miércoles, 30 de noviembre de 2011

88. Porque hay madres y madres

Nada más entrar en casa de su madre Kenta corrió a abalanzarse sobre Akane.
- Ya era hora que llegases - la recriminó su madre mientras parecía estar colocando su bolso.
- Me he entretenido un poco.
- Si ya veo y mientras tanto nosotros esperándote.
- Bueno tampoco he tardado tanto, digo yo.
- Desde luego hija que poquita consideración tienes.
- ¿Consideración de qué? He venido ¿no?
- Lo único que faltaba es que no hubieses venido.
- pues podía haberme ido por ahí como han hecho muchos.
- Si claro, lo que me faltaba por oír, no tengo bastante con que te vayas a dormir a otro sitio si no que encima no quieres ayudarme ni un poquito y sabes que el trato era que te dejaríamos ir a dormir a casa de Akira si seguías con tus obligaciones.
- ¿Que trato? Tu eras la primera que me mandaba a vivir a casa de papá, no te líes.
- Haz el favor de no contestarme. Y me voy que Kentaro estará impaciente esperando.
- ¿Dónde vais?
- Ya lo sabes, Kentaro y yo tenemos que ir a hablar con el abogado.
- No, no me dijiste nada.
- Claro que te lo dije.
- No, si me lo hubieras dicho me acordaría, seguro.
- Tienes mala memoria.
- ¡No tengo mala memoria! - casi gritó.
- ¿Se puede saber porqué te pones así de histérica?
- Porque si tenéis cita con el abogado quiere decir que me vas a encasquetar a Kenta.
- ¿Que manera de hablar de tu hermano es esa?
- ¿Eh? ¿Lo vas a hacer? ¿A que si?
- Eso ya lo sabías.
- No lo sabía, si me lo hubieras dicho te habría contestado que hoy tenemos ensayo.
- Bueno a lo mejor se me olvidó mencionártelo pero que más da.
- Pero es que tengo que ir a los ensayos.
- Pues llévatelo.
- ¿Y por qué no te lo llevas tu al abogado?
- Porque se aburriría y daría mucha guerra.
El niño corría por la casa armando bastante jaleo lo cual, unido a la rabia que le causaba la actitud de su madre, estaba a punto de sacar de quicio a Akane.
- ¡Kenta para de una vez! - gritó.
- ¡A tu hermano no le grites! Luego te quejas de que te llaman bruja.
- Pues hace ya una semana.
- ¿Y me lo dices hoy? - gritó - ¿No podías habérmelo dicho antes?
- ¡Que no me grites! ¿Se puede saber que te pasa que estás tan estúpida?
- Que tengo que ir al instituto a ensayar, eso es lo que me pasa.
- ¿Y? ¿Cual es el problema?
- El problema es que no me lo puedo llevar.
- ¿Te molesta tu hermano? ¿Es eso lo que me estás diciendo? Desde luego Akane no se puede ser mas egoísta que tu ¿Que te costará ocuparte un día de tu hermano pequeño?
- ¿Un día?
- Eso de los ensayos no es igual que el instituto, no va a pasar nada porque lleves a tu hermano pequeño, por un día que te ocupes de él no va a pasar nada.
Akane no sabía si ponerse a reír o llorar, una rabia e impotencia tremenda comenzaba a invadirla ¿cómo iba a llevarlo a los ensayos?
- ¿Por una vez? - repitió incrédula.
- Si, sabes que solo te lo pido de vez en cuando y que intento molestarte lo menos posible, no te imaginas los sacrificios que tengo que hacer para no molestarte ¿crees que quiero molestarte? Tengo cuatro hijos, no sabes lo que es ocuparse de todo y para una vez que te pido ayuda tu vas y como siempre te comportas como una egoísta.
Akane no podía creer lo que oía, aquello era absurdo e irónico ¿se estaba burlando de ella? lo peor de todo es que encima su madre parecía creerse sus propias palabras.
- Mira mamá no digas tonterías - respondió nerviosa - Siempre estoy ayudándote con tus hijos ¡no me digas ahora eso de "por una vez"!
- Pues es lo que hay, tienes un hermano y eres la mayor así que es tu obligación cuidarle.
- ¿Mi obligación?
- Hombre claro, en la familia todos tenemos que ayudar.
- ¿Y es que yo no ayudo? ¿Y Ginta y Takato? ¿Dónde andan?
- Han salido un con sus amigos, por cierto que aún no han hecho los deberes, así que procura estar aquí pronto y les vigilas.
- ¿También tengo que ocuparme de ellos? ¿Qué tal si vigilo que se limpien el culo?
- Eres muy egoísta Akane, muy egoísta. Mira Akane es lo que hay, tú tienes tres hermanos más pequeños y tus compañeros tienen que saber que tienes que ocuparte de ellos, es lo que hay.
- Pero además es que hoy quería empezar a trabajar.
- ¿A trabajar? ¿Dónde?
- Mamá en los laboratorios del padre de Akira, te traje los papeles para que firmases la autorización.
- Ah si ¿Pero va en serio? ¿De verdad quieres trabajar?
- Mamá... ya lo hablamos...
- Bueno, eso ya se verá, Kentaro tiene que ir a ver esos laboratorios.
- Pero mamá...
- No creerás que vamos a dejarte trabajar en cualquier sitio, primero tenemos que ver ese lugar y hablar con el padre de Akira.
Akane presa de esa impotencia que la impedía hablar, sintiéndose llena de rabia y dolor, con los ojos llenos de lágrimas, sin querer mirar a la cara de su madre, se metió en la cocina para preparar la merienda del pequeño.
- Hija no te pongas así ¿te has enfadado?
Akane no contestó, ella no era Cenicienta, no tenía buen carácter, no era dulce y no respondía con sonrisas, no sabía tener paciencia ni ver las cosas buenas en lo malo que le pasaba, no creía en que un día su príncipe llegaría a salvarla y se iría a vivir a un castillo... ella no era una princesita buena y adorable, ella era protestona, gruñona y egoísta, ella nunca pensaba en los demás, solo en ella misma.
...
Nowaki no sabía como había terminado solo con Himeko camino de vuelta al instituto para los ensayos, Kohaku había acompañado a esa chica a su casa, Momoka no sabía donde se había metido y Kenshi y Yuri lo mismo, pero daba igual porque él estaba demasiado enfrascado en sus pensamientos. Era inusual en Nowaki pero iba bastante callado y esto no hacía más que conseguir que Himeko se sintiese más cortada de lo habitual.
- No... Nowaki... ¿te pasa algo?
- ¿A mi? No, nada.
Nowaki no podía dejar de pensar en Yuri, aún no podía creerse lo que pasaba además estaba Momoka, si había acudido a él era porque tenía confianza en que la ayudase, así que no solo se trataba de ayudar a una amiga si no también de apoyar a Momoka. Estaba decidido, en cuanto tuviese una oportunidad le comentaría algo a su madre.
- ¿Me oyes Nowaki? - decía Himeko delante de él moviendo nerviosamente las manos.
- ¿Eh? - se sobresaltó, parece ser que Himeko le estaba hablando pero él no se había enterado de nada, se sentía como "ido" de allí - Si, si, Himeko, te escucho ¿que decías?
- No... Nowaki... no me has oído ¿verdad?
- Ah yo es que... - se rascó la cabeza mientras sonreía tontamente ¿que sería lo que estaba diciendo esa chica? - No... yo... esto... es que no te he comprendido del todo, lo siento.
- ¿No has comprendido ni siquiera que te he dicho que me gustabas? - habló con voz muy baja mientras un encendido color carmín se extendía por sus mejillas.
- Claro que si mujer, lo he oído lo que pasa es que... ¿Qué? - gritó despavorido mientras miraba incrédulo a su compañera.
- Que me gustas, Nowaki - repitió mirando hacia el suelo.
- ¿Que te gusto como qué?
- Nowaki no me lo hagas pasar peor... es solo eso, no quiero...
- ¡Ah ya! Hablas de que te caigo bien ¡ya entiendo! ¡Que susto me habías dado! Tu también me gustas, me caes muy bien, anda vamos, démonos prisa o llegaremos tarde - y aceleró el paso dejando a la chica atrás.
- No... Nowaki... yo... espérame
Nowaki no quería ni oír nada ni hablar del tema ¿Era Himeko la chica que Kenshi le había dicho? ¿Esa que por lo visto estaba enamorada de él? No quería ni planteárselo porque Himeko era muy buena chica y Kenshi tenía toda la razón, no se merecía que él la tratase mal... pero sabía que era ella, claro, era muy amiga de Kenshi y por eso él lo sabía... ¿él solo? Ahora que se paraba a pensar Himeko siempre actuaba de una forma extraña con él... pero no, no podía ser ¿que hacía si era verdad? ¿Se merecía Himeko que la hiciera daño?
...
La llegada de Akane con su hermano al gimnasio del instituto produjo cierta curiosidad, todo el mundo se acercó a ver el niño que, de pronto y siendo algo inhabitual en él, se sintió cohibido y se agarró a una de las piernas de su hermana.
- Que le vamos a hacer - habló Masashi mirándole - No te preocupes Akane, pero procura que no moleste demasiado. Venga chicos, vamos, a lo nuestro.
Todos se disgregaron excepto Kamui que, al contrario que los demás, se acercó ahora a Akane y se agachó a mirar al niño que, con cara de miedo, no se separaba de su hermana.
- ¿Este es mi nuevo rival?
- ¿Que rival? Es Kenta, mi hermano pequeño.
- Eh, chaval, esta chica es mía, suéltala.
- No hagas payasadas, ay Kenta suéltame un poco, dios que agobio de niño.
De repente Kenta soltó a su hermana y corrió hacia Akira.
- Lo siento Kamui ¡Kenta suelta a Akira!
Akira con gesto de paciencia aguantaba la efusividad del niño, prácticamente había "trepado" por él hasta engancharse a su cuello.
- ¡Kenta, deja a Akira! - volvió a gritar - Lo siento.
- ¿Siempre saluda a la gente así?
- ¿Y el gatito Aki? - decía el niño mientras con sus manitas tocaba la cara de Akira.
- Este niño tiene una fijación muy insana por mi gato.
El niño acercó su boquita a la cara de Akira plantando un beso lleno de babas en él.
- ¡Kenta! - Akane le agarró y quiso separarle - Ven conmigo y deja a Aki en paz. Lo siento, ahora te doy algo para que te limpies.
Kenshi se acercó a ellos sin disimular la enorme sonrisa que le producía haber visto a Akira siendo llenado de babas por ese crío.
- ¿Quien es este niño, machote? - dijo palmeando fuertemente la espalda de Akira.
- Es su hermano - señaló Akira a Akane - Ya lo ha dicho antes. Tiene que ocuparse de él.
- Y tu le ayudas ¡Así se hace! ¡Que grande eres! - Kenshi volvió a palmearle la espalda.
- ¡Quieres dejar de gritar y pegarme de una vez! - se quejó en tono aburrido Akira.
- Yo soy Kenta y Aki es mi hermano - habló contundente el niño.
- ¿No era el hermano de Akane? - le interrogó Kenshi.
- No, no - contestó Akane - El es mi hermano, el mío, el más pequeño.
- Pero - interrumpió el niño - como Aki se va a casar con Akane va a ser mi hermano y me dejará jugar con el gatito.
Kenshi miró con una sonrisa aún más enorme si podía a Akira.
- No saques conclusiones estúpidas, Kenshi - advirtió Akira.
- Si yo no saco ninguna conclusión. Pero ya sabes lo que dicen, que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad y esto parece un niño.
...
Terminado el ensayo, Nowaki, que aún se encontraba un poco aturdido con la declaración de Himeko, decidió ir por el mismo camino que Kohaku ya que por lo visto tenía que ir a comprar algo y nadie le acompañaba. En realidad necesitaba un poco de silencio para pensar y eso que en él era extraño que buscase el silencio.
- Oye Kohaku ¿que opinas de Himeko?
- ¿A que viene eso ahora?
- Es que estoy un poco confundido. Antes me ha dicho que yo le gustaba y no se... creo que ella confunde el amor con la amistad ¿no crees?
- ¿Eso te ha dicho? - Kohaku sentía un dolor en el pecho que casi le impedía respirar y un ahogo tremendo en la garganta.
- No se porqué de pronto me ha dicho eso.
- Será porque le gustas - habló con dificultad y tratando de que no se notara su consternación.
- Pero es que yo nunca me había dado cuenta y además tampoco nunca le he demostrado o hecho algo que la diera esperanzas.
- Porque se habrá enamorado e ti tal y como eres, uno no se enamora de quien quiere, eso no se controla.
- Ya pero ¿y que hago?
- ¿A ti no te gusta?
- Hombre ella es una chica bien guapa pero yo nunca la he visto como... ya me entiendes.
- Pues inténtalo, deberías darte una oportunidad, quizás descubras algo maravilloso - dijo con bastante mal humor mientras se paraba en seco.
- ¿Tu crees?
- Bueno Nowaki, yo me voy por aquí. Mañana nos vemos en el instituto.
- Bueno vale... hasta mañana.
Kohaku se alejó de Nowaki con bastante prisa, parecía que llegaba tarde a donde quiera que fuese, aunque en realidad lo que intentaba era que Nowaki no llegase a ver o notar las lágrimas que empezaban a formarse en sus ojos, lágrimas amargas como el amargo sentimiento que le oprimía. Se repetía una y otra vez que se alegraba por ella, que verla feliz era lo que deseaba... mentira, no se alegraba lo más mínimo.
...
Akira tenía que ir a la consulta de la madre de Nowaki. La profesora Akemi le había organizado la cita. Mientras caminaba hacia el casa de Nowaki, donde por lo visto la psicóloga también pasaba algunas consultas, Akira recordaba la conversación que había mantenido con Akemi al terminar las clases.
"...Al llegar a la sala de profesores encontró a la profesora y orientadora sentada esperándole.
- Pasa Akira, pasa, no te preocupes no tardaremos mucho, siéntate un poco.
- Me dijo Yotsuda que queríais hablar conmigo.
- Si, si, es por el tema de Akane. Verás queremos preguntarte quien prefieres que la tutele.
- No entiendo.
- Mira, nosotros no nos ocupamos de estas cosas, no ejercemos como psicólogos de ningún alumno, solo nos dedicamos a dar apoyo y orientar, normalmente cuando suceden estas cosas solemos remitir a los alumnos a algún psicólogo.
- Ya, entiendo y queréis remitir a Akane a alguno.
- Esa sería la idea, esa chica necesita más atención de la que podemos ofrecerle.
- Hola - dijo Genma entrando con unos papeles en la mano - Siento llegar tarde. Hola Shikamoto.
- No llegas tarde, acabamos de empezar, aún no le había dicho nada.
- Precisamente Sonomi me ha enviado algo muy curioso por e-mail, he tardado porque estaba imprimiéndolo ¿Tú sabías que Kumoyuki había sido paciente suya?
Akemi y Genma miraron expectantes a Akira.
- Creo que Jisei me comentó algo de que sus padres la habían llevado a un psicólogo.
- Entonces había gente enterada de lo que le pasaba - comentó Akemi.
- Es una curiosa coincidencia - habló Genma - Cuando he llamado a Sonomi y le he comentado que teníamos una chica con problemas en la clase de su hijo se ha interesado mucho
- Bueno Akira - añadió Akemi - es que nosotros tenemos bastante relación con ella, su trabajo da muy buenos resultados.
- El caso - continuó Genma - Es que en cuanto le dije su hombre se acordó de que la había tratado. Por lo visto casos de personalidad múltiple no hay muchos, se acordaba perfectamente de ella.
Genma mostró los papeles que llevaba a Akemi. Akemi les echó un vistazo y miró interrogante a Akira.
- ¿Tú sabias eso?
- Bueno - Akira se rascó la cabeza - Pues si.
- Que curioso - comentó en voz baja Akemi mientras seguía leyendo los papeles - ¿Y aún tiene ese trastorno?
- Va a ser que si - contestó Akira - Y creo que la culpa es mía, por lo visto remitió pero yo, al recordarle su infancia pues...
- No te culpes - interrumpió Akemi - Estas cosas no son culpa de nadie. Está claro que esta chica necesita ayuda urgente. Mañana Genma tiene libre ¿quieres que empiece a tutelarla?
- Sigo sin comprenderte, sensei.
- Es que si empieza a tutelarla lo más conveniente es que continúe haciéndolo él y si todo va bien Akane terminará por crear un vínculo entre ellos.
Akira la miró arqueando una ceja.
- Genma no va a ser su psicólogo, va a ser un apoyo, necesita ganarse su confianza para que ella se abra. Aquí solo podemos darle una primera ayuda, lo suyo es que acudiese a un psicólogo, Sonomi parece perfecta porque ya conoce sus "antecedentes".
- Entiendo.
- Pero para - continuó Genma - Necesitamos que ella misma quiera que la ayuden y según tu mismo dijiste no parece querer reconocer que tienen que ayudarla.
Akira los miró y suspiró.
- El problema es más complicado de lo que parece - respondió.
- Por eso necesitamos que alguien sea su apoyo para empezar - explicó Akemi - Puedo ser yo, Masashi o Genma. Las mujeres parecemos dar más confianza pero en casos como el suyo, que no tuvo el apoyo de una madre a lo mejor es más apropiado un hombre.
- Ella... yo creo que si, que necesita una imagen paterna - habló dubitativo Akira.
- ¿Por qué dices eso? - se interesó Genma.
- Creo que empieza a sentir algo por mi padre.
- ¿Por tu padre? En el fondo no me extraña - Akemi miró a Genma - Debe estar muy necesitada de sentir protección. El caso es que si consigue crear ese vínculo con Genma a lo mejor...
- ¿Crees que pueda sentirse enamorada de Genma? - preguntó Akira algo alarmado - Pues si... lo que faltaba.
- De ti depende - añadió Genma - Por mi parte no le voy a dar pie, ni nada de eso pero a lo mejor prefieres que sea Masashi.
- Masashi tiene fama de más pervertido - parecía reflexionar el chico provocando la risa de Akemi.
- Nunca ha molestado a ninguna alumna.
- No es por eso. Pienso en Ayesa, una persona con tal poca moral como ella hace mala combinación con un pervertido.
Akemi miró confusa a Genma.
- Es como se llama una de sus personalidades - explicó este - Mira aquí lo pone y por lo visto era muy dominante.
A Akane le gustaba Genma, eso todos lo sabían, le consideraba un hombre muy atractivo, así que si tuviese cierto acercamiento con él era peligroso, como ya de por si se le caía la baba al verle ¿no terminaría enamorándose? Estaba claro que para Akane la mejor opción era Masashi, mucho mas como un padre pero ¿y Ayesa? No se fiaba de ella, capaz era de poner al profesor en un apuro solo para divertirse..."
...
Sonomi Namikaze, era una atractiva mujer de la que su hijo Nowaki parecía haber heredado su carácter charlatán y extrovertido y no solo eso, tenía, al igual que su hijo, la capacidad de hacerse amiga muy fácilmente de las personas, esto era algo que indudablemente la ayudaba en su trabajo como psicóloga y la hacía muy popular.
Sentada frente a la mesa de su despacho miraba todos los expedientes mientras apartaba su pelo castaño del cuello haciéndose una coleta. Le había dicho a Chikara, la directora del instituto que estaba dispuesta a ayudar y ahora no sabía por donde empezar. Le habían pasado los test de los compañeros de su hijo y encontraba cosas realmente curiosas. Entre tanto test le agradaba sobremanera ver los preogresos de Kohaku. Cuando conoció a ese chico este era un niño violento e irascible, egoísta y tirano que odiaba al mundo entero pero había cambiado mucho, ahora incluso seguía la que para ella era la mejor terapia: intentar ayudar a otra persona.
- ¡Mama! - Nowaki golpeaba la puerta de su despacho.
- Si, pasa.
- ¿Tienes un momento para mi?
- Pues claro.
- Es que quiero preguntarte algo personal.
- ¿Algún problema con Momoka? ¿Sigue sin hacerte caso?
- No, no es eso, es algo mas grave.
- Ven, siéntate - dijo alarmada al ver la cara seria de su hijo.
Nowaki había decidido acudir a su madre. Si algo tenía claro es que el tema de Yuri no era algo para tomarse a broma, ni un problema que unos críos pudiesen solucionar, por muy héroe que se sintiese él no podía hacer nada solo, entre otras cosas porque sabía que tanto él como Momoka también necesitarían apoyo psicológico, esos temas dejan traumas en todas las personas implicadas ya sea directa o indirectamente, de algo tenía que servirle tener una madre psicóloga.
Sonomi le escuchó preocupada y trató de tranquilizarle y darle ánimos. Su hijo se había metido en algo bastante preocupante, ayudar a una chica con problemas de anorexia no era lo mismo que acompañarla a ir de compras. Ella confiaba en su hijo, sabía que todo lo que hacía lo hacía de corazón pero seguía siendo un crío y eso le venía grande. Aún así ella era su madre y siempre le apoyaba, sabía como era su hijo y que si se había propuesto ayudar a esa chica no le iba a convencer de lo contrario.
Después de contarle a su madre todo lo que sabía, escuchar sus consejos y sentirse aliviado al saber que le iba a apoyar, Nowaki se marchó de su despacho.
A los pocos minutos Nowaki volvía a entrar.
- Ha venido Akira, dice que tiene cita contigo.
- Ah si, es cierto. Dile que pase.
- Si - se giró pero no avanzó y volvió a girarse - Mamá... ¿le pasa algo a Akira?
- No, quédate tranquilo, no le pasa nada, es por su coeficiente intelectual, en el instituto me han pedido que le haga otro test de inteligencia.
- Ah, vale - se marchó pero no sabía por qué no se sentía muy convencido de la respuesta de su madre.
Akira entró en el despacho.
- Buenos días, señora Namikaze.
- Llámame Sonomi - le sonrió amablemente - Ven, siéntate. Ya sabes porqué te he llamado.
- Si, por el tema de Akane.
- Fuiste tú el que pidió que se la ayudase ¿no?
- Si pero, antes de seguir, es que ella no sabe nada y... verá es que no creo que sus padres quieran sufragar los gastos que esto ocasione y tampoco creo apropiado pedirle a mis padres dinero.
- Tranquilo, no te voy a cobrar nada. Esto lo hago como un favor personal a Chikara, por eso y porque no soporto saber que hay niños que han sufrido malos tratos... es algo que no soporto. Akane no sabe nada de esto ¿cierto?
- Cierto.
- Bien pues dejaremos que siga sin saberlo por ahora. Akira, el proceso de revivir el pasado es algo muy doloroso, Akane va a necesitar mucho apoyo y quiero saber si de verdad estás dispuesto a apoyarla. Dime ¿cuanto te importa esa chica?
Akira parecía reflexionar la respuesta.
- Mucho.
- ¿Mas que esta otra amiga tuya, Yuri Hanakiri? - le mostró el expediente de Yuri - Según me han informado es amiga tuya y por lo que veo... esta chica, Yuri, parece tener un perfil peligroso.
Akira la miró con la boca abierta.
- Pues... si, se está descontrolando un poco.
- Y tú estás preocupado por ella. Akira te tengo que pedir que te centres solo en una, no puedes ayudar a todos.
- No es eso, es que...
- Akira, si te hechas a la espalda muchas responsabilidades serás tú el que al final necesite que le atienda. Eres un chico inteligente, lo suficiente como para saber que tienes que repartir responsabilidades, si te ocupas de todo no atenderás bien a nadie.
Akira suspiró, bien sabía él eso.
- Tienes que elegir a quien vas a ayudar. Piénsatelo bien.
- No tengo mucho que pensar, ya lo he decidido. Yuri es como mi hermana.
- ¿Y Akane? ¿No es nada tuyo?
Por unos segundos la aparente calma de Akira logró romperse.
- Tranquilízate, respira.
- Yo no puedo ayudar a Yuri, a mi no quiere escucharme.
- Me lo imagino. Supongo que no escuchará ni a sus padres, ni a hermanos, ni a amigos... necesita alguien ajeno a ella. En cuanto a Akane ¿sabes si… alguien abusó de ella en el pasado?
Akira apretó los labios y afirmó con la cabeza.
- Me refiero a… sexualmente.
- Ella no me ha contado nada pero se por un amigo suyo que la obligaban a… - cerró los ojos mostrando lo que le dolía mencionar aquello.
- Tranquilízate, me lo estaba imaginando al ver sus respuestas en los test que os hicieron. Lo que tenemos que conseguir es que lo acepte, para curarse hay que reconocer que se está enfermo… poco a poco lo lograremos pero no tienes que impacientarte, se que estarás deseando ayudarla pero estas cosas llevan tiempo.
- Nadie ayudó a Akane cuando era pequeña, se siente sola - se lamentó.
- Pero ahora estás tú ¿no? No te sientas mal por dejarte llevar por tu corazón.
- No, no es eso es...
- Te he preguntado esto solo para ver tu reacción, si hubieses escogido a Yuri te diría que no sirves para ayudar a Akane. Ella necesita sobretodo eso... eso que sin darte cuenta te estás tocando.
Akira se miró a si mismo, efectivamente no se había dado cuenta pero inconscientemente tenía una mano en su pecho a la altura de su corazón.
Después de una extensa charla sobre la idea que tenía Sonomi y como llevarla a cabo, Akira abandonó el despacho y Sonomi sonreía satisfecha.
- ¡Mamá! - volvió a oír a Nowaki golpear la puerta.
- Pasa, pasa.
- Ya ha venido Ringo.
- Pasa, quiero hablar contigo.
- ¿Conmigo?
- Si, ven... quiero que me hables de tus compañeros.
- ¿De mis compañeros?
- Si, háblame de Momoka, de Yuri y de... por ejemplo esta chica, Akane Kumoyuki.
- ¿Para qué quieres que te hable de mis compañeros?
- Porque quiero saber cosas de mi hijo.
...
Karasu entró en la sala de espera de la psicóloga. No desconocía que llegaba pronto pero es que no tenía otra cosa que hacer y esperaba que le pudiese atender antes, pero por lo que se veía no iba a poder ser, en la sala de espera había otra persona, una chica menuda, de pelo color café que, inclinada hacia delante ocultaba su rostro con su cabello. Karasu saludó al entrar pero la chica no le respondió, llevaba unos cascos puestos y de vez en cuando pulsaba algún botón de su mp4, Karasu supuso que no le había oído entrar enfrascada como parecía estar en su música.
Durante unos minutos la estuvo observando, por lo poco que podía ver de su rostro parecía una chica bastante guapa aunque se la veía triste y también nerviosa porque no paraba de mirar su reloj. Había algo en ella que la atraía, no podía decir el qué pero no podía dejar de mirarla, era como la sensación de que la conocía aunque no sabía de donde.
Por fin la puerta de la consulta se abrió y Nowaki salió sonriendo, la chica esta vez si se dio cuenta y levantó la cabeza mientras se quitaba los cascos, quizás es que simplemente antes no le interesaba para nada quien entrase en la sala, concluyó Karasu.
- Hola Karasu ¿Hoy tienes consulta?
- No que va, estoy aquí para pasar el rato ¡Pues claro que tengo consulta!
Sonomi también se asomó a la sala.
- Pasa Ringo. Hola Karasu ¿vienes un poco pronto, no? - dijo mirando el reloj de su muñeca.
- No tenía otra cosa que hacer.
- Ah pues tienes que esperar.
- No importa.
Karasu y Nowaki vieron entrar a la chica y la psicóloga y cerrarse la puerta.
- ¿Quien es esa chica? - se interesó Karasu.
- Es guapa ¿verdad?
- Bastante... bueno, lo poco que he podido verla.
- Es Ringo. Es paciente de mi madre desde hace ya varios años.
- Nunca la había visto por aquí antes.
Nowaki se encogió de hombros.
- Pues que quieres que te diga.
- ¿Y que le pasa?
- Ah no lo se y aunque lo supiera no te lo iba a decir.
- ¿Y viene mucho?
- Tres veces por semana. Bueno me marcho que aún no he terminado los deberes ¿Tu los has hecho?
- Si. ya los hice.
Cuando Karasu se quedó solo comenzó a preguntarse que sería lo que le pasaba a esa chica desconocida y misteriosa para llevar ya años visitando a la psicóloga y encima tres veces por semana. Quizás, pensaba, si tenía suerte podría volver a verla.
...
Al llegar la noche Akira fue a recoger a Akane a casa de su madre para acompañarla a la suya. Akane no habló durante todo el camino, se encontraba muy frustrada, si había algo que odiaba era que siempre la ordenasen hacer cosas sin pedirle su opinión y no es que no quisiera hacerlas pero ¿tanto costaba consultárselo? ¿por qué siempre organizaban su vida? ¿por qué no podía decidir? Seguramente por eso tenía esa manía de, a su vez, empeñarse en organizar ella la vida de los demás. Si su madre le dijera las cosas de otra forma ella accedería pero es que... Se encontraba bastante mal y Akira se daba cuenta de eso, la miraba casi asustado, temiendo que de un momento a otro se bloquease o algo peor aún: apareciese Ayesa aunque si aparecía Ayesa podría aprovechar para poner su plan en marcha y pedirle salir o algo así.
Pero Akane no habló, Akira la miraba de hito en hito seguro de que esa no era su Akane, no, ya no era su Akane. En silencio llegaron a su casa y casi ni hablaron para despedirse. Akira no sabía como decirle que fuera a la cocina, allí le había vuelto a preparar un chocolate caliente y puesto una flor así que esperó a que la chica entrara al servicio para poner el vaso y la flor en una bandeja y subirla y colocarla delante de la puerta de su habitación; después se metió en su cuarto y apagó la luz, estaba bastante cansado, había sido un día muy ajetreado.
Cuando Akane vio la bandeja en el suelo la recogió y entró en la habitación, allí volvió a ponerla en el suelo y se sentó de rodillas frente a ella y fue entonces cuando de repente se sintió sola, muy sola y las lágrimas resbalaron por sus mejillas.
Akira no sabía si había dormido mucho o poco pero de imprevisto se despertó, algo le había despertado aunque no sabía el qué, quizás eso que notaba a su lado, eso que parecía emanar calor. Se giró para toparse prácticamente con Akane.
¿Otra vez en su cama? ¿Después de la advertencia que le había dado volvía a meterse en su cama?
Pero no podía enfadarse o disgustarse, recordaba lo triste que había estado toda la tarde y ese gesto de impotencia. Se recostó a su lado, la abrazó con delicadeza y entonces notó como la chica se acurrucaba en su pecho, acarició su pelo... no, hoy no iba a disgustarse, es mas, creía que ni ella se disgustaría si se despertaba y le veía abrazado a ella porque... lo necesitaba.
- Te quiero mucho - le susurró pegando sus labios a su cabeza - yo te protegeré.
- Si... - murmuró la chica de forma que mas bien parecía un gruñido - yo también.
Akira sonrió, así que Akane hablaba dormida... pues le gustaba pensar que había sido su subconsciente el que le había respondido.
Lo que Akira ignoraba era que Akane, a parte de hablar dormida solía hacer cosas más problemáticas, pero no tardaría en descubrirlo.

0 comentarios: