domingo, 7 de febrero de 2010

11. Una confusión y un plan

Kenshi se levantó muy temprano, siempre lo hacía para poder sacar a pasear a Linda, su perrita, pero hoy era más temprano de lo habitual.
- ¡Maldito Akira! - gruñía dando puntapiés a cualquier cosa que veía.
Toda la culpa la tenía Akira. Por su culpa se había pasado la noche teniendo pesadillas.
La tarde anterior, él, Xu-Xu, Sumire, Jisei y Shibi quedaron para dar una vuelta, bueno, más o menos, porque dar una vuelta con Sumire y sus muletas era algo más que complicado. Jisei recibió una llamada, era Ryuko, estaba muy angustiada, ella, Kyojin, Akira y Akane habían ido al instituto a recoger no se qué cuando les pilló la tormenta. Por lo visto el ascensor se había estropeado con Akira y Akane dentro. A Jisei le dio un ataque de risa, aquella situación le parecía divertida, claro, que, pensando en como se llevaban esos dos, empezaron a barajar la posibilidad de que, al día siguiente tuvieran que visitarle en el hospital. Sea como fuera, Ryuko y Kyojin estaban solos en el instituto y la pobre chica se sentía angustiada, no sabían que hacer, pensaron en llamar a algún profesor pero no encontraban los teléfonos, por eso llamaban a Jisei, a ver si ella podía ayudar. Fue todo un caos, Xu-Xu llamó a Himeko, segura de que ella tendría el teléfono de Akemi, ya que era su profesora particular, pero no lo cogía, así que llamó a Momoka, esta no tenía ninguno pero sabía que Nowaki o Kamui tendrían el de Sigure y dijo que ella se ocuparía. Todo ese jaleo no hacía falta porque Akira y Akane habían pulsado el botón de emergencia y el servicio técnico cogió el aviso, pero daba igual, allí todo el mundo se movilizó, en el fondo les encantaban esos jaleos.
Como tardaban más de lo que pensaban en arreglar el ascensor, Jisei comenzó a ponerse nerviosa, y Sumire se empeñó en ir a la puerta del instituto a esperarlos. Y allí que fueron.
Cuando por fin salieron, después de preguntarles miles de veces que habían hecho allí dentro y escuchar a Akane contando que, aunque resultase increíble tenía que reconocer que Akira había sido todo un héroe, que aguantó su ataque de ansiedad y lo mal que ella lo pasó, con aquel calor, que al final le produjo una lipotimia, por fin decidieron irse de allí.
- Ya es tarde - dijo Akira estirándose - yo me voy por el parque, tengo ganas de pasear y respirar algo de aire puro.
- Te acompaño - dijo Kyojin y era extraño que no dijese que se iba con Ryuko - Nos vemos mañana - dirigió una sonrisa cómplice a la chica.
- Hasta mañana - respondió Ryuko
Ambos se giraron y empezaron a andar, Akira con sus manos en los bolsillos, Kyojin decidió abrir una bolsa de cacahuetes.
- ¡Eh, Akira! - le llamó Akane, el chico se detuvo y giró la cabeza - Yo también se algo, mira: "Sabe si alguna vez tus labios rojos
Quema invisible atmósfera abrasada,
Akira se giró un poco más y continuó con voz suave y dulzona al unísono de la chica
... que el alma que sabe hablar con los ojos
También puede besar con la mirada"
- Bécquer - añadió sonriendo débilmente - Otra de sus rimas. Curioso.
- ¡Eh, figura! - gritó Kenshi - a eso también se jugar yo.
"Por una mirada, un mundo...- la voz de Kenshi sonaba pomposa y más chillona que nunca - Por una... sonrisa, un… ¿mar?..."
Akira se acercó a él y le puso la mano en la barbilla, obligándole a mirarle. Clavó sus ojos en los de Kenshi, y volvió, a recitar con acento meloso.
- "Por una mirada, un mundo.
Por una sonrisa, un cielo.
Por un beso...
¡Yo no se que te diera por un beso!" Se hace así, Kenshi.
- ¿Pero que haces? - Gritó despavorido Kenshi separándose de él - ¡A mí no me toques!
Akira volvió a girarse y levantó la mano en gesto de despedida.
- Eso, huye, huye cobarde.
- Vamos Kenshi - le dijo Shibi, el único que permanecía allí con él, porque las chicas se habían comenzado a andar - Que te quedas atrás.
- Pero ¿Habéis visto?
- Oye, ese era Akira ¿no? - preguntaba asombrada Xu-Xu.
- El mismo - respondía Akane - Es bueno recitando.
- Es que normalmente él habla así como "que aburrimiento, menudo rollo y eso" y ahora sonaba como un galán de cine.
- ¿Pero habéis visto? - seguía gruñendo Kenshi - Tu no le mires más Xu-Xu que ese es un pervertido peligroso, uno de los peores, que va lanzando besos con los ojos"

Kenshi andaba sin rumbo, dónde sus pasos quisieran llevarle, hasta que se dio cuenta de que había terminado frente a la casa de Shibi. Se quedó parado pensando si aquello era cosa del destino o solo de la costumbre. Un hombre, que parecía una copia de Shibi pero madura, salía en esos momentos.
- Hombre Kenshi - dijo casi sin mostrar ninguna expresión, en eso también se parecía a Shibi - ¿Cómo tú por aquí a estas horas?
- Buenos días señor Kamizuru, estaba paseando a Linda.
El perrita ladró y correteó alrededor del hombre.
-¿Shibi está despierto?
- Si, todos están despiertos.
- Bien.
- No te entretengas mucho o llegarás tarde al instituto ¡Hasta luego!
- ¡Hasta luego!
La casa de Shibi era muy ruidosa, éste tenía muchos hermanos, Kenshi no recordaba cuantos, a lo mejor no eran tantos pero como no paraban de moverse por toda la casa y se parecía mucho entre sí a Kenshi le parecía decenas.
- Esto parece un hormiguero ¿Eh Linda? ¿Linda?
Linda estaba siendo llevada de mano en mano, la achuchaban, la acariciaban y hasta le tiraban de las orejas y el rabo.
- ¡Eh! ¡Dejadla!... ven Linda.
Kenshi la arrancó de unos brazos a pesar de las protestas de los niños.
- ¿Qué sucede Kenshi? - preguntó Shibi al verle.
- No, nada, solo pasaba por aquí ¿Necesitas ayuda? - A Kenshi siempre le daba la impresión de que Shibi necesitaba ayuda.
- Está todo controlado.
- No... me parecía. Oye Shibi ¿Podemos ir juntos al instituto? Es que... quiero hablar contigo... ¿eh?
- Vale, luego voy a buscarte.
- ¿Luego? ¿Por qué luego?
- ¿Vas a ir al instituto sin cartera y con Linda?
- ¡Mierda! Es verdad, vale, ve a buscarme ¿Eh? Vamos Linda.

- ¡Sumire! - gritaba su madre - ¡Vas a llegar tarde!
- Todavía hay tiempo.
- Recuerda que estás coja y caminas muy despacio ¿Qué haces? - dijo asomándose a su habitación y verla rebuscar entre las cajas de la mudanza que todavía no había colocado.
- Busco mi cámara de fotos
- La cámara está en el despacho de tu padre.
- No, la digital no, la mía.
- ¿Y para qué quieres ahora esa cámara?
- Para hacer fotos, mamá.
- ¿Y no puedes coger la otra?
- No, quiero hacer un álbum con los recuerdos de éste curso y quiero hacerlo lo más personal posible.
- ¿Y tiene que ser ahora?
- Jo, quiero empezar esta tarde, en los ensayos "Recuerdos de una obra de teatro" lo voy a llamar ¿a que suena bien?
- Anda vete ya, yo te la buscaré.
- Luego voy a ver si hay club de fotografía, me gustaría hacer una exposición y...
- Vale, vale, pero vete ya.
- Tu me la buscas ¿eh?
- Que si... Lárgate.
Al salir de su casa Sumire encontró a Xu-Xu esperándola. Sumire andaba torpemente, después de la caída por las escaleras que le produjo el esguince en el tobillo, le habían puesto una escandalosa venda, era complicado moverse con las muletas y la cartera, ese vendaje le estaba amargando la vida... y aún le quedaban un par de semanas por delante.
- Buenos días Xu-Xu ¡que buena eres por acompañarme!
- Buenos días, anda trae tu cartera.
- Yo sola no podría.
- No es nada, a nosotras nos gustan estas cosas de ayudar, venga, vamos despacito.
- ¿Y las demás?
- Pues mira, Jisei y Ryuko vienen por allí, Akane vive más para allá, nos esperará.
Jisei miraba a Ryuko realmente incrédula.
- ¿Qué vas a salir con Kyojin?
Ryuko asentía con la cabeza.
- Bueno, si no cambia de idea.
- ¿Y como es eso? Ya estás empezando a largar.
- Pero si no es nada.
- ¿Te lo ha pedido él?
- No... es que... verás... ayer, claro, pasamos un buen rato a solas esperando que fueran a arreglar el ascensor y... hablamos de muchas cosas y...
- Mira que eres pillina y que calladito te lo tenías, así teníais ese aura tan feliz ¿Qué pasó? ¿Sellasteis la cita con un besito?
- ¡Ah, Jisei! ¡No me dejas contártelo! Que no es eso, que no es una cita
- ¿Entonces qué es? ¿Una no-cita?
- Mira, vamos a coger a esas dos y ahora os lo cuento.
Apresuraron el paso hasta alcanzar a Sumire y Xu-Xu. Después de saludarse, Jisei continuó con lo que le interesaba.
- A ver Ryuko ¿Cómo te pidió salir Kyojin? Desembucha.
- ¿Kyojin te ha pedido salir? - casi gritó Xu-Xu
- ¿No me digas? - Exclamó Sumire - ¡Que ilusión! Cuenta, cuenta.
- Que no, que no es eso.
- Ya estás tardando en contarlo - añadía impaciente Xu-Xu.
- ¿Dónde vais a ir? ¿Qué te vas a poner? - interrogaba Sumire.
- Bueno vale - dijo Jisei - Estamos aturdiendo a la chica, va... Ryuko, empieza con el principio y no olvides los detalles.
- A ver, que no es una cita, y mira, no os voy a decir nada hasta que no esté Akane, que si no me va a tocar contarlo... o no, mejor no le digáis nada a Akane.
- ¿Por qué?
- Es que Kyojin y yo hemos quedado para, digamos "espiar" a Akane y Kamui
- ¿Espiarlos? - Interrumpió Xu-Xu - ¡Que rastreros! ¡Me encanta!
- ¡Que buena idea! - Exclamó Sumire - Yo también quiero espiarles.
- ¿Y como se os ha ocurrido esa idea de peón caminero?
- Es que yo no quiero que salgan, me angustio mucho solo de pensarlo y se lo dije a Kyojin.
- O sea, que tuvisteis conversaciones íntimas y personales ¿eh? - inquirió Jisei.
- Bueno, me dijo que si supiéramos donde van a ir pues...
- Es la excusa más tonta que he visto en mi vida para pedir una cita a una chica - comentó Jisei.
- Pero funciona Jisei - añadió Xu-Xu - será una tontería pero funciona
- Claro - habló Sumire - Y como no es una "cita, cita" dijiste que sí y de paso cotilleas a ver que pasa con Kamui y Akane ¿no?
- El lo hizo para ver si así me sentía mejor, más tranquila.
- Que sí - decía Jisei - para tranquilizarte, lo que tú digas.
- Hombre - añadía Xu-Xu - el chico es amable... o un cotilla.
- Pues aunque sea para "vigilar" a Akane - intervenía Jisei - es una cita, no formal, pero una cita es quedar con un chico y tú has quedado con Kyojin y eso es una cita.
- ¿Y qué te vas a poner? - decía alterada Sumire - Te tienes que poner guapísima
- De momento no le digáis nada a Akane, va a pensar que estoy loca y me muero por saber lo que hace con Kamui. Yo se lo digo luego, a mi aire.
- Si, si, díselo tú, a ver como le explicas que quieres espiarla - dijo Jisei - Mira, allí está esperándonos.
Las cuatro chicas se acercaron a Akane entre risitas y cuchicheos. Las cinco emprendieron, despacio, el camino al instituto.

- ¡Maldito Akira! - Continuaba gruñendo Kenshi - Por su culpa he dormido fatal.
Shibi le miraba sin demostrar ninguna expresión.
- Me he pasado la noche soñando que me perseguía diciéndome poesías y lanzándose besos, creo que le odio.
- ¿Qué pasa? ¿Le lanzaba besos a alguna chica? ¿Himeko?... ¿Xu-Xu quizás?
- No, no me escuchas, me los lanzaba a mí ¡a mí! No me lo puedo quitar de la cabeza...
- No creo que a Akira le interese lanzarte besos precisamente a ti.
- Ha sido horrible, he tenido unas pesadillas espantosas pero ¿De qué va este tío? Oye Shibi, tú que eres mi amigo ¿tengo yo pinta de que me guste que un tío me diga poesías? ¡Ah! ¿Le gustaré a Akira? A lo mejor es culpa mía por ser simpático, a lo mejor es que ha pensado que me gusta.
- Kenshi, tranquilízate, tú no le gustas a Akira.
- ¿Tu crees? ¿Y si se ha enamorado de mí? ¿Y si siempre le he gustado y lo ha mantenido en secreto pero ayer creyó que yo... y ya no pudo mas y...?
- Estás muy acelerado. Créeme, tú no eres del tipo que le gusta.
- ¿No? ¿Y por qué no? ¿No soy lo suficientemente guapo para él?
- Verás, no quiero ofenderte pero te faltan algunas cualidades y te sobran otras.
- Oye que yo soy todo un hombre, a mi los tíos no me van ¿Debería hablar con él? Las cosas hay que dejarlas claras cuanto antes.
- No creo que haya nada que aclarar, cachorro loco.
- Pero, o sea que a mi me cae bien pero como amigo, solo como amigo.
- Por casualidad ¿Estás insinuando que Akira es homosexual?
- ¡Pero tú viste como me miraba!
- No te miraba a ti.
- ¿Qué no? Me cogió de la barbilla y me miró directamente a los ojos, profundamente, ahora me siento sucio y mancillado.
- Ni siquiera sabes lo que es esa palabra.
- Pero me miraba a mí.
- Pero pensaba en otra persona.
- ¿Y tú como lo sabes?
- Porque a Akira no le van los tíos y menos los escandalosos como tú.
- ¿Y cómo lo sabes? Va mucho con Kyojin.
- ¿Tú te imaginas a esos dos...?
Kenshi se paró y se llevó una mano al mentón. Puso cara de estar pensando, frunció el ceño y cerró los ojos apretándolos fuertemente.
- Ten cuidado, no te hagas daño.
Kenshi siguió en esa postura. Shibi vio que Kamui, acompañado de Momoka y Yuri estaban unos metros por delante de ellos.
- Voy a preguntarle algo a Yuri
- ¿A Yuri? ¿Crees que ella lo sabrá? ¡Claro, ellos dos salieron! Espérame
En realidad Shibi quería preguntarse algo a Yuri sobre la tarde anterior. Cuando volvían a casa Ryuko mencionó algo sobre Zenko, Yuri y Akane, fue algo muy leve porque disimuladamente Akane le hizo un gesto para que no siguiese, pero él se había dado cuenta, se percató de que algo había pasado con Zenko, al ver a Yuri lo recordó y pensó que quizás ella se lo contaría.
No hizo falta que preguntase nada, al acercarse oyó a la rubia hablar precisamente de Zenko. Permaneció unos pasos por detrás, hizo un gesto a Kenshi para que se callase y escuchó atentamente.
Yuri relataba con todo detalle todo lo que había pasado, naturalmente desde su punto de vista y recalcando el miedo que ella pasó, porque, ya se sabía Zenko era capaz de pegar a Akane y de paso a ella.
- ¿Le hizo algo a Akane? - preguntó secamente Kamui.
- No, no, solo fue la amenaza, el susto, ya sabes que Zenko es capaz de pegarla.
- Bien - dijo Kamui sin demostrar ninguna emoción - Id a clase, yo tengo algo que hacer.
Kamui se separó de las chicas y cambió el rumbo de sus pasos.
- ¡Hola Momoka, Yuri! - gritó Kenshi. ¿Qué tal?
Kenshi se adelantó cogiendo a las chicas. Shibi se quedó parado observando a Kamui. Kenshi comenzó una alegre conversación con las chicas sobre todo lo que había pasado la tarde anterior, ninguno se dio cuenta de que Shibi seguía los pasos de Kamui y es que Shibi siempre era silencioso y muy sigiloso, no era la primera vez que desaparecía sin que nadie se diera cuenta.
Kamui se acercó a un par de chicos, uno era muy alto, de pelo castaño claro, tenía, a pesar de su apariencia física un aspecto cohibido, como si quisiese parar desapercibido al contrario que el otro, que daba la impresión de estar muy seguro de sí mismo, este tenía el pelo de color rubio ceniza y unos ojos de color malva.
- Tenéis que hacerme un favor - fue lo único que dijo.
- ¿Qué tenemos que hacer? - preguntó el chico grande.
- Poca cosa, acompañarme.

Una vez que habían llegado al instituto, las cinco chicas miraban aquellas escaleras como al peor enemigo del mundo.
- ¿No me digas que ahora hay que subir esto? - dijo Xu-Xu.
- Necesitamos un voluntario - Akane echó un vistazo alrededor, justo entraba su voluntario - ¡Eh, Suo, Suo!
Suo se acercó a ellas, como siempre con su extraña sonrisa.
- ¿Qué tal Suo? - preguntó Akane con cierto tono malicioso.
- Bien, gracias ¿y vosotras?
- Bueno, no estamos mal, es que tenemos un problema, a ver si tú nos puedes ayudar.
- Claro.
- Verás, Sumire, ya lo ves, pobrecilla, está con muletas y claro, le cuesta subir las escaleras y nosotras querríamos subirla en brazos pero... claro, tendríamos que ser dos para...
Suo soltó su cartera y antes de que ninguna pudiese reaccionar ya había cargado a Sumire a su espalda. Ésta dio un pequeño gritito de asombro.
- Vamos - dijo el chico sin dejar de sonreír.
Akane recogió la cartera del chico.
- ¡Manipuladora! - susurraba Xu-Xu.
- Pero si el chico está encantado, mírale que energía.
- Eres mala - añadía Jisei.
- Si son tontos no es mi culpa, hay que saber aprovechar lo que la naturaleza nos ofrece. Y mañana... estoy pensando ¿Karasu no tiene moto?
- Miedo me das - decía Xu-Xu.
Al entrar en clase ya habían llegado la mayoría de sus compañeros, entre ellos. Kyojin y Akira que, apartado del grupo hablaba con Yuri.
Suo dejó que Sumire se bajara de su espalda.
- Muchas gracias Suo, eres muy amable y yo estoy muy apurada.
- Ha sido un placer - contestó el chico sonriendo.
- ¡Eh, eh, eh! - se acercó Karasu haciendo aspavientos - ¿Qué pasa aquí?
- Suo me ha ayudado a subir las escaleras, es muy amable.
- ¿Y por qué no me lo has dicho a mi? Yo también soy amable.
- Será porque no te hemos visto - contestó Jisei.
- Tranquilo Karasu - intervino Akane - Para ti tengo otro trabajito que te va a encantar.
Akira fruncía el ceño mientras Yuri, con gesto mimoso, se acercaba a él.
- Vamos Aki ¿tanto te cuesta?
- Te repito que no y no me sobes más... ¡no es no!
- Sabes que no te voy a poner en un apuro.
- ¿Qué no? ¿Sabes el daño que te está haciendo eso?
- No me está haciendo daño, al contrario, no sabes lo que me ayuda, no sé por qué te pones tan tonto, es solo un favor, Aki, por dios, sabes que te lo voy a pagar, no te pido que las robes, somos amigos ¡no me puedo creer que no seas capaz de hacerme ese favor!
- Yuri, estás perdiendo el control de todo esto y ya sabes lo que te puede pasar. Yuri, por favor, por favor - Akira la miraba suplicante - Recapacita, ahora estás bien.
- ¡No estoy bien! ¡Tú no sabes lo que estoy pasando! Akira, por favor, tú no me puedes fallar.
- ¡No! - Contestó tajante - No voy a ser tu cómplice.
- Si tú no me las consigues las compraré por Internet y entonces si que no estaré segura de la mierda que me vendan.
- Yuri, no me amenaces.
- Tú verás, piénsalo, pero lo necesito ya.
Yuri se marchó bastante enfadado. Akira resopló y se dirigió a su asiento.
- ¡Mujeres!- susurraba.
Antes de sentarse se encontró con Shibi, parado delante de él.
- Vengo huyendo del cachorro loco - dijo - Y es por tu culpa.
- ¿Por mi culpa?
- Es un pesado. Ahí está, tratando de demostrar al mundo que es un macho, machote. Tienes que hacer algo.
Akira volvió a fruncir el ceño.
- Ayer le recitaste un poema ¿lo recuerdas? Ahora piensa que te gusta.
Todos los que estaban alrededor y lo oyeron se echaron a reír, sobretodo Jisei y Kyojin.
- Será idiota... No era para él... bah, está loco.
- Pues está convencido de que eres un depravado que va detrás de chicos y chicas.
- Como tenías pocas - comentó Akane - te parió la abuela.
- No, si ya le noté yo algo azorado - dijo Jisei mientras continuaba riéndose - A lo mejor es que le gustó el poema.
- Dice que ha pasado toda la noche soñando contigo, le has traumatizado.
- ¡Maldito Kenshi! Vale, a ver si luego hablo con él.
- Será si consigues acercarte a él.
- ¡Menudo rollo!
- ¿Qué le vas a decir - intervino Jisei - que es un amor platónico e imposible?
- Lo mejor será - propuso Akane - que le diga que le gusta una chica... así tu hombría también quedará a salvo.
- ¡Claro! - Exclamó Sumire - Dile que pensabas en esa chica, que expresabas lo que sientes por ella dentro de tu corazón pero no te atreves a decirle.
- Que bonito te ha quedado - decía Ryuko.
- Es que veo muchas películas románticas.
- ¡Madre mía! - suspiró Akira.
- Pero tienes que tener cuidado de la chica que dices que te gusta - puntualizó Kyojin - Tiene que ser creíble, no puedes decir cualquiera. Si dices Himeko, tiene tendencia a protegerla, o Xu-Xu, quizás sea peor el remedio que la enfermedad.
- Tampoco puedes decir a Ryuko, Kenshi pensaría que eres un traidor - repuso Jisei
- Bueno, puede que valore mucho a Akira y le parezca apropiado para Himeko - terció Shibi.
- Entonces sería peor, seguro que querría hacer de "celestino" - continuó Kyojin - Tío, te veo saliendo con la princesa.
- Bueno - interrumpió Shibi - eso sería si Hizashi le da permiso, ya sabéis como es Hizashi.
- A no ser que también le parezca bien - dijo Akane - En ese caso, te veo casado con ella. Definitivamente no nombres a Himeko, puedes decir a Jisei.
- Si, claro - habló a mencionada - ¿Cómo va a pensar que se ha enamorado de mí? Anda y no digas sandeces.
- Es posible - continuaba Akane - Tú ten esa opción en cuenta, o puedes decir que quieres reconquistar a Karura o llegar al corazón de Yuri.
- ¡Bueno, vale ya! Me estáis aburriendo - se quejó Akira - Id a tomarle el pelo a otro.

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Nota: De nuevo las rimas que se recitan en éste capítulo han sido escritas por Gustavo Adolfo Becquer.

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