei, ella era alta y delgada, con unas piernas largas... sin embargo sus piernas eran regordetas, Jisei tenía unas manos preciosas con unos dedos delgados, en cambio sus dedos eran como morcillas... Ryuko se encontraba cada vez más desanimada, mirase donde mirase, solo veía pruebas de que ella era el patito feo.
- Ya te vale, Yuri - le recriminaba Akira a la rubia mientras las otras chicas clavaban sus miradas en ella.
- ¿Qué pasa?
- Te has pasado bastante - comentó Karasu.
- Eso ha sido muy cruel - añadió Kyojin.
- Si, no ha sido muy educado - también intervino Suo.
- Deberías pedirle perdón - dijo de nuevo Akira.
- ¿Por qué?
- Porque la has ofendido - aclaró Jisei.
- Pero ¿Qué he hecho? Solo he dicho la verdad.
- Yuri - Akira la miró a los ojos bastante serio - Que vayas a disculparte.
- ¿Que pasa? ¿Qué te gusta Ryuko? ¿Por eso insistes tanto?
Akira se levantó.
- Pues mira si, me gusta Ryuko, me parece una chica estupenda, de las mejores que conozco, es amable, sabe escuchar y si no fuera porque le gusta a uno de mis amigos a lo mejor le planteaba pedirle salir ¿te molesta?
Akira echó a andar.
- ¿Dónde vas? ¿A que llore en tus brazos?
- Me voy al aula antes de que me levantes más la migraña.
Yuri se mordió el labio.
- ¿Me he pasado mucho?
- Pues si - le contestó Akane.
- Las personas que no somos tan esbeltas y tan perfectas según tu - habló Kyojin - Resulta que somos personas después de todo y tenemos sentimientos.
- Claro, eso que parece que yo no tengo ¿verdad? Voy a ver si la veo.
Yuri sabía dónde buscar a Ryuko. Así que fue a los aseos que encontró más cercanos. No había nadie pero tras una puerta cerrada escuchaba un ruido. Golpeó con los nudillos.
- Ryuko ¿eres tú?
- Si ¿que quieres?
- Pedirte perdón.
La puerto se abrió, Ryuko, con los ojos enrojecidos la miró.
- No pasa nada Yuri.
- Te he molestado y todos se han enfadado conmigo. Si es que tengo una bocaza enorme.
- Solo decías lo que pensabas.
Ryuko se acercó a los lavabos, abrió un grifo, se mojó la manos y se las llevó a los ojos.
- De veras que lo siento, no quería ofenderte.
- Ya lo sé, es que hoy tengo un día horrible, no ha sido tu culpa.
- De veras que pienso que eres muy guapa.
- Si, ya, pero debería adelgazar... ¿crees que no me gustaría ser más delgada?
- Tú estás bien como estás, además le gustas mucho a Kyojin.
- Claro y como él también debería adelgazar pues hacemos muy buena pareja ¿verdad?
- No, no, yo no quería decir eso ¿ves? Siempre estoy metiendo la pata... Lo que quiero decir es que le gustas a un chico, así como eres, sin tener que esforzarte en ser
perfecta, no te imaginas como te envidio.
- ¿Crees que no me esfuerzo?
- Ay es que no se explicarme, tú ya eres perfecta dentro de lo que tú eres, no tienes que esforzarte para que un chico se fije en ti.
- Te estas liando tu sola cada vez más, será mejor que lo dejes porque mi autoestima no es muy alta y me deprimo con facilidad.
- Te entiendo, no creas que mi autoestima es tampoco muy alta.
- ¿Tú? ¿Pero que dices?
- Si, ya se que no lo parece pero es muy agobiante intentar ser...
- ¿Perfecta? Yuri tu eres una de las chicas más populares del instituto y sales con quien te da la gana.
- No es verdad. Los chicos suelen pensar cosas de mí que no son.
Ryuko empezó a sentir un poco de pena por Yuri, en realidad todo en ella era pura fachada ¿Cómo era realmente Yuri? ¿Alguien lo sabía?

Al terminar las clases, Akane tuvo que pasar por el periódico para solucionar un pequeño problema. En la puerta del instituto, Shibi, Kenshi, Kyojin, Akira y Ryuko la esperaban para irse, algo alejando estaba Kamui.
- ¿Qué esperará? - preguntó Kenshi mirándole.
- ¿Qué va a esperar? - respondió irónico Akira.
Kenshi miró a sus compañeros.
- ¿Espera a Akane? - dijo después de dudarlo mucho.
- ¿Te has dado cuenta tu solito? - volvió a ser irónico Akira.
- No, el domingo Nowaki me dijo a Kamui le gusta Akane.
- Vaya, al final terminará sabiéndolo toda la clase - refunfuñó Shibi.
- ¿Está esperando a Akane? - repitió molesto Kenshi - ¿Por qué? Aki haz algo que te la está pisando.
Akira le miró arqueando una ceja.
- Eso vengo yo diciéndole desde hace mucho - se quejó Kyojin.
- ¡Pero que pesados sois!
- Akira tienes que hacer algo - insistía Kenshi - ¿No ves lo popular que es? No te ofendas pero las chicas se vuelven locas por él.
- ¡Eh, Kamui! - gritó Akira - Ven con nosotros, esperamos a la misma persona ¿no?
- ¿Pero que haces? - gruñó Kenshi - ¡No invites al enemigo!
Kamui se acercó.
- Esperas a Akane ¿no?
Kamui pensó si contestas, normalmente hubiera dicho algo como ¿os importa? pero aquellos chicos eran amigos de Akane y él también quería ser su amigo, así que, por lógica, debería relacionarse con ellos.
- Quiero decirle una cosa.
- ¿Por qué? - inquirió Kenshi.
- Cachorro loco, no le atosigues - habló Shibi - Kamui tendrá sus razones.
- Bueno - dijo Akira - Yo creo que me voy a ir - "¿Que querrá decirle que no puede esperar a verla en el ensayo?" pensaba.
- ¡No, tu no te vas! - Kenshi casi gritó de forma alterada.
- Me voy, aquí ya estamos demasiados.
- Te acompaño - dijo Shibi - Vente cachorro.
- Pe... pero... Akane... y Kamui - balbuceó Kenshi, Shibi le agarró del brazo y tiró de él llevándoselo tras de si.
- No te preocupes que yo me quedo con Ryuko - reía Kyojin.
- Pero ¿Estáis locos? - refunfuñaba Kenshi - Habéis dejado al lobo solo con el corderito.
- ¿El corderito? - sonrió Akira - ¿Crees que Akane es un corderito? Te tiene que dar pena Kamui, él es el que se está metiendo en la boca del lobo.
Akane se extrañó al ver solo a Kyojin y Ryuko esperándola, creía que estaría alguien más, tal vez Jisei, pero no, en cambio estaba Kamui.
- ¿Y los demás?
- Parece que tenían cosas que hacer - contestó Kyojin.
- Akane ¿puedo hablar contigo?
- Si, claro, dime.
- Es que... - Kamui miró de hito en hito a Kyojin y Ryuko - Mi madre me ha pedido que te invite esta tarde a merendar.
- ¿A mi? - Akane miró extrañada a Kamui y luego a Ryuko y Kyojin que parecía querer ocultar una sonrisa ¿Pero que manía les había dado a las madres con las invitaciones?
- Ha preparado esa tarta que tanto te gustó.
- ¿Me invitas tú o tu madre?
- Quizás los dos.
- ¿Tu madre no pensará que soy tu novia o algo así?
- No, no es nada de eso.
- ¡Ah! ¿Y me dejarás comer toda la tarta que yo quiera? - preguntó mirándole con picardía.
- Toda la que quieras.
- Esa es una proposición muy tentadora.
- Bueno, venga - Ryuko se puso entre los dos - Vámonos ya que nos estamos entreteniendo demasiado. Luego habláis, vamos.

Akira entró en su casa sin saludar, se descalzó y fue directamente hacia su habitación.
- Akira - oyó a su madre mientras subía, se detuvo - ¿Qué pasa? ¿Ya no se saluda?
- Hola mamá.
Siguió subiendo. Entró en la habitación, soltó la cartera y se tumbó en la cama cerrando los ojos.
- ¿Que te pasa? - dijo su madre entrando.
- Déjame, no estoy de humor.
- ¿Crees que esa son maneras de hablarme?
- Lo siento - dijo sentándose en la cama - Oye ¿le has dicho tú a los padres de Yuri que le daría clases a su hija?
- Pues claro, estaban preocupados las notas de Yuri están bajando.
- Yuri no necesita clases, lo que necesita es atención psicológica y pensar menos en chicos.
- ¿Estás celoso?
- Dile a sus padres que no puedo darle clases.
- ¿Pero que dices? ¿Cómo que no le vas a dar clases?
- Tenías que haberme consultado a mí antes de comprometerte. No voy a darle clases.
- ¿Serás capaz de avergonzar así a tu madre?
Ya se lo he prometido, además es una oportunidad para reanudar tu relación con Yuri.
- Mamá, a ver si lo entiendes, no me interesa Yuri, ni tener relaciones con ella de ningún tipo.
- Akira, los Hanakiri son amigos nuestros desde hace mucho tiempo, si su hija tiene problemas nosotros tenemos que ayudarles.
- Uff... Mira, le daré clases, un día a la semana, los lunes.
- Pero hijo...
- Los lunes, es el único día que puedo, no voy a renunciar a otras cosas por ella, es lo que hay, que lo tomen o lo dejen y... tengo mis condiciones.
- ¿Condiciones?
- Le daré clases aquí, en nuestra casa, no pienso ir a la suya, como mucho a la biblioteca pública. Y no le daré clases en mi habitación, ni en ninguna estancia privada, lo
haré en el comedor o en la cocina, en un sitio donde se nos pueda ver bien-
- ¿A que tienes miedo?
- Es lo que hay, no me fío de Yuri, tiene ideas muy raras ¡ah! y otra cosa: el mes que vienes es el Tanabata, quiero prestarle a Akane tu kimono, el azul de las estrellas.
- ¿Le quieres regalar mi kimono?
- Podía ser, tú ya no te lo pones ¿que más te da?
- Pero lo guardo para tu esposa.
- Quiero que Akane lleve ese kimono el día del Tanabata y la voy a llevar a ver las estrellas, le debo una cita y se la voy a pagar, así que no hagas planes con los Hanakiri
como haces siempre.
Yoshiko vio a su hijo tan decidido, tan extrañamente distinto a como era siempre que no se atrevió a contradecirle.

Akane miraba el libreto de la obra. Sentada en un banco del gimnasio no hacía más que darle vueltas. Jisei, Ryuko y Sumire la miraban un poco alejadas de ella sin atreverse a decirle nada.
- ¡Vaya día que lleva! - comentó Sumire.
- Va enlazando un enfado con otro, por lo visto también la ha tenido en su casa - explicó Jisei.
- Kamui la ha invitado esta tarde a su casa - habló Ryuko, Jisei rompió a reír - No te rías que yo no le veo la gracia.
- Akane tiene una vida muy interesante - hablaba asombrada Sumire - Que envidia me da, a mi nunca me pasa nada.
- Pues que no te de tanta envidia - agregó Ryuko - Se complica la vida porque a ella le da la gana.
Akira daba unas últimas caladas a su cigarro antes de entrar al gimnasio.
- Entonces - decía Kyojin a su lado - ¿Vas a darle clases a Yuri?
- Le he dicho a mi madre que los lunes ¡Ahg! ¡que manera de complicarme la vida!
- Parece que hoy estás de muy mal humor.
- Las mujeres son todas una mandonas, empezando por mi madre, te lo juro, no me apetece darle clases.
- ¿Y por qué lo haces?
- Aguantar a mi madre y sus charlas sobre su amistad con los Hanakiri me apetece menos todavía. De todas formas le he puesto unas condiciones a las que en el mejor de los casos se negará y olvidará el tema de las clases.
- ¿Y en el peor de los casos?
- Me libraré de ir a la cena del Tanabata.
- ¿Me vas a dejar solo?
Akira tiró el cigarrillo y lo pisó, después dobló el cuello hacia los lados repetidas veces.
- Lo que tampoco me apetece en entrar ahí.
- Espera Aki, es que tengo una curiosidad ¿Tu sientes celos de Kamui?
- ¿Tengo que estar celoso?
- ¿Cómo te lo diría yo? ¡Ah! ¿Sabes la cara que pone Nowaki cuando alguien le dice que le invita a una hamburguesa?
- La misma que tú.
- Pues cambia a Nowaki por Kamui y la hamburguesa por Akane.
Akane contaba a Jisei su problema con el reparto de los papeles. Jisei miraba hacia la puerta del gimnasio cuando vio entrar a Akira que, echando un vistazo, fijó su mirada en ellas y caminaba hacia allí muy decidido.
- ¡Vaya aura! Aquí va a haber movida.
- ¿Has estado coqueteando con Kamui? - dijo nada más llegar a ellas.
Akane le miró de arriba a abajo.
- ¿Que problema tienes, Bambi?
- Yo os dejo solo - comentó Jisei marchándose - Esto es cosa vuestra.
- Jisei espera - la detuvo Akane.
- No, no, a mi no me implicáis en esto.
- ¿Has coqueteado con Kamui? - repitió el chico.
- No he coqueteado con él pero si lo hubiera hecho ¿que? ¿te importa?
- ¿Eres tonta? ¿Crees que eso es normal?
- ¿Y a ti que más te da lo que yo haga?
- ¿Qué quieres hacer con ese chico? ¿Volverle loco? Te lo dije, los chicos somos muy tontos y ese es más tonto que ninguno.
- No se de dónde has sacado que coqueteo con él pero estás muy equivocado... mira déjame, no tengo porqué darte explicaciones de mi vida.
Ryuko se acercó a Kyojin.
- ¿Qué le pasa a Akira?
- Creo que me he pasado un poco. Le he contado la escena de Kamui y Akane de antes pero a mi manera, o sea, creo que he exagerado bastante.
- ¿Por qué has hecho eso?
- Quería saber que haría. Normalmente Akira no tiene sangre en las venas, hay que aprovechar los pocos días que está activo para pincharle ¿a que es divertido verle en ese estado?
- Buenas tardes chicos - dijo entrando Sigure, el profesor de guardia en ese día - Siento llegar tarde, a ver, mis directores ¿que habéis preparado para hoy?
- Tenemos preparado un reparto provisional - respondió Akira.
- ¿No vamos a hacer el baile del pollo? - se quejó Genki.
- A lo mejor luego, si nos da tiempo.
- Desde luego Sigure siempre llegando tarde - también se quejó Nowaki - No te tomas en serio nada y por tu culpa ahora no nos va a dar tiempo.
- ¿Que papeles les vamos a dar? - preguntaba Akane a Akira con cierto tono de enfado - ¿Los tuyos, verdad?
- ¿En qué hemos quedado? - respondía Akira - Que yo sepa no hemos quedado en nada.
Todas las miradas estaban fijas en ellos. Akira resopló y se llevó la mano a la nuca.
- Es algo eventual, por algún sitio tenemos que empezar - continuó - Solo vamos a probar.
- Pero vas a decir tu propuesta ¿verdad?
- ¿Tú tienes una? Si la tienes dila. Si no, será mejor que empecemos por lo que tenemos.
- Claro, por tu maravillosa idea.
Akira respiró hondo.
- Akane, no me arrastres a otra discusión delante de todo el mundo.
- Eres tú el que hoy estas muy "gallito".
Bruscamente Akira agarró a Akane de la muñeca y con paso rápido se dirigió hacia la puerta casi arrastrándola detrás de él, abrió esta de un golpe y salió fuera. Todos miraban sin dar crédito a lo que habían visto.
- No querrán discutir delante de nosotros - dijo Karasu.
- ¿Le pasa algo a Akira? - se interesó Sigure.
- Creo que ninguno de los dos tiene una buena conjunción planetaria - respondió Jisei, ganándose las miradas confundidas de sus compañeros.
Todos se dirigieron a la puerta, desde allí podían verlos aunque no oírlos. Akane tenía la espalda pegada a una de las paredes del edificio principal, Akira, delante de ella, parecía estar impidiendo que se fuera de allí.
- Estos dichos tienen una gran tensión acumulada - dijo Sigure con toda normalidad.
- ¿Qué tipo de tensión? - preguntó Kenshi - ¿Sexual? - Notó la mano de alguien golpeándole en el cuello - ¡Ah! - se giró y vio a Jisei a su lado.
- Necesitan descargar toda esa tensión - continuó Sigure.
- ¿Y como lo van a hacer? - observó Karura.
- Podríamos organizarles un combate de boxeo - propuso Genki.
- A grandes males, grandes remedios - dijo el profesor - Yo creo que Akira debería... - se calló al ver como Akira la sujetaba de las dos muñeca - Eso es Akira, demuéstrale quien es mas fuerte.
- ¡Profe! - gritó Momoka - ¿Pero que estás diciendo?
- En realidad está muy separado de ella - proseguía Sigure - Debería acercarse más, así no va a conseguir que se rinda.
- Profesor - habló muy serio Hizashi - ¿Qué pretendes que haga Akira?
Kamui dio un paso al frente, Shibi le detuvo.
- Tienen que solucionarlo solos - fue lo único que dijo.
- Profe ¿Acaso quieres que Akira muera o se quede sin testículos? - preguntó Xu-Xu.
- La pregunta es - contestó éste tranquilamente - ¿Será capaz de hacer que Akane libere toda esa rabia?
- ¿Quieres que Akane se desahogue pegándole? - agregó Xu-Xu.
- Sería lo más eficaz.
- ¿A ti te cae mas Akira, verdad? - apostilló Karasu.
Akane respiraba fuertemente, tenía la cara enrojecida por la rabia, la presión de la mano de Akira en sus muñecas era bastante fuerte, pero lo que no soportaba eran sus ojos, aquellos ojos clavados en los suyos parecía querer penetrar en su mente.
- ¿Que demonios te pasa? - le gritó.
- Ahora me vas a escuchar - dijo el chico con una tranquilidad casi aterradora.
- No quiero saber nada de ti.
- Tú verás. Revisa tu posición, no estás en condiciones de exigir nada. Vas a escucharme por la buenas o por las malas, a mi me da igual, si quieres volvemos al gimnasio y lo hablamos delante de todos.
Akane sintió un escalofrío, se sentía muy enfadada y casi sentía miedo ¿Dónde estaba el Akira que ella conocía? ¿Dónde quedaba aquel chico amable? ¿quien era ese?
- Suéltame, me haces daño.
- No. Y seré mas brusco si tu no eres más amable conmigo.
Akane cerró los ojos con rabia, la ira la estaba dominando. Dos lágrimas producidas por esa ira se apresuraron a resbalar por su mejillas. Akira la soltó y violentamente golpeó con uno de sus puños contra la pared, a centímetros de la cara de Akane, manteniéndolo allí. Akane le miró entre asustada y sorprendida, finos hilos de sangre se deslizaban lentamente entre los dedos del chico.
Aquel puñetazo sorprendió a todo el mundo.
- No Akira - dijo Sigure - Así te terminará dominando ella.
Akira miraba al suelo, seguía con el puño allí, pegado a la pared.
- ¿Por qué no quieres escucharme? ¿Por qué me haces esto? Cometí un error pero ya vale ¿no? ¿Vas a estar toda la vida menospreciándome por eso? Se que te hice daño pero ya está bien ¿Cuanto tiempo ha pasado ya? ¿No crees que ya es hora de que hablemos y lo solucionemos?
- No hay nada que hablar, todo está muy claro, además tu fuiste el primero que no quiso hablar ¿Acaso me pediste alguna explicación?
- ¿Que explicación tenía que pedirte? Vi lo que vi y creo que una imagen vale más que mil palabras.
- ¡Ah, muy bonito! No había nada que hablar, tu tenías cientos de excusas pero yo no, a ti hay escucharte, a mi no, a ti todo el mundo puede comprenderte, claro, pobrecito, fue una tentación muy grande ¿quien puede negarse a comer un dulce? ¿y a mí? ¿en que me he convertido yo? ¿sabes lo que la mayoría de la clase pensó que era la chica de la que hablaste el otro día? ¿en que me has convertido, Akira? ¿que soy para ti?
- Me apartaste de tu vida sin darme una explicación - parecía lamentarse Akira - No entendía nada de lo que pasaba, un día dijiste que saldríamos y a la semana siguiente apareciste de la mano de Shibi y diciendo que estabais... juntos ¿Y yo que? ¿Qué había sido para ti? ¿Una diversión? ¿Qué pasaba? ¿No era suficiente para ti? Claro yo era aburrido, desmotivado, un muermo. Si al menos me hubieras hecho un reproche, si me hubieses gritado, si me hubieses insultado, si me lo hubieses dicho al menos hubiese intentado comprender, pero no, tu no, tu me dejaste sin más, se suponía que yo tenía que saberlo pero lo único que entendía era que me habían abandonado.
- Pues supiste como sustituirme muy bien.
- ¿Crees que esas chicas llenaron el vacío que tu dejaste? Que poco me conoces. Lo reconozco, todo lo hice por despecho hacia ti, quería que vieras que no me importabas... hasta que un bofetón de la realidad me hizo volver ¿y sabes lo peor de todo? Que quería odiarte y no podía.
- ¿Acaso crees que fue fácil para mi? Akira, Karura me dijo que te había pedido una cita ¿entiendes? me lo dijo precisamente a mi. Esperé a que me dijeras algo, no podía creer que fueras tan hipócrita, confiaba en ti, pensé que eras un chico sensato, pensé que eras honesto, pero no, resultaste vulgar e interesado, incluso te dije que si querías lo dejábamos... espere, esperé, creyendo que al final te arrepentirías y te dije que no podía salir ese día, confiaba en que te esforzarías por convencerme, pero no, te dio igual, estaba claro que la idea de salir con ella era mas apetecible que salir conmigo, claro a mi ya me conocías y sabías lo que encontrarías ¿no?
- Yo no quería salir con Karura, no era una cita, yo quería salir contigo. Déjame hablar ¿me vas a escuchar? ¿Cuanto tiempo llevo aguantando tu despecho?
- Me da igual, no quiero oírte más, no quiero oír como me explicas porque retrasaste nuestra cita para verte con ella y lo difícil que debió ser para ti decidir entre la chica sexy y excitante que daba a entender una cita emocionante a la mojigata de una cría inexperta.
- ¡Cabezota! Si hubiese querido enrollarme con Karura podía haberlo hecho cualquier día, no tenía porque esperar al sábado a las 4 de la tarde ¡que hora tan romántica!
- No es la hora, es el hecho. Tenías que haberle dicho que salías conmigo, eso era lo que yo quería, haber sido algo para ti, que te importase, que me valorases más.
- Ya y tu por eso quedaste con Shibi ¿no? Tú también podías haber sido más sincera conmigo y decirme que le preferías a él ¿Que pasó? ¿El te daba algo que yo no? Quizás te vino muy bien que yo quedase con Karura para librarte de mi y encima echarme la culpa... pues no olvides decirle al Kaguya lo que te gusta, no vaya a ser tan panoli como yo y no te lo de y tengas que buscarlo en...
Akane estrelló la palma de su mano abierta contra la cara de Akira con un sonoro golpe.
- ¡Dios! - exclamó Genki - ¡Menudo bofetón!
- Sigure - habló Momoka - Deberíamos intervenir.
- No, ya ha pasado todo, le ha costado pero ha conseguido que suelte esa rabia.
- Me muero por saber que le ha dicho para que tenga esa reacción - murmuraba Kenshi.
Akira se había quedado quieto, con la cara ligeramente girada después de recibir aquel bofetón. Sonrió levemente mientras lentamente la llevaba a su posición inicial.
- Lo siento Akira - se apresuró a decir Akane - Lo siento, no quería, no sé que me ha pasado - Akane puso su mano rozando donde había golpeado. Perdona.
Akira puso su mano en cima y apretó la de Akane contra su mejilla.
- No me importa que me pegues, se que me lo merecía, al menos así no me ignoras… Yo… cuando veo a Kamui cerca de ti me siento fatal, a él se lo perdonas todo ¿y a mi qué? El se merece otra oportunidad ¿y yo no? Cuando me doy cuenta estoy pensando cosas raras, no se como decirte pero no me fío de él, me hace sentir… supongo que celoso es la palabra.
Akane retiró su mano y miró hacia el gimnasio.
- Nos están mirando, esto es muy vergonzoso.
- Antes dime que te pasa, no es normal que por unos estúpidos rumores y unos malditos papeles te pongas así. Vamos, soy tu amigo ¿o no?
- Es por todo. A veces pasan cosas y me siento impotente, inútil. La directora habló con mi madre y le dijo lo que las notas que recibí y mi madre piensa que no es nada, que soy una exagerada, que quiero llamar la atención y yo… yo me siento muy mal ¿soy una paranoica? a veces tengo la sensación de que todo se excapa a mi control.
- ¿Has probado a llorar? Parece una tontería pero ayuda a espantar malos pensamientos, pero vamos, si quieres, la próxima vez que te apetezca desahogarte digo cualquier tontería y volvemos a organizar un espectáculo.
- ¡Mira que eres tonto! - sonrió.
- No creo que seas una paranoica, lo que creo es que intentas hacerlo todo tu sola y eso no puede ser, intenta contar tus problemas, tienes muchos amigos preocupados por ti, quieren ayudarte y no saben como y me tienes a mi… ahora mismo te abrazaría pero me imagino que daríamos mucho más que hablar… yo te quiero mucho Akane, eres una amiga muy valiosa para mi… en fin ¿volvemos?
- Ve tú, necesito un momento para centrarme.
- Bueno si, mejor que no te vean demasiado cerca de mi. Te espero.
Akira metió su mano, la que no tenía herida, dentro su bolsillo y haciendo un gesto con la otra comenzó a caminar hacia el gimnasio.
Todos corrieron a situarse por el gimnasio haciendo como que no hacían nada. Al entrar, Ryuko se acercó angustiada a él.
- Ve con ella - le dijo - Te necesita.
- Bueno señor director - dijo Sigure - ¿Habéis limado ya asperezas?
- Akira… tu mano - Momoka fijó su mirada en la mano de su compañero, llena de rasguños y sangre seca - Voy a curarte.
- Si no es nada.
- Por aquí hay un botiquín, espera que lo traigo.
Suspirando y pensando que con las mujeres no hay forma de discutir se acercó a donde Akane había dejado los apuntes de la obra. Jisei se sentó frente a él.
- ¿Se lo has dicho? - inquirió.
- Hemos hablado de varias cosas.
- No, me refiero a "eso" que te quema por dentro.
Akira sonrió.
- Tú y tus misterios. No, aún no he podido explicarle nada y menos aún pedirle perdón. Tu amiga es muy terca, lo único que hemos hecho es echarnos cosas en cara pero al menos ha sido algo.

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