miércoles, 30 de noviembre de 2011

55. Conclusiones equivocadas

De nuevo Akira estaba frente a la puerta de Akane. Suspiró y se resignó a lo que iba a pasar ¿Y que iba a hacer si no? Akane le había pedido que fuera a buscarla para ir juntos a la casa e Kamui, por lo visto su madre no quería que fuera, la necesitaba para que ayudase con sus hermanos pero si iba con él entonces si le daba permiso... que familia tan complicada.
Nada más tocar el timbre la puerta se abrió y Akane salió casi arrollándole.
- ¿Dónde vas Akane? - se oyó una voz masculina desde dentro de la casa - Akane se paró en seco - Entra a despedirte de tu madre.
- Ya lo he hecho.
- Pues lo haces otra vez, entrad los dos.
Arrugando la cara en un gesto de enfado que a Akira le resultó muy gracioso, Akane se giró y volvió a entrar. Akira la siguió, sabía que le iban a obligar a entrar aunque Akane pusiese excusas.
- Con permiso - dijo.
La madre de Akane y su marido estaban sentados en el sofá con el niño pequeño, este al ver a Akira se tiró prácticamente al suelo y corrió a abrazarse a una de sus piernas.
- Aki, nii-san ¿y el gatito?
"Este niño tiene ciertas fijación por los gatos" pensó Akira mientras sonreía y trataba de despegarlo de su pierna.
- ¿Cómo estás Kenta?
- ¿A que no sabes que es esto? - dijo mostrándole orgulloso su manita abierta.
- No se ¿que es?
- Un cinco ¡tonto!
- Kenta déjale - habló la madre, el niño se separó y corrió a subirse en su madre - Bienvenido Akira. Así que vais a la piscina ¿no?
- Si señora, un compañero nos ha invitado.
- ¡Que potra! - exclamó Ginta sentado en un sillón mirando la televisión - ¿No puedo ir yo?
- Akane - Takato se acercó a ella que, con los brazos cruzados parecía bastante molesta por la situación - Recuerda mojarte la cabeza antes de meterte y no olvides la crema protectora ¿llevas la gorra? No te tumbes al sol y...
- Ya, ya, ya lo se... no me des tu también la brasa.
- ¡Encima que me preocupo por ti! - Takato comenzó a hacer pucheros - ¡No quiero que tengas cáncer! Prométeme que no te tumbarás al sol.
- No te preocupes, no tomaré el sol pero no empieces a llora, por dios, no llores.
- Y tú - señaló a Akira amenazante acercándose a él - Prométeme que vigilarás que se pone la crema.
- Yo mismo se la pondré... no, no... eso no... yo no quería decir eso.
Akira miraba aterrado al padrastro de Akane.
- Tráela tal y como te la llevas ¿entendido? - habló severamente el hombre.
- Si, vale - dijo Akane con tono impaciente - ¿Nos podemos ir ya?
- Ven, dame un beso - exigió la madre.
- A mi también - dijo el pequeño - Y tu nii-san, dame también un beso - Kenta se acercó corriendo de nuevo a Akira - Mira - mostró su mano con el puño cerrado y los dedos índice y corazón levantados - ¿Que es?
- ¿Un dos?
- No ¡tonto! Ahí, en la pared ¡Es un conejito!
Akira se giró, la sombra e la mano el niño se veía en la pared, este movía triunfante los deditos.
- ¿Lo ves? Es un conejito ¿a que si?
Akira se agachó a su lado.
- Mira.
Hábilmente las manos de Akira se juntaron de forma que su sombra en la pared pareciese un conejo. El niño abrió mucho los ojos llenos de entusiasmo.
- ¡Un conejo! - exclamó emocionado - ¡Mira papá, un conejo de verdad!
Rodeó el cuello de Akira y puso un sonoro y baboso besos en su mejilla.
- Vamos artista - dijo Akane dándole en el hombro - Sumire nos espera.
- Hasta luego señora - dijo Akira levantándose - Seños Ryuga, Ginta, Takato...
- Tened cuidado - advirtió la madre de Akane.
- Y no os arriméis mucho que no quiero problemas - bramó el padrastro.
Una vez en la calle, Akane suspiró.
- ¿Tu padrastro cree que quiero comerte un brazo o algo así?
- Lo siento Akira, siento que tengas que pasar por esto. He intentado decirles que no estamos saliendo pero es que no hay forma.
- Y si sigo viniendo a por ti lo mas va conseguir menos.
- Ya lo se, lo siento, de veras que no volverá a pasar.
- Tranquila, ya me pagarás el favor.
- A veces eres hasta como majo.
- Soy una buena persona.
- Cuando no lo estropea tu bocota.
- Y tu a veces eres hasta guapa... cuando no lo estropea tu cara - bromeó.
- ¡Payaso! - dijo Akane riendo y dándole un pellizco en el brazo.
- ¡Gata salvaje y molesta! Recuérdame porqué también me tienes que llevar a casa de Ryuko.
- Para que sus padres no sospechen.
- ¿Que no sospechen qué?
- Que va a salir con un chico.
- Es que va a salir con un chico, última noticia: Kyojin es un chico.
- Pero su madre no quiere que salga con él.
- ¿Por qué?
- Ha dicho que... no es el... partido adecuado para ella.
- Ya - Akira suspiró con resignación - ¿Y yo que pinto exactamente en esto?
- Verás es que sus padres son muy estrictos con ella y además la protegen demasiado y su padre es como muy antiguo, no ve bien a los chicos y entonces hemos pensado que poco a poco vaya acostumbrándose a vosotros.
- No lo comprendo.
- Ni yo tampoco pero tendremos que ayudarles.
- ¿Y engañando a sus padres les vamos a ayudar?
- ¡Bueno vale! Pues entonces que no salgan ¿te parece eso mejor? Ryuko cometió ayer el error de comentarle a su madre que Kyojin estaba interesada en ella, la pobre pensó que su madre iba a ser como la madre de Jisei o como la mía pero no, su madre se enojó con ella, la llamó incrédula y le dijo que a nuestra edad a todos los chicos les gustan las chicas, que Kyojin no la toma en serio, que solo lo hace porque quiere... revolcarse con una chica y como no debe tener mucho éxito la ha escogido a ella, la más tonta del grupo... ¿Te parece eso bien?
- ¿Eso le dijo?
- Si, eso le dijo y también que Kyojin no la iba a tomar en serio nunca, que solo la quería para divertirse y que aunque fuera cierto es un pobre desgraciado.
Akira se paró en seco, le molestaba muchísimo que pensaran eso de una buena persona como Kyojin.
- Eso es porque no le conocen.
- Por eso nosotros vamos a ayudarles a que le conozcan poco a poco. De momento tú hoy subes conmigo a buscarla para que se hagan a la idea de que tenemos amigos y se acostumbren.
- Pero lo mejor sería que subiera Kyojin y fueran "acostumbrándose" a él.
- Pero Ryuko está muy asustada... Akira, ella no tiene valor para enfrentarse a su madre, los pasos los tiene que dar despacito... empezaremos por ti, tu le caes bien a los padres, mira los míos.
Akira volvió a suspirar, no es que comprendiera muy bien lo que Akane pretendía pero algo le decía que no iba a tener otra opción.
- ¿Tus padres conocen a los de Ryuko?
- Claro.
- En ese caso ¿cabe la posibilidad de que tu madre se encuentre con la suya y... conversen?
- Si... no suelen hacerlo a menudo pero cabe esa posibilidad.
- Estupendo. En ese caso no dudes de que también me voy a convertir en tu novio para los padres de Ryuko.
Akane se quedó callada sopesando la situación.
- Es cierto - meditó - Esto es muy fastidioso pero yo creo que si poco a poco se van acostumbrando a vuestra presencia y ven que sois buenos chicos y conocen un poco mejor a Kyojin pues...
Akira sonreía, Akane era así, siempre organizándolo todo, siempre intentando arreglar la vida de los demás y como siempre ahí estaba él, siguiéndola en todo lo que hacía, vigilando que no se metiera en ningún lío.
Llegaron a donde habían quedado con Kyojin.
- Tu espéranos aquí cuidando nuestras cosas - Akane depositó la bolsa donde llevaba lo necesario para pasar una tarde en la piscina a su lado - Lo siento mucho Kyojin pero es que los padres de Ryuko...
- No te preocupes, ya lo sé. Vi a Ryuko esta mañana, estaba muy nerviosa, asustada y enfadada. Si tu crees que así vamos a ayudarla pues... haré lo que sea por ella.
Cuando se quedó solo, Kyojin, comenzó a recordar con un poco de pena el nerviosismo que tenía Ryuko aquella mañana. El día anterior, cuando le dio la carta, la chica no pudo leerla porque se encontraba mal, tenía algo de fiebre y la tensión baja así que se marchó a su casa antes de terminar la jornada escolar. Luego por la tarde tampoco pudo verla, no salió de su casa, fueron las chicas quienes subieron a celebrar su cumpleaños, los chicos no, claro, en su casa no entraban chicos, Kyojin no comprendía aquella actitud tan retrógrada pero al fin y al cabo eran sus padres. Pero esa misma mañana recibió una llamada de Ryuko y le pedía verle... seguramente habría leído la carta.
Kyojin acudió muy nervioso al lugar donde habían quedado, dispuesto a oír cualquier excusa que Ryuko le pusiese para rechazarle, era mejor estar preparado por si ocurría que hacerse ilusiones. Se encontró con una Ryuko triste y abatida, con los ojos enrojecidos, se notaba que había estado llorando; Kyojin no se atrevió a decir nada, se imaginaba lo mal que debía estar pasándolo, seguramente querría rechazarle y no sabía como hacerlo para no ofenderle, ella era así de buena y considerada.
Pero no, no era eso. Ryuko se desahogó llorando y contándole lo fría y cruel que había sido su madre con ella, la de cosas que le había dicho como lo poco que ella valía, lo poco especial que era y lo ingenua al pensar que un chico podía estar interesado de verdad en ella; según su madre ningún chico estaría interesado en ella a no ser que fuera un pobre desgraciado al que ninguna chica quisiese... como él.
Fueron palabras muy crueles. Ryuko era una chica estupenda, no era fea, era tímida, cierto, pero eso no era un defecto, no comprendía como una madre podía decir esas cosas de su hija, no creía en ella y Ryuko no parecía tener valor para enfrentarse a ella, la tenía como dominada.
"…- ¿Eso significa que no quieres salir conmigo? - le había comentado Kyojin cabizbajo.
- Kyojin ¿De verdad quieres salir conmigo?
- Pues claro. Te lo he dicho en la carta. Creo que todo el mundo se ha dado cuenta de lo que siento por ti, no soy muy disimulado que digamos... nos conocemos bastante... tú me conoces, ya sabes como soy y creo que tienes que saber que tú... que tu me gustas... creo haberlo dicho en más de una ocasión.
- Bueno, tú también me gustas.
- Pero yo me refiero a gustar de... Ryuko quiero que salgamos juntos... como pareja... ya está, ya no he dicho, no era tan difícil. Me gustas Ryuko y creo que estamos haciendo un poco el tonto y deberíamos salir de una vez y dejarnos de miraditas y esas cosas.
El corazón de Ryuko comenzó a palpitar de forma acelerada.
- Ahora supongo que a lo mejor quieres burlarte de mi... puedes hacerlo sin problema, ya estoy acostumbrado a que las chicas os burléis de mi.
Ryuko no sabía exactamente que decir, aquel arrebato de Kyojin la había dejado sin habla, ella estaba acostumbrada a que se comportara siempre de forma recatada y sin embargo ahora lo soltaba todo de golpe, casi sin respirar.
- Sabía que no te reirías de mi - continuó algo abatido Kyojin - Tu no eres de las que hacen eso. No te preocupes, te lo pondré fácil: somos amigos, muy amigos y estamos bien siendo amigos, mejor olvidemos esto y sigamos siendo amigos.
- No - dijo de improviso la chica haciendo que Kyojin la mirase confundido. Ryuko tragó saliva, tenia que ser fuerte y dejarse de timideces e inseguridades ridículas - Quiero salir contigo, de hecho estaba deseando que me lo pidieses.
La expresión de la cara de Kyojin cambió en unas décimas de segundo.
- Pero Kyojin yo... mi madre... tendremos que...
- ¿Mantenerlo en secreto? Una relación secreta suena muy... excitante.
- ¿Ahora tendríamos que besarnos? - dijo poniéndose algo colorada.
- No si no te sientes preparada.
- Es que así... de golpe... yo es que...
- Yo tampoco he besado nunca a nadie... no te apures, solo quiero salir contigo, lo demás ya surgirá cuando tenga que surgir…".
Y ahora él estaba allí, siguiendo aquel plan que se le había ocurrido a Akane... lo que fuera con tal de salir con Ryuko y no causarla problemas.
Sumire, acompañada por un chico llegó para romper su soledad.
- Hola Kyojin ¿que haces tan solito? - habló alegre.
- Akane y Akira han ido a buscar a Ryuko.
- ¡Ah claro! Lo de sus padres... ya me lo han contado... es una verdadera guarrada pero ya verás como todo se arregla. ¡Ah! Mira este es mi hermano Misaki... él es Kyojin, un compañero de clase y muy buen amigo.
- Encantado de conocerte Misaki.
- Gracias por cuidar de la loca de mi hermana - saludó sonriendo amablemente el chico.
Misaki era un chico no muy alto, solo un poco más que su hermana. A pesar de ser mayor que ella y faltarle un par de semanas para cumplir los 19 años su aspecto era muy aniñado. Se parecía mucho físicamente a Sumire, tenia el pelo de su mismo tono oscuro, salvo que le faltaba ese aspecto revuelto que siempre mostraba la chica y lo tenía algo mas largo que ella. Sus ojos eran grandes y de color violeta como el de su hermana, sus rasgos faciales suaves, casi femeninos y su constitución delgada... Kyojin pensó al verle que si le hubieran dicho que eran gemelos, se lo habría creído.
No tardaron en regresar Akira y Akane con Ryuko.
- ¿Cómo ha ido todo? - preguntó Kyojin después de los oportunos saludos y de que presentaran a Misaki a Akira, ya que tanto Akane como Ryuko ya le conocían.
- Siento como si hubiesen mirado en mi alma - contestó Akira.
- Lo siento Akira - habló Ryuko - Mis padres son muy... de antes.
- Tenias que haberles hecho lo del conejo, bambi - dijo Akane - Te los hubieras ganado.
- ¿Y que me dieran un beso lleno de babas?
- ¿Que truco es ese del conejo? - se interesó Sumire.
- Una habilidad que sabe él hacer con las manos.
- No se porqué pero creo que no debo saberlo.
- No es nada porno, no te asustes. ¿Y vosotros? - Akane se dirigió a Kyojin - ¿Dónde vais a ir?
- Vamos a ir al parque que nos enseñó Kamui - contestó Kyojin - Esta vez tengo dinero para invitarla.
Tras un camino que a Akira se le hizo larguísimo escuchando a las dos chicas hablando sin parar, llegaron a casa de Kamui,
- Esta es - señaló Akane.
- ¡Dios bendito! - exclamó Sumire.
- ¿Y cuantas familias dices que viven aquí? - inquirió Akira.
- Supongo que este será el timbre - dijo Akane.
- ¿Estás segura? - dijo muy sorprendida Sumire - Aquí hay un montón de timbres.
- Se necesita un libro de instrucciones para saber donde pulsar - rió Misaki.
Mientras miraban todos esos timbres y analizaban que debía ser el que parecía mas lógico, se oyó un ruido seco y la puerta de la verja comenzó a abrirse.
- Seguro que nos han visto con cámaras de esas de seguridad - decía en voz baja Sumire.
Vieron a Kamui acercándose a la puerta.
- Menos mal - habló - Pensé que no ibas a venir... pasad.
- Es que las chicas son unas pesadas despidiéndose - aclaró Akira - ¡Vaya casita que tienes!
- La piscina está por aquí.
- Kamui, este es mi hermano Misaki.
- Gracias por permitirme venir.
- Encantado. No hay problema, Sumire es una buena amiga, espero que te diviertas. La piscina está por aquí, venid.
Sumire se agarró a Akane acercándose a su oído.
- ¿Ha dicho que soy una buena amiga?
- Ya ves - le contestó también en voz baja - Oye Kamui... ¿y tus padres?
- Han ido a una reunión familiar, no regresarán hasta la noche.
- ¿Les parece bien que vengamos? - insistió la chica.
- Es la primera vez que invito a alguien, así que estaban hasta emocionados. Bueno ¿que os parece?
- ¡Gualá! - gritó Sumire - Esto es un alucine ¿cubre?
- Esa es la zona que cubre, por aquí no.
- Es que yo no se nadar muy bien - aclaró algo apurada.
- Nadas como un pez, como un pez de piedra - añadió Misaki.
- Pues no te preocupes - continuó Kamui - ¿Ves esa marca? Ahí es donde empieza a cubrir. Mis padres han dado permiso al servicio, así que estamos solos, ya he sacado algunas hamacas, ahora saco el resto.
- ¿Cuántos vamos a ser? - se interesó Akira.
- 10, faltan 5 hamacas.
- Te ayudaré - dijo muy dispuesta Akane.
- No, no hace falta. Mirad, esta casita de allí es la que llamamos la casa de la piscina - señaló un pequeño edificio con forma de casita - Dentro hay un aseo, es por si surge alguna necesidad no tener que entrar en la casa grande, podéis cambiaron allí.
- No, antes te ayudo - insistió la chica.
- Que no, eres mi invitada no puedo permitirlo.
- Déjalo Kamui - habló Akira - Cuando a esta se le mete algo en la cabeza no hay forma de que la hagas cambiar de opinión.
- ¿Y para que mas hamacas? - intervino Sumire - ¿No nos podemos tumbar en la hierba?
- Es césped Sumire - aclaró Misaki - y lo mismo lo estropeamos.
- No, no - se apresuró a decir Kamui - No hay problema, claro que podéis acomodaros en el césped.
- Pues entonces - dijo triunfante Sumire - Los que vengan que se saquen ellos solos sus hamacas si quieren.
- Coged una toalla - Kamui señaló un montón de toallas que había sobre una de las hamacas.
- ¿También has preparado toallas? - preguntó Akane - Chico, estás en todo.
- A veces vienen invitados que no traen nada porque no esperan bañarse.
- Pero yo he traído mi toalla - dijo Sumire - No hace falta de ensucies las tuyas. También he traído unas latas de refrescos.
- Pues en la casita hay una nevera, mételos allí, yo también he metido refrescos y helados.
Riendo y hablando entre ellas Akane y Sumire se dirigieron a la casita.
- Te lo has montado muy bien - suspiró Akira mientras se sentaba en una hamaca - Con tu permiso yo me acoplo aquí.
- Quería ser un buen anfitrión.
- Oye Kamui - Akane le miró de una forma traviesa que a Kamui le provocó cierto nerviosismo - ¿Te puedo pedir un favor?
- Claro, lo que sea.
- ¿Puedes enseñar un poquito de tu casa a Sumire? Es que es tan... de cine ¿eh?
- Si, si - insistió Sumire - ¡Me encantaría!
- Claro, venid conmigo - Kamui cogió la mano de Akane y comenzó a caminar hacia la casa.
- Pues entonces vamos a cambiarnos nosotros - propuso Akira.
- ¿Akane está saliendo con ese chico? - preguntó curioso Misaki.
- No - Akira se giró a mirarlos - Eso es lo que quisiera él.
- Ya me parecía a mi... porque Sumire dice que eres tú quien le gusta.
Akira frunció el ceño... si, eso era una afirmación típica de la alocada de Sumire y sus teorías.
Después del "tour" por la casa de Kamui, Akane y Sumire fueron a cambiarse y ponerse sus bañadores. Cuando regresaron ya cambiadas encontraron a Akira tumbado en una hamaca en su postura favorita dispuesto a pasar una tarde de lo más tranquila posible. Llevaba un bañador de color verde oscuro y una camiseta blanca, se había puesto gafas de sol y no reaccionó al acercarse las chicas.
- ¡Eh! - dijo Akane dando un golpe en la hamaca con el pié - ¡Cuerpazo!
Akira se bojó un poco las gafas y la miró.
- ¡Muñeca! ¿Donde vas tan... anaranjada?
- ¿Te gusta mi bañador? ¿Cómo me queda? ¿Me queda muy pequeño? - Akira se incorporó para mirarla mejor, la chica llevaba un bañador naranja con tres girasoles estampados en él.
- No mucho - contestó el chico.
- Es que es de hace unos años, es lo más decente que encontré ¿no será muy infantil?
- Hija, puesto en ti es imposible que parezca infantil ¿Que les pasaba a tus bikinis? ¿No quieres asustar a Kamui, eh? ¿Temes que se lance sobre ti cual ave de presa?
- Dejémoslo en que no eran apropiados.
- Eso está bien, tu cuanto más te tapes mejor, el mundo no está preparado para algunas cosas.
Akane le pegó con la toalla.
- ¿Y el Kaguya? ¿Qué hace que no está detrás de ti cual perrito faldero?
- Ha ido a ponerse el bañador.
- ¿Y yo qué? - se quejó Sumire - ¿A mi no me dices nada? ¡Anda! si ya vienen los demás.
- ¿Cuando han llamado? - se extrañó Akira - ¿Vosotros habéis oído el timbre?
- Cuando estabas mirando los girasoles - rió Misaki.
- ¡Eh! - gritaba Nowaki - ¡Ya hemos llegado!
Después del alboroto inicial causado por la impresión de la casa y la piscina y de presentar a Misaki, Karasu y Nowaki fueron los primeros en ponerse el bañador, luego, acudieron Yuri y Momoka.
- ¡Eh, Akane! - exclamó Nowaki - Tu y yo vamos a juego - señaló su bañador naranja y negro.
- ¡Parecemos hermanos!
- Lo que parecéis es un anuncio de naranjas - comentó aburrido Akira.
- Ya habló el seco - se quejó Akane - Que sepas que el naranja es un color muy alegre y produce vibraciones positivas.
- Si, sois una fuente de energía andante, tener cuidado con no sobrecargar a nadie.
Akira miraba de reojo a Kamui que, a su vez, no quitaba la vista de encima de Akane.
- Oye Karasu - decía Akane mirándole de arriba a abajo - Que digo yo que... ¿como no nos habías dicho nada?
- ¿De que, preciosa?
- De lo que tienes escondido debajo de la ropa... como se nota que eres mas mayor.
- ¿Ah si? ¿A que eso no me lo repites en privado?
- Ni en privado, ni el público, eso no te lo vuelvo a decir yo en la vida y mas se me miras así... das miedo.
- ¿Podemos bañarnos ya? - decía gritando Nowaki.
- Claro, cuando queráis - contestó Kamui.
- ¡Pues vamos de una vez!
- Akane ¿me acompañas? - susurró Sumire - Es que me da cosa, como soy tan patosa...
- Venga... ¿Tu no vienes Kamui?
- Ahora voy, venga, no seáis tímidos.
- Akane - habló Akira - No olvides mojarte la cabeza y... la cremita, acuérdate de la cremita.
Karasu y Nowaki fueron los primeros en dirigirse a la ducha para luego tirarse a bomba a la piscina. Akane y Sumire bajaban por la barandilla.
- Ayúdame Akane, que soy muy patosa y suelo caerme.
- Tranquila... ¡Oye, Nowaki! ¡Nowaki! ¡Karasu!
- ¡Di! - gritó Nowaki.
- Que Sumire no sabe nadar, así que prohibido hacer aguadillas y cosas así.
- ¿No sabes nadar? - se interesó Karasu.
- Ahora se reirán de mi.
- Si no lo dices estos son capaces de ahogarte.
- ¡Estupendo! - continuaba gritando Karasu - ¡Yo te enseñaré!
- Mira que suerte, don cuerpazo te va a enseñar.
Akane entró en la piscina y lo primero que hizo fue taparse la nariz e introducir la cabeza en el agua.
- ¡Que buena está! Venga Sumire, yo te ayudo.
Akane guió a Sumire y por suerte lo hizo porque al bajar por la escalerilla, Sumire tuvo un traspié y estuvo a punto de caer.
- Kaguya - habló Akira con aquel tono irónico que le caracterizaba - Te aseguro que respirar es bueno para la salud, inténtalo.
- ¿A que te refieres?
- Si mueres yo me quedaré con Akane, piénsalo y recobra el aliento.
Momoka y Yuri, por fin, salían de la casita.
- ¿Has visto que bikinis? - Sumire las miraba con la boca abierta - ¡Son divinos! Y yo con este deportivo...
- Tu bikini está genial, es bonito y cómodo, a mi me gusta... estoy por pedírtelo prestado alguna vez.
- ¿Y dónde vas a meter tu tus melones? No me tomes el pelo... Que bien les quedan... que tipo tienen y que envidia me dan... parecen modelos.
Momoka llevaba un bikini rojo y negro último modelo y Yuri un trikini de color azul metalizado.
- Si, son muy fashion... anda, olvídalas.
Suo fue a cambiarse, era el único que quedaba. Momoka y Yuri se apropiaron de un par de hamacas, dejando entre ellas una vacía.
- Kamui - dijo Yuri señalando dicha hamaca - Tu te pondrás aquí ¿vale?
- Te van a comer - dijo Akira.
- Kamui - se apresuró a hablar Momoka - Anda, ven que te hecho crema.
- ¡Serás guarra! - gruñó entre dientes Yuri.
- Eres muy lenta, florecilla.
Al cabo de un rato Suo regresó.
- Yo voy a bañarme - dijo - ¿Tu no te bañas, Misaki?
- Si... creo que voy a darme un baño.
Suo sonrió, no sabía que exactamente pero había algo en el hermano de Sumire que le resultaba familiar, la misma sensación que tuvo cuando conoció a Sumire, como si se sintiese una especie de cercanía... era algo que no sabía expresar con palabras, algo que le hacía suponer que eran buenas personas, alguien en quien confiar... algo había que le hacía sentirse muy cómodo a su lado.
- Oye, Aki, Kamui - dijo Yuri - Vosotros que sois tan amables, me gustaría que... en fin... que seáis amables con Akane.
Akira y Kamui se miraron confusos.
- Es que claro - continuó Yuri - Fijaos que a Karasu le gusta Sumire, pierde el culo por ella, a Nowaki, Momoka, y yo os gusto a Suo y a ti, Aki... pobrecilla, debe sentirse muy mal.
Akira y Kamui no salían de su asombro, miraban a Momoka que parecía algo apurada ante las afirmaciones de Yuri y no sabía donde de mirar, como si se avergonzase.
- No te preocupes - habló Akira - Te aseguro que no va a sentirse desplazada, no es de las que se preocupan por esas cosas.
- Es que no queremos mal rollo en el grupo - seguía hablando Yuri - Es muy triste ser la única a la que no hacen caso los chicos. Y luego, la pobre, con ese bañador tan pasado de moda... bueno, no es que esté mal pero es como el de Sumire... son tan simples.
- ¿Simples? - replicó Kamui algo molesto - Creo que las chicas sois muy crueles con otras chicas.
- Kamui no te enfades - intervino Momoka - No es un desprecio.
- Nuestras mentes si que son simples - habló Akira - Lo único que hemos visto es que les quedan de vicio.
Se produjo un incómodo silencio.
En la piscina Karasu había comenzado sus "lecciones" para enseñar a nadar a Sumire. Suo se unió a ellos y Misaki, Nowaki y Akane comenzaron una especie de guerra de agua.
- Yo voy a bañarme - dijo al fin Akira.
No es que le apeteciese pero aquel ambiente parecía haberse cargado demasiado. Se quitó la camiseta y las gafas dejándolas encima de la hamaca, se deshizo la coleta y enganchó el coletero en su muñeca mientras se dirigía a la ducha.
- Kamui yo... - empezaba a hablar Momoka.
- Calla, ya se que no tenéis mala intención.
Momoka se sintió dolida, ella no había dicho nada ¿por qué tenía que juzgarla por las palabras de Yuri? Por un momento sintió odio hacia su amiga pero enseguida recordó que Yuri no estaba actuando con normalidad, que empezaba a no ser ella misma, que aquella obsesión la empezaba a dominar y lo único que pudo sentir es mucha pena.
Ahora Kamui parecía más interesado en observar como Akira se sentaba en el borde de la piscina, se dejaba resbalar y nadando se acercaba a Akane para participar en aquel juego que tenía con Nowaki y Misaki. Parecían pasárselo muy bien. Momoka y Yuri empezaron a hablar de algo pero Kamui no les prestaba atención.
- Voy a darme un baño - dijo despojándose de la camisa que llevaba.
Momoka se mordía el labio inferior, estaba empezando a sospechar que a Kamui le interesaba Sumire. Hacía ya algunas semanas que comenzó a pensarlo pero ahora la sospecha había crecido, si se ponía a recordar llegaba a la conclusión de que precisamente este año que está Sumire es cuando Kamui está comenzando a cambiar ¿casualidad? Kamui siempre había sido orgulloso y no se relacionaba con nadie, sin embargo, regresa Sumire y empieza a cambiar, puede que a lo mejor solo fueran sospechas suyas, pero es que eran muchos detalles, por ejemplo, le había molestado cuando Yuri había hecho ese comentario sobre su bikini.
Bueno, en el fondo no se sorprendía tanto, estaba segura de que algún día Kamui mostraría interés por alguna chica, tampoco se sentía tan decepcionada, Sumire era una buena chica y ella la consideraba su amiga y sabía que no iba a intentar quitárselo, no, Sumire no mostraba interés por Kamui, ningún interés, pobre Kamui... eso no era tan malo porque el que Kamui demostrase interés por una chica eso quería decir que era humano después de todo, como cualquier chico y así parecía mas fácil acercarse a él, además que le interesase Sumire no significaba que ella no pudiese seguir intentando gustarle, es más, seguro que si él intentaba algo con Sumire, cosa improbable en él, esta le va a rechazar y allí estará ella para consolarle y demostrarle que puede confiar en ella.
Siempre hay que ver que de una situación mala se puede aprovechar algo bueno.
Ella no se iba a rendir, eso estaba muy claro y ahora que se daba cuenta que Kamui era como cualquier chico, que no era un ser al que no se podía alcanzar y que parecía estar por encima de las necesidades amorosas de los adolescentes, ahora, aún le gustaba más.
Pensó que se acercaría a donde estaba Sumire, pero no, iba directamente hacia Nowaki, "claro" pensó "seguro que lo hace para disimular, en el fondo es un chico muy considerado... que encanto, a lo mejor se siente confuso consigo mismo".
Nowaki y Akane intentaban sumergir a Akira. Nowaki tiraba de sus piernas mientras Akane se había subido a su espalda y enganchado a su cintura con las piernas.
- ¡Nowaki, animal! ¡Que me vas a bajar el bañador!
Al final Nowaki consiguió que perdiera el equilibrio. Akira y Akane cayeron hundiéndose en el agua.
Kamui también lo hizo, encontró a Akane, estaba de espaldas a él, la cogió de la cintura y la subió.
- Te he salvado - dijo - Cenicienta.
- ¡Oh, mi príncipe ha venido en mi ayuda!
Se suponía que era un juego, que estaban jugando, así lo veía Akane sin embargo Kamui estrechó su abrazo pegando su cuerpo a su espalda y ese contacto la puso nerviosa e incómoda, no tenía porqué acercarse tanto; incomodidez que aumentó al sentir una ligera presión en la base de su cuello y el aliento de Kamui.
Akane reaccionó de una forma instintiva, apartando las manos de Kamui que la sujetaban y separándose bruscamente de él.
¿Que había sido eso? Se giró y le miró interrogativa, el chico solo sonreía, parecía que no hubiese pasado nada, ni siquiera parecía extrañado de su reacción pero ella hubiese jurado que aquello era un beso. Inconscientemente miró hacia donde estaba Momoka que parecía hablar con Yuri sin darse cuenta de nada, luego miró a Akira que, con el ceño fruncido salía de la piscina.
- ¡Kamui! - gritaba Nowaki - ¡Te reto a una carrera!
- ¡Como quieras, perdedor!

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