sábado, 3 de diciembre de 2011

93. Llantos del corazón

- ¡Ahhhhhhhh! - exclamaba el hermano de Akane abriendo increíblemente boca y ojos al ver la habitación de juegos de Kamui - ¡Hay todos los juguetes del mundo!
- Es muy impresionante - añadía Akane, Kamui sonreía satisfecho - ¿Todo esto es tuyo?
- Y de mi hermano.
- Como se nota que sois niños ricos.
Kenta, nervioso, corría de una lado para otro sin saber a que acercarse primero.
- ¿Es una tienda? - preguntó con los ojos brillándole.
- Es una habitación de juegos ¿Tú no tienes una?
- ¿Bromeas? - contestó Akane - El no tiene ni una habitación para dormir solo.
- Es verdad, lo siento.
- Ahora que lo pienso, cuando has visto mi casa has debido pensar que vivo en una chavola o algo así.
- Solo te he mirado a ti.
- Mira, se nos pone galante el chico ¡Kenta! ¡Ten cuidado no rompas nada! Y lo que cojas luego lo guardas en su sito ¿entendido?
- Vale, vale - respondía sin hacer mucho caso enfrascado como estaba en sacar juguetes de un enorme juguetero - ¡Mira! ¡Una espada láser!
- ¡Ten cuidado no rompas nada!
- Tampoco pasa nada si lo rompe, son juguetes viejos.
- ¡Cómo se nota que has sido un niño mimado!
- Además - Kamui cogió un mando a distancia y lo pulsó; una televisión situada en uno de los laterales se encendió - Puedes ver dibujos.
El niño gritó de emoción al ver aparecer unos conocidos dibujos en ella.
- ¡Es "Guini Pu"!
- Esto es la tele, pero también tengo películas.
- ¿Tienes "Bambi"? - el niño le miró expectante.
- ¿Bambi?
- Está un poco obsesionado con Bambi últimamente.
- Pero "Bambi" es triste ¿no? A mí de pequeño me traumatizó con eso de la muerte de su madre.
- En "Bambi" sale Aki - explicó el niño muy dispuesto - Y Akane, que le da con la lengua y se cae al agua y se ríe de él.
E imitando lo que decía, el niño se echó a reír. Kamui miró a Akane intrigado.
- Un día la vio con Jisei y Xu-Xu y le han metido cosas raras en su cerebrin.
- ¿Y yo soy el ciervo que se pelea con él?
- Déjalo Kamui, son cosas de mentes infantiles.
- Pues creo que la película está a punto de cambiar.
- Ya... ¿y nosotros que hacemos?
- Mira, he preparado una mesa, aquí podemos estudiar y planear nuestro "matrimonio".
- Bien. Kenta, pórtate bien que yo tengo que hacer deberes ¿vale?
- Vaaaaale.
- ¿Y Tambor quien era? - habló de pronto Kamui mientras se sentaban.
- ¿Quien?
- Tambor, el conejo de la película.
- ¡Ah! Vaya pregunta ¿Quien va a ser? Kyojin. No, si se rieron bien y con ganas.
Se oyeron golpes en la puerta.
- ¿Se puede? - dijo una voz femenina.
- Si Yuko, pasa.
Akane la reconoció inmediatamente, era la chica de 3-1, esa que no parecía pertenecer a ningún grupo, la que el año anterior dio tanto que hablar por su supuesta relación con un profesor, la misma, con su pelo moreno, largo y lacio y sus ojos azul oscuros, vestida discretamente con una especie de mitad uniforme, mitad bata entallada rosa la que entró.
- Con permiso.
- ¿Yuko?
- ¿Akane-san? Ah - miró a Kamui y luego, casi con apuro saludó cortésmente - Encantada de verla señorita.
- ¿Que haces aquí?
- Trabajo aquí.
- Sus padres son los capataces de la finca de mi tío, el padre de Taro - detalló Kamui - Vive aquí al lado.
- Que casualidad. Pero eso no explica que hace ella aquí vestida de... sirvienta.
- Es porque nuestra doncella está de vacaciones, Yuko está supliéndola.
Empujaba un carrito de esos donde se lleva la comida a las habitaciones en los hoteles, Akane nunca había visto nada igual y lo miró realmente asombrada y llena de curiosidad. Kamui se levantó y se acercó a coger las bandejas.
- No por favor, no se moleste Kaguya-san.
- No es molestia, además si no lo hago mi invitada me regañará ¿a que si, Cenicienta?
- ¿Eh? ¡Ah! ¡Pues claro!
- Mira Kenta - se dirigió al niño Kamui - Esta es tu merienda.
- ¡La merienda!
- Pero no hacía falta Kamui, yo he traído sándwich y zumo de...
- ¡Ala! ¡Tarta! ¡Akane hay tarta!
- Y un gran vaso de leche con cacao - añadió sonriendo Yuko.
- Pero Kamui esto es excesivo, te estás pasando...
- Chhist, eres mi invitada y se acabó la discusión.
- Pero has hecho trabajar a Yuko y no hacía falta.
- No me ha echo trabajar, señorita, siempre preparo la merienda de Kaguya-san.
- ¡Que morro tienes Kamui! - Akane le miró con resentimiento y esa mirada, por alguna razón, hizo sonreír de nuevo a Kamui.
- Es mi trabajo, para eso me pagan.
- ¡Pues ya pueden hacerlo bien! ¡Dios! Ahora siento mucha vergüenza.
- ¿Por qué, Cenicienta?
- Por todo esto ¡Kenta no te limpies en la ropa! Mira, hay servilletas.
- Y para usted, señorita, esta copa especial.
- Por favor, no me llames señorita, soy Akane, me conoces de sobra.
- No puedo, no me gusta mezclar mi vida personal con mi situación laboral.
- Es una manía que tiene, ya ves que a mi también me trata de usted.
- Con todo el respeto, prefiero mantener las distancias en esta casa.
Akane reflexionó que después de la de cosas que se decían de ella en el instituto era lógico que quisiera "mantener las distancias" como ella decía, lo último que necesitaba era que se rumoreaba que se había liado con Kamui y que por eso trabajaba en su casa o algo así, que la gente es muy mala y con ideas muy retorcidas.
- Entiendo... ¡Dios! ¿Esto es para mí?
La visión de aquella enorme copa repleta de chocolate y coronada con nata hizo que ahora fuese Akane la que abriese la boca y los ojos desmesuradamente.
- Es mouse de chocolate con nata - explicó Yuko - La ha preparado la señora especialmente para usted.
- ¿Para mi? ¿La ha hecho tu madre especialmente para mí?
- Y la tarta también. Por cierto prepara tartas a menudo, le gusta mimarnos a mi padre y a sus hijos a la hora de la merienda así que no le ha dado trabajo extra.
- Pero... esta copa...
- Yo la ayudé. Espero que te guste porque es la primera vez que hago algo en la cocina.
- Es cierto, Kaguya-san se ha esforzado mucho.
- ¿Y tu madre dónde está? Tengo que agradecérselo.
- Mis padres han salido, creo que iban a ver a unos amigos y luego al teatro, regresaran tarde - Akane seguía con la boca abierta y no era capaz de decir nada - ¿Te pasa algo?
- Cuanto glamour, chico.
- Kaguya-san - interrumpió Yuko - Si todo está bien me voy a marchar ya.
- Claro, claro, disfruta de la tarde.
- ¿No necesita nada más?
- No, podremos sobrevivir solos, seguro.
- Hasta mañana entonces. Akane-san - hizo un respetuoso gesto que Akane, aturdida y avergonzada, repitió.
- Gracias.
La chica sonrió y se marchó.
- No hacía falta que se lo agradecieses - aclaró Kamui - Es su trabajo, mis padres le pagan por ello.
- No lo entiendes Kamui, tu no lo entiendes, se que tus padres le pagan y es su trabajo pero los agradecimientos se... agradecen, valga la redundancia. A todos nos gusta que se valore nuestro trabajo y nos lo agradezcan, hay cosas que nos hacen más felices que el dinero, que no es que yo no quiera el dinero, que no es el caso, es...
Se vio sorprendida por un pequeño beso en la comisura de los labios.
- Perdona, no lo he podido evitar. Eres encantadora.
- Umm... Kamui Kaguya tú te estás creciendo demasiado.
- Perdona, ha sido un impulso.
- Creí que tú no tenías de eso, que eras súper duro y frío, impasible ante todo.
- Pues ya ves, contigo los tengo, creo que sacas mi parte humana ¿Me perdonas? Ah, mira, también hay caramelos y cosas así para tu hermano.
- ¿Que pretendes? ¿Comprarle con chuches?
- ¿Se nota mucho?
- Un poco. Pero te advierto que Akira tiene un gato y te lleva ventaja.
- Vaya, Akira me está empezando a caer mal ¿Y que mas tiene Akira que no tengo yo?
- No se, hace conejos con las manos.
- No digo para ganarme a Kenta, si no a su hermana. He oído decir que Akira besa muy bien.
Akane probaba la copa de chocolate y cerraba los ojos demostrando lo que disfrutaba.
- Delicioso... digo el chocolate ¿y dices que lo has hecho tú?
- He ayudado. Creo que a todo se puede aprender, es cuestión de práctica.
- No deberías darme chocolate, si como mucho me descontrolo ¿no te lo he dicho nunca? Luego, si hago una barbaridad, serás tú el responsable.
- Quizás todo esto es parte de un perverso plan para que pierdas el control, Cenicienta.
- Te arrepentirás.
Aquella foto que había encontrado Nowaki no dejaba de traerle recuerdos y sorprenderle cada vez que la miraba.
En la foto también estaba Shibi, como siempre a su bola. Los que no estaban eran ni Hizashi, ni Genki, ni Xu-Xu, ni Sumire, claro, ellos iban a otra escuela ¿por qué no iría Hizashi a la misma escuela que su prima? ¡Ah! Seguramente era anterior al fallecimientos de sus padres... en fin, que mas daba... mira, ahí estaba el niño con el que tenía esa curiosa relación, no es que le cayese mal, es que era su rival porque lanzaba las piedras mas lejos y le ganaba cuando echaban pulsos, no hablaba mucho con él, no iba a su clase pero de vez en cuando jugaban en el recreo y siempre solía llamarle "panoli" ¿que habrá sido de él? Era un niño flacucho, de pelo corto, alborotado y de color naranja, lleno de pecas, con unas gafas siempre rotas y pegadas con celo, ahí estaba al lado de... ¡anda! ¡Si esas son Jisei y Ruyko! Nowaki no las recordaba de pequeñas pero eran ellas, Ryuko con su carita redondita y un par de trenzas, si era Ryuko y Jisei era esa otra niña de pelo negro que parece una muñequita, pues no sabía que era amigo de ellas ¿cómo se llamaba ese niño?
De pronto Nowaki abrió los ojos y acercó la foto a su cara... no podía ser... ¿dónde estaba Akane? Akane sin duda estaría cerca de Ryuko y Jisei... ¡Akane era ese niño! Nowaki se frotó los ojos ¿El niño que tiraba piedras a los charcos era Akane? ¿El que siempre se reía de él porque le ganaba? No... no podía ser.
Como le había resultado muy curioso decidió llevarse la foto con él para enseñársela a sus amigos. Había quedado con Momoka, Yuri, Kenshi, Xu-Xu, Himeko y Kohaku, cuando enseñó la foto esta causó un montón de comentarios divertidos y recuerdos entrañables.
- ¿Y sabéis quien es este? - preguntó señalando el niño pelirrojo.
- Es Akane - contestó rotundamente Xu-Xu.
- ¡Anda ya! - exclamó Kenshi - ¡Que va a ser esa Akane! ¡Si es un niño!
- Es Akane - repitió Yuri - Vosotros no os acordáis porque estaba en otra clase, pero mira está con Ryuko y Jisei... os digo que es Akane.
- ¡Pero si no tiene tetas! - volvió a exclamar Kenshi.
- ¿Crees que a las chicas las tenemos desde pequeñas? - gruñó Momoka.
- Akane si, yo siempre la recuerdo... en fin, ya me entiendes.
- Eso es porque no te acuerdas de ella de pequeña - puntualizó Yuri - Solo te acuerdas de ella cuando le crecieron.
- Debe ser.
- ¡Pero si tu no venías a nuestro colegio! - gritó Nowaki a Xu-Xu - ¿Cómo lo vas a saber?
- Porque reconozco a Ryuko y Jisei, sus caras no han cambiado tanto. Además, aunque no fuera a vuestro colegio nos veíamos en el parque ¿es que no te acuerdas, zopenco?
- Akane siempre ha sido un chicazo - continuaba Yuri - No era para nada femenina.
- Era mas chico que algunos chicos - añadió Momoka.
- Era muy buena - habló con miedo Himeko - A mí siempre me defendía.
- ¡Eh, eh! - intervino gritando Nowaki - Que tu héroe era yo.
- Eso es verdad.
- Lo que le pasaba a Akane - explicó Xu-Xu - Es que odiaba a todo el mundo.
- ¿Cómo que odiaba a todo el mundo? - se interesó Kohaku.
- Si, todo el mundo le caía mal, menos Ryuko y Jisei.
- Yo recuerdo que a mi me daba un poco de miedo acercarme a ella - dijo Momoka.
- Seguro que pensabas que te iba a pegar los piojos o algo así - añadió Yuri - Tú siempre has sido muy remilgada.
- ¡Anda y cierra esa boca de puerca que tienes!
Mientras Yuri y Momoka iniciaban una de esas absurdas discusiones que todos sabían que no llegaría a nada, Kohaku cogió la foto para observarla mejor... así que esa era Akane... pues no parecía una niña feliz, bueno, para empezar no parecía una niña pero es que se la veía bastante triste y como a la defensiva, sentía mucha empatía hacia ella y creía ver en esos ojos la misma frustración que tenía en los suyos, si no fuera porque ella tenía un par de buenas amigas era casi como ver una foto suya en versión femenina.
Nowaki miraba a Yuri ¿Que le habría pasado? ¿Por qué había llegado a esos extremos? Si ella era una niña fantástica, siempre segura de si misma, llena de determinación, si nunca se rendía ante nada ¿Que le había llevado a perder el control de su vida de esa forma? Quizás es que era demasiado para era, que se exigía mucho a si misma, porque es que Yuri era tan guapa, tan lista, tan simpática, hacía las cosas bien, a todo el mundo gustaba... quizás ser perfecta es una carga agobiante, a lo mejor era por eso, por exigirse, quizás todo el mundo esperaba de ella que fuese perfecta y... aquella suposición en Nowaki parecía cada vez más y más clara, si, debía ser eso, pero no lo entendía muy bien porque Yuri seguía siendo guapa, con su pelo siempre brillante y era estupenda, siempre preocupada por sus amigos y cuidando de ellos, ella no era para nada egoísta, puede que pareciera superficial pero solo era en apariencia... tenía que ayudarla, no sabía muy bien como pero tenía que hacer que volviera a ser la Yuri que él recordaba.
Akira no tenía ganas de salir. Le llamaron sus amigos pero declinó la oferta. Estaba claro que ese no era muy buen día, sin duda que sus biorritmos debían estar todos en negativo. No sentía ganas absolutamente de nada, solo de estar en su habitación, con las persianas bajadas, tumbado en la cama y sin hacer nada de nada. Físicamente se sentía agotado, emocionalmente bastante deprimido e intelectualmente tampoco parecía muy activo.
- Mira a ver si puedes hacer algo con tu hijo - decía Yoshiko a Akito - Lleva todo el día así, yo creo que ni se ha duchado.
- ¿No estará enfermo?
- No creo. Su enfermedad es más bien en el corazón. Habla con él, creo que necesita el consejo de un padre.
- Que pesadez ¿Por qué no hablas tu con él?
- Porque no. Lo he intentado pero hay cosas que los hombres habláis mejor entre vosotros.
- A los hombres no nos gusta hablar, no somos como vosotras que os lo contáis todo.
- Pues tu hijo necesita tu consejo de padre - habló enérgica - Así que llámale ahora mismo y habla con él.
- ¿De que voy a hablar con él?
- No se, de las cosas que habléis los hombres.
- Que pesada eres... los hombres no hablamos.
- ¡Pues tu si lo vas a hacer! ¡Venga!
Akira miraba el techo de su habitación fijamente cuando escuchó a su padre llamarle desde la planta de abajo de la casa. Se levantó pesadamente y se dirigió, con bastante desgana al cuarto que su padre solía utilizar para meditar, hacer caligrafía y esas cosas que hacía su padre cuando quería librarse de su madre. Encontró a su padre preparando el tablero de ajedrez.
- ¿Que quieres?
- Ven, vamos a jugar.
Akira suspiró. Eso quería decir que su padre iba a iniciar una charla sobre algo, su padre era demasiado previsible, siempre hacía lo mismo. Se sentó frente a él y abrió la partida.
- ¿Hoy no sales?
- No tengo ganas.
- Tu madre ha dicho que tengo que hablar contigo.
- Típico de ella.
- Dice que hoy estás muy raro.
- Se me pasará.
- ¿Es por Akane, verdad?
- Supongo.
- ¿Es porque no sabes que hacer para ayudarla?
Akira se llevó una de más manos a la frente y parecía dejar caer su peso sobre ella.
- No, no es eso... es una tontería.
- ¿Te ha rechazado?
- No es eso. Es que hoy ha salido con el imbécil del Kaguya, el tipo más engreído del instituto.
- ¿Es su novio?
- No. No lo es, ni siquiera están saliendo... habitualmente.
- Entonces ¿Cual es el problema?
- Que él quiere tirársela.
- ¿Tirársela?
- Si, ya sabes... ¿Me entiendes o no?
- Ah, y eso te pone celoso.
- Me pone rabioso.
- ¿Temes que suceda?
- ¿Con Akane? No, pero me da miedo que ella se deje impresionar por él o que no se llegue a dar cuenta de que... de que...
- De que tú la quieres de verdad. Es eso ¿no? Crees que él no está enamorado de ella - Akira guardó silencio - Ya veo. En realidad tienes miedo de que si esté enamorado de ella, que sus intenciones no sean las que tu pienses.
Akira siguió sin contestar.
- Estás asustado, celoso y rabioso. Tienes miedo a que te quiten lo que crees que debe ser tuyo - Akira hizo un gesto como si estuviese conteniendo sus lágrimas - Puedes llorar si quieres, no vas a ser menos hombre por hacerlo.
- Ya lo se. Ya he llorado bastante por... ella.
- ¿Cuando has llorado?
- Cuando supe lo que le pasaba... cuando siento que no la puedo ayudar, que soy un crío inútil que no se hacer nada, que no se como...
- Eso es llorar de impotencia, has llorado por ella pero ¿Has llorado por amor? ¿Has llorado por ti mismo?
Akira la miró interrogativo. Akito se levantó.
- Ahora voy a salir, cuando lo haga, enciérrate y busca dentro de ti tu propio dolor, el tuyo, no el de ella, no el dolor por sentirte impotente por no poder cambiar el pasado, por querer ayudarla y no poder hacerlo todo lo deprisa que quisieras, no el dolor por querer que confíe en ti o porque sientas que no puedes hacerlo. Busca el tuyo, ese dolor que sientes al pensar que te la pueden quitar, esa rabia que te haga gritar de celos, no los reprimas, siéntelo, siente el miedo, los celos que te torturan y sácalo todo. Llora con todas tus ganas, grita, golpea... haz lo que sea pero no lo mantengas dentro de ti porque te terminará pudriendo. Por una vez piensa en ti mismo.
Akira llevó sus brazos cruzándolos delante de su estómago y se inclinó hacia delante mientras comenzaba a sentir como no podía contener sus lágrimas. Había llorado mucho, cierto, pero su padre tenía razón, había llorado por Akane, por lo que había pasado, por no saber ayudarla, nunca había llorado por lo que él sentía y lo que sentía era una debilidad y una vulnerabilidad tremendas y unos celos y un temor a que Akane pudiese enamorarse de Kamui que por mas que quisiese negarlo estaba agazapado dentro de él.
Akito escuchó los ahogados sollozos de su hijo mientras salía de la habitación. Al cerrar la puerta pudo oír como aumentaban de intensidad.
- Eso es, Akira - susurró - Desahógate. Solo así podrás pensar con claridad.
- Perdona Nowaki - hablaba Xu-Xu con evidente desconcierto y a punto de echarse a reír - ¿Qué quieres qué?
Se habían separado de sus amigos con la excusa de siempre: ir a comprar algunos refrescos y, en aquel apartado lugar, Nowaki se había detenido para soltarle aquello a su compañera.
- Que salgamos juntos.
Ahora si, Xu-Xu rompió a reír.
- Una broma muy buena, ala, ya puedes decir que me lo has dicho.
- ¿A quien?
- A quien sea con quien te lo hayas apostado.
- No es una broma, que te lo estoy diciendo en serio.
- Si, si, claro, claro. Anda volvamos con los demás o terminarán por mosquearse.
- Bueno es que no se trata de que esté enamorado de ti.
- Eso ya lo se Nowaki, ya lo se, anda y no digas más tonterías.
- Pero si quiero que salgamos. Bueno tú eres mi amiga y me caes bien.
- Te caigo bien... vale ¿Qué te pasa, Nowaki? - habló Xu-Xu algo mosqueada - ¿Que quieres darle celos a Momoka y no hay otra tonta mas a mano?
- No, no, no, no es eso, yo no quiero darle celos a Momoka ¿Por qué piensas eso?
- A no se porqué pienso eso, será porque me estás pidiendo una cita a mi. A ver Nowaki, que soy yo: Xu-Xu, ya sabes la chica castaña, la normal, la que de pequeña llamabas "china", esa que ni sabes como se apellida, la que juega al balón con los chicos, la amiga de Hizashi y Genki.
- También eres amiga de Kenshi.
- Me están entrando ganas de darte una colleja ¡convénceme de que no lo haga!
- Si no te estoy pidiendo una cita, te estoy pidiendo salir.
Xu-Xu resopló cruzándose de brazos.
- A ver, sorpréndeme y cuéntame la diferencia.
- Pues que no te estoy pidiendo que salgamos como novios... ¡Ah, esto es muy complicado!
- Ah claro, entiendo - Xu-Xu respiró aliviada - Quieres que te acompañe a algún sitio, es una cita de amigos ¡uff! menos mal, pensé que te habías vuelto más loco de lo normal.
- Pero quiero que los demás piensen que estamos saliendo como... pareja.
Xu-Xu volvió a resoplar.
- Nowaki me agotas, te juro que me agotas ¿Quieres explicarme de una forma sencilla que es lo que tu cabeza hueca está planeando?
- Es que... quiero salir con Yuri y Kenshi.
Xu-Xu le miró de reojo.
- Tienes un minuto para explicarme porqué no debo pensar que eres un pervertido que quiere hacer un trío con esos dos.
- ¡Xu-Xu! ¡Cómo puedes pensar eso! Lo que pasa es que... es que... ¡Ahhhhhhh!
- ¿Te gusta Yuri? ¿Es eso?
Nowaki la miró confuso.
- ¿Por qué piensas eso?
- Es mejor que pensar que te gusta Kenshi, aunque a mi me encantaría que te gustase Kenshi, personalmente iba a disfrutar muchísimo.
- ¿Te gustaría que me gustase Kenshi?
- Sería muy tierno - Xu-Xu sonrió maliciosa.
- ¡Ahhhhhhh! ¡Estas loca!
- ¿Y que quieres que piense si quieres salir con Kenshi y con Yuri? O que estás enamorado de Yuri o de Kenshi o que eres un morboso mirón que se excita viendo a las parejitas.
Nowaki la miró lleno de terror, desde luego que esa chica era terrorífica y tenía unos pensamientos de lo más retorcidos. Trató de pensar rápidamente en una buena excusa pero nada llegaba a su mente, solo le quedaba una opción y no era la de decirle que estaba enamorado de ella porque eso no colaba y además no quería jugar con sus sentimientos.
- Me gusta Yuri - soltó de una forma atropellada y casi ininteligible.
- ¿Qué?
- ¡Que me gusta Yuri! - gritó de forma escandalosa.
- Chhist, no grites tanto ¿Te gusta Yuri? - Xu-Xu no parecía muy convencida con la explicación.
- ¿Que no me puede gustar?
- No porque estás enamorado de Momoka, eso todos lo sabemos.
- Bueno pero es que Momoka no me hace caso y yo... esto... en fin... que he pensado que tendría que... o sea... ¿Es que a uno no pueden gustarle más chicas o que? - volvió a gritar.
- ¡No me grites! ¡Eso a mi no me lo digas, tu eres el cabezón! - contestó alterada.
- Lo siento.
Nowaki se rascó la cabeza y apurado miró hacia otro lado. Ya estaba dicho, eso ya no tenía remedio, ahora no iba a decirle que era mentira y mira, mentira, mentira del todo no era porque Yuri era una chica muy maja y ahora que se daba cuenta la verdad es que… si, le gustaba, claro que a ver como salía ahora del atolladero donde se había metido.
- ¿De veras te gusta Yuri? - preguntó Xu-Xu bastante más tranquila.
- Yo... es que... quiero estar cerca de ella... - quizás lo que tenía que hacer es decirle la verdad, Xu-Xu era una buena chica y a pesar de lo mosqueada que estuviese en esos momentos con Yuri seguro que le comprendería - Lo que ocurre es que ella...
- Chhist - le calló poniendo la mano en su boca - No hace falta que me des explicaciones, se lo que es sentirte impotente.
- No es eso es que Yuri... - intentó volver a hablar.
- Que calles - y de nuevo Xu-Xu le tapó la boca - Mira, te estás poniendo hasta colorado.
- Pero es que tengo que explicarte...
- No me tienes que explicar nada, Yuri es una chica preciosa y muy sexy.
- No, no es eso es...
- ¿No es eso? ¿Entonces que es?
Nowaki miró los ojos de Xu-Xu llenos de una tristeza que nunca había visto en ellos, en esos momentos comprendió lo que para ella significaba ver a Kenshi e Yuri juntos continuamente.
- Tú eres preciosa Xu-Xu.
- Si... claro - sonrió de forma extraña.
- Claro que lo eres. Mira ven... sube aquí, vamos - la cogió de la mano y tiró de ella mientras subía a un banco cercano y la obligaba a hacer lo mismo…
- ¿Que quieres?
- Quiero que grites con todas tus ganas: "soy Xu-Xu, soy preciosa y cualquier chico que no quiera salir conmigo es un tonto"
- Déjalo Nowaki - intentó bajarse del banco pero Nowaki se la impidió volviendo a tirar de ella.
- Vamos, dilo.
- ¿Estás tonto? No voy a hacer eso.
- ¡Que lo hagas!
- Déjame Nowaki, por favor, déjame.
- Vamos, hazlo... ¿A que tienes miedo?
Xu-Xu miró a Nowaki, por lo que se veía no iba a cejar en su empeño.
- Venga, repite conmigo: "Soy Xu-Xu y soy una chica preciosa"... venga.
- Soy Xu-Xu- comenzó a repetir de forma casi inaudible - y soy una chica preciosa.
- ¿Cómo? Más alto, eso no se ha oído ¿Qué eres?
- Una chica preciosa - volvió a repetir en voz baja.
- No, así no, grítalo, lo tienes dentro, no necesitas que nadie te lo diga, venga, grítaselo al mundo, que sepa que lo sabes.
- Nowaki por favor...
- Venga - Nowaki seguía agarrando a Xu-Xu por la muñeca - No nos iremos hasta que lo hagas.
- Soy Xu-Xu y soy preciosa - dijo en voz un poco más alta.
- ¡Mas fuerte!
- ¡Soy Xu-Xu y soy una chica preciosa! - gritó al fin
- ¡Eso es! ¡Eres una chica preciosa! - gritó también Nowaki.
- ¡Si! - rió Xu-Xu - ¡Soy preciosa!
- ¿Y que más?
- ¡Y cualquier chico que no quiera salir conmigo es un tonto!
- ¡Eso es! ¡Un imbécil de remate!
Xu-Xu reía entre nerviosa y emocionada y se abrazó a Nowaki. Nowaki sonreía satisfecho, de algo servían las cosas que aprendía de ver a su madre.
- Gracias Nowaki, si que lo necesitaba.
- ¿A que te sientes mejor? - bajó de un salto del banco y cogió a Xu-Xu de la cintura, esta casi dio un saltito, Nowaki la sostenía prácticamente en brazos y giró como pudo con ella.
- Estás loco, suéltame que nos caemos.
Nowaki la dejó en el suelo.
- Venga vamos que nos hemos entretenido demasiado.
Y al comenzar a andar los vieron, allí, delante de ellos mirando la escena con la boca abierta: Kenshi, Yuri, Momoka, Kohaku y Himeko.
- Ah - Nowaki se quedó mirándoles tontamente - Esto no es lo que parece.
- ¿Qué hacéis aquí? - disimuló Xu-Xu mientras sentía la mirada de Kenshi taladrándola.
- ¡Pero Nowaki! - gritó Yuri - ¿Cómo no nos lo habíais dicho? ¡Esto es fantástico!
- No, si es que no... - comenzó a decir Xu-Xu.
- ¡Menudas sorpresas nos estamos llevando últimamente! ¿Verdad Kenshi? - continuaba Yuri que se acercó a Nowaki y le abrazaba.
- No Yuri es que... - intentaba decir el chico.
- Que calladito os lo teníais, es que ni se me hubiera ocurrido imaginarlo.
Mientras Yuri seguía y seguía hablando con lo que parecía bastante entusiasmo y no dejaba explicar nada ni a Nowaki ni a Xu-Xu, el chico miró a Momoka que le miraba totalmente perpleja, a Kenshi, que no despegaba sus ojos inquisidores de Xu-Xu, a Kohaku que le observaba con gesto serio y a Himeko que, con las manos en la boca parecía querer impedir que algo saliese de su boca.
- Esto no... - volvía a intentar decir Nowaki.
- Me... me... - comenzó a decir Himeko de forma nerviosa con una forzada sonrisa que intentaba parecer sincera en los labios - Me alegro por ti, Nowaki.
Nowaki se sentía mal, aquello no estaba resultando como él quería y la situación era de lo más incómoda, además se notaba que a Himeko le había dolido aquello y él no quería hacerla daño.
- Yo... - continuaba la chica intentando que las lágrimas que empezaban a llenar sus ojos no saliesen - Me tengo que ir ya. Nos vemos mañana.
- Pero Himeko, si es muy pronto - habló Yuri.
- Es que se me olvidó algo que tengo que hacer... Adiós.
Y prácticamente salió corriendo de allí. Nowaki quería ir detrás de ella e incluso comenzó a andar pero Momoka le sujetó.
- Déjala Nowaki, ahora solo la vas a hacer más daño.
- Pero es que tengo que explicarle que...
- ¡Que lo dejes te digo! - le gritó.
- Kohaku ve con ella - Nowaki le miró suplicante - Por favor, no la dejes sola... te necesita.
Kohaku suspiró, nunca comprendería las teorías de Nowaki pero en fin, tampoco quería dejar sola a Himeko aunque realmente no sabía que podría hacer por ella.
- La acompañaré hasta su casa - dijo escuetamente antes de separarse de sus amigos.
Xu-Xu también se sentía mal e incómoda, ella no quería que Himeko pensase lo que no era, esperaba que al día siguiente los ánimos se calmasen y pudiese hablar con ella y explicarle... no sabía el qué... algo, pero por otro lado, esa mirada de Kenshi, entre enfadado, confuso y mosqueado le encantaba, si, Kenshi parecía no comprender nada pero le molestaba y mucho y ella encontró una gran satisfacción en verle con la misma cara que debía tener ella el día que Yuri decidió "acapararle".
Kohaku caminó tratando de averiguar donde habría ido Himeko, la chica había caminado muy deprisa y él no sabía exactamente por dónde estaría. No creía que hubiese vuelto a su casa, bueno al menos él no lo haría, entonces ¿dónde estaría? Se paró y respiró hondo, cerró los ojos y trató de pensar como se sentiría Himeko en esos momentos... era fácil para él... volvió a respirar hondo y pensó donde iría él si se sintiese frustrado, dolido y con ganas de llorar en soledad.
El conocía un sitio, un sitio perfecto, un rincón apartado al final del parque, cerca de la carretera, allí es donde él acudía cuando quería estar a solas y se lo había enseñado a ella en una ocasión. Guió sus pasos hacia allí.
Y la encontró. Sentada en un solitario banco de piedra, con la cabeza baja, mirando el suelo fijamente. Llegó hasta ella y en silencio se sentó a su lado. Himeko solamente alzó un poco la vista para ver quien era y se secó las lágrimas con la mano.
Ninguno de los dos habló. Kohaku no sabía que decirle, así que optó por guardar silencio al lado de la chica y así pasaron los minutos, de forma lenta, incómodos minutos que empezaban a parecer eternos.
- Creí - habló con voz temblorosa la chica - estar preparada... yo estaba preparada para que me dijera que salía con Momoka pero...
Kohaku no contestó nada, simplemente la miró sintiendo como su corazón se encogía al ver el dolor de aquella persona tan importante para él.
- Yo estaba preparada... - repetía con la voz cada vez mas rota - no me importaba... lo sabía... pero yo esperaba que fuese Momoka... yo...
Llevando sus manos a la cara, Himeko rompió a llorar amargamente.
- No esperaba que le gustase otra chica... yo... soy muy tonta, soy una ilusa... yo... es porque soy muy poca cosa, no tengo valor, no soy fuerte...
Kohaku quería hablar, quería decirle que no tenía que preocuparse, ni lamentarse de nada porque él estaba allí, porque él la amaba porque era una chica maravillosa pero no lo hizo, no le parecía muy apropiado en esos momentos, sería como aprovecharse de su momento de debilidad, lo cual era algo ruin y miserable o también podía ser que solo la confundiese aún mas... no, no era el momento.
Se acercó un poco más a ella. Algo tenía que hacer, de alguna forma tendría que actuar, se suponía que era su amigo y que debía servirle de consuelo pero el problema era que él no sabía como actuar. Recordó cuando le dijo a Akira que abrazase a Akane, el valor que tenía un abrazo... eso era fácil de decir pero difícil de llevar a la práctica cuando nunca has sido demasiado cariñoso.
Con miedo llevó su mano al pelo de Himeko y lo acarició muy levemente. Fue una caricia casi imperceptible pero lo suficiente como para que Himeko se girase y, agarrando con ambas manos la camisa de Kohaku, apoyó la frente en su hombro para seguir llorando.
- Lo siento... lo siento - sollozaba - Se que Xu-Xu es una buena chica, se que se lo merece, pero no puedo evitar sentirme mal, muy mal... no puedo evitar llorar.
- Pues entonces llora - habló finalmente.
- No quiero llorar... me digo que si a Nowaki le gusta no tengo derecho de ponerme celosa porque Nowaki me dijo que... se que no debería llorar, que debería alegrarme por él pero... no puedo evitarlo... no puedo dejar de llorar.
- Pues llora, llora todo lo que quieras... hasta que sientas que no puedes llorar más, solo entonces podrás sonreír.
Akira era el que había llorado hasta no poder más, hasta quedar dormido del agotamiento. Se despertó tumbado en el suelo, no era una posición muy cómoda, estaba de lado, abrió los ojos y miró a su alrededor, desde esa posición la habitación se veía extraña, no parecía la misma, podía ver detalles en los que nunca se había fijado… era curioso como un cambio de perspectiva podía cambiar tanto nuestro punto de vista.
Se levantó con un rápido movimiento. Se acabaron ya las lamentaciones, era hora de ponerse en marcha.
Salió de la habitación, no parecía que hubiera nadie en casa. Seguramente sus padres habrían salido a dar una vuelta. Se dirigió al servicio, se colocó delante del espejo del baño y se quitó la coleta mirándose detenidamente. Tocó su pelo mientras recordaba a su abuela lavándoselo cuando era pequeño y diciéndole lo bonito que lo tenía, todo un pelo "Shikamoto". Abrió un cajón con decisión y sacó unas tijeras y sin dejar de mirarse al espejo cogió entre sus dedos y mechón y cortó sin dudarlo. Miró el mechón que acababa de cortar, era más largo de lo que pensaba. Lo dejó con cuidado encima del lavabo mientras pensaba en lo que iba a decir su madre... y cortó otro mechón.

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