miércoles, 30 de noviembre de 2011

57. Entre flores y palabras

Fue en una tarde de primavera, no hacía ni calor, ni frío y una suave brisa primaveral traía perfume de flores...
Así era como Akira recordaba aquel día. Miraba con melancolía ese trozo de césped donde había vivido tantas sensaciones nuevas. Aquel día él estaba recostado en ese rincón medio escondido del parque, allí los niños que jugaban no le molestaban demasiado y él podía dedicarse a mirar el cielo relajadamente cuando una presencia fue a irrumpir en su paz, su mente y su vida.
"...Cerró los ojos dejándose llevar por esa sensación de paz. Oyó unos pasos que se acercaban a él, se pararon a su lado y aquella presencia se sentó junto a él. No le hacía falta abrir los ojos, sabía quien era.
- ¿Akane? - dijo casi con miedo.
- ¿Cómo sabes que soy yo?
Abrió un ojo y se giró a mirarla, allí estaba, sentada a su lado abrazándose las piernas.
- He reconocido tu colonia... hueles a jazmín.
- Es verdad - Akane sonrió.
Es curioso como cuando una persona te interesa se te agudizan los sentidos y eres capaz de verla en la lejanía entre una multitud, reconoces su voz, sus pasos, su perfume... curiosas facultades que de pronto se nos desarrollan.
- ¿Que haces aquí? - preguntó a su compañera.
- He venido a ver el cielo contigo ¿te molesta?
- No.
Akira volvió a cerrar los ojos. Akane se recostó.
- ¿Te puedo hacer una pregunta, Aki?
- Si.
- ¿Me vas a contestar?
- No.
- ¿Sabes lo que te voy a preguntar?
- Si.
- ¿Qué ves de especial en el cielo?
Akira sonrió levemente.
- Nunca te rindes... Pues no te lo voy a decir.
- ¿Por qué?
- ¿Has venido aquí solo por eso?
- Pensé que mirando el cielo contigo podría entenderlo. Siempre dices que no lo comprenderé.
- Eres cabezota ¿eh?
Guardaron unos minutos de silencio.
- Akira...
- ¿Humh?
- ¿Puedo apoyarme en ti?
- Si quieres...
Sintió como se acercaba a él y apoyaba la cabeza en su pecho, aspiró profundamente el aroma de su pelo.
- Se está bien así.
- Muy bien.
Conocía a Akane el tiempo suficiente como para tener esa confianza, aunque cuando Akane se ponía mimosa era porque quería conseguir algo... a saber que se le habría ocurrido ahora...
De nuevo el silencio.
Akira sonreía, lo hacía porque se acordaba que cuando conoció a Akane lo hizo solo porque era amiga de Ryuko, la chica que le gustaba a su mejor amigo... Akane no era perfecta, no era la chica más guapa del mundo, se metía con él porque decía que era un vago, discutían sobre el machismo y las mujeres, siempre estaba organizándolo todo... vale, Akane no era perfecta pero al fin y al cabo él siempre pensó que la perfección era muy problemática.
- Akira - oyó decir a la chica casi en un susurro.
- Dime - contestó sin abrir los ojos.
- Quiero decirte algo.
- Te escucho - inconscientemente había comenzado a juguetear con un mechón de su pelo.
- Me da miedo molestarte.
Abrió los ojos y la miró fijamente sin decir nada.
- Me da miedo molestarte.
- No creo que vayas a hacerlo.
- ¿Me prometes que no te vas a molestar?
- No lo se...
- ¿Te enfadarás conmigo?
Silencio.
- ¿Te enfadarás? - repitió la chica clavando sus turquesas ojos en él.
- No.
- ¿Seguro?
- Seguro.
- ¿Me vas a odiar?
- No.
- No quiero que me odies.
- No te odiaré.
- ¿Lo prometes?
Silencio.
- ¿Lo prometes? - inquirió.
- No me enfadaré.
- Prométemelo.
- Lo prometo.
- Ni te reirás de mí.
- No lo haré.
- ¡Prométemelo!
- Te digo que no me reiré.
- ¡Dilo!
- Lo prometo.
- Ni que te burlarás de mí.
- Pero que pesada eres... di lo que tengas que decir de una vez.
- ¡Que lo digas!
- No me reiré de ti, ni me burlaré, ni me enfadaré, ni me molestaré ¿vale?
- ¡Júralo!
- ¡Ah! Pero mira que eres pesada... lo juro.
- Es que quiero que sigamos siendo amigos. Tú simplemente actúa como siempre.
Akira arqueó las cejas.
- ¿Vamos a dejar de serlo?
- A lo mejor te molestas conmigo.
- ¿Quieres decirme de una vez que te pasa?
- Prométeme que no te vas a reír de mí.
- Que no me reiré... pesada.
- Y que no te sentirás incómodo. Tú simplemente actúa como siempre.
- Vaaaale... suéltalo ya.
Akane levantó la cabeza para mirarle aún más directamente.
- Akira, tú me gustas, me gustas mucho…
Aquella afirmación le pilló de improviso y sintió como un vuelco en el corazón.
- ¿Ves como no me río? - susurró con voz temblorosa.
- No quiero que te sientas mal, esto no significa nada es qu...
Hizo que callase poniendo dos dedos en sus labios.
- Shiss... es que no he terminado de hablar, no corras tanto, polvorilla.
Akane le regaló una mirada entre temerosa y confundida.
- No me río de ti, ni me molesto, ni me enfado porque tú también me gustas..."
Un golpe en el hombro le sacó de sus pensamientos.
- ¡Lo siento! - dijeron unos niños. Akira miró el balón que le había golpeado - ¡Lo sentimos!
Respiró hondo mientras continuaba mirando aquel trozo de césped. Se sentía triste y melancólico ¿dónde había quedado todo? Pero ese rincón no había sido solo el mudo testigo de esa declaración... había habido tantas palabras, ilusiones, promesas... y lágrimas... Se sentó al pié del árbol apoyándose en él, si, allí mismo estaba hace más de un año, con Akane tumbada con la cabeza apoyada en sus piernas y él volvía a juguetear con sus mechones naranjas.
"...- ¿Hoy no miras el cielo? - sonreía la chica.
- No.
- ¿Por qué?
- Porque he encontrado algo mejor que mirar.
- Aki...
- No te lo voy a decir.
- Jo... Es porque no lo sabes, lo mismo lo miras solo por mirarlo.
- A lo mejor - sonrió - O a lo mejor porque me recuerdan a ti, Kumoyuki.
- Humh... no lo creo.
- ¿Te gustaría saber por qué de noche también lo miro?
- Supongo que lo mismo que por el día.
- No... Por la noche miro las estrellas... Me recuerdan a ti, allí, tan inalcanzables.
- Yo no soy inalcanzable.
- Ahora no pero... no lo entenderías.
-Ya estamos, no soy tan tonta, vale que tú eres muy listo pero yo también tongo lo mío.
- Cuando te mosqueas tus ojos brillan... Hablando de mirar el cielo ¿querrás venir al festival del Tanabata conmigo?
- Aun queda mucho.
- Colgaremos nuestros deseos, luego te llevaré al mejor lugar para ver las estrellas, tú las mirarás y yo veré su brillo en tus ojos.
Akane se incorporó poniéndose de rodillas a su lado. Puso las manos en sus mejillas y le besó con uno de esos besos suaves y llenos de calor que tenían el don de causar un extraño cosquilleo en Akira.
- ¿Desde cuando eres tan cursi? Pareces tonto.
- Será porque me siento un tonto."
Akira sentía como si le estrangularan el corazón,,, todavía dolía, dolía mucho, a pesar del tiempo que había pasado, de todo lo que había sucedido... dolía ¡Que tontos podíamos llegar a ser cuando nos enamoramos por primera vez!
"...- ¿Es una cita? - preguntaba Akane sonriendo.
- Es una promesa."
- Es una promesa - repitió tristemente.
Bien, pues aunque fuera con un año de retraso cumpliría su promesa. Lo tenía ya todo listo, solo le quedaba un detalle: conseguir que ella aceptase. No parecía algo sencillo de lograr pero él tenía un plan, un meticuloso plan para el que necesitaba la ayuda de sus amigos.
- Ya estamos aquí - oyó decir a Kyojin.
Levantó la vista, allí estaban Kyojin, Ryuko, Jisei, Shibi y Karasu. Todos se sentaron cerca de él.
- Muchas gracias por el favor que me hacéis.
- No hay de qué - contestó Jisei - es divertido.
- Sobretodo contárselo a Sumire, ya sabéis es demasiado entusiasta y Akane podría sospechar.
- No te preocupes - habló Ryuko - Se ha quedado con Xu-Xu, ella se lo explicará todo despacito para que lo entienda.
- ¿Y cómo está? - se interesó Shibi.
- Pues con otro esguince - respondió Jisei,
- ¿Otro esguince? - se extrañó Karasu - ¡Pero si solo se ha torcido el tobillo!
- Si, eso creíamos todos pero no veas que tobillo se le ha puesto - explicó Jisei - De nuevo la han vendado y de nuevo anda con muletas ¿a que vas a ser tan amable de llevarla al instituto en tu moto?
- Ya te han vuelto a liar, Karasu - habló Shibi - Que muchacha mas desastre.
- Por cierto Aki, Karura no puede venir - añadió Karasu - pero me ha dicho que cuentes con ella para lo que sea.
- Suo tampoco puede venir - dijo Shibi mientras sacaba un sobre abultado - Toma, ha dicho que espera que sea de tu agrado.
Akira abrió el sobre, dentro había tarjetas con dibujos de flores, echó un vistazo.
- También ha escrito las frases - puntualizó Kyojin - con tinta, es bueno en caligrafía.
- Le hemos pedido que lo hiciera para que Akane no reconozca la letra - puntualizó Ryuko.
- Es muy bueno - comentó Akira - Muchas gracias, se que esto es un rollo pero realmente es importante para mí.
- ¿Crees que te perdonará? - se interesó Ryuko.
- No, no me va a perdonar, nunca lo hará, es rencorosa como ella sola pero se lo prometí y las promesas se tienen que cumplir.
- ¿Y si se lo pides sin más? - curioseó Karasu.
- No aceptaría.
- ¿Cómo estás tan seguro? - se interesó esta vez Kyojin.
- Lo leo en sus ojos, yo soy parte de un pasado que ha quedado en el trastero y no quiere saber nada de él.
- ¿Tan terrible es ese pasado? - bromeó Karasu.
- Ya la conocéis, es una exagerada y orgullosa. Yo lo único que quiero es que me escuche y vuelva a confiar en mi. El pasado es pasado y nunca va a volver y está bien encerrarlo en el trastero pero yo... ahgg... esa chica es muy complicada.
- Si, es bastante testaruda - afirmó Kyojin.
- Demasiado cabezota - añadió Karasu.
- Y desconfiada - agregó Jisei.
- ¡Bueno vale ya! - exclamó Ryuko - ¡Que es mi amiga! Tampoco os paséis...
- Bueno Akira - habló Shibi - Dinos el procedimiento a seguir.
- Bien. Veréis, lo importante es que sigamos un orden y que actuemos con naturalidad, ella no debe sospechar de ninguno de vosotros y menos aún de mi, también es importante que siempre esté con alguno de nosotros para que las podamos distraer, no olvidéis que es muy curiosa y observadora.
- Eso déjanoslo a nosotras - propuso Jisei - Sabemos como distraerla.
- También es importante dejar las tarjetas en el orden correcto y yo solo no puedo hacerlo. Ryuko ¿sabes lo que tienes que hacer?
- Si, no te preocupes pero no lo entiendo.
- Ya lo entenderás... ¿Shibi?
- Es mi amiga y tiene muchos fantasmas que espantar, si así se quita uno, yo estaré allí.
- Vale, vamos a ver el orden...
7 de Julio, Tanabata.
Las calles de Kizuna estaban adornadas con banderitas de colores, los árboles parecían vestidos para una fiesta llenos de adornos y ya empezaban a verse papelitos con deseos escritos colgados.
De camino al instituto, como casi cada día, Akane se encontró con Ryuko, Jisei y Xu-Xu. Esta vez no estaba Sumire, de nuevo con un esguince, Karasu volvía a llevarla en su moto.
Caminaron hablando de sus cosas como cada día.
- ¿Vais a ir al festival? - preguntaba Xu-Xu.
- Yo es que tengo que ir con mi familia - respondía Jisei - Hemos quedado con un amigo de mi hermano - Suspiró inconscientemente porque el amigo de su hermano con el que habían quedado era Inari, ya era mala suerte que tuviera que verle cuando más quería evitarlo.
- ¿Algún bombón? - preguntó Akane sonriendo maliciosa.
- No. Solo es un amigo de Kisuke.
- ¿No será ese castaño de ojos oscuros que es tan mono? Ese que a veces he visto por tu casa - continuaba con la misma malicia.
Jisei la miró de reojo bastante mosqueada.
- Pues si... es ese.
- Oh... entonces no puedes faltar a la cita.
- ¿Quien es? ¿Quien es? - Xu-Xu la miraba con los ojos brillando.
- Un bomboncito - respondió Akane . Lástima que ella ya le ha echado el ojo que si no...
- ¡No digas tonterías! - la cortó Jisei - Es un amigo de la familia.
- Claro, claro, entre amigos hay más confianza ¿Y tu Ryuko? ¿Vas a ir con Kyojin, verdad? Ahora sois prácticamente una pareja formal.
- Si, pero es que... Tú lo has dicho, solo prácticamente. Akane tienes que venir con nosotros.
- ¿Quien? ¿Yo?
- Por favor, por favor, por favor.
- ¿Pero cómo voy a ir con vosotros?
- Ya sabes que mi madre no quiere que salga con él y habrá mucha gente en el festival, seguro que alguien nos ve y se lo dice a mis padres.
- Y me quieres llevar a mí de carabina.
- Porfa, porfa...
- ¿No irá el vago del ciervo también? Porque esto me está oliendo a trampa rastrera contra mí persona.
- No, él no puede. De veras, él tiene otros planes... un compromiso importante o algo así.
- Si algo así como Yuri.
- ¿Eso te molesta? - esta vez la maliciosa era Jisei.
- Por mi puede ir con quien quera.
- ¿Vendrás conmigo? - insistió Ryuko.
- ¿Pero tú estás bien de lo tuyo? ¡Como voy a ir con vosotros!
- Por favor, si nos vamos a divertir, si Kyojin y yo no nos besuqueamos ni nada, si somos unos sosillos, de veras que no somos empalagosos.
- Pues deberíais serlo.
- Que no te vamos a poner incómoda, anda, ven conmigo, iremos como tres amigos.
- No, iremos como una parejita y una vela... ¡que no! ¿Y tu, Xu-Xu?
- Hoy es el cumpleaños de Kenshi y yo...
- ¡Es verdad! Es el cumpleaños del cachorro ¿ya tienes su regalo? - se interesó Jisei.
- Quería dárselo esta noche.
- Uy, uy, uy... esto suena interesante - Akane se frotó las manos - ¿Le darás un beso?
- ¡Calla tonta! Aunque no creas que no lo he pensado.
- Je, je, je - la risita de Akane sonaba muy burlona - Esto se pone interesante.
- Que no, que no... que solo lo pensé... ¡ay, mira que cosas me haces decir!
- ¿Y por qué no vais con Kyojin y Ryuko? Una cita doble estaría bien - propuso Akane.
- ¿Y entonces vendrías? - volvía a insistir Ryuko.
- Si claro, ya no iría con una pareja, si no con dos, sujeto dos velas y así mantenga las manos ocupadas ¡pero que pesada eres!
- Dile a Shibi que te acompañe - habló Jisei.
- A Shibi no le gustan los festivales, ha dicho que irá a buscar luciérnagas.
- Sumire no puede ir por lo de su pie - continuaba Jisei - Podemos decírselo a Karasu.
- Quita, quita... no se porqué me da miedo, sus hormonas y mis hormonas juntas puede ser una bomba.
- ¿Entonces no irás al festival? - preguntó Xu-Xu.
- Me quedaré en casa... o a lo mejor voy a buscar luciérnagas con Shibi.
- ¿Y Kamui? - terció Jisei.
- Irá con Momoka, supongo.
- No - intervino Xu-Xu - Va a ir con Hikari y los otros dos.
- ¡Ven con nosotros! - suplicó Ryuko - Por favor ¿que te cuesta?
- Una úlcera me estas costando, pelma.
Habían llegado al instituto. Se dirigieron hacia sus taquillas.
- Que extraño - comentó Akane - la moto de Karasu no estaba en el aparcamiento.
- Se la habrá llevado a ver mundo... es un decir - dijo Jisei.
Al abrir la taquilla de Akane, un sobre color celeste cayó de ella.
- ¿Que es esto? - se interesó Ryuko.
- ¡Una carta! - exclamó Xu-Xu - ¡Te han dejado una carta! Ábrela, vamos.
Akane miró intrigada a Jisei ¿y si era otra amenaza? Jisei la recogió el suelo y la llevó a su nariz.
- Huele a flores - dijo.
- A ver - Ryuko se acercó a olerla - Es verdad... huele a... no se... me suena mucho. Toma, es para ti Akane.
- A lo mejor se han equivocado.
- Pues pone tu nombre - recalcó Jisei.
En la esquina inferior izquierda se podía leer "Kumoyuki Akane" escrito con mucha precisión y con una tina fina ya también azul.
- ¡Ábrela demonios! - gruñó Xu-Xu - No creo que sea una carta bomba.
Akane también olió el sobre.
- Jazmines... - murmuró pensativa.
- ¡Que la abras ya! - volvió a gruñir Xu-Xu.
Le temblaban las manos, tenía que reconocer que el miedo a que fuese otra sorpresa desagradable era mucho. Miraba aquel sobre tan detenidamente que no podía ver las sonrisas que sus amigas intentaban disimular. Dio la vuelta al sobre, no estaba cerrado, abrió la solapa y vio un papel blanco, temerosa tiró de él.
Era una tarjeta. Dibujada en ella, a mano y con bastante esmero había una flor. Sus tres amigas hicieron ruiditos de emoción.
- ¡Una tarjeta! - exclamaron casi a la vez.
- Es una tarjeta personalizada - puntualizó Jisei - Está dibujada a mano. Dale la vuelta a ver si pone algo.
Sin salir de su asombro la giró. Unos caracteres escritos con pincel de forma ordenada y elegante la sorprendieron aún más.
- ¿Que pone? - se interesó Ryuko.
Akane leyó aquellos caracteres y aturdida miró a su alrededor.
- ¿Pero que te pasa? Trae - Jisei le arrebató la tarjeta y leyó suavemente para que su voz fuese escuchada claramente por su amiga - "Perdóname. No quiero ofenderte ni enamorarte. Solo quiero que sepas que existo. Búscame en las flores y en mis palabras".
- ¡Oh, que romántico! - exclamó con voz soñadora Ryuko.
- ¿Que querrá decir? - se interesó Xu-Xu.
- Que cosa tan rara - musitó Akane - ¿Qué se supone que quiere decir?
- A ver - Jisei cogió la tarjeta y repitió - "Búscame en las flores y en mis palabras". El dibujo es el de una flor, a lo mejor quiere decir algo ¿Que flor es esta?
- Le podemos preguntar a Yuri - respondió Xu-Xu - Quizás ella lo sepa. Pone que no quiere enamorarla ¿que demonios querrá?
- Será un tío raro - apuntó Akane - Anda, vamos a clase.
- ¿Que tal chicas? - saludó alegre Kenshi.
- ¡Kenshi! ¡Feliz cumpleaños! - saludaron varias a la vez.
- Mis besos. Tenéis que darme mis besos - exigió el chico.
Todas abrazaron y dieron un par de besos al chico, alguna le tiró también de las orejas.
- Cachorro malcriado - repetía Shibi.
- Tú ya tuviste tu día, hoy es el mío - protestó Kenshi.
- Mira Shibi - comentó Ryuko - Akane tenía una tarjeta en su taquilla.
- A ver, a ver - dijo muy alterado Kenshi - ¿Se la has escrito tú, Shibi?
- ¿Por qué iba a escribirle algo y dejárselo en la taquilla? ¿No la firma nadie?
- No, mira, es muy rara.
- Así que tienes un admirador secreto ¿ehhhhh? - habló Kenshi con cierto soniquete - Vaya, alguien se va a poner celosillo.
Al entrar en el aula encontraron en ella a Nowaki que se tiró literalmente encima de Kenshi; también estaban Suo, Karura, Kohaku, Himeko y Hizashi. Mientras Nowaki tiraba de las orejas a Kenshi, Hizashi se acercó a Akane.
- Tienes algo en tu mesa - susurró.
- Buenos días Hizashi ¿que es?
- No lo hemos querido abrir.
- ¡Akane! - gritó Xu-Xu - ¡Aquí hay una tarjeta! ¡Y es igual que la otra!
Un sobre celeste, con las mismas letras escritas en la esquina inferior izquierda, reposaba sobre su pupitre. Akane lo cogió.
- ¿Quien lo ha encontrado? - preguntó.
- ¡Yo, yo! - contestó gritando Nowaki - Hoy me tocaba limpieza. Ya estaba cuando llegué ¡vaya que si!
- ¿Con quien te tocaba limpieza?
- Conmigo - contestó Karura.
- ¿No había nadie más?
- Fuimos los primeros... o eso pensábamos.
- ¿Sabes lo que es? - se interesó Hizashi.
- Tenía otra en mi taquilla.
- ¡Es de un admirador! - intervino Xu-Xu - ¡Vamos! ¡Ábrela!
- ¿Estás segura de que no es... - comenzó a decir Hizashi.
- No lo se, esto es muy raro.
- ¡Ábrela de una vez, venga!
Akane así lo hizo, de nuevo sacó una tarjeta, también tenía una flor dibujada aunque esta era distinta.
- ¡Otra flor! - se entusiasmó Xu-Xu - Es muy bonita... venga lee.
De nuevo el aturdimiento apareció en el rostro de Akane y Jisei volvió a quitársela de las manos.
- "Soy" - leyó - "Nací de una mirada tuya, crecí nutriéndome de tus sonrisas. Vivo escondido en el fondo de mi mismo".
- Es un admirador, seguro - dijo Hizashi - Me había asustado - y regresó a su asiento.
- ¿Así que tienes un admirador secreto? - comentó sonriendo Karura.
- Por lo que se ve le gustan los enigmas - añadió Shibi.
- Búscame en las flores y en mis palabras... - repetía Akane mirando la flor dibujada - Es una lila ¿verdad?
- Si, eso parece - contestó Jisei - ¿que era la otra? Parecía un clavel o algo así.
Akane sacó la tarjeta del sobre.
- Es un crisantemo - habló en voz baja Himeko mirando la tarjeta - Un crisantemo blanco ¿No sabes quien te las envía?
- No... gente rara que hay por la vida.
Karasu y Sumire entraron en clase.
- Ya está bien Karasu ¿dónde os habíais metido? - le interrogó Xu-Xu.
- Hola, hola... estaba enseñándole unas cosas a Sumire... y no penséis mal, eran las decoraciones de los árboles... malpensados.
- Sumire, Sumire ¡no sabes lo que ha pasado! - la interceptó Ryuko.
Poco tardaron en contárselo a Sumire, que, siguiendo con lo que habían hablado, organizó un gran escándalo mostrándose de lo mas emocionada.
- ¿Ah! - gritaba - ¡Que cosa tan bonita! ¡Que cosa tan romántica! ¡Que cosa tan misteriosa!
- Bueno vale, relájate un poco - le dijo Akane.
- ¿Cómo me voy a relajar si es tan... emocionante?
Al rato entraron Kyojin, Akira e Yuri enganchada a este último.
- Vamos Aki, te prometo que lo pasarás bien.
- No puedo Yuri, de veras que no.
- ¿Pero que tienes que hacer? Si este año nuestros padres nos han dado permiso para no ir a esa barbacoa que organizan.
- Pues algo, tengo algo que hacer.
- ¿Con quien vas a ir? ¿Con esa guarrona?
- Yuri, primero: no insultes a Karura y segundo: no, no voy con ella.
- ¿Pues con quien?
- Ya te he dicho que tengo algo que hacer.
- Te arrepentirás... ya lo verás.
Akira dejó su cartera con bastante mal humor, le fastidiaba mucho que Yuri llegase a comportarse así, ella no era de esa manera, esa maldita obsesión suya con adelgazar la estaba empezando a cambiar, bien sabía él que solo se comportaba así porque quería que le consiguiese más pastillas y era algo que no soportaba, lo consideraba humillante para ella.
- Yuri, Yuri - Sumire se le acercó con una sonrisa radiante de felicidad - Tu sabes de flores ¿verdad?
- Bueno si, en mi familia vivimos de eso.
- ¿Y sabes lo que significan las flores?
- ¿Que flores?
- El crisantemo blanco.
- Honestidad, sinceridad.
- ¿Y la lila?
- Suele representar el primer amor y la inocencia.
- Vale, gracias.
- ¿Por qué lo preguntas?
- Curiosidad - respondió Jisei - Es interesante.
No tardaron en enseñar las tarjetas a Kyojin y Akira.
- ¿Quien te envía esto? - preguntó Kyojin.
- Eso aún no lo sabemos.
- Algún alma inocente a la que has embaucada - comentó sin mucho entusiasmo Akira.
- Yo no he embaucado a nadie ¿por quien me tomas?
- Seguro que es de primero. alguien que no te conoce bien - continuó con el mismo tono Akira - Deberías averiguar quien es y traerle a la realidad antes de que se estampe.
- Y tú eres tonto, como siempre... Es inútil decirte a ti nada, yo que pensaba que tú con tu gran mente podrías ayudarme...
- ¿A que? - sonrió - ¿Te interesa saber quien es?
- Me interesa saber que me quiere decir.
- ¿No lo entiendes?
- No, no lo entiendo ¿no se estará riendo de mi?
- Mira que eres desconfiada... anda y piensa un poco - volvió a sonreír.
Durante la clase de educación física. Akira y Akane fueron a la biblioteca para continuar con la adaptación de la obra que estaban preparando.
- Yo creo que la mejor es esta, la que parece un cuento...¡eh! ¡Akane! ¿Estás aquí?
- ¿Qué? Ah, lo siento, me he distraído.
- ¿Podrías dejar a tu admirador y hacerme caso?
- No, no es eso ¿que decías?
- Ya, vale ¿Que qué versión te parece mejor?
- Pues mira la verdad es que... no me llega ninguna, es que no se...
- Pues tenemos que decidirnos.
- ¿A ti cual te gusta?
- ¿Me vas a tener en cuenta?
- Si, para no coger esa.
- Chisst - dijo Sumire sentada no muy lejos de ellos . No os alborotéis que esto es una biblioteca.
- ¡Pero si no hay nadie! - contestó Akane - ¿Y tú que haces aquí?
- Como no puedo hacer educación física he venido a ver la película, o sea, a vosotros.
- ¿Tan entretenidos somos? - comentó Akira.
- Ajá. Además lo estoy esperando y no me lo quiero perder.
- ¿El que?
- Algún día, en plena discusión... ya no estoy viendo... Akira se abalanzará sobre ti y...
- ¿La mataré?
- No... algo pasional pero que no termine en muerte.
Akane levantó la silla y la alejó un poco de Akira.
- En fin - dijo - A lo nuestros que tenemos que escoger que adaptación vamos a hacer porque hay que elegir vestuario y todo eso.
- Lo que yo te decía es que a mi me gusta la del cuento.
- La de los samuráis también está bien. Tenemos que escoger una época en la que las hadas no desentonen demasiado.
- Menudo rollo... Oye Sumire ¿Y por qué tengo que abalanzarme yo? ¿Por qué no lo hace ella? ¿No hay igualdad y esas cosas?
- ¡Que más da! El resultado va a ser el mismo: terminareis retozando como salvajes.
- Ah - se asombró Akane - Interesante ¿En eso estás pensando, Bambi?
- Tú estabas pensando en el crío de las tarjetas ¡que más da!
- ¿Y por qué sabes que es un crío?
- No, a ver ¿quien iba a ser? ¿un profesor?
- Bah, a lo nuestro... Sigamos pensando, si lo hacemos bien Akemi nos puntuará mejor.
Cuando terminó la hora, ellos tres fueron los primeros en regresar al aula.
- Akane ¿Has dejado tus tarjetas fuera? - preguntó Sumire.
- No, claro que no, las guardé.
- Pues o te han rebuscado en tus cosas o te han dejado otra - habló Akira.
Si, allí, encima de la mesa había un nuevo sobre azul celeste.
- ¡Qué bonito! - exclamó Sumire - ¡Qué romántico! ¡Venga, ábrela!
- Pero... ¿Quien ha entrado aquí?
- Parece que está jugando al gato y al ratón contigo ¿ no, calabacita?
- Bah, bah - continuaba haciendo aspavientos Sumire - Ábrela, que mas da quien lo ha dejado...
- Pero es que resulta mosqueante.
- Da miedo - añadió Akira.
- ¡Es bonito! - repuso Sumire - ¡Ábrela de una vez!
Akane sacó la nueva tarjeta, otra flor dibujada a mano y dentro aquellos caracteres escritos con tinta.
- Venga, lee - apremió Sumire.
- Trae, boba - Akira se la quitó - A ver... "Tengo. Tengo miles de besos guardados en un cajón, los guardé para ti aunque se que nunca los querrás recibir".
- ¡Ahhh! ¡Me muero! - gritó Sumire - ¡Que cosa tan... bella! Y dicho por ti, Akira, aún ha sonado más bello.
Akane se sentó perpleja. Akira sonreía.
- Ya ves - dijo burlón - Tu admirador es un besucón... ah, la flor es una orquídea.
- ¡Eso se lo que significa! - volvió a gritar Sumire - "Promesa", lo vi en una película y también "belleza"... ¿que querrá decir?
- Sinceridad, primer amor, promesa... habla de miradas, sonrisas y besos... - hablaba en voz baja Akane - ¿Qué quiere decir?
Cuando todos regresaron la noticia de la tercera tarjeta organizó un gran revuelo entre las chicas.
- No está mosqueada - comentaba Kyojin a Akira - Que raro ¿no? Pensé que se pondría como loca.
- Es demasiado curiosa, la curiosidad puede con el mosqueo. Está demasiado intrigada y con lo cabezota que es no va a parar de darle vueltas.
Y así era. Akira la conocía muy bien. La intriga de descubrir lo que querían decir esas tarjetas podía más que el mosqueo por pensar que la tomaban el pelo.
"¿Quien será?" pensaba durante la clase de Yotsuda "No puede ser de esta clase, pero ¿quien puede entrar en el aula entre clases ¿de veras es un admirador o solo me está poniendo a prueba... huelen a jazmines... a ver si va a ser una chica que me quiere retar por cualquier cosa, una fan de Kamui que quiera dejarme por tonta...".
El profesor Yotsuda tenía una curiosa costumbre. Durante sus clases nadie hablaba si él no daba permiso y esto lo hacía lanzando una pelota de trapo contra en "autorizado", solo el que cogía la pelota podía hablar. Cuando preguntaba algo o sacaba a alguien a la pizarra lo hacía de la misma forma.
La pelota se estrelló contra la frente de Akane haciendo que sus gafas se cayeran.
- ¡Akane! - gritó - ¡Pero estate atenta, criatura!
- ¡Ahu! - se quejaba la chica.
- ¡Menudo pelotazo! - murmuraba Genki.
- Al menos podías haberte retirado - continuaba el profesor.
- Es que...
- Anda, sal a la pizarra.
Akira sonreía mirándola, realmente Akane estaba muy intrigada.
Pero aún le quedaban más sorpresas a Akane. Cuando terminó la clase de Yotsuda éste se acercó a ella con su sobre blanco en las manos.
- Toma, estaba en el buzón de sugerencias de los clubs.
Akane cogió el sobre y lo miró, si, estaba a su nombre "Akane Kumoyuki, coordinadora". Este sobre era algo más grande que los que había recibido antes y estaba cerrado.
- Alguien que querrá hacer alguna queja ¿te ocupas de eso?
- Claro, claro, gracias Yotsuda.
- No hay de que.
Akane abrió el sobre y no podía creer lo que veía... allí estaba, de nuevo otro sobre color celeste, abierto, con su nombre escrito en el mismo sitio, con las misma tinta. Lo soltó alejándolo de ella... aquello no podía ser.
- ¿Otro? - comentó Ryuko.
- Sea quien sea te conoce muy bien - dijo Jisei acercándose - Ábrelo.
- No quiero.
- No seas cría y ábrelo, vendrán mas pista.
- ¿Y de que me sirven si no las entiendo?
- A lo mejor con estar si - añadió Sumire - ¿Quieres que lo abramos nosotras?
- Vamos - habló Akira - Solo es un juego.
- Ábrelo tú, Jisei.
Jisei lo abrió sacando la nueva tarjeta, otra flor dibujada cuidadosamente, esta vez un pensamiento. Leyó.
- "Encuéntrame. Necesito que me encuentres, que me mires y me escuches, solo así podré dejar de existir y torturar este corazón".
Las exclamaciones entre las chicas se volvieron a extender.
- ¿A que está jugando? - reflexionaba Akane.
- Creo que quiere que le encuentres - respondió sonriendo maliciosamente Akira.
- ¿Pero por qué no se presenta y punto?
- A lo mejor lo que le motiva es el juego .- añadió Akira.
- ¿Y tengo que ser yo su juguete?
- Creo que si lo encuentras te dejará en paz - dijo Kyojin - Así podrás preguntarle que quiere.
- Eso está empezando a ser macabro.
- Pues a mi me resulta romántico - decía Sumire - Ya me lo imagino... días enteros pensando como hacerlo, escogiendo las flores para que expresen sus sentimientos y pensando esas palabras... por cierto ¿que significa esta flor?
Akira miró a Kyojin, era le momento de un pequeño detalle que quizás podría servir de pista.
- Es un pensamiento - contestó Kyojin - Significa "recuerdos".
- ¿Y tú como lo sabes? - interrogó Sumire.
- ¡Pues no hemos hecho Akira y yo favores a los Hanakiri ni nada! ¡Horas y horas en la floristería! ¿Verdad Aki?
- ¿Vosotros sabéis de flores?
- Algo - respondió Akira.
De pronto algo se iluminó en el cerebro de Akane, fue un destello fugaz pero había tenido la sensación de que todo encajaba. Pero esa sensación desapareció igual que llegó.

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