sábado, 23 de octubre de 2010

44. Déjame curar tu corazón

Después de volverse a poner su vestido rosa y sentirse de nuevo un pastel, Akane y los demás dejaron la casa de Akira. Habían quedado en el parque con los demás habituales de su grupo.
Shibi, Jisei, Sumire, Xu-Xu, Kenshi y Karasu ya estaban allí. En seguida que Ryuko vio a Jisei se acercó muy apurada y Jisei entendió que quería decirle algo urgente. Mientras todos comentaban que Xu-Xu había estado comiendo en casa de Karasu, Ryuko apartó un poco a Jisei de los demás.
- ¿Que te ha pasado? - le preguntó en voz baja y preocupada Jisei-
- Akane se ha bloqueado, ha empezado otra vez a balancearse y a murmurar que era culpa suya, Jisei... casi, casi...
- ¿Y que ha pasado?
- He empujado a Akira tirándole encima de ella y vaya, ha reaccionado.
- Menos mal pero ¿se han dado cuenta?
- Se quedaron muy extrañados, menos mal que cuando Akira se cayó encima de Akane se distrajeron y se olvidaron.
- Vale, tú no te pongas nerviosa tampoco, seguro que es por lo que pasó ayer, habrá hablado con su padre y lo mismo le han dicho que era su responsabilidad o alguna tontería así, ya verás que no va a ser nada.
- ¡Eh, vosotras! - habló en voz alta Kenshi - ¿Que secretitos os traéis?
También Xu-Xu se acercó a Akira-
- Karura no lo está - susurró a su lado, Akira la miró interrogante - Se ha hecho una prueba y no - sonrió.
Akira también sonrió, menos mal, ese asunto también le tenía algo preocupado.
Suo llegó minutos después con una caja en la mano.
- Os he traído algo - dijo abriéndola - Son para las chicas, he leído que estos detalles os gustan.
- ¡Helados! - exclamó emocionada Sumire.
En la caja había seis conos e helado, tres de chocolate y tres de vainilla.
- Pero sobra uno - advirtió.
- No, no sobra - dijo Akane casi lanzándose hacia la caja.
Pero Kyojin fue más rápido y acaparó uno de ellos. Aún así, Akane cogió uno de chocolate.
- Suelta eso - le dijo Akira.
- ¿Ha tomado antes? - preguntó Shibi.
- Mucho... créeme... mucho - respondió Akira con cara de circunstancias.
- Vale... te ayudo.
Mientras los demás se repartían el resto de los helados y Karasu protestaba porque no le hacía gracia que Suo tuviera esos detalles, Shibi y Akira trataban de arrebatar el helado de Akane.
- ¡Ah! - gritaba la chica - ¡Pervertidos! ¡Que alguien me defienda!
- Dame ese helado - decía Shibi.
- ¿No ves que es por tu bien? - recalcaba Akira.
Shibi consiguió enganchar a Akane por la cintura desde detrás, la apretó contra él y la alzó un poco del suelo, de esa manera las piernas de Akane quedaban dando patadas en el aire.
- Eres una potra salvaje - protestaba Akira mientras intentaba acercarse a ella esquivando sus piernas - Estate quieta. Si levantas tanto las piernas te veré las braguitas.
Akane paró confundida. Akira aprovechó para acercarse y casi había cogido su muñeca cuando un terrible dolor le hizo doblarse hacia delante. Una de las piernas de Akane había impactado de manera violenta en la entrepierna del chico.
- ¡Dios, que dolor! - exclamó Kenshi.
- Para mí que lo ha matado - comentó Jisei.
- ¡Madre mía! Aki ¿Estás bien? - se interesó Kyojin.
Doblado de dolor y sin saber en que posición ponerse, Akira se movía continuamente; con ver su cara se entendía perfectamente su situación. Tal era el gesto de dolor que el resto de los chicos casi lo sentían.
- Eso tiene que haber dolido de narices - comentó Karasu.
- ¡Ja! - exclamaba triunfante Akane cuando Shibi la soltó - No se juego con el chocolate de una chica.
- Pero Akane, no seas insensible - decía Xu-Xu.
- ¿Duele? - Sumire se acercó a Akira, que no sabía donde poner sus manos - Pero Akane, que bruta eres.
- Ala chaval - rió Karasu - Vas a estar inactivo por algún tiempo.
- Jo - gruñó Akane - Pues no será para tanto.
- Tu no sabes lo que duele - añadió Kenshi.
- Vamos a ver Akane - Sumire se colocó en jarras delante de ella - ¿Como piensas que luego va a complacerte si le haces estas cosas?
- ¿Qué? - Akane la miró muy perpleja.
- Ahora tienes que darle un masaje - continuó Sumire.
- ¡Sumire! - gritó Xu-Xu - ¡No digas tonterías!
- ¿Te duele mucho? - Akane se acercó a su compañero lesionado.
- Ale... alejadla... de.. mi - tartamudeaba Akira.
- A ver quien tiene huevos de quitarle el helado ahora - comentó irónico Kenshi.
- No, por mí que se lo coma enterito - repuso Karasu.
Todavía tardó un rato Akira en recobrar la compostura. Se sentó en un banco.
- Eso es el castigo de Dios - dijo Akane.
- Si, la patada divina - rió Xu-Xu.
- No, es el castigo por lo malo que ha sido - continuó Akane - ¿Ves? Dios te ha castigado por no haber querido darme antes chocolate. Suo si que es bueno y sabe tratar a una chica.
- Para ti cualquiera que te de helado sabe tratar a un chica, eres un desastre - comentó Ryuko.
- ¡Eh! - Shibi se interpuso entre Akane y Suo al ver que Akane se acercaba al chico - No seas tan agradecida, que ya te conozco yo a ti.
- Mira el otro seco también - se quejó Akane.
- ¡Pero mira como te estas poniendo! - habló de improviso Karasu acercándose a Sumire - Se te está derritiendo todo el helado.
- ¡Ah! ¡Es cierto! Toma, sujétamelo mientras me limpio un poco las manos.
Karasu cogió el cono de Sumire mientras esta se lavaba las manos en una fuente cercana; cuando regresó se lo devolvió pero sus dedos habían quedado también manchados de chocolate. Lo que ocurrió a continuación fue alga rápido y extraño. Antes de que nadie ni se diera cuenta, Akane comenzó a lamerle los dedos. Ni ella misma era consciente de lo que hacía, se dejó llevar por un impulso mecánico. Todos la miraban boquiabiertos mientras ella pasaba la punta de la lengua por los dedos del chico e incluso se metía una en la boca.
- Aka... Akane... - la voz de Karasu salía como un hilillo - No hagas eso, por favor.
Fue cuando Akane se dio cuenta, abrió mucho los ojos y se separó bruscamente y roja como un tomate. El resto seguía mirándola perplejo.
- Akane ¿Cuanto chocolate has comido? - preguntó por fin Jisei.
- Creo que demasiado - contestó la aludida-
- ¡Dame tu helado! - exigió Shibi, Akane se lo entregó con un gesto de pena enorme.
- Ya sabía yo que pasaría algo así - se quejó Ryuko.
- ¿Le has lamido los dedos a Karasu? - preguntaba Sumire realmente alucinada.
- ¡Que asco! - intervenía Xu-Xu - ¡A saber que habría tocado este antes!
- Lo siento Karasu - habló Akane algo apenada - Me he descontrolado, no sabía lo que hacía.
- No si... está bien... ha sido... intenso.
- ¡Karasu! - gritó Jisei amenazadora - ¡Quita esa imagen de tu mente! ¡Ya!
- Esto - comentó Kenshi - A mi también me gusta lamerme los dedos... los perros lo hacer.
- ¡Pero Akane no es un perro! - gruñó Jisei.
- Interesante reacción - reflexionaba Suo.
- Es que Akane se descontrola con el chocolate - le explicó Ryuko - La pierde... y pierde el control.
- Muy interesante - repitió Karasu.
- ¡Karasu! - volvió a gritar Jisei.
- ¡Que cosas! ¿Y no sabes porqué lo haces? - preguntó curiosa Sumire.
- Pierdo un poco la noción de lo que hago, es que el chocolate me vuelve loca.
- Si... un poco - murmuró Jisei.
- Entonces - Sumire abrió los ojos entusiasmada - Si, por ejemplo, Akira tuviese chocolate en los labios ¿se los lamerías igual?
Akira la miró frunciendo el ceño.
- Pu... pues... no creo que llegue a tanto.
- Habría que probarlo - musitó Kenshi.
- Muy interesante - repetía Suo que no salía de su asombro ante aquella curiosa reacción.
- Si alguien está pensando en ponerme chocolate para ver que pasa - advirtió Akira - os digo desde ya que no va a funcionar.
- No hace falta que seas tu, yo me ofrezco voluntario - sonrió Karasu.
- ¡Ka-ra-su! - la voz de Jisei sonaba mas amenazante que nunca.
- Vale, vale, no he dicho nada.
Akane se sentó en el banco al lado de Akira.
- ¡Que vergüenza! - comentaba en voz baja.
- ¿Has visto lo que te pasa? - dijo Akira - Si es que nunca me haces caso, cabezota. Primero casi consigues que no existan los pequeño Shikamoto y después llevas a Karasu al estado de zombi.
- ¿Yo? - intervino Karasu - Yo no la he atacado, no he hecho nada, podía haberme avanlazado sobre ella pero no lo he hecho, he controlado mis impulsos de macho primitivo... y lo he pasado muy mal.
Shibi se colocó detrás del banco, puso las manos en la cara de Akane y la giró hacia arriba, luego se inclinó hasta quedar la suya enfrente aunque de manera contraria.
- Primero Akira y luego Karasu, has sido una niña muy mala ¿Cómo lo vas a compensar?
- No se... ¿un refresco?
- Yo, con que se mantenga lejos de mi tengo bastante - aseguró Akira.
- Pues vaya - se quejó Kenshi - Yo había tenido una gran idea para compensarte precisamente a ti.
- Mejor no la digas, cachorro loco - advirtió Shibi.
- Jo, pues yo también - se quejó igualmente Sumire.
- ¿Por qué me daréis miedo? - habló Xu-Xu viendo que Kenshi y Sumire se miraban sonriendo como quien tiene una idea secreta y perversa.
- Tengo una curiosidad - interrumpió Suo - ¿Por qué te pasa eso?
- El chocolate tiene una sustancia, las endofirnas, son pequeñas proteínas, las llaman las hormonas de la felicidad, te hacen sentir bien, no se si te has dado cuenta pero cuando estás triste o deprimido y tomas chocolate te hace sentir mejor.
- Es típico en las películas que cuando una chica deja a su novio tome helado de chocolate - aclaró Jisei.
- Pero es que además yo soy una chocomaníaca y no creas que soy la única en el mundo, digamos que a mi el chocolate me produce una especie de... alergia, una dicción enorme, cada vez quiero más, mi cuerpo pide esa sustancia que a su vez me hace sentir bien, me pongo como una moto... todo mezclado hace que pierda el control.
- Sería capaz de vender a su madre por un poco de chocolate - recalcó Ryuko.
- Pero vamos, suelo controlarme.
- ¡Ah, si! - comentó Akira - Suele controlarse... si
- Bueno si, me altero un poco.
- Un poco - continuó Shibi - Solo te tiras a por más chocolate, aunque esté en los dedos de una persona.
- Eso ha sido... un lapsus... nunca hago esas cosas y me he dado cuenta.
- Claro, suerte que no estaba a solas con él - ironizó Akira.
- ¡Eh! - interrumpió Karasu - Que tampoco estoy tan salido, vale si,.estoy salido, pero nunca me aprovecharía de una amiga, sería como emborracharla... seria muy... rastrero. Si fuese una desconocida... a lo mejor, pero con una compañera a la que tengo que ver todos los días, no. Además, no te ofendas Akane, tú estás muy buena pero tengo otras preferencias en mente.
- Bueno, bueno, Karasu ofendido - rió Jisei - Esto es nuevo.
- Que no - habló Akane - Que yo me controlo, se me va la pinza un poco pero... vale, le he chupado los dedos a Karasu, tampoco es para tanto, además yo creo que me he dejado llevar porque estabais vosotros y sabía que me pararíais, seguro, si hubiéramos estado a solas no hubiera pasado.
Akira bostezó y se estiró.
- Puede que tengas razón, pero reconoce que te alteras mucho.
- Vale si, lo reconozco, pero se controlarme, de veras ¿veis? ya estoy mas tranquila.
- ¿Y hace mucho que te sucede? - se interesó Suo.
- De toda la vida - respondió Ryuko - yo la recuerdo de pequeña, cuando tomaba chocolate solía subirse a los árboles y tirar piedras a los niños.
- ¿Tirabas piedras a los niños? - preguntó extrañado Kyojin.
- Eso es otro tema.
- ¿Sabéis lo mas curioso? - dijo de pronto Jisei - Que las endofirnas se activan en nuestro cuerpo no solo al tomar chocolate u otras sustancias... no, también al hacer deporte o... tener sexo. Chocolate y sexo pueden ser una mezcla explosiva en Akane.
Todos la miraron sonriendo, luego hubo quien dirigió su mirada a Akira, que arqueó las cejas.
- Por eso - habló Ryuko - Yo se lo que va a pasar y dentro de poco. Me refiero a tu futuro, Akane.
- ¿Ya estamos otra vez con mi futuro?
- Se casará con Akira, eso ya está más que sabido - dijo Sumire - Ya casi son novios formales.
- Con Kamui - replicó Jisei.
- ¿Te vas a casar con Akira? - Kenshi se acercó a ella.
- ¿O con Kamui? - también se acercó Karasu - ¿Que nos estás ocultando?
- Se va a casar con Shibi y punto - se escuchó a Ryuko - Veréis, si yo lo se todo. Dentro de unos meses, un año, no mucho mas, un día de calor, de mucho calor, Akira va a invitar a Akane a comer a su casa, no se porqué, eso ya se verá y sus padres no estarán. Akira, a sus 18 años va a estar más salido que el pico de una mesa y ese día en particular no va a parar de mirarle el trasero a Akane imaginando cosas raras, así que, cuando estén en su casa, le va a ofrecer helado... un gran helado de chocolate, Akane no se va a negar, por supuesto y entre el calor, las hormonas de Akira y la sustancia esa del chocolate, terminarán teniendo una tarde de sexo y desenfreno. En un arrebato, Akira le dirá que la ama y Akane se enfadará con él porque pensará que se está burlando y se marchará muy enfadada. Se encontrará con Shibi, no me preguntéis porqué, simplemente porque Shibi siempre está en todas partes y llorará y él la consolará. Semanas después descubrirá que está embarazada, Shibi se portará como todos esperamos de él y le pedirá a Akane que se casen... tendrán 10 o 12 Kamizuru, pero Akane, querida, siempre te quedará la duda si ese primer hijo vuestro, ese al que se le encrespa el pelo cada vez que llueve y demuestra un especial talento para el ajedrez, no será en realidad un Shikamoto.
Akane y Akira la miraban con la boca abierta mientras lo demás reían y comentaban la "teoría" de Ryuko.
- Las chicas tenéis ideas muy malas en vuestras cabezas - habló con voz de miedo Akira.
- ¡Tú! - Akane le dio una palmada en el hombro - ¡No pienso volver a comer en tu casa en la vida!
- Tomo nota - añadió Akira - No invitar a Akane a comer a mi casa si hace calor, no hay nadie y tengo helado.
Shibi se situó ahora delante de Akira y se inclinó hacia ella, pegando casi sus caras, sonriendo.
- O sea que te casas conmigo por despecho.
- Y por cobarde, por lo que se ve.
- Bonita forma de arruinar nuestra amistad.
- Eso díselo a la loca esa.
- Muy bonito, si, muy bonito - habló Sumire - Pero no, se va a casar con Akira, ya lo veréis.
- No, no - agregó Jisei - Con Kamui, no olvidéis que es Kamui, todas se derriten por él y sabrá conquistarla.
- Con Shibi - añadía Ryuko - Que es su amigo y siempre está cuando le necesita.
- ¡Vale! - exclamó Kyojin - Ya tenemos otro pretendiente para Akane ¿Y si hacemos una porra a ver quien gana?
- ¿Y si sorteamos que os parta la nariz? - gruñó Akane - Yo no me voy a casar con nadie... con nadie... me quedaré soltera y utilizaré a los hombres como se me antoje.

Después de la merienda en el burguer, Kamui y Nowaki estuvieron dando una vuelta. A pesar del tiempo que hacía que se conocían, eran muy pocas veces las que caminaban ellos solos, sin Momoka pegada a Kamui o cualquier otro, además nunca habían tenido oportunidad de hablar como lo habían echo esa tarde, seguramente porque a Kamui nunca le había interesado relacionarse con los demás, ni ser agradable o simpático. Nowaki se daba cuenta de que, a pesar de todo, había muchas cosas que desconocía de Kamui; entendía que, después de haberse unido a aquel grupo y todo lo que pasó, Kamui se encontrase vulnerable frente a los demás, debía ser difícil, cuando se es tan orgulloso, reconocer que te has equivocado y admitir cuanto le debes a otras personas, sobretodo para Kamui, que siempre era tan autosuficiente. Pero ahora Nowaki estaba muy contento, veía como poco a poco el caparazón de Kamui iba abriéndose, notaba que empezaba a confiar en él, que le consideraba algo más que una molestia, y quizás todo se debía al interés que Akane había despertado en él, quizás esa chica, sin quererlo, estaba consiguiendo que el frío Kaguya comenzara a querer relacionarse con los demás.
Nowaki hablaba prácticamente solo, Kamui se limitaba a, e ver en cuando, decir algún monosílabo o sonreír débilmente. Caminando, llegaron al parque.
- ¡Anda mira! - Nowaki se paró señalando a un grupo e personas alrededor de un banco - Si son Akira y los demás ¡Eh! - gritó - ¡Kenshi! ¡Soy yo!
Kamui se sobresaltó, allí estaba ella, su pelo naranja la delataba a distancia ¿por qué se descontrolaba de esa forma?
- ¡Nowaki! ¡Kamui! - gritaba Kenshi - ¡Venid!
Allí estaban, un grupo de personas a los que apenas hace un año ni trataba, solo lo imprescindible, y ahora parecían saber más de él que Nowaki.
- Oye Kamui ¿Todos ellos saben que te gusta Kumoyuki? Es para no meter la pata.
Kamui repasó mentalmente: cuando le ijo que saldrían estaban todos menos Kenshi y Xu-Xu, pero seguramente ella lo sabría ya que eran amigas y las chicas suelen contárselo todo, además, últimamente le miraba con una extraña sonrisilla... luego cuando le pidió perdón en el aula... tampoco estaba Kenshi.
- Todos menos Kenshi, creo que él no lo sabe.
- Ah, vale ¿y por qué lo saben?
- Estaban delante cuando le dije que quería salir con ella.
Nowaki le miraba extrañado ¿realmente Kamui había hecho algo así? Estaba claro que Kamui estaba cambiando.
Mientras se acercaban no podían oír bien de lo que hablaban pero llegaron justo en el momento en el que una iracunda Akane, en pie, se quitaba un zapato y lo lanzaba contra Akira, que, sentado en un banco, lo atrapaba sin mucha dificultad.
- ¿Pero que haces? - gritó Nowaki.
- Quería abrirle la cabeza a un ciervo - respondió la chica.
- ¿Que te ha hecho? - habló de nuevo Nowaki - Es un ciervo muy mansico.
- ¿Qué que me ha hecho? Existir, eso es lo que me ha hecho. ¡Dame mi zapato!
- No quiero - repuso Akira - Ahora es mío, tu me lo has lanzado, gata salvaje.
- ¡Ciervo del demonio! ¡Devuélveme mi zapato!
- Ven a por él si te atreves - bostezó el chico.
- Yo te mato, un día te mato.
- No puedo creer el jaleo que habéis armado por una tontería - comentó Xu-Xu.
- Es él - argumentó Akane - Me pone de los nervios.
- Pero ¿que ha pasado? - repetía Nowaki.
- Nada - contestó Kenshi - Akira nos contaba cierto problema que han tenido con una cremallera y cierta parte de la anatomía de Akane.
- Cállate Kenshi o también voy a por ti - amenazó Akane.
- Tranquila si a mi tu anatomía me parece fantástica.
- Hay gente que no acepta sus defectos - habló aburrido Akira.
- ¿Defectos? - bramó Akane.
- Uy, esto se está poniendo feo - susurró Jisei.
- ¿Así que defectos?
- Muy feo - añadió susurrando también Xu-Xu.
- O sea que para ti mis pechos son defectos.
- Akira - se apresuró a hablar Kyojin - No hables, no hagas ni un comentario.
- ¡Pero que susceptible eres! - Akira movió su cuello hacia los lados - Demasiado susceptible.
- ¡Yo no puedo con él! - exclamó Akane - Me supera, me agota, acaba con mis nervios.
- Anda vez que te pongo el zapatito.
- No quiero ¡Dámelo!
- Dale ya el zapato a la chica, hombre - dijo Karasu.
- Eres muy malo, Aki - habló Sumire - No esperaba de ti que fueses un secuestra-zapatos. Ojo Akane que tiene a tu zapato e rehén, haz lo que te dice o no volverás a verlo entero... ¿Qué le vas a pedir a cambio?
- No se ¿que puedo pedirle?
- Yo que tu - agregó Karasu - que te perdone la vida.
Akane parecía echar humo por sus oídos.
- Ven aquí pesada - volvió a hablar Akira ofreciéndole el zapato - ¿No querrás que me levante?
- Ryuko, cógelo tú que yo de él no me fío.
Ryuko fue a cogerlo pero Kamui se le adelantó arrebatándoselo a Akira e la mano.
- Anda Cenicienta - dijo - Siéntate.
- Menos mal que ha venido el príncipe a salvarte ¿eh, Cenicienta? - Jisei tenía mucho tono de burla en su comentario.
Akane se sentó, Kamui también lo hizo a su lado, le levantó el pié y le puso el zapato. Sumire comenzó a dar saltitos y a aplaudir.
- ¡Que bonito! Ha sido como en el cuento, que cosa tan... principesca.
- Gracias príncipe - dijo Akane - sin ti estaría... descalza.
- ¿Por que haces esas cosas? - Nowaki casi pegó su cara a la de Akira.
- Nowaki aléjate, resultas molesto - contestó de forma seca, repentinamente parecía de muy mal humor.
Shibi, como siempre, había permanecido en silencio y sin demostrar emoción alguna. De pronto se acercó a Nowaki y le puso la mano en el hombro.
- Ven - le dijo escuetamente.
Se apartó unos metros y Nowaki le siguió intrigado. El resto les miraban curiosos pero conociendo a Shibi tampoco se extrañaban demasiado, así que continuaron con sus bromas.
- Esto, Nowaki, se que te has dado cuenta.
- ¿De qué?
- Has estado muy callado, no es propio de ti.
- Eres un tipo siniestro ¿lo sabías?.... Está bien, está bien, lo confieso, lo se, Kamui me lo ha dicho ¿es eso, no?
- Bien pues entonces escúchame y no me hagas repetírtelo: no quiero que Momoka se sienta celosa de Akane, así que más vale que no se entere, mantén esa boca cerrada.
- ¿Pero por quien me tomas?
- Por un gran bocazas. Kamui resolverá sus problemas solo, no intentes meterte. El quiere ser amigo de Akane, a partir e ahora le vas a ver mucho con nosotros, así que procura no ponerte envidioso y no liarla.
- Shibi ¿Por qué me dices eso? ¿Qué clase de amigo crees que soy? Además yo nunca haría daño a Momoka.
- Ya y yo no quiero problemas con ella. Deja a Kamui que haga las cosas a su modo. Espero que lo hayas comprendido.
Y sin más, se volvió con el grupo. Nowaki se quedó perplejo unos segundos pensando que había querido decirle.
Estuvieron gastando bromas y rieron hasta la hora de marcharse. Ya había anochecido. Jisei, Sumire y Xu-Xu fueron las primeras en marcharse, después lo hicieron Karasu y Suo, cada uno por su lado. Kyojin se ofreció a acompañar a Ryuko.
- Si quieres, yo también te acompaño - le dijo Kamui a Akane.
- Ejem - carraspeó Akira - Lo siento "Don Juan" pero a esta "Inés" la tengo que acompañar yo, es una cosa personal, pero puedes venir si quieres.
- Si a ella no le importa, claro que iré.
- Bien, iremos todos como buenos amigos - terció Shibi.
- ¿Alguien más se apunta? - se interesó Akane.
- No, no es por nada - contestó Kenshi - Pero tus amigos no parecen muy alegres. Yo me voy por aquí ¿Vienes Nowaki?
- ¿Eh? Si, si, yo voy contigo. ¡Mañana nos vemos, chicos!
- ¡Hasta mañana! - Akira se despidió con un gesto - Esto... Kaguya ¿no te queda un poco alejada tu casa?
- Quiero acompañar a Akane. Di Akane ¿te molesto?
- No... el camino es de todos, ve por donde quieras.
Caminaron en silencio. Shibi y Akira se quedaron unos pasos por detrás, de alguna forma imperceptible Kamui parecía haber acaparado a Akane. Akira sacó uno de sus cigarrillos y lo encendió. Akane miraba a Kamui intrigada, preguntándose cuanto tiempo tardaría en hablar.
- ¿Me quieres preguntar algo? - dijo al fin incómoda ante tanto silencio.
- ¿Crees que quiero preguntarte algo?
- No se, supongo, algo tienes que querer porque tu casa está hacia el lado contrario.
- Yo nunca te haría algo así - musitó con voz baja.
- ¿Perdón? Es que no te he entendido.
- Si quedo contigo no quedaría con nadie más.
- ¿Eso a que viene ahora?
- Es por lo que dijiste el otro día en clase sobre el amor y lo que te pasó, he estado pensando en ello.
- ¡Ah! ¿Ahora te acuerdas de eso? No tienes que hacerme mucho caso, a veces hablo sin pensar y además, nunca debes decir que no harás algo.
- ¿Ese tío era imbécil? ¿Cómo te hizo algo así?
- Hombre, imbécil era, como cualquiera a su edad. Tu no sabes quien era la chica pero si alguien como ella te pide una cita lo normal es que tus hormonas organicen un golpe de estado a tu cerebro.
- ¿Le justificas?
- En cierta forma. Ella es alta, guapa, con buen cuerpo, interesante, sexy y yo... una caquilla con gafas y pelo naranja y encima me las voy dando de lista por la vida. Además es mayor que yo, a su lado parezco una cría... en fin, ya pasó.
Akira y Shibi lo oyeron, claro que lo oían. Akira se mordió el labio ¿cómo podían molestar tanto esas palabras?
- ¿Crees que te pasó aquello porque te consideras menos que ella? - la interrogó Kamui.
- Seamos realistas ¿Qué chico va a negarse a intentar enrollarse con una chica así?
- Cuando estás enamorado no ves a nadie más.
- Evidentemente él no lo estaba de mí, duele reconocerlo, fue lo que más me dolió pero bueno...gracias a eso aprendí muchas cosas. Por cierto ¿tú has estado enamorado alguna vez?
- No, pero me imagino que...
- ¿Has hablado ya con Momoka?
- No me cambies de tema, estamos hablando de ti.
- ¿Que quieres? ¿Sabes quien fue el imbécil en cuestión?
- ¿Fue Seishiro?
- ¿Seishiro? ¿Qué sabes tu de mi y ese?
- Yo se muchas cosas de ti.
- ¿A si? Pues vaya...
- ¿Me dejarás curar tu corazón?
Todos se pararon en seco. Akira sin saber porqué sentía una gran presión en el pecho, algo que no le dejaba respirar. Akane miró fijamente a Kamui ¿que decía este chico? Drogado no parecía, ni borracho.
- Creo que me he pasado - habló Kamui . ¿Te he asustado?
- Hombre ha sonado algo... trágico.
- Quiero decirte que no todos somos iguales, no es que quiera que... que... esto es muy violento.
- ¿Que os pasa? - dijo Shibi dando un par de pasos al frente.
- El Kaguya ha hablado sin pensar y ahora no sabe como decirme que no le haga caso. Es igual Kamui, no tengo corazón ¿recuerdas? Lo dijo Akira, él lo sabe bien.
- ¿Que quieres decir? - se extrañó Kamui.
- La chica que traicionó a Akira fui yo... el chico con quien me vio fue Shibi ¿que te parece?
Kamui miró confuso a Akira y Shibi, estos le hicieron un gesto encogiéndose de hombros como si no supieran de que hablaba y sonrieron.
- ¿Si? - Kamui la miró incrédulo - ¿Por qué hiciste eso?
- Porque soy una chica mala - volvió a andar, Kamui la sujetó el brazo obligándola a detenerse.
- ¿Por qué actúas así?
- Porque odio a los hombres, o mas concretamente a los jóvenes, no soporto que os pavoneéis de cuantas chicas os ligáis, no soporto que hagáis mas caso a vuestras caderas que a vuestro corazón y no soportaba ver a Akira todo el día con Karura y con Yuri detrás de él, y Yuya y Tsuki y la pobre Shiho al que él ni mira ¿que pasa? Me convertí en vengadora de corazones rotos.
- No te creo - sonrió Kamui - Eso no coincide con lo que Akira contó, él no fue victima de una loca vengadora.
- ¿Y tú que sabes? Yo puedo ser muy mala.
- ¿Quieres que piense que estas loca o algo así? Pues no, yo se que no eres así. Lo primero, si fueses como dices dudo mucho que Akira fuese tan amigo tuyo como es ¿Que quieres? ¿Espantarme? Lo único que estás logrando es provocar que quiera conocerte cada vez más. Además, si de veras eres tan mala eres todo un reto, no has hecho más que provocarme, niña mala.
- Ahora me estás dando miedo.
- Si quieres jugar a que eres mala, jugaremos hasta el final.
Kamui la miraba de una forma intensa y profunda mientras sonreía de medio lado.
- Ejem - volvió a carraspear Akira - ¿Podemos seguir andando? Tengo que llevarte a tu casa ¿recuerdas?

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