sábado, 3 de diciembre de 2011

95. Y el ciervo comienza a marcar su terrritorio

Shibi cogió su mochila y salió de su casa. Había quedado con Hana en la puerta del zoo, la chica había insistido en que quedasen allí y allí estaba esperándole.
- ¿Llego tarde? - dijo después de saludarla.
- No, llegas justo a tiempo.
- ¿Por qué no has querido que te fuera a buscar a tu casa?
- Que más daba.
- No querías que tus padres o Kenshi me vieran ¿verdad?
- No digas tonterías.
- Te avergüenzas de salir conmigo porque soy mas joven que tu.
- No, no es eso, no pienses cosas absurdas ¿Entramos?
- Claro. ¿Sabes? A veces hay gente mayor que no sabe nada de la vida y gente joven con mucha más experiencia. Por cierto, estás muy guapa.
- Gracias... ¿Qué me quieres decir?
- Que estás muy guapa.
- No digo con eso... ay Shibi siempre eres muy raro hablando, parece que todo lo dices a la mitad. Oye, antes de nada, esto no es una cita, solo somos dos amigos que vienen juntos al zoo.
- Claro, no es una cita, pero ya veremos lo que opinas al finalizar.
Hana le miró confusa y Shibi esbozó una leve sonrisa. Desde luego que ese chico era de lo más intrigante, nunca se sabía lo que pensaba, ni lo que tramaba. Hana le conocía desde hacía ya unos cuantos años, era amigo de su hermano, le conoció cuando era un crío y ahora... seguía siendo un crío, había crecido, si, pero seguía siendo un crío. Eso era ridículo, era una situación ridícula ¿que hacía saliendo con el amigo de su hermano pequeño?
Shibi era muy consciente de que Hana era mayor que él y que a sus ojos él solo era un crío, eso lo tenía más que asumido. Pero Shibi sabía muy bien lo que quería y lo que le interesaba y no le interesaban las chicas de su edad, sería porque no se sentía atraído por ninguna o por lo que fuera pero a él le interesaba Hana, a lo mejor tenía que ver con el hecho de que la conocía desde hacía tiempo, que se llevaba bien con ella, que le resultaba encantadora cuando se preocupaba por su hermano o a lo mejor se debía simplemente a que a él siempre le había gustado Hana ¿era tan terrible que le gustase? Solo tenía que demostrarle que a pesar de ser más joven que ella eso no era impedimento, porque él no era el típico adolescente babeando por las tías buenas, él no era así, no era superficial, ni tampoco un salido, él sabía lo que quería y le gustaba y le gustaba estar con Hana, ahora solo le quedaba demostrárselo.
Desde que conoció a Shibi a Hana le resultó un chico distinto a los demás, no se preocupaba por las mismas cosas que los chicos de su edad y hablaba de forma diferente, siempre pensó que era muy inteligente y que sabía lo que quería en la vida. Le vio crecer ante sus ojos y ahora se estaba convirtiendo en un hombre y se asustó el día que al tenerlo cerca de ella mientras miraban unos libros sintió su respiración acariciándole el rostro suavemente, esa noche tuvo uno de esos sueños extraños que no tienen sentido alguno en el que lo besaba, un sueño que al principio le dio asco pero que terminó por dejarle una sensación dentro de ella confusa, así como ¿y por qué no? era como si algo se despertase en su interior, algo que la asustaba y ahora había accedido a salir con él al zoo ¿que pensaría ese chico de ella? esperaba que no se le ocurriese pensar que ella estaba interesada en él, por supuesto que no... Pero era mejor dejar de lado esos pensamientos porque estaba dando importancia a cosas que no la tenían, total, para él ella debía ser muy mayor ¿Qué tonterías estaba pensando?.
De nuevo, igual que el día anterior, Akane regañaba a su hermano para que dejara de correr por la casa mientras preparaba una mochila aunque esta vez no preparaba ningún sándwich, tenía otros planes para la merienda del niño, eso le recordaba que los sándwich que preparó el día anterior terminaron siendo comidos por Kamui, capricho que le dio al chico, que debía estar harto de las meriendas de su madre servidas por doncellas y prefería saborear las meriendas del populacho.
Y de nuevo sonó el timbre, seguro que era Akira ¿es que los chicos no podías esperar donde se les decía?
- ¡No abras la puerta! - gritó como el día anterior.
Demasiado tarde.
- ¡Es Aki! ¡Es Aki! - gritaba eufórico el niño - ¡Aki! ¡Aki!
- No me lo digas - habló Akane yendo hacia la puerta donde Kenta se había enganchado al cuello de Akira y le obligaba a estar en una incómoda posición - Has pensado que necesitaba ayuda y...
Akane se cayó de improviso y se quedó mirando a su compañero como si no le conociese.
- Hola calabacita.
Akane parpadeó un par de veces.
- ¿Qué le has hecho a tu pelo? - preguntó alarmada.
- Me lo corté - respondió mientras por fin el niño le soltaba y recuperaba su posición natural erguida - ¿Te gusta? - se pasó los dedos entre el pelo.
- Ah... ¡Pero que te has hecho! - volvió a repetir esta vez con un tono más fuerte.
- He decidido cambiar y he empezado por mi aspecto, esto hace que no olvide mi propósito.
- Pero tu pelo... - se acercó a él y le tocó el cabello - ¡Ay dios! ¿Que te has hecho?
- ¿No te gusta?
- Pero tenías un pelo precioso.
- Bueno ahora está corto pero el pelo es el mismo.
- Estás loco.
- Pues lo he hecho por ti, para demostrarte lo que estoy dispuesto a cambiar por ti.
- No te entiendo pero de todas formas has hecho un pan como dos tortas, a mi me gustaba tu pelo, no me gustaban tus coletas pero cuando te lo soltabas se te veía tan interesante.
- Ah pero era un verdadero rollo, se enredaba mucho, así es mas cómodo.
Akane parecía examinarle. No lo tenía muy corto del todo, le tapaba un poco el cuello y parecía disponerse de forma caprichosa a su antojo, la frente estaba cubierta por unos mechones rebeldes y tenía que reconocer que hasta parecía favorecerle por lo menos mas que esas coletas que apartaban el pelo de su cara, así tenía un aspecto como más informal y despreocupado. Volvió a tocarle el cabello.
- ¿Te ha visto alguna de tus novietas?
- Eres la primera.
- No se si les vas a gustar.
- Mientras te guste a ti me da igual.
- Ya te he dicho que a mi me gustaba tu pelo largo.
- Ah pues no tienes de que preocuparte, para nuestra boda ya me habrá vuelto a crecer.
- Payaso - dijo dándole un golpe con el dorso de la mano en el pecho.
- ¡Ahu! - se quejó el chico tocándose donde había recibido el golpe.
- ¡Kenta, nos vamos!
- ¡Bien! - Kenta apareció subido en el triciclo - ¡Nos vamos!
- Bájate del triciclo, en la calle te subes, venga.
- Jo, tú no mandas, no eres mamá.
- ¿Quieres que te de un capón?
- Bruja - gruñó el niño bajando del triciclo - Tu lo llevas.
- ¡Kenta!
- Déjalo - intervino Akira mientras cogía el triciclo - Yo lo llevo.
- Es su triciclo, tiene que llevarlo él.
- Ya, ya lo se pero me aburren vuestras discusiones ¿Y dónde vamos?
- He pensado ir hasta Negima.
- ¿Hasta Negima?
- Si, han hecho un paseo que llega hasta allí, es un paseo muy bonito y Kenta puede ir con el triciclo.
- ¿Pero no queda muy lejos?
- Que va, que va, ya verás que no y luego allí podemos ir a la cafetería cosplay de la te hablé, hacen unos batidos riquísimos.
- Bueno, vale.
Llegaron a la calle y Akira dejó el triciclo en el suelo, Kenta corrió a subirse a él.
- Va a ser una tarde muy aburrida para ti.
- Ah pues entonces tendré un motivo para quejarme. De todas formas tampoco tengo otra cosa mejor que hacer - le guiñó un ojo.
- ¿No has podido quedar con nadie?
Akira recapacitó por unos minutos si decirle que podía haber quedado con Karura pero prefirió pasar la tarde con ella y el anticristo pero eso sería un error terrible, las mujeres son así de incomprensibles.
- Hummm... no, tampoco que buscado a nadie, había quedado contigo.
- ¡Kenta no creces solo! Perdona Aki ¿Que decías?
- ¿Te vas a pasar la tarde gritando?
El domingo era el día que Kamui decidió quedar con Momoka, consideraba que era lo justo ya que había quedado el día anterior con Akane, en realidad a Momoka eso no le hizo mucha gracia, le daba la impresión de que Kamui solo acudía a ella como repuesto, su orgullo estaba empezando a hacerse notar y comenzaba a pensar que debería hacer algo para que se diese cuenta de que ella no era un objeto, ni una muñeca con la que jugar cuando a él le apeteciese, pero de momento había accedido a quedar con él, más que nada porque quería salir con Yuri, no podía evitar estar muy preocupada por ella y claro, no iba a quedar ella con Yuri y Kenshi, así que llevando a Kamui no desentonaba. Al grupo se unió Nowaki porque estaba empeñado en vigilar a Yuri siguiendo sus propios planes y claro, para eso tenía a Xu-Xu, que ahora todos pensaban que estaban saliendo o algo así y para completarlo todo, Nowaki se empeñó en que Kohaku y Himeko les acompañaran, tampoco quería dejar a Himeko sola, también quería tenerla cerca y asegurarse de que estaba bien, era muy consciente de que la escenita que había visto debió dolerle y él no soportaba saber que por su culpa esa chica lo pasaba mal además, era una oportunidad excelente para que estuviesen ella y Kohaku juntos.
Daban una vuelta por el centro comercial. Era algo que a Kamui no le gustaba en absoluto, le aburría enormemente dar vueltas y ver tiendas pero Yuri y Momoka parecían entusiasmadas.
- ¿No es un verdadero capricho? - decía Yuri a Momoka señalando una pieza de lencería femenina en uno de los escaparates - Mira Kenshi, para Navidad te la regalaré.
Kenshi miró la prenda torciendo la boca mientras Nowaki se reía con ganas.
- ¿Tengo pinta de usar sujetadores?
- Que tonto eres - reía también Yuri - El regalo será que lo verás puesto en mí.
- ¡Yuri! ¡No seas cochina! - gritó Momoka mientras Kenshi se quedaba como hipnotizado mirando aquel trozo de tela.
- Tontaina - murmuró Xu-Xu pasando a su lado.
Eso llamó la atención de Kenshi que buscó con su mirada a Xu-Xu juste en el momento en el que veía como esta agarraba la mano de Nowaki... claro, se le había olvidado que por lo visto esos dos ahora eran "novios". Eso le puso de mal humor.
- Vamos a entrar en esta tienda a probarnos ropa - dijo Yuri - Vosotros esperarnos aquí - señaló una de las zonas de descanso que había cerca - Vamos Momoka ¿Vienes con nosotras, Himeko?
- No, no voy a comprarme nada.
- Ni nosotras tampoco, solo es para probárnosla - añadió Momoka.
- No... no... mejor no.
- ¿Y tu Xu-Xu? - preguntó ahora Yuri a su otra compañera.
- Tampoco me apetece, mejor me siento un poco, estoy cansada de andar.
- Que raro que tú digas eso. Bueno, vamos Momoka.
Xu-Xu se sentó en uno de los bancos y casi tiró de Nowaki para que se sentara a su lado. Kohaku y Himeko, que habían ido todo el camino los últimos y bastante callados, se sentaron en otro y Kamui y Kenshi optaron por sentarse en un tercero. Kenshi miraba realmente muy molesto a Nowaki y Xu-Xu.
- ¿No crees que deberíamos hacer algo, Nowaki? - preguntó Xu-Xu.
- ¿De qué?
- Se supone que estamos saliendo ¿No deberíamos hacer algo?
- ¿Que quieres que hagamos? - se alarmó Nowaki.
- No se, quizás comportarnos como si estuviésemos saliendo. Tuya fue la idea ¿no?
- ¿Estás muy enfadada?
- Si, pero mas bien conmigo misma, no se como me he metido en este lío.
Tampoco se podía negar lo incómoda que era esa situación para Himeko y Kohaku.
- ¿Por qué no nos vamos, Himeko? - se atrevió al fin a proponer Kohaku.
- ¿Irnos?
- Si, nosotros dos. No se que hacemos con estas parejas.
- Son... nuestros amigos.
- También podemos dedicarnos a fingir.
- ¿A... fingir?
- Si, igual que ellos.
- ¿A que te refieres?
- A que todo esto no es mas que un absurdo teatro. Kamui finge que está "saliendo" con Momoka cuando en realidad no le importa absolutamente nada; no se porqué aguanta esta situación, supongo que porque espera conseguir algo de Momoka, tenerla siempre a mano o algo así. Momoka finge que sale con Kamui pero sabe que él la está utilizando. Yuri finge que le gusta Kenshi pero lo único que le gusta es tener a un chico a su lado y Kenshi finge que le gusta Yuri y lo hace porque seguramente Yuri le recompense bien por su "obediencia". Y en cuanto a Xu-Xu y Nowaki está claro que también fingen, no se porqué razón, ni que pretende conseguir Nowaki pero no me convencen.
- Eso lo dices para animarme.
- No, que va, para nada. ¿Que te parece si nos vamos a tomar algo?
- ¿Quienes?
- Nosotros... tu y yo. No me siento muy bien estando con tantas parejas.
- Es un poco incómodo, si... pero no lo tienes que hacer por mi, ya no me duele ver a Nowaki con Xu-Xu, lo que quiero es que Nowaki esté feliz.
- No lo hago por ti, lo hago por mí. Vamos, te invito.
Kohaku se levantó y Himeko le siguió. Ambos se acercaron a donde estaba Nowaki.
- Nowaki - habló Kohaku - Que nosotros nos vamos.
- ¿Os marcháis? ¿Dónde?
- Quiero enseñarle algo a Himeko.
- ¿Que le vas a enseñar? - preguntó Nowaki sonriendo silencioso.
- Mi colección de sellos.
- ¿Coleccionas sellos? - se interesó Xu-Xu.
- Tengo de todas partes del mundo. De pequeño no iba más allá de las tierras de mi familia, era mi forma de "ver" el mundo. Tengo una gran colección.
- Eso no me lo has enseñado a mi - se quejó Nowaki.
- Bueno, nos vamos. Nos vemos mañana en el instituto.
Se despidieron brevemente del resto y se marcharon Xu-Xu les observó hasta que los perdió de vista.
- Creo que les hemos asustado - comentó.
- ¿Por qué?
- Ay Nowaki, no seas torpe. Piensa que creen que somos tres parejas de enamorados, no pueden sentirse muy a gusto.
- Si, eso si.
- Pobre Himeko, me da mucha pena.
- A mi también, pero la compasión no es buena y yo la aprecio demasiado como para querer tener compasión por ella.
- Te entiendo. En el fondo eres muy buen chico, Nowaki.
- ¿Tu crees? - dijo riendo tontamente mientras se rascaba la cabeza.
- Un poco bruto a veces, otras no te enteras de nada pero tienes un gran corazón. Se que no quieres hacerla daño.
- Nunca haría daño a Himeko, nunca.
Xu-Xu miró de reojo a Kenshi y le vio mirándola fijamente como si quisiese penetrar en su mente, seguramente se estaría preguntando que es lo que había visto en Nowaki o algo así... será tonto, si él no hubiera sido tan... pelele de Yuri ahora no pasarían estas cosas. De improviso cogió a Nowaki del cuello y lo atrajo hacia ella para darle un pequeño beso en los labios.
Nowaki, sorprendido reaccionó apartándose un poco con gesto de sorpresa y confusión.
- ¿Que haces?
- Se supone que estamos saliendo, no hagas más el ridículo.
- Es cierto - Nowaki se giró y vio el enorme mosqueo que mostraba sin ningún disimulo la cara de Kenshi. Eso le hizo gracia y fue cuando de la misma forma imprevista devolvió el beso a Xu-Xu - Esto es divertido.
- A ver si te vas aficionar demasiado.
- Es por la cara de Kenshi.
- ¿Se ha mosqueado?
- ¿No la has visto?
- No, tú me tapabas la vista.
- Pues se le ha notado un montón, vaya que si.
- Pues que se aguante.
Kenshi intentaba disimular pero realmente ese besito le había mosqueado un montón.
- Maldito Nowaki - gruñía por lo bajo.
- ¿Escuece? - habló escuetamente Kamui.
- No creo que eso a ti te importe.
- Tienes razón, no me importa lo más mínimo.
- Pues entonces métete en tus asuntos, Kaguya.
- Como si los tuyos me importaran algo.
- ¿Entonces para que hablas?
- Donde las dan, las toman, Tsumerage. Ya sabes, "diente por diente y ojo por ojo".
- ¿Que quieres decir?
- Si no lo entiendes no pienso perder mi tiempo en explicártelo.
- Ya... no, si creo que lo entiendo ¿Pero sabes lo que te digo? Que te apliques el cuento.
- ¿Tú me vas a dar consejos?
- Trata mejor a Momoka porque algún día será la única persona capaz de ayudarte.
- Lo que tú digas.
Kenshi no soportaba a Kamui, no soportaba esa actitud de autosuficiencia y tenía que hacer un gran esfuerzo para no darle con su puño en toda la cara ¿Quien se creía que era? Estaba deseando que Akira le diera en todas las narices, se iba a reír de él pero que con muchas ganas.
Akane y Akira paseaban camino a la ciudad de Negima, hacía muy buena tarde y era un paseo muy agradable, Kenta iba en su triciclo feliz y Akane miraba de vez en cuando a Akira, aún no se acostumbraba a su cambio de look.
- ¿Tan distinto me ves?
- Es que no me acostumbro. Oye, casi se me olvida ¿Por qué me enviaste ayer ese mensaje?
- ¿Qué mensaje?
- Sabes muy bien a que mensaje me refiero, ciervo del demonio.
- ¿Te molestó?
- Me mosqueó porque no entiendo de que vas.
- Eso era lo que pretendía.
- ¿Estabas caprichosito o qué?
- Es porque se inicia la época de celo de los ciervos, ya te dije que arremetemos a cornadas y además berreamos, ya sabes - Akira emitió un extraño sonido gutural - Es para atraer a la hembras y decirles "aquí hay un macho", esa fue mi forma de llamar tu atención.
- Tus neuronas se están muriendo, Bambi, te lo aseguro.
- Hablando de la berrea, mi familia te invita a que vayas a verla, es un espectáculo muy popular, van muchos visitantes.
- ¿Quieres de vaya a ver ciervos berreando? Para eso ya te tengo a ti.
- Como prometida del futuro jefe del clan Shikamoto es parte de tus responsabilidades.
- Tú estás volviendo a fumar ¿verdad? y no precisamente cigarros.
- ¿Que dices? ¿Vendrás?
- ¿Pero tu estas tonto? Además ¿Y que hago con mis hermanos?
- Pues nos los llevamos, seguro que les gusta.
- Cortarte el pelo ha menguado tus capacidades intelectuales, ciervito.
- ¿Y que tal ayer con el Kaguya?
- Presumiendo de cornamenta, como tu.
- No, no, él no es un ciervo, él es un lobo, un verdadero depredador y tu un conejito.
- ¿Ahora soy un conejito?
- Mas bien una conejita - sonrió con malicia.
- ¿Estás pensando algo pervertido?
- Mejor no preguntes.
Akane volvió a golpearle en el pecho con el dorso de la mano.
- ¡Ahu!
- Ya estamos en Negima, ahora a buscar el "Senpu" ¡Cuidado Kenta que por aquí hay coches!
- Relájate un poco calabacita ¿Y sabes por donde se va a ese sitio?
- Si, no hay problema, tu solo sígueme.
Llegaron frente a un edificio en cuyo letrero se podía leer "Shempu".
- ¡Aquí es aquí! - gritaba nervioso Kenta.
- Todos los semanas se cosplayan de una serie distinta, a ver si adivinamos de que van hoy - dijo Akane.
Akane empujo la puerta de cristal y madera blanca y al abrirse se oyó el dulce sonido de unas campanillas.
- Bienvenidos - saludó una chica algo más o menos de su edad, bastante alta. Iba vestida con un traje chino blanco y rojo, el pelo peinado con dos moños y rematado con una banda en la frente. Su cabello estaba teñido del mismo color rojo aunque le constaba que el personaje del que se había cosplayeado lo tenía marrón.
- Hola - saludó Kenta - ¿Está Suki?
- ¿Suki?
- ¡Kenta! - le recriminó Akane - Lo siento, es que está muy emocionado.
- Entiendo. Suki aún no ha venido pero se que no va a tardar.
- Suki es mi amiga de la guardería, yo soy Kenta.
- Te conozco, has venido otras veces a jugar con Suki, yo soy Haruka y soy amiga de Suki ¿Quieres sentarte a esperarla?
- ¡Si! ¡Si!
- Por favor, pasen - indicó haciendo un gesto respetuoso a Akane y Akira - Ahora mismo les atienden.
Se sentaron en una de las mesas que estaban junto al ventanal. Pronto llegó un chico también cosplayado. Su pelo, al igual que el de su compañera estaba teñido, este lo tenia azul y muy largo. Llevaba una especie de kimono blanco con una sobrefalda marrón oscuro y su frente la cubría la misma banda; pero lo que más le caracterizaba eran las lentillas blancas que tenía que ponerse, y con las que daba algo de miedo.
- ¿Que quieren tomar?
- Yo quiero un batido de chocolate - contestó rápidamente Kenta.
- Un batido de chocolate - anotó el chico.
- Y otro para mi - añadió Akane - ¿Que quieres tu, Aki?
- No se ¿Qué tenéis?
- Tenga, la carta de batidos y refrescos.
Las campanillas sonaron y entró un chico bajito de unos 15 años. Su pelo negro y liso le cubría la nuca y el flequillo casi hacía lo mismo con sus ojos azul marino, iba cogido de la mano de una niña pequeña, de no más de 5 años que parecía una copia suya pero con coletas. Kenta se levantó y salió corriendo hacia ella.
- ¡Suki! ¡Suki!
- ¡Kenta!
Los dos niños parecían muy contentos de verse.
- ¿Hemos venido hasta aquí para que Kenta viera a su amiguita? - le preguntó sonriendo Akira.
- Pues si. No sabía donde llevarle para entretenerle, así nos dejará un poco en paz.
- Como siempre la pecosa lo tiene todo organizado.
- ¡Aka-chan! - la niña se presentó de pronto delante de ella con una enorme sonrisa.
- ¡Suki! Mira Akira, te voy a presentar a la niña más bonita del mundo: Suki Sato. El es mi amigo y de Kenta, se llama Akira.
- Encantada - dijo la niña haciendo una graciosa reverencia.
- El gusto el mío - saludó imitándola Akira.
- ¡Seishi ven, es Aka-chan con su novio!
- Es el que tiene el gato que te conté y cuando se casen me lo va a dejar.
El chico se acercó a la mesa.
- Hola Akane, bienvenida al Senpu, espero que os guste.
- Hola Seishi ¿Que tal tus hermanas?
- Como siempre.
- Seishi es como yo pero al contrario - explicó Akane a Akira - Tiene un montón de hermanas y todas chicas.
- ¿Eres el novio de Akane del que tanto habla Kenta? - preguntó con algo de timidez Seishi.
- Si, lo soy - contestó rápidamente Akira - Aunque es muy tímida y le da vergüenza decirlo en público.
- Ven Kenta, vamos a decirle a Yasei-kun que nos deje estar detrás de la barra - hablaba la pequeña.
- No Kenta, no molestes - advirtió Akane a su hermano.
- ¡Yasei-kun, Yasei-kun! - gritaba Suki tirando de Kenta hacia la barra - ¿Verdad que nos dejas estar detrás de la barra?
- Claro ¡Suki y yo siempre nos lo pasamos muy bien! - exclamó el chico que estaba detrás de la barra. Este, como los anteriores, estaba caracterizado de otro personaje. Al llevar una peluca negra cortada a tazón no se podía ver de su pelo rubio decolorado más que algunos mechones que se escapaban. No debía tener demasiada vergüenza porque vestía un mono verde muy hortera.
De nuevo sonaron las campanillas y la puerta se abrió, esta vez entró un chico sonriente, alto, con el pelo castaño cobrizo casi rojo, algo más corto que Seishi y bastante alborotado y ojos del color del café mañanero que contrastaban con su pálida piel, que, como en todo buen pelirrojo estaba decorada por una infinidad de diminutas pecas.
Seishi se despidió de Akane y se acercó al recién llegado. También Suki le saludó muy efusivamente mientras llevaban a Akane los batidos que había pedido y Akira pedía el suyo.
- ¿Son amigos tuyos? - se interesó Akira.
- Son conocidos, nos conocemos de vernos a veces en la guardería, Suki y Kenta son novios formales y todo, el padre de Seishi es el dueño de esta cafetería. Son muy majos todos, bueno, tendrías que conocer a Yukari, el ser más perfecto del mundo.
El chico pelirrojo se acercó a saludar a Akane.
- Hola Akane - saludó sonriente.
- Hola Minato ¿Que tal?
- Bien ¿Has venido por el batido especial de chocolate, a que si?
- Me has descubierto - Minato se quedó mirando a Akira - Ah, este es un compañero de clase, Akira te presento a Minato, del club de los pelirrojos con pecas, como yo.
- En realidad soy su novio - se apresuró a explicar Akira.
- ¡Mina-kun! ¡Mina-kun! - le reclamaba Suki - ¡Ven con nosotros!
- Encantado. Bueno, voy a ver que quiere antes que se quejen los clientes de sus gritos.
El chico se marchó y Akane miró inquisidora a Akira.
- ¿Por qué le dices a todo el mundo que somos novios?
- No se, todo el mundo lo piensa, debe ser porque es verdad.
- Eso es porque no te molestas en negarlo.
- Como si negarlo sirviera para algo... además es la verdad.
- ¿Ah si? ¿Desde cuando?
- Que pesada que eres, si no lo sabes no te lo voy a explicar.
- ¡Pues quiero que lo hagas!
- Vale pero no grites... no se porqué siempre estoy rodeado de gente gritona... A ver ¿Cual es el problema? ¿Que no entiendes?
- ¿Cómo que qué no entiendo?
- Si... no se donde ves el problema ¿Me pediste una cita o no?
- Si pero... era solo una cita, una cita que aún no hemos tenido.
- Ah, ah, ah... Mira, calabacita, vamos a dejarnos ya de jueguitos... yo a ti te gusto, es más... estás enamorada de mi.
A pesar de lo que Akira esperaba y estaba preparado para ello, Akane no pegó ningún grito, se cruzó de brazos y le miró fijamente con bastante tranquilidad en apariencia.
- ¿No te lo tienes tu muy creído, ciervito?
Akira chasqueó la lengua.
- No.
- Vaya, impresionante - dijo en tono irónico - Bambi ha entrado en "modo chulito"
- Tu di lo que quieras - bostezó y se estiró - Pero yo se que estás enamorada de mi.
- ¿En que te basas para tu increíble suposición?
- En que te conozco y te he estado observando. Vamos Akane, vamos a dejarnos ya de tonterías, en la acampada no hubiera pasado lo que pasó si tu no estuvieses enamorada de mi y no me vengas con excusas poco creíbles, me besaste y no te atrevas a negarlo y te gustó hacerlo.
Akane empezó a ponerse bastante roja.
- ¿A si? - gritó - ¿Tú sabes lo que me gusta? ¿Tú lo sabes todo?
- Pues claro, es evidente que te gustó - Con un gesto lento, como si le costase mucho se incorporó hacia ella - No eres de esas chicas que le dan "calentones" así con cualquiera... reconócelo.
- Te lo tienes muy creído Akira Shikamoto.
- No es que me lo tenga creído, es lógica, pura y simple lógica. El que si se lo tiene creído es tu amiguito Kamui.
- ¿Y qué? ¿Se te hincha el ego o qué?
- No, no se me hincha. Ya te dije lo que sentía ¿o no? Entre nosotros hay algo, algo recíproco, nuestros cuerpos se atraen porque estamos hechos el uno para el otro... así de simple.
- Ja... así de simple... así de... tonto que te ha quedado. No me vengas ahora con teorías románticas baratas. Solo falta que digas que nuestras almas eran solo una y estamos destinados a encontrarnos.
- No... eso lo dices tú.
- ¡Por favor, Akira! ¡No me seas ridículo!
- Vale, si, si... ah, ha sonado bastante ridículo, pero no niegues que hasta he resultado algo interesante.
- Has resultado "algo", no me hagas decirte el adjetivo.
- Vamos Akane, reconócelo, tu me gustas y yo te gusto y realmente entre nosotros hay algo, será la química que funciona, será que nuestros cerebros se estimulan cuando nos vemos... llámalo como quieras pero nos gustamos y es una tontería que sigamos así, debemos hacer caso a la naturaleza e intentar ver que pasa.
- ¿No será que tu cerebro está empezando a dejar de funcionar con lógica?
- No, mi cerebro funciona perfectamente ¿Tanto miedo te da intentarlo? ¿De que tienes miedo? ¿De descubrir que tengo razón y estás enamorada de mi?
Akane se quedó mirándole sin saber muy bien que contestar y algo azorada.
- No, no es eso.
- Akane, nunca sabremos si lo nuestro funcionará o no si no lo intentamos.
- Ya quisimos intentarlo una vez.
- Pero no lo hicimos... Akane, tenemos que darnos esta oportunidad si no nos arrepentiremos toda nuestra vida, siempre nos quedará la duda de que hubiera pasado.
- No seas exagerado, tanto no nos vamos a arrepentir.
- Ahhhhh... ya lo estoy viendo, dentro de 20 años nos reuniremos de nuevo y entonces nos liaremos y será peor porque seguramente al menos uno de nosotros dos ya tenga formada una familia así que haremos daños a personas inocentes - contestó con voz aburrida mientras ponía los brazos en su nuca y miraba el cielo - Que tercas sois las mujeres.
- ¿Pero que tontería estás diciendo?
- Eres una cobarde que no te atreves a intentarlo, realmente te da miedo descubrir que me quieres más de lo que crees y que me necesitas.
- ¿Quieres picarme?
- No. No lo has entendido, esto no es una sugerencia, es una afirmación.
- Te estás poniendo muy tontito.
- Y por supuesto deja ya de tontear con Kamui.
- ¿Qué?
- Ya has coqueteado bastante con él durante estos meses, he aguantado mucho, la paciencia es buena pero cansa.
- ¿Que yo he estado coqueteando con Kamui?
- Oh si, te ha encantado tener al chico guapo y cool detrás de ti pero... mejor déjalo ya. Mientras estuviste en su casita del lago jugando a que erais novios yo tuve varias charlas con Momoka... sabe lo vuestro... así que no compliques más las cosas.
- ¿Qué?
- Que Momoka no es tonta.
- ¿Y está enfadada?
- ¿Contigo o con el Kaguya?
- Conmigo.
- No, contigo no. Entiende perfectamente que no es culpa tuya si el chico se ha encaprichado contigo pero... no juegues mas Akane, se que no es culpa tuya pero eres amable con Kamui y él cree que le estas dando ilusiones y...
- ¿No puedo ser amable con él?
- No es eso... ah, todo es muy complicado... lo que quiero decir es que...
- Que deje de darle ilusiones, te entiendo. Como siempre todo lo he hecho mal. Akira, tendría que contarte algo.
- Si me vas a decir que te has liado con Kamui mejor no lo hagas, se vive mejor en el ignorancia, hay cosas que si no las sabes no te hacen daño.
- No es eso ¿De veras crees que yo me iba a enrollar con Kamui así como así?
- No. Se que no. Te repito que te conozco, se como eres.
- Pero aún así tienes tus sospechas.
- No sospecho nada, simplemente te aviso de que con el Kaguya no se juega, te vas a meter en un lio y tu lo sabes, sabes que... no quiero hablar de él, pensarás que me he puesto celoso y que no quiero que salgas con él solo porque siento celos. Eres muy cabezota Akane, no me quieres escuchar, lo digo por tu bien esto termina o con Kamui rompiéndote el corazón o tú rompiéndose a él y si es eso último te recuerdo lo orgulloso que es.
- ¿Estás preocupado por mi?
- ¡Pues claro que estoy preocupado por ti! ¿Acaso lo dudas? Si te hace daño estaré dispuesto a que llores en mi hombro y te consolaré pero ¿quien me consolará a mi? Akane... aléjate de Kamui Kaguya ¿lo entiendes?
Por un lado se sentía algo molesta. Como siempre le había molestado esa actitud de prepotencia y chulería pero por otro lado, justo por esa actitud se sentía tranquila, si, tranquila, porque estaba cansada de tener que hacerlo siempre ella todo, de tener que tomar decisiones, a veces sentía que no podía ocuparse de todo, no sabía en qué momento aceptó tantas responsabilidades, quizás era por esa manía suya de querer hacer las cosas sola, porque siempre tenía que controlarlo todo. Esa manía le venía desde pequeña, tenía que hacer las cosas y bien y no podía dejar que otra persona las hiciera porque si no sabían como hacerlas y si las hacían mal la regañarían a ella, así que poco a poco se encargó de todo y ahora... el que Akira se mostrase de esa forma tan dominante ante ella era... relajante. Por una vez no tenía que pensar, que tomar ninguna decisión, solo dejarse llevar y eso era tranquilizador.

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