sábado, 23 de octubre de 2010

43. Los tres corazones de Kamui

Después de marcharse Chiharu, Akane se había alejado un poco de Akira, se encontraba algo aturdida, la mirada de Akira le había echo recordar cosas que no quería.
- ¿A veces sueñas con el futuro? - dijo dándole la espalda y tratando de actuar con naturalidad.
- Aunque no lo creas, si, a veces… y tú estás en todos y cada uno de mis sueños.
Akane se quedó helada, sin atreverse a girarse y mirarle ¿Qué había dicho? ¿No sería otra de sus malditas bromas? Eso había dolido, no sabía porqué pero esas palabras dolían.
Akira se mordía el labio ¿Por qué lo había dicho? Las palabras habían salido de su boca sin permiso ninguno, directamente desde su corazón sin pasar antes por su cerebro. Ahora se arrepentía, Akane seguro que estaría furiosa.
Kyojin y Ryuko entraron en el jardín de la casa de los Shikamoto. Akira y Akane estaban en silencio, aquel silencio era algo muy sospechoso para Ryuko, ambos evitaban mirarse como si hubiese pasado algo entre ellos, algo que querían ignorar.
- Ya han venido - habló Akane en voz baja - ¿Tan tarde es?
- La verdad es que hemos comido tarde - agregó Akira.
- Hola Akira, Akane - saludó Kyojin - ¿cómo ha ido todo?
- Psst… pasable - contestó Akira.
- ¿Y ese kimono? - preguntó Ryuko - Es precioso.
- Es la de madre de aquí el patoso, que me ha tirado un vaso de licor encima.
- Recuerdo ese kimono - comentó Kyojin - Pero bueno ¿Qué hacíais? Porque parece que hemos interrumpido algo.
- Hablábamos sobre el futuro - respondió Akane - ¿Os habéis parado a pensar que será de nosotros en el futuro? ¿Seguiremos siendo amigos?
- Espero que si - se apresuró a decir Ryuko.
- Akira y yo - habló Kyojin - seguiremos siendo amigos, somos amigos desde siempre, nuestros padres eran amigos.
- Si, estábamos siempre juntos - agregó Akira con una sonrisa - Jugábamos juntos, nos bañábamos juntos, dormíamos juntos… éramos pequeños.
- Entonces Yuri también seguirá siendo vuestra amiga - interrumpió Akane - Al final tu madre se saldrá con la suya y te casarás con Yuri.
- No. Recuerda. Según Sumire, tú y yo nos casaremos, tú vivirás aquí y en primavera recogerás cornamentas de ciervo conmigo. No olvides que nuestro primer hijo tendrá que llamarse “Aki…algo” es otra tradición de la familia.
- Que no, según Jisei, me casaré con Kamui y tendré una vida de lujo y despilfarro.
- En realidad yo si que se lo que va a pasar - dijo Ryuko.
- ¿Tú también tienes una teoría sobre mi vida? - se extrañó Akane.
- Claro, además no es una teoría, será lo que pase como no hagáis algo para evitarlo. Ya te la contaré.
- En realidad, la vida de Akira será muy aburrida, normal y aburrida, se casará con una chica muy normal y tendrá una vida normal.
- ¿Veis? - Akane dio un pequeño respingo - Eso me excluye a mi, yo no soy nada normal.
- Tú te casarás conmigo, con la tirria que me tienes no podrás evitar la tentación de amargarme la vida haciéndolo.
- Je, me casaré con Kamui porque soy una avariciosa y él me regalará anillos con pedruscos así de gordos, que no voy a poder ni levantar la mano… Bah… - Akane hizo un gesto de desprecio - Yo no me voy a casar con nadie, me quedaré soltera, utilizaré a los hombres cuando me convenga y adiós muy buenas. No necesito a un hombre para vivir.
- Será porque a ti no hay quien te aguante - ironizó Akira.
- Ni yo os aguanto a vosotros.
- Bueno, vamos a tomar la merienda - propuso Kyojin - He traído pastelitos de chocolate.
- ¡Chocolate! - A Akane empezaba a hacérsele la boca agua - ¡Vamos!
- ¿Tú estás tonto? - se quejó Akira - ¿Entre tanta variedad traes chocolate?
- Pensé en alegrar un poco a Akane, tú eres demasiado aburrido.
- Pero Kyojin, es que ¿chocolate? - se quejó también Ryuko.
- Vale, no me regañéis todos a la vez.
- Bah, deja a estos aburridos - Akane se enganchó del brazo de Kyojin - Tu si que me entiendes, venga, vamos, deprisa.
Akira y Ryuko se quedaron atrás mientras veían a Akane tirar prácticamente de Kyojin.
-Tú no sabes el subidón que le ha dado antes - comentó Akira.
- Entonces ya ha comido… ¿mucho?
Akira miró a su compañera con resignación.
- Entonces vamos a tener una tarde movidita, lo veo.

Kamui había quedado con Nowaki en un burguer. Sentado frente a él, Nowaki se peleaba con una hamburguesa demasiado voluminosa imposible de comer decentemente.
- Mira que eres escandaloso - le dijo.
- ¿Quieres? - le ofreció mostrando esa enorme hamburguesa medio desbaratada.
- Toda tuya.
- ¿Y que querías decirme?
- Se trata de… de Momoka.
- ¿Le pasa algo? ¿No te vas a comer las patatas? ¿Puedo?
Kamui empujó las patatas hasta que quedaron a la altura de Nowaki.
- A ti te gusta mucho Momoka ¿verdad?
- Mucho, estoy loquito por ellas ¡vaya que sí!
- ¿Y cómo lo sabes?
- ¿Cómo que cómo lo sé? ¿Qué quieres decir? Pues lo sé y ya está.
- Durante años has ido detrás de ella y ella no te ha hecho el menor caso.
- Ah, pero el que la sigue, la consigue ¡vaya que sí!
- Y tú nunca te rindes.
- Pues claro que no, si me rindo es cuando no lo conseguiré.
Kamui no era bueno hablando, no era sutil ni delicado, no sabía decir las cosas, en realidad es que él nunca había hablado sobre sentimientos y cosas así, toda su vida se había regido por esa capacidad para solucionar las cosas él solo, no le gustaba depender de nadie, eso le hacía sentirse vulnerable. Nowaki era todo lo contrario a él, impulsivo, sociable, comunicativo, un libro abierto, él no tenía secretos para nadie. Al principio de conocerle sacaba de quicio a Kamui, no lo soportaba, pero poco a poco se fue convirtiendo en su mejor amigo, casi como un hermano. Ahora lo veía allí delante y no sabía como plantearle aquel problema, era la primera vez que le importaban los sentimientos de otra persona… maldita sea ¿En qué se estaba convirtiendo?
- Voy a pedirle una cita o dos - le soltó de sopetón.
Nowaki se quedó con la boca abierta a medio camino de morder la hamburguesa.
- ¿Vas a salir con ella? - soltó la hamburguesa, cierta desilusión se dibujó en su cara, pero duró poco, al instante sonrió como si nada - Espero que os lo paséis bien.
- Nowaki…
- No, si no pasa nada, ella siempre está Kamui por aquí, Kamui por allá… se va a poner muy contenta.
- Es que necesito aclarar mis ideas.
- ¿Qué ideas?
- Quiero decir mi mente. Tengo que hablar con ella.
- Ya.
Nowaki volvió a coger su hamburguesa y siguió comiendo en silencio. Estuvieron así unos cuantos minutos, aquello era bastante raro siendo Nowaki.
Kamui miró las patatas fritas, sonrió, le recordaban a Akane y el aquel día en ese mismo burguer, el día que le dijo que saldría con ella, el día en que su mundo comenzó a revolverse.
- ¿Recuerdas las patatas, Nowaki?
- ¿Qué patatas?
- Estas patatas. Eras mías pero yo no las comía, tú las querías y me las has pedido y yo te las he pasado.
- ¿Qué pasa? ¿Es que no quieres que coma patatas?
- No, no es eso, es solo una metáfora.
- Si tú quieres las patatas cógelas, anda toma.
- Que no Nowaki, que no es eso.
- ¿No son las patatas? ¿Es que quieres que te las pague? ¿O las quieres cambiar por un trozo de hamburguesa?
- Que no. Mira, Momoka es como las patatas, yo las tengo, Momoka dice que está enamorada de mí pero yo no la hago caso, tú estás enamorado de ella y…
- ¿Estás bien, Kamui? Dices cosas muy raras.
- Es inútil ponerte ejemplos a ti. A ver, escúchame con atención, yo no sé si me gusta Momoka, durante años la he tenido pegada a mí y ha sido una verdadera molestia pero al final he terminado apreciándola.
- Pero no estás enamorado de ella - afirmó muy rotundo Nowaki.
- Y también te aprecio a ti, Nowaki.
- ¿Estás enamorado de mí? - gritó - ¡Eso no puede ser! ¡Es antinatural!
- ¡No estoy enamorado de ti!
Kamui había alzado el tono de voz y varias personas en las mesas contiguas se habían quedado mirándoles.
- ¡No grites tanto! Estás llamando la atención.
- A mi… yo… creo que… me gusta otra chica.
- Si, Kumoyuki.
Ahora era Kamui el que le miraba con la boca abierta.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque lo sé. Te vi con ella y lo sentí, quizás fue una mirada, un gesto o una sonrisa.
- Creía que no se me notaba.
- Oh y no se te nota, Momoka no se ha dado cuenta ¿Desde cuando te gusta?
Nowaki era mucho más observador de lo que Kamui suponía o quizás era tan pasional, tan básico que no había manera de ocultar esas cosas a sus ojos. Como él se dejaba llevar continuamente por sus impulsos, sin disfraces, sabía ver por debajo de los disfraces de los demás.
- Momoka es más guapa que ella pero ella tiene mejor delantera.
Pero eso sí, era tonto de remate.
- ¿Se lo has dicho a ella?
- ¿A quien?
- A Akane, tonto.
- Bueno, en realidad no se cuales son mis sentimientos.
- Pero ella te gusta, la miras así de reojo y se te ponen los ojillos felices ¡Si es que no se me escapa una!
- ¿Te das cuenta de todo?
- ¡Vaya que sí! Te conozco, te conozco muy bien, Kamui Kaguya, a mí no puedes ocultarte nada.
Realmente Nowaki era sorprendente.
- ¿Y le has dado algún besito?
Y tonto.
- He salido un día con ella.
- ¡Lo sabía, lo sabía! ¡Besito, besito!
- ¡No pasó nada de eso!
- Pues mira que eres tonto. Si yo saliese con una chica lo primero que haría sería darle muchos besitos, para que viera lo que me gusta.
Tonto de remate.
- ¿No vas demasiado deprisa?
- No que va, estas cosas hay que cogerlas en caliente… ¿Tú le gustas a ella?
- Dímelo tú, que eres tan buen psicólogo.
- Ay, pues no sé. A ella no la conozco tan afondo como a ti, aunque no me importaría hacerle un examen, no le haría ascos.
En esos momento Nowaki tenía cierto gesto de bobo en la cara, Kamui prefirió no saber en que estaba pensando.
Definitivamente, era tonto.
Nowaki miraba fijamente a Kamui, se le veía más serio de lo habitual en él.
- ¿Le confesaste tus sentimientos a Akane? ¿Qué te dijo?
- Yo le he escrito una carta explicándole lo que siento cuando la veo, cuando estoy a su lado. De cualquier forma ella opina que debo hablar con Momoka. Cree que a mí quien me gusta es Momoka y dice que debo hablar con ella.
- Y por eso quieres salir con Momoka, para ver que sientes - el tono de voz de Nowaki se hizo bastante serio - Kamui, si le pides salir a Momoka ella se va a ilusionar mucho, porque tú siempre le has gustado, realmente está enamorada de ti, eso lo descubrí hace tiempo, y si se ilusiona y luego tú descubres que no te gusta, ella va a sufrir mucho y yo… yo no te perdonaré… nunca.
- Yo no quiero hacerla daño. De hecho pensaba retirarme, dejar que tu ganaras, quería que fuera para ti, pensé que la merecías más que yo y que la harías más feliz, quería renunciar a ella, quería que se enamorara de ti, porque yo se que te aprecia y te valora y que se te da una oportunidad tú lograrás que se enamore de ti, consigues eso de la gente, que todos te quieran.
- Momoka no es algo que tú me puedas regalar.
- Eso mismo me dijo Akane. Dijo que Momoka tenía el derecho de poder elegir ella libremente a quien quisiera y también que debía hablar con ella y ser sincero porque si no estoy enamorado de ella…
- Tiene derecho a saberlo… ella debe ser dueña de su propio destino, debe ser libre para elegir olvidarte o luchar por ti.
Kamui le miraba, Nowaki tenía aquel gesto tan inusual en él que le confundía.
- Creo que Akane me empezó a gustar porque me recuerda a ti.
- ¿Qué? ¿Qué estás diciendo? - gritó escandalosamente - ¡Lo sabía! ¡Eres un pervertido!
- ¡Pero te quieres tranquilizar!
- ¡No me tranquilizo! ¡Eres un pervertido! ¿Qué quieres hacerme?
- Ahora mismo matarte.
- Mira Kamui, tú eres mi amigo y te aprecio mucho pero yo… yo… ¡Yo no soy gay!
- ¡Ni yo tampoco, Nowaki! ¡Ni yo tampoco!
- ¿Entonces, por qué me dices esas cosas?
- ¡Si es que no me dejas terminar, imbécil! Anda tranquilízate. No me gustas, no me he enamorado de ti y no quiero meterte mano ¿vale? Lo que quería decirte es que tú has sido un gran amigo para mí, cuando me uní a aquella gente tú me buscaste y no paraste hasta que me hiciste entrar en razón, no te importó nada, ni lo que te dijeran, ni las sanciones, ni las consecuencias.
- Eres mi amigo Kamui, te tenía que ayudar.
- Eres un caso Nowaki, sigues tus impulsos sin pensar en nada, eres cabezota y tenaz. Cuando empecé a tratar a Akane me dí cuenta de que me recordaba a ti, ella no es una hiperactiva cabeza-hueca como tú, ni gritona, ni escandalosa, es bastante más inteligente que tú, pero cuando hablo con ella estoy muy a gusto, siento que puede ser mi amiga, siento que me escucha y me comprende, sabe leer dentro de mí, ella me mira sin… sin nada, sin exigirme que sea perfecto, no como al popular Kaguya, si no como a un chico normal… no sé pero me recuerda a ti, quizás porque tu eres la primera persona que realmente me comprendió y además ella es tenaz y cabezota… no sé si se explicarme.
- Te entiendo - dijo Nowaki acercándose a él - Para mí mis amigos son muy importantes y tienes razón, ella es igual que yo, nunca abandona a sus amigos; cuando te fuiste, ella no tenía porqué hacerlo pero me apoyó tanto como los demás, como Momoka, Himeko o Kenshi. Tú no la habías tratado demasiado, creo que ni le caías bien, pero se implicó, aunque no suelas verla con nuestro grupo ella es una buena amiga nuestra, tampoco quiero que la hagas daño.
- ¿Por qué todos pensáis que voy haciendo daño a todo el mundo?
Nowaki se cruzó de brazos algo enfurruñado.
- ¿Le has dicho que vas a salir con Momoka?
- Si.
- No hagas daños a Momoka, por favor, ella no se lo merece.
- Solo quiero…
- Solo vas a salir con Momoka porque te lo ha dicho Akane ¿A que sí?
Kamui guardó silencio.
- Para ti sería más fácil no hacer nada ¿verdad? Dejar que todo siguiera como hasta ahora. No te gusta enfrentarte a tus sentimientos… Momoka es una gran persona, no juegues con ellas, es mejor que les dejes las cosas claras desde el principio. Si crees que no estás enamorado de Momoka díselo pronto y claro, le dolerá, pero es más fuerte de lo que piensas, lo superará, pero no juegues con ella. No salgas con Momoka solo para quedar bien delante de Akane, dañarás a Momoka y ofenderás a Akane.
- Nowaki yo…
- Se que piensas que soy un cabeza-hueca que me cuesta comprender las cosas y será verdad, pero hay una cosa que sé: todos tenemos sentimientos.
- Yo no quiero dañar a nadie, ni a Momoka, ni a Akane, ni a ti.
- ¿Qué te gusta de Momoka? - casi gritó de pronto cambiando el tono de voz, volviendo a sonreír abiertamente - A mí me gusta porque es muy mona ¡vaya que sí! Es la chica más guapa que conozco y es muy lista y aunque me pegue y me grite me gusta ¿y a ti?
- No sé, es mi amiga, es bastante molesta pero no es culpa suya, son cosas de la edad.
- Pero ¿Qué te gusta de ella?
- No sé, es más una sensación de estar a gusto con ella.
- ¡Mira que eres tonto! ¡Vaya que sí! ¿Qué, qué te gusta? ¿El pelo? ¿Los ojos? ¿La cara? ¿El culo? ¿Qué?
- Supongo que… sus ojos.
- ¿Y de Hikari?
- ¿Hikari?
- Si, Hikari, tu amiga, no te olvides de ella, sé que también te gusta.
Kamui sonrió.
- ¿Qué te hace gracia?
- Akane también lo mencionó, casi dijo lo mismo que tú ¿Crees que me gusta
Hikari?
- Entre todas las chicas que había en ese lugar te molestaste en sacarla a ella y nunca la abandonas ¿Qué te gusta de Hikari?
- Pues no se… Hikari es… no sé… ¿Pero que os ha dado con Hikari?
- Tampoco debes menospreciarla, que sea tu amiga no te da derecho a tenerla de repuesto… Pero vamos a dejarla, por lo visto ahora no te preocupa ofenderla a ella ¿no?
- No es eso.
- ¿Y de Akane? ¿Qué te gusta de Akane?
- No te lo voy a decir.
- ¡Ah! - gritó - ¡Pervertido, pervertido! ¡Kamui-kun es un pervertido!
- Es que no tengo nada que decir.
- ¿No te gusta nada de ella? Mira que eres raro, te gusta una chica que no te gusta nada de ella… rarito, rarito.
Nowaki se incorporó y con los ojos muy abiertos se acercó a Kamui mirándolo fijamente.
- ¿Qué te pasa, bobo?
- ¿Sabes una cosa? Una vez mi padre me dijo que los hombres tenemos tres corazones, uno en el cerebro, otro en el pecho y otro en… los genitales.
- Una teoría fascinante.
- El caso es que me explicó porqué pero ahora no me acuerdo… ¡que rabia! Luego se lo preguntaré, tu espera y te lo explicaré, de veras.
- Estupendo, me muero de curiosidad.
- Bueno ¿Y por qué me has dicho que va a pedirle una cita a Momoka?
- Para que no te mosquees.
- Hummmh - Nowaki torció la boca. Seguro que no era por eso, seguro que quiere algún tipo de consejo, o hablar con alguien pero como es tan orgulloso no se atreve a decirlo.- Si que eres raro. Pero no me importa que salgas con Momoka, al final se quedará conmigo, ya lo verás
- En realidad, como no se si siento algo por Momoka o solo es la costumbre de que siempre está a mi lado, no voy a pedirle una cita de “novios” solo de amigos, solo quiero hablar con ella a solas, hablar de cosas que no solemos hablar, quizás así descubra cosas de ella y lo que siento… no sé porqué me esfuerzo en explicártelo a ti, si no va a entender nada.
Nowaki volvió a incorporarse y acercándose a Kamui le puso ambas manos en las mejillas, obligándole a mirarle.
- ¿Cómo de tonto crees que soy?
- Nowaki me estás manchando de grasa.
Le soltó y volvió a sentarse.
- Entiendo que estés confuso, lo que no entiendo es por qué ahora, de pronto, te gusta Akane.
- ¿Qué pasa? - Kamui se había puesto algo furioso - ¿Por qué no me podría gustar? ¿Acaso tú también piensas que no es suficientemente buena para un Kaguya? ¿Solo me deben gustar las populares?
- Vaya… estás muy colado por ella.
Kamui se cruzó de brazos y cerró los ojos con rabia. En su mente estaba reviviendo la conversación mantenida la noche anterior, durante la cena.
“Era una situación tensa, Fuma había ido a cenar, él tenía su propio apartamento pero de vez en cuando acudía a cenar, situación que incomodaba enormemente a Kamui y que era incapaz de comprender, al igual que no comprendía como sus padres le permitían la entrada después de cómo se había comportado con ellos. Su padre estaba bastante más serio de lo habitual, el hecho de que Kamui hubiese amenazado y agredido a un chico del instituto no le había agradado mucho. Serio, estricto, a penas había hablado desde que le comunicaron que debía acudir a hablar con la directora. Su madre estaba compungida, se la veía preocupada, pero por otro lado, sonreía a Kamui con ternura tratando de darle ánimos aunque se sintiese molesta; su madre esperaba a hablar con él para conocer su versión de los hechos aunque eso no quisiese decir que los aprobase y que no estuviese pensando en darle una buena charla.
Fuma era el peor, no paraba de mirar socarronamente a Kamui.
- Estúpido hermano pequeño - le decía.
- ¡Déjame en paz! - replicaba apretando los dientes Kamui.
- Fuma, Kamui, estamos cenando - intervenía la madre - Dejarlo ya.
- Tienes a tu hijo pequeño muy mimado, madre, cree que puede ir haciendo lo que le venga en gana. Por su culpa los Kaguya estamos dando una muy mala imagen.
Se hizo un incómodo silencio.
- Sentí mucha vergüenza cuando me contaron lo que le hizo a ese chico - continuaba Fuma, no había tardado uno de los profesores en ponerse en contacto con él - Tu hijo casi ahoga a ese chico.
Kamui se mordió los labios.
- Nunca entenderé porqué hiciste algo así - se lamentó la madre.
- Se lo merecía - gruñó Kamui.
- No hay nada que no se pueda solucionar hablando - agregó la mujer.
- Hay gente con la que no se puede hablar, no entienden las palabras.
- Seguramente tendrá que ver con esa chica, Kumoyuki, la que estuvo en casa, no es la primera vez que vuestro hijo ataca a alguien por ella.
- ¡Déjala en paz! Ella no tuvo nada que ver.
- Te tomas muchas molestias por una chica tan simple, hermanito, deberías escoger mejor tus amistades.
- ¿Qué tienes que decir tú de mis amistades?
- Nada, pero deberías controlar esos impulsos de héroe romántico.
- ¿Es eso cierto? - interrogó muy serio su padre - ¿Fue por una chica?
Kamui se levantó enfadado.
- ¡Siéntate! - ordenó su padre - Te estoy hablando.
- Ella no tuvo nada que ver, ni sabe porqué lo hice. Por favor, no intentéis implicarla.
- Eres tonto hermanito, eres muy tonto y débil. Eres tan débil y patético que te dejas llevar por tus sentimientos. Así no vas a lograr nunca nada, ni siquiera defender a la chica que te interesa sin meterla en un lío. Empieza a madurar de una vez.
- ¿Ha sido por esa chica? - inquirió el padre.
- Ha sido porque he querido - contestó bruscamente.
- Los celos te están destruyendo Kamui, estás perdiendo el control… patético.
- Kamui… hijo… - su madre le miraba llena de pena.
Kamui no contestó, le daba igual lo que pensaran.
- Lo peor es que ella no lo merece, es una chica vulgar y corriente, que no merece la atención de un Kaguya, no tiene clase, ni estilo.
- ¿Pero que estás diciendo Fuma? - intervino algo molesta su madre.
- Ya puedes ir explicándole que nunca va a formar parte de nuestra familia. Revuélcate todo lo que quieras con ella y vuelve a la realidad, hermanito, eres un Kaguya y te debes a la familia ¿Verdad, padre? - esto último lo dijo entre dientes y con cierto tono de reproche.
Fuma se levantó.
- ¡Fuma! - habló su padre en un tono de voz grave y severo.
- Si tú no cuidas de la imagen de nuestra familia, lo haré yo, padre.
- Fuma, no me contestes, ni me levantes la voz.
- ¿Por qué? Eres tan débil como tu hijo, serías capaz de dejarle que metiera esa vulgaridad en nuestra familia, le tienes muy mimado padre.
- ¡No te consiento que me hables así!
- ¿Y que vas a hacer? ¿Me vas a pegar?
Fuma lanzó una mirada furiosa a sus padres y se marchó. El padre también se levantó y le siguió.
Kamui se encontraba rabioso, sentía la sangre golpeando en sus sienes, respiraba deprisa… trató de relajarse, su madre se había levantado y le acariciaba el pelo, apartó su mano casi con desprecio.
- ¡Déjame! ¡No me trates como a un niño pequeño!
- Pero Kamui…
- Déjalo mamá, Fuma tiene razón, solo soy un débil niño malcriado pero…
Las palabras se amontonaban en su garganta sin querer salir, sentía un nudo tremendo que le ahogaba y le producía dolor… ¡como odiaba a su hermano! ¡Como odiaba esa prepotencia y esa superioridad! ¡Como odiaba que le humillase continuamente! ¡Y pensar que de niño era la persona que más admiraba! ¿Cómo podía haberse convertido en eso? Hacía daño a sus padres, hacía daño a todo el mundo y no comprendía como podían personarle y dejar que pisase aquella casa… todo eso le producía una rabia incontenible.
- Kamui, no hagas caso a Fuma - su madre hablaba dulcemente - Nadie te va a obligar a escoger a tus amigos.
Pero Kamui se encontraba demasiado rabioso para escuchar nada.”

Nowaki le miraba sin pestañear.
- ¿Te he molestado? - le preguntó.
- ¿De veras crees que nunca me fijaría en una chica como ella?
- No, no es eso, yo no he dicho eso. No me entiendes.
- ¿Acaso es tan fea? Y aunque lo fuera ¿Es estúpida? ¿Desagradable? ¿Antipática?
- Kamui no me refiero a eso…
- ¿Momoka y yo somos novios?
- No ¿A que viene esto?
- ¿Le he insinuado alguna vez a Momoka que quiero ser su novio, que estoy enamorado de ella o tan siquiera que me gusta?
- Pues… no.
- Entonces ¿Hay algo que me ate a ella?
- No pero…
- ¿Qué pasa? ¿Tengo que enamorar de Momoka a la fuerza solo porque yo le guste
a ella? ¿Yo no tengo derecho a elegir quien me gusta?
Nowaki bajó la mirada.
- Solo quiero conocer a Akane, quiero saber que me atrae de ella, quiero saber porqué deseo estar a su lado y tocarla, por qué pienso en… cosas que antes nunca había pensado… quiero conocerla, estar a su lado, pasear, reír…¿Es tan terrible que quiera conocer a una chica que me resulta interesante? Tampoco he dicho que esté enamorado de ella ¿Por qué en cuanto me acerco a una chica pensáis que quiero hacerla daño?
- ¡Está bien! ¡Ya lo he comprendido!… He comprendido más de lo que crees ¡vaya que sí!

La merienda estaba resultado muy agradable. Ryuko se divertía mucho viendo a Kyojin y Akane peleándose por los pastelillos de chocolate. Akira les miraba sintiendo una extraña sensación ¿Qué era?. Esta en su casa, un ambiente cotidiano, con sus amigos, con Kyojin, su amigo de toda la vida y con Ryuko y Akane a las que también conocía hacía ya tiempo. Todo cotidiano, no parecía haber nada extraño, su hermana se había marchado, su madre también obligó a salir a su padre con ella… todo cotidiano; todo era normal pero no lo era, sentía algo distinto en el ambiente, quizás era el hecho de que Akane llevaba puesto ese kimono tan cargado de recuerdos de su infancia o ese ambiente tan relajado o el juego que habían iniciado Kyojin y Ryuko de lanzarse miradas furtivas y desviarlas rápidamente cuando se cruzaban… ¿Qué era? ¿Qué era?
- Ryuko - habló Akira - ¿Qué te han dicho tus padres de lo que pasó ayer?
- Ah, pues… nada… no se lo he dicho.
- ¿Por qué has hecho eso? - preguntó extrañado Kyojin.
- Porque no… prefiero que no lo sepan.
- ¿Y cómo vas a explicar lo del castigo? - se interesó Akira.
- No… no lo sé… les diré que es un castigo para toda la clase o no se.
- ¿Pero no van a hablar tus padres con la directora? - también se preocupó Kyojin.
- No… no… no quiero que sepan que me utilizaron para…
- Bueno, tranquilízate - habló suavemente Akira - No pasa nada y nadie te culpa a ti de nada, seria absurdo…
- Fue culpa mía - se oyó susurrar débilmente a Akane, como en un quejido.
Los tres la miraron, Akane había cruzado sus brazos por delante de su estómago como si le doliese e inclinado ligeramente mientras se balanceaba hacia delante y atrás, de una forma suave y casi imperceptible, pero lo hacía; su mirada parecía perderse en algún punto del suelo y todo su rostro reflejaba cierta tensión.
- Ha sido culpa mía - repetía de forma vacía.
- ¿Akane, te encuentras bien? - preguntó alarmado Kyojin.
- ¿Te duele algo? - también se preocupó Akira.
- Akane - la voz de Ryuko parecía temblar, inspiró fuertemente - Akane - repitió esta vez de forma mas segura - ¡Akane mírame!
Akane solo levantó los ojos un poco y la miró con pena durante unos segundos.
- ¿Qué te pasa? - no sabía porqué pero Akira comenzaba a alarmarse - ¿Akane?
Ryuko se levantó bruscamente y se acercó al sofá donde estaban sentados Akira y Akane. Estaba muy nerviosa, no podía ser, no podía volver a pasar, tenía que hacer algo ¿qué hacía?
Repentinamente empujó a Akira haciendo que cayese sobre Akane, llevado por la sorpresa, el cuerpo de Akira no opuso resistencia y arrastró a Akane tumbándola en el sofá, quedando ambos en una situación que vista desde donde estaba Kyojin resultaba de lo más comprometida.
Akane abrió los ojos y miró confundida a Akira que, apoyado en sus manos, aturdido, no se movía.
- Lo siento - dijo Ryuko atropelladamente - Es que me he resbalado, que torpe.
- ¿Se puede sabes que pretendes, ciervo del demonio? - bramó al fin la chica.
- Yo… esto… ¿suicidarme?
Ryuko suspiró aliviada, por fin Akane había reaccionado. Kyojin seguía observándoles, aun sin moverse, uno sobre el otro y no pudo evitar romper a reír.
- ¿Dónde tienes tus manos, bambi? - volvió a gruñir Akane.
- Donde puedo… Es que… me he caído… creo y…
- ¿Sabes lo que estoy pensando?
- Ha sido sin querer…
- Estoy pensando en matar a un ciervo… ¡quieta ya de encima y deja de tocarme!
- Lo siento - Akira se incorporó algo aturdido todavía por la escena, la verdad es que tenía que reconocer que al caer sobre Akane había puesto sus manos en diferentes partes del cuerpo de la chica algo comprometidas. Miró a Kyojin que seguía riendo y a Ryuko que, volviendo a sentarse también sonreía, si no fuera porque conocía a Ryuko hubiera jurado que lo había hecho a propósito - ¡Vale ya Kyo! Ha sido un accidente.
Akane también se incorporó de bastante mal humor.
- No se si perdonarte, bambi… Bueno si… te perdono si me das chocolate.
- Te lo has comido todo.
Akane se apoyó mimosa en su hombro.
- Jo, Aki, dame chocolate.
- Mejor ve a ponerte tu vestido y nos vamos.
- Si me das chocolate no me enfado contigo en toda la tarde.
- Muy tentador pero no serías capaz de cumplirlo.
- Dame chocolate y no les cuento como me has metido mano para bajarme la cremallera.
- ¿Qué has hecho, Akira! - le miró inquisidor Kyojin.
- ¡Yo no te he metido mano!
- ¡Uy que no! Anda… dame un poquito.
- ¡Agggh! Haced el favor de olvidarme…
Si por algo se caracterizada Akira era por captar todos los detalles y por supuesto aquella actitud tan extraña en Akane y la reacción aún más rara de Ryuko no las veía nada normal.

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