miércoles, 30 de noviembre de 2011

89. Algunas heridas pendientes de curar

Kamui sentía un cuerpo situarse encima de él, notaba su calor y el roce de una piel suave junto a la suya y sentía unos labios ardientes devorándole, atrapando los suyos con lujuria y haciéndole estallar dentro miles de sensaciones. Sentía unas piernas aprisionarle la cadera y un cuerpo contra el suyo sin despegar los labios y aumentando la intensidad de un beso que le quitaba la respiración. Se sentía totalmente enloquecido y lleno de desesperación y satisfacción por poseer aquello.
Se despertó bruscamente y lleno de impotencia... otra vez ese maldito sueño pero ¿era un sueño o un recuerdo?
De nuevo se sentía frustrado, con rabia encendió la luz de la mesilla y se levantó.
Desde que pasó aquello en las vacaciones ese maldito sueño le perseguía continuamente. Se despertaba acelerado y en una situación muy incómoda y lo peor de todo era no saber si era solo un sueño o parte de sus recuerdos, esos recuerdos que no querían aparecer en su mente.
Kamui lo tenía muy claro. Por fin se había dado cuenta de muchas cosas.
No podía ser que estuviese enamorado de Momoka, aunque si reconocía que sentía mucho... ¿aprecio? si, sería aprecio, pero no era amor. Quería mucho a Momoka y estaba dispuesto a admitirlo, se preocupaba por ella más de lo que él mismo quería reconocer, le gustaba, se había acostumbrado a estar con ella, se preocupaba, seguramente si alguien pretendiese hacerla daño se enfadaría muchísimo. Pero si le gustaba estar con ella porque se sentía cómodo a su lado y había descubierto que cuando ella estaba feliz y sonreía a él le gustaba.
¿Tendría razón Akane y estuvo enamorado de ella? Lo que si había descubierto es que ya no quería que escogiese a Nowaki, no, si pensaba que Nowaki al final iba a conseguirla se sentía invadido por una especie de celos y envidia.
Y lo que sentía por Akane era algo... era algo enfermizo. Sentía cierta adicción por esa chica quizás porque nunca reaccionaba como él esperaba, si, eso debía ser. Estaba demasiado acostumbrado a tener todo lo que quería y esa chica se le resistía, por eso tenía esos malditos sueños porque seguro que eran sueños y no recuerdos. Era imposible que aquello formara parte de un recuerdo, imposible del todo, nunca habría pasado eso por muy emborrachados que estuvieran porque no había que olvidar que Shibi se despertó con ellos... ah no, él nunca compartiría nada suyo y menos con el Kamizuru, si pensaba que ese chico podía haber tocado o... algo... lo mismo que él, se ponía enfermo. Así que estaba convencido de que aquellos sueños se debían a esa maldita obsesión que estaba creciendo en él.
En una ocasión Nowaki le dijo que el hombre tenía tres corazones, uno en el pecho, otro en la cabeza y otro en los genitales y estaba claro que era cierto y él era la prueba evidente.
Tenía a Hikari en su cerebro, algo le decía que era la más lógica de todas y que de quien debía enamorarse era de ella. Era una buena chica dispuesta a ayudarle pero el problema es que el corazón suele mandar más que el cerebro en estos casos.
En el corazón tenía a Momoka, si, seguro que era allí, porque la tenía mucho cariño y era especial para él pero es que los genitales también mandaban bastante.
Y en los genitales tenía a Akane. Esa chica le estaba volviendo loco seguramente porque no era sumisa, ni mostraba interés por él, no quería como Momoka o Hikari esforzarse en llamar su atención y sin embargo o precisamente por eso lo hacía.
Eso era lo que Kamui pensaba, a esas conclusiones había llegado. Ni él mismo sabía lo que sentía.
Lo que sabía es que Akane llenaba prácticamente todos sus pensamientos, sobretodo porque había algo extraño en ella, no en el hecho de que le ignorase, porque en realidad no le ignoraba, Akane era amable con él, no se podía decir que fuese desdeñosa o arisca, era amable y simpática, era el echo de que algo le pasaba a esa chica y Kamui se había dado cuenta. No era solo que estuviese rencorosa con el amor, que no quisiese enamorarse por no sentirse vulnerable, no, no era eso, eran las palabras de Shibi lo que le habían alertado: "... había una vez una princesa que vivía en un torreón del que no la dejaban salir, un día un pobre campesino pasó por allí, la vio, empezaron a hablar y se hicieron amigos. El campesino quiso salvarla pero un terrible ogro apareció y le asustó. El campesino salió huyendo y dejó a la princesa en su torre, esperando que algún día un príncipe la rescate..." eso tenía que significar algo ¿por qué protegía tanto Shibi a Akane? ¿Que quería decir Shibi con esa metáfora? porque evidentemente eso era una metáfora ¿Akane estaba encerrada en un torreón? ¿Quien era ese ogro? Si... algo le pasaba a Akane, algo le había pasado que hacía que Shibi fuese tan protector con ella porque ahora que lo pensaba esa manía de protegerla no era muy normal sobretodo cuando negaba siempre rotundamente estar enamorado de ella.
¿Que sería lo que le había pasado a Akane? Lo que fuera Shibi pensaba que él no lo iba a entender ¿quien se creía que era? Estaba muy claro que el Kamizuru pensaba que Akira iba a ayudarla mejor que él, si, se le veían las preferencias.
Lo que más le ponía en alerta era la reacción que esa misma tarde había tenido Akane con él.
"... Akane acababa de terminar su helado y lanzó un suspiro placentero.
- Muchas gracias Kamui, ya me siento mejor.
Antes de que se pudiera dar cuenta tenía los labios de Kamui prácticamente pegados a los suyos.
- ¿Que haces?
- Quiero uno de esos besos de pez.
- ¿Qué? - se apartó todo lo que pudo.
- Vamos Akane, me estás volviendo loco, me he vuelto adicto a tus besos, los de pez y los otros.
- ¿Kamui te has vuelto loco?
- Me gustas mucho Akane, nunca creí que una chica podría gustarme tanto.
- Kamui pero que di...
Kamui atrapó sus labios con un beso suave pero intenso. Akane puso las manos en el pecho del chico y empujó para apartarle.
- ¿Te has vuelto loco o qué?
- Vamos Akane, como si fuese la primera vez que me besas.
- ¿Qué? No... o sea... no te acerques más... ¿Que dices? ¿Cuando te he besado yo?
- ¿Quieres jugar a hacerte le difícil?
- Kamui no... ¿qué?
- ¿Qué te pasa ahora? ¿Por qué actúas así?
- ¿Así? ¿Cómo? Yo siempre he actuado igual, yo... ¿Cu... cuando te he besado?
Kamui pensó que Akane realmente no sabía de lo que hablaba o era muy buena actriz.
- Yo nunca he besado… yo... a mi no me gusta besar, eso ya lo sabes... ¿O si?
Kamui resopló resignado.
- Está bien, está bien, lo que tú digas. Está claro que te encanta confundirme, quizás piensas que voy a pensar que estas loca y huir de ti ¿es eso?
- ¿De que hablas?
- Pues siento decepcionarte. Si quieres jugar a que nunca nos hemos besado por mí bien.
- ¿Jugar?
- Akane, me gustas, me gustas mucho y no estoy dispuesto a perder frente al Shikamoto, si quieres jugar a confundirme yo juego.
- ¿De que hablas?
- Estoy muy acostumbrado a ganar, siempre, no lo olvides, soy el odioso Kamui Kaguya y cuando algo me interesa no lo dejo escapar fácilmente. Te demostraré que no soy tan mala persona como piensas, también se tener paciencia y esperar mi oportunidad..."
Ahora que lo recordaba y analizaba todo llegaba aún más a la conclusión de que a Akane le pasaba algo, porque no era normal esas reacciones, unas veces era apasionada y sensual y otras se mostraba esquiva... no, eso no era normal, además que de verdad actuaba como si no recordase nada de lo que había pasado entre ellos ¿Eso era normal? No y tenía que ver con lo que le pasaba a esa chica, con eso que Shibi sabía y quizás hasta por lo que la protegía tanto y él, Kamui Kaguya estaba dispuesto a averiguarlo.
...
Sin duda que aquel día había sido de lo más ajetreado para Akane, se había despertado con Akira, en el instituto se irritó con él y este le había dado aquel beso salvaje que le había hecho sentirse mal y bien a la vez, enfadada pero a la vez protegida, luego Kamui le dijo aquello tan extraño de que ellos se besaban y parecía totalmente convencido de sus palabras, después discutió con su madre... sin lugar a dudas había sido un día difícil y llevada por el mismo impulso que el día anterior, a pesar de la advertencia de Akira, que por lo visto sabía que se había metido en su cama, lo había vuelto a hacer, porque si, porque se sentía sola y sobretodo desprotegida y porque al lado de Akira no sabía porqué se sentía como nunca se había sentido en su vida, como si los problemas tuvieran solución y que podía dormir tranquila, sin pensar en nada, solo disfrutar de ese confort.
Pero a pesar de lo bien que se sentía sus sueños no eran tranquilos, toda su ansiedad y su inseguridad se reflejaba en ellos. Se veía a si misma corriendo por un enorme edificio, no le daba miedo, no era tétrico, ni oscuro, ni estaba sola porque aunque no reconociese a las personas que andaban por allí podía verlos. Ella no tenía miedo pero si prisa, llegaba tarde a algún sitio y se había perdido, cogía ascensores que subían y bajaban continuamente y nunca le dejaban en el piso que deseaba, corría por las escaleras arriba y abajo sin saber que dirección tomar. De pronto abrió una de las puertas y una figura enorme cerró la puerta.
- Has sido mala, Akane - le decía con voz ronca y burlona.
- No, Akane no es mala, Akane es buena, Akane no ha echo nada - se lamentaba llorando con una vocecilla infantil.
- Eres una niña muy mala y ya sabes que te mereces un castigo.
- No, no - intentaba huir pero la puerta no se abría - Déjame salir, déjame irme, no volveré a ser mala nunca, nunca.
- Es tarde, ya lo has hecho y ahora te toca tu castigo.
- Por favor, por favor, no le diré nada a nadie, déjame salir, déjame salir...
- Claro que no vas a decir nada porque si lo dices será peor.
- Por favor, por favor...
- Hazlo y abriré esa puerta.
Akane se movió nerviosa y bruscamente en la cama de Akira haciendo que este se despertara.
- No, no quiero, no... - parecía balbucear la chica.
- ¿Akane?
Estaba dormida, eso estaba claro y tenía un sueño de lo más agitado, movía continuamente las manos como si apartase algo invisible de su lado y claramente sollozaba.
- Akane, Akane - habló suavemente Akira -Tranquila, solo es un sueño, solo es...
Akane se llevó la cara y comenzó a llorar mientras seguía farfullando algo ¿Estaba dormida o despierta? Quizás ni una cosa ni la otra, quizás estaba en ese estado en el que te despiertas pero las pesadillas siguen apoderándose de ti. Akira la abrazó y estrechó contra él, sea lo que fuese aquello estaba haciéndole mucho daño. Y después de unos segundos Akira sintió lo mas extraño que nunca pensó iba a pasarle. Akane parecía haberse calmado un poco aunque seguía sollozando y hablando palabras incompresibles y él estaba concentrado en calmarla cuando una de las manos de Akane se colocó directamente en su entrepierna. Akira pensó que aquello había sido un accidente hasta que comenzó a notar como la chica la frotaba contra él.
Presa de una especie de pánico y confusión Akira se separó un poco de ella pensando que aquello era un accidente, idea que cambió al momento cuando de una forma hábil y rápida aquella mano se coló por dentro de sus calzoncillos.
- ¡Ahhhh! - ahogó una especie de gruñido mitad sorpresa, mitad excitación - Akane no hagas eso - susurró.
Pero la chica no pareció escucharlo y no solo no retiró la mano si no que comenzó una especie de caricia que seguramente en pocos segundos pondría a Akira en un grave apuro.
- No, no... Akane... no.
Akane seguía sollozando y hablando palabras que no entendía mientras seguía con aquellas caricias. Akira llevó su mano hasta la de Akane para intentar separarla pero Akane pareció agarrarle con más fuerza.
- Seré buena, seré buena - eso si lo escuchó Akira.
- Akane, no… no, no, no... estate quieta por dios.
Era increíble no podía separarla de él, es más, aquello no le dejaba concentrarse lo más mínimo en nada. No podía ser, eso no podía ser ¿y que hacía? Si despertaba ahora a Akane su situación no iba a ser muy fácil de explicar pero si la dejaba seguir aquello... su cuerpo reaccionaba a esas caricias y no de una forma sutil. Ya no sabía que hacer, ni donde poner las manos ya que cada vez que intentaba separar las de la chica esta aumentaba la presión. Cerró uno de los puños y dio un golpe en el futón, se iba a volver loco, aquello no podía estar pasando, llevó su mano ahora hasta su boca y se la mordió... esto no podía ser y fue entonces cuando haciendo acopio de todo el valor que pudo y anteponiéndose a su cuerpo que empezaba a rendirse, en un ataque repentino de pánico, logró poner las manos en los hombros de su compañera y moverla bruscamente.
- ¡Akane! - gritó de forma convulsa.
Akane volvió a la realidad de una forma brusca y tardó unos segundos en darse cuenta de lo que estaba haciendo, tiempo suficiente para que Akira hubiera escondido la cara en la almohada y tratara de controlar su respiración. Por fin había conseguido que parase con lo que hacía aunque casi lo lamentaba porque doloroso era un rato.
Akane separó las manos rápidamente y se acercó a Akira... ¿estaría dormido?
¿Que había estado haciendo? ¿Otra vez? Esto ya le había pasado antes y era por soñar con Jaakuro, cada vez que soñaba con ese cerdo... ¿Pero que es lo que le pasaba? ¿Por qué actuaba así?
Se sintió fatal, aún mas débil y desprotegida ¿Por qué? ¿por qué? ¿por qué? Si, era una niña mala, una niña muy mala y sucia, esa mujer tenía razón, era una niña mala.
Lo mejor sería irse de allí. Se apartó un poco de Akira y cadi dio un grito de susto cuando la decidida mano de Akira la sujetó obligándola a tumbarse a su lado y abrazándola de forma fuerte y segura y ella no quiso ni intentar oponerse porque en los brazos de Akira todos sus miedos parecían desvanecerse.
Si Akira estaba despierto o dormido eso le daba igual, si él no hablaba ella tampoco lo haría.
Akira la abrazó todo lo firmemente que pudo, no, no iba a dejar que se marchara, no la iba a dejar escapar, pasase lo que le pasase él estaba allí y algo le decía que ahora mas que nunca ella necesitaba no sentirse sola... a pesar de lo problemático que era ese momento para él.
Su pobre muñeca rota tenia pesadillas, sueños horribles, seguramente recuerdos de cosas de su pasado que quería ignorar pero esas cosas no se ignoran, por más que quieras siempre permanecen en ti hasta que te atreves a enfrentarte a ellas. Oyó sollozar a su pequeña muñeca hasta que por fin el sueño la rindió, entonces él cerró los ojos... a ver si ahora podía dormir un poco.
...
Akira no se había despertado con bastante buen humor. Al acercarse a la cocina escuchó voces y risas que provenían de allí. Sin duda eran Akane y Chiharu.
Ambas chicas desayunaban alegremente sentadas alrededor de la pequeña mesa.
- Si que tenéis energía por la mañana - dijo entrando y bostezando.
- Buenos días Akira ¿Has descansado? - le saludó Akane.
Akira la miró frunciendo el ceño.
- Pues mira, no mucho.
- Mi hermano se despierta toas las mañanas de mal humor, ya te acostumbrarás.
- ¿Y tú que haces aquí? - le dijo a modo de contestación.
- He venido a desayunar con mi hermana mayor.
- ¿Te preparo el desayuno o prefieres ir a desayunar con tu madre? - preguntó Akane.
- Ya me lo preparo yo, no te molestes.
- No es molestia, estoy acostumbrada a hacerlo.
- Pues en esa casa no, aquí no eres la sirvienta de nadie.
- Tiene razón, aquí el sirviente es él.
- Pero yo... - comenzó a decir Akane.
- Tu, nada - cortó Akira acercándose a ella.
- Mamá ha preparado tu almuerzo, es ese de ahí. Venga hermanita, vámonos ya.
- Espera que recojo un poco, al menos lo mío.
- Que lo recoja él que no tiene que hacer otra cosa.
- No digas eso, tu hermano hace mucho por mí.
Durante unos segundos sus miradas se cruzaron y Akira sonrió satisfecho.
- Bueno, yo te espero fuera. Hasta luego hermanito.
Akane se dio bastante prisa en recoger su vajilla mientras Akira preparaba su desayuno y se sentaba a la mesa.
- Esto Akira yo... - se acercó a él y le dio un pequeño beso en la mejilla - Nos vemos en el instituto.
- Hasta ahora - respondió aturdido por tal gesto mientras la veía marcharse y se acariciaba allí donde le había besado.
Cuando oyó la puerta de la calle abrirse para al momento volver a cerrarse y supo que estaba solo Akira se derrumbó, sujetó su cabeza con ambas manos y con los codos apoyados en la mesa rompió a llorar lleno de desesperación.
¿Por qué tenía que pasar todo eso? ¿Qué podía hacer él para ayudarla? ¿Cómo permitía Dios que sucediesen cosas así? No sabía exactamente porqué se sentía tan mal, solo que quería llorar y gritar, solo que sabía que tenía que hacerlo a solas para desahogarse porque delante de ella no podría hacerlo, porque él iba a ser el apoyo firme que necesitaba en su vida y ella nunca debería verle derrumbándose. Ahora solo quedaba limpiarse las lágrimas y no rendirse. Cada día que pasaba estaba más y más convencido de lo que deseaba ayudarla y ese simple beso, tan tonto, tan inocente, era la mejor recompensa que podía haber obtenido.
...
Momoka y Yuri, como era normal en ellas, habían quedado para ir juntas al instituto; por el camino se encontraron con Kenshi, Kohaku y Nowaki que estaban esperándoles. Durante el camino estuvieron comentando el programa de televisión que habían visto la noche anterior pero Nowaki, extrañamente callado, parecía no prestar atención a nadie.
- ¿Que te pasa Nowaki? - se interesó Yuri.
- Creo que me ha sentado mal el desayuno - dijo tratando de no darle importancia.
- ¿No será que estás celosillo de que Momoka y Kamui a veces...
- Cállate florecilla - se apresuró a interrumpir Momoka, tampoco quería que el chico se sintiese mal por un comentario tonto.
- No, no me preocupa en absoluto, Momoka es libre de hacer lo que le venga en gana con Kamui o con quien quiera, no es de mi propiedad.
- ¡Así se habla! - Kenshi le palmeó la espalda.
Momoka le observaba, sabía que Nowaki intentaba pensar en algo para ayudar a Yuri, Nowaki era así, ella le conocía bien, Nowaki siempre que se implicaba en algún tema lo hacía de lleno.
Para Nowaki la única solución era poder vigilar a Yuri lo máximo posible, estar casi encima de ella para que no pudiera evadirle y a la vez conseguir que su relación fuera tan estrecha como para poder decirle las cosas de forma franca y directa y que le tomara en serio. Lo que tenía claro es que no podía ser Momoka quien se ocupase del problema de Yuri. A veces el tener a tu mejor amiga pendiente todo el día de ti precisamente es el detonante de cosas peores, de intentar ocultarlo aún más... Tendría que hablar con su madre para ver si le daba algún consejo.
Lo que si tenía claro es que saliendo como están ahora mismo Kenshi y ella era muy difícil para él estar a su lado y vigilarla ¿Y que hacía? No podía ir pegado a una parejita en plan sujetavelas y para colmo Momoka estaba medio saliendo con Kamui, si no lo estuviera podría pedirle que salieran o al menos que fingieran salir juntos, así podrían ir con ellos, a fin de cuentas ellas eran muy amigas pero claro, no podía ser.
¿Y que hacía? Porque claro, no iba a ir a Yuri a decirle que estaba enamorado de ella, que dejase a Kenshi y saliese con él, eso era más que retorcido, además esas mentiras son jugar con los sentimientos e ilusiones de la otra persona.
Pues necesitaba una chica con la que salir, una amiga dispuesta a hacer el "paripé" con él ¿Pero quien? ¿A quien le podía importar tanto Yuri como para eso? O si acaso que le importase él.
Himeko... no, totalmente inviable, eso si que sería ruin y rastrero, menuda forma de humillarla.
Pues si que la cosa era difícil.
Pues no había muchas más. De sus compañeras, pensar en Karura era algo ridículo; Ryuko imposible; Jisei... no la veía saliendo con él para nada y tampoco tenía tantísima confianza; Sumire... esta podría ser buena candidata, es bien alegre y divertida, seguro que hasta le resultaba emocionante pero Karasu parece detrás de ella... mejor no; Akane... si, vamos, solo faltaba eso y se ganaba el odio eterno de Kamui. Eso le recordaba a Hikari... ¡pero si apenas la conocía! ¿que tonterías andaba pensando? Pues solo le quedaba Xu-Xu.
Y Xu-Xu, pensándolo bien, era perfecta.
¿Quien mejor que Xu-Xu? Ella tenía mas motivos que nadie porque a Xu-Xu le gustaba Kenshi y a Kenshi le gustaba Xu-Xu, eso era algo que todo el mundo sabía. Si Kenshi creía que él y Xu-Xu estaban saliendo se pondría celoso y eso le venía a la chica de maravilla y... tenía que hablar con Xu-Xu y proponérselo.
Nowaki respiró hondo, estaba satisfecho de si mismo y sus conclusiones, miró a sus compañeros Kohaku no parecía participar para nada con el resto, es más, se alejaba del grupo, cabizbajo, como abstraído de todo. Se acercó corriendo a él y caminó a su lado.
- ¿Que te pasa?
- Nada, no me pasa nada.
- Si, algo te pasa, anda dímelo.
- Que no, déjalo.
- ¡Ya lo se! A ti te gusta alguna chica, es eso ¡vaya que si!
- Déjalo Nowaki!
- Si que lo es. Dime ¿quien es? ¿La conozco? Oye ¿No será Akane, vera?
- Cállate y no grites, no, no es Akane.
- Uff, que susto me habías dado ¿Quien es?
- Nowaki déjalo.
- Anda dime, dime... ¿Es esa chica de tu ciudad? No me acuerdo como se llama pero siempre te mira con ojitos tiernos ¿es esa?
- No... Déjalo Nowaki, no es eso.
- Si es eso, si es eso... ¿No será Xu-Xu? ¿Eh? ¿Yuri? ¿Es Yuri?
- No, no me gusta Yuri.
- ¡Sumire!
- No me gusta nadie, Nowaki, olvídalo ya.
- No, a mi no me engañas ¿quien es? ¿Jisei?
- Himeko - habló sin gritar pero con tono severo y mirando a Nowaki con rabia - Es Himeko, me gusta Himeko. Me gusta la chica que está enamorada de ti ¿te quedas ya tranquilo?
Y Kohaku se giró para volver a done estaba todo el grupo. Nowaki se quedó quieto, sin reaccionar, intentando asimilar esa afirmación.
- ¿A Kohaku le gusta Himeko? - se preguntó en voz baja - Y Himeko me dijo que le gustaba yo y a mi me gusta Momoko y a Momoko, Kamui y a Kamui, Akane... caramba
Y el mundo de Nowaki, de repente, se volvió un poco más caótico y sobretodo le dolía, porque ahora se sentía mas identificado con Kohaku.
...
Shibi ya estaba en clase cuando Kamui llegó. Fue derecho a dejar su cartera y después se situó delante de la mesa de Shibi, apoyándose en el ventanal y con los brazos cruzados delante del pecho.
- Tenemos que hablar Kamizuru.
- ¿Me vas a decir que estás embarazado? - habló Shibi sin mucho entusiasmo.
- Quiero saber que le pasa a Akane.
- ¿Que le pasa de qué?
- A ver, por tonto no me tengo, de hecho mis notas son de las mejores de la zona.
- Si, ya lo sabemos, eres un estudiante modélico ¿Eso que tiene que ver con Akane?
- Que a Akane le pasa algo, aún no se el que pero es algo que tu sabes.
- ¿Qué crees que se de ella?
- Kamizuru ¿Estamos jugando a algo?
- Dime una cosa Kaguya ¿A ti que te importa lo que sea de ella?
- Me importa y mucho. Creo que... creo que siento algo por ella.
- Si, un gran calentón.
- ¿Crees que es eso lo único que me importa?
- Si.
- Pues quizás te estás pasando de listo. Dime que es lo que le ocurre.
- ¿Que te hace suponer que le ocurre algo?
- Quizás que ayer dijo que nunca nos habíamos besado.
- ¿Y?
- No es por presumir delante de ti pero ya nos habíamos besado antes.
- Tendrá mala memoria.
- ¿Y por qué a veces actúa como si fuera otra persona?
Por primera vez la expresión neutral de Shibi cambió por una de preocupación. Ya estaba, alguna vez tenía que pasar, era normal que Kamui notase la diferencia entre Akane y Ayesa, lo que era asombroso es que hubiese tardado tanto.
- Será que tiene cambios de humor - respondió.
- De eso ya me he dado cuenta lo que quiero saber es por qué esos cambios de humor, por qué a veces es cariñosa conmigo, me deja besarla, se me insinúa, me dice cosas que me provocan y de pronto otras veces actúa como si me tuviese miedo, por qué huye de mi y no deja que me acerque a ella, por qué actúa como... como otra persona.
- Es complicado.
- Entonces admites que le pasa algo.
- No, no le pasa nada, es solo que... a veces se siente insegura, a veces se estresa y... es que ella tiene un humor muy variable.
Poner una excusa a los cambios de actitud de Akane era algo más complicado de lo que parecía. Kamui dio un golpe seco en la mesa de Shibi con una mano.
- No me convences Kamizuru y te voy a decir una cosa: si tú no quieres decirme lo que le pasa lo averiguaré yo solo.
Se marchó a su asiento, Shibi se recostó en el suyo, mira que era todo más que complicado.
Pero las sorpresas no habían acabado para Shibi. Minutos después era Akira el que entraba en el aula y se colocaba frente a su mesa, apoyando ambas manos frente a él. Shibi suspiró.
- Buenos días Akira.
- ¿Tú sabías que Akane mete mano dormida?
Shibi se incorporó.
- Yo he dormido bien, gracias.
- Shibi esto es serio ¿Sabías que Akane mete mano por las noches?
- ¿Ha vuelto a meterse en tu cama?
- Se ha metido en mi cama y me ha estado tocando.
- ¿No lo habrás soñado?
- Ah no, te juro que no.
Shibi se quitó las gafas y miró fijamente a Akira. Era extraño ver hacer ese gesto a Shibi, eso significaba que algo grave pasaba o al menos para Akira era un signo de mal agüero.
- ¿Te ha metido mano como?
- Me tocó mis... partes.
- Sería un error, lo mismo no tenía donde poner las manos.
- Shibi... metió la mano por debajo de mis calzoncillos... no creo que fuera un error.
Shibi se quedó sin saber que contestar.
- ¿Estaba dormida?
- Si, bueno supongo que si, es lo que quiero creer. No es la primera vez que lo hace, cuando estuvo en mi casa aquella vez que tuve anginas se metió en la cama para darme calor, yo estaba dormido y tenía fiebre así que pensé que me había tocado yo solo pero después de lo que pasó ayer... además, en el Tanabata se bloqueó y se comportó de una forma muy extraña insinuando "cosas" ¿no te lo conté?
- ¿Y... hizo algo más?
- ¿Algo más? ¿Te parece poco?
- Quiero decir si solo metió la mano y ya.
- No, no solo hizo eso. Lo pasé muy mal, muy mal, fatal, esa chica tiene una forma de...
- No te extrañe, recuerda que la obligaban a hacerlo, tuvo que aprender a ser habilidosa.
- No me recuerdes eso, cada vez que lo pienso se me revuelve el estómago.
- ¿Ayer estaba nerviosa?
- Pues supongo, no tuvo un día muy bueno, acuérdate que tuvo que traer a su hermano al ensayo.
Shibi volvió a ponerse las gafas.
- Seguramente, por lo que fuera, se acordó de Jaakuro y soñó con él, a veces, cuando éramos mas pequeños y recordaba cosas entraba en esa especie de "bloqueo", como tu le llamas y se ponía muy nerviosa y... Es lo que tiene no hablar del tema, que lo tiene guardado dentro quemándole. Necesita hablar Akira, necesita contarlo y desahogarse, necesita que le digamos que ella no tuvo culpa de nada, que vea que no la odiamos, ni despreciamos por esa razón.
- Que no es una niña mala. Creo que voy a pedir cita para hablar con Genma, creo que sería conveniente que lo supieran todo.
- Si, yo también.
Akira se giró para marcharse.
- Akira... tienes que saber que yo estuve enamorado de Ayesa.
- Se que aún lo estás - sonrió levemente - Me di cuenta enseguida, tenías razón al decir que no estabas enamorado de Akane, es Ayesa. Eso nos convierte en una especie muy extraña de rivales. Shibi, yo quiero recuperar a Akane y quiero que sea ella.
- Pero Ayesa es parte de Akane, es algo que tienes que aceptar.
- Lo se y me das miedo como rival ¿Puedo preguntarte algo?
- ¿Si lo he hecho con Ayesa?
- ¿Por qué crees que eso me importa?
- Por como es Ayesa. Seguro que te preocupa lo que hace con el cuerpo de Akane ¿A que si?
- A mi me a igual lo que haga Ayesa, lo único que me importa es Akane.
- Una respuesta muy noble, espero que sea cierta.
...
Durante toda la mañana Shibi estuvo reflexionando sobre su situación, tenía que olvidar a Ayesa, no podía estar enamorado de alguien que nunca se sabía cuando iba a aparecer o desaparecer, alguien que le gustaba vivir como lo hacía, escondida en Akane y tampoco podía desear que Ayesa tomase el control para siempre porque Ayesa no quería responsabilidades ni nada y él lo sabía, ya había tomado esa decisión y no había marcha atrás; tenía muchos recuerdos imborrables con Ayesa, esos nadie se los quitaría pero la vida continúa y él no iba a anclarse en el pasado, estaba decidido a dar una oportunidad a algo que hacía ya algún tiempo que rondaba por su mente y no se trataba de sustituir a Ayesa, no, se trataba de dejar hablar a su corazón.
Al terminar las clases fue derecho hasta la clínica veterinaria de los padres de Kenshi, se detuvo frente a la puerta de la clínica y la miró como dudando si entrar o no. Lentamente puso su mano en el timbre para llamar y después de unos segundos, pulso.
No tardó en abrirse la puerta, al otro lado, una mujer joven, castaña, con el pelo recogido en una coleta alta y de rasgos parecidos a los de Kenshi pero más dulcificados, le sonrió.
- Hombre Shibi, menos mal que has venido, pasa, pasa.
- Hola Hana ¿Llego tarde?
- No, que va, justo a tiempo. Siéntate un momento, ahora te atiendo, es que estoy sola ahora mismo, pero no tardo mucho.
Shibi se sentó en la solitaria sala de espera y miró a su alrededor. Había bastantes estanterías llenas de juguetes para gatos, perros y más mascotas, jaulas, casitas, correas y alimentos de todo tipo. Se oyó el maullido de un gato, parece ser que fuera lo que fuera que le estaban haciendo no le hacía mucha gracia.
- Pasa Shibi - dijo al cabo de un rato Hana - Ya he terminado, pasa por aquí.
Shibi se levantó y siguió a Hana hasta un pequeño despacho. Tenía una mesa y encima de ella un ordenador, una balanza para pesar a los animales y una especie de camilla metálica. Las paredes estaban llenas de pósters de animales y diplomas de la familia Tsumerage.
Hana le ofreció la silla de su mesa.
- Siéntate aquí, estarás mas cómodo.
- Bien - dijo haciéndolo - ¿Cual es el problema?
- El problema es, como te dije, que quería hacer una página web para que la gente pudiera ser el criadero de mis padres, con fotos de los cachorros y todo eso pero no se lo que he hecho que mira... pulsa ahí... ¿ves? Se queda bloqueada.
- Ya veo, ya.
- Kenshi me dijo que a ti se te da bastante bien esto.
- Me defiendo.
- Es que ando bastante apurada de presupuesto este mes y no querría llamar a un técnico ¿podrás hacer algo tu?
- Puedo intentarlo.
Shibi comenzó a pulsar botones y abrir pestañas con una rapidez que asombraba a Hana.
- Cara chico, si parece que entiendes y todo.
- Parece...
- ¿No te estaré molestando?
- No, para nada, la verdad es que esto es un problema bastante tonto, no merece la pena que llames a un técnico, Kenshi también sabría hacerlo.
- Pero con Kenshi últimamente no se puede contar para nada.
- Ya. Por cierto ¿Dónde está?
- No lo se, desde que sale con esa rubia pasa muy poco por aquí, creo que a la chica le huele demasiado a perro la clínica o algo así.
- No creo que sea para tanto.
- ¿La conoces?
- Claro, es compañera mía.
- ¿Y que opinas de ella?
- Es maja.
- Pues a mi me gustaba mucho más Xu-Xu. Este hermano mío es bastante tonto.
- Si... bastante.
- Creo que un día de estos voy a tener una charla de hermana mayor por él - Shibi sonrió, era extraño verle sonreír pero cuando estaba con Hana lo hacía a menudo - ¿Qué te hace gracia?
- Siempre estás preocupada por él.
- Es porque es un cabeza hueca que no piensa lo que hace. ¡Ah! perdona, debo estar entreteniéndome.
- No, si esto ya casi está... o debería estar.
- Bueno, si no te importa voy a ver a mi paciente, hemos operado a un gatito y quiero ver como evoluciona, ahora vuelvo.
Hana salió del despacho y cuando regresó encontró a Shibi recostado en la silla mirando los diplomas de la pared.
- ¿Ya?
- Ajá... ya está solucionado.
- Eres un genio.
- No, no creas.
- ¿Cómo te lo puedo pagar?
- No me debes nada, era una tontería, además somos amigos ¿o no?
- Pero yo quiero agradecértelo.
- En ese caso se me ocurre algo aunque seguramente no te guste.
- ¿El qué?
- Nada, déjalo.
- ¿Me vas a pedir dinero?
- No, era una tontería - se levantó de la silla.
- Dímelo. Ahora me siento un poco tonta por hacerte venir hasta aquí para tan poca cosa.
- Ven conmigo el domingo al zoo.
- ¿Al... zoo?
- A ti te gustan los animales ¿no?
- Si, mucho pero...
- Y hay una exposición sobre insectos, que me gustan a mí, es perfecto.
- ¿Iríamos con Kenshi?
- Hombre, yo había pensado en nosotros solos pero si lo prefieres no me parece mal.
- Pero Shibi ¿Cómo quieres ir al zoo conmigo?
- ¿Crees que te aburrirás mucho yendo conmigo?
- No es eso pero es que yo... ¿Tú sabes lo que dices?
- Piénsatelo y me llamas.
Shibi se marchó dejando a Hana verdaderamente perpleja ¿el amigo de su hermano pequeño le había pedido una cita?

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