sábado, 3 de diciembre de 2011

106. Esperanzas y desesperanzas

Momoka se desperezó estirándose y abrió los ojos. Lo primero que vio fue que Yuri no estaba en su futón, ya se habría levantado. Se incorporó y al hacerlo fue cuando vio a Yuri apoyada en una de las paredes de la habitación, con las piernas dobladas, abrazándose las rodillas con sus brazos y con la cabeza apoyada en ellas. Su pelo, largo y rubio, caía como una cascada sobre sus piernas.

- ¿Te pasa algo? - habló preocupada.

- No, nada.

- Ya, pues no lo parece.

- Se me está cayendo el pelo Momoka - sollozó - Me voy a quedar calva.

- Mujer, tanto como calva no creo.

- Que si, Momo, que si, que se me está cayendo mucho.

Yuri levantó la cabeza y fue cuando Momoka puedo ver ha había estado llorando.

- Venga, no te preocupes, estamos casi en otoño y ya sabes lo que dicen "en la época de la berenjena la mujer pierde la melena"

- Tu y tus refranes... pues que sepas que no me consuelan... se me cae mucho, mucho.

Momoka pensó que, entre otras cosas, seguro que se debía a su mala alimentación pero claro no iba a decírselo así a lo bruto: "mira, te vas a quedar calva porque no te alimentas bien" aunque ganas no le faltaban pero si podría dejárselo caer de alguna forma o mejor, hacer que otra persona se lo dijese porque seguro que a ella no la iba a hacer ni caso.

- Si tanto de preocupa lo que deberías hacer es ir al médico, seguro que te manda unas vitaminas o algo.

Yuri se secó con la mano unas lágrimas que comenzaban a salir de sus ojos.

- Todo me sale mal, todo, todo.

- ¿Pero que te pasa?

- Estoy gorda y fea, me voy a quedar calva... no le gusto a ningún chico y nunca le gustaré a nadie.

- ¿Pero que tontería es esa?

- Es la verdad, Momoka, la verdad.

- Pero Yuri...

- Ayer quise ir a los baños con Kenshi y fíjate que le dije que nos lo pasaríamos muy bien y todo y hasta pensaba... llegar al final y todo con él ¿y sabes lo que me dijo?

Momoka la miraba con los ojos muy abiertos ¿Esa era su amiga? ¿Desde cuando hablaba así? ¿Desde cuando pensaba esas cosas? Porque Yuri podría ser muy coqueta y le gustaba tener a los chicos a su alrededor y todo eso pero ella nunca había actuado así, que vale que hacía "cosas" con los chicos, que ella lo sabía, que se tocaban y eso pero ella siempre decía que guardaba su virginidad para alguien realmente muy importante ¿O es que ya no era virgen? Bueno, tampoco es que le extrañase mucho pero ¿Cuando había cambiado y ella no se había dado cuenta? ¿Es que ya no le contaba nada? ¿Ya no tenía confianza en ella?

- No me mires así - continuaba hablando Yuri - Además tampoco pasó nada, el muy imbécil dijo que "no se encontraba con ganas" ¿Que te parece? que no se encontraba con ganas... ¿tan repulsiva soy? ¿Es que doy asco o algo? ¿Tú te crees que esa es una respuesta normal en un chico normal?

- A lo mejor lo asustaste, si no estaba preparado...

- ¿Pero que preparado ni que tontería? Los chicos siempre están preparados, es en lo único que piensan.

- Mujer, no siempre son como les pintamos, a veces también se asustan o a lo mejor es que quería tomar él la iniciativa, a algunos chicos no les gusta que sean las chicas las lanzadas, cosas de machos dominantes y eso, vamos que como que se sienten intimidados.

- ¿Tu crees?

- Pues claro, es mas, seguro que luego se pasó toda la noche arrepintiéndose de lo que dijo. Aunque... digo yo, Yuri ¿Tu estás enamorada de Kenshi? Pero dime la verdad ¿Estás enamorada de él o no?

- Bueno es que Kenshi es muy mono y alegre y luego es muy sexy.

- ¿Pero estás enamorada o no?

Yuri giró la cabeza, deshizo el abrazo a sus piernas, apoyó las manos en el suelo y empezó a levantarse.

- Voy a ducharme antes de que lo hagan los demás.

El primero en despertarse en casa de los Nagashiyama fue Inari y después de ducharse y vestirse se dispuso a preparar el desayuno para la familia Nagashiyama: después de lo bien que se portaban con él y que le habían estado cuidando toda la semana era lo menos que podía hacer.

Repasaba lo que había sucedido la noche anterior y se avergonzaba de su comportamiento. Se dejó llevar, no se paró a controlarse, no pensó en Jisei ni tuvo en cuenta nada y había pasado toda la noche dándole vueltas. Estaba claro que esa chica era para él algo más que una alumna... ya no podía negárselo mas a si mismo, no era un cariño familiar, por ser la hermana de Kisuke o la hija de los Nagashiyama, tampoco era aprecio, estaba claro que sentía algo por ella, algo lo suficientemente fuerte como para comportarse de esa forma, sin controlarse. A lo mejor era debido al celibato que últimamente se había impuesto, porque ya hacía... ¿cuanto hacía que no tenía sexo con ninguna mujer?... varios meses, la última vez que lo intentó fue con Nanao, la profesora y aquello no terminó bien.

La verdad es que no le apetecía tener sexo con ninguna mujer y eso si que era raro. Es que simplemente el pensar en intentar conquistar a alguien y todo eso pues como que no le motivaba. Sin embargo tuvo que salir toda su maldita necesidad con esa pobre chica. Que bruto y que animal que era, que poca consideración y mira que había estado toda la tarde muy bien, había disfrutado mucho de su compañía, de ir al cine y de su conversación pero no, él tuvo que fastidiarlo todo al final intentando meterle mano. Pero eso no volvería a pasar, se había sentido lo suficientemente avergonzado como para darse cuenta de que la había asustado y era le dolía. Si hubiese sido cualquier otra mujer se hubiese disculpado y ya, se hubiese dicho a si mismo que eso le había pasado por pura necesidad biológica, que su cuerpo reaccionó solo después de tanta abstención pero es que no, es que era Jisei y lo que ella pensase de él era lo que más le importaba ¿Por qué? Porque ella era muy importante para él, porque...

- ¿Que haces levantado tan temprano? - habló Kisuke - ¿Andas desvelado?

- Preparo el desayuno. Anda, ve al comedor que ya está listo.

- ¿Has preparado todo esto?

- Si, no sabía que os apetecía así que he preparado un poco de todo.

- ¿Y esto a que se debe?

- Tengo que agradecer vuestra amabilidad.

- A mi me basta con que mi hermana no llore por tu culpa.

Inari se giró y le miró directamente a los ojos.

- Nunca, nunca haría de llorar a Jisei.

- ¿Estás enamorado de ella?

- Ayúdame a llevar esto al comedor, anda - suspiró.

- Pero dime ¿Estás enamorado?

- Kisuke, yo nunca ofendería a tu familia. Tú, tus padres, Jisei, sois como mi familia.

- Lo se. Bueno creo que te conozco, en el fondo eres un tonto de lo bueno que eres y eso es lo que me preocupa, que te hayas enamorado de ella o que ella se haya enamorado de ti y tú, por no "ofender" a mi familia la rechaces. Es mi hermana, Inari, no quiero que sufra, nunca me ha gustado verla llorar y aunque yo soy un poco bala loca a veces me sale el "instinto protector" de hermano mayor. Será porque yo no me porto muy bien con las chicas y no quiero que algún listo se porte igual con ella.

- Es irónico ¿no? Piensa que quizás las chicas con las que salen también tienen hermanos.

- No me cambies de tema que estamos hablando de ti, no de mí.

- ¿Y qué estamos hablando de mi? Te repito que yo no haría daño a tu hermana.

Llevaron los desayunos al comedor y se sentaron. Kisuke comenzó a servirse un café.

- Quizás deberíamos esperar a los demás - apuntó Inari.

- Mis padres llegaron muy tarde así que a saber a que hora se despertarán.

- Vaya y yo que he estado preparando todo esto.

- Inari ¿te gusta o no mi hermana?

- No se trata de que me guste o no, se trata de que es mi alumna.

- Entonces si que te gusta.

- Kisuke, Jisei es ya una mujer, es atractiva y yo tengo ojos en la cara y es mi amiga, me gusta estar con ella, con tu familia... no lo puedo evitar.

- O sea que te gusta. Bueno es que yo no la veo como una chica ¿me entiendes, no? Al principio, pensar que mi amigo pudiera ver a mi hermana como un posible ligue me parecía... aggg, me daba escalofríos pero luego hablé con la pulga, ya sabes con Akane ¿sabes quien te digo, no?

- ¿Kumoyuki?

- Si, viene mucho por casa, es casi como otra hermana, aunque hubo una época en la que no lo fue - pareció reflexionar durante unos instantes - El caso es que el otro día hablé con ella, me la encontré en la estación de tren, yo había quedado con una chica y ella... ¿sabes que ahora trabaja? Bah, eso no viene a cuento, el caso es que la acompañé a su trabajo y estuvimos hablando y entonces recordamos que hace unos dos años ella y yo jugamos durante una semana a que éramos novios.

Inari le miró arqueando las cejas.

- ¿A que erais novios?

- Si, fuimos "novios" durante toda una semana. Yo estaba mal, me acababan de dar la patada y a ella se le ocurrió ese juego. Fue muy divertido. Salíamos por ahí, íbamos a muchos sitios... hacíamos cosas de novios como cogernos de la mano y mirarnos con cara de tontos... nos reímos mucho... menos besarnos, eso no, porque la pulga no besa. Entonces me di cuenta de que si ella no era una niña pues mi hermana tampoco y luego pensé que mi hermana saldría con chicos y llegué a la conclusión de que nadie mejor que tu. Tú le gustas Inari y creo que no la tratarías mal.

- Te recuerdo que es mi alumna. Yo no puedo tener una relación sentimental con una alumna, si se llegase a saber me expulsarían del instituto.

- Siempre viendo lo negativo de todo, siempre.

Inari permaneció en silencio recapacitando sobre lo que habían hablado. Realmente Kisuke le confundía y no sabía si veía bien que saliese con su hermana o no, suponía que se debatía entre "es mi hermana, ni la toques" y "es mi hermana, si la rechazas y llora por tu culpa, te mato" o algo así.

- Espera... - dijo de pronto - ¿A ti te gusta Kumoyuki?

- No le gusta Akane - contestó de improviso Jisei dirigiéndose a la mesa - ¿Quien ha preparado este desayuno? Apuesto a que ha sido Inari.

- Buenos días, Jisei - le saludó Inari algo apurado debido en parte a lo que había sucedió la noche anterior y en parte a que no sabía si habría escuchado parte de la conversación.

- Si, lo ha preparado Inari. Anda, disfrútalo que lo ha hecho con mucho amor.

- ¡Que buena pinta! - se sentó al lado de su hermano - ¿Por qué hablabais de Akane?

- Le contaba cuando jugamos a "ser novios", es que el otro día la vi y me acordé.

- ¿La viste a ella o a Ayesa?

- A ella. No sabía que Ayesa había "vuelto"

- Pues si, ha vuelto, bueno estuvo un día en casa, antes de las vacaciones ¿No te acuerdas? Te pateó los riñones porque coqueteaste con su princesa.

- Ah si, cierto, pero pensé que... - Kisuke se quedó mirando a Inari que a su vez les miraba intrigado - Que había sido una visita "casual"

- Pues no. Ayesa está totalmente activa.

- Vaya, que interesante.

- Perdonad ¿Quien es Ayesa?

- Una amiga - respondió Jisei - Te lo advierto Kisuke, yo solo te lo advierto, no me gusta nada el color que ha tomado tu aura.

- No habérmelo dicho.

- Podías haberte encontrado con ella, yo solo quiero avisarte. Además, Akane está medio saliendo con un compañero, al chico le ha costado mucho convencerla y no quiero que lo estropees.

- ¿Que tiene que ver esa chica con Akane? - intervino Inari.

- Kisuke me entiende.

- Bueno, ella ya no tiene 14 años, y si tu dices que ya no eres una niña ella tampoco.

- Kisuke no me chinches.

- Espera - volvió a interrumpir Inari - ¿Entiendo que he liaste con una niña de 14 años?

- No, no me llegué a liar.

- No sería por falta de ganas - refunfuñó Jisei.

- No me lo puedo creer de ti, Kisuke.

- No estoy orgulloso de lo que me hubiera gustado hacerle, la verdad. Supongo que por eso tengo miedo de que cualquier capullo se porte como yo y se aproveche de mi hermana.

- Tu hermana ya es mayorcita - recalcó Jisei.

- Pero es algo ingenua todavía.

- Bueno pero conmigo al menos no cometerán un delito.

- Y digo yo ¿Por qué no salís a dar un paseo vosotros dos? Hace una mañana muy bonita.

- Tú cambia el tema, cobarde y no me trates como a una niña pequeña.

- ¿Y si salimos los tres y vamos a tomar algo? - propuso Inari.

- Me gustaría pero es que he quedado con Akane y Ryuko.

- Estupendo entonces, ya verás que divertido.

- A ver Kisuke, a ver si comprendes esto: Akane y Ryuko son, a parte de mis amigas, compañeras de clase.

- ¿Y?

- Alumnas de Inari ¿Quieres meterle en un lío?

- ¿Que lío, loca? ¿Que pasa? ¿Que Inari no tiene derecho a tener amigos?

- No si son sus alumnas.

- Pues perdóname pero tanta estrictez o como se diga no la comprendo. Además si vais a salir tenéis que pensar con que grupo de amigos vais a salir porque os lleváis ocho años, os lo recuerdo y no tenéis amigos en común ¿Acaso la vas a llevar conmigo a donde solemos ir nosotros, Inari? ¿O mejor con tus compañeros los otros profesores? Esto es algo importante, no creas que no, cuando salí con Akane fue algo que me quedó muy claro.

- Yo no... yo no he dicho que... ¡Kisuke me estás liando! - se quejó roja como un tomate Jisei - ¿Tu que le has dicho?

- Yo nada, son elucubraciones suyas de su retorcida mente.

- Además Jisei, seguro que le has hablado a tus amigas de Inari... vamos, reconócelo, al menos Akane lo sabe y no lo niegues que lo ha visto muchas veces por aquí.

- No, claro, Akane lo sabe.

- ¿Y Ryuko, no? Pues si no lo sabe muy mal, muy mal, eso es favoritismo.

- Pero es que además hemos quedado con Kyojin y Akira y ellos no lo saben y también con Suo y Misaki.

- Pues ya es hora de que lo sepan, cuanto antes mejor.

- ¡Kisuke no puedo presentarme con mi profesor ante mis amigos!

- Pero si con un amigo ¿o no?

- Déjalo Kisuke. Mejor vamos tú y yo solos.

- Al final lo que van a terminar pensando es que tu y yo estamos liados, ya lo verás.

- Al menos no eres mi alumno.

- Bueno pero quiero que piensen que yo soy el macho ¿de acuerdo, querida esposa?

Jisei se echó a reír. Su hermano era bastante payaso pero había dicho algo que era muy cierto: no tenían amigos en común, era como si perteneciesen a mundos distintos.

Takato abrió la puerta e su casa encontrándose a Akira con las manos en os bolsillos.

- Buenos días Takato ¿Está lista Akane?

- Hola. Pasa, pasa ¡Akane, tu novio ha llegado!

- Hola Akira - habló la madre desde el interior - Pasa, pasa, Akane ya sale ¿Qué tal tus padres?

- Bien, están bien, gracias.

- Hombre Akira, muchacho - dijo el padrastro de Akane al verle entrar - ¿Como va todo? ¿Cómo se porta Akane en tu casa?

- Muy bien, la verdad es que como solo va a dormir pues casi no notamos su presencia.

- ¿No ayuda en la limpieza? - preguntó la madre.

- Ah si, eso si, no se preocupe.

- ¡Aki! ¡Aki! - Kenta llegó corriendo y se agarró a él - ¿Me has traído algo?

- ¡Kenta! - le gritó la madre.

- ¿Vamos a ir otra vez a ver a Suki, Aki?

- Bueno, si te portas bien.

- ¿Hoy?

- Kenta no seas pesado - le advirtió Akane - Ya estoy lista ¿Y Kyojin y Ryuko?

- Kyojin está esperando abajo.

- ¿Y por qué no ha subido?

- Akira - interrumpió la madre - Que estaba pensando que podrían tus padres venir a merendar.

- ¿Esta tarde?

- Si, esta tarde. Akane anda, compra unos pasteles antes de venir.

- Pero es que hoy no va a poder ser, señora, mis padres están en el pueblo.

- ¿No están?

- Pues no. Vuelven hoy pero no creo que a tiempo para merendar.

- Su familia tiene unos terrenos con ciervos y tienen que atenderlos - explicó Akane.

- Ya hablas como un Shikamoto, Akane - comentó sonriendo Akira.

- Calla, tonto - Akane le golpeó en el pecho con el dorso de la mano. Akira se llevó allí la suya, mira que tenía manía esa chica de darle siempre en el mismo lugar.

- ¿Tenéis terrenos? - preguntó el padrastro.

- ¿Tenéis ciervos? - preguntó a su vez Takato.

- Bueno los ciervos viven allí. En esta época se inicia el celo y "la berrida" que es un espectáculo que atrae muchos turistas y tenemos que vigilar que no entren furtivos y cosas así.

- Que interesante - comentaba Takato.

- Precisamente yo quiero, bueno y mis padres también, invitar a Akane la semana que viene y claro, a sus hermanos.

- ¿Podemos ir? - interrogó Takato a su madre con cara de ilusión - ¿Podemos ir?

- No se, eso tendremos que pensarlo - contestó el padrastro.

- Por la estancia no tendrían que preocuparse, en la casa familiar hay sitio de sobra y me gustaría mucho que Akane viese ese espectáculo.

- Bueno eso ya se verá - repitió la madre - Entonces ¿estás solo?

- Pues si, estoy solo.

- ¿Y como no has ido con tus padres?

- Mama, deja de interrogarle - se quejó Akane.

- ¿Y dónde vas a comer?

- Pues en mi casa.

- ¿Tu madre te ha dejado preparada la comida?

- Pues no, la hago yo.

- Mamá, Akira sabe hacerse la comida.

- ¿Sabes cocinar?

- Akira cocina y muy bien y también sabe fregar los platos y barrer y poner lavadoras, cosa que tus hijos no saben.

- ¡Vaya! ¡Menuda alhaja te has buscado, hija!

- Si no hubieses mimado tanto a tus hijos educándoles de forma machista y sexista, ellos también serían unas alhajas.

- Tus hermanos son muy pequeños - advirtió el padrastro - Nos empieces con tus feminismos.

- Ginta no es tan pequeño.

- ¿Y vas a comer solo? - insistía la madre.

- Pues si. Suelo quedarme solo muy a menudo.

- Ah pues no, hoy vienes a comer con nosotros.

- ¡Mamá! - se quejó Akane.

- ¿Que pasa? ¿Por qué va a comer solo si puede hacerlo con nosotros? Es muy triste comer solo.

- Por mi no se preocupe, ya estoy acostumbrado.

- Que no, que no, que hoy comes aquí. Después de todo lo que tu familia hace por Akane algo tenemos que hacer nosotros por ti. Nos tienes que dejar que te invitemos.

- Pero si no hace falta, de veras.

- Mamá, le estás poniendo en un compromiso.

- ¿Por qué? ¿Tan terrible es comer en casa de los padres de tu novia?

- No somos novios, mamá, no somos novios.

- Bueno, lo que seáis. Alguna vez tenía que ser la primera y será hoy.

- Pero es que no hace falta que se moleste, señora.

- No es molestia. Akane hará la comida y así te vas acostumbrando a sus comidas. Ella también es una alhaja.

- ¿Qué? - gritó Akane.

- No te va a llevar tanto tiempo, total vienes un poquito antes y hacer la comida.

- ¿Y tengo que hacerla yo?

- Hombre hija, es lo suyo.

- ¿O sea que tu le invitas y yo hago la comida?

- Para que vea de lo que eres capaz.

- No me parece justo, mamá, tú le invitas, tú haces la comida.

- Y a mi me parece que no debes hablar así a tu madre - intervino el marido de la misma - Te ha icho que hagas la comida y la haces y punto. Además así puedo llevar a tu madre a pasear con Kenta, que nunca salimos y descansa un poco.

- ¿Qué? - volvió a gritar la chica - Esto es increíble.

- Hija, si a ti se te da muy bien cocinar y eres muy rápida. Vienes un poquito antes y ya está y mientras Akira se toma algo.

- Pero señora es que yo no quiero molestar.

- Que no es molestia, si Akane hace la comida muchas veces. Y venga, iros ya que si no no os dará tiempo a nada.

Como era de esperar, Akane salió bastante enfadad de su casa. Kyojin, que esperaba cerca de allí, la vio acercarse y se temió lo peor.

- ¿Ya habéis vuelto a discutir?

- No, esta vez todavía no - respondió Akane.

- Lo siento Akane, es que no sabía como no ofenderles y...

- No, si ya lo se, ya lo se y no estoy enfadada contigo porque por mas que les dijeses no hubieses conseguido que se apeasen del burro.

- ¿Entonces no me hechas la culpa a mi?

- Que no te digo.

- Uy, que mal rollo.

- ¿Que pasa? - preguntó intrigado Kyojin.

- Mi madre ha invitado a comer a Akira en mi casa y yo tengo que hacer la comida, que es lo que me mosquea, que me avise así de golpe, porque si al menos me lo hubiera dicho ayer pues yo ya me organizaba pero no, claro, mi madre es así, no puede invitar a alguien y hacer ella la comida, no, mejor que la haga yo, que no es por no hacerla, ni porque tu comas en casa, es porque hace todos sus planes sin contar conmigo, sin preguntarme y sin importarle si yo quería hacer otra cosa. No, que más da, si yo no tengo vida, si de mi tiempo puede disponer a su libre albedrío...

Akane caminaba delante de ellos dos hablando sin parar y gesticulando de forma exagerada.

- Parece que le ha sentado mal - comentó Kyojin - ¿Y no has podido negarte?

- Lo intenté pero me daba miedo que pensasen que soy un maleducado o algo, no se, tampoco tenía una excusa muy convincente ¿Que iba a decir? ¿Que me gusta comer en soledad?

- Ah, chicos -dijo Akane dándose la vuelta - Que me ha llamado Jisei, que hemos quedado con Suo y Misaki ¿Os molesta?

- No ¿Tendría que molestarnos? - se interesó Kyojin.

- Es que Sumire me ha dejado encargada que consiguiese que saliesen juntos.

- ¿Y eso?

- Se le ha metido en la cabeza que hacen muy buena pareja y la verdad, a mí también.

- ¿Buena pareja? - se extrañó Kyojin,

- Si, buena pareja, ya me entiendes.

- Espera ¿Que quieres decir exactamente? - preguntó ahora Akira.

- Ay Aki, no me digas que no te habías dado cuenta.

- ¿De qué?

- De que Misaki es gay.

- ¿Misaki es gay? ¿Tú lo sabías Aki?

- Primera noticia.

- Desde luego si que sois tontos y luego vais presumiendo de que los reconocéis a la legua y esas cosas.

- ¿Estás segura que es gay? - volvía a preguntar Kyojin - Chica, yo no le he notado nada raro.

- Nada raro, nada raro, como si le fuese a salir una chepa o algo así. De veras que sois cortitos. ¡Eh! Espero que eso no os moleste o cambie la idea que tenéis de él.

- ¿Pero que dices? - habló en tono monótono Akira - Bastante me importa a mi su vida. Si se dedicara a abusar de niños o cosas así si me molestaría pero su orientación sexual me da igual.

- ¿Y Suo también es gay?

- Pues según Sumire si.

- Pero... o sea... a Suo hace más tiempo que le conocemos y él ha salido con Yuri y parecía que le gustaba Sumire.

- Es que según Sumire le falta información, vamos que él aún no lo sabe.

- Típica idea de Sumire - Akira estiró los brazos hacia arriba y bostezó - Solo a ella se le puede ocurrir algo así.

- Pues a mi me parece que hacen una bonita pareja y algo tiene que haber porque cuando bebimos en... ya sabéis, en las vacaciones, pues yo amanecí con Shibi y Kamui pero ellos dos se despertaron solitos y desnudos en una habitación... ah, por algo sería, por algo sería.

- Rectifico: típica idea de Sumire y tuya, solo a vosotras se os puede ocurrir algo así.

- Bueno pero vosotros disimular ¿eh? A ver si ahora os vais a comportar de otra forma y se van a dar cuenta.

- No te preocupes - habló Kyojin - A mi mientras no me quieran quitar a Ryuko me da igual lo demás.

- Oh, que tierno que eres, osito grandullón.

- ¿Por qué le llamas "osito grandullón"? - interrogó Akira a su compañera.

- Porque Kyojin es como un enorme osito, todo suave y tierno, dan ganas de abrazarlo.

- ¿Un osito? ¿Abrazarlo? Me estoy empezando a mosquear con vosotros, no me gusta que tengáis tanta confianza y no me gusta que quieras abrazarlo, ahora eres mi chica, así que déjate de abrazos.

- ¡Cállate ya, estúpido! Me pones nerviosa, Bambi.

Yuri era más agradecida de lo que nadie suponía y quería dar las gracias a esos abuelos por dejarlos pasar allí el fin de semana, por abrirles su casa, darles de comer y hacérselo pasar muy bien. Es verdad que habían trabajado duro pero la amabilidad de la abuela Mito y el cariño que les ofreció compensaba todo. Así que pensó en tener un detalle con ella, lo primero que pensó fue en hacerle un bonito centro de flores, a ella se le daban bien esas cosas, era muy habilidosa y hacía unos centros preciosos. Encontró tirada por ahí una cesta rota y le pareció ideal, solo tenía que lavarla y hacerle unos arreglos y le serviría para hacer el centro.

Y así, con mucho cuidado y toda su atención comenzó con lo que se proponía. De lo que no se dio cuenta era que Nowaki la observaba a distancia.

- ¿Que miras tanto? - le preguntó Kenshi después de estar a su ver mirándole durante unos minutos - ¿Algo interesante?

- A Yuri ¿No la notas rara?

- ¿Rara? ¿Cómo rara? A lo mejor está mosqueada, ayer quería tema y a mi no me apetecía.

Nowaki giró la cara y le miró incrédulo.

- ¿Tema?

- Si, ya sabes.

- ¿Tu te lo haces con Yuri?

- No porque "este" - señaló a su entrepierna - No quiso.

- ¿Eres impotente?

- Soy imbécil es lo que soy. No se que me pasó, bueno si lo se, tenia la cabeza en otro sitio y ¿Que pasa? También tengo principios aunque no os lo creáis, todos pensáis que estoy con Yuri solo para enrollarme y eso y no me gusta que creáis que solo pienso con el pito... ¿Oye y tu con Xu-Xu?

- Yo ayer no tuve ningún "tema".

- No me refiero a ayer ¿Tú y Xu-Xu...? O sea, quiero decir que... ¡No! Mejor no me lo digas, eso a mi no me importa.

- ¡O sea que ayer tuviste un gatillazo! - se rió.

- No te rías. Lo que pasa es que yo... ¡Que dejes de reírte! Es que me daba apuro que alguien viniese y nos pillase, además no tenía preservativos.

- Vale, vale, no te enfades.

- ¿Y tu con Xu-Xu? ¿Vosotros...?

- Eso a ti no te importa.

- Eso ya lo he dicho yo.

- Y yo te lo repito.

El caso es que Kenshi había visto a Xu-Xu besarse con Hizashi pero claro, no podía decírselo ¿O si? ¿Debería hacerlo? Kenshi sentía que todo aquello le iba a hacer estallar la cabeza. Pensaba en Xu-Xu, sentía rabia al pensar que salía con Nowaki, sentía rabia al recordar como se besaba con Hizashi ¿Pero que le pasaba a esa chica? ¿Por qué ahora de pronto se comportaba de esa forma? ¿Y que hacía? ¿Se lo decía a Nowaki o no?

- Oyes Kenshi, yo quería proponerte algo.

- ¿El qué?

- ¿A ti te gusta mucho Yuri? ¿Estás enamorado de ella?

- ¿Por qué me preguntas eso?

- Porque creo que no te gusta o al menos no estás enamorado de ella y creo que a mi me gusta más que a ti.

- ¿A ti te gusta Yuri? - casi gritó.

- Pues creo que si.

Kenshi empezó a sentir como una especie de acaloramiento ¿Ahora a que venía eso? A ver, que él se aclarase, él salía con Yuri, Nowaki con Xu-Xu, pero Xu-Xu estaba liada con Hizashi que a su vez estaba también saliendo con Karura y ahora resulta que a Nowaki le gusta Yuri, que está con él aunque su cabeza estaba con... Xu-Xu. Estaba claro que la cabeza le iba a estallar.

- Tenías razón, Kenshi. Una vez me dijiste que Yuri era una gran chica y tenías razón, yo no lo veía porque solo tenía ojos para Momoka pero ahora que la voy conociendo mejor creo que es una chica alucinante, es simpática, aguda, inteligente y muy buena amiga.

- Uy... creo que te estás colgando por ella.

- A lo mejor. ¿Sabes lo que sería genial? Que ella te dejase.

- Ah, mira que bonito.

- Claro, es que si tú la dejas a ella su autoestima se iba a quedar muy dañada.

- Claro... ¿De que hablas?

- Cada vez está más demacrada y es una pena porque es una chica muy guapa, ella no se da cuenta del daño que está haciéndose.

- ¿Tu te encuentras bien?

- ¿Sabes si ha desayunado?

- Pues yo que se, no me he fijado.

- Creo que voy a llevarle algo de fruta, a ver si logro que se la coma.

Nowaki se marchó dejando a Kenshi completamente perplejo.

Akira y Akane regresaron pronto a casa de la primera, había que preparar la comida. Era algo que ponía a Akane de muy mal humor pero sabía que protestando no iba a conseguir nada así que sería mejor que intentase tomárselo con el mejor humor posible. Akira la veía enfadada y le daba bastante miedo de que ese enfado hiciese salir a Ayesa porque a él le apetecía estar con Akane y comer con ella así que tenía que pensar en algo rápido para que a Akane le desapareciera ese mal humor, si acaso podría intentar que lo canalizase hacia él, cuando le gritaba se ponía muy graciosa, a base de aguantarla Akira había conseguido que le gustase discutir con ella, a lo mejor es que era masoquista... no, lo que pasaba era que cuando discutía los ojos de Akane parecían brillar mas que nunca y sus labios se ponían un poco más rojos y a él le encantaba verla tan llena de vida y tan fogosa.

Se empeñó en acompañarla a hacer la comida, Akane no quería, le dijo que se quedase con los demás pero él se puso aún mas cabezota que ella y al final la acompañó. Akane abrió la puerta y habló en voz alta.

- ¡Ya estamos aquí!

Nadie contestó.

- Se habrán ido ya. En fin - suspiró - Voy a ponerme con la comida.

- Yo te ayudo ¿Me dejas, verdad?

- Si, claro, ya que has insistido tanto tienes que ayudarme y hacer una de esas ensaladas que sabes hacer.

- ¿Solo eso?

- Bueno, ya veremos si no se me ocurre otra cosa.

- Podemos hacer una tarta para el postre ¿Que te parece?

- Si a ti no te gustan los dulces.

- Pero me gustas tú y como comes chocolate - le guiñó un ojo.

- Pervertido - Akane se puso un delantal.

- ¿No me puedes dejar un delantal a mi? Es que no quiero mancharme.

- No tengo delantales de hombre, aquí los hombres no cocinan, tendrás que ponerte uno mío o de mi madre.

- Bueno.

Akane sacó de un cajón un delantal rosa que Akira se puso sin mirar, era un delantal con un conejito dibujado en él y más volantes de los que Akane recordaba y, evidentemente, al chico le quedaba bastante pequeño. Al verlo Akane no pudo evitar romper a reír.

- ¿Que pasa? - miró el delantal - Hombre muy masculino no es.

- Ay no es eso - continuó riendo - Es que... es que... ay... tienes una pinta muy rara.

- ¿Estoy sexy?

La risa de Akane se acrecentó.

- Perdona... no lo puedo evitar.

- ¿Que pasa? ¿No estoy sexy?

- Estás... monísimo... monísimo de la muerte - y cada vez se reía más.

- ¿Te pone, eh?

Akane sentía que los mofletes empezaban a dolerle de la risa.

- Chica, si llego a saber lo que produce en ti lo hago antes.

Parecía que la risa de Akane menguaba pero de improviso volvía a aumentar.

- Ay que me voy a mear... por favor... quítate eso.

- Si hombre, con lo que te estás excitando de verme me lo voy a quitar, esto no me lo quito yo ya.

- Tonto... no digas tonte... rías.

- ¿Sabes que se te está yendo la fuerza por la risa?

- Se me esta yendo todo... ay que no puedo más.

- ¿Y si ahora aprovecho para atacarte?

- ¿Tu crees que... con esas pintas... ay... puedes atacar a alguien?

Akira se acercó a ella y la abrazó obligándola a mantener la manos delante de su pecho.

- ¿Y si ahora me aprovecho de ti?

- No lo harás.

- ¿Ah no? Hoy no me has dado ningún beso y se supone que soy tu amigo con derecho a besos.

- Eso te lo has inventado tú.

- De todas formas ahora no puedes defenderte así que voy a hacer que tú me pidas un beso a mí.

- Ja, tú estás tonto.

- ¿Que no?

Akira sonrió de esa forma que indicaba que algo estaba tramando.

- Me gustas - susurró, pensó que sería más fácil empezar a mostrar sus sentimientos poco a poco, sin apabullarla, que lo primero sería lograr que ella aceptase que le gustase para luego conseguir que abriese su corazón.

- No te atrevas - bufó.

-¿A que?

- A besarme.

- ¿Crees que voy a besarte?

- Tienes pinta de hacerlo, si.

- ¿Es eso lo que estás esperando?

- Vete a la porra.

- Estas deseándolo ¿A que si? Pues solo tienes que pedirlo.

- En cuanto me sueltes te voy a... - el impertinente sonido del teléfono distrajo su atención -Suelta, inútil ¿No oyes que llaman?

Akira la soltó resignado.

- ¿Si? - la oyó hablar desde el comedor - ¡Hola Kamui!

- Maldita sea - murmuró - El Kaguya tenía que ser, ese tío es una verdadera mosca cojonera.

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