sábado, 3 de diciembre de 2011

92. Mal de amores

Si alguien conociese bien a Himeko sabría que ella no era una chica débil que se lamentase continuamente. Ella era mucho más fuerte de lo que cualquier imaginaba, bajo su aspecto dulce y delicado se escondía una persona llena de determinación y que no se rendía tan fácilmente como todos pensaban.
Se declaró a Nowaki, no esperaba demasiado, aquella declaración la había estado ensayando durante días y estaba preparada para cualquier respuesta, sobretodo para el rechazo, se dijo a si misma que no pasaría nada. Ella no tenía una gran meta, no aspiraba a que Nowaki de pronto se diese cuenta de que estaba enamorado de ella o algo por el estilo, ella no era una ingenua, las cosas no pasaban como en las historias edulcoradas de amor, de buenas a primeras no iba a pasar así que estaba muy preparada para el "no".
Himeko se había propuesto una meta menos ambiciosa y mas realista: solo quería que él la escuchase, más que nada para que se entesase y a ser posible que siguieran siendo amigos. Por lo tanto estaba contenta y satisfecha, la primera de sus metas se había cumplido y eso la llenaba de optimismo.
Eso no quería decir que no sintiese igualmente pena, sentirse rechazada por muy dulce y amable que se mostró Nowaki, por muy preparada que ella estuviese, seguía siendo doloroso.
Pero se había propuesto no derramar ni una lágrima delante de Nowaki. Para ella Nowaki era siempre su ejemplo a seguir, fuerte, firme, decidido, siempre enamorado de Momoka, sin rendirse, pero siempre con una sonrisa en los labios a pesar de lo mal que seguro que le sentaba ver que Momoka solo tenía ojos para Kamui y ella aprendería del propio Nowaki, no, no iba a llorar delante de él porque podría sentir pena por ella y eso es lo último que deseaba, la compasión no es nada buena, hace la que gente actúa de forma equivocada.
Y firme a su propósito se mantuvo serena delante de Nowaki. Porque ella no era una chica tan débil y delicada como todos pensaban.
Claro que, cuando se encontraba a solas, a veces se derrumbaba... los rechazos son dolorosos, muy dolorosos.
Pero después de llorar y desahogarse se limpiaba las lágrimas y se miraba al espejo: "se fuerte Himeko" se decía "las mujeres también tenemos que ser fuertes, esto no es nada".
Por suerte Nowaki era encantador... claro, por eso le gustaba tanto. No solo era su actitud, que nunca se rindiera ante nada, que nunca abandonara a sus amigos, era todo. Aunque aparentase ser un despistado, aunque a veces le costase entender las cosas, ella sabía que era su amigo y que siempre le iba a tener a su lado. Apreciaba su amistad más que nada en el mundo, por eso agradecía seguir siendo su amiga aunque últimamente Nowaki estaba de lo más raro, no era que mantuviese distancia entre ellos, no, Nowaki seguía actuando en ese sentido igual que siempre, era que parecía empeñado en "meter" a Kohaku entre ellos, Himeko llegó a pensar que lo utilizaba como escudo ¿acaso es que le daba miedo quedarse con ella a solas? Reconocía que desde que Yuri salía con Kenshi y Kamui y Momoka parecían también tener una relación la situación se había vuelto un poco incómoda pero... bueno, sería que a Nowaki también le resultaba incómoda y por eso se empeñaba en que Kohaku fuera con ellos... si, sería eso.
Pero para Himeko todo cambió en el momento en que se dio cuenta de que quería estar con los dos. Si, le gustaba estar con los dos.
Empezaba a apreciar a Kohaku tanto como a Nowaki. De echo había algo en ellos que les hacía iguales, a pesar de lo distintos que eran, de esas personalidades tan distintas, de sus forma de actuar para Himeko eran iguales... al menos se sentía igual con cada uno de ellos. Quizás era que Kohaku había demostrado tener un gran corazón, que le había visto derrumbarse ante los fantasmas de su pasado pero igualmente apretar los puños decidido a no dejarse vencer, quizás era que veía los ojos de Kohaku brillar cuando hablaba de ayudar a Akane a superar sus traumas, lo decidido que estaba a hacer algo por una compañera que tampoco es que la conociese demasiado pero que a la que no quería dejar de ayudar porque, como él mismo decía: tenía que devolver al universo el favor recibido, era su karma.
Y cuando se quiso dar cuenta, la pena que sentía por el rechazo de Nowaki se iba diluyendo según estaba al lado de Kohaku.
Y no supo porqué pero al ver a Kohaku acercarse con esa chica andando a su lado y que le miraba de aquella forma, con los ojos abiertos y brillantes, llenos de admiración, se sintió como si algo sucio se apoderase de su corazón.
Lo curioso fue que en cuanto Mitsuki vio a Himeko sintió, así, de buenas a primeras, bastante animadversión por ella.
Sumire desayunaba en la cocina de su casa junto a su hermano. Misaki parecía abstraido en sus pensamientos mientras Sumire hablaba y hablaba sin parar.
- ¿A que es estupendo? - sentenciaba la chica alegremente - ¡Eh! ¡Misaki! Tierra llamando a Misaki ¿me escuchas?
- ¿Eh? ¿Decías algo?
- Hombre decir, lo que se dice decir pues decía muchas cosas.
- Perdona, es que esta distraído.
- No ya, si ya me he dado cuenta ¿Te sucede algo?
- No, no me sucede nada tranquila.
- Entonces ¿vas a venir al cien esta tarde con nosotros?
- ¿Al cine?
- Si, vamos Jisei, yo, Karasu, Kimisuke... tu no conoces a Kimisuke es un nuevo amigo nuestro, Genki, ah y Suo.
- ¿También va Suo?
- Siiiiii - contestó con voz picarona.
- No... no voy a poder ir.
- ¿Por qué? ¿Has quedado con alguien?
- Si... si, he quedado.
- Mentiroso - dijo torciendo la boca.
- Vale no he quedado con nadie - Misaki era incapaz de mentir a su hermana - pero no tengo ganas.
- ¿Por qué?
- Porque no me apetece.
- Pero si va a ir Suo.
- Pues por eso.
- Creí que te caía bien.
- Y me cae bien pero es que... déjalo, no voy a ir y punto.
- ¿Se porta mal contigo?
- No.
- ¿Tiene una conducta inapropiada?
- ¿Desde cuando conoces esa palabra? Bah... No, no.
- ¿Entonces? ¿Acaso te insulta? ¿Es porque te gustan los chicos?
- Pues digamos que si.
- ¿Es que es homofóbico?
- No, vamos no lo se, no si ni siquiera si se ha dado cuenta. No, él no me insulta, me trata bien, demasiado bien.
- Pues entonces no lo entiendo. En estos meses has dejado de ser el chico solitario que no quería relacionarse con nadie, tienes nuevos amigos ¿Que problema tienes con Suo?
- Es por mí, no... no quiero estropear nuestra amistad.
- Entonces reconoces que se ha creado un vínculo de amistad entre vosotros.
- Es que no puede ser... ¿pero desde cuando hablas tú de vínculos? Estás que no te reconozco, hermanita.
- Es que estoy aprendiendo a ser una chica sofisticada - se rió de su propia ocurrencia - Pero ¿Por qué no quieres que seáis amigos?
- Porque si, esto no va a terminar nada bien, tiene que acabar antes de que me desprecie.
Sumire le observó unos segundos. Misaki desviaba la mirada y se tocaba un mechón de su pelo nervioso.
- ¿Te has enamorado de él?
Misaki suspiró resignado mientras se recostaba en la silla, hubiera preferido no hablar de ese tema con su hermana pero como siempre esa criatura parecía ver dentro de él.
- Eso no es nada malo - habló con amabilidad Sumire.
- No lo sería si yo fuera una chica pero es que no lo soy, por si no te has dado cuenta.
- ¿Como te sientes?
- Muy mal. Intento ser normal, juro que lo intento pero no puedo, es imposible.
- Lo dices como si fueras anormal o algo así.
- Y lo soy, no soy normal, soy un bicho raro.
- ¿Cuantas veces vamos a tener que hablar de eso? Tu no eres "no-normal" eres tan normal como cualquiera, no debes dejarte influir por lo que algunas pocas personas digan.
- Intento actuar como cualquier chico, intento que me atraigan las chicas, me esfuerzo en buscar algo...
- El que te guste una persona u otra no es algo que tengas de forzar, eso, sale solo, así, de golpe.
- ¿Pero por qué siempre me siento atraído por chicos?
- Porque eres así y tienes que aceptarte, nunca serás feliz si no te aceptas como eres.
- Ser así solo me trae problemas. Mis amigos huyen de mí.
- Tu lo ves todo muy exagerado porque es lo que estás viviendo pero tienes que empezar a verte como una persona normal y corriente, tu no eres nada de esas cosas que cuentas que te dicen-
- ¿Cómo qué? "desviado", "enfermo", "degenerado"... eso ya lo se, estos adjetivos son hechos por personas cerradas que no quieren entender, que les da miedo... no se que les da miedo y ya se que no tengo que hacerles caso, que en la vida se nos insulta de muchas formas, a unos por ser mas gorditos, por no ser altos, por llevar aparato dental o gafas, la sociedad es así y se que tengo que aceptarme como soy porque solo duelen los insultos cuando tu mismo te insultas - dijo de forma monótona como quien se aprende un párrafo de memoria y sin mucha convicción - Pero es que no es lo mismo llevar gafas que ser homosexual.
- Uno no elige tener miopía o no, tú tampoco elegiste que te gusten los chicos, yo te entiendo, a mi también me gustan los chicos.
- Pero no es nada fácil. Mis amigos huyen de mí, me rechazan, tienen miedo de mí.
- Suo no ha huido de ti.
- No, él no. Supongo que por eso... creo que si la gente me viera como a una persona normal yo también actuaría de forma normal.
- No eres feliz y eso es porque no te atreves a ser tu mismo.
- Si me atrevo a ser yo mismo, hace años que acepte mi homosexualidad, es algo que no oculto.
- No lo ocultas, pero te avergüenzas de tus sentimientos.
- Solo quiero no perder a Suo como amigo.
- ¿Y por qué le ibas a perder?
- Porque siempre pasa, en cuanto les digo mis sentimientos se sienten amenazados y huyen de mí.
- Eso es porque se lo has dicho a imbéciles integrales.
- He visto mucho desprecio en el rostro de mis amigos.
- Si Suo fuese una chica ¿Que problema tendrías?
- Pues no se...
- ¿Y si la chica fueses tú? Piensa que eres una chica ¿Que pasaría? ¿Te atreverías a decirle tus sentimientos? Te voy a contestar yo: no, no lo harías, tendrías el mismo miedo al rechazo. La culpa no es de que seas un chico, la culpa es de tienes miedo a que te rechacen, pones de excusa que los dos sois chicos pero eso es solo una excusa para no enfrentarte a sus sentimientos.
Misaki la miró de lo más perplejo y se inclinó hacia ella.
- Por favor - habló en voz baja - Seas quien seas sal del cuerpo de mi hermana.
- ¿Pero que dices?
Misaki sonrió y se levantó.
- Nada hermanita, nada, que a pesar de los años que te conozco no dejas de sorprenderme, creo que tienes un alien viviendo dentro de ti y de vez en cuando se apodera de tu mente.
- ¿El qué?
- Déjalo, déjalo.
- Ah ¿Sabes que nos han puesto un trabajo por parejas y Suo va a ser la mía?
- Mira que bien ¿Y que trabajo es?
- Un matrimonio virtual, tenemos que hacer como que estamos casados, lo mejor de todo ha sido que les ha tocado juntos a Karasu y Nowaki ¿tú conoces a Nowaki? Ah si, si lo conoces, lo viste estas vacaciones, pues verás...
Y Sumire reanudó uno de esos diálogos interminables en el que solamente hablaba ella.
Akira, sentado encima de su cama, la de su antiguo cuarto, con el pelo suelto, guitarra en mano, parecía intentar tocar algo. Se sentía bastante abatido y melancólico, Akane había quedado con Kamui y eso a él no le hacía ni un poco de gracia, es más, cada vez que lo recordaba era como si un alfiler se le clavara en el pecho.
Estaba claro que el amor dolía.
Ya era inútil que lo negase ante cualquiera, sentía por Akane algo que nunca había sentido por nadie. No era la ilusión de la primera vez que tontearon, ese subidón de adrenalina que le hacía sentir como si flotara. No se parecía a nada de lo que antes había sentido, ni con Karura, no con Yuri, si lo pensaba, a parte de la excitación inicial de salir con unas chicas atractivas y sexys luego no sintió nada de nada. Tampoco con sus fugaces encuentros con Yuya y Tsuki, si, intensos pero vacíos completamente, tampoco cuando salió con Momoka por la que solo sentía simpatía... nada se parecía a ese vacío en el estómago que le causaba estar junto a Akane, esas ganas de rodearla con sus brazos y no dejar que se apartase, ese dolor que le invadía cuando pensaba que Kamui podría... ¿de que tenía celos? no debería tenerlos, era lo justo, si él había besado a otras chicas ella tenía el mismo derecho a besar a otros chicos... ¡maldita sea!
Había tardado un año en darse cuenta de lo equivocado que estaba en todo. Había creído que ella estaba enamorada de Shibi cuando no era así, cuando solo eran amigos y la había acusado de engañarle con él cuando solo había buscado refugio en un amigo por el daño que él la había hecho... y él lo estropeó todo más. Seguramente Akane se sentiría muy dolida al verle salir con Karura y con Yuri, seguro que lo pasó mal y por eso le guardaba tanto rencor así que ahora lo justo es que sea él quien lo sufriese, como decía Kohaku, el universo te devuelve las cosas que haces, las buenas y las malas.
Cerró los ojos y sin quererlo la última conversación que había tenido con Shibi, el jueves al terminar los ensayos, cuando Shibi le pidió que hicieran el camino de regreso a sus casas juntos, se apoderó de su mente
"...- ¿Que tal esta noche? - se interesaba Shibi.
- Bien, esta noche bien.
- ¿No se ha vuelto a meter en tu cama?
- No si meterse se ha metido pero al menos se ha estado quietecita.
- ¿No te has atrevido a echarla?
- No puedo Shibi, cuando la siento cerca de mi me parece que es débil, que se siente débil y busca mi protección... eso es lo que me gusta creer.
- No si a lo mejor es cierto y todo. Vamos, que te gusta que se meta en tu cama.
- Me gusta sentir que puedo protegerla.
- Akira yo... quiero que comprendas como me siento yo... Ayesa fue alguien muy importante para mí, ella fue...
- ¿Estabas muy enamorado de ella?
- No se si mucho o poco pero si que ella fue la primera... la primera en todo... ¿me entiendes?
- Me... me gustaría no entenderte, la verdad.
- Akira estoy apostando por ti, juré que protegería a Akane, se lo prometí a Ayesa y tengo que hacerlo. Si tienes alguna duda con respecto a Akane es mejor que la dejes ahora.
- Te preocupas demasiado por Akane ¿Estás seguro de que no estás enamorado de ella?
- A Akane solo puedo verla como a una hermana... te aseguro que no era Akane, nunca ha sido Akane... nunca. Tienes que saber que Akane nunca... que ella no ha... - Shibi no sabía como expresarse y de manera inhabitual en él se mostraba como azorado.
- ¿Me estás tratando de decir que nunca lo hiciste con Akane?
- Siempre me ha gustado tu intuición.
- Pero con Ayesa si ¿crees que es necesario que yo sepa esa "información"? Cosa que por cierto, ya suponía.
- Cuando la chica de la que estás enamorado te dice que tiene miedo a que ese cabrón algún día viole su cuerpo porque ya no es una niña y está empezando a hacer otras cosas y te pide que seas tu, el mejor amigo de Akane, el que sabe que no la dañará, el primero ¿que harías?
Una lágrima escapó de los ojos de Akira que se apresuró a limpiarse, no le dolía que Shibi hiciese lo que fuera con Ayesa, eso a él le daba igual, lo que le dolía era pensar en esa niña y en el terror que sentiría para llevarla a tomar esa decisión y en ese momento comenzó a sentir algo más de simpatía por Ayesa y su forma de pensar.
- No quiero que juzgues mal a Akane... por favor.
- No juzgo a Akane, ni a Ayesa, ni a ti. Deja ya de preocuparte por Akane, te está amargando la vida y tú necesitas también vivir.
- En eso tienes razón.
- Te cargaste sobre tus hombros toda la responsabilidad de Akane, te sentiste culpable por no ayudarla de pequeña pero creo que ya has compensado lo que sea que creas que tienes que compensar.
- Akira yo necesito dejar atrás esa etapa de mi vida, se que no puedo estar encadenado a... mis recuerdos, a mi ilusión de crío... necesito pasar página, se que Ayesa nunca será real y lo he aceptado y necesito...
- Vivir... ya te lo he dicho.
- Pero no quiero cargarte a ti con esa responsabilidad.
- No me cargas tú, lo hago yo solito y ¿sabes? Al principio me asusté mucho con eso de que Akane tuviera personalidad disociativa y todo eso pero luego he comprendido que lo que le sucede no es mas grave que otras cosas y que no me importa, se que Ayesa es molesta porque me asusta, reacciona de forma que no espero y no se como tratarla para no hacer daño a Akane pero es parte de Akane y por tanto la acepto. Me ha costado comprenderlo pero por fin lo hice: no son dos personas distintas, aunque actúe de forma tan diferente sigue siendo una sola persona, una sola persona que está pidiendo ayuda a su manera.
- ¿Le has dicho ya que quieres salir con ella?
- Aún no la he visto.
- Pues sería conveniente que lo hicieras pronto, porque Kamui está tomando demasiadas posiciones como macho dominante, además sospecha que a Akane le pasa algo raro... creo que empieza a notar la diferencia entre Akane y Ayesa.
- Era de esperar, la diferencia es más que obvia... ah, pero que complicado que es todo."
Sus dedos comenzaron a moverse haciendo salir una melodía de su guitarra mientras en voz baja comenzó a susurrar una canción que tenía en mente
"Quisiera poder olvidarme de ti,
con otras por siempre borrarte de mí,
decirte a la cara que no me haces falta para poder vivir..."
- ¡Mamá! - oyó gritar a Chiharu - ¡Ya está tu hijo en plan emo y aporreando la guitarra!
- ¡Akira, no molestes a tu hermana! - gritó también su madre a modo de respuesta - ¡Baja que tienes que ayudarme!
- Será posible - se quejó mientras dejaba la guitarra y se ponía en pie - ¡Serán pesadas!
Con bastante desgana bajó y se dirigió hacia la cocina, donde estaba su madre.
- ¿Que quieres?
- Ve preparando la ensalada ¿Te encuentras bien? - le preguntó alarmada.
- Si, estoy bien.
- Tienes mala cara - se acercó a él y le pasó la mano por la mejilla.
- Estoy bien - repitió en tono aburrido.
- ¡No me contestes! Y hazte la coleta que luego me lo llenas todo de pelos.
- Está bien, está bien - contestó mientras se quitaba el coletero de su muñeca y se recogía el pelo.
- ¿Es por Yuri?
- ¿El qué?
- Esa mala cara.
- No es por Yuri mamá, te lo he dicho mil veces, no es por Yuri.
- ¿Es por Akane?
Akira guardó silencio y concentró su mirada en lo que estaba haciendo.
- Sigo diciendo que Yuri es perfecta para ser una Shikamoto - murmuró la madre, Akira levantó la vista y la miró con gesto de paciencia - Hijo, no lo puedo evitar, los Shikamoto somos muy tradicionales, preferiría una mujer discreta y considerada para ti y además educada con refinamiento.
- ¿Discreción? Tú no conoces bien a Yuri, pues no es mandona ni nada.
- No es mandona, solo sabe lo que quiere y lo demuestra.
- Lo que tú digas.
- No es que Akane me caiga mal es que ella no nos conoce ni nada.
- Las tradiciones se pueden cambiar ¿recuerdas que tu debías vivir en casa de tus suegros y servirles y te negaste?
- Eso es otro tema. Yo no quería ser la sirviente de nadie y tu padre hizo aquello para demostrar lo que yo le importaba.
Akira miró a su madre curioso.
- ¿Y eso te gustó? Digo, que trasgrediera una tradición.
- Demostró que yo le importaba más que nada ¿Por qué me miras así?
- Es que me resulta raro que papá hiciera algo tan... rebelde ¿No será que tu le obligaste a hacerlo?
- No digas tonterías.
- Ya me lo estoy imaginando, como si lo viera.
- ¿Y tu? ¿Qué estás dispuesto a hacer por Akane?
- Mas de lo que crees mamá, más de lo que crees.
Yoshiko se sintió mal, no lo podía evitar, reconocía que empezaba a sentir celos de esa chica y de que le quitase a su niño.
- No te preocupes Akira, no soy tan bruja como piensas. Akane no me cae mal, es trabajadora, voluntariosa y… está enamorada de ti, en realidad es lo único que importa.
Akira la miró bastante asombrado.
- ¿No te habías dado cuenta? Pues es bastante evidente… y lógico ¿Cómo no iba a enamorarse de ti? No me mires así, si no me crees pues llámalo intuición de madre.
Aquella afirmación de su madre produjo que Akira sintiese una palpitación extra en su corazón ¿Debería hacer caso a la intuición materna? Era una bonita esperanza.
Karasu entró en el hospital de Kizuna apresuradamente, llevaba el casco de su moto en una mano mientras intentaba quitarse los guantes. Miró el reloj, parecía que llega a tiempo así que desaceleró el paso mientras caminaba por el largo pasillo en dirección a las escaleras, no cogería el ascensor, mejor subiría andando, no le gustaban nada los ascensores de los hospitales, siempre eran lentos y estaban llenos de personas con caras de circunstancias la mayoría de ellas e invariablemente había alguien que hablaba con otro alguien de esa persona conocida que estaba ingresada y que o estaba mejor o peor. Oír hablar de enfermedades le ponía enfermo a él. Otra cosa que no aguantaba de los hospitales era el olor a desinfectante que había por todas partes, le resultaba nauseabundo.
Casi llegando a las escaleras se fijó en el grupo de personas que cerca de allí esperaban el ascensor y entonces la vio. Si, era ella, no había duda, era la misteriosa chica que había visto en la consulta de la psicóloga, la misma. La chica no levantaba la vista del suelo pero Karasu podía afirmar que era ella, a él no se le olvidaba tan fácilmente una cara bonita.
Detuvo sus pasos y cambió el rumbo. Se acercó al grupo que esperaba el ascensor justo en el momento que este abría sus puertas. Se apresuró para entrar y ponerse al lado de su misteriosa dama.
El ascensor tardó un poco en cerrar las puertas. Tal y como Karasu suponía no tardaron en oírse los primeros comentarios sobre el buen aspecto del enfermo que visitaban. El se quedó mirando fijamente a la chica, no es que quisiese ser descarado es que no se daba cuenta de lo que hacía. La chica pareció sentir su mirada y levantó la vista para guiar su mirada a los ojos de Karasu, este, algo sorprendido la sonrió.
- Hola.
La chica no dijo nada, sin lugar a dudas ese chico no estaba bien, a saber, lo mismo era un pervertido o algo.
- Perdona - habló Karasu sorprendiéndola - ¿Te conozco de algo?
- No, no creo.
- Ah, creía que nos habíamos visto en algún sitio, lo siento.
El ascensor se detuvo y la chica se dispuso a salir, aquel chico no sabía porqué le estaba empezando a hacerse sentir incómoda aunque tenía que reconocer que tenía una sonrisa amable y bonita, pero no, era un extraño, un completo extraño y a saber que pretendía.
Era ella, desde luego, ahora si que Karasu estaba seguro.
Cuando llegó a su destino encontró a Karura esperándole sentada en una silla de una pequeña sala.
- ¿Llego tarde?
- No, llegas a tiempo.
- ¿Cómo estás?
- Bien, estoy bien.
- ¿Pero que te ha pasado?
- Nada, no me ha pasado nada.
- Ah claro, por eso vengo a recogerte al hospital, lo más normal del mundo.
- Solo he venido a hacerme una revisión.
- ¿De qué?
- Que pesado eres, algo de mujeres.
- ¿De mujeres?
- Una citología, he venido a hacerme una citología, pesado.
- ¿Y eso que es?
- Algo que a ti no te importa. Venga, vámonos.
- ¿Es que estás mala?
- No. no estoy mala, no me pasa nada... anda vámonos ya.
- ¿No será que ese tío te ha pegado algo?
- ¿De que hablas? ¿Que tío?
- Ese que me dijiste.
- No, no me ha pegado nada ¿Habrás traído casco para mi, verdad?
- Pues claro.
Nowaki había encontrado una foto de cuando iba a primaria y se había sentado en el sofá para mirarla con detenimiento. Era una foto de grupo, de unos cuantos niños un día que fueron de excursión. Allí en la foto, enfadado, separado todo lo que podía del resto, con gesto de autosuficiencia estaba Kamui, Nowaki siempre le recordaba igual, con esos aires de superioridad, quizás por eso se empeñó tanto en conseguir que llegase a reconocer que él no era el inútil que pensaba. En el centro de la foto estaban él y Kenshi, con caras de niños traviesos y a su lado Akira y Kyojin, casi siempre estaban ellos cuatro juntos, si se paraba a pensar fueron sus mejores amigos durante su infancia, Akira y Kyojin siempre juntos, iban juntos a todas partes, mira, Akira tenía la misma cara de aburrimiento de siempre... ¡cuantas veces les castigaron a los cuatro a quedarse después de las clases! El y Kenshi siempre tenían alguna idea en mente y nunca era buena y arrastraban con ellos a los otros dos que, uno por aburrimiento y el otro por seguir a su amigo, terminaban metiéndose en berenjenales increíbles, así no se extrañaba de que Akira se quejase tanto.
Un poco alejada de ellos estaba Himeko, medio escondida, con su carita de miedo... que bonita que era y que malos aquellos niños que siempre se metían con ella claro que Nowaki salió en su defensa... y lo único que consiguió fue llevarse una paliza.
También estaban Momoka y Yuri. Fue en esa época cuando empezó a gustarle Momoka y lo hizo porque a todo el mundo le gustaba Yuri y no era de extrañar, la gente ahora dice que Momoka es muy buena estudiante, aplicada y todo eso pero no recuerdan que Yuri era la niña más perfecta del mundo. Ahora que se ponía a recordar se daba cuenta de lo inteligente que era Yuri, sus notas eran casi tan buenas como las de Kamui, incluso mejores porque Kamui no sabía trabajar en grupo y sin embargo Yuri era encantadora, siempre ayudaba a todo el mundo y todo lo hacía bien; con su pelo rubio y sus ojos celestes, su sonrisa y sus palabras amables era la favorita de todo el mundo por eso Nowaki se fijó en Momoka, era mas torpe y se apoyaba mucho en Yuri pero igualmente encantadora y tan bonita con ese lazo rojo que siempre llevaba en su pelo. La pena fue que luego crecieron y se creó una especie de competición entre ellas por todo, sobretodo en el tema de chicos y ya empezaron a ser muy cargantes.
Habían quedado en el parque y aún quedaban 30 minutos pero algo le decía a Kamui que Akane iba a necesitar ayuda así que se acercó a su casa.
Akane andaba bastante atareada, preparaba unos sándwich para su hermano y metía en una mochila de color naranja un par de bricks de zumo. El niño gritaba y corría por la casa y lo peor de todo es que reclamaba la atención de Akane continuamente.
El timbre sonó-
- ¡No abras la puerta! - oyó gritar Kamui a Akane desde el otro lado, pero la puerta se abrió y el pequeño Kenta se quedó mirándole con cara de pocos amigos.
- ¿Por qué has venido?
- Para buscar a tu hermana.
- ¿Por qué no ha venido Aki?
- Aki hoy no va a venir, anda, déjame pasar.
Akane llegó con cara de enfado a la puerta, estaba muy harta de que ese niño nunca hiciera caso de nada, harta de decirle que no abriera la puerta, harta de todo. Por suerte no era cualquier extraño, era Kamui que le dedicó una sonrisa de esas que no eran habituales en él.
- ¿No habíamos quedado en el parque?
- Si, pero tenía tiempo y pensé en venir a recogerte.
- Bueno, enseguida estamos listos.
- No te preocupes, no hay prisa.
- ¡Al parque! ¡Al parque! - gritaba Kenta llegando a la puerta con un triciclo.
- ¡He dicho que no vamos a sacar el triciclo! ¡Llévalo a tu habitación!
- Mamá dijo que si.
- Y yo digo que no.
- ¡Tú no eres mamá!
- Vale, vale - intercedió Kamui viendo que Akane parecía a punto de explotar - ¿Que pasa con el triciclo?
- ¡Yo quiero sacar el triciclo! ¡Mamá dijo que si! ¡Akane es una bruja!
- Claro pero luego me toca a mí cargarlo.
- ¡Que lo lleve él! - señaló el niño con su dedito acusador a Kamui, este de agachó para estar a su altura.
- ¿Voy a subir yo al triciclo?
- ¿Voy a subir yo en el triciclo?
El niño se echó a reír.
- Eres muy tonto ¡tu eres muy grande!
- Pues entonces no lo llevo, además en mi casa tengo algo mejor que un triciclo.
- ¿Algo mejor? - el niño le miró entusiasmado - ¿Que es?
- Ya lo verás.
- ¿Es una moto?
- A lo mejor.
- ¡Bien! ¡Bien! Vamos Akane, vamos deprisa, venga, venga.
- No deberías haberle dicho eso, ahora se ha hecho ilusiones - comentó Akane.
- Es que es cierto, tengo algo para él. Venga, se lo va a pasar muy bien y mientras nosotros podemos ir hablando de nuestro trabajo.
- También fue casualidad que nos tocara juntos ¿verdad?
- Soy un tipo con suerte.

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