miércoles, 30 de noviembre de 2011

63. La caja de Pandora

A veces las casualidades dan lugar a los hechos más sorprendentes.
Akito Shikamoto se levantó muy temprano. Tenía que resolver unos asuntos relacionados con sus terrenos y debía desplazarse hasta la casa familiar. Si salía temprano o llegaría demasiado tarde y podría aprovechar para ir adelantando aquellos asuntos, así mañana los terminaría y podría regresar a casa. Trataba de no hacer ruido para no despertar a su familia, dio un beso a su mujer que se removió un poco y salió de la habitación. Al bajar al salón vio la cosa mas extraña que esperaba ver.
Sentado, más bien recostado, en el sofá estaba su hijo, dormido, aún con la ropa puesta y el pelo alborotado. Este hecho en sí no le hubiera llamado demasiado la atención, su hijo era un perezoso, habría llegado cansado, se habría sentado y así se habría quedado; lo curioso era que, abrazada a él dormía aquella muchacha de pelo naranja, estaba apoyada en su pecho y él la rodeaba por los hombros y la cintura. Encima de las piernas de Akira, hecha un ovillo, dormía la gatita de la casa. Realmente Akito no esperaba nunca ver aquella escena a esas horas de la mañana.
- Akira - zarandeó un poco a su hijo - ¡Eh, chaval, despierta!
Akira abrió los ojos perezosamente.
- La próxima vez súbela a tu habitación, es más cómodo y no te verá nadie - oyó a su padre hablar en voz muy baja.
- ¿Mmh? - masculló sin darse cuenta de la situación y chasqueó la lengua - ¿Qué pasa?
- Como se levante tu madre y os vea aquí se va a liar una muy gorda.
- ¿Papá? ¿Que hora es? Es muy pronto ¿Dónde vas?
- Encontrarme a mi hijo de casi 18 años abrazado a una chica no es algo que me preocupe pero que estén durmiendo a estas horas en mi sofá si me deja algo confuso.
- No es lo que parece. Es que le dije que podía pasar la noche en una de nuestras habitaciones y nos quedamos dormidos.
- Ah... claro. Yo a tu edad ya salía con tu madre pero no me la llevaba a dormir a casa. Bah... despiértala antes de que se despierte tu madre.
En el fondo a Akito le encantaba esa situación, es que su chaval ya era un hombre y él se sentía orgulloso.
- Akane, eh, Akane - Akira la movía con suavidad - Akane te has quedado dormida, vamos despierta.
Akane tenía un sueño agradable. No sabía que soñaba, solo que era agradable, que se sentía protegida en un lugar suave. La voz de Akira llegó hasta ella para sacarla de aquel lugar. Abrió los ojos y estiró los brazos, carai, sentía adormecido el cuello ¿Dónde estaba? Esa no era su cama, ah no... era el cuerpo de Akira ¿se había dormido encima de él?
- Buenos días - saludó en voz baja Akira.
La gatita también se desperezaba estirándose. Akane se movió un poco y le miró.
- ¿Te he molestado?
- No - contestó mientras bostezaba - Yo también me dormí.
- Vaya para de tontos.
Y le miró. Sería porque acababa de despertarse de aquel sueño agradable y todavía estaba adormilada. Sería porque Akira sonreía. Sería porque había sido muy amable con ella. Sería por el trabajo que se había tomado para pedirle ir al festival. Sería por lo que sería pero Akane tuvo un impulso, porque sí, porque a pesar de lo que discutían siempre estaba allí dispuesto a escucharla y a darle ánimos, por lo que fuera... Akane decidió besarle, no un beso largo ni nada de eso, un simple beso, uno de sus besos "de pez" y así lo hizo.
Akira se quedó prácticamente en shock. Apartó las manos de ella en un acto reflejo como si le fuera la vida, él no hacía nada, él no tocaba.
- Buenos días - saludó Akane sonriendo.
Akira no habló. Se limitó a mover sus ojos. Akane miró hacia donde estos indicaban. Akito, con los brazos cruzados, miraba sonriendo aquella escena.
Akane dio un salto, se levantó y se inclinó delante del padre de Akira.
- Lo siento señor Shikamoto. Siento esta falta de respeto. Yo... yo... es que... yo... su hijo... Buenos días señor, gracias por dejarme pasar aquí la noche.
- Chisst, habla bajo, mi mujer y Chiharu están durmiendo todavía.
- Lo siento - repitió ahora muy bajito - Ya me marcho.
- Pero... ¿A dónde vas?
- A mi casa. Tengo que preparar el desayuno de mis hermanos y despertarles... Muchas gracias por todo.
- No, no, tú no te vas, tendrás al menos que desayunar.
- No... ya desayuno en casa.
- Ni hablar, además no puedes irte sola. Akira te acompañará.
- Claro, yo te acompaño.
- Que no hace falta, de veras.
- Pero antes - la ignoró el padre dirigiéndose a su hijo - dúchate y ponte el uniforme ¡venga! Y tú ven conmigo a la cocina. Mientras le esperas te tomarás un buen desayuno.
- Pero señor Shikamoto no hace falta...
- ¿Prefieres que despierte a su madre?
- No, no la despierte, no la moleste.
Akane se sentó en una de las sillas de la cocina, estaba realmente pasando mucho apuro.
- ¿Tus padres saben donde estás?
- No señor.
- ¿Y no estarán preocupados?
- Mientras esté en casa para cumplir mis obligaciones todo estará bien.
- Pero se habrán preocupado de no verte llegar.
- ¡Ah! Estarán dormidos - sacó su móvil - No tengo llamadas perdidas, ni mensajes, no se han ni enterado.
- ¿Y como una chica como tú se ha dejado convencer por un jeta como Akira?
- No, si es que yo le dije que me acompañara a casa de una amiga pero él insistió en que en su casa había habitaciones libres.
- ¿No querías ir a tu casa? ¿Has discutido con tus padres? Lo siento, no quería ser indiscreto.
Akira se dio toda la prisa que pudo en ducharse y cambiarse de ropa. Cuando entró en la cocina encontró a su padre y a Akane sentados desayunando.
- Ya está Akane - dijo - Cuando quieras nos vamos.
- Quieto ahí, siéntate y desayuna.
- Pero Akane tiene que ir a su casa, tiene que ocuparse de sus hermanos.
- Yo os llevo en mi coche, tú siéntate y desayuna.
Akira así lo hizo, no le gustaba discutir con nadie y menos con sus padres.
- ¿Vendríais muy tarde, no? Porque nosotros estuvimos despiertos hasta las tantas.
- Si, era tarde. Yo iba a abrir una de las habitaciones, pensé que no os importaría.
- Me senté en el sofá y me quedé dormida mientras esperaba a que Akira trajese las llaves - explicó Akane.
- Intenté despertarla y no sé, de alguna forma terminé también durmiéndome. Eso es todo.
- Esto yo... si no es mucha molestia querría...
- Claro, claro ¿sabes donde está?
- Si, creo que si, gracias.
- ¿Quieres ducharte también?
- No, no, gracias.
- Lo siento papá - dijo Akira cuando Akane salió de la cocina - De veras que iba a decíroslo, solo la ofrecí un sitio para dormir pero se durmió en el sofá y... te juro que no ha pasado nada.
- Si te creo. Si estuvieseis juntos en una habitación habría sido mas sospechoso pero dime ¿es que le pasa algo con su familia?
Akira sacó un cigarro.
- ¿Vas a fumar delante de mi?
- Lo siento papá pero de veras que lo necesito. Yo creo que... bueno no, estoy seguro.
- ¿Que pasa Akira?
- De pequeña... ella es la mayor de sus hermanos, sus padres están divorciados, desde pequeña se ha ocupado de todo... creo que ha sufrido maltrato.
- ¿Estás seguro de lo que dices? Eso es algo muy grave.
- Seguro. Maltrato psicológico fijo que ha tenido, físico no se, quizás o incluso algo peor... Lo ha pasado muy mal, papá, yo ayer la vi realmente hundida, traumatizada... fue horrible... tanto dolor, tanta impotencia...
- ¿Sabes quien la maltrataba?
- No lo se, no lo dijo pero la menospreciaban, la llamaban niña mala... papá esa chica hace cosas muy raras, da impresión verla. Ella no lo dijo claramente pero hay cosas que se sobreentienden.
- Deberías estar seguro de lo que dices.
- Tenías que haberla visto, era como si no estuviera conmigo, como... pero tienes razón, tengo que averiguar la verdad.
- ¿Y que vas a hacer?
- No lo se por ella no va a querer hablar.
- Digo cuando lo descubras. Algo tendrás que hacer.
- No lo se.
- Akira, esas heridas tardan en cicatrizar, si es cierto esa chica necesitará mucho apoyo ¿tú que sientes?
- Impotencia. No entiendo como pasan cosas así.
- No - el padre se levantó y se acercó a él - No en tu cabeza, si no aquí - le puso una mano en el pecho - ¿Que sientes aquí? ¿Duele?
- Duele mucho.
- ¿Y que vas a hacer? ¿Nada?
- ¿Cómo que nada?
- ¿Vas a ser tan cobarde de abandonarla? Piénsalo antes de hurgar en esa herida, si no te ver con valor de ayudarla es mejor que ni lo intentes y en ese caso es mejor no saber nada... Venga, termina de desayunar que al final se os va a hacer tarde.
Jisei tenía un mal presentimiento. Había tenido un sueño siniestro, uno de esos sueños que te dejaban intranquila. Sabía que había pasado algo y era algo relacionado con Akane, lo sabía, había algo que se lo decía.
Salió de su casa más temprano de lo habitual y fue a llamar a Ryuko. Aprovecharía para hablar con ella porque habían pasado demasiadas cosas y tenían que hablar. Debía hacerlo porque Ryuko no sabía nada de lo que ella sentía por Inari y debía contárselo, era su amiga y tarde o temprano iba a enterarse y claro, por supuesto se iba a enfadar muchísimo al enterarse de que no confiaba en ella. Akane si estaba al día de lo que pasaba, siempre le confesó lo que sentía por el profesor y también sabía lo que había ocurrido en su casa aquel día que tuvo que quedarse a dormir y las posteriores conversaciones pero Ryuko no y conociéndola como la conocía iba a enfadarse y sentirse desplazada, ya la estaba viendo quejándose y echándole en cara que no tenía confianza con ella.
Ryuko no se extrañó de ver a Jisei tan temprano en su casa. Jisei era una chica muy extraña, seguro que había tenido uno de esos sueños raros que parecían querer decirle algo y estaba preocupada con sus "premoniciones".
Hablar con Ryuko era difícil, era una chica demasiado susceptible, enseguida se ponía a la defensiva y en seguida pensaba que el mundo entero estaba en su contra, así que Jisei trató de demostrar lo que confiaba en ella.
Ryuko la miraba con algo de resentimiento mientras caminaban dirección a la casa de Akane.
- ¿Te gusta Inari-sensei? - parecía recriminarle.
- Pues si... me gusta.
- ¿Y por qué no me lo has dicho antes? Se supone que somos amigas.
Ya estaba, justo lo que Jisei sabía que iba a decir.
- Porque no podía decirlo ¿Sabes en el lío que podía meterlo?
- Pero por decirlo no le ibas a meter en un lío.
- Es que no estaba segura de mis sentimientos.
- Pero a Akane si se lo contaste.
- No tuve más remedio.
Jisei estuvo explicándole que no se lo ocultaba porque no tuviera confianza con ella, le contó todo, lo que sentía y lo que había pasado y lo hacía porque era su amiga y esperaba que la comprendiese.
- ¿A si que te has liado con Inari?
Ryuko la comprendía, claro que lo hacía, eran muchos años de amistad, muchas cosas compartidas como para que ahora se molestase con ella, al fin y al cabo había ido a contárselo. Ahora que lo pensaba, Jisei no parecía tener ningún problema así que nunca había acudido en busca de ayuda o consejo. Ryuko envidiaba a Jisei porque sus padres eran geniales, amables y tolerantes, todo lo que sus padres no eran, no tenía problemas personales y tampoco nunca parecía interesada en ningún chico. Si lo pensaba ella siempre estaba quejándose y contándole sus penas y siempre daba por echo que Jisei no tenía nada de que quejarse. Quizás todo era su culpa por ser tan egoísta y solo pensar en ella misma.
- No quise decir nada hasta no estar segura del todo. No es que quisiera ocultártelo es que Inari como amigo de mi hermano no tiene nada que ver con el Inari profesor, era amigo de la familia y punto, no quería que nadie pensase...
- Déjalo, no te esfuerces más porque lo entiendo. Entiendo que te gusta Inari, siempre te ha gustado, eso nunca lo has ocultado y entiendo que se hizo amigo de tu hermano y empezaste a enamorarte y que tenías miedo de reconocerlo por eso callaste, pensabas que si lo ignorabas el problema desaparecería, porque realmente es un problema.
Jisei la miró con ternura. Ryuko era una chica muy especial y sabía ponerse en los zapatos de cualquiera, era una cualidad asombrosa, nunca había visto a Ryuko juzgar a nadie, ella parecía comprenderlo todo, cualidad que a veces podía convertirse en su mayor lacra. Pero sobretodo lo que Ryuko tenía era un miedo atroz a quedarse sin amigas, no era muy popular, por alguna razón incomprensible no llegaba a hacer amistades fácilmente, le costaba relacionarse con los demás y perder a Jisei era un lujo que no podía permitirse, así que, claro, comprendería las razones de su amiga aunque eso no significaba que no se sintiese un poco desplazada.
- Me estoy metiendo en un lío - habló con tristeza Jisei.
- ¿Sabes en el lío que puedes meter a Inari?
- Si, lo se.
- ¿Y que él es una persona adulta, un hombre adulto?
- Si, lo se, lo se.
- Que es un hombre, no un crío como los de la clase.
- Lo sé, lo sé... todo lo que me digas ya me lo he dicho yo mil veces. Pero no lo puedo evitar, me gusta mucho, me gusta estar con él, me siento muy bien a su lado y me hace sentir... ¡Ah! No se como explicarlo.
Al llegar a la calle donde estaba la casa de Akane vieron a Akira apoyado en una pared cercana a su portal.- ¿Qué hará aquí? - se extrañó Ryuko.
- Ese aura... te digo que ha pasado algo.
Akira estaba absorto en sus pensamientos y no se dio cuenta de la llegada de las chicas.
- Akira ¿que haces aquí? - interrogó Jisei.
- ¡Ah! Hola. Estoy esperando a Akane.
- ¿Esperándola?
- Si, esperándola ¿es tan raro?
- Hombre, a estas horas y viniendo de ti... si. ¿Pasó algo ayer?
- ¿Algo como qué?
- ¿Vuestra cita fue... normal?
- Hombre... si consideráis normal que Akane empiece a hablar sola diciendo que es una mala niña pues entonces si, fue normal.
- ¡Ah! - exclamó aterrada Ryuko - No... no... no puede ser ¿Le ha dado una crisis?
- La sabia, sabía que había pasado algo - se lamentaba Jisei.
- ¿Qué crisis? - inquirió Akira.
- Nosotras las llamamos así, son episodios en los que su mente se bloquea.
- ¡Ay, pobrecita, pobrecita! ¿Está en casa? - seguía lamentándose Ryuko.
- Si, ha ido a despertar a sus hermanos. ¿Me vais a decir de que va todo esto?
- ¿No te has dado cuenta? - respondió Jisei - Siendo tú deberías haberte dado cuenta.
- Si, me he dado cuenta. Me he dado cuenta demasiado tarde ¿Desde cuando le pasa eso?
- Hacía ya mucho que no le pasaba.
- No, si me refiero a que desde cuando la maltratan.
Ryuko rompió a llorar.
- Demasiado tiempo - respondió Jisei - No es que la maltraten, no pienses mal, es que la exigen mucho.
- Por favor Akira no pienses cosas raras de ella, no está loca ni nada de eso.
- No pienso que esté loca ¿Quien la maltrataba?
- No es que la maltratasen - hablo Ryuko - Sus padres no la pegaron nunca.
- No me refiero a esa clase de maltrato y tu lo sabes, ahora no te hagas la tonta. Venga, ya podéis empezar a contármelo todo.
- Es que ella era pequeña, una niña y le exigían mucho - hablaba entre sollozos Ryuko - Tenía que cuidar a sus hermanos y...
- Y la echaban la culpa si pasaba algo - continuó Akira con la frase que había comenzado Ryuko - Y no la dejaban salir a jugar porque tenía que cuidar a sus hermanos y la llamaban egoísta y que era mala... de eso ya me enteré pero ¿es solo eso? Porque puede estar hasta las narices de todo, ser una rebelde o no se pero ¿es que vosotras veis normal lo que hace?
- Antes lo hacía mas a menudo, al final te acostumbras - replicó con amargura Jisei.
- ¿Uno puede acostumbrarse a eso? Por dios, era una niña ¿Nadie se dio cuenta de lo que la estaban haciendo? No dudo que su madre estuviese muy deprimida y que no se diese cuenta de lo que la estaba exigiendo pero ¿y los demás? ¿no tenía más familia? ¿abuelos? ¿tíos? ¿y su padre? ¿todo el mundo lo sabía y cayó? ¿cómo puede ser eso?
- Son muchas cosas - contestó Jisei - Es verdad que al principio reaccionó violentamente, era agresiva con todo el mundo pero al final entre unos y otros terminaron por anularla. Akira, Akane no era nada, simplemente hacía todo lo que le decían, llegó a pensar que ella vivía solo para eso, para cuidar a sus hermanos, para cuidar a su madre, ella no merecía nada.
- Pensaba - continuó Ryuko - Que era mala, mala de verdad, solo una niña mala y egoísta podía querer jugar cuando su madre necesitaba que la cuidasen, solo una niña mala pensaba en divertirse y abandonar a sus hermanos.
- Nadie se dio cuenta - proseguía Jisei - Todos estaban muy ocupados en sus problemas personales pero poco a poco la voluntad de Akane se fue minando, fue cargando todo sobre su pequeña espalda. Hubo un incidente en el que Takato estuvo a punto de morir, le echaron la culpa a ella, no fue su culpa, fue un accidente pero se la echaron a ella y desde entonces se volvió muy protectora con Takato, nunca dejaba que hiciera nada, todo le daba miedo... así ha salido Takato de aprensivo... Era muy pequeña para tantas cargas y nadie nunca la felicitó por las cosas buenas, nadie le agradeció nada... bueno si, hubo un echo que hizo que Maron , la mujer de su padre, se diese cuenta, pero ya era tarde.
- ¿Y vosotras? ¿Vosotras veíais esas cosas? ¿Por qué no dijisteis nada?
- Eramos unas niñas Akira - gruñó Jisei - Niñas como ella ¿que querías que hiciéramos?
- Teníamos miedo, a lo mejor si decíamos algo a ella la castigaban - explicó Ryuko.
- ¿La castigaban?
- Las niñas malas se merecen un castigo ¿no lo sabías? - habló en tono irónico Jisei.
Ryuko volvió a romper a llorar de nuevo, esta vez con más fuerza.
- Todos tenemos nuestros fantasmas Akira - habló amargamente Jisei - El nuestro fue no saber como ayudarla.
- Pero ella... - habló nerviosa Ryuko - Ella era nuestra amiga y éramos lo único que tenía y siempre nos... Yo... yo se lo dije a mis padres, les dije que... y lo estropeé todo más-
- Los padres de Ryuko ignoraron el tema, era mejor apartarse de todo, las cosas de familia deben resolverlo las familias, cuando a Akane le pasaba eso por algo sería. Mis padres eran de otra forma y fueron a hablar con los suyos ¿y que crees que pasó? Que no consiguieron nada, solo que la castigasen. Lo único que se les ocurrió fue darle apoyo y cariño... las cosas no son tan fáciles como en las películas... mi familia siempre ha estado para Akane, para cuando ella quisiese, pero solo servimos de apoyo momentáneo.
Akira sacó un cigarro. Jisei pudo observar como temblaba al encenderlo.
- No me puedo creer que pasen estas cosas.
- ¿Por qué le habrá pasado otra vez? - preguntó angustiada Ryuko - Parecía que ya lo había olvidado todo.
- Estas cosas nunca se olvidan. Ha sido por lo del cambio de casa, seguro.
- Ayer no quiso volver a su casa - comentó Akira - La llevé a la mía y la he acompañado ahora, dijo que tenía que preparar a sus hermanos.
- No se que va a hacer su madre cuando ella se mude - suspiró Ryuko.
- ¿Se muda?
- Con todo este jaleo del Tanabata la verdad es que no la hicimos mucho caso - se lamentaba Jisei - Tiene que irse a vivir con su padre.
- ¿Y eso?
- La casa de su madre es muy pequeña, solo tiene 2 habitaciones, hasta ahora ella ha compartido habitación con Ginta y Takato y el pequeño dormía con sus padres, pero ahora le han pasado a la habitación - explicaba Ryuko - Una chica de 18 años necesita un poco de intimidad, dormir con tres hermanos no es lo más apropiado, tampoco en el comedor.
- No es solo eso - continuaba Jisei - Que tiene 18 años y ya no es una niña y sus hermanos están en una edad muy mala, que Ginta acaba de cumplir los 15 y está más salido que el pico de una mesa.
- ¿Qué insinúas?
- Que la convivencia puede ser muy dura. Que Ginta la quiere mucho y que es su hermana y todo eso pero se producen situaciones difíciles y claro, la culpa siempre será de Akane. A ver, os lo voy a decir claro, la habitación es pequeña, solo cabe una litera y una cama y no hay más. El pequeño tiene que dormir en la cama porque se mueve mucho, se le escapa el pis y porque lo dice su padre; Takato también tiene que dormir solo, no vaya a ser que le peguen algo ¿adivináis con quien se acuesta Akane?
- Pero eso es ridículo - habló Akira - Ella es la chica, debería dormir sola.
- En el mundo real puede, en el de esa familia no. Parece ser que Ginta lo pasa muy mal y no puede dormir.
- ¡Pero es su hermana!
- Y las hormonas son las hormonas, por lo visto, Ginta ve dos tetas y le da igual que sean de su hermana, de su madre o de su abuela.
- Esto es absurdo.
- Pues díselo a su madre. El caso es que Akane se tiene que marchar a vivir a casa de su padre... y ese es el problema. No nos hemos dado cuenta Ryuko, pero ¿sabes quien lleva una semanas instalada allí?
Ryuko se llevó las manos a la boca.
- ¿Esa señora? - preguntó con miedo.
- Esa señora.
- ¿Pero no estará... ?
- No – contestó Jisei de forma atropellada y tratando de hacer un gesto con los ojos a Ryuko.
- ¿Que pasa? - Akira las miraba e hito en hito.
- Akane no puede estar viviendo con la madre de Maron - comenzó a hablar nerviosa Ryuko - La madre de Maron y Akane no congenian demasiado.
- Es una bruja, una mala persona, trataba muy mal a Akane, la insultaba, la humillaba, era una persona odiosa.
- Pobre Akane, no puedo imaginar lo que debe sentir y yo sin enterarme de nada - se lamentaba Ryuko - Que mala amiga soy...
- ¿Y a eso no le llamáis maltrato?
- Mira Akira - respondió Jisei - La mujer de su padre no es mala, se agobiaba mucho con tanto niño, Ginta era muy rebelde... bueno, entiéndelo, su madre era su madre, no entendía porqué su pare se había ido con otra, no la quería y se portaba todo lo mal que podía, sobretodo con Yusuke. Este también se portaba bastante mal, pensaba que Ginta era el favorito... Takato no paraba de llorar y Hideki era pequeño... El padre de Akane le dijo que la ayudase y no le diese más trabajo... Y la madre de Maron... creo que odiaba a Akane... bueno, pasaron muchas cosas y... en fin, es de esas personas que no aceptan a los "otros" hijos... ya me entiendes. Creo que odiaba particularmente a Akane... pero creo que no debemos hablar mas, esto es como la caja de Pandora, mas vale no abrirla, no creo que te interese lo que hay dentro.
- ¿Crees que no me interesa? Si no me interesase no habría preguntado.
- ¿Y que vas a hacer tú? Nada. Olvídalo, hay cosas que es mejor ignorar.
- Es imposible ignorar cosas así que no me digas eso porque yo no puedo ignorarlo, sois mis amigas y... quiero a Akane... no os imagináis lo que siento por ella... No me gusta saber estas cosas, claro que se está mejor ignorándolo pero... aunque no lo parezca no soy de los que dan la espalda, siempre me parece que todo es muy complicado, me quejo de todo, esa actitud me ha dado fama de desinteresado, e que nada me importa, pero...
- Akira, yo te entiendo - dijo Jisei sonriendo benevolente - Lo entiendo todo, siento lo que tu sientes, es algo muy fuerte que te hace daño, estás asustado y no sabes como ayudar pero es que lo único que tienes que hacer es ser como siempre. Ahora sabes cosas de Akane que ayer no sabías pero Akane es la misma de ayer, y la misma que hace un mes ¿crees que tienes que tratarla de forma distinta?
Con una última calada, Akira tiró el cigarro al suelo y lo pisó.
- ¿Akane lloró? - preguntó temerosa Ryuko.
- Si.
- Eso es bueno - añadió Jisei - Hacía mucho tiempo que no lloraba. Un día decidió que no lloraría mas, tenía que ser fuerte... eso dijo. Ya viene, Ryuko limpiate la cara, que no note que has llorado.
Akane junto con Ginta y Takato salía del portal. Se despidió de Takato con un beso y este cogió un camino diferente. Ginta y ella se acercaron.
- Hola chicas ¿que hacéis aquí? - sonreía alegremente - ¿Y tú, aún estás aquí, Aki?
- Hemos pasado la noche juntos ¿no? Tengo que ser un caballero.
- Así que has pasado la noche con él - habló Ginta - Ya decía yo que echaba de menos tus patadas, mira, hoy no tengo las espinillas moradas.
- Y muy juntitos ¿verdad, amor? - Akira la rodeó por la cintura.
- ¿Quieres que te parta la cara, bambi?
- ¿Por qué lo niegas? Si hasta me has besado al despertar.
A Ginta se le desplomó la mandíbula.
- ¿Que pretendes, ciervo?
- Devolverte lo que no he podido antes.
- Atrévete y mueres... ¡suelta, estúpido!
De un fuerte empujón lo separó de ella. Akira sonrió porque así es como le gustaba verla, malhumorada... esa era su Akane.
Akane se agarró del brazo de Ryuko.
- Vamos... tienes mucho que contarnos - dijo muy resuelta.
- Y tu a nosotras - añadió Jisei.
- Y tú también Jisei, no lo olvides - concluyó Ryuko.
Ginta las seguía, Akira lo retuvo cogiéndole del antebrazo.
- Espera machote, tu y yo tenemos que hablar.
- ¿Que pasa? Se me van las chicas y no he saludado a Jisei.
- Te va a patear el culo como siempre así que no lo intentes.
- Algún día la pillaré con la guarda baja.
- Si, soñar es gratis. He oído que ahora duermes con tu hermana - comenzó a hablar mientras empezaban a caminar.
- Siempre lo he hecho.
- No, digo en la misma cama.
- Pues si ¿que tiene de malo? Es mi hermana.
- Ya... pero he oído decir que se va a mudar a casa de tu padre por esa razón-
- ¿Quien te lo ha dicho?
- Alguien.
- ¿Takato? ¿Ha sido Takato? Porque a eso no tienes que hacerle caso, no es verdad.
- ¿Es que Takato ha visto algo raro?
- No le hagas ni caso, son paranoias suyas, yo a Akane no la toco, te lo juro, demonios Akira ¡que es mi hermana! que aunque yo vaya detrás de todas las tías yo no... ¡que no! ¡que ni se me ocurre!
- Pues he oído decir que no duermes bien.
- Eso es otro tema, vale si, me cuesta dormir, lo reconozco, pero yo no la toco, te lo juro, a veces a abrazo pero es solo porque la cama es estrecha... pero... ¡que es mi hermana! La quiero mucho, para mi es... como mi madre... por favor... no puedo ni pensarlo ¡que asco! - Akira le miró frunciendo el ceño - Vale, estoy muy salido y ella tiene una piel muy suave y huele a chica y a veces me rozo con ella y a mi cuerpo le pasan... ya sabes... me levanto fatal... pero yo nunca la mira, ni pienso en ella, si la toco, ni nada... lo que pasa es que Takato es muy... exagerado y un mal pensado. Duermo mal,.si, pero porque no quiero molestarla, ni que se de cuenta, sería... ya sabes... menudo corte ¿no? Tardo en dormirme y me despierto a menudo. Takato piensa cosas que no son, cree que voy a meterla mano o algo y se lo dijo a mi madre y se lió.
- Por casualidad ¿no le echarías la culpa a Akane?
- No, yo no... pero los demás si ¿cómo lo sabes? ¿te lo ha dicho ella?
- Ella no sabe ni que lo se.
- Siempre le echan la culpa a ella, sea lo que sea la culpa es suya y yo me siento fatal... no quiero que se vaya.
- Estás demasiado acostumbrado a que ella lo hago todo ¿verdad?
- La culpa es de Takato, él es el que tiene problemas. Siempre hemos dormido con Akane, mucha intimidad no hemos tenido, yo estoy harto e verla en ropa interior pero ahora de pronto el niño se escandaliza y claro, mi madre empieza que si es una vergüenza, que no se puede provocar a unos niños, que si patatín, que si patatán... ¡estúpido Takato!
- Ahora entiendo porqué estás tu tan salido.
- ¡Oye que yo nunca he pensado esas cosas con mi hermana! ¿que te has creído que soy? Ni tampoco con Ryuko, que para mi es como otra hermana.
- Pero con Jisei si.
- Jeje... Jisei no es tan hermana.
- Debería partirte la cara.
- Bah, no seas así, soy humano ¿y tú que? ¿Que hiciste ayer con mi hermanita?
- Te juro que menos de lo que hubiese querido.
- ¿Lo ves? ¿lo ves? Somos tíos, nos comprendemos ¿A que no sabes una cosa? Akane a veces habla dormida y te nombra.
- Estupendo, ahora resulta que hasta en sueños me insulta.
- Te llama Akira-sama.
- Lo habrás imaginado.
- No, no, la he oído muy bien y se mueve de una forma muy... sensual.
- Eso es un poco ilógico. Por cierto, anoche no pasó nada entre nosotros, se hizo tarde, se quedó dormida en el sofá de mi casa y me dio pena despertarla, eso es todo.
- No te preocupes, no diré nada.
- Te repito: tu hermana y yo no tenemos ningún lío de ningún tipo.
- Que te digo que no te preocupes, mis padres no se van a enterar, le echarían la culpa a ella y lo mismo la mandan vete tu a saber donde.
- ¿Harían eso?
- Si, son muy dados a "alejar" sus problemas.
Akira se detuvo.
- Oye Ginta ¿te puedo hacer una pregunta personal?
- Depende ¿es personal mía o de Akane? ¿Quieres saber que más cosas dice?
- ¿Alguien ha maltratado alguna vez a Akane? - Ginta desvió la mirada - ¿Y a ti? ¿o a tus hermanos?
- Algún capón me le llevado ¿a que viene esto?
- ¿Akane se portaba mal?
- No... Akane me regañaba mucho, se enfadaba conmigo, me chillaba, yo la sacaba de quicio, sabía que solo tenía que quejarme para que la castigasen a ella. Pero si no eres nada de Akane a ti no te importan estas cosas.
- Akane es mi amiga, yo no abandono a mis amigos, no hago así las cosas por muy molesto que sea.
- Mi madre es una buena persona - decía nervioso y casi gritando ante la mirada acusatoria de Akira - Ella no quería hacernos daño, cuando la enfadábamos se ponía nerviosa y encerraba a Akane en un armario pequeño y oscuro y decía que si la abríamos nos encerraría a nosotros. Takato y yo nos quedábamos sentados en el suelo, llorando porque al otro lado de esa puerta oíamos a Akane pedir perdón y que la dejasen salir. Pero mi madre se iba y a veces se olvidaba que estaba allí durante horas. Y Takato y yo seguíamos delante de la puerta y Akane dejaba de llorar y entonces oíamos un ruido... toc... toc... era Akane golpeando con los nudillos. Cuando mi madre se acordaba lloraba mucho, abría la puerta y la abrazaba y Akane tenía las manos llenas de heridas... ¿Tú crees que puedes curar eso? ¿Podrás hacerme olvidar aquel ruido? Somos una familia rara llena de complejos, haz como todo el mundo y olvídanos.
Akira no podía hablar, no es que no supiese que decir es que no era capaz de articular ninguna palabra. Todo aquello no podía ser cierto, era una condenada pesadilla. Vio a Ginta alejarse con los ojos llenos de lágrimas y él se quedó allí, clavado, aún asimilando lo que había escuchado... que razón tenía Jisei al decir que aquello era la caja de Pandora... ¿que era lo que había destapado?

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