viernes, 15 de octubre de 2010

41. Las madres suelen tener sus propios planes

El comedor de casa de los Shikamoto era una sala amplia con muebles de estilo rústico, decorada con poca cosa, algo que parecía muy normal en ese hogar, un par de cornamentas de ciervo en las paredes y un cuadro, un óleo de un precioso paisaje forestal.
Akira estaba terminando de colocar los cubiertos. La mesa estaba puesta con exquisito cuidado, parecía no faltar ni un detalle.
- Vaya, hermanito, te has esforzado mucho.
- La única que no ha colaborado has sido tú - contestó Akira con tono monótono.
- Estaba atendiendo a nuestra invitada, imbécil.
- Ven Akane - Akira movió una de las sillas - Este es tu sitio, siéntate.
- Pero yo querría ayudar.
- Te digo que te sientes. Espero que te guste lo que hemos preparado.
- Mi hermanito se levantó muy temprano esta mañana para ir preparando algunas cosas.
- Si, y ha sido muy trabajoso.
Akane se quedó mirándole, era increíble, después de lo que Chiharu le había contado y de verde colocándolo todo con sumo cuidado, tenía la sensación de empezar a verle de otra forma, quizás a recordar que era lo que le llegó a gustar tanto de él… no, eso era una tontería, la cara de aburrimiento que mostraba el chico demostraba que era ese al que tanta manía tenía.
- ¿Dónde me tengo que sentar yo? - preguntó Chiharu.
- Aquí, enfrente de Akane, yo me sentaré a su lado, papá presidirá la mesa y mamá enfrente.
- Ese cuadro es muy bonito - comentó Akane.
- Es nuestro bosque - contestó Chiharu - ¿Te gusta?
- Akira ¿por qué nunca hablas de tu familia? Sabía que teníais unos “terrenillos” como tú dices, no un bosque.
- ¡Ah! Son cosas de la familia, no tienen la menos importancia.
- Sois una familia muy tradicional ¿no?
- ¿Ya ha salido tu vena cotilla? - sonrió irónicamente - Con normas muy tradicionales, si, pero por desgracia no somos ni los Girei, ni los Kaguya, ni tenemos el mismo dinero, ni el mismo prestigio, ni el mismo glamour… solo nuestras tradiciones desfasadas. Perdona, voy a avisar a mis padres.
Akira se marchó, Chiharu y Akane se sentaron donde les había indicado.
- Te lo dije Akane, mi hermano vive bajo el peso de muchas normas, normas muy estrictas, no le gusta hablar del tema, sobretodo porque no siendo un Shikamoto son difíciles de entender. No te preocupes, yo te las contaré poco a poco, si vas a ser la esposa del heredero tendrás que conocerlas.
- Que no me voy a casar con tu hermano, pesada.
- No te asuste, tampoco son tan horribles, yo te ayudaré.
- A ver, tu escúchame, que no estamos saliendo, que no nos gustamos, así difícilmente nos vamos a casar.
Las voces de Akira y sus padres les hicieron dejar el tema.
La comida no fue tan terrible como Akane suponía. Chiharu parecía disfrutar de la compañía de otra chica, también parecía disfrutar contando todas aquellas anécdotas que humillaban a su hermano. Akira hablaba poco, tenía la cara de aburrido de siempre, pero era tremendamente amable y educado y estaba pendiente de Akane hasta el más mínimo detalle. Su padre parecía mantenerse neutral y la madre les observaba con un disimulo que no engañaba a nadie.
- Akane - dijo de pronto - Creo que tienes hermanos pequeños.
- Si señora, cinco.
- Entonces ayudarás mucho a tu madre ¿no?
- Bastante.
- Los hermanos de Akane son todo chicos - añadió Akira.
- Tu conoces a uno de ellos, mamá - habló Chiharu - Va a mi clase, es el pelirrojo, a veces ha venido por aquí.
- ¿El pelirrojo? Claro, ahora me doy cuenta del parecido, es el del trabajo de historia ¿verdad?
- El mismo, se llama Ginta.
- Espero que mi hermano se comportara bien.
- Si tranquila - respondió Akira - ¿No ves que mi hermana apenas tiene pecho? A ella no le mete mano.
- Ya salio el gracioso - se quejó Chiharu - ¡Mamá, dile algo a tu hijo!
- Akira, por favor, esas cosas no se hablan en la mesa - dijo severamente su madre.
- Lo siento.
Chiharu le sacó la lengua.
- ¿Sabes cocinar, Akane? - continuó la madre.
- Creía que sabía pero comparada con Akira creo que soy una aficionadilla - contestó Akane sin ocultar lo extrañada que estaba ante tal pregunta.
- He educado a mi hijo para que sea el marido perfecto, el marido que me hubiera gustado tener a mí.
- Mamá, por favor - se quejó Akira - no creo que esas cosas le importen.
- También he enseñado a cocinar a Yuri - continuó ignorándole - ¿Va a vuestra clase también, no?
- Si, Yuri Hanakiri… es amiga mía.
- Una chica encantadora, conocemos a sus padres desde hace años, antes de casarnos, bueno, antes de ser novios. Akira y ella siempre estaban juntos, pasábamos las vacaciones juntos, dormían juntos, se bañaban juntos…
- Éramos pequeños - recalcó Akira - Acláralo o parecerá que soy un pervertido.
- Si, eran pequeños, siempre jugaban a que eran novios ¿sabías que solo se llevan una semana? Él nació el 21 y ella el 28, como debe ser, las damas se hacen esperar. Eran una ricura y fíjate, Yuri se ha convertido en toda una belleza.
- Kyojin también estaba siempre con nosotros - añadió molesto Akira.
- Si, pero tu eres su favorito. Es bonito tener amigos desde la infancia ¿no crees? Se conservan recuerdos imborrables.
- Si - comentó Akane - Debe ser bonito.
Akira se levantó.
- Voy a quitar la mesa - explicó seriamente.
- Yo te ayudo - dijo Akane levantándose.
- No, tú quédate sentada, por favor.
- Déjame ayudarte Akira, no puedo estarme sentada, me siento inútil.
- ¿Lo ves? - habló Akira dirigiéndose a su madre mientras señalaba a Akane que ya recogía algunos platos.
- Akane, por favor, eres nuestra invitada - replicó la madre.
- No se preocupe, señora Shikamoto, me gusta ayudar.
- Siéntate señorita Akane - dijo de improviso el padre - Será mejor que dejes que Akira te atienda.
- Lo siento - Akane se sentó de golpe algo avergonzada - No quería ofender, siento haber sido tan torpe de no darme cuenta.
- Eh, tu no has ofendido a nadie - Akira la cogió de la barbilla y la obligó a mirarle.
- Claro que no - continuó el padre - Tu gesto demuestra tu buena voluntad.
- Por supuesto que no - recalcó la madre - Akira es el que está siendo descortés. Con tus prisas, la chica ha pensado que necesitabas ayuda, discúlpate.
Akira fruncía el ceño, claro, ahora era culpa suya, era increíble.
- No señores Shikamoto, solo yo soy culpable, a veces no me doy cuenta de lo que hago, estoy demasiado acostumbrada a hacer estas cosas, es mi rutina.
- ¿Tus hermanos no ayudan a tu madre?
- Poco, la verdad, más bien lo único que hacen es dar mas trabajo.
Yoshiko miraba a su hijo, realmente hacía mucho que no le veía tan molesto y sabía que estaba molesto con ella. Se levantó para ayudarle.
- Eres una chica trabajadora - dijo el padre - Eso está bien, se te ve llena de energía, se parece a ti, Yoshiko cuando te conocí.
- Si, yo era encantadora hasta que me casé contigo y tuve que educarte.
Akane sonrió.
- Y tienes una sonrisa encantadora - añadió el padre.
- ¡Papá! - dijo Chiharu en tono impertinente - ¡No hagas eso! ¡No coquetees con la novia de tu hijo! Das asco.
- ¿Hemos dicho ya que no somos novios? - habló Akira con su tono aburrido.
- Si, pero a mi me da igual - respondió Chiharu - Akane me gusta, me gusta más que Yuri y que tu amiga la otra rubia, será porque siempre que os he visto habéis terminado discutiendo, te mete caña y me mola, te hace parecer tonto.
- Bueno - dijo Akane con gesto apurado - Tampoco discutimos tanto, solo son diferencia de opiniones.
Akira sonrió irónicamente “Diferencia de opiniones, si claro, ella opina que mi presencia le molesta y yo que es una testaruda”.
- Vamos al comedor - propuso el padre - Tomaremos el postre allí.

Akira no era el único que tenía invitados aquel día. Después de la charla de la directora, Kohaku estaba de peor humor aún, tanto de comenzaba a cerrarse en si mismo, huraño, enfadado con el mundo, sin querer relacionarse con nadie, Karura lo notó enseguida, aquella reacciones en su hermano era algo que la aterraban, recordaba lo insociable que había sido de pequeño y no podía evitarlo, se despertaba en ella una especie de alarma que la hacía reaccionar, así que, de camino a casa, acompañada por su hermanos y por los primos Girei y Xu-Xu, en un impulso, se le ocurrió invitar a Himeko a comer a su casa y por supuesto a Hizashi. Sabía que a Kohaku le gustaba estar al lado de Himeko, puede que ella fuera la única persona capaz de conseguir que se calmara tan solo con su presencia, el no preocuparla, que se sintiera cómoda a su lado, era mucho más importante que toda la ira que sentía.
Himeko no sabía que contestar pero Karura y Karasu insistieron y ante su insistencia accedió, claro que Hizashi también iría. Por supuesto que Hizashi aceptó la invitación después de comprobar que no causaba molestias, él también deseaba estar con Karura e incluso, si podía, hablar con ella sobre ciertas cosas que parecían empezar a quedarse en el pasado.
A Karasu le gustaba el plan, Himeko era una compañía muy agradable, siempre era un placer estar con ella, y aunque era muy serio y formal, Hizashi no era mal tipo, el problema le surgía cuando pensaba que iba a estar él con aquellos cuatro… la verdad, no era una perspectiva muy alegre, ninguno de los cuatro era famoso por sus juergas. Pero la solución no tardó en llegar: Xu-Xu… perfecto, ella si que era alegre, con su simpatía seguro que daba el toque de alegría necesario. Cuando invitó a Xu-Xu a acompañarlos en la comida, tanto Kohaku como Karasu le miraron interrogativos.
- Prometo que no voy a intentar meterle mano - se explicó - Lo juro… aunque no sea por falta de ganas… Que no, que no lo voy a hacer… era una broma.
Y Xu-Xu accedió después de que Karura comentó que no era ningún problema ya que no pensaban hacer comida, comprarían unos cuantos platos preparados… sería como una reunión entre amigos, al fin y al cabo no era un mal plan.
Fue al terminar la comida cuando Xu-Xu convenció a Karura para que las chicas se reunieran en su cuarto, decía que tenían que hablar de cosas de chicas. Tanto insistió que Karura accedió y las tres se metieron en su habitación.- ¿Quieres hablarnos de chicos, Xu-Xu? - preguntó curiosa Karura.
- Quiero darte una cosa - abrió su bolso y sacó una especie de bolígrafo metido en una bolsa precintada, dentro de la bolso se veía también un papel doblado.
- ¿Qué es esto? - Karura empezó a sentir los nervios atenazándole en el estómago.
- Ya lo sabes, te la iba a dar ayer ¿te acuerdas? Pero con tanto jaleo se nos olvidó.
Himeko había abierto los ojos y miraba aquello con curiosidad.
- ¿Te acuerdas que el otro día nos dijo que no le había venido la regla? - le dijo Xu-Xu a modo de explicación.
- Si... ¿aún no te ha venido?
Karura negó con la cabeza.
- Pero Karura... ¿crees que podías estar...?
- Ya no se nada Himeko, no se lo que pensar.
- No esta embarazada - habló contundente Xu-Xu - Solo está nerviosa, te lo digo yo, pero si se hace la prueba se quedará más tranquila.
- ¿Y de donde la has sacado tu?
- Se la he robado a mi hermana... a ella se las da un amiga... bah, no sabe ni las que tiene. Venga Karura, háztela.
- ¿Ahora?
- Si, ahora, ahora.
- ¿Pero no tiene que ser a primera hora de la mañana?
- Ya no. Además, si lo estuvieras, que no lo estás, ya han pasado muchos días... eso de la primera hora de la mañana es para cuando hay pocos días de retraso.
Himeko las miraba sin llegar muy bien a asimilar lo que estaba pasando.
- Venga - insistía Xu-Xu - No seas tonta, ve al servicio y saldremos de dudas.
- Si quieres yo me marcho - habló Himeko - A lo mejor no debía enterarme.
- No, no por dios - respondió Karura - Si yo tengo confianza contigo, no te lo había dicho antes por no preocuparte.
- ¿Verdad Himeko que tiene que hacérsela cuanto antes? Además, mira si sale que si, ahora mismo buscamos un centro de planificación familiar en Internet.
- ¿Para qué? - se alarmó Himeko.
- Para saber las opciones que tiene.
- ¿Opciones de qué? - volvió a preguntar.
- Mira, para ir a hablar y que se informe. Mira, perdona que te lo diga Karura, pero tú situación no es muy buena, estás sola, no tienes más familia que tus hermanos...
- ¡No me digas eso que me deprimes aún más! Es verdad que estoy sola, muy sola... si al menos tuviera a mi madre que me apoyase, que me aconsejase... la verdad es que ahora la echo mucho de menos ¿Que voy a hacer? ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo voy yo, a mi edad, sola, sacar adelante a un niño? Estoy muy asustada.
- Para eso existen los centros, ellos tienen personas que te pueden ayudar - decía muy eufórica Xu-Xu - Tienes muchas posibilidades.
- ¿Te refieres a dar el niño en adopción? - comentó asustada Himeko.
- Por ejemplo... no se... recibir ayudas, aconsejarla...
Karura no pudo evitar que los nervios volvieran a apoderarse de ella y las lágrimas se escurriesen de sus ojos.
- No llores, Karura, todo se va a solucionar, ya lo verás - la consoló Xu-Xu.
- Si - sonrió amargamente - Es muy fácil decirlo... estoy muy asustada, yo no puedo tener un hijo... no puedo... son muchas cosas... muchas.
- ¿Y… y… el padre? - volvió a preguntar con miedo Himeko.
- ¡No hay ningún padre! - afirmó Xu-Xu - No ha tenido intención de tener ningún hijo y no parece interesarse por Karura, no llames padre a un error.
- No digas eso Xu-Xu… él no lo sabe.
- ¿Y por qué no se lo dices? - la increpó Xu-Xu - Debería estar aquí para apoyarte.
- No me atrevo a decírselo… yo no puedo arruinarle la vida…
- ¿Y la tuya si? Anda, ve y hazte la prueba y entonces, según salga, empezaremos a pensar… vamos - ordenó Xu-Xu.
Karura miró dudosa a las dos chicas.
- Así saldrás de dudas - la animó sonriendo Himeko.
- Bueno ¿Y que tengo que hacer?
- Es muy fácil, tienes que orinar en el palito… trae - Xu-Xu rompió la bolsita y sacó la prueba, tiró de una especie de capuchón, como si fuera un bolígrafo - Aquí… luego lo cierras y esperas… tiene que salir una rayita rosa aquí, eso es que está bien hecho después, si sale otra es que estás embarazada, si no sale pues… haremos una fiesta.
Karura volvió a mirar a Himeko.
- Venga, los nervios no son buenos - volvió a sonreír Himeko.
Karura respiró profundamente.
- Si, es verdad, que demonios, es peor la incertidumbre, trae, voy a sacarme esta duda de una vez por todas.
- Corre… lo cierras y no lo mires… lo miramos nosotras… corre - decía Xu-Xu.
Xu-Xu y Himeko esperaban en la habitación de Karura.
- ¿Estás enfadad, Himeko?
- No se… creo que me he asustado. Es algo muy grave.
- No es tan grave… Bueno, si lo es, pero piensa que…
- ¿No estarás pensando en que aborte, verdad?
- No estoy pensando en nada, eso es una decisión suya, yo desde luego no seré quien le diga lo que tiene que hacer, ni tampoco quien la obligue a una cosa y otra.
- ¿Pero de veras eres capaz de pensar algo así?
- Mira, yo creo que yo no lo haría, eso es lo que pienso ahora pero… tendríamos que estar en su situación para comprenderla ¿no? También pienso que sería incapaz de dar mi hijo en adopción pero… ¿y yo que se que locura puede darme? Desde luego yo no pienso juzgarla.
- Pero, supongo que intentarás…
- Ayudarla… intentaré ayudarla.
Karura sentía que las piernas le fallaban y el pulso le temblaba, era seguro que nunca en su vida se había sentido tan asustada. Cerró y no se atrevió a mirar la ventanilla donde tenía que salir el resultado. Cerró la tapa del inodoro y se sentó, colocando aquella cosa sobre el bidet. Los nervios parecían empezar a querer instalarse en su estómago, se llevó las manos a él mientras se inclinaba un poco hacia adelante.
Volvió a respirar profundamente y decidió que debía ser valiente ¿Cuándo había sido ella una cobarde? Con decisión cogió la prueba y miró.
Una raya de color rosáceo se veía en la ventanilla ¿debería haber salido ya la otra? Se fijó bien, la humedad parecía ir recorriendo el papel que se veía a través de la ventanita, despacio, lento… Karura fijó la vista ¿Cuanto tenía que esperar? Volvió a dejar la prueba encima del bidet para coger el papelito que venía dentro de la bolsa y leer las instrucciones… unos minutos… solo tardaba unos minutos… pasados 10 minutos el resultado debía darse por válido… Volvió a cogerla… no salía nada… no salía nada… la humedad ya perecía haber recorrido todo el papel y no salía nada y había una raya, eso era que estaba bien hecho… solo una raya… solo una.
Los nervios de Karura empezaron a ir tornándose en una alegría desbordante, sentía ganas de reír y gritar. Se levantó y salió muy alterada del servicio.
Himeko y Xu-Xu la vieron entrar con una sonrisa en los labios.
- ¿Ya? - preguntó Himeko.
- ¡Negativo! - exclamó Xu-Xu - ¿A que si?
- Si, si, si…. Mira… ¿estará bien, verdad?
- ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¿No te lo había dicho?
Karura estaba radiante de felicidad. Suspiró esta vez llena de alivio.
- ¿Has visto, tonta?
- Oyes ¿Pero esto será de confianza, no?
- Pues claro, son de una clínica.
- No estarán caducados o en mal estado.
- Que no… Menudo peso te has quitado de encima ¿eh?
- Que alegría ¿verdad Karura? - intervino Himeko.
- ¡No lo sabes tu bien! Ufff…. Que mal lo he pasado. Ahora, os aseguro que esto no me vuelve a pasar nunca más.
- ¿Y eso es seguro? - interrogó Himeko.
- En un 99% - contestó Xu-Xu.
- De todas formas dice en el papel que si sigue sin venirme que repita la prueba en una semana…
- Pero eso es para quienes se la hacen al muy pronto… ¡Que bien, Karura! ¡Que alegría! Ahora verás como te relajas y te baja… seguro.
Regresaron donde estaban los chicos. Habían encendido la consola y parecían muy entretenidos.
- ¿Ya habéis terminado de cotillear? - preguntó burlón Karasu.
- Si… ya os hemos puesto verdes - contestó Xu-Xu - Anda, dejarme que yo también quiero jugar.
Karura no podía ocultar su sonrisa.
- Pues casi es una pena - comentó en voz baja Himeko - Casi me hacía ilusión tener un sobrinito.
Karura la miró realmente sorprendida ¿Qué había dicho? ¿Significaba eso que sabía lo de ella con Hizashi?
- Tu mirada me lo confirma - continuó la chica - No me mires así, solo lo sospechaba.
- Pe… pero ¿Por qué?
- Pasáis mucho tiempo juntos y tú le agradas… era una sospecha que tenía.
- Por favor no le digas nada… por favor.
- Pero ¿por qué?
- Por favor, fue solo una vez y fue un error… por favor.
- Está bien, está bien… no le diré nada.

En la cocina, Akira preparaba los platos con los trozos de tarta en silencio.
- Akira - comentó su madre - ¿Te ha molestado que hablara de Yuri?
- Un poco, si. Parecías una madre celosa empeñada en demostrar que Yuri es perfecta.
- Es que para ti, Yuri es perfecta.
- Dirás que es perfecta para ti.
- Sería la esposa ideal para un Shikamoto. Tiene gracia, belleza, sabe comportarse, conoce nuestras costumbres…
- Mira mamá, el día que quiera formar una familia serás la primera en saberlo y hasta dejaré que me asesores, pero por lo pronto lo único que quiero es poder vivir tranquilamente y hacer lo menos posible.
- Akira ¿Desde cuando me hablas así?
- Lo siento mamá, pero no quiero complicar mi vida con novias. Voy a llevar esto al comedor.
Akira había repartido la tarta poniendo un trozo de nata y un trozo de chocolate en cada plato. Después de repartirlos se sentó al lado de Akane.
- Te cambio mi chocolate por tu nata - le dijo en voz baja.
- Si hay que comer chocolate, se come.
- Eres malo. La nata la he hecho para ti, se que no te gusta el chocolate.
- ¡Humh! - se oía a Chiharu - ¡Si que está rica esta tarta! ¿La has hecho tú?
- Si ¿No está demasiado dulce?
- Está perfecta.
La madre de Akira llegó con una bandeja, en ella una botella y unos vasitos.
- Tomad, he traído esta crema de chocolate, es un licor sin alcohol.
Akira frunció el ceño, eso no le gustaba nada… más chocolate.
- Verás que buena está, Akane - dijo Chiharu - Es un poco amarga pero te deja un gustillo muy rico.
- No creo que sea buena idea - comentó Akira.
- ¡Pero que sosainas eres, hermanito!
- Toma, prueba, señorita Akane - dijo el padre sirviéndole el licor en uno de los vasos.
- Gracias - Akane bebió un poco - Es verdad, deja un regustillo muy… agradable, entran ganas de beber más.
- Pues bebe sin miedo - añadió el padre volviendo a llenar el vaso.
- Recordé que Akira había dicho que te gusta el chocolate - explicó la madre.
- Si, es mi perdición.
- Por eso no vas a beber más - advirtió Akira.
- Deja a la chica disfrutar, fantasma, que ere un fantasma - inquirió Chiharu.
Al cabo de un rato Akane estaba muy contenta, las mejillas se le había tildado de un ligero color carmesí, y desde luego no estaba borracha, eso estaba fuera de dudas, porque la bebida no tenía alcohol, todo era causa del chocolate. Había tomado demasiado, su trozo de tarta, la de Akira, otro trozo que le sirvió su madre, un cuarto que le dio Chiharu, que decía que era para no dejar ese mísero trocito, y, por supuesto los chupitos que había bebido, que por mucho licor sin alcohol que fuera, era crema de chocolate y encima al ser bebido, Akane ya había perdido el control de lo que tomaba.
Akane se tomó el último pedacito del último trozo de tarta que quedaba y como era el último se aseguró de saborearlo como ese manjar se merecía.
- Criatura - dijo el padre de Akira mirándola alucinado - Cuando besas a mi hijo ¿Disfrutas tanto?
El trozo de tarta se le fue a Akane por donde no debía, provocándole una sonora tos, pero lo peor fue que Akira, con los ojos abiertos como platos, mientras le recriminaba a su padre ese comentario, quiso ayudarla, sin darse cuenta de que tenía un vaso lleno de licor en una mano y lo vertió entero encima del vestido de su amiga.
- ¡Pero mira lo que haces! - le gritó su madre.
- Lo siento, ha sido culpa tuya papá.
- Mira lo que has hecho, desde luego papá ¡que vergüenza! - le recriminaba Chiharu.
- No pasa nada - decía entre toses Akane - No es nada.
- ¡Pero mira tu precioso vestido! Tienes que quitártelo, hay que lavarlo cuanto antes - casi ordenaba Yoshiko.
- Pero si no es nada…
- ¿Qué no es nada? No, no, estoy hay que limpiarlo cuanto antes. Akira, acompáñala a tu cuarto, ahora le subo algo de ropa.
Yoshiko se levantó y salió por la puerta que daba al jardín, iba hacia un trastero donde guardaban ropa que yo no usaban. Akira se extrañó que no le mandase que le dejara alguna cosa suya o de Chiharu.
Akane siguió a Akira hasta su cuarto.
- Anda, pasa - dijo el chico abriendo la puerta.
- ¿Vas a pasar conmigo? - le preguntó con bastante malicia.
- Akane tu no estás bien, has tomado mucho chocolate.
- ¿Tu crees?
- Creo que has tomado demasiado.
- Dame un poquito más, anda, lo necesito, necesito un poquito más - dijo con tono meloso.
- Akane, entra ahí y espera.
- ¿Me lo vas a traer?
- Trata de comportarte, por favor.
- ¿Y si te pago por el chocolate?
Yoshiko subía las escaleras.
- Entra te digo - Akira la empujó dentro de la habitación, cerrando la puerta.
- ¿Pasa algo? ¿Se encuentra bien?
- Si… trae ¿esto quieres que se ponga?
- Si, anda dáselo y que te de el suyo y lo metes en la lavadora.
- Claro… esto, retira ya el licor ¿vale?
- Retíralo tú cuando bajes.
Akira tocó la puerta con los nudillos. Akane abrió un poquito y se asomó.
- ¿Me lo traes?
- Toma - dijo ofreciéndole el vestido que había subido su madre.
- Digo chocolate, bobo.
- Ya no hay chocolate. Toma y cámbiate.
- Espera - Akane sacó por la estrecha abertura su vestido rosa.
- ¿Estás desnuda? - preguntó ahogadamente Akira.
- ¿Quieres averiguarlo?
- ¡No! Trae y haz el favor de vestirte.
Casi le arrancó el vestido rosa de la mano y lanzó como pudo el de su madre al interior de la habitación y se marchó de allí lo más rápido que pudo.

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