sábado, 23 de agosto de 2014

138. Un descubrimiento inquietante

Era viernes, se acercaba el día de la fiesta del cumpleaños de Yuri aquellos habían sido días de lo más tensos para la familia Hanakiri.
La noticia de la pérdida de peso de su hija, aún evidente, cayó como un jarro de agua helada sobre los padres, quizás porque no quería ver la realidad, quizás porque les asustaba, porque ya habían pasado por eso y no podía ser que su hija, su preciosa e inteligente niña, quizás porque les daba pánico, sobretodo a la madre. Juushiro se dejaba engañar solo por no ver a su mujer en el estado en que se encontraba ahora, llorando desconsoladamente, con los nervios a flor de piel y preguntándose que es lo que había hecho mal para que su pequeña actuase así.
Si hubiera podido dar algo a cambio de no ver a su mujer en ese estado, Juushiro lo hubiera dando sin dudarlo.
Pero lo que estaba más que claro es que tenía que ponerse a actuar cuanto antes, dejar de lamentarse y hacer algo al respecto.
Juushiro se sentía frustrado como padre, sentía que había fallado precisamente a una de las personas que más le importaban pero no valía la pena lamentarse así que le dijo a su mujer que no le dijese nada a Yuri, que no le contase que sabían lo de su anorexia porque estaba claro que iba a mentir, a inventarse cualquier otra cosa y vete tu a saber si a meter en problemas a más gente.
El plan era decirle precisamente lo que ella esperaba oír: que había bajado sus notas, que los profesores la notaban distraída en clase, que no prestaba atención... lo que quería es que ella se confiase esperando que al hacerlo, esa confianza le hiciera bajar la guardia, relajarla y que no estuviese tan pendiente de inventar mentiras, que no lo tuviese todo tan calculado.
Ese año a Yuri le había dado por celebrar su cumpleaños por todo lo alto, circunstancia que aprovechó su padre perfectamente. Le dio permiso, no era habitual celebrar los cumpleaños con fiestas, no era su costumbre pero Yuri le dijo que una amiga suya, una nueva amiga suya americana vivía en una casa con piscina y que podría celebrarlo allí. Juushiro se lo puso un poco difícil para que no sospechara pero terminó cediendo al capricho de la niña.
La madre no estaba para nada de acuerdo con esa decisión pero cuando oyó a Juushiro decirle a su hija que el lunes debería acompañarlos a la psicóloga, que lo habían recomendado los profesores para ver si la ayudaban en ese "déficit de atención", se sorprendió gratamente al ver de qué forma tan fácil Yuri accedía.
Si Yuri mentía a sus padres, ellos no serían del todo sinceros con ella, la confianza es algo que uno debe ganarse día a día.
...
Al día siguiente, Yuri esperó a Kyojin y a Akira a las puertas del instituto nerviosa e impaciente.
- Akira tengo que hablar contigo - le dijo nada más verle.
- Buenos días Yuri - dijo este con desgana - Yo también estoy bien, gracias.
- Si vale, buenos días. Tengo que hablar contigo.
- Bueno yo os dejo - habló Kyojin - Voy a ver si veo venir a Ryuko.
- ¿Que te pasa ahora? - pareció quejarse Akira a Yuri.
- Es que he hecho algo muy feo - le respondió casi llorando - Es horrible, horrible.
- ¿Has matado a un gatito?
- No te rías que va en serio. Me vas a odiar y Kyojin aún mas pero... no lo hice por hacer daño, te lo juro, Akira, te lo juro, yo no haría daño a Kyojin.
- Bueno tranquilízate - se comenzó a preocupar - ¿Qué es lo que has hecho?
- Es que Akemi, que ya sabes, es del equipo de orientación, ha llamado a mis padres y les dijo que vinieran a hablar con ella.
- ¿Y que tiene eso que ver con Kyojin?
- Que les ha dicho a mis padres que mis notas han bajado.
- Y es cierto.
- Ya lo se, pero piensan que es por culpa de un chico y... les he dicho que estoy saliendo con Kyojin... lo siento, lo siento mucho. Akira deja de mirarme así y dime algo.
- ¿Y que quieres que te diga si ya lo has dicho tu todo?
- Yo no quería involucrar a Kyojin.
- Vaya, pues menos mal, es un alivio saber eso.
- ¿Qué hago Akira?
- Pues decirles a tus padres la verdad.
- ¡No puedo decirles la verdad!
- Pues no se la digas, ya se enterarán cuando tu madre se encuentre con la de Kyo y esta le diga que tiene una novia llamada Ryuko.
- Pero...
- Al menos cuéntale a Kyojin en el lío en el que le has metido.
- ¿Pero como voy a decirle eso? ¡Me va a odiar!
- Más te va a odiar como no se lo digas y lo descubra por... tu padre, por ejemplo.
- ¿Crees que se lo va a decir?
- ¿Tú que crees?
- Pero me da mucha vergüenza.
- Vamos a ver Yuri - habló con paciencia - ¿Vergüenza de qué? Es Kyojin, ya la conoces, es nuestro amigo, no se va a enfadar si se lo explicas. Dile que te pusiste nerviosa y hablaste sin pensar y prométele que hablarás con tus padres y lo aclararás.
- Akira tengo mucho miedo.
- Pues tú dirás pero es la única solución.
- Puedo decirle a Kyojin que me cubra en la mentira.
- Yuri... si haces eso vas a meterte en un lío. Harás una mentira que cada vez será más grande, como una patata caliente y cuando te estalle en la cara será mucho peor. Piénsalo, aún estás a tiempo de arreglarlo.
Akira se marchó dejándola sola. Quizás tenía razón y debía decir la verdad o al menos disculparse ante Kyojin. Se limpió unas lágrimas que habían salido de sus ojos, se compuso la falda y entró en el instituto.
De camino a su clase Akira pensaba que en realidad su vida no podía ser más complicada, si no tenía bastante ya con su hermana, su madre, Akane, Ayesa y sus problemas, ahora venía Yuri también a poner un poco más de complicación. De verdad que esperaba que esa chica entrase en razón y aclarase todo ese tema porque iba a meter a Kyojin en un problema que desde luego no se merecía.
...
Convencer a Hizashi para que fuera al cumpleaños de Yuri era una tarea más difícil que lo que a priori creía Stella.
- Pero vamos, Yuri es tu amiga ¿No vas a ir al cumpleaños de tu amiga?
- Nunca he ido a su cumpleaños.
- ¿Nunca?
- Nunca.
- Pues ya es hora de que vayas a uno ¿No crees?
- ¿Por qué?
Stella le miraba confusa, mira que ese chico era difícil de entender... ¡pero era tan mono! Tenía que convencerle de alguna forma de que fuera a la fiesta.
- Van a ir todos sus amigos, no puedes faltar tú.
- No creo que fuera a notar mi ausencia.
Xu-Xu les miraba curiosa. Es que no podía evitarlo, era de lo más curioso que una de las Barbie estuviera ahí, pidiéndole a Hizashi que fuera a la fiesta de cumpleaños de Yuri... se notaba que esa chica no conocía a Hizashi y su forma tan estricta de actuar. Dudó unos segundos se acercarse o no, no quería resultar una cotilla o una metomentodo pero es que Hizashi era su amigo y era muy buena persona, así que, decidió no pensarlo más y acercarse a ellos.
- Hizashi vendrá conmigo a la fiesta de Yuri - dijo muy decidida al aproximarse.
Hizashi y Stella la miraron curiosos.
- ¿Tu vas a ir a la fiesta de Yuri? - inquirió Hizashi.
- Por supuesto. Es mi amiga, tengo que acompañarla en su cumpleaños.
- ¿A pesar de lo que ha pasado? ¿A pesar de lo de Kenshi?
- Es mi amiga, Hizashi y yo no soy de las que se alejan de sus amigas por un chico.
- Pues últimamente no parecéis muy amigas.
- Puede pero sigue siendo mi amiga.
- Perdonad - interrumpió Stella - Si, muy interesante pero yo lo que quiero es que Hizashi venga a mi fiesta.
- Y va a ir, no te preocupes.
- Genial - sonrió Stella - Nos veremos allí, no olvides llevar tu bañador.
Antes de que Hizashi pudiese protestar Stella ya se había marchado planeando lo que podría pasar al día siguiente en la fiesta.
- ¿Por qué me haces esto? No me apetece para nada ir a esa fiesta.
- Porque eres mi amigo y no me gusta ver como te apartas de todos.
- No me aparto de nadie, simplemente...
- Simplemente huyes de Karura ¿Crees que no me he dado cuenta?
- Solo quiero que ella tenga espacio para pensar con claridad.
- Eso no implica que tú tengas que amargarte.
Hizashi miró a Xu-Xu, sonriéndole, como de costumbre, con esa maldita manía que tenía de ver siempre el lado bueno de las cosas.
- ¿Cómo hiciste tu para superar lo de Kenshi?
- ¡Eh! Lo dices como si me lo hubiesen quitado o algo y ni estábamos saliendo.
- Ya pero tu me entiendes.
- Pues lo superé como se supera todo, como hay que andar en la vida, primero dando y paso y luego otro.
- Tú pasas mucho tiempo con Genki, se te están pegando sus manías.
- Será porque Genki también es una persona estupenda. Por cierto ¿Sabes que va a invitar a Shiho a la fiesta de Yuri?
- No me extraña nada. Lo que si me extraña es que tarde tanto en arrastrarla a su vida social.
- ¿Y que te parece si tu invitas a otra persona?
- ¿No voy a ir contigo?
- No. Yo voy a decírselo a Kenshi. No te ofendas, tú eres muy guapo pero no puedo dejar que otra chica vuelva a quitármelo.
- ¿Cómo quien?
- Como la que sea, por ejemplo una de las Barbies, si han puesto el ojo en ti también pueden ponerlo en él.
- ¿Te pone celosa?
- Un poco. Al perrito hay que ponerle una correa corta, ya he tenido bastante con la rubia no quiero que nadie más me quite mi cachorro. Bueno, vamos a pensar con que chica podrías ir a la fiesta.
- No Xu-Xu, no quiero ir, menos aún con ninguna chica.
- Tú calla y déjame a mí.
...
A la salida del instituto, mientras Himeko hablaba con Karura, Kohaku se había parado en seco mirando fijamente a Momoka hablando con Takumi.
- ¿No sientes unos ojos clavados en ti? - le dijo Takumi a Momoka.
- ¿Por qué?
- Allí, tu amigo el Akasagan.
Momoka se giró y vio a Kohaku acercándose a ella con esa cara que parecía dar miedo.
- ¿Te está molestando, Momoka? - dijo secamente.
- No, que va, es que ahora somos compañeros en clase de tutoría y tenemos cosas que hacer juntos.
- Déjalo Momoka, no tienes que darle explicaciones ¿Tienes algún problema conmigo?
- Sabes que si - respondió Kohaku - Todos los problemas.
- Pues vete acostumbrando porque no voy a esconderme para que tú no me veas.
- Kohaku - se apresuró a hablar Momoka - Luego hablamos, vale, las cosas no son lo que parecen, te lo aseguro, luego hablamos.
Kohaku no dijo nada, solo miró a Momoka y después a Takumi y se marchó. Estaba bastante molesto, sabía que no tenía derecho a decirle a Momoka con quien puede o no puede hablar pero es que él no soportaba a Takumi, no podía, ni quería perdonar lo que le había hecho a Himeko y no iba a mostrarse ni amable, ni simpático con él, es más, ni quería tratarle.
...
Antes de salir a dar una vuelta con Kohaku, Himeko decidió que volvería a hablar con su madre. Reconocía que era la persona que más seguridad le daba. No es que no se fiase de Karura, si no más bien que la notaba demasiado preocupada por sus propios problemas. Tampoco es que no se fiase de Xu-Xu o Momoka pero tampoco tenía tanta confianza, ella no era una chica de las que enseguida contaba sus problemas a otras chicas, sería porque consideraba que sus dudas eran un poco tontas. A ella le gustaba hablar con su madre, era una mujer comprensiva y muy abierta a los problemas de sus hijas y lo veía todo de forma objetiva pero siempre pensando en lo mejor para ellas.
Salió de su cuarto y se dirigió hacia una de las habitaciones, la "cueva" de su madre, como ella misma solía llamarla, seguro que estaba allí.
- Ah Himeko - la interceptó Hizashi - Iba a buscarte. Tu madre quiere hablar con nosotros.
- Anda, que casualidad ¿Y que quiere?
- No lo se, ha dicho que vayamos a su "cueva".
- Seguro que ha descubierto cualquier cosa en el ordenador - comentó Himeko.
- Seguro. Últimamente le encanta.
- A veces creo que le importa ese portátil más que nosotros.
- No seas así con tu madre. Ella se aburre mucho.
- Porque quiere. Hay muchas cosas que puede hacer.
- Y ya las ha probado casi todas.
- La culpa es de mi padre por no dejarla trabajar.
- Ya sabes lo que opina tu padre de eso.
- Mi padre es a veces muy retrógrado. Mi madre es una mujer de hoy en día que quiere sentirse útil y lo único que hace es prepararnos el desayuno, luego lleva a las gemelas al colegio y ya lo tiene todo hecho.
- Hombre ella organiza la casa, bueno la verdad es que... es lo que te digo, se aburre mucho, pero por lo menos se entretiene con el ordenador.
- Necesita salir un poco más.
Llegaron hasta la habitación, la puerta estaba abierta. La madre de Himeko, una mujer menuda, morena con el pelo lacio que le rozaba los hombros y mechones rojizos, ojos azules y unas gafas de montura al aire les miró por detrás de un ordenador portátil puesto en una mesa donde además había un montón de papeles y una taza de café.
- Mirad, mirad - dijo señalando la pantalla del ordenador. Himeko la miró sin comprender que tenía que ver, lo que allí veía era una página de Facebook, una página de una señora, sería alguna nueva amiga de su madre, una de esas amigas virtuales que últimamente se hacía - ¿A que no sabes quien es?
- Pues no.
- ¿Os acordáis de que os he hablado de vuestra tía... de tu otra tía, Himeko?
- ¿Qué otra tía? ¿La madre de Hizashi?
- Ay no. La otra hermana de tu padre, esa de la que nunca habla.
- Ah si, si me acuerdo.
Ese era un tema tabú en su casa del que solo habían oído hablar a la madre de Himeko. Los padres de Hizashi y Himeko, que eran hermanos, tenían además una hermana más pequeña, la rebelde de la familia y de la que el padre de Hizashi ni hablaba ni quería oír hablar. Por lo visto cuando esta tenía 14 años se quedó embarazada y se escapó de su casa con un delincuente de poca monta que terminó abandonándola. Por aquel entonces Hizashi ya estaba casado con Nagisa, la madre de Himeko y ella recordaba muy bien todo lo que había pasado y aunque en esa casa no se hablaba nunca de esa otra hermana ella no podía olvidarla, ni comportarse como si no hubiese existido. Ella opinaba que tanto sus hijas como Hizashi tenían derecho a saber que tenían una tía y un primo así que de vez en cuando les hablaba de ella y les enseñaba fotos y también les repetía sobretodo a las niñas lo que podía pasar si no se andaban con cuidado y sobretodo si caían en la trampa de las drogas. De todas formas era un poco tonto intentar hacer como si no existiese porque Kotoko se parecía bastante a ella y siempre había alguien dispuesto a recordárselo.
De cualquier forma, por muy enfadados que estuviesen los Girei por el "deshonor" o lo que fuera no se podía negar que era parte de la familia y que sus hijas tenían un primo que no tenía culpa de nada y al que no conocían, así que siempre que podía intentaba averiguar cosas de su cuñada desaparecida y hasta en ocasiones se había puesto en contacto con ella.
Ahora existía Internet y para Nagisa eso era milagroso ya que a través de las redes sociales fue capaz de encontrar a Honoka Girei, su cuñada y por supuesto no dudó en ponerse en contacto con ella.
- ¿Es ella? - preguntó Hizashi escudriñando la pantalla - ¿Esa es mi tía?
- Si, es ella, se parece a Hizashi.
- Increíble - murmuró Himeko - Esa es mi tía desaparecida ¿Se lo has dicho a papá?
- No aún no, ya sabes como es, tengo que preparar el camino, pero lo importante es que me puse en contacto con ella.
- ¿Has hablado con ella? - se interesó Himeko.
- Si pero poco, tampoco quiere saber nada de tu padre, está bastante dolida con su actitud.
- Normal - contestó Hizashi - Vale que cometió un error pero mi tío se pasa de estricto.
- Si... esto va a ser difícil pero... ¡Mirad! Con quien si he podido ponerme en contacto y además he hablado mucho es con vuestro primo, pobrecito, se quedó de lo más sorprendido cuando supo que tenía una familia. He estado chateando con él y todo, es muy simpático... ay mi niño y tiene hasta novia y todo.
- No me extraña que se sorprendiera - comentó Himeko.
- Mirad, es este... es muy guapo, mirad, vamos a ver las fotos.
La pantalla del ordenador cambió, Hizashi y Himeko miraron curiosos la foto que mostraba, curiosidad que aumentó de pronto y ambos se acercaron a la pantalla.
- ¿Ese es nuestro primo? - interrogó Hizashi.
- Si ¿A que es muy buen mozo?
- Es... - titubeó Himeko - Pero si ese es... Nagato.
- Si, se llama Nagato - apuntó la madre - Nagato Maeno. Lleva el apellido de uno con el que su madre se casó pero luego se divorció.
- A ver tía, pasa a otra foto... Ya te digo que es Nagato, míralo, y su novia es Kanna... ¡Mira! ¡Aquí está con él!
- ¿Nagato es nuestro primo? - comentó completamente aturdida Himeko.
- ¿Es que le conocéis?
- Va al instituto, va a la clase de 3-1 - respondió Hizashi - Hemos estado al lado de nuestro primo y sin saberlo.
- ¿Y él sabe que nosotros somos sus primos?
- Pues a lo mejor no porque no he subido fotos vuestras y quizás no sabe que su madre se llamaba Girei... si es como vuestro padre seguro que ni se lo ha dicho.
- ¡Vaya! - exclamó Himeko - Pues si que es pequeño el mundo.
- El mundo, mi niña - replicó su madre - ya te darás cuenta, es un pañuelo y lleno de mocos.
...
Momoka había quedado con Takumi para ir a estudiar a la biblioteca. A ella le gustaba estudiar, bueno más que estudiar lo que le gustaba era demostrar que podía hacerlo.
Le gustaba estar con Takumi, parecía imposible que eso pudiera ser. Hace menos de un mes que pensaba que ese chico era lo más insoportable que había sobre la tierra pero ahora estaba allí con él. Era el compañero ideal para estudiar porque no era escandaloso como Nowaki, ni la interrumpía continuamente pidiéndole que le explicase algo o simplemente para decir cualquier tontería, ni era tan inaccesible como Kamui, que cada vez que estudiaban juntos perecía que le molestaba y que estaba allí por condescendencia.
Takumi era serio y concienzudo en su trabajo, hablaba poco pero aún así de vez en cuando se miraban, se sonreían y comentaban cualquier nimiedad. Momoka pudo comprobar que Takumi era muy perfeccionista y cuidaba cualquier detalle, para él un trabajo no solo tenía que estar hecho, si no que tenía que esta hecho bien.
- ¿Vas a ir a la fiesta de cumpleaños de Yuri? - le susurró a Takumi.
- No se si estoy invitado.
- Claro que lo estarás, ya lo verás.
- No se. Sabes que no somos muy amigos de tus amigos.
- Pero seguro que Yuri quiere que vaya Deisuke.
- Pues con Deisuke nunca se puede contar.
- ¿Por qué?
- Bueno, él está con sus líos.
- ¿Qué líos?
- Cosas suyas.
- Pero seguro que te invita.
- Aunque lo haga, no considero muy apropiado ir. Le caigo muy mal a tus amigos.
- Es porque no te conocen. A mi me pasaba igual, me caías mal y sin embargo ahora somos amigos.
- De todas formas no creo que sea muy apropiado.
- Pues es una pena.
- De todas formas tampoco pinto yo nada en el cumpleaños de Yuri ¿No crees?
- Si, supongo que tienes razón - dijo con algo de pena.
- ¡Eh! No te apenes. De todas formas te repito que no creo que fuera muy apropiado que fuéramos a esa fiesta.
- Siento como te habló antes Kohaku.
- Yo no. Lo entiendo y es lógico que se comporte así. Yo también desconfiaría de alguien que ha sido capaz de drogar a una chica.
- ¿Por qué lo hiciste?
- No fui yo. Participé en ello pero no fui yo.
- ¿Por qué?
- Nos dijeron que lo hiciéramos.
- ¿Quien? ¿Por qué?
- Déjalo, no merece la pena hablarlo más
La curiosidad de Momoka se había despertado ¿De qué se trataría? ¿Por qué alguien querría drogar a Himeko si sabía de sobra que no podría hacerle nada? Que extraño era todo y que... intrigante.
Al terminar de hacer los deberes recogieron y salieron a la calle. Ya se había hecho de noche y Takumi decidió acompañar a Momoka hasta la puerta de su casa.
Por el camino hablan de cualquier nimiedad, cosas sin importancia, en realidad Momoka no le está escuchando, solo le mira a los ojos y se da cuenta de que son unos ojos tristes y entonces se pregunta por qué siempre tiene esa mirada tan triste ¿Qué esconde tras esa aparente frialdad?
De pronto, sin que se haya dado cuenta de como ha pasado, siente que la está besando nuevamente.
Eso de besarse se está convirtiendo en una rutina entre ellos ¿Qué debería hacer? ¿Decirle que no lo haga más? Sería una hipocresía por su parte pero ¿Acaso no estará pensando algo de ella que no es cierto? A ver si le está dando una imagen equivocada.
¿Que es lo que piensa de ella? ¿Por qué se besan si no se gustan? Porque no se gustan, no... no se han pedido salir ni nada, entre ellos no hay... nada, solo han compartido unas tardes agradables, pero unas tardes como amigos... ¿O no?
¿Qué piensa de ella? ¿Por qué la besa? Seguro que piensa que es de esas chicas que se lía con cualquier con facilidad.
- No me gusta que hagas eso - dice sin pensar al romper el beso.
Takumi la mira intrigado.
- No parecía que no te gustase.
- Quiero decir que tu y yo no estamos saliendo ni nada, que no somos... nada y no es normal que vengas y me beses porque yo soy una chica... yo soy muy... ¡Yo no me beso con cualquiera! ¡No soy de esas chicas a las que es fácil besar!
- ¿Nunca habías besado a ningún chico?
- No, no es eso, claro que he besado a chicos pero quiero decir que yo... es que no te entiendo y tampoco quiero que pienses de mi que me beso con cualquiera así... sin motivo y...
A Momoka la pareció ver una mínima sonrisa en los labios de Takumi antes de que volviera a juntarlos con los suyos mientras con una mano le sujetaba la nuca apretándola contra él.
- Hablas demasiado.
- ¡No! ¡Esto no está bien! ¡Yo no soy una chica fácil!
- Entonces a partir de este momento estamos saliendo ¿Vale? - dijo con toda la naturalidad del mundo - Mañana te llamo para ver cuando quedamos.
Y se marchó, dejando a Momoka con la boca abierta mirando su espalda y como se iba alejando de allí.
...
El móvil de Akane se había quedado sin batería. Ese pequeño e insignificante hecho fue el detonante final de todo. Hay ocasiones en las que lo que menos pensamos puede dar un giro tremendo a nuestra realidad. Y es que los cambios grandes e importantes no empiezan de forma grande e importante, empiezan poco a poco, casi imperceptiblemente hasta que algo hace de detonante, normalmente una tontería y entonces se produce la explosión.
Akane tenía un móvil viejo, bastante viejo, lo había heredado de su hermanastra que a su vez lo había heredado de su padre. A ella le daba igual lo viejo que fuera con tal de que le sirviese para llamar y recibir llamadas. Cada vez que lo sacaba sus amigos solían bromear con su "cascajo" y ella se sumaba a las bromas, era cierto que no tenía ninguna aplicación ni nada pero al menos era divertido.
El viernes Akane se quedó sin batería y Akira le dejó el suyo, total, él siempre aseguraba que nadie iba a llamarle y si lo hacían pues que les remitiese a su casa o al de Kyojin. No era la primera vez que lo hacía, la madre de Akane ya sabía que si su hija no cogía sus llamadas tenía que llamarla al de Akira.
Sonó el móvil, si ya sabía Akane que su madre hoy viernes tendría que fastidiarla, era por culpa de la fiesta de Yuri del día siguiente, no quería que fuera, le molestaba y para vengarse se entretendría poniéndola de mal humor. A Akane no le gustaba nada que la llamase al trabajo, seguro que era para cualquier estupidez porque... "no sabe ni donde tiene guardadas las cosas, si fuese una madre normal que se ocupase de sus hijos lo sabría pero claro, siempre lo ha hecho todo la tonta de Akane ahora está más que perdida" gruñía mientras sacaba el móvil.
- Si, dime - dijo mecánicamente sin mirar quien era la persona que llamaba.
¿Perdón? - escuchó una voz femenina - ¿Es el teléfono de Akira Shikamoto?
- Si, si - contestó rápidamente - Es que él no está en estos momentos-
¿Quien le llamaría a esas horas? ¿Una chica? Uy, uy, uy, que sospechoso.
Es que llamo de la consulta de la doctora Sonomi Namikaze.
¿La madre de Nowaki? ¿La psicóloga? ¿Es que Akira iba al psicólogo? Eso explicaría que estuviese leyendo ese libro sobre trastornos de personalidad... o no, porque ¿uno suele leer sobre sus propios trastornos? pero Akira no parecía tener nada de eso ¿le pasaría algo a alguien de su familia? ¿y entonces porqué le iban a llamar a él?
Akane abrió los ojos sorprendida mientras notaba como le temblaban las manos y una inquietud comenzaba a invadirla.
- Perdón ¿Me oye bien? -insistía la voz femenina
- Si, si, dígame.
¿Podría decirme a que hora puedo volver a llamarle?
- Pues dentro de una hora más o menos.
¿Y puede usted dejarle una nota?
- Si claro, dígame lo que sea que yo se lo digo a él.
Verá es que tenemos que cambiar la cita que había pedido para Ayesa Kumoyuki.
- ¿Ayesa?
Si y es que nos es imposible atenderla el lunes, tenemos que cambiar la cita para el miércoles.
- O sea, para que yo me entere bien. Tengo que decirle que la cita de Ayesa la cambian del lunes al miércoles.
Si, eso es, a la misma hora.
Akane se había quedado paralizada, si tuviera que explicar lo que sentía en ese momento le habría sido imposible. Se mareaba, todo comenzaba a girar a su alrededor y cada vez más deprisa, se agarró con fuerza a una silla que tenía al lado.
¿Señorita? ¿Me oye?
- Si... es que se había cortado. De acuerdo, le diré el cambio de cita y si acaso le viene mal pues que llame él.
Algo le contestaron, sabía que había oído que la contestaban pero no escuchó nada, se despidió de forma automática y apagó el móvil.
Pasó el tiempo que quedaba en el trabajo mareada y los ojos parecían empeñados en cerrársele, como si de pronto un sueño inesperado se apoderase de ella, como si algo la obligase, pero no, no sabía lo que le pasaba pero ella iba a aguantar.
Nunca se le había hecho tan larga la jornada. Cuando por fin dio la hora de salir corrió a pesar del mareo y el dolor de cabeza que se le había formado a buscar a Akira para encontrarle como siempre, sonriendo al verla como cada día.
- ¿Qué tal todo, calabacita?
- Bastante mal.
- ¿Y eso?
- ¿Quien es Ayesa?
La sonrisa se apagó de la cara de Akira que se puso firme y la miró gravemente.
- ¿Qué sabes tu de Ayesa?
- Te han llamado de la clínica de la madre de Nowaki - dijo devolviéndole el móvil - Te han cambiado la cita del lunes al miércoles ¿Quien es Ayesa?
Akira respiró profundamente, ya sabía él que algún tendría que enfrentarse a eso. Se acabó, no iba ni a molestarse en intentar mentir.
- ¿Quien es Ayesa? - repitió Akane muy seria - ¿Por qué vas con ella al psicólogo?
- Tú eres Ayesa.

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