miércoles, 30 de noviembre de 2011

82. Lo que no sabes de mí

Hizashi y Karura se habían quedado solos recogiendo el salón.
- ¿Que le pasa a Akane? - se interesó Hizashi.
- Hizashi por favor no seas simple ¿Tú que crees que le pasa?
- ¿No es un poco exagerada su reacción? ¿Tu crees que esa idea que tiene es buena?
- A ver Hizashi, que se ha despertado sin recordar nada entre dos tíos, si yo me despierto entre dos tíos, medio desnuda y sin recordar nada también exageraría bastante, vamos yo saldría corriendo al médico mas deprisa que ella
- ¿Pero que dices?
- Que el alcohol es muy malo y Shibi llevaba los calzoncillos de Kamui ¿Tu crees que en su estado normal Shibi haría algo así?
- Pues tú no te has puesto tan exagerada.
- Es distinto. Yo me he despertado contigo solamente y se supone que entre nosotros hay algo. Además esta vez puedo estar tranquila.
- ¿Tranquila?
- Si porque después del susto que me llevé creyendo que estaba embarazada ya no me vuelve a pasar. Fui al médico para que me recetara la pastilla.
- ¿Que pastilla?
- ¡Que pastilla va a ser! Hizashi, por favor, pareces tonto, anticonceptivos... Esa es otra... ay, pobre Akane, no lo quiero ni pensar.
- ¿Que tu tomas anticonceptivos?
- No, si te parece me arriesgo a quedarme embarazada.
Hizashi guardó silencio, prefería no contestar ya sabía demasiado más de lo que deseaba. Si Karura tomaba anticonceptivos era porque tenía una vida sexual activa y no era con él... Y él ahora se sentía fatal.
- A ver, no pongas esa cara... es por si acaso Hizashi, por si acaso. No digo que esté todos los días liándome por ahí pero desde luego no voy a volver a pasar la angustia que pasé.
Hizashi prefirió volver a guardar silencio. No le gustaba nada todo aquello.
- ¿Se puede saber que estas pensando de mi?
- Nada... no pienso nada.
- Desde luego que no se para que te cuento nada.
- De todas formas no creo que pasase nada. Estaban los tres juntos, Kamui es demasiado egoísta como para...
- ¿Tu crees? Te recuerdo que estaba bajo los efectos de lo que fuera.
- Si, estoy seguro. Además Shibi es su amigo.
- Por eso... pobre Akane, la de vueltas que tiene que estar dándole a todo.
- Pues no entiendo porqué.
- Porque Shibi es su amigo... una no se acuesta con su mejor amigo, eso es muy raro.
- ¿Es raro?
- Claro es como... acostarse con tu hermano... no, amigos y sexo no se mezclan.
- Pero tú y yo lo hicimos.
- Y bien mal que me sentí luego hasta que rehicimos nuestra relación ¿no te acuerdas? ¿A ti como te sentaría despertarte un día y encontrarte a Himeko desnuda en tu cama?
- Seria muy...
- Pues eso.
- De todas formas ¿no deberían saberlo sus padres?
- Si claro, va corriendo a llamarles y decirles que se ha despertado después de una borrachera con dos adolescentes y va a pedir una pastilla... me parece que se iba a organizar una buena y no te digo nada si Kamui llama a sus padres y les dice "que me he levantado al lado de una chica desnuda, esto, que no os preocupéis que ya la llevo a una médico" ¡Por favor! Si quieren decírselo que se lo digan cuando lleguen a casa, ahora hay prisa. Estoy segura de que la madre de Akane si estuviera aquí la llevaría ella misma... creo que es lo que haría una madre, al menos yo querría que mi madre hiciera eso.
- ¿Pero no deberían decir algo Kamui o Shibi?
- Si claro ¿y que más?
- Seguramente, si sucediese lo peor, Kamui se haría cargo de todo.
- Hizashi que estamos hablando de críos ¿crees que deben cargar con las consecuencias? No seas retrógrada, tiempo tendrán, además ¿y si no es de Kamui? ¿Que hace Shibi? ¿Te imaginas las dudas que tendrían todos? ¡Por favor!
- Si bueno, visto así es un poco complicado.
- Lo mejor es que se tome esa pastilla y olvidarlo todo, total ya no se acuerdan.
Suo había vuelto a la habitación. Se suponía que también iba a ordenarla pero no lo hacía. Se había sentado en la cama y estaba absorto en sus pensamientos.
¿Que había pasado? Aquello era algo más que absurdo. No, seguramente no había pasado nada ¿Cómo iba a pasar algo? ¿Por qué tenía esos pensamientos tan absurdos? Habían bebido y se habían intoxicado con lo que fuese y tenían mucho calor, eso lo recordaba, así que seguramente se quitaron la ropa buscando sentirse mejor y se durmieron de esa forma... si, seguro que había pasado eso porque ¿Por qué iba a pasar cualquier otra cosa? No, claro que no.
Durante el camino en el autobús hacia el pueblo Akane se sentó al lado de Shibi y lo pasó francamente mal. No sabía si era consecuencia de la resaca o que pero se sentía fatal, mareada, con un terrible dolor de cabeza y a punto de vomitar, aparte de que parecía costarle respirar, el aire se le hacía denso y el calor la agobiaba.
- Estas fatal - le dijo Shibi.
- Abre la ventanilla, por favor.
Shibi así lo hizo.
- Ven, apóyate en mis piernas, a lo mejor así se te pasa el mareo... eso dicen.
Akane se inclinó hasta apoyar su cabeza en las piernas de su amigo. Estaba fatal y las nauseas aumentaban. Se incorporó.
- Shibi - dijo tapándose la boca - Voy a vomitar.
Las arcadas empezaban a llegar a su boca produciéndole un dolor intenso en el estómago.
- Toma, vomita aquí - una señora mayor le pasó una bolsa de plástico - Yo también me mareo mucho y siempre llevo por si acaso.
Akane cogió la bolsa de las manos de la señora, la abrió y prácticamente metió la cabeza dentro dando varias arcadas.
- Muchas gracias señora - habló Shibi.
- Dale aire con algo, le sentará bien - agregó la señora.
Akane no devolvía, no lo hacía porque no tenía nada en el estómago, si acaso un poco de ese líquido asqueroso que llaman bilis. Después de unas cuantas arcadas cogió un pañuelo de papel que le ofrecía Shibi y se limpió, cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás.
- ¿Te encuentras muy mal? - Kamui, preocupado se había acercado a ella - Ya estamos llegando - Añadió retirando mientras acariciaba el pelo de la cara de la chica.
Akane parecía sentirse mejor. Shibi la observaba mientras se preguntaba porqué se había despertado ella y no Ayesa y a que esperaba esta para tomar el control de la situación, él conocía a Ayesa y sabía que lo haría.
Nadie conocía a Ayesa mejor que él.
Se recordaba a si mismo mirándola hace unos años, observando como su cuerpo había cambiado y ya no parecía un niño. Recordaba esos juegos inocentes que de pronto dejaron de ser tan inocentes. Recordaba el primer beso que Ayesa le dio... siempre había sido muy cabezota y se empeñó en que tenían que besarse "a ver que se sentía"... pero no eran novios, no, eran solo dos amigos explorando. No tenían malicia ni mala intención, aquello poco a poco, de forma lenta y progresiva comenzó a formar parte de la rutina habitual... hablar... preguntar cosas... leer... buscar en esa enciclopedia enorme que tenía Ayesa en su casa... y explorar con sus manos... eso le pasaba porque su mejor amiga era una chica, si hubiese sido un chico seguro que no le habría dado por explorar nada ni dejar que le explorasen.
Ayesa siempre decía que no podía ser que el sexo fuese una cosa tan mala como Akane pensaba, no podía ser y tenía que averiguar que es lo que tenía que lo hacía tan "popular" y que él tenía que ayudarla porque Akane no tenía muy buena impresión ni de besos, ni de caricias, ni de nada que tuviera que ver y eso no podía ser, por culpa de un desgraciado asqueroso Akane no podía estar traumatizada toda la vida y él era su amigo así que era su obligación como amigo ayudarla a superar aquello... eran las teorías de Ayesa.
Hasta que les pillaron. Y lo tuvo que hacer la persona que menos tenía que hacerlo. Esa horrible mujer, que Shibi odiaba profundamente, la agarró del pelo y prácticamente la arrastró hasta su cuarto... ¿cuantos días estuvo castigada? Muchos. De nada sirvió lo que Shibi protestó, las explicaciones que les dio a sus padres, el que él mismo se echaba la culpa... nadie le escuchó, la culpa era de Akane, siempre era suya, esa mujer dijo que ella era la culpable y nadie le escuchó a el.
Cuando por fin a Akane le levantaron el castigo y volvió a salir a la calle Shibi no quiso verla, sentía demasiada vergüenza, si, vergüenza de no haber podido ayudarla, de haber dejado que cargase con toda la culpa, pero Akane le buscó porque necesitaba un amigo, alguien que la abrazase... ese día Shibi estuvo abrazado a ella toda la tarde, jurándose que nunca volvería a fallar a nadie y que siempre la iba a proteger... así fue como aquel niño se convirtió en "paladín" y ahora, pasados los años, seguía empeñado en cumplir sus promesas.
Al llegar a su destino la chica abrió los ojos y en ese momento Shibi supo que era Ayesa... nadie la conocía como él, ni reconocía sus gestos únicos.
Al bajar del autobús entraron en una cafetería, Ayesa quería enjuagarse la boca y tomar algo para quitarse ese mal sabor.
- Vosotros - comenzó a hablar Kamui mientras los dos chicos la esperaban - Tenéis una relación muy especial ¿verdad?
- Mucho.
- ¿Que te une a ella exactamente?
- ¿Te importa mucho?
- Contesta.
- No me gusta que me interroguen.
- En ese caso lo supondré.
- Tampoco quiero que supongas lo que no es... Verás, es que pienso que si crees que estoy enamorado de ella vas a pasar a tratarme como a un rival y eso no me apetece.
- ¿Me tienes miedo?
- Mas bien prefiero que me tengas miedo tú a mí.
- ¿Que te une a ella?
- Lo que a ti no te importa. Yo, soy su perro guardián, no lo olvides. Y ahora dime tú ¿Por qué te importaría que yo estuviese enamorado?
- En realidad no me importaría.
- Ah... bien.
- ¿Y de qué quieres protegerla?
- Verás... había una vez una princesa que vivía en un torreón del que no la dejaban salir, un día un pobre campesino pasó por allí, la vio, empezaron a hablar y se hicieron amigos. El campesino quiso salvarla pero un terrible ogro apareció y le asustó. El campesino salió huyendo y dejó a la princesa en su torre, esperando que algún día un príncipe la rescate.
Sin decir una sola palabra Kamui se levantó. Sabía lo que tenía que hacer, acababa de darse cuenta. Su fallo estos días era haber intentado comportarse con Akane como lo había hecho con Momoka o Hikari y Akane era totalmente distinta. Tanto Momoka como Hikari estaban deseando que él las hiciera caso por eso no tenía que rogarles nada, con insinuarles un poco ellas se lanzaban, se suponía que era lo que esperaban, que les diese una oportunidad, siempre iban detrás de él "Kamui, Kamui, Kamui" pero Akane no, Akane no iba detrás de él, así que esa estrategia es normal que no le diera resultado. Akane era indiferente, no le interesaba que él fuera guapo o popular o tuviera una actitud fría y misteriosa, al contrario, ella buscaba en él que fuera un "chico normal". A Akane le gustaban los pequeños detalles, de eso ya se había dado cuenta, recordó la sencillez con que le trató en la cita que tuvieron, lo cómodos que estuvieron juntos, lo que a la chica le gustó el parque, el lago y los helados... cosas sencillas, Akane no era una chica complicada, era fácil de tratar y por lo que se había dado cuenta ella no se sentía especial así que cualquier detalle hacia ella lo agradecía y le hacía sentirse animada.
Cuando Ayesa salió del aseo encontró a Shibi solo.
- ¿Y el bombón?
- No se. Se levantó, algo tendría que hacer.
- Pues espero que no se haya fugado.
- Ayesa ¿puedo preguntarte algo?
- ¿Me vas a preguntar porqué esta mañana no me he despertado yo, por qué he dejado que Akane se enfrentase a esto?
- Si.
- Supongo que por la resaca. Creo que Akane tomo conciencia antes que yo. De todas formas no está mal que haya sido ella.
Kamui volvía a reunirse con ellos.
- Ya he pagado la cuenta ¿nos vamos?
Les guió hasta un chalet con un jardín en el que se podían ver unos cuantos gatos durmiendo.
- ¡Cuanto gato! - exclamó Akane.
- La abuela Kaede adopta a cualquiera que encuentra abandonado.
- ¿Es tu abuela?
- No pero siempre la he llamado así.
Tocó el timbre. Al momento abrió la puerta una señora bajita y muy chata.
- ¡Kamui! ¡Que alegría hijo! ¡Cuanto tiempo! Pasa, pasa... ¡Mira quien ha venido!
Otra señora, de rasgos muy parecidos se incorporó al grupo.
- ¡Kamui! ¡Que guapo estás!
- Hola - las saludó Kamui - Venía a ver a la abuela Kaede.
- Ah claro ¿y a nosotras no? - se quejó una.
- Pero que maleducadas somos - dijo la otra - ¿Estos son amigos tuyos?
- Pasad, pasad, voy a avisar a Kaede. Sentaos en el comedor ¿Queréis tomar algo?
- Con permiso - habló Shibi.
- Gracias... no, yo no - respondió Akane.
Se sentaron. No tardaron el aparecer una señora bajita y oronda, iba agarrada a una chica de unos 20 años, de pelo castaño, bastante mona a juicio de Akane. Después de saludar a Kamui cariñosamente este presentó a Shibi y Akane, la señora también presentó a su nieta Tamaki, la chica que la acompañaba.
Después de hablar un poco de se los padres de Kamui, este pidió hablar con ella en privado. Pasaron a una habitación. Al cabo de un rato Kamui regresó.
- Akane dice la abuela que entres y tú también Tamaki.
Tamaki se marchó seguida de Ayesa y cerró la puerta.
La chica la guió hasta la habitación donde la abuela hace años tenía su consulta aunque de vez en cuando todavía seguía haciéndolo, era una estancia no muy grande, con una mesa, varias sillas y un biombo tras el cual se podía ver una camilla. Kaede cogió la barbilla de Ayesa y levantó su cara.
- ¿Cómo te encuentras?
- Bien.
- ¿Estás asustada?
- No. La verdad es que no. Lo único que quiero es olvidarlo, olvidar que pudo pasar.
- ¿No recuerdas nada?
- Nada.
- Pero algo recordarás.
- Solo calor, mucho calor, un calor que me quemaba por dentro.
- Kamui tampoco recuerda nada ¿Si os acordaseis seria distinto?
- No, no sería distinto, en realidad me da igual acordarme o no lo que quiero es asegurarme de que no haya consecuencias.
- Voy a hacerte un pequeño reconocimiento, tengo esas pastillas, si, no eres la primera que viene con ese problemilla, pero quiero asegurarme de que no te hacen daño, se que es una tontería pero esta vieja es así - comenzó a ponerse unos guantes de látex - Te tomaré la tensión y alguna otra cosa, no te preocupes, será muy rápido.
Kamui y Shibi, sentados uno al lado del otro, guardaban un incómodo silencio.
- ¿Estás preocupado? - rompió el silencio al fin Kamui.
- Un poco.
- Es raro pensar que uno de nosotros ha... ya me entiendes.
- O los dos. Debíamos estar muy pedo.
- ¿No te gustaría recordarlo?
- Pues no. En todo caso, si me acordara me gustaría que fuese un recuerdo bonito, no un ¿pero que hemos hecho? De todas formas has pensado que quizás tu y yo...
- Imposible.
- Estábamos bastante... lo que fuese ¿No te gustaría saberlo?
- No. ¿Qué vas a hacer?
- ¿De qué?
- Con Akane ¿Cómo te vas a comportar con ella?
- Pues normal, no nos acordamos... no ha pasado nada, ya la has oído.
- Yo no puedo dejar de pensar que a lo mejor...
- Si no te acuerdas es mejor dejarlo pasar.
- ¿Pero a ti no te gustaría saberlo?
- Tu no quieres saber si entre tu y yo ha habido algo, no quieres ni pensar en esa posibilidad, bien, pues ella tampoco. No debe ser bonito pensar que te descontrolas y te lías con el primer tío que tienes al lado. Se un poco respetuoso con ella. Nosotros somos tíos y siempre hemos leído, visto, oído de situaciones en las que nuestra naturaleza, totalmente física, nos juego malas pasadas, que nos dejamos llevar y estando como estábamos consideramos hasta lógico que el alcohol nublara nuestro juicio, todos hemos oído de casos así; pero las chicas son distintas, ellas son más de sentimientos, no les gusta dejarse llevar tanto por la naturaleza, saben pensar más en las consecuencias aunque haya momentos en los que se les vaya la pinza, les dan mas vueltas a todo.
- No, si te comprendo. Tú aprecias mucho a Akane ¿verdad? ¿Estás enamorado?
- Esto no tiene nada que ver con el amor. Se trata de un enorme calentón y punto ¿Crees que me gusta pensar en lo que ha podido pasar? Pues no, puedo haber sido un bruto, a lo mejor ella no quería y yo insistí, a lo mejor tu y yo como éramos dos aprovechamos esa ventaja y... ¿no lo has pensado? A lo mejor la hemos obligado a algo que no le gustaba.
- ¿Crees que seríamos capaces?
- No lo se, estábamos borrachos y la borrachera debió ser enorme.
- ¿Insinúas que la hemos violado?
- Kamui si piensas que has hecho algo con ella eso es una violación porque ella, en su estado normal no lo haría así que la has violado, has utilizado su cuerpo sin su permiso, ella no estaba en condiciones... has abusado de ella.
- Eso no sería del todo cierto.
- Si Akane ha hecho algo que en su estado normal no haría... es que hemos utilizado su cuerpo sin su consentimiento. Imagínate que en lugar de ella estás tú, en el medio de dos tíos casi desnudos los tres y no te acuerdas de nada y sabes que a ellos no les importaría...
- ¡No digas estupideces!
- No, dime ¿Cómo te sentirías? ¿No pensarías que eso es una violación? Si en tu estado normal no lo harías ¿te gustaría descubrir que un par de salidos se han aprovechado de tu estado de embriaguez? ¿No sentirías como que te han robado algo?
Kamui guardó silencio. No le gustaba pensar que había abusado de Akane, que ella no sabía lo que hacía y que, como Shibi había dicho, lo mismo ella no quería y él insistió y menos aún me gustaba pensar que podía haber sido los dos... la sola idea de imaginarse a Shibi... no... era imposible, él nunca permitiría compartir a Akane con nadie... por muy borracho que estuviese. El la quería solo para él.
Tamaki entró en el comedor.
- ¿Podéis pasar? Tenemos que haceros unos análisis.
- ¿Unos análisis? - se extrañó Kamui.
- Si, verás, la abuela le ha extraído un poco de sangre a vuestra amiga, la abuela es así, le gusta asegurarse de todo y al analizarla hemos visto que tiene algo raro.
- ¿Algo raro?
- Unas enzimas extrañas.
- ¿Enzimas?
- Productos químicos... como drogas.
- ¿Drogas? - pronunciaron a la vez los dos chicos.
- Tenemos que haceros los análisis a vosotros. Ella dice que no recuerda haber tomado ningún tipo de droga ¿y vosotros?
- Por supuesto que no hemos tomado ninguna droga - dijo bastante molesto Kamui.
- Al menos no conscientemente - añadió susurrando Shibi.
- ¿Os molesta que os hagamos unos análisis?
- No, por supuesto que no.
- Venid conmigo, yo os extraeré la sangre, no os preocupéis que se hacerlo. La abuela está haciendo un reconocimiento a vuestra amiga ¿Queréis que os haga a vosotros uno también? - los dos chicos se miraron - Para aseguraros de que todo este "normal", pero si no queréis no.
Los análisis revelaron que tanto Kamui como Shibi tenían las mismas enzimas pero en menor número que su compañera. En total había residuos de varios productos, algunos desinibidores, excitantes... aquello, según Kaede, era una verdadera "bomba".
La exploración física de Akane reveló algo importante, no parecía haber mantenido relaciones sexuales en las últimas 24 horas, al menos no de la forma más clásica. Si tenía en cambio bastantes marcas como chupetones en cuello, espalda, piernas y brazos y algún que otro sitio más comprometido.
Ayesa, mientras esperaban el autobús de vuelta los miraba de hito en hito.
- Alguno de vosotros es muy chupón - sonreía.
Lo más curioso es que ellos también se habían observado algunas marcas cuando se ducharon. Ayesa no podía evitar reírse.
- ¡Madre mía, lo que habremos hecho! - se burlaba.
Shibi y Kamui evitaban mirarse.
- ¿Por qué no habéis querido que os haga un reconocimiento?
- Yo me encuentro perfectamente, a parte de la resaca - contestó Kamui - No necesito ningún reconocimiento para saberlo.
- Hay cosas que es mejor no saber y suponer que las marcas son tuyas - añadió Shibi.
- Oye Kamui - volvía a hablar sin dejar de sonreír con malicia Ayesa - que digo yo ¿Que te molestaría más? ¿Saber que tú has marcado a Shibi o pensar que él te lo ha hecho a ti?
- ¿Podíamos cambiar de tema?
- Que lástima no acordarme de nada.
- No seas mala - comentaba Shibi - Bastante apurados estamos.
- Pero tú pareces muy tranquilo.
- Eso es porque me da igual. Eso si, ya se que no debe emborracharme nunca y ni probar cualquier tipo de drogas, por si acaso y menos aún mezclar drogas y alcohol. He averiguado que esa mezcla, a parte de sentarme fatal, me puede convertir en un pervertido.
- Según la doctora tomamos tantos productos químicos más el alcohol que... - Ayesa rompió a reír - Vamos que lo mismo ni acertabais de lo ciegos que íbamos…
- ¿Quieres dejar de reírte? - gruñó Kamui - Esto es vergonzoso.
- No lo puedo evitar... es que me lo estoy imaginando y...
- No imagines tanto - intervino Shibi - Lo más seguro es que ambos quisiéramos los mismo y no queríamos que el otro lo hiciese, aún estando drogados cuando los tíos nos ponemos en plan "soy el macho dominante" no permitimos que nos levanten delante de nuestra jeta a la hembra.
- Aún así - continuó Kamui - Te has empeñado en tomarte esa pastilla.
- ¡Toma claro! No vaya a ser que la exploración no haya sido muy precisa... ja, mas vale prevenir que lamentar que cosas mas raras han pasado... como que uno de vosotros hiciera chupetones a otro - volvió a reír.
- Creo que ha quedado claro que has sido tú - se quejó Kamui.
- Ya claro pues yo no me acuerdo chico.
- Mejor será dejarlo - habló Shibi - ¿Y que hacemos con esos demonios? Lo van a negar todo y no tenemos pruebas.
- Pero tienen que haber sido ellos - repuso Ayesa.
- Pero ya habéis visto antes, se lo acusamos dirán que es cosa nuestra, que les ponemos de "cabeza de turco".
- Y es lo que parecería - afirmó Kamui - Quedaríamos como unos mezquinos.
- Si los castigamos por nuestra cuenta - continuaba Shibi - Se quejarán a nuestros padres... Dirán que somos unos abusones. A Akane seguro que sus padres no la creen y los reproches pueden ser... - solo el pensar lo que podría suponer para Akane hacía sentirse peor a Shibi.
- ¿Cómo van a ni tan siquiera sospechar de Takato? - se quejó la chica.
- Como no ha pasado nada - comenzó a proponer Kamui - Yo creo que deberíais, tú hablar con tus hermanos, tú con el tuyo y Hizashi con su prima, decirles lo irresponsables que han sido, que nos han intoxicado y podían habernos envenenado, a ver si les da miedo y les entra algo de... conciencia.
- Lo podemos intentar pero son muy atravesados - reflexionó Ayesa - Seguramente anden celebrando su victoria.
- Media victoria - recalcó Shibi - Yo diría que lo querían era liarnos a nosotros, casi aseguraría que esperaban que te dejara embarazada para que así... ya sabes que tienen sus propios planes para nosotros.
- ¡Malditos críos!
- Advertirles que como no ha pasado nada no vais a acusarles pero que la próxima vez no les perdonaréis. Hacedles entender que realmente ha sido peligroso.
- ¡Lo que mas rabia me da es que al final se van a ir de rositas!
Cuando regresaron a la casa, los niños acudieron corriendo hacia ellos.
- ¿Dónde habéis ido? - interrogó Takato angustiado.
- Donde a ti no te importa - contestaba muy seria Ayesa.
- ¿Y ahora que vamos a hacer? - se interesó Sumomo.
- ¿Hacer de que? - decía a modo de respuesta Ayesa.
- ¿Con el plan para hoy?
- Misaki ha estado montando una gincana en el jardín trasero - respondió Hizashi - ¿Como te encuentras, Akane?
- Hecha polvo.
- Akane - interrumpió Karura, mira lo que ha llegado para ti mientras estabais fuera, ven, ven., me he atrevido a ponerlas en agua, espero que no te molesta.
Karura cogió a Ayesa de la mano y la llevó al salón, en el centro de la mesa había un jarrón con un precioso ramo de rosas rojas y blancas.
- ¿Para mi?
- Si, mira, y tiene tarjeta y todo, Akane Kumoyuki, esa eres tu... toma.
Ayesa tomó el ramo con desconfianza y cogió la tarjeta.
- ¿Que pone?
- ¿Que es eso, Akane? - inquirió Takato.
- ¿Un ramos de rosas? - gritó Sumomo - ¡Que romántico! ¿Quien te las envía?
- ¿Quien sabe que está aquí? - se preguntaba Yusuke.
Ayesa leyó la tarjeta y levantó la vista buscando con sus impacientes ojos turquesas a alguien. Lo encontró un poco apartado, apoyado en una pared, con los brazos cruzados y la mirada clavada en ella.
- ¿Kamui?
- ¿Has sido tu, Kamui? - volvió a gritar Sumomo.
Todos le miraron. Ayesa se acercó a él.
- ¿Por qué me regalas flores?
- Porque me apetecía ¿Tengo que tener algún motivo?
En medio de todo el alboroto Ayesa sonrió con malicia. Aquel gesto le había pillado de golpe y con la defensa bajada, aún estaba aturdida por lo que había pasado así que no se atrevió a hacer lo que estaba pensando: besarle y no lo hizo simplemente por que sus hermanos estaban delante y no iba a comprometer a Akane de esa forma.
- Pero falta algo - añadió Kamui.
- ¿Te refieres a esto? - Karura mostró una caja - Esperaba que nadie se diese cuenta... que no, que es broma... toma.
- ¿Que es? ¿Que es? - se impacientaba Sumomo.
- Maldito Kaguya - gruñía Yusuke por lo bajo - ¿Pero quien se cree que es?
Al destapar la caja Ayesa volvió a sonreír con malicia.
- Vaya, mira, bombones.
- Espero que así pueda serte más fácil olvidar lo desagradable que fui esta mañana. No recuerdo lo que sucedió anoche pero quiero que sepas que nunca te ofendería o haría algo que te molestara de forma consciente. Se que estos días me he portado un poco... prepotente, no lo he hecho con mala intención, solo quería que te fijases en mi.
- No necesitabas... - empezó a decir Ayesa mientras volvía a cerrar la caja - Los guardaré para luego, seguro que se me ocurre como disfrutar mucho de este regalo.
- ¿Prepotente? - comentó Karura en voz baja - He visto pavos reales pavoneándose menos que él.
- No te enfades tanto - le respondió Hizashi - El chico al menos intenta ser sincero y siendo él ya es bastante.
- No creáis que os vais a librar de la regañina - advirtió Hizashi a los niños - Para empezar vosotras dos, señoritas, vais a tener una larga charla conmigo.
- ¿Nosotras?
- Vosotras sois mi responsabilidad, tú porque eres mi prima y tu porque eres la hermana de Genki y me pidió personalmente que me ocupara de ti. Supongo que Shibi querrá hablar con su hermano y Akane con los suyos.
- Desde luego que si - agregó Ayesa.
- Y yo también me ocuparé de ti - Shibi señaló a Masaru.
- ¿De mi?
- Por supuesto.
- Creo que os estáis confundiendo. No parecéis muy razonables. Estáis culpando a unos niños de vuestra propia irresponsabilidad - dijo muy serio Masaru - ¿De veras pensáis acusarnos a nosotros?
- No - respondió tranquilamente Shibi - Se que no podemos acusaros a vosotros, tan tontos no somos, es nuestra palabra contra vuestras caritas de inocentes.
Hizashi advirtió a las niñas que como no había pasado nada no iba a acusarlas pero que la próxima vez no las perdonaría. Shibi intentó que comprendieran lo peligroso que era lo que habían hecho y Ayesa asustó a sus hermanos todo lo que pudo, sobretodo a Takato que lloriqueaba preocupado por la salud de su hermana.
Después de la charla, Yusuke y Hotaru se lamentaron de que no había salido todo lo bien que ellos pensaban pero no pasaba nada, esto les servía para "aprender", solo había sido un "ensayo"... la próxima vez no fallarían y Masaru tomó buena nota de lo combinación que no debía volver a hacer... tendría que probar una nueva.
En general los niños siguieron jurando que no habían hecho nada pero como los mayores tenían aquella expresión de "estoy muy enfadado" juraron que no volverían hacer nunca "lo nada que había hecho".
A la orilla del lago Misaki observaba las aguas como si hubiese algo en el fondo que le atrayese. ¿Por qué no podía ser un chico normal? Nunca fue normal, él mismo se dio cuenta de que nunca se había sentido atraído por las chicas ¿Por qué siempre le pasaba lo mismo? El lo intentaba pero acababa invariablemente sintiéndose enamorado de algún amigo suyo. Hace tiempo que ya lo tenía más que asumido, él era así y ya está, además por suerte contaba con el apoyo de su familia.
Pero siempre venían las burlas, los chismes, los cotilleos... nadie se preocupaba nunca en preguntarle a él, en averiguar como se sentía, nada... solo insultos y murmuraciones.
Suo se había acercado a buscarle y le miraba con curiosidad. Para Suo, Misaki era un chico de lo mas intrigante, alegre y simpático que congeniaba con todo el mundo y no sabía explicarse pero al lado de Misaki se sentía como si le conociese de toda la vida.
- ¿Que opinión tienes ahora de mi, Suo?
- La misma que tenía. Tu no tienes la culpa de lo que ha pasado.
- ¿No piensas que todo ha sido mi culpa?
- No. Ni se me ha pasado por la mente a no ser que fueras tu la que echase algo a la bebida.
- ¿No crees que soy un... maldito gay?
- No, nunca, nunca se me ocurriría, tu no tienes culpa de lo que ha pasado, no eras consciente de lo que hacías si es que hubiese pasado algo que no lo creo.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Porque yo tampoco recuerdo lo que pasó pero estoy seguro de que tu y yo no... vamos que no.
- ¿Es que no sabes lo que van diciendo de mi? - sonrió débilmente.
- No se lo que dicen de ti, ni me importa, seguro que son tonterías y tu tampoco deberías...
- No te preocupes, si ya lo tengo asumido, oficialmente soy un gran marica.
- Eso es porque no te conocen.
- Pero todo el mundo cree conocerme y saberlo todo de mí: el chico que se lió con uno de sus amigos.
- ¿Te has liado con uno de tus amigos?
- Se suponía que éramos novios.
- Entonces eso cambia todo, no te liaste, estabas enamorado.
- No busques excusarme, me he despertado desnudo al lado de otro chico...
- ¿Es que crees que me has violado o algo así?
Misaki sonrió y se acercó a su oído para susurrarle unas palabras, unas palabras que también hicieron sonreír a Suo.
- ¿Recordar lo que ocurrió te ayudaría a superar lo que dicen de ti?
- No... creo que no.
- Pues entonces es mejor no recordarlo ¿no crees?
Misaki le miró, Suo era muy guapo, era un chico, si, pero eso no quería decir que no pudiese pensar que era guapo. Le gustaba estar a su lado, Suo era una persona muy culta, sabía mucho de arte y de historia... inconscientemente Misaki llevó su mano hasta la cabeza de Suo y suavemente acarició su pelo... era suave; fue solo durante unos segundos, unos segundos que no duraron nada comparado con la eternidad que supuso que sus miradas se cruzasen.
¿Que pasaba?
Misaki se apartó rápidamente y nervioso. Suo no comprendía nada pero reconocía que había sido un instante algo incómodo.
"No" se decía Misaki "No puedo fijarme en él, es un amigo, solo un amigo, no puedo estropearlo todo".
Al final, entre la gincana y otras actividades, fue un día bastante agradable. Por la noche, Kamui aún tenía una sorpresa más: fuegos artificiales. Sacó una caja llena de cohetes de todo tipo y los niños se entusiasmaron. Fueron a la orilla del lago para encenderlos.
- ¡Que bonitos son! - decía Ayesa mirándolos.
- Ven - Kamui la cogió de la mano.
- ¿Dónde me llevas?
- A una de estas barcas. Ven vamos a verlos desde el centro del lago.
- Pero...
- Vamos Cenicienta, ya sabes que se remar ¿no?
- ¡Maldito Kaguya! - volvía a gruñir Yusuke cuando vio como su hermana subía a una barca con Kamui - Es que le odio.
- Tranquilo - decía Hotaru - Ya nos ocuparemos de él.
En el medio del lago, Kamui y Ayesa guardaban silencio mientras miraban el cielo iluminado con formas de hongos por los fuegos artificiales. Kamui meditaba que es lo que hubiera sucedido si en lugar de con Akane aquel incidente hubiera sucedido con Momoka ¿Cómo habría reaccionado Momoka? Akane no quería ni hablar del tema, ella lo había zanjado diciendo que nunca había sucedido y punto pero ¿y Momoka? ¿y Hikari? ¿Ellas habrían reaccionado igual? ¿Habrían insistido en saber que había sucedido?
- No me digas que están pensando en como contarle a Momoka lo que ha pasado aquí - habló de pronto Ayesa.
- ¿Eh? No, no... que tontería ¿Por qué iba a querer contárselo?
- Quizás porque te sientes culpable.
- ¿Culpable de qué?
- De lo que pasó. A lo mejor sientes que necesitas su perdón.
- ¿Su perdón?
- Quiero decir su comprensión... no se, el amor es complicado.
- ¿Por qué iba a querer la comprensión de Momoka?
- Porque no puedes dejar de pensar en ella.
- ¿Te gustaron la flores?
- Fue un detalle bonito.
- ¿Y la nota? ¿No te gustó la nota?
- Créeme que este no es el mejor momento para que me digas nada.
- Una vez me dijiste que cuando aclarase mis sentimientos volverías a leer la carta que te escribí.
Vio como su compañera se inclinaba hacia él.
- ¿Que haces? Nos vamos a caer.
Por toda respuesta sintió los labios ardientes de aquella chica que parecían devorarle hasta quitarle la respiración, haciendo que dentro de él estallara una terrible desesperación y a la vez satisfacción por poseer aquello pero de la misma forma imprevista la chica se separó de él volviendo a acomodarse en su sitio.
- Cállate un poco, piensas demasiado, vamos a disfrutar de los fuegos y ya hablaremos más adelante.
- ¿Por qué me has besado? - balbuceó nervioso.
- No se, de pronto te he visto muy mono y me apeteció.
Kamui iba a decirle algo pero las palabras murieron en su garganta quedando solo en su pensamiento.

0 comentarios: