sábado, 3 de diciembre de 2011

104. Lo que sucede cuando dejas de pensar

Tal y como Jisei suponía la tarde con Inari había sido perfecta. Como los dos buenos amigos que eran habían esperado charlando en la cola del cine, habían comprado palomitas y visto la película que resultó muy entretenida. Después fueron a tomar algo y siguieron charlando de sus cosas. Inari le contaba anécdotas que sucedían entre los profesores, era curioso descubrir como los profesores, a parte de dar clases, también tenían vidas ajenas al instituto y no es que Jisei no lo supiera, es que estaba tan acostumbrada a verles en su función de profesor que se le olvidaba.

Jisei también estuvo contando anécdotas de sus amigos e igualmente a Inari le resultaba raro descubrir las relaciones que había entre ellos.

- Al principio pensaba que te gustaba Akira.

- ¿Akira? ¿Qué dices? Akira es un gran amigo pero nada más ¿Que te hacía suponer eso?

- No se, como solíais ir con él y Kyojin. A Kyojin siempre se le ha notado que le gustaba Ryuko y Akane y Shibi también estaban mucho juntos, así que a ti te emparejaba con el cerebrito.

Jisei rompió a reír.

- ¡Que tontería! Akira es de Akane, desde el primer momento en que se conocieron, por supuesto ellos no se dieron cuenta pero sus auras explotaron en ese instante, fue algo mágico.

- Tu y tus auras, mira que eres...

- ¿Rara? Puedes decirlo, ya estoy acostumbrada.

- Me lo he pasado muy bien esta tarde.

- Si, yo también.

- ¿No te has sentido incómoda por ir con tu profesor?

- Ah pero es que yo no iba con mi profesor, iba con mi amigo.

- Bueno... ¿Nos vamos ya para tu casa? No quiero que tus padres digan que te tengo por ahí hasta las tantas.

Cuando llegaron a casa de Jisei se encontraron con que no había nadie.

- Estarán dando una vuelta - comentó Jisei.

- Entonces podríamos preparar la cena nosotros.

- Yo lo haré, tu siéntate y descansa.

- No necesito descansar, estoy bien.

- Estas recién operado. Siéntate y déjate mimar un poco.

- Bueno pero voy a beber agua ¿Me dejas beber agua?

- Te la puedo traer yo.

- Si, claro, como si fueses mi sirvienta o algo así. Oye Jisei - dijo desde la cocina - Os han dejado una nota en el frigorífico.

Jisei entró en la cocina. Pegado con un imán en la puerta del frigorífico había un folio escrito con letras grandes.

- Vaya, así que se han ido a cenar y llegarán tarde.

- Han hecho bien, también se lo merecen den vez en cuando.

- Oh si ellos no se privan de esas cosas. Y es sábado, seguramente Yusuke no vendrá a cenar. Pues tendremos que cenar solos.

- Entonces ¿Te ayudo a hacer la cena?

- Que no. Que vayas al comedor y te sientes. Además si mira, mi madre la ha dejado preparada, solo hay que calentarla... ala, vete.

Akira y Akane hicieron la mayor parte del camino de vuelta en las bicicletas pero ya en Kizuna se bajaron y continuaron empujándolas mientras hablaban de los cambios que había habido en el reparto de la obra de teatro.

- ¿Sigues enfadada conmigo? - preguntaba Akira temeroso.

- No mucho, entiendo que tuviste que tomar una decisión y también reconozco que fue buena. Lo que no se es que me pasó a mi que no reaccioné.

- Estabas enfadada con tu madre - comentó tratando de quitarle importancia.

- Últimamente no se lo que me pasa, te lo juro, tengo como lagunas mentales.

- Es porque tienes muy estrés, muchas cosas en las que pensar.

- Pero por suerte tu me ayudas mucho.

- Dije que lo haría - sonrió.

- Gracias por decirle a Shiho lo del periódico.

- Pensé que era una buena opción y que con ella al mando te sentirías mejor, se lo importante que es para ti el periódico, tu lo cogiste cuando no era nada y lo sacaste adelante.

- Si, es casi como un hijo. Oye ¿Y como es que te dio por pensar en Hizashi para que te ayudase?

- Para que "nos" ayudase, no creas que ya no vas a trabajar, pecosa.

- Cierto, cierto ¿Y como no pensaste en Momoka? Ella es de una eficiencia que asusta.

- Momoka tiene otros problemas en los que pensar, está pasando por un momento muy difícil, acaba de darse cuenta de muchas cosas y creo que no iba a ser muy parcial.

- Ah, entiendo... más o menos.

- Hizashi es perfecto, es muy ordenado.

- Y estricto.

- Si, eso también. Además le vendrá bien para distraerse.

- ¿Para distraerse de qué?

- De algo tendrá que distraerse, seguro. Y a todo esto, pecosa, aún no me has dicho si vamos a salir como pareja o no.

- ¿Es que no estamos bien así?

- No. Yo no quiero que seas mi amiga, a ver, eres mi amiga, ya eres mi amiga y eres una amiga estupenda pero es que yo quiero que seas algo más. Quiero que salgamos juntos, quiero salir contigo, con mas amigos también pero contigo como pareja. Quiero darte la mano delante de todo el mundo, quiero ir a buscarte a tu casa y decir claramente que si estamos saliendo, quiero ir a buscarte cada noche al laboratorio y que no pienses que voy porque mi madre me obliga si no porque eres "mi" chica y quiero estar contigo.

- Uy, "mi chica", eso suena como muy posesivo.

- Es porque quiero poseerte, quiero que seas mía. Vale que no seamos novios que eso suena extraño y a ti no te gusta pero quiero que seas "mi" chica y poder decírselo a esos moscones que te rondan.

- ¿Qué moscones?

- Kamui Kaguya.

- Que tonterías dices, ese no me ronda a mi.

- No, no te ronda, ese directamente te acosa. Claro que a lo mejor le prefieres a él, es un chico popular, dicen que muy guapo, inteligente, bueno en deportes y su familia tiene mucha pasta.

Akane se detuvo y Akira la imitó.

- Es un agobio salir con un chico tan popular con él, además, inteligente, lo que se dice inteligente no es más que tu.

Akira apoyó la bicicleta en la pared y se acercó a ella.

- ¿Y bueno en deportes?

- No, eso no, bueno si consideramos en ajedrez un deporte ahí si le ganas.

- ¿Y guapo?

- No, no eres tan guapo como él pero a mi...

- ¿Te parezco guapo? - se acercó un poco más.

- No empieces con tus acosos, tu si que me acosas.

- Vamos a salir Akane, quiero estar contigo y quiero que todos lo sepan.

- ¿Y no vas a quedar con otras chicas?

- Mira que eres rencorosa y no olvidas nada de nada - sonrió - Razón de más, si todos saben que salimos juntos no me lo pedirán.

- ¿Y si lo hacen?

- Les diré que he quedado con "mi" chica y si te fallo podrás patearme y dejarme de una forma humillante para mi. Y mira, cuando el fin de semana que viene vayamos a mi pueblo no tendremos que andar dando explicaciones, sobretodo a mis abuelas, que ya sabes lo que piensan. Akane me estoy declarando, ya te he dicho que te quiero ¿Quieres que lo haga de rodillas? Porque si quieres lo hago.

Akane se echó a reír.

- No, no, ni se te ocurra.

- Sabes que sería capaz.

Akira estaba nervioso y asustado, no quería hacer las cosas mal pero eso es muy difícil. Shibi le había dicho que Akane esperaba que él se lo pidiese esta vez y eso estaba haciendo y no era nada fácil porque Akane era orgullosa y rencorosa como ella sola ¿Estaba preparado para un rechazo? Se lo había planteado, claro, pero esperaba que no sucediese porque dolerle le iba a doler aunque eso si, no estaba dispuesto a rendirse.

- Sabes que no creo en el amor - habló en voz baja la chica.

- No te estoy pidiendo que te enamores de mi, solo que me des una oportunidad. Esta es la última vez que te lo pido pero aunque me digas que no, no pienso rendirme. Se que eres para mi y yo para ti, alguna otra forma encontraré para convencerte.

- ¿Por qué? - le miró interrogante - No soy buena persona, soy egoísta, cabezota y rencorosa, tu lo has dicho, no tengo buen carácter, me gusta organizarlo todo y...

- Y pesada - la cortó - Muuuuuuy pesada.

Akane le miró sonriendo, ya era hora de intentarlo de nuevo ¿por qué no? Una vez Akira le dijo que tenían eso pendiente y que siempre les quedaría la duda de saber que hubiese sucedido si hubiesen llegado a salir.

- Pero no quiero que me hables de amor ¿entendido?

- Lo intentaré.

- Y no somos novios.

- Solo amigos con derecho a roce.

- Y no soy de tu propiedad.

- Y tu no tendrás citas románticas con Kamui.

- Y que conste que solo es una prueba, para ver que pasa.

- ¿Nos damos un beso para sellar el contrato?

- No ¿Eres un poco besucón, no te parece?

- ¿Te vienes esta noche a mi casa? - dijo mientras cogía de nuevo la bicicleta y echaba a andar.

- ¿Qué? - le gritó siguiéndole.

- Para celebrarlo. Podemos invitar a Kyojin y Ryuko, ya sabes que estoy solo. Podemos llevar un poco de comida entre todos e improvisar la cena, compramos refrescos, vemos la tele y hablamos de tonterías. Ryuko y tu podéis dormir en tu habitación y Kyojin conmigo.

- Suena divertido pero no se si mi madre me va a dejar.

- Podemos intertarlo. Dile que vas a casa de una amiga, vamos, hoy has estado ayudándola, la semana pasada te quedaste con tu hermano y solo es una noche, creo que sobrevivirá sin ti. Venga, te lo mereces, trabajas, estudias, todos los días vas a casa de tu madre y te ocupas de tus hermanos ¿No crees que te mereces un poco de diversión? Hace tiempo que no pasas tiempo con Ryuko, seguro que te echa de menos.

Akane se detuvo y le observó mientras caminaba ¿Cómo hacía ese chico para saber siempre lo que necesitaba en cada momento?

- Oye ¿y ya esta? ¿No nos vamos a besar ni nada?

- Humh... no, has sido tú la que has dicho que no, además ya he tenido bastantes besos esta tarde. Ahora, si has cambiado de idea y quieres que te bese solo tienes que pedírmelo.

Akane metió la mano en su bolsillo y sacó un caramelo que lanzó contra la cabeza de Akira.

- ¡Ehhhh! - se quejó el chico - Eso ha picado.

- Ciervo del demonio - gruñía mientras aceleraba el paso y le adelantaba.

- ¿Que me has tirado, so loca? - decía mientras se tocaba ahí donde le había dado.

- Un caramelo a mi pesar, tendría que haber sido un gran pedrusco.

- ¿Por eso llevas siempre caramelos encima? ¿Para usarlos como arma arrojadiza?

- Siempre es bueno tener algo a mano para lanzarte.

- Ya decía yo... ¿Qué? ¿Llamo a Kyojin?

Una de las empleadas del hotel donde el grupo que había ido a la granja iban a pasar la noche les guiaba por un estrecho pasillo.

- Todas las habitaciones son dobles, excepto esta primera, es la más grande de todas - abrió la puerta corredera - Hemos puesto la cuna que nos pidieron.

- Muchas gracias - dijo Karura - Aquí dormiremos Ringo y yo con la pequeña.

- ¡Ah! - exclamó Sumire - ¡Mira que bonita Xu-Xu!

- Pero es que yo - habló apurada Ringo - Es que sería mejor que yo durmiera sola, la niña se despierta aún por las noches y va a molestar bastante.

- No te preocupes - respondió Karasu - Mi hermana duerme como un tronco, no se va a enterar.

- Es que a mi no me importa pagar mas pero...

- Bah - se quejó Nowaki - Ya lo discutiréis luego, ahora vamos a darnos un chapuzón ¿Dónde están los baños termales?

- Nowaki, por favor, tranquilizate un poco - le llamó la atención Hizashi.

- Tu conmigo Xu-Xu - hablaba alterada Sumire - ¿O prefieres acostarte con Nowaki?

- ¿Pero que dices? - gritó bastante acalorada Xu-Xu.

- Chica, como sois novios... ¿Tu vas a acostarte con Kenshi, Yuri?

- No - contestó rápidamente Momoka - Yuri se acostará conmigo. No hemos venido aquí a hacer esas cosas, si no a estar con los amigos.

- Lo dices como si en Kizuna no pudieran hacer nada - repuso Xu-Xu con cierto soniquete.

- Si, pueden, y en realidad da lo mismo pero esta noche Yuri y yo vamos a estar juntas y hablar de muchas cosas.

No tardaron en estar en los baños. Había dos zonas, la de los hombres y la de las mujeres, separadas por una pared de piedra. No había demasiados clientes en el hotel así que estaban solos en los baños termales. Desde su zona los chicos oían las risas y comentarios de las chicas.

- Tienes una piel preciosa, Yuri - se oía a Sumire.

- ¿A que si? Es que me la cuido mucho, toca, toca, verás que suave.

Los chicos se miraban unos a otros en silencio.

- Si, que suavecita, mira Xu-Xu, toca, verás.

- Es que me la hidrato con una crema buenísima, luego os la enseño, es cara pero lo vale.

- Himeko también tiene una piel muy bonita - decía Karura - Tan blanquita, parece como de nácar.

- Himeko está pero que muy bien proporcionada - añadía Xu-Xu.

- No digáis eso - se oía a la aludida.

- Ya me gustaría a mi tener tus pechos - se quejaba Sumire - Pero nada, mira, los míos parecen dos garbanzitos.

- Madre mía... - se lamentaba Karasu - ¿No tendrán otra cosa de que hablar?

- ¿Vosotros creéis que está bien que escuchemos esto? - preguntó Kenshi.

- Para mi que saben que las escuchamos y lo hacen a posta - se quejó Nowaki.

- ¡Anda Ringo! ¿Das el pecho a la niña? - se oía de nuevo a Sumire.

- Si, si, aún mama.

- Claro por eso las tienes tan grandes.

- Pero esto luego se va - añadía Ringo - Si te digo la verdad ahora es cuando más he tenido en mi vida, y tampoco es tanto.

- Madre mía... - volvía a lamentarse Karasu.

- ¿Y ahora las tienes llenas de leche? - insistía Sumire.

- Pues si, ya le toca pronto.

- ¿Y duele que mame?

- ¡Sumire por favor! - la regañó Xu-Xu - Deja ya el interrogatorio.

- ¡Que bonita es esta niña! - decía Momoka - Déjamela, dicen que los bebés nadan por instinto ¿es cierto?

- Pues no lo se.

- ¿Y a quien ha salido? - preguntaba Yuri - Porque a ti no se parece.

- Los bebés durante el primer año de vida - se escuchaba a Momoka - Muestran rasgos semejantes a los de su padre, vamos que se parecen mucho, es un instinto de conservación, así los padres, al reconocer que son su descendencia, aumenta su instinto de supervivencia de la especie.

- ¿Que ha dicho Momoka? - preguntó Nowaki.

- ¿Y eso que significa? - preguntaba también Sumire.

- Que así no les abandonan.

- Ah... - parecía responder Nowaki.

- ¿Tu conoces al padre de la niña? - preguntó Kenshi a Karasu.

- Ni idea, no se si existe o no.

- Hombre, supongo que existirá - decía Hizashi.

- ¿No sabes quien es el padre? - interrogó ahora Kohaku.

- No y si ella no me lo dice por algo será.

- ¿No sabes nada de ella? - insistió Kohaku.

- Se que tiene una hija.

- Si ella no lo dice por algo será - apuntó Hizashi - Haces bien en no preguntar.

- ¿Y el padre? - preguntaba también Yuri.

- Bueno no... no me gusta hablar de ese tema.

Se hizo un incómodo silencio.

- Bueno, seguro que es algo que a nosotras no nos interesa - rompió el silencio Karura.

- Todo eso es muy sospechoso - murmuró Nowaki.

- Cuando no lo quiere decir será porque no es una experiencia agradable - concluyó Kimisuke.

- Seguramente - afirmó Kohaku.

Y las chicas siguieron hablando, riendo y jugando con la pequeña.

- ¿Vosotros creéis que podríamos escalar la tapia? - dijo de pronto Kenshi.

- Ya sabía yo que alguno tenía que tener esa idea de peón caminero - gruñó Hizashi.

- ¡Como si tu no lo hubieras pensado! - se quejó Nowaki.

- Ya, pero no lo digo.

- No se puede escalar - explicó Kohaku - Pero aunque se pudiera ellas nos verían.

- ¿Y por debajo? - añadió Nowaki - Esto es solo un baño dividido por una tapia que han construido, se ve a la legua, seguro que no llega hasta el fondo.

- ¿Vas a bucear a ver si cabes por debajo o algo así? - pareció regañarle Kohaku.

- Era solo algo que me estaba preguntando... mal pensados.

El bebé comenzó a llorar.

- Ya tiene hambre - se excusó Ringo - Voy a salir a darle el pecho.

- ¿Puedo verlo? - se oyó a Mitsuki - Es que me llama la atención.

- Bueno, si quieres.

- Oye ¿Y duele? - insistía con el tema Sumire.

- Chica, mira que eres pesada - la regañaba Xu-Xu.

- Jo, es que quiero saber si duele o no, es que yo que se los bebés se enganchan como ventosas y succionan.

- Al principio si, los primeros días es horrible, pero luego se te pasa.

- Yo también voy a salir que me estoy haciendo pis - indicó Sumire.

- Yo creo que también voy a salir - dijo Nowaki - Espero que la cena no tarde en estar lista.

- Voy contigo - comunicó Kenshi.

- Y yo - añadió Hizashi - Ya hemos estado mucho en el agua.

- Bueno, pues vamos a salir todos - propuso Karasu.

- Yo no - habló Kimisuke - Si no os importa me quedo un poco más.

- Ten cuidado - le advirtió Karasu - Si estás mucho tiempo puedes marearte.

- Vale, vale.

Sumire, liada en su toalla corrió a buscar los servicios. Llegar a ellos no fue complicado, la complicación para Sumire fue tener que regresar a los baños ya que al salir tomó la dirección contraria y de pronto se vio en un lugar que no le sonaba de nada.

- Vaya por Dios - suspiró - Bueno, será por aquí.

Para Sumire aquello era un verdadero laberinto y cada vez empezaba a ponerse mas nerviosa.

- ¿Pero como tienen tantos pasillos en este lugar?

Por fin vio la salida a los baños y corrió hacia ella. La salida era, pero no la salida a la zona de mujeres, sino la de hombres.

No había mucha luz y ella oía las voces de sus amigas así que se metió mientras parloteaba que ya había llegado y lo que le había costado ante el asombro de Kimisuke que veía como una figura femenina se dirigía directo hacia él.

- ¿Eh, chicas? ¿Dónde estáis? No os veo. Ah, ahí veo a una ¿Momoka?

Y se acercó a Kimisuke. Entre la temperatura de las aguas y el sofoco que estaba pasando, Kimisuke sintió de pronto un calor repentino que le invadía y como su sangre parecía reconcentrarse toda en su cabeza y...

- ¡Momoka! - gritó asustada Sumire al ver esa silueta desplomarse en el agua.

- ¿Que pasa? - contestó Momoka desde el otro lado.

Por suerte para Sumire los baños no cubrían y aunque no veía muy bien, metió las manos en el agua y a tientas intentaba tirar de quien creía que era su amiga. Al oír su voz se sobresaltó bastante.

- ¿Momoka? ¿No estás ahogándote?

- ¿Dónde estás, Sumire? - gritó Xu-Xu.

- Pues yo... ¡Ah! - soltó de golpe a Kimisuke mientras gritaba con todas sus fuerzas - ¡Alguien se está ahogando!

Por suerte sus gritos alarmaron a el personal de los baños que acudió y sacaron a Kimisuke.

- ¿Que pasa, Sumire? - se asustó Xu-Xu.

- Nada señorita - contestó una voz masculina - Todo está controlado. Un cliente que ha estado demasiado en el agua.

- ¿Y que hace Sumire en el lado de los hombres? - bramó Momoka.

- Se habrá equivocado de camino - comentó resignada Xu-Xu - Típico de ella.

- ¿Estás bien, Sumire? - gritó ahora Karura.

- Si, estoy bien, estoy bien - la oyeron contestar.

Kimisuke abrió lentamente los ojos. Se sentía algo mareado y aturdido. Lo primero que vio fue a Sumire mirarle atentamente.

- ¡No te has muerto! ¡Menos mal!

- ¿Que ha pasado?

- Se desmayó por estar demasiado tiempo en el agua y gracias a que esta señorita se equivocó de camino no ha pasado nada.

- ¿Tu me sacaste?

- Bueno... un poco - contestó algo apurada.

Kimisuke observó que Sumire tenía la cara demasiado colorada, luego se percató de que solo tenía una toalla echada por encima del vientre y entre eso y el gesto que puso la chica, Kimisuke supuso que le había visto desnudo.

Inari entró en la cocina de nuevo.

- ¿De veras no quieres que te ayude?

- Que no, si esto ya está. Ve a sentarte, por favor.

- Me siento mal sin hacer nada.

- Que pesadito que eres, anda, lleva los platos... no, mejor ayúdame y coge una bandeja de allá arriba que yo no llego.

Al estirar el brazo para coger la bandeja Inari notó un pinchazo en los puntos de la operación e hizo un gesto que lo indicaba.

- ¿Que te pasa? ¿Te duele?

- Tranquila, no es nada, solo que me han tirado los puntos.

- Anda, siéntate y no te muevas más.

- Me mimas demasiado y me acostumbraré a que lo hagas y luego...

No se habían dando cuenta pero estaban muy cerca uno del otro.

- ¿Luego, que? - susurró Jisei.

- Luego querré que sigas mimándome - también susurró.

Y llevados por algo que nos sabían bien que era pero que tampoco se pararon a analizar juntaron sus labios y aunque se sorprendieron de hacerlo ninguno de los dos se separó... pasaron segundos así en los que se regalaron un suave beso.

- Esto era inevitable - murmuró Inari - Llevo toda la tarde queriendo besarte.

- Lo mismo te digo... será mejor que vayamos al comedor... a cenar.

Jisei temblaba, aquello la había sorprendido y se sentía confusa ¿Que se supone que tenía que hacer? ¿Que esperaba Inari que hiciera? Se sentaron envueltos en un silencio bastante incomodo en el sofá.

- ¿Ponemos la tele? - preguntó por hablar de algo.

- Bueno, si tu quieres.

E Inari volvió a besarla de improviso y ella respondió de nuevo inconscientemente. Inari acarició su pelo, parecía que ya no había nada que le impidiese volver a hacerlo, era algo que deseaba y le llenaba de alegría ¿cómo podía ser que esa chica le produjese tanta felicidad? Estaba mal, se lo repetía continuamente pero no podía evitarlo.

Los besos de Inari se hicieron más apasionados, ahora empezaba a besarla ferozmente, pasaba sus labios por su cuello y la mordisqueaba, mordisqueaba el lóbulo de su oreja, haciendo que profundos gemidos salieran de la garganta de Jisei. Las manos de Inari ansiaban por tocar más piel de Jisei, acariciaba su espalda tratando de contener el impulso que sentía de arrancarle la ropa. Volvió a los labios de Jisei con un beso apasionado y lujurioso mientras la empujaba obligándola a tumbarse en el sofá, Jisei bajó sus manos por el pecho de Inari y después las llevó a su espalda, quería sentir la piel de Inari, casi sin saber lo que hacía, lentamente levantó su camiseta e introdujo sus manos dentro tocando al fin lo que deseaba. Era una caricia suave y llena de temor que hizo estremecerse a Inari, si en algún momento conservaba algo de cordura en ese instante se desvaneció. Se separó de ella y se quitó la camiseta sin dejar de mirarla, también su piel deseaba las caricias de Jisei.

Jisei sentía como la excitación crecía dentro de ella, todo era nuevo para ella, la piel de Inari era suave y desprendía calor, no podía apartar sus manos de él, se incorporó un poco y empezó a besarle el cuello. Inari gimió lo que hizo que Jisei se excitara aún más porque sabía que gemía por ella. Casi como un desesperado Inari volvió a reclamar sus labios empujándola de nuevo contra el sofá y recostándose sobre ella, apoyándose en uno de sus antebrazos, mientras la mano que le quedaba libre se introducía por debajo del vestido acariciando sus piernas casi con ansia.

Este roce hizo de Jisei diera un pequeño respingo fruto de la excitación que le producía, de la sorpresa y también de algo de miedo, aunque era algo que suponía pasaría y que deseaba, la pilló de improviso. Inari lo notó y se sintió algo decepcionado.

- Un momento, un momento - dijo Jisei, todo iba muy deprisa y ella no sabía bien como reaccionar, necesitaba respirar hondo, relajarse y aceptar todo lo que Inari quisiera darle.

Inari la miró extrañado. ¿De que iba? ¿Le dejaba besarla y ahora le apartaba?

- ¿Es que quieres jugar conmigo? – su voz sonó fuerte y con tono de resentimiento.

Jisei le miró asustada y sorprendida. El mismo se asustó de su reacción, estaba empezando a perder el control de si mismo, se había comportado como un salvaje. Lleno de vergüenza se separó de ella y se sentó.

- Lo siento...he perdido el control...no quería asustarte.

Jisei también se incorporó.

- Perdóname tú, es que...me sorprendí y me asusté un poco, solo necesitaba un momento para asimilarlo, es que yo...

- Lo sé, lo sé...he sido un bruto, quizás ha ido demasiado deprisa...todo esto es una locura.

- Lo que pasa es que aún me ves como a una niña. No me ha asustado el que me tocases, me ha asustado lo que yo estaba sintiendo, si, es verdad que es nuevo para mí pero tengo 18 años ¿sabes? mi cuerpo no es el de una niña y no me refiero solo al físico, también quiero sentir como una mujer, solo quería ir más despacio para recibir esas sensaciones lentamente y llenarme de ellas, son cosas nuevas para mí, quizás para ti, que has estado con muchas mujeres todo sea una rutina, pero para mí son cosas maravillosas, son caricias tuyas que he deseado desde hace mucho tiempo, necesito empaparme bien de cada una de ellas y necesito un segundo para reaccionar y...el problema es que aún me ves como a una niña y crees que me voy a asustar de lo que hagas

- ¿Que clase pervertido crees que soy? – Dijo suavemente y sin atreverse a mirarla - ¿Crees que haría eso con una niña? No te veo como a una niña, ese no es el problema, el problema es que realmente te veo como una mujer y mi cuerpo me exige que te trate como a tal, sin tener en cuenta que quizás para ti era la primera vez. Lo siento mucho, esta es una situación difícil, porque eres la hermana de Kisuke y me siento como si traicionase a tu familia, como si estuviese ensuciando una amistad muy valiosa para mí y luego eres mi alumna y esto no es ético y yo... creo que me voy a volver loco.

Ambos guardaron silencio.

- Perdóname - repitió Inari muy avergonzado mientras se ponía su camiseta - No se lo que me ha pasado.

Y era cierto, no sabía lo que le había pasado, se había comportado como un bruto sin consideración, por un momento había olvidado completamente que Jisei no era más que una chica de 18 años y que para ella quizás esa era su primera vez, su primera vez para todo, los primeros besos, las primeras caricias porque ahora que recordaba nunca se la había visto saliendo con ningún chico... Era un animal, un bruto y un desconsiderado. En lugar de hacer que para ella fuera un momento especial lo había estropeado todo.

- Lo siento Inari, es que yo... yo... nunca... nunca me he sentido atraída por ningún chico y claro, aunque te parezca raro pues soy muy inexperta y...

- No es culpa tuya, es solo mía.

- Bueno, yo también he tenido algo que ver.

- Me he comportado como un... salido.

- Bueno casi me lo esperaba lo que pasa es que... no me mires así, eres un hombre, claro que esperaba que reaccionaras así no como un crío asustado, esperaba que tu tomases el control de la situación porque para mi todo es nuevo y no se que hacer... pero supongo que no estoy preparada.

Inari la miró sin salir de su asombro.

- A ver, que no soy tan tonta, se lo que pasa cuando se empieza a jugar... en el instituto hemos tenido muchas charlas sobre sexualidad, no voy a hacerme ahora la inocente. Cuando he empezado a besarte sabía lo que podía pasar ¿tan ingenua crees que soy? Te recuerdo que tengo 18 años ¿sabes la de chicas de mi edad que ya han mantenido relaciones sexuales? A ver si ahora el ingenuo vas a a ser tu.

Inari no sabía que le sorprendía mas si la actitud de Jisei o darse cuenta de que tenía razón.

- Lo primero que tengo que hacer es hablar con tus padres. No puedo estar mintiéndoles.

Jisei iba a contestar cuando el ruido de las llaves abriendo la puerta se lo impidió.

- ¡Kisuke!

- ¡Me había olvidado de él!

- Yo pensaba que no vendría a casa.

- Vale, no te pongas nerviosa, no pasa nada.

- Jisei ¿que haces levantada a estas ho... - Kisuke se quedó apoyado en el quicio de la puerta del comedor sonriendo - ¿No te deja dormir, Inari?

- No es tan tarde, íbamos a cenar ahora - explicó Jisei - Lo que pasa es que nos hemos puesto a hablar y se nos ha olvidado. Ah, se me han olvidado las servilletas, voy a por ellas - se levantó - ¿Quieres cenar algo?

- No, ya he estado picando por ahí.

- La verdad es que no te esperábamos tan pronto – dijo mientras entraba en la cocina.

- Arreglate la ropa, Inari - dijo con cierto soniquete - Inari...

- Dime.

- Es mi hermana.

- Ya lo se.

- Mi hermana pequeña...

- No te entiendo.

- Pues procura entenderlo. Mi hermana es una monada ¿verdad?

- No es eso Kisuke, no es eso.

- ¿Ah no?

- No, no es lo que parece.

- ¿Y que parece? - preguntó extrañado Kisuke mientras miraba a su alrededor - ¿Vas a decirme que mi hermana no es una monada?

- A ver Kisuke ¿Eso a que viene ahora?

- Tu eres tonto, tío.

- ¿De que hablas Kisuke? - preguntó Jisei regresando.

- De que no quiero que salgas con un adolescente lleno de granos que te toque con sus manos sudorosas y prefiero...

- ¿Ya has bebido más de la cuenta? Anda, tira para tu habitación a dormir la mona, venga.

- Si, creo que será mejor que me vaya a dormir.

Vieron a Kisuke marcharse hacia la habitación.

- ¿No crees que mi hermano últimamente bebe demasiado?

- Jisei, yo...

- Déjalo - hizo un gesto con la mano - No es el momento para hablar de lo que ha pasado, mejor vamos a ver la tele y a cenar de una vez.

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