miércoles, 30 de noviembre de 2011

56. Teorías, dudas, celos e impulsos

Akira había salido de la piscina y volvía a su hamaca estrujándose el pelo para escurrirlo.
- Akira - le dijo Yuri al verle - Échame bronceador - y la lanzó la botella, Akira la cogió al vuelo y se acercó a ella mientras esta se ponía boca a bajo.
- Nunca había visto a Kamui tan relajado - comentaba Momoka.
- ¡Que manos tan frías tienes! - se quejó Yuri cuando sintió las manos de su amigo sobre su espalda.
- ¿Por qué no vas a darte un chapuzón, Momoka? - Akira le guiñó un ojo.
- Creo que si... voy a ir a bañarme.
La carrera entre Kamui y Nowaki se había saldado con la victoria del primero.
- ¡Eres un tramposo! - se quejaba Nowaki - ¡Quiero una revancha!
- ¿Para qué? Volverás a perder.
- ¡Suo! - gritó Karasu - Ahora tú y yo ¡Vamos!
Sumire decidió salir de la piscina, Nowaki también, justo cuando entraba Momoka, ya era mala suerte, pero había decidido dejar de estar todo el día detrás de ella, a veces se sentía un poco ridículo. Akane y Misaki se situaron en uno de los laterales mirando la carrera.
- ¿Que te parecen los moscones de tu hermana?
Misaki rió.
- Me parece que mi hermana es una chica con suerte.
- ¿Verdad que si? La verdad es que Karasu tiene un punto de morbazo increíble y Suo es muy guapo.
- Si, si que lo es.
- ¡Eh! Ahora no vayas a quitarle la conquista a tu hermana, eso no lo hacen los hermanos mayores - decía mientras le echaba agua.
- Mira que eres mala... Oye Akane ¿te has contado a alguien lo mío?
- ¿El qué?
- Ya sabes... lo que me ocurre.
- Lo dices como si fuera una enfermedad o algo así.
- Mas bien algo así. No quiero que nadie me juzgue antes de conocerme, estoy muy harto de que se me critique.
- Tranquilo. No he dicho nada porque no hay nada interesante que decir.
- Gracias.
- Son cosas tuyas, yo no me voy a meter.
- Bueno, ya está - decía Akira cerrando el frasco -¿Me echarás tú a mi?
- No seas tonto, con lo agustito que estoy ahora... Anda, tráeme un refresco.
- Si claro, en eso estoy pensando, en su tu sirviente.
- ¡Que antipático eres!
- ¡Ahg... olvídame!
Akira fue a su hamaca, se puso la camiseta y las gafas de sol mientras veía a Akane y Misaki que habían salido del agua y se acercaban. Akane puso su toalla en la hierba y se tumbó al lado de Nowaki.
- No olvides la cremita, Akane - le dijo - Que si te sale cáncer tu hermano me responsabilizará a mí.
- Que si, que vale - contestó monótonamente la chica.
Akira se tumbó en la hamaca y cerró los ojos, la estridente voz de Yuri se oía pidiendo a Nowaki que le trajese un refresco y la chillona voz de Nowaki se oía quejándose.
"Mujeres molestas" pensó. Para Akira las mujeres no solo eran complicadas, eran incomprensibles, ilógicas, irracionales, eran pesadas, mandonas, soberbias, orgullosas, cabezotas, demasiado sentimentales, gruñonas, quejicas... molestas. Por lo menos él se sentía rodeado de mujeres molestas.
Su madre, siempre gritándole, siempre severa, siempre dando órdenes, queriendo organizar su vida... molesta. Su hermana, un mar de hormonas inaguantables rugiendo por su casa, quedándose del mundo, haciéndole a él banco de su sarcasmo y sus burlas... molesta.
Yuri, empeñada en que haga lo que ella quiera, siempre gritando con aquella irritante voz, ella, la que piensa que el mundo solo existe porque existe ella y encima ahora pidiéndole las malditas pastillas y creándole un tremendo caos en su ética... molesta.
Karura, a veces una buena amiga, otras veces insufrible, con esa maldita manía de burlarse de sus debilidades, desde luego que con las mujeres nunca se sabe si mostrarse débil o duro y para colmo se lía con Fuma Kaguya, que nada bueno va a salir de esa relación... molesta.
Momoka, Yuya, Tsuki, la directora, las profesoras... molestas.
Pero la peor de todas y más molesta era sin duda Akane. Molesta cuando le grita y él no entiende porqué lo hace. Molesta cuando se enfurece con él sin ningún motivo. Molesta cuando se encabezona con algo y no entra en razón. Molesta porque se cierra a él y no quiere escucharle. Molesta, molesta, molesta.
Pero la peor molestia es la que sale de él. Esa chica es insufrible, casi imposible ganarse su confianza, sin embargo, en las contadas ocasiones en que lo consigue se siente feliz ¿por qué? Maldita molestia. Se siento molesto porque se preocupa por ella, se siento molesto porque se en cuanto se descuida, como ahora, ya está ocupando sus pensamientos ¿por qué?
- Akira ¿Quieres que te eche crema? - la voz de Sumire le sacó de sus pensamientos.
- ¿Eh? No, gracias.
- ¡Que pena! ¿Vienes a jugar? Vamos a jugar a las cartas.
- ¿Quienes jugáis?
- Mi hermano, Akane, Karasu, Suo, Nowaki y yo. Al que pierda lo tiraremos a la piscina. Espero no ser yo.
Akira bostezó y les miró aburrido.
- Akane, recuerda quitarte las gafas cuando te vayan a tirar al agua - dijo recordando lo famosa que era la mala suerte que Akane tenía cuando se trataba de algún juego.
- Ya está el listo que "to" lo sabe abriendo la boca.
Efectivamente, aquella partida terminó con Akane en el agua. Nowaki y Karasu también se tiraron. A Sumire le entró envidia así que les imitó.
Akira parecía dormir. Momoka y Yuri se metieron en la piscina pero sin acercarse a aquel escandaloso grupo, ellas se alejaron para hablar a solas de lo guapo que se veía a Kamui en bañador entre otras cosas. Kamui las observaba sentado en una hamaca. Suo se sentó en la hamaca de al lado.
- Es curioso - comentó este último sonriendo con su sonrisa de siempre.
- ¿El qué?
- ¿Has invitado a Momoka y Akane para verlas juntas, verdad? - continuaba sonriendo.
Kamui le miró intrigado, realmente nunca sabía de lo que Suo hablaba.
- Momoka y Akane son como la noche y el día - continuaba el chico - Por lo que las he podido conocer Momoka es una chica muy romántica y ensoñadora, con tendencia a idealizar a quien le gusta, en este caso a ti y Akane se empeña en mantener los pies en la tierra, no quiere enamorarse y volver a sentirse dolida así que protege su corazón, lo ha rodeado de espinas para que nadie se lo dañe.
- Está claro que las ves muy distintas.
- ¿Tú las ves iguales?
- Para nada.
- Seguramente Momoka se ha vuelto loca pensando que ponerse para que tu la vieras irresistible.
- Y Akane ha hecho lo contrario - dijo de repente Akira - Te aseguro que Akane tiene bañadores mucho más sugerentes que ese.
- Creía que estabas dormido - comentó Kamui.
- No hay quien duerma con esos escandalosos.
- Oye Suo - se dirigió curioso a él, Kamui - ¿A ti te gustan Momoka o Yuri?
- No. Para nada. No te lo tomes a mal, son muy buenas chicas pero no de mi estilo, no tienen encanto.
- Pues Yuri siempre presume de lo mismo, de que te gusta.
- Cuando la conocí intenté ser amable con ella, igual que con los demás y le dije que era guapa, supongo que será por eso. Yuri es muy simpática, es muy femenina y eso y Momoka es fantástica... como amiga.
- Pero has salido con Yuri.
- Bueno. Tenía curiosidad, ella parecía desear que se lo pidiese.
-¿Solo lo parecía? - habló irónico Akira - Solo le faltaba llevar un cartel que pusiese "Suo, pídeme salir... ahora"
Era cierto que Kamui las observaba y sin quererlo las comparaba, pero no las comparaba físicamente. Comparaba lo que cada una le hacía sentir al verlas allí, en su piscina, en su casa. Momoka se había unido al juego y golpeaba a Nowaki. Kamui se había dado cuenta de que a Akane le había sorprendido ese beso que a él se le había escapado, se arrepentía, sobretodo porque dese ese momento la chica parecía evitarle y mantener la distancia con él pero no lo pudo evitar, no sabía que tenía esa chica que lograba hacer que perdiera la cabeza y se dejaba llevar por su instinto. Al cabo de un rato todos salieron, Yuri quería proponer un juego.
- Yo no pienso jugar ni a la botella, ni a prendas, ni a nada que implique repartir o recibir besos de ningún tipo - dijo Akane.
- Desde luego Akane, tu siempre tan sosa - protestó Yuri.
- ¿Por qué nunca quieres jugar? - preguntó Momoka - Es divertido.
- Pues porque no, no se porqué tenéis esa obsesión por jugar a esas cosas.
- Pero mira, podemos jugar a la carta certificada - propuso Yuri - Verás que este si te va a gustar. Sacamos de una baraja las cartas de figuras, esas seremos nosotros y las ponemos a un lado. Del resto e las cartas ninguna tiene valor salvo los ases. El primero coge una carta de persona, por ejemplo yo voy y cojo la carta de... Nowaki, entonces yo digo "tengo una carta certificada para Nowaki" y él coge una de las cartas, si no es un as, no pasa nada, el que quiera que se de un piquito, si no un besito en la mejilla... pero si sale un as ice "con acuse de recibo" y entonces...
- Y ya estamos besuqueándonos ¿no?
- Hombre Akane - añadió Momoka - Fíjate si es difícil que saques un as, solo hay cuatro y de las otras muchas.
- Cuatro ases ya son muchos.
- Conociendo tu suerte seguro que sacas los cuatro - rió Akira.
- Pero - interrumpió Nowaki - ¿Y si salen dos chicos o dos chicas? ¿Y si yo saco la carta de... Karasu? ¿Que pasa?
- Pues le das un beso a Karasu - explicó Akira.
- ¡Pero que dices! ¡Cómo voy a besar a un chico!
- ¿Que te pasa? - continuó sonriendo Akira - ¿No te gustaría besar a un chico?
- Pues no ¡cómo me va a gustar!
- Entonces es que ya lo has probado.
- ¿Queeeeee? ¿Te has vuelto loco?
- Entonces ¿Cómo sabes que no te gusta?
- Eso es cierto Nowaki ¿cómo sabes que no te gusta? - interrogó Suo.
- ¿Tú también? ¡Pues como lo voy a saber! Esas cosas se saben.
- Pero si no lo has probado no lo puedes saber - continuaba Akira.
- ¿Tú estás tonto o que? A mi no me gustan los tíos.
- ¿Pero cómo lo sabes si no lo has probado? Es imposible saber que algo no te gusta si antes no lo has probado.
- No hay nada que probar - dijo Karasu - A mi me gustan las tías.
- ¿Y cómo sabes que no te gustan los tíos? - inquirió Misaki.
- Por que me gustan sus... su anatomía - respondió Karasu.
- Bueno vale, lo admito - dijo Akira - ¿Pero como sabes que no te gusta besar a un tío?
- Tú has tomado mucho el sol - añadió Yuri.
- Espera - participó ahora Akane - ¿Es que a ti te gusta besar a un chico?
- No lo se. Nunca he besado a uno.
- ¿Te gustan los chicos, Aki? - los ojos de Akane parecía brillar de una forma que a Akira casi le daba miedo.
- No. No me siento atraído por ningún tío.
- ¿Y cómo sabes que no te gustan?
- Porque me gustan las chicas pero es que no me entendéis, yo de lo que hablo es de besos. No puedo saber si me gustaría besar a un tío porque nunca he besado a uno.
- En cierta forma - habló Kamui - Tiene su lógica. Dejando a parte los gustos personales, no puedes saber si algo no te gusta si no lo pruebas.
- ¿Tú también Kamui? - se alarmó Nowaki.
- A ver Nowaki, a m no me apetece besar a un tío, pero no puedo saber que no me gusta si nunca he besado a uno. Es como un plato nuevo, si no lo pruebas no puedes juzgar si está bueno o no.
- Entonces ¿Tú besarías a un tío? - Nowaki miraba a Akira y Kamui con los ojos como platos - ¿Vosotros os besaríais?
- ¿Por qué no? - contestó Akira - Si soy capaz de besar a una tía que no me atrae solo porque lo diga una carta o una botella también soy capaz de besar a un tío ¿que más da?
- Eres muy rarito, pero que muy rarito - comentaba Nowaki mirándole con gesto de extrañeza.
- Un beso es un beso sea a quien sea. No estoy hablando de acostarse con nadie, solo de un contacto.
- ¿Te da igual carne que pescado? - se alarmó esta vez Momoka.
- Estamos hablando de un juego, no de sentimiento, no de atracción física.
- Pero a mi me daría mucho asco - sentenció Nowaki.
- ¿Por qué? Uno labios son unos labios ¿qué mas da de quien sean? - dijo Akira - Yo solo hablo de juntar los labios seguramente de forma rápida no de querer sentir los labios de la otra persona en los míos, de necesitar beber su aliento - Akira inconscientemente había dicho aquella frase mirando fijamente a Akane.
- Que bonito - habló Misaki - Eso es mas bonito que decir "quiero comerle la boca". Apuesto a que algo tan bonito lo dices pensando en alguien.
- Entonces - se interesó Akane - ¿Serías capaz de besar a Kamui?
- Si estuviéramos jugando y me saliera la carta de Kamui besaría a Kamui y si me saliera la tuya te besaría a ti. Es un juego.
- ¿Le besarías ahora?- No. No estamos jugando, no hay lógica para hacerlo, Kamui no me gusta y no me apetece besarle.
- ¡Que pena! Sería estupendo ver un beso entre vosotros.
- ¿Te pone ver a dos tíos besándose? - sonrió divertido Misaki.
- Pues yo tengo la fantasía de hacer un trío con dos tíos y que ellos también se enrollasen... ¿Que pasa? Seguro que a Karasu le encantaría ver a Momoka y a Yuri morreándose.
- ¡Eh! A mi no me pongas de ejemplo de perversión... soy un pervertido, pero siento vergüenza.
- Mejor voy a traer unos juegos de mesa - propuso Kamui levantándose.
No tardó en aparecer con unas cuentas cajas.
- Voy a por unos refrescos - dijo.
- Te acompaño - habló Momoka - Tengo ganas de ir al servicio.
Y mientras los demás revisaban los juegos, ellos se dirigieron en silencio hacia la casa de la piscina. Al llegar, Momoka cerró la puerta y se apoyó en ella.
- ¿Te pasa algo? - le preguntó Kamui.
- Kamui... yo quería agradecerte el que nos hayas invitado.
- Mejor no lo hagas.
- Eres muy amable y generoso.
- No, no lo soy, nunca lo he sido. Todo lo he hecho por puro egoísmo, créeme.
Momoka abrazó a Kamui fuertemente. Este se encontró con que no sabía como reaccionar ante aquel gesto aparentemente espontáneo, o quizás no lo era tanto, quizás Momoka era algo que ya tenía planeado hacer.
- Momoka... esto... yo...
- Estás empezando a ser el chico que siempre supe que llegarías a ser.
- Momoka no, eso no es así, yo no soy el chico que tu crees.
- Se que ahora estás confundido, pero yo te ayudaré.
- Es cierto que estoy confundido y tú también. Te repito que todo lo hago por puro egoísmo y... tendrías que ver los pensamientos que tengo últimamente.
- Kamui, no seas tan duro contigo mismo.
Momoka le miró, sus ojos estaban llenos de lágrimas.
- Por favor Momoka no llores, nadie como yo merece que llores tanto.
- Lo siento, es que no se que me ha pasado de pronto.
- Momoka... no quiero hacerte daño pero... me gustaría que dejaras de idealizarme, es una carga muy pesada para mi, al final terminarás odiándome. Deberías saber algo de mí...
- ¡No! - casi gritó Momoka interrumpiéndole, tenía mucho miedo de que fuese a confesar que le gustaba Sumire y ella no estaba preparada para tal confesión - No quiero saberlo, no necesito saberlo.
- Pero Momoka yo quiero ser sincero contigo.
- No me digas nada, no quiero saberlo.
Momoka se acercó a él e una forma sugerente y sensual, Kamui pensó que estaba insinuándole que la besase y que si lo hacía seguramente ella no se opondría pero ¿quería él besarla? Aquello era muy provocador y él quería, deseaba besar y sentir pero... es que no era exactamente lo que esperaba y si ahora la besaba quizás solo querría significar lo egoísta que era.
- ¿Qué pasa por aquí? - Nowaki abrió la puerta de un golpe.
- ¡Nowaki que bruto eres! - gritó Momoka - ¡Así no se entra!
- Vaaaale, perdona.
Momoka se dirigió al servicio, Kamui abrió la nevera y empezó a sacar unas latas, luego sacó unas tarrinas de helados. Nowaki le estudiaba en silencio. Momoka no tardó en salir.
- Bueno - dijo - Me voy para allá.
Nowaki la vio marcharse y volvió a mirar a Kamui.
- No te gusta ¿verdad? Te has dado cuenta de que no te gusta.
- No es que no me guste pero creo que lo único que siento por ella es amistad; la tengo cariño, es una persona muy importante para mi, por eso me da miedo... antes he estado a punto de besarla pero si se ilusiona y yo la fallo pues...
- Ten entiendo, y no tienes porqué preocuparte, a veces las personas confundimos nuestros sentimientos. No te preocupes que yo estoy aquí para ayudarte, soy tu amigo. Tampoco puedes vivir siempre pendiente de no hacerla daño, creo que debe darse cuenta de que eres un chico normal y que te fijas en otras chicas. No te preocupes tanto por si se pone celosa, también tienes que pensar en Akane, no creo que sentirse como "la otra" le vaya a sentar muy bien. Los secretos no nos buenos, al final terminan saliendo a la luz ¿o es que no te tomas en serio a Akane? A lo mejor solo es un capricho que tienes.
- No digas eso.
- No entiendo mucho de chicas pero creo que puede llegar a pensar que te importa más Momoka que ella y no creo que Akane lo acepte. Bueno, venga lleva esos helados que se van a derretir.
Era increíble, Nowaki siempre conseguía sorprender a Kamui, nunca se acostumbraría a aquellos retazos de cordura que parecía mostrar.
- He traído helados - dijo al llegar hasta el grupo.
- ¿Hay de chocolate? - preguntó ansiosa Akane.
- Para ti tengo algo especial... toma.
- A ver... chocolate y mandarina.
- Dulce y refrescante como tú.
Akane no esperaba esa respuesta y se sintió algo cohibida, Akira dirigió su vista hacia el cielo con un gesto entre resignado y despectivo.
- Kamui es un gran anfitrión - dijo Momoka.
- Anda mira - agregó Akira con algo de recochineo - si el helado hace juego con tu cabeza y tu bañador, calabacita.
- ¿Tienes algo en contra de mi bañador, bambi?
- A mi me encantan los girasoles - añadió Kamui y Akira volvió a repetir el mismo gesto.
- ¿Sabes lo que en la naturaleza significa el color naranja? - preguntó Akira tratando de que el comentario de Kamui no se tuviese en cuenta - Veneno.
- ¿Estás insinuando que soy venenosa?
- La naturaleza es sabia, por algo te ha dotado de esa cabeza anaranjada.
- Bueno - intervino Karasu viendo que de un momento a otro iban a comenzar una de sus discusiones - Tengamos la fiesta en paz. Vamos a jugar al este juego de "Party" ¿vale?
- Jugaremos por equipos - se entusiasmó Sumire.
- Como somos 10, haremos dos equipos de 3 y uno de 4 - propuso Akane.
- Yo iré con Kamui - dijo Yuri.
- Y yo - añadió Momoka mirando retadoramente a su amiga.
- Pues yo con Sumire - dijo Suo.
- Eh y conmigo ya somos tres - parecía gruñir Karasu.
- Misaki viene conmigo - habló Sumire - Tiene que venir en mi equipo, él y yo nos compenetramos bien.
- Bueno pues seremos el equipo de 4 - dijo Suo.
- ¡Tenemos ventaja! - exclamó Sumire - Me encanta tener ventaja... jajaja... ganaremos.
- Es que tiene muy mal perder - aclaró Misaki.
- Vale - se lamentó Akira - Eso quiere decir que a mi me ha tocado con el equipo de los naranjitos.
- ¡Bien! - gritó Nowaki - ¡Vamos a ganar! ¡Arriba el naranja!
- Con una influencia tan negativa como la del ciervo no se yo... - se quejaba Akane.
- Si perdemos será tu culpa, gafe anaranjada - advertía Akira.
- Será la tuya, ciervo negativo.
- Bueno vale - cortó Momoka - Vamos a empezar.
Fueron unas partidas muy entretenidas. Cuando comenzó a anochecer ayudaron a Kamui a recoger todo.
- Muchas gracias por invitarnos - se despidió Sumire cuando ya se marchaban-
- Gracias a vosotros por venir.
- Ha sido una tarde estupenda - añadió Yuri.
- Si, nos lo hemos pasado muy bien - continuaba Nowaki.
- ¿Queréis que os acompañe? - preguntó Kamui a Sumire y Akane.
- Ya las acompaño yo - se apresuró a contestar con el ceño fruncido Akira.
- Nos lo hemos pasado muy bien - decía Momoka - Gracias por todo.
- Sumire, Misaki, yo os acompaño ¿queréis? - se ofreció Suo.
- Vaya - se quejó Karasu - Eso mismo iba a decir yo.
- Venga no os piquéis - terció Misaki - Acompañarnos los dos, así nos perderemos menos.
- Aki yo voy contigo ¿verdad? - más que preguntar Yuri lo afirmaba.
- No me importa pero tengo que pasar por casa de Akane, me tiene que dar algo.
- Si quieres ir con Yuri ve - intercedió Kamui - Yo acompaño a Akane,
- No, gracias, me lo tiene que dar... es urgente ¿a que si calabacita?
- Mejor vente conmigo Yuri - propuso Momoka.
- Yo os acompaño - añadió Nowaki.
Akira acompañó a Akane hasta la puerta de su casa.
- No hacía falta que vinieras.
- Si hacía falta, el marido de tu madre da mucho miedo.
- Mira, déjalo, no subas, yo te disculparé.
- ¿Crees que eso es educado?
- No estamos saliendo, tienen que ir acostumbrándose, a lo mejor así lo aceptan.
- ¡Akane, Akane! - gritaba sofocado desde una terraza Takato.
- Creo que nos han pillado - sonrió Akira.
- No hace falta que subas.
- ¡Aki nii-san! ¡Aki nii-san! ¡Sube! - gritaba el pequeño.
- Subiré antes de que se entere todo el vecindario.
- Lo siento, será la última vez.
- No digas eso, nunca se dice que será la última.
Al entrar, el padrastro de Akane les esperaba con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
- Buenas noches señor Ryuga - saludó Akira.
- ¿Por qué has tardado tanto? - lloriqueaba Takato - Estaba muy angustiado.
- Lo siento, se nos ha pasado el tiempo.
- ¿Quieres tomar algo Akira? - preguntó la madre de Akane.
- No gracias señora, ya me voy.
- ¿Vendrás mañana a merendar?
- No, no va a venir - contestó tajante Akane - No somos novios, no estamos saliendo, metéroslo en la cabeza.
- ¿Os lo habéis pasado bien? - preguntó la madre ignorando a su hija.
- Bueno, ha sido entretenido - respondió Akira.
- ¿Y de quien era la piscina? - se interesó Ginta.
- Del Kaguya.
- ¡Ostras! el Kaguya ¿Pero ese chico se relaciona con alguien?
- Con tu hermana. Lo que pasa es que nos ha tenido que invitar a los demás para disimular.
- No digas eso Akira - terció Akane - Kamui solo quiere relacionarse.
- Ah si claro... contigo. Se ha pasado la tarde sujetándoselos.
- ¿El qué?
- Los ojos, se le iban detrás de tus "girasoles".
- No seas ridículo.
- ¿Ridículo? ¿Que me dices de "me encantan los girasoles"? - Akira puso un tono de voz ñoño de burla - Y no nos olvidemos de "para ti tengo algo especial", "dulce y refrescante como tú"... ¡por favor!
- Uy, esto tiene un tufo a celos que tira de espaldas - rió Ginta.
- ¿Quien es ese chico? - se interesó la madre.
- Nada menos que un Kaguya señora, familia importante, gran mansión, grandes influencias, chico guapo, de pelo negro y ojos negros como su alma... un buen partido.
- ¡Akane, que has hecho! - volvió a lloriquear Takato - ¡Eres una irresponsable!
- Lo siento - habló Akira - Creo que me dejado llevar demasiado. Lamento la escena... hablaremos mañana.
- ¿Te vas nii-san? - Kenta tiró de su mano, Akira sonrió al pequeño y se acercó a la puerta.
- Akira - Akane le siguió y abrió saliendo fuera con él. Akira se acercó a su oído.
- Ahora ya puedes decir que soy un celoso obsesivo y que vamos a romper - susurró en voz baja.
Akane le sonrió y volvió a entrar cerrando la puerta. Akira sacó un cigarrillo y lo encendió lentamente mientras emprendía el camino a su casa.
Jisei no quería pensarlo, evitaba hacerlo pero aquel maldito pensamiento se colaba continuamente en su mente: Inari había dicho que saldría con la profesora Nanao, si lo había dicho y ella lo había escuchado. En la penumbra de su habitación sacó una pequeña manta que colocó en el suelo, encendió un palito de incienso, puso una música suave y se sentó cruzando las piernas... tenía que relajarse y conseguir mantener su mente el blanco.
Inspiraba profundamente y expiraba con lentitud "respiro paz" se decía "expulso el desasosiego" y se lo repetía varias veces... ¿Que clase de cita tendrían? ¿Sería solo de amigos o de algo más? ¿Besaría Inari a Nanao? ¿Se quedarían solo en ello o llegarían más lejos?... No, no, no... ya estaban esos pensamientos perturbándola otra vez y eso no podía ser; ella siempre se había caracterizado por, de todas sus amigas, ser la mas razonable, la más realista y la más pragmática, ella no se dejaba llevar nunca por romanticismos ni sensiblerías y sin embargo ese sentimiento hacia Inari la descolocaba completamente.
Respiró de nuevo profundamente. Se acabó, aquello tenia que acabar, no entendía porqué ese maldito desasosiego, Inari era un hombre joven y que ella supiese completamente normal, eso quería decir que tendría sus necesidades como cualquier hombre joven y normal ¿por qué no iba a poder hacer lo que le viniese en gana? ¿Había algo que se lo impidiese? ¿Algo que le atase a ella? no, pues entonces... El estaba en todo su derecho de hacer lo que quisiese, igual que ella... anda y que disfrutase.
Tenía que acostumbrarse, tenía que hacerse a la idea. Y no pasaba nada, todo era normal y ella también tenía que actuar como la chica joven que era y no quedarse lamentándose. Esa situación solo tenía dos soluciones posibles: o le olvidaba e intentaba seguir con su vida o se lanzaba al riesgo y eso no lo iba a hacer; por nada del mundo perjudicaría a Inari. Ella no era una boba enamorada que solo piensa en si misma, no, ella sabía que se jugaban mucho, que no eran solo Inari y Jisei, que no se trataba de intentar conquistar a un chico; el trabajo de Inari podía peligrar y no solo eso, no solo le expulsarían del instituto si se enterasen, es que seguramente no encontraría trabajo como profesor de nuevo. Su situación no era sencilla pero ella tenia paciencia, mucha paciencia y esperaría a graduarse... si, quedaban unos meses... después ya vería si seguía sintiendo lo mismo por él.
Para Inari las cosas no eran tan fáciles como Jisei pensaba.
Cada día que pasaba se encontraba más y más confundido. De pronto se sentía desbordado por un montón de sentimientos contradictorios ¿Que sentía por su alumna? Tenía la sensación de que aquellos sentimientos no habían surgido de golpe, que llevaban ya meses creciendo dentro de él, metidos en un tarro, hasta que de pronto la tapa del tarro saltó y ya no pudo controlarlos.
Tumbado en su cama, mirando al techo se preguntaba que estaba mal en él ¿Estaba mal fijarse en una alumna? Desde luego que si, eso era algo que nunca tenía que haber pasado pero sin embargo había pasado.
Conoció a los Nagashiyama, una familia encantadora que le abrió las puertas de su casa, se hizo amigo de Kisuke, es más, se sentía parte de esa familia. El, que había perdido a sus padres cuando era un niño, encontró algo muy valioso que no quería perder. Ya no se trataba solo de su trabajo, era mucho más, una presión que le oprimía al pensar que esas personas podrían creer que abusaba de su confianza.
Y sin embargo había pasado.
Suponía que era precisamente por esa confianza que cogió con los Nagashiyama había sucedido todo. Si no hubiera comenzado a tratarlos no habría conocido a Jisei como persona; para él hubiese seguido siendo simplemente una alumna pero claro, comenzó a tratarla, a conocerla y a mirarla de forma distinta... eso no hubiera pasado de no relacionarse con ella.
Suspiró y volvió a preguntarse que estaba mal en él.
Y algo estaba mal, no había duda.
Había salido con Nanao, una mujer muy atractiva, simpática y alegre y por lo que parecía le agradaba estar con él. Todo iba bien, no podía quejarse, Nanao era muy divertida y también algo descarada, desde el principio de la cita dejó muy claro sus intenciones, ella no salía con cualquiera, solo con quien le interesaba y no salía por salir, para ella las citas no eran tomar unas copas y ya, ella quería divertirse y disfrutar... ¿había algo de malo en querer disfrutar? Lo había dicho muy claro.
"- Me gustas Inari y me gusta disfrutar y coger lo que me gusta".
Nanao siempre era así, apasionada, llena de energía. Inari se dejó llevar por ese apasionamiento, por la mirada de Nanao, por su cuerpo sinuoso... él era un hombre joven y la sangre hervía por sus venas y cuando Nanao le besó se dejó sumergir en esas sensaciones maravillosas.
Todo parecía ir bien, él mismo le propuso ir a su casa y ella accedió. Todo iba bien hasta que de pronto, sin saber por qué, la imagen de Jisei se instaló en su mente. Quizás fue una frase, quizás una caricia... lo único que supo es que a partir de ese momento ya no pudo quitarla de su mente.
"...Besaba a Nanao mientras se preguntaba si Jisei reaccionaría igual ante sus besos, si su piel respondería ante sus caricias, se preguntaba como serían sus gemidos... pero era a Nanao a quien escuchaba.
Presa de una desesperación que le dominó y no podía controlar tapó inconscientemente la boca de Nanao con una de sus manos.
"Cállate" pensó "No es a ti a quien quiero escuchar"
Se asustó de si mismo y su reacción y permaneció inmóvil. Nanao retiró la mano que le tapaba la boca.
- ¿Qué demonios te pasa?
- Lo siento Nanao... creo que es mejor que te vayas.
- ¿Me estás echando?
- Lo siento... lo siento... lo siento...
No era capaz de decir otra frase. La vergüenza y la desesperación parecían atragantársele en la garganta.
- ¿Pero que te pasa ahora?
- No lo se... lo siento...
- ¿Es que no te gusto?
- No es eso.
- ¡Podías habérmelo dicho desde el principio!
- No es eso, de verdad.
Nanao le miró molesta y llena de furia.
- ¿Sabes que debería partirte la cara?
- Hazlo... me lo merezco.
De pronto Nanao soltó una enorme carcajada.
- ¡Ya se lo que te pasa! ¡Estás enamorado de otra!
- No... - Inari iba a decir que no era eso pero se quedó mudo pensándolo ¿estaba enamorado? ¿Era eso lo que le pasaba?
- Mira, vamos a dejarlo así. Por suerte has reaccionado a tiempo y te ha entrado esa... tontería. Me hubiera sentado peor que me hubieses utilizado.
- Yo no te he utilizado.
- ¡Porque no te ha dado tiempo! Vale... vamos a tranquilizarnos, no pareces en condición de razonar.
- Nanao, lo siento, no se que me ha pasado."
... Al final Nanao se había marchado bastante molesta e Inari estaba allí, tumbado en la cama, seguro de que algo no estaba bien en él.

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