sábado, 3 de diciembre de 2011

109. Si no lo dices, no lo sabrá

Jisei iba a entrar en el aula cuando se topó con Shibi que salía.

- Voy a traer una botella de agua para que se tome una pastilla para la cabeza - explicó - ¿Quieres que te traiga algo a ti?

- Paciencia, traeme paciencia.

- No creo que tengan de eso - sonrió.

Cuando entró en el aula lo primero que vio fue a Akira apoyado en una de las paredes, cerca de la pizarra, con los brazos cruzados, observando a Akane que parecía buscar algo de forma muy nerviosa en su bolso. En una esquina Yuri y Momoka hablaban de ir a la peluquería y cambiarse el look, Yuri opinaba que tenía el pelo muy largo y necesitaba sanearselo.

- ¿Que le pasa? - preguntó a Akira.

- Creo que anda buscando un coletero o algo. Nunca he visto el cambio de Akane a Ayesa de esta forma, normalmente es algo así como ¡Hola, ya estoy aquí!

- Shibi ha ido a por una botella de agua.

- Si, lo se. He estado pensando que deberíamos dejar de proteger a Ayesa.

- ¿A que te refieres?

- Creo que Ayesa se vale de que protegemos demasiado a Akane de ella misma. Le ocultamos todo e incluso la justificamos, nos hemos convertido en sus cómplices y eso no está bien, así nunca se curará Akane.

- ¿Pero como no vamos a protegerla? ¿Tu sabes lo que puede causar en ella descubrir que tiene otra personalidad?

- Supongo que el mismo efecto que admitir que eres un alcohólico o una anoréxica. Esas cosas hay que admitirlas para vencerlas y no lo digo yo, me lo dijo la psicóloga.

- ¿Y no te dijo que corremos el riesgo de que sea Ayesa quien domine a Akane?

- Lo que se es que a vosotros os gusta Ayesa porque se enfrenta a lo que Akane no se atreve, pero es que tiene que ser Akane quien lo haga.

- No, no es eso, parece que no lo entiendes.

- Entiendo que si Ayesa sabe de la existencia de Akane, Akane tiene derecho a saber de Ayesa.

- ¿Quieres que sepa que a veces se vuelve otra persona y hace cosas que normalmente no haría?

- Si, así sabrá que pasa con ese tiempo de su vida que se le pierde ¿Sabes como se llama eso que le pasa? "amnesia de la amnesia" es cuando se olvida que de olvidan cosas ¿A que es curioso?

- A ti te importa demasiado Akane y no eres capaz de pensar con lógica.

- Lo que se es que tarde o temprano se va a dar cuenta ¿O que esperas si no?

- Pensaba que cuando acabe esta temporada que está pasando pues Ayesa...

- Ayesa no está dispuesta a irse tan fácilmente. Además ¿Cuando va a terminar esto? Akane vive bajo una enorme tensión, los estudios, el trabajo, su familia, ahorrar dinero... todo son problemas y luego está el Kaguya diciéndole que la besa y ella no se acuerda ¿Crees que eso la está haciendo bien? Ya no es una niña pequeña a la que no dejan salir a la calle, a la que castigan encerrándola en un armario y que necesita refugiarse en sus fantasías para hacerlo más llevadero, se está convirtiendo en una mujer y no necesita de fantasías, necesita afrontarlo. Mira yo leí que a un niño al que pegan, por ejemplo, puede disociar sus emociones, sus pensamientos, por ejemplo separar su miedo, su odio, su ira de su conciencia normal pero esos sentimientos se unen y forman otra personalidad agresiva, llena de odio, ira y miedo y tendrá patrones que seguirán conductas de odio, ira y miedo.

- Veo que te has informado bien del asunto.

- Pues claro, he leído todo lo que he encontrado. Estoy preocupado por ella y quiero ayudarla. Ayesa nació porque Akane no podía vivir y todos sus deseos de disfrutar de la vida se juntaron y empezó actuar de esa forma hasta crear su personalidad pero es que Ayesa ahora se ha convertido en una hedonista, solo busca su propio placer... no es que odie a Ayesa y quiera que desaparezca porque me molesta es que ahora es una adulta y sus acciones afectan a Akane y nosotros no podemos cubrirla siempre ¿Que vamos a hacer si tiene sexo con Kamui? No me mires así y dímelo, a ver que Kamui no se va a quedar calladito y eso lo sabes tu, que ya va largando de más.

Después de vaciar el bolso, Akane al fin había encontrado lo que tanto buscaba, no un coletero si no dos gomas pequeñas y recogía su pelo haciéndose dos trenzas.

- ¿Que cuchicheáis? - preguntó de pronto Shibi a su lado con la botella de agua en las manos.

- ¡Shibi! - se sobresaltó Jisei - Te juro que nunca me acostumbraré a tus apariciones.

- Hablamos de Ayesa y de Akane - explicó Akira señalando a su compañera con un gesto.

Akane se quitaba las gafas y las guardaba.

- Akira - hablaba Jisei - ¿Verdad que tu nunca has salido con Ayesa?

- ¿Eso que tiene que ver? He estado muchas veces con ella, más de las que quisiera.

- Deberías salir con ella - añadió Shibi - Deberías intentar conocerla un poco más.

- ¿Que tengo que conocer?

- Ayesa no es solo un deseo de vivir disociado en su mente - explicó Jisei.

- Voy a llevarle el agua. Luego hablamos.

- Perdonad - dijo de improviso Kohaku - No he podido evitar observaros, no es que quiera ser cotilla pero...

- Es Ayesa - confirmó Akira - No te preocupes Jisei, Kohaku ya la conoce.

- Bueno, más o menos. La vi durante las vacaciones.

- Como ves, Jisei, cada vez la conoce más gente.. esto es imparable, algo que no podemos evitar.

- ¿Quieres que te ayude en algo? - preguntó Kohaku.

- No gracias. Bueno si, actuá con naturalidad.

- Claro. Bueno, voy a buscar a Himeko a ver si quiere dar una vuelta conmigo y ver los puestos.

- ¿Dónde está? - se interesó Jisei.

- La última vez que la vi estaba enseñando la ceremonia del té a un grupillo.

- Himeko es como muy... elegante ¿verdad? Me encanta.

Kohaku sonrió y se marchó, si, Himeko era elegante, distinguida, había sido educada para que fuera así y a Kohaku eso le daba un poco de pena porque sabía que su padre la obligaba a ser siempre así, elegante, distinguida, discreta... casi un perfecto adorno para la familia Girei.

Y con su porte elegante y distinguido Kohaku la encontró en aquella improvisada sala de te. Además se había vestido con un kimono lo cual acentuaba todo aquel ambiente tradicional y... estaba muy guapa. Al ver a Kohaku se levantó y se acercó sonriéndole.

- Al final te han liado ¿verdad?

- No he sabido decir que no.

- ¿Vamos a dar una vuelta?

- Es que... no se...

- Venga, ahora no hay nadie, vamos a ver los puestos que están poniendo.

- ¿Y si viene alguien?

- No van a venir, ya han venido los que estaban interesados, estas cosas tradicionales no son tan populares.

- Tienes razón. Voy a decir que me ausento un poco.

Kohaku volvió a sonreír "Que me ausento" esa expresión le hizo gracia, era como si todo ese ambiente tradicional hubiese poseído a Himeko y le cambiaba hasta la forma de hablar.

Pasearon mirando los diferentes puestos que se iban montando y que iban ofreciendo un poco de todo, flores, pulseras hechas a mano, muñecos, la mayoría puestos en los que se vendía las cosas que sus propietarios ya no necesitaban y por las que esperaban conseguir algo de dinero. Himeko continuaba con su kimono y estaba realmente muy guapa llamando la atención de muchos alumnos y Kohaku comenzó a sentirse orgulloso de ir con ella, era como presumir de que aquella chica tan bonita era su amiga o a lo mejor había quien pensase que algo más que amiga.

Se detuvieron en uno de los puestos que vendía una cajas de música, pero no eran una cajas de música normales, no, estas tenías que montarlas tu mismo.

- Que bonitas - exclamó Himeko.

- ¿Te gustan? Son bastante simples, yo las he visto mucho más bonitas.

- Si pero estas las tienes que montar y debe dar mucha satisfacción ver que lo has hecho tú ¿No crees?

- Claro - respondió mirándola embelesado - Claro.

Continuaron paseando pero cuando Himeko volvió a entretenerse mirando unas muñecas de porcelana volvió al puesto a comprar una de esas cajas de música montables.

Himeko le buscó alarmada al no verle a su lado pero enseguida le vio regresar con una bolsa de plástico en la mano.

- ¿Dónde has ido?

- A un sitio.

- ¿Que has comprado?

- No, esto no es nada.

- ¿Algún capricho?

- Pues... si, digamos que si, algo que me apetecía.

- ¿Me lo enseñas?

- Ah... es que...

- ¿Te da vergüenza?

- No, no es eso.

Kohaku sentía como seguramente no podía ponerte ya mas rojo de lo que debería estar.

- ¿Es que es algo que yo no puedo ver?

- No vayas a pensar que es algo...

- ¿Cosas de chicos?

- No, no, no es nada de eso.

- Bueno, vale, si no quieres enseñármelo por algo será. Vamos a ver más puestos.

- Esto, es que... Himeko... anda toma, pensaba envolvertelo con un papel bonito y dártelo, no se, por alguna fecha especial, pero hoy es un día especial.

- ¿Me has comprado algo?

- Toma, cógelo.

- Pero ¿Por qué?

- Porque te gustaba y... ha sido un impulso. Venga, míralo.

Himeko cogió la bolsa y la abrió nerviosa.

- ¡Ah! ¡Una caja de música!

- Espero que esa te guste.

- Claro, claro que si pero no puedo aceptarlo... toma.

- ¿Por qué?

- Porque no tienes que gastarte el dinero en mis caprichos. Ve y diles que te has equivocado.

- No puedo ¿Cómo voy a ir a devolverlo? Me da mucho apuro. Bueno pero si tu no lo quieres me la quedaré yo, trae - cogió la bolsa y tiró suavemente hacia él.

- No - Himeko a su vez tiró hacia ella con energía - Es mía, me la has regalado, ahora es mía - sonrió - Muchas gracias Kohaku, me hace mucha ilusión que me lo hayas regalado tu.

Y Kohaku, ante aquella sonrisa y aquella frase sintió como se deshacía por dentro.

- ¿Luego la montamos juntos? - añadió la chica volviendo a sonreír.

- ¿No quieres esperar a estar en tu casa?

- No, quiero que la montemos entre los dos, tu y yo ¿Qué te parece? ¿Quieres montarla conmigo?

- Me encantará.

- Estupendo. Tengo que volver ya a lo del té ¿Me acompañas?

- Claro, vamos.

Kohaku la miró aún mas embelesado que de costumbre y entonces recordó una frase que alguna vez escuchó, no sabía donde pero de pronto llegó a él de forma clara y contundente: "no importa lo que sientas, ella nunca lo sabrás si se lo dices". Y la frase comenzó a repetirse una y otra vez en su cabeza mientras regresaban a la improvisada sala de té.

Kenshi estuvo buscando a Xu-Xu por todo el instituto. Quería hablar con ella, necesitaba hablar con ella. Su cabeza era un verdadero caos, hasta empezaba a dolerle y él, cuando no sabía que hacer siempre había contado con Xu-Xu así que ahora también quería contar con ella.

Mientras la buscaba recordaba muchos momentos vividos con ella, momentos de risas, de confidencias y también recordaba las frases que le habían dicho Karasu, Shibi, Nowaki, Genki... todo el mundo. Ahora se daba cuenta de la razón que tenían y de lo imbécil que había sido, se había dejado arrastrar sin pensar en lo que hacía. Y no es que no le gustase Yuri, que si le gustaba, a fin de cuentas era una chica muy guapa, simpática, divertida y además excitante pero no podía compararse con lo que le gustaba Xu-Xu, era otra cosa, era de otra forma. Cada vez que le sucedía algo bueno la primera persona que le venía a la mente para compartirlo era Xu-Xu, si pensaba en ir a ver una película, por ejemplo, pensaba en Xu-Xu y desde luego si, como ahora, por primera vez pensaba en el futuro pensaba que quería que fuese Xu-Xu quien estuviese a su lado.

No estaba bien dejarse llevar por las circunstancias por muy excitantes que estas fueran. Eso no le hacía feliz, era como comerse un pastel que te ofrecen, es apetitoso y claro, no vas a decir que no, te lo comes y te gusta pero en realidad tu lo que quieres es ese bizcocho que has tenido en tu plato y que no te comiste por... por tonto. Y ahora ese bizcocho lo pruebas otros y a ti te da mucha rabia.

La encontró en el gimnasio junto con un grupo de alumnos, entre los que estaban Sumire y Kimisuke, adornándolo. Sumire estaba subida a una mesa intentando colgar unas guirnaldas pero no llegaba al sitio exacto donde querían ponerlas.

- Bájate de ahí y déjame a mi - decía Kimisuke - No seas tan cabezota.

- ¡No! Las voy a poner yo, por mis... narices que las voy a poner.

- Te vas a caer - añadía Xu-Xu - Deja a Kimisuke que es más alto y llegará mejor.

- Claro, claro, ya estamos presumiendo de altura. Traerme una silla y veréis como llego.

- ¿Una silla?

- Para ponerla aquí - señaló la mesa donde estaba subida.

- ¿Quieres matarte, desastre? - parecía regañarla Kimisuke.

- Si la sujetáis bien no me caeré.

- A ver Sumire - intervenía Xu-Xu - Que tu te tropiezas con una raya pintada en el suelo ¡Que te vas a matar!

- ¿Qué hacéis? - interrumpió Kenshi,

- Nada, nada - contestó Xu-Xu - Aquí Sumire que quiere mirar cara a cara a la muerte.

- ¡Que exagerada! - gruñía Sumire.

- ¿Y tú que haces? - se interesó Xu-Xu.

- Pues te estaba buscando.

- ¿A mi?

- Si, me preguntaba si querrías dar una vuelta conmigo. Hace tiempo que no charlamos.

- Es que últimamente estás muy ocupado.

- Ya, si lo se, es culpa mía ¿Entonces no quieres dar una vuelta conmigo?

- ¡Si quiere! ¡Si quiere! - gritó Sumire - Claro que quiere. Anda llévatela que me está poniendo muy nerviosa.

- ¿Que yo te pongo nerviosa?

Sumire disimuladamente le hizo un gesto de complicidad a su amiga que esta entendió como un "vete, vete". Xu-Xu miró a Sumire y a Kimisuke y después a Kenshi. Por un lado estaba deseando ir con él pero por otra no le apetecía. Claro que se había dicho a si misma que trataría a Kenshi como siempre, como antes de que saliera con Yuri, así que, pensando en que hubiera hecho hace unos meses pues decidió acompañarle.

- Esta bien, anda vamos porque si sigo aquí terminaré por darle una cachetada. La dejo en tus manos Kimi.

- No te preocupes, ahora la bajo de ahí.

- ¡Que te lo has creído! - gruñía Sumire - Bueno al menos tienes unas manos bien grandes.

Kenshi y Xu-Xu salieron y después de dar una pequeña vuelta, inconscientemente sus pases les guiaron a "su árbol", el árbol donde habían pasado tantos ratos agradables, mudo testigo de su amistad. Ambos se quedaron mirándolo.

- ¿Te apetece que subamos? - sonrió Kenshi.

- Por supuesto - le devolvió a sonrisa Xu-Xu - ¿A que subo antes que tu?

- Ni te lo crees.

Era agradable estar de nuevo allí, sentados en el enorme árbol disfrutando una vez mas de la compañía del otro y a los dos les embargó una especie de añoranza.

- Se está bien aquí - suspiró Xu-Xu.

- Si... es un sitio estupendo.

- Pensé que nunca más íbamos a volver.

- ¿Por qué?

- Pues porque cambiamos, la vida da muchas vueltas y las cosas cambian.

- Pero como la vida da muchas vueltas a lo mejor, de tantas vueltas que da, vuelve al principio.

- Quien sabe.

Kenshi miraba a Xu-Xu, siempre la había visto una chica muy bonita pero ahora apreciaba más que nunca esos ojos alegres de color chocolate y esa sonrisa tan bonita.

- Veo, veo - dijo sonriendo seguro de que recordaría su juego.

Xu-Xu le miró alegre y feliz, regalándole de nuevo esa sonrisa tan simpática, con esos hoyuelos que se le hacían en las mejillas al hacerlo.

- ¿Qué ves?

- A mi mejor amiga, a la que hecho mucho de menos.

- Vaya. Será porque tu quieres... MI turno, veo, veo.

- ¿Que ves?

- A un chico al que como le pillen aquí le van a regañar.

- ¿Por qué? Eres mi amiga y tengo derecho a estar con mis amigos.

- En teoría, Kenshi, solo en teoría.

- Veo, veo.

- ¿Que ves?

- A la chica que más me gusta en el mundo.

- ¿No es un poco tarde para decirme eso?

- Es que he sido muy tonto Xu-Xu, muy tonto. No me di cuenta de lo que tenía hasta que me lo quitaron.

- Nadie te lo quitó, fuiste tu quien no lo quiso.

- Y he sido un estúpido.

- Y bastante tonto.

- Muy tonto.

- Eso ya lo he dicho yo.

- Pero yo lo dije antes.

- Me gustas muchísimo y te hecho de menos. Quisiera que todo volviera a ser como antes.

- No empieces a ser caprichoso.

Xu-Xu se sorprendió al ver como de pronto Kenshi se acercaba a ella dispuesto a besarla y se apartó rápidamente.

- ¿Qué haces?

- No lo he podido evitar.

- Pues procura mantener tus hormonas controladas. Yo no soy una chica que se deja besar así de pronto y menos por un chico que está saliendo con una de mis amigas ¿Que clase de chica crees que soy? Yuri es mi amiga y yo nunca, nunca, me besaría con su chico, nunca ¿lo oyes? ¿Te has vuelto tonto o que?

- Bueno, solo iba a ser un beso pequeño, de amigo.

- ¿Acaso vas por ahí besando a Shibi? No, pues entonces. Me estás decepcionando mucho Kenshi, no me esperaba esto de ti. Eras un chico estupendo, me gustabas mucho, eras simpático y dulce pero ahora ¿En que te has convertido?

- Sigo siendo el mismo.

- ¡Y unas narices! Mi Kenshi no se atrevía a besarme. A lo mejor tu no te acuerdas pero yo si recuerdo lo que pasó en Tanabata.

Kenshi la miró con un poco de vergüenza.

- Eras un encanto y a mi me gustabas, Kenshi, pero no me gusta este Kenshi que me has mostrado ahora. Ya se que ahora sales con Yuri y ella te ha enseñado muchas cosas y se te ha ido la vergüenza pero es que a mi eso no me gusta. Yo quería que hubiéramos perdido la vergüenza juntos.

- Pero tu estás saliendo con Nowaki.

- Pero yo sigo siendo la misma.

- Pero te vi besando a Hizashi.

- Y supusiste que ahora voy a besando a todo el mundo ¿verdad? Me has decepcionado mucho ¿De veras creíste que iba a dejar que me besaras?

- No lo se. No se lo que creí, solo me dejé llevar.

- Yo no soy Yuri, lo siento Kenshi pero es que yo soy Xu-Xu y no me beso con un chico tan fácilmente.

- Lo siento.

- No, lo siento yo. Siento que ahora ya no me conoces como antes.

- Claro que no te conozco. Eras mi amiga y ahora sales con Nowaki y yo no suponía que a ti te gustara Nowaki.

- Y tu sales con Yuri y nunca habías dicho que te gustara.

- Pero es que...

- ¿Es que, qué?

- Nada.

- No, dilo ¿es que, qué?

- No se, es que no me di cuenta de nada. Yo estaba bien como estaba y de pronto ella se pegó a mi y...

- No, si lo entiendo. Entiendo que eres aún un crío y pensaste con los calzoncillos, lo entiendo perfectamente pero ahora tu tienes que entender que yo... yo no puedo seguirte. Me has sacado mucha ventaja y juegas en otra liga.

- No es cierto. No te he sacado ventaja.

- Kenshi tu ahora tienes otras ideas, otros pensamientos, haces otras cosas.

- Pues te esperaré. Esperaré a que me alcances.

- Nunca te alcanzaré, yo llevo otro rumbo.

- Pues cambiaré el mio.

- Lo andado ya no lo puedes desandar¿Es que no lo entiendes? Estas saliendo con Yuri, no lo ignores, no me hables como si no lo hicieses. Tienes un compromiso con ella que no puedes... Bah, es inútil hablar contigo.

- No es inútil hablar conmigo, yo te entiendo y... Xu-Xu eres tu quien me gusta y con quien quiero salir.

- Es un poco tarde para decirme eso.

- Yo se que te gusto Xu-Xu, lo se, lo noto y tampoco te entiendo, no se que te pasa, sales con Nowaki, te besas con Hizashi, a pesar de que me acusas a mi de intentar besar a una chica estando saliendo con otra, tu te besaste con Hizashi ¿Qué te pasa? ¿Lo haces para castigarme?

- ¿A ti? Kenshi, tu me gustabas mucho y aún me gustas y me hiciste mucho daño, no me esperaba eso de ti, de ti no.

- ¿No ve mas a perdonar?

- Perdonar ya te he perdonado, porque en el fondo lo que pasó fue culpa mía por no plantarme delante de ti y decirte que me gustabas. Pero bueno, somos amigos y estamos bien mientras no intentes besarme de nuevo.

- ¿Y si hablo con Yuri?

Xu-Xu le miró intrigada.

- Tu me gustas más que ella y se no tengo que hacerla daño y también se que mientras tu me gustes mas terminaré por hacérselo. Es una chica estupenda que no se merece que yo la mienta. Tengo que hablar con ella y decirle la verdad, no puedo seguir con esta falsa.

- Ahora si hablas con la cabeza.

- Todo el mundo me llama tonto y todos tienen razón. Me dejé llevar por... por todo y no pensé que te ofendía a ti y también a ella, porque ella tampoco se merece que la trate como...

- ¿Cómo si fuera un juguete nuevo para ti?

- Supongo que si. Se que tengo que hablar con ella y explicárselo pero quería contar con tu apoyo.

- ¿Con que apoyo?

- Eres mi amiga, siempre me has apoyado y ahora también necesito ese apoyo.

Xu-Xu volvió a regalarle su sonrisa maravillosa.

- Claro que te apoyo. Siempre que creas que es lo mejor para los dos, me refiero a ti y a Yuri. No quiero que te arrepientas de lo que haces pero tampoco quiero que la hagas daño a ella.

- Tengo que hacerlo, se que tengo que hacerlo, tengo que llevar yo mismo mi vida y no dejarme llevar por las circunstancias.

- Así me gusta, que te comportes como un hombre.

- ¿Y tu me esperarás?

- Tu soluciona primero tu vida y luego ya veremos lo que pasa.

- Pero...

- No te voy a prometer estar aquí esperándote como una novia soñadora. Yo también tengo mi vida. Mi vida ha seguido durante este tiempo, no me he quedado estancada.

Xu-Xu lo tenía muy claro, no iba a ponérselo fácil a Kenshi, primero tenía que estar segura de él y de que ella no era un nuevo capricho, no fuera a ser que se había hartado ya de Yuri y ahora se envalentonaba, no, primero tenía que asegurarse de que volvía a ser su Kenshi de siempre y luego, si le convencía ese nuevo Kenshi sería ella misma la que tomaría la iniciativa, porque si, porque ella no iba a ser una chica esperando a su príncipe azul, no, ella sería quien lo buscase a él, pero eso si, cuando ella quisiese.

Ayesa se sentaba en la silla del profesor e intentaba abrir los cajones de la mesa pero estos estaban cerrados con llave. Con un gesto de decepción miró a los compañeros de Akane, porque para ella esos no eran sus compañeros, eran los de Akane ya que ella no iba al instituto, aunque viendo los chicos que había en la clase empezaba a pensar en cambiar de idea.

Momoka y Yuri seguían hablando de sus cosas. Cerca de ellas Nowaki observaba intermitentemente a sus compañeras y esa extraña actitud de Akane. Akira seguía en el mismo sitio, con los brazos aún cruzados y apoyado en la pared, a su lado estaban Shibi y Jisei, los tres mirándola y Kamui en su sitio, con su usual pose de "no me importa nada" aunque no dejaba de mirarla de reojo.

- ¿Qué buscas? .- se interesó Nowaki.

- Un cigarro - contestó Ayesa con naturalidad - Pensaba que a lo mejor tenían algún paquete guardado. Aki ¿Tienes un cigarrillo?

- Sabes que estoy dejando de fumar.

- Mal hecho. Has escogido mal momento para dejar de fumar.

- ¿Tu fumas, Akane? - preguntó Momoka.

- De vez en cuando. Le estoy cogiendo el gusto y ahora que me acostumbro al sabor va este y deja de fumar. Desde luego no se puede contar con los hombres para casi nada.

Ayesa regresó al sitio de Akane y volvió a rebuscar en el bolso, esta vez no tardó tanto en encontrar lo que buscaba: un paquete de chicles. Mientras desenvolvía uno y lo llevaba la boca miraba a Kamui, allí, tan serio, con ese gesto tan impasible y que la observaba disimuladamente. Le hizo gracia ese chico y su mirada huidiza, querría hacerse el duro pero a ella le hacía gracia.

- Me voy a llevar estas muestras al club de ciencias - habló Shibi mientras cogía con cuidado su colección - Luego nos vemos.

- No te vayas sin despedirte como es debido - dijo Ayesa.

Shibi se acercó a ella e inesperadamente para todos le dio un pequeño pico en los labios.

- Tenemos que hablar y me tienes que contar de lo tuyo.

Shibi la sonrió levemente mientras se marchaba.

- Se buena chica y no la líes.

- ¿Tu has visto eso, Akira? - gritó escandalosamente Nowaki.

- Ay no me seas carca - se quejó Ayesa mientras se acercaba de nuevo a la mesa del profesor y se sentaba encima - ¡Que calor que hace! ¿No os parece que hace mucho calor?

- Si, hace todavía mucho calor para estar ya en las fechas que estamos - comentó Momoka.

Ayesa cogió una carpeta de encima de la mesa y comenzó a abanicarse con ella.

- Yo estoy sofocadísima - se desabrochó mientras hablaba un par de botones de la camisa y se la abrió para que el aire la refrescara.

- ¡Ala! Chica que se te ve el sujetador - advirtió Yuri.

- No, que va, no se ve nada ¿A que no, Kamui? - hizo una pompa con el chicle y la mordió haciendo que explotara con un pequeño chasquido.

- No necesitas enseñar mucho para que algunos vean mas de lo que necesitan - añadía Jisei.

- Bueno, entonces Momo - continuaba Yuri con su conversación - Esta tarde nos apuntamos.

- No se Yuri, a mi eso del spin no me convence del todo.

- Que si, tonta, que si, yo lo he estado viendo y es muy divertido, además en las clases te meten caña que no veas, ahí se pierde grasa que no veas.

- ¿Y que grasa vas a perder tu? - se metió Ayesa en la conversación.

- Pues las que comemos de más, que comemos muchas grasas de más.

En esos momentos tanto Nowaki como Momoka pensaban que era imposible que perdiera grasas ya que comer no las comía.

- Ya ves tu - comentaba de nuevo Ayesa - Así te estás quedando tu, sin culo.

- Mejor, no quiero tener un culo garbancero. Venga Momo, verás que lo vamos a pasar genial y verás como te sienta de bien.

- Momoka está muy bien como está ¿A que sí, Kamui? ¿No está muy bien Momoka?

- Pero puede estar mejor - añadió Yuri - Nunca tenemos que conformarnos con lo que tenemos.

- ¿Y tu a que aspiras? - preguntó Akira mirando interrogativo a Yuri - Si pierdes un kilo más tendrás que pasar dos veces para que te veamos.

- ¿A ti no te gustaría mejorar en algo, Akane?

- ¿Me estás llamando gorda?

- No, solo te pregunto si no te gustaría, no se, mejorar alguna cosa.

- Hombre - dijo poniéndose en pie - Me gustaría crecer unos centímetros pero creo que eso no tiene arreglo, me tengo que conformar con mi estatura sin embargo tengo un bonito culo - pasó ambas manos por los glúteos - Además es firme y duro ¿Verdad Akira? Ay no, que no lo sabes, que el otro día no te dejé tocarlo, pobre.

- Pues con la bicicleta también se pone bien duro - rió Yuri.

- ¿Y por qué no haces la bicicleta cuando tienes sexo? - habló Ayesa - Seguro que pierdes grasa y se te pone el culito duro y encima disfrutas.

- Ay dios mio - suspiró Akira - Esta no tiene medida - murmuró a Jisei.

- Pero es divertida - contestó esta en voz baja - Bueno, chicos, yo voy a montar un puestecillo para leer las cartas así que os quiero ver por allí ¿De acuerdo?

- Yo iré ¡vaya que si! - respondió Nowaki.

- Pues me voy, que ya va siendo hora.

- ¿Te podemos ayudar en algo? - preguntó Momoka.

- Mira pues si, me vendría bien.

- Entonces te acompañamos - dijo Yuri levantándose - ¿Vienes Nowaki?

- Si, yo también voy, esto promete ser divertido.

Riendo y comentando si creían o no en eso de echar las cartas, Nowaki, Yuri, Momoka y Jisei se marcharon dejando solos a Kamui, Ayesa y Akira.

- Interesante, nos hemos quedado solitos - comentó de forma susurrante Ayesa - ¿Podemos aprovechar para hacer algo sugerente?

Kamui y Akira se miraron desafiantes.

- ¿No os apetece?

Fue cuando Kamui supo que esa chica seguro que bajo los efectos del alcohol habría sido capaz de mucho, claro que esa chica no se parecía a la Akane que él recordaba, esa que fue a tomar helado con él, esa que solo daba besos de pez. Aquello no encajaba para nada ¿Por qué actuaba de esas dos formas tan distintas? Eso no era debido a un estado de ánimo cambiante, era imposible. Cada vez estaba más convencido de que a Akane le pasaba algo muy raro.

Akira se acercó a Akane y la rodeó con una mano por la cintura y la otra la puso en su cuello.

- Esta tarde saldrás conmigo - le dijo susurrando a la chica en el oído - Y serás solo para mi, eso si, no dejes que Kamui toque a Akane, Akane solo es mía.

Akira selló sus palabras con un beso que hizo latir la sangre en las venas de Kamui. Contuvo sus deseos de levantarse y golpearle apretando los puños hasta clavarse las uñas.

Después de ese beso. Akira sonrió a Akane, le pasó el dedo pulgar por la comisura de labio.

- Eso no ha estado del todo mal, Shikamoto - dijo Ayesa dándole una palmada en el trasero.

Unos golpes en la puerta les hicieron mirar hacia ella.

- Akira - dijo Karura asomándose - Te reclama Yotsuda, dice que le tienes que ayudar a no se que.

- ¿Ahora?

- Pues si, ahora ¿O para que te crees que me ha hecho venir?

- Ah, que pesadez. Bueno iré a ver que quiere ¿Vienes conmigo?

- Voy dentro de un rato, quiero descansar a ver si se me pasa del todo este dolor de cabeza.

Maldita la gracia que le hacía dejar a Ayesa a solas con Kamui pero desde luego lo que no iba a hacer era agobiarla con un ataque de celos, no, eso no servía para Ayesa, al contrario.

Akira sonrió ahora a Kamui.

- Nos vemos, Kaguya. Nena, no olvides que después de la comida hemos quedado con Suo para ver los cuadros que va a poner en la exposición.

- Y tu no olvides lo que has dicho, cielo.

Ayesa le vio marcharse y luego miró a Kamui que la observaba con gesto mohíno.

- Creo que me he tragado el chicle... o eso o se lo ha llevado.

Kamui seguía con el mismo gesto.

- ¿Qué te pasa, alma en pena?

- ¿Por qué? ¿Por qué sales con él?

- Anda ven un momento aquí - volvió a sentarse encima de la mesa del profesor - Que vengas te digo.

- Akane tu y yo tenemos que hablar muy seriamente - dijo mientras se acercaba.

- Claro, bombón ¿Que te preocupa?

- ¿Eres la novia de Akira?

- Si te acercas un poco más te lo digo.

Kamui así lo hizo y Ayesa puso sus piernas alrededor de su cadera para, con un movimiento rápido, como todos lo que hacía ella, atraérlo hacia si.

- ¿Qué te preocupa tanto?

- Ak... - los dedos de la chica se enredaron en su pelo y cuando se quiso dar cuenta estaba atrapado, sujeto por las piernas firmes de esa chica que le robaba un beso que le dejaba sin respiración.

Cuando le separó de ella, Ayesa dio un suspiro de satisfacción.

- Uff, vaya, que calor que hace... ¿De qué quieres que hablemos?

- ¿Tú quien eres?

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