miércoles, 30 de noviembre de 2011

90. Como el día y la noche

Era jueves por la tarde, por lo tanto día de ensayo y otra vez Akane tenía que cuidar de su hermano pequeño aunque esta vez no estaba tan molesta quizás porque se encontraba más que emocionada.
De camino al instituto se encontró con Akira, Kyojin y Ryuko. El pequeño corrió a saludar a Akira y después a Ryuko. Akane llegó a ellos con una enorme sonrisa y sacando de su bolso un papel cuidadosamente doblado.
- Mirad - dijo nada más estar cerca de ellos - Mirad, mira Akira la autorización, por fin me la han firmado.
- Hola, eh, hola - saludó Kyojin.
- Hola, hola, es que mira ya tengo autorización para trabajar.
- Por fin lo has conseguido - sonrió Akira.
- Anda tonta - añadía Ryuko - ¿Lo ves? Y tú que te creías que no te iban a dejar.
- Ha sido gracias al padre de Akira, él habló con mi padre y mira, le ha convencido, si es que es el hombre más maravilloso del mundo.
Akira la miró frunciendo el ceño, pues si, solo faltaba que ahora le admirase como si fuese un héroe…
- No creo que sea para tanto - comentó.
- Uy que no. Si no llega a ser por él no me dejan, pero mira... ¡Ay, no me lo puedo creer! Estoy que me va a dar un orgasmo.
- Pues que no te de delante del Kaguya, no vaya a ser que piense que es por él.
- Que tontito eres.
- Parece que por fin las cosas empiezan a irme bien ¿verdad?
- ¿Y cuando empiezas? - se interesó Ryuko.
- El lunes ¡Que emoción!
- ¿Y que va a hacer tu madre sin ti? - insistió Ryuko.
- Se las apañará, mis hermanos ya son mayores, tampoco es tanto trabajo. Eso si, hoy me ha vuelto a endosar a Kenta, yo creo que para aprovechar todo lo que pueda. Hoy se han ido ella y su marido al cine, que dicen que hace mucho tiempo que no salen solos, pero hoy estoy tan contenta que no puedo ni enfadarme.
Tanto Kyojin como Ryuko y Akira pensaron que lo que la madre de Akane tenía era un morro inmenso pero los tres decidieron que era mejor guardar silencio y obviar ese comentario.
No tardaron en juntarse con Sumire, Kenshi, Jisei y Shibi.
- Hombre Kenshi - saludó Kyojin - ¡Cuanto bueno!
- Ya era hora que se te viera el pelo, guapito -añadió Ryuko.
- Pues anda que no sois exagerados vosotros ni nada, como si me hubiera ido a otro país o algo así.
- Pues casi pero claro como Yuri te tiene secuestrado.
- ¿A mi? Anda que... ¿Para eso vengo con vosotros, pesados?
- Vale, vale, no te alteres - habló Akane.
- ¿Otra vez vienes con nosotros? - se dirigió Shibi al pequeño que iba cogido de la mano de Akira.
- Me llamo Kenta, tonto y Aki es mi hermano.
- Ah si ya me enteré - confirmó Kenshi - Y cuando se casen te dejarán jugar con el gatito.
- ¡Si! Y Akira le va a dar un beso a Akane que se le van a caer las bragas - rió el niño como si estuviera desquiciado.
Todos miraron fijamente a Akira que había abierto los ojos desmesuradamente.
- Yo no he dicho eso - se apresuró a decir mirando con terror a Akane - Te juro que nunca he dicho eso.
- Tu no quieres llegar entero a tu cumpleaños ¿verdad, Bambi?
- ¡Lo dijo Akane! - seguía riéndose el niño, ahora todos miraron a Akane.
- No es lo que pensáis - habló Akane - Yo no he dicho eso, solo dije que cuando Akira besa a una chica a esta parece que se le caen las bragas… era un sarcasmo, por la fama que tiene ¿Por qué me miráis así?
- ¿Quieres que te bese a ti, calabacita?
- ¿Por qué no te vas a la mierda? Creo que han puesto un columpio allí.
- Si quieres que te bese, solo tienes que pedírmelo.
- Tu sueñas.
- Te has puesto colorada.
- ¡Que me dejes!
- Desde el otro día me pregunto si es que estáis saliendo de verdad - sonrió traviesa Sumire.
- Sabes que no Sumire - contestó mosqueada Akane - Te lo hubiera dicho, eres mi amiga, es que mi hermano que es un fantasioso.
- Pues si - la interrumpió Akira - Estamos saliendo - afirmó con rotundidad haciendo que la sonrisa de Sumire se hiciera aún mas grande si cabía - No hace falta que disimulemos mas Akane, son muy perspicaces.
- ¿Por qué no le haces un favor al mundo y te pierdes, ciervo del demonio? - gritó Akane - Al loco este ni caso.
- ¿De verdad? - preguntó Kenshi.
- Si - contestó de nuevo Akira - ¿A que si, Kenta?
- Claro, Aki es el novio de Akane.
- ¿Desde cuando? - se interesó ya bastante emocionada Sumire.
- Pero bueno que no le sigáis la corriente ni a él, ni al niño.
- No tenemos porqué mentir Akane, tu me gustas, yo te gusto, no le veo razón a ocultarlo.
- Desde luego, con lo contenta que estaba yo. Está claro que eres especialista en ponerme de mal humor.
Akane cogió a su hermano y tiró de él hasta separarse de Akira y aceleró el paso. Akira se quedó sonriendo satisfecho.
- ¿Por qué haces esas cosas? - le preguntó Kenshi.
- Me encanta cuando se mosquea.
Al cabo de unos minutos se habían formado varios grupos. Akane iba la primera con Kenta, seguida por Jisei, Sumire, Ryuko, Kyojin y Kenshi y cerraban la "comitiva" Shibi y Akira.
- ¿Será cierto que están saliendo? - dejo caer Sumire como si nada.
- ¡Akane! - gritó Jisei - ¡Para un momento!
Todos se detuvieron.
- ¿Qué te pasa ahora?
- ¿No le has contado a Akira tu "otro" problema?
- ¡Puff!- resopló Akane - Se me había olvidado.
- ¿Que sucede? - preguntó intrigado Akira.
- ¿Te acuerdas de aquella escena de celos que diste una vez delante de mis padres? Si, aquella vez, cuando vinimos de la piscina de Kamui.
- ¡Ah! Pero de eso ya hace mucho.
- Pues aún sigue coleando, en mi casa no se olvida nada.
- Lo hice para que pensaran que yo era un celoso y tuvieras una excusa para decir que habíamos roto.
- ¿Y por qué hiciste eso? - interrogó Kenshi.
- Porque mi familia cree que estamos saliendo - explicó Akane - Vamos, están más que convencidos.
- Y no se lo creyeron - concluyó Shibi - Normal.
- No si, si se lo creyeron - añadió Akane - Se lo creyeron demasiado.
- Ahora su familia está dividida - continuó Ryuko.
- Y no es solo eso. Ahora mi madre está en plena crisis "yernal". Por un lado le parece encantador que Akira se ponga celoso, eso demuestra lo que le intereso pero por otra, es que Ginta le habló de los Kaguya, de quieres eran y de que Kamui es tan popular y todo eso y emparentar con una familia así pues como que le atrae; pero su marido dice que no, que los Kaguya no son de fiar, que ha oído muchas cosas sobre ellos y que no, que tu eres el chico que necesito, así, celoso y todo, que sepa decirme las cosas claras y ponerme en mi lugar, que soy una cabeza loca que me dejo llevar por mis instintos y no, no puede ser, necesito alguien firme que me ate corto.
Akira arqueó una ceja.
- ¿Piensa que soy un astrolopiteco o algo así?
- Algo así, que Takato le dijo que eres un machista pero todavía le gustaste más.
- Así me gusta - Kenshi le palmeó la espalda - Todo un macho nipón, ahí, con los pantalones bien puestos.
- ¿Pero que dices? Si las mujeres me mandan a mi más que a nadie.
- Ah, es lo que hay - continuaba Akane - Que a ver si consigues meterme en vereda que estoy yo muy despendolada. Y mi madres, claro, se mosqueó, que machistas no quiere en casa.
- ¿Tus padres han discutido por Aki? - se interesó Shibi.
- No, discutir no discutieron. Lo mejor vino con mi padre y su mujer cuando se enteraron del tema, claro, para eso tengo hermanos, para que lo larguen todo. Mi padre opina que de celosos nada, que a ver si vas a ser un loco psicópata que me va a humillar psicológicamente, a ver si no voy a poder ni hablar con nadie, de eso nada que antes de que me hagas daño él te corta las pelotas.
- Eso se está poniendo chungo - suspiró Akira.
- Que dice mi padre que lo que tengo que hacer es salir con Shibi y dejarme de celosos y de herederos que seguro que el Kaguya es un finolis, yo, con Shibi, un chico al que ya conocen y conocen a su familia, que sus hermanos y los míos son amigos, que vamos a sus cumpleaños y nos vemos en el parque... un chico serio y formal es lo que me merezco, pobre pero trabajador.
- ¡Ah! - gritó Sumire - ¿Y que vas a hacer?
- Espera, si hay más - intervino Jisei.
- Claro que hay más, luego está la mujer de mi padre, que dice que Akira es encantador, educado, amable y está muy bien que sea algo posesivo, que es muy listo y tiene mucha paciencia conmigo y que tiene que ser una bellísima persona para hacer lo que hace, así que, Aki, a Maron te la tienes ganada.
- Pero vamos a ver que yo me aclare - interrumpió Kenshi - ¿Cuantos suegros tienes tu, Aki?
- Espera, espera, que mis hermanos también tienen sus opiniones, que dicen que son de la familia y no se puede meter a cualquiera en la familia.
- ¿Y eso lo dicen ellos? - habló irónico Akira.
- Ginta dice que está a tu favor, que le caes bien, si, le gustas de cuñado, que a ti se te dan bien la chicas y a quien árbol se arrima... ya sabes, pero a Takato no, no es que no le gustes es que opina que es mejor Kamui, no porque le caigas muy mal sino porque Kamui tiene pasta y si cojo un cáncer o algo malo seguro que tiene medios para salvarme y yo, el dinero no da la felicidad, pero ayuda.
- Vaya con tu hermanito - rió Kyojin - Es todo un materialista.
- A mi hermano la vida le parece un drama espantoso, pero vamos, con dinero se hace más llevadera. A Yusuke no le gustas, que dice que eres un "roba-hermanas" y un aburrido, que es mejor que me quede con Shibi, que así él y el hermano de Shibi serian como de la familia y eso les mola. Pero a Hideki si le gustas, eres un cerebro a su altura, la némesis de su inteligencia, que no se lo que significa pero ¿a que queda chulo? Pero no creas que queda aquí la cosa que mi hermanastra también opina, más que nada porque oye, Kamui tiene una casa con piscina y eso es un mérito muy grande.
- ¿Alguien más? - se quejó Akira - ¿El anticristo no dice nada?
- A ese ya le has oído antes.
- ¿Y tus abuelos? - continuó riendo Kyojin - Porque tu debes tener muchos abuelos.
- Eso es fácil de resolver - habló Sumire - Di tu lo que opinas.
- Ah si lo hago pero nadie me escucha y yo solo quiero hacer un agujero y enterrarme.
- ¿Has pensado en buscarte otro distinto? - rió ahora Ryuko.
- Si, lo que me faltaba, lo que he pensado es en decirles que soy lesbiana a ver si a sí me dejan.
- Mejor hazte monja de esas que se casan con Dios - reía ahora Jisei - Si les dices que te van las tías seguro te buscan novia.
- Diles que te vas a convertir en un ser asexuado - comentó también Shibi.
- Yo les he dicho que voy a vivir sola y que no necesito a nadie.
- ¿Y? - preguntaron varios a la vez.
- Les he dado pena.
- No te preocupes - habló Akira - Todo se resolverá, no merece la pena preocuparse por algo que no sabes como solucionar.
- Eso, eso - intervino Sumire -Tú déjate llevar, ya verás como terminas casándote con Akira.
- Si - también habló Jisei - Tú déjate llevar y cuanto te des cuenta estás casándote con Kamui.
- Akira es mas real - discrepó Sumire.
- ¡Ni que Kamui fuera de plástico!
- Tú déjate llevar - intervino también Ryuko - Y te casaras con Shibi, que siempre está a mano.
- Si me dejo llevar a lo mejor os apaleo a las tres.
- Ríndete - dijo Akira - No puedes con las tres.
- Oye Aki - Sumire se plantó delante de él con los brazos en jarras - Tu no te angusties y no te rindas ¿vale?
- No hay problema, Akane va a casarse conmigo, eso está más que decidido - sonrió.
- Cada tonto con su tontería - se quejó Akane.
- No entiendo nada - gruñó Kenshi - ¿Vosotros no estabais saliendo o que?
...
Nowaki había ido a buscar a Himeko para ir juntos al ensayo. Tenía una cosa muy clara y era que tenía que hablar con ella. Caminando a su lado la miraba disimuladamente y ella, apurada, trataba de no cruzar su mirada con la del rubio.
- Himeko - le dijo por fin.
- Di... dime - le respondió con miedo.
- Me gustaría hablar contigo.
Himeko sintió un vuelco en el corazón, algo le decía que lo que Nowaki iba a decirle no le iba a gustar.
- Pero... aquí mejor no.
- Es que quiero hablar contigo.
- Bu... bueno pero...
- Es que tengo que decírtelo.
- No tienes que decirme nada.
- Pero tú me dijiste algo y yo tengo que responderte.
- No... no hace falta - Himeko no quería oír las explicaciones de Nowaki - Yo solo te dije aquello porque necesitaba que lo supieses, no para que me contestases ni nada.
- Pero te mereces una respuesta.
- No... si no es la que me gustaría.
- Himeko...
- Déjalo Nowaki, no te esfuerces... debe ser muy difícil para ti este tema... mejor lo dejamos y ya.
- Es difícil porque te aprecio mucho.
- Ya lo se Nowaki. Por eso me gustas, porque siempre tienes en cuenta los sentimientos de todos, siempre intentas ayudar a quien sea y nunca te rindes.
Nowaki dejó salir un largo suspiro, por nada del mundo deseaba dañar a Himeko, ella era una buena chica y no se merecía pasarlo mal, por eso tenía que hablar con ella, no quería que se hiciese ilusiones con respecto a él y terminase sufriendo.
- Como cuando te empeñaste en ayudar a Kohaku - continuaba Himeko - Y le hiciste comprender que no estaba solo.
¡Kohaku! Ahora lo recordaba... a Kohaku le gusta Himeko... él también debe estar pasándolo mal... podía entenderlo perfectamente, él sabía lo que es que te guste una chica que se interesa por tu amigo... una situación bastante difícil y lo peor de todo es que ahora él estaba implicado en dos triángulos y ocupaba distintas posiciones y ninguna de las posiciones era muy cómoda.
Himeko... la dulce Himeko... ella era una gran chica y se merecía que fuese totalmente honesto con ella. Recordó a Kamui, era gracioso, ahora él estaba en la misma posición que Kamui, tampoco sabía muy bien cuales eran sus sentimientos, siempre creyó estar enamorado de Momoka pero últimamente se planteaba si no era solo cabezonería suya que se aferraba a esa idea. El siempre consideró a Kamui como su mejor amigo y a la vez su rival a superar, le gustaba tenerle como referencia para esforzarse al máximo y a Momoka le gustaba Kamui así que él tenía que conseguir que se fijara en él, al menos esa era la teoría que tenía su madre, que se interesaba por Momoka para demostrarle a Kamui que podía vencerle en cualquier cosa... teorías de psicólogos.
Lo que estaba claro es que él no iba a actuar como Kamui. Cuando habló con él este le dijo que no sabía bien lo que sentía por Momoka o por Akane y que quería averiguarlo y su forma de averiguarlo era pidiéndole una cita y a Nowaki eso no le parecía bien, Momoka podría hacerse ilusiones y si luego Kamui escogía a Akane le iba a doler aún más... no, él no actuaría como Kamui, él no iba a dejar que Himeko se hiciese ilusiones para luego pisoteárselas, él no era así.
Y luego estaba Kohaku, él podía comprenderle más que nadie porque estaba en su misma posición y sabía lo doloroso que es ver a la chica que te gusta ir detrás de tu amigo y para colmo ver como la trata con desprecio... ¿Eso era lo que pasaba? ¿Kohaku sabía que a Himeko le gustaba él? Entonces todo este tiempo... No, no podía permitir que ni Kohaku, ni Himeko lo pasasen mal por su culpa.
Sus dos amigos... él los quería, quería a Kohaku y a Himeko, los consideraba grandes amigos...
- No tienes que preocuparte por mi, Nowaki - continuaba hablando Himeko, un color carmín teñía sus mejillas y a Nowaki le pareció muy tierna.
- No quiero que lo pases mal, Himeko. Quiero serte sincero, totalmente sincero. Sería muy fácil para mi decirte que no se bien lo que siento y aprovecharme de ti, pero no lo haré, además se lo que duele que intenten aferrarse a ti para olvidar a otra persona.
- Nowaki...
- Por eso - puso una enorme sonrisa en su rostro - Quiero que sigamos siendo amigos. Vamos a dejar las cosas por ahora... aún somos muy jóvenes y nunca se sabe lo que va a pasar ¡vaya que si!
- Nowaki...
- Nunca te haría daño Himeko.
Himeko retiró la mirada de Nowaki, se sentía muy bien, a pesar del rechazo de Nowaki no se sentía mal... por eso le gustaba Nowaki, porque era una gran persona y ella le admiraba mucho.
Y de forma espontánea, como todo lo hacía Nowaki, una idea comenzó a fraguarse en su mente... porque dicen que un clavo saca otro clavo... Una extraña risita salía de entre los dientes de Nowaki... vaya idea que acaba de tener, la segunda mejor idea de su vida.
...
En el gimnasio se había separado en los grupos habituales. Como en el ensayo anterior, la presencia de Kenta causó bastante expectación. Yuri, sentada, le había cogido y puesto sobre sus rodillas mientras Kenshi parecía jugar con él a boxear; Nowaki miraba a Yuri pensando como podría llegar hasta ella y hacerle entender lo peligroso que era jugar con su salud, Momoka observaba a Kamui que parecía no apartar sus ojos de Akane y hasta juraría que parecía celoso cuando esta hablaba con Akira. Por su parte Kohaku notaba a Himeko muy alterada y nerviosa y la chica evitaba acercarse a Nowaki ¿habría pasado algo entre ellos?
La llegada de Inari, el profesor de turno encargado aquel día, les obligó a dejar sus pensamientos a un lado para prestar atención.
- Cada día está más guapo ¿verdad Jisei? - comentaba en voz baja Akane sonriendo de forma retorcida.
- Déjalo Akane, déjalo - le advertía Jisei.
- Tú y yo tenemos que hablar de muchas cosas, pequeña.
- ¿Cómo que?
- Como de como vais a resolver vuestra "tensión sexual no resuelta"
- No se para que te cuento nada. Oye ¿Quieres que te eche las cartas?
- Sabes que no creo en esas cosas.
- El decir que no crees presupone decir que crees en ellas.
- ¿El que?
- Cuando realmente no se cree en algo no sueles molestarte ni en valorar si crees en ello o no.
- Tu y tus acertijos.
- Yo me entiendo.
- Eso digo, que tu te entenderás porque lo que es yo no te he comprendido nada.
- Vale, pues como no crees en las cartas voy a echártelas.
- Si te he dicho que no creo en esas cosas. Me niego a que unas cartas me digan como va a ser mi futuro, mi futuro lo elijo yo.
- Ya, ya, ya lo se. Pero si no crees en ellas ¿Por qué te molesta que te las eche?
- ¿Y por qué no te las echas a ti misma?
- Ah porque ya lo he hecho. Venga, como no crees en ellas te debe dar igual.
- Y luego dices que yo soy cabezota.
- ¿Te da miedo lo que te puedan decir?
- Si claro, un miedo que te cagas, me da miedo lo que una baraja pueda "decir"... bah, de todas formas harás lo que te venga en gana pero eso si, me lo cuentas.
- ¿No decías que te daba igual y que no crees en estas cosas?
- Hombre creer no creo pero me da curiosidad ¿Es que me va a pasar algo malo?
- No lo se... hay mucha perturbación... un cambio te espera, un cambio drástico.
- ¿Un cambio? ¿Me voy a volver guapa o algo así?
- Es algo que va a cambiar todo.
- Todo... a lo mejor me tiño el pelo de negro, siempre he querido ser morena.
- ¿Quieres tomártelo en serio?
- ¿Pero que me voy a tomar en serio? ¿A la sota de copas? Ay Jisei, tú lo flipas mucho con estas cosas.
- Akane tienes que hablar con Akira, tienes que hacerlo.
- ¿De qué?
- Akira tiene una paciencia infinita pero no esperes que la tenga siempre, quizás haya cosas que le duelan, también tiene sentimientos aunque tu no lo creas. Vamos Akane no seas mas rencorosa y dale una oportunidad.
- No, si yo ya no le guardo rencor.
- Entonces se un poco mas sincera con él y contigo misma. Deja de tener miedo, no todo el mundo va a hacerte daño.
- No lo puedo evitar... no quiero...
- Lo se, pero tienes que quitar esa coraza porque ¿sabes? con esa coraza nadie puede llegar a tu corazón.
- Siempre he sido una egoísta ¿verdad?
- No... solo has tenido miedo.
- Si... soy una egoísta, lo se.
- Señoritas - se acercó a ellas Inari - Perdonar que os interrumpa pero te esperamos a ti, directora.
- ¡Ah! Si, si, voy, voy. A ver, atenderme un momento que Akira y yo os queremos decir algo ¿Lo dices tú, Akira?
- No mujer, dilo tú.
- Vale, veréis es que queda menos de un mes para la semana cultural y tenemos que empezar a decidir que es lo que vamos a hacer.
- ¿Que hacer de que? - preguntó Nowaki.
- Como actividad. Akira y yo hemos pensado que tenemos que aprovechar esa semana para conseguir dinerito.
- ¿Pero no íbamos a hacer lo de las exposiciones de las fotos y los dibujos de Suo? - interrumpió Kenshi.
- Si pero creo que además podríamos montar una cafetería.
- ¿Una cafetería? - preguntó ahora Yuri - ¿Quieres que trabajemos?
- Tampoco sería trabajar tanto - respondió Akira - Podemos hacer turnos. No tenemos que estar todos en la exposición.
- Es buena idea - habló Momoka - A los que se les de bien que hagan bollitos o pasteles para vender también.
- Podemos servir te, café o refrescos - continuaba Karura - Podemos montar una bonita cafetería.
- Si pero ¿donde? - interrogó Xu-Xu.
- Se van a montar puestos por todo el campus - explicó Inari - Eso no será inconveniente, solo tenéis que solicitar uno pero tenéis que hacerlo cuanto antes. Escribir vuestro proyecto, explicar que es lo que queréis y para que, ponerlo bonito porque os advierto que hay mas peticiones que puestos.
- ¿Y no habrá que pagar eso? - dijo Karasu.
- No, la dirección los pone a la disposición de los clubs que lo deseen y de las clases que pueden ofrecer algo interesante.
- ¿Pero que clase de cafetería? - se interesó Yuri.
- Una de esas que tenéis las chicas que llevar vestiditos de doncella - dijo poniendo cara de pervertido Nowaki el cual sintió inmediatamente después un capón que le propinaba Momoka.
- Cállate y no digas tonterías - gruñó la chica.
- Y los chicos bien guapos - decía Sumire - Marcando abdominales.
Todos echaron a reír.
- Sumire hija - replicó Jisei - Donde no hay no se puede marcar nada.
- ¿Y uno de cosplay? - propuso Genki - ¿Eh?
- Es una idea - contestó Akane - Yo conozco un café cosplay, los camareros van vestidos de personajes de anime, podría ser divertido.
Esa idea hizo que comenzaran a hablar entre ellos comentándolo, parecía que gustaba esa proposición y después de varias propuestas más y comentarios decidieron que si, que era la mejor idea: harían una cafetería otaku.
Al finalizar la hora de ensayo Kamui se acercó a Akane.
- Hola preciosa, hoy estás guapísima.
Akane miró a su alrededor.
- ¿Me dices a mi?
- Toma - sacó una pequeña caja de bombones.
- ¿Y esto?
- Los vi y no puede resistirlo, es inevitable que me acuerde de ti.
- Ostras, ostras... esto es una tentación muy fuerte, sabes que no puedo decir que no ¿Que quieres a cambio?
- Que vengas el sábado a merendar a mi casa. Haremos juntos los deberes y luego saldremos a dar una vuelta ¿quieres? ¡Ay!
- ¡Kenta! - el pequeño había dado una patada con todas sus ganas a Kamui en la espinilla - ¡Demonio de niño! ¿Pero que te pasa? ¡Pide perdón a Kamui!
- No quiero... es tonto.
- ¡Kenta!
- Me voy con Aki - sacó la lengua he hizo un ruido de burla antes de correr hacia Akira y abrazarse a él.
- Lo siento Kamui, lo siento - decía Akane muy apurada.
- No pasa nada, es normal que le caiga mal, pensará que le quiero quitar a su hermana… yo también golpearía a quien me quisiese separar de ti.
- Eso ha sonado algo raro, yo que tu no lo decía mucho, puede meterte en un apuro.
- ¿Por qué? Es lo que siento.
- Que tonto que eres - rió Akane - Pero que sepas que no me vas a convencer con unos bombones… o tal vez si, quien sabe.
- ¿Vienes a mi casa el sábado?
- Pues mira no lo se, depende de mi madre y de sus planes para el fin de semana. Mañana te lo digo.
- No creas que me voy a olvidar.
- Espero que no hayas tenido nada de ver con eso - comentó Jisei que estaba cerca de Akira.
- No, yo le habría dicho que le hubiese golpeado los huevos con algo contundente.
- Aki... ¿Nos acompañas a casa? - el pequeño tiraba de él.
- No se si tu hermana va a querer.
- Claro que si, quiero que vengas, quiero que vengas, quiero que vengas.
- Esta bien, está bien, ahora le preguntamos a Akane pero calla un poco.
Al salir del instituto encontraron a Kimisuke apoyado en un coche. Jisei fue directa hacia él.
- ¿Que haces aquí?
- Pasaba por aquí y recordé que hoy teníais ensayos así que decidí esperarte ¿Puedo acompañarte a casa?
- Si... si, claro. Ryuko, Sumire... que me voy con Kimisuke, mañana nos vemos ¿vale?
- Puede venir con nosotras - dijo Sumire - No nos lo vamos a comer ni nada y ahora somos amigos ¿A que si, Kimi?
- Claro.
- Es que voy a pasar por el templo... mañana nos vemos.
Jisei no se dio cuenta que, cerca de ella, Inari la veía alejarse con Kimisuke y sentía como una enorme tristeza se apoderaba de él, pero daba igual, a pesar de la impotencia que le causaba tener ese secreto, daba igual, Jisei seguía siendo su amiga, y él se seguía sintiendo parte de su familia y eso era lo que realmente importaba.
- ¿Que te pasa? - se interesaba Kimisuke - ¿Por qué no quieres que vaya con tus amigos?
- No es por ti.
- ¿Te avergüenzas de ser mi amiga?
- No, que va, que tontería, es que quería hablar contigo a solas.
- ¿Y eso?
- Me gusta estar contigo y charlar como en los viejos tiempos.
- Si dices eso parecemos ancianos,
- Cuanto estoy contigo paseando, como ahora, me siento llena de paz, tu aura es tan pacífica, tan llena de serenidad... triste pero serena.
- Es porque estoy en paz conmigo mismo. Antes mi vida estaba llena de rencor, rencor hacia todo el mundo, porque me trataban mal, porque me miraban raro ya que siempre estaba enfermo, porque huían de mi, pero aprendí a calmarme y verme a mi mismo, a mi yo interno... ¿Que es lo que te perturba a ti, Jisei?
- Kimisuke es que yo tengo un problema que me está volviendo loca.
- Me asustas ¿Que te pasa?
- Es que yo... yo... tu me conoces yo no soy una chica de las que lloran continuamente quejándose de todo pero es que... siento un dolor en mi pecho que me ahoga y yo...
Kimisuke la agarró de ambos brazos obligándola a detenerse.
- ¿Que te pasa? ¿Alguien te ha hecho algo?
- No - negó con la cabeza - Es que mi alma no consigue calmarse, siento mucho desasosiego y no se a quien acudir.
- Pues cuando creas que estás dispuesta para hablar te escucharé.
...
Mitsuki había ido a la casa de Kohaku, iba para que le ayudase con los deberes, según ella es que aún no conocía a nadie de su clase y le daba vergüenza pedir ayuda, además, seguro que Kohaku, estado en cursos superiores podía ayudarla. Y no es que no le diese vergüenza o apuro, que si le daba pero más que eso le encantaba ver a Kohaku y poder estar a su lado.
Era una situación incómoda para el chico, realmente no sabía como actuar con esa muchacha, él no era excesivamente cariñoso o simpático, era más bien solitario pero la psicóloga insistía en que tenía que aprender a relacionarse con los demás y aceptarlos tal y como eran, así que Kohaku intentaba comportarse de la forma más correcta e imparcial posible. A Karura le hacía mucha gracia esa situación y no lo disimulaba lo que hacía que Kohaku se sintiese algún más incómodo.
Mitsuki se había quedado sola en el comedor. Kohaku había ido a la cocina y ella estaba muy nerviosa porque estaba a solas con Kohaku en la casa, Karura había salido y no sabía por donde estaba Karasu, ni le importaba. Distraída pensaba como debía comportarse con Kohaku, quizás como una chica intelectual, mostrando interés por los estudios o como si no le importase para nada estar con un chico a solas cuando un ruido la sobresaltó. Miró hacia la dirección de donde provenía el ruido y allí estaba, en medio de la puerta, entrando, secándose la cabeza con una toalla y desnudo de cintura para arriba... el ser que más odiaba en esos momentos: Karasu.
Quiso gritar asustada o sorprendida, incluso indignada por no haber avisado que estaba pero se quedó paralizada mirándole. Karasu también se detuvo y la miró sorprendido.
- ¿Qué haces aquí, niña? - le preguntó.
- Yo... estaba... haciendo los deberes - contestó aturdida.
¿Pero que estaba haciendo? ¿Le estaba mirando? Es más no podía dejar de mirarle.
- Ah ¿y Kohaku?
- Ha ido a la cocina.
- Vale, pues seguir con lo vuestro.
- ¿Estabas aquí?
- Aquí es donde vivo, por si no lo sabías.
- ¿Por qué no lo has dicho?
- Estaba duchándome, ni siquiera sabía que estuvieses aquí pero de todas formas ¿Tengo que avisarte a ti que estoy en mi casa?
Y como si nada Karasu pasó cruzando el comedor.
Aún estaba aturdida cuando regresó Kohaku.
- Karasu ha estado aquí.
- Me imagino, vive aquí.
- Ya pero... estaba medio desnudo.
- ¿Que estas desnudo?
- Bueno llevaba los pantalones.
- Seguramente no sabía que estuvieses aquí - habló con toda la paciencia que pudo Kohaku - por favor, discúlpale.
- No, si no tiene importancia.
Después de ver aquello Mitsuki ya no se preocupó más de como debía actuar estando con Kohaku, tenía su mente ocupada en otras cosas, cosas que por otro lado la ponían de muy mal humor ¿Por qué tenía que perturbarla tanto ese idiota de Karasu? Total ¿Que le había visto? Nada, no había visto nada del otro mundo, no era para tanto, había visto cuerpos mejores que el de ese estúpido, bueno en persona no pero si en fotos y en la televisión. Era bastante ridículo que la perturbase tanto si total era de lo más vulgar… Ahora tenía una razón más para odiarle.

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