miércoles, 30 de noviembre de 2011

84. Intentando entender tus razones

Kamui miró su reloj, parece que llegaba tarde, abrió la puerta para salir de la casa de Hikari.
- ¿Por qué te vas tan pronto?
- He quedado - fue la fría respuesta que obtuvo.
- ¿Con quien?
- Eso a ti no te importa.
- ¿Y por qué has venido?
Kamui no respondió, se limitó simplemente a mirarla.
- Ya... - murmuró la chica - Solo vienes por lo que vienes.
- Y a ti no te molesta.
- Pero me molesta que ahora te vayas con alguna de tus amigas.
- Estoy tratando de averiguar quien soy y lo que siento.
Hikari le diría muchas cosas, tenía ganas de decirle lo que pensaba, pero no lo hacía, dejaba que su rabia se acumulase en su garganta. No quería perder a Kamui, aunque ella solo fuese algo que de vez en cuando él utilizase no quería perderle. Se sentía demasiado atraída por él, era algo que no podía explicar, ni razonar.
Kamui se marchó y ella cerró la puerta con un fuerte golpe. Odiaba a Momoka, no la soportaba ¿quien se creía que era? Allí, con su pelo perfecto y sus ojos verdes, con su cara de niña buena que nunca ha hecho nada incorrecto y encima se las daba de lista... no la soportaba, esa creía que Kamui era solo suyo, siempre pegada a él, siempre presumiendo de que son amigos, como si Kamui no tuviera mas conocidos, como si solo ella tuviese derecho a hablarle, se comportaba como si le conociese y eso no era cierto... nadie conocía a Kamui, antes a lo mejor puede, pero ahora ni hablar; ella conocía mucho mejor a Kamui, ella sabía más de su dolor interno, de su rencor, porque esa niñata solo se ocupaba de ella miasma, de lo que ella sentía, sin ocuparse de lo que Kamui sintiese. Era una niña egoísta que lo único que quería era tenerle a su lado, sin pensar, sin preguntar que es lo que él quería. No, no le gustaba.
En cuanto a la otra chica que ahora ocupaba también el tiempo de Kamui no sabía mucho de ella, tampoco le gustaba y no entendía que podía ver Kamui en aquella chica que no parecía estar loca por él ¿Se creería especial por eso? A lo mejor eran sus pechos, comparada con los suyos eran una barbaridad. Claro, sería eso, maldita tetona, ya, ya se le caerían.
Hikari se sentía muy frustrada, no comprendía que era ella para Kamui, el mismo Kamui era quien la buscaba pero luego la ignoraba, tenía la sensación de que solo la utilizaba.
¿A que jugaba Kamui? Solo pensaba en si mismo y no se planteaba el daño que podía hacerlas. Se suponía que ellas tenían que saber a lo que se arriesgaban... eso no era justo.
Descubrir la verdad y lo poco que ella le importaba en realidad había sido un golpe muy duro. No había sido algo repentino, había sido poco a poco, pequeños detalles que iban produciéndose desde había ya tiempo, detallitos que parecían pasar desapercibidos y que culminaron cuando Hikari encontró una carta dirigida a esa chica... una carta como nunca le había escrito a ella, una carta en la que un Kamui desconocido abría su corazón... entonces fue cuando se rindió del todo, cuando comprendió que ella no había sido nunca nada para él, solo una amiga o alguien a quien utilizar pero que nunca la había visto como otra cosa... entonces ¿Por qué la había dado ilusiones? ¿Por qué? ¿Por qué?
Kamui llegó hasta la terraza donde estaban sentadas esperando Himeko, Momoka y Yuri, después de saludarlas se acercó a la barra, allí estaban Nowaki y Kenshi.
- Llegas tarde ¿Qué andabas haciendo? - le interrogó Nowaki.
- ¿Tengo que darte explicaciones a ti?
- No, a mi no tienes que contarme nada.
- Nowaki, tenemos que hablar.
- Si queréis me voy - dijo Kenshi.
- No - respondió Nowaki - Si no tiene que decirme nada.
- No seas imbécil, tenemos que hablar, pero no aquí.
- Te repito que a mi no me tienes que contar nada.
- ¿Ni si quiera por Momoka?
- Bueno chicos... - trataba de hablar Kenshi que se sentía bastante incómodo.
- Kenshi quédate - parecía casi ordenar Nowaki - A mi me da igual que hagas lo que te venga en gana.
- Tu lo has dicho, que yo sepa no tengo que explicarte nada.
- He sido yo quien lo ha dicho.
- No voy a justificarme delante de ti.
- Pues eso.
- Solo quiero que me entiendas.
- No hay nada que entender, testas comportando como un...
- ¿Cómo un qué?
- Me da igual que salgas con Momoka, me da igual con quien salga Momoka, lo que me molesta es que no estás siendo muy honrado con ella.
- ¿Por qué? ¿Por que le doy a Momoka lo que quiere? Llevo años soportándola pegada a mí, baboseándome, acosándome, obligándome a soportar sus estupideces. También tengo derecho a sacar algo de todo eso.
- Si tanta molestia te es ¿Por qué sales con ella?
- Quiero saber lo que siento.
- ¿Y con Akane? - intervino con bastante mal humor Kenshi - ¿Tienes que jugar con las dos a la vez?
- Yo no juego con Akane.
- ¿Ah no? -continuaba molesto Kenshi - ¿Con Akane no?
- Ella pasa de mi, yo solo intento...
- ¿El que intentas Kamui? - preguntó intrigado Nowaki.
- Si quieres enrollarte con ella no te va a funcionar - añadía Kenshi - Te recuerdo que dice que el amor es una porquería.
- No pretendo enrollarme con ella, quiero que me valore.
- ¿Quieres tenerla detrás como a Momoka?
- ¿Te has enamorado? - gritó Nowaki - ¿Es eso? Porque si es eso ¿Que haces con Momoka?
- No, no es eso... yo no se lo que siento por ninguna.
- Pues antes de jugar deberías conocer las reglas de este juego - advirtió muy serio Nowaki.
- ¿Que reglas?
- Las que tú ignoras.
Kamui agarró violentamente a Nowaki del cuello de la camiseta.
- ¿Crees que no tengo corazón? ¿Es eso, no?
- ¿Que vas a hacer, Kamui? ¿Me vas a pegar?
- Vale, tranquilizaos - intentaba mediar Kenshi
- Que tú estés enamorado de Momoka no quiere decir que sea perfecta - continuaba Kamui.
- Pero eso no te da derecho a tratarla así.
- ¿Así? ¿Cómo? Mírala, está feliz, le he dado la oportunidad de demostrarme lo que vale, ahora lucha por mí, al menos no tiene una actitud pasiva.
- ¿Humillarla crees que la hace feliz? - gruñó Kenshi.
- Pregúntale a ella.
- Eres cruel - decía Nowaki - No me esperaba esto de ti Kamui, creí que eras su amigo.
- ¿No lo entiendes? ¿Es que nadie me entiende? Si tanto te gusta Momoka arrebátamela, quítamela, sálvala de mi pero deja de sermonearme ¿Y tu? - se dirigió a Kenshi - ¿Tienes algo que decir? ¿No es tu actitud igual de rastrera que la mía? ¿A él no le dices nada, Kenshi? ¿No es Xu-Xu tu amiga? Se ha liado con Yuri porque no tiene huevos de decirle que quien le gusta es Xu-Xu... Sois patéticos. Me voy con ellas.
Kamui se marchó, tanto Kenshi como Kenshi estaban realmente enojados.
- Ya está comportándose otra vez así - comentó Kenshi.
- No se que le pasa, no le comprendo. Últimamente parecía distinto y más amable.
- No hay mucho que comprender. Se ha encaprichado de Akane, toda esa amabilidad es solo para ella, los demás le importamos muy poco. Ojala Akira le de en todos los morros, me iba a reír de lo lindo.
- ¿Deberíamos hablar con Momoka?
- ¡Ni se te ocurra! Pensará que estás celoso y no te hará caso.
Pero Nowaki era muy cabezón y no atendía a nadie, estaba decidido, hablaría con Momoka.
Vieron llegar a Kohaku acompañado de una chica que no conocían, era una chica algo más joven que ellos, sería como la hermana de Nowaki, de aspecto cohibido, seguramente porque no conocía a nadie, a la que Kohaku presentó como Mitsuki, una antigua vecina suya. A Nowaki le hizo gracia ver como no se separaba de Kohaku, incluso a veces se agarraba a él, sin embargo, sin saber exactamente porqué a Himeko eso mismo no le hacía tanta gracia, incluso la hacía sentirse incómoda.
Ryuko, Jisei, Sumire y Karasu se habían reunido en el parque con Akira y Kyojin, también aparecieron por allí Xu-Xu y Genki que se unieron a ellos.
- ¿Cómo tu por aquí, Genki? - le preguntó Karasu.
- ¿Os molesto?
- No hombre, no, lo que pasa es que tú sueles quedar con Momoka.
- Pero ahora ha quedado con Kamui y también Yuri y Kenshi... me sentiría algo extraño.
- Ya está bien Xu-Xu - la regañaba Ryuko - Ya es hora de que se te vea el pelo.
- Si, bueno... he tenido muchas cosas que hacer y no quiero ni un comentario más, ya he dicho que no es por Kenshi ¿vale?
- Vale, vale - sonrió Kyojin - De todas formas te echábamos de menos.
- Es que estoy muy harta de que todo el mundo piense que estoy huyendo de Kenshi.
- No, si no decimos nada - añadió Ryuko.
Xu-Xu miró a sus amigos, la ponía muy nerviosa que siempre estuvieran diciendo esas cosas pero lo hacían porque estaban preocupados por ella, preocupados de corazón y ya era hora de que hiciese algo para dejar de preocuparles.
Miró a Genki, allí estaba, entusiasta como siempre, optimista y lleno de esperanza. Sabía que Momoka estaba medio saliendo con Kamui, podría estar deprimido, podría pensar que había perdido... Momoka seguía sin valorarle, ni siquiera le tomaba en cuenta pero él seguía sonriendo igual y haciendo las mismas cosas.
Miró a Karasu tratando de llamar la atención de Sumire a su manera, tratando de hacerse notar, de llegar a ser su amigo y también el suyo, quizás puede que fuera demasiado basto a veces pero era muy amable, siempre pendiente de cualquier detalle, se daba cuenta de todo, parecía que solo miraba a las chicas por lo que las miraba pero no, es que en realidad era todo un caballero dispuesto a salvar a cualquier "dama en apuro" como le demostró a ella misma.
Kyojin se esforzaba por Ryuko, todos sabían que la tenía ya ganada pero aún así él se esforzaba por no defraudarla y porque se diera cuenta de que estaba a su lado ¿que no les gustaba a sus padres? no importaba, él seguía paciente siempre al lado de Ryuko.
Jisei era un misterio, poco sabía de ella pero era su amiga ¿y por qué no sabía nada de ella? ¿Que sentía por Kimisuke? a lo mejor le gustaba, a lo mejor le había dolido mucho el que nadie quisiese que se relacionase con él y sin embargo no había perdido la esperanza y no había renunciado a ser su amiga a pesar de que todo el mundo le dijese que se apartara de él, a pesar de todo ella debía ver algo bueno en ese chico y aunque no quería discutir con nunca se rindió y se negó a aceptar lo que los demás dijeran.
¿Y Akira? Akira era la mejor prueba de que si algo te interesa no debes rendirte. El siempre parecía despreocupado, que le daba todo igual y no era cierto, bajo ese aspecto no había dejado ni un día de estar al lado de Akane, de preocuparse por ella y aunque ahora tenía de rival al gran Kamui Kaguya, el popular, el súper perfecto a él le daba igual, no se rendía, no estaba dispuesto a dejarse ganar y le plantaba cara.
Nowaki, Hizashi, Himeko... todo el mundo se esforzaba por conseguir lo que quería o al menos mantenerlo, hasta Kamui ¿por qué ella no había defendido lo suyo? Quizás porque Kenshi nunca había sido suyo... si, sería por eso.
Pero eso tenía que cambia, no importaba que Kenshi ahora saliese con Yuri, bien conocía Xu-Xu a Yuri y sabía que era una veleta, pronto se cansaría de él o quizás pusiese su atención en cualquier otro... o a lo mejor no, que Kenshi era muy mono y por lo que se veía, fácil de manejar... bueno, pero era su amigo y no iba a permitir que fuese Yuri, precisamente Yuri, la que estropease su amistar. Kenshi era su amigo y seguiría siéndolo, ya lo había decidido: recuperaría a Kenshi y cuando lo hiciese... cuando lo hiciese intentaría conseguir lo que ahora Yuri se había robado ¡Que tonta era! ¡Mira que haber desaprovechado las oportunidades que había tenido! y ahora Yuri era la que hacía lo que ella tenía que haber hecho ¡Pero que tonta! Mira, eso si que le daba rabia, pensaba en las cosas que Yuri haría con Kenshi, en lo que le enseñase y en lo que le picardearía ¡Maldita sea! ¡Con lo dulce e inocentón que era su cachorrito! Esa condenada rubia lo había "contaminado" Pero mira que los hombres eran tontos e influenciables.
Akane y Chiharu terminaban de limpiar y colocar la habitación de Akane. Se lo pasaban muy bien, por lo menos reírse se reían. Chiharu estuvo preguntado a Akane cosas sobre chicos, se suponía que al ser mayor debía saber más, y concretamente cosas sobre Shibi. También le estuvo contando anécdotas de Akira, esta vez dejó a un lado las burlas hacia su hermano, aunque era su hermano mayor y por tanto su enemigo natural, era al fin y al cabo su hermano y a veces había tenido momentos entrañables. En realidad ella no odiaba a Akira todo lo que decía, a pesar de su actitud perezosa y quejica, Akira era considerado, educado, siempre hacía lo que se esperaba de él, cuidaba de ella como aquella vez que se extraviaron por el bosque, pero nunca nadie le preguntaba que es lo que realmente quería, Chiharu sabía que su hermano era más de lo que aparentaba y era un buen hermano a pesar de todo, por eso las abuelas le querían tanto.
El padre de Chiharu golpeó con los nudillos la puerta aunque esta estaba abierta.
- ¡Papi! ¡Que pronto has venido hoy!
- Señor Shikamoto, pase por favor.
- Buenas tardes. Vaya, si que ha quedado acogedora tu habitación, buen trabajo.
- Ya le he dicho que debería hacerla mas "suya", con mas detalles de ella, pero no quiere.
- Tiene razón, no seas tan formal, este va a ser tu cuarto durante algún tiempo.
- Si pero es su casa y...
- Adáptala a tus gustos. De todas formas se nota el toque femenino, no como la del gañán de Akira que es bien... austera.
- Yo, señor Shikamoto, bastante es con que me deje dormir aquí.
- Deja de llamarme señor, me haces muy mayor, me llamo Akito, llámame así, es mi nombre.
- Eso o si no llámale papá que es más familiar - sentenció Chiharu.
- ¡Chiharu! - gritó su madre desde la puerta - No avergüences a Akane. Bueno Akito ¿que querías?
- Ah si, Akane, aún no has buscado trabajo ¿verdad?
- No, es que no he tenido tiempo pero en cuanto se instale empiezo, de veras.
- Tranquila.
- ¿A que viene esto Akito? - le recriminó su mujer - ¿No ves que piensa que la quieres echar?
- No, no, ahhhhhh, que molesta eres Yoshiko, no me grites más.
Akane sonrió, es que realmente Akito era igualito que su hijo.
- Lo digo - continuó el hombre - Porque en los laboratorios se nos ha despedido una persona de limpieza y pensé que quizás a ella le podría interesar. Se trata de limpiar los laboratorios, ya sabes, el suelo, las mesas, nada complicado, los cristales no, solo lo que sería la limpieza diaria. No es mucho el dinero que ofrecemos de sueldo pero te serviría para ir ahorrando hasta que encuentres algo mejor ¿Que me dices, Akane?
- Yo... muchas gracias por pensar en mi - hizo un gesto en señal de agradecimiento.
- Espera, espera - interrumpió Yoshiko - ¿Que horario tendría?
- Eso es lo malo, que el horario no es muy bueno del todo - aclaraba Akito - La limpieza suelen hacerla cuando no hay personal, es mas cómodo para todos, sería de lunes a viernes, tres horas al día pero es un poco tarde, a partir de las siete.
- Estupendo - contestó Akane - Así tendré tiempo de hacer mis deberes y hasta ayudar a mis hermanos.
- Pero sería muy de noche cuando salieses.
- No importa ¿Queda muy lejos?
- Tendrías que coger un tren, pero los laboratorios están cerca de la parada.
- Entonces genial.
- Espera ¿No te da miedo ir sola? - inquirió Chiharu.
- No, claro que no.
- Pues a mí si que me lo daría.
- Piénsalo - habló el padre - yo sería responsable, me sentiría responsable. Algunos días me quedo hasta tarde arreglando papeles y te puedo acompañar pero claro...
- Pero Akira puede recogerla - habló muy enérgica Yoshiko.
- Señora Shikamoto mejor no, no quiero causar molestias. Lo siento señor Shikamoto pero si hay tantos inconvenientes mejor no.
- ¿Ves lo que has hecho, Akito? Ahora la has desilusionado. Nada, no ha problema, Akira irá a recogerte, además ¿que tiene él que hacer a esas horas?
- No, no... sería mucha molestia para él, yo no quiero...
- Esperemos al menos a que venga él y lo sepa, a ver que dice - sentenció el padre.
Era una pena, a Akane ese trabajo le parecía bien, no era gran cosa pero no había nada malo en limpiar unas oficinas, claro, no era su sueño pero le ayudaría a conseguir lo que deseaba. Lo que pasaba es que no quería depender de Akira ¿cómo les podría hacer entender que no tendrían de que preocuparse? Tampoco era tan tarde y decían que la parada del tren quedaba cerca y en el tren iba mucha gente ¿por qué iba a tener miedo? Trataría de pensar argumentos a su favor.
Cuando Akira regresó a su casa sus padres le contaron rápidamente el plan. Akira les miró sin hacer ningún gesto, si es lo que habían decidido sus padres no habría marcha atrás ¿para que se molestaban ahora en preguntarle?
- Pero yo no quiero importunarte Akira - decía Akane.
Akira ignoró a Akane y su comentario.
- ¿Queréis decir que debo ir todos los día a recoger a Akane y traerla a casa?
- Si, no te llevará mucho tiempo - respondió la madre.
- ¡Menuda pereza!
- ¡Akira! ¿Que forma de hablar es esa?
- Digo que es una lata salir de casa a esas horas pero no que no me parezca bien.
- No, yo no quiero molestarte.
- Tu te callas - pareció reprocharla - Aquí mandan mis padres y si dicen que vaya, yo iré.
Akane se puso roja de ira, a punto estuvo de comenzar a gritarle pero se contuvo, estaba en casa de los Shikamoto, tenía que controlarse.
- No voy a ofender a tus padres después de lo amables que han sido conmigo, ni voy a rechazar el trabajo que tu padre me ofrece, me halaga que se haya acordado de mí. Señor Shikamoto, por supuesto que lo acepto.
Akira sintió un escalofrío recorrer su espalda, miedo le daba pensar en lo que pasaría cuando se quedasen a solas, porque esa se la guardaba, seguro, pues no era rencorosa ni nada Akane,
- Entonces resuelto - habló Yoshiko - Akira irá a recogerte, eso le vendrá bien, le enseñará a tener responsabilidades.
- De acuerdo - añadió el padre - En ese caso te voy a dar una autorización para que la firme tu padre o tu madre, como aún no tienes 20 años eres menor de edad y la necesito.
- ¿Cuando empezaría?
- En cuanto me traigas firmada la autorización. Si quieres mañana, después de traer tus maletas, Akira te llevará para que conozcas el camino, firmamos el contrato y te enseñan lo que deberás hacer. Ah, se me olvidaba Akira, deberás ir tu solo a ayudarla con las maletas, me ha surgido una reunión, os esperaré en los laboratorios.
- Vaaaaale - pareció quejarse Akira - Espero que no sean demasiadas maletas.
- No, que va. Estupendo, en ese caso, me voy a marchar ya, supongo que desean cenar.
- Akira te acompañará a casa - ordenó Yoshiko.
Iba a decir que no había falta pero calló, Yoshiko Shikamoto era muy estricta con su hijo, Akane ya la empezaba a conocer. En cuanto al padre, Akane cada vez estaba más impresionada con él... realmente era un padre, que pena que no fuese el suyo, como le hubiese gustado que el suyo se le pareciese.
Caminaron en silencio bastante camino hasta que por fin Akira se detuvo.
- Bueno ¿Vas a estallar ya?
Akane le dirigió una mirada llena de rencor.
-Venga, grítame, suelta por esa boquita lo imbécil que soy.
Akane apretaba la mandíbula, parecía dudar que decirle primero.
- ¿Quien te has creído que eres? - gritó al fin.
- Akira Shikamoto, hijo de Akito y Yoshiko, la familia que te ha dejado una habitación en su propia casa para vivir y delante de los cuales no quiero que me humilles ¿Te parece mal? No creo que mis padres se merezcan ver como me tratas.
- ¿Y cómo te trato? ¿Cómo te he tratado? Solo quería no molestarte.
- Como si fuese basura, así me tratas pero ¿sabes? Puede que yo, en cuestión de chicas, sea un inútil, puede que no sepa nada pero no creo ser tan odioso como para ganarme tu odio eterno ¿acaso no merezco otra oportunidad? ¿Debo arder en los infiernos por ser un inmaduro? Solo quiero ayudarte, cuando mis padres me dijeron que vivirías en mi casa me alegré por ti y lo hice de corazón, no me importa cambiar mi rutina, mudarme de habitación, tampoco ir a recogerte todos los días ¿es que no te das cuenta de nada? ¿no ves por qué lo hago? ¿Es que tu corazón es tan frío que no puedo llegar a él? ¿Qué más quieres que haga? ¿Que quieres de mi? ¿Cuando vas a decidir darme otra oportunidad? ¿Soy peor que Kamui? No sé que pasó en esa casa del lago pero yo... él... él queda un día con Momoka y otro con Hikari y... ¿a él le aguantas eso?
- A él se lo aguanto porque no me importa... tú si me importas.
Akira se quedó con la boca abierta sin saber muy bien que decir.
- Eres mi amigo - añadió la chica.
- Me haces daño Akane, no te das cuenta del daño que me haces.
- ¿Ves por qué no quiero que te acerques a mi? ¿Ves por qué no quiero que me hagas más favores? Yo no soy una buena persona, se que no sirvo para... soy mandona, manejanta, orgullosa... en el fondo creo que no te mereces algo como yo, eres mucho mejor que Kamui, por eso quiero que te alejes de mi vida.
- Pues lo siento pero no lo haré, aunque no te guste me vas a tener que soportar porque no voy a aceptar que me humilles delante de mis padres y voy a hacerte daño, te lo aseguro, voy a dedicarme a molestarte porque mientras te haga daño pensarás en mi y en odiarme y no me te acordarás de ese rastrero.
Akane se quedó callada mirándole como su estuviese loco ¿Qué había dicho?
Ni él mismo lo sabía.
- ¿Quieres que te odie?
- Si, quiero que me odies y que me grites, no quiero que me debas nada, ni que pienses que tienes que ser amable conmigo y...
- ¿Te encuentras bien?
- No, no me encuentro bien. Vas a dormir en mi casa, tu habitación está al lado de la mía, oiré tus pasos, oiré cuanto te duchas, tendré que verte por la mañana y por la noche, sabré que sabrás que te oído.
Realmente debía ser una situación difícil para él, Akane no lo había pensado pero Akira tenía que dejar su habitación, tenía que cambiar muchas cosas de su rutina y todo por ella, claro que no tenía que ser agradable para él tener que convivir con ella y soportarla, como siempre ella era una molestia para todo el mundo. De pronto se sintió mal, mareada, con ganas de vomitar, durante unos segundos el mundo parecía difuminarse, se agarró con ambas manos a lo primero que encontró: la camisa de Akira, cerró los ojos y se dejó caer sobre él.
- ¿Akane qué...
Mientras la sujetaba miró al cielo, bien sabía lo que vendría ahora y mira, se alegraba, si, porque quería decirle unas cosillas... Cerró los ojos esperando que la chica hiciese algo y sin pensarlo la abrazó... ya no podía más, todo le estaba superando, sentía el peso del mundo sobre él, su madre, sus obligaciones, Akane, Ayesa, el teatro, Yuri y su problema con las pastillas y la comida, Karura, que era su amiga y le preocupaba su relación con Fuma Kaguya, Yuri otra vez ¿por qué salía con Kenshi y que pretendía? ?¿llamar la atención? Seishiro, Kamui, estudios, exámenes... ¿es que no había nadie más en el universo a quien amargar?
Cuando sintió los brazos de la chica rodearle y apretarse contra su cuerpo supo que había llegado. Suspiró.
- ¿Akane está bien?
- Claro. Sabes que yo no la hago daño. Dime - se separó de él y le miró con ojos brillantes y una tremenda sonrisa maliciosa en los labios - ¿En qué puedo ayudarte?
- ¿A mi?
- Estás muy tenso ¿Que te pasa? ¿Te da miedo vivir con Akane o te doy miedo yo?
- Me das miedo tú.
- Ah, ya entiendo, sabes que Akane estará a unos pasos, sola, que no hay nadie, que quizás esté despierta pensando en ti y eso te perturba.
- Tu si que estás perturbada, he dicho que no me da miedo Akane, me das miedo tu, además en todo caso Akane puede estar pensando en patearme el culo.
- Ya pero ¿Que pasaría si en medio de la noche oyes tu nombre?
- Sabré que eres tú.
- ¿Y eso no te perturba? A lo mejor no soy yo y es Akane que sueña contigo ¿Eso no te pondrá nervioso?
- Seguro que si pero no pienso hacer excursiones nocturnas.
- ¿Y si llevo yo el cuerpo de Akane a tu habitación?
- Je, he puesto un cerrojo.
- Eres un chico duro ¿eh?
- Es lo que quería decirte: procura no molestar. Quiero ayudar a Akane y no me importa ¿Que haces? ¡Estate quieta, por favor!
- ¿Por qué te pones tan tenso?
- ¿Y como quieres que me ponga si me estás metiendo mano?
- Es porque tienes una piel muy suave.
- ¿Te quieres estar quieta de una vez?
- A ver cariño, la cosa es así, yo quiero algo de ti y tú de mí.
- ¿Qué quiero yo de ti?
- Que no aparezca. Se que no te gusto, que mi presencia te es muy incómoda y ahora que Akane va a dormir en tu casa estas acojonado, tienes miedo a que yo aparezca ¿a que si? ¿Qué te da tanto miedo de mí?
- Tengo miedo a tus reacciones y a tu falta de moralidad.
- ¿Tienes miedo de descontrolarte?
Akira suspiró.
- Pues si.
- Mejor así, me gusta que seas honesto.
Akira se sentía avergonzado, no sabía bien porqué pero se sentía así.
- Déjame por favor.
- Me encanta cuando me pides que te deje, eres tan tierno.
Si Akira pensaba que Ayesa era Ayesa, una persona independiente de Akane, otra chica a fin de cuenta, se sentía incómodo, no podía evitar que su mirada le provocase y esa sonrisa tan maliciosa... a esas edades y con las hormonas bailando por todo el cuerpo es muy fácil lanzase a lo que sea, pero a él no le interesaba Ayesa así que se contenía, no quería perder en aquel tira y afloja que tenían. Y mas que nada le daba miedo que de pronto, malvada como era Ayesa, hiciera aparecer a Akane.
Y no es que no le apeteciese que fuese Akane, es que sabía que le mataba fijo o como poco le dejaba sin testículos.
- Dime cielo ¿Por qué estás tan encaprichado con Akane? No puede ser por el físico porque tenemos el mismo y a mi no me haces caso.
- No lo entenderías.
- Inténtalo, mi coeficiente de inteligencia no es tan cortito como piensas.
- Es porque la quiero - respondió con toda naturalidad.
- Pues mira, tienes razón, no lo entiendo porque muy buen carácter no se gasta.
- Es raro que tú digas eso porque tú deberías conocerla mejor que nadie ¿o no? Deberías saber que a pesar de lo cabezota, terca, orgullosa y rencorosa que es ella es... es mi amiga y se que nunca me va a fallar, ella no falla a sus amigos, si la necesito se que estará a mi lado, es generosa con sus amigos, es tenaz e insistente, no deja que nadie se rinda, nunca juzga a nadie, puede que no esté de acuerdo con lo que hacemos los demás pero siempre nos apoya...
- ¿Crees que te considera su amigo?
- Si, se que me considera su amigo, se que quiere confiar en mi, que en el fondo sabe que la quiero aunque no lo quiera escuchar y se que ella también me quiere, lo se, lo siento aquí, en mi pecho... se que no quiere verlo, que tiene miedo, mucho miedo porque siempre ha estado sola, porque cuando era pequeña un desgraciado se aprovechó de sus temores, porque la fallé y le asusta pensar que puedo volver a hacerlo, pero veo en sus ojos que quiere confiar en mi.
- ¿Y no vas a volver a fallarla?
- No puedo asegurar que no la fallaré porque soy humano y no tengo experiencia en la vida y cometeré errores pero intentaré no hacerlo, intentaré aprender, yo... ella me dijo que yo le gustaba, le gustaba como era y yo sigo siendo el mismo y yo...
- Eres un encanto, no me extraña que... bueno, yo se muchas cosas de ella, cosas que ni ella sabe porque no quiere ni pensarlas pero... ¿sabes una cosa? Tendré lo que quiero porque yo cojo de la vida lo que me apetece ¿Me das un pitillo?
- No. No deberías fumas.
- ¿No quieres que estropee con humo los pulmones de tu chica? Al menos déjame encendértelo. Venga, no te pongas tan serio.
Akira resopló y sacó un cigarrillo que encendió y se lo dio a la chica, pensó que debían dejar de fumar los dos mientras volvían a caminar.
- ¿Te molesta que salga con Kamui? ¿Es eso? Lo hago por Akane, no quiero que se ilusione ¿Sabes que a veces es muy encantador? Akane terminaría sintiendo pena por él y la compasión es lo peor que se puede sentir por alguien. Por favor no sientas compasión por Akane, no lo hagas, lo que menos necesita es tu compasión.
- Ayesa ¿De verdad eres tu la que sale con Kamui?
Ayesa puso una pequeña y traviesa sonrisilla.
- ¿Te da igual lo que yo haga? Si, soy yo, tranquilo que no dejaré que utilice a Akane, es muy listo ¿no lo sabías? Manipula a Momoka y a Hikari pero no dejaré que lo haga con Akane, ella parece muy segura pero en realidad no lo es… no dejaré que con la excusa de saber que siente dañe a tu princesa.
- Ella es desconfiada con los chicos, no creo que cayese en algo tan obvio.
- Puede… da igual, Kamui es mono.
- ¿Y si me molestase que tú salieses con él?
- ¿Te molesta?
- El cree que eres Akane.
- Si, mira que le tengo dicho que no me llame así pero no hay forma… Hablando de otra cosa… es triste pensar que es la última noche que Akane pasará en su casa.
- Bueno, vendrá los fines de semana.
- Pero para Akane es triste - continuaba la chica - porque es su casa, es su familia, su madre, sus hermanos. Siente como si los abandonara, han dependido de ella tanto que ella ahora los necesita. Siente como si la echaran, como si ahora que no la necesitan la abandonaran, la expulsaran de su familia. Se siente sola, es muy triste, una sensación muy ambigua.

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