sábado, 23 de agosto de 2014

139. El tonto que se complicó la vida

Akane sintió algo que explotaba en su cabeza, no sabía explicar lo que era, fue como si momentáneamente, por unas décimas de segundos se abombase. Volvió a sentirse mareada. Miró a Akira, serio, muy serio, vio como su nuez hizo un movimiento hacia arriba y hacia abajo y la observaba expectante.
No sabía que decir, es que había algo en su interior que le decía que era verdad y otro algo que no podía creerlo. Se sintió completamente abatida y además no sabía como reaccionar.
Aquello era raro y absurdo, hasta hace unos días nunca había oído hablar de ese trastorno, bueno si, había visto películas sobre personas con doble personalidad, documentales, a veces leído algo pero eso todo eran eso, películas, ficción... aunque de pronto recordó una película en concreto "Las tres caras de Eva" que decían que estaba basada en un caso real...
- Akane - oyó decir de forma triste a Akira - Mírame, Akane.
Comenzó a sentir que no podía respirar, el pecho le dolía, quería hablar pero no era capaz de decir nada, no es que no le saliese la voz es que algo se lo impedía. Miró asustada a Akira, el dolor de cabeza no la dejaba pensar con claridad, cerró los ojos.
Akira la sujetó rápidamente. Vio como se balanceaba de forma torpe y se apresuró a abrazarla. La atrajo hacia si y suavemente hizo que apoyara la cabeza en él.
Estuvieron unos momentos así, Akira sentía el cuerpo de Akane bastante rígido entre sus brazos. No sabía que hacer, ni que decir, no sabía lo que la chica pensaba y tenía miedo a su reacción, a que no le creyese y le tomase por loco, a que se enfadase... a que apareciese esa Akane amargada que se odiaba a si misma... no sabía que había hecho, quizás había metido la pata, quizás por su culpa todo se estropearía más.
Notó como poco a poco el cuerpo de Akane fue relajándose. Las manos de la chica se apoyaron en su pecho y se apartó lentamente de él.
- ¿Cómo te encuentras?
Le pareció una pregunta tonta y estúpida pero fue lo único que se le ocurrió. Ella se llevó las manos a las gafas y se las quitó.
- ¿Puedes guardármelas tu?
Ayesa... seguro que era Ayesa. Debió habérselo imaginado, Ayesa siempre acude en ayuda de Akane ¡como no iba a hacerlo en esa ocasión! Cuando se sentía bloqueada aparecía Ayesa, si se molestaba demasiado aparecía Ayesa... siempre aparecía en el momento indicado, debía haberlo supuesto.
- ¿Por qué has hecho esto, cielo?
Si, era Ayesa, esa forma de hablarle era de Ayesa.
- Porque no puedo mentir más a Akane.
- ¿Es que quieres deshacerte de mi?
- No, no es eso lo que quiero es que... que estéis bien... que dejes de tener problemas disociativos, eso no es normal, la gente normal no tiene varias personalidades, varias formas de actuar si pero no se disocian para evitar lo que no les gusta.
- ¿Me estás llamando anomalía?
- No, no, no. Esto no puede ser bueno ¿Crees que a mi no me gustaría seguir así? A lo mejor si, tu eres... tu... tu me ofreces cosas que Akane no ¿No crees que para mi sería mejor seguir así? Pero yo te quiero... quiero a Akane, yo... tengo que ayudarte ¿No me entiendes?
- ¿Por qué? - preguntó confundida - Tu mismo has dicho que así estarías mejor ¿no? ¿No obtendrías más cosas?
- Yo no quiero obtener mas cosas yo quiero que me quieras, quiero que Akane sea una chica normal, que se enfrente a todos esos malditos traumas que tiene y los supere y quiero... Ayesa, no está bien que tú sepas de su existencia pero ella de la tuya no. No es justo que una parte tuya desconozca que existes, no es justo no saber que pierdes el control de ti... no me entiendes, no se explicarme.
- El otro día no tuviste tantas quejas.
- Ayesa no se trata de ti, tu me gustas, te quiero y no quiero que desaparezcas pero... No puedes vivir así, no podéis vivir así, sois una persona, una sola persona. Akane tiene derecho a saber que tiene otra vida, no es justo que no lo sepa. Mientras erais pequeñas tú aparecías solo para jugar, Jisei, Ryuko y Shibi guardaban tu secreto y no pasaba nada pero ahora... ahora no es lo mismo, hay mucha gente implicada, haces cosas que no son fáciles de ocultar como besar a Kamui o lo que ocurrió entre nosotros.
- No me encuentro bien - replicó llevándose una mano a la cabeza - Anda, vamos discutiendo esto de camino a tu casa.
- Ayesa... no es nada en contra de ti, al contrario.
- No te preocupes muñeco, entiendo que estás enamorado de Akane y quieres ayudarla, es lo lógico.
- Pero es que no es solo eso. Dime ¿Que vas a hacer con esa otra Akane?
- ¿Qué otra Akane? ¿Te refieres a la niña pequeña que se bloquea y te da tanta impresión ver? ¿Es que no sabes ya como controlarla?
- No, me refiero a la otra, a la del otro día, a esa que ni tú recuerdas, a esa que tú no puedes controlar - Ayesa le miró intrigada - A esa que no recuerdas.
- ¿Que no recuerdo? Yo lo recuerdo todo.
- No, tú no lo recuerdas todo. Hay otra que toma el control cuando tu no te das cuentas, creo que cuando duermes; esa otra que te hace daño, a ti y a Akane, si... esa que me odia, esa que te odia porque has cedido a tus sentimientos. No, no lo niegues, sabes que existe, es esa que te hizo esa cicatriz, la cicatriz que ni tu, ni Akane recordáis como os habéis hecho. Esa que te ha hecho esto - agarró bruscamente la mano de la chica, la levantó y dobló poniendo sus dedos frente a sus ojos - ¿Los ves? ¿Ves esas pequeñas heridas? Te las hizo ella anoche.
- ¿Qué tontería estás diciendo?
- Ella os odia, a ti y a Akane y a mí. A media noche se despertó ¿te acuerdas de eso? No, claro que no te acuerdas pero yo si. Se levantó y yo la seguí, fue a la habitación de Akane, sacó un pequeño tubo de uno de los cajones, tenía agujas dentro... yo vi como se las clavaba, como las enterraba entre las uñas.
- ¿Y no hiciste nada para impedírselo?
- ¿Crees que soy tonto? La primera vez que la vi me dio un rodillazo que aún me duele y... odia Akane, ella me lo dijo, la odia y no le importa hacerla daño y yo no quiero que lo haga así que esperé, seguí los consejos de la psicóloga, me dijo que no interviniese porque no sabemos como reacciona y... enseguida se tumbó y volvió a dormirse. Entonces yo cogí a Akane en brazos y la volví a llevar a mi cuarto.
- ¿Me hago daño a mi misma?
- Y no solo eso. Esta tarde he estado revisando tu habitación.
- ¿Me has estado espiando? ¿Has invadido mi intimidad?
- Si, si lo he hecho, puedes enfadarte todo lo que quieras conmigo pero no quiero perder a Akane, haré cualquier cosa por ella, lo que sea, aunque sea invadir su intimidad ¿Y sabes lo que he encontrado?... ¿Recuerdas las amenazas de Seishiro dejó a Akane? ¿Las fotos y todo eso? Pues creo que no fue Seishiro si no esa otra Akane... La odia, os odia... se odia a si misma... ¡No se como decirlo!
- ¿Me estás diciendo que...
- Que hay otra Akane dentro de vosotras que os quiere hacer daño y eso no lo voy a permitir.
- Pero yo siempre he controlado todo.
- Menos a esa otra, a esa parte de Akane que se culpa a si misma de todo lo que le pasa, que se odia, que cree que se merece un castigo, esa que se clavó unas tijeras para hacerse daño a propósito, esa que se clava agujas porque quiere castigarse por haberme dicho que me quiere.
Ayesa no contestó. Nunca había pensado que hubiese otra personalidad, ella era ella, la que cuidaba de si misma, la que vivía lo que Akane no podía vivir, la niña que jugaba y disfrutaba de los juegos, la que se olvidaba de sus obligaciones... nunca pensó que su mente hubiese decidido disociarse nuevamente en otra, una que guardaba todo el odio... pero ahora que lo pensaba... Akane nunca podía rebelarse ante nada porque el castigo era peor, ella no se enfadaba porque disfrutaba de sus juegos ¿Quien manejaba toda la rabia que quedaba dentro, esa que nunca salía?
- Me duele la cabeza.
No volvieron a hablar nada más hasta que subieron al tren que les llevaba de vuelta a casa de Akira.
- La doctora me dijo que lo hiciera - dijo con voz débil Akira.
- ¿El qué?
- Le dije lo que había visto y me dijo que debía mirar por su habitación por si tenía cuchillas o algo... lo siento, se que estuvo mal pero... quiero a Akane y tengo que ayudarla y ella tiene que saber lo que le pasa para que la doctora pueda tratarla.
Ayesa sonrió.
- Siempre eres muy dulce, Akira, no te preocupes, te entiendo, yo te entiendo... ¿De veras te he pegado?
- Y bastante fuerte.
- Es extraño, yo protejo a Akane y otra se dedica a hacerle daño... Me siento muy mal, creo que voy a vomitar.
Mientras hablaba Ayesa había abierto la bolsa de deporte que llevaba, era viernes y Akane se llevaba su bata de trabajo para lavarla. Buscó nerviosa, estaba segura de que había alguna bolsa dentro... si, allí estaba, tenía algo en su interior, ni miró lo que era, la vació y sacó abriéndola y metiendo casi la cabeza en ella para comenzar a vomitar.
Akira la masajeó el cuello con una mano. Las arcadas que le producían los vómitos le dolían, hacían que su pecho se convulsionase y le dolía. Akira buscó con su otra mano dentro de la bolsa de Akane, había visto que tenía unos pañuelos de papel, los encontró fácilmente. Soltó el cuello de la chica para sacar uno de ellos y tenerlo listo para ofrecérselo.
- Toma - dijo cuando vio como dejaba de vomitar.
- Gracias... me encuentro fatal.
- Lo siento.
- No te preocupes, no es culpa tuya. Creo que mi cuerpo no reacciona bien ante la presión.
Akira pensó que quizás dentro de la mente de Akane sus personalidades estuviesen en ese momento luchando por ver cual dominaba. Se imaginaba a varias Akanes discutiendo entre ellas, su Akane, enfadada, enojada y confusa pero claro, como siempre queriendo ser ella la que organizase lo que fuese que había que organizar, intentando poner orden; Ayesa, que era la protectora, intentando tener ella el control de la situación; esa otra Akane llena de odio, insultándolas y deseando ser la dominante para hacerlas daño porque claro, todo era culpa de ellas y su debilidad y por último una Akane niña, asustada, sentada y balanceándose de esa forma tétrica... evidentemente necesitaba a la conciliadora que decía Takato... pero allí no había ninguna que quisiera que cooperasen o lo que fuera y por eso el cuerpo de Akane se sentía tan mal... bueno, como teoría era original.
- ¿No tienes miedo a que ahora Akane desconfíe de ti, cielo?
- Me dan miedo muchas cosas pero lo que más miedo me da es no saber como ayudarte y no intentarlo al menos. Se que todo el mundo opina que soy un flojo para todo, que me quejo continuamente cuando tengo que hacer algo pero no voy a abandonarte, no voy a abandonar a Akane. La quiero y si no hago algo para intentar ayudarla se que voy a arrepentirme siempre. Tú no te das cuenta pero haré lo que sea para que seas una persona normal.
- No creas que ser una persona normal es lo más correcto ¿Vas a dejar que me ingresen?
- No quiero que te ingresen porque quiero estar a tu lado, además no creo que haga falta.
- ¿Y vas a dejar que me mediquen? ¿Cuando pensabas avisarme de que tenía cita con una psicóloga?
- Mañana. Quería que vinieses tu a la fiesta de Yuri, se lo que te gusta divertirte.
- ¿Y crees que hubiera aceptado fácilmente?
- Claro que si. Tu has nacido para proteger a Akane y sabes que es lo mejor para ella.
Akira la miró y ella sonrió.
- Eres muy listo pero no entiendo porqué te esfuerzas tanto. Deberías preocuparte solo de ti mismo.
- Si, supongo que es lo que debería hacer pero no puedo. Se lo conté a mi padre y me obliga a comportarme como un hombre - sonrió.
- Eres un poco tonto metiéndote en estos problemas.
- Si, ya lo se, a veces yo también lo pienso, a fin de cuentas no es mi problema, debería hacer como todo el mundo y mirar hacia otro lado y pensar que de alguna forma u otra Akane lo solucionará o que simplemente pasará el tiempo, crecerá, se convertirá en una mujer madura y las circunstancias la obliguen a ayudarse... quizás encuentre a un hombre dispuesto a hacer cualquier cosa por ella y la ayude o quizás termine verdaderamente mal psicológicamente hablando... no lo se, no se porqué hago esto, porqué me meto en problemas, porqué complico mi vida, solo se que quiero que Akane esté a mi lado mucho tiempo, que quiero crecer con ella y que quiero que esté bien, que no me tenga miedo, que tu no vayas a lavarte cada vez que te toco... debería hacer caso a todo el mundo y dejar las cosas como están, dejar que tu la cuides pero... soy tonto ¿que le vamos a hacer?
Ayesa cerró los ojos se apoyó la cabeza en el asiento del tren.
- Me duele la cabeza demasiado para pensar con claridad
Akira la miró, tenía agarrada fuertemente con una mano la bolsa como si lo que allí había fuera parte de ella y no quisiese perderlo. Quizás si era cierto que él muy tonto pero le dolía pensar que no la ayudaba. En realidad pensó si no haría todo eso por él mismo, por sentirse mejor, por no sentirse culpable.
Era viernes, los viernes se suponía que Akane debía irse a la casa de sus padres que le tocase ese fin de semana pero la que este viernes le tocaba era la de su madre y allí no tenía sitio donde dormir, francamente, dormir en el comedor como había insinuado su madre no le apetecía para nada y ya que nos padres de Akira no se iban al pueblo hasta el día siguiente y no se quedarían solos en su casa, que era lo que la madre de Akira no deseaba, decidió pasar esa noche allí.
- No voy a cenar - dijo al entrar en la casa - No me apetece nada. Solo voy a lavarme los dientes y me voy a acostar.
- Me parece bien - contestó Akira - Yo recogeré la cocina.
- ¿Te importa que me meta directamente en tu cama? No tengo ganas de hacer el teatrillo que hace Akane todos los días.
- Me parece bien. Voy a traerte algo para el dolor de cabeza.
- Te lo agradezco.
Akira salió de la casa por el comedor, atravesó el jardín interior y entró en la de sus padres, estos veían la televisión tranquilamente.
- ¿Ya habéis llegado? - preguntó la madre.
- Es evidente mamá - contestó Chiharu - No creo que esto sea una proyección espacial.
- A Akane le duele mucho la cabeza ¿Puedo coger alguna pastilla?
- Pues claro - respondió el padre - Ya sabes donde están.
- Teníais que tener un botiquín en esa casa - añadió la madre.
- Papa... ven comigo un momento.
- ¿Es que no sabes coger unas pastillas? - se burló Chiharu.
Akito miró a su hijo y de inmediato supo que algo malo pasaba. Se levantó y le siguió hasta el servicio.
- ¿Que ha pasado?
- Es que... no se, actué sin pensar mucho y le dije a Akane que ella era Ayesa. Es que llamaron de la consulta de la doctora y le hablaron de Ayesa y creo que ya estaba empezando a sospechar algo y yo...
- Está bien, está bien, cálmate.
- Es que se ha puesto muy nerviosa y creo que he metido la pata.
- No te preocupes, era algo a lo que tendría que enfrentarse tarde o temprano - sacó el botiquín, lo abrió y comenzó a rebuscar en él - Toma, si se pone muy nerviosa dale una de estas, pero solo si se pone muy nerviosa ¿Quieres que vaya a verla?
- No, si... es Ayesa y no parece nerviosa.
- Mejor, pero llámame si pasa algo ¿De acuerdo? - puso la mano en la nuca de su hijo y le movió levemente la cabeza - Estoy orgulloso de ti.
- Pues menos mal porque me siento más bien ridículo.
- ¡Eh! De eso nada, te estás comportando como un Shikamoto debe hacerlo. Venga, ve y cuídala. Mañana hablaré con ella y le explicaré todo de forma que lo entenderá.
La noche empezó con cierta normalidad. Akira le había dado la pastilla para el dolor de cabeza y en cuanto se metió en la cama a su lado Ayesa se abrazó a él y se quedó dormida casi de inmediato. Akira tardó un poco más, la idea de que había actuado demasiado impulsivamente no se le iba de la cabeza pero por fin se durmió.
Pero no duró mucho la normalidad. Fue una noche muy agitada. Akane se despertó temblando de pies a cabeza, cubierta por un sudor frío y quejándose de no poder respirar y de un dolor muy fuerte en el pecho, decía que notaba como se la iba a salir el corazón y Akira no se extrañaba de tal afirmación porque la chica puso su mano en el pecho y los latidos que sintió realmente eran como golpes fuertes, rápidos e irregulares.
Se asustó, aquello no era algo muy normal. Akane intentaba ella misma relajarse pero continuaba diciendo que no podía respirar. Akira fue a avisar a su padre y este confirmó que la chica estaba en plena crisis de ansiedad y que debían llevarla al hospital cosa a la que Akane se negó. Al final el padre le dio a tomar un ansiolítico que unido a los intentos de Akane por autocontrolarse consiguió relajarla y que se durmiera aunque Akira a penas lo hizo, ya no fue capaz, lo único que hizo fue dar unas pocas cabezadas, no podía dejar de vigilarla, tenía miedo a dormirse y que de nuevo le diera esa ansiedad.
Así que la noche se le hizo muy larga y tuvo tiempo para reflexionar mucho sobre todas las cosas.
Bastante temprano sus padres fueron a despedirse. Se marchaban ya para el pueblo.
- Tienes muy mala cara ¿Te encuentras bien? - le dijo su madre tocándole la frente.
- Si mama, no tengo fiebre, no te preocupes.
- Acuérdate de dar de comer a Kumiko - le advirtió Chiharu.
- Que si, no te preocupes.
- Y no vengas muy tarde de la fiesta de Yuri - continuaba la madre - Y no bebas alcohol.
- No voy a beber alcohol, no te preocupes.
La madre le dio un golpe en el hombro.
- ¡Que me hagas caso! ¿Me escuchas? Ni chicas, ni alcohol y menos aún drogas.
- ¡No pienso drogarme!
- Ten cuidado con las chicas no vayas a hacer algo de lo que te arrepientas.
- Que no mama, que no.
- Deja al chico - intentó mediar el padre - Ya es mayor, sabe lo que hace.
- Nunca se es lo suficientemente mayor para hacer el tonto - gruñó la madre - Venga Chiharu, vamos subiendo al coche. Y no te olvides de llevar a Akane a su casa y que no sea muy tarde - volvió a decirle a su hijo - No quiero que su madre diga que mi hijo la pervierte.
- Venga, subid ya al coche, pesadas, que sois una pesadas.
Chiharu y la madre salieron de la casa y Akito se dirigió preocupado a su hijo.
- Si vuelve a darle una crisis de ansiedad quiero que llames a la psicóloga. No importa la hora que sea, ya he hablado con ella.
- ¿La has llamado?
- Por supuesto, no me voy tranquilo, me preocupa Akane.
- No pasa nada, si se pone otra vez mal llamo a la psicóloga o la llevo al hospital.
- Mejor las dos cosas. Ah, que también hhe llamado a su madre, le he dicho que anoche debió sentarse algo mal y que se ha pasado la noche devolviendo.
- ¿Y se lo ha creído?
- He hablado con su padrastro y por supuesto que se lo ha creído. Ha dicho que no hace falta que vaya, que se las pueden apañar bien sin ella porque se van a ir a no se donde, que se quede descansando.
- Vaya, se nota que no era la madre.
- Cuidala y mímala ¿De acuerdo? Sobretodo que no se sienta sola.
- Que si, no te preocupes. Además vamos a estar con todos nuestros amigos.
- No se si es conveniente que vaya a la fiesta. De cualquier forma que no beba alcohol, ni bebidas excitantes ¿de acuerdo?
...
Momoka preparaba la ropa que iba a llevar a la fiesta de Yuri y también su bikini porque en casa de Stella había una piscina y el tiempo aún era bueno y aunque no se bañase podría tomar el sol.
Había llamado a Takumi para decirle que quería ir con él. Se había enterado por la propia Stella de que había invitado a la fiesta a Deisuke, a Kanna, a Nagato y a Takumi... que rabia le daba esa Stella, se comportaba como si la fiesta fuera para ella, vale que era en su casa y ella la anfitriona pero la fiesta era para Yuri... es que no la soportaba.
Después de saber que Takumi estaba invitado le llamó y le dijo que fueran juntos, no importaba que también fuera Nowaki y sus demás compañeros, alguna vez tendría que enfrentarse a ellos, no podía estar ocultándolo siempre, además estando en la fiesta de Yuri quizás el ambiente era mas relajado... daba igual, había decidido que le gustaba Takumi y quería darle una oportunidad. Estaba cansada de ella misma, cansada de pasarse la vida soñando con un chico que no la valoraba, cansada de ser un tonta ilusa y Takumi estaba allí, ahora, no se planteaba si su relación iba a tener futuro o no, no pensaba en eso, lo único que quería pensar era en ese momento y disfrutarlo ¿que salía mal? bueno pues lloraría y se llamaría tonta o lo que fuera pero por lo menos lo habría disfrutado, por lo menos ahora lo pasaría bien. Demasiadas oportunidades había perdido ya por culpa de esperar a que Kamui se fijase en ella, podría haber salido con Nowaki, que es un chico estupendo y su mejor amigo o con Genki, tal alegre, tan entusiasta, siempre poniendo el corazón en todo lo que hace, seguro que Genki la hubiese tratado como si fuese una princesa, incluso podría haber salido con Akira o con Suo, buenos chicos también o con alguno de otras clases que se le habían insinuado... pues ahora no iba a perder la oportunidad. Puede que su relación con Takumi no empezase con buen pie pero... ahora se sentía tan bien a su lado.
Mientras pensaba todas estas cosas recordó lo animada que estaba Yuri la tarde anterior con los últimos preparativos de su fiesta, bueno, Yuri y la pelmaza de Stella también.
"...- Ya verás - decía Stella llena de entusiasmo a Yuri - Va a ser estupenda. Esta fiesta se va a recordar durante muchos meses en Kizuna.
- Pues seguro que si - gruñía Momoka al lado de su amiga - Aquí no tenemos costumbre de celebrar los cumpleaños con fiestas como los americanos.
- Si, sois un pueblo de lo más extraño, pero por eso estoy yo aquí. Tu solo preocúpate de tus invitados, de lo demás ya me ocupo yo.
- ¿Y tus padres te van a dejar hacer esa mega-fiesta? - volvía a gruñir Momoka.
- Querida, a mí mis padres no me niegan nada. Se sienten muy culpables por hacerme vivir en esta ciudad y haberme sacado de mi "ambiente", así que me compensan dándome lo que les pido.
Momoka hizo un mohín de disgusto, Yuri por el contrario estaba feliz. Iba a ser una fiesta como las que salen en las películas, en una casa lujosa, con piscina, una barbacoa y música y después... podría pasar cualquier cosa. Además que sabía que todo el mundo estaba hablando de su fiesta y de si iban a ir y la ropa que iban a ponerse... Yuri se sentía como una princesa, la protagonista del cuento y estaba tan feliz que olvidó momentáneamente la mentira que había echado y el problema en el que iba a verse metida cuando la descubriesen.
- ¿Quedan muchos por confirmarte si vienen? - interrogaba ahora Stella a Yuri.
- No, no mucha gente.
- Pues pregúntales otra vez, pero de forma amable, sutil, que vean que te preocupas por ellos y sobretodo que crean que quieres que vayan para que se lo pasen bien, porque eres una chica simpática y amable que se preocupa por todos y quiere que todos participen. Ya verás como tu popularidad va a subir como la espuma.
- Yuri ya es popular - refunfuñó entre dientes Momoka.
- Ya querida, pero ahora tendrá otra clase de popularidad, ya lo verás..."
Momoka estaba empezando a ponerse de los nervios ¿Cómo podría hacer ella para apartar a Yuri de esa snob?
...
Nowaki llegó corriendo a casa de Akira, se veía que tenía prisa, esta impaciente, no hacía nada más que moverse, se rascaba la cabeza y no sabía donde poner las manos.
Akira no abría ¿por qué no abría? Seguro que estaba durmiendo, menudo vago que era ese chico.
Volvió a llamar, esta vez pulsó dos veces en timbre y esperó unos instantes para repetir la llamada.
¿Es que no estaba en su casa?
De nuevo tocó el timbre y además dio unos golpes con los nudillos en la puerta.
- ¡Ya va! ¡Ya va! - oyó por fin la voz cansada de Akira detrás de la puerta.
- ¡Ya era hora que abrieras! - gruñó nada mas que la puerta se abrió - ¿Es que aún estabas durmiendo o qué?
- ¿Se puede saber que te pasa? - se quejó Akira.
- ¡Tienes que ayudarme!
- Ahhhhh, que pesado que eres. Anda entra.
- ¿Por qué has tardado tanto en abrir?
- Porque no he había oído, estaba en la otra casa ¿Has desayunado ya?
- Si, claro que si.
- Pues yo no. Vamos a la cocina y me acompañas.
- ¿Es que tienes otra casa?
- Si. Esta es una casa doble. Y haz el favor de no gritar mucho. Tengo a una chica durmiendo en una de las habitaciones.
- ¿Quéeee? - gritó alarmado.
- Te he dicho que no grites.
- Claro, por eso tardabas tu tanto en abrir ¿Y esa chica...?
- Solo ha dormido aquí por no dormir en el sofá de su casa ¿Por qué me miras con esa estúpida sonrisa?
- No, yo no, por nada.
- Bueno venga, cuéntame a que debo tu visita a estas horas.
- Es que tu eres muy listo y además su amigo.
- Vale... ¿De qué hablamos?
- De Yuri.
- Ah, vaya, es eso ¿Qué te pasa ahora?
- Es que es su cumpleaños.
- ¿Si? No me había enterado.
- ¿No? ¡Pues si no se ha hablado de otra cosa en varios días en el instituto!
- Pero que rollo... era un sarcasmo Nowaki, un sarcasmo.
- ¡Ah ya!... Ya me había dado cuenta.
- ¿Y que te pasa? - preguntó en todo aburrido.
- Que no se que regalarle y como es tu amigo pues pensé que tu sabrías lo que le gusta.
Akira le miró durante unos segundos con su habitual cara de aburrimiento, luego bostezó.
- Regálale flores.
- ¿Flores? - gritó Nowaki.
- Pero que no grites ¿Por qué gritas tanto siempre?
- ¿Cómo le voy a regalar flores? ¿Estas tomándome el pelo?
- Pues comprando un ramo, también puedes cogerlas tu si te apetece pero tal y como es Yuri es mejor que las compres.
- ¡Pero ella vive en una floristería!
- ¿Y?
- ¿Cómo le voy a regalar flores?
- A las chicas les gustan esos detalles, dejando a parte sus circunstancias personales les gustan las flores.
- ¿Pero flores?
- A ver Nowaki, mira que eres aburrido... no puedes regalarle bombones, no le gustarán, recuerda que está en guerra contra el azúcar, tampoco tienes dinero para comprarle un anillo o una pulsera de las que le gustan a ella.
- ¿Y tu que sabes?
- Yo la conozco. A Yuri, como a cualquier chica, se la conquista más por los detalles. Tampoco le gustan los peluches o los muñequitos graciosos, ni los perfumes, dice que son algo personal y lo considera de mal gusto o algo así pero si le gustan las flores.
- ¿Pero flores?
- Precisamente porque sus padres tienen una floristería nunca nadie le ha regalado flores.
Akira le guiñó un ojo y empezó a tomar su desayuno. Nowaki se quedó pensando unos segundos y luego abrió mucho los ojos.
- ¡Pero que listo eres Akira, vaya que si!
- No es para tanto.
Akira apoyó un codo en la mesa y la cabeza en su mano, sentía que si no lo hacía la cabeza se la caería, sin darse cuenta cerró los ojos.
- ¡Están llamando! - gritó de pronto Nowaki - ¡Akira! Que llaman a la puerta.
- ¿Eh? - Levantó la cabeza y abrió los ojos asustado - ¿Están llamando?
Se levantó rápidamente y salió para abrir.
- Jeje - susurró Nowaki con gesto travieso - Este no ha dormido en toda la noche.
- Hola Jisei - escuchó hablar a su amigo - Pasa, pasa.
- ¿Cómo se encuentra?
- Está durmiendo. Mi padre le dio un ansiolítico y un relajante.
- Pero tu padre sabe lo que hace ¿verdad?
- Si, no te preocupes.
- ¿Sabes la cara que tienes? Seguro que no has dormido en toda la noche. Anda, ve y acuéstate, ya me ocupo yo de todo.
- No, mejor no lo hago.
- Que te digo que te acuestes y duermas un poco ¿Cómo piensas ayudarla si te estás cayendo de sueño? Además van a venir Ryuko y Kyojin y si pasase algo, que no se que iba a pasar, te despertamos.
- Es que Nowaki está en la cocina.
- ¡Si! - gritó el chico - ¡Estoy aquí! Hola Jisei.
- ¿Nowaki? - dijo asomándose a la cocina - ¿Que haces tu por aquí?
- ¿Enterarme de lo que no debo? ¿Quien está durmiendo, Akira? ¿Es Akane? ¿Le pasa algo? Por eso has ido varias veces a la consulta de mi madre ¿A que si? ¿Y por qué no me lo has dicho?
- Son... cosas de Akane.
- Ya y yo no soy tu amigo ¿verdad que no?
...
Xu-Xu salía de casa de Sumire. Ambas estaban de lo más nerviosas con vistas a la fiesta de Yuri porque esta había invitado a todo el mundo, todo el mundo incluía a Suo y todo el mundo podía invitar a su vez a alguien y eso quería decir que Suo también podía invitar a alguien ¿Y a quien le propuso ir? A Misaki.
Aquello era de lo mas emocionante, eso quería decir que iban a ir como pareja... bueno no, cierto que no, no eran pareja aún, no iban a ir como pareja pero daba igual, en la mente de Sumire era como si lo fueran.
Misaki era el que estaba más nervioso porque se iba a presentar en público con Suo y no iban a actuar de ninguna forma que pusiese a Suo en un aprieto pero ¿y si metía la pata? Es que él siempre tenía la impresión de que, por más que intentaba disimular y actuar de forma natural, todo el mundo se daba cuenta de sus inclinaciones y eso que no era de los que se le notaba la pluma.
Xu-Xu había ido a casa de su amiga para ayudarla a elegir lo mas "apropiado" para su hermano. El chico las miró con paciencia y sonrió ante todas su sugerencias pero se lo advirtió "no quería ningún look que le hiciera parecer claramente homosexual pero tampoco quería dar la impresión de un espécimen de macho recalcitrante". Al final Xu-Xu estaba de lo más satisfecha con el trabajo realizado, Misaki se iba a ver bien guapo y podía estar tranquilo que no se le vería femenino.
De vuelta a su casa iba repasando mentalmente las posibles parejas para Hizashi, es que aún no había encontrado ninguna bueno y ya no la encontraría... jo, que rabia le daba. Esperaba que en la fiesta hubiera chicas, bueno al menos le había convencido para ir que ya era suficiente. Ya veríamos que pasaba en la fiesta.
Precisamente iba pensando en Hizashi cuando vio salir de una tienda a Karura. No lo pensó, se acercó corriendo hacia ella.
- Hola Karura ¿Qué haces por aquí?
- He venido a comprar.
- Ah claro, que pregunta más tonta la mía.
La verdad es que a Xu-Xu le caía muy bien Karura y estaba convencida de que ella y Hizashi eran una pareja perfecta.
- ¿Vas a ir a la fiesta de Yuri?
- Pues no, no voy a ir.
- ¿Y por qué no?
- Es que no somos tan amigas y no me voy a sentir muy cómoda.
- No digas eso, Yuri a veces actúa de una forma tonta pero es muy buena amiga.
- Si, si ya lo se. De todas formas le he dicho a Karasu que me voy a quedar con Aiko, la niña de Ringo ¿te acuerdas de Ringo, no? Es que Karasu quiere llevarla a la fiesta pero claro, con la niña no puede.
- Ah, entiendo. De todas formas que pena que no vengas.
- No pasa nada.
- ¿Sabes que yo también soy tu amiga?
- Claro que lo se ¿Por qué lo dices?
- Por si necesitas alguien para hablar, que no te olvides de mi.

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