sábado, 22 de enero de 2011

47. Besos

Jisei era una persona muy empática, quizás por el hecho de ver las auras y los sentimientos, porque puede que nadie creyese eso de las auras, pero lo que si era innegable es que "sentía" los sentimientos de los demás, los percibía. Nadie como ella era capaz de darse cuenta de la alegría y el sufrimiento de quienes le rodeaban y eso sería por algo, quizás su capacidad de empatizar con los demás fuera muy superior a la de cualquier otra persona. Todos sabían que Jisei era capaz de "atravesar" la apariencia de cualquiera y leer sus sentimientos-
Durante la discusión que habían tenido Akane y Akira, Jisei se sintió aprisionada en aquella tormenta de sentimientos entre ambos, ella, que sentía la alegría y tristeza de las demás personas, si se concentraba podía sentir como propio cualquier sentimiento... ahora había cometido ese error y encogida de dolor intentaba controlar sus lágrimas. Xu-Xu se acercó a ella y silenciosamente le ofreció un pañuelo de papel. Jisei lo cogió y con un movimiento rápido se abrazó a Xu-Xu ahogando el llanto en su hombro. Xu-Xu la apartó del grupo que miraba a través de la enorme puerta.
- Es horrible - sollozó Jisei - Nunca he visto tantas emociones a la vez, pena, dolor, rencor... por puedo Xu-Xu, no puedo asimilar tanta intensidad, en ellos todo es exagerado, han estado tanto tiempo guardándose lo que se sentían que ha crecido y crecido...
Karura las miró, ella no era tonta, esa no era una discusión solo por una obra, sentía una pena por Akira, ella no vería las auras pero veía el sentimiento de dolor en los ojos de Akira ¿cómo podría ayudarle? Se acercó a ellas.
- Jisei ¿que le pasa a Akira?- se interesó.
- Nada, no es nada... solo discuten por la obra, Akira quiere que Momoka y Yuri hagan de Helena y Hermia y tú de Titania y Akane no está de acuerdo.
- ¿Por esa tontería se ponen así? ¿Me tomas por tonta?
No iba a discutir con Jisei, al fin y al cabo ella había resultado la pieza que incordió y estropeó lo que parecía una bonita historia. Lo que más le extrañaba era que Akane no la hubiese cogido manía.
Cuando aquella discusión hubo terminado y Akane regresó al gimnasio todo parecía normal, nadie, salvo sus amigos más íntimos y Kamui parecían dar importancia a aquel incidente. Quizás estaban demasiado acostumbrados a sus continuas discusiones, ésta había sido mas intensa, cierto, pero nada más, había que tener en cuenta que ahora se los obligaba a colaborar juntos y seguro que, conociéndolos, era una tontería. Al verla entrar y acercarse a donde estaba Akira, todos se sentaron en el suelo siguiendo los movimientos de Sigure, dispuestos a escucharles.
- Siento esta interrupción - habló Akane - Lo siento Sigure, ya se que los directores no debíamos discutir delante de todos, que estropeamos el ambiente y desorientamos a todo el mundo pero es que me he puesto muy nerviosa.
- ¿Está todo bien ya? - preguntó el profesor.
- Si, ya está todo bien.
- Estupendo. Tienes razón, no es bueno que discutáis delante de los actores, hace que se sientan inseguros, es como si papá y mamá discutiesen delante de sus hijitos, pero también es bueno que descargues esos nervios.
- Vamos a decir el reparto - continuó la chica - Recordad que de momento es eventual, veremos como se os da, a lo mejor tenemos que hacer algún cambios.
- Empezaremos por las chicas - habló de improviso Akira sorprendiendo a Akane - Sois menos y terminamos antes. Los papeles de Hermia y Helena van a ser para Momoka y Xu-Xu.
Akane giró rápidamente la cabeza y le miró perpleja.
- Es eso ¿no, Akane? - le dijo Akira - De momento Momoka de Hermia y Xu-Xu de Helena.
Akane no daba crédito a lo que oía. Sentía crecer dentro de ella un calor intenso y acumularse en su cara ¿Por qué Akira había cambiado de idea de forma imprevista? Akira la sonreía de forma amable.
- ¡Ay que bien! - exclamaba Xu-Xu - ¡Que ilusión me hace! Yo pensé que no me ibais a dar nada.
- ¿Por qué? - la interrogó Karasu.
- Hombre estaba claro, solo hay 4 personajes y parecen hechos para Momoka, Yuri, Karura y Himeko.
- No digas eso - habló en voz baja Himeko - A mi me da mucha vergüenza, yo no podría...
- Gracias Akane, gracias Akira ¡veréis como me voy a esforzar!
- Para el papel de Titania hemos dudado mucho - continuó Akira muy satisfecho al ver la expresión que mostraba Akane - Porque Himeko da un perfil estupendo pero es muy tímida y tampoco queremos que pase un mal rato, así que, en principio probaremos con Yuri ¿te parece bien Akane?
Los gritos de ilusión de Yuri y la sonrisa de Karura que, estaba dispuesta a decir que ella no representaría el papel de ninguna hadita medio tonta, se hicieron patentes. Akane volvía a mirar a Akira con la boca abierta.
- Creo que Yuri será una reina de las hadas estupenda - añadió Akira - Karura, tú serás Hipólita, la reina de las amazonas. Para Jisei tenemos un papel más complicado, vas a ser un chico que hace de chica, son dos papeles en uno ¿no, Akane? ¿Akane?
- ¿Eh? Ah, si... serás Flauta, uno de los actores que hará de Tisbe en la obra que representan al final, así que también serás Tisbe ¿lo comprendes?
- Comprendido. Me gusta.
- Himeko, Sumire, Ryuko y yo misma seremos el resto de las hadas, aún no tenemos muy decidido quienes pero hay una que canta, esa será Sumire.
- Y ahora vamos a por los chicos. Genki tu serás Posaderas, el que se le pone la cabeza de burro y la vez harás de Píramo en la representación, claro.
- ¡Bien! Ya veréis como me esfuerzo ¡Lo bordaré!
- Seguro - aseguró Akane - Nowaki tú serás el Duende que lo lía todo.
- Jo, pero yo quería ser uno de los guaperas...
- Bueno, vale, igualmente también me esforzaré.
- Lo harás muy bien - apostilló Himeko.
- Suo va a ocuparse del decorado - proseguí Akane - Por eso le vamos a dar un papel corto, al igual que a Kyojin. Serán Morrudo, que también hace de Pared y Comodón, que a su vez hace de León ¿entendido?
- Yo también haré un pequeño papel - añadió Akira - Sastre y Luz de Luna.
- Karasu tu vas a hacer dos papeles, pero no como ellos que son uno que hace a su vez de otro, no lo tuyo son dos, serás Egeo, el padre de Hermia y Filostrato, maestro de festejos, así que puedes lucirte dos veces.
- Estupendo, o eso creo. Pero vamos me hace ilusión que confiéis en mi.
- Kenshi será Oberón, el rey de la hadas.
- ¿Si? ¿Yo? ¡Esto si que no me lo esperaba!
- Hizashi será Teseo y Kamui y Kohaku, Demetrio y Lisandro... ah y por último Shibi hará el papel de Membrillo. Bueno, de momento quedaría así. El próximo día
haremos unos ensayos. No os encariñéis demasiado con los personajes, por si acaso.
- Os vamos a dar unas hojas con los trabajos eventuales que os hemos asignado "entre bastidores", por ejemplo, Yuri y Himeko diseñarán el vestuario.
- Bien - intervino Sigure - Veo que cuando queréis os organizáis muy bien - Echó un vistazo a una de las hojas - Buen trabajo. Bueno y ahora como nos sobra tiempo....
- ¡El baile del pollo! - gritó entusiasmado Genki - ¡Si!

Terminó el ensayo y se dispersaron. Kamui espero a la salida a Akane que, como era habitual fue una de las últimas en marcharse. Akira decidió que se marcharía solo a casa, Kyojin quería acompañarle pero Akira le advirtió que no tenía ganas de hablar con nadie, así que prefirió ir con Ryuko y dejarle solo, parecía que necesitaba un tiempo consigo mismo y Ryuko estaba alterada aún por la discusión que habían presenciado.
Kamui y Akane cogieron el autobús para ir a casa del primero. Akane estaba algo incómoda, ahora no sabía porqué había aceptado aquella invitación ¿Qué pensaría Kamui de ella? A lo mejor ahora pensaba que iba detrás de él, claro, no sería la primera en hacerlo.
Al llegar a su casa, los padres de Kamui saludaron a Akane, no hablaron mucho, el padre se limitó a alabar algún artículo de la chica y la madre, como Akane esperaba, fue muy amable y simpática.
Nada más entrar en su cuarto de estudio, Kamui cerró la puerta tras ella y se quedó mirándola con bastante seriedad.
- ¿Pasa algo? - comentó la chica.
Kamui se acercó a ella y la abrazó fuertemente, estrechándola contra él.
- Kamui ¿Qué haces?
- Lo siento, no soy bueno diciendo palabras y…
- Vale pero ¿a que viene esto?
Kamui la separó suavemente de él.
- Ahora sé que fue Akira.
- ¿El qué?
- Quien te hizo tan desconfiada, el que te hizo daño.
Akane bajó la vista y se separó aún más de Kamui.
- El no me hizo daño, me lo hice yo sola. Fui yo la que tenía sueños de tonta y…
- ¿Estabas muy enamorada? ¿Aún estás enamorada de él?
- ¿A que viene este interrogatorio? ¿Qué importa ahora Akira?
- No soy nada de tonto. La discusión que tuvisteis el otro día y ahora esta… fue él el imbécil que te traicionó.
- ¿Y que si fue él? ¿Qué más da? El pasado, es el pasado.
- ¿Y Shibi? ¿Estabas enamorada de Shibi?
- Vamos a ver Kamui ¿para esto me has invitado? ¿Para interrogarme sobre mi vida?
- Quiero saber cosas de la vida de la persona que me interesa ¿es eso malo?
Akane iba a contestarle pero se quedó a medio camino con la boca abierta.
- ¿Yo te intereso? - dijo de pronto.
- Creo que el otro día te lo dejé muy claro.
Akane arqueó las cejas.
- Si no te conociera pensaría que estás celoso.
- Pues… quizás lo estoy.
- ¿Y Momoka?
- ¿Ya estamos con Momoka otra vez? ¿Qué obsesión tienes tú con Momoka?
- No quiero ser el segundo plato de nadie.
- ¿Por qué piensas que eres un segundo plato para mi?
- ¿Y que quieres que piense? ¡Eres el Kaguya! Tienes hasta un club de fans en el instituto ¿de verdad vas a estar interesado en mi? Momoka es guapa y popular y es tu amiga ¿Y desde cuando me conoces a mí? Hace a penas un mes ni me hablabas y hace dos ni sabías que existía… ¿Qué haces?
Sin darse cuenta Kamui había ido acercándosele y ella reculando hacia atrás hasta chocar con la puerta. Kamui puso sus manos apoyadas en la pared a la altura de la cabeza de la chica.
- Hace dos meses no sabía ni que existías y ahora me muero por besarte ¿Qué es lo que me has dado?
Akane abrió los ojos realmente asombrada. Unos golpes en la puerta la sobresaltaron.
- Debe ser tu madre.
Kamui se separó de ella dejando que la chica abriese la puerta. En efecto era su madre llevando la merienda. Después de cruzar unas frases entre ellas se marchó y en esos momentos el plato con el trozo de tarta de chocolate atraía toda la atención de Akane.
- Ven, siéntate - Kamui le ofreció una silla.
- Kamui yo… - nada, por más que lo intentaba el trozo de tarta parecía tener algo hipnotizante para ella.
- Se que crees que soy un crío malcriado y caprichoso que ahora se me ha encaprichado contigo.
- Lo que no entiendo es porqué yo.
- Pues no lo se y eso es lo que me gustaría saber ¿Qué tienes tu de especial?
- ¿Puedo empezar a comer? - sin esperar respuesta llevó un trozo de tarta a su boca y lo paladeó, luego miró sonriendo a Kamui - ¿De verdad soy la primera chica con la
que has salido?
- Ya te dije que si.
- Es que es raro de creer.
- Ya, porque soy popular pero no olvides que soy muy insociable y nunca he querido saber nada de nadie.
- Eso es cierto, podías haber salido con Momoka y no lo has hecho y eso que lo tenias a huevo… quiero decir que era fácil ¡Que buena está esta tarta! Oye ¿Y con Hikari has salido?
- Bueno…
- ¿Has salido o no?
- He salido con ella pero nunca como pareja, solo es que hemos coincidido en ir a algún sitio.
- ¿Te has enrollado con ella?… Perdona, perdona… ha salido mi vena periodística.
- No importa, no me he enrollado con ella, de hecho, nunca me he enrollado con nadie.
Akane se echó a reír.
- ¡Anda ya!
- ¿Por qué no me crees?
- Porque eres el Kaguya.
- Pues este Kaguya nunca ha besado a una chica.
- Entonces si yo te beso ¿sería la primera en hacerlo?
- No me avergüences, por favor, no es necesario que te rías de mi.
- ¿Ni siquiera has besado en algún juego como el de la botella?
- Nunca ¿Tú has besado a muchos?
- Mas bien no. No soy mucho de besos… yo es que doy besos de pez.
- ¿Besos de pez?
- Si… así como… de pez… sin lengua… soy bastante escrupulosa.
- ¿Y eso?
- Cosas mías.
- Entonces tú tampoco has tenido un beso… bueno… ya sabes…
- Algunos me han dado a mi pesar, si, mira, tu amigo Seishiro entre otros.
- Eso no es amigo mío ¿Qué te hizo?
- Bueno, le dije que yo no salía con chicos por besuquearme y en la primera cita que tuvimos todo fue bien pero en la segunda se puso algo pesadito, así que pensé que tampoco pasaría nada por darle una par de besos… mira que le advertí que mantuviera la lengua quietecita en su sitio pero lo fastidió todo.
- ¿Y que pasó?
- Me metió la lengua hasta el esófago… fue muy desagradable.
- ¿Y que hiciste?
- Le dejé que siguiera… no me mires así; descubrí que cuanto más me oponía más se estaba excitando… es un recuerdo muy asqueroso el que tengo de él. Claro, después de eso le dije que no volvía a salir con él nunca más… y se lo tomó bastante mal, la verdad… ¿Por qué me miras así? ¿Estoy hablando mucho otra vez?
- Pienso que me encantaría probar esos besos de pez.
Mientras tomaba otro trocito de tarta, Akane sonreía.
- Mira que sois los chicos… siempre estáis pensando en lo mismo. Tranquilo, por ahí hay más de una dispuesta a enseñarte besos de pez, de rana y de lo que sean… Venga come ¿No te vas a comer tu tarta?
Akane estaba incómoda, quizás se debiera a que después de comer la tarta se pusieron con sus tareas pero Kamui no dejaba de mirarla, si, seguramente ese era un detalle importante aunque también influía el echo de estar en casa de un chico ¿por qué la había invitado? Lo que estaba claro es que quería algo de ella porque no eran amigos desde hacía años, como Shibi, así que era hora de dejar de hacerse la tonta.
- ¿Que miras tanto? Me estoy empezando a poner nerviosa ¿Se me han quedado migas en la boca? - se llevó las manos a los labios limpiándoselos.
- Me acabo de dar cuenta de que tienes una cara muy bonita.
Akane miró a Kamui entornando los ojos.
- Tengo pecas.
- Y tus labios son tan...
Allí estaba ella, si hace un mes se lo hubieran dicho se habría muerto de la risa. Ella, la chica de la cabeza de calabaza estaba en la casa de Kamui Kaguya, uno de los chicos más populares del instituto, guapo, de ojos negros y profundos, actitud misteriosa, frío, inteligente, perfecto en casi todo lo que hace... y está allí porque él la ha invitado y encima le está diciendo que su cara es bonita ¿que convergencias planetarias deben darse para que esto suceda? ¿Cada cuanto tiempo se repite algo así? Era el Kaguya y ella sería muy tonta si no se aprovechase de esa circunstancia, que, al menos pueda decir que una vez en la vida supo hacerlo.
- Cierra un momento los ojos que te voy a enseñar una cosa - le dijo.
Kamui así lo hizo y se sorprendió al sentir de pronto algo caliente en sus labios. Fue algo muy breve pero suave e intenso.
- Ya puedes abrirlos y no te rías ¿eh?
Kamui la miró, ella había vuelto a hacer sus deberes.
- ¿Eso ha sido un beso de pez?
Akane rompió a reír.
- ¡No! Eso era una especie de piquito ¿Nunca te has dado un piquito con nadie?
- Pues... no.
- ¿O sea que he sido la primera en probar tus labios?
Kamui desvió la mirada algo avergonzado ¿tan patético era? ¿Era ridículo que un chico a su edad aún no hubiese besado a nadie?
- No te enfades, no te enfades.
- No me enfado pero... Akane... ¿me darías otro? Es que me ha sabido a poco.
Akane volvió a reírse con verdaderas ganas.
- Aprendes rápido... Pues no, si quieres más te los tienes que ganar.
Kamui sonrió, ahora sabía que le gustaba tanto de ella... era tan distinta, tan espontánea tan... ella.

Fuera como fuese, Jisei tenía un "don" y ese don había que aprovecharlo, algo tenía que hacer con él, era egoísta no compartirlo. Desde hacía ya años, una vez a la semana, Jisei acudía al tempo Tsukishiro, un templo sintoísta a las afueras de Kizuna, allí los monjes la ayudaban a canalizar ese don y a saber utilizarlo para ayudar a los demás y eso era algo que a Jisei le llenaba de satisfacción porque se sentía útil ayudando a otras personas.
Era ya tarde cuando regresaba a su casa, sus padres no estaban, en esos días había sido sus bodas de plata, 25 años de casados y eso no es algo que se cumpla todos los días, así que se habían regalado el viaje de novios que al casarse no pudieron tener. Jisei tenía que darse prisa, precisamente hoy le tocaba hacer la cena a ella, seguro que Kisuke, su hermano estaría tocándose la barriga y se metería con ella.
Buscó las llaves de su casa, como siempre estarían al fondo de la bolsa donde llevaba su traje de sacerdotisa. Mejor llamaría y que le abriera su hermano.
Nada. No abría. Volvió a llamar... y una tercera vez... estaba claro que Kisuke no estaba en casa. Se sentó en el suelo y vació la bolsa... las llaves no estaban, ahora recordaba que las había vuelto a meter en la cartera... estupendo, dentro de casa.
Cogió el móvil para llamar a Kisuke ¿dónde estaría a esas horas? Una nueva desilusión: su hermano no respondía a las llamadas, no se extrañaba, algo le decía que todo se le había torcido ¿y ahora que hacía? Llamaría al trabajo de Kisuke, seguramente no estaría allí, hacía horas que había terminado su jornada pero bueno, a lo mejor le había surgido algún problema.
Efectivamente le comunicaron que de allí ya se había marchado. Volvió a intentar llamarle... era inútil ¿que estaría haciendo?
Bien, pues lo intentaría con Inari, a lo mejor estaba con él.
- ¿Inari? - habló cuando éste contestó a su llamada, por lo menos él contestaba - Soy Jisei.
- ¿Jisei? ¿Sucede algo?
- ¿Está Kisuke contigo?
- ¿Por qué? ¿Aún no ha llegado a casa?
- Pues no y me he olvidado las llaves dentro ¿Tú sabes dónde está?
- Ah... si, si se dónde está
- ¿Y le puedes decir que venga? Es que lo estoy llamando pero no me lo coge.
- No me extraña. Esto... Jisei, espérame en la cafetería que hay enfrente de tu casa, voy enseguida.
- ¿Que vas a venir? ¿Por qué?
- No creo que pueda convencer a tu hermano.
- ¿Por qué? ¿Dónde está?
- Está... ocupado. Esta tarde ha visto a una antigua amiga muy querida por él y estarán charlando.
- ¿Qué se ha ido de ligue con una tía? - gritó Jisei.
- Tranquilízate.
- No si me da igual, ya es muy mayorcito pero podía coger el teléfono ¿Tú no puedes hacer que al menos te de las llaves de mi casa? Por mi puede pasar la noche donde quiera pero yo tengo que entrar.
- Anda, espérame donde te he dicho, voy a intentar pasar por dónde está Kisuke a ver si me da las llaves ¿De acuerdo?
- Bueno, venga, te espero... que remedio.
Jisei hizo lo que Inari le había pedido. No esperó demasiado, Inari llegó antes de lo previsto.
- Hola Jisei.
- Hola Inari, siento haberte hecho venir hasta aquí.
- No hay problema ¿Has tomado algo?
- Solo un batido.
- Bien, lo pago y nos vamos.
- ¿Te ha dado las llaves?
- No. No he podido hablar con él.
- ¿Dónde está? No... mejor no me lo digas.
- No te enfades con él, es un hombre joven y saludable y tiene...
- Ya, ya, si lo entiendo, lo entiendo. Lo único que quiero es entrar en casa.
- Pues no vas a poder. Venga, vente a la mía.
- ¿Qué? - gritó Jisei al tiempo que su corazón parecía saltar dentro de su pecho.
- Esta noche la pasarás en mi casa. No te preocupes, yo dormiré en el comedor.
- ¿Pero que dices? ¿Cómo voy a pasar la noche en tu casa?
- ¿Dónde la vas a pasar si no? Bueno, puedes ir a casa de alguna compañera.
Jisei suspiró resignada.
- Pues a casa de Akane no puedo ir, a penas si cabe ella... y los padres de Ryuko son muy estrictos y no les agradará la idea... si no te importa ¿podías llevarme a casa de Xu-Xu?
- Claro.
Jisei parecía dudar.
- ¿Y que hago con los libros y el uniforme? Están dentro de mi casa.
- Mañana tendrás que pasar sin ellos. Por lo menos el profesor de Biología te entenderá, seguro.
- O mejor llévame a un hotel. Mañana te devuelvo el dinero, te lo prometo, es que no quiero molestar.
- ¿Estás tonta?
- Es que es muy tarde y...
- Te vienes a mi casa.
- ¡No puedo ir a tu casa!
- ¿Por qué no? Yo me he quedado a dormir en la tuya algunas veces.
- Ya, pero no es lo mismo ¿que pensaría la gente si me ve entrando en tu casa? Piensa en tu reputación.
- Pensarán que me he ligado a una chica joven y guapa.
- ¿Pero y si saben que soy tu alumna? No, Inari, no puedes arriesgarte.
- Pues si me ven entrando en un hotel contigo va a ser peor.
- ¿Por qué?
- ¿Crees que voy a dejar que pases la noche sola en un hotel? Anda, vamos a mi casa. Esperaremos a ver si Kisuke coge el teléfono, hablaré con él e iré a por las llaves ¿de acuerdo?
Jisei le miraba mordiéndose el labio, la verdad es que pasar la noche en casa de Inari era algo que la llenaba de hormigas el estómago. En realidad, había una parte de ella que lo estaba deseando.
- Venga, cuanto más tarde se haga peor pensarán de mí.
- Me da mucha vergüenza.
- ¿Acaso no hay confianza entre nosotros?
Inari pagó el batido y entraron en el coche tomando rumbo hacia la casa del profesor. Inari la miraba de reojo, el aspecto de Jisei era realmente como el de un perrillo abandonado en busca de un sitio donde cobijarse, con su carita asustada y vergonzosa, pero la encontraba preciosa, quizás fuera porque la veía desamparada y entraban ganas de abrazarla y reconfortarla,... ¿Pero que estaba pensando? ¡Por dios! que era una de sus alumnas y además la hermana de su mejor amigo, la hija de los que le consideran casi como de la familia... ¿cómo podía estar pensando esas cosas? Sin embargo no podía evitarlo, Jisei era muy atractiva y ya no era ninguna niña, había cumplido los 18 años... no, ya no era la pequeñaja alumna a la que no le gustaba la biología, había crecido y ahora era una mujer, la naturaleza no suele quedarse parada, sigue su curso y la prueba estaba allí. Inari sentía verdadero aprecio por ella, o al menos eso se decía a sí mismo cuando se descubría mirándola sin darse cuenta; le gustaba su compañía, no solo era su alumna, era la hermana de alguien a quien consideraba uno de sus mejores amigos, la hija de una matrimonio encantador, unos padres para él. El nunca se había fijado en ninguna de sus alumnas, nunca, pero ella era distinta, cuando estaba con ella, con su familia, él podía dejar atrás su rol de profesor y ser un amigo, uno más de la familia y ella también dejaba atrás el papel de alumna, era una chica, una chica corriente, la hermana de su amigo y también amiga suya, por eso él la miraba de forma diferente, porque ya no era su alumna y descubrió que además la miraba como a una mujer, al fin y al cabo él no era tan mayor, era un hombre joven, solo tenía 26 años y ella ya era muy atractiva y la naturaleza tampoco se para en esos temas, que las necesidades biológicas son muy fuertes, que no podía evitar fijarse en ella como en una mujer, que aunque quisiese mantener su mente distraída ciertas partes de su cuerpo no pensaban igual.
Hablando de bastantes cosas superficiales llegaron a su apartamento. A juicio de Jisei era un sitio perfecto, pequeño pero muy acogedor e Inari lo mantenía siempre limpio y ordenado. Tenía una sala que era a la vez el comedor y la cocina, luego un cuarto de baño y otra habitación, la de Inari.
- ¿Quieres que te traiga un chándal o algo para que estés más cómoda?
- No, no, no hace falta, gracias.
- Yo voy a intentar llamar otra vez a tu hermano.
Inari se dedicó a llamar repetidamente al teléfono de Kisuke, sin ningún éxito. Estaban en un silencio incómodo que ninguno de los dos se atrevía a romper.
- ¿Quieres algo de cena?
- No, no te molestes.
- Si no es molestia, tengo que hacerla de todas formas.
- Pero es que ¿y Kisuke?
- Mira, creo que vamos a tener que olvidarnos de Kisuke. Voy a sacar un futón que tengo y lo pondré en el comedor, tú puedes dormir en mi cama.
- No, de eso nada, yo dormiré en el futón.
Inari sonrió nervioso ¿por qué se ponía nervioso? Era la hermana de Kisuke, era su amiga ¿tanto le perturbaba la idea de que durmiese en su casa? ¿que clase de pervertido era? por favor, que aquella chica era la hija de los Nagashiyama, que le habían abierto las puertas de su casa y tratado con tanto cariño... Pero no podía evitarlo, en esos momentos ya no era su alumna, ni la hermana de su amigo, no era la niña a la que llevaba años dando clases, en esos momentos pensaba en ella como... Se sentía avergonzado de sí mismo y de esos pensamientos que se empeñaban en venir a su mente, sería porque estaba en su casa, porque estaban a solas, porque se había dado cuenta de que ya no era una niña, y el darse cuenta había producido tal cortocircuito en su mente que ya no sabía como mirarla.
Jisei miraba de vez en cuando a Inari, estaba muy nerviosa, cada vez muy nerviosa, eso parecía una tontería, ella tenía confianza con Inari pero no lo podía evitar, estaba en su casa, estaban a solas y como siempre sentía ese maldito tío vivo dentro de ella al estar cerca de él ¿Qué hacía? ¿Qué decía? Realmente la situación era muy
incómoda, lo mejor sería decirle que la acompañara a casa de Xu-Xu, pero ya era tarde y...
- Ven, vamos a cenar - Inari la sacó de sus pensamientos - ¿Has terminado ya, no?
- Ah, si, si.
- Espero que te guste, no es mucho.
Cenaron rodeados por aquel ambiente tenso e incómodo.
- Siéntate en el sofá - dijo Inari al terminar -He preparado un chocolate calentito para que te ayude a dormir.
Jisei sonrió, "chocolate calentito, que Inari este, nunca cambiará" pensó.
- ¿Te he ofendido? ¿Quizás es algo infantil para ti?
- No, chocolate está bien, me apetece.
Jisei se sentó en el sofá. No tardó Inari en acompañarla con dos tazas humeantes de chocolate.
- A mi me ayuda a conciliar el sueño.
- Es perfecto. Solamente pensaba que es una pena no ser adicta al chocolate, así podría poner esa excusa, aprovecharme y lanzarme a besarte alegando que tenías chocolate en los labios o que se me había ido la...
Inari la miraba con los ojos muy abiertos. Jisei se sonrojó, no podía creer lo que acababa de decir.
- Perdona, he hablado sin pensar es que tú...me gustas.
Inari realmente se encontraba bastante apurado.
- Lo siento Inari, no te pongas tan serio, que no te voy a besar ni nada, somos amigos, solo era una pequeña...
Jisei no pudo terminar su frase, Inari, dejándose llevar por un impulso inconsciente le había acercado a ella y la callaba poniendo en sus labios un pequeño beso. La miró temiendo su reacción.
- Perdona...tu también me gustas... esto... Vamos a ver que hay en la tele - dijo algo nervioso Inari.
Guardaron silencio. Ambos se sentían incómodos y miraban la televisión sin ver nada. Inari pensaba que era ridículo, estaba comportándose como un adolescente ¿por qué no se comportaba como un hombre? Por una parte algo en su cerebro no dejaba de repetirle que aquella era su alumna y la hermana de su amigo y por otra su cuerpo entero se sentía atraída hacia ella, quería tocarla, sentirla...
Jisei se sentía confusa y acalorada, llevaba mucho tiempo sintiendo aquello por su profesor ¿qué era? ¿sería amor? no lo sabía pero si sabía que ya no podía más, había estado guardándoselo durante mucho tiempo, era algo que la confundía, necesitaba saber que era lo que sentía, necesitaba quitarse ese nudo de la garganta, necesitaba decirle de una vez lo que pensaba, aunque la rechazase, pero no podía más con ese secreto.
- Inari, yo...no quiero molestarte pero quiero que sepas que hace ya algún tiempo no puedo verte como a mi profesor, solo puedo verte como a...un hombre. Espero que me disculpes, solo quería que lo supieses, pero no te apures, soy consciente de que para ti soy aún una cría, una alumna, yo...solo necesitaba decírtelo, es un peso que me he quitado de encima, ahora puedo enfrentarme a ello y olvidarlo.
Inari la miraba realmente asombrado, no sabía que le asombraba más, si la sinceridad de la chica o la madurez que parecía demostrar. De nuevo aquel impulso volvió a dominarle, cogió la nuca de Jisei con una de sus manos y la atrajo hacia sí, volviendo a juntar sus labios, esta vez con un beso más intenso y también quizás algo más violento. Jisei no sabía como reaccionar, Inari se separó solo unos pocos centímetros, apoyó su frente en la de Jisei y la miró profundamente a los ojos.
- Jisei, para mí has dejado de ser mi alumna, para mí eres una mujer, sé que es una locura pero desde que te conozco más íntimamente has ido poco a poco convirtiéndote en una mujer para mí, la alumna no sé donde se quedó, supongo que en el instituto porque afuera eres...eres...
Ahora fue Jisei la que calló a Inari con sus labios. Más que un beso aquello fue un choque precipitado, torpe y brusco y permaneció pegada a él sin saber como continuar, pero eso no importó porque Inari si sabía continuar, tomó el control de la situación besando lenta y dulcemente sus labios. Soltó la nuca de Jisei y bajó sus manos acariciando su espalda hasta la cintura, rodeándola y atrayéndola más hacía sí. Jisei puso las suyas en el cuello del hombre, acariciándoselo y provocando que la piel se le pusiese de gallina.
De improviso Inari rompió aquel beso y se apartó bruscamente.
- Lo siento, lo siento, perdóname, no se que me ha pasado... lo siento.
- Ha sido culpa mía. He hablado sin pensar. No me hagas caso Inari. No te preocupes, no te molestaré nunca más.
- No es eso Jisei, no es eso... es que tu... eres la hija de los Nagashiyama... la hermana de Kisuke... mi alumna... yo... yo...
- No te preocupes Inari, si lo entiendo, solo soy una jovencita con sueños absurdos y románticos en su cabeza. Siento haberme dejado llevar. No quiero que te sientas incómodo...
- No me siento incómodo contigo, me siento incómodo conmigo mismo, no se que me pasa y porqué he reaccionado así, me he comportado como un asqueroso. Por favor Jisei, vamos a olvidar todo lo que ha pasado, será lo mejor.
- Si, será lo mejor. Creo que me he sentido furiosa con Kisuke y por eso...
- Si... creo que a mi me ha pasado algo así.
Ninguno de los dos sabía muy bien lo que estaba diciendo pero si sabían que no querían estropear el lazo que les unía.
- Es que salí con tu hermano y creo que he bebido demasiado y aún tengo alcohol en mis venas.
- Si y yo me sentía desamparada y tú me has ayudado... a veces el agradecimiento se confunde con...
- Si... eso debe haber sido. Bueno, yo duermo en el comedor y ya no se habla más.

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