miércoles, 30 de noviembre de 2011

80. El retorcido plan de los "bellotas"

- ¡Bellotas! ¿Estamos listos? - gritaba Akane a pleno pulmón.
- ¡Listos! - respondían también gritando los aludidos.
- Bien, ya sabéis cual es nuestra primera misión: capturar la cosa más rara, asquerosa o repugnante.
Los chicos estabas todos equipados con una red atrapa-insectos y una mochila con diversos botes, junto a ellos, un divertido Misaki, también con su red que no quería perderse nada. Akane dio un silbido y los niños y Misaki comenzaron su búsqueda.
A unos pasos de ella se encontraban Kamui, sonriendo divertido y Shibi, con dos redes en la mano.
- Que bien se te dan - dijo Kamui.
- Buscar cosas repugnantes es muy divertido y si son babosas y resbalosas todavía mejor ¿Vienes con nosotros?
- No me pierdo yo esta experiencia por nada.
- A lo mejor nos ensuciamos - dijo Shibi dándole a Akane una de las redes.
- Si - agregó la chica - Meterse en un buen lodazal es de lo más divertido.
- Pues nos ensuciaremos - sonrió Kamui - Karura y Hizashi se han quedado para preparar la comida. Suo ha ido a pintar el paisaje, no tengo mucho más que hacer.
- Si - repuso Shibi - Solo meterte en el barro con una chica... algo muy sugerente.
- ¿Estás insinuando algo, Kamizuru?
- No hay palabras mal dichas, Kaguya, si no mal interpretadas.
- Vale, vale - intervino Akane - No empecemos con filosofías. Oye Kamui, ayer fue muy divertido con esa fogata que Hizashi y tu preparasteis... estáis hechos unos boy-scout.
- Me alegra que te gustase.
- Si Kaguya, sabes hacer fogatas, muy interesante - comentó Shibi - Pero mejor vamos a movernos, los bichos nos esperan.
Yusuke, agazapado, se acercaba a Hotaru, el hermano de Shibi, que miraba muy atento el suelo.
- ¿Has encontrado algo?
- Creo que si. Oye ¿Lo tenemos todo listo?
- Todo listo, esta noche daremos el golpe. "Operación: la hemos cagado" en marcha.
- Oye ¿Por qué le has puesto un nombre tan ridículo?
- Porque si sale bien ellos dirán "la hemos cagado" y si sale mal lo diremos nosotros.
- Saldrá bien, ya sabes que Masaru sabe hacer las cosas muy bien y luego está lo que conseguisteis tú y Sumomo.
- Ahí si que la hemos cagado, cuando Jisei descubra que le anduvimos en sus cosas nos va a echar un mal de ojo.
- ¿De veras crees en eso?
- Sssssi... Jisei es una bruja, te lo aseguro.
- Entonces espero que "eso" que cogisteis funcione.
Efectivamente ellos habían sido los que se habían llevado el frasco con el famoso "polvo de cuerno de dragón", a parte de alguna que otra "receta" que habían copiado de sus libros.
En la cocina Karura observaba a Hizashi, sabía lo poco acostumbrado que estaba a mostrar sus sentimientos pero también sabía que se estaba esforzando por cambiar.
- ¿Te gusta hacer de niñero?
- Lo que me gusta es que mi prima tenga actividades lúdicas como estas. Seguro que con Shibi aprenderán algo de la naturaleza. Ellos no lo saben pero a la vez que se divierten les sirve para algo.
Karura sonrió.
- Mira que eres... eres como un profesor que tuve cuando era pequeña, disciplina, disciplina, disciplina.
- Yo no digo eso, solo digo que...
Karura le calló con un pequeño beso.
- ¿Sabes que creo? Creo que cada vez eres más estricto.
- ¿Ah si? ¿Eso piensas de mí?
- No te ofendas. Creo que eres estricto contigo mismo y eso te hace serlo con los demás. Relájate un poco, hombre.
- ¿Quieres que me relaje?
- Pues no estaría mal. No se que voy a hacer contigo, tendré que emborracharte para que te sueltes.
- ¿Quieres emborracharme?
- Para ver que haces.
- ¿Me quieres ver borracho? No creo que sea un espectáculo muy bonito.
Karura se echó a reír.
- ¿Ahora de que te ríes?
- De ti, es que para ti todo es serio.
- No le veo la gracia a un estado de intoxicación etílica.
Karura volvió a reír.
- Eres tremendo. Aunque supongo que esa seriedad tuya es la que me gusta. Oye Hizashi ¿Cuando vamos a decir que estamos saliendo?
- ¿Estamos saliendo?
- Bueno, mas o menos. Hemos tenido nuestros "acercamientos". A mi me gustaría salir contigo sin tener que esconderme o disimular.
- No nos escondemos.
- Quiero decir a solas, y si me apetece abrazarte, hacerlo.
- Las demostraciones de afecto en público no llevan a nada.
- Puff - resopló - ¿Eso es que no soy nada para ti?
- No digas eso, sabes que si.
- Entonces te da vergüenza que se sepa.
- No. Eres guapa, inteligente, vistes bien, eres bastante culta... se te puede presentar en público.
- Hombre gracias, me alegra ser un buen florero.
- No es eso. Los Girei son de la alta sociedad, ya lo sabes. La imagen que damos siempre tiene que ser correcta. Mis padres murieron, mi tío me acogió y yo debo demostrar mi agradecimiento comportándome debidamente.
- ¿Que pasa? ¿No soy lo suficientemente buena para que un Girei sea visto conmigo?
- Sabes que no es eso… es solo que... quiero hacer las cosas bien. Quiero estar seguro de todo, no quiero que digan que soy un caprichoso o...
Se oyeron voces acercándose.
- Ya vienen - dijo Karura asomándose por una ventana.
- Pero... - Hizashi también se asomó - ¡Están llenos de barro! Vienen hechos un asco ¿Que han hecho?
- Divertirse Hizashi, divertirse.
- Van a poner la casa hecha un asco.
Hizashi se dirigió rápidamente a la puerta, franqueando la entrada.
- ¡Ahí quietos! - dijo cuando los niños se acercaron corriendo - Aquí no entra nadie con esas pintas.
- Jo, primo - se quejó Kotoko.
- ¡Tío, no seas así! - gruñó Yusuke.
- He dicho que no... y vosotros tampoco - miró a Akane y Misaki. Shibi y Kamui no parecían tan sucios.
- Anda - dijo Karura asomándose - Ahí detrás hay una manguera, lavaos los pies.
- ¡Una manguera! - gritó Sumomo - ¡Venga, vamos a mojarnos!
Y gritando salieron corriendo hacia donde Karura indicaba.
- No sabes lo que has hecho - se lamentó Hizashi - Ahora será peor.
- Bah, déjalos que disfruten.
- Eso, vamos nosotros también - dijo Akane, Shibi la sujetó de la camisa.
- No, tu no.
- ¿Yo no?
- ¿Quieres que te enchufemos con una manguera?
- Esa es la idea.
Shibi sonrió de forma retorcida.
- ¡No!
- Vamos - habló Kamui - Nosotros también tenemos que quitarnos este barro.
- ¿Acaso quieres que te parta la boca, Kaguya? - replicó Shibi con mucha tranquilidad - Tu últimamente te estás saliendo mucho de tiesto ¿no?
- ¿Que quieres decir, Kamizuru?
- Kamui - intervino Karura - Mira es que hay niños y las escenas eróticas empapando la camiseta de Akane mejor las dejas para la intimidad ¿sabes?
- ¿Habéis pensado que yo...? Me refería a los pies. Desde luego es increíble, sois todos una panda de pervertidos y pensáis que todos son como vosotros. Venga, vamos a limpiarnos los pies.
Kamui se marchó y el resto se quedó mirándose.
- ¿Se ha ofendido? - preguntó con miedo Misaki.
- A lo mejor le estamos juzgando mal - reflexionó Karura.
Hizashi y Shibi se miraron.
- Que va - contestaron a la vez.
- ¿Dónde esta Suo? - se interesó ahora Misaki.
- Dijo que iba al lago a pintar allí.
- Bueno voy a ver si le veo. Toma Shibi, ocúpate tú de mis bichos.
- ¿Habéis cogido muchos bichos? - dijo Karura mirando un bote que traía en la mano Akane.
- Si... un montón... Mira este... creo que le voy a poner nombre.
- ¿No pensarás meter "eso" en la casa? - habló severo Hizashi.
- No señor, tranquilo señor que no lo meteré en la casa... Jo, como eres Hizashi.
Misaki se había juntado con Suo en el lago, este pintaba el paisaje. Aunque Suo era un chico extraño, de pocas palabras y las pocas que decía a veces desconcertaban, una vez que le conocían resultaba un chico muy agradable. Al menos eso era lo que pensaba Misaki.
Para Suo, Sumire era una chica totalmente asombrosa; su alegría, su entusiasmo era algo que le impresionaba mucho, sobretodo porque él, que había vivido en un ambiente totalmente severo, no era capaz de expresar sus emociones tan abiertamente. A Suo le costaba mucho relacionarse con los demás, pero con Sumire había sido todo tan distinto, tenía esa espontaneidad que hacía que Suo se sintiese como si la conociera de toda la vida y gracias a ella comenzó a relacionarse con los demás. Fue esa alegría que se reflejaba en su rostro, esa felicidad que emitía, la que hizo que se fijase en ella la primera vez que la vio. Lo curioso fue que esa misma cara pero con rasgos más serenos, la encontró en Misaki. Misaki era igual que su hermana pero mas tranquilo, a pesar de ser un chico a Suo la cara de Misaki le resultaba muy bonita y fácil de dibujar, él no solía retratar a personas pero con los hermanos Saewanaguchi era distinto, ellos se habían convertido en sus musas y aprovechaba cualquier momento para retratarlos. Sumire resultaba bonita, con ese pelo siempre alborotado que le daba aspecto de traviesa y Misaki con su aire andrógino y delicado.
Suo guardó sus pinturas y se levantó. Misaki observaba el lago, se acercó a él.
- Esto es muy bonito - comentó Misaki - Me alegro de haber venido. Aquí te sientes como si formases parte de la naturaleza.
- Formamos parte de la naturaleza, eso es algo que no podemos ignorar.
Misaki se giró y le sonrió.
- Eres un chico muy sensible a la belleza, no me puedo creer que digas esas cosas tan prosaicas.
- Si... bueno... a mi me gusta dibujar y eso pero...
Suo estaba demasiado acostumbrado a ocultar su gusto por las cosas bellas, en su casa todo eso no eran más que cosas inútiles que no servían para nada, incluso no entendían su manía de dibujar. Para Suo pintar era algo muy importante, algo que no quería perder. Cuando dibujaba se sumía en sus creaciones, ponía todo su empeño y su concentración y él se sentía parte de algo más grande que él mismo.
Misaki le miró, Suo era muy guapo, era un chico, si, pero eso no quería decir que no pudiese pensar que era guapo. Le gustaba estar a su lado, Suo era una persona muy culta, sabía mucho de arte y de historia y sabía que bajo ese aspecto a veces inexpresivo se escondía una alma sensible... Inconscientemente Misaki llevó su mano hasta la cabeza de Suo y suavemente acarició su pelo... era suave; fue solo durante unos segundos, unos segundos que no duraron nada comparado con la eternidad que supuso que sus miradas se cruzasen.
¿Que pasaba?
Misaki se apartó rápidamente y nervioso. Suo no comprendía nada pero reconocía que había sido un instante algo incómodo.
"No" se decía Misaki "No puedo fijarme en él, es un amigo, solo un amigo, no puedo estropearlo todo".
Después de comer convencieron a los niños para que durmieran una siesta. Hacía calor y Hizashi pensó que era lo mas apropiado y cuando Hizashi decidía algo se hacía… Todos gruñeron pero al final se durmieron. Shibi salió al jardín y encontró a su amiga sentada en un columpio de esos grandes, tipo banco. Se sentó a su lado.
- ¿Ya han caído? - preguntó la chica.
- Ajá.
- Este Hizashi es tremendo.
Shibi la miró y sonrió.
- ¿Por qué has venido tu, Ayesa?
- Vaya... me has descubierto.
- ¿Me tomas por tonto? Aunque antes te has puesto las gafas solo lo has hecho para ver bien los bichos. Has sido tú desde el primer momento.
- ¿Y por qué no me has dicho nada?
- Quería ver hasta donde llegabas.
- ¿Y hasta donde llego?
- Demasiado lejos ¿Que pretendes?
- Nada, pasármelo bien.
-¿Y Akane?
- No sufras, está bien, déjala descansar, cada vez está más estresada.
- ¿Por eso has decidido venir tu?
- Yo también me merezco pasármelo bien, ella ya tuvo sus vacaciones. Además, no iba a dejarla con el Kaguya, últimamente está muy... "sobrado", bueno, ya te has dado cuenta.
- Pero es por tu culpa. Eres tu la que le altera y además Akane sabe como tratarle.
- No, no lo sabe ¿Sabías que cuando estuvieron en la playa Kamui se lió con Momoka?
- Todos lo sabemos.
- Es extraño. Pensé que Momoka no iba a caer tan fácilmente.
- Quizás cayó porque quiso. A lo mejor era lo que quería.
- Sería... pero no está bien aprovecharse de una chica que está tonta por ti.
- Pero Akane no lo está por él.
- Es igual. No me gusta como actúa, está pensando solo en si mismo, no piensa realmente que puede hacerla daño ¿sabes? le ha escrito una carta a Akane explicando lo que pasó. Dice que ha sido sincero con Momoka pero para mi que se ha pasado de sinceridad, hay cosas que es mejor no saber, pero claro, para él es mas cómodo, así se quita responsabilidades.
Shibi la miraba y sonreía.
- Ten cuidado, está hecho un lío, no sabe manejar sus sentimientos.
- Nadie sabe manejar sus sentimientos.
- ¿Te molesta que se camele a Akane?
- Escucha, no voy a dejar que consiga lo que Akira está ganándose con tanto esfuerzo.
- Ah claro y entonces se lo vas a dar tu.
- De alguna forma me tengo que consolar, a mi Akira no me quiere dar nada.
- Tienes un triángulo muy raro contigo misma.
- Si Akira se rindiera toda esta historia acabaría, él estaría contento, yo estaría contenta... ¿Sabías que últimamente Akane no se considera muy importante para nadie?
- Si, si lo sabía.
- ¿Y tu no vas a hacer nada?
- No. Akane es mi amiga ¿Quieres que la confunda? Sabes de sobra que es de ti que quien me enamoré, eras tu la que buscabas arañas conmigo y moscas para darle de comer a las arañas ¿te acuerdas? Ya me aproveché de ella una vez y de lo débil que se sentía ¿recuerdas?
- Siempre la estás protegiendo ¿eh?
- Tengo unos bonitos recuerdos... tuyos.
- Nos lo hemos pasado bien. Tú siempre me has visto como una persona independiente de Akane.
- Siempre.
Shibi cogió la mano de Ayesa y entrelazó los dedos.
- Shibi ¿me dejas ver bien tus ojos? Me gusta verte directamente tus preciosos ojos.
Shibi retiró lentamente sus gafas.
- Contigo he hecho cosas que nunca he repetido. Te he echado mucho de menos.
- No sabes como valoro que me reconozcas como persona.
- Bueno Jisei y Ryuko también lo hacen ¿Sabes por qué dejé de salir con Akane? No fue porque tuviéramos miedo de que un sentimiento confuso acabara con nuestra amistad, era porque me pasaba los días esperando a que tú aparecieses, eso, a la larga, no podía ser bueno para nadie.
- Estoy acostumbrada a vivir en la sombra, la única forma de ser yo sería destruyendo a Akane y no creo que ella me deje... sería una batalla terrible. No se está mal saliendo de vez en cuando, al fin y al cabo no tengo responsabilidades, ni que estudiar y si experiencias maravillosas.
Se podía decir que el periodo más difícil, ese que va cuando empiezas a dejar de ser un niño pero aún no llegas a ser hombre, Shibi lo pasó junto a Ayesa y con ella descubrió muchas cosas durante aquel interminable y caluroso verano. Se suponía que esa etapa de su vida debía pasarlo junto a otros chicos y descubrir con ellos el mundo adulto, bueno, hacer lo que hicieran los chicos para saciar su curiosidad pero es que Kenshi, que era su mejor amigo, no estaba, ni Jisei, ni Ryuko, ni nadie... todo el mundo estaba de vacaciones... solo estaban ellos dos y su curiosidad, sobretodo la curiosidad de Ayesa.
Ayesa se acurrucó en el pecho de Shibi.
- Estos momentos son míos - susurró.
Ignoraban que unos metros más atrás, Kamui les observaba.
Estaba molesto. No había invitado a Akane para eso. Había pasado ya una noche y no había obtenido nada, a esas alturas Momoka ya estaba rendida ¿Por qué Akane era tan escurridiza? Tenía la impresión de que era un pelele en sus manos, siempre bailaba al son que ella marcaba. Eso tenía que acabar. Se acercó con paso muy decidido.
- ¿Molesto?
- ¡Ah, Kamui! - exclamó Ayesa incorporándose - Ven cielo, siéntate a mi lado - señaló un hueco del banco a su lado haciendo que ella misma quedase en medio de los dos chicos.
Kamui seguía molesto pero su cuerpo reaccionó solo y se sentó donde la chica señalaba. Ella recostó su espalda en él y subió las piernas encima de Shibi.
- Que maravilla, ahora me siento como una reina.
Shibi le quitó las sandalias que llevaba y comenzó a masajearla un pie.
- Oh, por dios... esto si que es la gloria. Creo que hasta me voy a quedar dormida.
- Si te duermes - dijo Kamui - Podríamos aprovecharnos de ti.
- No seas tonto. Si quieres aprovecharte de mi hazlo cuando esté despierte, por lo menos que me entere, si no ¿que gracia tiene?
- Eres demasiado descarada.
- ¿Te molesta?
- No, pero me provocas.
- Kamui ¿Podemos jugar a una cosa?
- ¿A qué?
- Estos días que estamos aquí no me llames Akane, ese nombre me recuerda la realidad y estoy huyendo de ella.
- ¿Y como te llamo?
- Soy un caballero, un valiente caballero, llámame como quieras ¿Quieres ser mi dama?
- Hombre... tu dama...
- ¿Así que no quieres ser el reposo del guerrero, Kamui? - se burló Shibi.
- Que digo yo - continuó Ayesa - ¿A vosotros os incomodaría mucho hacer un trío?
Los dos chicos se quedaron boquiabiertos, desde luego los ojos de Kamui se salían de sus órbitas, Ayesa rompió a reír.
- No empecemos Ayesa - susurró Shibi. No empecemos con tus experimentos.
- Desde luego Shibi que eres de lo más cerrado ¡nunca quieres hacer nada de lo que propongo!
- Porque propones cosas muy raras, además ni tu serías capaz.
- No me provoques. Por veros enrollaros a vosotros dos soy capaz de mucho.
- Tu - titubeó Kamui - Estás de broma ¿no?
- No está de broma pero vamos no te apures que no llega a la práctica.
- Que no provoques, Shibi, que ya sabes lo orgullosa que soy, basta que me digas que no soy capaz para que me pique.
Kamui sonrió seguro de que era una broma.
- Yo sería capaz - afirmó - Si la recompensa que me des es buena.
- Eso lo dices porque no me tomas en serio. Da igual, da igual. Anda moveos un poco que esto se balancee.
- Te marearás - advirtió Kamui.
- ¡Anda que no sois vosotros aguafiestas ni nada!
- Yo me voy a dar una vuelta - dijo Shibi - No quiero que se te ocurra alguna otra genial idea.
Y así lo hizo. Shibi se levantó y se marchó. Shibi tenía muy buenos recuerdos con Ayesa, tan buenos como también los tenía amargos con Akane.
Entre Shibi y Ayesa existían muchos secretos, él conocía de Ayesa muchas mas cosas que nadie, incluidas Jisei y Ryuko, claro, es que habían sido "novios"... sonrió... "novios", aún recordaba aquel día que dando un paseo unos niños les gritaron "novios" y salieron corriendo como si les hubiesen insultado con el peor de los insultos... y también recordaba la palabra que les gritó Ayesa y la pedrada que se llevó uno de ellos... menuda era Ayesa, no aguantaba ni una broma.
- Se lo que estás pensando - dijo Ayesa a Kamui cuando se quedaron solos - Y no vas a tener suerte.
- ¿Ah si? ¿Y que estoy pensando?
- ¿Crees que soy como Momoka o Hikaru? Necesitas algo más que tu cara bonita para que caiga rendida a tus pies.
- ¿Crees que es lo que quiero?
- Cariño, tus hormonas van gritando.
- Eso es lo normal a mi edad, o eso dicen.
- No si me siento muy halagada pero ¿sabes? Akane piensa que es segundo plato, no le gusta ser la opción que te queda cuando Momoka no está.
- ¿De que hablas? ¿Te encuentras bien? ¿No habrás tomado demasiado el sol? ¿Por qué hablas de ti misma en tercera persona?
- A ver si lo entiendes, yo soy así, no voy de nadie, hago lo que me da la gana cuando me da la gana y no estoy para cuando tú quieras.
Kamui sonreía, era precisamente lo rara que era esta chica lo que la hacía tan especial y se alegraba de que no cayese rendida a la menor insinuación, eso le incitaba, ahora sentía unas ganas enormes de continuar con aquel juego a ver que sorpresas de aguardaban.
- ¿No tienes calor, Kamui? Yo estoy abochornada ¿Por qué no vamos a refrescarnos al lago?
- ¿Ahora? - Ayesa se había levantado y tiraba de él - ¿Así?
- Si, así, vamos.
Nada mas llegar al lago Ayesa comenzó a quitarse los pantalones que llevaba.
- ¿Llevas el bañador?
- No ¿Suele venir gente por aquí?
- A veces pero no es habitual, oye Akane si sigues así te voy a ver tu ropa interior.
- ¿Y? - se quitó la camiseta - ¿No es bonita? Cuesta cara, no se para que la hacen tan bonita si no se puede enseñar.
Kamui se sentía muy azorado, aunque reconocía que aquel conjunto blanco con topitos negros y lacitos estratégicamente colocados no era mas insinuante que algunos bañadores de Yuri, la idea de que no era un bikini se había instalado en su mente. Trató de no parecer un bobo mientras la chica se zambullía en el agua…
- Ten cuidado - le dijo - Este lago es muy traicionero.
- Ven conmigo, el agua está fría pero da gustito, vamos.
Kamui miró a su alrededor ¡que demonios! No había nadie y la chica tenía razón, a fin de cuentas la ropa, interior o no seguía siendo ropa. Se quitó la suya y se tiró al lago, acercándose a su compañera.
- Está bastante fría - dijo.
- Ven, acércate mas, friolero.
Así lo hizo, Ayesa le pasó los brazos por el cuello y pegó su cuerpo al suyo. A pesar del agua fría el cuerpo de la chica continuaba cálido.
- ¿Tienes menos frío?
- ¿También te bañaste en ropa interior delante de Akira?
- No, delante de él me desnudé... casi se muere.
Kamui la rodeó por la cintura y cuando Ayesa quiso darse cuenta tenía sus labios pegados en su cuello.
- ¡Eh! Eres más apasionado de lo que parece.
- Es culpa tuya, solo tú tienes la culpa.
- Yo creí que eras frío e insensible.
- Lo siento - la miró con pena - Pero es culpa tuya.
- Ya, pero podías dejar de tocarme el culo. No se porqué pero todos vais al mismo sitio.
Kamui se apartó.
- Lo siento, ha sido sin darme cuenta.
- Ya, sin darme cuenta... la mano tonta... Si no me enfado pero es molesto porque es mío ¿sabes?
Kamui volvió a pegarse a ella.
- Una vez Akira me dijo que eras como el veneno, que te metes dentro de la piel y lo intoxicas todo.
- ¿Eso dijo?
- Bueno, ha añadido algo.
- Ya decía yo... ¿Así que soy tóxica?
- Todo es culpa tuya - decía a milímetros de tus labios.
Cuando regresaron a la casa Hizashi les dirigió una mirada inquisidora.
- Parece que te lo hubieras hecho encima - dijo a Kamui observando la humedad que se veía en sus pantalones.
- Nos hemos bañado - aclaró Ayesa.
- Menudo ejemplo estáis dando a los niños. Desde luego que no me esperaba algo así de ti, Kaguya, tu que siempre eres tan serio.
- Solo nos hemos bañado ¡Por el amor de dios! - exclamó Ayesa mientras se alejaba de allí - Voy a ponerme el bañador porque vamos a ir con los niños al lago ¿ese era el plan?
- ¿Ahora te vas a poner el bañador? - gruñó Hizashi.
- Claro, las bragas las tengo mojadas y no me quiero escocer.
Karura, que no estaba lejos de allí, no pudo evitar romper a reír y es que la cara de Hizashi era todo un poema.
- Akane está muy rara últimamente ¿no? - comentó Hizashi mirando seriamente a Kamui. Y tú no te comportas tampoco muy bien.
- ¿Vas a darme lecciones, Girei?
- No, pero por favor, tener un poco de decencia delante de los niños.
- Nosotros nos vamos al pueblo a comprar la carne para la barbacoa de esta noche - advirtió Karura - Mientras tanto portaos bien.
La tarde fue muy divertida. Fueron al lago, Akane y Suo habían preparado una actividad que resultó muy entretenida, se empeñaron en que todos tenían que ponerse los bañadores y unas camisetas viejas que habían traído. Llevaron pliegos de papel enormes, pintaron con las manos un gran mural y también se pintaron ellos mismos, las manos, los pies y los ponían en el papel... al final aquello terminó con niños y algo más mayores embadurnados de pintura. Era innegable lo bien que Kamui se lo estaba pasando, nunca se había divertido tanto, ni nunca pensó que hacer tantas niñerías podía ser tan entretenido.
Y llegó la hora de la barbacoa. Mientras Hizashi y Kamui se encargaban de la carne, Shibi y Karura se disponían a preparar una limonada.
- Déjanos a nosotros, Shibi - dijo Hotaru - Hemos aprendido a hacer un ponche especial.
- ¿Un ponche? - preguntó Karura.
- Si - contestó Sumomo enseñándole un bote de leche condensada - Con esto.
- ¿Leche condensada? ¿No será muy dulce?
- Te aseguro que no - respondió Yusuke - Ya lo verás.
- ¿Y que mas le vais a poner? - se interesó Shibi algo desconfiado.
- Esto - mostró una botella Masaru - Es un licor sin alcohol.
Shibi cogió la botella, estaba llena y parecía precintada. Leyó la etiqueta, en efecto era un licor de frutas sin alcohol.
- Veréis que bueno está - insistió Masaru.
- También podemos preparar limonada - añadió Kotoko - Por si no os gusta.
Shibi seguía mirándoles desconfiado.
- Bah, déjanos - suplicó Hotaru - Queremos hacer algo ¿No habláis siempre de que tenemos que aprender a ser útiles?
- Claro - añadía Sumomo - No vamos a dejar que lo hagáis todo vosotros, también queremos participar.
- ¿No necesitáis nada mas? - preguntó Karura.
- Solo hielo.
Shibi miraba a Takato, se suponía que era el más responsable o al menos el que más huía de cualquier peligro para la salud.
- Está bien - dijo al fin.
- Pues ábrenosla Shibi - pidió Hotaru - Está muy fuerte y no podemos.
Efectivamente el tapón estaba precintado aún y Shibi tuvo que hacer bastante esfuerzo.
- ¿Y dónde lo habéis conseguido? - se interesó Karura.
- A mi padre le han regalado unas cajas - contestó Masaru - Es él quien me enseñó a hacer el ponche
- Tomad, ya está abierta.
- Gracias Shibi y ahora vosotros a lo vuestro, ya nos encargamos nosotros de las bebidas.
Karura y Shibi se marcharon. Los niños hicieron un círculo.
- ¿Preparados? - dijo Yusuke.
- Preparados - respondió Sumomo.
- Bien - habló Hotaru - Sumomo y Kotoko, vosotras preparad los vasos para nosotros, recordad bien, los de plástico son los nuestros, que no beban de los nuestros o se darán cuenta de que solo son leche. Yusuke y yo prepararemos la mezcla para ellos y Takato y Masaru preparáis la limonada.
- ¿Estáis seguros de que no notarán que tiene alcohol? - preguntó asustado Takato.
- Que va - contestó Masaru - He destilado un liquido genial, los sabores de las frutas que he añadido más la leche condensada hace que entre suavemente, ni lo notarán.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque ni mi padre se dio cuenta.
- ¿Y no les hará daño?
- No, solo se pondrán alegres.
- ¿No les matará neuronas? ¡No quiero que mi hermana se quede tonta!
- Mira, en cuanto veamos que están contentos tiramos el resto del ponche ¿vale?
- ¿Y lo otro? - dijo en plan misterioso Yusuke.
- Aquí está - Masaru sacó un frasco - Me ha costado mucho, algunos ingredientes eran difíciles de encontrar, el hígado de dragón lo he sustituido por esencia de canela, que dicen que es afrodisíaco también.
- ¿Y has añadido los polvos que te trajimos? - dijo Sumomo.
- Si, todos.
- ¿Y que harán? - dijo curiosa Kotoko.
- No tengo ni idea pero si los tenía la bruja Jisei deben ser auténticos... sea lo que sea.
- ¿No será veneno? - se alarmó Takato.
- No, Jisei no es tonta - respondió Sumomo - Lo tendría donde los venenos o lo habría señalado, esas cosas ella seguro que las tiene muy controladas.
- ¿Y porqué si les vamos a dar esto también les metemos alcohol? - dudó Takato - ¿No será mucho?
- Pues porque sin alcohol la mezcla resultaba muy empalagosa, no lo beberían.
- ¿Y a que sabe? - Hotaru miraba intrigado el frasco.
- No lo se, no he querido probarlo, pero vamos, no debería saber a nada, oler desde luego no huele y con mis padres funcionó - explicó Masaru.
- ¿Se lo diste a tus padres? - se alarmó Takato.
- Hombre, con alguien tenía que probarlo. Solo unas gotitas, es muy potente, yo eché 5 gotitas en un vaso y con eso ya bastó para que me mandaran rápido a la cama... imaginaos por qué.
Masaru era un genio, tenía un claro don para la química. Le encantaba mezclar productos y hacer experimentos. Sus padres le habían dejado instalar, en una pequeña habitación, una especie de laboratorio y allí hacía los experimentos más inusuales mezclando todo tipo de productos.
Se sirvieron ellos mismos unos vasos con lo que habían preparado las niñas, luego sirvieron el "bueno" para los mayores. Y como eran muy listillos a cada uno se lo sirvieron en un vaso de un color distinto.
- Atended - habló Hotaru - El rojo es para Akane y el verde para mi hermano, no os confundáis al dárselos.
- Mira, yo voy a dárselo a mi primo - dijo Kotoko - Y a Karura.
- Y yo se los doy a Suo y Misaki - agregó Sumomo.
- Vale, Masaru, hecha tu las gotas.
Masaru abrió el frasco, traía un cuentagotas en el tapón, con mucho cuidado echó cinco gotitas en el vaso rojo y cinco en el verde.
- Yo los llevo - se ofreció Yusuke.
Masaru dejó el frasco encima de la mesa, en ese momento Karura les llamaba, la carne estaba lista, todos fueron salvo Yusuke. Algo se le ocurrió, abrió el frasco y echó unas cuantas gotas más en el vaso rojo.
- Mi hermana es muy cabezota - dijo.

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