Apéndice. La historia según Ryuko

Este apéndice es casi completamente de flashbacks y muy distinto a lo habitual. De boca de Ryuko vamos a conocer cosas de su infancia y como inició su amistad con Akane y Jisei.
Digamos que este apéndice sirve para conocer más cosas de los protagonistas, no cuenta "lo que ha pasado" para ponernos al día, sino más bien "complementa" la historia.
El capítulo tiene dos partes, en la primera, el narrador es Ryuko, ella nos va contando cosas y se mostrarán un par de flashback narrados en tercera persona y la segunda parte recupera su narración habitual.
Es decir, así está escrito:
Escritura en cursiva: lo que Ryuko cuenta en voz alta.
Escritura normal:
- Narración habitual
- Flashback de como como conoció a Akane y como ambas se hicieron amigas de Jisei.
Espero que sea fácil de comprender y os guste.

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Apéndice 2

La historia de Ryuko

"Erase una vez una niña llamada Ryuko Harukaze. Era una niña menuda de ojos dorados y pelo del color de la miel que llevaba peinado en dos trenzas y que tenía el mejor nombre de todos porque era el nombre de su abuelita..."
Si yo escribiese un cuento lo haría así, seguro, un cuento para una niñita que fuese como yo, bueno no exactamente igual que yo pero parecida.
Siempre he sido muy fantasiosa, siempre me ha gustado imaginar un montón de cosas, no lo puedo evitar, mi imaginación vuela sola, sin que me de cuenta. A veces estoy viendo una serie de televisión y de pronto me imagino allí dentro, como si fuese un personaje más... no tengo remedio, así que me gusta contar cuentos y otra de mis manías es hablarme a mí misma, no hablar sola, si no a mí misma, como ahora, porque no estoy hablando sola, me estoy contando cosas, aquí estoy, haciendo este amigurumi para Akane y hablándome a mí misma.
¿Desde cuándo tengo esta manía? No lo se, quizás desde siempre, será por estar siempre tan sola en casa. Al principio hablaba con mis muñecas, que no me respondían, claro está y al final terminé por hablarme a mí, que tampoco me respondo pero se que me escucho. Es curioso porque al hablar en voz alta siempre veo las cosas más claras.
Y ahora que lo pienso... Creo que se cuál es el primer recuerdo coherente que tengo en mi vida y es el primer día que fui a la guardería, más allá de ese recuerdo solo tengo vagas imágenes, de mi misma cantando delante de un espejo, de cuando mi hermano mayor me llevó a casa de mi abuelos porque había pasado algo y mis padres tenían que ir a no se dónde, bueno si lo sé, después me lo han contado muchas veces, fue cuando falleció mi abuelo paterno y tuvieron que ir al funeral... no tengo muchos más recuerdos más atrás del primer día de guardería.
Recuerdo vagamente que mi familia se trasladó a Kurama unos meses antes de comenzar el curso. Mi abuelo había fallecido y mi abuela se había quedado sola, entonces se les ocurrió que podíamos mudarnos a vivir aquí, con ella, que además nos ayudaría económicamente, por lo visto mi nacimiento fue algo dramático para mi familia, cada vez que mi madre se enfada conmigo termina reprochándome que por mi culpa se mudaron a vivir a Kurama y por mi culpa tuvo que ponerse a trabajar, para darme a mí, precisamente a mí, una buena educación, porque por lo que se ve ellos estaban muy bien en Tokio, en su pequeño piso alquilado y con sus dos hijos, tenían lo suficiente para vivir bien, además a ella le gustaba vivir en Tokio y todo era mejor pero tuve que venir yo a fastidiarlo, la de veces que he oído ese reproche, como si verdaderamente fuera mi culpa.
El caso es que nos trasladamos a Kurama y yo tenía que ir a la guardería. Tenía casi 5 años y ya era hora, debería haber ido a los 3 años, como casi todos los niños pero a mi padre le entró la manía de que no, de que era muy pequeña, así que a dos meses de cumplir los 5 años decidieron que esa edad estaba bien y que ya podía empezar preescolar.
Recuerdo perfectamente aquel primer día de colegio. Estaba nervioso y alegre, me hacía ilusión ir al cole, como los demás niños pero cuando mi madre me llevó hasta la clase que iba a ser la mía, abrió la puerta y vi todos aquellos niños jugando me entró el pánico, no sabía estar con niños, era pequeña pero algo en mi me decía que yo no sabía estar con niños, nunca había estado con niños, mis hermanos tenían ya 17 y 20 años, no eran unos niños, el número más grande de niños con los que había estado habían sido 4, mis primos y allí eran muchos y me miraron todos con curiosidad, claro, era la niña nueva.
Me agarré a mi madre y me negué a entrar, mi madre intentó convencerme pero yo me puse a gritar y a llorar que no me dejara, pero mi madre siempre ha sido muy severa, mis llantos no sirvieron de nada... una profesora me separó de ella y me metió en la clase intentando consolarme mientras yo lloraba desesperada y veía a mi madre cerrar la puerta.
Fue horrible, recuerdo que pasé la mañana sin querer hablar con nadie, el llanto me duró bastante, dejé de gritar sí, pero seguía llorando, procuraba no hacer ruido porque esos niños seguían mirándome y podía ver que me miraban como a un bicho raro.
Nos hicieron salir al patio, decían que hacía muy buen día y que teníamos que jugar al aire libre y allí la profesora me acompañó un ratito, enseñándome las cosas que había y también una jaula muy grande con gallinas y conejos pero luego se tuvo que marchar y yo me quedé sola, de pie cerca de la casita-tobogán, viendo como los niños se subían y se tiraban y sin atreverme a hacerlo yo.
"...
- ¡Hola! Tu eres la niña nueva ¿Cómo te llamas? - habló una niña rubia de ojos azules.
- Ryuko Harukaze.
- Yo soy Yuri Hanakiri y esa de ahí es mi amiga Momoka.
- ¡Hola! - saludó una niña castaña con un gran lazo rojo en la cabeza y enormes ojos verdes - ¿Vienes a jugar a las casitas con nosotras?
- ¿Tu eres la que lloraba tanto? - se acercó a ellas un niño grande y gordo - ¡Se te oía desde la otra clase!
- ¡Jiro! - gruñó Yuri - ¡No seas malo! Es nueva y está asustada.
- Es una niña mimada - habló con burla una niña morena - Vive cerca de mi casa y la he visto, siempre con su mamá y su abuela, es una llorona y una mimada.
- ¡Niña mimada! ¡Niña mimada! - rieron el niño gordo y otro que estaba con él.
Ryuko estaba que se moría de vergüenza, a punto de llorar cuando una piedra vino volando y le dio en la espalda al niño que estaba al lado del gordito, seguida de otras dos que dieron en una pierna y el hombro del tal Jiro.
Inmediatamente apareció una de las profesoras a ver qué había pasado. Jiro comenzó a decir palabras de esas que asustaron porque su madre decía que si se le ocurría repetir esas palabras le saldrían pupas en la boca y el otro niño rompió a llorar de forma escandalosa. La profesora parecía muy preocupada por ver si tenían alguna herida y también enfadada con el niño que había tirado las piedras.
Estaba allí, unos metros delante de Ryuko, un niño como ella de alto, con cara de enfado, aunque bastante guapo, pelo de color naranja y despeinado, llevaba unas gafas que claramente tenían una patilla rota y se las habían pegado con cinta, aún tenía una piedra en una de sus manos y aunque la profesora empezó a regañarle no retiró la mirada, al contrario, se la mantuvo desafiante y no dijo nada, ni explicó por qué lo había hecho, ni protestó, simplemente, cuando la profesora le dijo que "fuera a sentarse al banco a reflexionar sobre lo que había hecho" se dio media vuelta y se dirigió hacia un apartado banco donde se sentó.
La profesora se llevó a los dos niños con ella a la enfermería y Ryuko se quedó mirando a aquel niño tan raro que, sentado en el banco miraba sus propias piernas que balanceaba rítmicamente.
- No te acerques a Kumoyuki - dijo la niña morena - Está loca.
- Ten cuidado con ella - advirtió la que Ryuko ya reconoció como Momoka - Es muy violenta, tira piedras y a veces muerde.
- ¿Muerde? - se alarmó Ryuko.
- Solo si te metes con ella - añadió Yuri - No está loca pero es una niña muy rara, apenas sale a jugar a la calle, yo creo que es una vampiro.
- ¡No puede ser una vampiro! - protestó Momoka - Mi mamá dice que los vampiros solo salen de noche.
- ¿Es una niña? - preguntó Ryuko de lo más extrañada, más aún que por si era una vampiro ¿era una niña?
- Si - contestó Yuri - Se llama Akane.
- ¿A que parece un niño? - habló de nuevo la niña morena - Siempre va vestida de niño, yo creo que si está loca.
- ¡No! ¡Es que es un vampiro!
..."
Esa fue la primera vez que vi a Akane y admito que me dio miedo, era una niña pero parecía un niño, lanzaba piedras y decían que estaba loca o que era un vampiro. Todavía la recuerdo perfectamente, sentada en "el banco del aburrimiento" como solíamos llamar a ese banco donde los profesores les decían a los niños que se peleaban que se sentaran a "reflexionar sobre lo que habían hecho y por qué estaba mal".
No me adapte bien a la guardería, no sabía cómo relacionarme con los otros niños, era una sosa, como siempre y no me atrevía a hablar, ni a jugar con ellos, solo de vez en cuando Yuri y Momoka me decían que jugase con ellas. Akane seguía dándome miedo, solía jugar más con niños que con niñas y siempre tenía ese gesto arisco en la cara, cuando me pillaba mirándola siempre me devolvía una mirada altiva y desafiante.
Yo recuerdo que no me gustaba mucho el colegio, casi siempre estaba sola, más que nada por vergüenza o no se, tonterías mías, a veces jugaba con Yuri y Momoka, eran simpáticas conmigo pero yo sentía que ellas dos eran amigas de esas que guardan secretos y no me sentía del todo bien, además no me gustaba salir al patio porque los niños corrían y se chocaban conmigo tirándome o me daban las pelotas, no sé por qué pero siempre he tenido cierto problema con las pelotas y los balones, creo que ejerzo cierta gravedad sobre ellos y todos terminan golpeándome, y claro, luego estaban los "niños malos", esa panda de gamberretes a los que por lo visto divertía mucho meterse de vez en cuando conmigo.
Todo era más o menos siempre igual hasta que un día, en clase de psicomotricidad, la profesora dijo que nos pusiésemos por parejas, que íbamos a aprender unos bailes y que después haríamos un concurso y a los que ganasen les iban a dar un premio y como siempre todos corrieron a juntarse con sus amigos y yo me quedé sola, no era la primera vez que me pasaba, me quedé como tonta sin saber a dónde ir, esperando que la profesora se diera cuenta de mi falta de pareja y me pusiera con alguien que hubiese también solo por ahí o con ella cuando noté que alguien me cogía de la mano.
"Nosotras juntas ¿vale?" Oí decir, miré a quien me había cogido de la mano y me sorprendí al ver a esa niña arisca y enojada, que parecía un niño, mirándome y sonriendo y vaya que resultó tener una sonrisa bien bonita.
No ganamos pero nos lo pasamos muy bien y desde entonces ya no nos separamos, descubrimos que juntas estábamos mejor. Akane se convirtió en mi mejor amiga, éramos inseparables y a su lado yo me sentía valiente, ya no tenía miedo, ni siquiera de los niños que se metían conmigo porque ella me defendía, pero es que además, si estaba a su lado me atrevía a hablar y a jugar con otros niños, con ella me sentía protegida, ella era el pilar donde yo me apoyaba.
Y resultó que no era ningún vampiro, ni estaba loca, solo se sentía frustrada porque su padres se había ido de casa, por lo visto se iba a casar con otra señora y a tener otro niño y Akane se sentía abandonada y culpable, algo malo debía haber hecho para que su padre quisiese tener otro hijo con otra señora, y toda esa frustración la descargaba en mal genio, en lanzar piedras contra lo que le daba rabia como si cada piedra que lanzaba lo hiciese contra sus padres y sus discusiones. Akane no salía a jugar fuera porque tenía que cuidar a sus dos hermanos más pequeños que ella, su madre estaba muy triste y se pasaba el día llorando y todo el mundo le decía que ella, que era la mayor, tenía que ser una niña buena y ayudarla... y Akane se quedaba en casa vigilando a sus hermanos porque era lo que las niñas buenas tenían que hacer y así su madre se pondría bien pronto.
A mí me daba mucha pena porque eso no era lo que ella quería, pero se aguantaba, además que su madre la regañaba bastante. A mi abuelita también le daba pena y solía comprarla galletas, a veces íbamos a su casa para que yo jugase un poco con ella mientras mi abuela hacía compañía a su madre y escuchaba todas las quejas que esta tenía sobre su marido, bueno, su ex-marido.
Así fue como conocí y me hice amiga de Akane. Luego vino Jisei... y esa sí que es una anécdota curiosa, tengo que escribirla en algún sitio para no olvidarla, cuando sea una ancianita se la contaré a mis nietos y a los nietos de Akane, para que sepan como era su abuela. A Jisei la conocí al empezar primaria. Ella, Xu-Xu, Sumire, Himeko, no iban a la misma guardería que nosotras así que no las conocí hasta el año siguiente. Yo estaba muy nerviosa porque tenía miedo de que en el nuevo colegio me separaran de Akane, ahora que tenía una amiga no quería perderla, así que pasé unos días con dolor de tripita porque los nervios se me agarraron al estómago pero por suerte resultó que no, no nos separaron, que suerte que habíamos tenido porque de verdad que no soportaría estar sola de nuevo.
Además de Akane y algunos de mis anteriores compañeros también teníamos nuevos compañeros que venían de otras guarderías, entre ellos una niña de pelo negro, largo, bonito y brillante, con unos ojos verdes oscuros y carita de ángel; era sin duda la niña más guapa que había visto y se llamaba Jisei, un nombre bien curioso. Esta niña de pelo envidiado por nosotras siempre iba con otra, también morena, aunque no con el pelo tan bonito y ojos burdeos que se llamaba Kikyo; la verdad es que no hablaban con nosotras, se sentaban bastante alejadas y durante el recreo nunca jugábamos juntas pero yo me di cuenta de que Jisei nos miraba con frecuencia, a lo mejor es que quería acercarse y decirnos algo pero no se atrevía.
Pero de pronto Akane y Kikyo comenzaron a llevarse bastante mal, no recuerdo lo que pasó, ni que inició aquello pero no se soportaban, cada vez que se juntaban en la fila, por ejemplo, terminaban discutiendo y hasta en una ocasión casi se pelearon.
Nada, por más que pienso no logro recordar que fue lo que pasó para que esa rivalidad pero tuvo que ser algún comentario de Kikyo sobre el aspecto de Akane porque si recuerdo que se metía mucho con ella llamándola piojosa y riéndose porque en lugar del bonito uniforme de niña que llevábamos todas, Akane llevaba el de niño, herencia de unos de sus primos.
Lo que si recuerdo es que un día Akane decidió acabar con todo eso, estaba muy enfadada, yo diría que dolida, un desprecio de Kikyo había conseguido hacerle daño, tanto que dijo que le daría una paliza que se le quitarían las ganas de volver a reírse de los demás, así que, muy decidida se fue hasta ellas y les dijo "Tu y yo, mañana, después de comer vamos a solucionar esto".
Jisei la miró abriendo mucho los ojos y respondió "No iremos, lo que tú quieres es pegarnos" y Akane me sorprendió al sonreír de medio lado y contestar "No, que va, lo digo para que juguemos y nos conozcamos, creo que no nos conocemos bien". Nunca olvidaré esas palabras porque yo sabía que eso no era cierto y no podía creer que Akane fuese capaz de engañarlas así y además algo me decía que Jisei también se había dado cuenta de que mentía, pero lo más sorprendente aún fue que Kikyo respondió "Pues mañana quedamos después de comer detrás del gimnasio". Yo no sé si Kikyo se dio cuenta o no pero todo eso me dio mucho miedo y me pasé el resto del día intentando convencer a Akane de que peleando no se conseguía nada porque lo mismo luego Kikyo quería vengarse y que a lo mejor si hablábamos y le preguntábamos que era lo que le pasaba a lo mejor nos entendíamos... pero Akane ni me escuchó.
Y llegó el día siguiente.
En primaria comíamos todos juntos en el comedor, una gran sala llena de mesas y con varias personas vigilando que nos lo comiésemos todo. Al terminar la comida salíamos al patio a jugar, allí también nos vigilaban, pero había unos cuantos lugares donde era más raro que pasasen y uno de esos lugares era detrás del gimnasio y allí iba yo, detrás de Akane, mirando de reojo a nuestros cuidadores, a ver cuál estaba más cerca para que cuando comenzase a gritar fuese a tiempo a separarlas... y allí estaban ellas, Jisei y Kikyo, sentadas en donde daba el sol y al vernos nos sonrieron, yo pensé en ese momento que íbamos a ser las malas de la película, realmente esas chicas creía que íbamos a jugar.
"...
- ¡Hola! - saludó sonriendo Jisei - Mirad lo que he traído.
Jisei tenía una mochila amarilla no muy grande entre las piernas y mientras hablaba procedió a abrirla, metió la mano y sacó una pequeña muñeca, tendría unos 7 cm de alto y era como unas famosas muñecas que estaban de moda pero en miniatura - Mira, es como tú, Akane ¿puedo llamarte Akane?, os parecéis mucho.
Ofreció la muñeca a Akane que la cogió dudando. La muñequita tenía el pelo largo y de color anaranjado, ojos azules y unas graciosas pequitas.
- ¿Puedo llamaros Akane y Ryuko? - preguntó Jisei - Vamos a ser amigas ¿verdad?
Jisei sabía que esas no eran las intenciones de Akane, lo supo desde el momento en el que se acercó a ellas el día anterior, lo supo y ella no iba a permitir que Kikyo y la chica de pelo naranja terminasen peleándose, eso no estaba bien, además también podía ver el miedo en la otra chica, la amiga de Akane, ella no quería que hubiese ninguna pelea, así que ella misma, Jisei, tenía que hacer algo para evitarlo.
Por aquel entonces Jisei no sabía nada de las auras, simplemente sabía que veía algo que le indicaba como se sentía la gente a su alrededor pero como cuando se lo contó a sus padres no la tomaron en serio y alguno que otro niño dijo que estaba loca pues optó por callársele y guardar para sí misma el secreto. Ese mismo algo que veía le decía que Akane era una persona más cálida de lo que quería aparentar y que en realidad, a pesar del mal genio que siempre mostraba, ella no quería discutir, ni pelearse, ella solo quería caer bien a la gente y que dejaran de meterse con ella solo por su aspecto, Jisei notaba que estaba cansada de estar siempre a la defensiva con todo el mundo y sobretodo notaba que se sentía abandonada y que esa agresividad era en realidad una especie de caparazón con el que se protegía de que la hiciesen más daño.
Sentía mucha empatía con esa niña, era raro de explicar para una niña de 6 años pero ella sentía que podía entenderla y quería ayudarla. Así que, a pesar de saber que las intenciones de Akane no eran las de jugar, cogió su colección de pequeñas muñecas con todos sus accesorios y los metió en una mochila esperando que eso fuese suficiente.
Akane había cogido su muñequita y sonreía y Jisei pudo notar como la intención inicial de Akane iba desvaneciéndose.
- No se parece a mí - habló Akane decepcionada - Esta muñeca es muy bonita - hizo un gesto para devolvérsela a su dueña.
- Es que tú eres muy bonita, también, yo creo que si se parece a ti - contestó Jisei ignorando que se la estaba devolviendo - Mira, tiene el pelo como tú.
- Ella lo tiene largo - Akane volvió a acercársela y mirarla - Yo lo tengo corto - dijo tocándoselo - el mío parece de niño.
- Pero tiene un color muy bonito, a mí me gusta, ojala yo tuviera el pelo naranja. Tu juega con esa, he traído más y también muchas cosas, mira yo voy a jugar con esta - sacó una con el pelo negro y largo.
- Yo con esta - sacó de la mochila Kikyo una con el pelo castaño y rizado - Esta es mi favorita.
- Vale - consintió Jisei - Y para ti la rubita - le ofreció una con el pelo amarillo a Ryuko - Es muy bonita ¿A que si?
Akane estaba completamente perpleja, miraba la muñeca, a Jisei y a Kikyo que había empezado a sacar cosas de la mochila de Jisei y luego vio como Ryuko se sentaba al lado de esa extraña chica de pelo largo y bonito.
- Que bonitas que son - decía Ryuko - ¿y tienes más?
- No. Estas me las regalaron para mi cumpleaños pero mira cuantas cosas, mira, podemos cambiarles la ropa y todo y peinarlas.
- ¿Jugamos a que iban a una fiesta? - propuso Kikyo.
- O a que van a la escuela - añadió Jisei.
- Vale, primero iban a la escuela y luego por la tarde tenían una fiesta.
- Venga Akane - habló Ryuko al ver que su amiga seguía de pie mirando la muñeca entre sus manos - Siéntate y vamos a jugar, mira cuantas cositas.
Y en un segundo Akane terminó de cambiar el chip de su cerebro, claro que quería jugar con esas muñecas tan bonitas, claro que quería tener amigas y por supuesto que eso era más divertido que pegarse y a lo mejor podía aprovechar para decirle a Kikyo que dejase de meterse con ella y llamarla piojosa.
Cuando sonó el timbre que indicaba que tenían que volver a clase las cuatro chicas se lamentaron.
- Que pena - dijo Kikyo - Con lo bien que nos lo estábamos pasando.
- Mañana puedo traerlas otra vez y seguimos ¿vale? - comentó Jisei.
Miró a Akane que se había quedado mirando de nuevo a la pequeña muñeca de pelo naranja, parecía que le daba pena guardarla.
- Puedes quedártela, Akane, te la dejo - habló sonriendo.
- ¿Me la dejas?
- Claro, ahora somos amigas, te la presto, puedes quedártela todo lo que quieras.
- No, es que yo...
- Quédatela, de verdad.
- Pero es tuya.
- Bueno pero tengo otras tres, pero la tienes que traer mañana para que juguemos.
Akane sonrió y su cara parecía iluminarse.
- Gracias, la voy a cuidar muy bien, ya lo verás.
- Claro que sí.
..."
Lo que Jisei no sabía es que aquel detalle de dejar su muñeca a Akane iba a traerle más de un problema, la madre de Akane la descubrió y la acusó de haberla robado y de nada sirvieron las explicaciones de Akane sobre que se la habían dejado, por supuesto la castigó... menos mal que al final todo se aclaró. Jisei dijo que Akane podía quedarse con la muñeca todo el tiempo que quisiese y a día de hoy aún la tiene, es más, es de las cosas que se ha llevado consigo a Negima, Akira dice que la tiene puesta encima de uno de los muebles y que cuando tiene que pasar la noche en el hospital, que a veces pasa la noche allí, se le lleva porque dice que le trae suerte... qué bonito, ojala las guerras se pudiesen solucionar de esa forma tan simple, jugando.
Aunque de todas formas Kikyo nunca fue muy amiga nuestra, creo que seguíamos sin caerle bien del todo o que nos consideraba unas pobretonas, ella siempre fue muy snob, no lo podía evitar la pobre. La que lo pasó peor con ese tema fue Jisei porque ellas si eran amigas y parece ser que Kikyo recurrió a ese típico chantaje de "o eres amiga de ellas o mía" y Jisei anduvo algún tiempo entre dos aguas. Al final terminó quedándose con nosotras, más que nada porque apareció la super-barbie-girl de Stella que, por supuesto, tenía mucho más glamur y Kikyo se fue detrás de ella y fue entonces cuando Jisei nos contó que Kikyo y ella eran primas, que cosas, nunca lo hubiésemos imaginado, bueno, no eran primas hermanas pero si primas segundas, seria por eso que se conocían desde pequeñitas y que a Jisei le dolió tanto que se comportara como lo hizo... pero esa es otra historia.
A Xu-Xu y Sumire las conocimos un poco después, nos llevábamos muy bien con ellas porque Sumire siempre ha sido muy divertida, de esas personas que en seguida hacen que te sientas a gusto a su lado, no es que tuviésemos una amistad muy estrecha pero de vez en cuando nos juntábamos, sobretodo en el camino al instituto y era muy divertido porque Sumire siempre tenía alguna anécdota que contar. Luego Sumire se marchó a España y fue cuando Xu-Xu se empezó a juntar más con nosotras, sobre todo cuando Akane, Jisei y yo comenzamos a salir con Kyojin y Akira porque Shibi y Kenshi también venían con frecuencia y a Xu-Xu le gustaba mucho Kenshi.
Y este año ha vuelto Sumire y... madre mía la de cosas que han pasado este año... y aún no ha terminado... si me lo llegan a decir no me lo creo...
El timbre de la casa sonó y Ryuko miró su reloj automáticamente.
- Madre mía que tarde que es ya – exclamó levantándose y fue corriendo a abrir la puerta, encontrando allí a Kyojin - Lo siento Kyo, no me he dado cuenta de lo tarde que era ¿Esperas un momento? No tardo nada en bajar.
- De acuerdo, de acuerdo, no te preocupes ¿Están tus padres?
- No, por eso es mejor que esperes fuera, no vaya a ser que vuelvan o alguien te vea.
- Que sí, que no te preocupes, que ya se yo como va esto, esperaré en la calle como un buen novio.
- Lo siento, ya sabes como son.
- No te preocupes.
Ryuko no tardó en reunirse a Kyojin que la esperaba en la calle.
- ¿Qué estabas haciendo? - se interesó el chico.
- Estaba haciendo un amigurumi para Akane, ya verás le va a gustar mucho y también estaba recordando como conocí a Akane y a Jisei.
- ¿Y a mí no?
- No me ha dado tiempo de recordar tanto, lo tendré que dejar para otro día.
- ¿Y cómo conociste a Akane?
- Pues puedes imaginártelo, ella vino cual príncipe lanzador de piedras a defenderme de unos bellacos.
Kyojin rompió a reír.
- ¿No me digas? No me podía imaginar tal cosa ¿Y a Jisei? ¿Le atrajeron vuestras auras o algo así?
- Pues sí, algo así pero tiene una historia de por medio más bonita ¿No te la he contado nunca?
- Creo que me acordaría.
- ¿No te he hablado de cuando Akane engañó a Kikyo diciendo que iban a jugar pero que en realidad pensaba arrancarle el pelo?
- Te juro que me acordaría de esa faceta de Akane.
- Ah, pues te la voy a contar... No, mejor cuéntame antes como os conocisteis Akira y tú.
- No hay mucho que contar, nos conocemos de toda la vida, creo que me lo presentaron a la semana de que naciera, no te puedo decir mucho más porque yo tendría unos cuatro meses, vas a tener que disculpar mi mala memoria.
- Es verdad, había olvidado que vuestros padres son amigos.
- He crecido con Akira, prácticamente todos los recuerdos de mi infancia están relacionados con él.
- Habréis compartido muchos recuerdos.
- Sitio, nos han pasado muchas cosas ¿Sabes que el primer diente de leche que se le cayó a Akira fue porque yo le di un puñetazo?
- ¿Te pegaste con Akira?
- No, que va, estábamos jugando y le di, tampoco le di tan fuerte pero el diente se le cayó y no lo encontramos, yo creo que se lo tragó.
- ¿Y Yuri?
- Pues igual. Hemos pasado mucho tiempo juntos.
- Yuri fue la primera niña que me habló cuando entré en la guardería. Es que yo no empecé hasta los cinco años, por paranoias de mi padre y como era la nueva me asusté bastante. Yuri fue la primer que vino a saludarme.
- Típico de Yuri, siempre fue una niña muy sociable - el tono de voz de Kyojin se entristeció.
- ¿Estás preocupado por ella?
- Un poco.
- Pero sabes que ingresar en ese hospital es lo mejor para ella.
- Si, pero me da miedo que no se adapte o... no se.
- ¿Cuándo va a ingresar?
- En Enero, seguramente después de las vacaciones de invierno, sus padres quieren pasar unos días toda la familia junta, para que tenga un buen recuerdo y motivarla, dicen.
- Ya... pero ya verás que pronto va a ponerse bien, seguro, ella es una chica bien inteligente y sabe lo que es mejor para ella. Venga, no te preocupes... oye, una duda ¿Akira y tú no os habéis enfadado nunca?
- ¿El uno con el otro?
- Si ¿Nunca habéis discutido?
- Oh si, vaya que si hemos discutido y por culpa de una chica ¿Quieres conocer la historia?
- Por supuesto, me encantan las historias.
- Pues verás...
Pero esa historia nosotros la conoceremos en otra ocasión.

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