sábado, 3 de diciembre de 2011

114. Una descarada proposición

Kimisuke había sido rápido asfixiando el fuego de la sartén, además que se le ocurrió ca¡sacar las dos sartenes cerradas para destaparlas al aire libre y que el humo no invadiese la pequeña cocina. Sumire le miraba angustiada mientras algunos profesores se acercaron al ver el humo.

- No ha pasado nada - explicaba Kimisuke - Había bastante humo y he preferido sacar la sartén para no asfixiarnos.

- Muchas gracias, Kimisuke - le decía Sumire cuando los profesores se marcharon - Menos mal que estabas tu para solucionarlo yo no habría sabido que hacer.

- Seguro que si.

- Soy un desastre ¿verdad? Siempre estoy haciendo alguna tontería.

Kimisuke la miró, nunca había visto a esa alegre chica tan decaída. No hacía mucho tiempo que la conocía pero si lo suficiente como para pensar que era la chica de la felicidad eterna.

- Estas cosas le pasan a muchas personas.

- Si pero es que a mi me pasan todas. Podía haber provocado un incendio o algo ¿Se puede ser más patosa que yo?

- Eh, eh, no ha pasado nada.

- Pero porque tu estabas allí que si no...

- ¿No dices que soy un gafe? A lo mejor ha pasado por estar yo.

- ¿Que ha sucedido? - preguntó alarmado Kohaku al entrar en la cocina.

- ¡Kohaku! ¡Casi os mato!

- Pues no eres tu exagerada - comentó Kimisuke - No ha sido nada, el aceite que se prendió pero ya está, tapando la sartén se acabó el fuego, solo que saqué las sartenes fuera para que no respirásemos el humo.

- ¿Pero estáis bien?

- Pues claro, Sumire algo nerviosa y las sartenes... bueno, creo que esta no la vais a poder usar.

- ¡Si es que soy muy desastrosa!

- ¿Que pasa? - se acercó también Himeko.

- Nada, un pequeño incidente - explicó Kohaku - Por suerte se ha quedado en un susto. Anda Sumire ¿Por qué no te vas a dar una vuelta y te tranquilizas?

- No, yo me quedo a ayudar ¡Ah! ¿Que ha pasado con Seishiro?

- Por lo visto fue a la exposición e incomodó a Ryuko y Karasu terminó por darle un puñetazo. Ahora nos toca esperar la bronca de la directora.

La bronca de la directora no se hizo esperar, ya se ocupó Seishiro de contarle a su tutor lo que había sucedido y este buscó a la directora para contárselo.

Mientras esta le pidió al profesor que avisara a Karasu y los delegados de la clase de 3-2, en la cafetería y el salón de exposiciones se volvía a la normalidad.

Akira atendía la mesa ocupada por su hermana, Minako, la hermana de Nowaki y Grazara.

- Aki-kun - decía Minako mirándole con ojos brillantes - Que guapo que estás ¿Me das un autógrafo?

- No estás tu loca ni nada. Anda, dime que queréis tomar.

- Bueno pero una foto si ¿a que si? Toma Chiharu - le pasó su móvil - Sácame una foto con L.

- ¿Para qué quieres una foto con mi hermano? ¿Estas tonta o que? Que es mi hermano.

- Tu haz la foto y calla y luego me voy a hacer una foto con Kanda...aggggg, Kaaaaaanda. Y con Syaoran, que no se me pase ¿eh?

- Madre mía - suspiraba Akira.

- Voy a ir a tu pueblo - decía Minako mientras se agarraba su brazo para que Chiharu les hiciera la foto - A celebrar tu cumpleaños ¿Te tengo que regalar algo?

- Su cumpleaños es hoy - indicó Chiharu.

- ¿Si? ¡Feliz cumpleaños! - sonrió Grazara - ¿Te han regalado muchas cosas?

- Pues de momento más que otros años.

- Que te ha regalado Akane? - preguntó su hermana.

- Nada.

- Ah, seguro que lo tiene reservado para esta noche.

- Oye - oyeron desde la mesa de al lado - Luego nos atiendes ¿vale?

Akira dirigió su mirada hacia donde le habían hablado, era la chica con la que antes había tenido aquel encontronazo, sentada, sonriendo y moviendo una mano ligeramente.

- Hola - la saludó - Ahora te atiendo.

Akira se giró bruscamente de nuevo hacia la mesa de su hermana cuando notó que chocaba contra algo.

- Lo siento - dijo dándose la vuelta rápidamente para ver a la otra chica, la que había llamado a la de "los huevos" - Perdona.

- No, lo siento yo, es que no iba mirando.

- Desde luego - dijo la primera chica - ¿Es que te chocas con todas las chicas o que?

Akane y Hizashi entraron con caras de circunstancias en la cafetería.

- ¡Akane! ¡Hizashi! - se acercó a ellos Xu-Xu - ¿Que ha pasado?

- No te imaginas la que nos ha caído - respondió Akane - La directora está más que mosqueada con nosotros.

- ¡Pero no ha sido culpa nuestra! - se quejó Nowaki que también se había acercado.

- Karasu ha golpeado a Seishiro y de eso no hay duda - puntualizó muy serio Hizashi.

- Pero fue por defender a Ryuko ¿verdad? - intervino Xu-Xu.

- De eso no tenemos pruebas, solo nuestra palabra - continuó Hizashi con la misma seriedad.

- ¿Y Ryuko? - se interesó Akane.

- Se la ha llevado Kyojin al aula - respondió Xu-Xu - Estaba muy nerviosa, ya sabes como es, dice que todo es por su culpa.

- Lo que está claro es que Seishiro siempre sabe como pincharnos - dijo de pronto Shibi a su lado.

- ¿Y por qué se comporta así? - se quejó Xu-Xu - ¿Es que es tonto o qué?

- Lo hace solo por demostrar que puede hacerlo - indicó Hizashi - De momento Karasu ha conseguido otros tres días de expulsión y, por supuesto, que nosotros quedemos como unos violentos.

- La directora dice que se está pensando separarnos - comentó Akane.

- ¿Separarnos? - gritó Nowaki - ¿Pero separarnos de separarnos?

- Separarnos de separarnos. Dice que si así no consigue nada tendrá que buscar una solución más drástica.

- ¿Separarnos? - se acercó a ellos también Momoka - Pero la culpa no es nuestra ¿Por qué nos quieren separar?

- Puede que Seishiro fuera a la exposición solo con ganas de fastidiarnos - habló Hizashi - Puede que el chico sea así de retorcido pero los hechos son que él fue a ver la exposición, saludó a Ryuko y nosotros nos pusimos a la defensiva y Karasu, sin saber lo que pasaba le agredió, punto.

- ¡Pero eso no es cierto! - protestó Nowaki.

- Nowaki, eso es lo que vieron los que estaban allí - gruñó Hizashi - Es lo que le ha llegado a la directora y aunque nosotros sabemos que no fue así y aunque la directora nos cree ¿que? Si le da la gana Seishiro puede denunciar a Karasu y al instituto.

- Esto es injusto, es muy injusto - gritó Nowaki haciendo aspavientos con las manos - Voy a salir un momento a despejarme porque me va a dar algo.

Nowaki se marchó, estaba más que furioso, no podía comprender nada, para él nada era lógico. Seishiro tenía malas intenciones porque era una mala persona, así de simple.

- Lo lleva fatal - dijo Akane -. Y es lógico ¿Cómo podemos entender lo que hace Seishiro?

- Lo hace solo por rabia - continuó Momoka - Lo hace porque él ya sabéis lo que adoraba a ese Sishio, y llegamos nosotros y lo fastidiamos todos. Se dice que por nuestra culpa y la denuncia que pusimos a la academia de "ese" se la cerraron.

- Si no estaba homologada no es culpa nuestra - refunfuñó Akane.

- Ya pero ahora Seishiro nos tiene bastante manía.

- Yo creo que estaba enamorado de Sishio - volvió a refunfuñar Akane.

- Pues mira no te diría yo que no - comentó Shibi.

- Voy a ver si consigo calmar a Nowaki - dijo Momoka.

- No, mejor tu no vayas - habló Akira - No te ofendas, pero todos sabemos que hasta hace dos días estaba loquito por ti, si ahora vas en plan amiga "guay", comprensiva y todo eso lo mismo no le hace bien. Nosotros siempre vemos a Nowaki sonriendo y de buen humor pero es bastante sensible y se hace ilusiones enseguida.

- Mejor voy yo - dijo Xu-Xu.

Le encontró no muy lejos de allí, sentado en un banco, con la mirada perdida.

No le había hecho falta mucho a Xu-Xu para darse cuenta de que aparte de la rabia y la impotencia que Nowaki sentía por todo ese asunto, le sucedía otra cosa. Eran varios detalles de los que se había dado cuenta, uno de ellos es que a Nowaki le gustaba Yuri más de lo que él mismo le había reconocido y la otra es que a Yuri le pasaba algo. Juntó conversaciones que había mantenido con Nowaki, frases sueltas de este, detalles y sobretodo un montón de actitudes de Yuri.

A Yuri se pasaba algo y Nowaki lo sabía.

Desde luego que Yuri empezaba a actuar de forma extraña y como si no fuera ella. Un terrible presentimiento se apoderó de Xu-Xu ¿Sería esa una forma de llamar la atención? A Yuri siempre le había gustado ser el centro de atención de todo el mundo, sentirse la protagonista, por eso, cuando de pronto se arrimó a Kenshi, Xu-Xu pensó que no era más que un capricho, que como Momoka se había enrollado con Kamui pues ella, competitiva como era, no iba a ser menos que su amiga.

Nowaki vio acercarse a Xu-Xu y la recibió con una de sus habituales sonrisas.

- ¿Estás ya más calmado?

- Si, siento comportarme así pero es que no aguanto a Seishiro, no le soporto, se cree mejor que nosotros, solo actúa así para demostrarnos lo que puede hacer y reírse de nosotros y me da mucha rabia, nosotros tratamos de comportarnos bien y seguir las normas y ¿Que conseguimos? Sanciones y mas sanciones y al final quedamos como los malos ¿Pero sabes lo que somos? unos pringaos, eso es lo que somos.

Xu-Xu no se atrevió a contestar, razón no le faltaba al chico.

- ¿Y a ti como te va con Kenshi? - la sonrió.

- ¿Que como me va? Pues supongo que bien, como siempre.

Y empezaron una conversación sobre Kenshi, lo confundido que estaba y que quería hablar con Yuri y como Nowaki le había pedido que no lo hiciera para que su autoestima no se resintiese.

No fue difícil para Xu-Xu darse cuenta de que era lo que pasaba, Yuri estaba muy rara y a veces casi no parecía ni ella misma, vale que siempre había sido una chica escandalosa que le gustaba presumir de lo que hacía bien, y bueno, es que lo hacía bien y Xu-Xu comprendía que quisiese que se le reconociese, debía ser un poco pesado aguantar que todo el mundo dijese lo estupenda alumna que era Momoka cuando Yuri lo era tanto o más que ella, que se dijese que ella misma o Sumire eran buenas en deportes como si Yuri no lo fuera, o que siempre se dijese lo guapa que era Himeko y lo atractiva que era Karura cuando Yuri también lo era...

Hacía como dos años ya tuvo Yuri problemas con las dietas, se empeñó en adelgazar y comenzó a hacer dietas, una tras otra, a cada cual más estricta, hasta que se le fue de las manos. Menos mal que se lo detectaron a tiempo antes de que llegase a la anorexia pero es que ahora... ¿Podía ser que volviese otra vez con lo mismo?

- Me preocupa mucho - decía Nowaki - Creo que lo mejor será que le diga a mi madre que empiece a tomar cartas en el asunto.

- ¿Cómo?

- Mi madre es amiga de Akemi que ya sabes que es una de las orientadoras. Le puede pedir que llame a sus padres, a los de Yuri, me refiero.

- Supongo que los padres de Yuri algo habrán notado ¿no?

- Vete tu a saber. No olvides que Yuri es muy lista y seguro que sabe un montón de trucos para engañarlos. Pero si Akemi habla con los padres de Yuri y les pone sobreaviso... además que les puede recomendar que lleven a Yuri a la consulta de mi madre, eso sería estupendo.

- Si, supongo que es lo mejor. A fin de cuentas lo que Yuri necesita es atención profesional.

- Claro, eso es.

- ¿Esto lo sabe Kenshi?

- ¿El qué?

- El problema de Yuri.

- No, no por lo menos que yo sepa. Solo lo sabemos Momoka, Akira, Kyojin y yo.

- Pues debería saberlo Kenshi, al menos que entienda por qué Yuri actúa así. No me mires así, Nowaki, al fin y al cabo se supone que están saliendo... Yuri es muy cabeza loca pero no es de esa forma, ella es inteligente, es muy lista... estoy segura de que todo es culpa de esas chicas con las que últimamente se junta.

- ¿Qué chicas?

- Con las Barbie. Está un montón con ellas, sale con ellas y too. Seguro que la están llenando la cabeza de ideas raras.

- Si, yo también lo creo.

- ¿Y por qué no me lo has contado antes?

- No quería que nadie viese a Yuri como a un bicho raro o que se aparten de ella. A veces la gente huye de personas con problemas.

- ¡Vamos! ¡Como si no me conocieras! ¿Haría yo algo así?

- Tienes razón.

- ¿Y que vamos a hacer?

- ¿Cómo que qué vamos a hacer?

- Hombre, algo tendremos que hacer ¿O pensabas hacerlo tu solo?

...

Dos mujeres, una de ellas, empujando un carrito con un bebé dentro llamaron la atención al entrar en la improvisada cafetería.

- ¡Ringo! - Momoka la saludó sonriendo - ¡Que alegría verte por aquí!

- Hola - saludó la chica - Es que Karasu me dijo que podía venir, espero que sea cierto.

- Pues claro, pasa, pasa. Karasu ahora mismo no está aquí pero no creo que tarden en llegar.

- ¿Vas vestida de Sakura?

- Si, es una cafetería cosplay ¿Qué te parece?

- Te queda muy bien. Te presento a mi madre, Hitomi Hoshinagi, mira mamá esta es una de las chicas con las que fui a la granja.

- Encantada de conocerla señora - saludó respetuosa Momoka - Bienvenida a nuestra cafetería.

- Muchas gracias, parece un sitio agradable.

- Por favor, Ringo, sentaos en una mesa, ahora mismo os atienden.

Efectivamente no tardó en llegar hasta donde se habían sentado Suo dispuesto a tomarles nota.

- Hola - saludó - ¿Que deseaban tomar?

- Oh, otro chico muy mono - comentó Hitomi - ¿A mi me puedes traer una cerveza?

- Lo siento pero no servimos bebidas alcohólicas.

- Bueno pues traeme lo que tu quieras.

- Traenos dos refrescos de limón, por favor - indicó Ringo.

- Dos refrescos de limón - repitió Suo - ¿Algo para comer?

- ¿Se puede comer? - preguntó la madre.

- Si señora, tenemos desde trozos de tarta, bizcochos, hasta mini-bocadillos.

- A mi traeme un trozo de tarta - dijo Hitomi.

- A mi también.

- De acuerdo, enseguida.

Se giró para ir a la barra pero se quedó quieto con una enorme sonrisa en los labios.

- Misaki - murmuró.

Misaki acababa de entrar y era recibido por Momoka. Suo cambió de rumbo y se acercó a ellos.

- Misaki... que bueno que hayas venido.

- No me perdería esto por nada del mundo.

Y no fueron los únicos en llegar de visita, también apareció por allí Inari, aunque él, como profesor que era, llegó acompañado de Sigure y Nanao que aprovechó para echar la bronca a cada uno que vio sobre su comportamiento y Hana, la hermana de Kenshi.

También fueron de visita algunos padres, como la madre de Nowaki que, aprovechó la visita para observar a las dos chicas que, como ella misma decía, estaba "atendiendo a distancia", es decir Yuri y Akane.

Fue pasando el día sin ninguna novedad más destacable a parte de los nervios que producía todo el ajetreo que tenían, sobretodo la cafetería que había tenido bastante éxito y con él numerosos clientes.

Por fin había terminado la jornada más larga para los alumnos de 3-1 durante la semana cultural, ya que, no solo estuvieron en su horario normal además la cafetería permaneció abierta también por la tarde.

Akira fue el primero en entrar en el aula, quería recoger sus cosas antes de que las chicas se adueñasen del aula y echasen a los chicos para poder cambiarse; detrás de él entraba Karura seguida de Shibi, Nowaki, Kohaku y Genki.

- Estoy rendida, de verdad - decía la chica.

- Nos ha ido bien la cafetería - comentaba Nowaki - Hemos ganado más dinero del que invertimos.

- Lástima el imbécil de Seishiro que tuvo que amargarnos el día - se quejó Genki.

- Bueno, vamos a olvidar ya ese tema - intervino Kohaku.

- No se como puedes hablar tan tranquilo - se quejaba Nowaki - A mi es que me entra una cosa que...

- A mi también Nowaki, a mi también - respondió Kohaku - Pero si nos dejamos llevar por nuestros impulsos ya has visto lo que pasa.

- Lo que a tu hermano - añadió Shibi.

- Eso mismo y mira, ahora el sancionado es él.

- Aki - interrumpió la conversación Karura - ¿Has puesto tu una rosa en las cosas de Akane?

- ¿Yo? Pues no.

- Ah pues aquí hay una rosa - Karura la cogió, estaba justo encima de la bolsa donde Akane guardaba sus cosas, era una rosa blanca - Mira, también hay una nota... "Volverás" solo pone eso.

Akira recorrió en dos zancadas la distancia que le separaba de Karura y le arrebató la pequeña tarjeta de entre los dedos.

- Habrá sido el pretencioso de Kamui - gruñó Karura - Como si lo estuviera viendo.

- A lo mejor no es de él - puntualizó Kohaku.

- ¿No? ¿Y quien va a ser? A este hay que decirle que se baje de las alturas donde vive.

Shibi se había acercado a Akira, este miraba la tarjeta y levantó la vista para encontrarse la de Shibi. Ninguno de los dos habló pero entendieron lo que el otro sospechaba.

Justo en ese momento entraban en el aula Karasu, Jisei y precisamente Kamui.

- ¿Que te pasa a ti, Kaguya? - habló en tono alto y grave Karura.

- ¿Que me pasa de qué? - contestó de forma seca el aludido.

- ¿No te han dicho que Akane está saliendo con Akira? Deja ya de acosarla ¿no?

- ¿Qué problema tienes tu conmigo?

- ¿Pero que ha pasado? - intervino Jisei.

- ¿Que es esto, Kaguya? - Karura le mostró la flor.

- ¿No se la has dejado tu a Akane en sus cosas? - preguntó Shibi.

- Pues no, fijate por donde yo no le he dejado ninguna rosa a Akane. Si quisiera darle una flor se la daría en mano.

- A ver Karura - intervino Genki - Que con todo lo que ha pasado hoy creo que estamos bastante nerviosos. También había una nota ¿No pone de quien es?

- ¿Que tarjeta? - interrogó Jisei.

Akira le pasó la tarjeta a Jisei que la cogió, leyó y miró a sus compañeros totalmente perpleja.

- ¿Esto es una broma?

- Lo mismo tiene otro admirador que no conocemos - bromeó Karasu.

- Esperad - dijo Jisei con voz nerviosa - Aquí hay otra flor... mirad - casi temblando cogió una margarita que había encima de otra bolsa - Está en las cosas de Ryuko.

Las caras de Shibi, Akira y Jisei no podían ser más serias.

- ¿Hay alguna tarjeta también? - preguntó Akira.

- Si, aquí.

Jisei la leyó y se la pasó en silencio a Akira, este, después de un rápido vistazo la rompió en cuatro trozos y cogió la rosa y la margarita.

- Toma - le pasó a Karura los trocitos de papel, la tarjeta para Akane y las flores - Que no vean esto ni Ryuko, Akane o Kyojin y vosotros - miró a todos sus compañeros presentes - Ni una palabra ¿De acuerdo?

- ¿Pero que pasa? - se alarmó Genki - ¿Que ponía en la tarjeta?

- Aquí nadie ha visto ninguna flor, ni nada ¿Entendido? - repitió.

- ¿Qué ponía, Akira? - espetó Shibi.

- Decía "Perdona si es que te asusté" - contestó Jisei.

- Seishiro - murmuró Shibi.

- ¿Queréis decir que ha entrado en nuestra aula y ha dejado esas flores? - gritó Genki.

Kamui giró sobre sus talones y con paso firme y rápido salió del aula.

- ¡Kamui! - Shibi salió bastante deprisa detrás de él.

- Ni una palabra a ellos ¿De acuerdo? - decía Akira mientras también salía apresurado del aula.

Shibi había detenido a Kamui en medio del pasillo, Akira llegó corriendo hasta ellos.

- Suéltame Kamizuru - gruñía Kamui.

- No, no voy a dejar que vayas a partirle la cara a Seishiro por muchas ganas que tengo de hacerlo yo mismo.

- No voy a partirle la cara, solo quiero decirle unas "cositas".

- Vale Kamui - le advirtió Akira - No podemos hacer eso, tu lo sabes.

- ¿Qué no? - gritó Kamui.

- Si le hacemos algo irá a quejarse a la directora de nuevo.

- Pero esta vez tenemos una prueba: se ha metido en nuestra aula.

- Para dejar una flor pidiendo disculpas a Ryuko - gritó también Akira - Eso no nos sirve de prueba, lo utilizará en nuestra contra.

- Pero ha dejado unas tarjetas.

- Pidiendo disculpas, no lo olvides - puntualizó Shibi.

- ¿Y la rosa para Akane? ¿Y la nota para Akane? ¿Qué?

- Puede decir que es cosa nuestra, para acusarle - explicó Akira. Kamui se quedó mirándole con cara de circunstancias - Sabes que lo haría, sabes que es muy retorcido.

- Pero no podemos callarnos y quedarnos quietos.

- Y no lo vamos a hacer. Yo mismo hablaré con el profesor Yotsuda.

- ¿Y que va a solucionar Yotsuda?

- Más de lo que crees.

- Pero tu has tirado las pruebas que tenemos.

- Te repito que esas pruebas juegan en contra nuestra.

Escucharon voces, otro grupo, seguramente de compañeros suyos, subían por las escaleras.

- Sobretodo, por favor Kamui, que Kyojin no sepa nada o no podremos controlarnos.

- ¡Pero tiene que saberlo! Así podrá proteger a Ryuko.

- Si, pero se lo diré yo. Yo le conozco bien y se como hacerlo y se como calmarle y que no vaya a comerse a Seishiro.

- Recuerda lo que pasó en el picnic - advirtió Shibi - Puede que lo que quieran sea precisamente provocar a Kyojin y llevarle a otra trampa.

- ¿Y los que han visto las flores?

- No hay problema, se que me escucharán. Déjamelo a mi - repitió Akira.

- Pero Akane y Ryuko tienen derecho a saber lo que pasa.

- Kamui - habló Shibi bastante serio - Créeme que no lo necesitan, solo se pondrán nerviosas, Ryuko se sentirá tonta y pensará que se meten con ella porque es la menos fuerte y Akane... por favor, si algo te importa Akane...

- Espero que vuestro plan o lo que sea funcione porque si no... como haga daño a Akane os juro que no me quedaré quieto.

- Solo quiere asustarnos, solo eso - habló Akira - Solo quiere que saltemos y que quedemos como unos histéricos y unos violentos.

- Si ahora saltamos y vamos a buscarle estaremos siguiéndole el juego - aseveró Shibi.

- ¿A que no sabéis una cosa? - decía Akane sonriendo a Ryuko, Akira y Kyojin, que la acompañaban a coger el tren para ir a trabajar.

- Venga, suéltalo - respondía Ryuko.

- Se me ha ocurrido una idea genial, grandiosa, magnífica.

- Parece grande, si - sonreía Kyojin.

- Mañana voy a hacer una subasta ¿A que no sabéis que voy a subastar?

- No te andes por las ramas y dínoslo - se quejó Akira.

- ¿No lo sabéis? ¿No? Pues voy a subastar a Akira.

Kyojin rompió a reír mientras Akira la miraba arqueando una ceja.

- ¿Crees que van a dar algo por este? - bromeó Kyojin.

- ¿Quieres vender mi cuerpo?

- No, tu cuerpo no, por tu cuerpo no me darían mucho. Voy a subastar tu cerebro.

- ¿No deberías esperar a que al menos estuviera muerto?

- Que no tonto, que no te enteras. Voy a hacer un reto... si, eso es, un reto. Voy a proponer que jueguen contigo al ajedrez, a ver si te ganan y si no lo hacen tienen que soltar dinerito.

- ¿Y si mi ganan que les vas dar?

- Si es una chica les darás un beso. Tienes fama de besar muy bien, seguro que se apuntan un montón.

- Yo no estaría tan seguro - se quejó el chico.

- ¿Y si se apuntan chicos? - puntualizó Ryuko.

- Ninguno va a ganar a Akira.

- Confías demasiado en mi.

- Vamos Aki, nadie te ha ganado nunca.

- Tu, por si acaso ve pensando que les vas a dar si me ganan.

- Un beso de Akane - propuso Kyojin - Es lo justo ¿o no?

- Bueno vale, no se que darles si ganan, esta noche lo pensaré.

- De todas formas podrías contar con Akira antes de hacer tus planes, digo yo - comentaba Ryuko.

- Yo tengo una idea - dijo Akira - Por cada partida que gane, tu, mi querida cabeza de calabaza, me darás un beso.

Akane le miró torciendo la boca.

- Tienes tu mucho morro ¿no?

- Si no aceptas, no hay trato.

- Ten cuidado, Akane - advirtió Kyojin - Capaz es de dejarse ganar

- ¿Qué pasa? ¿Te da miedo? - sonrió de medio lado Akira.

- Si le da miedo, si - apuntó Ryuko.

- Eso no es cierto, no me da miedo, es que es algo muy absurdo.

- Excusas, excusas - continuaba con la misma sonrisa Akira.

- No se atreve - le dijo Kyojin a Ryuko - Mucho hablar de los demás, de que si somos tímidos y todo eso pero ella no se atreve.

-¡Eh! Que no es lo mismo - se quejó Akane.

- Por supuesto que no se atreve - contestaba Ryuko a Kyojin ignorando totalmente a Akane.

- Dejarla, si no se atreve yo no querré jugar, es así de sencillo - comentó Akira.

- No se atreverá - repetía Ryuko.

- Aquí acaba su gran idea para conseguir dinero - concluyó Kyojin.

- ¿Que no me atrevo? A ver, listillo, por cada partida que ganes te daré un beso, pero sin lengua ¿entendido?

Akira le ofreció su mano.

- ¿Es un trato?

- Es un trato - respondió la chica chocándola.

Momoka se había vuelto a quedar sola. de nuevo Yuri se había ido con esas nuevas amigas suyas.

Suspiró y siguió su camino. Había estado hablando con Nowaki, él confiaba en su madre y en que les ayudaría, decía que tenía una idea para que Yuri fuera a la consulta de la psicóloga y que una vez lo hiciera todo sería más fácil... Bueno, eso era lo que ella esperaba. De momento tenía que resignarse porque sabía de sobra que a ella no la iba a escuchar.

Ella confiaba en Nowaki, lo hacía porque era un chico de esos que nunca se rinden y no paran de intentar lo que sea una y otra vez y además quería confiar en él, necesitaba confiar en él y en que todo se iba a solucionar, no iba a dejar que el desánimo y el pesimismo la venciese.

- Si andas tan distraída puedes tener un accidente - una voz masculina la hizo detenerse asustada y mirar a su alrededor.

- Estoy delante tuya, señorita Sakuraba.

Justo unos pasos por delante de ella, sentado en la terraza exterior de una cafetería, estaba Fuma Kaguya.

- Ah... hola - dijo bastante confusa.

- ¿Te pasa algo? Vas muy distraída.

- Si, es que...

- ¿Te apetece tomar algo?

Y al cabo de unos minutos estaba sentada en la terraza de una cafetería, con un zumo encima de la mesa. Momoka miraba totalmente intrigada a Fuma que sacaba un cigarro del paquete de tabaco y se lo llevaba a los labios.

- ¿Te molesta que fume? - dijo con el cigarro en los labios mientras encendía el mechero.

- No - respondió débilmente.

¿Pero que hacía ella tomando un zumo con Fuma Kaguya? Ella misma no salía de su asombro.

Claro que igual de sorprendente era para Fuma. Así que esa chica era una de las amigas de su hermano, bueno, eso ya lo sabía, como para no saberlo, pero se preguntaba si Kamui sentía algo por ella o no.

- ¿Sales con mi hermano? - preguntó.

- Bueno pues yo... no... bueno, mas o menos pero... no.

- ¿Os habéis enfadado?

- Podría decirse que si. Oye ¿Por qué me has invitado? ¿Es que quieres algo de mí?

- Solo pensé que necesitabas hablar con alguien.

- Eres muy distinto a como te describe Kamui.

- ¿A si? ¿Y que dice de mi? No, mejor déjalo, no me lo digas, no me importa en absoluto.

Si que era raro, si, aunque también era raro que ella fuese detrás de él.

- Solo siento curiosidad por ti - habló de pronto Momoka - No pienses nada raro, Kamui siempre habla de ti cosas desagradables y me preguntaba si eran ciertas.

- ¿Y?

- ¿Qué?

- ¿Son ciertas?

- Eres muy extraño.

- Pues anda que tu, que te has ido a tomar algo con el odioso hermano de tu novio.

- Kamui no es mi novio, no es nada mío, que te quede claro y no se que hago aquí, mejor me marcho ya. Gracias por el zumo.

Momoka se marchó e Fuma siguió fumando lentamente. Le había resultado curiosa esa chica, se suponía que debía caerle mal y sin embargo había ido a tomar algo con él, seguramente llevada por la curiosidad.

- ¿Que? - dijo Karura sentándose en la silla que había dejado vacía Momoka - ¿Qué hacías tu con mi compañera?

- No lo se.

- ¿No lo sabes? Pues me has dejado esperando como a una tonta.

- La he visto y la he invitado. Es amiga de mi hermano, quería hablar con alguno de sus amigos, no se, saber algo de él, hace años que estamos muy distanciados.

- ¿Añoranza?

- De pequeño mi hermano era un niño encantador.

- Si te vas a poner melancólico será mejor que me marche.

- ¿Por qué iba a hacer algo así?

- Llego y te encuentro con una de mis compañeras y ahora te pones a hablar de tu hermano cuando era pequeño ¿Quieres que piense que estás empezando a drogarte o algo así?

- ¿Te has puesto celosa?

- ¿Por que estabas con Momoka? A lo mejor.

- Eso es muy extraño en ti.

- A lo mejor has pensado que no tengo sentimientos.

- Nunca pensaría eso de ti - la sonrió como solo él sabía hacer y como solo a ella sonreía.

Y Karura volvió a dejarse atrapar por aquel hombre y su magnetismo y cuando quiso darse cuenta estaban en su apartamento, la ropa esparcida por el suelo y ellos devorándose a besos.

La sensualidad de Karura era algo que enloquecía a Fuma, su color, su suavidad, su olor y su calidez… solo de pensar en que otro hombre podía tocarla era algo que enervaba y sacaba su parte mas violenta.

- ¡Ah! - se quejó la chica.

- Lo siento - Fuma se quedó paralizado - Lo siento, lo siento.

- No pasa nada pero ten un poco de cuidado, por favor.

Después de calmar esa sed que siempre sentían el uno del otro, Karura se levantó y empezó a buscar su ropa por el suelo.

- Quédate esta noche conmigo - susurró Fuma.

- Sabes que no puedo. Por cierto, compra preservativos, no me gusta hacerlo sin ellos.

- ¿No dijiste que tomabas la píldora?

- Si pero ya no me fío de nada.

- ¿Crees que voy a pegarte alguna enfermedad?

- Por si acaso te lías con alguna de mis compañeras - rió - ¿Sabes que eres muy atractivo?

- ¿Tu crees que yo puedo interesarle a alguna de ellas?

- Si, eres muy atractivo ¿No te habías dado cuenta?

- Karura, yo quería decirte una cosa, por eso te he pedido que nos viéramos hoy.

- ¿Ah que no era para que te viera con Momoka?

- No. Es algo más importante.

- Pues dímelo, te escucho.

- Bueno verás... ¿Te gustaría casarte conmigo?

Karura le miró llena de confusión para al momento romper a reír.

- No sería ahora mismo.

- O sea que si, que has empezado a drogarte.

- Olvídalo, era una pregunta absurda - por unos instantes Fuma había valorado en Karura como una futura esposa porque era la candidata perfecta ya que su familia tenía bastante renombre en su ciudad, unir a los Kaguya con los Akasagan podía ser una buena solución para evitar males peores, pero no, no podía utilizarla de esa forma - Pero si te voy a preguntar una cosa ¿Te gustaría venir a vivir conmigo?

- ¿Cómo?

- Me gustaría que te mudaras a mi apartamento. Estoy harto de este juego que tenemos ¿Por qué no intentamos vivir juntos?

- ¿Cómo?

- Piénsatelo.

- ¿No crees que estás precipitando mucho las cosas?

- No lo creas, pueden pasar muchas cosas y quizás no tengamos tanto tiempo como piensas. Karura, yo te quiero y quiero estar contigo todo el tiempo que pueda.

- Fuma, me das miedo ¿Es que te pasa algo?

- Por favor, piénsalo, por lo menos podríamos intentarlo.

0 comentarios: