jueves, 9 de septiembre de 2010

38. Dos trampas, tres reacciones violentas

Las tres chicas de 3-1 que se habían sentado al lado de Himeko seguían hablando y gesticulando mucho. Himeko trataba de seguir su conversación aunque era incómodo para ella, su buena educación le impedía ser descortés. La verdad, no le importaba mucho lo que decían pero parecían muy entusiasmadas con ello.
Karura, entre preocupada por sus cosas y aburrida de tanta charla sobre moda, lo que estaba de moda y como estar de moda, dirigió su mirada hacia donde estaba el resto de su clase. Estuvo tentada de levantarse, tenía ganas de hablar con Akira, seguro que él le daba algún consejo, cuando le conoció le pareció un crio quejica, flojo y hasta en ocasiones pedante, pero ahora era su amigo, ese chico tenía la capacidad de analizar las cosas friamente y así es como debía plantearse su problema, de una forma fria y objetiva, dejándose llevar por nos nervios no estaba consiguiendo nada; además, habíha visto a Akira hablar, con gesto muy serio, con Kamui y Shibi ¿Qué pasaría? No era muy normal que Akira apartase a Kamui del grupo para hablar con él.
Kamui estaba muy molesto, Momoka se había quedado dormida apoyada en su hombro. Yuri, sin embargo, había preferido hacerlo en Suo, éste parecía no reaccionar, ningún gesto, de agrado o desagrado, se veía en su rostro. Nowaki les miraba casi rechinando los dientes.
- Sois los dos iguales ¿Qué teneis vosotros que no tengamos los demás?
- Cállate quejica - decía Kamui - Para mi esta situación es mue incómoda.
Kenshi se reia, Genki parecía a punto de llorar.
- ¿Por qué Momito? ¿Por qué? - se lamentaba.
- Sumire - dijo Karasu - Si quieres tú puedes dormir en mis piernas.
- ¡Karasu! - Jisei le miró amenazante.
- Tenía que intentarlo.
Ginta llegó y se acercó a su hermana.
- Mira - comentó Jisei - Un Karasu en pequeño. Que sepas Ginta, que en unos años vas a ser como esto.
Ginta la miró de una forma que a Jisei no le presagió nada bueno.
- Tu siempre igual - comentó el chico - No me tienes confianza, y eso que eres como mi hermana.
- Hombre el chico se esta portando - dijo Kyojin - A pesar de ver a las animadoras no se tiró a las piernas de ninguna.
- Además ha sido un héroe - añadió Ryuko.
- Gracias al capitán y a Akira que confiaron en mi.
- Malo - replicó Akane - Ese arrebato de modestia no puede ser bueno.
- Yo queria hablar un momento con Ryuko hermanita, no voy a meterle mano, no te asustes.
- ¿Algun problema? - preguntó Ryuko.
- Necesito… un consejillo ¿Podemos hablar?
- Venga, vale.
Ruyko se levantó y junto con Ginta se alejaron.
- Ryuko y mi hermano se entiendes bien - explicó Akane al ver la mirada curiosa de Sumire - Todos mis hermanos quieren mucho a Ryuko, ella tiene mas paciencia que yo. Los ha aguantado casi tanto como yo. Supongo que querrá pedirle consejo sobre alguna chica que le gusta.
Ginta miraba algo nervioso a Ryuko.
- Espero que no te enfades conmigo… hermana.
Ginta tenía la costumbre de llamar hermana tambien a Ryuko, esta había pasado mucho tiempo en su casa, ayudando a su hermana cuando esta no podía salir por atender a sus hermanos y otras veces los acompañaba al parque, si que era cierto que veia a Ryuko casi como a otra hermana mayor.
- ¿Por qué me iba a enfadar? ¿Qué es lo que te pasa?
- Ven, vamos ahí, que no quiero que me oigan.
- Pues si que estas raro.
- Es que quiero que me hagas un favor ¿te importaría hablar con un colega mio?
- ¿De qué?
- Es que le gustas pero no puede… hablar contigo delante de…
- ¿Qué yo le gusto a uno de tu clase?
- No, no es de mi clase. Tú solo habla con él.
- A ver Ginta ¿esto que es? ¿una broma? ¿una encerrona?
- No lo sabes tu bien - dijo apareciendo de pronto Jiro, un chico alto y grueso, con el pelo castaño, muy corto y ojos pequeños y de mirada maliciosa.
- Pero Ginta ¿Qué has hecho?
Ryuko se sobresaltó al verlo, aquello la puso nerviosa, dio unos paso para atrás, iba a girarse para marcharse cuando chocó con algo. Era Reiji.
- ¿A dónde vas, palomita?
- ¿Qué haces aquí? - gritó Ginta - Su suponía que…
- Chisst, los niños no hablan si no se les da permiso - habló jocoso.
- ¡Ginta! - Ryuko le miró enfadada y asustada.
- Yo… yo no sabía que…
Reiji sujetó de las muñecas a la chica. Jiro se acercó y Reiji la empujó hacia él, que la sujetó de un brazo.
- Toda tuya.
- ¡Suéltata! - gritó asustado Ginta, eso no podía ser cierto ¿Qué pasaba? ¿se burlaban de él? - ¡Sueltala!
Reiji golpeó el pecho de Ginta que calló al suelo.
- ¡Ginta! ¡Quita bruto, sueltame! - intentaba zafarse Ryuko.
- ¡No la toqueis! - Ginta se levantó con rabia.
- No te enfades - se burló Reiji - Si Jiro es muy bueno, no va a hacer nada que no se hubiese ocurrido a ti.
- ¡Que me dejes! - Ryuko continuaba intentando soltarse.
Pero Jiro la abarcó con sus enormes brazos, impidiendo que pudiese mover los suyos. La tenía sujeta de forma que la espalda de la chica estaba pegada a él, así lo único que ella podía hacer era levantar las piernas tratando de deshacerse del abrazo.
- Quieta, si solo quiero un besito.
- ¡Que no la toques! - el grito de Ginta estaba lleno de desesperación, ahora se daba cuenta de cómo le habían engañado. Se lanzó hacia Jiro pero Reiji le sujetó del brazo retorciéndoselo en la espalda - ¡Suéltame hijo de…
- No, no, así no se piden las cosas - dijo de pronto Seiji - Somos colegas ¿recuerdas?
- Déjamelo a mi - habló de forma macabra Reiji . Se me ocurren muchas formas de educarle.
Ginta sentía mucha impotencia y comenzó a llorar incapaz de controlar su rabia.
- ¡Oh, pobrecito! - se burló Reuiji - Pobre muchacho torpe e indefenso ¿No quieres que le hagamos nada a tu amiguita?
- No os atrevareis - dijo de pronto Ryuko.
- Vamos a hacer un trato - propuso Seiji.
- ¡No les escuches Ginta!
- Si, si nos va a escuchar. Si no quieres que le pase nada a ella deberás darnos otra cosa a cambio.
- ¡No les escuches!
- Aunque a mi contigo me vale - dijo Raiji atrayéndole hacia él - Me encantan los niños pelirrojos y tiernos como tú - Le pasó la lengua por una de las orejas y mordisqueó.
- ¡Déjame, cabrón! - gritó Ginta mientras intentaba golpearle con la mano libre.
- Te va a soltar - dijo Seiji - Pero tu nos tienes que traer a otra persona. Si no lo haces, tu amiguita va a darle un bonito recuerdo a Jiro.
- ¡Estais locos! - gritó Ryuko que no dejaba de intentar soltarse del abrazo de Jiro - ¿Creeis que nadie se va a enterar?
- Tu eliges - la ignoró Seiji - O te quedas aquí, disfrutando del espectáculo y dejo que Reiji se ocupe de ti o va a llamar a quien te digamos.
- Pero si te vas - continuó Jiro - No olvides mantener la boca cerrada porque ¿sabes? Haciendo daño Reuiji es muy rápido.
- Lo que quiere decir Jiro es que si esa persona no viene sola, si avisas a alguen más… ¿soportarias mirar despues a Ryuko a la cara?
- No les hagas caso, son mentiras, no se atreverán - Ryuko intentaba mantener cierta calma y que no se notase el terror que empezaba a invadirla.
- ¿Tu que crees? - rió Seiji - ¿Reiji se atreverá? ¿Apostamos?
- No la hagais daño - suplicó Ginta - Por favor.
- Pues eso depende de ti… colega. Dile a su amigo, el rellenito, que venga.
- ¿Kyojin?
- ¿Por qué quereis a Kyojin? - gritó muy asustada Ryuko.
- Jiro quiere decirle algo. Bien, elige.
- ¿Qué vais a hacerle a Kyojin? - preguntó asustado.
- Nada, solo asustarle un poco y reirnos.
- ¡No Ginta, no! - Jiro tapó con su enorme mano la boca de Ryuko.
- Esta bien… pero no la toqueis a ella.
- Vamos Reij sueltale, este no va a hacer nada.
- Es una pena, ya me estaba emocionando.
- Ve… y no tardes… colega.
Ginta salió corriendo. Al llegar al descampado se limpió los ojos. Se dirigió hacia donde estaba Kyojin. Andaba deprisa, mirando al suelo.
- ¿Dónde estabas, Ginta? - le gritó de pronto Minako, la hermana de Nowaki.
No contestó, siguió con su camino. Minako se quedó perpleja mirándole.
- Kyojin - dijo al llegar - ¿Puedes venir?
- ¿Qué pasa? ¿Y Ryuko?
- Quiere… enseñarte una cosa.
- ¿El qué?
- Por favor… ven conmigo.
- Bueno… pues ahora vuelvo… vamos allá.
Ginta se giró y deshizo sus pasos. Kyojin le siguió. Akira y Akane estaban en una de sus habituales discusiones y no parecían haberse dado cuenta de nada. Kamui seguí con Momoka encima y aguantando las quejas de Nowaki y Genki. Shibi continuaba abstraido en sus cosas. Karasu y Sai se vigilaban el uno al otro mientras Sumire, Jisei, Kenshi y Xu-Xu jugaban a las cartas y no paraban de reir.
Ginta caminaba bastante deprisa.
- Pero Ginta, espera.
Minako continuaba observándole.
- Perdóname Kyojin - lloró Ginta al llegar a donde se veía a Ryuko y los otros chicos.
Kyojin no podía moverse, lo único que esn esos momento veía era a Ryuko tratando de zafarse de los brazos de Jiro. Eso no era verdad, no podía ser verdad, sentía como el corazón le latía más y más deprisa, sentía como golpeaba su pecho y no solo eso, sentía latir sus sienes, sus pulsos. Fue un instante, aquella sensación solo duró un instante que parecía eterno. De pronto, cuando parecía que su cuerpo iba a reaccionar, sintió un dolor agudo en la espalda.
- ¡Kyojin! - gritó Ryuko, a la que Jiro hbía destapado la boca.
- Te pudes ir Ginta - dijo Seiji.
- ¿Qué le vais a hacer? - gritó el chico.
- Mejor vete.
Kyojin volvió a ORI gritar a Ryuko, era un grito terrible y desgarrador pero él no sabía que pasaba, solo sentía que caía al suelo y que algo le golpeaba… simplemente aquello no podía ser cierto.
Ginta salió corriendo de allí. Nada más abandonar la zona arbolada se dejó caer de rodillas llorando, presa de un gran desprecio hacia si mismo.
Minako ni pensó lo que hacía. Sus piernas parecía saber mas que ella. Corrió todo lo que pudo hasta alcanzar el grupo de su hermano.
- ¡Nowaki! ¡Akira! ¡Akane! - gritaba muy nerviosa acercándose, prácticamente aterrizó sobre Akira.
- Aki, pasa algo, algo malo.
- Cálmate.
- No, no… Kyojin…. Ginta… algo malo.
- ¿A ver, que pasa? - le gritó Nowaki sujetándola de los hombros.
- Respira, vamos, respira - le dijo Akane - ¿Le pasa algo a Ginta?
- Ginta se fue con Seiji, yo lo vi, antes, se fueron… - hablaba de forma nerviosa y atropellada, consiguiendo atraer la atención de todo el mundo - Luego volvió con Ruyko y salió solo y luego con Kyojin y lloraba y…
- ¿Dónde? - ahora era Akane la que la cogía de los hombros obligándola a mirarla - ¿Dónde ha llevado a Ryuko?
- Ya, tranquila - Shibi sujetó a Akane - No la agobies.
Nowaki se levantó y salió corriendo, Kenshi y Genki le siguieron. No sabían el qué pero algo malo pasaba.
- ¿Y Kyojin? - la interrogó angustiado Akira que parecía haber comprendido todo.
- Entan dentro… en el bosque.
Ahora fueron Akira, Shibi, Karasu, Suo y Kamui que se quitaban de encima a las chicas sin mucha delicadeza, y Xu-Xy los que salieron corriendo.
Akane no quería entender nada. Miró a Jisei.
- No le pasa nada a Ryuko ¿verdad?
- Venga vamos - dijo Jisei.
Momoka y Yuri se habían despertado bruscamente y miraban aturdidas.
- ¿Qué pasa? - dijo Momoka.
- Algo les pasa a Ryuko y Kyojin - dijo Sumire antes de hechar tambien a correr.
En el grupo de Karura aquello no pasó desapercibido.
- Bueno - dijo Stella - Nosotras mejor nos vamos.
Nowaki, Genki y Kiba vieron a Ginta llorando en el suelo. Ninguno se paró. Ginta les sintió pasar rápidamente a su lado. Unos pocos segundos después aparecieron Akira y Shibi. El primero se paró en seco delante de él y le levantó del cuello de la camiseta.
- ¿Dónde están?
Ginta no podía hablar, señaló hacia detrás de él, Akira le soltó.
- Suo - dijo al ver a sus compañeros llegar hasta él - Tú encárgate de Nowaki, Karasu tu de Kenshi - sabía que tanto Kenshi como Nowaki eran demasiado impulsivos.
Efectivamente Nowaki había arremetido contra Seiji y Kenshi y Genki contra Reiji.
Jiro les miró divertido y soltó a Ryuko, que llorando, corrió hacia Kyojin, tirado en el suelo, que se incorporaba lentamente. Se lanzó a abrazarle sin dejar que se levantara.
Así los encontró Akane, de rodillas a ambos. Ryuko llorando desconsoladamente, abrazada a él.
Akira habia sentido ganas de apalear a alguien pero no lo hizo. Suo y Kamui intentaban sujetar a Nowaki, Karasu a Kenshi y Shibi y Xu-Xu a Genki… nadie se dio cuenta de que Jiro no estaba allí. Akira veia a Seiji y Reiji disfrutando con todo aquello, si, eso era lo que pretendían y lo que habían conseguido, provocarles. Se arrodilló al lado de Kyojin,
- Ryuko, Ryuko - trató de separarla - Ya ha pasado todo… Mírame Ryuko, soy yo, vamos, suéltale, le haces daño.
- No me hace daño - murmuró Kyojin - Ella no me hace daño.
- Vamos Ryuko, mira, hha venido Akane ¿quieres asustarla más? - le dijo suavemente Jisei.
Poco a poco Ryuko se soltó de Kyojin.
- ¿Qué te han hecho? - preguntó Akira.
- Nada - sollozó.
- No tengas vergüenza de decirmelo.
- Nada - repitió - Solo me asustaron.
Jisei la ayudó a levantarse.
- Vamos Ryuko, ven conmigo.
Mientras todo esto pasaba, Yuri y Momoka habían ido junto con Minako, a avisar a los profesores.
- ¿Qué pasa aquí? - gritó la directora al llegar.
Con la ayuda de los profesores consiguieron calmar a Nowaki, Kenshi y Genki que eran los mas violentos.
- ¡Han pegado a Kyojin! - gritaba Genki.
- Son unos hijos de…
- ¡Vale ya, Kenshi!
- ¡No vale! - gritaba también Nowaki - ¡No vale!
- ¡Hhe dicho que vale! - se acercó a Kyojin, su aspecto no era muy bueno, se le veían golpes en la cara y seguramente tendría en el resto del cuerpo - ¿Puedes levantarte?
- Mas o menos… estoy bastante bien.
- ¿Por qué ha sido?
- ¡Porque son unos salvajes! - volvió a gritar Nowaki,
- Inari, llevale al hospital, que le hagan un chequeo y tambien a Ryuko, está demasiado nerviosa - dijo al verla abrazada a Jisei llorando nerviosamente.
- Yo voy con ella - habló Jisei.
- Yo tambien voy - dijo Akira - Te ayudaré, Inari.
- Shinobu lleva tu a los chicos. Venga, todos a dispersarse, ya no hay nada de ver. El lunes hablaré con vosotros, no creais que os vais a librar.
El alboroto al final había atraido a todo el mundo. Tlodo el mundo menos a tres personas, una de ellas, tan callada que siempre pasaba desapercibida, por eso, también pasó desapercibida su ausencia.
Cuando Kohakim Hizashi y Karura se levantaron para ir a ver que pasaba, Himeko se dio cuenta de que no podía, quiso hablar, llamar a Hizashi pero tampoco podía hablar. Empezó a sentirse mal, estaba mareada, no podía moverse y la visión se le volvia borrosa.
- Hola preciosa - oyó una voz como en la lejanía, una voz que no podía reconocer - Está grogui.
Deisuke, en cuclillas delante de ella, hacía gestos con la mano ante sus ojos. Himeko no reaccionaba, tenía las pupilas dilatadas y la mirada perdida.
- Pues venga, vamos - dijo Takumi.
- Ven preciosa.
Deisuke la cogió en brazos. Himeko notó como algo la alzaba del suelo pero no sabía decir que es lo que pasaba.
- El grupo de Seishiro ha cumplido, menudo alboroto han armado - decía Deisuke.
- No se que clase de acuerdo habrá llegado Nagato con él, ni porqué.
- Es igual, la pena es que no nos den mas tiempo, habría sido delicioso disfrutar de esta belleza - Deisuke puso a Himeko de nuevo en el suelo, tumbada.
- Desabróchale la camisa, así se asustarán más.
- Será un placer - dijo relamiéndose los labios.
Fue desabrochando los botones de la camisa, Himeko sentía como unas lágrimas comenzaban a caer de sus ojos, una lágrimas que no podía controlar. Quería gritar, quería moverse, pero no podía, por mas que quería su cuerpo no reaccionaba. Le parecía sentir las manos de alguien tocándola aunque no podía ver con claridad quien era, pero la tocaban, seguro y de pronto algo que se aproximaba a ella, algo que la presionaba los labios y le robaba la respiración.
- Deja de besarla - gruñó Takumi - Mira que eres morboso.
Mientras la directora y los profesores dispersaban a los alumnos curiosos, Hizashi miró a su alrededor.
- ¿Y Himeko? - desde que había comprendido lo injusto que toda su vida había sido con Himeko a causa de sus celos, se había convertido en prácticamente su guardaespaldas.
- Estaba contigo ¿no? - dijo Karura.
- No la veo.
- Se habrá quedado atrás.
Dirigieron sus miradas a donde habían estado, allí no había nadie.
- Hizashi - dijo Karura sujetándole el brazo - Allí.
Karura señalaba a tres personas un poco alejadas, no demasiado, una de ellas en el suelo.
- ¡Cabrones! - Kohahu echó a correr como enloquecido.
- ¡Kohaku, no! - gritó también Karura.
Hizashi no había dicho nada pero también corría hacia allá.
Deisuke y Takumi les esperaban de pie al lado de Himeko. Kohaku, sin detenerse se acercó a Deisuke y golpeó con su frente violentamente la cara del rubio, este calló al suelo sangrando.
- ¡No, Khaku, no! - continuaba gritando Karura que tambien llegó corriendo.
Hizashi cogió a Takumi del cuello y levantó su mano cerrándo el puño, este sonrió.
- ¿Me vas a pegar delante de todos?
Hizashi paró sú puño y miró detrás de él. Los profesores llegaban corriendo… y todo el mundo.
Karura intentaba evitar que Kohaku golpease de nuevo a Deisuke.
- ¿Pero que os pasa hoy? - gritó el profesor Yotsuda.
- ¡Estan locos! Nos han atacado sin mal - dijo Deisuke mientras se limpiaba la sangre.
Karura se arrodilló al lado de Himeko.
- Directora ¡Algo le pasa a Himeko!
La directora se arrodilló a su lado, todo un corro se hizo a su alrededor.
- Está drogada.
- ¿Qué? - gritó Hizashi a punto de arremeter contra Takumi, Yotsuda le detuvo.
- ¡Vale ya, Hizashi!
- ¿Qué la hebeis hecho? - gruñó lleno de odio Kohaku.
Karasu se metió como pudo entre todos los curiosos y llegó hasta Kohaku sujetándole justo cuando iba a volver a golpear a Deisuke.
- ¡Sueltame Karasu!
- ¡No, Kohaku, cálmate!
- ¡Suéltame o te pateo a ti!
- ¡Kohaku tranquilizate! - le gritó el profesor Masashi.
- ¡Le voy a matar! ¡Ha drogado a Himeko!
Había que reconocer que cuando Kohaku se ponía violento daba miedo.
- ¿Cómo sabes que han sido ellos?
- ¡Lo se!
- Tenemos que llevarla al hospital .- habló la directora - Vaya tarde me estais dando.
- ¡Han sido ellos! - los ojos de Kohaky destilaban un profundu odio y desesperación.
- Encima que la hemos encontrado así - habló Takumi con toda tranquiliddad.
- ¿Qué le habeis hecho? - gritó HIzashi, al que Yotsuda seguía sujetando.
- ¡A callar! - bramó la directora - No sé lo que os ha pasado pero os juro que lo averiguaré. Ayúdame Gaito, vamos. Y vosotros, los de 3-1 y 3-2, mañana os quiero a todos a la 9 en punto en el instituto.
- Pero mañana… - se quejó alguien.
- ¡A todos! A las 9 en punto y al que false te le sancionará ¿está entendido? Yo podeis correr la voz.
- Señora Chikara - habló Hizashi.
- ¿Qué? - bufó la nombrada.
- Querría ir con ella al hospital.
- Esta bien pero no digas ni una sola palabra. Sigure, Masashi, os dejo encargado de todo, que recojan sus cosas, se acabó la tarde de campo.
Pero lo que no habían acabado eran los incidentes.
Akane se había quedado clavada en el sitio, allí solo quedaban ella, Ginta, Shibi, Kamui y Seishiro que sonriendo se disponía a disfrutar del espectáculo.
- Akane, perdóname - Ginta se acercó a ella lloroso.
Por toda respuesta Akane lanzó una bofetada contra la cara de su hermano.
- Akane, perdóname.
Akane levantó de nuevo la mano. Shibi se la sujetó.
- Ya vale Akane.
- ¡Sueltame!
- ¡No! Ya vale, está arrepentido.
- ¿Arrepentido? - gritó con toda su rabia - ¿Crees que esto se olvida pidiendo perdón?
- Lo ha entendido Akane, sabe lo que ha hecho.
La escena parecía divertir mucho a Seishiro.
- ¿En qué estabas pensando? - le recriminó la chica a su hermano.
- Me engañaron, soy un imbécil, me dejé engañar.
- ¿Cómo se lo vas a explicar a Ryuko? - continuaba gritando - ¿Eh? ¿Cómo? ¿Cómo?
Ginta cerró los puños y se los llevó a la cabeza, apretándose.
- Lo siento, no creia que iba a pasar esto, yo nunca le haría daño a Ryuko.
- ¿Qué es lo que creías? - Akane intentaba zafarse de la sujeción de Shibi.
- Ya, Akane, ya - Shibi la atrajo hacia sí y la abrazó, manteniéndola contra su pecho - Es solo un niño, un niño asustado y confundido. El no sabía como son esos, nadie se lo dijo.
Akane apretó sus puños contra el pecho de Shibi con rabia, si eso era cierto, Ginta no les conocía del todo.
- Pero aún así… - la rabia de Akane parecía disminuir, apoyó su cabeza contra el pecho de su amigo, éste le acarició el pelo.
Kamui sentía que algo no iba bien dentro de él, no le gustaba ver aquello, le producía “algo” en su interior. “Déjala ya” pensaba con pena “No la toques más”.
Seishiro se acercó a él con una maliciosa sonrisa en los labios. Se aproximó a su oido y le susurró unas palabras.
La reacción de Kamui no se hizo de esperar, golpeó a Seishiro, lo cogió del cuello y lo tiró contra el suelo, lánzandose sobre él sin separar las manos de su objetivo.
- ¿Qué has dicho?
- Me… aho….gas…
- ¡Kamui! - gritó Shibi separándose de Akane - ¡Suéltalo!
- ¡Te vas a tragar lo que has dicho! - hablaba con voz llena de ira Kamui.
- Vale ya Kamui - decía Shibi con bastante tranquilidad, intentando separarlo - Sueltale.
- ¡Kamui, por favor! - decía tambien Akane.
- ¡Déjame, Shibi, déjame!
- ¡Que lo vas a matar! ¿No ves que no puede respirar? ¡Ginta ve a llamar a alguien!
- ¡Kamui suletale ya! - Akane también intentaba separarle - ¡No ves que no se merece lo que a ti te pueda pasar!
- ¡Ya! ¡Kamui, ya basta! - Shibi dio un puñetazo a Kamui, esto hizo que aflojase un poco el agarre.
Seishiro consiguió separar un poco las manos de su cuello.
- ¡Kamui, sueltale! - dijo con voz firme Sigure - ¡Ahora mismo!
Kamui aflojó del todo las manos.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó el profesor.
Seishiro se incorporó tosiendo. Sigure le ayudó a levantarse.
- Esta loco - dijo el chico - Loco de remate.
Kamui apoyó los brazos en el suelo, sentía impotencia y muchas ganas de gritar. Shibi se había sentado en el suelo y respiraba profundamente.
- Creia que lo matabas, tio.
- ¿Qué ha pasado para que te pongas así? - preguntó bastante enfadado Sigure.
- Es asunto privado - respondió secamente Kamui.
- Vale, a mi no me lo digas si no quieres. Darás tus explicaciones al consejo.
- No diré nada - habló friamente - No daré explicaciones a nadie.
- Si sigues con esa actitud te verás en problemas ¿Cómo te encuentras, Seishiro?
- Ya estoy mejor, gracias Sigure, si no llegas a venir no sé como hubiera salido de estta.
Kamui se levantó.
- Eres el ser mas despreciable y rastrero que conozco - dijo a Seishiro lentamente.
- Y tu eres un patético y soberbio muchachito.
- Vale, se acabó la charla - cortó Sigure - Venga que nos vamos, recoged vuestras cosas. Mañana Chikara será informada de todo este incidente ¿Qué demonios os ha pasado hoy? Es innaudito.
- Kamui - Momoka había regresado hacía ya un rato y se acercaba con miedo al chico - Ven conmigo, yo te ayudaré.
- Estoy bien, Momoka.
- Déjame que te ayude, por favor, nunca me dejas ayudarte ¿tan molesta soy? No se lo que ha pasado pero…
- Esta bien, pero te va a decepcionar.
Primero Kamui ofreció su brazo a Shibi que seguía sentado en el suelo.
- Por cierto - le comentó en voz baja - Seguro que sí es Seishiro.

Akira y Jisei esperaban en la sala de espera del hospital.
- ¿Crees que tardarán mucho? - preguntó Jisei, más que nada por hablar de algo.
- ¡Quien sabe!
- Oye, yo quería enseñarte una cosa, aunque no se si Akane se va a enfadar.
- Entonces no lo hagas.
- Da igual, lo tengo en mi bolsa que he la he dejado allá, espero que alguien me la guarde.
- Pues entonces no hay problema, no lo puedo ver de todas formas.
- Después de lo que ha pasado Akane va a tener que decirlo.
- ¿El qué?
- Cuando fuimos a cambiarnos después del partido, Akane encontró en su mochila una foto… una foto suya con Ryuko que no era suya, detrás ponía; Ya me la darás.
- Vale - Akira miró con paciencia hacia el techo - ¿Por qué no lo habeis dicho?
- Se me olvidó.
- Bien - se inclunó hacia delante llevando su cabeza, clavando su codos en las rodillas y sujetándosela - Estupendo.
- ¿Crees que tiene algo que ver con lo que ha pasado?
- Es Seishiro, seguro,es el único capaz de pensar un plan tan retorcido - murmuró.
Hubo unos minutos de silencio. Jisei observaba a su amigo.
- ¿En que piensas? ¿Estás enfadado?
- No, solo pienso que Ryuko y Kyojin están aquí, tú estas aquí, yo estoy aquí y Akane se ha quedado sola allí.
- No creo que va a pasar nada, está todo el mundo, además estará con Shibi.
- Si - Ákira hizo una extraña mueca que parecía una sonrisa - Shibi siempre está ahí, no se como lo hace pero siempre está cuando lo necesita ¿no?
- No me gusta nada ese aura que se te ha puesto. Yo se lo que tienes dentro, Akira.
- Pues tendré lo que tiene todo el mundo.
- Tienes miedo, frustración, remordimientos, confusión…
- Eso son demasiadas cosas.
- Sé que tienes algo que te está quemando por dentro.
- Tú eres una chica muy rara, cuanto más te conozco más rara me pareces - Levantó la vista - ¡Anda, mira! ¡Si ese que entra es Hizashi!
- Es verdad ¿Qué hará aquí? Uy… algo más ha pasado, su aura está a puntito de estallar.

37. La calma antes de la tormenta

El móvil de Akane sonó, esta se levantó mientras hablaba por él y se alejó unos pasos. Terminada la conversación regresó con gesto de estar bastante mosqueada, cogió un trozo de pan que quedaba por allí y se lo lanzó a Akira dándole en la cara.
- ¡Ah! ¿Qué pasa?
- ¡Te odio! ¡Te recontraodio!
Akira se incorporó perezosamente.
- ¿Pero a que viene eso ahora? - dijo Ryuko.
- Si, pobre ¿Por qué le atacas a panazos? - añadió Kyojin.
Akira bostezó y se estiró.
- Tu madre lo ha hecho - le dijo Akane con fuego en los ojos.
- ¿El qué?
- ¡Ha llamado a mi padre! - bufó la chica.
- Por eso te pidió el teléfono, ya sabía yo que lo haría.
- Con todos los respetos, tu madre es...
- Una cabezota, igual que tú. Te dije que el domingo comerías en casa, te lo advertí ¿Qué ha dicho tu padre?
- Que no hay problema, que vaya a tu casa, si le viene genial, ya ha hablado con mi madre, como la semana pasada mi madre trabajó y le envió a mis hermanos, mañana ella le devuelve el favor quedándoselos, ya no hay niños, ya no hay jaleo en su casa.
- Todo solucionado, no te necesitan.
- De eso nada, mi padre ahora piensa que eres mi... mi...
- Se te atasca la palabra ¿eh? - se burló Ryuko.
- Un... un lío que tengo, mi "rollete"... vamos y lo peor será que se lo dirá a mi madre.
Jisei y Sumire rompieron a reír.
- Alá, ya es oficial - sentenció Sumire - Tenéis un rollo oficial.
- ¿Qué le habrá dicho tu madre para convencerle? - reflexionó Kyojin.
- ¿Que qué le ha dicho? - gritó Akane - ¿Tú que crees que le ha dicho? Que estamos saliendo y lo apropiado es... mira... me estoy agobiando mucho.
Ryuko y Kyojin también empezaron a reírse.
- A ver - dijo Akira - Explícamelo más despacio.
- Mi padre cree que estoy saliendo contigo ¡y vale ya de reírse!
- Ten cuidado - advirtió Kyojin - Ten cuidado con dañar a su hijita, es la única que tiene.
- Pero tú le habrás dicho la verdad...
- Yo si, pero cree que soy... vergonzosa.
- ¡Qué bonito tía! - decía casi llorando de la risa Jisei - ¡Todo es tan romántico!
- ¡Ya te digo! - reía Sumire - ¡Pero que bonito! Ya lo estoy viendo: para Navidad os reuniréis los dos... no que tu ya tienes dos... las tres familias, tu madre, su marido, tu padre y su mujer y los padres de Aki y el batallón de hermanos... lo suyo es que tu familia, Aki, vaya a su casa... es lo tradicional.
- ¡Pero si allí no caben tantos! - reía también Ryuko - ¡No podrían ni moverse!
- Así hay más intimidad, mujer - añadió Jisei sin parar de reír - Más... roce.
- Luego - continuaba muy emocionada Sumire - Os repartiréis los regalos, seguramente a ti, Akane, te regalarán un anillo o mejor una pulsera ¡Que bonito! Los domingos fijo que iréis a comer a su casa, así te libras de tus hermanos, tonta y por la tarde pasearéis juntos. Ya verás, en unos años estaréis buscando piso, una casita, y la iréis amueblando con ayuda de tu madre Aki, por supuesto, las madres son muy protectoras y hay que escucharlas o se ponen celosas de las nueras y ya la hemos liado… En vacaciones iréis al sitio ese donde fueron tus padres el otro día y Akane conocerá a todos los Shikamoto y cuando terminéis las carreras os casareis… ¡Que bonito! Ya veo montones de Shikamotos pelirrojos correteando a vuestro alrededor… se parecerán a ti, Aki, pero serán pelirrojos.
Akane empezaba a tener un tic nervioso en el ojo, Akira la miraba con la boca abierta, Jisei se ahogaba de tanto reír y hasta Shibi había dejado sus reflexiones y miraba la escena sonriendo.
- ¡Ay… ya no puedo más! - reía Jisei - ¡Me duelen los mofletes!
- Pero espera… antes tengo que conseguir mi beso. Esto… no os comprometáis demasiado rápido ¿vale?
- Bueno pues ya tenéis vuestra vida planeada - sentenció Kyojin - Con lo poco que te gusta a ti pensar en complicaciones Akira, no me digas que esto no te da tranquilidad.
Ahora era Akira el que tenía el tic nervioso.
- Pero Sumire - dijo Jisei tratando de parar de reír - No puede ser, recuerda que Akane ya tiene otros suegros.
- ¡Ostras! Esto va a ser terrible. Kaguya versus Shikamoto: la batalla por Akane - habó Sumire muy pomposamente.
- ¡Bueno, vale ya! - gritó Akane - No quiero oír ni un disparate más y parar de reír. Ya lo aclararé todo con mis padres y mañana le explicaré a tu madre que no estoy saliendo contigo, ni quiero, ni quieres y menos aún mancillaré tu honor.
- No, si mi madre ahora piensa que soy yo el que te quiere mancillar.
- Pues ya la diremos que… que no. Ya está, le diremos que a ti quien te gusta es Karura y que yo te estoy ayudando porque soy una lianta y una celestina y me meto en todo.
- ¿Y si yo no quiero que mi madre piense que me gusta otra chica? Es que tampoco quiero mentirla.
- No hay problema - intervino Jisei - Akane, tú solo dile que eres la novia del Kaguya y ya está y a tus padres igual, verás que contentos se ponen al pensar que van a emparentarse con unos ricachones. Mira, yo sí que lo estoy viendo: Akane Kaguya, toda una seña, tendrás que dar clases de protocolo, claro; ¡menuda vida te espera! Salones de belleza, masajistas, peluquería, manicura, saunas, ir de compras con tu mejor amiga que, evidentemente, seré yo y cuando llegue la noche fiestas llenas de glamour y luego, tu maridito bomboncito te regala un pedrusco así de gordo… tía, tu hazle la pelota a tu suegra, pero hazsela con ganas y no te olvides de los pobres, o sea, nosotros.
El tic de Akane era cada vez mas pronunciado.
- Mi historia es más bonita - dijo Sumire.
- Pero la mía es más jugosa.
- ¡Se tiene que quedar con los Shikamoto!
- ¡Los Kaguya!
- Akane ¿te encuentras bien? - dijo Ryuko moviendo su mano delante de los ojos de la chica, esta no reaccionaba.
- Creo que le ha dado un shock - dijo Jisei - la emoción, claro.
- Estáis locas - habló al fin - Y sois peligrosas, sois unas locas peligrosas.
- ¿De que os reís tanto? - dijo Suo sentándose al lado de Sumire.
- Estamos planeando la vida de Akane ¿Y tú qué? - respondió Sumire.
- Por allí todo como siempre.
- ¿Qué pasa? - dijo Karasu acercándose.
- Chico, si que estas atento - habló Akane. Ven, siéntate a aquí, que te echaba de menos.
- ¿Me echabas de menos? ¿Tú sabes lo que me has dicho?
- Karasu - dijo Jisei - Eres un grano, un maldito y molesto grano, pero cuando desaparece, al final se le echa de menos.
- ¿Ves? - añadió Akane - Por eso te echaba de menos, ahora ya tengo entretenida a Jisei, mientras te insulta a ti, no dice idioteces.
- Vale a mi me callas pero ¿y a Sumire? Porque sus idioteces son a gran escala.
- Muy sencillo, si no se calla le diré a Karasu aquello que quiere averiguar, a ver que pasa.
- ¿Entonces irás? - preguntó Ryuko a Akane.
- ¿Tengo otra opción? Por cierto, bambi, me tienes que recoger en casa de mi padre.
- ¿Eso es necesario? - se quejó el chico.
- Ordenes son órdenes - se rió Kyojin.
- ¡Que bonito! ¡Pero que bonito! - continuaba emocionada Sumire.
- ¿Alguien me explica de que va esto? - preguntó Karasu.
Akira miró a Akane, ésta parecía enfurruñada.
- ¡Eh, pssist! - la llamó - Ven, siéntate aquí - dijo tocando la hierba a su lado - Te voy a enseñar algo.
- A ver ¿Qué quieres? - gruñó Akane levantándose y sentándose donde el chico le indicaba - ¿No me lo puedes decir estando allí?
- No - Akira se recostó en la hierba poniendo una de sus manos debajo de su cabeza, con la otra tiraba del brazo de Akane - Túmbate, verás.
Akane dudó unos instante aunque la curiosidad era mayor que lo molesta que se sentía. Se recostó al lado del chico, este pasó su brazo por debajo del cuello de la muchacha.
- Mira allá arriba.
- ¿El qué?
- El cielo.
- Vale, ya lo miro ¿y qué?
- ¿No las ves?
- ¿Qué tengo que ver?
- Las nubes ¿las ves? - Akira retiró la mano de debajo de su cabeza y la estiró hacia el cielo - ¿Ves? Casi parece que las puedes tocar.
Akane giró la cabeza y le miró, sin duda este chico no estaba muy bien.
- Míralas allí, siempre están allí, si las miras y cierras los ojos durante un rato cuando los vuelvas a abrir ya no verás las mismas nubes, poco a poco van cambiando, el aire las arrastra y las transforma, lo que al principio era un oso, de pronto es una flor ¿te has dado cuenta?
Akane volvía a mirarle cada vez más alucinada.
- La vida es así - continuaba el chico - Nuestra vida cambia como el cielo, como las nubes, el aire nos arrastra, nos transforma y hasta nos hace desaparecer. No vale la pena angustiarnos por las cosas que no podemos controlar, simplemente déjate llevar por el aire, ya veremos que sucede.
Akane se incorporó apoyando su codo en la hierba, miró fijamente a Akira.
- Lo que sea, ya se verá - terminó Akira.
- No lo entiendo ¿todo te da igual?
Ryuko dio un codazo a Kyojin y con la cabeza señaló a sus compañeros.
- Mañana… mañana… - Akira sentía los ojos turquesa de Akane clavados en los suyos, es escalofría recorrió su espalda - Mi… madre… se dará… cuenta… al fin y al cabo entro nosotros no hay atracción, ni… nada…. ¿no?
- El profesor Yotsuda tiene razón cuando dice que eres un viejo.
Un par de manos cerradas pero formando un hueco entre ambas palmas, se situaron de repente delante de sus caras. Apenas acababan de reaccionar cuando las manos se abrieron y una mariposa azul salió volando.
- ¿Te gusta? - dijo Shibi en cuclillas delante de sus cabezas. Ellos se incorporaron.
- Carai Shibi ¿Cómo haces esas cosas? - dijo Akane.
- La vi y quería enseñártela ¿os he molestado?
La pelota de Kenshi se estrelló contra la cabeza de Shibi.
- Lo siento, pásamela anda - gritó Kenshi.
Shibi se levantó.
- Maldito cachorro.
- Ha sido sin querer, te lo juro.
- ¿Sin querer?
- No… Shibi… no…. Piensa lo que vas a hacer.
Shibi hizo crujir sus dedos acercándose lentamente a Kenshi.
- ¡La culpa ha sido tuya! ¡Xu-Xu, ayúdame!
Kenshi se refugió tras la chica.
- Apártate Xu-Xu, tengo que hablar con el cachorro.
- ¡No! ¿No te atreverás a pegas a una chica, verdad? - decía Kenshi.
- No te escondas detrás de ella que va a ser peor, sabes que al final te voy a coger.
- ¡Shibi no asustes al perrillo! - dijo Jisei - ¡Toma!
Jisei le lanzó la pelota. Shibi la recogió y con una sonrisa muy malvada apuntó a Kenshi.
- No Shibi, que vas a dar a…
Shibi lanzó la pelota con fuerza, para terminar estrellándose justo de lleno en la cara de Nowaki. Este miró atónito, Shibi señalaba a Kenshi.
- No ¡No he sido yo!
- ¡Esto es un acto de guerra que requiere venganza! - gritó Nowaki.
- ¡Vamos allá! - dijo Genki levantándose - ¡Pagará la ofensa a los inocentes!
Y en pocos segundos estaban los tres, Nowaki, Kenshi y Genki, enfrascados en una extraña batalla de pelotazos. Shibi volvió a sentarse, esta vez al lado e Akira. Xu-Xu corrió huyendo de aquel caos y se sentó junto a Sumire.
- Casi metes la mata - dijo Shibi en voz baja a Akira.
- Pero hasta el fondo - respondió éste - Te agradezco que me sacases de ese pozo.
- Tranquilo, se lo que es perderse en la mirada de una chica.
Momoka, Yuri y Kamui se acercaron.
- Hola chicos ¿que hacéis? - preguntó Yuri.
- Jugábamos a ver quien decía la barbaridad mas grande - respondió Jisei.
- ¿Por qué no jugamos a las prendas? - propuso Yuri muy enérgicamente.
Akira volvió a recostarse.
- ¿A las prendas? - preguntó algo extrañada Sumire.
- Yo no juego a las prendas - respondió Xu-Xu - que siempre termino medio desnuda.
- Agggg - babeó Karasu - Yo me apunto.
- Es porque nunca haces lo que te dicen - apunto Yuri
- Es que a ti se te ocurren cosas muy raras.
- No creo que jugar a las prendas en medio del campo y con los profesores ahí mismo sea muy adecuado - dijo Akane.
- Sois todos unos sosos - se quejó Yuri.
- Podemos jugar a "verdad, atrevimiento o beso" - propuso esta vez Momoka, Kamui la miraba muy extrañado.
- Tampoco es apropiado - repitió Akane.
- Que pesadita estas hoy con lo apropiado - gruñó Yuri.
- Es que no se que me da mas miedo, la verdad, el beso o tus "atrevimientos". Yo no voy a jugar, lo advierto.
- ¿Ni siquiera si juega Akira?
- Yo paso - alegó el chico.
- Antes no ponías tantos reparos, monín.
- Antes era antes.
- ¿Por qué tiene que jugar Akira? - preguntó Karasu - Estoy yo aquí, dadme una oportunidad y veréis donde dejo su fama de buen besador.
Momoka y Yuri reían nerviosamente. Kamui las miraba cada vez más extrañado.
- ¡Mujeres! - protestó Akira.
Para sorpresa de todos, Sakura se arrodilló a su lado y acercó su cara pegándola casi a la de su compañero.
- ¿Y si te lo pedimos nosotras? ¿Por los viejos tiempos? - le susurró.
- Momoka ¿Tú has bebido?
- Sssssi ¿Quieres averiguar lo que es?
Más sorpresa se llevaron al ver levantarse a Akira y saltar como si le quemase el trasero.
- ¿Qué has bebido? Kamui ¿Qué ha bebido? ¿Cómo la has dejado beber?
- ¿Habéis bebido? - preguntó Kyojin.
- ¿Te refieres a que han bebido alcohol? - casi gritó Sumire.
- Por ahí nos han pasado una sangría que tenían los profesores - dijo Yuri - ¡Estaba tan dulce!
- ¡Kamui! - gritó ahora Jisei - ¿Las has dejado beber?
- No... yo... ¿Habéis bebido alcohol?
- El no se ha enterado - dijo riendo Yuri.
- Solo un poquito - añadió Momoka mientras se levantaba y se arrimaba a Kamui - No estamos borrachas, solo tenemos "un puntillo".
- Era para desinhibirnos un poco y reírnos - Yuri también se arrimó a Kamui.
- Ala pues majo - habló Akira - Ahí las tienes, apáñatelas.
- Pero vosotras estáis... sois unas locas - dijo Ryuko.
- Bueno pues ahora que estáis desinhibidas - se oyó a Karasu - Aquí me tenéis para lo que queráis.
- Karasu - Jisei le miró con ojos de asesina - Cierra la boca.
- ¿Momoka te encuentras bien? - se interesó Suo.
- Ay Suo - Yuri se separó de Kamui y se acercó a él - Tu si que eres mono.
- Yo estoy flotando en una nube - habló Momoka - ¿Subes a mi nube, Kamui?
- Estaréis muy apretados - replicó Xu-Xu.
Yuri ahora se acercó a Akira y le cuchicheó algo al oído.
- Dicen que una imagen vale más que mil palabras - dijo.
- ¿Quieres que bese a Kamui? - Akira la miró confundido.
- Eso no estaría mal - intervino Akane - Mira, a mi me gustaría verlo ¿Que pasa? - todos la miraban - ¿Soy a la única que le da morbo? - Akane se levantó y cogió a Yuri de la muñeca - Anda, vamos a refrescarnos un poco. Que alguien acompañe a Momoka, alguien que no sea Karasu, por favor.
- Venga yo la acompaño - dijo Xu-Xu - Vamos Momoka.
- No quiero, estoy perfectamente.
- Si pero vamos a ponernos guapas, hay que retocarse el maquillaje.
A regañadientes Akane y Xu-Xu consiguieron llevárselas. Akira se acercó a Kamui y le miró severamente con los brazos cruzados.
- Ya te vale, estabas delante de ellas ¿cómo las has dejado beber?
Kamui también se cruzó de brazos.
- ¿Crees que lo he hecho aposta?
- ¿No te diste cuenta de que lo hacían? - preguntó Suo.
- Su cabeza no estaría en lo que estaba - alegó Kyojin.
- Pues no - respondió Kamui - No siempre estoy observando todo lo que hacen. Además yo no conozco a Yuri y Momoka tan íntimamente como otros, por lo que se ve.
- Esto es nuevo - dijo Shibi con su tono de voz baja habitual a Ryuko y Kyojin - El Kaguya con un ataque de celos.
- Te marchaste ¿recuerdas? - le reprochó Akira - Te fuiste y Momoka se quedó sola, aunque te pidió que no lo hicieras ¿Crees que tienes derecho a juzgarla?
- ¿Quien la está juzgando a ella?
- Ya... - Akira sonrió levemente - En realidad a ti te preocupa otro tema ¿me equivoco?
- ¿Fuiste tú, verdad? Tú eres el culpable del rencor que siente.
- ¿De que hablan? - preguntó Sumire a Jisei - ¿Momoka tiene rencor?
- Ya no hablan de Momoka - susurró Jisei.
- ¿Que te hace suponer eso? - interrogó molesto Akira.
- Mira no lo se... es una sensación.
- Vaya... el Kaguya se deja llevar por sensaciones. Me parece que observas demasiado a quien no debes.
- ¿Quien dice que no debo? ¿Acaso a ti te molesta?
- ¿Y si me molestara?
- ¿Tienes algún derecho sobre a quien observo?
Un pensamiento cruzó fugaz el cerebro del genio. Akira cogió a Kamui del brazo y le apartó del grupo unos pasos.
- Shibi ¿Puedes venir?
- ¡Eh, sin tocar! - gruñó Kamui mientras apartaba bruscamente su brazo del agarre.
Shibi se levantó y se acercó a ellos, si Akira le había llamado sin duda era por algo que le había preocupado.
- ¿Que pasa, Akira?
- Seishiro - susurró Akira - El de las amenazas... puede ser Seishiro.
Los tres buscaron con la mirada al mencionado.
- ¿Te refieres a las cartas que ha recibido Akane? - preguntó Kamui - ¿Por qué habría de ser él?
- Podría ser - reflexionó Shibi - Un ser retorcido como él sería capaz de intentar amenazar psicológicamente.
- Vale - habó Kamui - Es un retorcido, un manipulador, más de lo que os podéis imaginar pero ¿Por qué a Akane?
- Porque estuvieron saliendo y no terminaron muy bien - contestó Shibi.
- ¿Akane ha salido con Seishiro?
- ¿Y no lo sabías? - se extrañó Akira - Se supone que Seishiro y tu fuisteis colegas.
- Pero ¿cuando?
- Pues el año pasado... cuando tú eras parte de su "comunidad", parece que no te enterabas de mucho.
- Seishiro salía con muchas chicas.
- Pues una de ellas fue Akane, mira que casualidad.
- Pero Seishiro solía... quiero decir que...
- Que utilizaba a todas, ya - respondió Akira - Pero con Akane no le salió bien, ella es demasiado arisca y desconfiada para caer en sus mañas.
- Cuando Akane se dio cuenta de que clase de persona era - añadió Shibi - quiso romper la relación y él reaccionó bastante mal.
- Además - Akira se dirigió a Shibi - recuerda que Seishiro parecía muy interesado en Ryuko, decía que desvirgar a una chica como esa debía ser un placer, lo decía en broma, pero lo decía.
- ¿Qué? - casi gritó Kamui - No intentaría nada con Akane ¿verdad?
- Si lo intentó - respondió muy serio Shibi - Por eso Akane quiso romper con él.
- Y él se enfadó muchísimo, dijo que nadie jugaba con él sin pagar las consecuencias.
- ¿Y tu crees que ahora quiere... vengarse de Akane? - inquirió Shibi.
- Poniéndola nerviosa y asustándola o... a través de Ryuko o incluso Himeko... o las dos. Himeko siempre le ha gustado.
Mientras ellos hablaban, el resto los miraban extrañados.
- ¿Quien entiende a los chicos? - dijo Sumire.
- Y esos tres son de lo más extraños - se quejó Karasu.
Mientras, en otro lado de la zona el pic-nic, Seiji llamaba la atención de Ginta.
- ¿Recuerdas lo que hablamos el otro día?
- ¿Lo de los petas?
- Chisst, tío no hables tan alto... ven, vamos ahí, al bosquecillo ese.
Se dirigieron a una zona algo apartada que, al contrario que donde habían comido, que era una zona desprovista de árboles, allí la vegetación, árboles, arbustos y matorrales eran abundantes.
- Como somos colegas y hoy te has portado, creo que te mereces esto - sacó puna bolsita de plástico transparente, entro se podía ver algo como una piedrecita e color marrón oscuro - Toma, obsequio de la casa.
- Tío ¡Esto es una china!
- Ya, pero no digas por ahí que te la he regalado, la gente pensaría que tengo preferencias, ya sabes.
- ¿Pero de veras me la das? ¿Y no me pides nada?
- Que no tío, que te lo mereces, hoy te lo has currado.
- Pero yo no se si...
- ¡Tío no seas capullo! ¿Cuántas veces crees que te van a dar algo así? ¡Cógelo y calla!
- Pero es que...
- ¿Es que, qué? Tío, te estoy ano un regalo porque me caes dabuti.
- Bueno pues... ¿que voy a decir?
- Que te lo fumes a mi salud, tronco. Mira, además te voy a dar unos papelillos y toma, un par de cigarros, ya que se da algo hay que darlo completo.
- Gracias tío ¡No veas como te enrollas!
- Si - Seiji puso su brazo en los hombros de Ginta - Por cierto ¿Tú podrías hacer un favorcillo a un colega?
- ¿Qué favor?
- No es para mi, tío, es para un colega, me tiene preocupado, porque yo soy un tío legal ¿sabes? Mis colegas son colegas a muerte, tío, a muerte, por mis colegas lo que sea, tu solo dime si tienes un problema y allí estará el Seiji para ayudarte.
- ¿Y que le pasa a tu amigo?
- Pues que se ha enamorado. Se ha enganchado con una piba y está como tonto, anda como dido, no come, ni bebe, me tiene mosqueado, está chungo tío.
- ¿Y cómo le puedo ayudar yo?
- Pues es que la piba es una amiga de tu hermana y ya te puedes imaginar, no hay forma de entrarla.
- Claro… por lo vuestro.
- Es muy duro estar enamorado y no poder si saludarla… que tiene que espiarla a escondidas… es muy fuerte.
- Me imagino ¿Quién es tu colega?
- El Jiro, ya sabes, el grandote y fuerte. Tiene pinta de bestia pero en el fondo es un buenazo y un romanticón, se pasa el día escribiendo por las paredes el nombre de la piba… es triste, tío, por eso yo pensé que si pudiera hablar unos minutos con ella, solo un momento, seguro que se anima un poco.
- Pero ¿Y quien es ella?
- Mira es la niña de los ojos dorados, esa que siempre va con tu hermana, la más calladita.
- ¿Ryuko?
- Si, eso, Ryuko es como se llama… tío, se me había ido… Si pudiera hablar con ella seguro que se animaba.
- Pero es que ella… yo no se si…
- Tú solo dile que venga aquí mismo, yo traeré a Jiro ¿No vas a hacer so por un colega? ¿No somos colegas tú y yo? Y mis colegas son tus colegas tío, ellos harían cualquier cosa por ti ¿Y sabes por qué? Porque tú eres mi colega, porque tú me caes bien.
De alguna forma, Ginta sentía que Seiji le estaba liando.
- Tío ¿No te he demostrado lo bien que me caes? - Seiji se acercaba mucho al hablar y siempre mantenía sus ojos fijos en él, impidiendo que pudiera mirar hacia otro lado, era muy incómodo, Ginta no sabía como deshacerse de él y evitar su mirada, además sentía su aliento muy cerca, cada vez estaba más violento, solo quería separarse de él - ¿No crees que al menos deberías hacerme ese favor? Tío, que no te lo pido para mi, que es para otra persona.
- Bue… bueno, no se, creo que puedo intentarlo.
- ¡Ya sabía yo que tu no me fallarías! ¡Tú si que eres grande! Cuenta conmigo para lo que quieras ¿entiendes? Para lo que quieras.
- Bueno, voy a ver si consigo traerla.
- Seguro que si tío, eres un fenómeno.
Regresaron juntos. Ginta se alejó en dirección al grupillo de su hermana. Seiji al suyo, Reiji al verle, se unió a él.
- Dile al jefe que el pichón ha caído de lleno. La palomita no tardará en ir al nido.
Reiji comenzó a reírse de forma compulsiva.
- ¡Pringaos! ¡Cómo voy a disfrutar hermano!
- Empieza la fase dos, voy a decirle a Jiro que vaya para allá.
Pero no eran los únicos que andaban con maquinaciones.
Fatora, la chica alta que Akane había clasificado como una de las “Barbie-girl”, parada frente a Takumi, el chico bajito y modo de 3-1, movía nerviosamente las manos.
- Entonces ¿lo harás, Fatora?
- Claro Takumi, sabes que haré lo que me pidas.
- Eres la única de la que me fío, no me falles, es importante que lo hagáis tal y como hemos dicho o nos meteremos en un lío.
- ¿Pero puedo preguntar por qué queréis hacerlo? ¿Tienes algún interés en esa chica?
- Ninguno. Solo quiero humillar a esos, no soporto que crean que son intocables, no aguando que piensen que lo controlan todo, solo quiero burlarme de ellos… eso es todo… un pequeña broma.
- De acuerdo, pues no te preocupes, nosotras nos encargaremos de todo.
- Bien - Takumi rozó levemente sus mejilla - Sabes que me haces muy feliz.
Con esa simple frase, Fatora sentía que tenía valor para cualquier cosa. Fatora era muy ingenua, no se daba cuenta de cómo Takumi solía utilizarla.
- Esas chicas - habló Deisuke mientras caminaba hasta ponerse al lado de Takumi - Son algo estúpidas ¿no?
- Pero son útiles. Por amor se llegan a hacer muchas tonterías.
Fatora, Stella y Kikyo caminaban delante de ellos.
- Nagato sabe como sacar provecho de todo el mundo - añadió Deisuke.
- Eso parece ¿Lo tienes todo listo?
- Listo y controlado - Deisuke le enseñó una lata de refresco que llevaba en la mano - Espero que ahora no cambie de gustos.
Se acercaron al grupo de Kohaku. El, Himeko, Karura y Hizashi aunque estaban juntos no hablaban mucho entre si, Kohaku miraba de reojo a Himeko, Himeko observaba, como siempre, a Nowaki, Karura estaba inmersa en sus pensamientos y Hizashi se planteaba como hablar con ella, tenia que hablar con ella, lo que había pasado era real y no podía actuar como si nunca hubiera pasado, porque si pasó fue por algo, no por “casualidad”.
Las tres chicas se sentaron al lado del grupo riendo y charlando sin parar.
- Hola - saludó algo desconcertada Himeko.
- ¿Deberíais estar aquí? - preguntó bastante seria Karura.
- Ay chica, como eres ¿Qué no podemos saludar a una amiga? O sea, que a mi Himeko me caer súper bien - repuso Stella gesticulando exageradamente.
- Sobretodo hay que ser educada - alegaba Kikyo.
- Hola, Kohaku - casi susurró sinuosamente Deisuke - ¿Me has echado de menos?
Kohaku se levantó y se colocó frente a él.
- ¡Vete! - habló entre dientes.
- ¿Ya me echas?
- Aléjate, no puedes acercarte.
- ¿Estoy haciendo algo? No estoy haciendo nada, es más, parece que tú me amenaces a mí.
- Kohaku, ignórale - le advirtió Karura.
Stella, Fatora y Kikyo hablaban sin parar con Himeko, a la que casi no dejaban decir ni una palabra. Karura las miraba fijamente. Hizashi por su parte observaba a Deisuke y Takumi. En uno de sus múltiples gestos, Stella tiró oportunamente la lata de refresco de Himeko.
- ¡Ay por dios, que patosa!
- No, no pasa nada.
- Iré a por otra - dijo Hizashi levantándose.
- No hace falta - alegó Deisuke - Tomo la mía, a mi no me apetece, mira está sin abrir.
Y para demostrar que así era tiró de la anilla. La lata hizo el clásico ruidito que hacen al salir el aire de dentro.
Bien, todos lo habían visto: la lata estaba cerrado cuando Deisuke se la ofreció a Himeko.
- Toma - decía extendiendo el brazo - ¿Me la vas a rechazar? Ya la he abierto.
- Gracias - dijo Himeko terriblemente avergonzada.
- ¡Vete ya! - repitió enfadado Kohaku.
- Vámonos Takumi, parece que no somos bien recibidos y eso que nuestras intenciones son amigables.
- Si, mejor nos vamos - habló Takumi - parecen muy violentos.
- Si no os importa - dijo Kikyo - Nosotras nos vamos a quedar un ratito charlando con Himeko.
- Tener cuidado - volvió a hablar Deisuke con cierto sarcasmo - Parece que quieren morder.
Kohaku levantó el puño, estaba dispuesto a impactarlo en la cara de Deisuke, Hizashi le sujetó.
- Vamos Kohaku, ya se van, siéntate.
Deisuke y Takumi se marcharon sonriendo y orgullosos.

36. No te fíes de las apariencias

La salida de las chicas produjo gran revuelo, desfilaban una detrás de otra, sonriendo y saludando a todo el mundo con sus pompones verdes y blancos. Los que estaban calentando dejaron de hacerlo, los que estaban sentado se levantaron. A Akira el cigarro se le cayó de los dedos, él y Seishiro se acercaron. Las chicas vestían unos muy cortitos pantalones verdes de lentejuelas y unos tops bastante provocativos, muy al estilo de Yuri, llevaban purpurina por el cuerpo y las piernas y unos maquillajes muy exóticos y sugerentes.
- Nowaki - Kenshi casi no tenia voz - Si tu no miras a Xu-Xu, yo no miro a Momoka ¿vale?
- Lo que tú digas. ¡Eh! ¡Que no miréis a mi hermana! ¡Asquerosos, os prohíbo mirarla!
- ¡Menudo favor os hacía yo a más de una! ¡Os chupaba hasta las pelotillas del ombligo! - gritaba Seiji.
- ¡Eh, cachondonas! - gritaba también Reiji - ¡Venid aquí que os voy a presentar a un amigo!
- Kamui - dijo Akira a su lado - Cierra la boca, se te ha puesto cara de bobo y estropeas tu imagen de tío duro.
- Y tú deja de babear.
- No puedo, creo que mis glándulas salivares han entrado en aceleración.
- No están nada mal ¿eh? - dijo Seishiro - Supongo que el impasible y perfecto Kaguya en estos momentos está pensando la misma guarrada que yo.
- ¿Insinúas que soy tan salido como tu?
- A juzgar por tu entrepierna me pregunto si podrás correr con ese bulto que te ha crecido.
- Vale, vale - intervino Akira rápidamente - Kamui no le hagas caso, solo quiere provocarte, pasa de él… pasa de él.
Las animadoras comenzaron su espectáculo.
- Karasu ¿Te encuentras bien? - rió Kyojin - ¿No vas a decir nada? ¿Te has quedado mudo?
- Calla, no me puedo perder yo esto, no puedo si parpadear.
- ¡Madre mía! - se quejó Karura - Esto ya si que le va a volver tonto del todo.
- Te recuerdo - dijo Hizashi - Que son personas, no trozos de carne.
- Menos mal que al final no me apunté - susurró Himeko - ¡Que vergüenza!
- Cómo se nota que Yuri ha escogido la ropa - comentó Ryuko.
- Pero mira - añadió Kyojin - si hasta lo hacen bien.
- ¿Quien está mirando como lo hacen? - agregó Karasu.
- Mira que curioso... - habló Ryuko - por alguna casualidad los padres de Kamui están al lado de los de Akira, allí, con los profesores y otros padres.
- Si - rió Kyojin - ¿Hablarán entre ellos?
Si hablaban pero no entre ellos.
- Tengo que reconocer - decía el padre de Kamui a su esposa - Que esa chica es muy dinámica, con mucha iniciativa y bastante atractiva, espero que Kamui no se desconcentre y mantenga la cabeza donde tiene que tenerla.
- Kamui está harto de tener chicas guapas a su alrededor, no se va a desconcentrar tan rápidamente.
Chiharu miraba a su padre con cara de estar dándole escalofríos.
- Papá por favor, deja de mirar así, me estás haciendo pasar mucha vergüenza.
- Tu hija tiene razón, Akito, te recuerdo que una de esas puede ser tu futura nuera.
- Juushiro - hablaba el padre de Akira a un hombre alto, rubio, de ojos azules, sentado a su lado - Necesitas una escopeta para proteger a tu hija.
- Espero que no la hayas mirado - contestaba aquel hombre, el padre de Yuri.
- No... yo no... solo he mirado de refilón.
- Pues yo - decía la madre de Akira - Espero que tú hayas tenido esa conversación que te dije con tu hijo.
- Si Yoshiko, la tuve y fue muy humillante.
- Pues que se aguante, tiene una edad muy mala y mucho que aprender.
- No, si fue humillante para mí.
- ¿Hablando de cosas de hombres con tu hijo, Akito? - se rió un hombre muy grande, tanto de altura como de complexión, de pelo abundante y castaño y barba tupida, corta y cuidada.
- Mi hijo cree que las mujeres son demonios puestos en la tierra para torturar a los hombres y convertirnos en imbéciles o algo así.
- ¿Qué le habrá llevado a pensar eso? - comentó el padre de Yuri.
El hombre de barba, que era el padre de Kyojin dejó escapar una sonora carcajada.
Chiharu los miraba y pensaba que los padres, sobretodo el de Yuri, debían vivir en una realidad alternativa y nunca se enteraban de nada.
Cuando las animadoras terminaron se retiraron a un lateral del campo para animar desde allí. Sumire se unió a ellas. Akira reunió al equipo antes de que salieran a jugar.
- Solo un momento ¿Habéis visto a esas chicas? Han venido a animaros, se han esforzado en hacerlo, se han esforzado mucho, alguna estará muriéndose de vergüenza ¿para qué? para que ganéis. No quieren ver perdedores, se desilusionarán si no les dais lo que quieren y quieren ver a unos campeones ¡Así que salir ahí fuera y ganar para ellas! A lo mejor así alguno consigue ligar y todo. Vamos ¡esperan campeones! ¿Que les vais a dar?
Los gritos que ellos mismos se daban auto convenciéndose se oyeron por todo el campo. Akira les miró salir eufóricos al campo.
- Si es que - comentó - Tiran más dos tetas que dos carretas...
Seishiro sonrió.
- Les has puesto eufóricos, veremos lo que les dura.
Sumire se abrazaba a Xu-Xu.
- ¡Lo has hecho genial! ¡Y que guapa estás! ¡Y tú también, Jisei!
- ¿Por qué será que me siento como si fuese un objeto? - se lamentaba Jisei - Esto es humillante.
- Inari te ha visto - susurró por lo bajo Akane.
- Y a ti tus suegros ¡A ver que van a pensar ahora de ti!
- ¡Hemos estado geniales! - gritaba muy alterada Yuri - ¡Esto es maravilloso! ¡Que sensación de poder!
- Venga, no os paréis - decía Momoka - Hay que seguir animando.
- Con vuestro permiso - dijo Akane - Yo ya he hecho mi numerito, ahora voy a hacer mi trabajo. Voy a ver si me dejan una sudadera - se apartó de ellas en dirección al banquillo, pasó al lado de Hikari - ¿Qué tal Hikari? ¿Te sientes incómoda?
- ¿Por qué me preguntas? Se supone que nos llevamos mal ¿recuerdas?
- Mujer, solo quería ser amable - y continuó hacia el banquillo.
- ¡Hermanita! - gritó Ginta - ¡Que buenas estáis! ¿Me presentas a alguna que no conozco?
- Te puedo presentar a mis cinco dedos, los de ésta mano.
- No gracias, ya los conozco, da igual, ya me presentaré yo.
- Aki ¿Podría coger una sudadera? Yo no voy a dar más saltitos hasta el descanso, no quiero quedarme fría.
- Claro, toma... la de Kamui, no creo que le importe.
- Gracias - mientras se la ponía vio a Seishiro que la miraba sonriendo - ¿Qué haces tú aquí?
- Mirarte, eso es lo que querías ¿no? Por eso has venido.
- Eres muy vanidoso ¿Crees que quería lucirme delante de ti?
Seishiro sonrió sarcásticamente, si había una sonrisa que Akane odiaba sin duda era aquella. Akira les observaba en silencio.
- Déjame pasar - dijo Akane al ver que Seishiro se interponía adrede en su camino cuando quiso marcharse.
- ¿Te pongo nerviosa?
- Seishiro déjala que se marche - habló Akira - Tiene trabajo que hacer.
- ¿Poner cachondos a los tíos es su trabajo?
Akane prefirió no responder, se mordió la lengua y desvió su camino, iba muy molesta, no vio una piedra en el suelo, la pisó y el pie se le torció… era lo que le faltaba para coronar la escena.
- Cuidado - la sujetó Seishiro - Te vas a lastimar.
Akane no contestó, quiso soltarse de Seishiro.
- Espera, déjame que vea ese tobillo.
- Mi tobillo está bien, déjame.
Bruscamente Seishiro la sentó en el banquillo y se arrodilló frente a ella, cogiéndole el pié.
- ¿Te duele?
- ¡Déjalo ya!
- ¿Por qué eres tan arisca con quien solo quiere ayudarte?
Seishiro subió la mano por la pantorrilla de la chica.
- Esto… Seishiro - dijo Akira - ¿Te importaría no meterle mano delante de mí? Sería un detalle.
- Olvidaba que tienes perros guardianes - ironizó Seishiro.
Akane se levantó y se marchó todo lo rápidamente que pudo. Seishiro sonreía.
- ¡Asqueroso! - gruñía Akane al volver con Sumire.
- ¿Qué te pasa?
- Nada… ¿Cómo va esto? - cogió su libreta de apuntes.
- Bueno pues hemos salido con muchos ánimos, creo que he hecho unas fotos muy buenas pero ¿Qué te pasa? Te noto rara.
- No se, estoy como incómoda. Déjalo, son manías mías, venga, a lo nuestro.
No tardó el equipo del instituto de Kizuna en meter un gol, fruto de una buena sincronización y su trabajo en equipo, esto produjo una gran euforia y pocos minutos después, Kamui era el artífice del segundo.
A punto de terminar el primer tiempo, Akane se quitó la sudadera.
- ¿Alguien me hace un favor? - preguntó a las animadoras - Necesito que llevéis esta sudadera, es de Kamui, quizás la necesite.
- Trae - dijo Hikari - Yo se la llevo.
- Ya sabía yo que alguna se ofrecería.
- ¿Por qué no se la has llevado tú? - la interrogó Sumire.
- Porque Seishiro está allí y no quiero verle.
Durante el descanso las chicas hicieron un numerito para entretener al público. Akira rehizo su estrategia, ahora llevaban dos goles de ventaja y no había que permitir que la acortasen.
Llegó el segundo tiempo, la euforia era cada vez mayor y cuantos más minutos pasaban más presionaba el equipo contrario. La defensa creada por Seiji y Reiji funcionaba perfectamente y en último extremo, Shugo se encontraba especialmente habilidoso. Akira pidió un par de cambios sacando a jugar al hermano de Akane, quería que todos los jugadores participaran en ese partido. Una buena jugada entre Nowaki y Kamui puso el balón a los pies de Ginta en el momento mas idóneo, solo, ya que todo el equipo contrario había acudido a interceptar a Kamui y Nowaki, prácticamente frente a la portería vacía, muy torpe tenía que haber sido para no batir de nuevo la escuadra enemiga. A partir de ese momento, los nervios del equipo contrario les jugaron una mala pasada y ya solo pudieron encadenar errores.
Habían ganado.
Los jugadores estallaron en gritos, saltos y abrazos. Kenshi corrió a abrazar a Xu-Xu y cogiéndola en brazos dio vueltas girando sobre si mismo.
- ¡Estas loco!
- Estoy más que loco, estoy…. ¡alucinado!
Kamui no corrió, solo caminó hacia el banquillo y se paró frente a Akira.
- Gracias - dijo extendiendo la mano.
Akira fue a estrechársela cuando Nowaki le alzó del suelo.
- ¡Vamos a mantear al mister!
- ¡Nowaki, no! ¡Nowaki! ¡Yo no he hecho nada, habéis sido vosotros! ¡Nowaki, no!
Pero nadie le escuchó.
- Sumire - decía Akane - Algunos chicos están cambiándose las camisetas… anda, haz unas fotitos.
- Humh… pervertida.
Después de tanta euforia y alegría, vino el reparto de medallas. Los jugadores se dispersaron buscando a sus familias. Las animadoras también, Jisei, Xu-Xu, Sumire y Akane se reunieron con sus amigos.
- ¡Jisei pero que buena estás, madre! - gritó Karasu al verlas - Xu-Xu ¿Necesitas ayuda para quitarte esos brillos? ¡Vamos, que te los quito a lametazos! ¡Dios!
- Karasu, que asco me das - le dijo Karura.
- Creo que padece una sobredosis de chicas - comentó Shibi.
- Las feromonas se han apoderado de su cerebro - añadió Hizashi.
- ¡Akane! ¡Que no me he olvidado de ti! ¡Rediós!
- Karasu, antes de decir nada, piénsatelo - advirtió Akane - No te vayas a arrepentir.
- Akane ¡pégame! ¡fustígame! ¡hazme lo que quieras!
- Yo no conozco a este chico - dijo Karura mirando a otro lado - No lo reconozco como hermano ni pariente conocido.
- Lo habeis hecho muy bien - habló Himeko.
- La próxima vez tienes que apuntarte tú - contestó Akane.
- No… yo no podría.
- Bueno yo voy a cambiarme - dijo Jisei - ¿Me acompañáis?
- ¡No! - exclamó Karasu - ¡No lo hagáis!
- ¡Karasu! - Kohaku le miró fijamente.
- Bueno vale… no os vayáis a enfriar… ¡mierda!
Fueron Akane y Jisei quienes se marcharon.
- Ha sido muy… no se, ahora me siento cargada de energía - decía Akane entrando en los vestuarios - Anda, no hay nadie, somos las primeras, mejor, así nos duchamos más tranquilas.
- Pero eso si, yo desde luego no vuelvo a ser animadora.
- ¡Con lo bien que lo has hecho! Inari no paraba de mirarte.
- ¡Calla ya! He pasado mucha vergüenza, esto no es para mi, yo no… Akane ¿qué te pasa?
Akane parecía haberse quedado petrificada, acababa de sacar una toalla de su bolsa y miraba adentro con los ojos abiertos como platos. Jisei se acercó a mirar y se llevó las manos a la frente nerviosamente.
- ¿Qué es eso?
- Parece… una foto.
Jisei metió la mano y la sacó, era una fotografía, una fotografía de Akane saliendo del instituto al lado de Ryuko. Dio la vuelta a la foto.
- “Ya me la darás” - leyó.
- Jisei, esto no me gusta nada.
- Esta foto parece de hace poco. Hay otra cosa dentro, a ver… ¿lo reconoces? - Jisei sacó un bolígrafo de color morado - ¿Es de Ryuko, verdad?
- El que no encontraba - asintió con la cabeza - Eso que estuvo buscando como loca.
- Puede que se lo cogieras tú sin darte cuenta.
- No ¿Y que hacía en esta bolsa? No la he cogido hasta hoy ¿cómo ha llegado ahí?
- Lo que está claro es que alguien ha entrado aquí y ha metido la foto, seguro.
Akane respiró hondo.
- Vale, vale, vale, no nos pongamos nerviosas, no es nada, no es nada.
- Akane si es algo, alguien quiere asustarte, nos hacen fotos y tienen acceso a las cosas de Ryuko, sus cosas privadas.
- Vale Jisei, vamos a tranquilizarnos.
- ¿Y si es un psicópata?
- Es solo una broma, alguien se quiere reír a mi costa. No pasa nada, vamos a ducharnos y a cambiarnos, el lunes hablaré otra vez con la directora ¿vale? Ahora vamos a olvidarlo, esto no nos va a amargar el día ¿vale?
Jisei no parecía muy convencida pero no quería asustar a Akane, lo mejor era quitarle importancia al asunto, los histerismos no llevaban a ningún sitio.
- Tienes razón, solo es una broma pesada, alguien que te ha cogido manía, vete tu a saber porqué.
Guardó la foto en su propia bolsa.
Takumi, el chico bajito y mono de la clase de 3-1, miraba fijamente al grupo de Kohaku y los demás.
- ¿Qué miras tanto? - le preguntó Kanna sentada a su lado y abrazada a Nagato, el chico de los piercing.
- A esa chica.
- ¿A la “princesa Girei“? - preguntó Deisuke, el rubio.
- No, a esa, a la nueva ¿Cómo dijiste que se llamaba, Taro?
- Sumire, Taro lo recuerda ¿Es mona, verdad? A Taro también le gusta.
- ¿Desde cuando te fijas en una chica tan normal? - añadió interrogativo Deisuke.
- Es tan normal que resulta perfecta - contesto Takumi - Es esa naturalidad la que me encanta, la que me gustaría poseer, ese pelo revuelto, su mirada inocente y llena de curiosidad…
- Creí que tú considerabas perfecta a la princesita Girei - dijo con tono sarcástico Kanna.
- Se le cedo a Deisuke, creo que acabo de cambiar mi objetivo.
- Pues solo tenemos una dosis - habló Nagato.
- Vale, el plan sigue lo previsto, no os preocupéis.
- ¿No me irás a dejar colgado? - gruñó Deisuke.
- No, todo sigue igual… solo quiero observarla.
- Solo os pido que os andéis con ojo - habló de nuevo Nagato.
- No te preocupes, seremos muy discretos ¿Tú ya te has puesto de acuerdo con ese? - comentó Takumi.
- Si… me revienta cooperar con él pero ya está todo preparado.
- Bien - añadió Deisuke sonriendo - Nos vamos a divertir mucho.
- Vaya - Xu-Xu torcía la boca.
- ¿Sucede algo? - preguntó Shibi.
- Takumi, “el divino” se ha fijado en Sumire.
Karura y Karasu giraron la cabeza.
- ¿En mi? ¿Quién se va a fijar en mí?
- ¡Mierda! - gruñó Karasu - Como se acerque a ti, le capo… enano asqueroso.
- Tranquilízate Karasu - habló Hizashi - No pasa nada porque la miren, quizás lo hace porque no la conoce.
- ¿Quién? - casi gritó Sumire - ¿Qué pasa?
- Nada - respondió Xu-Xu - ¿Ves esa chica morena rodeada de chicos allí?
- ¿Esa chica tan delgada y guapa?
- Es Kanna, es de 3-1, la novia del chuleta que tiene al lado, el macarrilla.
- Ya le veo. Oye ¿Quién es ese rubio tan guapo?
- Ese rubio tan guapo en un verdadero cabrón - habló en todo enfadado Karura.
- Pero tiene cara de bueno…
- No te fíes ni un pelo de su cara, no es le reflejo de su alma - añadió Shibi.
- Ni del retaco que tiene al lado - continuó Karasu - Se llama Takumi, es un obseso.
- También es muy guapo.
- Y con la mala leche reconcentrada en su pequeño cuerpo - advirtió Karura - No te acerques a ellos, no les hables y ni les mires.
- ¿A ninguno?
- Si puede ser a ninguno de 3-1 - gruñó Hizashi.
Sumire no comprendía nada ¿Qué habría pasado con esos chicos? Se les veía muy bien vestidos e incluso educados, no eran como, por ejemplo Seiji o Reiji que eran como bastos y vulgares y sin embargo estaban el la clase de “los rivales” ¿por qué sería?
Karura ahora miraba fijamente al lugar donde estaban sentados los profesores. Allí estaban también los monitores encargados de los clubs, por lo tanto, también estaba Fuma… si, estaba allí, y de vez en cuando la miraba fugazmente.
Cada vez que sus miradas se cruzaban Karura sentía su estómago revolverse… tendría que hablar con él… tendría que decírselo ¿pero que le decía? Luego miraba a Hizashi, sentado a su lado, serio, formal, que de vez en cuando también la miraba y rozaba disimuladamente la palma de su mano con los dedos.
Karura sentía ganas de llorar, de gritar, de pedir que la dejaran en paz, que no quería ver a nadie… Desde “aquello” que sucedió con Hizashi no había vuelto a estar a solar con él, intentaba comportarse como si nada hubiese pasado pero sabía que para él no era nada igual, lo veía en sus ojos, parecían los mismos pero Karura veía algo distinto en ellos.
Cada vez se sentía más y más agobiada ¿Y si realmente estaba embarazada? ¿Qué haría? ¿Qué le decía a Fuma? No podía ir y decirle “Creo que estoy embarazada” él siempre había tomado medidas, nunca había cometido un fallo, no desde luego que recordara Karura, tampoco nunca se había roto ningún preservativo y ellas juraría que lo utilizaban bien ¿Cómo le iba a decir que a lo mejor había fallado? Era ridículo, había leído que a veces se producen fallos pero… parecía todo tan improbable ¿Qué diría Fuma ante algo así? Seguro que se molestaría, lo primero que pensaría es que ha estado con otro hombre… y era verdad… ¡Maldita sea! ¡Si solo ha sido una vez! ¡Una vez! ¡Es que ya es mala suerte!
¿Y que le decía a Hizashi? “Chico lo siento, nunca toca la lotería pero por una vez que echas a ti te cae el premio gordo” ¿Pero como iba a fastidiarle así la vida? Hizashi era un chico joven, si solo tiene 18 años, no había empezado aún su vida, tenía previsto hacer una carrera y… ¿Cómo va a…?
Karura ya no podía más. Aquellos pensamientos la estaban volviendo loca y no hacían más que ponerla al borde de un ataque de nervios.
Inclinó la cabeza hasta casi situarla entre sus piernas y respiró hondo.
- ¿Te encuentras mal? - le preguntó Kohaku.
- Si… creo que estamos demasiado al sol.
- Ven - dijo Xu-Xu - Ven conmigo a los vestuarios, anda y te refrescas un poco.
- Si… voy a ir contigo, me estoy mareando.
Xu-Xu la cogió de la mano.
- No tienes buena cara - le comentó camino de los vestuarios.
- De pronto me he agobiado muchísimo, gracias Xu-Xu.
- ¿No te ha venido?
Karura negó con la cabeza.
- Si sigues poniéndote tan nerviosa no te va a bajar, estás demasiado tensa.
- Es que no lo puedo evitar. Esto es horrible, no puedo más con esta angustia.
- Bueno, tranquilízate un poco. Mira, mi hermana tiene en casa pruebas de embarazo, cuando termine el pic-nic, me acompañas y te doy una, así te quitarás un peso de encima.
- Pero ¿Cómo le vas a quitar eso a tu hermana?
- Ah, no te preocupes una amiga suya trabaja en un centro de planificación, se los da cuando quiere.
- Pero va a notar que se lo han quitado.
- ¡Que va! Si nunca se acuerda si tiene o no, si es un desastre, los guarda por cualquier sitio y luego si no los ha usado ni se acuerda que los tiene.
- Me da mucho miedo Xu-Xu.
- Tonterías… si no estás embarazada verás como te relajas y te baja.
- ¿Y si lo estoy?
Xu-Xu se quedó sin saber que contestar.
- Bueno… pues entonces podrás pensar que hacer, cuanto antes lo pienses mejor.
Karura se paró la miró sorprendida.
- Quiero decir si lo quieres tener o no, cuanto antes lo decidas más fácil será todo.
- ¿Quieres decir?
- ¿Vas a querer tenerlo?
La naturalidad con que Xu-Xu había pronunciado aquella frase dejó perpleja a Karura, era algo que ni siquiera se había planteado pero era cierto, podría decidir, es más, tendría que decidir.
Aunque resultara extraño, tener la opción de poder decidir fue algo que calmó un poco a Karura, no sabía porqué, quizás porque era como tener un poco de control sobre su cuerpo, sobre su vida, aunque fuese una decisión difícil, el saber que la tenía era algo que la tranquilizaba.
Ahora no quería pensar. Fuese que si o fuese que no, tuviese que plantearse lo que tuviese que plantearse, ahora no quería pensar. Respiró hondo y notó como se tranquilizaba un poco. Era mejor no pensar durante unas horas, ya vería lo que hacía.
El día de campo transcurría con aparente normalidad. Se habían dividido en los grupos que normalmente se formaban. Momoka y Yuri atosigaban a Kamui empeñadas en demostrar que cada una cocinaba mejor que la otra algo habitual en ellas, nunca podía olvidar su competencia. Nowaki insistía en querer probar la comida de Momoka al igual que Genki, lo que provocaba que no pararan de discutir. Himeko se limitaba a contemplar la escena sin decir nada y Suo les miraba a todos sonriendo. No muy alejado, Kohaku había comenzado una interesante charla con Hizashi y Karura.
En otro grupo, Akira dormitaba echado en la hierba, Kyojin y Ryuko se miraban fugazmente mientras Jisei, Sumire y Akane se reían de cualquier cosa que surgiera Shibi parecía abstraído de todo y Xu-Xu, Kenshi y Karasu jugaban a pasarse una pelota.
Una vocecilla chillona y pedante llamó la atención de Sumire.
- ¡Kumoyuki! ¡Kumoyuki!
Todos, salvo Akira, se giraron hacia donde provenía la voz. Si, allí estaban, un poco separadas, Akane ya lo suponía, puede que tres de las chicas que menos soportaba.
- ¡Oh, miss Stella! - dijo con tono de niña pija mientras se levantaba, a Akane le molestaba tener que hablarlas mirando hacia arriba, y se acercó a ellas.
Sumire las miró extrañada, no las conocía o al menos no se acordaba de ellas. Con caras de “dueñas de todo” sonreían bastante falsamente.
- Ay, Kumoyuki, hemos oído que fuiste tú la que organizaste lo de las animadoras, ay chica ¿cómo te pasó algo así?
- ¡Fíjate tu que horror! Ha sido espantoso - contestaba Akane realizando ostentosos gestos.
La que había hablado parecía la jefecilla de ellas. Tenía muchos aires de grandeza “Se ve que se lo tiene muy creído”, pensaba Sumire. Era una chica guapa, no iba a negarlo, pero a juicio de Sumire, iba demasiado maquillada. Tenía el pelo muy largo y muy rubio, casi platino, con unas ondas muy estratégicamente colocadas y ojos de color verdes. La acompañaban dos chicas, una muy alta, castaña, con un curioso pelo corto y asimétrico, tenía los ojos castaños y miraba con gesto de estar perdonando la vida; la otra era morena, con el pelo a media melena, perfectamente peinada, sus ojos eran de color burdeos y también iba muy maquillada. Esta última fijó su mirada en Jisei con bastante altanería, mirada que Jisei le devolvió con desprecio.
- ¿Y has tenido que colaborar con Kamui Kaguya? - la rubia señaló con desdén a Akira - Seguro que fue idea de esa medianía, lo estoy viendo, te obligó porque era el entrenador.
- Si chica y me han tenido que asesorar y todo ¿Tu te das cuenta?
- ¡Que horror! Pobrecita, lo que tienes que haber soportado. Debes estar súper traumada, mira, te voy a dar el número de mi psicóloga - sacó una cartera rosa del bolso que llevaba colgado y de ella una tarjeta - Toma, llámala, es cara pero chica, estas cosas no puede dejarse.
- Seguro que has tenido que pasar tiempo a solas con ellos y todo - rió con verdadera malicia la morena.
- No os preocupéis tanto - habló Jisei - Este chico tan vulgar sabe como hacer pasar el rato a una chica.
- Por favor, ni insinúes algo así - volvió a hablar Stella - No puedo imaginarme un momento más horrible.
- ¿Pero porqué dices eso de Akira? - protestó de pronto Sumire - Que sepáis que Akira es muy atento y educado
Las tres intrusas dirigieron una mirada heladora hacia Sumire.
- Esto, miss Stella - dijo Akane - ¿No conocéis a Sumire, verdad? Ha estado ausente del instituto unos años. Ven Sumire, te voy a presentar.
- Pues chica, no, pero había oído decir que teníais una nueva en la clase de los perdedores, uy ¿he dicho yo eso? - y las tres se rieron de una manera casi ridícula.
- Mira Sumire, estos son miss Stella, perdona querida que no diga tu apellido ¡pero es taaaan difícil para mi!
- Willowy-Peacemaker, de Boston, mi padre es un alto ejecutivo y eventualmente estamos aquí pero nuestra mansión está en Boston.
- Ah… Sawanaguki Sumire, encantada.
- Me imagino… éstas son mis amigas Fatora y Kikyo, las únicas normales en esta ciudad. Por cierto ¿has pensado hacer algo con tu pelo?
- ¿Mi pelo?
- Si querida - contestó Kikyo, la morena - Más que pelo parece que te hayas puesto una rata muerta.
Y volvieron a reírse. A Sumire no le hizo mucha gracia, pero tampoco podía decirse que se sintiera ofendida, nadie mejor que ella conocía lo difícil de peinar que era su pelo, por eso lo llevaba siempre corto.
- Mi pelo tiene personalidad propia.
- Bueno, si quieres algún consejo nosotras te asesoraremos, pásate por el club de estilismo, la primera consulta es gratis. Bueno Kumoyuki, solo queríamos que supieras que entendemos el mal rato que debes haber pasado, nos vamos, no se nos vaya a pegar la vulgaridad… chao, querida.
- Si, claro… hasta otra…
Akira abrió un ojo.
- ¿Se han marchado ya?
- Si, ya se han ido.
- ¿Y estas de que van? - preguntó Sumire - ¿Quiénes se creen que son?
- Son ricas - contestó Ryuko - Y creen que todo es suyo. Sus padres han donado una gran cantidad de dinero al instituto.
- Y también son de 3-1... Pertenecen al club de fans de Fuma, el hermano de Kamui, por lo tanto, a él no le aguantan, y hacen todo, pero todito lo que Deisuke y Takumi digan - finalizó Jisei.
Nowaki y Genki habían comenzado una partida de cartas. Como siempre, Himeko observaba en silencio a Nowaki, a ella le gustaba observarle, era un chico tan alegre y decidido, tan animoso, siempre dispuesto a ayudar a todo el mundo, nunca se desanimaba… ella disfrutaba solo con mirarle, parecía como si la llenase de energía. Como siempre, no se daba cuenta que a su vez unos ojos verdes e intensos la miraban a ella.
Kohaku observaba a Himeko y tampoco se preocupaba por disimularlo, puede que ella fuera la única persona que no se daba cuenta de ese detalle. Todo el mundo sabía que a Kohaku le gustaba Himeko, nadie le preguntaba, era demasiado obvio, solamente Himeko parecía ignorarlo, o al menos se comportaba como si lo ignorase.
Himeko le gustó a Kohaku desde el primer día que la vio, saliendo del despacho de la profesora Akemi, eran tan preciosa, tan perfecta… “un ángel” fue lo que pensó al verla y es que a Kohaku le gustaba Himeko y mucho pero a Himeko le gustaba Nowaki y eso era doloroso porque él apreciaba a Nowaki, puede que fuera la persona a la que no quería hacer daño, no solo le apreciaba, le valoraba porque estuvo allí para él cuando no tenía a nadie más... por eso se merecía un ángel como su Himeko... aunque él se muriera de pena.
.....................................................................

Nota: el nombre de Himeko significa “niña princesa” (hime = princesa) por esa razón, algunos la apodan “princesa o princesita”.

35. Empiezan los celos y los malentendidos

Akira se había pasado la tarde del miércoles viendo partidos de futbol junto a Kamui, era muy incómodo, no podía decirse que su relación fuera muy buena, nunca había sido ni buena ni mala, Kamui era compañero de curso de Akira, esa era toda su relación a pesar de que los dos eran muy amigos de Nowaki entre ellos nunca había habido compañerismo ni camaradería. Cuando Nowaki vio que estaba perdiendo a su amigo, que este se había metido en aquella especie de secta que lo estaba transformando en otra persona pidió ayuda a Akira, para Nowaki, Akira era la persona más lista que conocía y seguro que algo se le ocurriría. Akira accedió a ayudarle pero no porque le importase Kamui, si no por Nowaki, porque sus ojos azules le miraban suplicantes y él no sabía decir que no a esa mirada, además la metomentodo de Akane ya había decidido ayudar a su manera, tampoco la unía nada a Kamui, solo Momoka y una extraña idea de que las mujeres debían ayudarse; así que Akira se resignó, no iba a dejar que esa inconsciente se metiera en algún problema.
Y ahora estaba cooperando con aquel chico que, debido a nuevas circunstancias, le parecía aún más orgulloso y prepotente que nunca. Escuchaba sus palabras explicándole las jugadas y prestaba toda su atención, que no le cayera bien no quería decir que no estuviese dispuesto a ayudar al equipo a vencer, no lo hacia por él, eso estaba claro, que tuviera un triunfo más como capitán de equipo no le interesaba lo más mínimo, lo hacía por sus compañeros, porque confiaban en él y… por Akane, porque ahora había organizado todo ese jaleo de las animadoras y quería… ¿Qué quería? Simplemente verla a ella sonreír satisfecha al pensar que su iniciativa había ayudado a aquellos chicos… o quizás era por participar en lo mismo que ella estaba participando… o a lo mejor era rabia, rabia de… ¿de qué?
Estaban en su casa, de vez en cuando su hermana pasaba y les observaba, luego se iba haciendo extraños ruiditos, Akira suponía que era la curiosidad y la emoción de que el famoso y popular Kaguya estuviese en su casa.
- Un descanso - dijo Akira parando uno de los videos y recostándose en el sofá - esta noche soñaré con pelotas y tíos en pantalón corto.
- ¿Crees que podrás hacer una estrategia con tampoco tiempo?
- Si, no hay problema. Mañana iré con vosotros al entrenamiento.
- ¿Estás seguro?
- Si… solo me queda veros "en directo". Reiji y Seiji son bastante buenos ¿no?
- Pero muy pendencieros, como ves, casi siempre nos amonestan o los expulsan.
- Ya… bueno, pues habrá que mantenerlos ocupados.
- Perdona Akira - dijo de improviso Chiharu - Creo que esto se lo dejó Akane el otro día - Le mostró una bolsa con los pocos bombones y chocolatinas que Kamui le había comprado a Akane.
- Si, son suyas, es extraño que se las dejara. Trae, mañana se las llevaré…. ¿No tienes nada que hacer?
- Está bien ya me voy… asqueroso.
Kamui observaba la bolsa de chocolatinas, Akira se dio cuenta y también de una pequeña sonrisilla que enmarcaba sus labios.
- Es la que le compraste tú.
- Sabía que le gustaban, lo que no sabía es…
- ¿El efecto que tienen en ella?
- Mas bien su forma de comer.
Akira sonrió con verdadera malicia.
- Eres algo pervertido ¿eh?
- ¿Qué te hace suponer eso?
- Tu cara al recordarlo… no te angusties, no eres el primero que ha pensado si todo lo que come lo saborea igual.
- ¿No estás siendo muy grosero?
- No, grosero sería si dijera lo…
- Mejor cállate tus opiniones.
- Bueeeeno… que carácter ¿sabes que eres muy pretencioso?
- ¿Te gusta Akane?
- ¿Qué te hace suponer eso?
- No se, cuando te veo con ella no puedo evitar pensarlo.
- ¿A ti te gusta?
- ¿Eso importa mucho?
- Francamente, no, era por hablar de algo.
- ¿Crees que le gusta al Kamizuru?
- Quien sabe, nadie sabe lo que piensa Shibi, creo que ni él mismo lo sabe.
Guardaron silencio, Akira le observó, allí, sentado a su lado, tan serio, con sus ojos fríos y su aire de autosuficiencia…el recuerdo del mordisco que tenía Akane en el cuello vino a su mente y entonces se imaginó a ese chico frío y prepotente poniendo sus labios en la piel suave y cálida de Akane… no le gustó, esa imagen no le gustó nada y fue en ese mismo momento cuando decidió que no iba a entregarle a Akane, no al menos sin luchar, Akane era su amiga, Akane era… alguien muy importante para él, aunque ella le odiase, aunque le tuviera rencor, no iba a dejar que ese chico que tenía delante se la llevase tan fácilmente.
"Empieza el juego" pensó "Akane es el premio, veremos si la consigues".

Entre unas cosas y otras, Akira no encontraba el momento para hablar con Karura, también quería hablar con Kyojin pero pasó la mañana del jueves sin conseguir ninguno de sus objetivos.
- Ya estoy en casa - saludó al regresar del instituto.
- ¡Akira! - oyó bramar a su madre -¡Ven inmediatamente a tu cuarto!
- Esto no pinta nada bien - dijo rascándose la cabeza.
- ¡Ahora mismo! - se la volvió a oír gritar.
- ¿Qué habré hecho?
- La has cagado, hermanito - dijo Chiharu sentada en el salón al verle - Te espera en tu habitación.
Akira tragó saliva y se dispuso a subir.
- ¿Tú adonde vas? - preguntó a su hermana al verla levantarse e ir detrás de él.
- ¿Tú crees que me lo voy a perder?
Al entrar en su habitación encontró a su madre plantada con los brazos en jarras.
- ¿Qué pasa? - casi le daba miedo preguntar.
- ¿Qué es esto? - dijo cogiendo una carpeta del escritorio.
- ¿El qué?
- ¡Esto! ¿Qué es esto? - furiosamente la abrió y sacó el dibujo hecho por Suo.
- Un… un dibujo.
- Ya se que es un dibujo pero ¿Qué significa?
- Pues… nada.
- ¡Hermano, como mola!
- Tú no mires que tienes una edad muy mala - La madre dio un paso amenazante hacia su hijo - ¿qué significa?
- Es solo un dibujo.
- ¿Y has posado para hacerlo? - preguntó Chiharu.
- ¡No!
- ¿Lo has hecho tú? - interrogó su madre.
- No, es de un compañero.
- Pero tú estás en él.
- Si, bueno, pero fue cosa de él, yo no se lo pedí.
- ¿Y por qué lo ha hecho?
- Era una prueba, quería hacer un dibujo de una foto… no tenía que haber dicho eso… - musitó.
- ¿Una foto? ¿Te besas con una chica y haces fotos?
- Que no, que no, que yo no me estaba besando que solo… hablábamos, es de los ensayos de teatro. Suo quería saber si podía modificar la foto.
- ¿Y dónde está esa foto? ¿Tú crees que soy tonta? ¿Quién es esta chica?
Chiharu se acercó a observarla.
- Es Akane, le faltan las gafas pero es Akane.
- ¿Akane? ¿La que pasó la otra noche aquí? Akira mírame a los ojos y dime…
- Mamá que Akane solo es una amiga, además que yo no le gusto.
- ¿Qué no le gustas? ¿Y por qué? ¿Qué tienes tú de malo?

Cuando Akira llegó al gimnasio para el habitual ensayo fue derecho a sentarse al lado de Akane.
- Hola Aki ¿Listo para el show?
- Hola. Esto… el domingo tienes que venir a comer a mi casa.
- ¿Quién? ¿yo? ¿el domingo? ¿y eso?
- Mi madre lo ha dicho.
- ¿Tu madre me invita a comer?
- No, no te invita, me obliga a llevarte. Tú no conoces a mi madre, si dice que el domingo comes en casa, tú el domingo comes en casa.
- ¿Tiene algo que ver ese repentino interés con que se haya enterado de que pasé la noche en tu casa?
- Pues algo tiene que ver.
- Pues sintiéndolo mucho vas a tener que disculparme pero es que el domingo me toca ir a casa de mi padre, no se si te he contado el jaleo que se forma allí.
- Pues insistirá en que vayas otro día.
- Ya me ha dado un obsequio por cuidarte, cosa que no tenía porqué hacer, no hace falta que me invite.
- No, si ese razonamiento ya lo he empleado yo.
- ¿Y qué?
- Que vayas.
- Espera… ¿no será que tu madre piensa que entre tú y yo hay algo? Algo más que amistad, se entiende ¿Es eso, verdad? ¿Y tú no la has sacado de su error?
- Créeme, ha sido todo muy complicado.
- Ya, muy complicado, demasiado para ti ¿no?
- Ya le dije que no hay nada entre nosotros y también que yo no te intereso para nada.
- ¿Y?
- Tú no crees mis explicaciones ¿verdad? Pues ella tampoco.
Kyojin y Ryuko les observaban.
- Pero ¿qué ha pasado? - preguntó al fin Ryuko a su compañero.
- La madre de Akira ha dicho que Akane tiene que ir a comer el domingo, que tiene que conocerla.
- Anda… pero que raro ¿no?
- No, porque piensa que es una chica mala que quiere quitarle a su niño.
- ¿De dónde ha sacado eso?
- De un dibujo de Suo, creo que le regaló una copia del dibujo de la foto que les hizo Sumire… y de su imaginación calenturienta de madre.
- Bueno las madres tienen un instinto muy desarrollado.
- Buenas tardes chicos - saludó entrando Genma, el profesor de música.
- Hombre Genma - le saludó Nowaki - como eres el profe de música pensé que solo ayudarías a los otros, por lo del recital.
- Pues ya ves Nowaki, para mi sois todos iguales.
- Pero nosotros somos más buena gente - dijo Kenshi.
- Yo no os juzgo, solo os asesoro. Bien ¿estáis todos? ¿Quiénes son los encargados?
- Nosotros - respondió Akane - éste y yo.
- Bien ¿tenéis algo previsto para hoy?
- Siempre empezamos con el baile del pato - dijo Genki - para perder la vergüenza.
- Una forma de humillarnos que tenemos - añadió Akira.
- Pues venga, demostrarme como os humilláis.
Cuando terminaron con su ritual, Genma sonrió.
- Si, muy humillante ¿y ahora?
- Bueno - habló Akane - Aquí mi socio y yo tenemos ya una obra en mente que parece ser interesante
- ¿Si? ¿Cuál? - se oyeron entre el rumor que se extendió.
- Perdonad - dijo Genma - ¿Sólo os parece interesante o ya la habéis decidido? Os lo digo porque sois los directores y si empezáis a dejar que esta panda tenga opinión nunca os decidiréis porque nunca se pondrán de acuerdo. Tenéis que decidirla vosotros, sin contar con ellos y lo que vosotros decidáis, lo tienen que acatar.
- Lógico - recapacitó Akira - Siempre habrá alguien que se queje, tenemos que mostrar autoridad - miró a Akane como buscando su apoyo y ésta hizo un pequeño ademán con la cabeza, fue ese simple gesto, exento de palabras, ese entenderse solo con la mirada algo que a Kamui le molestó sobremanera y confirmó que entre ellos había más complicidad de la que aparentemente demostraban - En fin, si - dijo muy decidido Akira - salvo causas mayores hemos decidido que ya sabemos que obra representaremos.
- ¿Cuál es? - gritó Kenshi - ¿No será Romeo y Julieta, no?
- Venga, va - apremiaba Nowaki - ¡Decirla ya!
- Eso está bien - replicó Genma - Cuanto antes se elija mejor, aunque no lo parezca hay mucho que preparar y no tanto tiempo.
- ¡Vamos soltarlo ya! - se quejaba Genki.
- Se trata de una obra de Shakespeare - habló Akane - Así que la condición de que sea un clásico la cumplimos.
- ¡Romeo y Julieta! - casi gritó Yuri - ¿Vamos a hacer esa?
- No - contestó Akane - siento desilusionaros pero no, no es tan conocida.
- Será "Sueño de una noche de verano" - añadió Akira.
Se extendieron rumores diversos, había quien ni había oído hablar de ella, quien había oído pero no le parecía bien y quien la conocía.
- A ver chicos - habló Genma. Guardad un poco de silencio. Ellos son los directores y los que tienen que sopesar los pros y los contras, la decisión es suya, bastante es que os comenten sus decisiones.
- ¿Tu que opinas Genma? - preguntó Momoka.
- La obra es buena, es un clásico, de Shakespeare nada menos, quizás algo difícil para unos aficionados, no os ofendáis pero no sois profesionales… pero está bien escogida, es una comedia romántica con hadas y duendes y romances y equívocos, si sabéis hacerlo bien podéis luciros bastante, sobretodo es estupenda para fantasear con decorados y vestuario y dejas salir vuestra creatividad.
- El problema que tenemos son los diálogos - comentó Akane - Son largos y rebuscados, dudamos que se puedan aprender fácilmente por más de uno y que el público que nos va a ver los entienda.
- Eso si, deberíais adaptarlos.
- Eso queríamos saber ¿podemos?
- Si, no hay problema, siempre y cuando respetéis la obra original, no cambiéis a los personajes, ni la trama y que se haga bien, vamos que la obra debe reconocerse. Hay muchas versiones de esta obra, deberíais informaros, os puede servir de ayuda. Pero vamos, si la vais a adaptar preguntar a la profesora Akemi, porque como profesora de Literatura, si hacéis una chapuza lo mismo os baja puntos.
- Pero ¿de que va? - preguntó de pronto Nowaki, pregunta que muchos estaban deseando hacer.
- ¿Y que más te da? - replicó Kamui - Ellos son los directores y ellos eligen, lo dijo Nanao, ellos son los primeros en querer que todo salga bien.
- ¿Y por qué nos pidieron nuestra opinión? - se quejó Yuri.
- Queríamos saber vuestras preferencias, para saber por donde empezar - contestó Akira - y ya las sabemos.
- Mira - añadió Karura - ellos son los directores y si eligen esa obra pues ya está, yo confío en ellos y su elección.
- Yo también - añadió Hizashi - Ni Akira, ni Akane han tenido nunca malas ideas.
- Lo que tenemos que demostrar - opinó Momoka - Es lo que dijo Nanao, que somos un gran equipo, que somos capaces de trabajar juntos por un bien común, que nos apoyamos.
- ¡Bien dicho Momito! - exclamó Genki - ¡Que bien hablas!
- ¡Vuelve a llamarme Momito y mueres! - le amenazó Momoka.
- Si yo les apoyo - intervino Nowaki - Siempre apoyaré a Akira y sus decisiones, es el más listo de todos pero quiero saber de que va la historia.
- Ah… claro - dijo Akane - A ver como os lo explicamos porque es algo… liosa.
- Liosa de explicar - aclaró Akira - La obra en si se entiende.
- Voy a explicarlo poniéndonos a nosotros como ejemplo, así creo que se entenderá.
- Tú y tus explicaciones - comentó Xu-Xu.
- Si, es que realmente es liosa de resumir, hay muchos personajes. Veréis como así lo entenderemos muy bien. La acción transcurre durante las celebraciones de la boda de Teseo e Hipólita, gente importante, pongamos Akira y yo.
- Esto no quiere decir que nosotros vayamos a hacer esos papeles.
- No, no. Bueno, luego hay dos chicos y dos chicas, pongamos Kamui, Momoka, Nowaki y Himeko ¿vale?
- ¿Por qué nosotros? - preguntó Nowaki.
- Para que lo entendáis mejor - respondió Akane - Bueno… el padre de Momoka quiere casarla con Nowaki pero Momoka está enamorada de Kamui.
- Este Kamui siempre en medio fastidiándomelo todo con Momoka - comentó Nowaki causando algunas risillas.
- Ya ves Nowaki… cosas de la vida - continuó Akane - El caso es que Kamui y Momoka deciden huir y se citan en un bosque de por allí. Himeko está enamorada de Nowaki pero este no le hace caso.
- Más tonto y no naces - dijo Kenshi dando un codazo a Nowaki.
- Nowaki solo piensa en Momoka, es de piñón fijo el pobre - continuaba Akane - Y Himeko, que conoce los planes de Kamui y Momoka se los cuenta a Nowaki esperando… ¡ya que se que esperaba! El caso es que se los cuenta. Nowaki va al bosque y Himeko le sigue pero él es muy borde y la trata mal.
- Eres un asqueroso Nowaki - volvió a darle otro codazo Kenshi.
- ¡Que no soy yo! ¿Verdad que no?
- Mientras, en el bosque - Akane decidió ignorarles - Un grupo de… gente del pueblo, digamos: Genki, Karasu, Kyojin, Shibi y alguno más, están ensayando una obra para representar en la bode de Akira y mía.
- Hay que añadir - habló Akira - que son un tanto… penosos.
- Y por otro lado en rey de las hadas… Kohaku, discute con la reina Karura… cosas de hadas. Enfadado, Kohaku le pide a un duende… esto… Kenshi, que busque una flor con la que hacer un líquido que poniéndolo en los ojos de una persona hace que se enamore de lo primero que vea al abrir los ojos ¿lo vais pillando?
- Si, creo que se entiende muy bien, continua, a mi me está divirtiendo - dijo Genma.
- Por una lado, Kenshi le unta esa cosa a Karura que al abrir los ojos lo primero que ve es a… Genki con una cabeza de asno… ahora no me preguntéis porqué tiene una cabeza de asno puesta, la tiene y punto… y se enamora de él. Y además Kohaku le dice a Kenshi que vierta el líquido en los ojos de un chico que ha visto despreciando a una chica, o sea, a Nowaki que trataba mal a Himeko, para que se enamore de ella. Se produce una confusión y Kenshi vierte el líquido en Kamui, que al despertar ve a Himeko y se enamora locamente. Tratando de arreglarlo se lía más la cosa porque se lo vierte a Nowaki que se enamora también se enamora de Himeko y bueno… el resto os lo imagináis, hay unos cuantos malentendidos y Bla, Bla, Bla. Kohaku consigue arreglar el entuerto y ellos lo recuerdan todo como un sueño y también deshace el hechizo de Karura. Pero ahí no acaba la historia porque nos casamos Akira y yo, Kamui y Momoka y Nowaki y Himeko y entonces Genki y su grupo de teatro espontáneo nos obsequian con la obra más absurda jamás vista y claro, esa obra, dentro de la obra, también hay que hacerla.
- En resumidas cuentas - concluyó Akira - Eso es de lo que va ¿Os habéis enterado de algo? Si no lo habéis echo, compraros el libro y leerlo.
- Nosotros - Akane se dirigió al profesor - Queríamos entregar unos diálogos que hemos seleccionado, que leyeran unas cositas para ver a que tipo de personajes se adaptan.
- Bien, me parece buena idea, yo me siento aquí y me queda calladito, todo vuestro.
- ¿Nos vais a hacer un casting? - preguntó Genki.
- Si, algo así.
- ¿Hay personajes para todos? - se preocupó Momoka.
- Si, incluso alguno nos sobra, alguien tendrá que hacer doblete. Estos son los algunos diálogos de la obra para ver como os desenvolvéis mejor. Tendremos en cuenta con que personajes os sentís más cómodos, pero se decidirá teniendo en cuenta todo, vuestra capacidad de interpretar, de transmitir… muchas variables. Primero os tendremos en cuenta individualmente y luego por parejas, para ver si existe "feeling" entre vosotros.
-Una última cosa - habló el profesor - Antes de que se me olvide. El sábado, después del partido, la directora ha organizado un pic-nic, me ha dicho que os lo diga.
- ¿Nos va a invitar?
- Ella solo pone los autocares y ha buscado el sitio, la comida la pondréis vosotros.
- Iremos todos ¿no? - Nowaki se puso muy emocionado - Porque todos vendréis a animarnos ¿verdad?
- Y a ver a las animadoras - añadió Karasu - Yo no me lo pierdo.
- ¡Vamos a ganar! ¡Vamos a ganar! ¡Si! - jaleaba Kenshi.
- Pero - interrumpió la emoción Hizashi - ¿También irá el resto del instituto?
- Ira quien quiera, pero solo si ganáis, si no hay victoria no hay celebración.
- Eso quiere decir que irán los de 3-1 - volvió a hablar Hizashi.
- Seguramente.
- ¿No va a ser muy arriesgado? - preguntó esta vez Kohaku.
- Confiamos en vosotros y en que sepáis mantener vuestras rencillas guardadas.
- ¿Y eso se lo ha dicho a ellos? - interrogó Karura.
- Ellos también están advertidos.
Sumire miraba entusiasmada a Akira que repasaba con Akane los diálogos que iban a entregar.
- Chica - le dijo Xu-Xu zarandeándola - ¡Baja de las nubes!
- ¿Habéis visto lo interesante que se ve a Akira cuando se pone serio?
- ¡Madre mía! - exclamó Jisei - Tú estás muy enferma.
- Si que estás rara desde el otro día - confirmó Xu-Xu.
- ¡Ay! - suspiró - ¡Qué pena! ¡Qué penita!
- Si, es una pena que siendo tan joven estés ya tan trastornada - habló Jisei.
- Será la primavera, pero tengo una tontería encima que ni os cuento… ¿Quién será la chica de la que habla en las cartas?
- ¿Vamos a volver otra vez con eso? - gruñó Jisei - Porque me estoy hartando, me estoy hartando mucho.
- ¿Por qué no se lo preguntas a él directamente? - sugirió Xu-Xu.
- ¿Qué dices? ¿Y decirle que he cotilleado su ordenador?
- Me refiero a la canción, podías preguntarle.
- ¿Se puede saber que estáis tramando? - se unió Akane a la conversación.
- No preguntes - respondió Jisei - No te gustaría la respuesta.
- ¿A que no sabéis una cosa? La madre de Akira me ha invitado a comer.
- ¡Ala! ¡Cómo si fueras su novia o algo así! - exclamó Sumire.
- ¿Para agradecerte lo de cuidarle? - sonrió Jisei.
- Yo creo que es para examinarme, para mí que se ha mosqueado y quiere averiguar que pretendo hacerle a su hijo.
- Pues a ver como te las apañas - la sonrisa de Jisei se hizo muy maliciosa - como se entere tu suegra se puede mosquear.
- ¿Tu suegra? - se alarmó Sumire.
- Claro, la madre de Kamui, que hasta le presta ropa y todo.
- Olvidarme… olvidarme… hacerme un favor y olvidarme - dijo Akane marchándose.
Jisei y Xu-Xu rompieron a reír muy divertidas, Sumire no estaba muy segura de entender del todo de que se reían.
Y el tiempo pasó más rápido de lo que Akira deseaba y continuaba sin poder hablar ni con Karura, Kyojin o Akane.

De nuevo Sumire se encontró bajando del autocar que les había llevado al campo de futbol. Esta vez había muchísima gente y también mucho nerviosismo y emoción que se notaba claramente en el ambiente.
- ¡Qué nervios! ¡Qué nervios! - repetía Sumire continuamente.
- Creo que me va a dar algo - decía Xu-Xu - Nunca he hecho algo así.
- Yo me voy a morir de vergüenza - añadía Jisei - ¿Os habéis probado el uniforme que se le ha ocurrido a Yuri?
- Yo he tenido que arreglarme el top - explicaba Akane - Me quedaba demasiado ajustado, Yuri se ha pasado con eso de la provocación.
- No, es que no encontró de tu talla - se rió Jisei.
- ¿Y de la suya si? Porque no quiero ni imaginarme lo que puede pasar si le queda como me quedaba a mí… lo mismo nos censuran.
- ¿Así que al final vas a actuar y todo? - preguntó Ryuko.
- Solo un poco, a ver, después de liarlo todo no iba a escabullirme así como así - contestó Akane.
- Ya verás que pinta tenemos - comentó Xu-Xu.
- Yo me voy a morir de vergüenza - repetía Jisei.
- ¿Qué chicas, todo listo? - preguntó Kenshi bastante alterado.
- ¿Y tu? - le dijo Xu-Xu - ¿Tú estás listo?
- Yo estoy meándome patas debajo de los nervios.
- ¡Nowaki! - gritó Akane - ¿Y tu hermana? ¿No nos habrá dejado plantadas?
- No, está con mis padres, no te preocupes.
- ¿También se ha apuntado Minako? - se interesó Ryuko - ¿No es muy pequeña?
- Pero tiene muy buenas… "dotes" - rió Xu-Xu.
- Lo mismo cuando sus padres la vean, nos matan - añadió Jisei.
- Akane - Kamui se había acercado a ella - Mis padres quieren saludarte.
- ¿Han venido tus padres? - exclamó Jisei - ¡Madre mía Akane que apuro vas a pasar!
- Tú cállate que también han venido los profesores… Voy a saludar a los padres de Kamui, ahora vuelvo.
- Yo me voy a morir de vergüenza - seguía quejándose Jisei.
Miraron a Akane mientras se acercaba a los padres de Kamui y charlaba con ellos.
- ¿Habéis visto a Akane? - se acercó esta vez a ellas Akira.
- Es que su madre quiere hablar con ella - explicó Kyojin.
- Pues tiene que esperar turno, no te preocupes, ahora se lo decimos - habló Ryuko.
- Vale, mira, estamos allí - Akira señaló hacia donde estaban sus padres y su hermana - Dile que es importante.
- Si, si, ven con ellos, tranquilo… Esto se está poniendo gracioso - dijo Ryuko al irse Akira.
Akane regresó.
- ¿Qué te han dicho tus suegros? - le preguntó Jisei.
- Que te vayas al… ¡que me dejes! Querían desearme suerte, Kamui les ha dicho que yo he organizado lo de las animadoras.
- Es para que vean que su futura nuera es una chica con iniciativa - se burló Jisei - Pues cuando te vean se van a quedar de piedra.
- Por cierto - intervino Ryuko - Akira te espera allí con sus padres, su madre también quiere hablar contigo y por lo visto es importante.
- ¿También han venido? ¿Pero que les pasa a los padres últimamente?
Akane se dirigió hacia ellos.
- Esta vida social va a acabar con ella - se rió Xu-Xu.
Jisei, Xu-Xu, Sumire y Ryuko no paraban de bromear sobre ella y reírse.
- Bueno, así que gusta, que estéis alegres - dijo Shibi.
- ¡Shibi! ¡Has venido! - gritó Sumire
- ¿Acaso pensabas que me lo iba a perder?
- Estaba yo pensando - reflexionó Sumire - que esos dos han venido "Akane, Akane" y ni nos han saludado ¿serán bordes?
- Mujer no se lo tomes a mal - habló Jisei - Sienten demasiada presión, piensa que sus madres están examinando a su futura prometida, eso debe estresar.
Y se volvieron a reír.
Al cabo de un rato, Akane regresó.
- Hola Shibi, que bueno que al final hayas podido venir.
- ¡Eh, chicas! - se oyó gritar a Yuri - ¡Ya estamos aquí!
- ¿Estamos listas? - dijo Momoka.
- Si jefa, listas - respondió Xu-Xu.
- Pues vamos entrando que nos tenemos que cambiar.
- He traído un maquillaje divino - decía Yuri - Ya veréis ¡vamos a romper con todo!
- ¿Te has dado cuenta, Akane? - decía Jisei con voz baja pero con malicia - Cuatro padres van a estar observándote.
- ¿Y tu te has dado cuenta de que ha venido Inari? A lo mejor se da cuenta de que no somos tan niñas como piensa…
Si las miradas matasen, Akane estaría de cuerpo presente.
En el vestuario de chicos, estos escuchaban los últimos consejos de Akira.
- ¿Os ha quedado claro? Jugad como sabéis, dejad la defensa en manos de Seiji y Reiji ¿vosotros lo habéis comprendido? No provoquéis ninguna falta, no podemos permitirnos que os expulsen.
- Esta bien tío, esta bien, sin bromas, entendido - gruñó uno de ellos.
- Kenshi sabes a quien tienes que vigilar, pégate a su culo y no le pierdas por nada. Kamui, como capitán, di tú unas palabras de ánimo.
Shibi, Kyojin y Ryuko se sentaron al lado de Himeko, Hizashi, Kohaku, Karasu y Karura. Al rato aparecieron Suo y Genki,
- Esto está muy emocionante ¿verdad? - dijo Genki - ¡Hoy van a demostrar lo que es tener fuego en las venas!
- ¿Y Sumire? - se interesó Suo - ¿No ha venido?
- Está allí, a pie de campo, tiene que hacer buenas fotos - respondió Kyojin.
- Después vais a ir al pic-nic ¿no Kohaku? - preguntó Genki.
- Recuerda que solo hay pic-nic si ganamos - contestó el chico.
- ¡Pero es que vamos a ganar! ¡Recordad que tenemos el fuego dentro de nosotros!
- Si vale Genki - habló Hizashi - Anda siéntate y relájate un poco.
- Mirad - dijo Ryuko - Ya salen los jugadores.
- Nowaki, suerte - susurró Himeko en voz baja.
- ¿No os habéis dado cuenta de quienes están por detrás de nosotros? - comentó Shibi.
Karasu se giró. Unos asientos más atrás estaban sentadas varias personas: Taro, el primo de Kamui; a su lado un chico rubio de rostro angelical y ojos azules; otro, bajito, castaño de ojos grisáceos; una chica morena de pelo por debajo de la nuca, cortado de forma recta y flequillo también recto y ojos azules; y un chico alto, con el pelo castaño, casi rapado, que lucía varios piercing en las orejas y otro en el labio inferior, todos ellos componentes de la clase de 3-1.
- ¡Mierda! Taro, Deisuke, Takumi, Kanna y Nagato ¿Qué habrán venido a hacer esos?
- Ignórales Karasu - le advirtió Kohaku.
- Seguro que no están tramando nada bueno - refunfuñó Karasu.
En el banquillo, mientras calentaban los jugadores, Akira, sentado y cabizbajo, encendió un cigarro mientras se preguntaba como terminaría todo aquello.
- ¿Así que eres el entrenador, Shikamoto? - le dijo una voz masculina.
Akira no levantó la vista, sabia muy bien quien le hablaba.
- ¿A que debemos en honor de tu visita, Yakushi?
- Soy el fisioterapeuta… el masajista ¿no lo sabías? - se sentó a su lado Seishiro, luciendo su habitual e hipócrita sonrisa - Me he ofrecido voluntario, nunca se sabe lo que puede pasar, siempre hay torceduras.
- ¿Lo sabe Nowaki?
- Si, se les ha avisado a todos.
- Pues mantente alejado todo lo que puedas, ya sabes que se pone muy nervioso, lo digo por tu bien.
- Tranquilo, procuraré no perturbar al rubio hiperactivo que tanto os importa.
- ¡Ya salen las animadoras! - se oyó gritar - ¡Tenéis que ver esto!