miércoles, 30 de noviembre de 2011

87. Declaraciones de guerra

La puerta del aula estaba abierta, eso quería decir que Sumire habría terminado con la sesión de fotos, así que estarían dentro seguramente Sumire, Suo, Kyojin, Ryuko, claro, como no iba a estar con Kyojin, y Jisei y Akane, estas tres iban unidas a todas partes "una para todas y todas para una, eran casi inseparables.
- ¡Akira! - saludó Sumire al verle entrar - ¿Ya has comido? Mañana te toca a ti, a ti y a Kamui, no lo olvides, además Akane, quiero que tu también estés.
- ¿Yo? ¿A cuento de qué?
- Que a mi me apetece, voy a hacer una fotos muy... ¡Ahhhhh! - Sumire lanzó un extraño gritito, a saber que estaría pensando.
- Akira - habló Akane - Creo que deberíamos ir pensando en el festival cultural. Tendríamos que pensar en aprovecharlo para conseguir dinero.
- Tu siempre pensando en el dinero - comentó Jisei sin dejar de mirar a Akira, de pie, quieto, mirando fijamente a Akane, con las manos en los bolsillos y una extraña sonrisilla en los labios, eso sin contar con el cambio producido en su aura.
Sin decir nada Akira se acercó a Akane, agarró una de sus muñecas y sin mucha delicadeza tiró de ella hacia el final del aula. Todos se quedaron paralizados ante tal reacción. Akira, con la misma brusquedad prácticamente lanzó a Akane contra la pared y sin soltar su muñeca guió el brazo hasta situarlo por encima de su cabeza mientras agarraba la otra muñeca y hacía lo mismo. Con una sola mano sujetó firme las muñecas de la chica pegándolas a la pared y con la mano libre le cogió la barbilla. Akane ante tal sorpresiva acción no sabía como reaccionar, estaba perpleja, confundida, asustada pero también llena de curiosidad.
- Quiero que te quede una cosa muy clara - habló Akira con voz profunda clavándole una mirada llena de vida que Akane jamás había visto en él - No soy un pelele, no soy un muñeco, no me importa que me utilices pero debes empezar a respetarme como persona.
Sin más y sin dejarla reaccionar de ninguna manera, de la misma forma brusca y violenta, se apoderó de sus labios, sin dejarla que le rechazase, sin darle ninguna oportunidad, sin preocuparse en ser sutil o delicado y sin importarle ni tener en cuenta lo desagradable que podía ser para ella. Lo quería, lo necesitaba y no importaba como la chica intentaba deshacerse de él, puede que después le odiase para toda la vida pero iba a obtener lo que quería y cuanto más se opusiese más violente se pondría él.
Todos miraban boquiabiertos. Ryuko quiso acercarse pero Jisei la sujetó y con un gesto de cabeza le indicó que no se metiese.
Las lágrimas llenaron los ojos de Akane, lágrimas de rabia e impotencia, deseos de llorar y huir de allí, sin embargo algo había que se lo impedía, una extraña sensación mezcla de miedo y satisfacción, si, era extraño pero el sentirse dominada le producía una hormigueo por todo el cuerpo, era como algo que la hacía sentirse vulnerable y protegida a la vez, sentir que dependía de otro persona, que no tenía que pensar, ni decidir, que podía ser vulnerable y confiar porque esa persona, a pesar de lo brusca que era no la iba a dañar.. porque ella sabía que podía confiar en Akira... era un sentimiento ambivalente que nacía desde dentro, como una necesidad e sentirse parte de algo. Poco a poco fue relajándose porque aunque no quisiera su cuerpo reaccionaba ¿que le pasaba?
Akira notó como poco a poco se iba rindiendo y aflojó el agarre. Se separó un poco y la miró asustado, tenia miedo de ver odio en sus ojos, se sentía acalorado y avergonzado, respiraba pesadamente y sentía sus labios hinchados, tal había sido su violencia... pero los ojos de Akane no reflejaban odio, estaban llenos de lágrimas pero no lloraba, solamente parecía escurrirse por sus mejillas. Akane mantenía la mirada baja y aun cuando él la soltó el todo permaneció quieta, aquella sumisión por parte de Akane le produjo un tremendo espasmo, un calambre recorriendo desde sus pies hasta el estómago, como miles de hormigas subiendo a toda velocidad, era una satisfacción que le llenaba, pero no era satisfacción por sentirse dominante, no, era la satisfacción de ver que confiaba en él, que a pesar de lo brusco que había sido, confiaba en él ¿Que le pasaba? ¿Era un sádico que disfrutaba humillándola? No, él no quería humillarla, ni mucho menos hacerla daño... era la necesidad de sentir que confiaba en él al igual que para Akane era la necesidad de sentir que podía dejar su fortaleza aparte, bajar la guardia y mostrarse débil.
Jisei los miraba casi con apuro, veía sus auras fluctuar de una forma inaudita, en perfecta armonía pero a la vez llenas de miedo y dudas.
De improviso ese momento se rompió. Akane en un segundo cambió y estrelló con fuerza su cabeza contra la nariz de Akira. Este reculó hacia atrás entre la sorpresa, el dolo y el aturdimiento que sintió.
- ¡Imbécil! ¡Ciervo del demonio!
Las palabras que a continuación salieron de su boca fueron de lo más inauditas que sus amigos nunca la habían oído decir. Y soltando todo lo que se le ocurría se alejó de él, apartando de un golpe las sillas que la molestaban y saliendo del aula dando un gran portazo.
Akira, por su parte, abría y cerraba los ojos con cara de asombro mientras se tambaleaba como si le costara mantener el equilibrio y sacudía la cabeza queriendo quitarse el mareo que le aturdía.
- ¡Menudo cabezazo! - exclamó Sumire - Eso tiene que haber dolido por fuerza ¿Te encuentras bien, Aki?
- ¿Eh?... Si... no... si creo... no se.
- Eso me ha dolido hasta a mi - añadió Suo.
- Ahora - Kyojin se acercó a él mientras sacaba unos pañuelos de papel - mira que eres tonto, toma, límpiate, estás sangrando ¿a que ha venido ese arranque de macho?
Akira no se veía capaz de pronunciar una frase completa. Dando tumbos se sentó en una silla.
- Si sabías que te iba a pegar - apuntó Jisei - ¿Por qué te quedas quieto?
- ¿Estás mareado? - se interesaba Ryuko - ¿Te llevamos a la enfermería?
Akira negó con las manos. Volvió a abrir y cerrar los ojos repetidamente.
- Akane, tiene la cabeza mas dura de lo que pensaba - dijo al fin.
- Es cabezota en todos los sentidos - rió Sumire
- ¿Pero no te imaginabas su reacción? - preguntó Ryuko.
- Pensé que me rompería la espinilla o algo así, no que atacase como un búfalo.
- Pero sabes que te lo merecías - puntualizó Suo - Lo sabías y aún así lo has hecho.
- Es algo que tenía que hacer.
- Pues espero que sepas lo que has hecho - reflexionó Jisei.
- Hacer que me odie un poco más, así no volverá a meterse en mi cama y evitaremos otros accidentes. Las chicas le miraron sonriendo y pensando lo mismo ¿Así que si se había enterado de que Akane se había metido en su futón? - ¿Qué pasa? Cumplo 18 años dentro de unos días ¿creéis que es fácil controlar mis hormonas? Ginta tiene razón, huele a chica, desprende feromonas y en mi cerebro vive una especie de neardenthal que ha estado toda la noche carcajeándose de mí.
- Ahí te doy la razón - intervino Kyojin - Que una chica se te meta en el cama no es bueno para la salud.
- Además... - Akira se entristeció y parecía titubear - Tenía que hacerlo. Ella va a salir con Kamui y quería...
- ¿Que va a salir con Kamui? - le cortó con su grito Sumire.
- Perdona - interrumpió Suo - Pero "ya" sale con Kamui, ha estado todo el verano saliendo con él.
- No... me refiero a "mi" Akane, hasta ahora era Ayesa, siempre era ella.
Se hizo un profundo e incómodo silencio, era como si todos quisieran ignorar el nombre que había pronunciado Akira, como si se tratase de un despiste, sin darle importancia esperando que pasara inadvertido para Suo.
- ¿Ayesa? - rompió ese momento Suo - Había notado algo distinta a Akane pero no imaginé que le hubieras puesto nombre.
- Es que es como un juego - habló deprisa Sumire - Cuando Akane se... es...
- Otra personalidad de Akane - la cortó Suo - No hace falta que me expliquéis nada, recordad que hablo poco y observo mucho. Se que Akane tiene un secreto que conocéis pero nadie quiere decir y que tiene algo que ver con el hecho de que ahora viva en casa de Akira. Os voy a decir una cosa: no es la primera persona que conozco que desarrolla otra forma de comportarse, de echo yo no soy yo, yo no era así, era un niño alegre y con muchos amigos y de pronto... ese niño que quedó escondido dentro de mi, sin ninguna razón aparente, así que entiendo que si a ella le ha pasado algo, algo grave porque nadie quiere hablar de ello, pues entiendo que se esconda detrás de esa a la que llamais Ayesa, he leido que a veces un hecho traumatizante hace que uno se evada de la realidad intentando vivir otra vida completamente distinta, lo que me gustaría es que comprendais que soy vuestro amigo o al menos intento serlo, no voy a pensar que esta loca ni nada de eso, todos tenemos nuestras cosas que nos gustaría olvidar.
Se podía decir que la situación era de lo más incómoda. Fue Sumire la que muy resuelta se acercó a Akira con los brazos en jarras.
- ¿Que quieres decir con que Akane va a salir con Kamui?
- Hasta ahora Ayesa ha sido la que ha salido con él, supongo que por protegerla pero ahora ya es hora de que Kamui se la juegue por Akane.
- ¿Que quieres decir? - interrogó Ryuko.
- ¿No está tan interesado en ella? Pues que se moje el culo. Ayesa ha protegido a todo el mundo, a Akane, a Momoka... maneja a Kamui y Kamui está feliz y contento, tiene a Momoka y a Hikari cuando quiere y de vez en cuando puede ir y tontear con Akane... pues eso se acabó, si quiere algo de Akane tendrá que ganárselo y quedarse con el trasero al aire porque Akane no es Ayesa, no busca solo reírse y pasarlo bien, a Akane se la tiene que ganar.
- Creo que te entiendo - habló de repente Shibi en la puerta del aula sorprendiendo a todos y provocando alguna que otra exclamación - Quieres derrumbar su fachada.
- ¡Shibi, por dios! - gritó Sumire - ¡Un día nos matas de un susto!
- Tiene su lógica - continuó hablando Shibi - Con Akane no vale medias relaciones, ella no va a querer ser compartida, ni con Momoka, ni con Hikari y tampoco admitirá que sea amable con ella a escondidas, tendrá que serlo delante de todos, delante de Momoka y a Momoka le dolerá pero será lo mejor que pueda pasar.
- ¿Creéis que Kamui va a arriesgarse a tanto? - se interesó Jisei.
- Veremos lo que le interesa Akane - contestó Akira.
- ¿Y cómo sabes que Akane... no, Ayesa, va a acceder a eso? - volvió a preguntar Jisei - ¿Cómo sabes que va a dejar a Akane en esa situación?
- Porque yo le voy a pedir salir a Ayesa - contestó Akira dejando de nuevo a todos callados.
- Pero si a ti no te gusta Ayesa - repuso Ryuko.
- Pero accederé, cederé a cambio de que solo salga conmigo, solo conmigo, en exclusiva.
- Así quieres evitar que ella salga con Kamui - comentó Kyojin.
- Pero sabes que no durará mucho - intervino Shibi - Una vez que Ayesa tenga lo que quiera se aburrirá.
- Pero para entonces Kamui ya habrá quedado mal.
- ¡Ah! - gritó Sumire - ¡Ya entiendo! ¡Has querido besarla tú antes!
- ¿Antes de qué? - inquirió Suo - ¿De que le mate?
- De que lo haga Kamui.
Sonó el timbre, ya iba a comenzar de nuevo las clases y en seguida empezó a entrar gente, entre ellos Akane que extrañamente sonreía y se fue al asiento de Shibi para hablar con el. Jisei se acercó a Akira.
- Esto Aki ¿No notas nada raro en Akane?
- ¿Que no me ha matado con la mirada?
- Mírala bien y busca las 7 diferencias.
Akira la observó.
- La falda, bobo - le recriminó la chica - ¿No le notas la falda como mas corta de lo habitual? Y la camisa por fuera y un par de botones desabrochados.
Akira volvió a observarla.
- Deja de mirarla tanto, pareces lelo.
- Ahora que lo dices...
- ¿Te he dicho alguna vez de que color es el aura de Akane?
- Amarilla, lo has dicho muchas veces y cuando se enfada verde - contestó con aburrimiento - ¿Está muy verde?
- ¿Y el aura de Ayesa?
Akira la miró interrogante y luego de nuevo a Akane.
- El aura de Ayesa es roja, varía del naranja rojizo al rojo más intenso.
- ¿Es Ayesa?
- Su aura desde luego es muy roja.
- Pero... lleva las gafas.
- Estamos en clase, tonta no es, aunque odie las gafas si se las quita no verá la pizarra bien.
- Nunca ha sido Ayesa en clase.
- Mira su reloj... créeme, has enfadado tanto a Akane que Ayesa ha decidido fastidiarte, viene a por ti.
- ¿Tu crees? Pues si, lo que me faltaba.
- A ver como sales de esta, machote.
Jisei volvió a su asiento justo cuando Ayesa mirando fijamente a Akira y con un andar suave y ondulante se acercaba.
- Hola cielo - dijo con una sonrisa que a Akira le pareció de lo mas malvada.
Ayesa se inclinó un poco hacia él asegurándose de que su escote quedaba bien a la vista y se apartó el pelo abriéndose un poco la camisa.
- Hace claro ¿no?
Calor, si, desde luego acalorado estaba empezando a sentirse el chico.
- ¿Puedes mirar que tengo en el escote? Es que creo que se me ha metido alguna miga.
- Eso te pasa por ir tan escotada - dijo tratando de no darle importancia.
- Anda... es que yo no puedo verlo, como tengo tanto no lo veo bien.
- ¿Tanto? ¿Cuantas tienes?
- Me pica Aki, anda a ver si la encuentras... al menos sopla a ver si sale.
- Si voy a soplar... Ayesa por favor compórtate.
Ayesa se incorporó sonriendo y cogió un bolígrafo de la mesa dejándolo caer a un lado.
- ¡Uy que tonta! - dijo con un tono bobo de voz - ¿Pues no se me ha caído? Ya te lo cojo.
Jisei y Ryuko que veían la escena ya no pudieron más y rompieron a reír.
Ayesa se giró de modo que al doblarse para, sin flexionar las rodillas sus dedos tocasen el bolígrafo, sus caderas quedasen invadiendo el espacio de Akira.
El chico miró aquello con los ojos abiertos como platos.
- Ay que torpe que estoy, no lo cojo bien.
- Madre mía - suspiró girando la cabeza hacia otro lado. Desde luego la falda le quedaba mucho mas corta de lo que creía.
- ¿Lo coges o no? - gritó impaciente.
Kyojin se unió a las risas de Jisei y Ryuko. Akira miró hacia la puerta, realmente Ayesa era una loca, una loca peligrosa.
Momoka entraba, eso quería decir que Kamui iría detrás, sin pensárselo, Akira se levantó pegando su cuerpo a "aquello " de la chica para impedir que nadie viera nada y cogiéndola de la cintura la obligó a ponerse derecha, quedando ambos muy juntos.
- Vaya, eres muy impulsivo, cielo.
- Haz el favor de comportarte.
- Esto ¿y por qué sigues pegado a mi?
Bastante apurado, más que nada por algunos se habían quedado mirando, Akira se separó. Ayesa se giró y le miró colocándose de nuevo el escote.
- ¿Has traído tu móvil a clase, cielo?
- Sabes que no se puede traer.
- Entonces llevas escondido el borrador de la pizarra... o te alegras mucho de verme.
Akira se sentó bastante molesto.
- Deja de decir tonterías y siéntate en el sitio de Akane.
- Chhist - la llamó Jisei - Deja al chico en paz.
- Estas loca Ayesa - dijo Akira - Siéntate y compórtate, ya que estás aquí no dejes mal a Akane.
- Oh si, yo la dejo mal... es mejor humillarla delante de sus amigos ¿no crees?
- No tienes derecho a hacer que ella quede como una...
- ¿Y tu si, cielo? ¿Te gustaría que hiciera delante de Kamui lo que he hecho antes?
- No lo harías, no serías capaz.
- ¿Crees que soy capaz?
- ¿Que pretendes?
- Esto lo vas a pagar muy caro.
Akira suspiró.
- Lo se y lo pagaré pero por favor, contente.
Ayesa se sentó en el sitio de Akane, parecía satisfecha y Jisei se preguntaba si Akira no tenía demasiada suerte y siempre lo que planeaba le salía bien.
- Eh, Kyojin - dijo de pronto Ayesa - Cámbiame el sitio, hazme ese favor.
Kyojin se rió, la cosa estaba divertida.
Akira, al verla sentarse a su lado la miró frunciendo el ceño.
- ¿Que pretendes?
- Voy a ver si consigo que te revienten los huevos.
Akira arqueó las cejas, no se podía ser más explícita ni más basta.
Yotsuda entró en el aula.
- Hola chicos. Vamos, sentaos y a callar ya. A ver, vamos a empezar ¿Un voluntario para salir a la pizarra?
- ¡No empieces, sensei! - se quejó Nowaki.
- ¿Quieres salir tu, Nowaki?
Ayesa levantó la mano.
- Yo, salgo yo - dijo.
- ¡No! - Akira dio un golpe en la mesa y se levantó - Ya saldré yo.
Todo el mundo se calló extrañados de aquel repentino entusiasmo y el que mas el profesor.
- ¿Te encuentras bien?
- No profe - contestó Ayesa - El pobre no está bien, está como acalorado, yo creo que tiene fiebre.
Akira la miraba con miedo.
- Estoy bien, estoy muy bien.
Yotsuda se acercó y le observó
- Bueno, sal tú.
Al finalizar la clase, Yotsuda llamó a Akira.
- ¿Le ocurre algo a Kumoyuki?
- Ah... pues...
- ¿Se ha agravado su problema?
- Algo así, es que lo suyo es muy complicado ¿por qué lo dices?
- Porque actúa de una forma extraña. Bueno, después de las clases pásate por la sala de profesores que queremos hablar contigo.
- ¿Quienes y de que?
- Sobretodo el equipo de orientación, por lo de Kumoyuki, queremos ayudarla pero necesitamos que tu también colabores porque fuiste el que dio la voz de alarma ¿siguen queriendo ayudarla o no?
- Si, si, por supuesto, haré lo que sea.
Un poco aliviado pensando que por fin tendría ayuda y que no le venía nada mal, Akira volvió a su asiento.
No sabrían decir cuando exactamente Ayesa había dejado paso a Akane de nuevo, suponían que en el momento en que esta se encontraba mas tranquila, quizás entre clases, fuera cuando fuera era Akane la que salió del instituto y mirando rencorosa a Akira se dejó acompañar por Kamui.
Akira la miró con pena y resignación, no podía hacer nada, es más, tendría que acostumbrarse a eso, a veces, para recuperar a alguien debes primero perderla totalmente, solo así puede regresar y solo así podrán empezar desde cero. Le dolía, le dolía mucho, aquello era mas doloroso de lo que creía estar preparado pero tenía que ser así, Akane tenía que descubrir como era Kamui, no Ayesa, si no Akane y él solo podía ver y no actuar, solo esperar su regreso, dejarla llorar, gritar o lo que quisiera y después y solo después decirle lo que la quería y que la había estado esperando, que siempre la esperaría y siempre estaría para ella.
En el parking del instituto, Sigure e Inari montaban en el coche del primero.
- Inari - habló Sigure mientras arrancaba - ¿Me dirás quien es?
- ¿Quien es qué?
- La chica.
- ¿Que chica?
- Esa que me dijiste por la que te sentías enamorado ¿Ya no te acuerdas?
- Olvídalo, era una tontería.
- ¿Estás seguro?
- Si, claro, por supuesto.
Guardaron unos tensos minutos de silencio en los que ambos parecían abstraídos cada uno en lo suyo.
- No se porqué pero no te creo - habló de nuevo Sigure.
- ¿Cómo?
- Vamos Inari que nos conocemos, tu no eres de esos que se enamoran continuamente.
- Si no te importa Sigure, eso son temas personales míos.
- Tampoco es típico de ti que me evites así.
- Te digo que lo olvides.
- ¿Quien es?
Inari lanzó un soplido de resignación.
- Está claro que no me vas a dejar en paz. Mañana no vengo en tu coche, te lo advierto.
- Ya me conoces.
- ¿Y si te digo que no tienes que preocuparte?
- No te creería, soy mas observador de lo que parece y se que te preocupa el reinicio del curso.
- ¿Por qué me iba a preocupar?
- Porque estás enamorado de una alumna.
- ¿Que te hace suponer eso?
- Inari... que nos conocemos. Dime ¿Quien es ella? Debe ser de las clases superiores ¿cierto?
- No... no es ninguna alumna - dijo desviando la mirada.
- Estás mintiendo.
- No... no miento - hizo un leve gesto tocándose la nariz.
- Estás mintiendo - repitió - Y eres bastante malo mintiendo, tu lenguaje corporal te está delatando.
- Por favor Sigure, vamos a dejarlo.
- Esta bien, esta bien, como quieras. Pero sabes que somos amigos y puedes contar conmigo.
- Ya, ya lo se pero... no lo entenderías.
- Oh si, si lo entendería. Soy humano después de todo, a veces no se puede evitar, estamos todo el día rodeado de chicas que parecen empeñadas en desquiciar a sus compañeros, a veces es porque les gusta alguno, otras por malicia, no se pero no se dan cuenta de que nosotros también somos hombres después de todo y también podemos sentirnos provocados.
- No, no es eso, ella no es así.
- Entonces admites que yo tengo razón y es una alumna.
- Pero es que ella es mas que eso, es mi amiga, esto no hubiera pasado si no la hubiese conocido más... - Inari pareció derrumbarse y llevó sus manos a su cabeza apoyándola en ellas - No se que voy a hacer, me voy a volver loco, la tengo metida dentro de mi, me domina, esto es absurdo, me siento como un quinceañero estúpido.
- Bueno, para eso estamos los amigos. Creo que ahora no te voy a llevar hasta tu casa, mejor nos vamos de copas.
- ¿Crees que esa es la solución?
- Si, al menos te desahogarás.
Kamui, sentado en el borde de una fuente, miraba a Akane comer un enorme cucurucho de helado de chocolate. Akane, con gesto de estar bastante molesta, comía abstraída de todo lo que para ella era lo más delicioso del mundo.
- No me importa invitarte a chocolate - habló el chico - Pero me gustaría que me dijeras porqué estás de tan mal humor.
- ¿Eh?... ¡Ah! Los hombres sois unos estúpidos.
- Gracias por lo que me toca.
- Es cierto. No es culpa vuestra, tenéis el cerebro programado para eso. El otro día leí un artículo muy interesante ¿sabes lo que nos diferencia a hombres y mujeres?... El cerebro... tenemos un cerebro muy distinto.
- Si tú dices que es el cerebro...
- Un hombre y una mujer se encuentran en un bar, por ejemplo, se miran y se gustan y se deciden a hablar... ¿sabes lo que pretende él?
- ¿Conocerla?
- ¡Ja! Lo único que su cerebro piensa es en procrear, en llevarla a la cama en el menor tiempo posible ¿Si sabes que piensa ella? En el futuro. Está comprobado que las mujeres pensamos tres veces menos en el sexo que los hombres... Cuando veis una tía buena se os enciende una parte de vuestro cerebro cerca del hipotálamo o algo así y empezáis a segregar testosterona como locos... Sois todos iguales.
- Si tú lo dices pues así será.
- ¿Y sabes otra cosa? ¿A que no sabes porqué algunos regalan cosas? Es algo que también hacen los chimpancés, llevan comida a la hembra para esta se lo agradezca con sexo... por eso hacéis regalos.
- Entonces según eso te he invitado a un helado porque quiero sexo.
Akane miró el cucurucho.
- Seguramente... sois todos iguales.
- Pero tú lo has aceptado.
Volvió a mirar el cucurucho.
- Haz el favor de no liarme. Si lo que quieres es que te de chocolate pues lo siento porque es mío y no pienso compartirlo - Akane le miró entornando los ojos - Ahora que lo pienso, estás aquí aguantando mi charla... por algo será... me gustaría ver que parte de tu cerebro se está encendiendo.
- ¿Crees que quiero acostarme contigo?
- No... no lo creo... tu eres un chico guapo y popular, no necesitas recurrir a un truco tan triste. Pero si es verdad que no se que haces aquí y no te ofendas.
Kamui llevó una de sus manos hasta el rostro de Akane, esta hizo un leve movimiento hacia atrás pero Kamui puso la mano en su barbilla y pasó el dedo pulgar por los labios de la chica arrastrando el chocolate que se había quedado en ellos. Luego, suavemente también, acercó el dedo a su boca y lo lamió.
- Ten cuidado al comer, te estás poniendo perdida Cenicienta.
Cualquier otro día en cualquier otra situación la presencia de Mitsuki pegadita a Kohaku hubiera causado alguna reacción en Nowaki, al menos curiosidad pero ahora estaba demasiado impresionado por las palabras de Momoka.
Al final había conseguido que Momoka, de regreso a casa, le dijese porqué estaba interesada en su madre. Momoka habló casi por inercia, en esos momentos su mente estaba distraída pensando en Kamui y en que como le había visto marcharse del instituto con Akane, si, ahora se daba cuenta de muchas cosas pero tenía que darle igual, tenía que aceptarlo y entonces habló sin mucho cuidado, sin pensar muy bien en como decirlo... y lo había dicho: Yuri era anoréxica.
Y ahora estaban allí, sentados en la plaza, hablando de como había ido el primer día de clase, él, Momoka, Kenshi, Yuri, Himeko, Kohaku y esa chica que no se separaba de Kohaku y él no prestaba atención a nada de lo que hablaban porque en su mente repetía esas palabras una y otra vez sin llegar a creérselas.
Esas palabras, tan simples y oídas demasiado frecuentemente por Nowaki parecieron clavársele como esquirlas. No podía ser que una amiga suya fuese anoréxica, no, había visto, para su desgracia, demasiadas chicas con ese problema y también algunos chicos. Nowaki odiaba a "Ana" como la llamaban, para él "Ana" era un monstruo que se apoderaba del cerebro y la vida de sus victimas. No le gustaban nada, ni las "Ana", ni las "Mia" y si eran "Ana-Mia" aún peor.
Iban a su casa, madres, padres, hermanos, esposos, amigos... gente desesperada porque habían visto como alguien a quien querían se había trasformado en otra persona y no sabían como recuperarle. Madres destrozadas llorando, con los ojos llenos de ojeras y la tristeza de quien no sabe ya que hacer... y lo peor era ver a esas chicas y chicos victimas de "Ana" y él los había visto. Su madre lo tenía muy claro, la anorexia y la bulimia eran unos monstruos que habían crecido en nuestra sociedad y había acudido al entierro de demasiadas victimas, sus hijos no caerían en sus brazos, eso lo tenía muy decidido y los llevaba al hospital para que vieran con sus propios ojos los efectos de ese "ser perfecto" en el querían convertirse.
Chicas que parecían cadáveres andantes y no solo por su delgadez si no por la tristeza que emanaban y por esas miradas vacías, se les caía el pelo, se les caían los dientes... era... como ir al infierno y lo peor siempre era escucharlas, oírlas hablar de que solo querían adelgazar un poquito y cuando lo hicieron se encontraron tan bien que pensaron en adelgazar otro poco y... No podía ser que una amiga suya estuviese cayendo en las garras de ese monstruo, no, seguro que Momoka estaba equivocada, porque querer cuidarse no significa ser anoréxica, seguro que Momoka estaba exagerando.
Así que en esos momentos Nowaki se encontraba ensimismado en sus pensamientos, levantaba la vista y observaba a Yuri tratando de ver en ella signos de anorexia o mejor, signos que indicaran que no lo era.
- ¡Vamos al Burger! - propuso de golpe.
- ¿Al Burguer? - le contestaron varios a la vez.
- Si, me apetece una hamburguesa ¿A vosotros no?
- ¡Por favor Nowaki! - le contradijo Yuri - ¿A estas horas?
- Si, a estas horas... me apetece una hamburguesa ¿Tú no quieres una, Yuri?
- ¡Por favor! ¿Tú sabes la de grasa que tiene eso?
- No, no lo se. Se que está rica. Bueno pues una ensalada, las chicas, como siempre estáis pensando en vuestra línea, os tomáis una ensalada.
- Me parece buena idea - habló Momoka segura de que Nowaki quería ver como reaccionaba Yuri ante la comida, a lo mejor así la ayudaba, seguro que él, al ser hijo de una psicóloga, tendría acceso a libros o incluso podía hablar con su madre - Venga, si, vamos al Burguer, yo quiero tomar un helado, un helado de esos que tienen caramelo por encima ¿A ti no te apetece Himeko?
- Si... estaría bien.
- Pues venga, vamos-
Una vez en el Burguer, Nowaki y Kenshi pidieron una hamburguesa ante lo cual Yuri parecía no estar muy contenta, insinuándole a Kenshi que debería controlar más lo que comía, que luego los excesos se pagaban. Momoka, Himeko y Mitsuki pidieron un helado y Kohaku, quizás por no ser el único que no pedía, se cogió una tabla de patatas con varias salsas aunque en realidad la única que no había pedido era Yuri.
Nowaki y Kenshi fueron a pedir mientras los demás se sentaban. Al llegar con las bandejas fueron repartiendo las bebidas y los que habían pedido a cada uno, Nowaki le dio a Yuri su botella de agua mineral que había pedido y después plantó con un seco golpe una pequeña fuente de ensalada frente a ella.
- Esto es para ti - dijo.
- No, no, estoy no es mío.
- Si que lo es.
- No Nowaki, yo no he pedido nada.
- ¿Ah no? Creía... bueno, pues te lo comes igualmente.
- No me apetece comer nada ahora mismo.
- Es una ensalada Yuri, esto entra solo.
- He dicho que no me apetece - Yuri retiró un poco el plato de ella.
- Y yo te digo que ya que lo hemos pedido te lo comes - Nowaki volvió a acercarlo.
- Déjalo Nowaki - habló algo tímida Himeko - Yo me lo comeré.
- No. Que se lo coma Yuri.
- ¿Por qué me lo tengo que comer si no quiero? - gritó Yuri enfadada.
Nowaki miró a Yuri que estaba casi roja de la rabia que sentía y no le hizo falta mas... esa mirada la había visto demasiadas veces en el hospital, esa desesperación porque te obliguen a comer, no era una mirada de que no le apeteciese y no quisiese darle la razón, eran una mirada de terror... si, a Yuri la comida le causaba miedo.
Bastante deprimido Nowaki retiró el plato y se sentó. No podía creer que llegaría a ver tan de cerca un caso de esos, pero no importaba, Yuri no se veía aún muy afectada, debía ser que "Ana" aún no se había hecho con el control de ella, estupendo, aún podía hacer algo.
Y en ese mismo momento Nowaki declaró oficialmente la guerra a "Ana".

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