miércoles, 3 de febrero de 2010

10. Un pequeño ataque de pánico

En el ascensor, Akane se encontraba francamente mal. Miraba a Akira sentado y aparentemente dormido a su lado, quería despertarlo dándole en el brazo, pero a penas hizo un pequeño roce. Le parecía que el ascensor se balanceaba y que la puerta iba a estrellarse contra ella.
Hizo un gran esfuerzo por respirar hondo, se quitó sus gafas y las guardó en su bolso, inclinó la cabeza hasta ponerla pegada a sus piernas y se la agarró con ambas manos, tratando de controlar la respiración.
- Vamos Akane, tu puedes - se repetía en un susurro.
- Chicos ¿estáis bien? - la voz de la directora se oyó a través del interfono. Akane levantó la cabeza, todo le daba vueltas.
- ¡Eh! ¡Shikamoto, Kumoyuki!
La voz tronaba en la cabeza de Akane, le sonaba extrañamente distante, como si una barrera a su alrededor le impidiera oírla bien.
- Ho... hola...
- Akane ¿Estás bien?
- No... no mucho.
- ¿Qué te pasa?
- Tengo calor... me siento... agobiada y...
- Ya, tranquila, respira hondo, ya estamos aquí, enseguida os abrimos ¿Y Akira?
- Está dormido.
- ¿Estás segura? - se oyó una voz masculina, la directora estaba en el cuarto de máquinas del ascensor junto con los técnicos - ¿No se habrá desmayado?
- No - Akane empujó débilmente al chico.
- Estoy despierto - dijo abriendo un ojo.
- Akira ¿cómo estás?
- Bien, hace calor pero bien, pero Akane tiene mala cara.
- ¿Está pálida?
- Mucho, lleva ya un rato así, he intentado no ponerla más nerviosa.
- ¿Se ha enrarecido mucho el aire?
- No, solo que el calor agobia un poco.
- Vale, no os preocupéis, de momento déjala y no la agobies más, ella sabe lo que tiene que hacer.
Akane volvía a su posición de "autocontrol".
- Idiota... - balbuceaba.
Akira volvió a cerrar los ojos, puesto que no podía hacer nada era mejor no ver sufrir a su compañera, sabía que si se dirigía a ella, aunque fuese con intención de ayudarla, ella iba a agobiarse más y ponerse más nerviosa. Era mejor dejarla a su aire, parecía saber lo que tenía que hacer.
Chikara se asomó por la puerta, allí estaban Shinobu, Sigure, Ryuko y Kyojin.
- Shinobu, Akane está bastante mal, ve y prepáralo todo, ¡ah! Tienen mucho calor, conseguir unas botellas de agua.
- Si, ya voy.
- Te acompaño - dijo Sigure.
- Los técnicos van a bajar el ascensor a la planta baja, esperar allí.
- Directora - habló angustiada Ryuko - ¿Qué le pasa a Akane?
- No te preocupes, seguro que es por el calor que se ha mareado un poco.
- Pero ella tiene pánico a los lugares pequeños y...
- Tranquila, Akira la vigila.
Kyojin pasó su brazo por los hombros de Ryuko tratando de darle ánimos.
- Enseguida lo arreglan, ya verás.
- Pobrecita, debe estar pasándolo fatal.
- Venga, vamos a esperarles.
Akane se sentía cada vez peor, el aire se le antojaba denso y caliente, sentía que sudaba por todos los poros de su cuerpo y que el sudor se pegaba a su piel. El balanceo del ascensor era cada vez mayor. De pronto una imagen apareció en sus ojos, tuvo que parpadear un par de veces para ver bien lo que era: la mano de Akira que sujetaba el coletero con el que siempre solía recogerse su pelo. Alzó la cabeza y le miró, la imagen del chico se difuminaba, le pareció ver que éste tenía el pelo suelto sobre sus hombros, cerró los ojos. Con gran esfuerzo arrebató el coletero de los dedos del chico y comenzó a hacerse una coleta, apartando el pelo de su cuello, cosa que agradecía. Sentía que el estómago se le revolvía, el calor aumentaba.
Akira sintió el peso del cuerpo de la chica caer sobre sus piernas. Rápidamente extendió los brazos para que no se cayese, fue un reflejo tan inconsciente que ni los ojos había abierto aún, cuando lo hizo, vio a una desvalida Akane inconsciente sobre sus piernas.
- ¡Akane, Akane!
La meneó un poco pero la chica no reaccionaba. A duras penas consiguió incorporarla y apoyarla en su pecho, sujetándola con su brazo derecho mientras estiraba el izquierdo para pulsar varias veces le botón de alarma.
- Vamos Akane, ya está.
- ¿Sucede algo? - preguntó uno de los técnicos.
- ¿La directora está ahí? ¡Akane se ha desmayado!
- ¡Maldita sea! - se oyó a Chikara - Vale, tranquilízate ¿está tumbada?
- Eso estoy intentando.
Echar a Akane sobre el baúl no era tan fácil como parecía sobretodo por el poco espacio de que disponían.
Chikara rápidamente sacó su móvil y marcó.
- Vamos Shinobu cógelo ¡Shinobu!
El grito fue tal que los técnicos pensaron que no hacía falta teléfono para llamarla.
- A ver Shinobu, a Akane le ha dado una lipotimia, ya sabes lo que tienes que hacer.
Por fin Akira había depositado a Akane sobre el baúl, las piernas por supuesto, no cogían y caían en el lateral, él se arrodilló a su lado.
- ¿Está muy pálida, Akira? - decía la directora a través del interfono.
- Mucho y no reacciona.
- Debería tener la cabeza más baja que el cuerpo.
- Eso va a ser difícil.
- Me lo imagino ¿lleva pantalones o falda?
- Pantalones.
- Pues aflójaselos.
- ¿Qué?
- ¡Que se los desabroches, demonios! - gritó - La cintura, el cuello y el pecho no pueden estar aprisionados ¡venga! ¿Va a tardar esto mucho?
- Enseguida está, pero no nos agobie que es peor. Estamos haciéndolo lo más rápido posible.
Ahora era Akira el que sudaba. Decidió que lo mejor era hacer lo que la directora le había ordenado deprisa y sin pensarlo mucho y le resultó curioso comprobar que nada más desabrocharle el botón, la chica parecía respirar hondamente.
- ¿Lleva el cuello apretado?
- No, es una camiseta con algo de escote.
- Mejor ¿suda mucho?
- Si pero está fría.
- Sécale el sudor.
¿Y cómo se suponía que le iba a secar el sudor?
- Maldita sea, despierta ¡Ah, que pesadez! Creo que a mí también me va a dar algo.
Entonces al sentir que él mismo iba sucumbir ante este ambiente caluroso, se le ocurrió, se desabrochó él también el pantalón y tiró de su camiseta, se la quitó y utilizó para secar un poco el sudor de la cara y el cuello de Akane.
- ¿Cómo sigue?
- Igual ¿Esto es normal?
- No la agobies mucho, necesita espacio a su alrededor.
- ¿Y dónde me meto?
- No te pongas nervioso, pero si sigue así y no se espabila tendrás que desabrocharla el sujetador.
- ¿Qué? ¡Akane, Akane, despierta, despierta! Aprecio demasiado mi persona ¡Akane! No me hagas esto, venga.
Akira la meneaba sujetándola por los hombros.
- ¡Vamos Akira! - gritó Chikara - ¡Pórtate como un hombre!
- ¡Esto no me puede estar pasando a mi!
Puso su mano detrás del cuello de la chica para incorporarla y volvió a secarla el sudor cuando un quejido salió de los labios de Akane.
- Akane, vamos, abre los ojos.
Akane sentía que la cabeza le iba a estallar y los párpados parecían empeñados en no abrirse. Lentamente consiguió entreabrir los ojos.
- ¿Qué ha... pasado?
- Te desmayaste.
Quería incorporarse, Akira se lo impidió.
- No, quédate así - volvía a pasar su camiseta por el cuello de su compañera.
- Bien chicos ¡ya está!
Un movimiento seco del ascensor indicó que éste ya funcionaba. Empezó una lenta bajada con la consiguiente alegría de los chicos. Akira se puso su camisa.
- Akira - dijo con voz algo débil Akane y esperó a que el chico la mirase - Gracias.
Akira sonrió mientras tímidamente le acariciaba el pelo.
- Me asustaste ¿lo sabías?
- Menos mal que estabas conmigo.
El ascensor se paró al fin y la puerta comenzó a abrirse. Akane pensó que nunca se había alegrado tanto de ver una puerta abrirse.

Sumire se había empeñado en ir hasta las puertas del instituto y había arrastrado a todos con ella.
- Vamos a ver - decía Shibi bastante serio a Kenshi - ¿Por qué me has obligado a venir? Tengo cosas que hacer.
- Bah, no te enfades ¿No querrías que me quedase solito con tanta chica? Tú eres mi amigo del alma, es tu deber darme apoyo.
- Cachorro mal criado.
- ¡Anda! - exclamó Sumire - ¿No es ese Kamui?
Todos miraron en la dirección que la chica señalaba, efectivamente, a unos metros, apoyado en un coche se encontraba Kamui, a su lado había dos chicos y una chica.
- ¿Por qué habrá venido?
- ¿Para que va a ser? Para ver lo que ha pasado - respondió Xu-Xu.
- No creo que sea tan cotilla.
- ¡Ah, si, fíate tu! - añadió Jisei - Los hombres sois peores que las mujeres.
- Vamos a saludarle.
- No, no - Xu-Xu la detuvo sujetándola - No podemos.
- ¿Por qué?
- Por que está con sus amigos - respondió Shibi - Es una de las normas no escritas de convivencia. Nosotros no nos relacionamos con ellos.
- Pero, no entiendo... es Kamui.
- Mira - continuó Shibi - En estos momentos piensa que es otro.
- Pero ¿Quiénes son? ¿El demonio?
- Como si lo fueran - proseguía Shibi - Van a 3-1, ya sabes lo que eso significa.
- Pero ¿Kamui tiene amigos en 3-1?
- ¡Ah, si! - repuso Jisei con cierto tono de sarcasmo - El señorito puede relacionarse con los de 3-1, los demás no, los demás si tenemos algún amigo debemos olvidarlo pero él puede hacer lo que le de la gana.
- Jisei, no empieces - replicó Xu-Xu.
- ¡No empieces, no empieces! - gruñó Jisei.
- Vale, Jisei, las cosas son como son y no lo pienses más - respondía Kenshi - Mira, Sumire, la chica se llama Hikari y antes era algo así como la secretaria del Sishio ese de las narices.
- Los otros dos también estaban en la banda - explicó Shibi - La dejaron cuando Kamui y éste nos lo advirtió: no piensa abandonarlos.
- Es como si tuviera una doble vida - añadía Kenshi.
- No me entero mucho ¡Mirad, ya vienen!
Sumire, muy eufórica trató, con la muleta, de corres hacia donde veían Kyojin, Ryuko, Akira y Akane.
- ¿Pero estás loca? - la sujetó Kenshi - ¡Qué te matas!
- ¡Que bien, que bien!
- Akane trae mala cara - apostilló Jisei.
Ryuko alzó el brazo al verles, iba cogida del brazo de su amiga.
- ¡Mirad, si han venido! - dijo a sus compañeros.
Se acercaron al grupo, todos parecían muy eufóricos. Xu-Xu y Jisei abrazaron a Akane, Kenshi prácticamente se subió a la espalda de Akira.
- Bueno, bueno - dijo Shibi - Parece que hayáis venido de una expedición a la selva o algo así.
- ¿Qué pasó? - preguntaba ansiosa Sumire.
- ¿Cómo te encuentras? - interrogaba Xu-Xu.
- ¿Lo has pasado muy mal? - insistía Jisei.
- ¿Qué hicisteis? - volvía a preguntar Sumire.
- A ver, de uno en uno - habló en voz alta Kenshi - Primero lo más importante ¿qué habéis hecho los dos solitos en el ascensor?
- Kenshi, por favor, no eres más basto porque no naciste antes - le recriminó Xu-Xu.
- ¿Qué tal tu ansiedad por estar encerrada? - preguntó preocupada Jisei.
- Horrible, pero lo peor era el calor, era agobiante, ha sido una experiencia más en la vida, mala, pero una experiencia.
- ¿Se puso muy histérica? - preguntó ahora a Akira - ¿Te pegó?
- ¿No te aprovecharías de la situación? - añadió Xu-Xu.
- ¿Por qué no contestas? - apremió Kenshi.
- Pues porque no le dejáis hablar - contestó Kyojin.
- ¿Y vosotros? - se dirigió a Kyojin, Kenshi - ¿Qué habéis hecho vosotros?
- Comer patatas y beber coca-cola - respondió el aludido.
- Yo estaba muy asustada - añadió Ryuko - No vuelvo a meterme en un edificio sin gente en mi vida. Pero lo peor fue cuando no dijeron que Akane se había desmayado ¡que angustia pasé! Fue horrible.
- ¿Te desmayaste? - se dirigió a ella Shibi.
- Hacía mucho calor - parecía excusarse la chica.
- ¿Y tú que hiciste? - interrogó Kenshi a Akira - A mi se me desmaya una amiga y me desmayo yo también ¿No te aprovecharías de la situación?
- ¡Kenshi, por dios! - gritó Jisei - Creo que estás empezando a pasar mucho tiempo con Karasu.
- A ver, los chicos somos así, nos interesa lo... interesante ¿verdad Shibi?
- ¿Qué pasó ahí dentro? - dijo el mencionado muy serio. Akira no podía verle bien los ojos, como siempre tras sus gafas, pero sentía su mirada clavándose en él.
- Akira ha sido genial - dijo Akane - Normalmente es muy dejado y pasa de todo, pero hoy ha sido casi un héroe. Me recitó poesías, me dejó gritarte y hasta pegarle un poco para que me desahogase, no me agobió con consejos inútiles, me dejó a mi aire e incluso fingió no enterarse de mi crisis para que no me agobiase más, hasta me prestó su coletero y cuando me desmayé me cuidó y me secó el sudor con su camiseta ¿estáis ya satisfechos?
- ¿Con su camiseta? - casi gritó Sumire - ¡Pues tienes que lavársela!
- ¿Qué quieres? - habló por fin el chico - ¿Qué me vaya a mi casa medio desnudo?
- No claro... y ahora vuestro sudor está juntito ¿no es romántico?
- Sumire, tienes una idea del romanticismo un poco rara - habló Ryuko.
- Entonces ¿ya sois amigos? - sonrió Sumire.
- No - contestó Akane - seguimos odiándonos, eso no quiere decir que no reconozca que ha sido un encanto.
- Bueno, bueno, que susceptibles somos ¿no? ¡Ah! Kamui también ha venido.
- ¡Ostras! - exclamó Kyojin - Y está con su banda.
- El fue quien avisó a Sigure, eso dijo Momota - explicó Xu-Xu.
- Tendré que darle las gracias - dijo Akane - a fin de cuentas gracias a él Sigure me ha llevado en brazos.
- ¿En brazos? - gritaron a la vez Xu-Xu y Sumire.
- Que os lo cuente Ryuko, ahora vuelvo.
- Pero Akane, no... - comenzó a hablar Jisei, pero Akane no la escuchaba y empezó a caminar hacia Kamui, el chico, que no había dejado de mirar al ruidoso grupo, al verla, también empezó a caminar acercándose. Akira suspiró y decidió seguirla.
- Kamui - dijo la chica cuando estuvieron lo suficientemente cerca - Se que tu avisaste a Sigure, muchas gracias por tu ayuda.
- ¿Estas bien?
- Si, gracias por preocuparte por mi.
- ¿De verdad estás bien?
- Si, de verdad.
- Estás algo pálida.
- No te preocupes, Akira cuidó bien de mí.
Kamui clavó sus ojos en los de Akira, este comenzó a sentirse violento.
- Gracias por todo Kamui - dijo secamente Akira.
- Llamé a Sigure - continuó hablando Kamui - y me dijo que perdiste el conocimiento.
- No fue nada, de veras.
Kamui los miró a los dos, como siempre, sin restos de emoción en su mirada.
- Nos vemos mañana - y sin más dio media vuelta y se acercó a sus amigos.
Mientras Ryuko, emocionada, narraba todo lo que había vivido.
- Pero lo mejor fue cuando se abrió la puerta del ascensor y le vimos ¿verdad Kyojin?
- ¿Qué pensabais encontrar? - bromeó Jisei - ¿Un par de pollos fritos?
- No sabes que angustia he pasado - continuaba Ryuko - sobretodo el no saber que pasaba, pero veréis, el ascensor se abrió y allí estaban, además es que Akira estaba de rodillas, todo despeinado, con el pelo suelto, la camiseta por fuera, todo sudoroso
- ¡Por Dios! - gritó Xu-Xu - ¿qué había pasado ahí dentro?
- Y detrás de él - seguí relatando Ryuko - el dichoso baúl y Akane tumbada encima, así, toda pálida y lánguida.
- Mira, mejor no sigas - habló Jisei - la imaginación a nuestras edades es muy calenturienta.
- Y luego Sigure ayudó a Akira a levantarse - proseguía - y yo saltaba de alegría y la directora sonreía y entonces Sigure cogió a Akane el volandas y la sacó como... como un príncipe a su princesa.
- ¿Tú ves muchas películas, no? - habló Shibi.
- Vaya - protestó Kenshi - o sea que Akira hace el trabajo y Sigure se queda la gloria.
- Akane - intervino Xu-Xu - ¿Sigure te cogió en brazos? ¿Y que se siente?
- No - interrumpió Kenshi - No empecéis con vuestras noñeces, no.
- Oh- contestaba Akane - Tiene unos brazos fuertes y...
- ¡Eso no le importa a nadie! - protestó Kenshi.
- No, lo mejor no fue eso - habló ahora Kyojin - lo mejor fue que cuando ya estaban recuperados y más o menos rehechos, de pronto... es que... os lo tenéis que imaginar... mira imaginaros: la directora, la enfermera, Sigure, los técnicos del ascensor, nosotros y Akane que de pronto dice "se me están cayendo los pantalones ¿por qué se me están cayendo los pantalones?"
- ¿Tanto has sudado que adelgazaste? - inquirió Xu-Xu.
- No calla, si es que fue tremendo - continuaba Ryuko - porque la directora se acercó a Akira, le puso el brazo en los hombros y dijo "No te dije que también te los quitases tú" Mira, la cara de Akira en esos momentos fue algo impagable.
- Parecía decir "Matarme de una vez, no alarguéis mi agonía" - rió Kyojin.
- ¡Ah! ¡Que pesados sois! - se quejó Akira.
- ¿Le quitaste los pantalones a Akane? - Jisei se acercó mirándole fijamente.
- Siempre supe que eras un degenerado - apuntó Kenshi.
- Eh, no le juzguéis tan a la ligera que la directora se lo dijo - le defendió Ryuko.
- ¿Te dijo que le bajases los pantalones a Akane? - volvió a interrogarle Jisei.
- Me dijo que se los aflojara y eso hice.
- Ya y ya puestos te bajaste los tuyos - Kenshi le dio un toque en el hombro - Macho, eres mi héroe.
- Kenshi, estás pensando cosas muy raras - le increpó Xu-Xu.
- No - dijo Akira - A ver, la directora dijo que el cuello, el pecho y la cintura debían estar... sin apretar, yo sentía mucho calor y empezaba a respirar mal y... ¡bah!
- Ya, te apretaban los...
- ¡Kenshi! Una sola palabra más y te maldigo para una semana, te lo advierto - le amenazó Jisei.
Sumire se acercó a Akira y con los ojos muy abiertos le miró detenidamente.
- ¿Qué le pasa? - preguntó el chico.
- No tiene pinta de hacer nada ¿no crees Xu-Xu?
Xu-Xu imitó a su amiga.
- Tiene pinta de infeliz ¿Tú como ves su aura, Jisei?
Jisei también se acercó.
- Lo que tú dices, de infeliz.
- ¿Y si cobramos entrada por que me miren?
Akira y Kyojin caminaban en silencio de vuelta a sus casas. Después de lo que había sucedido Akira sentía ganas de pasear y respirar aire puro.
- Ya está anocheciendo - comentó Kyojin - Ha sido una tarde muy larga.
Akira se detuvo y miró al cielo, por fin se había despejado.
- Se está bien - comentó.
- El domingo voy a salir con Ryuko.
Akira le miró asombrado.
- ¿Le has pedido salir?
- No exactamente, es muy complicado de explicar.
- Entonces todo esto ha servido para algo... me alegro por ti.
- Solo vamos a ir dar una vuelta, a...
- ¿Espiar a Akane? - Akira sonrió, si es que conocía perfectamente a Kyojin - Bueno, por algo se empieza.
Reanudó el paso. Kyojin le siguió en silencio.
- Una tarde muy larga - repetía mentalmente Kyojin - Larga y curiosa.

1 comentarios:

Apple Ninde dijo...

Sabes? yo no sabia que se hacian semejantes cosas en caso de que te desmayaras? jajaja xD noooo ame el capitulo.. menos cuando aparece Kamui,. maldito

Kenshi es un pervertidooo jajaja xD lo amee.

Me gustoo mucho
Un besote
Nin