sábado, 3 de diciembre de 2011

99. Nunca faltan los rumores

Akane comenzaba a desperezarse. Estaba muy a gusto y se acurrucó un poco más entre los brazos de Akira, estaba tan bien que le daba pereza levantarse. Akira desprendía un agradable calorcito y abrazada por él se sentía muy bien.
Otra vez lo había hecho, no lo había podido evitar y sabía que eso no era normal, ni estaba bien, ni nada pero es que no lo podía evitar. Cada noche se metía en su propio futón pero siempre le pasaba lo mismo, nunca podía dormirse, de pronto se sentía llena de intranquilidad, de ansiedad, daba vuelta y vueltas y las piernas no paraban de movérsele y eso la ponía aún mas nerviosa, así que se levantaba, se decía a si misma que solo sería un momentito, solo un momento el que necesitaba para dejar de sentirse sola, que eso la tranquilizaría y que en cuanto se le pasasen los nervios volvería a su futón: pero ese momentito terminaba convirtiéndose en toda la noche y de nuevo se despertaba sintiéndose abrazada por Akira ¿se daría cuenta Akira de lo que hacía? a lo mejor simplemente era un acto reflejo al sentir que había "algo" a su lado.
Que bien estaba así, se sentía tan protegida, podía olvidarse de todo lo que por las noches la atormentaba y es que Akane siempre sentía miedo de dormir sola, era un miedo irracional y lo sabía pero la dominaba. Sabía que no iba a pasar, Jaakuro no estaba allí, no iba a meterse en su cama, todo había acabado... sin embargo el miedo siempre permanecía. Las pocas veces que había dormido sola se había despertado bruscamente llena de terror, segura de que algo estaba a su lado, casi le parecía sentir su aliento en el cuello... mejor olvidarlo, era mejor disfrutar de esos minutos... se estaba tan bien.
Sería porque empezaba a ver a Akira con otros ojos, no, eso no era correcto, lo que sucedía es que el velo que ella misma había puesto empezaba a desvanecerse y volvía a verle bien. Si, porque Akira era una gran persona ¿para que iba a negarlo? Era dulce y atento, amable y siempre estaba cuando le necesitaba.
Conocía a Akira desde pequeños aunque no se fijaba en él, pero le conocía porque ¿quien no conocía al genio campeón de ajedrez? No fue hasta que no les pusieron en la misma clase que no empezó a fijarse en él y sobretodo cuando Ryuko comentó lo que le gustaba su amigo y de pronto comenzaron a tratarlos. Entonces si empezó a descubrir a ese chico tan desmotivado, había cosas que le ponían bastante nerviosa, como el hecho de que no quisiese sacar provecho de ese cerebro privilegiado que tenía y que prefiriese simplemente no hacer nada, se toma las cosas con tal calma que la desesperaba y más cuando sacaba a relucir todas esas teorías sobre las mujeres y lo complicadas que eran... pero era amable, atento y a veces la sorprendía con detalles que no esperaba. Así que un día le dijo aquello de "Tu me gustas" tenía que decírselo porque ella no era una chica de las que se callan lo que piensan y más le gustó que él la correspondiese y reconocía que aquellos días fueron mágicos... hasta que todo tuvo de fastidiarse.
Y es verdad que le dolió, mucho, tanto que creó era coraza a su alrededor y juró que ningún chico volvería a dañarla nunca, el amor apestaba.
Pero ahora, a base de paciencia, poco a poco Akira iba destruyendo esa coraza y ganándose otra oportunidad y ella debería dársela porque, como decía Jisei, no se puede tener paciencia eterna y Akira tenía mucha pero algún día se le agotaría, porque no se podía inflar demasiado el globo o terminaría explotando, porque Akira podría cansarse de darse siempre contra esa muralla y llegaría el día en que se rendiría... que todo tenía un límite es esta vida, así que debía empezar a cambiar si no quería perderlo todo sobretodo ahora que a Akira le había tocado de pareja en el trabajo de Shinobu con Karura, otra vez juntos, el año pasado no pensó que Karura podría sentirse atraída por Akira y mira lo que pasó, a ver si ahora iba a pasar lo mismo porque la situación era parecida... más valía que se espabilara porque él la había dicho que aún le gustaba, no, le había dicho algo más y algo tenia que ser verdad porque se preocupaba mucho por ella y en un chico al que le costaba tanto hacer cualquier cosa...
La alarma del reloj comenzó a sonar sobresaltándola e interrumpiendo sus pensamientos ¿Y ahora que hacía? Se suponía que debía haberse ido ya de allí. Lo único que pudo hacer es cerrar los ojos y hacerse la dormida.
Sintió como Akira se rebullía y se estiraba para apagar la alarma, claro que si hubiera tenido los ojos abiertos habría visto como la miraba y sonreía. Con sumo cuidado retiró unos mechones naranjas que tapaban su cara y se acercaba para, también con mucho cuidado poner un pequeño beso en la comisura de sus labios. Luego sopló con delicadeza en la cara de la chica de forma corta y repetida haciendo que esta arrugase la nariz.
Rápidamente Akira volvió a tumbarse y cerrar los ojos mientras Akane los abría y con miedo le miraba... vaya, así que ahora él se hacía el dormido después de despertarla, así que sabía que se había vuelto a meter en su cama, a lo mejor no era un gesto inconsciente ese de abrazarla... bueno pues no le iba a estropear su plan. Akane se levantó y procurando no hacer ruido abandonó la habitación... ya era hora de comenzar el día.
Antes de salir de la casa para ir al instituto se encontró con Akira que salía de su habitación.
- Buenos días, Akira
- Buenos días ¿Te vas ya?
- Si, he quedado con Sumire en el periódico, me va a llevar unas fotografías.
- ¿Y por qué tan temprano?
- Vamos a aprovechar para cotillear de ti.
- Ya me lo imaginaba.
- Oye ¿Tienes algún plan para el sábado?
- Quizás me vaya al pueblo con mis padres. Ya sabes, ha empezado la época de celo de los ciervos y suelen ir muchos turistas.
- Ah, que pena, pensaba que sábado tuviésesmos la cita esa que te pedí.
- Ah pues si es por eso retrasaré el viaje.
- No hace falta tanto.
- Es igual, iré la siguiente semana, a mi familia le encantará porque es casi mi cumpleaños y aprovecharán para hacer una fiesta. Los Shikamoto somos mucho de hacer fiesta por cualquier cosa ¿Y dónde me vas a llevar?
- Ah, eso ya lo verás, es una sorpresa.
- Tendrás que decirme si tengo que ponerme elegante o algo.
- Tu procura no quedar con otra chica.
- Pues aplícate el cuento, no quedes tu con el Kaguya.
- Bueno, luego hablamos. Nos vemos en el insti - se acercó y le besó la mejilla - Hasta ahora, bambi.
Karasu, envuelto en un albornoz se lavaba los dientes cuando la puerta el servicio se abrió y entró Karura.
- ¿Y si llego a estar desnudo? - dijo con el cepillo y pasta de dientes en la boca, lo cual dificultaba mucho su vocalización y se le entendía a duras penas.
- Como si fuese la primera vez que te veo desnudo.
Karasu se sacó el cepillo y escupió la pasta.
- A ver, pero ya somos mayorcitos, me cortaría un poco ¿No irás a ducharte delante de mi, no?
- Soy tu hermana, pero no, lo que quiero es peinarme, hazme sitio.
- ¿Y tienes que peinarte ahora mismo?
- No, pero es que quiero hablar contigo.
- Ah bueno - volvió a cepillarse los dientes.
- ¿Que te pasó ayer?
- Ya te lo dije - habló de nuevo con el cepillo en la boca y sin vocalizar bien - Una chica se desma...
- No te esfuerces, no te entiendo.
Karasu se enjuagó la boca.
- Una chica se desmayó en la estación, yo estaba a su lado y no se como me liaron y terminé en el hospital y entonces llegó su psicóloga que tenía que ser la señora Namikaze.
- Ya es casualidad ¿no? - Karura le miraba incrédula.
- ¿Que no me crees?
- No, si creerte te creo porque avisó a la directora diciendo que estabas con ella, pero hay algo que no me encaja en toda esa historia.
Karasu terminó de enjuagarse.
- Pues es lo que hay. A lo mejor es una historia tan rara como la tuya con tu "misterioso" novio.
- ¿Que novio?
- Ese con el que dices que te ves pero no quieres decir quien es.
- ¿Si te digo quien es me dirás tu que pasa con esa chica?
- ¿Con que chica?
- Con esa con la que estuviste ayer.
- ¡Eh! No estuve porque quise.
- Karasu ¿Quien es esa chica?
- Pues una chica, una chica... se llama Ringo, tiene 19 años, es bastante guapa y va a la universidad.
- Sabes muchas cosas de ella para haberla conocido ayer.
- Es porque... me la presentó la doctora y luego la acompañé a su casa.
- Dime la verdad.
- ¿Qué verdad?... Está bien, está bien, ya la había visto antes en la consulta, ayer la vi entrar en la estación y la seguí, si la seguí, tampoco iba a acosarla ni nada de eso, solo que... no se, me dio por coger el tren - Karasu se quedó callado y pareció reflexionar sobre algo - ¿Tu crees en el destino?
- ¿Ahora a que viene el destino?
- Es que es muy curioso, no se porqué la seguí exactamente, no lo conocía, solamente la seguí , sin ningún motivo, la vi y pensé que podía coger el tren pero si no la hubiera seguido... - Karasu se quedó callado pensando en aquella coincidencia, si él no la hubiera seguido sin saber muy bien el porqué ella hubiera terminado debajo del tren... ¿sería una de esas casualidades de la vida? ¿estaría él destinado a evitar que se suicidara?
- ¿Qué? ¡Karasu te has quedado alelado!
- ¿Eh? - Karasu pareció regresar de entre sus pensamientos - ¿Qué decías?
- Que están llamando a la puerta, anda ve a abrir mientras yo termino de arreglarme.
- ¿Yo?
- Si, venga ve a abrir, luego seguiremos con esta charla.
Karasu salió del servicio y fue directo a abrir la puerta. Nada mas abrirla apoyó una mano en el quicio de la puerta y sonrió.
- ¡Kohaku, es tu pequeña novia! - dijo en voz alta.
- ¿Está Kohaku? - preguntó Mitsuki con evidente enfado.
- ¿No me has oído llamarle, niña?
¿Pero por qué era tan estúpido ese Karasu? Mitsuki cada vez dudaba más que Kohaku y ese "ser" pudiesen ser hermanos, era imposible, si no podían ser más distintos.
- ¿Que pasa, Karasu? - dijo Kohaku apareciendo.
- Tu novia, que ha venido a buscarte ¿No es un amor de niña?
Mitsuki miró con ojos de pena a Kohaku.
- Ya nos vamos - habló Kohaku, no es que le gustase especialmente ir siempre con Mitsuki pagada a él pero había prometido a sus padres que se ocuparía de ella... como deseaba que se integrase en su nueva clase y se hiciese alguna amiga, a ver si así le olvidaba o le daba un poco de libertad.
- Adiós, parejita - se burló Karasu mientras Kohaku salía por la puerta.
- Vístete de una vez o llegarás tarde - le advirtió Kohaku como despedida.
Karasu se miró, vaya, más valía que se diese prisa en vestirse, si.
A pesar de lo temprano que era Genki ya estaba entrenando en el instituto. No había muchas personas, el conserje, que había abierto, unos pocos profesores madrugadores y los miembros del club de kendo, con su monitor, Fuma Kaguya, entre los que se encontraba Hizashi, que se preparaban concienzudamente para los próximos campeonatos estatales. Genki había acompañado a Hizashi, a él le gustaban los deportes, siempre tenía mucha energía acumulada dentro de él y gracias a los deportes conseguía librarse de todo ese excedente. Pero Genki no entrenaba solo, estaba con Setsu y Sumire y habían comenzado un combate dos contra uno en un curioso partido de fútbol.
- ¡Lentorro, que eres un lentorro! - se burlaba al quitarle el balón Setsu.
- ¿Lentorro yo? ¡Ahora te vas a enterar de lo que es el poder de mi energía!
Después de unos cuantos regateos Genki logró arrebatarle de nuevo el balón.
- ¡Cuidado Sumire, que va hacia la portería! - gritó Setsu.
Demasiado tarde. El balón se estrelló de pleno contra la cara de Sumire que quedó sentada en el suelo quejándose con las manos en la nariz.
- ¡Menudo balonazo! ¡lo flipas, tío! - decía Setsu - ¿Estás bien?
- Creo que me ha roto la nariz.
- A ver, déjame ver - le decía a su vez Genki - Lo siento ¿Cómo no te has apartado?
- Eso he intentado pero creo que mi cara atrae a los balones.
- Pues si ves venir hacia tu cara un balón ¡apártate! -gruñía Setsu.
- ¡No me regañes, jolines! Que ya bastante me duele.
- Si lo digo porque tienes una cara demasiado bonita para que te la golpeen así.
Sumire le miró por encima de sus propias manos con incredulidad.
- ¿Bonita?
- Si, eres muy bonita, sería una pena que te la deformes.
- Será mejor que dejemos ya el partido - propuso Genki.
- Claro, te rajas porque te estábamos ganando.
- ¿Yo rendirme? ¡Nunca!
- ¿Y como llamas a esto? Rajao que eres un rajao.
- ¿Me estas retando, enano?
- De... dejarlo ya... no empecéis de nuevo.
- Tu calla y observa como yo solito lavo tu honor y el mío - bravuconeó Setsu.
- ¿Cuantos como tu y un hombre? - se burló Genki.
Akane salía del instituto acompañada de Shiho y ambas cargadas con bastantes papeles.
- Muchas gracias Shiho, tu colaboración nos va a ayudar mucho.
- No es nada, me gusta ayudar. Oye ¿No son esos tus amigos?
- Oh si... ¿que les habrá pasado ahora? Es que a Sumire siempre le pasan cosas.
Shiho y Akane se acercaron a ellos tres. Genki y Setsu parecía enfrascados en una batalla verbal mientras Sumire seguía quejándose del balonazo que había recibido.
- ¿Que ha pasado? - se interesó Akane.
- Casi me matan Akane, casi me matan.
- ¡Shiho! ¡Eres tú! - exclamó entusiasmado Genki.
- Si, soy yo, Genki Yamada.
- ¡Y te acuerdas de mi!
- Te dije que acordarse de ti es fácil, lo que me extraña es que te acuerdes tú de mí.
- He estado acordándome todo el verano... quiero decir que... bueno no es que yo me acordase de ti es que me he acordado mucho de todo lo que me enseñaste de las estrellas y eso.
- Gracias, vaya, es increíble que te acuerdes.
- Es que aprendí muchas cosas y me lo pasé genial y me gustaría que me enseñases más.
- Ejem - se oyó carraspear a Akane.
- De las estrellas, es un tema fascinante.
- Claro, cuando quieras Yamada ¿Y a ti que te ha pasado?
- El balón cargado con la fuerza de la energía de Genki se estrelló contra su cara - explicó Setsu.
- ¿Te duele?
- Bastante.
- Y te sale un poco de sangre - añadió Akane - Si que es que sois un desastre, a ver ¿quien tiene un pañuelo?
- Yo - respondió Shiho dejando los papeles que llevaba en el suelo.
Shiho puso el pañuelo en la nariz de Sumire que se quejó un poco.
- Lo siento.
- ¿Y que haces a estas horas aquí? - se interesó Genki.
- Shiho ha venido a ayudar al club de periodismo - explicó Akane - Va a ser nuestra nueva redactora jefa.
- ¿Entonces ya no se cierra? - se entusiasmó Sumire.
- Parece que no.
- ¿No eras tu la redactora jefe, Akane? - preguntó Setsu
- Pero tengo que dejarlo por problemas familiares. Uff, creía que lo cerrarían pero Shiho se ha ofrecido para ayudarnos y tiene muchas ideas y muy buenas.
- Bueno, no tanto - dijo tímidamente Shiho.
- Seguro que si - añadió Genki - ¡Eh! ¿Y yo puedo ayudar de alguna forma?
- La verdad es que cualquier ayuda nos vendría muy bien.
- ¡Genial! ¿Ahora donde vas?
- A clase ¿Dónde voy a ir?.
- Te acompaño, no te importa ¿verdad? así hablamos de lo que puedo hacer por el periódico ¡vamos!
Después de unas cuantas frases mas Shiho y Genki se marcharon.
- Desde luego - dijo Akane - Si que eres penosa Sumire, estas cosas siempre te pasan a ti.
- No, no siempre, a veces te pasan a ti.
- Eso también es cierto ¿Te puedes levantar?
- Si, claro.
- Yo te ayudo - dijo Setsu sujetándola del brazo.
- Gracias Setsu.
- No hay de que, ha sido muy divertido jugar contigo, eres muy divertida.
- Si yo también me he divertido.
Sumire se quedó mirando a Setsu, realmente era un chico muy mono, nunca se había fijado bien en él porque era de la clase rival y claro, a los chicos de la clase rival no había que mirarles demasiado, pero desde que Jisei empezó a tratar a Kimisuke todo parecía haber cambiado y ese chico que parecía borde, antipático y presumido había resultado que no era tan borde, antipático o presumido.
- Bueno, mejor me voy a mi clase ya - dijo el chico sonriendo - Es mejor que no nos vean juntos.
- Si, que ya empieza a llegar gente - añadió Akane.
- Me llevo el balón a su sitio.
Cuando se quedaron solas Sumire se agarró del brazo de Akane.
- Que mono es ¿verdad?
- El balón te ha golpeado duro ¿eh?
- Si pero es mono.
- Es Setsu.
- Pero es mono ¿no te habías dado cuenta?
- No.
- Mentirosa ¿Que tipo de relleno tendrá ese chico?
- ¿Relleno? Supongo que tendrá el mismo relleno que todo el mundo, huesos y eso.
- No, no; no me refiero a eso. Mira, todas las personas somos como bombones, la mayoría duros por fuera pero cremosos por dentro.
- Algunos son duros por fuera y duros por dentro.
- Eso es porque son almendrados.
Akane la miró sorprendida para luego hacer un rápido movimiento de cabeza.
- Tu eres o muy ingenua o demasiado buena.
- Yo creo que Setsu esta rellenito de café.
- Seguro que si, que el balón te ha golpeado muuuuuy duro.
Camino al instituto, Akira se encontró a Shibi apoyado en una pared. Los dos chicos se saludaron y empezaron a caminar en silencio.
- Me dijiste que viniera y aquí estoy ¿Que querías? - preguntó Shibi.
- Quería hablarte de Ayesa.
- ¿Le has pedido ya salir?
- No. Verás es que después del trabajo que nos ha mandado Shinobu todo ha cambiado bastante.
- Me lo imaginaba.
- Y he tenido que rehacer mi estrategia.
- Ya no te interesa que Akane salga con Kamui ¿me equivoco?
- No, no te equivocas.
- Ya van a estar bastante juntos, ya me di cuenta.
- Quiero ganarme a Akane y para eso necesito poner a Ayesa de mi parte.
Shibi sonrió y se bajó las gafas para mirarle por encima de ellas.
- Así que... vas a jugar sucio.
- No tengo otro remedio. Ayer Kamui le regaló caramelos a Akane y le ha dicho algo de sus besos.
- Y te da miedo que al final, como ella necesita sentirse querida, caiga en la ilusión de Kamui. No, si te entiendo ¿Y que quieres saber de Ayesa?
- Todo ¿Cómo debo tratarla?
- ¿La tienes miedo? - volvió a sonreír.
- Un poco. Me da miedo que aparte a Akane de mi.
- Ayesa es Akane, no lo olvides. No cometas el mismo error que cometí yo, no esperes que se divida en dos porque no lo va a hacer.
- Eso ya lo se.
Volvieron a caminar en silencio.
- Fresas - habló de pronto Shibi.
- ¿Cómo?
- A Ayesa le encantan las fresas y también las cerezas.
Akira se quedó pensando como podría esa información servirle de ayuda.
- La verdad es que yo pensaba que me contases otro tipo de cosas.
- Mira, con Ayesa no vale la pena que hagas planes o que pienses como tratarla, ella es como es, va a actuar siempre de manera instintiva, hará lo que le apetezca y cuando le apetezca.
- Eso va a ser... complicado.
- Simplemente rélajate y disfruta. ¿Y que vamos a hacer con Kamui? Cada vez sospecha más que a Akane le pasa algo raro.
- No me extraña.
- Pues algo tendremos que hacer. Yo he intentado decirle que es que es bipolar pero no se si se lo ha tragado.
- Que chico mas molestoso.
Ryuko había quedado con Jisei y Xu-Xu.
- ¿Y que? - preguntaba Xu-Xu a Jisei - ¿Ayer fuiste a ver a Inari al final?
- Pues si. Tenía que ir, fui yo la que le llevó al hospital y estaba muy preocupada. Ryuko ¿que te pasa? - se interesó al observar callada y extremadamente seria a su amiga.
- Es que alguien le ha dicho a mi madre que me ha visto con Kyojin - contestó apesadumbrada
- ¿Y? - interrogó Xu-Xu.
- Es que mi madre no sabe que estoy saliendo con Kyojin y... no sabes que bronca me echaron.
- ¿Tus padres?
- Si, mi madre no paró en toda la noche de decirme lo tonta que soy, que soy una crédula, que Kyojin se va a aprovechar de mi y que luego me va a abandonar, que los chicos se aprovechan de las chicas ingenuas como yo y no se cuantas cosas más.
- ¿Otra vez con esa tontería? - gruñó Jisei - Como se nota que tu madre no conoce a Kyojin.
- Y ni quiere conocerlo, dice que solo se ríe de mi.
- Pero bueno ¿que tiene tu madre en contra de Kyojin? - se quejó enfadada Xu-Xu.
- Es que mi madre dice...
- Tu madre dice, tu madre dice - volvió a gruñir Jisei - Tu madre es muy cabezota. Se ha empeñado en que tu eres tonta y cualquiera se va a aprovechar de ti.
- Y mi padre fue todavía peor, me regañó muchísimo... no quiere que salga con Kyojin, dice que no le gusta ni él, ni su familia.
- ¡Que cabezones que son tus padres!
- ¡Me da una rabia! Están empeñados en que solo está conmigo porque no tiene éxito con otras chicas y que en cuanto alguna le haga caso me va a mandar a freír espárragos. No lo soporto, os juro que no lo soporto.
- Tienes que hablar con tus padres - aseveró Xu-Xu - Tienes que ponerte firme y mantenerte.
- ¿Crees que no lo intento? Pero no es fácil, no puedo, no se que me pasa que no soy capaz de enfrentarme a ellos.
- Pues tienes que hacerlo, Ryuko así no puedes seguir.
- Déjalo Xu-Xu - intervino Jisei - Si yo la entiendo, no es tan fácil como a nosotras nos parece.
- Pero tiene que hacerlo, si no lo hace ahora nunca será capaz de enfrentarse a ellos y tiene que defender lo que desea.
- Tienes razón, tienes razón, pero no es tan fácil para ella. Venga, ahora anímate, mira ahí nos espera Kyojin... uh, está con Yuri, vaya, que raro y Yuri tiene un aura muy... distinta.
- ¿Distinta como retorcida? - dijo con ironía Xu-Xu
- No, distinta como... distinta.
Había sido Kyojin fue a buscar a Yuri a su casa para ir la instituto. No podía dejar de estar preocupado por ella y aunque Akira le había dicho que dejase todo en manos de Nowaki, que él hablaba con su madre que era psicóloga y había visto casos iguales al suyo y que tenían que actuar como siempre lo hacían porque si no Yuri se daría cuenta y se pondría a la defensiva, no podía evitarlo, al menos quería hablar con ella, a ver si así averiguaba lo que le pasaba porque Kyojin conocía bien a Yuri y sabía que algo le pasaba, estaba claro, el problema era conseguir que se lo dijera.
- Bueno Yuri, a mi no tienes que darme explicaciones de nada, pero sabes que somos amigos, no lo olvides - decía después de comentarle que la veía algo tristona para como era ella y preguntarle si tenía problemas.
- Ah... si no es nada - se llevó una mano a un ojo y se limpió una pequeña lágrima, luego miró a Kyojin y sonrió.
- Sea lo que sea seguro que no es tan importante como para que te disgustes.
- Tienes razón, es una tontería, a veces oigo comentarios y me disgusto un poco.
- ¿Comentarios? ¿Que tipo de comentarios?
- Como que soy una... chica fácil.
- ¿Quien ha dicho eso? - preguntó Kyojin bastante enfadado.
- Gente... chicos.. ya sabes como son.
- Si, ya lo se, bien que lo se. Lo que tienes que hacer es ignorarlos.
- Si ya lo se, ya lo se.
- ¿Sabes lo que dicen, no? A palabras necias, oídos sordos.
- Si y lo hago pero a veces no puedo evitar sentirme mal, ofendida, dolida ¿Quienes son para juzgarme? ¿Qué saben de mi?
- Venga Yuri - Kyojin puso su mano en la nuca de su compañera y la presionó con suavidad - Tu sabes quien eres, ignóralos, solo es pura envidia de que a ellos no les haces caso.
Yuri sonrió y apoyó su cabeza en el hombro de su amigo.
- Tu si que eres un bien chico, Kyojin, el mejor.
Jisei, Ryuko y Xu-Xu miraban atónitas aquella escena que no oían mientras se acercaban.
- Mirala que cariñosa que es - decía con sarcasmo Xu-Xu.
En cuanto se juntaron con ellos Kyojin se acercó a Ryuko y Yuri se marchó asegurando que había quedado con Momoka y todo parecía haber vuelto a la normalidad.
Durante la mayor parte de la mañana Ryuko quería contarle a Kyojin lo que le había pasado pero no encontraba el momento oportuno. No fue hasta la hora de la comida cuando ya, directamente le dijo que quería hablar con él a solas, mas que nada porque le daba vergüenza volver a contar que no era capaz de enfrentarse a sus padres, tenía la sensación de que todo el mundo la miraba como con pena.
- No te preocupes - Kyojin la acariciaba la mejilla después de escucharla - Solo necesitan tiempo.
- Si pero...
- Ni peros ni nada. Tus padres son muy mayores y tienen ideas de mayores. Es lógico que quieran para su hija el mejor hombre del mundo y ya ves, yo soy como muy poco perfecto, normal que al principio no les guste, pero ya verás como al final lo que les va a importar es ver a su pequeña feliz y yo pienso hacerte feliz.
Kyojin le sonreía amablemente y Ryuko se preguntaba que era lo que debía hacer ¿realmente debería ir un paso más allá en su relación? ¿Era eso lo que esperaba Kyojin? ¿Era lo que ella deseaba?
Sin duda alguna la chica mas solitaria de todo el instituto era Yuko y esto se debía un poco a las circunstancias que se habían dado lugar y un poco también a ella misma. Hacía a penas año y medio ella era una chica normal y corriente, tampoco es que fuera de las más populares pero tenía su grupo de amigos y ahora estaba allí, comiendo sola en la clase y lo triste era que nadie la echaba de menos, daba igual si iba a clase o no porque ella era prácticamente invisible, si había que hacer grupos en clase nadie la escogía a ella y si era por parejas aún peor pero eso no le preocupaba mucho, a fin de cuentas le daba igual y tampoco es que le gustase la clase donde estaba.
Y sin embargo todo el mundo conocía a Yuko y sabía de su vida, o creían saber.
Sabían que se había liado con un profesor... era lo único que les interesaba saber.
Nadie se preocupaba de averiguar que había de cierto en esa historia, si estaba enamorada del profesor o no, ni siquiera se preocupaban en preguntarle cual era su versión de toda aquella historia.
Y a ella le daba igual, porque ni quería hablar del tema, ni quería recordarlo, ni nada. Lo que más le molestó fue las primeras semanas del curso todas aquellas miradas y cuchicheos, por eso ahora agradecía pasar inadvertida.
Leía tranquilamente cuando el ruido de la puerta al abrirse hizo que se rompiera esa tranquilidad.
Kuromaru, o Kuro, como solían llamarle, entró en la clase. Era un chico fuerte y musculoso, de piel oscura y pelo negro y corto, con ojos pequeños en una cara de rasgos fuertes.
- Vaya, estás solita.
Yuko levantó la vista de su libro y le miró sin mucho interés.
Hikari regresaba al aula, iba con bastante mal humor, últimamente no se encontraba muy bien cuando estaba con Kamui, sería que estaba un poco harta de que no la tuviera nunca en cuenta, ella era... ¿que era? ¿en que lugar estaba? Kamui iba como un perrito faldero detrás de Akane y cuando no llamaba a Momoka ¿y ella? No es que fuera la "otra", no, es que era la "tercera" y estaba empezando a estar muy harta de esa situación, eso tenía que cambiar pero ya mismo. Iba seguida por Dosu, otro de sus compañeros, cuando oyó voces que provenían desde el aula. No oía bien de que hablaban pero reconocía la voz de Kuro y la de Yuko, quizás no debería haberse apresurado pero lo hizo y entró de sopetón en la clase.
Vio como Kuro tenía agarrada por la cintura a Yuko y ella intentaba deshacerse de ese abrazo aunque no parecía enfadada, ni asustada, solo le miraba con cara de asco..
- Lávate primero los dientes - decía socarrona - Y suéltame que me clavas los dedos.
- ¡Eh! - gritó Hikari - Te está diciendo que la haces daño.
Quizás no debería tampoco haber dicho nada, no tenía porqué meterse en lo que no la incumbía, ni siquiera sabía que es lo que realmente pasaba pero es que aquello no parecía una conversación muy amistosa.
Kuro la miró sin cambiar el gesto de su cara.
- La estás haciendo daño ¿es que no lo ves? - repitió.
- ¿A ti quien te ha invitado a nuestra conversación?
- Déjalo Hikari - intercedió Yuko - Si no pasa nada.
- Déjalo Hikari - repitió Dosu, sujetándola un brazo - Esto a nosotros no nos incumbe.
- ¡Suéltame! ¿Cómo que no nos incumbe? No te incumbirá a ti, pedazo de boquerón ¿No ves que la está lastimando?
Kuro soltó a Yuko y sin decir una palabra pero dirigiendo una fría mirada a Hikari se marchó.
- Te metes en muchos líos por tu enorme bocota - recriminó Dosu a Hikari.
- ¿Y a ti que te importa lo que yo haga, eh?
- ¡No seas estúpida, lo digo por tu bien!
- Vale - interrumpió Yuko - No discutáis por mi, yo estoy bien.
- No es por ti, es por este imbécil sin cerebro.
- ¿Y tu te crees muy lista provocando así a Kuro? Ya verás cuando se entere Seishiro.
- ¿Y qué cuando se entere Seishiro? ¿Que va a hacer? ¿Me va a pegar o algo así?
Hikari se marchó furiosa de allí. No entendía a Dosu ni quería entenderlo.
- ¿Tú que quieres? - preguntó de forma muy tranquila Yuko al chico.
- ¿Tengo que querer algo?
- No quiere nada - dijo de pronto Shugo entrando en el aula - ¿Verdad que no?
Shugo le dirigió una mirada feroz, Dosu sonrió forzadamente y se dio la vuelta saliendo del aula.
- ¿Ha pasado algo? - se interesó Shugo.
- Nada, ya sabes como son, les encanta hacerse los machotes.
- Hikari parecía muy enfadada ¿Os han dicho algo?
- No, que va, no te preocupes.
Eso era lo que más molestaba a Yuko, los babosos que de vez en cuando aparecían, porque lo que dijesen de ella, que si era una guarra o esas cosas se la traían sin cuidado pero los imbéciles que se acercaban seguros de que era una chica fácil que se lo hacía con cualquiera... esos si que la asqueaban.
Shugo se sentó en su sitio, él era un chico tranquilo y tímido al que no le gustaba meterse en los asuntos aunque eso no quería decir que no le importaran.

0 comentarios: