sábado, 3 de diciembre de 2011

97. Acercándose al precipicio

Como cada mañana, antes de ir al instituto Kenshi sacó a pasear a su perrita, era su obligación, por algo era suya. Salió como siempre muy temprano y después de correr un poco con ella volvió a casa antes de lo habitual, cogió su cartera y salió. Tenía la cabeza echa un lío, pensaba en Yuri, en Xu-Xu, en Nowaki y en las cosas que le había dicho su hermana, le había llamado egoísta ¿era de verdad egoísta? ¿Pero por qué? ¿realmente estaba mal lo que hacía? no se había parado a pensarlo, en realidad no se había a parado a pensar nada de nada, simplemente se limitaba a coger lo que le daban, un día Yuri comenzó a ponerse melosa con él y él se dejó querer, le besó y él no iba a decir que no ¿eso estaba mal? También pensaba en Kamui y por mucho que le reventase sus palabras se le habían quedado dentro, que si eran iguales, que si era tan hipócrita como él y que si se lo tenía merecido ¿tendría razón?
Pero ahora Xu-Xu salía con Nowaki y eso no le gustaba, le molestaba pensar que Xu-Xu podría besarse con Nowaki ¿por qué Xu-Xu salía con Nowaki? Es que por más que lo pensaba no le veía lógica ninguna ¿cuándo había demostrado Nowaki interés por Xu-Xu? Nunca, es mas, si entre ellos había una especie de "pacto no escrito", él no se fijaba en Momoka y Nowaki no lo hacía en Xu-Xu ¿Por qué ahora…? ¡Ah! ¡El había sido el primero en cambiarlo todo! El se había dejado llevar por Yuri y abandonado a Xu-Xu, claro, a lo mejor a Nowaki siempre le gustó Xu-Xu pero no intentaba nada porque eran amigos y ahora...
Demasiada información para su cerebro... Kenshi sentía que la cabeza le iba a estallar.
Así llegó hasta la casa de Shibi. Le abrieron, como siempre, unos cuantos hermanos de Shibi que armaron mucho ruido para avisar a Shibi que su amigo estaba allí.
- ¿Cómo tu por aquí, cachorro loco? - dijo Shibi al verle.
- Salí pronto de casa y pensé en pasar por aquí y que fuésemos juntos al instituto.
- ¿Pensaste? Eso debe ser nuevo en ti.
- Si, bueno... ¡Eh! ¿Me estás llamando tonto o algo así?
- ¿No has quedado con Yuri?
- No, bueno si, pero ya cerca del instituto.
- Pues venga, vamos andando, mi casa no es un sito adecuado para hablar.
- ¿Cómo sabes que quiero hablar contigo? - preguntaba Kenshi mientras salían.
- No encuentro otra razón por la que vengas a buscarme para ir al instituto, yo no soy Yuri.
- Ah... claro.
Mientras caminaban Kenshi comenzó a contarle a Shibi sus dudas, la conversación que había tenido con Hana, que le había llamado egoísta, lo que Kamui le había dicho... Shibi le escuchó atentamente sin decir una palabra y, como era habitual en él, hacer ningún gesto, ni de agrado, ni de desagrado. Así llegaron hasta un destartalado banco que había camino del instituto y se subieron a él para sentarse en el borde del respaldo.
- Por curiosidad, Kenshi - habló Shibi casi susurrando - ¿Te has parado a pensar que Yuri y Xu-Xu son personas?
- ¿Que quieres decir?
- Que hasta ahora hablas de ellas como si fueran cosas, no personas.
- ¡No digas tonterías! ¿Cuando he dicho yo que fueran cosas?
- Hablas de Xu-Xu como si hubiese sido un objeto de tu propiedad que ahora te molesta que tenga Nowaki y no te he visto hablar de Yuri con ningún respeto ¿A ti te gusta Yuri? ¿Estás enamorado de ella? Ni siquiera te lo has planteado, sales con ella solo por inercia.
- ¿Por qué?
- Sales con ella pero no la tienes en cuenta para nada ¿Te has parado a pensar en lo que ella siente? A ver, que Yuri puede parecer muy superficial pero dentro de ese cuerpo tan sensual hay una chica, una buena chica ¿No se te ha ocurrido pensar porqué sale contigo?
Kenshi le miraba extrañado ¿Que decía este ahora? Ya estaba flipándose, si es que cuando Shibi se ponía a hablar era muy raro y no se le entendía.
- No me mires así - continuaba Shibi - Supongo que Yuri sale contigo por algo, alguna razón tendrá ¿No le has preguntado lo que siente?
- ¿Sentir?
- Si... sentir, sentir... ya sabes, eso que te sale de dentro. A veces, Kenshi, pareces tonto.
- ¡Eh! ¡No insultes!
- ¿Nunca has pensado en los sentimientos de los demás? ¿No te has parado a pensar en lo que Xu-Xu siente? A lo mejor tu le gustabas a Xu-Xu ¿No pensaste en lo mal que se sintió al ver como te enrollabas con Yuri?
- ¿Xu-Xu?
- A ti te molesta verla con Nowaki ¿Acaso a ella no le pudo molestar verte a ti con Yuri?
- Vamos a ver Kenshi, a ver si me entiendes - habló de forma pausada - Te lo voy a explicar de otra forma. Ayer fui con Hana al zoo.
- Si, ya lo se.
- A mi me gusta Hana.
- Si, sois amigos.
- No. Repito: a mi me gusta Hana y ayer la besé.
- ¿Qué hiciste qué? - gritó alarmado.
- La besé y no le di un beso en la mejilla, le comí la boca ¿Lo entiendes?
- ¿Que le hiciste a mi hermana? - le agarró violentamente del cuello de la camisa.
- Y si me hubiese dejado la habría metido mano - añadió con toda tranquilidad.
- ¡No te atreverás a repetir eso!
- ¿Te molesta?
- ¡Estás enfermo! ¡Y como vuelvas a decir una palabra más te parto la boca!
- Y me hubiera gustado tener sexo con ella - sentenció con el mismo tono calmado y susurrante de voz.
El puño de Kenshi se estrelló en la mandíbula de Shibi y casi se cayó del banco ante el impacto. Kenshi se bajó del banco y le miró furioso.
- ¡Mierda! - se quejó Kenshi haciendo un aspaviento con la mano - ¿De que tienes tu la cara? ¿De cemento?
- Tienes muy mal carácter - habló Shibi tocándose la barbilla.
- ¿Que te pasa? ¿Quieres que peleemos o qué?
- ¿Te ha molestado?
- Baja aquí que te lo voy a explicar.
- No he dicho de tu hermana nada que tu no hayas dicho de Yuri.
- ¡Es mi hermana! ¡Tú eres un enfermo!
- Hana es tu hermana y te molesta ¿Tu hermana es diferente a Yuri? ¿Crees que al hermano de Yuri le gustaría saber lo que piensas de ella?
Kenshi se quedó confundido mientras Shibi bajaba del banco.
- Yuri también es una persona. Tu hermana merece un respeto, tienes razón, no está bien lo que he dicho y no estaría bien que yo la tratase así. No lo voy a hacer, no temas, pero ahora piensa ¿No se merece el mismo respeto Yuri?
Kenshi se rascó nervioso la cabeza.
- ¡Ahhhhhhh! Tienes razón, tienes razón ¿Cómo soy tan bruto?
- Por fin te has dado cuenta.
- No he tenido consideración ninguna por Yuri, la he tratado como... como...
- Como a un objeto que te daba placer... eso no está bien, Kenshi.
- ¡Tienes razón! ¡Tienes razón!
- Creo que deberías hablar con Yuri y averiguar que es lo que quiere de ti, porque yo no creo que esté enamorada de ti pero si sale contigo debe ser porque espera algo.
- ¿Qué espera?
- Kenshi, se un poco sincero con ella, no está bien que la utilices porque la tengas a mano, Yuri también tiene sentimientos.
- Pero...
- Si te gusta Yuri haces bien en salir con ella pero si no te gusta ¿que estás haciendo? ¿Te gustaría que un día, hablando con Nowaki que soltara que sale con Xu-Xu porque puede morrearse con ella?
- ¿Qué estas diciendo de Xu-Xu? - volvió a cogerle de la camisa.
- Eres demasiado violento, cachorro loco, deberías controlar esos accesos tan espontáneos que tienes.
- Shibi - habló casi con miedo Kenshi soltándole - Que digo yo que cuando lleguemos al instituto me acompañes a ver a la enfermera, que creo que me he roto un dedo - le miró con carilla de pena - Tienes la cara muy dura.
A veces no nos damos cuenta de que nos conocen más personas de las que creemos. Pensamos que pasamos inadvertidos para la gente que no conocemos o no recordamos y olvidamos que hay personas que si nos recuerdan y saben quienes somos.
Ryuko pensaba que era bastante discreta, solía frecuentar la zona de su residencia con su grupo habitual de amigos, entre los que, por supuesto, estaba Kyojin pero nunca se les vería ni siquiera cogiéndose de la mano y si alguna vez, por cualquier razón, estaban ellos solos, mantenían una prudente distancia entre ellos. Solo cuando se alejaban y Ryuko creía estar a salvo de miradas de gente curiosa que conocía solían cogerse de la mano. Ellos eran bastante recatados para esas cosas. Solamente cuando se encontraba a solas y no a solas de estar ellos dos sin sus amigos si no a solas de no tener a nadie alrededor, solo entonces Ryuko se atrevía a besar a Kyojin.
Ryuko empezaba a pensar que eran una pareja muy rara, no conocía de ninguna que fuese tan... ¿que palabra utilizaría? ¿Aburrida?... más bien sosa y lo que mas sorprendía a Ryuko era que Kyojin lo aceptase; el chico no se quejaba de nada, ni pedía más de lo que Ryuko estuviese dispuesta a dar ¿esto era normal? A ver si es que ella no le gustaba lo suficiente a Kyojin, o puede que le gustase pero no le atrajese. Sabía que en un momento de... lo que fuera, Jisei había besado a Inari impulsivamente, sabía que Ayesa acosaba sexualmente a Akira y que alguna vez este había respondido, sabía de muchas cosas ¿es que Kyojin no era como los demás chicos?
Quizás debía plantearse dar un paso más adelante en su relación ¿o no? ¿Eso era lo normal? No quería que Kyojin pensase de ella que era una aburrida, o lo que era peor, que terminase aburriéndose de su relación.
Y mientras ella pensaba todas estas cosas mientras salía de su casa para reunirse con sus amigas e ir al instituto, su madre salía a comprar y encontraba a una de esas personas "bien intencionadas" que hay por el mundo dispuestas a informar a los padres de lo que hacen sus hijos y no lo hacen por mala intención, no, lo hacen con toda su buena voluntad, solo para no dejar a esos pobres e inocentes padres en la ignorancia y que puedan tomar las medidas oportunas.
Kyojin miraba a Akira con la boca abierta y sin pestañear.
- ¿Te pasa algo? - preguntó en tono monótono Akira.
- ¿Que le ha pasado a tu pelo?
- Ah, es eso... decidí cortármelo.
- ¿Tu solo? ¿No te obligó tu madre?
- No, ya sabes que a ella le gusta largo. Venga, vamos, muévete, no te quedes ahí pasmado o llegaremos tarde.
- ¿Y que ha dicho tu madre?
- Te lo puedes imaginar.
- ¿Y cómo es que te ha dado esa manía?
- Por cambiar. Y no me mires tanto, me pones nervioso.
- Es que te veo tan raro. Oye ¿Qué tal ayer con Akane? ¿Cómo fue esa cita romántica?
- No hubo ninguna cita romántica, tenía que cuidar a su hermano pequeño pero no estuvo mal - sonrió satisfecho - nada mal.
- Uy que cara de pillín se te ha puesto ¿Y si no hubo cita romántica por qué no nos llamasteis?
- No se, yo me limité a estar con ella y no se me ocurrió, seguramente no quería molestaros.
- Que tontos que sois, sabéis que a nosotros no nos molestáis.
- Ah, es un rollo salir con una parejita cuando inicia una relación, os ponéis muy empalagosos ¿sabías que por cada pareja que se forma se pierden dos amigos?
- ¿Qué dices?
- Está comprobado, las parejitas se ponen tan tontas al principio que algunos amigos terminan por no soportarlas.
- Eso es una tontería.
- Lo que tu digas - Akira sacó de su bolsillo un pequeño trozo de madera tallado y lo miró.
- ¿Por qué no saliste el sábado?
- No tenía ganas, estuve bastante deprimido - lanzó el trocito de madera hacia arriba y lo cogió al caer.
- Espera, no me lo digas, te pusiste emo porque Akane había quedado con Kamui.
- Eso es. Al principio lo llevé fatal, me sentía muy triste, todos mis planes se habían ido al garete.
- ¿Qué planes?
- Todos mis planes.
- Pues hoy se te ve muy contento.
- Si, lo estoy. Me costó un poco pero al final conseguí darle la vuelta a la situación y poner las cosas a mi favor.
- ¿A tu favor?
- Ajá. Al principio quería que Akane se diese cuenta de lo tramposo que es Kamui.
- ¿Y ahora ya no?
- No. Verás, al principio yo solo contaba con Akane, con la Akane que yo conozco, cabezota y organizadora, rencorosa y todo eso pero de pronto me di cuenta de que no podía ser así.
- ¿Ah no?
- No. Recapacité sobre lo que me gustaba de Akane, si estaba enamorado de ella, y llegué a la conclusión de si, lo estoy y por tanto tengo que aceptarla completamente como es ¿lo entiendes?
- No, no te pillo.
- Yo quiero a Akane con todo lo que ella es, con sus problemas de personalidad o con lo que sea ¿que tiene un trastorno de personalidad disociativa? pues bueno, Akane sigue siendo Akane.
- Bueno, no siempre.
- Si, si lo es, siempre. Ayesa no es más que una proyección de sus ganas de vivir, de disfrutar, de olvidar sus responsabilidades, de sus tristezas. Estuve hablando con Shibi y al principio me dolieron sus palabras pero luego las comprendí: Akane necesita a Ayesa y sin Ayesa Akane no sería la chica que es ahora, se habría hundido y a saber como sería, así que, por lo tanto, debo aceptar a Ayesa. Además Akane sigue metiéndose en mi cama y eso es porque busca mi protección, porque hay una parte de ella, una Akane que es aún una niña asustada, que me necesita, que se siente segura cuando yo la abrazo, es como un residuo que queda de ella cuando era pequeña.
- Entonces ya te gusta Ayesa.
- Me gusta Akane, como es, en su conjunto, me molesta Ayesa pero haré que juegue en mi equipo. Ya tengo a la Akane asustada, a la niña pequeña que aparece cuando se bloquea a mi favor y también pienso poner en mi favor a Ayesa, dos de tres es mayoría, conseguiré rendir a Akane.
Kyojin le miraba arqueando las cejas.
- Tú sabrás lo que dices ¿Que es eso? - preguntó refiriéndose al pequeño trozo de madera que Akira volvía a lanzar para recogerlo en el aire.
- Esto - se lo mostró - Lo tallé yo hace años, se supone que es un ciervo.
- Es cierto, lo parece. No sabía yo que tú hacías estas cosas.
- Se lo voy a dar a Akane.
Kyojin se quedó mirando la pequeña figura y luego miró a Akira.
- ¿Esto le vas a dar?
- Si. Estoy seguro que el Kaguya va a llegar con algo para ella, es muy capullo.
- ¿Y tú vas a contrarrestar su regalo con...?
- Con algo que he hecho yo con mis manos, a Akane le gustará, ya lo verás. No es el regalo, es el detalle.
Kyojin se paró de golpe y sujetó a Akira por el brazo.
- Mira allí - señaló con un movimiento de cabeza.
A unos metros de ellos vieron a Yuri hablando con Taro.
- ¿Yuri hablando con Taro? - se extrañó Akira.
- Quizás se lo haya encontrado de camino, aún así es muy raro.
- No lo creo, Yuri nunca va por este camino al instituto, ella suele quedar con Momoka.
- ¿Qué estás pensando?
- Estoy pensando que no me fío de Taro ni un pelo ¿No se rumoreaba que podía conseguir "cosas"?
- ¿Drogas? - se alarmó Kyojin.
- Si pero no me refiero a eso.
- ¿Crees que Yuri va a pedirle...?
- ¡Maldita sea! ¡Mierda, mierda, mierda! - exclamó mientras aceleraba el paso hacia ellos - Debí imaginarme que iba a pasar algo así ¡Mierda!
- ¿Qué pasa?
Taro y Yuri les vieron acercarse.
- Vaya, nos has descubierto - comentó Taro - Bueno, mejor me marcho, Taro recuerda la mala leche que se gasta tu amigo cuando se enfada.
- No lo olvides.
- No, no me olvido, no te preocupes. Hasta luego.
Taro se marchó antes de que Akira y Kyojin llegasen a su lado. Yuri les sonrió.
- Buenos días chicos.
- ¿Qué hacía Taro por aquí? - fue el saludo que le dirigió Akira.
- ¡Por dios! - exclamó gritando la chica - ¿Que te has hecho en el pelo?
- Me lo corté y no me cambies de tema ¿Que hacías con Taro?
- Pero ¿Tú te has visto? Si casi ni te conozco.
- Yuri, por favor.
- Estás muy sexy - se acercó melosa a él y se lo acarició - Te queda genial.
- Vale Yuri, contéstame.
- Que seco eres, hijo... ya te lo he dicho, le he visto por casualidad y ya sabes como es, él habla con todo el mundo.
- ¿Por casualidad? - insistió Kyojin.
- Si, ay que pesados sois ¿Que pasa, os ponéis celosos? Anda, vamos - se agarró del brazo de Kyojin - Os tengo muchas cosas que contar...
Y comenzó a hablar sin parar de ella, de lo que había hecho el fin de semana y multitud de cosas más a las que ninguno de los dos chicos prestaba atención. Akira la observaba, seguro de que se había puesto en contacto con Taro para que le consiguiese más pastillas para adelgazar, estaba seguro, conocía a Yuri y sabía como era, hace unos día había vuelto a pedirle mas pastillas y esta vez le dijo que fueran mas fuertes y como él no se lo aseguró del todo pues lo más probable es que acudiese a Taro, este chico era bien conocido por, a pesar de la apariencia de tonto que tenía, conseguir todo tipo de sustancias difíciles de encontrar normalmente... era eso o pensar que quería algún tipo de droga, idea que le desagradaba aún mas.
Kyojin no sabía muy bien lo que pasaba pero si Akira se alarmaba de esa forma es que pasaba algo, algo grave ¿en que lío se estaría metiendo Yuri? Eso le preocupaba bastante porque Yuri era su amiga desde siempre, la conocía de toda la vida, si hasta tenía fotos junto a ella cuando eran bebés, si la madre de Yuri solía besarle y abrazarle diciendo que era el niño más bonito del mundo, si es que Yuri, más que una amiga, para Kyojin era como una hermana.
Llegando al instituto se juntaron con Shibi y Kenshi que organizó bastante alboroto al ver el nuevo peinado de Akira.
-Tío, que raro estás - decía mientras le cogía del cuello - ¡Ah! ¡Cómo duele! - se quejó mirándose la mano.
- ¿Que te ha pasado? - se interesó Yuri - Tienes los dedos como hinchados.
- ¿Verdad que si? Yo creo que me he roto algo.
- Eres un blandito - se escuchó a Shibi.
- Tú que tienes la cara muy dura.
Akira se aburrió de contestar a todas las personas que se extrañaban de verle con el pelo corto, estaba claro que esa mañana iba a ser bastante pesada. Los que sin duda hicieron más escándalo sobre su nueva imagen fueron Nowaki, Genki y Sumire que se empeñó en tirarle del pelo para asegurarse, además tuvo que soportar alguna que otra colleja.
- Estás muy guapo - le dijo Karura pasando sus dedos entre en pelo del chico y este se preguntaba porqué las chicas tenían esa tendencia a toquetear las cabezas de los demás.
- Parece que tienes muy éxito - comentó sonriendo Kyojin - Prepárate Romeo, viene tu rival.
Kamui entraba por la puerta seguido, como era casi habitual por Momoka. Mientras Momoka se acercaba también a Akira y observar de cerca el nuevo look, Kamui se dirigió a su asiento y sacó de su cartea un pequeño paquete, después se acercó a Akane que de pie, apoyada en sus mesa, hablaba con Jisei, la cual parecía querer decirle algo aunque no encontraba el momento.
- Akane - habló Kamui cogiendo una de sus manos y poniendo el paquete en ella - Me lo pasé muy bien el sábado, estoy deseando seguir con el trabajo.
- ¿Qué es esto? - se sorprendió Akane.
- Algo no mas dulce que tus besos - se acercó a susurrarle al oído, Akane abrió desmesuradamente los ojos.
- ¿Qué dices? - y en ese momento sintió como una mano la empujaba separándola del chico - ¿Que haces tú ahora, ciervo del demonio?
- ¿Molesto? - sonrió burlón Akira.
- ¿Se puede saber a que aspiras, Shikamoto? - bufó muy molesto Kamui.
- Creo que se entiende, a separarte de ella.
- ¿Te molesta algo en concreto?
- Me molesta que invadas su espacio vital, me gusta ver que corre el aire entre vosotros.
- ¿Cual es tu problema?
- Tú ¿Y el tuyo?
- Yo no tengo ningún problema.
- Yo diría que si - Akira giró la cabeza y miró a Momoka que desde su asiento observaba toda la escena.
- Luego hablamos, Cenicienta - dijo por último Kamui antes de separarse de una Akane totalmente perpleja.
- Es raro que no estés dando gritos diciendo cualquier cosa sobre la escena que hemos montado - indicó Akira.
- Es que - Akane miraba el paquete que tenía en la mano, era un paquete de caramelos con forma de flor - Ha dicho que no son tan dulces como mis besos... Akira ¿Por qué ha dicho eso?
- Habrá soñado contigo, no le hagas mucho caso. Toma, yo también te quiero dar algo, es un amuleto, lo hice yo, no está muy bien pero... es para que te traiga suerte en el trabajo ¿Empiezas esta tarde, verdad?
- ¡Que bonito que es! ¿Y lo has hecho tú? ¡Es un ciervo!
- Vaya, lo has reconocido, pensé que parecía un ratón con cuernos.
- Que va, que va, si se ve que es un ciervo, gracias Akira, seguro que me va a traer suerte - se acercó a él y le dio un breve beso en la mejilla, Akira miró a Kyojin y sonrió guiñándole un ojo.
Mientras, Kamui había regresado a su mesa bajo la atenta mirada de Momoka.
- ¿Que te pasa? - la interrogó secamente.
- Olvídame - respondió la chica con la misma sequedad
- ¿Es que te pasa algo?
- Si, si me pasa, acabo de descubrir que te crees muy "cool" pero eres un capullo integral.
- ¿Se puede saber que es lo que te molesta? ¿Acaso no te he regalado a ti algo también?
- Ah si, es cierto pero la próxima vez ahórrate el regalo y métetelo por donde te quepa.
- ¿Estás celosa? - se burló socarronamente.
- No, no estoy celosa, por mi puedes hacer el ridículo todo lo que quieras.
Para Momoka era inaudito ver como Kamui, el chico más popular e interesante del instituto podía llegar a comportarse de esa forma ¿Dónde estaba el Kamui frío e insensible? Por un momento se sintió llena de rabia ¿Cómo podía comportarse así? Pero al instante recapacitó, verle intentando llamar la atención de Akane le resultó divertido ¿Hasta donde sería capaz de llegar? Quizás así aprendiese lo que cuesta conseguir algo y lo mal que sienta esforzarte para nada, mira, era una lección que no le iba a venir mal aprender.
Karura se acercaba a Kohaku con gesto bastante enfadado.
- ¿Se puede saber donde está tu hermano?
- No se. Salió de casa antes que nosotros, iba a un taller a preguntar si podía llevar su moto..
- ¿Y que está haciendo? ¿Arreglarla él mismo?
Karasu estaba en esos momentos sentado en una silla al lado de una cama en una habitación del hospital. Miraba el techo blanco y monótono de forma aburrida. Ya debería estar en el instituto pero no, estaba allí, al lado de una chica tumbada en la cama de un hospital y mirando el techo.
¿Y por qué estaba allí? Por una chica, lógico, las chicas para él eran su debilidad y siempre se veía metido en asuntos que no le importaban pero no podía evitarlo, era ver una chica con problemas y allá que iba él, en plan Quijote valeroso.
Ahora dirigió su mirada a la chica, era la misma chica, "su" chica misteriosa, esa chica que había llamado su atención desde que la vio en la consulta de la psicóloga y que le resultaba tan enigmática... y él acababa de salvarle la vida.
¿Casualidades de la vida? Hombre, un poco de casualidad si era, él regresaba de hablar con los mecánicos del taller donde iba a llevar su moto, necesitaba saber cuando podría llevarla y sobretodo como, porque no estaba como para ir en ella. Al pasar por la entrada de la estación de tren volvió a ver a su misteriosa chica entrando y... ¿que iba a hacer? Pues la siguió, total, él podía en tren hasta cerca del instituto, así se ahorraba el paseo.
La siguió a una prudente distancia, algo le pasaba, no reaccionaba de forma natural, parecía estar llorando y como abstraída de todo, como si nada le importase. La vio situarse a la entrada por donde debería llegar el tren y cerca, muy cerca del borde, a un paso de caer a las vías. Y lloraba, lloraba de una forma nerviosa y se oía el tren que estaba a punto de llegar y la chica que movía sus pies lentamente un poco más hacia delante ¿Y que iba a hacer él? Fue todo una reacción completamente impulsiva, sin pensárselo, se acercó a la chica y la rodeó con sus brazos justo en el momento en el que sentía como el peso de su cuerpo se inclinaba hacia delante y él contrarrestó tirando hacía atrás, con tal fuerza que terminó en el suelo y la chica encima de él que le miró y... se desmayó.
La chica abrió los ojos y lo primero que vio fue el mismo techo blanco que miraba Karasu. Se sentía débil y mareada. Notó que tenía algo en el brazo, miró, por lo que se veía no estaba muerta, a no ser que a los muertos les pusieran suero o lo que fuera aquella bolsa que goteaba lentamente.
- ¿Cómo te encuentras? - oyó una voz a su lado. Dirigió su mirada hacía dónde provenía - Menudo susto le has dado a todo el mundo - continuó hablando un chico sentado en una silla cerca de la cama.
- ¿Tú? - reconoció en Karasu a aquel chico que una vez la abordó en un ascensor -¿Que haces aquí?
- Si, soy yo. Me han pedido que me quedase aquí. Ya han avisado a tu madre pero parece ser que no puede venir aún.
- ¿Qué han avisado a mi madre? ¿Por qué? ¿Que hago aquí? ¿Me trajiste tú?
- No. Te trajo una ambulancia.
La puerta de la habitación se abrió y una mujer que para Karasu resultaba muy conocida entró, éste se levantó para saludarla.
- Buenos días, señora Namikaze.
- Buenos días Karasu - saludó la madre de Nowaki - Gracias por quedarte aquí. Ya he hablado con la directora del instituto para justificar tu ausencia. Bien - dijo sonriendo a la chica - Veo que te has despertado ya, Ringo ¿Cómo te encuentras?
- Fatal.
- Me imagino. Han tenido que sedarte porque te dio un ataque de pánico y no había forma de calmarte. No te asustes, no estoy aquí para recriminarte nada pero dime ¿Eres consciente de que casi te caes a las vías del tren?
Ringo sentía la cabeza embotada y las imágenes de lo que había pasado se agolpaban todas a la vez.
- Estabas a punto de suicidarte cuando él te detuvo - dijo señalando a Karasu ante la expresión de desconcierto de Ringo, quien de golpe recordó todo lo sucedido. Miró a Karasu.
- De nada - sonrió Karasu, esperando agradecimiento de parte de la chica.
- ¿Por qué…? – balbuceó Ringo mientras su mirada se nublaba por las lágrimas.
- ¿Cómo que "por qué"? Por haberte salvado la vida - contestó Karasu.
- ¿Por qué me detuviste? – ringo comenzó a llorar; sentía rabia e impotencia mezclada con tristeza y confusión.
Karasu la miró muy confundido, se suponía que él había hecho algo bueno, le había salvado la vida, debería estarle agradecida.
- Yo solo quería que todo acabase. Solo quiero dejar de sufrir ¡Y ahora encima me tomaran por loca! - la voz de Ringo era triste y muy amarga.
- Tranquilízate Ringo - habló la doctora - Yo estoy aquí para ayudarte, no vas a estar sola.
- ¿Por qué me detuviste? ¿Por qué? - gritó con resentimiento.
- Si quieres pegarle lo haces cuando salgas del hospital - habló la psicóloga sin dejar de sonreír.
- ¿Me tiene que pegar después de lo que he hecho? - comentó Karasu cada vez más confuso.
- ¿No crees que si se intentó suicidar era porque quería morir?- habló de nuevo Sonomi de forma monótona.
- Pero entonces ¿Debía haber dejado que se tirase?
- Yo lo tenía todo planeado - gritó la chica con desesperación - Incluso me tomé un calmante para estar tranquila, para morir tranquila, para no arrepentirme ni tener miedo en el último momento.
- ¿Eso hiciste? - se extrañó Karasu.
- ¿De dónde apareciste tu?
- Pues mira, debe ser cosa del destino porque yo no suelo coger nunca el tren pero hoy tenía que hacer una cosa y... ¿Que querías que hiciera? Estabas allí, al borde de las vías, llorando de aquella forma y pensé que te ibas a caer ¿Que querías que hiciera? ¿Dejar que te cayeras delante de todo el mundo?
- Ya iba a acabar todo, por fin acabaría todo y tú lo has tenido que fastidiar.
- Ah mira hija, lo siento, siento haber frustrado tu suicidio, perdóname por impedir que un tren te hiciera pedazos.
- Mira Karasu, cuando una persona no quiere vivir normalmente es por algo. Tú no sabes que tipo de vida es la que Ringo lleva para haber querido acabar con ella ¿Por qué la detuviste, Karasu? - preguntó con dulzura.
- Porque debía hacerlo, fue… un impulso - se giró hacia Ringo - Perdón por detener tu muerte.
-¿Estás conciente de que ella quería morir y tu impediste que lograra lo que deseaba y que al hacerlo has prolongado su sufrimiento?- preguntó con calma Sonomi.
Karasu suspiró y contestó con fastidio afirmativamente moviendo la cabeza.
- ¡Perfecto! - exclamó Sonomi – Pues, Karasu, ya que es tu culpa que ella esté viva me parece que ahora la vida de Ringo te pertenece - explicó con una sonrisa radiante y muy confiada - Desde este momento es tu responsabilidad.

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