miércoles, 30 de noviembre de 2011

70. Juego perdido

Akira no quería ni mirar, estaba más que molesto, estaba enfadado... ese Kamui sabía aprovechas bien todas sus oportunidades.
- Bueno Himeko - Akira dio una fuerte calada al cigarro - ¿Vendrás de acampada?
- Si, si no es molestia quiero ir - contestó muy decidida.
Y es que Himeko no veía eso normal, no sabía lo que era pero veía extraña a Akane y también a Akira y a Kohaku que observaba todo muy atentamente y si Kohaku había ido a ver a Akira seguro que era por algo de Akane, tenía esa sospecha y ella estaba decidida a ayudar a su compañera. Siempre había sido una chica que valía para poco, nunca hacía nada realmente importante, no se sentía útil, pero tenía que acabar, ella iba a hacer algo por su compañera aunque fuera poco, aunque fuera solo estar allí por si quería hablar o llorar o necesitaba una sonrisa de ánimo, o si no, ayudaría a Ryuko, si, que también Ryuko necesitaba ayuda, la había visto muy afectada, seguro que siendo amiga de Akane había vivido su situación muy de cerca y esas cosas te afectan, incluso a veces causan daños tan malos como los directos.
- ¿Estás segura? - se interesó Hizashi.
- Si, quiero ir.
Lo primero que Kohaku pensó era que Himeko quería ir porque iba Nowaki y se desilusionó, pero bueno, al menos estaría con ella.
- ¡Bien! - exclamaba Nowaki - ¿Ya verás Himeko será toda una aventura! ¿Y tu, Karura? También vendrás con nosotros ¿no?
- ¿Por qué?
- Hombre porque va Akira.
- Nowaki ¿cuantas veces te tengo que decir que entre Akira y yo no hay nada? Luego dices que nosotros nos metemos contigo y tu amistad con Kamui pero es que tu eres aún más pesado.
- Vale, vale, no te pongas así... que carácter.
- Además ¿que he hace suponer que a mi no me ha invitado Kamui?
- ¿Lo ha hecho?
- Me llamó Momoka pero la verdad no me apetece mucho ir a la playa, me resulta mas atractiva la montaña.
- ¡Pues ven de acampada! ¿Verdad que puede, Aki?
- Hombre, el bosque es amplio, creo que cabremos.
- Tampoco me apetece dormir en el suelo
- Pues si que eres tu especial - se quejó Nowaki.
- ¿Creéis que le importaría a Kamui que yo fuera al lago? Yo también quiero ayudar con los niños y además pensar en esto, va Akane sola con Kamui, Shibi y Hizashi... no parece el plan mas alegre del mundo. No te ofendas Hizashi pero pinta de juerguistas no tenéis ninguno.
- Pues pregúntale a él - indicó Akira - Viene hacia acá.
- ¿Nos ha visto? - se alarmó Nowaki.
- Hombre, muy escondidos no estamos - repuso Karura.
- Bueno, vamos a disimular ¿eh? - decía algo alternado Nowaki - Como si no nos hubiésemos enterado de nada ¿vale?
- Hola Nowaki - habló Kamui haciendo que Nowaki diera un pequeño saltito al no esperar que estuviese tan cerca - Que sorpresa verte por aquí.
- Hombre Kamui ¿Cómo tú por aquí?
- Vengo muy a menudo, pertenezco a este club, tengo carnet y todo, como Kohaku y Hizashi.
- ¿Ah si? ¡Que cosas!
- Deja de hacer el tonto Nowaki - dijo Karura - Nos estás haciendo pasar vergüenza. Ya os hemos visto jugar al tenis ¿Que tal, Akane?
- Ya ves, pasando la tarde con mi profesor particular.
- ¿Es tu profesor? - se interesó Nowaki.
- Creo que necesito muuuuuchas clases, soy bastante torpona.
- Si te pusieras las gafas a lo mejor verías bien la pelota - refunfuñó Akira.
- Así que estabas aquí, Akira - sonrió la chica acercándose - Podías haberme avisado.
- ¿Tenía que avisarte?
Akira la observó, si, era Ayesa, dese que la había visto jugar al tenis lo había sospechado. Ayesa cogió el paquete de tabaco de encima de la mesa.
- ¿Puedo? - preguntó mirando a Akira.
Sin darle tiempo a contestar sacó uno de los cigarros y se lo llevó a los labios.
- Dame fuego ¿no?
- ¿Vas a fumar? - preguntó severo Hizashi.
- Voy a fumar. Vamos, dame fuego ¿Eres un caballero o qué?
La curiosidad por saber si realmente se lo iba a fumar era bastante grande. Akira sacó el mechero, lo prendió y Ayesa se acercó.
- ¿Sabes? - aspiró y soltó suavemente el humo - Akane te ha estado esperando - susurró.
- ¿No eras tú la que decía que contaminaba su oxígeno?
- No me cambies de tema ¿Por qué no has avisado?
No lo había pensado. La verdad es que ir a buscar a Akane era ya parte de la rutina de Akira, porque cuando la buscaba la dejaban salir antes y volver mas tarde, así, su madre la libraba un poco de sus quehaceres diarios... cosas y manías de su madre.
- Una llamada no te hubiera costado mucho, contaba contigo ¿sabes? Claro que tu eres experto en no cumplir las expectativas.
- No era una obligación, que yo sepa.
- No... Es verdad ¿que tonta, no? Creí que lo hacías desinteresadamente, que decías que quería ayudar... que ingenua ¿no? Pero no te preocupes, todo se ha resuelto.
- Ya veo que nunca tardas en buscar un sustituto.
Ayesa sonrió. Nada más decir eso, que le salió espontáneamente, Akira supo que ya había vuelto a fastidiarlo.
- Eso demuestra, cariño, lo poco que te necesito a ti y a tu compasión - respondió Ayesa con fría tranquilidad.
Eso había sido un golpe bajo .
Nowaki les observaba ¿de que iba todo eso? Kohaku también les observaba ¿era esa la otra personalidad de Akane? Seguramente, Akira no parecía muy cómodo con ella, que además fumaba, él no recordaba haberla visto fumar nunca, claro que tampoco nunca estaba pendiente de ella.
En general se podía decir que el ambiente se había tensado bastante.
Ayesa miraba a Akira con aquella sonrisa que estaba empezando a hartarle mientras fumaba con toda tranquilidad, como si fuese algo que hiciese habitualmente. Akira se sentía incómodo, sabía que había vuelto a fastidiarlo todo, había estado tan preocupado por si mismo y la confusión que sentía que no había tenido en cuenta que Akane le estuviera esperando, la verdad ni se había planteado que ella contase con él, pero ¿era cierto? ¿realmente Akane le esperaba? Si eso era así había metido la pata pero hasta el fondo ¿había vuelto a defraudarla? le había dicho que la ayudaría y ¿había vuelto a fallar? ¿cómo se lo había tomado Akane? Mientras él estaba con ese debate interno, Kamui charlaba con Nowaki, Himeko y Kohaku y Ayesa con Karura y Hizashi.
- Bueno - dijo Ayesa pasando su mano por la cintura de Kamui y enganchando su dedo pulgar en una de la presillas del pantalón - Nosotros vamos a seguir con lo nuestro.
- Espera - Akira se levantó de improviso - Quiero hablar un momento contigo.
- ¿Conmigo? - preguntó Ayesa dando una calada y echando sinuosamente el humo sobre la cara del chico - ¿Tenemos algo de que hablar?
- Si, es una cosa de la obra.
- Estamos de vacaciones, cariño.
- Pero es urgente y privado... ven - dijo cogiéndola de la muñeca.
- Espera, espera que dejo el cigarro... carai cuanta pasión, chico.
Akira llevó a Akane hasta el lugar más privado que encontró.
- ¿Se puede saber que haces? - la interrogó.
- ¿Acaso a ti te importa lo que yo haga, cielo? - respondió sonriendo y sin nada que indicase que estuviera molesta.
- Ak... Ayesa, por favor.
- Cielo, yo soy libre ¿Acaso lo has olvidado? Y hasta lo que yo se, Akane también.
- Si pero...
- Pero ¿qué?
- Akane nunca se comportaría como tu lo haces.
- Eso no es problema tuyo. Yo tengo derecho a comportarme como me de la gana.
- Pero...
- Si me apetece salir con ese bombón pues salgo con él.
- No me gusta pensar que vas a obligar a... que vas a utilizar el cuerpo de Akane para "ciertas" cosas.
- Che, che, che...eso no es así. Este es mi cuerpo también, es tan mio como suyo ¿quien te ha dicho que solo es de ella? No creas que soy una impostora metida en su cuerpo, soy una persona con mente propia y con cuerpo: este. Al igual que cuando tu naciste no elegiste tu cuerpo yo tampoco, he nacido en este cuerpo por lo tanto es mio. Yo lo manejo, siento a través de él y siento sus necesidades, tengo hambre, sed, frío, calor, ganas de ir al baño y otras cosas... es mi cuerpo y lo utilizo como quiero, no te atrevas a decir que no tengo derecho. Deja de verme como a un ser que posee el cuerpo de Akane, ella no me pide permiso para utilizar "mi" cuerpo ¿por qué tengo que pedirlo yo? ¿Tengo que preguntarle a ella que hago si estoy cansada? Ella tiene sus necesidades y yo las mías. También puedes verlo al revés ¿Y si es ella la que utiliza mi cuerpo? Porque piensa que yo puedo verlo así.
Akira no sabía que responder ante aquellas afirmaciones, las había escuchado atentamente sin atreverse a a interrumpirla, Ayesa hablaba de forma tranquila, no parecía enfada o molesta y mientras lo hacía sonreía y además, si lo analizaba, todo lo que decía tenía su lógica.
- Dime la verdad ¿tienes celos de que Kamui pueda tocar esta cuerpo?
- Pues si, la verdad - respondió Akira suspirando y sin querer mirarla.
- ¿Sabes que yo puedo darle recuerdos muy bonitos a Akane? En la mente guardamos sensaciones, sabores, olores... caricias - se acercó a él rodeándole por la cintura.
- Déjame, por favor.
- Se sincero... estas deseando ver a Akane ¿cierto?
Akira no contestó, se sentía muy incómodo, no quería mirar a Ayesa a los ojos porque al fin y al cabo eran los ojos de Akane.
- ¿Te gustaría que fuera ella a tu pequeña acampada?
- Quiero llevarla a ella de acampada.
- ¿Y no a mi?
- Quiero llevarla a ella - repitió.
- ¿Que me darás a cambio de no aparecer?
- ¿Me vas a chantajear?
- Podría hacerlo... puedo chantajearte de muchas formas, tienes un punto débil y es Akane y da la casualidad de que a mi me proporciona una ventaja enorme, para empezar puedo hacer que no te guarde rencor por haberte olvidado de ir a buscarla.
- ¿Y que más daba que yo fuera? Siempre eres tu la que me recibe, hace días que no puedo ver a Akane ni hablar con ella.
- Es que no me das nada de lo que te pido así que no te dejo verla.
Así que de eso se trataba, de un maldito juego que desesperaba a Akira. Lo que tenía que hacer Akira era comenzar a jugar el también, él quería a Akane y tenía que conseguir que Ayesa la liberase, tendría que dejar de ser una pieza para convertirse en contrincante. Hasta ahora en aquel juego no había hecho nada, ya era hora de que comenzase a mover, había dado demasiada ventaja a su oponente; ahora debía analizar su posición, examinar a su adversario y planear su jugada. Las situación era la siguiente: eran dos personas dentro de un mismo cuerpo y ese era el gran inconveniente porque por muy distintas que fueran y por mucho derecho que ambas tuvieses sobre ese cuerpo a Akira le costaba aceptarlo, cuando Ayesa se acercaba a él sabía que era Ayesa y no Akane pero el cuerpo era el mismo, los mismos ojos, las mismas manos, los mismos labios y eso era lo que le bloqueaba, la sensación de que Ayesa obligaba al cuerpo de Akane a hacer cosas que ella nunca haría, como, acercarse tanto.
Tenía que hacer algo, no podía dejarse chantajear por esa chica. Y después de analizar su situación llegó a la conclusión de que por muy lanzada que pareciese Ayesa, hasta ahora no tenía noticia de que hubiese hecho algo que molestase a Akane, no, al contrario, todos decían que Ayesa protegía a Akane, por eso había nacido. Así que, sabiendo el odio que sentía la primera hacia su persona, Ayesa no permitiría realmente que Akira hiciera algo que la molestase y Akira podía hacer muchas cosas que molestasen a Akane.
Akira, de improviso, empujó a Ayesa contra una pared y cercó su espacio con sus brazos.
- Vaya, que ímpetu - sonrió la chica.
- Estás jugando con fuego.
- Si... me gusta el riesgo.
- Y puedes quemarte.
- ¿De veras? ¿Tanto?
- No deberías jugar con los chicos de mi edad. Nuestra mente es muy sucia.
- La mía también.
- Eres muy mala.
- Si, muy mala.
- Y te mereces una advertencia.
- He sido muy mala ¿Me vas a castigas?
Akira sonrió, aquella chica era realmente dura.
- Tranquila, no tienes que asustarte.
- No me asusto. Te estas marcando un farol, cielo.
- ¿Segura?
Era un farol. Oh, esa chica era peor de lo que suponía. Tendría que rehacer su estrategia para sorprenderla. Vale, no hay mejor defensa que un buen ataque. Se acercó bastante a ella, casi pegando su cuerpo al suyo.
- ¿No te estás lanzando mucho, cielo?
- ¿Te asusto?
- ¿Te gustaría asustarme? ¿Quieres verme con cara de miedo?
- ¿A ti no te asusta nada? Tranquila, no te va a doler, será rápido.
Akira sonrió levemente y comenzó a acercar su rostro a la cara de Ayesa.
- Es tu última oportunidad - susurró Akira a milímetros de ella - Si quieres que Akane se enfade conmigo deberías hacer que recuerde esto.
Ayesa puso sus dedos entre ellos.
- Cariño, si quieres besar a Akane será mejor que lo intentes con ella.
Akira retiró la mano de la chica.
- Llevas días provocándome, deberías pagar por ello.
- Lo único que vas a conseguir es excitarme y quizás luego me desahogue con el bombón.
- ¿Quieres que me encele?
Ayesa era muy rápida, más de lo que Akira suponía, sintió sus manos recorres su pecho hacia su cuello y cuando quiso darse cuenta algo caliente recorría el lóbulo de su oreja.
- Dame lo que quiero y Akane irá a la acampada.
- Eso no está bien, no deberías chantajearme.
- Ni tu provocarme si no pensabas darme nada.
¿Y ahora que hacía? Si hubiese sido cualquier otra chica él no cedería ante ese chantaje pero es que Ayesa era Akane y Akane era Ayesa, eran la misma persona aunque actuasen de forma distinta y él se moría por besar a Akane.
Se apoderó de los labios de su compañera con verdadera desesperación, pensando que por mucho que fuera Ayesa esos labios eran los de Akane, en esos momentos no le importaba que Akane se enfadase con él o que le odiase más de lo que ya le odiaba y cuando sintió como le respondía con igual pasión y como entreabría sus labios para dejarle profundizar creyó enloquecer y sus piernas comenzaron a flaquear, tanto que tuvo que apoyar una mano en la pared para sujetarse.
Fue al romper ese beso cuando, con los ojos cerrados dejó salir inconscientemente una palabra.
- ... Akane...
- Ahora creo que es cuando debería darte una bofetada y marcharme muy enfadada - susurró Ayesa de forma suave, rozando los labios de Akira mientras hablaba con los suyos.
Akira abrió los ojos y se separó rápidamente de ella.
- No ha estado mal, cielo. Creo que esta noche Akane va a tener un sueño muy bonito - Ayesa se apartó de él y comenzó a alejarse - Ah, te lo has ganado, Akane irá a la acampada.
Akira volvió a apoyarse en la pared ¿que había pasado? Muy simple, aquella chica le había vencido, él había caído en su juego y ahora estaba terriblemente excitado, lo cual era bastante problemático pero nada comparado con lo que pasaría mañana cuando se despertase de nuevo en "la hora maldita".
- ¿No queréis tomar nada? - oía decir a Hizashi justo cuando regresaba a la mesa.
- No - respondía Kamui que había rodeado la cintura de la que él creía Akane - Vamos a seguir con lo nuestro. Bueno, hasta luego.
- Hasta luego, Aki - dijo Ayesa sonriendo - Y que sepas que me debes un favor.
- ¿Un favor?
- No te preocupes, que me lo cobraré.
¿De que iba ahora esta loca? A ver si encima ahora se creía que le debía un favor ¿se lo debía? Ahora Akira tenía un problema doble, por un lado pensaba en Akane y en la que podía liarle echándole en cara su falta de detalle al no ir a buscarla o cuanto tiempo estaría reprochándoselo y por otro ¿que quería insinuar Ayesa? ¿que le debía?... Suspiró, era imposible pensar con claridad, si esto seguía así dentro de poco le daría un colapso mental.
Prácticamente todos se observaban o al menos alguien observaba a alguien. Nowaki miraba a Akira, no sabía decir exactamente el que pero le notaba extraño, como abstraído, parecía melancólico. Nowaki confiaba bastante en Akira, era uno de esos amigos a los que siempre puedes acudir cuando quieres hablar con alguien, por lo general parecía desinteresado en todo y aburrido pero a la hora de la verdad estaba el primero para escuchar y solía dar muy buenos consejos, claro, sería porque todos decían que era un genio y los genios entienden las cosas a la primera ¿Y por qué había venido con Kohaku? Ahora miraba a Kohaku ¿que hacía? pues miraba a Akira y parecía preocupado... a ver si al final iba a haber algo raro entre estos dos... no, imposible, a lo mejor era por Karura, claro, a lo mejor Akira seguía colgado por ella y había estado hablando con Kohaku... como es su hermano.
Kohaku, efectivamente, miraba a Akira. Le veía bastante preocupado y desorientado, no sabía como manejar esa situación, era normal, un trastorno de personalidad puede parecer divertido pero cuando lo ves de cerca asusta bastante, sobretodo como en su caso, que veía a una amiga suplantada por una persona desconocida. Su tutor desde la muerte de su padre no solamente se había ocupado de su educación y sus finanzas, también se había tomado la molestia de documentarse de forma extensa como ayudarse a superar sus traumas, recordaba que tenía varios libros de psicología y psiquiatría, quizás allí encontrara algo, algún libro para prestarle, algo que hablara sobre ese trastorno para que viera que no eran tan increíble, que pasaba con más frecuencia de lo que parecía, a ver si así se daba cuenta de que no era tan horroroso, solo algo que había que tratar adecuadamente.
Himeko observaba a Kohaku, le veía muy interesado en Akira, eso debía ser porque le estaba ayudando, seguro, a él o a Akane, ella también quería hacerlo ¿sería capaz de hablar con Kohaku? Si quería ayudar debía empezar por ser capaz de decir lo que pensaba, así que, en cuanto tuviera oportunidad hablaría con Kohaku y le diría que estaba dispuesta a ayudar... si, eso es lo que haría.
Karura estaba algo preocupada por Akira, algo le pasaba, a parte de ese rebote tan enorme por haber visto a Kamui con Akane.
Y Hizashi miraba a Karura un poco mosqueado, porque por mas que Karura le había dicho que entre ella y Akira no había nada, que era demasiado crío para ella y solo eran amigos y por mas que él se decía que le daba igual lo que hubiera ocurrido en el pasado, había allí una pequeña espineta molestando, era una tontería pero estaba allí.
Karura se levantó.
- Ahora vuelvo, Himeko ¿Quieres venir a...?
- Ah, vale, vale - también se levantó la aludida.
Kyojin hablaba con Akira por el móvil. A su lado, Ryuko, Jisei, Sumire, Karasu, Suo, Misaki, Kenshi y Xu-Xu hablaban y reían.
- ¿Entonces dónde está Akane? - preguntó Ryuko cuando le vio colgar.
- Está con Kamui.
- ¿Y Akira? - interrogó Jisei.
- Dice que ha ido al club de tenis, ese de los pijitos, con Kohaku y mira tu por donde allí estaban Kamui y "Akane".
- ¿Y que hace Aki con Kohaku? - se interesó Sumire.
- Pues se han visto y Kohaku le invitó, a lo mejor es porque hablaban de la acampada, por lo visto Kohaku va a venir.
- ¿Mi hermano va a ir de acampada con vosotros? - se extrañó Karasu - Pues me alegro, parece que va relacionándose cada vez con mas gente. Ya esta tarde dijo que quería hablar con Akira, sería por ese tema.
Para ellos toda esa historia era algo bizarra. Akira había llamado a Kyojin para decir que no le esperaran, que no iba a salir, luego Akane no apareció, llamaron a su casa y uno de sus hermanos dijo que Kamui había ido a recogerla, eso ya produjo bastante intriga pero ahora, por lo visto Akira y Akane habían coincidido en el club social de Kamui ¿casualidad?
- Ese Kamui - refunfuñaba Kenshi con los brazos cruzados delante del pecho - Mira que se lo dije a Aki: espabila que Kamui es muy lagarto.
- ¡Kenshi! - gritó Xu-Xu - ¿Pero que tonterías dices?
- ¿Y por qué ha ido a buscarla, eh?
- ¿Por qué va a ser? Ayer se puso... - comenzó a decir Karasu.
- A ver Karasu que vas a decir - le interrumpió mirándole con cara de asesina Jisei - Te recuerdo que hay menores delante.
- Nada, nada, si no digo nada, son pensamientos míos, dios me libre de hablar mal del perfecto Kaguya.
- Lo que es casualidad - reflexionaba Suo - Es que vayan a encontrarse en el club, digo Akira y Akane, nunca van, les invitan dos personas diferente una vez y...
- Es la ley de Murphy - apostilló Jisei.
- ¿De quien? - se interesó curiosa Sumire.
- Ya sabes, esa que dice "Si hay una posibilidad de que algo salga mal, saldrá mal"
- ¿El qué va a salir mal?
- Quiero decir que si hay una posibilidad de que Akira se encuentre con Kamui y Akane las fuerzas de la naturaleza actuarán para que así sea.
- Cada vez entiendo menos.
- Es el destino - aclaró Karasu .- Es un marionetista, nosotros somos marionetas, se divierte jugando con nosotros.
- ¡Oh, que bonito! - exclamó Sumire - ¿Esa es una reflexión tuya?
- Más o menos.
- Sorprendente viviendo de ti - sentenció Jisei.
- ¿Que te has creído? Yo también puedo pensar.
- ¿Pero sabes lo que significa? -se burló Xu-Xu.
- Estás muy callado Misaki - advirtió Suo - ¿Estás incómodo con nosotros?
- No que va, para nada. Sois un grupo muy agradable.
- ¿Vendrás entonces a la playa con tu hermana? - preguntó Xu-Xu.
- Es que esos día trabajo.
- ¿En que trabajas? - se interesó Suo.
- En realidad no es un trabajo, doy clase a unos chicos de secundaria.
- Pero si te pagan por ello si es un trabajo - comentó Kyojin.
- Un poco de dinero si me saco.
- ¿De qué das clases? - volvió a interesarse Suo.
- De inglés.
- Mi hermanito es muy inteligente y muy buen profesor - decía orgullosa Sumire.
- Supongo que un universitario tendrá mas gastos que nosotros - concluía Xu-Xu.
- ¿Trabajas todo el verano? - preguntó ahora Ryuko.
- No, esos chavales también necesitan vacaciones.
- Entonces a lo mejor podrías ir al lago - dijo Suo. Eso fue algo que llamó mucho la atención de sus compañeros, nunca habían visto a Suo hablar tan espontáneamente.
- ¡Es verdad! - exclamó Sumire - Podrías ir al lago con Akane y Shibi.
- No... no creo que sea oportuno.
- ¿Por qué no? Kamui nos invitó ya ti también ¿verdad que si? - interrogó con la mirada Sumire a sus amigos.
- Seguro que no le importa. Con tal de que vaya Akane le da igual si se añade algún otro - gruñó Kenshi.
- ¡Kenshi! - le recriminó Xu-Xu.
- ¿Que pasa? ¿Soy yo el único que piensa que el Kaguya quiere tirarles los trastos a Akane.
- No hijo no - habló con paciencia Karasu - Y eso que no viste el espectáculo que organizó el otro día.
- A mi no me viene bien ir a la playa tampoco - continuó hablando Suo ignorando los comentarios anteriores - De echo yo prefería ir al lago.
Suo miró a Misaki directamente a los ojos y este le devolvió la mirada. Fue un leve contacto visual que los ojos curiosos de Sumire captaron y la llenó de una extraña alegría interior.
Akira sacaba otro cigarrillo.
- ¿No crees que ya has fumado demasiado? - le advertía Hizashi.
Akira metió de nuevo el cigarro y también el mechero dentro del paquete y se lo acercó a Nowaki.
- Anda, guárdamelo, si no voy a acabar con él.
- Pero luego me lo pides, que si mi padre me lo ve me la va a liar ¿eh?
- ¿Y sabéis desde cuando llevan saliendo? - habló de nuevo Hizashi en un tono bastante grave - Y no es que me importe.
- No están saliendo - respondió Akira - Son citas... citas... ya sabéis como es Akane, le gustan los chicos y les pide citas.
- Pues él parecía tomárselo muy en serio - apuntillaba Nowaki.
- Pues yo creo que tienen algo - continuaba Hizashi - Cuando expulsaron hace unos meses a Kamui por agredir a uno de 3-1, él mismo me dijo que... no... era una tontería... pero luego está lo del mordisco aquel.
- ¿Que mordisco? - Nowaki casi gritó en la cara de su compañero.
- Un día cuando llegué a clase lo encontré arrodillado pidiendo disculpas. Akane tenía un mordisco en el cuello ¿no era así Akira? ¿Tu te acuerdas, verdad?
Akira chasqueó la lengua.
- Si, me acuerdo.
- ¿Kamui mordió a Akane? - volvió a gritar Nowaki.
- Le dio un chupetón algo salvaje - explicó Akira - Tenía hasta la marca de los dientes, con eso te lo digo todo. Pero vamos que por lo visto fue un accidente.
- No me lo creo - decía Nowaki - Eso es imposible de creer... que no... imposible.
- A saber que tendrá ese en la cabeza - comentó Kohaku.
- No hables mal de Kamui - le miraba Nowaki - él nunca... nunca ha dicho nada, ni hecho nada... eso es un error.
- Lo que tu digas Nowaki, no me interesa discutir contigo sobre la moralidad de nadie - hablaba en tono aburrido Akira.
- Ya regresé - dijo Himeko.
- ¿Y Karura? - se interesó Kohaku.
- Es que dijo que había visto a alguien conocido y fue a saludar.
Tal y como había dicho Himeko, Karura había ido a saludar a un matrimonio que estaba dentro de la cafetería. Después de unos minutos de charla se despidió. Se dirigía a la puerta que daba a la salida cuando una voz conocida, suave, casi susurrante, la detuvo.
- Hola Karura.
Se quedó parada, sentía que sus piernas no querían moverse, una parte de su cerebro le decía que continuase andando pero la otra parte le exigía girarse hacia esa voz.
- ¿Cómo estás?
Sentía la voz mas cerca de ella. Cerró los ojos instintivamente, como queriendo alejar ese sonido.
- ¿No vas a saludarme?
Sintió unas manos acariciar suavemente sus brazos.
- Hola, Fuma - tomó aire y se giró decidida hacia él.
Allí estaba, Fuma Kaguya, mirándola y sonriendo.
- Perdona - separó las manos de sus brazos - No quería molestarte ¿qué haces por aquí?
- Tomando algo.
- ¿Todo bien?
- Si, todo bien ¿y tu?
- Si, bien... estás... fantástica.
- Bueno... creo que me esperan.
- ¿Has pensado en lo que te dije?
- Te dije que necesito tiempo...
- ¿No quieres darme una oportunidad?
- No es eso Fuma es que... entre nosotros ya está todo dicho... es que...
- Está bien, no quiero agobiarte, disculpa.
Los ojos de Fuma eran tan tristes que Karura sintió encogerse su corazón.
- Bueno pues... entonces... yo...
- Tranquila, esperaré todo lo que necesites...
- Yo... me están esperando.
- Adiós - Karura se marchó todo lo deprisa que pudo, Fuma la miró con pena.
- Pasa ya de ella - dijo un hombre algo, de complexión fuerte y rasgos duros acercándose a él - Venga, vamos a tomar algo.
- ¿Verdad que está muy guapa, Sadao?
- Si hombre si, cada día está mejor, pero es una cría.
- Ya tiene 19 años, no es tan niña y es bastante madura, ella sabe muy bien lo que quiere, no solo es guapa, tiene carácter, personalidad, es inteligente.
- ¿Y que vas a hacer? ¿Perseguirla y acosarla?
- Por favor Sadao ¿crees que soy un crío? Me ha pedido tiempo y yo se lo doy y sea cual sea su respuesta la aceptaré.
Sadao no contestó, prefería no saber nada de ese tema. Fuma tenía sus secretos y no solía hablar e sus planes, siempre estaba lleno de secretos, era bastante silencioso, que le dijera que le gustaba esa chica ya le parecía demasiado.
Karura llegó agitada a la mesa. Cuando Fuma se dirigía a ella de esa manera siempre la ponía muy nerviosa, serían sus ojos negros, sería que era un hombre muy atractivo, sería su voz- ¿pero que estaba pensando? Ella había decidido darle una oportunidad a Hizashi, a ella le gustaba Hizashi, él con sus grandes ojos grises y su piel blanca, Hizashi, tan serio pero a la vez tan atento, Hizashi era su amigo, ese al que le daba tanta vergüenza hablar de sentimientos como a su prima, Hizashi, que solo tenía un defecto: ser tan formal y hacer siempre las cosas lo mas correctamente posible y que a ella desesperaba ¿cómo podría hacer para que fuera un poco mas apasionado y relajado? Ella no valía para amores platónicos, ella quería algo físico y real ¿cómo podría hacérselo saber sin asustarle?
- ¿Con quien hablabas? - le preguntó Kohaku.
- ¿Eh? ¿A que te refieres?
- ¿No has ido a saludar a alguien?
- Ah si... si, si. A los padres de Mitsuki ¿Te acuerdas de Mitsuki, no? Esa vecinita que teníamos en Hohei, la que se convirtió en una fan tuya.
- ¿Tienes fans, Kohaku? - se burló Nowaki.
- Era una cría, una niñita. Yo tenía que ir a clases particulares para recuperar el tiempo perdido, ella se apuntaba siempre, mi tutor decía que su presencia me venía bien para ir relacionándome y a ella también le venía bien porque hacía los deberes.
- Vamos, que os ayudabais mutuamente - añadió Akira - una simbiosis.
- Algo así ¿Y que hacen por aquí?
- Pues fíjate que a partir de Septiembre va a estudiar aquí, en Kizuna, la han apuntado al instituto.
- ¿Y eso?
- Su pare ha sido traslado aquí. Así que, ya ves, vuelve tu fan número uno.
- ¡Eh, eh, Kohaku, que suerte tienes! - Nowaki le palmeó la espalda.
- ¿Y cuantos años tiene? - se interesó Himeko.
- Pues yo creo que unos 15 o así - respondió Karura - Todo un peligro, hermanito.
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Iran de acampada: Akira, Akane, Kyojin, Ryuko, Kohaku, Himeko, Nowaki y las hermanas de Akira y Nowaki.
A la playa: Kamui, Momoka, Yuri, Sumire, Karasu, Jisei, Genki, Kenshi y Xu-Xu.
Al lago: Kamui, Akane, Shibi, Hizashi, Karura, Misaki, Suo y los "bellotas".

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