sábado, 3 de diciembre de 2011

108. Abriendo los ojos

Akira se miraba en el espejo de su cuarto de baño, este le devolvía una imagen de él mismo con la cabeza un poco ladeada a la izquierda, así se había levantado y así prometía pasar gran parte del día. Se llevó una mano al cuello y se automasajeó un poco, no mucho porque se hacía daño a si mismo.

- Menuda molestia - gruñó mientras se iba de allí.

Lo peor de todo era no poder mover el cuello libremente y permanecer con él rígido y hacerlo todo así, lo cual daba una imagen como ridícula.

Llegó hasta la cocina de sus padres y con la misma rigidez se sentó frente a la mesa al lado de su hermana.

- Buenos días Akira ¿Es que ya no se saluda? - le espetó su madre.

- Buenos días.

- ¿Que te ha pasado? - se interesó Chiharu.

- Me he despertado así, he debido dormir mal y me ha dado tortícolis.

Chiharu se echó a reír.

- Voy a por una pomada para eso - dijo su madre mientras salía por la puerta.

- Te ves un poco ridículo - continuó riendo su hermana - en esos momentos sonó el timbre - Debe ser mi compañera que viene a traerme una cosa, voy a abrir.

Akira suspiró y se dispuso a desayunar. Oía la voz de su hermana y de otra chica y sus risas, no tardaron sus dueñas en entrar en la cocina.

- Pasa, pasa Grazara, si ya estoy terminando.

- Hola - dijo una chica de mas o menos la edad de Chiharu calculó Akira, bueno, lo normal si tenía en cuenta que era compañera suya, de pelo castaño oscuros con grandes ojos entre marrones y verdes oliva y gafas.

- Hola - respondió al saludo Akira.

- Este es mi hermano Akira - puntualizó Chiharu.

- Akira Shikamoto, todo un mito del ajedrez.

Akira, que acababa de morder una tostada se quedó mirándola casi con la boca abierta.

- No te quedes con esa cara de bobo - le reprochó Chiharu - Va a pensar que eres tonto.

- No, no voy a pensar que es tonto. Encantada de conocerte, Akira Shikamoto, estaba deseando poder hablar contigo.

- ¿Conmigo?

- ¿Con él?

- Hombre, el chico que lo ha ganado todo en ajedrez, que el expositor de trofeos está lleno de premios suyos.

- Vaya - habló Akira asombrado - No lo sabía.

- ¡Tu que vas a saber! - gruñó Chiharu - Si nunca te enteras de nada.

- Pues yo se muchas cosas tuyas, como que has ganado todos los años los campeonatos juveniles y no solo eso, también que eres el campeón juvenil por provincias y que, como este años cumple los 18 años vas a presentarte al campeonato nacional representando nuestra prefectura.

Akira seguía con la boca abierta.

- Chica, sabes más de mi mismo que yo.

- Es que me gusta mucho el ajedrez.

- Mi hermano nunca presta atención a eso de los campeonatos, le da igual, nunca parece alegrarse de ganar. Tiene cintas y medallas que ha ganado desde pequeño y las tiene metidas en un cajón olvidadas.

- Pues yo estaría muy orgullosa de mis triunfos.

- Este no ¿No ves que es un soso?

- ¿Te gusta el ajedrez? - preguntó Akira.

- Si, si que me gusta, me ayuda a plantear estrategias y a mantener mi concentración; me ayuda mucho en mis estudios.

- ¿Y cómo es que no estás en el club de ajedrez?

- Es que me roba tiempo a mis estudios. Yo juego al ajedrez como entretenimiento casual.

- Y es una pena, hermanito, porque Grazara es muy buena, casi tanto como tu.

- Y pienso superarte, te lo aseguro.

- Vaya, eres competitiva.

- No voy a dejar que un chico me supere.

- Parece que te ha salido una rival, hermanito, la horma de tu zapato.

- Pues estaré encantado de jugar una partida contigo cuando quieras.

- ¿Es un desafío?

- No, es un juego.

- No, para mi es un desafío.

- Deberías apuntarte al club de ajedrez y presentarte a los campeonatos juveniles - habló Chiharu - Así conseguirías quitar algún trofeo de este inútil de allí. Grazara es muy lista, a lo mejor casi tanto como tu, incluso le han propuesto adelantarla un curso y va a clases especiales para chicos listos, no como tu, que no sabes aprovechar tu cerebro.

- Impresionante - dijo Akira mientras volvía a masajearse el cuello.

- Es que mi hermano es muy soso y no sabe sacar provecho de su inteligencia, se conforma con cualquier cosa siempre que no le de problemas.

- Tu si que eres problemática - suspiró Akira.

- Es que es un chico, Chiharu, los chicos son así, tampoco puedes pedirle demasiado, está en su naturaleza... ¿Te pasa algo en el cuello?

- Tengo tortícolis.

- Que molesto que es eso.

- Y doloroso.

- Trae, yo se dar un masaje que calma el dolor ¿Me dejas que lo haga?

- ¿Sabes arreglar esto?

- Creo que si, que podré quitarte ese dolor - se puso detrás de él y colocó las manos en el cuello - Anda, desabróchate un poco la camisa.

- Ten cuidado - comentó Chiharu - A ver si te va a dejar peor de lo que ya estás.

- ¡Ah! - exclamó Akira al sentir las manos de la chica presionando en sus hombros acercándose al cuello.

- Estás muy tenso... Es aquí ¿A que sí?

- Ay, si, si, ten cuidado.

- Dale fuerte, sin miedo que a mi no me duele -rió Chiharu.

- Intenta relajarte un poco.

- ¡Ahhhh!... ¿Estás segura de que sabes lo que haces?

- Ahora vas a sentir un tirón y quizás te duela un poco.

- ¿El qué? ¡Ah!

- ¿Qué pasa que se oyen tantos quejidos? - entró la madre en la cocina.

- Le están rompiendo en cuello a tu hijo.

- ¿A que ya estás mejor? - decía Grazara sonriéndole.

- Ah pues... - Akira inclinó el cuello hacia sus hombros - Oye, pues me duele menos, chica, eres milagrosa.

- Pues yo te traía la pomada - dijo la madre - Bueno, échatela de todas formas ¿Te veras te ha quitado la tortícolis?

- Pues eso parece.

- Era solo cuestión de saber hacer el movimiento adecuado.

- Bueno Grazara, vámonos ya. No te retrases Aki, ya sabes que hoy empieza la semana cultural y hay que prepararlo todo.

- ¡Dios! Lo había olvidado completamente.

- Típico de ti. Mañana nuestra clase hace una representación, tienes que ir a verla.

- Si, si, iré, iré.

- ¿Y tu clase que va a hacer? - se interesó Grazara.

- Vamos a montar un café otaku, será el jueves.

- ¿Otaku?

- Si, ya sabes, nos vamos a vestir de personajes anime... creo.

- ¿Y tu de que vas a ir, Aki? - interrogó su hermana - Seguro que no tienes preparado aún el disfraz.

- Eso no es problema, mi personaje no lleva nada demasiado complicado.

Akane había salido muy pronto, antes de ir al instituto quería visitar a una persona. Pulsó el timbre de casa de Jisei y esperó a que la puerta se abriera. Nada más hacerlo se quedó unos segundos sin saber que decir porque aunque sabía que Inari estaba pasando unos días allí no se le había ocurrido pensar que podía encontrarse a su profesor abriendo la puerta de la casa de su amiga.

- Hombre, Kumoyuki.

- ¿No se habrá ido ya Jisei, verdad?

- No, aún no, anda pasa.

- ¡Eh! Akane ¿Que haces por aquí? - exclamó Kisuke al verla.

- Hola. He pasado a recoger a Jisei.

- Pues tu casa no pilla de paso.

- ¡Akane! - la madre de Jisei se acercó presurosa a ella - Ay, mi otra niña. Pasa, pasa ¿Cómo estás?

- Estoy muy bien.

- ¡Que guapa! ¿A que está guapa? ¿Cómo es que ya no vienes por aquí? Me tienes muy enfadada.

- Es que no he podido, de verdad.

- Ya me ha contado Jisei todo lo que ha pasado en tu casa. Ya le dije a mi marido que teníamos que haber ido a hablar con tus padres, te podías haber venido a vivir aquí.

- Mis padres nunca hubiesen aceptado eso.

- Es cierto. Pero bueno, al final parece que se va solucionando. Bueno, voy a llamar a Jisei.

- No hace falta, ya estoy aquí. Hola Akane ¿Has dormido bien? - habló Jisei con cierto soniquete que Akane entendió perfectamente y respondió con cierto gesto de burla.

- ¿No te extraña ver a tu profesor aquí? - interrumpió Kisuke.

- No, ya me dijo Jisei que estaba aquí ¿Cómo estás Inari?

- Estoy perfectamente, de hecho hoy voy a que me quiten los puntos y después a mi casita. Por fin os librareis de mi.

- ¿Pero tan pronto? - Jisei no disimuló su desilusión.

- ¿Te parece poca la guerra que ya os he dado?

- Ya le he dicho que no molesta pero es bastante terco - apuntó la madre de Jisei.

- Si yo estoy bien, estoy muy bien, no puedo estar aquí gorroneando.

- No le insistas Jisei - intervino Kisuke - No vas a conseguir convencerlo.

- Además - añadió la madre - Seguro que está deseando estar en su casa, a fin de cuentas es su casa y estará mas cómodo.

- Es es cierto, Jisei - también habló Akane - Así si le apetece ir en calzoncillos puede hacerlo sin problemas y aquí no.

- ¿Y por qué me lo contáis a mi? Si yo entiendo que quiera irse a su casa, solo quiero asegurarme que está bien.

- De todas formas - continuó la madre - Le he convencido de que yo le haré la comida y tu o Kisuke se la llevareis todas las tardes.

- He tenido que ceder en eso - sonrió Inari.

- Por cierto, profe - habló Akane - ¿Cuando vas a volver al trabajo?

- ¿Me echáis de menos?

- Yo si. Vamos no es que me queje porque eres un profesor mas bien algo tirano pero eres mono y alegras la vista.

- Tu siempre igual, Kumoyuki - sonrió Inari - La semana que viene han dicho que me dan el alta, así que volverá el tirano a las clases.

- Pero recuerda que estamos en la semana cultural, tienes que pasar a ver lo que hacemos.

- Es cierto, es cierto ¿que día os toca a vosotros?

- El jueves.

- Hoy no se si me dará tiempo porque tengo que ir al hospital pero seguro que el jueves estoy allí.

- Genial porque Jisei se va a poner una faldita así cortita y que...

- Anda calla y tira pa'alante - Jisei la empujó hacia la puerta.

Al salir de su casa la primera persona que Shibi se encontró fue a Kenshi que, apoyado contra una pared, le esperaba con gesto impaciente. Nada más verle corrió hasta él.

- ¿Que tal, Shibi? - le dijo a modo de saludo sonriendo.

- ¿Que te pasa, cachorro? - le contestó mientras comenzaban a andar.

- No me pasa nada, solo he venido a buscarte para ir juntos al instituto.

- ¿Vienes a contarme lo bien que te lo has pasado este fin de semana?

- No, no es eso.

- Entonces es que ha pasado algo malo ¿Pasó algo con Yuri?

- No, que va.

- Será por eso que tienes esa cara tan seria.

- Oye ¿A ti te ha pasado alguna vez que... que no has podido... ya sabes?

- ¿Que no pudiste hacer, cachorro?

- Ya sabes, tío... a ver Shibi, que entre nosotros hay confianza pero me cuesta horrores decirlo, que te juro que yo no soy gay ni nada de eso.

Shibi se quedó mirándole y sonrió.

- Maldito cachorro loco...

- ¿Es que estoy enfermo o me pasa algo? - preguntó angustiado.

- No, no estás enfermo, siempre has sido normal ¿o no?

- ¿Que quieres decir?

- Que nunca has tenido problemas, por lo menos nunca lo has dicho y tu eres mucho de hablar, vamos que te excitas normalmente.

- Si... pero tío, eso no se levantaba y es muy raro porque...

- No me cuentes detalles que no me hacen falta. A ver, que si, que ya se lo que me vas a decir, que tu eres muy machote y todo eso ¿y no serías que tenías la cabeza en otro sitio?

- Pues mas bien si que era eso.

- ¿Pues entonces para que le das tantas vueltas? ¿Que quieres? ¿Que te acompañe a comprar viagra?

- Si es que no podía dejar de pensar en Xu-Xu.

- ¿En Xu-Xu? ¿Ahora piensas en Xu-Xu? ¿Ahora? Seguro que tenía a Yuri a huevo y se te ocurre precisamente en ese momento pensar en Xu-Xu, pero mira que eres tonto.

- ¿Y ahora por qué me llamas tonto, so listo?

- Porque ya molestaste a Xu-Xu, ya la hiciste daño y ahora vas y ofendes a Yuri, porque seguro que ofendiste a Yuri. Bravo, Kenshi, deberías escribir un libro "Cómo ofender a dos chicas y quedar como un imbécil"

- ¿Te estás burlando de mi?

- ¿Ha parecido que lo hacía?

- Pues si.

- Pues era lo que pretendía.

- ¡Shibi, que se supone que eres mi amigo!

- Y Xu-Xu mi amiga y se suponía que a ti te gustaba, todos te veíamos beber los vientos por ella y de pronto un día Yuri te acarició detrás de la oreja y te fuiste meneando el rabo tras ella.

- ¿He hecho mucho el ridículo?

- Bastante.

- ¿Y por qué no lo me dijisteis?

- ¿Y que te vamos a decir? ¿Nos ibas a escuchar?

- No, tienes razón. Karasu y Genki intentaron hablar conmigo y yo no les hice caso ¿Crees que Xu-Xu se enfadó mucho conmigo?

- No, no creo que se enfadara mucho porque ella es... estupenda pero le dolió, claro que le dolió.

Kenshi se frotó la cabeza con rabia.

- Ayyy, que bruto que soy y yo sin darme cuenta de nada.

- Eso te pasa por pensar con el pito.

- ¿Pero sabes porqué tenía la cabeza en otro sitio?

- Tu tienes una mente muy dispersa.

- Es que vi a Xu-Xu besándose con Hizashi.

- ¡Anda ya! Anda, anda y no busques excusas.

- Te lo juro, lo vi, a los dos, así, juntos, pegados, boca con boca.

- ¿No será que tienes mucha imaginación?

- Que no, que se estaba besando con Hizashi.

- Precisamente con Hizashi ¿No había otro más a mano?

- Que te lo juro que es verdad.

- Si me dijeras con otro a lo mejor me lo creería mas ¿pero Hizashi?

- Si, Hizashi, Hizashi, y no se de que te extrañas, siempre han sido muy amigos.

- Hizashi está saliendo con Karura y eso de los cuernos no va con alguien tan estricto como él.

- Ya lo se, y Xu-Xu con Nowaki pero yo lo vi.

- Xu-Xu no es una chica que se enrolle con cualquiera.

- Pero...

- No - le cortó - No intentes decirme que piensas que Xu-Xu es capaz de, saliendo con Nowaki, enrollarse con Hizashi porque no.

- No, si yo tampoco puedo creérmelo, por eso no podía pensar en nada más, empecé a darle vueltas y vueltas y claro... me pasó lo que me pasó.

- Seguro que viste mal. Es imposible que Xu-Xu y Hizashi se besasen, ni por parte de Xu-Xu, ni por parte de Hizashi.

- Pero ¿Y si le pasa algo a Xu-Xu? Algo le tiene que pasar porque ella nunca ha sido así y de pronto empieza a salir con Nowaki y la veo besarse con Hizashi... algo le pasa, eso no es normal.

- ¿Quieres dejar de darle tantas vueltas a todo? Además si te preocupa Xu-Xu tienes una solución muy fácil: habla con ella.

- ¿Que hable con ella?

- Kenshi, a ver como te lo explico, verás... llevas evitándola desde las vacaciones ¿Por qué no hablas con ella directamente? Es tu amiga, al menos erais muy amigos, siempre estabais juntos ¿Le has dado una explicación de tu comportamiento? ¿Le has dicho si estás enamorado de Yuri? No, claro, porque no estás enamorado de Yuri, porque todos sabemos que te dejaste arrastrar por tus calzoncillos y será que te da vergüenza decírselo a ella a la cara, decirle que era ella quien te gustaba pero que lo que Yuri te ofrecía era muy excitante y valía más que ella.

- ¿Cómo voy ahora, después de tanto tiempo a hablar con ella?

- Pues habla con Yuri y explicale que aún estás colado por Xu-Xu ¿O hasta cuando vas a seguir con esta mentira?

- No claro, en eso tienes razón, no se puede estar siempre con este teatrillo que tenemos montado, además que ¿sabes? creo que a Nowaki está empezando a gustarle Yuri.

Shibi se detuvo y le observó.

- Menuda telenovela tenéis montada, chico, yo que tu vendía los derechos a la televisión.

- No te burles que esto es serio.

- Habla con Yuri, se honesto, puede que te parta la boca de un bofetón pero al final te lo agradecerá y te sentirás mejor.

- Algo así me dijo mi hermana.

- Lógico.

- ¿Y cómo voy a hablar con Yuri? No se que decirle, me da no se que ¿Cómo hablo con ella?

- Pues muy fácil Kenshi, con dos huevos.

La semana cultural en el instituto de Kizuna era siempre muy bulliciosa. Durante toda una semana los alumnos iban continuamente de un lado para otro preparando lo que tanto sus clases como sus clubs presentarían, ya fuera algo relacionado con sus actividades habituales o simplemente alguna forma que encontraban de obtener algún ingreso. Así se podían encontrar puestos de dulces, helados, representaciones, desfiles, grupos que daban cursos de pintura, etc. Todos estaban muy atareados porque además, la participación que demostraran durante esa semana también era tomada en cuenta por los profesores.

Kyojin y Ryuko, que pertenecían al club de cocina, ayudaban en un puesto haciendo pasteles para que luego otros los vendieran un un puesto de tantos que había por allí. Karasu participaba con el club de artes manuales y hacía marionetas para una representación de títeres... y así, cada uno participaba en los que le gustaba o podía.

Akira y y Akane fueron a hablar con la directora para confirmar el puesto que utilizarían para montar su "cafetería". Hizashi se encargaba de pedir los productos que necesitarían y Himeko y Karura ultimaban la decoración.

Después de hablar con la directora, Akane quiso pasar por el periódico. Akira la acompañó, la notaba triste y melancólica, seguramente sería porque siempre había puesto mucho empeño en sacarlo adelante y ahora añoraba todo aquello. Akane se detuvo en la puerta y suspiró.

- ¿No vas a entrar? - habló Akira.

- No se. Me da como pena. Pienso que si entro ahí me voy a poner a llorar o algo.

- ¿Tanta pena te da?

- Es que no se como explicarlo. Ya se que suena a tontería pero...

- Chist - dijo acercándose a ella y tapando su boca con dos dedos - A mi no tienes que explicarme nada, yo te entiendo, pero ¿sabes? no es bueno mirar siempre hacia atrás, otras nuevas cosas te esperan.

- ¿Tu crees?

- Claro. Dentro de poco estarás estudiando periodismo y... oye... ahora que caigo, no me has dado ningún beso.

- ¿Tenía que hacerlo?

- Claro un beso de buenos días, uno como el que me diste ayer.

- Yo ayer no te di ningún beso.

- Si lo hiciste.

- No lo hice.

- Ah si, si lo hiciste, lo hiciste, me besaste, dijiste que era por el chocolate pero no, lo hiciste.

- Eres tonto de remate - gruñó abriendo la puerta de golpe.

Akane entró en la sala. Allí, Shiho y Genki, junto con cuatro o cinco chicas de cursos inferiores, hablaban entusiasmados de la siguiente revista y se repartían el trabajo de hacer reportajes sobre la semana cultural. Al ver a Akane corrieron a saludarla.. Aprovechando aquel alboroto Akira le dijo como pudo a Akane que se marchaba para la clase; salió y fue derecho a un grupillo que le había llamado la atención. Estaban sentadas en las escaleras, eran Yuri y dos de las chicas de la clase de 3-1, Stella y Kikyo, las súper fashions del instituto, era algo que le había llamado mucho la atención, claro que si lo pensaba no era tan extraño, esas dos eran del grupo habitual de Taro y Yuri, desgraciadamente, ahora parecía relacionarse con él.

- Hola Yuri ¿Que haces aquí?

- Hola Aki, haciendo un descanso. Estamos preparando un desfile de modas que va a ser lo más.

- Hola Stella ¿Que tal? Últimamente ya no te hablar con los amigos - le guiñó un ojo.

- Sabes que no me hablo contigo.

- Es verdad, que soy la chusma ¿Y Momoka no está contigo?

- No, ella está ayudando en la enfermería un poco ¿Y tú de donde vienes?

- Estoy con Akane, la he dejado en el periódico.

- ¿Ya solucionasteis vuestros problemas, jefe? - se burló Stella.

- Si, ya salimos y todo - aquella era una afirmación que no hacía por capricho, sabía que escuchada por esas chicas no tardaría en recorrer los pasillos del instituto y llegar a oídos de quien él quería que lo supiese.

- ¿Estáis saliendo? - se emocionó Yuri - ¿De veras?

- Bueno Yuri pero ya sabes como es, es que estamos empezando y a ella no le gusta que se sepa.

- Ah, tranquilo, tranquilo, haré como que no lo se.

- Sabía que podía confiar en ti. Bueno, os dejo chica, ya me diréis cuando es ese desfile.

Akira se marchó sonriendo seguro de que "si" podía confiar en ellas.

Y así empezó a pasar la mañana.

En ese momento en el aula solo quedaban Shibi, que clasificaba una de las colecciones del club de ciencia, Nowaki que hablaba con Momoka, Jisei y Kohaku sobre de lo que iban a vestirse y Kamui.

Desde luego, quien no estaba para tonterías era Kamui. Bastante tenía con su problema familiar y todo eso de la cita matrimonial, era algo que no conseguía quitarse de la cabeza, algo que comenzaba a angustiarle, sentía cierta presión en el pecho y algunas ganas de gritar pero claro, no lo hacía, él no era así, él apretaba los dientes y se tragaba lo que sentía. Y así, tragándose su rabia lo que conseguía era trasformar esta en desprecio, desprecio que escupía a los demás.

Por primera vez toda su frialdad se veía resquebrajada, por primera vez se sentía vulnerable y eso no podía ser, se sentía tan impotente que se odiaba a si mismo y necesitaba descargar contra algo o alguien toda su frustración aunque no fuera lo habitual en él.

Nowaki no dejaba de observarle, estaba claro que algo le pasaba, ese no era el Kamui de siempre. Luego miraba por la ventana del aula, desde allí veía a los alumnos que entraban y vio a Yuri, lo que le faltaba... de pronto las dos Barbie-girls de la clase de 3-1, Stella y Kikyo habían decidido hacerse amigas suyas, bien, justo la influencia que menos le convenía a Yuri, unas chicas superficiales y fashion-victime ¿Pero que podía hacer? No iba a ir así por las buenas a separarlas y decirle a Yuri que esas chicas no eran buena compañía no iba a servir para nada, si acaso para que él hiciera un poco el ridículo. Así que allí venían las tres hablando tan contentas, como si fueran amigas desde hace años y seguro que hablarían de los pantalones tan ideales que se habían comprado y recomendándose a Yuri una tienda súper, pero súper fashion y no es que a Nowaki le pareciese mal que Yuri se viese bonita, al contrario, eso seguro que ayudaba en su autoestima, lo que no le gustaba es que para esas chicas lo único importante era la imagen exterior y eso era lo que Yuri se empeñaba en cambiar de ella, como si no fuese ya suficientemente bonita.

Oyó como alguien entraba en el aula, levantó la vista y lo primero que vio fue a Kamui, con un gesto que no presagiaba nada bueno acercándose a quien acababa de entrar: Akira.

- ¿Estás saliendo con Akane?

- Vaya, ya se ha corrido la voz - contestó desganado.

- Contesta.

- Ahhhh - se estiró -¿Por qué tengo que contestarte?

- Porque te lo digo yo.

- Como si me lo dice tu padre. Aparta de mi camino.

Akira parecía dispuesto a continuar su camino, Kamui le detuvo agarrándole fuertemente del brazo. Akira le miró con gesto de aburrimiento.

- Si aprietas tanto me harás una marca y será muy problemático explicarle a mi madre que es.

- Contesta.

- Haz el favor de soltarme, nos están mirando.

- Quizás deberías saber lo que pasó entre Akane y yo estas vacaciones.

- Como tú has dicho: es pasado y ahora estamos en el presente.

- ¿Se puede saber que pasa aquí? - habló en tono alto Akane que acababa de entrar por la puerta junto con Jisei.

- ¿Estás saliendo con Akira? - la interrogó Kamui con gesto de pena.

- ¿Quien te ha dicho eso?

- Es lo que se comenta.

- Ya estamos otra vez con los malditos cotilleos - se quejó Akane.

- A ver Akane - habló Akira - Tu dirás que le quieres contestar.

- ¿A que viene esto? - preguntó Akane enfadada - ¿Por qué os ponéis así?

- Yo solo quiero saber si estas saliendo con este - habló con una sorprendente tranquilidad Kamui.

- Mira Kamui, luego hablamos, creo que estás muy alterado, así que mejor primero nos tranquilizamos.

- Akane, quiero saberlo, tengo derecho.

- ¿Pero que derecho tienes? ¿Acaso soy tu prometida o algo así?

- No, no lo eres pero yo... - el gesto duro y frío de Kamui se rompió mostrando un rostro abatido - Yo... - respiró profundamente y en unos segundos recuperó su frialdad - Tienes razón, luego hablaremos.

Momoka sintió como aquella escena parecía apuñalarla, como le dolía ver al chico que tanto había significado para ella hacer el ridículo de esa forma. Kamui, con su habitual gesto de superioridad, descruzó sus brazos y se dio media vuelta ante una Momoka que le miraba como retándole mientas apretaba fuertemente los puños.

Nowaki no se encontraba bien. ¿Que le pasaba a Kamui? ¿Realmente estaría enamorado de Akane?

Akira miraba fijamente a Akane.

- ¿Por qué no se lo has dicho?

- ¿El que? - casi gritó la chica.

- Que estás saliendo conmigo.

- Luego se lo diré, no te preocupes.

- ¿Es que no estás segura de salir conmigo o es que quieres salir con los dos?

- ¡Yo no quiero salir con los dos! ¡No quiero salir con él! Yo se que lo le gusto, lo se, se que solo me utiliza para... Ay, déjame, Akira, me duele la cabeza y no me encuentro bien.

- Entonces es que te avergüenzas de salir conmigo.

- No es eso, no es eso... Akira por favor, me duele la cabeza, me duele mucho, luego hablamos.

Akane se sentó y se llevó las manos a la cabeza, realmente parecía que si le dolía bastante. Jisei tocó a Akira en el hombro.

- No te enfades Akira, no lo puede evitar - habló en voz baja.

- Es que me molesta que no quiera reconocerlo, es como si le diera vergüenza.

- Mira, esta mañana ha venido a mi casa, está bastante deprimida, además no sabe como decir las cosas sin ofender a nadie, no quiere ofender a Kamui.

- ¿Que no quiere ofender a Kamui? ¿Y a mi? ¿No le importa ofenderme a mi?

- Por favor Akira, comprendela, es que está realmente mal.

- ¿Y por qué?

- Ven - le cogió del brazo y le sacó fuera del aula - Mira, es que acaba de darse cuenta de que nunca se van a realizar sus sueños.

- ¿Cómo?

- Ayer estuvisteis hablando en tu casa de lo que ibais a estudiar y en lo que queríais trabajar ¿a que si?

- Bueno, si, en la sobremesa estuvimos hablando de eso ¿y que tiene que ver?

- Que se ha dado cuenta que ella no va a poder ir a la universidad.

- ¿Qué tontería es esa? Ella es muy buena estudiante.

- Y su familia, ninguna de las dos tiene recursos para enviarla a una privada y las públicas quedan alejadas de aquí, eso supondría que se iría a vivir a otra ciudad y no la van a dejar.

- ¿Cómo?

- Me ha dicho que se ha dado cuenta que cuando su madre ayer hablaba de universidades habló de Ginta e incluso de Kenta, para el que ya están ahorrando, pero no de ella.

Akira levantó la vista y miró al techo como si intentase recordar algo.

- Ahora que lo dices... es cierto. Su madre dijo que lo que ella tenía que hacer es prepararse para ser una buena esposa, porque los estudios no le iban a servir de nada en el futuro... no me lo puedo creer, yo pensé que solo era una forma de hablar.

- Yo conozco a su madre y te aseguro que no quiere que Akane vaya a la universidad. Akira ¿Tu sabes porqué Akane quiere ser reportera de guerra o cosas así?

- Porque es una cotilla.

- Aparte de eso y aparte de que le guste... piénsalo...

Akira recapacitó unos segundos.

- Porque quiere huir de su familia lo más lejos posible - sentenció - Aunque fuera yéndose a una guerra.

- Ya lo has comprendido. Dice que ha estado toda la noche pensando en aquello.

- Y es cierto porque se movía mucho. Maldita sea, si es que todo viene seguido. Lo que tiene que aprender es a tener confianza y rebelarse ante sus padres.

- No es fácil cuando desde pequeña ha asumido un rol de sumisión.

- Pero ella tiene mucho carácter.

- Pero le da miedo. Siempre tuvo miedo a los castigos, a que la regañaran, a que la llamasen mala, era una niña pequeña y asustada y así creció y ahora no es tan fácil.

- Tiene su lógica. Y ahora está empezando a abrir los ojos y a darse cuenta de todo.

- Pero nos viene bien.

- ¿Nos viene bien?

- Claro, podemos aprovechar para decirle que vaya a hablar con el equipo de orientación... es perfecto para que los psicólogos empiecen a tratarla.

- Humh... - Akira frunció el ceño - No hay mal que por bien no venga ¿no?

- Pero ahora le duele la cabeza ¿Y sabes lo que sigue cuando le duele la cabeza?

- Ah no... ¿Tu crees?

- Seguro - afirmó con la cabeza Jisei.

- Ayesa.

- Ayesa.

- Bueno, no está mal. Prefiero que sea ella la que le de explicaciones al Kaguya.

- ¿Estás seguro de lo que dices? Ya sabes como es Ayesa.

- Ya lo se, pero recuerda que ahora hago trampas - le guiñó un ojo y entró en clase.

Jisei se quedó pensativa intentando averiguar que era lo que ese chico estaba tramando. Yuri pasó por su lado.

- Hola Jisei.

- Hola Yuri ¿Qué tal el fin de semana?

- Bien, muy bien -sonrió radiante como siempre pero Jisei sintió que algo no iba bien con esa chica, su aura no tenía su color habitual.

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