miércoles, 30 de noviembre de 2011

81. ¿¡Pero que ha pasado aquí!?

Yusuke puso en una bandeja tres vasos, rojo para Akane, verde para Shibi y azul para Kamui, que en ese momento estaban juntos.
- Tomad, probad.
- Parece que a Karura le ha gustado - comentó Shibi.
- Akane, el tuyo es el rojo.
- ¿Algún capricho?
- Os hemos puesto colores a todos, el tuyo el rojo de la pasión.
- ¿No le habrás echado veneno, pequeño demonio?
- Coge el rojo y calla.
Ayesa cogió el vaso rojo y bebió un poco. Todos la miraban.
- Está bueno - paladeó la bebida.
Antes de que Yusuke pudiera indicar que el verde era para Shibi, Kamui lo cogió y Shibi el azul. Yusuke estaba a punto de protestar pero como resultaría una queja muy tonta y a lo mejor evidente, se calló.
"¡Mierda!" pensó.
Shibi y Kamui también alabaron la bebida.
- ¿Os gusta? Pues os relleno los vasos.
Se llevó a toda prisa los vasos, casi los arrancó de sus manos.
- Maldito Kaguya - gruñía - Por suerte está aquí el frasco.
Rellenó los vasos y procedió a echar las cinco gotas ahora en el azul. Miró el frasco, mejor echaría dos gotitas en el de Akane, eso no parecía que hiciese efecto.
Regresó a llevarles los vasos.
Takato volvía al lugar donde estaba hecho el ponche, el frasco estaba muy a la vista, desde luego, que inconscientes eran todos. Lo cogió, tenía curiosidad por saber si realmente eso no olía a nada como había dicho Masaru. Lo abrió y lo llevó a su nariz.
- ¿Que haces? - preguntó de improviso Sumomo.
Takato dio un respingo y el frasco calló dentro del ponche.
- ¡Ala! ¿Que has hecho? - gritó la niña.
- ¡Ha sido tu culpa! ¡Me has asustado!
- ¿Y ahora que hacemos?
- Pues sacarlo.
Takato metió los dedos y sacó el frasco, al hacerlo todo el líquido se derramó dentro.
- ¡Madre mía! - volvió a gritar la niña - Masaru te va a matar.
- ¡Y a ti también! ¡La culpa es tuya! - lloriqueó el niño.
- ¿Y si lo lavamos y lo rellenamos de agua? A lo mejor no se da cuenta.
- ¿Y qué hacemos con el ponche?
- ¿Y si lo tiramos "por accidente"?
- Si, va a ser lo mejor.
- ¿Que estáis tramando vosotros? - habló de pronto Hizashi que se había acercado a ellos sin que lo notaran.
- ¿Nosotros? No, nada - contestó Sumomo - Es que parece que ha caído algo en el ponche... a lo mejor una mosca.
- O una polilla - añadió Takato escondiendo la botellita.
- A ver - Hizashi cogió el cacito con el que lo servían y removió.
- Aquí no se ve nada, bueno, voy a servirme más.
- Pero...
- A Karura se la encantado.
Y Hizashi llenó los dos vasos. Sumomo y Takato sentían que estaban a punto de entrar en estado de pánico.
- Está muy bueno - dijo Misaki ahora - ¡Quien lo iba a decir! ¿Queda más?
- ¡No! - respondieron los dos niños a la vez.
- ¿No?
- Si, pero...
- Anda apartaos y dejarme echar... así, para Suo y para mi.
- Si que está bueno - Kamui también se acercó - Akane se lo ha bebido de un golpe. Echarme más.
- Ay... - Misaki comenzó a reír - No se porqué pero me siento genial. Gracias por invitarme Kamui.
Takato miraba a Akane, de improviso le había dado una especie de "risa nerviosa" como la de Misaki. Debía ser esa la alegría que decía Masaru que debía entrarles.
Kamui rellenó el vaso de Akane y se marchó.
- Madre mía - exclamó nervioso Takato - Aquí va a pasar algo muy gordo.
- Sobretodo no dejes de respirar, que no te entre la ansiedad… Uy mira, si ya casi no queda. Bueno pues ya está hecho, ya no tiene remedio... ale, nosotros a lo nuestro, a comer y luego ponemos el karaoke, vamos.
- Será mejor alejarnos de los mayores, si esto tiene el efecto que Masaru dice que tiene se va a liar una buena.
- ¿Cuánto tardará en hacer efecto?
- Chicos no encuentro el frasco - decía Masaru - ¿Lo he dejado aquí?
- Pues... si - respondió Takato a punto de llorar.
- ¿Dónde está?
- En el ponche - respondió Sumomo mientras Takato se lo enseñaba vacío y con restos del ponche.
- Se cayó... fue un accidente.
- ¿Se ha caído en el ponche? - gritó Masaru.
Takato afirmó con la cabeza.
- ¿Quien ha bebido de "ese" ponche?
- Hizashi, Karura, Suo, Misaki y han rellenado el vaso de Akane... pero son vasos pequeños.
- Bueno, no nos pongamos nerviosos, Hizashi y Karura son adultos y se gustan... y Hizashi es muy serio - le miró, asombrosamente reía bastante divertido - Bueno soltarse un poco no le hará mal... Suo y Misaki son dos chicos y Akane...
- ¿Cuanto hace efecto el potingue ese?
Akane de improviso dejó de reír. Miró angustiada a Kamui y a Shibi, tenia la expresión como de no comprender nada. Soltó el plato que tenía en las manos encima de una mesa cercana y echó a correr hacia dentro de la casa.
- Ahora mismo - respondió Masaru.
- ¿Que le pasa? - se alarmó Takato.
- Pues con 5 gotitas era suficiente para que le entrara un poco de "acaloramiento" pero si ha tomado...
- ¿Que cuchicheáis? - preguntó Shibi a su espalda.
- Nada ¿Quieres más? - Masaru le cogió con el cacito un poco de lo que quedaba de ponche - Creo que lo vas a necesitar.
Shibi se quedó perplejo. Quedaba muy poco ponche, ofreció su vaso para que se lo rellenasen.
- ¡Kaguya! Esto se está acabando ¿Quieres lo que queda? Aprovéchate.
- Bueno, que nosotros nos vamos a lo nuestro - habló Masaru - Vosotros nos os preocupéis por nosotros ¿eh? Vosotros a lo vuestro.
- Eso que ya nosotros sabemos que hacer - añadió Sumomo.
Buscaron a sus amigos y los alejaron de allí.
¿Que le va a pasar a Akane? - lloraba Takato - ¿No la habré envenenado?
- No, no te preocupes... creo.
- ¿Se habrá convertido en una pervertida? - volvió a llorar.
- Pues mira, no se si que me de envidia Shibi o pena.
- Bueno Shibi también ha bebido - aclaró Hotaru.
- Pero Akane más... te lo digo yo - confirmó Yusuke.
- Bueno, nosotros vamos a desaparecer de aquí por lo que pueda pasar - propuso Hotaru.
- ¿No se van a extrañar de nuestra ausencia? - preguntó Kotoko.
- Que va, créeme que ni nos van a hacer caso.
Ayesa se había encerrado en el servicio. Apoyada contra la puerta respiraba rápida y profundamente. Todo el cuerpo le temblaba y sentía un calor tremendo abrasándole por dentro.
- ¿Qué me pasa? ¿Que me pasa?
Kamui golpeaba la puerta.
- ¿Estás bien? Akane... ¿Te pasa algo?
- Estoy bien - hablaba entrecortadamente y con dificultad - No... no pasa nada.
Kamui se encontraba algo mareado y un calor comenzaba a extenderse por su cuerpo, yendo a concentrarse en un punto de su cuerpo ¿Por qué le pasaba ahora esto? Era algo muy bochornoso y, a juicio de Kamui, hasta doloroso ¿y ahora que hacía con ese problema?
- ¿Akane, estás bien?
- Si... vete... vete.
Pero no, no estaba bien, aquel calor la estaba devorando por dentro, era como la sensación de querer chocolate pero a lo bestia ¿Que hacía? Quizás una ducha la aliviaría, abrió el grifo y se metió debajo sin quitarse la ropa.
Kamui oyó el agua ¿que estaba haciendo? ¿se estaba duchando? Por un instante la imagen de la chica debajo de la ducha nubló su mente, su corazón parecía desbocarse, ya no podía mas, dio una brusca patada a la puerta haciendo que se abriera, la había roto pero no importaba.
Ayesa le miraba entre asustada y sorprendida. Kamui se quedó mirándola, con la ropa pegada al cuerpo por el agua, no se veía nada pero él lo intuía todo, eso era más de lo que podía soportar, de una zancada se metió en la ducha y empujó a Akane contra la pared arrinconándola.
- ¿Que me pasa? ¿Sabes tu lo que me pasa?
Ayesa sonrió, sin dejar de mirarle movió su mano hasta el grifo y cerró el agua.
Agarró al chico del pelo y le obligó a acercarse, puso sus labios en su oído, su aliento le acariciaba excitantemente.
- No lo se, pero para lo mío me sirves, Kamui.
Y comenzó a mordisquearle el lóbulo. Kamui dejó escapar un gemido, ya si que eso era superior a él, mientras sentía como se le ponía la carne de gallina abandonó el mínimo resto de sensatez que parecía quedar en él.
Justo cuando iba a contestar a aquella provocación sintió una mano en su hombro.
- ¿Que? - dijo Shibi apoyando una mano en la pared - ¿No invitáis?
Ayesa le miró detenidamente, había algo en él que hacía que no pareciese el mismo. Llevó sus manos hasta su camisa y le atrajo hacia ella.
- Tú también me vales.
- ¡Eh! - cortó Kamui cuando parecía que le chica iba a besar a Shibi - Su supone que estabas conmigo.
Shibi le miró sonriendo.
- ¿Que pasa? ¿La quieres solo para ti?
- Poneros de acuerdo - dijo Ayesa pasando entre ellos - Pero hacerlo rápido, voy a quitarme esta ropa mojada. Os espero en mi cuarto, a uno... o a los dos.
- Espera - dijo Kamui - Tengo una idea.
- ¿Que creéis que estará pasado? - preguntaba Kotoko en voz baja.
Estaban todos en la buhardilla, la habitación que Kamui había improvisado para ellos y que compartían, allí tenían independencia y era muy divertido porque ¿que clase de vacaciones serían y tenían que seguir un montón de estrictas normas?
- No se - respondía Hotaru - Cuando se despierten lo sabremos.
- A lo mejor se pusieron enfermos - lloriqueó nervioso Takato.
- Lo que sea ya sonará - apostilló Yusuke.
- Aquí no se oye nada - decía Kotoko.
- Es mejor que no nos enteremos - aclaraba Masaru - Venga, nosotros actuemos como si nada y cuando oigamos los primeros gritos nos sorprendemos.
- ¿Habrá gritos? - se extrañó Sumomo.
- Seguro - respondía Hotaru - Muchos gritos ¿Habéis ensayado las caritas de niños buenos e inocentes?
- ¡Todo listo! - exclamaba eufórica Sumomo.
- Vale, pues ahora, actuemos como si nada... a disimular, nosotros, a lo nuestro - sentenciaba Yusuke.
- Con suerte se despertarán bastante tarde - decía Masaru - Mañana que nadie les moleste ¿vale?
- ¿Y si les hemos envenenado o algo? - volvía a lloriquear Takato - ¿Y si se ponen enfermos?
- Ah pues yo no pienso bajar a ver que están haciendo - advirtió mosqueado Yusuke - Baja tú si quieres.
- No... mejor no, quizás haya cosas que es mejor no ver.
El primero en despertarse fue Hizashi. Ya estaba entrada la mañana. Hizashi se sentía incómodo y sentía un gran peso sobre él. Abrió los ojos con dificultad, la luz le dañaba, miró lentamente a su alrededor, entonces fue cuando se dio cuenta: no estaba en una habitación, ni en la cama, estaba en el salón de aquella casa, medio tumbado en el sofá y durmiendo apoyada sobre él estaba Karura. Aquella situación no era muy normal ni razonable. Observó a su alrededor, en el suelo había vasos y platos y... ¿eso era su camisa? ¿No querría decir eso que estaría desnudo? Se palpó una pierna... no allí se podía tocar ropa, pantalones si llevaba. Miró más detenidamente a Karura, en su cabeza había algo raro... ah, claro, no llevaba sus habituales coletas. Bien analizándolo todo, teniendo en cuenta lo que le estaba costando ordenar sus ideas y la laguna mental que tenía desde que estaba en la barbacoa, el dolor de cabeza y lo mal que se sentía... estaba claro que era víctima de una resaca, no había duda.
Karura emitió un quejido de molestia y abrió lentamente los ojos. Durante unos instantes pareció dudar pero de pronto se incorporó apoyando sus manos en el pecho de Hizashi y mirándole con terror.
- ¿Que ha pasado? - preguntó despavorida.
- Ya... ya me gustaría saberlo.
Karura se levantó rápidamente de encima de Hizashi mientras este se sentaba.
- Mi cabeza - se quejó la chica llevándose las manos a ella - Creo que me va a estallar…
Karura se miró y miró a Hizashi entornando los ojos.
- ¿Estás desnudo?
- Llevo pantalones.
- ¡Ah! - exclamó tocándose los hombros y el pecho - ¿Y mi sujetador?
- ¿Qué?
- Que no llevo sujetador ¿Dónde está?
- ¿Has perdido el sujetador?
- No creo que esté muy lejos... me gustaría encon... ¿Que es eso que sale de tu bolsillo?
Hizashi miró, algo como unas tiras colgaban, tiró de una de ellas y sacó el sujetador de Karura.
- Toma, lo siento, no se como ha llegado a mi bolsillo.
- Esto... es un poco incómodo.
- Bastante incómodo.
- No te lo vas a creer pero yo...
- ¿Te acuerdas de algo?
- ¿Tú no te acuerdas?
- No quiero ofenderte pero...
- Vaya... pues yo tampoco. ¿Tienes alguna razón lógica para esto o puedo ponerme a gritar como una loca?
- Yo diría que nos emborrachamos.
- Tiene toda la pinta, o eso o nos drogaron.
Se miraron a los ojos seguros de pensar lo mismo que el otro.
- ¡Los niños! - exclamó Karura.
- ¿Crees que habrán sido ellos?
- Pero yo vi como abrían la botella, era un licor sin alcohol.
- Ya pero son muy listos.
- ¿Y si la etiqueta estaba mal? Dios Hizashi... ¡Ellos también bebieron!
Hizashi se levantó alarmado y echó a correr en dirección a la buhardilla convertida en habitación improvisada para los niños. Abrió la puerta de golpe, Kotoko y Sumomo estaban sentadas en el suelo leyendo unos cómics, se asustaron al ver entrar de esa forma tan violenta a Hizashi.
- Hizashi ¿Que te pasa? - Kotoko le miraba asombrada, ver a su primo de esa guisa, sin camisa, con el pelo revuelto, era algo que no había visto nunca.
- ¿Estáis bien?
- Si primo, estamos bien.
- Si.
- Niñas - Karura apareció por detrás, Sumomo y Kotoko abrieron mucho los ojos al ver el aspecto desaliñado de la chica. ¿No os duele nada? ¿La cabeza o... algo?
- No. Estamos bien ¿verdad, Kotoko?
- ¿Os... os acordáis de lo que pasó ayer? - interrogó Hizashi.
- Claro - respondió Sumomo - Fuimos a coger bichos repugnantes y luego pintamos murales en el lago.
- ¿Y después?
- Hicimos una barbacoa y jugamos un poco, cantamos al karaoke y nos acostamos - dijo inocentemente Sumomo.
Karura y Hizashi se miraron. La cara de Hizashi empezaba a crisparse.
- ¿Sabéis donde están los niños?
- En el jardín ¿pasa algo?
- ¿Y Kamui?
- Ni Kamui, ni nadie se ha despertado aún.
- ¿Estarán en sus cuartos? - reflexionó Karura.
- Akane no - contestó Kotoko - Hemos ido a buscarla y allí no había nadie, ni tu, ni ella.
- Y en vuestra habitación - continuó Sumomo señalando a Hizashi - No estabais ni tú, ni Shibi ¿Dónde habéis estado?
Eso es lo que Hizashi le gustaría saber.
- ¿Y sabéis algo de Suo?
- La habitación de Suo y Misaki estaba cerrada con llave. Los chicos dijeron que llamaron pero que nadie contestó.
El mayor inconveniente que Hizashi y Karura tenían en ese momento es que con aquel dolor de cabeza no podían pensar con claridad.
Misaki sentía como si su cabeza no fuese su cabeza, tenía la boca pastosa y seca y le costaba abrir los ojos, además tenía el estómago revuelto y ganas de vomitar... todo indicaba que se encontraba bastante mal. Mejor ni intentaba abrir los ojos. Se giró de forma pesada y chocó con algo ¿que sería? Bueno y que mas daba, mejor seguir durmiendo.
Sin embargo su mano permanecía encima de aquel objeto y empezó a tocarlo... era suave ¿Que sería? Pesadamente abrió los ojos, la luz le molestaba y le impedía enfocar bien y cuando por fin sus pupilas se acostumbraron a la luz los abrió aún más y de un salto se retiró hacia atrás llegando al final de la cama y terminando en el suelo. Si le seguía doliendo la cabeza ya no lo recordaba, era más el pánico que empezaba a dominarle.
Su caída produjo cierto estruendo que despertó a Suo. Este se movió pesadamente y abrió los ojos.
- ¿Que ha pasado? - dijo con voz ronca.
Misaki no se atrevió a contestar. Acababa de ponerse de pie y se quedó paralizado, deseando que Suo no le viese. Entonces fue cuando miró a Suo y se dio cuenta de que estaba desnudo... se miró a si mismo... y ya el pánico le dominó del todo... también estaba desnudo.
- ¡Ay Dios, ay Dios! - se lamentó en voz baja - ¡Ay Dios!... Esto no puede estar pasando... es un sueño, una pesadilla... si... seguro... ay Dios.
Llevó la mano hasta la sábana que, echa un lío, estaba al borde de la cama y la cogió.
- ¡Ay Dios!
- ¿Misaki? - pronunció Suo de forma quejosa de nuevo con la voz ronca - ¿Eres tú?
- Esto... yo... sigue durmiendo... aún es pronto.
- ¿Por qué? ¿Que hora es?
Suo abrió los ojos como si fuera algo que le costaba muchísimo trabajo y movió su muñeca hasta situar el reloj frente a ellos.
- Ah... no veo nada.
- Es... es pronto... tu sigue durmiendo.
- Me encuentro fatal.
- Si... no tienes buena cara... tú quédate durmiendo, yo te subo algo.
- Creo que no podría comer nada.
Suo giró la cabeza y le miró.
- ¿Estás desnudo? - se incorporó con dificultad.
- No, no... es que voy a... ducharme.
Suo se miró a si mismo. Le costó un poco procesar lo que estaba pasando.
- Misaki...
- No creo que estoy sea lo que parece...
- ¿Por qué me duele todo el cuerpo?
- Pues no se... Seguramente... bebimos algo que nos sentó mal... a lo mejor hasta nos dio fiebre y todo...
Suo se miró de nuevo y después a Misaki
- Seguro que nos encontrábamos fatal - continuaba Misaki - Y nos echamos a dormir.
Suo abrió la boca, iba a decir algo, aquello que contaba Misaki no parecía muy coherente, seguro que había una explicación mejor... pero miró a Misaki, tapándose torpemente con la sábana y se miró a él mismo... quizás había cosas que era mejor no saber.
- Si... yo creo que debió ser eso.
Shibi se incorporó con dificultad apoyando los codos en el colchón. Tenía los ojos cerrados y sentía su cabeza como más espesa de lo habitual. Abrió los ojos y los cerró inmediatamente ¿Dónde estaban sus gafas? Lentamente volvió a abrirlos ¿Dónde estaba? No recordaba que fuese la habitación que compartía con Hizashi. Para empezar estaba tumbado en una cama de forma atravesada, con lo cual las piernas le colgaban. Vio una mesilla y sobre ella sus gafas y las de Akane.
Una vez que se las puso, pudo dedicarse a mirar con más atención. En el suelo había una maleta y montones de piezas de ropa esparcidas por todas partes, vestidos, camisas, medias, faldas... ¿dónde estaba?
Miró a su lado, en la cama había dos personas más. A su lado, dormida plácidamente, de espaldas y vestida solamente con unos boxer de hombre, estaba Akane y al lado de esta, comenzaba a rebullirse un Kamui vestido con un corto camisón de mujer, muy corto y que le quedaba pequeño y a juzgar por lo que insinuaba, Shibi juraría que debajo de él, Kamui no llevaba ninguna prenda más. Su aspecto era bastante cómico, ver a Kamui Kaguya así le hizo gracia. Si, le hizo gracia hasta que decidió mirarse a si mismo: llevaba una especie de batita de seda blanca de mujer... por lo menos él si llevaba su ropa interior... ¿o no eran la suya?
Se llevó las manos a la cabeza y apoyó los codos en su rodilla. Evidentemente aquello era un sueño, cuando contase tres se despertaría y olvidaría aquel absurdo.
Sintió como la cama se movía al levantarse Kamui.
- ¿Que demonios? - oyó a Kamui y sintió como volvía a dejarse caer.
Kamui tenía los ojos cerrados y con un par de dedos se presionaba el puente de la nariz.
- ¿Kamui?
- ¿Estoy muerto?
- Si lo estás yo también debo estarlo.
- Me siento como si lo estuviera...
Kamui abrió los ojos y se volvió a incorporar. Al ver a Akane dormida a su lado se puso de pié alarmado.
- ¿Que es esto?
- Yo diría que es Akane durmiendo.
- Pe... pero... está desnuda.
- No, lleva unos calzoncillos - Shibi se quedó mirándola con detenimiento.
- ¡No la mires más, pervertido!
- Espera es que... son mis calzoncillos... ¿Lleva puestos mis calzoncillos?
- ¿Y por qué no lleva nada más?
- Si ella lleva mis boxer ¿Que llevo yo?
La mirada de los dos chicos se dirigió al mismo sitio.
- Los míos - respondió Kamui - ¡Llevas puestos mis boxer!
- Y tú no llevas nada.
- Pero ¿Que pesadilla es este? - dijo mirándose aterrado y tirando del pequeño camisón como si pudiera alargarlo.
- ¿Tu eres capas de acordarte porqué hemos intercambiado nuestra ropa interior?
- Yo no recuerdo nada. Lo último que recuerdo es... tener mucho calor, sentirme mareado y... con un problema algo íntimo.
- Ja, lo mismo que yo. Recuerdo una ducha y...
Shibi pareció quedarse pensando como si recordase algo.
- ¿Algo más?
- No... ni siquiera flashes... ¿Que habremos hecho?
Los dos miraron con miedo a la chica.
- Esto no pinta nada bueno - comentó Shibi.
- ¿Se acordará ella?
- Sinceramente Kamui, si es lo que sospecho, espero que no o nos va a matar.
- Pues habrá que despertarla.
- O eso o nos largamos antes de que lo haga.
- Eso es muy cobarde.
- O instinto de supervivencia.
- Tenemos que afrontar lo que sea como hombres.
Shibi cogió una de las prendas que había por allí cerca y la puso en la espalda de la chica.
- ¿Tu sabes lo que es toda esta ropa?
- Parece ropa de mis padres.
- Pues hemos debido estar jugando a los disfraces.
- Claro... seguro que nos mojamos en la ducha y vinimos a cambiarnos.
- Pero eso no explica el cambio de ropa interior.
- Estaríamos algo bebidos y no veríamos lo que hacíamos.
- Una borrachera explicaría muchas cosas ¿Y como nos hemos emborrachado?... ¡Hotaru! Apuesto a que esos niños están metidos en todo esto.
Shibi meneó a Akane.
- Ayesa, Ayesa... chica, despierta.
- ¿Por qué la llamas Ayesa?
- Espero que sea Ayesa, si es Akane no va haber quien la calme.
- ¿Todavía te dura la borrachera?
- Es que dijo que no quería que la llamaran Akane y yo la llamo Ayesa.
- Está muy pedo aún.
Pero la chica, aunque hizo un curioso ruido, no parecía dispuesta a despertarse.
- Eh... Akane... ¡Mira, Sigure-sensei medio desnudo!
Akane se incorporó de un salto con los ojos cerrados. Rápidamente Shibi y Kamui tuvieron el mismo reflejo de girarse.
- ¿Que dices? - se quejaba la chica medio dormida.
- Por favor, tápate, anda.
Akane necesitó unos segundos para situarse... vale, no sabía donde estaba, sentía su cabeza como si se la presionaran y... estaba medio desnuda. Se giró y vio a los chicos de espaldas, vestidos de forma... pintoresca.
Se tapó con lo que encontró a mano.
- Ya podéis mirar.
Cuando se giraron los dos chicos no pudo evitar que una gran carcajada saliera de su garganta. Comenzó a reír de forma nerviosa aunque la cabeza le retumbaba pero le daba igual. La risa le hacía cerrar los ojos pero cuando aminoraba los abría y al volver a ver a los chicos de nuevo se acrecentaba su risa. Al cabo de un rato le dolían los mofletes de tanto reír. Shibi y Kamui la miraban sin decir nada pero bastante molestos.
- Bueno, vale ya - dijo algo mosqueado Kamui.
- ¿Pero os habéis visto?
- ¿Y tu te has visto? - habló con tranquilidad Shibi - Solo llevabas puestos mis calzoncillos.
Akane paró de reír. Analizó la situación durante unos instantes.
- ¡Yusuke! - bramó.
Y aquel grito se oyó en kilómetros a la redonda.
- ¡Yo lo mato, lo mato! ¡Juro que lo mato!... ¡soltarme!
- Tranquila, tampoco estamos seguros de que hayan sido ellos - decía Shibi.
- ¿Ah no? Da igual, yo tengo que matar a alguien.
- ¿Oye y que te parece si primero nos duchamos y nos vestimos? - propuso Kamui.
- Perdona Akane pero ¿Tú te acuerdas de lo que ha pasado?
- ¿Vosotros nos os acordáis?
- No mucho - contestó Shibi.
- Pues no - también habló Kamui.
- ¿Hemos tenido una juerga y no os acordáis? ¿Os hacéis los tontos?
- Te juro que no - volvió a contestar Kamui.
- Por mas que lo intento no recuerdo nada - añadió Shibi - Y mira, me gustaría, parece haber sido la bomba.
- Pues esperaba que vosotros me dijerais algo... Ay... ¡Madre mía! ¿Que ha pasado aquí? Ay que angustia me está dando, ay que mala me estoy poniendo... creo que me va a dar un ataque de ansiedad.
- Tranquilízate - habló Shibi - No sabemos lo que ha pasado.
- Por eso ¿os dais cuenta? He podido haberme liado con alguno de vosotros... o con los dos... incluso a lo mejor vosotros...
- ¿Pero que dices? - exclamó Kamui.
- No creas - dijo Shibi mirándole de reojo - Yo estaba muy bruto, de eso me acuerdo.
- ¡No! - le miró fijamente - Entre nosotros no ha habido nada ¿entendido?
Sentados alrededor de una gran mesa de comedor se miraban los unos a los otros en silencio.
- Bien - dijo Hizashi - ¿Que tenéis que decir a vuestro favor?
Los seis niños comenzaron a hablar a la vez.
- ¡Silencio! - gritó Karura - De uno en uno... por favor.
- Nosotros no hemos hecho nada, Hizashi - se quejó Kotoko.
- Vamos a ver - habló tranquilo como siempre Shibi . Algo habéis hecho.
- Tu mismo abriste la botella - insistió Masaru.
- Ya, pero podíais haber cambiado las etiquetas - les miró muy serio Hizashi.
- ¿De veras crees que haríamos eso? - puso gesto de muy ofendida Sumomo.
- Pues si, de vosotros no lo dudo.
- Pero hubieseis notado que tenía alcohol - añadía Hotaru.
- O no - contestó Suo - Nosotros no solemos beber alcohol como para reconocerlo.
- Además - intervino Karura - ¿Quien está hablando de alcohol?
- ¿Entonces? - puso cara de no comprender Masaru - ¿Que era entonces?
- Algo habéis hecho porque esto no es normal - gruñó Hizashi.
- Si, claro - se quejó Yusuke - Venga, echa la culpa a los niños... a lo mejor habéis sido vosotros, anda ya ¿por qué íbamos a ser nosotros?
- La verdad es que echarles la culpa a unos niños parece rastrero - reflexionó Karura.
- ¿Y crees que hemos podido ser alguno de nosotros? - interrogó Misaki.
- Akane, hermanita, estas muy callada - sonrió Yusuke - ¿No?
Akane levantó la vista y le miró con furia.
- ¿Has pensado que a lo mejor... - continuaba el niño.
- ¿A lo mejor, qué? - le gritó a su hermano.
- No, que a lo mejor vamos a tener un sobrinito.
- ¡Ah! .- gritó también Takato - ¡Ahora tendrás que casarte con Shibi!
Akane dio un golpe en la mesa.
- ¿Y que os hace pensar que ha pasado algo? No parecéis muy inocentes con esos comentarios... ¡Salid al jardín! Luego seguirá el interrogatorio.
- Pero...
- ¡Está decidido! ¡Que salgáis! ¡Fuera!
Los niños salieron, todos miraron a Akane intrigados.
- Kamui ¿Hay un centro de planificación familiar cerca?
- No te entiendo.
- O un hospital. Hay poco que entender, quiero que me receten la píldora del día después.
- ¿Crees que...
- Kamui, estaba prácticamente desnuda entre dos chicos igual de desnudos, llevaba puestos los calzoncillos de Shibi, eso no es muy normal, no recuerdo nada, solo un subidón horrible y que me di una ducha y te recuerdo a ti y morderte una oreja ¿quien me asegura que no se me fue la pinza?
- Visto así tiene razón - intervino Shibi - Yo tampoco recuerdo nada pero si tener un calentón de tres pares de narices... creo que eso tenía algo más que alcohol porque no era normal.
- Ahora que lo dices... - reflexionó Suo.
- ¿Tú también? - continuó Shibi - Será lo más sensato ir a donde dice Akane.
- ¿Tú que dices, Karura? - preguntó con cierto miedo Hizashi.
- Entiendo a Akane, entiendo que tenga dudas y esté asustada, en estos casos es mejor adelantar acontecimientos por si acaso... pero en mi caso no hace falta.
- ¿No?
- No. Nosotros estábamos vestidos, al menos bastante vestidos... - Karura pareció recapacitar lo que iba a decir - Que no, no nos hubiésemos tomado la molestia de vestirnos otra vez... A lo mejor nos hemos metido mano pero creo que no hemos llegado a más.
Esa afirmación sobre que estaban bastante vestidos aterrorizó a Misaki.
- Pues yo no estoy tranquila - se quejaba Akane - Y no quiero lamentarme después, ni tampoco pasar el tiempo que me queda para que me venga la regla con nervios pensando si... ay, que no, que no.
- ¿Ves? Esa es otra - seguía Karura - A mi está a punto de venirme la regla, lo noto... además que no, que te digo yo que no.
- ¿Y tú? - interrogó Kamui a Akane.
- Yo estoy en plena ovulación. Mira, necesito esa pastilla, no puedo... no... me niego... tengo que tomarla.
- Vale, tranquilízate. No se donde hay un centro de esos y el hospital queda lejos pero por aquí conozco a la comadrona, antes era doctora, es amiga de la familia, a lo mejor ella te la puede recetar.
- Si, por favor Kamui.
Kamui miró el reloj.
- ¿No será una doctora ilegal? - se interesó Shibi.
- No, no, de veras, lo que pasa es que ya se ha jubilado. Ella atendía los partos de la zona, según dice mi madre era de la doctora que más se fiaba cuando estuvo embarazada de mi.
- Si tu madre confía en ella, yo también - afirmó Akane.
- Bien pues vamos a darnos prisa, el autobús para bajar al pueblo está casi a punto de llegar.
- Pues vamos.
- Voy con vosotros - dijo Shibi mirando a Hizashi.
- Nosotros nos ocupamos de limpiar un poco todo esto. Suerte - añadió Karura.

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