miércoles, 30 de noviembre de 2011

75. El poder de un abrazo

Kohaku se levantó e hizo un gesto a Akira que permanecía en silencio observándola. Se alejaron unos metros.
- ¿Y ahora qué? - preguntó angustiado.
- Puedo hacerlo yo pero creo que es mejor que lo hagas tú, eres su amigo ¿no?
- Claro.
- ¿Muy amigos?
- Yo creo que bastante.
- Entonces es mejor que lo hagas tú.
- ¿El qué?
- No se si te has dado cuenta pero Akane tiene mas de dos personalidades, también esta esa. Ahora mismo no es Akane, no la Akane que va a nuestra clase, es una niña pequeña, una niña asustada; es como si reviviera su infancia, de echo creo que no es muy consciente de lo que pasa, está como ida... en su infancia, no se si me entiendes.
- Si te entiendo, es como si sus recuerdos hicieran una regresión mental.
- Ahora puedes hacer tres cosas, según yo lo veo y guiándome por mi experiencia, tampoco es que yo sea un profesional.
- ¿Que opciones?
- Primera dejarla. Ella misma se ayudará, supongo que seguirá así hasta bloquearse del todo, entonces aparecerá esa otra personalidad ¿cómo dices que se llama?
- Ayesa.
- Pues esa. Ahora su mente está como un tornillo, dando una vuelta y otra hasta que se pase y entonces Ayesa aparecerá, ella bloqueará los malos pensamientos, es eso lo que hace ¿no?
- Si, cuando es Ayesa es como...
- Como si olvidase la realidad, la rehace a su gusto. La segunda opción es que adoptes un rol dominante, está bloqueándose porque se acuerda del pasado, en el pasado la regañaban y la castigaban, eso era normal, ella lo ve como normal; si no haces las cosas bien es normal que te castiguen, así funciona su mente y está esperando su castigo.
- Pero no ha hecho nada malo.
- En su mente si; ha hablado mal de su familia o piensa que lo ha hecho, se la quejado, seguro que cuando era pequeña la regañaban si decía algo... mírala, he visto muchas personas así, se siente culpable y los culpables merecen un castigo, así funciona su mente. Ve y regáñala, dile que reaccione, exígeselo, lo hará.
- Eso es muy cruel.
- Si lo es... también puedes abrazarla, no dudes del poder de un abrazo, sentir unos brazos tu alrededor, un cuerpo cercano al tuyo, sentirte protegido es la mejor terapia que hay, sientes como el miedo va desapareciendo, ya no te sientes solo, ya no hay miedos porque alguien te protege. Créeme, se de lo que hablo. Yo puedo abrazarla, lo haré la abrazaré como a mi me gusta que me abracen, la hablaré de lo que confío en ella y le diré que no tiene que tener miedo porque yo nunca la abandonaré pero si se lo dices tu, que eres su amigo, será más fácil que lo crea y se sentirá mas cómoda ¿tú quieres ayudarla, no?
- Claro que quiero.
- Entonces ¿que vas a hacer?
- Se lo que tengo que hacer pero tengo miedo.
- Entonces déjalo, lo haré yo.
- No. No soy tan cobarde como crees, claro que me da miedo implicarme, no me gusta complicarme la vida, es más fácil dejar que huya y se haga daño a si misma para liberar ese miedo, pero es que ya no hay vuelta atrás, ya estoy más que implicado, no puedo dejar de ayudarla, lo que pasa es que tengo miedo a que ella no quiera mi ayuda, ella no quiera nada que venga de mi y menos si piensa que es... compasión.
- ¿Ves? Eso es lo que me hizo tan resentido, que todo el mundo tenía miedo, todo el mundo se lo pensaba mucho, en lugar de intentarlo, como hizo Nowaki, se limitaban a pensar que yo les iba a rechazar porque estaba dolido, no se daban cuenta de que era eso lo que me dolía.
- Pero es que ella me odia Kohaku.
- Odiar es una palabra demasiado fuerte. Déjalo, la culpa ha sido mía por iniciar esta charla, yo lo solucionaré.
- No Kohaku. Es cosa mía. No tengo miedo a que a mi me duela, es a ella a quien no quiero hacer daño, pero la ayudaré, es mi decisión.
Akira no estaba seguro de que Kohaku le comprendiera, lo que él mas deseaba era ayudarla, calmarla ese dolor y no tenía miedo a pasarlo mal, a que le afectase, no, lo que le daba miedo era no saber hacerlo, complicarlo todo mas, tenía mucho miedo a equivocarse pero claro que la ayudaría... pobre niña asustada... su muñeca rota.
Kohaku vio acercarse a Akira y sentarse al lado de Akane, no la abrazó. Kohaku se preguntaba a que esperaba porque Akane, tal como estaba, no iba a abrazarse por propia voluntad. Pudo ver que Akira hablaba, no lo escuchaba pero lo veía en sus gestos, miraba el cielo y lentamente se quitaba el coletero, no parecía dejar de hablar mientras colocaba su pelo pasando los dedos entre sus mechones ¿que le estaría diciendo? Lo que fuera hizo efecto porque Akane cesó en su balanceo y empezó a mirarle ¿que le habría dicho para conseguir llamar su atención y sacarla de esa abstracción? Kohaku empezaba a estar intrigado. Akira retiró las gafas de Akane y cogió su cara con las manos apoyando su frente en la de la chica. Sea lo que fuese era de lo mas eficaz porque Akane de pronto se abrazó a él acurrucándose entre sus brazos como una niña pequeña buscando protección.
Kohaku respiró profundamente "menos mal" pensó. Estaba aterrorizado pensando que quizás por su culpa había dañado a Akane, porque todo lo había hecho guiándose por su instinto, él no era psicólogo, ni nada, solo se dejaba llevar por su experiencia, por lo que él había necesitado: unos amigos con los que hablar y saber que no estaba sola pasando aquel suplicio, que había gente que la entendía y que lo iba a superar, saber que se podía superar... y reconocía que lo había hecho por egoísmo, no solo porque quisiera ayudar a esa chica, que tampoco era una amiga íntima, solo una compañera, la chica que se sentaba un poco por delante de él y que también podía pensar que porqué se entrometía en su vida... Lo había hecho por si mismo, de alguna forma sentía que tenía que "devolver el favor"... Después de vivir tantos años aislado del mundo, encerrado en aquella casa, rechazado por todo el mundo, por fin, encontró personas que le dieron apoyo y comprensión, que le ayudaron a superar todo aquello... ahora le tocaba a él, tenía que ayudar a Akane, era su forma de agradecer al universo la oportunidad que tuvo él.
Se giró, sería mejor irse, aquel momento entre Akira y Akane era íntimo, lleno de ternura y complicidad entre ambos, era más que un abrazo, que un desahogo; no sabía explicar el qué pero se notaba algo casi mágico y él se sentía como un intruso. Dio unos cuantos pasos hasta adentrarse en el bosque y se detuvo, sentía su corazón latir tan acelerado que casi le dolía.
Fue a dar un paso y no pudo. Se sentía paralizado, las piernas se le doblaron y cayó de rodillas contra el suelo ¿qué le pasaba? Miles de palabras, de gestos, de miradas parecían desfilar a toda velocidad por su cerebro "¿Te da envidia, Kohaku?" le parecía escuchar en su mente "¡Vete!" se dijo mentalmente "¡Vete!".
Había estado hablando de sus recuerdos, era doloroso pero siempre hay que enfrentarse a ellos, es la única forma de derrotar a esos fantasmas del pasado: encarándose a ellos. El sabía que los traumas son como animales, animales ante los que te tienes que poner delante y decirles "se que existes, no voy a negarte, pero no dejaré que me controles, mi vida la controlo yo, no tu" Quería que Akane viera que se pueden hacer frente y además, para que ella cogiese confianza en él, debía antes demostrarle la confianza que él tenía en ella hablándole de sus propios fantasmas. Quizás había sido un error, quizás él no estaba tan curado como pensaba, quizás había despertado a aquellos animales, quizás había sido como conjurar al demonio...los recuerdos acudían más y más... se llevó las manos a las sienes y apretó con fuerza cerrando los ojos "Ya no estoy solo" se decía desesperado "Eres un monstruo" le repetían una y otra vez un montón de voces, voces muy distintas pero todas con el mismo tono "Eres un monstruo, eres un monstruo... "yde entre todas una, la suya propia "Soy un monstruo, tengo que comportarme como todos esperan, tengo que comportame como un monstruo"
Después de apretar durante unos segundos un poco más sus manos, dio una larga inhalación y pareció relajarse. Abrió los ojos.
- No soy un monstruo - dijo en voz baja.
"- Te lo aseguro, ese niño es un monstruo" - Esa frase no la olvidaría nunca, ni el sonido de la voz del que la pronunció.
Andaba por el pasillo de su casa cuando la oyó, el sonido provenía de una de las habitaciones, la puerta estaba entreabierta, él se quedó allí, al otro lado, escuchando.
- Ojala hubiera muerto en lugar de mi hermana ¿Por qué tuvo que morir ella para que él naciera?
No se podía describir la mezcla de dolor, miedo, confusión y odio que sintió en aquel momento.
Quien había hablado era su tío Noboru, el hermano de su madre. Irónicamente era el único miembro de la familia que parecía amable con él, se ocupaba de su educación, siempre estaba a su lado... era la persona en la que más confiaba... no... era la única persona en la que confiaba y ahora... les acababa de escuchar decir que quería que hubiese muerto... no podía ser, eso era mentira, había escuchado mal, seguro.
- Estoy harto de ocuparme de él y de sus caprichos. Creí que podría encariñarme con él, al fin de cuentas es el hijo de mi hermana, pero es imposible. No soporto ver los ojos de mi hermana en su rostro, no soporto oírle, no aguanto más.
- Te lo dije - respondía su padre - Es un monstruo.
La desesperación se adueñó de Kohaku. Las palabras martilleaban su cerebro y dolían en su pecho, eran como puñaladas hiriéndole. Echó a correr, desesperado por la enorme casa familiar, llegó al salón y comenzó a tirarlo todo, rabioso, lleno de ira, lleno de resentimiento... descargaba toda su rabia rompiendo todo lo que encontraba, gritando desesperadamente... El ruido alarmó a todo el mundo que acudieron a ver que pasaba.
No fue nada fácil calmarle, teniendo que recurrir a inmovilizarle entre un par de adultos y ponerle una inyección con un tranquilizante.
Cuando se despertó Noboru estaba a su lado.
- ¿Estás mejor? - le preguntó hipócritamente.
- Mentiroso - respondió Kohaku con una voz llena de resentimiento - Te oí hablar con mi padre.
Noboru bajó la mirada.
- Lo siento.
- ¿Por qué?... ¿Por qué lo has hecho? ¿Por qué me cuidabas si me odias? ¿Por qué fingías ser amable si tanto odio te provoco?
- No lo entenderás. Nadie quería hacerse cargo de ti y yo pensé que... con el tiempo podría llegar a quererte, eres el hijo de mi querida hermana.
- Yo no soy un monstruo, tú si.
- Tienes que entenderme Kohaku, ella era mi hermana, la persona mas dulce y buena del mundo, yo la adoraba y tu...
- Yo no pedí nacer.
- Lo siento, pero no puedo evitarlo, cada vez que te veo pienso que si tú no estuvieras ella estaría a mi lado.
- ¡Yo no pedí nacer! - gritó - ¿Por qué vivo? ¿Que sentido tiene vivir? ¿Que es la vida? ¿Vivir encerrado en esta casa? ¿Oír a la gente murmurar cosas de mí? ¿Ver el odio en los ojos de mi padre? ¿No poder jugar con otros niños? Di, Noboru ¿eso es la vida? ¿Para que yo tuviera esta mierda de vida murió mi madre? ¿Ella hubiese querido esta vida para mí?
- Lo siento, Kohaku, lo siento mucho.
Fue lo último que le oyó decir, con un tono lastimero y resignado. Pocas horas después encontraron su cuerpo sin vida, se había suicidado y no tardaron en culparle a él también... cuidar de un monstruo había sido demasiado, ya no lo soportaba más, una prueba más para su padre de que Kohaku era un ser monstruoso enviado por el mismo demonio.
Kohaku no entendió porqué había hecho esa estupidez y no lloró la muerte de Noboru, en su funeral miró fríamente su ataúd.
- Si soy un monstruo me comportaré como un monstruo, haré lo que todos esperan de mi.
A partir de ese momento Kohaku se convirtió en un niño frío, insensible, nada le daba pean, no se compadecía de nada, todo le daba igual, hacia lo que le daba la gana, no obedecía a nadie, sabía que su padre le temía y potenció aquel temor, lo acrecentó y lo hizo extensible al resto de las personas que le trataban... si pensaban que era una monstruo pues sería un monstruo."
"Eres un monstruo" Seguía oyendo en su cerebro.
- ¡Dejadme ya! - exclamó ahogadamente - Ya no estoy solo, ahora soy normal, tengo una vida normal... dejadme. No os haré caso, no os escucharé, no voy a estropear el esfuerzo de tantas personas que se han preocupado por mi... no estoy solo, eso es el pasado... ya quedó atrás.
Himeko regresaba, parecía que ya se había tranquilizado y se encontraba con ánimos para enfrentarse a lo que fuera. Vio a Akane acurrucada en los brazos de Akira mientras este le acariciaba el pelo y no vio a Kohaku por ningún sitio... era una situación incómoda la suya ¿donde estaría Kohaku? Sería mejor que no les molestase y fuese a buscar a su compañero, seguro que este había decidido dejarles solos.
Tuvo suerte y le encontró enseguida, de rodillas en el suelo y murmurando algo ilegible.
- ¿Kohaku que te pasa? - se arrodilló asustada a su lado.
- Nada... ya se va... es solo un trozo de mi pasado que se empeña en regresar.
- Kohaku... Debe haber sido muy dura para ti recordar ciertas cosas.
- Las heridas necesitan tiempo para cicatrizar y por lo que se ve aun tengo algunas sin cerrar bien del todo.
Himeko le abrazó fuertemente.
- Pero yo estoy aquí contigo - le susurró muy segura de si misma.
Kohaku correspondió a su abrazo. Himeko estaba asustada, casi avergonzada de lo que había hecho pero Kohaku temblaba, ella ya sabía como los recuerdos aterrorizaban a aquel chico y sentía como poco a poco, entre sus brazos, dejaba de temblar.
El cuerpo de Himeko era muy cálido y olía bien. Kohaku pensaba que el abrazo de una madre debía ser algo parecido a eso, se sentía bien, era una sensación tan acogedora que todos los miedos iban desapareciendo.
El ruido de un helicóptero sobrevolando el cielo rompió los sonidos del bosque. Akira levantó la vista, ya venía su padre de vuelta, se llevó una mano a la cara e intentó limpiarse las lágrimas que mojaban su cara porque había llorado y no se avergonzaba de haberlo hecho, tener a Akane así, tan desvalida entre sus brazos, buscando su protección y sintiéndose tan impotente y furioso con el mundo había conseguido que llorase. Akane no se movió, estaba dormida, se había dormido en sus brazos y a él le dolía la espalda por estar en esa misma posición sin moverse pero no le importaba. Con toda la delicadeza que pudo la recostó en el suelo y se levantó, cogió una de las toallas que había colgadas y se la echó por encima... su pequeña muñeca rota.
No estaban Kohaku y Himeko ¿dónde habrían ido? Seguramente se alejaron para no molestar. Volvió a llevarse la mano a los ojos, le escocían, el sol le molestaba bastante. Cuando los abrió vio a Kohaku y Himeko que regresaban cogidos de la mano.
- Tienes una cara horrible Kohaku ¿te encuentras mal?
- Pues anda que tu.
- Kohaku, déjate de bromas ¿estás bien?
- Si, solo que he recordado algo que debía permanecer enterrado... debe ser que no eché demasiada tierra encima.
- Lo siento.
- No pasa nada, es algo que debo afrontar ¿Cómo está Akane?
- Se ha quedado dormida ¿Podéis quedaros con ella? He visto pasar el helicóptero de mi familia.
- Yo me quedo con ella - respondió Himeko - No te preocupes.
- Yo te acompaño - dijo Kohaku.
Himeko se sentó al lado de Akane.
- Estoy intrigado - habló Kohaku mientras caminaban hacia la explanada donde se suponía había aterrizado el helicóptero - Me gustaría saber que le has dicho a Akane para conseguir calmarla y que confiara en ti, porque te vi hablar mucho ¿que hablabas tanto?
- Es muy simple. Tu me dijiste que en ese momento era una niña pequeña, una niña asustada, que estaba como atrapada en su pasado. Lo que hice fue decirlo lo que esa niña esperaba oír: que no estaba sola, que yo estaba allí y que no me iba a ir, que la protegería de esa persona mala, que era su amigo y lo seguiría siendo siempre porque ella es buena y que podía gritar y enfadarse porque yo seguiría pensando que es buena y... bueno, cosas así, cosas que una niña pequeña y asustada quiere oír, cosas simples, palabras sencillas y... bueno, cosas.
Kohaku sonrió.
- La quieres mucho ¿verdad?
- No solo la quiero, la necesito.
Cuando llegaron a donde había aterrizado el helicóptero encontraron solo a Akito.
- ¿Y Kyojin y los demás? - preguntó Akira.
- Ha llegado Chiharu y se los han llevado, quería enseñarles un poco de esto, le encanta hacer de guía.
- ¿Están bien? - se interesó Kohaku.
- Si, a Nowaki le han dado cuatro puntos pero por lo demás estaban los dos bien. Por cierto, Nowaki me ha dicho que tú no estabas cuando abrieron las compuertas.
- Es culpa mía, debía haber avisado.
- No, esta vez no ha sido tu culpa porque no sabías que habían cambiado la hora en la que abrían las compuertas, claro, hace tiempo que no vienes, debimos habértelo dicho, pero aún así me parece una conducta muy irresponsable por tu parte.
- Lo siento, reconozco que ni me di cuenta de que ayer por la tarde no las abrieron, ni me acordaba de las condenadas compuertas.
- Por suerte no ha pasado nada irreparable.
- Perdone señor - intervino Kohaku - Su hijo fue un héroe que salvó a Nowaki, no sea muy duro con él.
- Sea como sea espero que esto te sirva de lección, Akira, el bosque es un sitio peligroso y tus invitados son tu responsabilidad, por dios que algún día serás...
- Si, lo se, no te preocupes, he aprendido la lección.
- Akira ha sido un gran anfitrión - añadió Kohaku.
- Si no me enfado con él, confío en él, por eso se que ha aprendido de este incidente. Espero que al menos Akane disfrutara del paseo ¿Le gustó?
- Si, disfrutó bastante.
- Bien. Mejor que le guste, va a tener que venir muy a menudo.
- Bueno es que ella no...
- Porque espero que no sea de esas que se quedan en casa haciendo mermelada.
- ¿Mermelada? Papá no empieces a flipar tu solo. Akane, su fuera alguna vez una Shikamoto, sería mas activa que yo, te lo aseguro.
- Seguro, eso no es difícil.
- Pero es que Akane no es mi novia, solo es que Chiharu le dijo a la abuela que...
- Si, ya se lo que le dijo, y le agradezco que haga sido tan paciente con la abuela.
No tardó en regresar Chiharu con el resto del grupo. Después de una animada charla, ambos padres subieron al helicóptero y se marcharon. Cuando volvieron al campamento Akane ya estaba despierta, ella y Himeko habían comenzado a preparar la comida.
- ¡No habíais hecho nada aún! - gritó Chiharu - ¡Akira!
- ¿Y que habéis hecho vosotros solitos aquí? - preguntó malicioso Nowaki.
- Nada ¿que íbamos a hacer? - respondió con pesadez Akira.
- Pues podíais haber hecho la comida, mira que horas son ya - gruñó Chiharu.
- Pesada - replicó Akira.
- Es que nos hemos enrollado - contestó Akane - Hemos estado muy ocupados.
- ¡Ala! - exclamó Minako - ¿De verdad?
- Claro, estábamos aburridos, algo había que hacer.
- ¿Y quieres os habéis enrollado? ¿Akira y tú y Kohaku y Himeko?
- ¡Pero que dices! - gritó aún más Nowaki - ¿Cómo se van a enrollar Kohaku y Himeko?
- No - comenzó a reírse Akane - Akira se ha enrollado con Kohaku y yo con Himeko.
Nowaki y Minako se quedaron mudos con los ojos muy abiertos, Nowaki imaginando mentalmente a las dos chicas, Minako a los chicos. Los demás rompieron a reír.
- ¡Que no, Nowaki! - exclamó Ryuko - Que no se ha enrollado nadie, es Akane que te está tomando el pelo.
- ¿Podemos comprobarlo?
- Nowaki por favor no seas simple - habló Kyojin - Si lo hubieran hecho no nos lo dirían.
- ¡Vaya dos hermanos! - reía sin parar Chiharu - Pues no van y se lo creen.
- Jo, pues yo ya me imaginaba a tu hermano y a Kohaku besándose y todo - refunfuñó Minako poniéndose roja.
- ¡Que asco, por favor!
- Ya decía yo - reflexionaba Nowaki - Himeko nunca haría una cosa así.
- ¿Por qué, Nowaki? - se interesó Akane.
- Porque no, Himeko es toda dulzura, ella no haría eso nunca, además es muy tímida.
Himeko sintió toda la sangre de su cuerpo acumulada en su cabeza.
- Ry... Ryuko... ¿me acompañas a coger unas cosas en la tienda?
- Claro, claro.
Ryuko y Himeko desaparecieron dentro de la tienda.
- ¿Que no haría Himeko, Nowaki? - insistía Akane - ¿Besar a un chico? ¿No crees que a lo mejor quiera besar a un chico?
- Además - añadió Kyojin - Muchos chicos están deseando besarla.
- ¿A Himeko? - volvió a gritar alarmado Nowaki - Pero si ella es... es...
- ¿Es qué? - replicó Akira - Es una chica, muy guapa y más de dos babean por ella.
- Y porque no se atreve - continuó Minako - Pero si se atreviera... el día que se lance te vas a enterar tu, Nowaki.
- ¿Yo?
- Himeko está colada por ti, no me digas que no te habías dado cuenta.
- ¿Por mi? - Nowaki rió - Que tonta eres Minako.
Todos le miraron inquisidores.
- ¿De veras no te has dado cuenta? - le preguntó Chiharu.
- Pero que tontas sois las dos, anda que no vais a conseguir que pique.
- Eres mas cortito de lo que imaginaba, hermano.
- Pero es que Himeko es así, dulce con todo el mundo, además si a penas me habla, si... ¿de veras crees que le gusto? Pues a mi no me ha dicho nunca nada y algo me hubiese dicho ¿A que sí, Kohaku? ¿A que Himeko es así con todo el mundo?
Kohaku no quería ni mirarle, era increíble lo despistado que era este chico para lo que quería ¿Cómo no podía ver que le gustaba a Himeko? Ni siquiera se fijaba en ella como en una chica y eso a él le dolía, quería gritarle lo maravillosa que era ¿es que no se daba cuenta?
- Déjalo Nowaki - intervino Akira - Olvídalo, olvídalo.
Pero Nowaki no podía olvidarlo ¿le gustaba a Himeko? Que va, no podía ser... ¡que absurdo! Himeko era... su amiga.
En la tienda Himeko quería hablar con Ryuko pero no sabía como sacar el tema sin parecer demasiado cotilla. Ryuko se preguntaba para qué la había dicho que fuese a la tienda, porque hablar no hablaba, ni buscaba nada.
- Nowaki es el despiste andante ¿verdad? - la voz de Ryuko sobresaltó a Himeko.
- ¿Eh? Ah si, es un poco despistado.
- ¿Ha sido una situación incómoda, no?
- ¿Cual?
- Su hermana diciendo que a ti te gustaba.
- Ah si... bueno... yo... ¿tanto se me nota?
- Pero no es nada malo. La verdad es que Nowaki es bastante guapo y ahora que he tratado mas a Kohaku me doy cuenta de que es estupendo y además muy amable.
- Kohaku es una gran persona, a mi me gusta mucho - Himeko se puso de nuevo colorada - Qui... quiero decir que me gusta estar con él.
- Y es un héroe y además también es guapo.
- Si... eso también. Esto... Ryuko... no pienses que quiero cotillear... meterme en tu vida... pero... es que yo quería...
- Dime.
- Me da vergüenza, no quiero que pienses que yo...
- Pues si a ti te da vergüenza preguntar seguro que a mi me va a dar vergüenza contestar.
Las dos rieron y es que las dos eran bastante tímidas aunque de distinta manera. Ryuko se avergonzaba de si misma, no tenía valor para hablar en público, pensaba que dijera lo que dijera nadie la iba a tener en cuenta, se sentía ignorada por todos, menos mal que ahora había conseguido integrarse en ese grupo de amigos; ella no era simpática, no era agradable, por alguna razón que se escapaba a su entendimiento no caía bien a las personas. En cambio Himeko era mas decidida de lo que cualquiera pensaba, ella creía en si misma, su problema es que pensaba que siempre iba a decepcionar a todo el mundo, empezando por su padre, por eso no hablaba, por eso prefería siempre observar en silencio a los demás y no participaba, esto le dio una fama que no correspondía a como era en realidad y ella quería demostrar que le importaban sus amigos y sabía que podía hacer algo por ellos... solo le faltaba demostrar que estaba allí, que la tuvieran en cuenta.
- ¿Cómo estás? - preguntó de repente a Ryuko.
- Bien, estoy bien, solo ha sido el susto.
- Digo... de lo del tema de Akane ¿cómo lo llevas?
Ryuko se sorprendió, no esperaba para nada que Himeko le preguntase aquello y ahora que lo pensaba, Himeko estaba en el instituto cuando a Akane le dio aquel ataque de histeria... claro, Himeko lo sabía... o al menos algo debía saber.
- Yo... - continuó Himeko - Se que a veces se quiere hablar con alguien, si alguna vez quieres hablar yo te escucharé.
- Gracias pero yo no tengo problemas, es ella.
- Pero tú eres su amiga y a veces los amigos también necesitan desahogarse. Antes, Akane ha estado hablando de cosas muy tristes de cuando ella era pequeña.
- Es raro que haya contado algo.
- Es que Kohaku... Kohaku ha empezado a habar de su niñez y...no se como ha pasado pero... Ha contado cosas que me han encogido el corazón, no me imaginaba que Akane lo pasase tan mal.
- ¿Que ha contado?
- Lo de sus padres, sus hermanos, como tenía que cuidar de ellos, que la castigaban porque...
- Porque era una niña mala y egoísta... ¡Dios! ¡Cuantas veces he oído eso! - Ryuko parecía querer contener sus lágrimas.
- ¿Quieres llorar? Si quieres llorar, llora.
- Lo que a mi me pasa no es nada. Puedo aguantarlo, es lo único que se hacer por ella.
- No quieres llorar delante de ella ¿verdad?
- No porque no supe ayudarla, no la ayudé... mis padres me dijeron que me olvidara de ella, que no era una buena compañía, que solo me traería problemas... ellos no entendían nada... y yo... yo no la ayudé.
- Tú también lo has pasado muy mal.
- Pero yo... no hice nada - Ryuko rompió a llorar tapándose la cara - Lo veía y no hice nada, no ayudé, ni siquiera la escuché, tenía miedo a mis padres y a que me apartasen de ella, yo no quería perderla como amiga, solo pensé en mi misma... tenía que haber sido mas valiente, haber insistido con mis padres, con los profesores... pero no, me callé, me callé, me callé.
Himeko la abrazó haciendo que pusiese su cabeza sobre sus hombros. Ryuko se apretó fuerte a ella mientras lloraba sin cesar.
- Lo habéis pasado tan mal ¿Por qué pasan estas cosas?
- Tenía que haberle dicho a mis padres lo que la hacían, lo que él la hacía pero tenia miedo, no me iban a creer y...
- No tienes que pensar en el pasado, solo piensa en lo que puedes hacer ahora.
La voz de Himeko era tan dulce que solo con oírla Ryuko se sentía mejor.
- No tienes que culparte por no haber podido hacer nada, nadie te culpa, tú no podías hacer nada y aún así hiciste algo: fuiste su amiga, no la abandonaste, estuviste a su lado y yo, poniéndome en su lugar, pienso que seguro que eso la hizo sentirse mejor, porque sabía que no estaba sola.
Ryuko pareció tranquilizarse un poco.
- Lo que tengo que hacer es pensar en como ayudarla ahora, antes no pude pero a lo mejor ahora si.
- Lo que seguro que no la ayuda en nada es pensar que tú te sientes mal.
- O pensar que tiene que preocuparse por mí. Tienes razón, no puedo ser tan quejica.
- Y además yo estoy aquí. Se que no somos muy amigas pero... pensarás que estoy loca o algo así pero... Kohaku está intentando ayudar a Akane y yo también quiero hacer algo por alguien... ¿Que te parece si entre las dos pensamos en como podemos ayudarla?
- A ti te gusta Kohaku.
- No... no... no es eso... es que...
- ¿Por qué quiere ayudar Kohaku a Akane?
Y Himeko resumió la teoría que tenía Kohaku de que ya que él había recibido ayuda ahora debía ofrecerla para compensar el universo.
- A ti te gusta Kohaku - repitió Ryuko.
- Anda, no digas cosas raras... venga, que se van a mosquear de que estemos tanto rato aquí dentro.
- Si, seguro que van a pensar que nos hemos enrollado o algo - rió ahora Ryuko.
Sin darse cuenta Ryuko había encontrado una nueva amiga, alguien parecida a ella pero muy distinta a la vez, y ese nuevo encuentro, sin ellas saberlo, produjo un pequeño cambio que alteraría el curso de todos los acontecimientos.
A pesar del incidente en el río había sido una acampada muy divertida. Se lo habían pasado bien y guardaban buenos recuerdos. Además, todos habían descubierto algo nuevo.
Minako había descubierto a Kohaku y a Akira, no es que no les conociese antes pero ahora... ahora eran... ¿cómo decirlo? Le encantaban. Kohaku era tan serio pero tan valiente, había corrido como un príncipe a salvar a la princesa en peligro, la última noche soñó que un monstruo gigantesco y gelatinoso la atrapaba y él acudía espada en mano a rescatarla... Y Akira... le fascinaba, siempre quejándose de todo y al final era un héroe y sabía hacer montones de cosas y a saber que oras habilidades ocultas tendría aquel chico.
Chiharu estaba mas convencida que nunca que entre su hermano y Akane había algo, por alguna razón lo ocultaban pero había algo, fijo, solo había que ver lo atento que Akira era con ella y tantos paseos que daban juntos... discutían mucho, era cierto, pero es que su hermano no discutía con nadie, solo con ella ¿cuantas veces había visto a Yuri gritándole y él no reaccionaba? Se limitaba a mirarla con cara de aburrimiento y a decir "va, déjame en paz, pesada", pero con Akane no, a Akane la contestaba, Akane le ponía nervioso y le desesperaba y luego las atenciones que la ofrecía como llevarla a ver los ciervos al sitio donde acuden a beber al amanecer, que era un sitio al que no se iba por no molestarles a no ser que fuera por algo especial y llegar a tocarlos y todo... bueno, eso era lo que más confirmaba sus teorías, que Akira había llevado a Yuri pero porque su madre le obligó pero ni se acercó a tocarlos y sin embargo... ahí había algo, seguro.
Kyojin y Ryuko parecían cada vez un poco mas decididos. Kyojin ya se atrevía a, de vez en cuando, acercarse a Ryuko y darle algún que otro besito corto y rápido y Ryuko ya no se ponía colorada. Al principio Nowaki escandalizó mucho pero se acostumbró poco, estaba claro que eran una pareja ya si que no lo podían negar, de echo es que Kyojin quería que todo el mundo se enterase. A Ryuko le daba mas apuro ¿y si llegaba a oído de sus padres?
Kyojin estaba un poco preocupado por el tema de Ayesa, le daba la impresión de que presionaba demasiado a Akira, que el ser humano tiene un aguante y ¿cuanto aguantaría Akira con esas provocaciones? Al fin y al cabo por muy mal que le cayese Ayesa seguía siendo Akane ¿que pasaría? ¿Y con Kamui? ¿Que pasaría con Kamui? ¿Seguirá Akira impasible o algún día explotará? Ryuko tenía su propia teoría: si Akane de una vez se rindiese seguro que Ayesa dejaba de comportarse de esa forma, si seguro que en el fondo Ayesa solo provocaba a Aria para ver si saltaba, seguro.
Kohaku estaba un poco preocupado, estaba claro que Akane aún necesitaba mucho, claro, las cosas no son fáciles de superar. Quizás había hecho mal al intentar ayudar por su cuenta, debería dejarlo todo en manos del equipo de psicólogos, aunque se sentía bien consigo mismo porque sabía que podía ayudar, quizás no lo hubiese hecho bien pero algo había conseguido y sabía que podía ayudar mucho mas. Además había descubierto que entre los brazos de Himeko todos los males desaparecían... no había sitio mejor en el mundo y puede que no ayudase mucho a Akane pero a cambio Himeko le había abrazado y ahora sabía que estaban mas cerca el uno del otro.
Akane quizás y solo quizás, en algún momento, llegó a pensar que Akira era un encanto y que ella debería dejar de ser tan arisca y... quizás él estaba confuso y no sabía lo que sentía pero si era cierto que siempre podía contar con él, que siempre estaba para ella e incuso llegó a pensar que debería darle una oportunidad... no... ella no creía en esas cosas.
Akira estaba bastante satisfecho, Ayesa solo había aparecido una vez, aunque demasiado intensa, ahora ya si que tenía razones para alterar sus hormonas, esa chica le iba a volver loco ¿cómo podía ser tan amoral? Prefería no pensar en eso, prefería quedarse con la expresión de Akane al tocar los ciervos o con esa Akane que confió en él… aunque la imagen de Ayesa quitándose la camiseta le iba a perseguir durante semanas.
Himeko estaba muy contenta. Se había demostrado a sí misma que no era una inútil. Se sentía orgullosa de si misma, se sentía valiosa y luego estaba lo de Kohaku ¿Que ocurría con Kohaku? Ahora Himeko se sentía extraña cuando estaba a su lado, era una sensación nueva, algo que nacía en su estómago a la vez que una gran admiración, Kohaku era digno de admiración porque era valiente, capaz de enfrentarse a sus recuerdos, capaz de aprender de las malas experiencias, era el chico mas valiente que conocía y buena persona, una persona capaz de ayudar sin miedo... él si que era digno de admiración. Himeko empezaba a admirarle, una persona que no había pasado tan mal y que era capaz de cambiar de esa forma era una persona increíble y maravillosa.
¿Y Nowaki? Nowaki había descubierto muchas cosas y ahora estaba hecho un lío. No estaba seguro de que a Akira le gustase Akane o si solo eran amigos y menos aún de que a Akane le gustase Akira pero ¿le gustaba Kamui? Es que él no quería que Kamui se ilusionase y luego... claro que qué tontería porque él se ilusionaba con Momoka y ella le daba unas calabazas como catedrales ¿no se preocupaba demasiado por Kamui? No, si al final todos tendrían razón y era un pesado con Kamui, quizás porque era su amigo, su mejor amigo, quería ayudarle para que no pensase en volver a marcharse... … y por otro lado ¿El le gustaba a Himeko? "Imposible, imposible del todo, menuda tontería ¿de donde sacarán esas ideas?".

0 comentarios: