miércoles, 30 de noviembre de 2011

86. La paciencia es buena, pero cansa

El primer día de clase después de las vacaciones siempre era muy bullicioso, había demasiadas cosas que contarse, pero sobretodo el grupo compuesto por Ryuko, Xu-Xu, Jisei y Sumire, al final del aula, estaba más alborotado de lo habitual.
- ¿Que tal el trabajo? - preguntaba Ryuko, la mas discreta, a Akane.
- ¿Que tal con Aki? - interrogaba Sumire.
- ¿Que tal dormisteis? - se interesaba Xu-Xu.
- ¿Os hago una descripción detallada y os vale con un rápido resumen? - contestaba algo aturullada por tanta pregunta la interrogada.
- Una descripción detallada - respondía tajante Xu-Xu.
- Cuanto mas detalle mejor - añadía Sumire.
- Bien, vale, pues veréis: llegué, cené y me metí en la cama, antes me puse mi pijama, claro. Esta mañana me desperté, me duché, me vestí y llegué aquí y respondí vuestras preguntas.
Jisei se acercó a ella entrecerrando los ojos.
- ¿Por qué tu aura tiembla?
- Y yo que si, ni siquiera sabía que las auras temblasen.
- ¿Que nos ocultas?
- Ah... está bien, está bien. Akira me llevó hasta los laboratorios, hablé con las otras personas que se ocupan de la limpieza, muy agradables, por cierto: después el padre de Akira me llevó a su casa y cené con ellos y luego preparé una bañera a Akira, quería agradecerle su paciencia y mientras él me hizo un chocolate calentito y me regaló una flor y yo le dí un masaje y se quedó dormido.
Sumire gritó como enloquecida.
- ¡Aki, por dios! - exclamó Xu-Xu hacia donde el chico estaba sentado - ¿Te quedaste dormido?
Akira se giró y se rascó la cabeza.
- Era tarde, tenía sueño.
- ¡Que cosa mas tonta de hombre! - se oyó gruñir a Xu-Xu mientras se separaba del grupo.
Karasu llamó la atención de Sumire, algo quería enseñarle y Jisei volvió a acercarse con cara inquisidora a Akane.
- Tu aura sigue temblando - susurró.
- Esta bien - habló en voz baja mirando a su alrededor - Me quedé dormida en su futón.
Jisei la miró de lo más sorprendida.
- ¿Cómo puede pasar eso?
- Pues... me dormí.
- ¿Pero te metiste en su futón? - exclamó Ryuko con voz ahogada.
Akane afirmó con la cabeza.
- Claro - habló Jisei a Ryuko - Eso es algo muy normal, uno suele meterse en el primer futón que encuentra para dormir.
- Ya sabía yo que no ibais a entenderme.
- Te metiste en el futón de Akira - sentenció Jisei - Hay poco que entender.
- Pero él estaba dormido.
- Claro, ya que más daba.
- Es que me sentía sola.
- ¡Tócate los lereles! - exclamó de nuevo Ryuko.
- No lo entendéis, yo... de pronto me sentí muy mal, sola, como abandonada, era como que se habían deshecho de mi, sentí como que a nadie le importaba, que mi madre, mis hermanos, estarían tan tranquilos, que seguramente ni me echarían de menos, estarían en casa, viendo la tele, riendo como si nada y me sentí muy mal y Akira me había hecho un chocolate y me regaló una flor y me dejó una nota que decía "Bienvenida. Espero que te sientas a gusto" y yo... quería estar a su lado, solo un momentito, solo quería sentir un poco de... no se, no se porqué lo hice pero sin darme cuenta me quedé dormida.
Ryuko retiró disimuladamente la cara haciendo que miraba a Kyojin y Akira, ya le estaba volviendo a pasar, ella era de lágrima fácil y conocía a Akane, sabía lo sola que se sentía a veces.
- Tu dedícate a hacer esas cosas - volvió a susurrar Jisei - pero luego no me vengas llorando. Que la paciencia es buena, pero cansa.
- ¿Qué me quieres decir? - Akane la miró de reojo.
- Que estás colmando el vaso de Akira, tú sigue así y verás.
- Lo se, me va a mandar a freír espárragos.
- No era eso precisamente en lo que yo estaba pensando.
- Yo que tu - decía Ryuko después de respirar profundamente y conseguir que no saliesen esas indiscretas lagrimillas que amenazaban con escaparse - rendía ya de una vez el corazón, tu cuerpo se está rindiendo a él.
- ¿Ya estás con tus tonterías?
- Si, si, tonterías pero por algo será que te has metido en su cama.
- ¿Por qué va a ser? Era el que estaba allí.
- Si, ya, ya, lo que tu digas.
Xu-Xu entró en el servicio, hoy empezaban las clases y había decidido volver a ser ella misma. Había reaccionado de una forma egoísta ante la novedad de Kenshi y Yuri, solo había pensado en lo mosqueada que se sentía pero ahora había decidido ser aún más egoísta, Kenshi era su amigo y no iba a dejar de serlo por una rubia caprichosa. Así que hoy iría a comer con ellos, se iba a comportar como siempre con Kenshi. Una vez Kenshi dijo que apreciaba su amistar, que le gustaba estar con ella y no veía porqué eso tenía que haber cambiado.
Nada mas entrar en los aseos se encontró a Yuri mirándose en el espejo, pensó lo que siempre pensaba cuando la veía hacerlo: que era insoportable.
- Hola Xu-Xu ¿Que tal estás?
- Bien, estoy bien.
- ¿Cómo me queda esta falda?
Xu-Xu la miró con bastante desgana.
- Te está grande, te baila demasiado.
- Si, creo que he adelgazado un poquito pero no se, no me gusto del todo, mira - pellizcó su cintura cogiendo un poco de carne - Fíjate todo lo que me sobra.
- Yuri, se te notan las costillas, casi se puede dar la clase de anatomía contigo.
- ¿Tu crees? No se chica.
Lo que en ese momento pensó Xu-Xu no era lo más apropiado ni tampoco muy elegante.
- ¿Crees que soy atractiva? - seguía hablando Yuri mientras sacaba su pintalabios de color rosa.
También tenía guasa que le preguntara eso precisamente a ella.
- A Kenshi le gustas ¿no? - dijo intentando que no se notara el tono despectivo de su voz. Yuri se la quedó mirando.
- Oye ¿Tú tienes algo con Kenshi?
- Es mi amigo, un muy buen amigo.
- Ya, no es que me parecía... ¿A ti te importa que salga con él?
- ¿Me tiene que importar?
- Yo creo que no pero oye no quiero ofenderte.
- Tranquila que no me ofendes, puedes usarle cuanto quieras.
- Es que es un amor, tan dulce y cariñoso.
- Vale, genial, pero no hace falta que me cuentes detalles.
Yuri sonrió con bastante maldad, pensaría que no se le notaba... si es que en el fondo Xu-Xu era una cría.
- ¿Y tú? ¿Estás saliendo con Genki?
Xu-Xu iba a contestarla que no cuando de pronto cambió de idea.
- ¿Y qué si salgo con Genki?
- No, lo decía porque se comenta que estáis saliendo, que habéis estado muy juntos estas vacaciones.
- ¿Quien comenta eso?
- Todo el mundo, querida, todo el mundo.
- Genki es un gran chico - se enfrentó a ella bastante enfadada - Es mi amigo y es un encanto, cuando él salga con una chica seguro que la hace sentir como a una princesa.
- Si, lástima que él casi parezca una rana.
Aquello si que le sentó ya mal del todo a Xu-Xu, no podía evitar dejar a un lado la consideración.
- ¡Que mala que eres! Parece que tienes lengua de serpiente, si te la muerdes te envenenas.
- ¿Por qué te metes ahora conmigo?
- ¿Por qué te metes tu con Genki? Genki es un gran chico y como no cambies esa actitud de juzgar a la gente por su aspecto te perderás muchas cosas buenas.
- Anda y no me eches sermones, vaya como te pones. Me largo. Lo que pasa es que te mueres de envidia porque yo tengo a Kenshi.
- Pues anda y disfruta de tu juguete, mona.
- Que mala es la envidia - decía mientras salía.
- ¿Será posible? - gruñó poniendo ambas manos en el lavabo y mirándose al espejo. Será engreída, caprichosa y…
El timbre que indicaba que comenzaban las clases sonó. Salió corriendo del aseo, al final llegaría tarde y todo.
Durante un cambio de clases Karura se acercó a Akira.
- Aki ¿Te importaría que comiésemos hoy juntos?
Akira miró a Akane y después a Hizashi.
- ¿Y Hizashi?
- Ya le he dicho que necesito hablar contigo.
- ¿Te pasa algo?
- Pues se podría decir que si.
Akira miró al techo, bueno, Sumire había llevado su cámara de fotos, tenía planeado seguir con la sesión, hoy le tocaba el turno a Suo y a Kyojin, así que Akira tenía dos opciones: o quedarse a ver la sesión de fotos o aprovechar para ir y hablar con Karura, aunque él hubiese querido hablar con Shibi bueno también le gustaría saber la versión de la chica sobre lo que había pasado en aquella casa del Kaguya.
- Está bien.
Así que, llegada la hora de la comida, Karura volvió a acercarse a Akira.
- Entonces ¿Nos vamos? - parecía exigirle.
Akira, inconscientemente miró a Akane, esta le miraba fríamente con una mirada que parecía causar un escalofrío al chico.
- Ah yo... es que...
- Venga hombre, si vamos ahora cogeremos buen sitio en la cafetería.
Ya había dicho que iría así que iría.
- Si... vamos - contestó.
Se oyó un golpe seco a su espalda, era Akane que había dejado caer un libro de forma pesada en la mesa. Akira podía imaginárselo... estaría muy mosqueada ¿por qué? Exactamente no lo sabía pero estaba claro que estaba mosqueada. Se giró para decirle algo, no sabía bien el que pero es que tampoco veía nada malo en ir a comer con Karura, al fin y al cabo no había nada entre Akane y él ¿por qué tenia que sentirse como si la traicionase o algo así?
No llegó a hablar. Su mirada se encontró con los ojos altivos y fríos de Kamui que, de improviso estaba al lado de Akane. Kamui le regaló una mirada fugaz y retadora antes de dirigirse en voz baja a la chica.
- Akane ¿Después te puedo acompañar a casa?
- ¿A casa?
- No te he molestado desde que vinimos de las vacaciones, sabía que necesitabas tiempo y espacio pero ahora vuelvo a verte todos los días y tengo muchas cosas que decirte, además Akira te ha estado acaparando durante mucho tiempo.
Eso lo había escuchado perfectamente Akira... lo que le faltaba... se había olvidado de lo molesto que era ese chico.
Akane le miró confusa y luego a Akira ¿De que iba aquello? ¿Que pasaba? ¿Tenían turnos pactados o qué?
- Momoka se va a molestar.
- No creas. Ha quedado con Yuri. Mira... ni me hace caso.
Era cierto. Momoka había decidido que no estaría más veces haciendo el ridículo detrás de Kamui. No podía ser que fuera tan ridícula, siempre detrás de él como un perrillo meneando el rabo... ella valía más que eso y Kamui debería darse cuenta. Además, Yuri la necesitaba, no iba a abandonar a su amiga.
Akane volvió a mirar a Akira al lado de Karura, dispuesto a irse con ella... Después de lo que había pasado la noche anterior... después de... Así eran los hombres... todos iguales. Miró a Kamui ¿este que pretendía? ¿No tenía nada mejor que hacer? Claro, seguramente era porque Momoka se iba con Yuri y él necesitaba a una tonta a su lado... Kamui Kaguya sin una chica haciendo el bobo por él no parecía Kamui Kaguya.
- Está bien - le dijo con aire resuelto - Acompáñame a casa de mi madre... es más... invítame a un helado, a un helado enorme de chocolate.
Kamui sonrió levemente.
- Como quieras, Cenicienta.
Si en ese momento Akane hubiese mirado a Akira hubiese visto como el chico hacía un amargo gesto. Una especie de dolor punzante, corto pero intenso, como una aguja, parecía haber atravesado su pecho. Inconscientemente se llevó la mano allí.
- ¿Ya sabes lo que es eso, no? Lo has sentido otras veces - le dijo de improviso Jisei sorprendiéndole.
- Si, ya lo se, ya me lo dijiste, son los celos.
- Pues eso - sonrió la chica.
- Ah, que pesada que eres.
Jisei sonrió, bien, Akira ya lo reconocía ahora faltaba la otra cabezota, esa era más dura pero sentía los mismos celos… ¡con lo bien que les iría si reconociese de una vez lo que sentía por ese chico!
Kohaku había observado toda la escena en silencio y también se aproximo a Akira.
- Un momento Akira - le dijo - Solo es un momentito, solo quiero decirte una cosa.
Ambos chicos se alejaron un poco.
- ¿Por qué Akane siempre está de tal mal humor contigo? - le preguntó en voz baja.
- Ah... es muy difícil de entender.
- Pues deberías hacerle entender que eres tú el dominante.
- ¿Qué?
- Verás, lo dijo Masashi en aquella charla que nos dio ¿no te acuerdas? Este tipo de personas buscan a alguien que las domine, eso les hace sentirse seguras, es a lo que está acostumbrada, necesita a alguien a su lado que se mantenga firme porque cuando algo la supera, ya sea por rabia o por lo que sea, se descontrola, no sabe manejar estas situaciones... cuanto toda tu vida has estado dominado luego no se sabe ser dominante, se termina por convertirse en un tirano. Tómatelo como el consejo de un amigo.
Y se marchó dejando a Akira algo perplejo. Vio a Karura esperándole, bueno, ya pensaría en las palabras que había dicho Kohaku.
Solo había una persona a la que Momoka se atrevía a recurrir. Puede que no fuera la persona adecuada, ella no lo tenía muy claro, seguramente había opciones mejores pero era la persona que le inspiraba más confianza.
Necesitó decírselo varias veces a si misma. No estaba muy segura de lo que hacía pero de lo que si estaba segura es de que ella sola no podía hacer nada así que había decidido que ese mismo día le pediría ayuda... quizás lo estropease todo... no, que tontería, seguro que no.
Puede que ella fuese una chica demasiado romántica y soñadora, puede que hubiese idealizado a Kamui pero el problema de Yuri le estaba sirviendo para darse cuenta de muchas cosas. Para empezar se daba cuenta de lo valioso que eran los amigos, de lo que realmente a ella le importaba y lo que consideraba importante.
Kamui se iba a comer con sus amigos, esos de 3-1, bien, no le importaba, eso le servía para dedicarse a su otra preocupación. Puede que ella fuese una chica demasiado romántica y soñadora, puede que hubiese idealizado a Kamui pero el problema de Yuri le estaba sirviendo para darse cuenta de muchas cosas. Para empezar se daba cuenta de lo valioso que eran los amigos, de lo que realmente a ella le importaba y lo que consideraba importante y era cierto que desde hacía años estaba como hipnotizada con Kamui, deslumbrada pero de pronto había comenzado a verle de otra forma... Kamui no era un dios, Kamui solo era un chico y como cualquier chico de su edad estaba muy confundido.
Como Kamui siempre se había mostrado tan frío y tan insensible, como nunca parecía sentir apego por nadie, ni interés en las chicas, como no iba babeando detrás de ellas mirándoles el escote o las piernas o diciendo todas aquellas cosas que solía escuchar, ella había formado en su cabeza una idea demasiado idealizada de él, pensaba que era perfecto o superior al resto de los chicos, que a él no le importaban esas cosas pero no, Kamui era un chico como cualquier otro y lo había demostrado.
Y lo que Momoka tenía ahora muy claro es que ella no era precisamente el tipo de chica que atraía a Kamui. Le dolió reconocerlo, le dolió mucho y tardó en hacerlo pero a pesar de la amargura que le producía tenía que admitirlo. Puede que Kamui le tuviese aprecio o cariño o algo, porque algo de amistad tenía que haber entre ellos pero de ahí a que le gustase había mucho trecho ¿Que no le gustaba de ella? ¿Sería su pelo? No, no era nada físico, era su actitud, estaba segura, en realidad más que segura porque en varias ocasiones Kamui la llamó "molesta"... era su actitud lo que no le gustaba. Durante todo este tiempo ella no había sido más que una molestia para él... era muy triste reconocerlo pero era así.
Pero Momoka era fuerte, mas fuerte de lo que todos suponían, la niña llorona que solo sabía idolatrar a Kamui se había quedado atrás, ya bastaba de ir detrás de él mendigándole un poco de atención, ella valía mas que eso. Tenía que conseguir que Kamui la respetase y para eso debía empezar a respetarse a si misma ¿Es que ella no valía nada? ¿Que aspiraba a ser? ¿La sombra de Kamui? No... eso nunca, puede que estuviese muy enamorada de Kamui pero no iba a humillarse más, hasta ahora era ella la que iba detrás, la que tenía que luchar porque la mirase, demostrar que valía la pena... pues ya no lo iba a demostrar más... Kamui tendría que verlo él solito, darse cuenta de su error, ella también valía, no era una inútil, incluso estaba empezando a pensar que quizás Kamui no se merecía una chica como ella.
Todo eso, pensado, no quedaba mal si no fuera porque solo lo pensaba a medias, una parte de si, la razón; pero había otra parte, la que Momoka llamaba el corazón, que no parecía opinar lo mismo y se empeñaba en hacerla caer una y otra vez en el mismo error.
Pero ahora lo que tenía que hacer era concentrarse en lo otro que le preocupaba: Yuri, tanto que cuando se daba cuenta ni se acordaba de Kamui y es que Yuri era su amiga, habían sido amigas desde pequeñas y ocupaba una parte muy grande en su corazón., de pronto empezó a recordar aquellos pequeños detalles llenos de significado, esas risas cómplices entre ellas, esas noches que pasaban juntas contándose historias, la primera vez que ambas vieron a Kamui y su primera rivalidad, esas lágrimas que compartieron, las tardes hablando de sus sueños para el futuro, la ropa que se intercambiaban, la primera vez que se maquillaron... eran más que amigas, eran como hermanas y ahora su hermana estaba distanciándose de ella y no quería, no quería perderla y de pronto se dio cuenta de que era más importante que Kamui y que cualquier otro chico... era su alma gemela, tan distintas las dos pero tan iguales, más allá del amor, del romanticismo, de los sueños estaba un lazo que las unía y que Momoka no estaba dispuesta a dejar que se rompiera.
Así que ahora había decidido centrarse en Yuri, en intentar comprenderla y ayudarla y dejar a Kamui un poco apartado que además no le iba a venir mal, así Kamui quizás la echara de menos y se diera cuenta de lo que se estaba perdiendo.
Se pasó la mañana pensando y a la hora de la comida, mientras su grupo habitual buscaba un buen sitio para comer y aprovechando que Yuri parecía distraída con Kenshi, Xu-Xu y Genki que, no sabía porqué pero habían decidido unirse al grupo, ella se acercó a Nowaki.
- Oye Nowaki, luego quiero hablar contigo.
- ¿Conmigo?
- Si no es nada mío, solo quiero preguntarle por su madre.
- ¿Por mi madre? - gritó alarmado Nowaki.
- ¡No grites tanto! - gritó a su vez Momoka - Tu madre es psicóloga ¿no?
- ¿Es que te pasa algo? - el gesto de Nowaki se volvió preocupado.
- No pero... es que... yo necesitaría un consejo y no se a quien acudir.
- Tal vez podrías acudir a Akemi - habló Genki que no podía evitar haberlos escuchado.
- Si pero... es que no se.
- ¿Que es lo que te pasa, Momoka? - volvió a interesarse Nowaki.
- No, no es a mi, no es nada mío... es a una amiga.
- Si, a una amiga, claro...
- ¡Que si! Me tiene preocupada porque tiene un problema pero no lo quiere reconocer y yo no se como actuar.
Nowaki la observó durante unos minutos, Momoka se mordía el labio inferior y realmente parecía preocupada.
- ¿Que te parece Momoka si vamos a comprar algunas latas de refrescos, eh?
- ¿Pero que dices? ¿Ahora vamos a ir?
- Claro tonta, para tomarlas con la comida, mira que eres simple. Venga vamos - Nowaki agarró a Momoka para tirar de ella - Vamos, cuanto antes nos vayamos antes volveremos.
- Pe... pero... ¡Nowaki no seas bruto!
Pero Nowaki tiró de Momoka de forma algo brusca haciendo que casi llegase incluso a caerse. Cuando estuvieron alejados de Himeko comenzó a caminar más despacio.
- ¿Cómo se te ocurre dejar a Himeko sola, tarugo? - bramó Momoka.
- No pasa nada, Kohaku está a punto de llegar. Y ahora dime que te pasa.
- A mi no me pasa nada.
- ¿Y que querías decirme? ¿Por qué me preguntas por mi madre? A ti te pasa algo, vaya que si y me lo vas a decir ahora mismo.
- No... no es a mi a quien le pasa... te lo juro Nowaki, no es a mi... es... a una amiga
- Si claro, una amiga ¿y que amiga es esa?
- ¡Te digo que es a una amiga! Deja de pensar cosas raras.
- Vale, vale pero no me pegues ¿y que a amiga es esa?
- Es... una amiga ¿Es que quieres saberlo todo?
- Vaaaaaa ¿y que le pasa a tu amiga?
- Tiene problemas.
- ¿Que tipo de problemas?
- ¡Problemas! ¿Que más te da a ti que tipo de problemas tiene?
- Bueno no te pongas así ¡Carai que genio que te gastas!
- Aunque tu cuerpo esté aquí no me sirves de nada si tu cabeza está en otro lugar - comentaba burlona Karura sentada al lado de Akira en la cafetería del instituto.
- ¡Ah! Perdona Karura ¿Qué decías?
- No se porqué has aceptado venir conmigo a tomar algo si no era lo que deseabas.
- Si si quiero estar contigo, no se por qué dices eso, las mujeres siempre estáis suponiendo lo que no es.
- No digo que no quieras estar conmigo, digo que no deseas estar aquí.
Akira la miró interrogativo.
- ¿No es lo mismo?
- No. A ver ¿por qué no te has quedado con Akane si era lo que querías?
- Yo… había quedado contigo. He aprendido que cuando se tiene una cita hay que respetarla.
- Desde luego no se para que quieres toda esa inteligencia, no comprendes nada.
- Para entender a las mujeres desde luego que no me sirve. Ya una vez estropeé algo por no respetar una cita.
- Lo estropeaste porque eres tonto y actuaste tontamente, como ahora.
- ¿Es que con vosotras nunca se pueden hacer las cosas bien? Además tú necesitabas hablar con alguien ¿no? Pues venga, deja de meterte conmigo y empieza.
- Ya no tengo ganas.
Akira arqueó las cejas sorprendido.
- Eres difícil de entender, no hay duda.
- Tú si que eres difícil de entender, acabas de entregar a Akane en bandeja de plata a Kamui.
- ¿Qué?
- Que eres tonto y cuando vengas llorando esta vez no me vas a dar pena.
- ¡Ja! Está claro que no entenderé nunca a las mujeres.
- No hay mucho que entender. Hasta yo me he dado cuenta de lo que pasaba.
- ¿Qué quieres decir? ¿Cómo que te has dado cuenta?
- Hasta ahora Kamui ha disimulado bastante bien pero creo que ha decidido entrar a trapo en tu juego.
- ¿Que juego? ¿De que hablas?
- Akira que no soy tonta ¿Crees que engañaste a todo el mundo en los juegos de guerra? Pues a mi no me engañaste. Se que siempre procuras no esforzarte mucho, todo te parece aburrido y sin embargo te esforzaste mucho en ganar aquel tonto juego, eso no es típico de ti ¿desde cuando a ti te ha importado ganar algo? No, lo hiciste porque querías algo... A ver, que yo no estaba muy lejos cuando Kamui se ha acercado en plan "soy el mas interesante" a ella y no se lo que le ha dicho pero he visto la cara que has puesto ¿Que pasa? ¿al niño rico se le ha antojado un nuevo juguete?
- Ahhhhhh... no me lo recuerdes.
- Si, si, tu sigue con esa actitud, llorica ¿Desde cuando tiene interés el Kaguya en Akane?
- Yo que se... hace unos meses.
- ¿Y no has hecho nada al respecto? - se acercó encarándose a él.
- ¿Y que quieres que haga?
- Espabílate de una vez Akira, Kamui no te va a dar cuartel. A todo esto ¿Y que dice Momoka? Esa chica no se merece que ese tipo ande jugando con ella.
- En fin Karura ¿vas a decir ya lo que te pasa?
Karura miró a través de la ventana.
- Es que no se lo que me pasa... Es por Fuma... no se lo que siento por él... no se lo que siento por Hizashi... me da la impresión de que estoy utilizándolos a los dos... les miento...
- Esta doble vida está acabando contigo.
- Ellos son buenos conmigo... son pacientes... Fuma me dijo que me amaba... ¡Ay Akira! Todo es tan...
- ¿Problemático?
- Si - sonrió - supongo que si.
- ¿Y les has contado lo que te pasa?
- ¡No puedo! ¿Cómo se lo digo?
- ¿Que sientes por Fuma?
- ¡No lo se!
- Pues lo primero que deberías hacer es averiguarlo ¿no crees?
- ¿Y cómo lo averiguo?
- Desde luego no hagas lo mismo que el Kaguya.
- Es que no lo puedo evitar, cada vez que quiero hablar con él termino...
- Mejor no me cuentes los detalles.
Akira miró aburrido a través de la ventana, pues si que era difícil ser adolescente, con lo bien que se vivía siendo un niño y preocupándose solo por no romperse la ropa si no quería que su madre le diese un buen azote.
- ¿Me lo vas a preguntar? - habló cambiando el tono de voz Karura.
- ¿El que?
- Lo que pasó en las vacaciones con el Kaguya.
- Mas o menos lo se.
- ¿Y?
- Es igual Karura, es igual, creo que me da igual lo que pasase... Ayesa es tan perversa.
- ¿Ayesa?
Akira la miró boquiabierto, acababa de hablar lo que no debía, quizás porque estaba distraído pensando aún en que Kamui iba a acompañar a Akane y si, Jisei tenía razón, sentía celos.
- ¿Quien es Ayesa?
- Ah... es una chica que he conocido este verano - mentir en eso no mentía.
- ¿Qué pasa? ¿Qué también te gusta?
- No es eso.
- ¿A Akane le ha salido una rival?
- No creas, todo es más complicado de lo que parece.
- ¿Cómo es? ¿La conozco yo?
- Bueno, físicamente es... como Akane, así de ese tipo, con cabeza de calabaza incluida.
Karura se echó a reír.
- No sabía que fueras tan tonto Aki, buscarte una chica que se parezca a tu primer amor no parece muy típico de tu inteligencia.
- Es que yo no la busqué.
- ¿Entonces?
- Ella es... un poco... en fin... hace las cosas a su manera... es muy molesta.
- ¿No me digas que fue ella que se fijó en ti? - volvió a reír - Tendrás algo que atrae a las pelirrojas.
- Ella es muy... descarada.
- ¿A que te refieres?
- A que es... desinhibida, no tiene moral alguna, no conoce la moderación.
Karura abrió mucho los ojos.
- ¿Te has liado con ella?
- Es ella la que me persigue, me acorrala y no para de provocarme.
- ¿Te acosa? - volvió a abrir aún más los ojos.
- Podría decirse así.
- ¿Tienes una acosadora?
- Y me mete mano si puede... si.
- ¿Tipo Yuya?
- Es peor porque... - recapacitó sobre como decir lo que iba a decir - porque me recuerda a Akane y ella lo sabe.
- ¿Te lo has hecho con ella?
- ¿Pero de que hablas?
- No me digas que ya por fin te estrenaste.
- ¡Pero que dices! ¿Cómo hemos llegado a esta absurda conversación? Mira, yo me voy, me gustaría comentarle algo a Shibi, no te importa ¿verdad?
- Si, huye, huye, cobarde.
Akira pensó que quizás tendría tiempo de comentarle a Shibi lo que había pasado aquella noche, quizás le diese algún consejo así que fue a buscarlo pero a quien se encontró por los pasillos fue a Xu-Xu con bastante cara de mosqueo.
- No pareces de muy buen humor - comentó al verla.
- Tu amiga Yuri es tonta, cada minuto que pasa se vuelve más insoportable.
- Pues no, no está el horno para bollos.
- Oye Akira, ahora que te veo ¿Tú me harías un favor?
- Claro, siempre que no peligre mi integridad física.
- Aki ¿Me enseñarías a besar?
- ¿Qué? - contestó atónito.
- A besar, a besar ¿me enseñarías?
¿Pero que le pasaba a las chicas con los besos? ¿Es que era época de celo o qué?
- A ver, explícame eso despacio porque creo que no te he entendido muy bien.
- Que quiero que me enseñes a besar.
- A ver Xu-Xu, vosotras estáis algo aceleradas últimamente ¿es el agua o qué?
- No es que quiera que me beses, eso no.
- Pues menos mal, ya empezaba a asustarme.
- ¿O sea que yo te asusto? ¿No eres tú muy presumido?
- Últimamente las chicas me dais mucho miedo.
- Va ¿Me enseñas a besar?
- ¿Crees que hay un manual?
- Si hubiera un manual no te lo pediría a ti.
- ¿Y para qué quieres saber besar?
- ¿Tú enseñaste a Yuri?
- Yo no he enseñado a nadie.
- Entonces Yuri te enseñó a ti.
- Tampoco, esas cosas no se enseñan.
- Pero Yuri dice que te enseñó todo lo que sabes.
- Que es bien poco ¿A dónde quieres ir a parar? ¿Temes que Kenshi aprenda algo?
Xu-Xu guardó silencio mirándole con cara de pena.
- Entiendo... crees que con ella Kenshi aprenderá demasiado.
- Quiero... quiero demostrar que yo... quiero recuperar a mi amigo.
- Xu-Xu mírame, no necesitar besar mejor que nadie para recuperarlo... creo que con tu sonrisa bastará.
- Pero yo... él... seguro que él y Yuri... yo no quiero resultar tonta y sosa.
- Eh, no te pongas a llorar, eso no es propio de ti.
- Todos dicen que besas muy bien, enséñame.
- Hacemos un trato: si no consigues separarle de Yuri con su sonrisa te prometo enseñarte lo que se. Anda y no pienses cosas raras.
Xu-Xu respiró hondo.
- Gracias Akira, gracias por escucharme, siento haberte asustado.
- Ah no te preocupes, piensa que hemos hecho un trato y si sale mal yo me pondré morado.
- ¡No digas eso que me avergüenzas!
- ¿Ahora te avergüenzo? Mira que las chicas sois complicadas.
Xu-Xu se acercó y le besó la mejilla para luego alejarse mientras se despedía diciendo que se verían en clase. Akira miró su reloj, pues ya no le daba tiempo de hablar con Shibi así que iría a la clase.
Caminaba con las manos en los bolsillos y bastante mosqueado en general con el mundo ¿Por qué las mujeres se complicaban tanto la vida? ¿Y por qué se la complicaban a él? Lo peor es que aunque él quisiese pasar de todo y no implicarse no podía evitarlo porque él sería un dejado que huía de los problemas, evitaba cualquier cosa que le requiriese un esfuerzo, su única aspiración era vivir tranquilo, una vida tranquila y sin sobresaltos pero no podía implicarse en los problemas de los demás, a fin de cuentas eran sus amigos y él no era de los que abandonaba a nadie, pocas veces se implicaba en la vida de nadie pero cuando lo hacía lo hacía decidido a ayudar y realmente de corazón.
Pero últimamente todo estaba en su contra, ya podían los problemas venir de uno en uno, no, todos tenían que venir a la vez.
Se cruzó con Hizashi, como siempre serio, incluso parecía algo más serio de lo habitual. Akira entendió perfectamente que andaba algo molesto por haber acaparado a Karura, serían celos aunque no los demostrase y no pudo evitar pensar que diría ese chico, formal y protocolario al saber que Karura tenía una aventura nada más y nada menos que con Fuma Kaguya, sinceramente preferiría no estar cerca cuando eso sucediese.
Así que Karura seguía viéndose con el Kaguya mayor... estupendo, si ya sabía él que las mujeres son todas muy complicadas, hasta Karura que siempre tenía ese aspecto de seguridad y saber lo que hacía se dejaba llevar por sus instintos... que complicado que era todo.
Bien, analizando las circunstancias que ahora afluían a su vida y recordando las palabras de Kohaku, decidió que por una vez iba a hacer algo inusual en él: iba a tener una reacción instintiva, egoísta e ilógica.

0 comentarios: